Dos Libros de Sergio Pitol

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  • 8/18/2019 Dos Libros de Sergio Pitol

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     LI ROS NUEVOS

     DOS LIBROS DE SERGIO PITOL

    Un afio despues de ver la luz los relatos de Los climas, Sergio Pitol, en julio de 1967

     publica su autobiografia en la colecci6n de >, a invitaci6n de Las Empresas Editoriales, de M6xico. Hablemos, primero, de

     este iltimo volumen ya que se trata de una consagraci6n del autor de Los climas.

     El libro Ileva un breve pero enjundioso pr6logo de Emmanuel Carballo, critico que

     despu6s de su brillante y originalisimo ensayo 19 protagonistas de la literatura mexicana

     del siglo XX, una de las obras americanas mejores en su genero, figura hoy entre los mis

     sagaces y lhicidos del continente. Carballo comienza el pr6logo con datos biogrificos del

     escritor: Sergio Pitol nace en 1933, se da a conocer en la revista Estaciones de Elias Nan-

     dino entre 1956 y 1960. Ya antes de esta iltima fecha, Juan Jose Arreola lo distingue pu-

     blicando en 1958, en los Cuadernos del Unicornio, el relato . Enseguida resefia toda la labor narrativa de Pitol partiendo de este relato primerizo

     hasta el mis reciente de sus tomos de ficci6n, esto es, Los climas, haciendo hincapi' en los

     siete cuentos de Tiempo cercado (1959) y en los ocho de Infierno de todos (1965). Subraya

     Carballo el afin de superaci6n que acucia al joven escritor, afin que mis claramente se

     manifiesta en un repetido volver sobre lo ya hecho para corregir cuanto una exigente

     autocritica halla defectuoso, por una parte, y por otra, en un considerarse a si propio como

     un principiante cuyos logros de hoy son s61o un esfuerzo hacia una meta distante que espera

     ser cabalmente satisfactoria: --afirma Carballo- >. (Pag. 11). Y anota que de los ocho relatos del citado Infierno de todos, cuatro

     son refundiciones muy trabajadas, testimonio este elocuente de una insatisfacci6n empefiosa

     y alerta. >---dice Pitol de si mismo y de

     los miembros de su promoci6n-- (pig. 6).

     En su autopresentaci6n Pitol se atiene al relato de experiencias vitales intimamente re-

     lacionadas con el descubrimiento de su vocaci6n artistica y el desarrollo de su oficio de

     escritor. Nacido cerca de Huatusco, Estado de Veracruz, C6rdoba es la ciudad en que vive

     los afios decisivos. Alli, mientras cursa sus estudios secundarios, tiene acceso a la biblioteca

     de Jorge Cuesta. Alli lee por primera vez a Alfonso Reyes, a Cocteau, O'Neill, Pirandello,

     Cervantes, Tolstoi, Neruda. Hacia 1950 se traslada a la ciudad de M6xico para estudiar

     jurisprudencia. Los cursos de derecho no le entusiasman, salvo los de Manuel Pedroso.

     La teoria general del estado y la filosofia del derecho le apasionan porque Pedroso es un

     maestro original e inspirado, cuya ensefianza trasciende el contenido de los programas. Bajo

     su tutela intelectual, Pitol se esfuerza entonces en ponerse al dia en lo que mira a los

     autores cuya fama domina el panorama mundial de las letras: Proust, Joyce, Gide, Mann,

     Kafka, Sartre. Y Borges.

     En 1959 da a la luz su primer libro de cuentos, Tiempo cercado, que no tiene 6xito.

     Tres afios despues inicia sus viajes por Europa y Asia. Incansablemente, en hoteles de

     Berlin, de Viena, Praga, Budapest, Varsovia y ain en el Yoi Ping-yuan de Pekin, reescribe

     viejos cuentos y compone algunos nuevos. En esta iltima ciudad sufre una penosa desilusi6n

     con respecto al regimen alli imperante. La narra, en forma parecida a un cuento, entre las

     piginas 51-56. Habia esperado ~l hallar un ambiente intelectual propicio y se encuentra

     * Sobre: Los climas. Mexico, Joaquin Mortiz, 1966, 127 pigs.; Sergio Pitol, Pr6logo

     de Emmanuel Carballo. Mexico, Empresas Editoriales, 1967, 61 pigs.

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     aislado y casi prisionero en un edificio inmenso, lleno de gente desconfiada, sectaria y fani-

     tica: es el Yoy Ping-yuan, cuyo nombre en chino, ir6nicamente, significa . Pero la experiencia de Pekin le va a ser i6til, acaso mis que la de ciudades euro-

     peas. En Pekin rectifica su visi6n de la sociedad, su teoria del estado, y halla tema para uno

     de los cuentos cosmopolitas que integran Los climas: .

     Aunque para Emmanuel Carballo el libro reci6n citado cierra el ciclo de aprendizaje de

     Sergio Pitol, nuestro autor no lo cree asi en su autopresentaci6n. Ni con Los climas, ni

     con un volumen que esti ahora preparando se ha cerrado ni se cerrara ese ciclo, nos

     dice. >

      pig. 28).

     Tocante a lo que otros piensan de su obra, nos dice en sintesis: (Pigs. 57-58.)

     La influencia mis ficilmente perceptible en Pitol, es, a nuestro juicio, la de Carpentier.

     Estilisticamente, en efecto, Carpentier es el maestro del autor de Los climas: el mismo tempo

     lento, el lenguaje intelectualizado, la nominaci6n precisa. Entusiasmado por El acoso, el

     mismo Pitol nos cuenta que pens6 iniciar sus colaboraciones en Estaciones con un articulo

     sobre esa famosa novela cubana. Y, en El infierno de todos, hay un relato sin duda sus-

     citado por la obra de Carpentier. Se titula > (relato que habia dado a

     su vez titulo al primer volumen de Pitol); pues bien: este relato consiste en un aacoso))

     de que se ven victimas dos emigrados cubanos en Mexico, en tiempos de la dictadura de

     Machado.

