Cuco Giner - Antropologia Urbana

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  • 5/9/2018 Cuco Giner - Antropologia Urbana

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    Josepa Cuc6 Giner

    ANTROPOLOGIA URBANA

    Ariel Antropologfa

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    PRESENTAcrON

    2004: Josepa Cuco Giner

    . Q i v l La Antropologia Urbana se ha convertido en los ultimos afio~ en\)\ un importante foro donde confluyen las reflexiones, arralisis y de-

    .r bates que en el -sena de la c~ida~~ica suscitan los"[[v l) procesos que han dado lugar ala UIlTrllareestructuraci6n del capi-y " v . 2 _ _ ~ o y a la profunda ~f~ de 0.~ciuaiaesy-Iossisle::-J' mas urbanos, los cuales estan hipotecando sobremanera los futurosdes~fos de la sociedad. Los antropologos, especialistas y no es-pecialistas en el campo urbano, compartimos un comun interes ypreocupaci6n por los cambios que conllevan los nuevos fenornenoscj.egI0~lizac.i6n, que afectan por igual a las sociedades del Primer r"y del Tercer Mundo, a las g~s cop.urbaQQnes Y' a las areas de \poblacion di.P-ersa,a las megalopolis y a las ciudades pequ~.a--,.,las sociedades campesinas y a las sociedades terciarizaaasJ-En vir-tud de tales procesos, temas que hasta hace poco parecian de int -res exclusivo 0 preferente de ese cam]2.0......d~~ci~lizaci6n dls 1(11-nar que es la Antropologia Urbana, se hall an a_ora en ef P\lllto , < I Imira~de otros antropologos con iritereses, sensibilidades y ob] tnl4d~t~diosarSfillfOS:--~'~-' '

    Diffcilmente podria ser de otra manera, porque todo pareoo ill-dicar que nos hallamos inmersos en un acelerado ~U::l?~ion del planeta. En efecto, a 10 largo de todo el siglo XX Iupoblaci6n urbana no ha hecho sino aumentar a un ritmo crecien-te: si a principios de siglo solo vivia enciudades un infimo por-centaje de la poblaci6n mundial (el 4 %), ahora 10hace mas de lamitad de la poblacion total. Es mas, a nivel universal se preve quetodo el crecimiento de Iii poblaci6n esperado entre el 2000 Y el2030, calculado en unos 2.000 millones de personas, se conceritra-ra en las areas urbanas del mundo.! En buena medida, el actual

    1.aodicion: septiembre de 20042.a edici6n: julio de 2008

    Derechos exclusivos de edici6n en espanolreservados para todo el mundo: 2004y 2008: Editorial Ariel , S. A.Avda. Diagonal. 662-664 - 08034 Barcelona

    ISBN: 84-~44-2222-3\Deposito legal : B. 33.344 - 2008

    Irnpreso en Espana porBook Print DigitalBotanica, 176-178

    08901 L'Hospitalet de Llobregat(Barcelona)

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    establecidas en las leyes, la reproducci6n total 0parcialde esta obra por cualquier medio 0procedimiento,

    comprendidos la reprograna y el tratamiento informanco,y la distribuci6n de ejernplares de ella mediante alquiler

    o prestamo publioos.

    1. Segun l as previsiones de l aONU, a nivel rnundial, en el periodo que va entre los afios2000 y 2030, las areas urbanas pasaran de contener 2.900 mill ones depersonas a cont ener4.900 mil lones de los 8.100 millones de la poblaci6n mundial total esperada para el af io 2030.La mayorta de este-incrernento (1.900 mil lones de personas) se espera que se produzca en lospafses menos desarrollados del mundo, a un promedio de 2,3 % anual , que significa que la

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    8 ANTROPOLOGM URBANA PRESENTAcr6N 9~oo~ urbano es el res~1tado de J e t emi~on de los rurales y lQS~r:,dlg_~n~s.esos colectivos par los que la antropologia se inter~-~a-a tradlclOnalI?ente- ~ las ciudades. S~g_l:li~ sus objetos habi-tuales de esttrd.io en su exodo a la ciudad . -~---'--""'I"""f supuso a ia antropo ogiar ~~ r~.ntar .':" doble reto: el que representaba, por un lado repensar~fJl\el~~~slda? ~cio~u.ltur.aL.a_Ja__ly_z.~en contexto nuevo: por otro,

    , ~ v ) que Imph_:aba.~p!!~_c:r la ciudad urios conceptos y unas tecrri-o t cas qu~ habran sldo elabciraaas'para estllili_g_~iias comunida-d~~!2.bal~~~ cam~inas. -----b Los testimonios delos antropologos sobre los desarrollos y pro-lernas urbanos, en los que s~entremezclan los desafios que la ciu-, < = ! _ ' : ? plantea a I~~ociales pew tambieri ala propia discipli-na, vrenen produciendosa Oesde hace bastante mas de med' . (' - s e . . . . lOsig O.~~lllCIan,por ejernplo, en los aiio~~uando Whyte (1955) se de-dlCOa

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    10 ANTROPOLOGiA URBANA PRESENTACION 11fluencias que hoy en dia se observan entre la antropologia, su es-pecialidad urbana y las ciencias sociales en generac---------'PeroaiiTenie-presentar el plan de la obra me gustarta dejar aldescubierto una pequefia )??rte g e , es~h,U.Q:SQ!i:

    \~entan el reverso de la moneda de esos otros actores sociales que)J \ otorgan a las ciudades mundiales su aire mas cosmopolita: los tu-[ristas, los agentes Iinancieros y empresariales tFansflaclonales, y el

    I, f grupo de profesionales integrado por iritelectuales. artistas, disefia-ldores, etc. (Hannerz, 1998). En tales barrios, poblados por gentesde rnuchas partes del rnundo, los viejos'y-Ios nuevos residentes seen'Zarzanen-idaciones' que tienden a ser conflictivasy/ocornpetiti-

    ~' vas, pero establecen al mismo tiempo marcos cleinteraccion y.~o()~< ~!:.a~ion; construyen i9:.~Il~i.~~~~.~_queafirman su.

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    12 ANTROPOLOGIA URBANA PRESENTACI6N 13ayuda mutua, la aparicion de nuevas formas de identidad y de ocu-pacion del espacio, de nuevas estrategias relacionales, economicasy simbolicas que permiten a los individuos enfrentarse a 10 conoci-do y domar 10 desconocido. De ahf la importancia de las redes, losagrupamientos y las movilizaciones sociales, que propician el desa-rrollo de una nueva cultura ciudadana capaz de cuestionar los po-deres establecidos.Los capitulos 4 y 5 forman en realidad un solo bloque tematicoque gira entomo a una figura conceptual, las llamadas estructurasde mediacion, que engloba a fenomenos como la sociedad civil, Iasociabrlidad, las asociaciones voluntarias y las redes y grupos in-formales. El enfasis del capitulo 4 es mas teorico y en el se abordael problema de las mediaciones entre estructura y accion social, en-tre cultura y praxis cultural a la luz de las mencionadas estructurasdemediacion, de las que se perfila tanto su evolucion como sus ca-ract rtsticas principales. Por su parte, en el capitulo 5 se vislumbraJa m r encia y ulterior consolidacion de nuevos protagonismos so-clnles 1\ parti r de la decada de los 80.En unas ocasiones, se trata def Il~mlll s que han experimentado una considerable expansion yquo, On Inmutacion social en marcha, adquieren un significado ynlcnn ULI vos. En otras, aparecen elementos y procesos que sonahorn visibtlizados, valorados 0redescubierto por el conjunto de lasi 11 ia sociales, La eclosion de las asociaciones voluntarias, el des-cubrlmiento del Tercer Sector y de la sociabilidad de las mujeres, elredescubrimiento de las comunidades y las redes de proximidad pa-recen avenirse bastante bien a las tendencias mencionadas.Los capitulos 6 y 7 abordan finalmente el terna de los movi-mientos sociales, un fenomeno que no solo es esencial para la com-prension de las sociedades contemporaneas sino tambien para eldesarrollo de la teorfa social. Eri-el capitulo 6 se observa a los mo-vimientos sociales a la luz de SUicontexto mas actual: Ia crisis de lamodernidad: tomando como punto de partida Ia decada de los 60,se desgranan los avatares de sus sucesivas mutaciones y se analizanlos rasgos mas desccllantes de los movimientos urbanos contempo-ranees. Finalmente, en el capitulo 7 se hace un apretado repaso delos principales enfoques teoricos que han abordado el estudio de losmovimientos sociales y se observa la incidencia, bastante pobre ytardia, de la antropologia en este campo.Es evidente que los temas que aqui presento no agotan el cam-po d- la antropologia urbana, que cubre un abanico de contenidosI~1l1 arnplio que en la practica resulta imposible abarcar todas susdimensiones. Por eso he optado por primar aquellos temas y as-pectos que me parecen mas sugerentes, que permiten ademas abor-

    dar algunos "delos debates presentes tanto en el ambito deIa an-tropologia como del conjunto de las ciencias sociales, unos debates'\ ,que inciden en aspectos de Ia realidad social que son objeto de-in-teres y preocupacion social en la actualidad., .Acabare esta breve preseritacion con unas palabras de recono-cimiento y una dedicatoria. Mi reconocimiento es para con la ge-nerosidad y ayuda que me han prestado algunas personas, colegasy amigos todos y todas. Los nombrare de corrido, sin rnencionar lacalidad especifica de sus dones, de sus apo_yosy estimulos. Perocuando lean sus nombres cada uno sabra con claridad 10 que leesdebido. Al expresarlo as! mi agradecimiento para con Joan JosepPujadas -pionero en Iadocencia y en la investigacion en campo ur-bano--, Beatriz Santamarina y Albert Moncusi -jovenes compaiie-ros de aventuras antropologicas=-, Joan Prat, Teresa San Roman yJoan Frigole -lectores minuciosos y criticos- se proclama publi-camente, pero una parte de el permanece al mismo tiempo en elambito de 10 intimo. La dedicatoria es porultimo para alguien quees para mi unico pero que ya no tengo conmigo. Ami hermano Al-fons Cuco, per tot, rnesque mai, Ie dedico este libro.Valencia, abril de 2003

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    1LA NATURALEZA DE LA ANTROPOLOGIA URBANA

    POG:asspecialidades de la antropologfa se han tenido que en-frentar a tantas y tan duraderas reticencias como la antropologiaurbana. Sobre ella corren desde hace tiempo una serie de topicosque erosionan 0cuestionan Ia Iegitimidad de su existencia. En elfondo, 10 que tales estereotipos vienen a decir es que nuestra disci-plina ha llegado tarde y mal al estudio del ambito urbane, deahf elcaracter problematico de esta espeoializacion: Cuando se ernpleaeIcalificativo de tarde se hace no pOE:qSeces en un doble senti-do: se senala por un Iadoque sus comienzos son demasiado tardfos(su fecha de nacimiento se=situa a finales de la decada de los 60,cuando otras ciencias sociales, en especialla sociologfa,llevabanyadecadas de andadura utbana); se deja caer por otro que su conso-Iidacion como subdisciplina antropologica tambien ha tenido lugara deshora, precisarnente cuando los procesos propios de Ia globali-zacion estan vaciando de significado la especificidad de 10 urbano(0 esque ahora todo esantropologfa urbana?). Ydecimos que Ile-ga rna}"porque la antropologfa urbana parece poseer el extrafiodonde convertir en vicios las virtudes antropologicas: asi se senala laproblematica adecuacion de la observaci6n participante y del tra-bajo etnografico al espacio urbano, 0la practica de una anrropoio-giaen la ciudad, una ciudad descontextualizada donde flotanSill '0-nexion islas de guetos.Revisar algunos de estos topicos es cuanto menos una form",original,0si se quiere una excusa, de abordar la antropologia ur-bana que me perrnitira desvelar a un tiempo sus enfasis y titubeos,su especificidadpew tambien su imbricacion con la evoluci6nde Iadisciplina antropologica de la cual es parte inseparable. Concreta-mente, loscuatro topicos que sucesivamente abordare tratan de 10siguiente: los antropologos son los recien llegados al ambito urba-no; se ha hecho antropologfa en la ciudad con un enfoque de isla-gheto; la fuerte carencia de una teorfa y una metodologia antropo-

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    16 ANTROPOLOGiA URBANA LA NATURALEZA DE LA ANTROPOLOGiA URBANA 17logica sobre 10urbano; y por ultimo, la dificultad de acotar un cam-po especffico ala antropologia urbana.

