(Dos Duques de Wyndham 02) La Prometida - Julia Quinn

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  • 7/31/2019 (Dos Duques de Wyndham 02) La Prometida - Julia Quinn

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    {\i{\qlDos duques de WyndhamN\u186?2\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} {\bAmelia Willoughby ha estado comprometida con el Duque de Wyndham desde que puederecordar\u8230? era un bebe de seis meses cuando se firmaron los contratos, y lleva desde entonces esperando\u8230? y esperando por Thomas Cavendish. Y por finparece que el altivo duque ha encontrado tiempo para casarse con ella. Aunque Amelia sospecha que \u233?l no piensa nunca en ella.} {\bY es verdad. No lo hace, a Thomas le es conveniente tener una prometida -sobre todo para mantener lejos de s\u237? a los maridos de las damas que pretende. Pero, justo cuando ve que su novia podr\u237?a ser algo m\u225?s que una conveniencia, su mundo se vuelve del reves ante la aparici\u243?n de su primo, desaparecidohace tiempo, que puede ser o no el verdadero duque de Wyndham. Y si Thomas no es el duque, entonces no estar\u225? comprometido con Amelia. Lo cual es una tremenda ironia, porrque este ilustre y arrogante duque ha cometido el error de enamorarse\u8230? de su prometida.} {\~\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} T\u237?tulo Original: {\iMr. Cavendish, I Presume} Traductor: Amelia Brito Astorga Autor: Quinn, Julia \u169?2012, Urano Colecci\u243?n: Titania ISBN: 9788492916238 Generado con: QualityEbook v0.35 {\par\pard\hyphpar }{\page } {\s1 \afs32

    {\b{\ql{\qcCap\u237?tulo 1}{\line }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} Era un verdadero crimen que Amelia Willoughby a\u250?n no se hubiera casado. Al menos eso era lo que dec\u237?a su madre. Amelia o, m\u225?s correctamente, lady Amelia, era la segunda hija del conde de Crowland, as\u237? que nadie pod\u237?a encontrarle ning\u250?n defecto a su linaje. Su apariencia era m\u225?s que pasable, si el gusto se inclina hacia las saludables rosas inglesas, gusto que, afortunadamente para ella, era dominante en la alta sociedad. Su pelo era de un respetable color rubio normal, sus ojos casta\u241?os t

    irando a gris verdoso y su piel tersa y blanca siempre que se acordara de no ponerse al sol (las pecas no eran amigas de lady Amelia). Ten\u237?a tambi\u233?n,como le gustaba comentar a su madre, una inteligencia adecuada, sab\u237?a tocarel piano y pintar acuarelas, y adem\u225?s (y esto su madre lo recalcaba con entusiasta insistencia) estaba en posesi\u243?n de todos sus dientes. Mejor a\u250?n, los susodichos dientes eran perfectamente parejos, lo que no se pod\u237?a decir de Jacinda Lennox, la que caz\u243? limpiamente al marqu\u233?s de Beresford y cuyo matrimonio fue \u171?la boda\u187? de 1818 (aunque no antes de rechazara dos vizcondes y a un conde, como le gustaba informar a la madre de Jacinda).Pero todos esos atributos quedaban p\u225?lidos ante lo que, sin duda, era el aspecto m\u225?s pertinente y extraordinario de la vida de Amelia Willoughby: su largu\u237?simo compromiso con el duque de Wyndham. Si a Amelia no la hubieran comprometido (cuando a\u250?n estaba en la cuna) con Thomas Cavendish (que en ese

    tiempo era el heredero del ducado y un ni\u241?o peque\u241?o todav\u237?a), sinduda no habr\u237?a llegado a la poco atractiva edad de veinti\u250?n a\u241?ossiendo doncella. Durante una temporada se hab\u237?a quedado en Lincolnshire, porque nadie pens\u243? que necesitara molestarse en ir a Londres; la siguiente temporada s\u237? la pas\u243? en la capital, para acompa\u241?ar a su hermana mayor, Elizabeth, pues su prometido (tambi\u233?n desde que ella estaba en la cuna) tuvo la mala suerte de contraer una fiebre a los doce a\u241?os y muri\u243?,dejando a su familia sin heredero y a Elizabeth Willoughby sin compromiso. Y encuanto a la siguiente temporada, cuando todos estaban casi seguros de que Elizabeth se comprometer\u237?a en matrimonio en cualquier momento y Amelia continuaba

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    comprometida con el duque, fueron a Londres de todos modos porque habr\u237?a sido embarazoso que se quedaran en el campo. AAmelia le gustaba bastante la ciudad. Disfrutaba de la conversaci\u243?n, le gustaba much\u237?simo bailar, y si uno hablaba con su madre durante m\u225?s de cinco minutos, se enteraba de que siAmelia hubiera estado libre para casarse, habr\u237?a recibido media docena deproposiciones, como m\u237?nimo. Lo cual significaba que Jacinda Lennox seguir\u237?a siendo Jacinda Lennox y no la marquesa de Beresford. Y, m\u225?s importante a\u250?n, lady Crowland y todas sus hijas seguir\u237?an teniendo un rango superior al de la molestamuchachita. Pero claro, como se le o\u237?a decir con frecuencia al padre de Amelia, la vida no siempre es justa; de hecho, rara vez lo es. S\u243?lo hab\u237?a que verlo a \u233?l, por el amor del cielo. Cinco hijas,\u161?cinco! Y ahora el condado, que hab\u237?a pasado de padre a hijo desde los tiempos en que eran pr\u237?ncipes en la torre, pasar\u237?a a la Corona, puesno hab\u237?a ning\u250?n primo a la vista que pudiera heredarlo. Adem\u225?s,como sol\u237?a recordar a su mujer, deb\u237?an agradecer a sus prontas maniobras que una de sus cinco hijas ya estuviera establecida, por as\u237? decirlo, ys\u243?lo tuvieran que preocuparse de las otras cuatro, as\u237? que a ver si hac\u237?a el favor de dejar de quejarse del pobre duque de Wyndham y de su lentoavance hacia el altar. A lord Crowland le gustaba la paz y la quietud por encimade todo, y esto era algo que deber\u237?a haber tenido en cuenta antes de tomarpor esposa a la ex Anthea Grantham. L\u243?gicamente a nadie se le ocurr\u237?asiquiera pensar que el duque incumplir\u237?a su promesa a Amelia y su familia;por el contrario, era bien sabido que el duque de Wyndham era un hombre de palabra, y si dec\u237?a que se casar\u237?a con Amelia Willoughby, pues, como que D

    ios era testigo, se casar\u237?a. S\u243?lo ocurr\u237?a que ten\u237?a la intenci\u243?n de casarse cuando fuera conveniente para \u233?l, lo cual no era necesariamente cuando fuera conveniente para ella. O, m\u225?s al caso, para su madre. As\u237? pues, ah\u237? estaba Amelia, de vuelta en Lincolnshire. Y segu\u237?a siendo lady Amelia Willoughby. \u8212?Y no me importa en absoluto \u8212?declar\u243? cuando Grace Eversleigh sac\u243? el tema durante el baile en el sal\u243?n de reuniones y fiestas de Lincolnshire. Aparte de ser la m\u225?s \u237?ntima amiga de su hermana Elizabeth, Grace Eversleigh era la dama de compa\u241?\u237?a de la duquesa viuda de Wyndham, y por lo tanto estaba en comunicaci\u243?n mucho m\u225?s directa con su futuro marido de la que ella hab\u237?a tenido ocasi\u243?n de estar nunca en su vida. \u8212?Ah, no \u8212?se apresur\u243? a decir Grace\u8212?, no ha sido mi intenci\u243?n dar a entender que te importara. \u8212?Lo \u250?nico que dijo \u8212?terci\u243? Elizabeth, dirigi\u233?ndole una

    mirada rara\u8212? fue que su excelencia piensa permanecer en Belgrave durante seis meses por lo menos. Y entonces t\u250? dijiste... \u8212?S\u233? lo que dije\u8212?interrumpi\u243? Amelia, sintiendo subir el rubor a la cara. Y en realidad eso no era cierto del todo. No podr\u237?a haber repetido lo que dijo palabrapor palabra, pero ten\u237?a la molesta sospecha de que si lo intentaba, ser\u237?a m\u225?s o menos algo as\u237?: \u171?Bueno, eso es fabuloso, sin duda, pero yo no le dar\u237?a ninguna importancia, y en todo caso la boda de Elizabeth es el pr\u243?ximo mes, as\u237? que ni so\u241?ar\u237?a con ultimar planes paranada muy pronto y, digan lo que digan, no tengo mucha prisa en casarme con \u233?l. (Intercal\u243? algo m\u225?s, algo, algo, algo.) Apenas le conozco. (Algo,algo m\u225?s.) Sigo siendo Amelia Willoughby, y no me importa en absoluto\u187?. Al fin y al cabo no era el tipo de discurso que uno desea revivir en la cabeza. Pasado un momento de inc\u243?modo silencio, Grace se aclar\u243? la garganta

    y dijo: \u8212?Asegur\u243? que vendr\u237?a aqu\u237? esta noche. Al instanteAmelia la mir\u243? a los ojos. \u8212?\u191?Ah, s\u237?? Grace asinti\u243?. \u8212?Le vi durante la cena. O m\u225?s bien, le vi porque pas\u243? por fuera del comedor cuando est\u225?bamos cenando. No cen\u243? con nosotras. Creo que \u233?l y su abuela est\u225?n enfadados \u8212?a\u241?adi\u243?, como en un aparte\u8212?. Con frecuencia lo est\u225?n. Amelia sinti\u243? tensas las comisuras de la boca. No por rabia, ni siquiera por irritaci\u243?n, en realidad.M\u225?sbien era por resignaci\u243?n, m\u225?s que por cualquier otra cosa. \u8212?Supongo que la viuda le dio la lata habl\u225?ndole de m\u237? \u8212?dijo. Tuvo laimpresi\u243?n de queGrace no deseaba contestar, pero finalmente dijo: \u8212?B

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    ueno, s\u237?. Lo que era de esperar, claro. Era bien sabido que la duquesa viuda de Wyndham estaba m\u225?s impaciente que sumadre por ver realizado el matrimonio. Tambi\u233?n era bien sabido que el duque encontraba fastidiosa a su abuela en el mejor de los casos, as\u237? que no la sorprend\u237?a en absoluto que hubiera aceptado asistir a la fiesta s\u243?lo para conseguir que lo dejara en paz. Como tambi\u233?n era bien sabido que el duque no hac\u237?a promesas a la ligera, estaba segur\u237?sima de que \u233?l se presentar\u237?a en la fiesta, yeso significaba que el resto de la velada seguir\u237?a un camino bien trillado.El duque llegar\u237?a, todos lo mirar\u237?an, luego todos la mirar\u237?an aella y entonces \u233?l se le acercar\u237?a; estar\u237?an varios minutos dedicados a una inc\u243?moda conversaci\u243?n, \u233?l le solicitar\u237?a un baile, ella aceptar\u237?a, y cuando hubiera acabado el baile, \u233?l le dar\u237?aun beso en la mano y se marchar\u237?a. Presumiblemente, en busca de las atenciones de otra mujer. Unamujer de otro tipo. Del tipo con la que un duque no se casa. Eso era algo en lo que no le gustaba pensar, aunque no por eso dejaba de pensarlo. Pero, de verdad, \u191?se pod\u237?a esperar fidelidad de un hombre \u171?antes\u187? del matrimonio? \u201?se era un tema del que hab\u237?a hablado consu hermana much\u237?simas veces, y la respuesta era siempre deprimentemente lamisma: no. No se puede esperar fidelidad cuando el caballero ha estado comprometido desde que era ni\u241?o. No era justo esperar que renunciara a todas las diversiones a las que se entregaban sus amigos s\u243?lo porque su padre firm\u243? un contrato de matrimonio unos veinte a\u241?os atr\u225?s. Pero cuando estuviera fijada la fecha, bueno, eso ser\u237?a una historia diferente. O, mejor dicho, lo ser\u237?a si los Willoughby consegu\u237?an alguna vez que Wyndham fijara

    una fecha. \u8212?No pareces demasiado entusiasmada por verlo \u8212?coment\u243? Elizabeth. \u8212?No lo estoy \u8212?suspir\u243? Amelia\u8212?. Dicha sea laverdad, lo paso muchomejor cuando \u233?l est\u225? lejos. \u8212?Oh, no es tan terrible \u8212?le asegur\u243? Grace\u8212?. En realidad, es bastante encantador cuando se lo llega a conocer. \u8212?\u191?Encantador? \u8212?repiti\u243? Amelia, dudosa. Lo hab\u237?a visto sonre\u237?r, pero nunca m\u225?s de dos veces en una conversaci\u243?n\u8212?. \u191?Wyndham? \u8212?Bueno \u8212?matiz\u243? Grace\u8212?, tal vez he exagerado. Pero el duque ser\u225? un buen marido, Amelia, te lo prometo. Es bastante divertido cuando quiere. Amelia y Elizabeth lamiraron con tanta incredulidad que Grace se ech\u243? a re\u237?r y a\u241?adi\u243?: \u8212?\u161?Nomiento, lo juro! Tiene un travieso sentido del humor. Amelia sab\u237?a que Grace ten\u237?a buena intenci\u243?n, pero al decir eso no consigui\u243? tranquilizarla. Y no era que sintiera celos; estaba bastante segura

