< CUENTOS DEL CHULLACHAQUI Una familia, en la Selva tenía su chacra, lejos de la ciudad, y no contaba con vecinos cerca a su tambo, ellos se dedicaban a la siembra de arroz al secano, porque no hay riego. la familia contaba con con dos hijas. la primera con 15 años y la segunda con 08 añitos. Cierto día, se fueron a la chacra madre, padre e hija de 08 años, la segunda hija quedò en la casa de la ciudad denominado Tarapoto, porque estaba enferma con fiebre. La familia llegó a la chacra ubicada a dos horas de distancia de la ciudad, se pusieron sus vestidos de chacra manga larga y pantalòn para ir a cosechar el arroz con sus previas herramientas de trabajo (cuchillo) para cortar el arroz, y la hija de 08 años no le llevaron al sitio de cosecha porque es muy pequeña, ella se quedò en el tambo, sentadita en una banquita, y estaba jugando con un cuchillo de cocina. La mamá le pidió el cuchillo y la niñita no le quizo entregar, porque ella siempre escuchaba comentar acerca del duendecito (Chullachaqui), y a la mamà le contestó no mami, con este cuchillo le voy a picar al chullachaqui. Bueno la mamá no le diò importancia y se fueron a cosechar el arroz, cuando de pronto en unos 10 minutos que se fueron los padres, apareciò su hermana de 15 años supuestamente que estaba enferma en su casa, Y la niñita se quedò sorprendida al verlo a su hermana ahi y le dijo hermana porque has venido tu estas enferma y ella le respondió, ya estoy bien ya no tengo fiebre tocame si quieres, y cuando derrepente el cuchillo cayò al suelo y cerca al pie de su supuesta hermana y le notò que el pie era deforme solo la mitad, y entonces la niña le dijo: ajá, ajá tu shu shaqui, tu shaqui, no podìa pronunciar bien chuchachaqui, te voy a picar con este cuchillo y despuès le hizo ver una cruz que llevaba en su cuello y chullachaqui desapareció, y cuando llegaron sus padres al medio dìa ( a almorzar) no creyeron lo acontencido). Así son los misterios de la selva y muchos mas. Cabe recalcar que estos duendecitos del monte, siempre aparecen en forma de animales y en personas y pareciéndose a las personas que tu conoces, para que puedan acceder a sus caprichos, mas aparecen a niños, porque a ellos mas les pueden engañar con facilidad que a los mayores.
<CUENTOS DEL CHULLACHAQUI
Una familia, en la Selva tenía su chacra, lejos de la ciudad, y no
contaba con vecinos cerca a su tambo, ellos se dedicaban a la
siembra de arroz al secano, porque no hay riego. la familia contaba
con con dos hijas. la primera con 15 años y la segunda con 08
añitos.
Cierto día, se fueron a la chacra madre, padre e hija de 08 años,
la segunda hija quedò en la casa de la ciudad denominado Tarapoto,
porque estaba enferma con fiebre. La familia llegó a la chacra
ubicada a dos horas de distancia de la ciudad, se pusieron sus
vestidos de chacra manga larga y pantalòn para ir a cosechar el
arroz con sus previas herramientas de trabajo (cuchillo) para
cortar el arroz, y la hija de 08 años no le llevaron al sitio de
cosecha porque es muy pequeña, ella se quedò en el tambo, sentadita
en una banquita, y estaba jugando con un cuchillo de cocina. La
mamá le pidió el cuchillo y la niñita no le quizo entregar, porque
ella siempre escuchaba comentar acerca del duendecito
(Chullachaqui), y a la mamà le contestó no mami, con este cuchillo
le voy a picar al chullachaqui.
Bueno la mamá no le diò importancia y se fueron a cosechar el
arroz, cuando de pronto en unos 10 minutos que se fueron los
padres, apareciò su hermana de 15 años supuestamente que estaba
enferma en su casa, Y la niñita se quedò sorprendida al verlo a su
hermana ahi y le dijo hermana porque has venido tu estas enferma y
ella le respondió, ya estoy bien ya no tengo fiebre tocame si
quieres, y cuando derrepente el cuchillo cayò al suelo y cerca al
pie de su supuesta hermana y le notò que el pie era deforme solo la
mitad, y entonces la niña le dijo: ajá, ajá tu shu shaqui, tu
shaqui, no podìa pronunciar bien chuchachaqui, te voy a picar con
este cuchillo y despuès le hizo ver una cruz que llevaba en su
cuello y chullachaqui desapareció, y cuando llegaron sus padres al
medio dìa ( a almorzar) no creyeron lo acontencido). Así son los
misterios de la selva y muchos mas. Cabe recalcar que estos
duendecitos del monte, siempre aparecen en forma de animales y en
personas y pareciéndose a las personas que tu conoces, para que
puedan acceder a sus caprichos, mas aparecen a niños, porque a
ellos mas les pueden engañar con facilidad que a los mayores.
