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SAN PABLO Y N[JESTRA PEDAGOGIA GONZALO ALVAREZ, Pbro. 1=1 A Y una gr,an oant!dad de articulos de revista y libr.os que lle- van un tttulo mas 0 menos como este:. el pensamlentoX en ta] personaje. Con el espiritu analitico que nos caracteriza hoy fraccionamos los grandes temas y las figuras pr6ce1'es dei pensamiento para 50- meterlos a nuest1'a obse1'vaci6n minuciosa. Esto enc:er1'a el pelig1'o de destruir /h a1'111onia vital deI C011- jllllto y dejarnos fragmentos nme1'tos entre las manos. No es mi intento én est,as paginas ellt1'esacar el pensamiento pedag6g-ico de San Pabio, Seria una lamentable equivocaci6n. Por_ que San Pablo no tuvo "pensam,l:e11tos". Era un sel" profundamente tmitario, sintético, antipoda de nuestra fragmentad6n. En la mas profundo de su 'a1ma residia una sola idea, Cristo, que irradiaba 1uz y .c.aior en todas las manifestacÏones de su vida. Todo el sel' de San Pabloestaba coma empapado, abso1'to en Cristo. Prec1samente esa totalidad intima es la base de su grandeza y el centro màs vivo de su peclagogia. San Pablo 110 es pedagogo 3Jdemas de otras cosàs; es, ante todo y sobre todo, ApostoI de Jesllcristo. pOl' la gracia de Dios; y por eso, y en eso, esencialmenteeclucador. Nuestra pedagogia actual peca aIgo de tecnicismo. Estamos c.xaltando la!, pr·ocedimientos de laboratorio, quizas en perjuicio de 10 que es -el alma de toda educacion. Haoe ya muchos arios que grandes pedagogos hicieron c.ons.tar su alarma frente ;a este olvido de 10 principal. 'N os apartamosinsensiblemente de l ideal y nos sumergimos en la técnica ps:coI6gico-pedag6gica. Sin embargo, 110 es posib1e 01- vidar, en buena pedagogia, que el primer elemento de eclucacion es el icleal. Quien Iogre infunc1irlo, la ha conseguido todo. Tampoco poclemos irnos al ·extremo contrario, el desprecio de la pedagogla cientifica. Debemos reCOl1ocer que nos es impresdn- dible. Pero tamb:én neccsitamos comprender qu-e nos sera inutil si no la utilizamosestrictamente como puro medIo.

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SAN PABLO Y N[JESTRA PEDAGOGIA

GONZALO ALVAREZ, Pbro.

1=1 A Y una gr,an oant!dad de articulos de revista y libr.os que lle­van un tttulo mas 0 menos como este:. el pensamlentoX en

ta] personaje. Con el espiritu analitico que nos caracteriza hoy fraccionamos

los grandes temas y las figuras pr6ce1'es dei pensamiento para 50-

meterlos a nuest1'a obse1'vaci6n minuciosa. Esto enc:er1'a el pelig1'o de destruir /h a1'111onia vital deI C011-

jllllto y dejarnos fragmentos nme1'tos entre las manos. No es mi intento én est,as paginas ellt1'esacar el pensamiento

pedag6g-ico de San Pabio, Seria una lamentable equivocaci6n. Por_ que San Pablo no tuvo "pensam,l:e11tos". Era un sel" profundamente tmitario, sintético, antipoda de nuestra fragmentad6n.

En la mas profundo de su 'a1ma residia una sola idea, Cristo, que irradiaba 1uz y .c.aior en todas las manifestacÏones de su vida.

Todo el sel' de San Pabloestaba coma empapado, abso1'to en Cristo.

Prec1samente esa totalidad intima es la base de su grandeza y el centro màs vivo de su peclagogia.

San Pablo 110 es pedagogo 3Jdemas de otras cosàs; es, ante todo y sobre todo, ApostoI de Jesllcristo. pOl' la gracia de Dios; y por eso, y en eso, esencialmenteeclucador.

Nuestra pedagogia actual peca aIgo de tecnicismo. Estamos c.xaltando la!, pr·ocedimientos de laboratorio, quizas en perjuicio de 10 que es -el alma de toda educacion.

Haœ ya muchos arios que grandes pedagogos hicieron c.ons.tar su alarma frente ;a este olvido de 10 principal.

'N os apartamosinsensiblemente de l ideal y nos sumergimos en la técnica ps:coI6gico-pedag6gica. Sin embargo, 110 es posib1e 01-

vidar, en buena pedagogia, que el primer elemento de eclucacion es el icleal. Quien Iogre infunc1irlo, la ha conseguido todo.

Tampoco poclemos irnos al ·extremo contrario, el desprecio de la pedagogla cientifica. Debemos reCOl1ocer que nos es impresdn­dible.

Pero tamb:én neccsitamos comprender qu-e nos sera inutil si no la utilizamosestrictamente como puro medIo.

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36 GONZALO ALVAREZ, PBRO.

San Pablo, a quien se ha llamado "èl gran educador de Or.es'­dente" J puede ensefiarnos mucho en este terreno.

No conoda nuestria moderna psicologia experimental ni utili­zab a los productos de precision de nuestros laboratorios.

Pero, en cambio, era un gran conoe:edor deI hombre. Estaba en contacto con la verdad divina y la poseia. Sobre todo, le ardia en el a' ma, con luz excelsa, un poderoso ideal.

Todo esto le convirtio en el gran pedagogo deI mundo rlespués de Cristo.

Todavia 10 es para cuantos se ponen en intimo contacto con sus escritos.

Dos valores pedagogicos deseo subrayar 'en estas paginas. Dos valores que, por otra parte, estan bien' patentes ,a todo el que abre con am or los escritos deI ApostoI.

Me refiero a la "perjonalidad" dei educador y al "ideal". En realidad no son dos cosas distintas mas que ennuestra con­

cepcion. En la vida se funden. No hay personalidad educadora que no 10 sea gracias a Un' gran ideal. Y la fuerza de unideal no cabe dentro de todas las aImas. '

La importancia de I.a personalidad en el educador es evidente para todos. Es decisivo para un hombre encontraren su camino un verdadero "maestro". '

La explicadon ,nos la da, quizas, la fuerza que el ideal adquiere 'aI encarnarse en la vida de un îndividuo.

La imagen deI ideal es seductora, s'0bre todo, cuando se pre­senta centelleante de energias bajo un vestido de carne asequible.

Solamente una personalidad sabrâ encontrar el verdadero sen­tido de la eduoacion infundiendo el ideal que ella misma lleva dentro y convirtiendo aSlla formacion en un proc.eso interno, vital. Porque la educacion no es meter a presion en eI alma, sino des­arroll0 orgânico. No se impone pOl' fuerza mecanica, como tam­poco se impone la'vida; ttn:camente se ayuda a vivir.

El hombre no es un ser meramente pasivo. Noes una, maquina a la que se pone en marcha oartificialmente, para producir determi­nadas operaciones.

Es, ante todo, un ser vivo que siente y piensa y obra y am!!. El educador no debe sel' mâs que un inteligente colaborador de la vida, que sepa infundir la los hombres aquellos principios fecundos q,uehan desarrollado las grandes posibilidades humanas.

,Y esto es 1'0 que no puede realizar cualquiera, aunque disponga de programas 'perfectos y espléndidos edificios. '

El primer postulado de toda labor educadora es un hombre. Un hombre, como di ce el gran Obispo y pedagogo americano

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SPALDING) "penetrado del pode'r de educaci6n y que sien ta en si 'un verdadero instinto para de jar obrar e~te poder sobre aquellos que le estém confiados".

San Pablo sintiô ese instinto con la fuerza que permite vis­lumbrar su patética expresiôn dirigida a los galatas (IV -19) : "Hijos mios) por qu;enes sufro de nuevo dolores de parto hasta ver a Cristo form,ado en vosotros."

