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RECOPILACIÓN DE TEXTOS: SERGIO PÉREZ BAENA, PBRO. SIETE DOMINGOS DE SAN JOSÉ CON REFLEXIONES DEL PAPA FRANCISCO Y SAN MANUEL GONZÁLEZ Editorial El Granito de Arena (EGDA) Madrid – 2021

Siete domingoS de San oSé - UNER

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reCopilaCión de textoS: Sergio pérez baena, pbro.

Siete domingoS de San JoSé

Con reflexioneS

del papa franCiSCo y San manuel gonzález

Editorial El Granito de Arena (EGDA)

Madrid – 2021

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ÍNDICE

Introducción

Domingo 1º: PADRE AMADO

Domingo 2º: PADRE DE LA TERNURA

Domingo 3º: PADRE EN LA OBEDIENCIA

Domingo 4º: PADRE EN LA ACOGIDA

Domingo 5º: PADRE DE LA VALENTÍA CREATIVA

Domingo 6: PADRE TRABAJADOR

Domingo 7º: PADRE EN LA SOMBRA

Letanías a san José

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INTRODUCCIÓN

D esde antiguo la Iglesia honró a san José de numerosas formas. Una de ellas es la devoción de los siete domin-gos de san José, que se celebran el primer día de las sie-

te semanas previas al 19 de marzo. Este año, por tanto, co-mienzan el 31 de enero. Con motivo del Año de San José que estamos viviendo, en el 150º aniversario de la proclama-ción de san José como Patrono de la Iglesia universal, desea-mos ofrecer a nuestros lectores un guión para la realización de esta devoción, que invita a la contemplación de los dolo-res y gozos de san José, a partir de pasajes evangélicos, escri-tos de san Manuel y extractos de la Carta apostólica Patris corde, del papa Francisco.

Pidamos al Señor por toda la Iglesia, por las familias y es-pecialmente por los sacerdotes y las vocaciones al ministerio sacerdotal.  Al igual que pedimos para toda la Familia Euca-rística Reparadora la vida de intimidad, silencio, oración y entrega de san José. 

Desde la Familia Eucarística Reparadora nos unimos así al Año de San José pidiéndole al Santo abundantes gracias de santidad. Deseamos para todos lo que san Manuel deseó a su discípula Josefa Segovia (primera directora general de la Institución Teresiana): «A Pepita Segovia en el día VIII del Patrocinio de San José una bendición que le lleve tres cosas muy buenas: 1º. el trato íntimo y confiado de san José con

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Jesús, 2º. el olvido de sí para no pensar más que en Él, y 3º. la alegría de que cuanto haga y sufra sea alimento y gusto de Jesús y de su Madre Inmaculada».

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Domingo 1º: PADRE AMADO

Oración inicialV. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.R. Amén.V. Jesús mío, no te vayas de mí, que me muero sin Ti. Ma-dre mía Inmaculada, enséñame la vida interior. Padre mío san José lléname de espíritu reparador y nazareno.R. Madre Inmaculada y patriarca san José, los que mejor su-pieron y saborearon el Corazón de Jesús en la tierra, dadnos parte en vuestras intimidades.

Lectura evangélica (Mt 1,18-21, 24-25)El nacimiento de Jesucristo sucedió así: su madre, María, es-taba prometida a José, y antes del matrimonio, resultó que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla pública-mente, decidió repudiarla en secreto. Ya lo tenía decidido, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: —José, hijo de David, no tengas reparo en acoger a María como esposa tuya, pues lo que ha concebido es obra del Es-píritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien llamarás Jesús, por-que él salvará a su pueblo de sus pecados. 