    de que no estaba enamorada de Wyndham. \u191?C\u243?mo podr\u237?a estarlo? Rara vez ten\u237?a ocasi\u243?n de intercambiarm\u225?s de dos palabras con \u233?l. De todos modos, encontraba bastante inquietante que Grace hubiera llegado aconocerlo tan bien. Y eso no pod\u237?a dec\u237?rselo a Elizabeth, a la que normalmente le contaba todo. Su hermana y Grace eran \u237?ntimas amigas desde el d\u237?a en que se conocieron, a los seis a\u241?os. Elizabeth le dir\u237?a queera una tonta. O la obsequiar\u237?a con una de esas miradas horribles que pretend\u237?an ser comprensivas, pero que en realidad eran de l\u225?stima. Y en los\u250?ltimos tiempos le parec\u237?a ser la receptora de muchas miradas de \u233?sas, normalmente siempre que sal\u237?a el tema del matrimonio. Si fuera una mujer aficionada a apostar (lo que cre\u237?a que podr\u237?a ser si alguna vez ten\u237?a la oportunidad de intentarlo), apostar\u237?a a que hab\u237?a recibido miradas de compasi\u243?n-l\u225?stima al menos de la mitad de las damitas de

    la alta sociedad; y de todas sus madres. \u8212?\u201?sa ser\u225? nuestra misi\u243?n para el oto\u241?o \u8212?declar\u243?Grace de repente, con los ojos chispeantes de decisi\u243?n\u8212?. Amelia y Wyndham se van a conocer por fin. \u8212?Grace, no, por favor \u8212?dijo Amelia, ruboriz\u225?ndose. Buen Dios, qu\u233? humillante; ser un \u171?trabajo\u187?. \u8212?Finalmente vas a tener que llegar a conocerlo \u8212?dijo Elizabeth. \u8212?En realidad, no \u8212?contest\u243? Amelia, ir\u243?nica\u8212?. \u191?Cu\u225?ntas habitaciones hay en Belgrave? \u191?Doscientas? \u8212?Setenta y tres \u8212?repuso Grace. \u8212?Podr\u237?a pasar semanas sin verlo. A\u241?os. \u8212?Bueno, no digas tonter\u237?as \u8212?dijo su hermana\u8212?. \u191?Por qu\u233? no me acompa\u241?as a Belgrave m

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    a\u241?ana? Se me ocurri\u243? el pretexto de que mam\u225? necesita devolver unos libros a la viuda para poder ir a ver a Grace. \u201?sta mir\u243? a Elizabeth algo sorprendida. \u8212?\u191?Tu madre pidi\u243? libros prestados a la viuda? \u8212?S\u237? \u8212?contest\u243? Elizabeth, y a\u241?adi\u243? remilgadamente\u8212?: Fue idea m\u237?a. Amelia arque\u243? las cejas. \u8212?Madre no es muy lectora. \u8212?Bueno, no pod\u237?a pedir prestado un piano \u8212?replic\u243? Elizabeth. Amelia opinaba que su madre tampoco era muy aficionada a la m\u250?sica, pero le pareci\u243? que no ten\u237?a ning\u250?n sentido decirlo. Adem\u225?s, justo en esemomento la conversaci\u243?n se interrumpi\u243? bruscamente. Hab\u237?a llegado \u171?\u233?l\u187?. Bien pod\u237?a estar de espaldas ala puerta, pero lo supo exactamente en el instante en que Thomas Cavendish entr\u243? en el sal\u243?n de fiestas, porque, maldita sea, ya le hab\u237?a ocurrido lo mismo antes. Lleg\u243? el momento del gran silencio. Y entonces (cont\u243? hasta cinco; hac\u237?a tiempo que hab\u237?a descubierto que los duques requieren m\u225?s de los normales tres segundos de silencio) comenzaron los cuchicheos. Y Elizabeth ya le estaba enterrando el codo en las costillas, como si necesitara el aviso. Y entonces, aah, lo ve\u237?a todo en la cabeza, la multitud estaba haciendo su imitaci\u243?n del mar Rojo, y por en medio pas\u243? el duque, sus hombros anchos, su paso decidido y orgulloso, y ya estaba, casi, casi, casi... \u8212?Lady Amelia. Arreglando la expresi\u243?n de la cara, se gir\u243?. \u8212?Excelencia \u8212?dijo, esbozando la sonrisa amable que sab\u237?a necesaria. \u201?l le cogi\u243? la mano y se la bes\u243?. \u8212?Est\u225? encantadoraesta noche. Eso se lo dec\u237?a siempre, cada vez. Musit\u243? las gracias y esper\u243? pacientemente mientras \u233?l saludaba a su hermana y luego le dec\u2

    37?a a Grace: \u8212?Veo que mi abuela te ha dejado libre de sus garras esta noche. \u8212?S\u237? \u8212?dijo ella, suspirando feliz\u8212?. \u191?No es estupendo? \u201?l sonri\u243?, y Amelia observ\u243? que su sonrisa no era la misma sonrisa de cara al p\u250?blico con que le sonre\u237?a a ella. Era una sonrisa de amistad. \u8212?Eres nada menos que una santa, se\u241?orita Eversleigh \u8212?le dijo \u233?l. Amelia lo mir\u243? y luegomir\u243? a Grace, tratando de imaginar en qu\u233? estaba pensando \u233?l. Grace no ten\u237?a ninguna opci\u243?n en el asunto. Si de verdad \u233?l pensaba que era una santa, deber\u237?a proveerla de una dote y buscarle marido, para que no tuviera que pasar el resto desu vida atendiendo a su abuela a todas horas hasta en sus menores deseos. Pero,claro, eso no lo dijo; porque nadie le dice esas cosas a un duque. \u8212?Gracenos ha dicho que piensa pasar varios meses en el campo \u8212?dijo Elizabeth. Amelia dese\u243? darle de patadas. Con eso daba a entender que si ten\u237?a el

    tiempo para estar en el campo tambi\u233?n ten\u237?a que tener el tiempo para casarse por fin con su hermana. Y claro, en los ojos del duque hab\u237?a una expresi\u243?n vagamente ir\u243?nica al contestar: \u8212?S\u237?. \u8212?Yo estar\u233? bastante ocupada hasta noviembre por lo menos \u8212?dijo ella. Porque derepente le pareci\u243? absolutamente necesario que \u233?l se enterara de queella no se iba a pasar el tiempo sentada junto a la ventana, bordando y suspirando por su visita. \u8212?\u191?S\u237?? \u8212?pregunt\u243? \u233?l. Ella enderez\u243? los hombros. \u8212?S\u237?. \u201?l entrecerr\u243? un tanto los ojos,que eran de un intenso color azul; el gesto era de humor, no de enfado, lo cualtal vez era peor a\u250?n. Se estaba riendo de ella. No entend\u237?a por qu\u233? hab\u237?a tardado tanto en darse cuenta de eso. Todos esos a\u241?os hab\u237?a cre\u237?do que \u233?l simplemente la ignoraba. Vaya por Dios. \u8212?LadyAmelia \u8212?dijo \u233?l, inclinando levemente la cabeza, lo m\u225?s parecid

    o a una venia que se sent\u237?a obligado a hacer\u8212?, \u191?me har\u237?a elhonor de concederme un baile? Elizabeth y Grace la miraron, las dos sonriendo serenamente, expectantes. Ya hab\u237?an representado esa escena antes, todos. Ytodos sab\u237?an c\u243?mo deb\u237?a continuar. En especial ella. \u8212?No \u8212?dijo, sin pensarlo dos veces. \u201?l pesta\u241?e\u243?. \u8212?\u191?No?\u8212?No, gracias, quer\u237?a decir \u8212?dijo, sonri\u233?ndole con su m\u225?s encantadora sonrisa, porque le gustaba ser amable. \u201?l parec\u237?a at\u243?nito. \u8212?\u191?No desea bailar? \u8212?Esta noche no, creo que no. Mir\u243? disimuladamente a su hermana y a Grace. Las dos estaban horrorizadas. Se sinti\u243? \u171?maravillosa\u187?. Se sinti\u243? ella misma, algo que nunca pod

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    \u237?a sentirse en presencia de \u233?l. Ni antes, cuando estaba esperando su presencia. Ni despu\u233?s. Siempre todo giraba en torno a \u233?l. Wyndham estoy Wyndham aquello y, aah, qu\u233? suerte ten\u237?a ella por haber atrapado alduque m\u225?s guapo del pa\u237?s sin haber tenido ni que mover un dedo. La \u250?nica vez que dej\u243? salir su humor algomordaz diciendo \u171?Bueno, s\u237? que ten\u237?a quemover los dedos para coger mi sonajero de beb\u233?\u187?fue recompensada por dos miradas de asombro y una \u171?muchacha desagradecida\u187?. \u201?sa fue lamadre de Jacinda Lennox, tres semanas antes de que a Jacinda le cayera la lluvia de proposiciones. As\u237? pues, por lo general manten\u237?a la boca cerrada y hac\u237?a lo que se esperaba de ella. Pero en ese momento... Bueno, no se encontraban en un sal\u243?n de Londres, su madre no estaba mirando y estaba sencillamente harta de que \u233?l la tuviera sujeta con una tra\u237?lla. De verdad, ya podr\u237?a haber encontrado a otro. Podr\u237?a habersedivertido. Podr\u237?a haber besado a un hombre. Ah, muy bien, \u171?eso\u187?no. No era una idiota y s\u237? que valoraba su reputaci\u243?n. Pero podr\u237?a hab\u233?rselo imaginado, lo que nunca se hab\u237?a molestado en hacer. Entonces, puesto que no sab\u237?a cu\u225?ndo podr\u237?a sentirse tan temeraria otra vez, sonri\u243? a su futuro marido y dijo: \u8212?Pero usted deber\u237?a bailar si lo desea. No me cabe duda de que hay muchas damas que se sentir\u237?an felices de ser su pareja. \u8212?Pero yo deseo bailar con usted \u8212?dijo \u233?l. \u8212?Tal vez en otra ocasi\u243?n \u8212?dijo ella. Le sonri\u243? con susonrisa m\u225?s alegre\u8212?. \u161?Gracias! Y d\u225?ndose media vuelta, se alej\u243?. Se alej\u243?. Dese\u243? saltar. Y, claro, salt\u243?, pero cuando ya estaba fuera del sal\u243?n. {

    \~\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} A Thomas Cavendish le agradaba considerarse un hombrejusto, ecu\u225?nime, sobre todo que su posici\u243?n como s\u233?ptimo duque de Wyndham le permit\u237?a complacerse en una gran cantidad de exigencias y actos irracionales. Podr\u237?a actuar como un loco rabioso, vestirse todo de rosa ydeclarar que el mundo es un tri\u225?ngulo, porque aun as\u237? los arist\u243?cratas seguir\u237?an inclin\u225?ndose y arrastr\u225?ndose ante \u233?l, pendientes de cada una de sus palabras. Su padre, el sexto duque de Wyndham, no se hab\u237?a comportado como un loco rabioso ni vestido de rosa ni declarado que elmundo es un tri\u225?ngulo, pero s\u237? que fue un hombre muy poco dado a la raz\u243?n. Justamente a eso se deb\u237?a que \u233?l se enorgulleciera de su serenidad y ecuanimidad, de la seriedad de su palabra y, aunque no le gustaba revel

    ar a muchos este lado de su personalidad, de su capacidad para encontrar humor en lo rid\u237?culo. Y lo que acababa de ocurrir era decididamente rid\u237?culo.Pero cuando se corri\u243? el rumor de la salida de lady Amelia del sal\u243?ny, una tras otra, comenzaron a girarse las cabezas hacia \u233?l, cay\u243? en la cuenta de que el l\u237?mite entre humor y furia no es mucho m\u225?s grueso que el filo de un cuchillo. Y el doble de afilado. Lady Elizabeth lo estaba mirando con una buena dosis de horror, como si \u233?l se fuera a transformar en un ogro y a despedazar a alguien miembro por miembro. Y Grace, maldita la picaruela,daba la impresi\u243?n de que se iba a echar a re\u237?r en cualquier momento.\u8212?No \u8212?le advirti\u243?. Ella obedeci\u243?, pero apenas, as\u237? que\u233?l mir\u243? a lady Elizabeth y le pregunt\u243?: \u8212?\u191?Voy a buscarla? Ella lo mir\u243? sin decir palabra. \u8212?A su hermana \u8212?aclar\u243?\u233?l. Ella continu\u243? muda. Buen Dios, \u191?educaban a las mujeres en es

    tos tiempos? \u8212?A lady Amelia \u8212?dijo, a\u241?adiendo una explicaci\u243?n extra\u8212?. Mi prometida. La que acaba de dejarme plantado. \u8212?Yo no dir\u237?a eso... \u8212?dijo por fin Elizabeth, con la voz ahogada. \u201?l la mir\u243? un momento, m\u225?s largo de lo que resultaba c\u243?modo (para ella; \u233?l no sent\u237?a ni la m\u225?s m\u237?nima incomodidad), y despu\u233?s mir\u243? a Grace, la que era, hab\u237?a comprobado hac\u237?a mucho tiempo, unade las \u250?nicas personas del mundo de las que pod\u237?a fiarse de que fueratotalmente sincera. \u8212?\u191?La voy a buscar? \u8212?Ah, s\u237? \u8212?dijoella, con los ojos brillantes de travesura\u8212?. Vaya. \u201?l arque\u243? levemente las cejas, pensando ad\u243?nde podr\u237?a haber ido la maldita chica.