Su figura es de es as pocas que abren una huella intima y lumi­nOsa en la conciencia de la Humanidad.

Una huella que, al repasarla a travésde los siglos, pone en el alma semi1las de generosidad y hace florecer el c.orazôn en anhelos.

Su personalidad, ru da y grandi osa, se vuelca en elestilo de sus cartas, de bellez,a relampagueante y subita, SAN JERONIMO decia que al leer a San Pablo le pareciaescuchar truenos y no palabras.

Su estilo "cautivo y atormentado" bajo la densa plenitud de sus ideas, es el mejor retrato de su alma, que empunaba vigorosamente al cuerpo y le ob:igaba a servir gozoso e infatigable al Evangelio.

Er,a un ingenio profundo. Un espiritu hecho a propôsito para hundirse en la contemplaciôn de 10 divino. Antes de que su alma de buen fariseo se abriera a la fe, suspiraba por la perfecci6n lega1. Pero en contradicciôn con este deseo experimentaba una vehemente Jucha intestina entre el bien yel mal. '

Con el mismo ardor se entregô luego a J esucristo. Aquel hombre indomable y aud.az, de voluntad fén'ea y apa­

sionada e inteligenc:a prodigiosa, que abarcaba en intuiciones ra­pidas infinitos mundos de exuberancia nunca sofiada, habia sido predestinadopor Dios para educar al mundo en la fe de Jesucristo y dotado de todas las cualidades, necesarias para esta enipresa.

, Seria yanG empeno querer encerrar a San Pablo en una des­cripciôn. Es preciso contemphr su alma viva en sus mismos es­critos. Es necesario extasiarse ante esas expresiones que revientan de plenitud, incapaces de soportar el peso del pensamiento. Asi es el alma de fuego deI Apôstol encerrada en un cuerpo enfermo.

Hombre hecho para mandar, su vida ésta llena de arranques autoritarios y gestos de dictador. Se habia entregado totalmente al servicio de J esucristo y 10 exigia todo para su Rey.

No conoda el temor ni la cobardia. Habia desafiado cien veces las iras de sus enemigos y los peligros de toda suerte que ame­nazaron, sin .cesar, su existencia.

Pero no era ,duro ni ir.soportab1e. Era el corazôn mas seme­jante al de Cristo, segun SAN JUAN CR1SÔSTOMO. Un gran coraz6n que tenia el don de la simpatia, como observa el Cardenal NEWMAN.

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.38 GONZALO ALVAREZ, PBRO.

Despertaba atm mas amor que admiraci6n en torno~ suyo. Sa­bia descender de la elevada cumbre de sus grandes ideas y sus tras­cendentales preocupaciones para ocuparse de las pequenas alegrias y pesares de sus hijos. Trabajaba al lado de los humildes, olvidado de su vocaciém y de su genio, a fin de poder sel' mejor cOlnprendi{lo pOl' e1los.

Da consejos maternales a su discipulo Timoteo para que -cuide su salud.

Su coraz6n sufre cl1'ando tiene que apartarse de sus hi josy riega con lâgrimas los abrazos de sus ne6fitos.

Ama tiernamente y siente necesiclad de sel' amado: Vosotrds dice a los corintios, « èstâis dentro de 11'ti cora.zôn en la vl:day e'n la 11'.u.erte. Dadil'le tambiéu wn lugar en el vuestro" (II Cor. VI, 11-13)· ,

Como dice HOLZNER en su vida deI Ap6stol, « San P(1Jblo no era ningûn asceta dU4'O com,o c~tero) sino un, hombre sang'nî'lleo qUé tenia necesidad de ùtterés y sim,paHa hU:111ana".

La dura experienciarde la oposici6n entre el espiritu y la carne, entre los preceptos de la ley y la debilidad' de la naturaleza le hi­deron compasivo con la 'fragilielél'd de sus herman:os.

Pero fué siempre inflexible ante el vicio. Lo castig6 con mano de hierro. Basten como ejemplos de su postura trente al pecado su conducta con el corintio incestuoso y sus palabras a Timoteo: " .,. alg'wnos naufragaron en la fe; entre ellos) Himeneo y AlejG'fl­dro) li quienes entre.gué a Satmtâs para que a,prendan a no blasfl!-mar" (II Tim. I, 19). -

No era uno de es os que conclesc.ienden pOl' temor a disgustar. Querla que todos ajustasen su conducta con el Evangelio. No to_

·Iemba las ambigüedades. No oprimia las concienciasco11. manclamientos inutiles, pero

exigia que las obras de los hijos de Dios se acomodasen al espiritu de filiaci6n récibido en el bautismo.

Perosabia exigirlos:" Tenia el don de la simP(1Jtia." Sabi'a des- . pertarla en' los clemas. Era un hombre que conoela a los hombres y no despreciaba 11.ingùn resorte hui11ano que pucliel'a abrirIe las puertas de la confi:anza. Léanse sus discursos y sus epistolas, y se veta en segtlida c6mo captaba las cil'cunstancias y las aprovechaba. El discursode defensa ante el l'ey Agripa, pOl' ejemplo, es un modelo de diplomacia.

Vale l'a pen a de que mecl'itemos sobre esto. De los hombres se puedec011.seguil' cuanto se quiera con tal de que se sepa tratar a los Hombres. Debel'iamos los educadores aprel1der con mâs -interés el compol'tamiento humano, ~ Acaso tCl1emos derecho a despreciar

Il!

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ninguno de los medios Jîdtos que Dios ha creado paria llegar al corazon de nuestros hermanos y ,conquistarlos para Cristo?

~ Y cua.! fué la raiz d~ su personalidad? Es c.ierto que Dios le habia dotado de una psicologia espléndida. Pero, sobre todo, es que San Piablo crae! hombre de 10 absoluto. Y después deI feliz encuentro de Damasco .fué un "cristia,no". Fué el hombre de Cristo. Fué el ApostoI.

La vida tenla desde entoncespara San Pablo un uni co sentido: servir al Evangelio. Estal' toda orientada hacia Cristo. Sin peque­nas lambidones. El unic6 valor que contaba para San Pablo era Cristo. Es decir, San Pablo vivia de un Ideal y para un Ideal. No hay personalidad posible sin ideal. La personalidad se adquiere, se educa. Y el hombre es incapaz de eduoacion si carece de ideal.

"No ha progresado el mundo) dijo WELLS) por' 10 que esta ès­crito en (os manu ales de sociologf,a. El mundo ha prog1'esado sienfr pre persigu.iendo uJopfa.s."

No sé de quién son estas palabras verdaderas que encontl'é en un libro de DE HOVRE: "La ciencia del poder en âvtlizaci6n es 1,0'. ciencia, de la pasi6n POl' el idèal. Y la pasi6n por e'l ideal es la pasi6n por el perfeccÏ0.1W111ùnto."

Esta pasion pOl' el ideal es el unico rasgo que debe predominar en la armonla psiquka dél eduoador flotando sobre la grandeza de corazon y' la fortaleza de caractel·.

Solo sabra educar quien tenga esta pasion pOl' el perfecciona­miento. El que sufm, como el Apostol Pablo, "dolores de parto" hast,a ver a Cristo fOrlnado en los corazones de quienes le estân conf1ados. '

"Pero lai vida1iLOderna) dice FOERSTER) es 1),na espmttable ido­la.tria en q'/ie) dia POl' dîa)1tu.evos idolos '1'eemplazan a los antiguos,' en qtte se piC'rrde toda jerewqtûcd severa. y supel'1'or de los b1;enes :vlk los valores de la vida. "

Hay un vaivén constante de valores inestables. Todo cambia, todo es relativo. "N ecesita1'ltos) dice también FOERSTER) uJn idea.l èducativo clara) seguro y universal) q'ue satisfa.ga las e%tgenciœs de la 'vida) asegure a todas las ftterzas deI ·ail!111a su legUùno' puesto y a todos los peUgros de la htm~al1)al ttaturaleza eldontrapeso ne­ce safl'Î o. "

Es~ ideal la constituye la verdad inmutable y solo puede dar­noslo en la tierra un sel' que tellga su cabeza hundicla en la et,er.­llidad.