Cuando José se despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado y acogió a María como espo-

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sa. Pero no tuvo relaciones con ella hasta que dio a luz un hijo, al cual llamó Jesús

Dolores y gozos de san JoséGlorioso Patriarca san José, por el dolor que experimentaste al ver y no comprender el misterioso estado de tu esposa, y por el gozo que sentiste al anunciarte el ángel que había con-cebido por obra del Espíritu Santo, te pedimos nos alcances la gracia de no juzgar nunca al prójimo. Amén

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Del papa Francisco en Patris corde«Por su papel en la historia de la salvación, san José es un pa-dre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano, co-mo lo demuestra el hecho de que se le han dedicado nume-rosas iglesias en todo el mundo; que muchos institutos re-ligiosos, hermandades y grupos eclesiales se inspiran en su espiritualidad y llevan su nombre; y que desde hace siglos se celebran en su honor diversas representaciones sagradas. Muchos santos y santas le tuvieron una gran devoción, en-tre ellos Teresa de Ávila, quien lo tomó como abogado e in-tercesor, encomendándose mucho a él y recibiendo todas las gracias que le pedía. Alentada por su experiencia, la santa persuadía a otros para que le fueran devotos.

La confianza del pueblo en san José se resume en la ex-presión “Ite ad Ioseph”, que hace referencia al tiempo de hambruna en Egipto, cuando la gente le pedía pan al fa-raón y él les respondía: «Vayan donde José y hagan lo que él les diga» (Gn 41,55). Se trataba de José el hijo de Jacob,

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a quien sus hermanos vendieron por envidia (cf. Gn 37,11-28) y que –siguiendo el relato bíblico– se convirtió poste-riormente en virrey de Egipto (cf. Gn 41,41-44). Como des-cendiente de David (cf. Mt 1,16.20), de cuya raíz debía bro-tar Jesús según la promesa hecha a David por el profeta Na-tán (cf. 2Sam 7), y como esposo de María de Nazaret, san José es la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamen-to» (n. 1).

De los escritos de san Manuel González (Pláticas a las hermanas)«La grandeza de este santo siempre ha sido la misma… ¡Qué grandeza la suya! y ¡cuánta confianza le merecería al Señor puesto que le encargó tan sublime misión! Pero tomemos este dato, esta enseñanza de su vida. Toda la grandeza suya viene de la proximidad con Jesús. Si quitamos del escenario de su vida a Jesús, ya le quitamos su grandeza. Se quedaba sólo el obrero de Nazaret» (30/1/1931, pp. 91-92).

Súplica finalV. Sé siempre, san José, nuestro protector.R. Glorioso patriarca san José, que tuviste la dicha de ga-nar y dar el pan de cada día a Jesús en Nazaret, ¡que la ten-ga yo de ganar y dar la compañía de cada hora a Jesús Sa-cramentado! V. Ruega por nosotros, san José.R. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Se-ñor Jesucristo.

Oración (Papa Francisco)

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Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María.A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza,contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José,muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.Concédenos gracia, misericordia y valentía,y defiéndenos de todo mal. 

Amén

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Domingo 2º: PADRE DE LA TERNURA

Oración inicialV. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.R. Amén.V. Jesús mío, no te vayas de mí, que me muero sin Ti. Ma-dre mía Inmaculada, enséñame la vida interior. Padre mío san José lléname de espíritu reparador y nazareno.R. Madre Inmaculada y patriarca san José, los que mejor su-pieron y saborearon el Corazón de Jesús en la tierra, dadnos parte en vuestras intimidades.

Lectura evangélica (Lc 2,4-11, 15-18) José subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a la Ciudad de Da-vid en Judea, llamada Belén –pues pertenecía a la Casa y fa-milia de David–, a inscribirse con María, su esposa, que es-taba encinta. Estando allí le llegó la hora del parto y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acos-tó en un pesebre, porque no habían encontrado sitio en la posada. Había unos pastores en la zona que velaban por tur-nos los rebaños a la intemperie. Un ángel del Señor se les presentó. La gloria del Señor los cercó de resplandor y ellos se aterrorizaron. El ángel les dijo: —No temáis. Mirad, os doy una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pue-

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blo: Hoy os ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor. 

Cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían: —Crucemos hacia Belén, a ver lo que ha sucedido y nos ha comunicado el Señor. Fueron aprisa y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho del niño. Y todos los que lo oyeron se asombraban de lo que contaban los pastores.

Dolores y gozos de san JoséGlorioso Patriarca san José, por el dolor que experimentas-te al contemplar la pobreza en que nació Jesús, y por el go-zo que sentiste al verle adorado de ángeles, pastores y reyes, te pido me alcances la gracia de saber servir al Rey de la glo-ria con humildad y pobreza de espíritu. Amén

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Del papa Francisco en Patris corde«José vio a Jesús progresar día tras día «en sabiduría, en es-tatura y en gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2,52). Co-mo hizo el Señor con Israel, así él “le enseñó a caminar, y lo tomaba en sus brazos: era para él como el padre que alza a un niño hasta sus mejillas, y se inclina hacia él para darle de comer” (cf. Os 11,3-4). Jesús vio la ternura de Dios en Jo-sé: «Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Se-ñor siente ternura por quienes lo temen» (Sal 103,13). Tam-bién a través de la angustia de José pasa la voluntad de Dios, su historia, su proyecto. Así, José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a tra-

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vés de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca. A veces, nosotros quisiéramos tener to-do bajo control, pero Él tiene siempre una mirada más am-plia» (n. 2).

De los escritos de san Manuel González (Pláticas a las hermanas)«Cuánto le debemos agradecer a San José el oficio tan costo-so que ejerció. Sin embargo, de este oficio le viene su gran-deza, porque no ha habido en la tierra ni habrá quien lo pue-da ejercer más que él. ¡Qué confianza tenía el Señor en San José! Ya sabía a quién confiaba tan gran misterio. Si hubie-ra sido otra persona que se hubiera pavoneado por ejemplo, no se lo hubiera dado. Pero como San José era humildísimo por eso lo escogió a él» (30/1/1931, p. 94).

Súplica finalV. Sé siempre, san José, nuestro protector.R. Glorioso patriarca san José, que tuviste la dicha de ga-nar y dar el pan de cada día a Jesús en Nazaret, ¡que la ten-ga yo de ganar y dar la compañía de cada hora a Jesús Sa-cramentado! V. Ruega por nosotros, san José.R. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Se-ñor Jesucristo.

Oración (Papa Francisco)Salve, custodio del Redentor 

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y esposo de la Virgen María.A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza,contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José,muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.Concédenos gracia, misericordia y valentía,y defiéndenos de todo mal. 

Amén

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Domingo 3º: PADRE EN LA OBEDIENCIA

Oración inicial V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.R. Amén.V. Jesús mío, no te vayas de mí, que me muero sin Ti. Ma-dre mía Inmaculada, enséñame la vida interior. Padre mío san José lléname de espíritu reparador y nazareno.R. Madre Inmaculada y patriarca san José, los que mejor su-pieron y saborearon el Corazón de Jesús en la tierra, dadnos parte en vuestras intimidades.

Lectura evangélica (Lc 2,21)Al octavo día, al tiempo de circuncidarlo, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido. 

Dolores y gozos de san JoséGlorioso Patriarca san José, por el dolor que experimentaste al ver la sangre que derramaba tu tierno Hijo en la ceremo-nia de la circuncisión, y por el gozo que tuviste al imponer-le, por ordenación divina, el nombre de Jesús o Salvador, te pido que me alcances la virtud de la mortificación de la car-ne, que es la alegría del espíritu. Amén.

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Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Del papa Francisco en Patris corde«En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su “fiat”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní. José, en su papel de cabeza de familia, enseñó a Jesús a ser sumiso a sus padres, según el mandamiento de Dios. En la vida oculta de Nazaret, bajo la guía de José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre» (n. 3). 

De los escritos de san Manuel González (Pláticas a las hermanas)«La Santísima Virgen y San José sabían que Jesús era Dios, los tres estaban en el secreto, pero ninguno lo tenía que re-cordar al otro esto. ¡Qué vida tan sencilla y tan sublime! Je-sús hacía lo que San José le iba diciendo.  ¡A ver si noso-tros nos enamoramos de esta vulgaridad en la sublimidad!» (6/3/1931, pp. 98-99).