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    ermana \u8212?dijo Elizabeth, a borbotones. \u8212?No sea tonta. Es evidente quetambi\u233?n detesta que le exijan bailar. Grace ser\u225? mi pareja. \u8212?\u191?Yo? \u8212?dijo la joven, sorprendida. Thomas les hizo un gesto a los m\u250?sicos que estaban en la parte delantera del sal\u243?n. Al instante ellos prepararon sus instrumentos. \u8212?T\u250? \u8212?dijo \u233?l\u8212?. No te imaginar\u225?s, supongo, que yo bailar\u237?a con otra aqu\u237?. \u8212?Est\u225? Elizabeth \u8212?dijo ella, cuando la llevaba hacia el centro de la pista. \u8212?Bromeas, supongo \u8212?musit\u243? \u233?l. Lady Elizabeth Willoughby a\u250?n no recuperaba el color que le abandon\u243? la cara cuando su hermana le dio la espalda a \u233?l y sali\u243? del sal\u243?n. Era probable que los esfuerzos quele exigir\u237?a el baile la har\u237?an desmayarse. Adem\u225?s, Elizabeth noiba bien a sus fines.Mir\u243? hacia Amelia. Sorprendido, vio que ella no se ocultaba inmediatamente detr\u225?s de la cortina. Le sonri\u243?, levemente. Y entonces, y fue muy satisfactorio, la vio ahogar una exclamaci\u243?n. Despu\u233?s de eso ella s\u237? se escondi\u243? detr\u225?s de la cortina, pero eso no lopreocup\u243?. Estar\u237?a observando el baile, todo entero, hasta el \u250?ltimo paso. {\par\pard\hyphpar }{\page } {\s1 \afs32{\b{\ql{\qcCap\u237?tulo 2}{\line }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} Amelia comprendi\u243? al instante lo que pretend\u23

    7?a hacer \u233?l; estaba claro como el agua, y sab\u237?a muy bien que la estaba manipulando. Sin embargo, maldito el hombre, ah\u237? estaba ella, escondida detr\u225?s de la cortina, mir\u225?ndolo bailar con Grace. Era un bailar\u237?nexcelente. Eso s\u237? lo sab\u237?a. Hab\u237?a bailado muchas veces con \u233?l, cuadrillas, contradanzas, valses, de todo, durante sus dos temporadas en Londres; bailes por obligaci\u243?n, todos y cada uno de ellos. Sin embargo a veces,\u171?a veces\u187?, hab\u237?an sido muy agradables. Ella no era inmune a lo que pensaban los dem\u225?s. Era espl\u233?ndido colocar la mano en el brazo delsoltero m\u225?s cotizado de Londres, sobre todo estando en posesi\u243?n de uncontrato vinculante que declara que dicho soltero es de ella y s\u243?lo de ella. En cierto sentido, todo en \u233?l parec\u237?a m\u225?s grande y mejor que enotros hombres. \u161?Rico! \u161?Duque! \u161?Hac\u237?a desmayar a las chicastontas! Y las de constituci\u243?n m\u225?s fuerte, bueno, tambi\u233?n se desma

    yaban. Estaba bastante segura de que Thomas Cavendish habr\u237?a sido cotizadocomo el mejor partido de la d\u233?cada aunque hubiera nacido jorobado y con dosnarices. No abundaban los duques solteros, y era bien sabido que los Wyndham pose\u237?an tierras y dinero suficientes para rivalizar con muchos principados europeos. Pero su excelencia no ten\u237?a una joroba en la espalda, y su nariz (por suerte una sola) era recta, delgada y espl\u233?ndidamente proporcionada al resto de su cara; su pelo moreno y abundante, sus ojos de un azul fascinante y, ano ser que tuviera algunos huecos ocultos en la parte de atr\u225?s, ten\u237?atodos los dientes. Objetivamente, ser\u237?a imposible describirlo como algo menos que apuesto. Pero si bien no era indiferente a sus encantos, \u233?stos no la cegaban tampoco. Y aun cuando estaba comprometida con \u233?l, se considerabauna juez objetiva de \u233?l. Y seguro que lo era porque era muy capaz de expresar con palabras sus defectos, y de vez en cuando se entreten\u237?a escribiendo

    la lista. Y la revisaba, l\u243?gicamente, cada unos cuantos meses. Eso lo consideraba justo. Y tomando en cuenta el problema en que se meter\u237?a si alguienencontraba la lista, deb\u237?a ser lo m\u225?s exacta posible. Valoraba la exactitud en todas las cosas. En su opini\u243?n, \u233?sa era una virtud lamentablemente infravalorada. Pero el problema para definir a su novio y, supon\u237?a, ala mayor parte de la humanidad, era la dificultad para expresar sus cualidadeso defectos en magnitudes. \u191?C\u243?mo explicar, por ejemplo, ese aire indefinible que parec\u237?a envolverlo, como si en \u233?l hubiera algo... algo \u171?m\u225?s\u187? que en el resto de la sociedad? Los duques no deber\u237?an parecer muy capaces. Tendr\u237?an que ser delgados y nervudos o, si no, gordos, sus

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    voces desagradables y su intelecto no muy profundo, y, bueno, una vez le vio las manos a Wyndham. Normalmente, llevaba guantes cuando se encontraban, pero unavez, no recordaba por qu\u233?, se los quit\u243?, y ella se encontr\u243? cautivada por sus manos. Sus manos, por el amor del cielo. Era tonto y fantasioso, sin duda, pero mientras estaba ah\u237?, en silencio, y tal vez con la boca abierta m\u225?s encima, no pudo dejar de pensar que esas manos hab\u237?an hecho cosas; reparado una verja, cogido una pala. Si hubiera nacido quinientos a\u241?os antes, seguro que habr\u237?a sido un fiero caballero, que entraba en la batallablandiendo una espada (cuando no estaba llevando tiernamente a su gentil dama hacia la puesta de sol). Y s\u237?, era consciente de que dedicaba bastante m\u225?s tiempo a reflexionar acerca de los aspectosm\u225?s sutiles de la personalidad de \u233?l que el que \u233?l dedicaba a pensar en los de ella. Pero de todosmodos, una vez todo dicho y hecho, no sab\u237?a mucho acerca de \u233?l. Con t\u237?tulo, rico, guapo, eso no dec\u237?a mucho en realidad. No cre\u237?a quefuera muy irracional desear saber algo m\u225?s de \u233?l. Y lo que de verdad deseaba, aun cuando no sabr\u237?a explicar por qu\u233? exactamente, era que \u233?l supiera algo de ella. Y que deseara saber algo sobre ella. Que averiguara.Que le hiciera alguna pregunta. Que escuchara la respuesta, en lugar de simplemente asentir mientras miraba a alguna persona situada al otro lado de la sala. Desde que comenz\u243? a llevar la cuenta de esas cosas, su novio le hab\u237?a hecho exactamente ocho preguntas, siete relativas a c\u243?mo lo estaba pasando enla reuni\u243?n o fiesta, y la otra acerca del tiempo. No esperaba que la amara, no, no era \u171?tan\u187? fantasiosa. Pero s\u237? cre\u237?a que un hombre de inteligencia por lo menos normal desear\u237?a saber algo de la mujer con la q

    ue piensa casarse. Pero no, a Thomas AdolphusHoratio Cavendish, el muy estimadoduque de Wyndham, conde de Kesteven, Stowe y Stamford, bar\u243?n Grenville deStaine, por no mencionar el mont\u243?n de otros t\u237?tulos honor\u237?ficos que (afortunadamente) no le hab\u237?an exigido que memorizara, parec\u237?a no importarle que a su futura esposa le gustaran las fresas, pero no tolerara los guisantes. No sab\u237?a que ella jam\u225?s cantaba en p\u250?blico ni que, si selo propon\u237?a, pintaba acuarelas de una magn\u237?fica calidad. No sab\u237?a que ella siempre hab\u237?a deseado visitar \u193?msterdam. No sab\u237?a c\u243?mo le fastidiaba que su madre dijera que ten\u237?a una inteligencia \u171?adecuada\u187?. No sab\u237?a que echar\u237?a terriblemente de menos a su hermanaElizabeth cuando se casara con el conde de Rothsey, que viv\u237?a en el otro extremo del pa\u237?s, a cuatro d\u237?as de viaje en coche. Y no sab\u237?a quesi alg\u250?n d\u237?a le ped\u237?a la opini\u243?n, una pregunta muy sencilla

    en realidad, acerca de algo que no fuera la temperatura del aire, se elevar\u237?a inconmensurablemente en la opini\u243?n de ella. Pero eso ser\u237?a suponerque a \u233?l le importaba su opini\u243?n, y estaba bastante segura de que no le importaba. En realidad, su falta de preocupaci\u243?n por el buen juicio de ella podr\u237?a muy bien ser lo \u250?nico importante que sab\u237?a de \u233?l.A no ser... Con sumo cuidado asom\u243? la cabeza por detr\u225?s de la cortinade terciopelo rojo que hac\u237?a las veces de escudo, muy consciente de que \u233?l sab\u237?a que estaba ah\u237?. Le observ\u243? la cara. Observ\u243? su manera de mirar a Grace. Su manera de sonre\u237?r a Grace. Su manera de... SantoDios, \u191?se estaba riendo? Jam\u225?s lo hab\u237?a o\u237?do re\u237?rse, jam\u225?s lo hab\u237?a visto re\u237?rse as\u237? desde el otro lado de un sal\u243?n. Se le abri\u243? sola la boca por la impresi\u243?n, y tal vez por un pel\u237?n de consternaci\u243?n. Al parecer s\u237? sab\u237?a algo importante de

    su novio. Estaba enamorado de Grace Eversleigh. Ah, pues, maravilloso. {\~\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} En el sal\u243?n de reuniones y fiestas de Lincolnshire no se bailaba el vals; las se\u241?oras que organizaban la fiesta trimestralsegu\u237?an consider\u225?ndolo un baile \u171?indecente\u187?. En opini\u243?nde Thomas, eso era una l\u225?stima. No le interesaba en absoluto la naturalezaseductora del baile; jam\u225?s hab\u237?a tenido la oportunidad de bailarlo con una mujer a la que deseara seducir. Pero bailarlo daba la oportunidad de conversar con la pareja. Lo que habr\u237?a sido much\u237?simo mejor que una palabra