    1. Los nouveaux arrives a Ia ciudad

    rioso del caso es que para referirse a tal especialidad utilizara in-distintamente tanto el referido concepto de antropologia de las so-ciedades complejas como el de antropologia urbana, en una apa-rente ceremonia de confusion a Ia que el mismo titulo de la obra,antropologia de la ciudad, no hace sino echar mas lena al fuego. Sepodra 0no estar de acuerdo con su forma de nombrar las cosas.Para algunos ambos conceptos denotan campos distintos de la rea-Ildad social, por 10 que son dificilmente intercambiables; otros porel contrario diran sencillamente que se trata de maneras diferentesde nombrar 10mismo. A Sobrero esta arnbiguedad terminol6gica nole preocupa, es mas, parece encontrarse a gusto en ella. En el fon-do, dice, 10 que denotan ambos conceptos es Ia manera (0 maneras)con que la antropologia aborda su relaci6n con la modemidad, conese mnnda modemo cuya exploracion tardo bastante en abordar.En uno y otro se hallan inscritas las distintas etapas de ese largocamino intelectual a traves del cual una disciplina nacida para inl\dagar sobre los primitivos de Australia llega a considerarse capaz',de decir alguna eosa de los habitantes de Nueva York" (Sobrero, \1993: 46).

    Por otra parte, si tenemos en euenta las diferentes tradieionesnacionales, resulta diffcil estableeer euales son los momentos fun-dadores de la antropologfa urbana: segun unos, ya se puede hablarde antropologia urbana a part ir de los afios 20; otros eonsideranque hay que esperarse al perfodo de la Segunda Guerra Mundial; to-davia unos terceros afirrnaran que su nacimiento no tiene lugar has-ta principios de los 70. Y no se trata s610 de que el in teres por' lassociedades complejas y el urbanismo surge en momentos, context osY por motivos diferentes, sino que dentro de cada tradici6n nacio-nal, los nuevos intereses antropol6gicos se enfrentaran invariable-mente con resistencias diversas. Mientras que la tradicional fasci-nacion por 10 urbano caracteristica de las ciencias sociales en USAtiende, entre otros factores, a favorecer en ese pais una mas tern-prana consolidaci6n de la antropologfa urbana, en otras sociedadesoccidentales su andadura corre pOI' derroteros distintos. Asi porejemplo, en el caso de la antropologia social britanica se responsa-biliza a la perspectiva evolucionista tradicional y a la no menos tra-dicional costumbre de no teorizar mas alla de la investigaci6n con-creta de retardar unas cuantas decadas el efecto del shock discipli-nar implicito en los estudios auspiciados par el Instituto Rhodes-Livingstone de Lusaka. En el caso de Francia e Italia, el retraso enla irnplantacion de este nuevo sector de estudios se achaca, respec-tivamente, a la influencia del estructuralismo y al peso de la tradi-cion meridionalista y folklorica. POI'su parte, el desarrollo de Ia an-

    Con la antropologfa urbana ocurre como con un tipo de vino jo-ven frances, el beaujolais nouveau: de ambos se vocea periodica-mente su Uegada. Le beaujolais nouveau est arrive", anuncian conjtibilo afio tras afio numerosos establecimientos parisinos. Los an-trop6logos, se repite hasta Ia saciedad dentro de la propia antropo-logia urbana, son los recien llegados al estudio de 10 urbano; paraque se rompiera Ia caracteristica agorafobia disciplinar (Hannerz,1983) tuvo que producirse 10 que se ha convenido en Hamar la ter-cera revoluci6n en antropologia, tras la que supusieron respectiva-mente el estudio de primitives y campesinos. Pero mientras que enaquella particular clase de vino la juventud es una cualidad apre-ciada, la bisonez antropol6gica en el campo urbano resulta masbien un sintoma de inmadurez e inconsistencia. En principio, nopr tendo poner en cuesti6n la precision 0certeza de esta afirrna-ion. ino de destacar simplemente que la referida frase se ha con-vertido en una especie de muletilla que se repite sin apenas varia-cion desde hace mas de treinta afios. iCuanto tiempo tiene que pa-sal' para que la antropologia urbana adquiera el pedigrf de otrasespecialidades antropo16gicas?

    Por 10 general, se data el nacimiento de la antropologia urbanaen un momenta indeterminado que grosso modo se situa alla par losanos 60 y principios de los 70; es en este periodo cuando se acufiapor primera vez el concepto (1963) y se publican tanto el primermanual (1968) como la primera revista de antropologia urbana(1972). Sin embargo, para que cristalizaran dichos hitos en el pro-ceso de reconocimiento y normalizaci6n como espeeialidad de laantropologia social tuvieron que producirse previamente una am-plia serie de acontecimientos y obviamente, de investigaciones.Cambios ocurridos dentro y fuera de la antropologia que propicia-ron estudios, trabajos, actividades, escuelas de pensamiento, ten-clencias, enfoques y foros de discusion, los cuales posibilitaron a suv 7. que se conformara primero y se institucionalizara despues algoqu se convino en llamar antropologia urbana.

    En su esplendida Antropologia della citta, Alberto Sobrero sepropene reconstruir la historia de la antropologia de las sociedadescomplejas como la progresiva definicion de una especializacion au-t6noma en el ambito de Ia antropologta general (1993: 38). Lo cu-

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    18 ANTROPOLOGiA URBANA LANATURALEZA DE LA ANTROPOLOGiA URBANA 19tropologia urbana en Espana es tambien bastante reciente. Excep-ci6n hecha de ciertos estudios aislados como los de Kenny (1961)sabre una parroquia de Madrid 0de San Roman sobre los gitanosde Madrid y Barcelona (1975, 1976a, 1976b, 1986, 1990), podemosdatar su eclosion a mediad os de los aiios 80 ante la influencia com-binada de una serie de demandas institucionales, del clima ideolo-gico generado por el impulso de la movida cultural, el auge de laposmodemidad y la presion de una nueva generacion de antropo-logos (Feixa, 1993a: 24-25).

    cumentar los que Sanjek (1996: 555) denomina "micro-terrenos dela vida cotidiana; otro de caracter mas holfstico, interesado en cap-tar las formas y cualidades del urbanismo. Una antropologia en laciudad y de la ciudad evolucionando de forma paralela, pero tarn-bien interactuando entre S1 pese a las frecuentes ignorancias mu-tuas y a los notables desequilibrios existentes entre elIas. Por otrolado, porque como indica Nestor Garcia Canclini, aunque desde elsiglo XIX la bibliograffa antropologica se nutre de numerosos estu-dios sobre ciudades, debemos reconocer que frecuentemente, cuan-do los antrop6logos hablan de ciudades, en realidad estan hablan-do de otra cosa. Aunque se ocupen de Lusaka 0de Ibadan, de SaoPaulo 0 de Merida (Mexico), 10 que intentan saber muchas investi-gaciones es como se producen los contactos culturales en el con-texto colonial 0las migraciones durante la industrializaci6n, cualesson las condiciones de trabajo 0los habitos de consumo, que que-da de las tradiciones tras el avance de la modernidad (1997c: 381-382). ,En segundo lugar, porque al seguir a los destinatarios habitua-les de la investigacion antropologica en su exodo hacia la ciudad, ladisciplina acepto e1desafio que este ambito representaba para unosconceptos y tecnicas que habian sido elaborados para estudiar co-munidades pequefias, ya fueran indigenas 0rurales. Continuo puesinvestigando a losOtros, siempre pobres (0 marginales) y ahora de-sarraigados, que se instalaban en las ciudades; al hacerlo siguio enparte e1mismo modelo de aproxirnacion que habia aplicado conexito en las aldeas 0pueblos natales de los ernigrantes. Nos referi-mos obviamente a ese modelo insular que contierie las ideas de islay de ciclo y que ha tenido tanto peso entre los antrop6logos. Comseiiala Francisco Cruces, el exito de tal modelo no se deb al az a I;sino a que esprecisamente por la constituci6n de una isla rpncin ly un tiempo ciclico -es decir, de una localidad, de un lugar- JJOI'10 que la gente puede lleger a identificarse y ser identificado '01110diferente (1997: 47). Existio-yciertamente aun persiste- una art-tropologia urbana obsesionada por los ghetos y erigiendo Islas portodas partes. Pero no esta de mas recordar que tales sesgos ya Iue-ron superados hace por 10 menos dos decadas, Como es bien sabi-do, en los aiios 80 tienen lugar toda una serie de cambios signifi-cativos en la antropologfa urbana, especialmente en 10 que se refie-re a la sustanciosa ampliaci6n de los ternas de estudio (Sanjek,1990). En 10 que respecta a los cambios a nivel te6rico y metodolo-gico cabe destacar dos cosas: que empezaron bastante antes ~ quese han incrementado en la ultima decada para afectar al conjuntode la antropologfa. En ese seritido, como destaca Garcia Ganclini