Súplica finalV. Sé siempre, san José, nuestro protector.R. Glorioso patriarca san José, que tuviste la dicha de ga-nar y dar el pan de cada día a Jesús en Nazaret, ¡que la ten-ga yo de ganar y dar la compañía de cada hora a Jesús Sa-cramentado! V. Ruega por nosotros, san José.R. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Se-ñor Jesucristo.

Oración (Papa Francisco)

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Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María.A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza,contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José,muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.Concédenos gracia, misericordia y valentía,y defiéndenos de todo mal. 

Amén

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Domingo 4º: PADRE EN LA ACOGIDA

Oración inicial V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.R. Amén.V. Jesús mío, no te vayas de mí, que me muero sin Ti. Ma-dre mía Inmaculada, enséñame la vida interior. Padre mío san José lléname de espíritu reparador y nazareno.R. Madre Inmaculada y patriarca san José, los que mejor su-pieron y saborearon el Corazón de Jesús en la tierra, dadnos parte en vuestras intimidades.

Lectura evangélica (Lc 2,22-35)Y, cuando llegó el día de su purificación, de acuerdo con la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentárse-lo al Señor, como manda la ley del Señor: Todo primogé-nito varón será consagrado al Señor; y para hacer la ofrenda que manda la ley del Señor: un par de tórtolas o dos picho-nes. Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hom-bre honrado y piadoso, que esperaba la liberación de Israel y se guiaba por el Espíritu Santo. Le había comunicado el Es-píritu Santo que no moriría sin antes haber visto al Mesías del Señor. Movido por el mismo Espíritu, se dirigió al tem-plo. Cuando los padres introducían al niño Jesús para cum-plir con él lo mandado en la ley, Simeón lo tomó en brazos

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y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu palabra, dejas libre y en paz a tu siervo, porque mis ojos han visto a tu salvador, que has dispuesto ante todos los pueblos como luz revelada a los paganos y como gloria de tu pueblo Israel. El padre y la madre estaban admirados de lo que decía acerca del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, la madre: —Mira, éste está colocado de modo que todos en Israel o cai-gan o se levanten; será una bandera discutida y así quedarán patentes los pensamientos de todos. En cuanto a ti, una es-pada te atravesará el corazón.

Dolores y gozos de san JoséGlorioso Patriarca san José, por el dolor que experimentaste al oír en el templo que Simeón profetizaba la Pasión de Je-sús, y por el gozo que sentiste al saber que por ella salvaría a los hombres, te pido que me alcances la gracia de conocer el mérito de la cruz y de amarla. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Del papa Francisco en Patris corde«José acogió a María sin poner condiciones previas. Con-fió en las palabras del ángel. La nobleza de su corazón le ha-ce supeditar a la caridad lo aprendido por ley; y hoy, en es-te mundo donde la violencia psicológica, verbal y física so-bre la mujer es patente, José se presenta como figura de va-rón respetuoso, delicado que, aun no teniendo toda la infor-mación, se decide por la fama, dignidad y vida de María. Y, en su duda de cómo hacer lo mejor, Dios lo ayudó a optar iluminando su juicio.

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La vida espiritual de José no nos muestra una vía que ex-plica, sino una vía que acoge. Solo a partir de esta acogida, de esta reconciliación, podemos también intuir una histo-ria más grande, un significado más profundo. José no es un hombre que se resigna pasivamente. Es un protagonista va-liente y fuerte. La acogida es un modo por el que se mani-fiesta en nuestra vida el don de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo. Solo el Señor puede darnos la fuerza para acoger la vida tal como es, para hacer sitio incluso a esa par-te contradictoria, inesperada y decepcionante de la existen-cia» (n. 4).