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    aqu\u237? y una frase all\u225? mientras \u233?l y Grace iban y ven\u237?an siguiendo los complicados pasos y figuras de la contradanza. \u8212?\u191?Intenta ponerla celosa? \u8212?le pregunt\u243? ella, sonriendo de una manera que podr\u237?a considerar coqueta si no la conociera tan bien. \u8212?No seas rid\u237?cula. Pero en ese momento ella estaba cogida de brazos cruzados con un terrateniente de la localidad. Trag\u225?ndose el gru\u241?ido de irritaci\u243?n, esper\u243? a que ella volviera a estar a su lado. \u8212?No seas rid\u237?cula \u8212?repiti\u243?. Ella lade\u243? la cabeza. \u8212?Nunca antes hab\u237?a bailado conmigo. Esta vez \u233?l esper\u243? el momento adecuado para contestar: \u8212?\u191?Cu\u225?ndo he tenido ocasi\u243?n de bailar contigo? Grace retrocedi\u243?e hizo la reverencia que exig\u237?a el baile, pero \u233?l la vio inclinar la cabeza en gesto de asentimiento. \u201?l rara vez asist\u237?a a esa fiesta local, y aunque ella acompa\u241?aba a su abuela cuando iba a Londres, s\u243?lo muyde vez en cuando la inclu\u237?an en las salidas nocturnas, y en esos casos ellase iba a sentar a un lado, con las carabinas y se\u241?oras mayores. Avanzaronhasta el comienzo de la fila, \u233?l le cogi\u243? la mano para hacer el \u171?paseo\u187?, y caminaron por el pasillo formado por caballeros a la derecha y damas a la izquierda. \u8212?Est\u225? enfadado \u8212?dijo Grace. \u8212?Noo, no.\u8212?Orgullo herido. \u8212?Antes quiz\u225? s\u237?, pero s\u243?lo un momento \u8212?reconoci\u243? \u233?l. \u8212?\u191?Y ahora? \u201?l no contest\u243?. No fue necesario. Hab\u237?an llegado al final del paseo y tuvieron que ocuparsus puestos enfrentados formando el pasillo. Pero cuando se juntaron para tocarse las manos, ella dijo: \u8212?No ha contestado a mi pregunta. Los dos retrocedieron, volvieron a juntarse y entonces \u233?l se inclin\u243? un poco para deci

    r: \u8212?Me gusta estar al mando. Le pareci\u243? que ella se iba a re\u237?r de eso. La obsequi\u243? con una sonrisa indolente, y cuando volvi\u243? a tenerla oportunidad de hablar, pregunt\u243?: \u8212?\u191?Te he sorprendidomucho? Hizo su venia, ella hizo el giro y entonces dijo, con los ojos chispeantes de travesura: \u8212?Jam\u225?s me sorprende. \u201?l se ri\u243?, y cuando volvierona encontrarse para una venia y un giro, le dijo: \u8212?Yo jam\u225?s lo intento. Ella se limit\u243? a poner los ojos en blanco. Era una buena personaGrace. \u201?l dudaba que su abuela, cuando la contrat\u243? para que fuera su dama de compa\u241?\u237?a, hubiera buscado algo m\u225?s que una persona afable que supiera decir \u171?S\u237?, se\u241?ora\u187? y \u171?Por supuesto, se\u241?ora\u187?, pero eligi\u243? bien de todos modos. Era una ventaja tambi\u233?n que Gracehubiera nacido en el distrito. Hab\u237?a quedado hu\u233?rfana hac\u237?a unosa\u241?os, cuando sus padres contrajeron una fiebre; su padre era terrateniente

    rural, y tanto \u233?l como su mujer eran personas muy queridas en la comunidad. En consecuencia, Grace ya conoc\u237?a a todas las familias de la regi\u243?n,y era amiga de la mayor\u237?a. Eso ten\u237?a que ser una ventaja en su posici\u243?n actual. Al menos eso supon\u237?a \u233?l. No ten\u237?a ocasi\u243?n dehablar mucho con ella, pues la mayor parte del tiempo procuraba mantenerse alejado de su abuela. Cuando la m\u250?sica lleg\u243? a su fin, se permiti\u243? mirar hacia la cortina roja. O bien su novia se hab\u237?a marchado, o bien se hab\u237?a hecho m\u225?s experta en el arte de esconderse. \u8212?Deber\u237?a serm\u225?s simp\u225?tico con ella \u8212?dijo Grace cuando iban caminando haciael borde de la pista. \u8212?Me ha dejado plantado. Ella simplemente se encogi\u243? de hombros. \u8212?Deber\u237?a ser m\u225?s simp\u225?tico con ella \u8212?repiti\u243?. Entonces le hizo la reverencia y se alej\u243?, dej\u225?ndolo solo, lo que nunca es una perspectiva atractiva en una reuni\u243?n como \u233?sa.

    Era un caballero comprometido en matrimonio y, adem\u225?s, \u233?sa era una fiesta de la comunidad, en la que su prometida era conocida por todo el mundo. Y eso \u171?deber\u237?a\u187? significar que lo dejar\u237?an en paz aquellos quepudieran imaginarse a sus hijas (o hermanas o sobrinas) como su duquesa. Pero, por desgracia, lady Amelia no ofrec\u237?a una protecci\u243?n total en ese aspecto. Aunque la quer\u237?an (y, por lo que \u233?l sab\u237?a, bastante), ningunamadre que se respetara pod\u237?a desentenderse de la idea de que algo \u171?podr\u237?a\u187? ir mal en el compromiso, y que el duque \u171?podr\u237?a\u187?encontrarse libre y \u171?podr\u237?a\u187? tener que buscarse una esposa. Al menos, eso le hab\u237?an dicho. Normalmente, nadie le hac\u237?a a \u233?l esos c

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    omentarios susurrados (lo que agradec\u237?a asiduamente a su Hacedor). Y si bien en Lincolnshire hab\u237?a ciudadanos que no estaban en posesi\u243?n de una hija/hermana/sobrina sin compromiso, siempre hab\u237?a alguien que deseaba ganarse su favor con adulaciones. Eso era absolutamente agotador. Dar\u237?a un brazo, bueno, tal vez un dedo del pie, por tener un solo d\u237?a sin que nadie le dijera algo porque cre\u237?a que eso era lo que \u233?l deseaba o\u237?r. Ser duque ofrec\u237?a unas cuantas ventajas, pero la sinceridad de las personas con que se relacionaba no estaba entre ellas. Por eso, cuando Grace lo dej\u243? soloa la orilla de la peque\u241?a pista de baile inmediatamente se dirigi\u243? a la puerta. A una puerta, para ser m\u225?s exactos. No le dio importancia y no sefij\u243? en qu\u233? puerta era. Simplemente deseaba salir. Veinte segundos despu\u233?s, estaba respirando el fresco aire nocturno de Lincolnshire, reflexionando sobre el resto de su noche. Hab\u237?a pensado irse a casa; en realidad, hab\u237?a estado esperando con ilusi\u243?n una noche tranquila cuando su abuelalo enred\u243? con sus planes para la fiesta. En ese momento se le ocurri\u243?que ser\u237?a m\u225?s conveniente hacer una visita en Stamford. Celeste, su viuda particular, muy inteligente y muy discreta, estar\u237?a en su casa. Su relaci\u243?n les iba a la perfecci\u243?n a los dos. \u201?l le llevaba regalos, objetos hermosos que ella pod\u237?a aprovechar para adornar su pulcra casa o paracomplementar los modestos ingresos que le hab\u237?a dejado su marido. Y ella le ofrec\u237?a compa\u241?\u237?a sin ninguna expectativa de fidelidad. Se detuvo un momento para orientarse: un \u225?rbol peque\u241?o, una pila para p\u225?jaros y una planta que parec\u237?a ser un rosal excesivamente podado. Bueno, estaba claro que no hab\u237?a salido por la puerta de la calle. Ah, s\u237?, el ja

    rd\u237?n. Frunciendo ligeramente el ce\u241?omir\u243? atr\u225?s por encima del hombro. En realidad, no sab\u237?a si se pod\u237?a salir a la calle sin volver a entrar en el sal\u243?n. Y justo en ese instante habr\u237?a jurado que oy\u243? a alguien decir su t\u237?tulo con voz aguda, y a eso siguieron las palabras \u171?hija\u187?, \u171?debes\u187? y \u171?presentaci\u243?n\u187?. Pardiez,ten\u237?a que intentarlo. Dio la vuelta a la pila para p\u225?jaros con la intenci\u243?n de llegar a la esquina del edificio y ver si hab\u237?a salida por ah\u237?, pero cuando pas\u243? junto al rosal maltratado, con el rabillo del ojole pareci\u243? ver un movimiento. No era su intenci\u243?n mirar. Dios sab\u237?a que no deseaba mirar. Mirar s\u243?lo pod\u237?a ocasionarle molestias. Nadaes m\u225?s molesto que encontrar a alguien (hombre o mujer, con m\u225?s frecuencia mujer) donde no debe estar. Pero mir\u243?, claro, sencillamente porque as\u237? se iba desarrollando su noche. Mir\u243?, y dese\u243? no habermirado. \

    u8212?Excelencia. Era lady Amelia, que estaba, muy ciertamente, donde no deb\u237?a estar. La mir\u243? severo, mientras decid\u237?a c\u243?mo abordar el asunto. \u8212?El sal\u243?n estaba sofocante \u8212?dijo ella, poni\u233?ndose de pie. Hab\u237?a estado sentada en un banco de piedra, y su vestido, bueno, dicha sea la verdad, no recordaba de qu\u233? color era y a la luz de la luna era dif\u237?cil saberlo, pero parec\u237?a fundirse con el entorno, y tal vez por eso nola vio inmediatamente. Pero nada de eso importaba. Lo importante era que estabafuera, sola. Y le pertenec\u237?a a \u233?l. Francamente, el asunto no pod\u237?a ir bien. {\~\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} Su salida habr\u237?a sido much\u237?simo m\u225?s magn\u237?fica, supon\u237?a Amelia, si hubiera podido abandonar no s\u243?lo el s

    al\u243?n de baile, sino tambi\u233?n todo el recinto, pero estaba el molesto asunto de su hermana. Y su otra hermana. Y su madre. Y su padre, aunque estaba bastante segura de que \u233?l habr\u237?a salido encantado detr\u225?s de ella porla puerta si no fuera por esas otras tres Willoughby, que segu\u237?an pas\u225?ndolo en grande. As\u237? pues, se hab\u237?a dirigido al espacio contiguo al sal\u243?n de baile, donde pod\u237?a sentarse en un peque\u241?o banco de piedraa esperar que su familia se cansara de la fiesta. Nadie iba a ese lugar; no erael jard\u237?n propiamente dicho y, puesto que la finalidad de la reuni\u243?nera ver y ser vistos, bueno, un viejo y polvoriento banco no favorec\u237?a la causa. No hac\u237?a mucho fr\u237?o y el cielo estaba despejado, por lo que se v

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    e\u237?an las estrellas, y eso al menos le ofrec\u237?a algo para mirar, aunquecon su p\u233?simo talento para reconocer las constelaciones, era muy probable que eso la mantuviera ocupada s\u243?lo unos pocos minutos. Pero logr\u243? encontrar la Osa Mayor y a partir de ella encontr\u243? la Menor, o al menos lo que cre\u237?a que era la Osa Menor. Encontr\u243? tres agrupaciones que podr\u237?anhaber sido osos; en realidad, quien fuera que ide\u243? esas cosas deb\u237?a tener una predilecci\u243?n por lo abstracto, y m\u225?s all\u225? hab\u237?a algo que podr\u237?a jurar que era una aguja de iglesia. Claro que no hab\u237?a ninguna constelaci\u243?n que se llamara \u171?Aguja\u187?... Cambi\u243? de posici\u243?n, para ver mejor la centelleante agrupaci\u243?n hacia el norte que, conbastante imaginaci\u243?n, podr\u237?a resultar ser un orinal de extra\u241?a forma, pero antes que pudiera entrecerrar los ojos para enfocarla bien, oy\u243?los inconfundibles sonidos de unos pasos por el jard\u237?n. En direcci\u243?n aella. Qu\u233? lata. Su reino por un momento de soledad. Nunca lo ten\u237?a encasa, y a juzgar por los sonidos de pasos, al parecer tampoco lo tendr\u237?a ah\u237?. Se qued\u243?muy quieta, esperando que el intruso se marchara de ese lugar, y entonces... No pod\u237?a ser. Pero, claro, era. Su estimado novio. En toda su esplendorosa gloria. \u191?Qu\u233? hac\u237?a \u171?\u233?l\u187? ah\u237?? Cuando ella sali\u243? del sal\u243?n, \u233?l estaba muy feliz bailando conGrace. Y aunque hubiera terminado el baile, \u191?no deb\u237?a acompa\u241?arla hasta el borde de la pista y pasar unos cuantos minutos en conversaci\u243?n in\u250?til? A los que ten\u237?an que seguir otros cuantos minutos m\u225?s de ser abordado por los muchos y diversos miembros de la sociedad de Lincolnshire que ten\u237?an la esperanza de que se anulara el compromiso; y eso sin desearle n

    ing\u250?n mal a la novia, sin duda alguna, pero hab\u237?a o\u237?do am\u225?sde una persona comentar la posibilidad de que ella se enamorara de otro y se fugara a Gretna. Francamente, como si alguien pudiera escaparse de \u171?su\u187?casa sin que nadie se enterara. Pero por lo visto su excelencia hab\u237?a conseguido librarse de todo eso en un tiempo r\u233?cord y se estaba escabullendo porel jard\u237?n de atr\u225?s. Ah, s\u237?, caminaba muy erguido, insufriblemente orgulloso, pero aun as\u237?, estaba clar\u237?simo que quer\u237?a escabullirse, y eso lo encontraba digno de una ceja arqueada. Cualquiera dir\u237?a que unduque ten\u237?a el poder suficiente para escapar por la puerta de la calle. Lehabr\u237?a encantado urdir historias vergonzosas acerca de \u233?l, pero \u233?l eligi\u243? ese momento (porque ella era sin duda la chica de m\u225?s mala suerte de Lincolnshire) para girar la cabeza en direcci\u243?n a ella. \u8212?Excelencia \u8212?dijo, porque no ten\u237?a ning\u250?n sentido simular que no sab