Solo la Iglesia Catolica, que posee la verdad y la vida divii1~s, puede dispehsar una ver,dadera eclucacion. S610 ella posee el ideal

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GONZALO ALVAREZ, t'BRO.

capaz de oriental' totalmentea lia Humanidad, "poniendo 10 eSe'f/,­cial en el centro y fijando S'US' Nmites a lo a'CC'esorio".

Si el alma. ùde1 educadorno esta adherida a la absoluto, a 10 eterno, que es la uni co capaz de paner paz y jemrquia en nuestro interior y fuerza indomable en Tluestra conduc.ta, es logico'que sea victima de esa "espantablè idolatrîa" de loscaprichos pedagogicos.

Ya hàce anos que se oyerçm quej as autorizadas contra la anar­quia pedag6gica' ·actual. La sobrevaloraci6n de la técnica peda­g6g'ca nos ha hecho olvidar el destino deI hombre.'

Hemos llegado a ~er los grandes desmnocidos. La pedagogia moderna ha terminado pOl' ignorar al hombre a fuerza de dirigir exc1usiv·amente hacia ,él sus miradas, porque nuestro destino hay que buscarlo fuera de 11osotros mismos.

Los modernos fi:6sofos y psic.6logos han despedazado al hom­bre y luegonos han descubierto sus fragmentos. Asi el hombre llb:do dé Freud, el hohlbre sentimental de Rouseau, el hombreeco-n6m:co de Marx, etè. '

La vercÎadera idea comprensiva de la vida humana es patrimo­nio ,d e la, Iglesia.

Sin una concepci6n total de la vida no hay pedagogia posible. y sin Cristo el hombre se desconoce. Es un ~'arrojado", un

'angustiado. En Cristo ha encontrado el hombre la norma y el porqué de su conduda. Por eso la aparici6n deI cristianismo es el mayor acontecimiento de la pedagogia, porque s6lo él posee Jas verdades fundamentalesde la ciencia deI hombre.

Cristo solucion6 todas las dificultades. Desde que ,él lapareci6 sobre la tierra no existe en eHa n:ngun problema trascendental in­soluble. S610 un verdadero problema queda sin resolver : el de nues-­tra adhesi6n cordial a Cristo.

Esto 10 sabia mamvi110samente San Pablo hace ya veinte si­glos. Y en esa verdad radicaba la fueq:a decisiva de su pedagogia.

El progreso de nuestros veinte siglos ha conseguido que nos­_ otros la olvidemos. Pero sin el retorno ~ esta vieja verdad-, llues­tra acci6n en el mundo sera estirilidad y derrota.

N aturalmente, un educador cat6lico nocomete esos errores radicales en la interpretaci6n deI destina humano. Mas 0 menas bien sabemosen teoria que nuestra existencia no tiene otra sentido que el que le es. dado por nuestra fe en Cristo.

Pero, d acaso realizamos siempre esta teoria? dJ;-J'o es cierio que muchas veces la pasi6n del perlfec.cionamiento

y la inquietud por formar a Cristo son la cosa mas extrana a nues­tra vida?

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, ~ Por qué, si no, en nuestros centros de educaciôn, en toda labor educadora, la acoesorio ocupa con tanta frecuencia el primer pIano de las preocupacones pedagôgicas, mientras 10 esencial que­da ca si descartado 0 por 10 menos semiolvidado en un fondo de apatia?

Hoy las aImas sôlo se pondr<ln en marcha con el' impulso de las id~as tota.itarias. Estamos cal1sados de tanta fragmentaciôn. Sôlo las orientaciones totales de l.a vida podrim elevar al mundo.

Pero los educadores seguimos un camino contrario. Conser­vamos celosamente nuestro sisteh1a de pocos het~rogéneos. Exigi­mosun poco de disciplina y otro poco de sinceridad; unas décimas de p~edad y algunos gram os de educaciôn fisica,etc. Nada capaz de absorber la vida ent::ra deI hombre.

Y, sin embargo, educar es algo muy distinto. Es dade a nues­tro tiempo estJo de eternidad. Yeso no se conseguira con proce­dimientos hem~opaticos:

Cristo, de qUlen San Pablo es èopia viv,a, es el gr an modelo. Fué el mayor esclavo deI Ideal que ha existido jamas. Su vida es­tuvo presidida pOl' un solo gran pensamiento. Estaba arra~gado en los valores absolutos. Unicamente pOl' eso es explicable sU Encar­naciôn, la paz de Nazareth, toda su vida.

En un ambiente incomprensivo u hostil, Jesus vive con· toda calma, puestos sus ojos en la gloria deI Padre pOl' la Redendon deI mundo.

N uestra personalidad no puede fqrmarsemas· que con el res­plandor de CLSto, modelo y vida. "No nos conoCémos a nosotros mismos} di ce PASCAL} s:no por Cristo. Fuem de Cristo} no sabé­mos la que es nuestya vida} ni ta que es mlestra muerte} ni lo que es Dios} ni 10 que nosotros somas."·

La Iglesia catôlica no comenzô a existir pOl' una teoria especu~ lativa, 5"110 pOl' uua persona, pOl' el Hombre-Dios, que se llamô a SI mismo camino, ver,dad y vida, y apareciô como Ideal tangible en­tre nosotros.

Y en esteprograma vivo que es Jesus esta en sintesis toda la pedagogia catôlica, que no es teoria, como las modernas, sino que arraiga en las inconmovibles verdades deI dogma.

'Poreso no puede ser en primer lugar un "método" en el sen­tido de los modernos, sino, ante todo, un ambiente espiritual, una vida.

Y precisamente porque la pedagogia catôlka arranca de! dog­ma inmutable es esencialmente tradicionalista. El educador cat6-lieo no puede romper con el pasado. No puede independizarse de la tradicion sin condenarse a la esterilidad.

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41 GONZALO ALVAREZ, PBRO.

No debe ser un innovador, sino un busoador de nuevos cauces por los que la corriente tra.dicionaillegue con eficacia a los hqmbres del presente. Pero tampoco puede aferrarse indistintamente a todQ 10 que nos brinda la herencia. .

La tradid6n es, pOl' esericia, un sistema labierto, un contenido en marcha. Tradici6n no puedeequivaler a estancamiento, por­que 10 inmutable hà de acomodarse siempre, de un modo vivo, a la viva sociedad. A lias circ.unstancias ,de tiempo y de lugar y al espiritu de cada épocahist6rica.

Es un hecho que el mundo actual va saliendo aceleradamente de su quido moral. Las causas de este desquiciamiento son mul­tiples. 0 quizas tl11ia sola, que ha extendido su influjo c1urante siglos, desde que la cultura moderna arranc6 al hombre de su am­blente espiritualista para desorientarlo pOl' el mundo de la materia, pasando par todas estas flatales etapas de la Humanidad protes­tantismo, revoluci6n franoesa, filosoflas modernas, fruto de aquel primer rompimiento con la tradici6n, y a un tiernpo grandes im­pulsas en esta marcha hacia una cultura plenamellte pagana.

A todas haras olmos lamentaciones. Hasta los pueblos mas puros en sus costu111bres y mas alej<)Jdos de esta gran corriente étni­ca avanzan rapidamente en la misma clirecci6n.