De los escritos de san Manuel González (Pláticas a las hermanas)«Toda la grandeza suya viene de la proximidad con Jesús. (…) Fuera de todas las acciones buenas de su vida oculta… vemos que su nombre y grandeza se lo da el haber hecho de Padre de Jesús, su proximidad con Él. Saquemos de aquí nosotros, ya que tenemos siempre esa hambre de grandeza, de ser más querido, más estimado… saquemos de esto acer-carnos mucho a Jesús y tendremos la verdadera grandeza» (30/1/1931, p. 92). 

Súplica finalV. Sé siempre, san José, nuestro protector.R. Glorioso patriarca san José, que tuviste la dicha de ga-nar y dar el pan de cada día a Jesús en Nazaret, ¡que la ten-ga yo de ganar y dar la compañía de cada hora a Jesús Sa-cramentado! V. Ruega por nosotros, san José.

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R. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Se-ñor Jesucristo.

Oración (Papa Francisco)Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María.A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza,contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José,muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.Concédenos gracia, misericordia y valentía,y defiéndenos de todo mal. 

Amén

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Domingo 5º: PADRE DE LA VALENTÍA CREATIVA

Oración inicial V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.R. Amén.V. Jesús mío, no te vayas de mí, que me muero sin Ti. Ma-dre mía Inmaculada, enséñame la vida interior. Padre mío san José lléname de espíritu reparador y nazareno.R. Madre Inmaculada y patriarca san José, los que mejor su-pieron y saborearon el Corazón de Jesús en la tierra, dadnos parte en vuestras intimidades.

Lectura evangélica (Mt 2,13-15)Cuando se marcharon, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: —Levántate, toma al niño y a su ma-dre, huye a Egipto y quédate allí hasta que te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. Se levantó, toda-vía de noche, tomó al niño y a su madre y partió hacia Egip-to, donde residió hasta la muerte de Herodes. Así se cum-plió lo que anunció el Señor por el profeta: Llamé a mi hijo que estaba en Egipto. 

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Dolores y gozos de san JoséGlorioso Patriarca san José, por el dolor que experimentas-te al dejar tu patria huyendo por el desierto a Egipto, y por el gozo que sentiste al ver salvado al Niño Jesús de la perse-cución de Herodes, te suplico que me alcances la gracia de saber dejar todo el mundo antes que ofender a Dios. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Del papa Francisco en Patris corde«El Evangelio no da ninguna información sobre el tiempo en que María, José y el Niño permanecieron en Egipto. Sin embargo, lo que es cierto es que habrán tenido necesidad de comer, de encontrar una casa, un trabajo. No hace falta mu-cha imaginación para llenar el silencio del Evangelio a este respecto. La Sagrada Familia tuvo que afrontar problemas concretos como todas las demás familias, como muchos de nuestros hermanos y hermanas migrantes que incluso hoy arriesgan sus vidas forzados por las adversidades y el ham-bre. A este respecto, creo que san José sea realmente un san-to patrono especial para todos aquellos que tienen que de-jar su tierra a causa de la guerra, el odio, la persecución y la miseria» (n. 5).

De los escritos de san Manuel González (Pláticas a las hermanas))«Otra enseñanza que podemos sacar de su vida es servir al Señor de la manera que Él quiera que lo sirvamos, aunque nos cueste. Servirle y glorificarle ocultamente, cuesta mucho

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trabajo. Pero como San José era humildísimo, por eso lo es-cogió a él» (30/1/1931, pp. 92. 94).

Súplica finalV. Sé siempre, san José, nuestro protector.R. Glorioso patriarca san José, que tuviste la dicha de ga-nar y dar el pan de cada día a Jesús en Nazaret, ¡que la ten-ga yo de ganar y dar la compañía de cada hora a Jesús Sa-cramentado! V. Ruega por nosotros, san José.R. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Se-ñor Jesucristo.

Oración (Papa Francisco)Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María.A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza,contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José,muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.Concédenos gracia, misericordia y valentía,y defiéndenos de todo mal. 