    \u237?a que \u233?l la hab\u237?a visto. \u201?l no dijo nada en respuesta, lo que ella encontr\u243? grosero, pero le pareci\u243? que no estaba en posici\u243?n de abandonar los buenos modales, as\u237? que se levant\u243? del asiento y explic\u243?: \u8212?El ambiente del sal\u243?n era sofocante. Bueno, eso era cierto, aun cuando no fuera \u233?se su motivo para salir. \u201?l continu\u243? sin decir nada, s\u243?lo mir\u225?ndola de esamanera altiva tan suya. Le resultaba dif\u237?cil mantenerse quieta bajo el peso de esa mirada, y supuso que \u233?sa era la finalidad. Se mor\u237?a de ganas de pasar el peso del cuerpo de un pie al otro, de apretar las manos, de apretar los dientes, pero no, no le dar\u237?a esa satisfacci\u243?n (suponiendo que \u233?l notara algo de lo que ella hac\u237?a). As\u237? pues, se mantuvo absolutamente inm\u243?vil, limit\u225?ndosea esbozar su sonrisa serena, la que se permiti\u243? cambiar un pel\u237?n al ladear la cabeza. \u8212?Est\u225? sola \u8212?dijo \u233?l. \u8212?S\u237?. \u82

    12?Afuera. Ella no supo c\u243?mo decir algo afirmativo sin hacer parecer est\u250?pido por lo menos a uno de los dos, as\u237? que simplemente pesta\u241?e\u243? y esper\u243?. \u8212?Sola \u8212?dijo \u233?l. Ella mir\u243? a la izquierda, luego a la derecha, y entonces dijo sin pensarlo dos veces: \u8212?Ya no. La mirada de \u233?l se hizo m\u225?s severa, aunque ella lo habr\u237?a cre\u237?doimposible. \u8212?Supongo que es consciente de los posibles peligros para su reputaci\u243?n. Entonces ella s\u237? apret\u243? los dientes, aunque s\u243?lo un instante. \u8212?Supuse que nadie me encontrar\u237?a. A \u233?l no le gust\u243? esa respuesta; eso qued\u243? muy claro. \u8212?Esto no es Londres \u8212?continu\u243?\u8212?. Puedo estar sentada en un banco sola fuera del sal\u243?n un

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    os minutos sin perdermi posici\u243?n en la sociedad. Siempre, l\u243?gicamente, que usted no me plante. Ay, Dios, \u191?\u233?l ten\u237?a apretadas las mand\u237?bulas? Qu\u233? par formaban los dos, desde luego. \u8212?De todosmodos \u8212?dijo \u233?l en tono abrupto\u8212?, ese comportamiento es impropio de unafutura duquesa. \u8212?Su futura duquesa. \u8212?Efectivamente. Amelia not\u243?que el est\u243?mago comenzaba a hacerle unos revoloteos y vuelcos de lo m\u225?s raros y, la verdad, no sab\u237?a decir si estaba mareada o aterrada. Wyndhamparec\u237?a estar furioso, fr\u237?amente furioso, y si bien no sent\u237?a miedo por su persona (era demasiado caballero como para golpear a una mujer), \u233?l pod\u237?a, si quer\u237?a, convertirle la vida en una serie de sufrimientos. Desde que ten\u237?amemoria le hab\u237?an inculcado que ese hombre (ni\u241?o entonces) estaba al mando. Era sencillo, su vida giraba en torno a \u233?l y eso se aceptaba sin rechistar. \u201?l hablaba, ella escuchaba. \u201?l la llamaba, ella acud\u237?a de un salto. \u201?l entraba en una sala y ella sonre\u237?aencantada. Y, m\u225?s importante a\u250?n, la alegraba tener esas oportunidades. Era una chica \u171?con suerte\u187?, porque ten\u237?a que estar de acuerdocon todo lo que \u233?l dijera. S\u243?lo que \u233?l (y eso ten\u237?a que sersu mayor delito) rara vez le hablaba. Casi nunca la llamaba, porque \u191?qu\u233? pod\u237?a necesitar que ella pudiera darle? Y ya hab\u237?a renunciado a sonre\u237?r cuando \u233?l entraba en la sala porque \u233?l jam\u225?s miraba endirecci\u243?n a ella. Si notaba su existencia, no era con regularidad. Pero enese momento... Lo obsequi\u243? con una sonrisa serena, mir\u225?ndole a la caracomo si no se diera cuenta de que sus ojos estaban a una temperatura aproximadaa dos trocitos de hielo. En ese momento \u233?l se fijaba en ella. Y entonces,

    inexplicablemente, \u233?l cambi\u243?. Cambi\u243? y ya est\u225?. Algo pareci\u243? ablandarse dentro de \u233?l, se le curvaron los labios y de repente la estaba mirando como si ella fuera un tesoro sin precio dejado caer en su regazo por un dios ben\u233?volo. Bueno, esa mirada era para poner terriblemente inquietaa una damita. \u8212?Te he descuidado \u8212?dijo \u233?l, tute\u225?ndola. Ella pesta\u241?e\u243?. Tres veces. \u8212?\u191?Perd\u243?n? \u201?l le cogi\u243? la mano y la levant\u243? hasta su boca. \u8212?Te he descuidado \u8212?repiti\u243?, y su voz pareci\u243? fundirse con la noche\u8212?. Eso no ha estado bien por mi parte. A ella se le entreabrieron los labios, y aunque deber\u237?a hacer algo con el brazo (usarlo para bajar la mano al costado habr\u237?a sido la opci\u243?n obvia), continu\u243? tal como estaba como una imb\u233?cil, con la boca abierta y toda fl\u225?cida, pensando por qu\u233? \u233?l... Bueno, la verdad, simplemente pensando \u171?por qu\u233?\u187?. \u8212?\u191?Bailamos ahora?

    \u8212?musit\u243? \u233?l. Ella lo mir\u243? sorprendida. \u191?Qu\u233? se propon\u237?a? \u8212?No es una pregunta dif\u237?cil \u8212?dijo \u233?l, sonriendo, tirone\u225?ndole suavemente la mano y acerc\u225?ndose m\u225?s\u8212?. S\u237? o no. Ella retuvo el aliento. \u8212?O s\u237? \u8212?dijo \u233?l, riendo,al tiempo que deslizaba la mano por su espalda hasta dejarla a la altura de su cintura. Acercando los labios a su oreja, sin toc\u225?rsela, aunque tan cerca que sus palabras le pasaron por la piel como un beso, a\u241?adi\u243?\u8212?: S\u237? es casi siempre la respuesta correcta. Aument\u243? un poco la presi\u243?nde la mano en su espalda y, lentamente, suavemente, comenzaron a bailar. \u8212?Y siempre \u8212?susurr\u243?, roz\u225?ndole la oreja con la boca\u8212? cuando est\u225?s conmigo. La estaba seduciendo. Darse cuenta de ello hizo que se sintiera presa de una gran excitaci\u243?n y confusi\u243?n. No lograba imaginarsepor qu\u233?; jam\u225?s hab\u237?a mostrado inclinaci\u243?n a hacer eso. Y era

    intencionado adem\u225?s. Estaba sacando todas las armas de su arsenal, o al menos todas las permitidas en un jard\u237?n p\u250?blico. Y lo estaba consiguiendo. Sab\u237?a que su objetivo ten\u237?a que ser maquiav\u233?lico, estaba totalmente segura de que ella no se hab\u237?a vuelto irresistible a lo largo de esanoche, pero de todos modos sent\u237?a hormiguear la piel, y cuando respiraba (yno respiraba con la frecuencia que deb\u237?a), le parec\u237?a que el cuerpo se le aligeraba y flotaba. Pod\u237?a no sabermucho sobre las relaciones entre hombres y mujeres, pero s\u237? sab\u237?a una cosa. La estaba atontando. El cerebro le segu\u237?a funcionando y sus pensamientos eran bastante completos, perode ninguna manera \u233?l podr\u237?a saber eso, porque lo \u250?nico que era ca

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    paz de hacer era mirarlo como una boba enamorada, suplic\u225?ndole con los ojosque moviera la mano, que le presionara m\u225?s la espalda. Deseaba apretarse contra \u233?l, deseaba \u171?hundirse\u187? en \u233?l. \u191?Hab\u237?a dicho una palabra desde que \u233?l le cogi\u243? lamano? \u8212?Nunca me hab\u237?a fijado en lo hermosos que son tus ojos \u8212?dijo \u233?l en voz baja. Ella dese\u243? decirle que eso se deb\u237?a a que nunca se molestaba en mirarla, y luego dese\u243? observar que no pod\u237?a verle el color de los ojos a la luz de la luna. Pero en lugar de decirlo, sonri\u243? como una idiota y levant\u243? lacara hacia la de \u233?l, porque a lo mejor, tal vez, \u233?l estaba pensando enbesarla, y a lo mejor, tal vez, la besar\u237?a, y tal vez, aah, decididamente,ella se lo permitir\u237?a. Y entonces \u233?l la bes\u243?. Le roz\u243? los labios con los de \u233?l, de una manera que ten\u237?a que ser el besom\u225?stierno, m\u225?s respetuoso y m\u225?s rom\u225?ntico de la historia. Era todo lo que hab\u237?a so\u241?ado que pod\u237?a ser un beso. Dulce, suave, y le produjo un calorcillo que recorri\u243? todo su cuerpo. Y entonces, no pudo evitarlo, suspir\u243?. \u8212?Qu\u233? dulce \u8212?musit\u243? \u233?l. A ella se le levantaron los brazos como por voluntad propia, y le rode\u243? el cuello. \u201?l se ri\u243? por ese entusiasmo, y baj\u243? las manos, hasta ahuecarlas en sutrasero, de la maneram\u225?s escandalosa. Se le escap\u243? un suave chillido,apret\u225?ndose contra \u233?l, y entonces a \u233?l se le tensaron las manosy le cambi\u243? la respiraci\u243?n. Y tambi\u233?n cambi\u243? el beso. {\par\pard\hyphpar }{\page } {\s1 \afs32{\b{\ql

    {\qcCap\u237?tulo 3}{\line }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} La intenci\u243?n del beso, l\u243?gicamente, hab\u237?a sido afirmar su dominio sobre ella, pero fue una muy agradable sorpresa. Lady Amelia era muy deliciosa, y \u233?l estaba descubriendo que su trasero era especialmente tentador, tanto que su mente se le hab\u237?a adelantado bastante y estaba vagando por un borroso lugar en que podr\u237?an estar sin ropa, en el que\u233?l podr\u237?a deslizar las manos suavemente hacia arriba, hacia abajo y por alrededor, subirlas por el interior de susmuslos, acariciando con los pulgares, m\u225?s arriba, m\u225?s arriba... Buen Dios, tendr\u237?a que decidirse afijar una fecha para casarse con la muchacha. Profundiz\u243? el beso, le gust\u

    243? su suave gritito de sorpresa y la estrech\u243? con m\u225?s fuerza. La sent\u237?a gloriosa apretada contra \u233?l, toda suaves curvas y \u225?giles m\u250?sculos. Le gustaba cabalgar, le hab\u237?an dicho en alguna parte. \u8212?Qu\u233? hermosa \u8212?musit\u243?, pensando si alguna vez ella montar\u237?a a horcajadas. Pero \u233?se no era el momento, y de ninguna manera el lugar, para permitir que se le descontrolara la imaginaci\u243?n. As\u237? pues, seguro de queya hab\u237?a sofocado su peque\u241?a rebeli\u243?n, se apart\u243?, dej\u243?un momento una mano en su mejilla y finalmente la baj\u243? al costado. Casi sonri\u243?. Ella lo estaba mirando con una expresi\u243?n aturdida, como si no supiera bien qu\u233? acababa de ocurrirle. \u8212?\u191?Te acompa\u241?o al sal\u243?n? \u8212?propuso. Ella neg\u243? con la cabeza, luego se aclar\u243? la garganta, y finalmente dijo: \u8212?\u191?No se iba a marchar? \u8212?No podr\u237?a dejarte aqu\u237?. \u8212?Puedo volver sola. \u201?l debi\u243? mirarla dudoso

    porque ella dijo: \u8212?Puede observarme hasta que entre, si quiere. \u8212?\u191?Por qu\u233? no deseas que te vean conmigo? Dentro de poco ser\u233? tu marido. \u8212?\u191?S\u237?? \u201?l pens\u243? ad\u243?nde se habr\u237?a ido esaapasionada chica, porque en ese momento lo estaba mirando con los ojos bien despejados y perspicaces. \u8212?\u191?Dudas de mi palabra? \u8212?pregunt\u243?, procurando que la voz le saliera impasible. \u8212?Jam\u225?s dudar\u237?a de ella. Al decir eso retrocedi\u243? un paso, pero no fue un movimiento de retirada, sino m\u225?s bien una se\u241?al: de que ya no la ten\u237?a atontada. \u8212?\u191?Cu\u225?l fue, entonces, tu intenci\u243?n? Ella lo mir\u243? y sonri\u243?.\u8212?Claro que ser\u225? mi marido. Es del \u171?dentro de poco\u187? de lo q