EL REGRESO DE LA ANACONDA
Una anaconda planea la reconquista del río creando una barrera que
lo cerrara, para ello necitaban que acabara la sequía, así que
enviaron mensajeros al río de Paraguay, por que si allá
lluvía en la selva también. Anaconda convenció a los animales
acerca de que el hombre es y será el mas cruel enemigo de la selva;
luego de varios días regresan loss mensajeros con una
grata noticia. en ese entonces anaconda encuentra un hombre herido,
pero apesar de todo anaconda no se movía solo mantuvo la
mirada fija sobre su enemigo, después de un tiempo llegaron
las víboras a matar a el hombre pero anaconda no las dejo
protegiendo a el hombre sin saber exactamente por que.luego
llegaron las hormigas a pedirle a anaconda que matara a
el hombre ya que las víboras habían dicho a todos que se había
vendido a los hombres pero ella les deja claro que es y sera una
fiel hija de la selva. Pero el hombre muere,
lastimosamente anaconda es asesinada por los buques pues
estos piensan que ella mató aquel hombre.
EL BARCO FANTASMA.
En la carretera Nauta-Iquitos km 05, pasa la quebrada Zaragosa, en
las inmediaciones vive don Arnaldo y Doña Dominga y su hijo menor,
Julio.
Un día viernes doña dominga dice a su hijo:
-Julito anda temparano a sacar las lombrices, por que esta noche
nos vamos a pescar con tu papá, ¿oiste?
-Sí mami, ahorita me me voy, ¿ya?
- Apura hijito, que ya es tarde, mientras nosotros preparamos las
flechas y los anzuelos.
Llegó la noche, es hora de partir, la noche esta completamente
oscura, se escuchan ranas, grillos, murciélagos, y monos nocturnos,
pero don Arnaldo y doña Dominga son sanmartinenses acostumbrados al
bullicio nocturno, llevan consigo una linterna.
El caudal de la quebrada está muy baja, hasta se puede badear a la
otra orilla, alumbra por donde va y enfoca a la rivera donde crece
la yerba, y ¡zas! un pez es trozado y dos partes, oye viejo, hay
vastante fasaco en la quebrada, creo que no es necesario anzuelear,
dice doña Dominga.
-Sí, creo que si, pero ten cuidado, no vayas a pisar una
culebra.
-No viejo, yo voy por este lado y tú ve por ahí.
-Claro, asi creo que vamos a pescar mejor y más. ¿no crees?
-Ajá, es mucho mejor.
La pesca noturna continúa entre la oscuridad y los cantos de ranas
y todas las alimañas nocturnas, conversan, rien, la pesca está
siendo productiva, la sarta de Fasacos ya va pesando.
-Oye vieja.
-¿Sí? dime.
-Avanzamos más, hacia la posa, dicen que ahí jala sábalos.
-Claro, así me contó la vecina.
La noche avanza, un leve vientito, indica que posiblente caiga la
lluvia, la espesura del bosque impide ver las estrellas.
Al llegar a la poza, las aguas estan tranquilas, la corriente
lentamente se muere en un remolino, todo indica que la pesca será
exitosa.
-Oye vieja.
-¿Cómo?, que ya vuelta tienes.
-No sé, me duele, esperame un ratito voy aqui atrasito nomas.
-Cuidado mira bien donde te vas a sentar.
Dominga queda sola, pero la oscuridad no le da temor, más lanza el
sedal hacia el centro de la poza, ¡zas! un pez pica al intamte,
¡caramba! estos peces estan ambrientas y otra ves lanza el
sedal.
Cuando del fondo de la poza surge una luz muy brillante, sale
completamente, baja la intensidad de su luz, aparece un barquito
pequeño, y queda dando vueltas en el centro de la poza, Dominga
paralizada y con la mirada fija e inmovible no atina a decir
nada.
-¡Dominga!, ¿qué pasa?, oye hablame, Dios mio, qúe diablos es
eso.
El barco fantasma sigue dando vueltas en el centro de la poza,
Arnaldo intenta prender la linterna, no prende, lo golpea, pero no
prende.
-¡Ho! Dios mio, Arnaldo vamos de aquí, el diablo nos va
comer.