Amén

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Domingo 6: PADRE TRABAJADOR

Oración inicial V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.R. Amén.V. Jesús mío, no te vayas de mí, que me muero sin Ti. Ma-dre mía Inmaculada, enséñame la vida interior. Padre mío san José lléname de espíritu reparador y nazareno.R. Madre Inmaculada y patriarca san José, los que mejor su-pieron y saborearon el Corazón de Jesús en la tierra, dadnos parte en vuestras intimidades.

Lectura evangélica (Mt 2,19-23)A la muerte de Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: —Levántate, toma al ni-ño y a su madre y regresa a Israel, pues han muerto los que atentaban contra la vida del niño. Se levantó, tomó al niño y a su madre y se volvió a Israel. Pero, al enterarse de que Ar-quelao había sucedido a su padre Herodes como rey de Ju-dea, temió dirigirse allá. Y avisado en sueños, se retiró a la provincia de Galilea y se estableció en una población llama-da Nazaret, para que se cumpliera lo anunciado por los pro-fetas: Será llamado Nazareno.

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Dolores y gozos de san JoséGlorioso Patriarca san José, por el dolor que experimentaste al volver a la tierra de Israel, ante el temor de que Jesús fue-se injuriado, y por el gozo que sentiste al anunciarte el án-gel que estaría seguro en Nazaret, te pido que me alcances la gracia de saber confiar tranquilamente en la Providencia di-vina. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Del papa Francisco en Patris corde«San José era un carpintero que trabajaba honestamente pa-ra asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo. En nuestra época actual, en la que el trabajo parece haber vuelto a representar una ur-gente cuestión social y el desempleo alcanza a veces niveles impresionantes, aun en aquellas naciones en las que duran-te décadas se ha experimentado un cierto bienestar, es nece-sario, con una conciencia renovada, comprender el signifi-cado del trabajo que da dignidad y del que nuestro santo es un patrono ejemplar» (n. 6).

De los escritos de san Manuel González (Pláticas a las hermanas)«Vamos a considerar otro oficio honrosísimo de San José. (…) Le sirvió también de custodio y de sustentador, pues con el trabajo de sus manos le ganaba el pan que se comía; le dio su nombre y familia. ¡Qué confianza le merecería San

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José al Padre celestial cuando le confió misión tan grande y delicada!» (6/3/1931, pp. 97-98).

Súplica finalV. Sé siempre, san José, nuestro protector.R. Glorioso patriarca san José, que tuviste la dicha de ga-nar y dar el pan de cada día a Jesús en Nazaret, ¡que la ten-ga yo de ganar y dar la compañía de cada hora a Jesús Sa-cramentado! V. Ruega por nosotros, san José.R. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Se-ñor Jesucristo.

Oración (Papa Francisco)Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María.A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza,contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José,muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.Concédenos gracia, misericordia y valentía,y defiéndenos de todo mal. 

Amén

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Domingo 7º: PADRE EN LA SOMBRA

Oración inicial V. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.R. Amén.V. Jesús mío, no te vayas de mí, que me muero sin Ti. Ma-dre mía Inmaculada, enséñame la vida interior. Padre mío san José lléname de espíritu reparador y nazareno.R. Madre Inmaculada y patriarca san José, los que mejor su-pieron y saborearon el Corazón de Jesús en la tierra, dadnos parte en vuestras intimidades.

Lectura evangélica (Lc 2,41-51)Por las fiestas de Pascua iban sus padres todos los años a Je-rusalén. Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta se-gún costumbre. Al terminar ésta, mientras ellos se volvían, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo su-pieran. Pensando que iba en la caravana, hicieron un día de camino y se pusieron a buscarlo entre los parientes y los co-nocidos. Al no encontrarlo, regresaron a buscarlo a Jerusa-lén. Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, senta-do en medio de los doctores de la ley, escuchándolos y ha-ciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban atóni-tos ante su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, se queda-ron desconcertados, y su madre le dijo: —Hijo, ¿por qué

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nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados. Él replicó: —¿Por qué me buscabais? ¿No sa-bíais que yo debo estar en la casa de mi Padre? Ellos no en-tendieron lo que les dijo. Regresó con ellos, fue a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre guardaba todas estas co-sas en su corazón. 