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    ue dudo. \u201?l la mir\u243? un buen rato y finalmente dijo: \u8212?Nunca hemoshablado francamente t\u250? y yo. \u8212?No. Era m\u225?s inteligente de lo quehab\u237?a imaginado. Eso era bueno, decidi\u243?. Molesto a veces, es verdad,pero en general una ventaja. \u8212?\u191?Qu\u233? edad tienes? Ella agrand\u243? los ojos. \u8212?\u191?No lo sabe? Vaya, maldici\u243?n; las cosas que eligenlas mujeres para poner el grito en el cielo. \u8212?No \u8212?dijo. \u8212?Tengoveinti\u250?n a\u241?os. \u8212?Hizo una reverencia e inclin\u243? levemente lacabeza, burlona\u8212?. Ya soy una solterona. \u8212?Vamos, por favor. \u8212?Mi madre desespera. \u8212?Bruja impertinente \u8212?dijo \u233?l, mir\u225?ndola. Ella lo pens\u243?, e incluso pareci\u243? complacida por el insulto. \u8212?S\u237?. \u8212?Deber\u237?a besarte otra vez \u8212?dijo \u233?l, enarcando unaceja en un arco arrogante bien practicado. Ella no era tan sofisticada como paratener lista una r\u233?plica, circunstancia que lo hizo sentirse bastante satisfecho. Se le acerc\u243? un poco, sonriendo guas\u243?n: \u8212?Est\u225?s callada cuando te beso. Ella hizo una brusca inspiraci\u243?n, ofendida. \u8212?Est\u225?s callada cuando te insulto tambi\u233?n \u8212?musit\u243? \u233?l\u8212?,pero, curiosamente, eso no lo encuentro tan divertido. \u8212?Es usted insoportable \u8212?sise\u243? ella. \u8212?Y sin embargo llegan \u8212?suspir\u243? \u233?l\u8212?. Las palabras. Salidas de tu boca. \u8212?Me marcho \u8212?declar\u243? ella. Dio media vuelta y ech\u243? a andar hacia el sal\u243?n de baile, pero\u233?l fue muy r\u225?pido y pas\u243? su brazo por el de ella antes que pudiera escapar. A un observador le habr\u237?a parecido la m\u225?s cort\u233?s de las posturas, pero la mano que ten\u237?a sobre la de ella hac\u237?a algo m\u225?s que cubr\u237?rsela. Se la ten\u237?a bien sujeta. \u8212?Te acompa\u241?ar\u

    233? \u8212?dijo sonriendo. Ella le dirigi\u243? una mirada insolente, pero no discuti\u243?. Entonces \u233?l le dio una palmadita en la mano, dej\u225?ndole aella la elecci\u243?n entre encontrar el gesto tranquilizador o de superioridad. \u8212?\u191?Vamos? \u8212?dijo. Echaron a andar y entraron juntos en el sal\u243?n. La fiesta claramente estaba llegando a su fin. Observ\u243? que los m\u250?sicos hab\u237?an guardado sus instrumentos y hab\u237?a disminuido un poco lamultitud. Ni a Grace ni a su abuela se las ve\u237?a por ninguna parte. Los padres de Amelia estaban en el rinc\u243?n del otro lado conversando con un terrateniente de la localidad, as\u237? que la llev\u243? por el medio de la pista de baile, haciendo una inclinaci\u243?n de la cabeza a los que lo saludaban, pero sin detenerse. Y entonces habl\u243? su futura esposa. En voz baja, s\u243?lo parasus o\u237?dos. Pero la pregunta fue demoledora: \u8212?\u191?Nunca se cansa deque el mundo deje de rotar cada vez que entra en una sala? \u201?l sinti\u243?

    que los pies se le quedaban clavados en el suelo, y la mir\u243?. Ten\u237?a losojos muy abiertos, y entonces vio que eran algo verdosos. Pero no vio sarcasmoen esas profundidades. La pregunta era sincera, motivada no por fastidio o rencor, sino por simple curiosidad. No ten\u237?a la costumbre de revelar sus pensamientos m\u225?s profundos a cualquiera, pero en ese momento sinti\u243? un cansancio insoportable, y tal vez tambi\u233?n un cierto cansancio de ser \u233?l. Porlo tanto, movi\u243? la cabeza y contest\u243?: \u8212?Todos los minutos de todos los d\u237?as. {\~\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} Varias horas despu\u233?s Thomas entr\u243? en el castillo Belgrave y se dirigi\u243? a la escalera para subir a su dormitorio. Estaba cansado. Y de mal humor; si no exactamente de mal humor, no estaba de buen hum

    or. Se sent\u237?a impaciente, principalmente consigo mismo. Hab\u237?a pasado buena parte de la noche pensando en su conversaci\u243?n con Amelia, lo que era bastante molesto: nunca antes hab\u237?a desperdiciado tanto tiempo pensando en ella. Al salir del sal\u243?n de fiestas, en lugar de volver directo a casa, comohab\u237?a sido su primera intenci\u243?n, hab\u237?a recorrido las calles de Stamford para ir a visitar a Celeste. Pero cuando lleg\u243? a la casa sinti\u243? renuencia a golpear la puerta. Lo \u250?nico en lo que pod\u237?a pensar era en que tendr\u237?a que conversar con ella, porque \u233?se era el tipo de relaci\u243?n que ten\u237?an; Celeste no era una actriz ni una cantante de \u243?perade vida airada, amante de fiestas y diversiones; era una viuda correcta, y ten\

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    u237?a que tratarla como a tal, y eso significaba conversaci\u243?n y otras sutilezas, estuviera o no en \u225?nimo para hablar. O para otras sutilezas. Por lotanto, se qued\u243? sentado en su t\u237?lburi, estacionado delante de la casade ella, por lo menos diez minutos. Finalmente, sinti\u233?ndose idiota, se dirigi\u243? al otro lado de la ciudad y entr\u243? en una taberna en la que no eraconocido de la clientela y bebi\u243? una pinta. Y disfrut\u243?, de verdad, dela soledad; la soledad y la bendita paz de que ni una sola persona se le acercara con una pregunta, la petici\u243?n de un favor o, Dios lo amparara, un cumplido. Estuvo ah\u237? una buena hora bebiendo su pinta, sin hacer otra cosa que observar a las personas que lo rodeaban y luego, cayendo en la cuenta de la hora que era, volvi\u243? a su casa. Bostez\u243?. Su cama era comod\u237?sima, y pensaba aprovecharla bien, posiblemente hasta el mediod\u237?a. Todo era silencio enBelgrave cuando entr\u243?. Hac\u237?a horas que los criados se hab\u237?an idoa acostar, y, al parecer, tambi\u233?n su abuela. Gracias a Dios. Supon\u237?a que la quer\u237?a. Eso era algo te\u243?rico en realidad, porque, la verdad, nole ca\u237?a bien. Pero claro, a nadie le ca\u237?a bien. Tal vez le deb\u237?auna cierta lealtad. Ella pari\u243? a un hijo que luego se cas\u243? con la mujer que lo pari\u243? a \u233?l. Y antes que nada, hab\u237?a que valorar la propia existencia. Pero aparte de eso no se le ocurr\u237?a ning\u250?n motivo para tenerle afecto. Augusta Elizabeth Candida Debenham Cavendish no era, para decirlode forma amable, una persona muy simp\u225?tica. Hab\u237?a o\u237?do decir a gente que la hab\u237?a conocido hac\u237?a mucho tiempo que, si bien nunca hab\u237?a sido amistosa, hubo un tiempo en que tal vez no era tan \u171?antip\u225?tica\u187?. Pero ese tiempo fue mucho antes de que \u233?l naciera, antes de que

    murieran dos de sus tres hijos, el mayor de lamisma fiebre que se llev\u243? asu marido y el siguiente en un naufragio cerca de la costa de Irlanda. Su padrenunca se imagin\u243? que se convertir\u237?a en el duque, teniendo dos hermanosmayores muy sanos. El destino es veleidoso, en realidad. Volvi\u243? a bostezar, sin molestarse en taparse la boca, y avanz\u243? silencioso en direcci\u243?na la escalera. Y entonces, muy sorprendido, vio a... \u8212?\u191?Grace? Ella lanz\u243? un gritito de sorpresa y se salt\u243? el \u250?ltimo pelda\u241?o. Porreflejo \u233?l lleg\u243? de un salto hasta ella y la afirm\u243?, sujet\u225?ndola por los brazos hasta estar seguro de que no se caer\u237?a. \u8212?Excelencia \u8212?dijo ella, en un tono que revelaba un cansancio infinito. \u201?l retrocedi\u243?, observ\u225?ndola con curiosidad. Hac\u237?a mucho tiempo que pasaban de las formalidades de t\u237?tulos cuando estaban en casa y no hab\u237?a nadie cerca. En realidad, ella era una de las pocas personas que lo llamaban por

    su nombre de pila, tute\u225?ndolo. \u8212?\u191?Qu\u233? diablos haces todav\u237?a en pie? \u8212?pregunt\u243?\u8212?. Son pasadas las dos. \u8212?Pasadas latres, en realidad \u8212?suspir\u243? ella. \u201?l la observ\u243? otro momento, intentando imaginar qu\u233? habr\u237?a hecho su abuela que hiciera necesario que su dama de compa\u241?\u237?a estuviera en pie a esa hora de la noche. Casi le daba miedo pensarlo; s\u243?lo el diablo sab\u237?a lo que podr\u237?a haberse propuesto. \u8212?\u191?Grace? \u8212?pregunt\u243?, en tono suave, porque la pobre chica se ve\u237?a realmente agotada. Ella pesta\u241?e\u243? ymovi\u243? la cabeza, como para sacudirse. \u8212?Perd\u243?n, \u191?qu\u233? has dicho?\u8212?\u191?Por qu\u233? andas vagando por los corredores? \u8212?Tu abuela nose siente bien \u8212?contest\u243? ella, sonriendo pesarosa. Y de repente a\u241?adi\u243?\u8212?: Llegas tarde a casa. \u8212?Ten\u237?a asuntos que atenderen Stamford \u8212?repuso \u233?l secamente. La consideraba una de sus verdadera

    s amistades, pero segu\u237?a siendo una dama de la cabeza a los pies, y jam\u225?s la insultar\u237?amencionando a Celeste en su presencia. Adem\u225?s, segu\u237?a bastante fastidiado consigo mismo por su indecisi\u243?n. \u191?Por qu\u233? diantres hab\u237?a ido hasta Stamford si finalmente no hab\u237?a ido a visitar a Celeste? Grace se aclar\u243? la garganta. \u8212?Tuvimos una noche... algo agitada \u8212?dijo; y luego a\u241?adi\u243? casi de mala gana\u8212?: Nos asaltaron unos bandoleros. \u8212?\u161?Buen Dios! \u8212?exclam\u243? \u233?l mir\u225?ndola con m\u225?s atenci\u243?n\u8212?. \u191?Est\u225?s bien? \u191?Est\u225? bien mi abuela? \u8212?No sufrimos da\u241?o ninguna de las dos, aunque nuestro cochero tiene un feo chich\u243?n en la cabeza. Me tom\u233? la libertad

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    de darle tres d\u237?as libres para que se recupere. \u8212?Por supuesto \u8212?dijo \u233?l, aunque rega\u241?\u225?ndose en su interior. No deber\u237?a haberpermitido que viajaran solas; deber\u237?a hab\u233?rsele ocurrido que volver\u237?an tarde. \u191?Y los Willoughby, qu\u233?? Era improbable que hubieran asaltado su coche; viajaban en sentido opuesto. De todos modos, se sinti\u243? preocupado\u8212?. Debo pedir disculpas. Deber\u237?a haber insistido en que llevarais m\u225?s de un jinete de escolta. \u8212?No seas tonto. No es culpa tuya. \u191?Qui\u233?n habr\u237?a pensado...? \u8212?Movi\u243? la cabeza\u8212?. No noshicieron da\u241?o. Eso es lo que importa. \u8212?\u191?Qu\u233? cogieron? \u8212?pregunt\u243? \u233?l, pues le pareci\u243? la pregunta l\u243?gica. \u8212?Nomucho \u8212?dijo ella alegremente, como si quisiera restar importancia a la situaci\u243?n\u8212?. Am\u237? nada. Me imagino que era evidente que no soy unamujer acaudalada. \u8212?Mi abuela debe de estar loca de furia. \u8212?Est\u225?algo perturbada \u8212?admiti\u243? ella. \u201?l casi se ri\u243?. Ser\u237?aimpropio y cruel, pero siempre le hab\u237?an encantado los eufemismos. \u8212?Llevaba su collar de esmeraldas, \u191?verdad? \u8212?Movi\u243? la cabeza\u8212?. La vieja bruja le tiene un cari\u241?o rid\u237?culo a esas piedras. \u8212?Enrealidad, salv\u243? las esmeraldas \u8212?repuso Grace, y \u233?l comprendi\u243? que ten\u237?a que estar muy agotada, porque no lo rega\u241?\u243? por llamar vieja bruja a su abuela\u8212?. Las escondi\u243? debajo del coj\u237?n del asiento. Eso lo impresion\u243? a su pesar. \u8212?\u191?S\u237?? \u8212?Yo se las escond\u237? \u8212?enmend\u243? ella\u8212?. Me las pas\u243? a m\u237? antesque abrieran la puerta del coche. \u201?l sonri\u243? por esa ocurrencia y, pasado un momento de silencio at\u237?picamente inc\u243?modo, dijo: \u8212?No me h

    as dicho por qu\u233? est\u225?s en pie tan tarde. Sin duda te mereces un descanso tambi\u233?n. Ella tartamude\u243? y titube\u243?, haci\u233?ndolo pensar qu\u233? diablos podr\u237?a ser lo que la hac\u237?a sentirse tan inc\u243?moda. Finalmente dijo: \u8212?Tu abuela me ha hecho una extra\u241?a petici\u243?n. \u8212?Todas sus peticiones son extra\u241?as \u8212?repuso \u233?l al instante. \u8212?No, esta... bueno... \u8212?exhal\u243? un suspiro de exasperaci\u243?n\u8212?. Supongo que no querr\u237?as ayudarme a sacar un cuadro de la galer\u237?a.Bueno, eso no era lo que esperaba o\u237?r. \u8212?Un cuadro. Ella asinti\u243?. \u8212?De la galer\u237?a. Ella volvi\u243? a asentir. \u201?l intent\u243? imaginarse... y luego renunci\u243?. \u8212?Supongo que no habr\u225? pedido una de sus {\ipeque\u241?as pinturas}. Le pareci\u243? que ella estuvo a punto de sonre\u237?r. \u8212?\u191?Quiere la de las bandejas con frutas? \u8212?pregunt\u243?. Buen