No hay en el siglo xx muralla de acero bastante fuerte para contener la immdacion de las ideas y de las oCostumbres, que salta de unas na·ciones a atras pOl' misterioso contagio. Ideas y cos­tumbres son hoy patrimonio de todos.

Ni podemos ni debemos cerrar nuestros ojos ante esa realidad. Es preciso abri rIos ser,enamente frente a ella y tratar de clarle una solucion inteligente. Respuestas dei pasado no sirven para el gDan interrogante deI presente s610 pOl' ser soluciones experimentadas en otros tiempos.

Vivimos muy c.omodamente insta1a,dosen el pasado y nos fa­tigamos muy poco por encontrar la respuesta ad~cuiada. Insistimos demasiadoen 10 accidentaI, que ha cambiado muchas veces a tra­vés de la Historia y esta condenado a ir dando vue1tas con la evoll1ci6n de la sociedad. Entre tanto, descuidamos 10 eterno, 10 in<::ünmovible.

~No es· verdad que hablamos mucho mas de Moral que de Dogma?

y dentro de la Moral tampoco guardamos jerarquila. Tene­mos tanta afici6n a las costumbres heredadas, que quisiéramos verlas petrificac!as para siel11pre. 01vidamos la observacion elemen­ta! de que 10 que para l1uestros antepasados fué excelente, con ·fre­cuencia se convi·ert'e para nosotr05 en formula muerta, en algo

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perfectamente inutil, pOl' laes'enci.a misma de esta sociedad en que • •• • • r '. 1 , •

V1Vlmos, Slempre en agltaclOn, Slempre ·en transito. Nos e111pena1110s ·en conservar pequenas cosas que es imposihle

sai var -de la ruina. La sociedad, sin embargo, no se salvara con esas pequefieces. Nole vendra de ahi l'a vida, sino de las fuentes inexhaustas deI Dogma y de la Morai auténtica.

y mirando la Moral a través deI Dogma, no al revés. Consi­.derando aquélla como una consec.uencia regulada pOl' éste.

Es otro de lluestros en'ores. Ponemos el centra de gravedad de nuestra ensenanza relip"iosa. en un mentido centro. Allî doude

0, "

110 debe estar. Porque Cristo no abrio el Nuevo Testamellto pro-mulgando unas' leyes que regularan la vida de los hombres, sino present;'l11dos,e El l11ismo como la gran Revelacion salvadora, como la "buena nueva" 'de vida.

La Moral que San Pablo imponia està también profundamente arraigadaen el Dogma, en las grandes realidades cristÏ>anas.

POl' el Bautisl110 hemos muerto al pecado en Cristo y estam03 sepultados COil El para resudtar a una nùeVla vida.

Nuestro hombre viejo fué crucificaclo con Cristo para 110 vol­ver mas a la esclavitucl clel pecaclo.

Hijos ,cle Dios, portaclores de Dios, templos vivos deI Espiritu Santo, que habita en nosbtros pOl' la graci1a, ya no vivimos nos­otros, sino que Cristo vive en nuestra~ aImas.

Toclas estas realidades sobrenaturales hacen brotar en el a'ma cristiana relaciones 111Uy objetivas hacia Dios.

A quien esta "rl1'uerto al pecado ", sepultado con Cristoèn Dios, vive la 111isma vida de J esucristo y alimenta en su pecho la esperanza de la Resurrecci6n gloriosa, se le impone por la fuerza misma de estas realidades, una actitud y Hna condncta.

He aqni camo la m01~al clel Ap6stoI es, en su ra1z, eminente­mente afirmativa y anch! y expansiva como la misma vida d'e Dios que l1evamOs dentro.

Impone ,abstel1ciones, naturalmente. Pero s610 de aquello que contradic.e a esta vida. "Estais 11'Ilttertos) y vuestra vida: esta' oculta con Cristo en Dios. JJ!lortificad) pues) los miembros de muerte) for1Vicaciôn) ùnpureza) c01'lcupiscenc·ia, désordenada!' '(Col. III, 5).

Y esa mortificaci6n consiste, precisamcnte,en il' viviendo, cacla dia con mayor plenitud, la vida divina injertada por Cristo en nues­tra pobre naturaleza. En irnos alejando siempre mas de las rutas de muerte de! hombre viejo.

No preciSal11e11te en quitar, sino en poner. La, Moral de San Pablo esta, pues, fundad.:t en l1Uestras relaciones con las tres divi­nas Personas: Hijos de! Padre, templos santificados pOl' la pre-

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GONZALO ALVAREZ, PBRO.

1

senc!a deI Espiritu Santo y Miembros de Cristo, consub~tanciali­dad mistica con Cristo .

. Lafiliacion 'adoptiva de los cristianos es, a diferencia deI An­tiguo Testamento, personal, intima. AquéUa era· colectiva. Cada

. ,cristiano, en cambio, es hijo de Dios en el pleno 'sentido de la palabra. , Esta filiacion leexigegratitud, ,amor y confianza de hijo had3 Dias.

Como temp~os ,consagrados por la inhabitacion clel Espirittt Santo tenemos el deber de no profanar este Santuario.

De nu~stra identidad mlstica wn Cristo surgen espontaneameil­te nuestros deberes de caridad, de solidaridad, de superacion del egoismo. Somos un: solo cuerpo. Todos un ûnico ser con Cristo.

La moral deI Apostol no es una Iey muerta que amordac~ la Î

lihertad deI hombre. Es todo menos eso. Su caracterlstica prin­cipal es "ser una. vida.". Afirmativa como "a vida.

El ideal que propone nuestra transformacion en Cristo es tan elevado, que rebasa todas las limitaciones a nuestro libre albedrio.

El Antiguo Testamento gr.avitaba sobre la Ley. Estaera su centro.

El eje deI Nuevo Testamento no puede sel' una Ley. Es el mis­mo Cristo y la Gracia divin a infundida por él en nu~stras aImas.

La ant;gua Ley marcaba un aspero camino a la Humanidad, sin fortaleza para caminar por él.

El Evangelio es, sobre todo, l'enovacion, 'fortaleza, nueva vida. En el Nuevo Testamento, el Dogma es el verdad~ro punto de

vista de la Moral. Esta encuentra su centro y su 1'azon de ser en aquél. Noes mis que una fluencia deI Dogma .

. N Ul1ca se puede dar a la Moral el primer puesto en la educa­cioncristiana. Esto seria desfigurar e1cristianismo.

y éste es uno ,de nuestros graves errores practicos. Llenamos la vida de preceptos. Nos dejamos arrastrar pOl' una ilegitima fie­bre de drcunscribir, de limitar, de estrechar la send1a, convencidos de que asi va a sel' mas facil caminar.

Nos adentramos inconscientementeen el espiritu deI Antiguo Testamento y nos alejamos de las divinas realidades que Cristo nos regal6. '

Olvidamos la verdad salvadora y no ponemos mas que atadu­raS al paso, sin el fuego santo que las vivifique.

Desfiguramos a·nuestra espléndida religion. d Quién de entre nosotros conoee el misterio de la santa Iglesia catolica? d Quién 10 etlsefia y di funde ?

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SAN PABLO Y NUE;5TRA PEDAGOGIA 45

y aun dentro de la Moml, con alguna freçuencia ponemos en primer término 10 que no pasa de ser convend6n humana.

Es necesario simplificar èl numero de deb::res infundiendo .un espiritu. Somos herederos de la libertad de los hijos de Dios y no puede ser 10 mas perf::cto erizar de pequefios mandamientos nues­tra vida.

No puede ser eso 10 mas perfecto en ninguna forma de edu­caci6n. El hombre no es una maquina que haya de ser movido principa1mente de&de fuera. Es un ser dotado por Dios de liberta>ct para que obre segun su naturaleza.