Dolores y gozos de san JoséGlorioso Patriarca san José, por el dolor que experimentaste cuando perdiste a Jesús, y por el gozo que sentiste al encon-trarlo en el Templo entre los doctores, admirado de todos, te pido la gracia de saber encontrar a Jesús frecuentando los Sacramentos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Del papa Francisco en Patris corde«Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para encarcelar-lo, no para poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir. Quizás por esta razón la tradición también le ha puesto a José, junto al apelativo de padre, el de “castísi-mo”. No es una indicación meramente afectiva, sino la sín-tesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer. La cas-tidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbi-tos de la vida. Solo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz.

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7 Domingos de san José

Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándo-lo libre incluso para equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida. La felicidad de José no está en la lógica del autosacrificio, sino en el don de sí mismo. Nunca se percibe en este hombre la frustra-ción, sino solo la confianza. Su silencio persistente no con-templa quejas, sino gestos concretos de confianza» (n. 7).

De los escritos de san Manuel González (Pláticas a las hermanas)«San José, después de Jesús y María es la persona de más confianza del Señor. Dios Padre le confía su Hijo y el Espí-ritu Santo su Esposa. ¡Qué seguro estaría el Señor del cari-ño, de la pureza, fidelidad y nobleza de San José cuando le entregó Su tesoro más rico en naturaleza y gracia; sabía muy bien que se la devolvería limpísima e inmaculada. Por eso se la entrega sin más recomendaciones. Estaba seguro de la gran fidelidad de ese varón justo. ¡Qué alegría si se pudiera confiar alguna vez en nuestro cariño de una manera pareci-da!» (14/4/1931, pp. 101-102).

Súplica finalV. Sé siempre, san José, nuestro protector.R. Glorioso patriarca san José, que tuviste la dicha de ga-nar y dar el pan de cada día a Jesús en Nazaret, ¡que la ten-ga yo de ganar y dar la compañía de cada hora a Jesús Sa-cramentado! 

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V. Ruega por nosotros, san José.R. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Se-ñor Jesucristo.

Oración (Papa Francisco)Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María.A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza,contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José,muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.Concédenos gracia, misericordia y valentía,y defiéndenos de todo mal. 

Amén

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LETANÍAS A SAN JOSÉ

Señor, ten piedad.Cristo, ten piedad.Señor, ten piedad.Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial. Ten misericordia de nosotros.Dios, Hijo, Redentor del mundo. Ten misericordia de nosotros.Dios, Espíritu Santo. Ten misericordia de nosotros.Santísima Trinidad, un solo Dios. Ten misericordia de nosotros.

Santa María. Ruega por nosotros.San José. Ruega por nosotros.Ilustre descendiente de DavidLuz de los patriarcasEsposo de la Madre de DiosCustodio purísimo de la Virgen,Nutricio del Hijo de DiosDiligente defensor de CristoCabeza de la Sagrada FamiliaJosé, justísimoJosé, castísimoJosé, prudentísimoJosé, varón fuerte

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7 Domingos de san José

José, obedienteJosé, fidelísimo,Espejo de pacienciaAmante de la pobrezaModelo de trabajadorModelo de la vida domésticaCustodio de vírgenesColumna de las familiasConsuelo de los desdichadosEsperanza de los enfermosPatrono de los moribundosTerror de los demoniosProtector de la santa Iglesia.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,Perdónanos, Señor. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,Escúchanos, Señor.Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,Ten misericordia de nosotros.

Lo nombró administrador de su casa.Y señor de todas sus posesiones.

OraciónOh, Dios, que con inefable providencia elegiste a san José como esposo de la santísima Madre de tu Hijo, concéde-nos que merezcamos tener como intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra. Tú, que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén

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