    Dios, su abuela se hab\u237?a vuelto loca. Aunque eso era bueno en realidad. Talvez podr\u237?a enviarla a un asilo. Estaba seguro de que nadie se lo impedir\u237?a. \u8212?No. Quiere el retrato de tu t\u237?o. \u8212?\u191?De cu\u225?l? \u8212?De John. \u201?l asinti\u243?, pensando por qu\u233? hizo la pregunta. Noconoci\u243? a su t\u237?o, l\u243?gicamente. John Cavendish muri\u243? un a\u241?o antes que \u233?l naciera. Pero el castillo Belgrave hab\u237?a vivido much\u237?simo tiempo bajo su sombra. La duquesa viuda siempre hab\u237?a querido m\u225?s a su hijo mediano, y todos lo sab\u237?an, en especial sus otros hijos. \u8212?Siempre fue su favorito \u8212?musit\u243?. Grace lo mir\u243? extra\u241?ada. \u8212?Pero t\u250? no lo conociste. \u8212?No, claro que no \u8212?contest\u243? \u233?l bruscamente\u8212?. Muri\u243? antes que yo naciera. Peromi padrehablaba de \u233?l. Con mucha frecuencia, y nunca con cari\u241?o. De todos modos, tal vez deber\u237?a ayudarla a descolgar el cuadro. La pobre chica no podr\

    u237?a hacerlo sola. Movi\u243? la cabeza. \u8212?\u191?No es de cuerpo entero ese retrato? \u8212?Creo que s\u237?. Buen Dios. Las cosas que hac\u237?a su abuela... No. No, no lo har\u237?a. Mir\u243? a Grace francamente a los ojos. \u8212?No \u8212?dijo\u8212?. No le vas a llevar ese cuadro esta noche. Si desea el maldito retrato en su dormitorio, puede ordenarle a un lacayo que se lo lleve porla ma\u241?ana. \u8212?Te aseguro que nada deseo m\u225?s que irme a acostar eneste mismo instante, pero es m\u225?s f\u225?cil complacerla. \u8212?De ningunamanera \u8212?repuso \u233?l. Buen Dios, su abuela ten\u237?a aterrado a todo elservicio. D\u225?ndose media vuelta comenz\u243? a subir la escalera, con la intenci\u243?n de darle la reprimenda que se merec\u237?a, pero cuando estaba a la

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    mitad, se dio cuenta de que iba solo. \u191?Qu\u233? les ocurr\u237?a a las mujeres de Lincolnshire esa noche? \u8212?\u161?Grace! \u8212?ladr\u243?. Al no verla materializarse inmediatamente al pie de la escalera, baj\u243? corriendo y grit\u243? m\u225?s fuerte\u8212?. \u161?Grace! \u8212?Estoy aqu\u237? \u8212?replic\u243? ella, dando la vuelta a la esquina del corredor\u8212?. \u191?Qu\u233?te ocurre?, vas a despertar a toda la casa. A \u233?l no pareci\u243? importarleeso. \u8212?No me digas que ibas a ir a la galer\u237?a a sacar el cuadro t\u250? sola. \u8212?Si no se lo llevo, se pasar\u225? el resto de la noche tirando del cord\u243?n para llamarme y no podr\u233? dormir nada. \u201?l entrecerr\u243? los ojos. \u8212?Ven y ver\u225?s \u8212?dijo. \u8212?\u191?El qu\u233?? \u8212?pregunt\u243? ella, alarmada. \u8212?Arrancar su cord\u243?n para llamar \u8212?dijo \u233?l, continuando la subida con renovada resoluci\u243?n. \u8212?Arrancar su... \u161?Thomas! \u201?l no se detuvo. La oy\u243? subir corriendo detr\u225?s de \u233?l, casi a punto de darle alcance. \u8212?\u161?Thomas, no puedes!Entonces \u233?l se detuvo y se gir\u243?. Incluso sonri\u243?, porque, de verdad, era casi divertido. \u8212?Es mi casa \u8212?dijo\u8212?. Puedo hacer lo quequiera. Ech\u243? a andar por la alfombra a largas zancadas sin detenerse hastallegar a la puerta del dormitorio de su abuela, la que estaba convenientementeentreabierta. \u8212?\u191?Qu\u233? pretendes hacer? \u8212?espet\u243?. Pero suabuela parec\u237?a estar... Mal. Sus ojos. En su mirada no se ve\u237?a esa dureza normal y, la verdad, su aspecto no era el de una bruja que se pareciera a la Augusta Cavendish que conoc\u237?a y no quer\u237?a. \u8212?Santo cielo \u8212?exclam\u243?, a su pesar\u8212?, \u191?te sientes mal? \u8212?\u191?D\u243?ndeest\u225? la se\u241?orita Eversleigh? \u8212?pregunt\u243? su abuela, mirando n

    erviosa por toda la habitaci\u243?n. \u8212?Aqu\u237? \u8212?dijo Grace, caminando a toda prisa hasta situarse al otro lado de la cama. \u8212?\u191?D\u243?ndeest\u225? el retrato?Necesito ver a mi hijo. \u8212?Se\u241?ora, es muy tarde \u8212?dijo Grace, tratando de explic\u225?rselo. Se acerc\u243? m\u225?s a la cama, la mir\u243? fijamente y repiti\u243?\u8212?: Se\u241?ora. \u8212?Por la ma\u241?ana puedes ordenarle a un lacayo que te lo traiga \u8212?dijo Thomas, pensando por qu\u233? tuvo la impresi\u243?n de que entre las dos mujeres pas\u243? una especie de comunicaci\u243?n sin palabras; estaba bastante seguro de que su abuela no confiaba sus cosas a Grace, y \u233?sta tampoco a ella. Se aclar\u243?la garganta y a\u241?adi\u243?\u8212?: No voy a permitir que la se\u241?orita Eversleigh haga ese pesado trabajo f\u237?sico, y mucho menos a esta hora de la noche. \u8212?Necesito el retrato, Thomas \u8212?dijo la viuda, no en su brusco tono normal; su voz son\u243? apenada, desconcertantemente d\u233?bil. Y entonces

    a\u241?adi\u243?\u8212?: Por favor. \u201?l cerr\u243? los ojos. Su abuela jam\u225?s dec\u237?a \u171?por favor\u187?. \u8212?Ma\u241?ana \u8212?dijo, recuper\u225?ndose\u8212?. A primera hora si quieres. \u8212?Pero... \u8212?No. Lamentoque te hayan asaltado esta noche, y por supuesto har\u233? todo lo que sea necesario, dentro de lo razonable, para procurarte comodidad y salud, pero esto no incluye exigencias caprichosas intempestivas. \u191?Me entiendes? Ella frunci\u243? los labios y \u233?l vio en sus ojos un destello de su altaner\u237?a normal.Por lo que fuera, eso lo encontr\u243? tranquilizador; no era que le gustara esaaltaner\u237?a de su abuela, pero el mundo le parec\u237?a m\u225?s equilibradocuando cada persona se comportaba como se esperaba de ella. Ella lo estaba mirando furiosa. \u201?l le sostuvo la mirada con la misma furia. \u8212?Grace \u8212?dijo en tono en\u233?rgico, sin desviar la vista para mirarla\u8212?, vete a acostar. Pasado un buen rato de silencio, la oy\u243? salir. \u8212?No tienes nin

    g\u250?n derecho a darle \u243?rdenes de esa manera \u8212?sise\u243? su abuela.\u8212?No, eres t\u250? la que no tienes ning\u250?n derecho. \u8212?Es mi acompa\u241?ante. \u8212?No tu esclava. A la anciana le temblaron las manos. \u8212?No lo entiendes. Jam\u225?s podr\u237?as entenderlo. \u8212?Lo cual agradezco mucho \u8212?replic\u243? \u233?l. Buen Dios, el d\u237?a que la entendiera ser\u237?a el d\u237?a en que dejar\u237?a de gustarse a s\u237? mismo. Hab\u237?a pasado toda la vida tratando de complacer a esa mujer o, mejor dicho, la mitad de su vida intentando complacerla y la otra mitad intentando evitarla. Nunca le hab\u237?a gustado a su abuela. Recordaba su infancia lo bastante bien para saber eso. Ya no le preocupaba; hac\u237?a tiempo que hab\u237?a comprendido que a ella

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    nadie le ca\u237?a bien. Pero, al parecer, en otro tiempo no fue as\u237?. Si elresentimiento de su padre era un indicio, Augusta Cavendish hab\u237?a adoradoa su hijo mediano, John. Siempre lament\u243? que \u233?ste no hubiera nacido primero para ser el heredero, y cuando su padre, Reginald, el hijo menor, hered\u243? de forma inesperada, ella dej\u243? meridianamente claro que era un sustituto d\u233?bil; que John habr\u237?a sido mejor duque y, si no \u233?l, Charles, quien, por ser el mayor, hab\u237?a sido preparado para el puesto. Por lo tanto,cuando muri\u243? Charles, Reginald qued\u243? solo con una madre amargada y unaesposa a la que no quer\u237?a ni respetaba. Su padre siempre pens\u243? que lohab\u237?an obligado a casarse con una mujer inferior porque a nadie se le ocurri\u243? que alg\u250?n d\u237?a heredar\u237?a, y no ve\u237?a ning\u250?n motivo para no proclamar su opini\u243?n en voz alta y clara. Por mucho queReginaldCavendish y su madre se detestaran, en realidad eran extraordinariamente parecidos. Ninguno de los dos quer\u237?a a nadie, ni siquiera a \u233?l, Thomas, pormuy heredero del ducado que fuera. \u8212?Es una l\u225?stima que no podamos escoger a nuestros familiares \u8212?musit\u243?. Su abuela lo mir\u243? duramente.\u201?l no hab\u237?a hablado en voz lo suficientemente alta para que ella lo oyera, pero sin duda no le fue dif\u237?cil interpretar su tono. \u8212?D\u233?jame sola \u8212?dijo. \u8212?\u191?Qu\u233? te ocurri\u243? esta noche? \u8212?lepregunt\u243?. Porque eso no ten\u237?a sentido. S\u237?, la hab\u237?an asaltado unos bandoleros y tal vez la apuntaron al pecho con una pistola. Pero AugustaCavendish no era una florecilla d\u233?bil. Escupir\u237?a clavos cuando la pusieran en su tumba, de eso no le cab\u237?a duda. Ella entreabri\u243? los labiosy en sus ojos brill\u243? un destello vengativo, pero al final no le contest\u2