    2. Islas y guetos urbanosLa frase que a continuaci6n expongo conforma algo asf comoun esterotipo negativo compendiado, que reune hasta tres erroresatribuibles a la antropologia urbana en un pasado no muy lejano.Dice aS1:Durante bastantes aiios,la tendencia predominantemen-te en la antropologfa urbana ha sido hacer una antropologia en laciudad que centraba su atenci6n en ghetos urbanos que recibian untratamiento descontextualizado e insular. La ciudad no era pues elobjeto central de estudio sino un mero receptaculo que contenia alverdadero centro de irrteres, constituido generalmente por los po-bres urbanos -campesinos emigrados, minorfas etnicas, margina-dos, etc.-, los cuales, a los ojos de los investigadores formaban ghe-tos aislados y bien delirnitados (Fox, 1977;Harmerz, 1983; Sanjek,1990; Catedra, 1991; Pujadas, 1991). El rnodelo insular del quehabla Cruces (1997), a traves del cual se observa la realidad y seanalizan los datos, perrnite trazar limites nitidos en torno al colec-tivo 0grupo objeto de estudio, que de este modo conforma un es-pacio 'culturalmente hornogeneo y holisticamente abarcable, aun-que par 10 comun desgajado de su entomo inmediato.Pero esta manera de ver las cosas resulta excesivamente sirn-plista. En primer Iugar, porque a' pesar de los reiterados esfuerzospOI'distinguir 10 que se ha convenido en Hamar la antropologfa enla ciudad (la ciudad como escenario del objeto de estudio) de Ia an-tropologia de Ia ciudad (la ciudad como objeto de estudio), la difi-cultad de separar una y otra es muy grande. Por un lado, porquepara capturar la complejidad de la vida urbana, los antropologos tu-vieron que destacar desde el principio relaciones, formas y princi-pios organizativos que iban mas alla de los que implica el orden delparentesco. AI hacerlo, se alejaron de la etnografia clasica repre-sentada por los iroqueses, los trobriandeses 0los nuer, desarrollan-do al mismo tiempo dos tipos de enfoques: uno empefiado en do-

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    l. Debo esta sugerencla rnetodologica a Teresa San Roman.

    fabricando nuevos instrumentos de analisis. Evidentemente, el usode otras tecnicas -nuevas 0no-- es importante, porque la variedadde tecrricas contrarresta los sesgos particulares introducidos porcada una de ellas. Cada tecnica, ya sea extensiva 0intensiva, poseevirtudes diferentes: unas son adecuadas para generar hipotesis teo-ricas e interpretativas, otras sirven para medir 0calibrar la ampli-tud de las generalizaciones. Lo urbano, por su tarnafio y compleji-dad, parece necesitar de un enfoque triangular -de triangulaci.onhabla exactamente Hannerz (1983: 380)-, consistente en combmartres metodos distintos pero complementarios: los metodos his tori-cos los metodos cuantitativos y el metodo etnografico.'La fertilidad de esta flexibilldad metodologica se hace evidcnte,por ejemplo, en Ia investigacion de Ter~~aCaldeira (~OOO)sobre l.asexperiencias de violencia, la reproducclOn de la desigualdad soc~aly la segregacion espacial en la ciudad de Sao Paulo '.Aunque la citaes un poco larga, merece la pena escuchar sus propl~s pal~bra~ :e-firiendose a los aspectos metodologicos de su obra. DIce asi: Mi m-vestiuacion realizada en Sao Paulo desde 1988 hasta la actualidad,se basa en una combinacion de metodolagia y tipos de datos. La ob-servacion participante, considerada general mente como el meto~opor excelencia de un estudio etnografico. no fue por 10 general vu~-ble en este estudio a causa diversas razones interconectadas. Pri-mera, la violencia y el crimen son dificiles, sino imposibles: de es-tudiar mediante la observacion participante. Segunda, la umdad deanalisis para el estudio de la segregacion espacial ha side la regionmetropolitana de Sao Paulo. Un area urbana con diez y seis mi~lo-nes de habitantes no puede ser estudiada siguiendo metodos dise-nados para el estudio de pueblos pequenos. Podia haber estudiadobarrios ... sin embargo, mi interes fundamental no era hacer una et-nograffa de las diferentes areas de Ia ciudad, sino un analisis etno-grafico de las experiencias de violencia y segregacion, y es~as no _ p 0 -dian estudiarse de la misma manera en los diferentes barrios. Mien-tras que en los vecindarios de clase t~abajadora existe to~~vfa unavida publica y estan relativamente abiertos a la observaoo? y a laparticipacion, en los vecindarios residenciales de clase medl~ y ~la-se alta la vida social se ha recluido en el interior y se ha pnvatlza-do ... la observacion participante no es allf viable. Utilizar la obser-vacion participante en las areas pobres y otros metodos en lasareas ricas podria significas "primitivi~ar" a las c~ases, tr~bajad?rasy negligir la relacion entre clase social y espacio pubhco. Final-mente, tuve que utilizar otros tipos de informacion porque .estab~interesada en un proceso de cambio social que la observacJ6n di-recta s610 pllede captar de forma marginal (2000: 11-12). Para al-

    (1997c: 382), la problematica urbana se revela como un importantefactor que ha colaborado poderosamente a Ia reestructuraciorr delproyecto antropol6gico.Los cambios a nivel metodologico se pueden resumir con unasola frase: consolidacion de la etnografia acompafiada por una con-siderable apertura 0flexibilidad metodologica. En efecto, por unlado, la antropologfa, mediante el trabajo de campo realizado en elambito urbano , ha podido mostrar la fecundidad de sus instru-mentos conceptuales y metodologicos para abordar algunos aspec-tos clave de las ciudades contemporaneas. Y esto es as! porque lastecnicas de captacion de datos intensivas y de larga duracion utili-zadas por los antropologos -entre elIas la observacion participan-te- son las unicas que permiten establecer relaciones fiables conla gente y, por tanto, resultan tan esenciales en un terreno urbanocomo en una aldea de Samoa. Su cometido fundamental es des-mantelar ideas previas inadecuadas y generar al mismo tiempoideas previas con sentido; por eso son la base para un buen plan-teamiento del disefio te6rico etnografico y del diseno con nuevastecnicas.'

    Pero como enfatizan Carrier y Miller (1999), los antropologosson los primeros que deben creerse su (importante) historia de in-mersion en la etnografia; por eso, estos autores, interesados por laesfera economica, realzan Ia necesidad de estudiar etnograficamen-te las instituciones financieras actuales y de poner en contacto lasfinanzas globales -articuladas a un sistema de flujos cada vez masabstractos- con Jas relaciones sociales que tienen Iugar en su inte-rior, cuyo caracter continua siendo eminentemente personal y local.Investigaciones como la de Leyshon y Thrif (1997) sobre la City deLondres nos ayudan a desmitificar dichas instituciones, poniendoen contacto sus abstractas y fluidas operaciones con la experienciacotidiana de la humanidad.

    Por otra parte, pese a las indiscutibles ventajas que conlieva eluso de la observaci6n participante en ambito urbano, no hay razonalguna para abrazar un purismo metodologico como una cuesti6nde principios. Lo razonable parece mas bien 10 contrario: precorii-zar Ia necesidad de una gran flexibilidad metodol6gica, que com-port~ el reunir datos a partir de metodos, tecnicas y Fuentes distin-los. El :netodo etnografico, el trabajo de campo intensivo, debe serzoncebido como proteico, flexible y moldeable, capaz de adaptarseonttnuamente a los nuevos contextos y a los distintos intereses yn cesidades, ya sea modificando los procedirnientos establecidos 0

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    canzar su objetivo Caldeira combino una pluralidad de fuentes ymetodos: analizo estadisticas de criminalidad y anuncios de prensa,esrurlio la historia y' las practicas de la policia civil y militar, re-construyo el proceso de urbanizacion de Sao Paulo, y realize entre-vistas en profundidad en tres areas metropolitanas distintas.En 10 que se refiere a las preocupaciones teoricas de los antro-pologos urbanos es evidente que ahora, al igual que en epocas an-teriores, coinciden con las del resto de los antropologos sociales.A ese tenor, uno de los temas que suscita mayor interes y debate esel de la articulacion entre los niveles micro y macro. iOue caminospenni ten a la antropologfa mantener su confianza en la etnograffay ocuparse al mismo tiempo de la relacion entre 10 que observan enel trabajo de campo y los procesos globales? Las propuestas al res-pecto estan siendo muy diversas; las mas fructiferas, sin embargo,apuntan hacia un objetivo que Carrier y Miller explicitan con clari-dad meridiana: escapar de una antropologia que, 0se decanta porser una ciencia de las estructuras globales 0universales como en losafios 70, 0por ser una disciplina que esconde su cabeza en la are-na de las "subjetividades nativas" como ocurre en los afios 90(1999: 42). Esta acida frase sobre la antropologia que emplea latactica del avestruz- hace referencia a las dos (graves) consecuen-cias que entre riosotros tuvo el debate postmoderno relativo a la cri-sis de la representacion y a las crfticas a las practicas de exclusionde la teorizacion occidental: la retirada al particularisrno etnografi-co y el alejamiento (0 incluso rechazo) de la teorfa. Por decirlo sua-vemente, ambas rcacciones son, como minimo, desafortunadas. Porun lado, como observa agudamente Henrietta Moore, el proble-rna... es que una retirada al particularisrno etnografico no puede sernunca una respuesta apropiada a Ia acusacion de que las metateo-rias modernistas eran excluyentes, jerarquicas y homogeneizadoras.Valorar las diferencias culturales requiere teorfa; valorar las cone-xiones entre formas de diferencia cultural y relaciones jerarquicasde poder requiere teorfa: unir las e~periencias personales a los pro-cesos de fragrnentacion y globalizacion requiere teoria (1999: 7).Por otro, resulta bastante obvio que el alejamiento de la teoria fueparcial e ilusorio. Por utilizar un sirnil sencillo y a Ia vez cercano, alos postmodernos les ha pasado con la teoria 10 mismo que a Iadie-tadura franquista con Ia politica: si al proclamar su apoliticisrno losfranquistas estaban haciendo politica, la anti-teorfa de los primerosconstituye su particular forma de hacer teorfa,Pero las islas (modelo insular) y los refugios (etnograficos) sehan resquebrajado. Los cambios habidos dentro y fuera de la disci-plina han transformado sus tradicionales conceptos centrales; la di-

    versidad y la diferencia han tornado nuevos significados. La antro-pologfa, al abordar estos aspectos en el ambito urbano, explora untema conocido aunque en un contexto nuevo. Y es un contexto nue-vo no tanto porque la ciudad sea un terreno desconocido para losantropologos, que no 10 es, sino porque los profundos procesos detransformacion actualmente en marcha (procesos de multicultura-Iismo y de segregacion, procesos de 10 global y de 10 local) han afec-tado tanto y de tal forma a las ciudades que han puesto en entredi-cho las teorfas y definiciones vigentes hasta hace poco sobre la ciu-dad y 10 urbano. Segun Garda Canclini (1997c), la diversidadsociocultural, que constituye un factor de Interrogacion constante ypermanente de la antropologia, es en la actualidad uno de los temasmas desestructurantes de los modelos clasicos propuestos por lateorfa urbana. A I menos en antropologfa, las grandes cuestionescontemporaneas son en buena medida cont.irruacion de viejas cues-tiones como ique es Ia cultura?, icomo se genera la diversidad?,icomo se construye y se viveel multiculturalismo contemporaneo P,etcetera. Pero sobre estos y otros interrogantes planea otro de in-dole superior que pone en entredicho el potencial explicativo de laantropologia urbana.

