FALSO PLANTEAR LA INVIABILIDAD FINANCIERA DE PEMEX

Entrevista exclusiva con el Dr. Fluvio César Ruíz AlarcónPor Roberto Martínez Hernández

FOX: OTROS SEIS AÑOS PERDIDOS EN MATERIA ENERGÉTICA. PEMEX: SEGUNDA EMPRESA PETROLERA DEL MUNDO EN UTILIDADES ANTES DE IMPUESTOS, SÓLO SUPERADA POR EXXON. LA PARAESTATAL TIENE UN COSTO DE OPERACIÓN DE UNOS 100, 000 MILLONES DE PESOS Y RECIBE INGRESOS POR CASI UN BILLÓN DE PESOS. URGENTE UTILIZAR LOS EXCEDENTES DEL PERIODO DE PRECIOS ALTOS PARA REPONER RESERVAS Y MODERNIZAR INFRAESTRUCTURA. ABSURDO CONGELAR FONDOS POSIBLES DE SER UTILIZADOS POR PEMEX Y CFE A TRAVÉS DEL MECANISMO DE SUPERÁVIT PRIMARIO. A CAMBIO El GOBIERNO COMPROMETE 250, 000 BARRILES DE CRUDO PESADO DENTRO DE UN PROYECTO DE REFINERÍA PARA CENTROAMÉRICA A FAVOR DE CAPITALES PRIVADOS. FALSO DILEMA PLANTEAR QUE NO HAYA VIABILIDAD FINANCIERA PARA PETROLEOS MEXICANOS. UN CONTRASENTIDO QUERER CONVERTIR A PEMEX EN UNA SIMPLE ADMINISTRADORA DE CONTRATOS. IMPRESCINDIBLE DEVOLVERLE AL ORGANISMO SU VOCACIÓN INDUSTRIAL. TECNOLOGÍA E INVERSIÓN SON DOS DE LOS ARGUMENTOS LIGADOS MÁS UTILIZADOS PARA SEGUIR ANCLANDO A PEMEX SÓLO COMO PRODUCTORA DE PETRÓLEO CRUDO. NO DEBEMOS OLVIDAR LA MÁXIMA DE QUE “EL PETRÓLEO NO NECESARIAMENTE GENERA RIQUEZA EN DONDE SE PRODUCE, SINO EN DONDE SE CONSUME”. INAPLAZABLE OBTENER LA AUTOSUFICIENCIA EN LA PRODUCCIÓN DE GASOLINAS. A CUENTAGOTAS EL APOYO A LA INVESTIGACIÓN EN EL SECTOR. MENOSPRECIO POR EL POTENCIAL TRANSFORMADOR DE CIENTÍFICOS, INGENIEROS Y TÉCNICOS MEXICANOS. PRETENDER UNA APERTURA AÚN MÁS SALVAJE DEL SECTOR LLEVARÍA EL DEBATE EN EL CONGRESO A UNA CONFRONTACIÓN MUY SERIA. LEJOS DE ESCENARIOS EXTREMOS, TODOS LOS ACTORES INVOLUCRADOS PODRÍAN ALCANZAR PUNTOS INTERMEDIOS PARA UNA REFORMA RESPONSABLE YA INAPLAZABLE. CUESTIÓN MEDULAR: REFORMULAR LA ARQUITECTURA INSTITUCIONAL DEL SECTOR Y SU RELACIÓN CON TODOS LOS DEMÁS. LA REUNIFICACIÓN DE PEMEX: UNA IDEA QUE SE ABRE PASO. NECESARIO CREAR UN ORGANISMO INTERMEDIO QUE FIJE LA POLÍTICA PETROLERA Y LA VISIÓN ESTRATÉGICA DEL SECTOR. DIFÍCILMENTE EL PRI VA A DARLE AL PAN LOS VOTOS QUE NECESITA PARA UNA REFORMA ENERGÉTICA CON VISOS PRIVATIZADORES. HELADIO RAMÍREZ AL INTERIOR DEL PRI EN EL SENADO SE ESTÁ CONVIRTIENDO EN EL PIVOTE DE LA RESISTENCIA. IRRACIONAL ENTREGA DEL SECTOR ELÉCTRICO A LOS GENERADORES PRIVADOS, POR LO QUE MÉXICO TIENE AHORA 40% DE MARGEN DE RESERVA,

CUANDO LO RECOMENDABLE ES UN 22%. LOS PIDIREGAS Y LOS CONTRATOS DE SERVICIOS MÚLTIPLES FORMAS ILEGALES DE ENCAMINAR UNA PRIVATIZACIÓN ENCUBIERTA DEL SECTOR. FALTA HACER MAYORES REFORMAS EN TEMAS COMO TRANSPARENCIA Y RENDICIÓN DE CUENTAS PARA DISPONER DE INFORMACIÓN MÁS PRECISA SOBRE EL SECTOR.