    43?. Enderez\u243? la espalda, apret\u243? lasmand\u237?bulas y dijo: \u8212?M\u225?rchate. \u201?l se encogi\u243? de hombros. Si ella no quer\u237?a que \u233?l hiciera el papel de nieto sol\u237?cito, pues \u233?l se consideraba libre de la responsabilidad. \u8212?Me enter\u233? de que no se llevaron tus esmeraldas\u8212?dijo, dirigi\u233?ndose a la puerta. \u8212?Por supuesto que no \u8212?ladr\u243? ella. \u201?l sonri\u243?, principalmente porque ella no lo ve\u237?a.\u8212?No estuvo bien lo que hiciste \u8212?dijo al llegar a la puerta, gir\u225?ndose a mirarla\u8212?. Endos\u225?rselas a la se\u241?orita Eversleigh. Ellaemiti\u243? un bufido y no se dign\u243? responder a ese comentario. Tampoco \u233?l lo esperaba. Augusta Cavendish jam\u225?s valorar\u237?a m\u225?s a su damade compa\u241?\u237?a que a sus esmeraldas. \u8212?Que duermas bien, querida abuela \u8212?dijo, saliendo al corredor. Despu\u233?s asom\u243? la cabeza por lapuerta, lo suficiente para arrojarle el dardo de despedida\u8212?: Si no puedes

    dormir, sigue despierta en silencio. Te pedir\u237?a que te hicieras invisible,pero vives insistiendo en que no eres una bruja. \u8212?Eres un nieto antinatural \u8212?sise\u243? ella. Thomas se encogi\u243? de hombros, decidiendo que bien pod\u237?a permitirle tener la \u250?ltima palabra. Ella hab\u237?a tenido unanoche dif\u237?cil. Y \u233?l estaba cansado. Adem\u225?s, no le importaba. {\par\pard\hyphpar }{\page } {\s1 \afs32{\b{\ql{\qcCap\u237?tulo 4}{\line }\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar}\par\pard\plain\hyphpar} {\~\par\pard\plain\hyphpar} Lo m\u225?s irritante de todo, pensaba Amelia mientra

    s beb\u237?a su t\u233?, el que (l\u243?gicamente) se hab\u237?a enfriado, era que podr\u237?a estar leyendo un libro. O cabalgando su yegua. O metiendo las puntas de los pies en un arroyo, o aprendiendo a jugar al ajedrez u observando a los lacayos de su casa abrillantar la plata. Pero estaba ah\u237?, en uno de los doce salones del castillo Belgrave, bebiendo t\u233? fr\u237?o, pensando si ser\u237?a de mala educaci\u243?n comerse la \u250?ltima galleta y pegando un salto cada vez que se o\u237?an pasos en el corredor. \u8212?\u161?Uy, santo cielo! \u161?Grace! \u8212?oy\u243? exclamar a Elizabeth\u8212?. No me extra\u241?a que est\u233?s tan distra\u237?da. Enderez\u243? la espalda. Al parecer se hab\u237?aperdido algo interesante mientras meditaba sobre la manera de evitar a su novio;

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    el cual, val\u237?a la pena tener en cuenta, pod\u237?a estar o no estar enamorado de Grace. Y le hab\u237?a besado a \u171?ella\u187?, por cierto. Conducta nada honrada, desde luego. Hacia las dos. \u8212?\u191?Mmm? \u8212?musit\u243?. Mir\u243? a Grace con m\u225?s atenci\u243?n, observando su pelo moreno y sus ojosazules, y cay\u243? en la cuenta de que era bastante hermosa. Eso no deber\u237?a sorprenderla, la conoc\u237?a de toda la vida. Antes que Grace se convirtieraen la dama de compa\u241?\u237?a de la duquesa viuda era la hija de un terrateniente de la localidad. Bueno, segu\u237?a si\u233?ndolo, claro, aun cuando el terrateniente hab\u237?amuerto, lo cual no le ofrec\u237?a mucho a Grace en cuanto a manutenci\u243?n o protecci\u243?n. Pero en el tiempo en que sus padres estaban vivos, todos formaban parte del mismo ambiente rural, y aunque tal vez los padres no fueran muy amigos, las hijas s\u237? lo eran. Se encontraba con Grace una vez a la semana, tal vez; o dos veces, si tomaba en cuenta el d\u237?a que iban a la iglesia. Pero, la verdad, nunca se le hab\u237?a ocurrido pensar en su apariencia. Y no porque no le importara o la considerara indigna de mirarla. S\u243?lo era que..., bueno, \u191?por qu\u233? iba a hacerlo? Grace siempre estabaah\u237?. Era una parte normal y fiable de sumundo. La m\u225?s \u237?ntima amiga de Elizabeth, que qued\u243? tr\u225?gicamente hu\u233?rfana y entonces la acogi\u243? la duquesa viuda. Reconsider\u243? ese pensamiento. \u171?La acogi\u243?\u187? era una manera demasiado amable de expresarlo; en realidad, Grace trabajaba arduamente por sumanutenci\u243?n. No hac\u237?a trabajos de sirvienta, pero el tiempo que pasaba con la viuda era agotador. Eso lo sab\u237?a por experiencia propia. \u8212?Estoy bastante recuperada \u8212?dijo Grace\u8212?.Me parece que s\u243?lo estoy un poco cansada. Es que no dorm\u237? bien. \u8212?\u191?Q

    u\u233? pas\u243?? \u8212?pregunt\u243? Amelia, decidiendo que no ten\u237?a sentido simular que hab\u237?a estado escuchando. Elizabeth le dio un empuj\u243?n.\u8212?\u161?Unos bandoleros asaltaron a Grace y a la viuda! \u8212?Nome digas. Grace asinti\u243?. \u8212?Anoche, cuando volv\u237?amos del baile. Bueno, esos\u237? era interesante. \u8212?\u191?Se llevaron algo? \u8212?pregunt\u243?, porque, de verdad, le pareci\u243? una pregunta pertinente. \u8212?\u191?C\u243?mo puedes hablar con tanta tranquilidad? \u8212?exclam\u243? Elizabeth\u8212?. Laapuntaron con una pistola \u8212?mir\u243? aGrace\u8212?, \u191?verdad? \u8212?S\u237? \u8212?contest\u243? la chica. Amelia lo pens\u243?. No pens\u243? en la pistola, sino en la falta de horror de Grace al contar la historia. Tal vez era una persona fr\u237?a. \u8212?\u191?Sentistemiedo? \u8212?pregunt\u243? Elizabeth, en un resuello\u8212?. Yo me habr\u237?amuerto de miedo. Me habr\u237?a desmayado. \u8212?Yo nome habr\u237?a desmayado \u8212?dijo Amelia. \u8212?Bueno

    , t\u250? no, claro \u8212?repuso Elizabeth, irritada\u8212?. Ni siquiera te hasmostrado sorprendida al saber lo ocurrido. \u8212?La verdad es que lo encuentrobastante emocionante \u8212?dijo ella, mirando a Grace con mucho inter\u233?s\u8212?. \u191?Lo fue? Y vio que la chica, santo cielo, se ruborizaba. Se inclin\u243? hacia ella sonriendo. Un rubor pod\u237?a significar un mont\u243?n de cosas, todas ellas espl\u233?ndidas. Sinti\u243? un revuelo en el pecho, una sensaci\u243?n embriagadora, una especie de emoci\u243?n que la hac\u237?a sentirse casi ingr\u225?vida, el tipo de emoci\u243?n que se siente cuando a uno le cuentanun chisme particularmente jugoso. \u8212?\u191?Era guapo, entonces? \u8212?pregunt\u243?. Elizabeth lamir\u243? como si se hubiera vuelto loca. \u8212?\u191?Qui\u233?n? \u8212?El bandolero, l\u243?gicamente. Grace tartamude\u243? algo y sellev\u243? la taza de t\u233? a los labios, simulando beber. \u8212?Lo era \u8212?dijo Amelia, sinti\u233?ndose mucho mejor. Si Wyndham estaba enamorado de Gra

    ce..., bueno, al menos \u233?sta no le correspond\u237?a. \u8212?Llevaba un antifaz \u8212?contest\u243? la joven. \u8212?Pero de todos modos viste que era guapo. \u8212?\u161?No! \u8212?Pues entonces su forma de hablar deb\u237?a de ser muy seductora. \u191?Ten\u237?a acento franc\u233?s, italiano? \u8212?Se estremeci\u243? de placer, pensando en todo lo que hab\u237?a le\u237?do sobre Byron hac\u237?a poco\u8212?. Espa\u241?ol. \u8212?Te has vuelto loca \u8212?dijo Elizabeth. \u8212?No hablaba con acento \u8212?dijo Grace\u8212?. Bueno, no conmucho acento. \u191?Escoc\u233?s, tal vez? \u191?Irland\u233?s? No sabr\u237?a decirlo.Amelia se apoy\u243? en el respaldo, suspirando feliz. \u8212?Un bandolero. Qu\u233? rom\u225?ntico. \u8212?\u161?Amelia Willoughby! \u8212?la rega\u241?\u243?

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    su hermana\u8212?. A Grace la asaltaron a punta de pistola, \u191?y lo encuentras rom\u225?ntico? Habr\u237?a contestado con algo muy mordaz e ingenioso, porque, francamente, si no se puede ser mordaz e ingeniosa con una hermana, \u191?conqui\u233?n puedes serlo?, pero justo en ese momento se oyeron pasos en el corredor. \u8212?\u191?La viuda? \u8212?susurr\u243? Elizabeth a Grace, haciendo un mal gesto. Se lo pasabanmuy bien cuando la viuda no se reun\u237?a con ellas paratomar el t\u233?. \u8212?No creo \u8212?contest\u243? la dama de compa\u241?\u237?a\u8212?. Cuando baj\u233?, segu\u237?a en la cama. Estaba algo... esto... alterada. \u8212?Me lo imagino \u8212?coment\u243? Elizabeth, y entonces exclam\u243?\u8212?: \u191?Se llevaron sus esmeraldas?Grace neg\u243? con la cabeza. \u8212?Las escondimos. Debajo del coj\u237?n del asiento. \u8212?\u161?Ah, qu\u233?ingenioso! \u8212?exclam\u243? Elizabeth, aprobadora\u8212?. \u191?No te parece, Amelia? Pero su hermana ya no estaba escuchando. Se le hab\u237?a hecho evidente que los pasos que se o\u237?an en el corredor eran de una persona de pies m\u225?s firmes que la viuda, y, c\u243?mo no, vio pasar a Wyndham por fuera de lapuerta abierta. Par\u243? la conversaci\u243?n. Elizabeth mir\u243? a Grace, Grace la mir\u243? a ella, y ella simplemente continu\u243? mirando la puerta. Pasado un momento de silencio, Elizabeth solt\u243? el aliento retenido y le dijo: \u8212?Creo que no sabe que estamos aqu\u237?. \u8212?No me importa \u8212?declar\u243? Amelia, lo cual no era del todo la verdad. \u8212?Me gustar\u237?a saberad\u243?nde iba \u8212?musit\u243? Grace. Entonces, las tres idiotas (en opini\u243?n de Amelia) se quedaron inm\u243?viles, con las cabezas giradas hacia la puerta y mudas, como atontadas. Al cabo de un rato oyeron gru\u241?idos y luego elruido de un golpe. Las tres se levantaron al mismo tiempo y continuaron mirando

    la puerta, aunque sinmoverse del lugar en que estaban. \u8212?\u161?Maldita sea! \u8212?oyeron exclamar al duque. Elizabeth agrand\u243? los ojos. AAmelia leprodujo un agradable calorcillo la exclamaci\u243?n; aprobaba cualquier cosa que indicara que \u233?l no estaba totalmente al mando de una situaci\u243?n. \u8212?Cuidado ah\u237? \u8212?lo oyeron decir. Entonces por el corredor pas\u243? un enorme cuadro, llevado por dos lacayos, conmucha dificultad para mantenerlo perpendicular al suelo. Era una visi\u243?n particularmente extra\u241?a; el cuadro era un retrato de tama\u241?o natural, lo que explicaba la dificultad para equilibrarlo, y era de un hombre, un hombre bastante guapo en realidad, erguido, con un pie apoyado sobre una piedra grande, en actitud muy noble y orgullosa. Claro que en ese momento ella lo ve\u237?a ladeado, en un \u225?ngulo de cuarenta ycinco grados, y al pasar flotando parec\u237?a inclinarse y enderezarse, lo quele disminu\u237?a bastante la nobleza y el orgullo. \u8212?\u191?De qui\u233?n

    es ese retrato? \u8212?pregunt\u243? cuando el cuadro despareci\u243? de su vista. \u8212?Del hijo mediano de la viuda \u8212?contest\u243? Grace, distra\u237?da\u8212?. Muri\u243? hace veintinueve a\u241?os. Ella encontr\u243? raro que Grace supiera con tanta exactitud el a\u241?o de su muerte. \u8212?\u191?Por qu\u233? trasladan el retrato? \u8212?La viuda desea tenerlo arriba. A Amelia se le ocurri\u243? preguntar por qu\u233?, pero, claro, \u191?qui\u233?n sab\u237?a porqu\u233? hac\u237?a las cosas la viuda? Adem\u225?s, Wyndham eligi\u243? ese momento para reaparecer en la puerta. Las tres lo observaron en silencio y de pronto, como si el tiempo avanzara al rev\u233?s, \u233?l retrocedi\u243? un paso y mir\u243? hacia el interior del sal\u243?n. Vest\u237?a impecable, como siempre,su camisa blanca n\u237?vea, su chaleco de unmaravilloso brocado azul oscuro. \u8212?Se\u241?oras \u8212?dijo. Al instante las tres hicieron sus reverencias. \u201?l inclin\u243? la cabeza, de esa manera seca, tan suya. \u8212?Perd\u243?n

    \u8212?dijo entonces, y se alej\u243?. \u8212?Bueno \u8212?dijo Elizabeth. Y esoestuvo bien, porque al parecer a ninguna de las otras dos se le ocurri\u243? algo para llenar el silencio. Amelia pesta\u241?e\u243?, tratando de aclarar qu\u233? pensaba el