    3. Estados carencialesDestacaba Patricia Safa hace unos afios que los antropologoscontamos ya con un cumulo importante de informacion empirica,pero hemos participado poco en la constr-uccion de una teorfa so-cial que permita, por medio del analisis, llegar a generalizacion s

    explicativas sobre la experiencia urbana ... La carencia de un .-fuerzo explicativo... se debe, en parte, a que en la mayorla d . .10.'casos, los antropologos, a diferencia de los sociologos, hemo J Ido ala ciudad tratando de utilizar enfoques, problemas y mctodosque sirvieron para estudiar comunidades etnicas 0camp sirias(1993: 284). Estos enfasis negativos no son ni mucho menos nov do-sos. Vienen repitiendose con regularidad desde que fueron plant a-das en la decada de los afios 70 (Gulick, 1973; Fox, 1977;K. Moore,1975). Tanto en la Iiteratura anglosajona como en Ia latinoamerica-na (Hannerz, 1983; Sariego,1988) se resalta la carencia de una teo-ria y una metodologia antropologica sobre 10 urbano, de ahi eseconcepto de estados carenciales que encabeza este apartado.Como contrapunto a esta empobrecedora y a mi entender erro-nea vision se puede anteponer aquella otra que planteaba Bashamhace casi treinta afios, dice asi: el trabajo urbano no ha llevado a

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    los antrop61ogos a arnbitos teoricos y rnetodologicos distintos, sinoque ha reflejado y revisado aquellos que ya existfan anteriormente(1978: 29). Segun este autor, existe una clara continuidad entre 10que el denomina la antropologta tradicional y la antropologia ur-bana y de las sociedades cornplejas: ambas continuan interesadasen cultivar los mismos topic os antropologicos, tales como el paren-tesco, el lugar del individuo en la sociedad, la aculturacion que sederiva del contacto entre culturas y la forma de unir la cornpara-cion intercultural y la descripcion etnografica, Pero dicha continui-dad no implica que la antropologia urbana sea una simple exten-sion del estudio de las sociedades primitivas y campesinas; por elcontrario, Basham reivindica la necesidad de irmovar; de producirnuevos enfoques a fin de poder afrontar el reto que supone el estu-dio de la vida urbana (1978: 30).

    Las palabras de Basham, proclamando la ininterrumpida lineade continuidad entre la antropologia y su especialidad urbana, peroreclamando a la vez la necesaria y fertil autonomia de la segunda,nos sugieren varias reflexiones complementarias. La primera es decaracter defensivo y sup one plantear sin ambages un argumentoque ya esgrimido anteriormente: en parte, la supuesta indigenciat orico-metodologica de Ia antropologia urbana y su incapacidad deg neralizacion explicativa no harfan sino reflejar determinadas ten-dencias y sesgos que, con diferentes variantes, que vienen distin-guiendo a una parte de la antropologia desde hace decadas, Porquecomo es bien coriocido, la desconfianza, el rechazo 0el miedo alateorfa, 0mas exactamente a hacer teorfa, fue un habito enraizadoen y difundido por la antropologfa br'itanica desde los tiempos de laantropologfa clasica, La conocida comparacion de Lienhart entrela relaci6n entre teoria y etnografia, y un guisado de elefante y co-nejo resulta muy ilustrativa de estaforrna de ver las cosas. Lo quese necesita, venia a decir Lienhart, es una etnografia de elefante yuna teoria de conejo. El arte de este particular guiso consiste pre-cisamente en que predomine en el el aroma de conejo, pese a la pro-porcion minima de este ingrediente.

    Por su parte, como ya he mencionado antes, el debate decons-truccionista 0postmoderno- forzo ciertamente a la antropologia arepensar aspectos de su practica, pero 10 hizo de tal manera queaJent6 u alejamiento de la teorfa acornpafiado de un volcarse en larnograffa y/o en la interpretacion. Pese a que entre los antropolo-

    gos britanicos y los postmodernos el.~nfasis pa_rece el mismo, ent.reunoS y otros la suerte de la etnograffa correra por derroteros dis-tintos: Mientras que entre los primeros la rnitificacion de Ia practi-ca etnografica aument6 ad infinitum su valor y su usa, a 10que hanconducido no pocas veces las criticas postmodenlas3 es a un aban-dono 0 a una devaluacion-caricaturizaci6n de 10 que Nancy Sche-per-Hugues denomina prac tica de la etnografta descripti~~ (1998:38), unas crfticas de las que esta autora se declara exphc~t~x;nentecansada. En cualquier caso, me parece falaz hablar de OpOSIClOnen-tre teoria y etnograha, porque el conocimiento sobre algo construi-do desde una disciplina academica es hacer teoria. no es reflejar larealidad. La descripcion etnografica es una construcci6n teorica he-cha a base de generalizaciones empiricas, de causas e interpreta-ciones. No se trata de hacer etnograffa (descripci6n) 0teorfa (com-paracion), sino del nivel de las general~zaciones causales e inte7 -pretativas y de su mayor 0rnenor capacfdad de dar cuenta de maso menos fenornenos.La ultima reflexion alude a la reacci6n de la antropologia antelos multiples retos que plantea el estudio de 10urbano. En efecto,cuando desde las culturas tradicionales se pasa al entorno urbano,Ia esperanza de que la unidad de amilisis se ~ued~ ,delim~ta.r facil-mente y que sea posible trabajar con esa aproxrmacion hohstica queotorgaba a la antropologia una posicion preeminente respecto aotras ciencias se hace cada vez mas diffcil. A estos y otros retos,adernas del ya mencionado enfoque del gueto,4 consistente en apli-car a las ciudades modemas las tecnicas y procedimientos metodo-16gicos usados en la investigaci6n de las comuni~ades I?r~indus-trtales.> la antropolqgfa antepone divers as perspectIvas teorrco-me-

    , 0", entre otras casas, SUpllSOun cuestionarniento profunda tanto de los supuestos y[lien"'" usados para desarrollar y trasrnitir las representaciones culturales y las interpretacio-n 8, .orno d ' I"autoridad del antropologo como autor, y un fuerte enfasis en la parcialidad de(f>c111S lns lnterpretaciones.

    3. Concretamente aquellas que destacan que la etnografia y el trabajo de campo sonuna intrusion injustificable en la vida de pueblos vulnerables y amenazados. 0que la obser-vaci6n antropologica es un acto hostil que reduce a los ,

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    todologicas, entre las que destacare el analisis de redes, el analisissituacional y los enfoques que Hannerz y Sanjek denominan des-de arriba y desde dentro.de Barnes y Bott hasta principios de los afios 70 buena parte de losestudios se focalizaron sobre redes personales, frecuentemente ego-centradas, en las que la interacci6n de los individuos era siemprecara a cara; el comadreo y control social informal, la rnicropolfticay manipulacion del entorno para la consecucion de recursos eranalgunos de los temas habituales de estudio, Junto a esta tendencia,Harmerz (1992a) destaca la existencia de otra bastante menos co-nocida en la que la idea de red aparece vinculada ala macroantro-pologia (cita el trabajo de Redfield y el de algunos de sus colegas ydiscipulos que trabajaron sobre el modelo de organizaci6n socio-cultural de la civilizacion de la India). AI reivindicar tal tendencia,Harmerz esta defendiendo la idoneidad del analrsis de redes paracaptar procesos de integracion mas amplios.Asf,por un lado, desde esta perspectiva mas macro del analisisde redes se puede observar a la ciudad (0 a las ciudades) a partir desu rol demediacion a 10 largo de la escala de entidades territorialese institucionales, de su posicion en las redes de relaciones imperso-nales y finalizadas que atraviesan el conjunto del territorio y queunen los puntos centrales con la periferia. Adoptar esta perspectivareticular nos pennite fundamentalmente tres cosas: en primer lugar,captar Ia estructura de "celula abierta" de la ciudad, su esencia...de relaciones siempre nuevas y el hecho de que la presencia de los"otros" sea la condicion normal de la vida ciudadana (Sobrero,1993: 176); superar en segundo lugar aquella oposicion bipolar so-ciedad urbana / sociedad folk que tanto quebraderos de cabeza haocasionado a los estudiosos del campo urbano; [tor ultimo, dejar deconsiderar como excepcional la presencia de aspectos comunitarios(campesinos, tribales u otros) en la ciudad 0viceversa.Por otro lado, el analisis de redes tarnbien se revela idon 0 paracaptar el proceso de integraci6n mundial a nivel cultural. La r d-afinna Hannerz- continua siendo una metafora util cuando Intent amos pensar de una manera ordenada ... sobre algun I Insheterogeneos conjuntos de relaciones a larga distancia qu or aui-za la cultura en el mundo de hoy... Se puede concebir a la cume-ne global como una gran red urrica.,; como una "red de rcdcs".(1992a: 51). Lo que hace atractivo el analisis de redes a los ojos deHannerz es su apertura, su capacidad de atravesar las unidades deanalisis convencionales, de mostrar los vinculos transnacionalesque existen entre las diferentes esferas institucionales 0entre los di-ferentes grupos 0categorias sociales, un fen6meno que como sabe-mos se halla intimamente ligado a la revolucion del transporte y delos medios de cornunicacion. Ellos han hecho posible ese ampliorango de diasporas etnicas, corporaciones transnacionales, sociedad

    3.1. EL ANAuSIS DE REDESPosiblemente, el principal motivo por el que los antropologosadoptaron tan tempranamcnte el analisis de red rue, como indicaHannerz (1983: 219), su creciente interes por la vida social en me-dio urbano y por las sociedades complcjas en general. Es as} comoa partir de los afios 50, el analis de redes encuentra aplicacion tan-to en los estudios sobre la urbanizaci6n africana de la Escuela deManchester como en los trabajos realizados en Europa sobre lacultura de las pequefias comunidades urbanas 0semi-urbanas (Bar-nes, 1954; Frankenberg, 1966 y 1980) y sobre familia y parentescoen ambiente urbano (Bott, 1991; Firth, 1956; Firth et al., 1969).Los trabajos de Banton (1973) y de Southall (1973) sobre el con-cepto de rol constituyen una de las referencias mas importantes delos estudios que participan de este enfoque, algunas de cuyas ideas

    centrales Sobrero (1993: 166) sintetiza de la manera siguiente: pri-mero, la sociedad puede describirse a partir de las relaciones quelinen a unos individuos con otros y de la configuracion de sus rolessociales, de la forma que toman las relaciones entre estos roles y lasreglas que ordenan tales relaciones. Segundo, estos roles-relacionespueden jugarse en muchos campos (pareritesco, econornico, religio-so, sexual, etc.), a la vez que asumir un peso y unas caracterfsticasmuy diversas en las distintas sociedades; sin embargo la base siem-pre sera la misma: individuos que se relacionan unos con otros so-bre la base de reglas, de sistemas de derechos y deberes, mas 0me-nos ritualizados mediante ceremonias. Tercero, la descripci6n de lasociedad tradicional aparece como relativamente simple dado quelos roles sociales son relativamente pocos y estan por 10 general bas-tante bien definidos. Por ultimo, 10 que caracteriza a la sociedadmoderna y 10 que complica su analisis es la gran cantidad de rolesatribuidos a cada individuo, la mayor extension de las cadenas derelaciones y,sobre todo, la no evidencia inrnediata de las reglas quedeterminan los roles-relaciones.Durante muchos tiempo, el analisis de redes se ha asociado a Iamicroantropologia. Ello se debe, a que desde los trabajos pioneros