Ante la posibilidad de que la nueva administración encabezada por el presidente electo Felipe Calderón Hinojosa, dé paso a un nuevo intento por desmantelar el sector energético mexicano, la revista MACROECONOMÍA fue al encuentro de una de las máximas autoridades en la materia en México, el Dr. Fluvio César Ruíz Alarcón, quién en esta entrevista nos hace una radiografía de los retos y problemas que enfrenta el sector. Con agudeza y en tono reflexivo nos lleva por los laberintos de un debate que apenas comienza.

¿Cuál es el balance final que dejó a su paso la política energética del gobierno del presidente Vicente Fox?

Lo que es claro, es que el balance final dejó la candidatura de Felipe Calderón, fuera de eso no dio gran cosa. Cambiaron cuatro o cinco veces de secretario, siempre con gente que no tenía una idea de lo que significa el sector en tanto que espacio privilegiado de la regulación económica en el país. Gente pues que llegó a aprender, al extremo de que incluso cada secretario en su momento recetó los mismos simplismos que sus predecesores; de manera que ni siquiera hubo una acumulación de conocimiento, o una pretensión de darle a esta política quizás, como el zedillismo, un giro a la derecha.

El foxismo sólo mantuvo las inercias generadas del sexenio anterior. Muchos de los proyectos importantes no eran más que continuación de las bases logradas en ese periodo.

De cualquier manera podemos decir que en el sector eléctrico, por ejemplo, la generación privada ya rebasa el 25% de la generación total en el país, tendencia que continua. En el sector petrolero se avanzó en la privatización de la actividad petrolera, distinguiendo en esto la actividad del organismo público como tal. Se llegó al extremo de licitar bloques en la Cuenca de Burgos a través de los Contratos de Servicios Múltiples que son anticonstitucionales, para que empresas transnacionales vinieran a hacer los que los mexicanos hemos sabido hacer siempre, que es perforar y explotar; además con proyectos que se pagan solos con su propio flujo de efectivo.

En fin, no hubo ningún intento serio de diseñar una política energética que fuera el eje sobre el cual se pudiera anclar una política económica industrial en

sentido amplio. Fueron seis años perdidos, sobre todo si se plantean desde una perspectiva nacional, no sólo nacionalista, sino nacional como Estado, en ese sentido el balance es muy lamentable. Y sobre todo también, en un último aspecto no menos importante, que es esta desconfianza constante que tiene la derecha en la capacidad de investigación científica y desarrollo tecnológico del país. Los institutos del sector han sido prácticamente abandonados, si uno ve las asignaciones presupuestales del Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE), o del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), es claro que hay un abandono de la investigación.

El Instituto Mexicano del Petróleo se convirtió en una empresa de servicios, no es un instituto de investigación y con ello se le desnaturalizó. Con el cambio de régimen fiscal en PEMEX, el Instituto debería recibir el 0.05% del valor total de la producción petrolera que no es nada; algo así como veinte veces menos de lo que establece la ley en Brasil. No obstante, a la fecha, estamos a mediados de octubre, y no se le ha entregado más que una muy pequeña parte de lo que le corresponde al Instituto. Se le regatea la entrega y claro se dice que no tenemos tecnología para explotar en aguas profundas, creo que a grosos modo ese es el balance, más allá de la candidatura de Calderón yo no veo demasiados logros en este sexenio.

Contrariamente a los resultados sobresalientes de algunas de sus filiales y de ser de una de las empresas líderes en la producción de crudo en el mundo, PEMEX como corporativo presenta serios desajustes financieros, muy a pesar de los intentos por sanear sus números y encontrar alternativas viables a su encrucijada fiscal, como el “Nuevo Régimen Fiscal” que impulsó la propia Cámara de Diputados. En este sentido, ¿De dónde saldrán los 30, 000 millones de dólares anuales, que como ha señalado el presidente electo Felipe Calderón, se requieren para triplicar su inversión y elevar su tasa de reposición de reservas de crudo? ¿De qué manera se podrán elevar las reservas petroleras, la investigación, y revertir la insuficiente inversión en refinación y petroquímica? ¿Aún hay salida para que PEMEX se reestructure y conserve su sentido como empresa pública?

PEMEX es la segunda expresa petrolera del mundo en utilidades antes de impuestos, solamente superada por EXXON. El año pasado PEMEX tuvo ingresos por 86 mil millones de dólares, y utilidades antes de impuestos por 54 mil millones de dólares; e insisto, EXXON que es la mayor empresa petrolera del mundo tuvo 55 mil millones de dólares, apenas 1 Mil millones de dólares más de utilidades antes de impuestos que Petróleos Mexicanos. La relación del costo de operación entre las ventas totales es de alrededor del 10%; es decir, el costo de operación de PEMEX es de unos 100 mil millones de pesos y recibe ingresos por casi un billón de pesos. De manera que esos son los dos grandes datos que hablan de la viabilidad de la empresa.