Por 10 tanto, nuestro mayor empefio no deberia nunca est~r puesto en detallar mas 0 menos minuciosamente J,a manera de com­portars:: los educandos eillas diversisimas circunstancias de la vida. Deberiamos esforzarnos mas por sembrar en su alma los grandes pr~ncipios directores de toda conducta y tmbajar por su desarroll.o, hasta conseguir que los asimilèn y lIeguen a obrar en todo momen­to bajo su influenei~ ..

"Hemas sido.llamadas a la libertad, dice S. PABLO-,pera que la liberta,dr no sea una excusa parra obrar segun la carne" (Gal. V, 13) ..

Hay nonnas morales, emanadas deI mismo derecho naturill, queestan sobre nuestra Iibertad. Y hay otras, directrices de nues­tros actos que arraigan en nuestra condici6n de cristianos a Jas cua;es no podemos faltar sin s::r traidores a la fe de· ]esucristo.

El crist:ano tiene, ademas, deberes como ser social. Como miern­bro de una sociedacl constituida debe someterse a las ley::s que b gobiernan, "porque fada autaridad viène de Dias" (Rom; XIII, 1).

Para muchos modernistas, Pablo ha sido un enemigo mortal de la libertad. .

Elconv::rtido de Tarso habria matado la espontaneidad evan­gélica, segun ellos. Nada mas contrario al espiritu y a la obra de Pablo que esta tirantez farisaica. Es el que da un margen· mas amplio a 10 vital y espontaneo. Nole gusta aprisionar a las aImas entre la complica.da malla de lias prescripciones. No ·es un espiritu

"estrecho. Su moral lIega muy poco mas alla de los preceptos de la ley natural y de lasexigencias rad:cales deI cristianismo.

Y, sin . embargo, conoda· al· hombre. Basta !eei- los primeros capitulos de la epistola a los Romanos para darse cuenta de que San Pab'o se percataba hondamente deI esta do de pecado de la natura'eza humana. '

No era un exagerado optimista. V da la fuerza del peoado ori­ginal y el poderde Satanas y sus ingerencias en la vida de los hom-

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.,

GONZAL~ALVAREZ, ~nRO.

bres, pOl' quien toda nuestra existencia cobra un' senti do de 1ucha y queda convert:da ,en una guerra entre el bien y el mal.

y precisamente porque no ignoraba esto, el gran educador no seesforz6 en construir 110rmas y reglas. de buen, vivir, sino que trabaj6 por infundir un ideal. Porque "el trabajo eâ'lutcativo, vue1-ve a (Jeecir FOERSTER, dependè por G'ompleto de la: 1ût1~dez) eleva­ciôn e ÙI'N1utabil1'dad del ideal eduwtivo. Esté constituye por St 'mis'mo un podèr que anima y eleva", ya que irradia una profunda concepcion de la propia vi,da, sin la cual es un absurdo sonar en educac.ion. EI.ideal nos da la razon consciente de nuestro vivir:

d y cu al era el ideal qn~ infundia San Pab!o? "En las obms dèl espiritu) diœ PRAT en. su "Teologia de San Pablo", hay SÙ!111pre, como, en las creaciones del arte, ttn punto fuem dd cual se defor­'man las pl'oporGÏo11.es :v se presenta m,cil [as perspè:ctivas. Este pun­to central) qUé ~'rradia e·n fodas di(recciones, que impril,ne al conjun­ta lm;~dad, cohes1:ôn y Q,r'/'1'10n1a, JI que 1;to' p'Uccle sel' movido sin trastornar toda la economia de la obm, es lo q1,/,e sè lla:/J1,a idea centml. Pensaclor de primer orden) dialéCtico formidable, espÎ1'itu fûos6j<:co capa,'] de coordinGr hechos d ,1Sp ares, de seiialew las rela­âones owltas de las cosas, de dartes uniclad P'Ol' 11/.·edio de 'lma 'lli­

gorosa sintesis, Pablo deb:1ô poner en sus escritos 114J. redl1!Cid>o nu-11Ite1'O de 1:deas centrales, quiza una solœ."

Esta idea sera la clave para la acertada interpretac:on de su cloc­trina. Y no esta muy escondida en San Pablo. Me parec:e que basta abrir sus Epistol1as para adivinar que Cristo es el n~rvio de sus grandio5as visitmes,como ·es el centro de su vida.

En sus ensenanzas 110 tenia mas que un propôsito: impregnar toda la vida, hasta en sus 1111111mos detalles, de Cristo. Todo parte de El y todo conduee a El en San Pablo. Le arnaba ardorosamente, apasiol1adamente: Casi no hay linea de sus escritos en que no apa~

. rezca, bajo un nombre 11 otra, la persona ,deI Salvador. Era el eje y el resumen de su intdigencia y de su carazon.

~ y quién ,es Cristo p;:tra San Pablo? Noes precisamente Cristo crucificado, muerto, a pèsar de algunas afirmaciones delmismo San Pablo. Camo .dice PRAT, la muerte de Cristo, cons;clerada aishda'­mente de 10 que le da su significado y su valar, no producirîa nill­gùn -efecto en cuanto a lluestra salvacion.

Lejos de ser eL i1lstrumento de nuestra Re:'~"lCi6n, asi c.anside­rada seria el ·crimen supremo de l'a Humaniclad, que pareceria exi­gîr tll1a llueva Redenci6n.

La muerte de Cr:sto no es meritoria para El, ni reelentora nuestra, sinD en cl1;anto qtE~ es, vor parte deI Hijo, un acto ,de Reparado'.1 y el coronamicnto de una vida de obedienda. En cual1-

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MN PABLO Y NUESTRA PEDACOGIA 47

to que esta en reladon con Dios, con los hombres y con el Salva­dor mismo. El Salvador la ofrece, Dios la acepta, los hombres se benefician de eHa.

Cierto que la muerte es esencial en la idea que Pablo tiène de ]esuc.risto. Es un elemento necesario para nuestra Red,encion. Pero nunca la separaba de la Resurreccion. Cristo muere pOl' nuestros pecac10s y resucita para nuestra justificacion, para que nosotros conresucitemos con El. .

Con la muerte en Cruzempieza nuestra union mistica con Cris­to, que se prolonga a través de los siglos en todos los ,cl'Ïstianos.

Pero estos son aspectos dis tintas de una sola gran idea: "Cris­to salvado1' de los ho'mbres q'ue <ŒtSocia a S~t mu,erte y a, su 'vida a todo creyellte." Cristo Salvador, que no se circunscribe exclusi­vamente ni a la muerte, ni a la resurrec6on, ni a la uni6n mistica de las aImas con El.

Abarca tal1to coma sn Persona, Verbo eterno ehviado al Pa­dre, Rec1entor, Mediador y Pontifiee de todos los hombres.

Todo ,eso expresa San Pablo en la frase~J'in Christo Jesu Do­mino nostro", que s·e extiende desde el Logos eterno ·en la intimi­clad de Dios hasta su reallzacion sucesiva en cada uno de nosotros.

Esa es la idei sint.ética do::! Evangelio de San Pablo. y la exc:usivo suyo es el anuncio gozoso de que Cristo no es

fruto de llingun huerta eerrado. Noes posesion de los judios, 8ino Salvador universa1 de j udiœ y paganos.

A predicar esto ultimo es a la queeb Espiritu Santo fuerza irreslstiblemente a Pablo.

Cristo es el ideal cue San, Pablo irra.di'aba. Infl1ndiéndolo, es como ec1ucaba a sus Ec61[toS. El 10 vivio durante 'toda sU vida a la mas aIta tem;ion imag:nable. Y con tocloel ardient-e amor t'l1ce­rrado en su pecha S'~ esforzaba pOl' irlo dibujando en el corazon de los lluevos cristianos. Pab'o hablaba, ante todo, de Cristo. En Cr~sto 10 tenemos todo. N uestro pasaclo, el presente y el futuro estàn garantizados por El. La fe en Cristo nos salva. Cristo nos reconcill3. con el Padre e illfunde en las venas de nuestro esphitu nuevoas corr:.entes de otra vida que nos hace hijps de Dias y here­clerc" -c1d c;·:::1o. Coherecleros con Cristo.