    6. Por ejemplo, vease a est e t enor los t rabajos de Mayer (1961. 1962 ) y de Mitchell(1969,1973 Y1974).

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    28 ANTROPOLOGiA URBANA LANATURALEZA DE LA ANTROPOLOGiA URBANA 29de la jet-set y fuga de cerebros, turisrno, colegas cientificos invisi-bles, intercambio de estudiantes, asociaciones voluntarias interna-cionales como Amnistfa Internacional 0la EASA, amen de un lar-guisimo etc_ Se trata de comunidades e instituciones dispersas, deagrupamientos de gente que se encuentra y se separa regularmen-te, de relaciones a corto plazo y de encuentros efirneros que dificil-mente podremos cap tar si los observamos aisladamente; mas bienhay que verlos de una manera agregada, como urimodele de cone-xiones que se solapan, se entrecruzan 0siguen lineas paralelas. Deahi la propuesta de este autor de una network ethnography capaz decap tar como se conduce la gente que tiene una existencia mas glo-balizada (1992a: 47)_

    asurnio el hecho de que tras varias decadas de dominio colonial,tanto el africano urbano como el africano tribal pertenedan al mis-mo sistema sociocultural y politico que el europeo_ Las caracteris-ticas prernodernas de las zonas tribales no derivaban un supues-to aislamiento, ya que no estaban aisladas, sino de su articulacionsubordinada en el sistema globaL Al emigrar de su territorio ances-tral a la ciudad, los africanos adquirian nuevos roles definidos porsu nueva situacion en el sistema, Pero esos roles no implicaban ne-cesariamente una transicion de la cultura tribal a la cultura mo-derna. Podia tratarse de un mere cambio sifuacional, es decir; alregresar a su lugar de origen la gente solia asumir sus papeles pre-vios. Por la misma razon, no debia pensarse que los inmigrantes ur-banos llegaban a la ciudad cargados con su cultura para ir luegoadaptandola a las nuevas necesidades, Por el contrario, como des-taca De la Pefia (1993), en el enfoque situacional, la cultura es de-finida como la expresion icliornatica de una situacion determinada.Esta expresion se operacionaliza para su analisis en 10 que Gluck-man (1958: 57-61) llama costumbres, a las que define como con-ductas estandarizadas observables. Una misma costumbre, al en-contrarse en situaciones diferentes, tendra un significado distinto;no podra hablarse, entonces, de continuidad entre una siruacion yotra sino en terminos forrnales. Ahora bien: toda situacion involu-cra tanto relaciones de solidaridad como de conflicto; por eso, lapersistencia 0cambio de costumbres teridra que explicarse eJl\ter-minos de las oposiciones y formas de cooperacion surgidas en unasituaci6n especffica, Ast, la plasticidad de ciertas costumbres triba-les en la ciudad puede relacionarse con las manifestaciones urbanasde la oposici6n existente entre los africanos y los europeos, entre losafricanos de distintas tribus, y entre los africanos urbanos de dis-tintos grupos de status 0clases sociales (Mitchell, 1966: 56-60)_

    Aunque codificado por Mitchell (1983, 1987), los origenes delanalisis situacional parccen remontarse al estudio de Gluckman so-bre la ceremonia de inauguraci6n de un puente en Zululandia(1958)- Usando este acontecimiento como punto de partida, Gluck-man desvel6 la naturaleza de la vida social y cultural africana den-tro del contexte de la dorninacion colonial blanca, mostrando c6molos elementos del orden social mas amplio se expresan a traves deaquellos otros presentes en la situacion.

    3_2_ EL ANALISIS SITUACIONALEn el ambito de los estudios urbanos el enfoque situaciona1 sur-

    ge en el [Tuctifero marco del Instituto Rhodes-Livingstone y de laque mas tarde sera conocida como 1a Escuela de Manchester, Comosefia~an Rogers y Vertovec (1995), uno de los intereses prioritariosd dicha escuela ru e el analisrs de problemas socia1es en una so-c~edad total, un tema que hizo operativo a traves de sus investiga-crones sobre la adaptacion de los grupos tribales a las condicionesd~ mi~~aci6n, i~dustrializaci6n y urbanizaci6n del periodo de do-~lI~~clOn colomal en Africa, Los integrantes de esta emergente tra-dicion pensaban que ningun investigador individual podia dar cuen-ta de to~os los variados fen6menos que se producian en el campod~ estudio, Dc::a~i s~, interes en cuestiones metodol6gicas que im-phcaran la delimitacion de los topicos de investigaci6n 0de las uni-~a?es de analisis, las form as de interconexi6n entre campos de ac-tt_vldad humana y los 6rdenes 0niveles de abstracci6n teor'ica. Pre-cisamente, el arralrsis situacional se situa dentro de estaspreocupaciones metodologtcas.

    En,contraste con la perspectiva que Guillermo de la Pena (1993)denomma la herencia malinowskiana,7 el enfoque situacional

    _ 7_ Segun esta aproximaci6n, las transformaciones que tuvieron lugar en eI Africa subsa-hanana tras la_II Guerra Mundial se explican a partir del concepto malinowskiano de contactoc~lt~rah>. Se vlsual~Za?a el encuenrro de un~ esfera tribal y una esfera europea del que surgiriandiver sas culturas hibridas, en las que los diferentes grupos sociales irian incorporando los ele-mentos que Ies r,;sultarian mas funcionales para satisfacer sus necesidades. Irnplfcita 0 explici-~nlente se preveia que Ia economfa urbano-industrial se difundiria en las Zonas rurales vol-v~end~poco ~poco ~bsoletas las antiguas cuituras africanas, cuya funcionalidad dependfa d~unasltuacJ6n premdustnaL Para De la Pefia (1993: 21-22), los estudios de Little (1957,1965) y Ban-ton (J957, 1966) sobre el proceso de trrbarrizacion en Sierra Leona pueden ser considerados

    como representativos de este tipo de cnfoque, y en ellos se emplean prolijamente conceptos ta-les como integraci6n, adaptaci6n y significaci6n funcional. Estas investigaciones no s610desta-can la importante funci6n adaptariva desempeiiada por las asociaciones voluntarias entre losrnigrantes africanos, sino que plantean ademas que las nuevas asociaciones i~an sus~ituyendolos vinculos de parentesco y afiliaci6n tribal. hasta alcanzar un nuevo patron integrativo.

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    En palabras de Mitchell, el analisis situacional se define comoel aislamiento intelectual de un conjunto de acontecimientos -delcontexto social mas amplio en el que se inscriben con el fin de fa-cilitar un analisis 16gieamente coherente de esos acontecirnientos(1987: 7), el cual permite a su vez ]a comprensi6n del contexto masamplio. Para lograr esto es necesario que el analista identifique yespecifique unos niveles de abstraccion que aunque distintos y noreducibles unos can otros, se hallan relacionados entre SI de unamanera Iogica y reflexiva. Segun este autor, el analisis situaeionalpermite especificar tres componentes de la estructura social episte-mol6gicamente distintos. El primero es un conjunto de acoriteci-mientos, actividades a conductas sobre los que el analista posee al-guna justificacion teorica para considerarlos Iogicamente interco-nectados y como un problema. EI segundo componente es lasituacion, que consiste en el significado que los propios aetoresatribuyen al acontecimiento, a las actividades 0conductas; tales sig-nificados pueden ser especfficos para la ocasion, estar sujetos a lanegociacion 0a la contestaci6n y pueden incIuir el estudio dela construcci6n sirnbolica. El tercer y ultimo componente es elcontexte estructural (setting) dentro del cual tiene lugar el aeon-tecimiento 0actividad y que es un constructo analitico que no ne-cesariamente es compartido a conocido por los actores, EI analisisconsiste en una interpretacion en terminos te6ricos de como laconducta se articula tanto can el contexto estructural como con ladefinicion cognitiva del actor de la situacion (Mitchell, 1987: 17).Mitchell considera adernas que no existe un conjunto universal depararnetros contextuales'' que sean aplicables a cualquier situacion,sino que estos deben ser precisados en cada ocasion. Conviene te-ner presente que 10 que se obtiene del analisis situacional no es unretrato en miniatura de la realidad social mas amplia (recordemosque el caso seleccionado no tiene porque ser tipico y repetitivo),sino como dice Kapferer (1995), la esencia de la construcci6n y re-construcci6n de realidades englobantes; se trata adernas de un me-todo en el que el peso del analisis recae plenamente sobre el inves-tigador, ya que no se permite a los datos que hablen par S1 mismos.En el caso de los integrantes de la Escuela deManchester, ejern-plifican el uso de este enfoque, entre otros, los estudios deMitchell(1956) sobre el dorninical KaZela Dance del grupo bisa y de Epstein

    (1982) sobre el nacimiento deun argot urbano; ambos trabajos, rea-lizados en las postrimerias del colonialismo sobre la eiudad minerade Lusaka (antigua Rodesia del norte, hoy Zambia), muestran res-pectivamente cuales eran los rasgos centrales de la estructura socialurbana y el surgimiento de un nuevo modo de vida urbano.La raz6n que hace relevante la aplicaci6n del analisis situacio-nal al contexto urbano tiene que ver con la variacion de los para-metros contextuales. AIcontrario de 10 que pensaban Wirth y otroste6ricos de la modernizacion, hoy en dia esta generalmente acepta-do que no existe una definicion universal de 10 urbano, valida paratodas las culturas y epocas, Esto no significa que no sea importan-te identificar las condiciones espedficamente urbanas que formal)parte de un conjunto de parametres contextuales. Aunque el tarnano, la densidad y la heterogeneidad pueden ser apropiados para d finir el contexto, estan lejos sin embargo de agotarlo. Otros ele-mentos definitorios de 10 urbano tambien pueden ser relevantes,como el consumo colectivo, la proximidad espaoial, etc. En una erade transformaciones tan rapidas y profundas como la nuestra, al-gunos de los antiguos rasgos continuan en vigor aunque cornbina-dos can otros nuevos, La consolidaci6n de las culturas globales, aligual que los pracesos de mestizaje e hibridaci6n requiere una in-vestigaci6n urbana sensible, capaz de captar las permanencias y loscambios en elmarco de unos contextos tan cambiantes como los ac-tuales, A este tenor, la pertinencia del analisis situacional parece in-cuestionable, tal y como,muestran algunos recientes estudios.? Tales el caso de Rogers (1995), quien recientemente se ha inspirado enla influyente The KaZela Dance de Mitchell para analizar las relacio-nes etnicas entre afroamericanos y latinos en la ciudad de Los A n -geles. Su estudio, como veremos sucintamente a continuacion, vi-dencia otra de las ventajas del enfoque situacional: al reCOl1OC r 10inevitable del conflicto abierto 0laterite, nos obliga a hablar I Insculturas urbanas, esto es, de los diversos conjuntos de valor S(II1-bolos, categorias y normas institucionales que expresan oposi insy alianzas, y cuyo grado de relevancia varia.

