Alvaro del Portillo

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Al servicio de la Iglesia

JOSÉ MIGUEL CEJAS

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Índice

Págs.

1. Raíces .............................................................................. 72. Un niño normal .............................................................. 103. Mi compañero de pupitre ............................................... 144. ¿Abogado o ingeniero? .................................................... 175. Con familias necesitadas ................................................. 216. Josemaría Escrivá y el Opus Dei ..................................... 287. Tiempos difíciles: 1936–1939 ......................................... 338. Ordenación sacerdotal .................................................... 479. Junto a san Josemaría, en Roma ..................................... 5010. Durante el Concilio ........................................................ 5811. Ocultarse y desaparecer .................................................. 6712. Sucesor de un santo ........................................................ 7113. El año de los tres Papas ................................................... 8114. La nueva evangelización ................................................. 8415. Por Asia y Oceanía, 1987 ............................................... 9316. En América del Norte, 1988 ........................................... 10217. Cuatro estancias en África, 1989 ................................... 10618. El Centro Académico Romano ....................................... 11119. Por los más necesitados ................................................... 11420. Espíritu de comunión y amor por los diversos carismas . 12121. Ordenación episcopal, Czestochowa .............................. 12422. Ochenta años y peregrinación a Tierra Santa ................ 12923. 22–23 de marzo de 1994 ................................................. 13324. El milagro ........................................................................ 14025. Un amigo en el Cielo ...................................................... 142

Cronología .............................................................................. 145


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San Juan Pablo II: «Fue un ejemplo de fortaleza, de confianza en la providencia divina y de fidelidad a la sede de Pedro».

Papa Francisco:«Supo conjugar una intensa vida espiritual, fundada sobre la fiel adhesión a la roca que es Cristo, con un generoso empeño apostólico que lo convirtió en un peregrino por los cinco continentes, siguiendo las huellas de san Jose-maría, merecedor de la frase bíblica del Libro de los Proverbios: “Vir fidelis multum laudabi-tur”» (El hombre fiel será muy alabado).


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Raíces

Otoño de 1994. Álvaro del Portillo ha fallecido el 23 de marzo pasado, hace pocos meses. Su hermana Pilar me recibe en su casa madrileña de Pinar de Chamartín. Repartidas por los muebles del salón, las fotografías enmarcadas de sus padres, de sus siete hermanos, de su esposo Tomás Niño – que murió hace un año–, de sus nueve hijos – entre ellos, dos sacerdotes y un misionero– y de su nieta, relatan gráficamente la historia familiar.

Pilar reacciona con viveza cuando enciendo la gra-badora y le pregunto por sus raíces.

—Mira: te voy a traer unos recuerdos de mi tía Lola. Están escritos con el estilo romántico del XIX, pero te darán una idea de nuestra historia.

(Se levanta y regresa a los pocos minutos con un cuadernillo que comienza a leer en voz alta).

—«En la bahía de Veracruz ha calado una fragata. Aún sus velas traen vientos de España. Las pupilas de los nave-gantes brillan con la luz de la ilusión y los tres amigos son los primeros en abandonar la nave. Su juventud siente toda la emoción de las tierras vírgenes...».


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Y a partir de aquí, mi tía va contando la historia de mis abuelos y de mis bisabuelos en México: aventuras, parentescos, amores, haciendas...

Nosotros descendemos, por línea paterna, de mis abue-los Francisco del Portillo y Concepción Pardo de Santa-yana; y por línea materna, de Ramón Diez de Sollano – sin acentuar el Diez, por lo que luego te diré–; y María de los Ángeles del Portillo y Diez de Sollano. Como ves, eran familias que fueron emparentando entre sí.

Los Diez de Sollano procedían de un municipio de Álava. Cuentan que hace siglos vivían en esa zona diez hermanos que «tanto montaban los unos como los otros»; es decir, que todos mandaban por igual; y por eso firmaban: «uno de los diez de Sollano».

Por lo que yo sé, algunos de los Portillo y algunos de los Diez de Sollano emigraron a México durante los siglos diecisiete y dieciocho. Trabajaron duro, tuvie-ron suerte, hicieron fortuna, y en concreto los Diez de Sollano se convirtieron en hacendados del Estado de Morelos. Eran los años «del buen pasar», como decían mis tías paternas Carmen y Pilar.

Pero con la revolución mexicana fueron perdiendo Buenavista y San Antonio del Puente, y aquel buen pasar del que hablaban mis tías se convirtió pronto en un simple pasar; y a veces, en un pasar bastante apu-rado. Mi abuelo Ramón salvó la vida de milagro, gracias a que los revolucionarios le ayudaron a salir del país, porque sabían que se había preocupado por elevar el nivel de vida de los campesinos.

Mi madre estudió en Londres, en el Colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón y conoció a mi padre en


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La Granja, cerquita de aquí. Se casaron en Cuernavaca y se establecieron en Madrid.

Fuimos ocho hermanos: los tres mayores fueron Ramón, Francisco y Álvaro. Luego vine yo. Me siguie-ron José María y Ángel; y varios años después, en 1926 y 1927, nacieron Teresa y Carlos, los pequeños».


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