     En Los climas se advierte tambien -bien asimilada--la influencia estilistica de Alejo

     Carpentier. Lo constituyen siete cuentos asi titulados por tener por escenarios ciudades

     de tres continentes. El primero de ellos, , acaso sea el mis logrado, el de trama

     mis cabalmente inventada: un abogado mexicano celebra con su esposa y un grupo de

     allegados los trece afios transcurridos desde sus bodas. De si6bito descubre, entre la con-

     currencia que Ilena el restaurante de lujo en que esti, a una amante de su juventud. Com-

     prende, en ese instante, que sus trece afios de matrimonio han sido una falsificaci6n de

     su vida; que esa mujer, a quien ha perdido hace mucho tiempo, es el iinico ser junto al cual

     el suyo hubiera realizado una existencia plena y autintica. Con disimulada emoci6n lega

     hasta la antigua amante, la invita a bailar y acuerda una cita con ella. Tras varias entrevis-

     tas, deciden ambos pasar juntos una noche en Cuernavaca. Esa noche es un absoluto fracaso.

     A la madrugada, el protagonista abandona a su amante en el hotel de Cuernavaca y regresa

     a Mexico. Huye porque esa mujer le parece auna estatua fria y a la vez repelentemente

     16brica>) que le inspira una irrefragable repulsi6n.

     Pitol narra su historia con maestria. Su heroe es un simbolo bien logrado del hombre

     de nuestro tiempo, insatisfecho, angustiado y desilusionado. En efecto, su protagonista es

     uno de los tantos personajes en que encarna -apunta

     Emmanuel Carballo-:

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     124 LIBROS NUEVOS RHM, XXXV 1969)

     quedan en el puerto. Nada mis. >, por otra parte, la narraci6n favorita

     del autor seguin confesi6n propia, nos parece inferior a , no por su oscuridad,

     que es sin duda deliberada, sino por una suerte de aparatosidad, digamos, no justificada

     por una trama y un desenlace interesantes.

     Mayor interes hay en el cuarto relato, , historia de un prisionero

     norteamericano radicado en Pekin, el cual, al firmarse la paz en Corea, se neg6 a ser

     repatriado.

     Del lenguaje de Pitol ha dicho Jose Emilio Pacheco que es poco apto para la narraci6n.

     Este aserto no nos parece exacto. El lenguaje de Pitol es esplendido, y no hay que ver en

     61 la raz6n de ninguna falla en la ficci6n de nuestro autor. Acaso acontezca lo contrario de

     lo que asevera Pacheco, a saber: en la obra que Pitol ha realizado hasta la fecha, y que

     61 mismo considera ser aprendizaje, esto es, ejercicio que le ha de llevar a la plenitud

     literaria, al escritor mis le preocupa el estilo que la invenci6n. De aqui que nos ofrezca un

     lenguaje muy hibilmente trabajado de una parte, y unas tramas desvaidas, en varios casos,

     por otra; lo cual hace pensar en falta de adecuaci6n de lo uno para lo otro.

     El autor de >, no obstante, prueba con este relato ser no s61lo un estilista de

     ins61litos meritos sino un narrador resuelto a conquistar, esforzadamente, los triunfos mis

     arduos de su arte.-HuGo RODRfGUEZ-ALCALA, University of California, Riverside.

     EL DE C. J. CELA

    Constante en la polifacitica y numerosa producci6n de Camilo Jose Cela es su mter s

     por cuestiones lingiiisticas: preside sus despliegues de virtuosismo estilistico, se manifiesta

     en los jugosos estrujamientos a que somete el lxico, y esti registrado en comentarios directos,

     por ejemplo,

     (Mesa revuelta, 1957). Otras veces, como en Izas, rabizas y colipoterras (1964), el aporte

     de Cela al relleno de lagunas diccionariales combina el documento lexicol6gico con el graifico,

     muestra de su inquieta y mantenida exploraci6n de nuevas formas de expresividad creadora.

     Con esta primera entrega del Diccionario secreto, Cela se ha metido de lleno en la

     peliaguda tarea de empadronar una serie de vocablos y frases, algunos muy frecuentes en

     la lengua hablada, pero a muchos de los cuales una anticientifica pudibundez ha venido

     negando entrada en los diccionarios. Cuando se trata, como en este caso, de un vivisimo

     aspecto de lenguaje, las escabrosidades seminticas no debieran ser 6bice para su estudio

     objetivo, a fondo, y sin melindrerias. Mis todavia en imbito lingiistico de la amplitud del

     hispinico, propicio a variantes morfol6gicas y de acepci6n. Ya Alfonso Reyes apunt6 algo

     sobre ello en su a> (1933, revisado en 1941, vid. La experiencia litera-

     ria), y Americo Castro, al tratar de La peculiaridad lingiiistica rioplatense (1941) dedica

     unas piginas a los vocablos proscritos en aquella regi6n obscenitatis causa. El Diccionario

     secreto de Cela, por lo que se ve en el primer tomo y promete para los futuros, va mis alli.

     Al hacerlo, el autor ha procedido con discreci6n sin por ello emascular su trabajo: la

     distancia entre la gazmofieria habitual y anticientifica, y el planteamiento abierto, quizis

     escandalizador para muchos, queda salvada mediante un gradual adentramiento en el meollo

     temitico y su formulaci6n lxica. Porque, Equi6n seri el poco curioso inmune a la titilaci6n

     del calificativo