Toclo e:,l:O 10 realiza en nosotros a costa de su sangre. Y cuando uno 1l)uere asi, para clar Cl todas la vida es justo que todas vivan ùnicamente par El y para El.

He aQni coma San P'ablo es un edudaclor organic.o, de dentro hada fuer<l: Cristo es el gran principio fl1ndamental que establece. Deese principio va dedudendo, explicanc1o, ta da la trama intinia de la for11lacion de un modo vital, personal, que no destruye los

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48 • GONZALO ALVAREZ, PBRO.

valores deI individuo, sino que los encauza y fortaleze, sublimân­do:os.

Nuestros procedimientos pedagogicos son, con frecuencia, toda 10 contrario; métodos sin vida, mecanicos, de fuera a dentro, por presion. Construcc'ones de mosaic.os imitandode aqui y de alla, carentes deI vigor que transforma.

San Pablo, en cambio, presentaba una maravillosa sintesis de toda la vida cristiana.

Su gran Principio engendraba en mmonia hasta las ultima! conc1usiones de nuestra conduda moral.

Roy las masas se apartan de la Iglesia porque el corazon hu­mano no se conforma ya con fragmentos relig'üsos, y, t3.demas, huye de la muerte. N ose resigna al dolor ni al fracaso. Suspira por la vida, por el triunfo.

TaI vez no sea exagerado decir que nosotros tenemos la cul pa, porque -con demasi'ada frecuencia les presentamos una religi6n fragmentaria y triste y acongojada con ideasde sola mortificac·6n.

No hablamos de nuestras esperanzas grandi osas y definitivas y de su ratz. Hablamos mucho de la Ley de Dios, como si la esen­cia de la Iglesia estuviera en unos cuantos preceptos.

Hay que predicar el cristianismo, el "mysterium. Christi", s~­gùn el espléndido esquema organico de San Pablo.

Se impone el retorno a 10 esenèial. No nos ha de salvar, la moral, sino Cristo. No 1.a Ley, sino la Gracia que nos comunicaenergîas para cumplir la Ley. .

Hay que mÎl'ar todo el crist;anismo y toda la vida a través de Cristo. Es urgente llenar nuestraexistencia no de reglas, sino d·e Vida.

Hoy, quizas en la mayor parte de los e,asos, todavia a los cris­tianos se les predica una religion sin horizontes, s:n perspectivas, ir a misa los domingos, no trabajar los dias -festivos, vestir segùn c.iertas reglas y muchas cosas mas, inc1uso sobre el cielo y el in­fierno.

Pero ... , ~ acaso se les dan 'a conoeer las intellsas corrientes de vida ,divin a que cruz an en todas direcciones las entranas de nuestra Santa Madre la, Iglesia cat6lica, de la cual somos miembros vivo!> por el Bautismo? .~ Acaso se les hace ver su gr an mision de ser otros Cristos, de ir ,completando la misma obra de CrIsto, de 13er levadura que haga fermentar y transforme y r,enueve esta masa informe del mundo?

Porque, ~ acaso Cristo se encarna l illurio para decÎr al mundo cOmo tenl'a que v-estir y cuândo debena descansar, y no para reno­var ydivinizar toda la vida humana?

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SAN PABLO Y NUES'mA PEDAGOGIA 49

Sel' levadura y saI en sazon y apostoles. Hombres de Cristo, que es la etimologia de nuestro nombre de ç.risEanos.

He aqui la gran ciencia de vida que debemos ensefiar. Descu­brir a los hombres .el profundo misterio de la Iglesia y sus hijos. Descubrirselo con la GraCia de Dios, porque es un misterio de nues­tra fe y hay que implorar· su inteligencia. , El camino para ese descubrimiento no es ciertamente laense­flanza religiosa actual, casi totalmente periférica en muchos casos. Es demasiado intima la llaga para intentar curarla con pomadas de superficie.

Debemos venerar la tra;dicion, pero aborrec.er la rutina hol-~azana qUe esta llenando de ineficacia tantas vidas. .

Nu~stra postura debe ser slempre ~'buscar". De nada sirven los vieJ5s métodos, si pueden ser reemplazados por otros mejores.

Debemos afanarnos pOl' encontrarlos, puesto que los hay. Cada ambiente y cada circunstancia requerirân el suyo.

POl' eso dijo el Cardenal SUHARD, en su magnifica pastora': de 1947 sobre la Iglesia en nuestro siglo, que la "primtra tarea que se impone anUs de miciar cualquier empres.,œ consiste en dete­nerSe JI se11tarse) a fin de estudia1' las presentes circunstancias parai recristian'Ï:<:G1' el mundo".

La soc;·edad ac.tual estâ aquejada de parecidas enfermedadcti a las deI sigIo l deI cristianismo. Una ola de pagana corrupci6l'l 1

10 invade todo como n'enaba el campo de accion de San Pab;o. POl' eso puede semos muy iitil volver los ojos hacià el Apos­

taI para imitaI' su ejemplo. San Pablo 110 hubiera realizado su gran obra de haber dado

comienzo a su predicacion pOl' la sumision de los esc1avos y la obedien6a de los siibditos 0 pOl' la huida de la corrupcion vigente.

En fin .de cuentas, no hizo atra cosa que presentar a la Iglesia tal como Cristo la fund6.

y la Iglesia es educaclora a través de los tiempos y de las circunstancias precisamente pOl" su dogma. Hace tiempo què los hombres la habrian arrojaclo lejos 0 ella sola se hubiera disipado a no sel' porestas divinas realidades dogmâticas.

DE HOVRE presenta en su obna Pedagogia y pèdagogOsdei Catolicisrno un Clara esquema ·de como es educél!dora la Iglesia.

En el centro, como eje, como raiz viva, el dogma, las v·erdades que Cristo 110~ l'evel6.

Del poder eclucador de las verdades dogmâticas escribe GUAR­DINI: "Qu1:en aCèpta el Dog1na~ abre su alma a 10 absoluto. Lo inCiondicionado" organizCb su pensœn1.iento y su vida entera psfqtlÏr­Ca. El 1 hombre Donocl! entottces algo absolutamente cierto. Ye{./O

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50 GONZALO ALVAREZ, l'BRO.

se convierte en un infalible centra '/Jtnifvcaldlor de fodo sU mwndo dt rios c011ceptos. Entan!Cès hay drde:n en todO' sUJ twtmdo interiar. EntanCf!s hay disHnâ61'/J neta. y clara entre 10 cierto' y lo incierto, entre lo verdadero JI 10' falso, mtre 10 grande y 10( pequeiio, sin la cual distind6n. no puedè haber vida espiritual. El alma va enfonces -rèsignada, alegrefy prest a a reconacer S'US limites JI lai aspirilr, sin emba1'ga) (]J la infittito."

Este es el aspecto principal mente .inte1ectual deI Dogma. Pero tiene otra .faceta magnifica como manantial de energias, como fuerza que opera desde dentl'o, e1evandonos: es la Gracia. Cristo y la Santisima Trinidacl, de quien somos templos vivos. Y des­pués de! Dogma, la Moral, rectora de nuestm conciencia, proyec~ cion deI Dogma en nuestra 1ibettad.

En un estrato superior, todos los demas sectores de la forma~ cion humana integral. Porque el cristianismo no excluye ninguno de los verdaderos va10res que el esfuerzo humano ha ido conquis­tando sobre lia tiel'ra, coma pel'mite aprecial' el esquema deI senor DE HavRE. Peroentiéndase bien. Lo que -es el nel'vio deI cl'istia­nismo debe sel' puesta en el centro, como medio insustituiblepara toda 10 demas. POl' él, hasta la formaci6n puramente humana. Sin él, edificaremos sobre arena.