    En el mencionado trabajo Rogers describe dos celebracioncspublic as que cada afio tienen lugar en LosAngeles. La primera con-memora la batalla del 5 de mayo de 1862, euando las Iuerzas me-jicanas derrotaron al ejercito frances, que simboliza la lucha a~t~-imperialista y la solidaridad nacional mexicana. Aunque en MeXI-co esta es Una fiesta poco importante, en USAse ha convertido en. Los parametres 0rasgos contextuales son elementos de un informe que el anal istasuele dar por dados y que generalmente son considerados como fen6menos de un orden dife-

    rente de laconducta sociaL Son extemos a esta, pero s610en sentido analitico, ya que los ras-gos contextuales no son al go aislado de la accion social ni impermeables al cambio, Su sepa-racion conceptual es mas una necesidad analftica que una afirmaci6n sobre la naturaleza dela realidad,

    9. Como una buena muestra de el los, vease al respecto los trabajos reunidos en la obraeditada por Rogers y Vertovec (1995) en homenaje a Mitchell.

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    32 ANTROPOLOGiA URBANA LA NATURALEZA DE LA ANTROPOLOGiA URBANA 33una de las celebraciones mas importantes de la comunidadchica-na. Pese al caracter basicamente latino de los actos consistente enun gran desfile y una pequeria ceremonia final, resuita parad6jicoque en ellos dominen tanto los estilos culturales como los partici-pantes afro-americanos. Por un dia -senala Rogers- un aconte-cimiento consigue reunir en un solo acto a las comunidades loca-les latina y afro-americana (1995: 121). Pero el significado de esteritual s610 se consigue captar cuando se le compara con la segun-da celebraci6n.

    En contraste con la anterior, la conmemoraci6n del 15 enero de1984 (fecha en la que la comunidad de Los Angeles pudo hornena-jear a Martin Luther King, rotulando con su nombre una escuela yuna avenida que hasta entonces estaban dedicadas a Santa Barba-ra) tuvo un impacto muy pcquefio, siendo su caracter mas politicoque festivo. Pese a los deseos de los organizadores y de los speakers,el acto proporcion6 a la poblaci6n afro-americana de Los Angelesla ocasion de afirmar su identidad. La ironia de esta ceremonia eraque al mismo tiempo que la calle y la escuela perdian su nombre Ia-tino y recibian una nueva identidad afro-americana, la poblacionafro-americana de esa area era sustituida por la latina. Siguiendocon Iidelidad los pasos de Mitchell, Rogers analiza primero el con-texto estructural 0 setting que enmarca a ambos casos para retornardespues a las dos ceremonias e interpretarlas. Desarr011ala idea deque la competicion existente entre latinos y afroamericanos tiene uncaracter mas latente que abierto. Ambos grupos ocupan distintasposiciones en la economia, en la politica local y en el espacio urba-no, aunque los latinos se hallan en proceso de expansi6n demogra-fica y en el momento del estudio estaban mudandose a los barriosafro-americanos. Rogers utiliza 11,bservaci6n de esas ceremoniaspara explorar la naturaleza de las relaciones de los dos grupos et-nicos. AI hacerlo, nos muestra como es posible la movilizaci6n delos sentimientos etnicos sin que se genere necesariamente la hosti-lidad hacia otro grupo.

    arriba y enfoques desde derrtro, que-solo coinciden en parte conlas comunmente conocidas como perspectivas macro y micro.Podemos considerar las aproximaciones te6ricas de Fox (1977),Leeds (1994) y Southall (1998) como representativas de la primeraperspectiva. A partir de una mirada que metaforicamente podemossituar en el ojo de un aguila, Ia ciudad se observa como un todo ycomo un producto de una estructura social mas amplia, de maneraque s610a partir del analisis de esta ultima esposible entender su ori-gen y funciones. Es la aproximaci6n que el propio Fox (1977) deno-mina urbanismo, interesada por captar c6mo los procesos societa-les se focalizan a traves de las ciudades y en Ia que priman la in-vestigaci6n comparativa y el analisis diacr6nico, qtte permitenaproximarse a la diversidad de las formas urbanas y a la evoluci6nde las mismas.!?Dentro de la perspectiva procesual e hist6rica de Leeds.!' el am-bito de 10urbano posee un caracter general y englobante que con-siste en la vinculacion sistematica entre localidades y tecnologias, 10-grada a traves de la mediaci6n de instituciones como el gobierno, laiglesia, el comercio 0 el sistema de tasas (1994: 53 y ss.). Para esteautor, la sociedad urbana no se limita a ningun tipo de localidad-llamesela ciudad 0 nucleamiento especifico-, sino que involu-cra la circulaci6n de personas, de informaci6n, de dinero, de ali-mentos y bienes que atraviesan todo tipo de fronteras (locales, re-gionales y nacionales) e 'incluye tambien a las areas rurales de la po-blaci6n (1994: 211 y ss.), Destaca el caracter urbano de toda sociedadque posea ciudades 0 nucleos urbanos, y enfatiza la concentraci6nde funciones (econ6micas, politicas y sociales) caracterfstica de estosultimos. Su unitario concepto de 10urbano se disuelve, sin embargo,cuando entra en juego la noci6n de poder, porque para Leeds la so-ciedad urbana es una sociedad conflictiva en la que sehallan en pug-na tres formas distintas de poder (1994: 165 y ss.). El primero es elpoder de los recursos supralocales (capital, corporaciones, credito,instituciones gubernamentales, policia, etc.), controlado por Ia dasealta y SllS elites. Contra el se alza el poder de los numeros, inte-grado por las clases trabajadoras urbanas y los pobres que movilizan

    3.3. Los ENFOQUES DESDE ARRIBA Y LOS ENFOQUES DESDE DENTROEs evidente que el analisis de redes y el analisis situacional s610r 'presentan algunas de las perspectivas utilizadas por los antropo-logos para enfrentarse al complejo urbano. Otra forma de aproxi-marse a las perspectivas urbanologicas de los antropologos consis-te en tornar como punto de partida 10que primero Hannerz (1983:366) y mas tarde Sanjek (1996) han denominado enfoques desde

    10. Ese es precisamente el caso de Fox, quien en su obra Urban Anthropology. Cities inTheir Cultural Settings (1990) identifica hasta cinco tipos de ciudades a 10 largo de la historia:la real-ritual , la administrativa, la mercantil, la colonial y la industrial.

    11. En un conjunlo de artfculos publicados entre las decadas de los 60 y los 80 que hansido recopilados por Sanjek en 1994, este antrop6logo americana nos brinda tanto una criticacomo una re6rientaci6n de la antropologia urbana. Interesado por los procesos y flujos regio-nales y transnacionales (de Irabajo, rnercancias, credito y dinero), Leeds urgi6 a los antrop6-logos a trabajar en las sociedades complejas, tal y como hizo "I mismo en sus esludios sobrePortugal y Brasil.

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    mediante el voto la protesta y la acci6n directa. Entre ambas formasde poder, mediando entre ellas, se situa el poder lubrificante de laclase media, que corresponde a los burocratas, los tecnicos y los ex-pertos. Considera que en las sociedades urbanas, el conflicto surgede la oposicion entre el poder de los nurneros (con sus organizacio-nes de masas supralocales, tales como sindicatos, organizaciones devecinos y movimientos sociales) y las formas antag6nicas de poder;centradas en el Estado y las clases a las que este sirve.Por su parte, en estrecho paralelismo con la obra de Wolf Euro-pa y los pueblos sin historia (1994), bebiendo de las mismas fuentesmarxianas que el, Southall ha hecho recientemente una interesantecontribuci6n a la antropologfa urbana. En efecto, a 10largo de suobra The City in TIme and Space (1998), este autor nos conduce a unparticular viaje a traves de 10.000 afios de vida urbana.t- AIigual queen Leeds, la formaci6n del Estado rnarca para Southall el inicio dela sociedad urbana; igualmente concuerda con su vision referente aque toda sociedad que posea ciudades 0 pueblos es, en todos sus as-pectos, una sociedad urbana, y que el concepto rural 5610denota unconjunto de especialidades de este tipo de sociedad. Pero sefiala tam-bien que esto es ahora mas cierto que nunca. Si durante el 99 % deIahistoria humana las ciudades han sido 5610un lugar de paso parala mayor parte de la gente, con el capitalismo tardio su influenciaamenaza con penetrar todos los rincones del conjunto social. Paraeste autor la concentracion de las relaciones sociales define en ge-neral la caracteristica esencial comun de todas las ciudades a 10lar-go del tiempo y del espacio. De ahi la importancia del estudio de lasciudades, que permite captar como ha variado a 10largo del tiempoy del espacio la relacion que mantienen estas concentraciones con elresto de la sociedad, y como estas variaciones reflejan tanto los cam-bios de las concentraciones urbanas como de la organizacion de laproducci6n y de Ia sociedad como un todo.En definitrva, el concepto que lostmencionados autores tienende 10urbano, de la urbanizaci6n y la ciudad puede sintetizarse, taly como 10 hace Sobrero (1993: 188-189), en los siguientes puntos:primero, todos los agregados humanos desarrollan funciones que

    garantizan el intercambio y la comunicaci6n (a nivelecon6m~~0, so-cial y ritual). Segundo, en un cierto momento de la evolucion so-ciocultural y en condiciones ambientales particulares, las socieda-des tienden a especializarse en tres direcciones interrelacionadas:-hacia una diferenciaci6n funcional de las distintas localidades; ha-cia una diferenciacion de la estructura del trabajo y de los determi-nantes ecol6gicos; hacia una diferenciaci6n de las funciones y pro-cesos institucionales. Tercero, la ciudad aparece como resultado dela integraci6n de las tres especializaciones rnencionadas: cuant?mayor sea la diferenciaci6n interna de una sociedad a estos tres m-veles, tanto mayor sera su grado de urbanismo y el numero de ciu-dades que produzca. Cuarto, la urbanizaci6n es c'bnsecuen~em .nleuna cuesti6n de grado, un grado que no depende del tamano m dla densidad del agregado urbano, sino del mdice integrado de las re-feridas formas de especializaci6n. En otras palabras, una sociedadsera tanto mas urbana cuanto mayor sea el sistema de intercambioy comunicaci6n entre sus localidades, la division social del trabajoy el desarrollo del sistema administrative.Dentro de este enfoque, la ciudad representa el punto de en-cuentro, el nodal point, el momenta maximo de concentraci6n e in-tegraci6n de las referidas forrnas de especi~lizaci6n. soci~l. Sin em-bargo, como destaca Southall, aunque la ciudad eprtormza a 10ur-bano no se debe exagerar Ia influencia de las ciudades en lahisto~ia, mas bien 10que debemos hacer es captar el.va.riado paI;eljugado por estas concentracion~s hu~a~as en los .dlstmtos perio-dos, regiones, culturas y econormas polfticas. Las ciudades no pue-den ser reificadas como actores de una epooa, ni se pueden hacercomparaciones separando a las ciudades de su contexto: 0 s~pal"ando los aspectos de la vida urbana del contexto d: la crudad on,lOun todo. La historia de las ciudades forma parte integral d la hla-toria de los hechos humanos ... La actual forma de ciudad, ([II Sha expandido tan brutalmente. puede entenderse como la lase fi Iut idel proceso de concentraci6n (1998: 6).Ahora, una vez que se ha puesto el enfasis en los grand's Iro-cesos y en Ia importancia de la estructura urbana ~lobal, p,?demosvolver nuestra mirada a la antropologia de los ambitos relacionales.porque es en ellos donde se inscribe la otra parte esencia.l de ~~vidaurbana. Si como sugiere Sanjek (1990 y 1996) la aproxlmaclOI?-deLeeds es una muestra significativa de la teorizaci6n desde arn?ade la antropologia urbana, la de Hannerz (1983) representa una importante perspectiva de Ia visi6n dcsdc dentro.En efecto, segun Hannerz, un buen enfoque de la ciudad comototalidad debe tener en cuenta a todos los actores -padres de fa-