Dominga quiere moverse pero no puede.
-Qué pasa.
-Dame la mano.
Arnaldo trata dejalar a su esposa, pero está rígida, lo jala hacia
los árboles, no puede, pesas muchos, le dice.
En ese momento se escucha que el barco fantasma se hunde, como si
una aspiradora jalara desde abajo, se hunde haciendo un ruido
fuerte, levantando el agua como si fuera
una lluvia, el barco fantasma desaparece, dejando una terrible
oscuridad.
Los esposos corren despavoridos sin rumbo hacia la selva, y de
repente las linternas se prenden sin ser manipuladas.
LOS HUAIRUROS
Una vez, mi amiga Albertina se
fue al monte a buscar semillas para hacerse un collar. Machete en
mano, se abrió paso entre
las ramas. Deteniéndose de rato en rato, recogía semillas de
diferentes formas, tamaños y colores: unas negras, redondas
y brillosas como ojos de buey, otras blancas y pequeñas como
dientes de leche, algunas amarillas en espiral y... ¡ahí!,
en el suelo de un claro del
bosque, de donde un guacamayo acababa de volar, vio unas semillas
negras con
Albertina recordó entonces que las viejecitas de su pueblo
decían
que el rojo y el negro representan la noche y el día, la muerte y
la vida, el amor y la pena, y que por eso los huairuros dan suerte
a
quien los lleva. Al recordar la ingenua creencia, sonrió y se
detuvo al pie del árbol de huairuros. Las hermosas semillas habían
saltado de sus vainas y no había más que recogerlas.
Tiempo después encontré a Albertina en la plaza del pueblo. Era la
fiesta de San Juan y había ahímucha gente. Mi amiga llevaba puestos
unos hermosos aretes rojinegros y vendía pulseras y
collares de diversas semillas, pero, sobre todo, de
huairuros.
—¿Y...? ¿Te dieron suerte los huairuros?— le pregunté,
bromeando.
—¡Claro, claro, mucha suerte! Me han dado trabajo. Ahora los junto
para hacer adornos que vendo. Asíme gano la vida, ¿ves?— me
contestó apurada, mientras volteaba para atender a unos
turistas
EL AÑUJE Y EL CAMPESINO
Añuje:
Roedor amazónico, sin cola, del tamaño de un conejo o liebre, muy
apetecido por su carne, de consistencia y sabor parecidos a la del
cuy. Se alimenta de yuca, por lo que es fácil cazarlo con trampas
en los yucales de las chacras, donde causan grandes daños. En la
selva de Cusco,
Puno y Madre de Dios se le llama siwayro.
Hace muchos años en Pampa Tigre aconteció que cierto día un
campesino se encontraba muy molesto porque su sembrío de yuca se
iba perdiendo cada día. Él pensaba que eran personas que le
robaban, hasta que un día decidió cuidar y se alojó en una chocita
provisional para pernoctar.
En la noche, su esposa siempre le llevaba sus alimentos, hasta que
una noche, cuando se estaba quedando dormido, sintió que alguien
rascaba con fuerza la tierra. Las plantas se movían con fuerza.
Grande fue su sorpresa al ver que se trataba de un añuje que estaba
comiendo la yuca.
En ese momento extrajo su escopeta y le disparó un tiro hiriéndole
una pata. Arrastrándose varios metros del lugar, el campesino se le
acercó para dispararle otro tiro. El añuje —dando gritos de dolor—
dijo: “No me maten, no me maten. Por favor, yo solamente lo hago
por hambre, no soy un ladrón”.
El campesino quedó sorprendido al escuchar esa vocecita aguda
que le suplicaba por su vida. Y el campesino dijo: “Ya no te voy a
matar más”.
Arrepentido, el campesino alzó entre sus brazos al añuje. Vio que
de
los ojitos del animalito brotaban lágrimas y de su patita manaba
abundante sangre. Lo llevó a su casa gritando: “El cuerpecito se
nos muere. Ayúdennos, por favor”.
Todos los vecinos salieron de su casa para socorrer al animalito.
En ese momento lo llevaron al veterinario. Pasaron varias semanas
y, para superar los problemas, decidieron establecer como regla la
siguiente: Siembra para el vecino, para el forastero y para
ti.
El campesino, conmovido por lo sucedido, con arrepentimiento hizo
una promesa: “Nunca más dañaré a un
animalito indefenso, porque ellos, como nosotros, también tienen
derecho a vivir”.
Y asítodos ellos tuvieron abundante
producción y vivieron felices.