Después de veinte siglos de cristianismo, la estructura dogma~ tica de nuestm religion no ha cambiado. Y la psicologia funda­mental deI hombre tampoco. El tel1er una dencia teoI6gi-ca, moral y pedag6gica 1112jor organizada no debe apartar nuestros ojos ni nuestro corazon de el que es el principio de nuestra fe y la causa de nuestra recon ci 11 il c:on y de nuestra vida nueva.

La pedagogla CJue nu::,stro mundo necesita, y de la que yo ha­.bIo, es la que pndiéramos llamar pec1agogia deI l'etarno a 10 esen­cial. No una pe.dagogia dé aula de co'egio, sino la de la regene­raci6n total del mundo ·en Cristo, que es tarea sagrada en h que­debemos colaborar todos los hombres de buena voluntad, mas alla de todo limite estrech~ de asociaci6n y c1ase.

* * * Finalmente, unas lecciones de conducta que nos da San Pablo

·en sus relaciones .con los hombres y con la vida. 1. El gran método educador de San Pablo ya queda dicho an­

teriormente era Cristo, en todo momento y circunstancia. Porque Cristo, camino, verdad y vida,. es eficaz siempre, para todos los ambientes. No haysector de la sociedad actual tan dificil que no pueda sel" regenerado en Cristo Jesus. Sin embargo, es cierto que cada ambiente social exige pecnliar tratamiento. Las enfermeda-

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SAN PABLO Y NUESTRA PEDAGOGIA

des colectivas son, en esto, como las dei individuo: tienen sus exi­gencias para quien pretenda curarlas. Es preciso darse cuentade la ôrcunst.ancia. Hoy, coma siempre, nuestro trabajo debe ser inte­ligente si quer'emos que sea eficaz.

La primera tarea que se' impone en todo apostolad'o es "detè­nerse y scntarse". Examinar al ·enfermo antes de ofrecerle la me­dicina.

No podemos seguir apEcanclo ciegamente las ptlrgas colocadas de antemano en el màletin de nuestra rutina.

Esta es la primera leccion que nos da San Pablo. Hace veintë siglos le preocupaba conocer a quiénes evangelizaba.

Baste hoj ear los esquemas de su predicacion que nos han coo­servaclo los Heçhos de los Apostoles. Elenfoque deI discurso e.; totalmente ,distinto cuando se dirige a los judios y cuando habla a los paganos. El discurso deI Areopago es una elocuente muestra de esta preocupacion deI ApostoI.

Buscaba las vueltas de las aImas para salvarlas. Inv·estigaba el f·esorte de la conversion. Porque ésta, aunque sea un fenomeno sobrenatural,es también: humano. Dios es quien convierte, pero es el hombre el convertido. En toda conversion hay un proceso huma-110 en el que estan inter·esadas inteligencia y corazon. Sei' inteli­gente en el apostolado quiere dec.ir esto: preocuparse pOl' hallar el cami no certero hacia la inte1igencia y el corazon de los que debe­mos salvar.

Esto ·es la base humana indispensable para la eficada de toda nuestra labor. Porque Dios nos ha hecho hombres y debemos te­nerlo en cuenta atm para 11Uestras empresas de sobrehumanizacion de la soc:edad.

II. San Pablo, mientras.educaba, prodigaba el ·corazon. Lü prodigabacon una magnifica naturalidad. Sabia que "dèl corazon brotan los grandes pensamientos y las grandes accÏones", y le daba su puesto en la educacioncristiana de sus neofitos.

Léase la carta a Filemon, que es una filigrana de carta y de deEéadeza. "Onésimo, 1wi hijo a quien enge.,ndré entre cadenas." "ll,[as que a Onésimo te env[o mis entranas" (cfr. vv. 10-I2).

Se cosideraba a si mismo mas padre que pedagogo. "A~tnque tengais diez mil 1'Jedagogos; pero no tenéÎs l11/11Chos padres, porque yo os engendré j)(7/f'a la verdad en Cristo" (1 Corint., V, 14) ..

N osotros venimos despreciando, desde siglos, este maravilloso resorte de la actividad humana, victimas inconsc,ientes de viejos prejuicios inteJ.ectualistas.

Ha si do el sociologo y pedagogo ing1és B. KIDn quien moder­llamente ha dado reli·eve al sentimiento en ,pedagogia.

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GONZALO ALVAREZ, l'BRG.

Al hombre no se le ,conduce por la inteligericia sola., como tam­poco se le puede llevar por so:o el corazon. Como dice MAX SCHE­LER, "unicamente aUi donde se un en ideas de la especie que sewn, con intereses; 0 impulsos, qonsigu(!n una, eficiencià causal,"

Hemos tenido abierta una zahja profunda entré inteligencia y corazon como si .fueran dos implacables enemigos. Gracias a D'os va siendo ya cada dia mas general la consideracion deI hombre como uniclad organica, saltando por encima de las barreras abi,er­tas, dm'ante siglos, entre inteligencia y corazon,entre alma y cuerpo.

San Pablo supo hallar la armonia. N adie se atrevera a argüirle de sentimentalismo. Y, sin embargo, estaba a infinita distancia de la fria sequedad. Propagabael fuego deI Evangelio, porque su alma vivra en ascuas y Cristo se presentaba en ella ardiente y Redentor.

III. San Pablo no apelaba al deber desnudo. Cuando tiene CJue l'ecomendar algo busca los "motivos" adecuados.

Repetidas veces encat:ga a los esclavos la sumisi6n. Nunca 10 ; hace sin ponerles delante a Dios, Obedeced en todo para que 110

sea deshonrado el nombre de Dios. Para, hacer honor a la doctrina dé Dios nuestro Salvador (Tit. II, 10, l Timot., VI, 1).

Escribiendo a los colosenses dice en el capitulo tercero: "Hijos, obedeced en todo a vuestros pad'resJ porque esta es agradable al SeFior. Padres, no irritéis a vuest,.os hijosJ para que éstos ,~'/!o jn:er­dœn el.animo" (vv. 20-21).

La obediencia de los hijos es agradable al Senor. A los padres, en cambio, les recuerda su obligac:on de educar como cristianos. Que no degenereen rudeza su fortaleza, ni en rigor su firmeza. Que no maten la espontanei,dad filial con exigencias irracionales, y a fuerza de rigidez los vuelvan estrechos, pusilanimes.

San Pablo desea, ante todo, la santa Lbertad de los hijos de Dios, la confianza. El rigor y la severidad son padres de la insince­ridad y del temor servi!.

IV. A Timoteo le exhorta a soportar las fatigas apost6licas . como buen soldado de Cristo Jesus. "El que milita, para comptacer a aq~tel que le aüsto) no se embaraza en l1egoCZ:os de esta vida" (II Tim., II, 3-4).

A sus discîpulos y colaboradores mas intimos los lanza fuera de SI mismos.

Los enfrenta con Cristo, realidad absoluta. Solamente cuando 10gremos enfrentarnos y enfrentar a los hombres asi, con la: reali­dad absoluta, trascendental de vérdad, habremos puesto en marcha una pedagogia verdaderamente eficàz.

V. Con muoha frecuenda apela a la cari.dad cristiana como gran môvil de nuestros actos CI Corint., XI, 17).

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SAN PABLO Y NUESTRA PEDAGOGIA 53

Ensefia a suped:tar el bien individual al interés comun. "JPara qué sirve el don de lenguafe si no aprovecha a los hermanos, que no la entienden!" (dr. l Corint., XIV).