    12. La selecci6nde Southall secentra enseisgrandes tipos deciudades: primero, en lasque .01denomina las ciudades pristinas, esto es, en las primeras formas del modo de pro-ducci6n asiatico presentes en Sumeria, China, losAndesy Mexico. Segundo, en las ciudadesdel Antigua modo de producci6n de Grecia y Roma. Tercero, en las ciudades medievales delmodo feudal de producci6n en Europa. Cuarto, en las ciudades medievales del modo de pro-ducci6n asiatica en lasregiones de China, Jap6n, Islam e Indicas. Quinto, en lasciudades co-loniales y del TercerMundo como puente dinamico entre las ciudades medievalesy las ciuda-des capitalistas modernas, Y sexto, en la transformaci6n de lasciudades desde el modo feudalde producci6n al modo de producci6n capitalisla, hasta lIegar al proceso de mundializaci6n.

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    milia, campesinos urbanos, ejecutivos de viaje, mendigos, etc.- yseguirl s n t dos sus campos de actividad; no s610 cuando se ga-nan la vida, sino rambien en su vida familiar yen sus relaciones conlos vc inos: cuando se encuentran unos con otros en una plaza 0simplemente cuando descansan. Por otra parte, se deberia exigir aeste tipo de investigaciones que no se atrincheraran en un enfoqueetnografico, sino que intentaran clarificar tarnbien como se relacio-nan entre sf todos estes aspectos (1983: 366-367). El problema esque esto es mas facil de decir que de hacer. GOueestrategia analfti-ca permite captar de una forma suficientemente sistematica los rno-dos de organizaci6n social enmedio urbano? Aeste tenor, utiliza se-cuencialmente los conceptos de situaciones, roles e inventario deroles para destacar que, en la ciudad occidental modema, es posi-ble distinguir cinco dorninios. cada uno de los cuales integra a suvez una multiplicidad de roles: hogar y parentesco (reproduccionsocial), aprovisionamiento (produccion), ocio, vecinazgo y trafico(contactos urbanos impersonales y rutinarios). De estos cinco do-minios de roles Hannerz destaca en principio dos, el aprovisiona-miento y el trafico, por considerarlos especialmente significativospuesto que ellos hacen de la ciudad 10 que es (1983: 140). El es-tudio sistematico de dichos dorninios, que incluye los contactos su-pralocales y que necesita disponer de una representaci6n global dela ciudad, dibujaria a grandes lineas 10 que este autor considerauna etnografta urbana sistematica, orientadora de investigacionesmas modestas.

    AHannerz la idea de ciudad como totalidad -tal y como la pro-pone Fox (1977)- Ieresulta util como imagen de fondo; pero se re-siste explicitamente a abandonar la esperanza depoder dibujar un re-trato de la ciudad, un retrato mas en e1sentido artistico del terminoque en el de semejanza absoluta. Es cierto, piensa este autor, que ne-cesitamos una forma de aproximacion antropol6gica de las comuni-dades urbanas tomadas en su totalidad, pero tarnbien es factible quepartiendo de una vision global de la estructura urbana, se elija tra-bajar en profundidad determinadas categorias de objetos capaces deproporcionamos una idea de conjunto de la ciudad. La f6rmula quee oge para tal menester es la denorninada red de redes, medianteIn ual aspira sacar a la luz los racimos relacionales, pero tarnbien10:; vtn ul 'que los unen. En el mejor de los casos -dice- el re-Il'nlo urbane nos perrnitirfa poner en contacto una percepci6n de laIluld Z 51 e Ifica de la organizacion socialy una muestra represen-Inl'ivo de los mecanismos culturales, Y esto nos acercarfa a los ac-101" s que se sirven de aquello que les ofrece la ciudad para cons-truir u xistencia y sus apariencias. (1983: 375).

    Captar c6mo el paisaje urbano representa y traduce tanto la so-ciedad general como las comunidades especificas en las que vivensus habitantes, aprehender la esencia de una ciuclad a partir de de-tenninadas imagenes representativas, resumir su ethos dominante 0capturar las peculiaridades del proceso cultural ur?ar:o. son algunosde los retos-intereses que Harmerz planteaba a prmcipios de los 80y que contirruara sondeando posteri~ente, Asi por ejernplo, en :~obra. Cultural Complexity (1992b), dedicada a expJorar la cornpleji-dad cultural contemporanea, consagra un capitulo a examinar lascondiciones y la naturaleza del proceso cultural urbane, y para ha-ceria se basa en el analisis de tres ciudades: Viena, Calcuta y SanFrancisco.Observa a dichas ciudades en tres momentos concretos en losque su vida cultural se caracteriz6 por una especial eferve:ce~cia:a Calcuta durante el siglo XIX, cuando se desarrolla el rnovrrnterrtoHamada el Renacimiento bengali; a Viena durante ese periodo defin de siecle (siglo XIX) que tanto ha fascinado a historiadores e in-tectuales; a San Francisco en los afios 50, momento de esplendorde la cultura beat. Evidentemente, estas ciudades son diferentes y10 son en muchos sentidos; pese a ello, durante los referidos per io-dos comparten algunos rasgos que contribuyen significativamentea su vitalidad cultural: apertura hacia el exterior, efervescencia cul-tural y sociabilidad. Par un Iado, con la idea de la apertura de es-tas ciudades hacia el exterior, Hannerz quiere recalcar que son eleje de un hinterland mas 0menos amplio en el que confluyen di-versas tradiciones, diversos sistemas de significado y expresi6n. Porotro, emplea la noci6n de rnasa critica para destacar que el de-sarrollo de algunos fen6menos socialmente organizados, como laexistencia de subculturas, requiere cierta concentraci6n de la po-blaci6n como la que existe en las ciudades. Dicha concentraci6npermite adernas la existencia de una apertura interna, que es la q~erealrnente da lugar a la efervescencia cultural. En vez de un flujode significados divididos en una multitud de corrientes separadas,se produce "un remolino cultural inclusive", es decir, existe un in-tenso trafico de significados entre diversos estratos de personas Yentre diversas esferas de pensamiento (1992b: 204). Pintores, lite-ratos, crfticos, ensayistas, etc., de origenes y tendencias d!stintas en-tran en contacto y par afinidad a conflicto se influenoan mutua-mente. En este management of meaning, que por 10 general adoptala forma de red, se encuentran implicadas diversas Instituciones "

    13. Una buena parte de las inst it uciones a las que se refiere Hannen caen dent ro de l aesfera de la sociabil idad, de la cual me ocupare can eierto deteriirniento mas adelanto.

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    que favorecen un tipo de flujo cultural donde operan la serendipity'y la creaci6n cultural.Finalmente, para Hannerz, efervescencia cultural y sociabilidadurbana son fen6menos que van estrechamente unidos. La Viena defines del XIX resultarfa impensable sin los cafes; en ellos se creabany mantenian relaciones sociales, se leia la prensa y los [euilletonJ>se escribian Iibros, se discutfa de los ternas mas variados y se ha-dan campanas polfticas. Los vieneses adoraban la vida de cafe, peroal igual que los habitantes de otras ciudades centroeuropeas tam-bien pasaba parte de su tiempo en los populares cabarets, donde po-dian comer, beber y divertirse, Tarnbien en San Francisco los cafes.y los bares eran lugares de tertulia y de encuentro. Par su parte, enla Calcuta del XIX los hombres llevaban una vida social particular-mente intensa: se reunfan en los adda (un tipo de salon), en losdubs y en las asociaciones culturales, donde se discutia de politicalocal, de reforma social, de literatura, economia, jurisprudencia, de13administraci6n colonial y del futuro de la India. El cafe, el adda,las sociedades cientificas, las librerias, los feuilleton constituyenbtros tantos instrumentos 0 arenas donde fluye de una manera ra-pida e impredecible la cultura. En ese sentido, como sugeria Sim-mel, la vida urbana en su conjunto puede ser enormemente fructi-fera, e implicar experiencias y descubrimientos inesperados. Soninstituciones como estas las que permiten que se concentre estacualidad vida (Hannerz, 1992b: 209-210).

    vieja cuesti6n que venia a decir algo asi pero esto que haceis (0 quehacemos), (_esrealmente antropologia?, hemos pasado a esta otraen la que el tema de fondo es pero, (_esque ahora todo es antropo-.logia urbana?. El cambiante status de dicha ~specialidad --:-trasun-to de inmigrante ilegal primero y amenazante rnvasor despue~-, lle-vaba a Mairal a plantearse dos preguntas concatenadas: (_exlsteunlugar propio para la antropologia urbana que no sea e] de una con-cepci6n generica, indeterminada y confusa?; es mas, en el mund~dehoy,donde el proceso de urbanizaci6n opera a t.alescala que .e~tavinculando a todas las especialidades antropol6g1cas, las tradicio-nales y las nuevas, con la ciudad, (_tienesentido mantener una $-pecializaci6n con la denominaci6n de urbana? .A estos problemas epistemol6gicos que parecen afectar de for-ma especffica a la especialidad urbana se suman otras cuestiOl: s d.profundo calado que interesan al conjunto de la antropologm. SI-guiendo a Henrietta Moore (1999) sefialar'e que el proceso de ~~m-bio te6rico experimentado en los ultirnos veinte afios ha adquiridotal magnitud que se ha llegado a hablar del inicio de una fragmen-tacion de la antropologta. En efecto, el incremento del proceso deadopci6n y de incorporaci6n de teorias prov~nie~tes de.otras mate-rias (la filosofta, las humanidades y otras ciencias sociales), se havisto acompanado de la proliferaci6n de nuevos SU~JCamposesp~-cializados (antropologia del genero, de las organizaciones, de la ali-mentacion, etc.); estos, al requerir a su vez una mayor especializa-ci6n teorica, han contribuido a acrecentar los mencionados presta-mos teoricos, Todo ello ha desembocado en un aumento de ladiversidad dentro de la antropologia, de tal manera que no s610re-sulta diftcil hablar de teorta antropol6gica estricto sensu, sino qutampoco parece pertinente hablar de enfoques te6ri~os coher nt Sque se haIlen netamente separados de otros. Las propias teorias nahora mas mixtas, mas parcia1es ymas eclecticas (Moore, 1999: 5).Pero reconocer que, hoy mas que nunca, las teorias antrop 16 J asno son 5610antropologicas no supone cuestionar ni mucho 111 nosla naturaleza de la disciplina. En ese sentido, cornparto pl nam 1 -le los enfasis de la mencionada autora cuando afirma raxauvamen-te que ]0 que hace que la antropologia sea antropologia ~o ~s.unobjeto especifico de investigaci6n, sino la historia de la dlscl~lmacomo disciplina y como practica. En este sentido la antropologm esantropologia porque es un modo formal especifico de preguntar,uno que no s610 tiene que ver con las "diferencias cultu~ales", ~as"otras culturas" y los "sistemas sociales", sino c~mo e~as_?lfe~enClasy sistemas sociales se hallan insertados en relaciones jerarquicas depoder (1999: 2).