VI. Reconoce el valor personal de los hombres con quienes trata y sus progresos en la re.alizacion deI programa cristiano· de vida. Excita el entusiasmo de los corintios, alabando sus huenas cualidades (dr.. II Corint., VII) ...

La carta a los filipenses es un modelo ,de estima cordial. No . terne remover con sus alabanzas el fondo de vanidad que late en c:1da hombre.

Su método de f01'macion en la humildad es tan sencillo c.omo la verdad. No recomienda a nadie que pase con los ojos vendados por delante de si mismo. Permite abrirlos de par en par frente a las buenas cualidades para damos luego su lecc:on ~ Qué tienes que no 10 hayas recibiqo? Entonces, ~por qué te vas a envanecer como si no 10 hubieras recibido? (dr.Corint., IV, 6-10).

VII. En.e1 capitulo Vele su carta primera a Timoteo le da unas normas para tratar a los hombres. Se las r,epite en la ,carta segunda y no las olvida cuando esc.ribe a Tito.

, . Esta insistencia nos permite pensar que él las. practicaba con cuidado, convencido de que er~n interesantés, a pesar de su indo­mable energia.

Le recuerda a Timoteo camo no debe consentir que nadie le desprecie por sus pocos afios. Para conseguirlo no ha de echar mano de su autoridad, Sh;lO vivir de manera que pueda ser ej emplo para todos en la conversac:on, en la caridad,en la castidad (1 Tim., IV, I2). Y afiade: "Al anciano no le reprendas con dureza. Mas bien e:rh6rtalè coma a padre. A los f6venes, coma a hermainos; a las ancia.nas) C01110 a madres; a las f6venes) coma hermanas, con toda castidGld" (Ibid. V, 1-2).

En el capitulo segundo de la segundaepistola le escribe: "Al siervo de Dias no le convienè altercar, sino mostrarse manso con todos y pronto para e'nsenar) sufrido; y con mansedumbre corrf1-gir a losi, adversariosJ par si DiQs les ~oncede l!l arrepentimiento" (II Timt., II, 24).

A Tito le manda reprender con suavidad a los embusteros cre­tenses para que se mantengan firmes en la fe. Es ,decir: le reco­mienda comprension y respeto por los demas hombres.

Pablo y Timoteo y Tito habrian conseguido mucho menos hi­rienclo con palabras fuertes, nacida de su malhumorado celo que· tratando de convencer ~on mansedumbre' y suavidad a los horn-:­br,es que deblan convertir 0 hacer perseverantes.

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54 GONZALO ALVAREZ, l'BRO.

Los seres humanos de hac.e veinte siglos eran tan poco logicos como los de hov. La verdad mâs evidente no nos convence cuando· chaca con nuestro amor propiO.

Hoy, coma entonces, para lograr que oiros sean coma desea­mos, disponemos de un solo medio: conseguir que ellos se empefien de veras en serIo. Y paraesto no son el mâs feliz camillo los gol­pes contra la propia estima de cada uno.

La educacion, de cualquier género que ésta sea, no puede gra­vitar nunca sobre la repr·ension, sino sobr,e la orientac.ion clara hacia el ideal hurpano y cristiano.

Esto es muchomâs razonable. Y evidentemente, mucho mâs eficiente, aunque también mucho mâs costoso para el educador. Pero -el educador que mo tuviera la "pasi611, del perfèccianamien­ta" en Cristo, de que hemos hablado, carecerîa de la cuàlidadesen­. cial, indispensable en todo pedagogo.

Pero estas lecciones no c.onstituyen la entrana viva de San Pa­blo. Ni su contenido pedàgogico. Son patrimonio ,de todo hombre con sentido comûn.

Lo personal suyo es la intuidon definitiva, que llena tooos los rincones de su existencia, de Cristo, soluci6n y esperanza ûnica del mundo. Y en esta intuicion, definitiva siempre pa,ra todo el que la posee, es donde trabaja por sumergir a los hombres.

y en. csc trabajo hay que buscar al Pablo radicalmetite eclu­ca:dor.

El mundo l:omano en que se movi6 San Pablo vivia entonees en unaprofunda apatia. Habia perdido la condenc.ia de sî mismo. No sufda inquietudes de ning{tn género. ORTEGA dice que habîa caido en la estupidez.

La aparicion deI cristianismo fué una terrible sacudida eléc­trica que vino a meterle en raz on y a regenerarlo fundamentalmente

. en Cristo .. AensenarIe el sentido trascendental de la vida humana; No podemos decir que en este aspecto de estado psicol6giCo so­

cial nuestro siglo se parezca al primera. Es todo la contrario. Hoy et pensamiento dei mU11do no estâ enajenado deI hombre, sino que gira furiosamente en torno de él. N 6 nos carac.teriza la despreocu­pacion, si no la inquietud pOl' nuestro destino. Una inquietud llena de angustia a la que se trata de dar peregrinas soluciones. Y es absurdo querer descifrar el enigma humano al margen de Cristo, que 10 resolvi6 de una vez para siempre.

Esta circunstancia ideologica de l1uestro siglo es una provi­dencial coyuntura que facilita ria su salvacion. Para eso necesita creer en el cristianismo. Necesita la convicci6n intima y profunda

Page 21: SAN PABLO Y N[JESTRA PEDAGOGIA - Revista de Espiritualidad · No es mi intento én est,as paginas ellt1'esacar el pensamiento pedag6g-ico de San Pabio, Seria una lamentable equivocaci6n

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de que en la Iglesia catolka residen la verdad y la vida. Y de que Cristo es el alfa y el omega y la esperanza ineludible.

El hombre deI siglo xx !11iO cree en Cristo ni en Ja Iglesia. '0 los ignora, 0 los desprecia, 0 los aborrece.

N osotros, colaboradores de Cristo, cUantos hemos recibido la gracia de conocerle, tenemos la responsabilidad deI porvenir. dei mundo .. Si wntinuamos pintando a nuestro divino Salvador con esos colores desvaidos, tibios, de costumbre, nuestra sociedad per­manecera en su tragica ignorancia., Si no conseguimosenfrentar al hombre con Cristo, con -el Cristo vivo y real que nos ofrece 10 que El solo puede damos, el mundo seguira irremisiblemente per­diéndose.

y tal vez la culpa sera nuestra, porque no pueden creer en El si no lè conocen. Y no le cOllocera si no le predicamos con fidelidad.

Si todos los educa,dores sintiéramos esta tremenda responsa­bilidad como la sinti6 San Pablo, habriamos dado el paso. decishro hacia la reconstruccion total deI mundo en Cristo.

También nosotros necesitamos creer en Cristo. Vivir en El y para El. Salir de nostros mismos e internamos' en Cristo. Deja'l' en el umbraI el ,fardo de nuestros pequellos intereses y sel' real-mente colaboradores de Dios. '

Sin El nuestros métodos estara!11! vados y nuestra pedagogia \

sera vanidad. El sacerdote es forzosamente e.ducador 0 deseducador desde

su ministerio. Yel educador no sacerdote sera incapaz de dispensar ninguna formacion si no se trata de hacerlo en Cristo y desde ci.-isto.

N uestro apostolado es educaci6n. Y la educaci6n que dispensa el seglar, si es verdadera, sera apostolado.

Si queremos sacar al mundo de la angustiosa encrudjada en que vive, debemos colaborar todos unanimes, bajo la mirada divina de Jesucristo, empunando la fortaleza ,de su verdad salvadora.

Si con estas paginas consigo que alguno se ponga en contacto con el gran maestro y pedagogo San Pablo, cuyas palàbras toda:.. via queman, quedaré satisfecho.

Desde sus Epistolas, él, Apostol de Jesucristo pOl' la gracia de Dios,continua buscando corazones en quienes ver ter su celo. Haga el Senor que seamos encontrados.

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