    4. La dificil acotaci6n de un campo especificoEn un articulo publicado hace unos afios Gaspar Mairal (1998)reflejaba el cuarto y ultimo bloque de jx;tterrogantes que vienen cer-niendose sobre la antropologia urbana desde e1 momento en que losantropologos empezaron a preguntarse por la naturaleza de esta es-pecialidad, hace ya unas cuantas decadas, A este respecto sefialaba

    que en el transcurso de los afios 60 y los 90 se ha producido en laantropologta un curiosa transite: mientras que una de las preocu-paciones maximas de entonces consistia en dilucidar si la antropo-logia que se hacia en las ciudades era 0 no antropologia, el motivode inquietud de ahora tiene que ver con la hipotetica amenaza de "una urbanizacion generalizada de la disciplina (1998: 17). De 1a14. Un concepto que equivale a algo asf como (buena) suerte para hal lar cosas val iosas

    por casualidad.15. Un t ipo de ensayo sobre temas concretos en el que el escri tor exhibfa sus experien-

    cias e ideas.

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    40 ANTROPOLOGfA URBANAUna argurnentacion que tambien se aleja de los esencialismos alos que la antropologia, a diferencia de otras ciencias sociales, pa-rece ser tan proclive es la que emplea Carles Feixa (1993a) cuandose enfrenta al estigma de la dificil acotacion del campo especificode la antropologia urbana. Para ello, situa la pregunta sobre Ia iden-

    tidad de esta especialidad en un terreno donde prima una idea quediversos autores vienen seiialando desde hace tiempo: que los nue-vOSobjetos de la antropologia urbana son en realidad viejos esce-narios revisitados (Menendez, 1977y 2002; Garcia Canclini, 1997c).Lo que confiere una identidad particular ala antropologia urbana-a firma Feixa- no la existencia de un objeto y de un metodo ex-clusivos, sino su caracter de "tradici6n" acadernico-intelectual de re-flexion sobre la vida en las ciudades. La cristalizacion de dicha tra-dicion responde tanto a razones disciplinarias intemas (la crisis delmodelo antropol6gico "clasico"), como a razones sociales externas(la emergencia de los Ilarnados "problemas urban os" tanto en lospaises centrales como en los perifericos) ... En el caso que nos ocu-pa, la nocion de "tradicion" sugiere la progresiva constituci6n de undeterrninado escenario de investigaci6n y acci6n (bautizado como"nntropologta urbana" 0"antropologfa de las sociedades comple-.1:15"), expresado mediante una serie de unidades de investigaci6n,problemas convergentes, autores y obras clasicas, monograffas dereferenda, polemicas teoricas, prioridades analfticas, puntos foca-Ies, foros academicos y ambitos de profesionalizacion, etc. En cual-quier caso, la nocion de tradici6n no supone la definicion de unasfronteras precisas, ni excluye la existencia de una pluralidad de en-foques y perspectivas (1993: 15-16).

    Entender la antropologia urbana como tradici6n significa reco-nocer que posee una genealogia propia, la cual acostumbra a tenercomo minimo denominador cormin la etnografia urbana de la Es-cuela de Chicago y los estudios sobre el proceso de urbanizacionafricana realizados por la Escuela de Manchester, a los que se su-man los precedentes de las diversas tradiciones nacionales; que tie-ne tarnbien sus debates teoricos (sobre el continuum rural/urbanola cultu_ra de la pobreza, la antropologia en la ciudad / antropologi~de la ciudad, la articulacion de local/global, etc.); sus prioridadesanal~t!cas (los pro~esos migratorios, el estudio de los barrios, la per-cepcrori del espacio urbano, las culturas marginadas, etc.), y que'emplea de manera recurrente determinado rnetodos y tecnicas deinvestigaci6n (redes sociales, el analisis situadonal 0 estudiode caso arnpliado, el enfoque biogroifico, etc.).. Por ot~a parte, tarnbien es lfcito preguntarse sobre 10 que dis-tmgue al dtscurso antropol6gico sobre Ia ciudad y 10 urbano de los

    LA NATURALEZA DE LA ANTROPOLOGfA URBANA 41practicados por otras ciencias sociales. Generalrnente, a este inte-rrogante se han venido dando tres tipos de respuestas, que suponenotras tantas formas de recuperar las tradiciones del acervo antro-pol6gico: primera, se ha reivindicado la importancia de la etnogra-fia como forma aproximacion al objeto urbano; segunda, se hareafirmado el interes de mantener el enfoque holistico clasico, eseque supone observar de manera conjunta las diferentes dimensio-nes de los procesos soeiales; por ultimo, se ha ensalzado el enfoqueemic consistente en captar la vision de la realidad y las teorfas delos actores. En virtud de estas respuestas se afirma que rnicritrasque el sociologo habla de la ciudad, el antropologo deja hablar laciudad: sus minuciosas observaciones y sus entrevistas en profun-didad, su forma de estar con la gente, tienden a escuchar la voz dela ciudad- (Garcia Canclini, 1997c: 389).Como resume la anterior frase, los antropologos hemos insisti-do reiteradamente que nuestros particulares rnetodos enriquecenla investigaci6n urbana, unos metodos de los que se han ensalzadosus cualidades y senalado sus lfrnites, y todo ella ha lienado multi-tud de paginas. Por eso, en el cambiante contexte actual parece ne-cesario ir mas ana de 10 que se ha repetido casi ad nauseam. Perfi-lar ese ir mas ana es una de las pretensiones que ultimamente haanimado a diversos antropologos sociales. En el contexto de los pro-fundos cambios ocurridos fuera y dentro de la disciplina, la antro-pologia urbana, como tradici6n antropologica, se proyecta a sf rnis-rna reflexivamente de cara al futuro. La propuesta de Garcia Can-clini puede considerarse como representativa de una de lastendencias actualmente en marcha que destaca la necesidad de losantropologos de trascender las comunidades locales 0parcialespara participar en la redefinici6n de las ciudades y de su lugar enlas redes transnacionales.(Por que no reinventar nuestra profesion -pregunta provoca-doramente Garcia Canclini- en las megalopolis en vez de reprodu-cir una concepcion pueblerina de la estructura y de los mecanismossociales? Para estudiar adecuadamente el mundo urbano, (no es ne-cesario interesarse por las nuevas formas de identidad que se orga-nizan en las redes de comunicacion de masas, en los ritos popula-res y en el acceso a los bienes urbanos que nos convierten en rniern-bros de "comunidades" iriternacionales de consumidores? ... En lastendencias homogeneizantes que sacan ala luz las investigacioneseconornicas y sociologicas, los antropologos pueden discernir la for-ma en que los grupos construyen perfiles particulares en las dife-rentes sociedades nacionales y, sobre todo, en esos escenarios queson las grandes ciudades ... Los problemas actuales de la antropo-

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    42 ANTROPOLOGiA URBANA

    logia urbana no consisten unicamente en comprender c6mo la gen-te concilia Ia velocidad del conjunto urbano con el ritmo lento delterritorio que Ie es propio. Nuestra labor consiste tambien en expli-car c6mo el progreso aparente de la comunicaci6n y la racionalidaden la mundializaci6n engendra nuevas formas de racismo y exclu-si6n. (Ya no podemos) contentarnos con hacer una apologia de ladiferencia. Se trata de imaginar c6mo pueden coexistir la utiliza-ci6n de la informaci6n internacional y la necesidad sirnultanea depertenencia y.de rakes locales ... en el seno de un rnulticulturalis-mo democratico (1997c: 390-391). En el fondo, esta propuesta!" su-pone una sustanciosa ampliaci6n del campo de investigacion de laantropologia urbana, que capitalizaria una parte signifieativa de losproeesos relacionados con la transnacionalidad, la multiculturali-dad y, en definitiva, con la globalizaci6n, pues todos elIos tienen ala ciudad como lugar privi1egiado de plasmacion, En el presente, talvez mas que nunca, la ciudad se nos aparece como paradigrna delmundo de hoy.

    Pero si el proyeeto anterior, a1profundizar en los procesos enmarcha, supone extender sensiblemente el radio de acci6n de la an-tropologia urbana, otras proposiciones pareeen adecuarse al Zeitmotif opuesto: eentrarse en detenninados fenomenos de la rnoder-nidad (0 de 1apostmodernidad, como dirian algunos), y circunscri-bir exclusivamente a ellos los contenidos y alcance de la antropolo-gia urbana. Tal es precisamente la opci6n por la que aboga ManuelDelgado (1999), quien realiza en su ensayo tal poda epistemol6gicaque convierte a la antropologia urbana en una antropologia de latransitoriedad, de 10 efimero, evanescente y con poco calado. Es evi-dente que los fenornenos y procesos a los que se refiere este autor(dislocacion, anonirnato, espacios intersticiales, no-lugares, etc.)han ido adquiriendo mayor Importancia y calado a medida que lassociedades se acercaban al fin dei milenio; es evidente tambien quese trata de arnbitos, relaciones, procesos y espacios euyo conoci-miento hay que profundizar necesariamente. Pero de ahf a corrver-tir tales elementos en la eseneia de 10 urbano y en el objeto pri-mordial de la antropologia urbana hay un salto demasiado amplio.Me pareee descabellado eonvertir Iamovilidad, los equilibrios pre-carios en las relaciones humanas, la agitaci6n como fuente de ver-tebracion social... (las) soeiedades coyunturales e inopinadas,euyodestino es disolverse al poco tiempo de haberse generado en loselementos definitorios de 10 urbano. Considero ademas una intole-rable boutade definir a la antropologfa urbana como una antropo-

    16. Aunque con enfasis diversos, en ella participarian diversos autores entre los que si-tuaria a Escobar (2000), Hannerz (1992c, 1998), Kingman e t a l, (1999), Signorelli (1999), etc.

    " '3A NATURALEZA DE LA ANTROPOLOGiA URBANAlogia de configuraciones sociales escasamente organicas, poco 0nada solidificadas, sometidas a oscilacion constante y destinada adesvanecerse enseguida (1999: 12) 0como Ia antropologia ..- delas inconsistencias, inconsccuencias y oscilaciones en que consistela vida publica en las sociedades modernizadas (1999: 27). Preten-der encerrar a la antropologia urbana en semejante jaula metoni-mica supone -y nunca mejor dicho- invitarla a un viaje a ningu-riaparte.

  • 5/9/2018 Cuco Giner - Antropologia Urbana

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