Ahora, con la modificación del régimen fiscal hay una parte del cambio que se irá notando a mediano plazo, que tiene que ver con haber diferenciado las actividades extractivas de las actividades industriales de PEMEX. Las actividades extractivas están sujetas a una serie de derechos, que siguen siendo una carga muy pesada; pero, a diferencia del régimen fiscal anterior en donde PEMEX pagaba el 60.8% de sus ingresos totales y tenía todo tipo de ingresos confundidos; en el nuevo régimen fiscal, las actividades industriales van a estar sujetas al Impuesto sobre Rendimientos Petroleros, que es un impuesto que ya se grava sobre utilidades; es decir, PEMEX Refinación, PEMEX Petroquímica, PEMEX Gas y Petroquímica Básica van a pagar el 30% sobre sus utilidades. Esta modificación busca volver rentables los proyectos de refinación y petroquímica, que no lo eran porque no hay proyecto que sea rentable si tiene que pagar el 60.8% de sus ingresos en impuestos. Los proyectos de exploración sí son lucrativos porque es un sector de renta, aun en ese asfixiante régimen fiscal, pero no los proyectos industriales. Con el cambio de régimen ese es un primer paso hacia delante.

Por otra parte, en nuestro país hace falta una reforma fiscal a fondo, no en el sentido en que la plantea el gobierno, como una reforma regresiva sustentada en los impuestos indirectos como el IVA; sino una reforma fiscal progresiva. Una reforma donde quien más tiene pague más; en donde a los monopolios se les grave con más dureza; en donde se terminen tanto los regimenes de excepción como el llamado régimen consolidado, que no son sino verdaderos nichos fiscales para beneficio de las grandes corporaciones, de la mano de un nivel de evasión fiscal altísimo. Pues como informa la propia secretaría de Hacienda, los impuestos provenientes de los asalariados son superiores a los impuestos que pagan las empresas; cuando sabemos que la proporción de los ingresos del trabajo en el Producto Interno Bruto (PIB), han pasado de 42% a 27% en los últimos años, con lo que es claro que en sentido inverso van las ganancias del capital. Entonces, es obvio que el esquema fiscal es regresivo y muy fácilmente eludible.

Además, la propia secretaría de Hacienda debería de responder por los pleitos jurídicos perdidos, como en el caso de Jugos Del Valle, sin con esto insinuar de entrada que existió algún contubernio, si partimos del principio de que el IVA no se le puede regresar a una empresa, porque quienes pagan el impuesto son los consumidores; la empresa colecta y debe declarar el IVA.

En la medida en que México se vaya encaminando a un esquema recaudatorio mucho más eficaz y progresivo, en esa medida se podría ir aliviando la presión que se tiene sobre PEMEX. No solamente en términos recaudatorios, sino en la dimensión contable.

Cada año en la Ley de Ingresos se vota un superávit primario para las empresas públicas, fundamentalmente PEMEX. Ese superávit primario es un dinero que se obliga, en particular, a la paraestatal a congelar; es decir, es un dinero que no puede utilizar. El monto de este superávit primario va a rebasar los 133 mil millones de pesos, que es dinero de PEMEX, pero que no puede

utilizar, pues ese superávit que se les impone a los organismos públicos contrarresta la deuda del gobierno federal.

En este año es muy claro, porque el conjunto del superávit primario de los organismos público equivale exactamente a la deuda que puede contraer el gobierno federal. Por lo tanto, ellos dicen que tienen un déficit cero, cuando en realidad van a contraer deuda porque obligan a la Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexicanos a obtener un déficit primario antes que cualquier otra cosa. Esto en particular, asfixia mucho las expectativas de reinversión en PEMEX, y esto tiene que cambiar.

Otro aspecto que debe modificarse, tiene que ver con la recientemente aprobada Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, porque ahí se crean unos fondos que se tienen que cubrir antes de ser utilizados, y si bien el Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros puede tener algún sentido; por el contrario, el Fondo de Estabilización para la Inversión de Infraestructura de Petróleos Mexicanos, no. Porque las inversiones se tienen que hacer con carácter de urgente. Todas las empresas petroleras del mundo ahora están invirtiendo cuando se tiene un periodo de precios altos, es justamente en este momento cuando se puede y se debe invertir para reponer reservas y modernizar la infraestructura. En nuestro caso es inaplazable obtener la autosuficiencia en la producción de gasolinas, lo que parece todavía lejano, pues a cambio el gobierno está comprometiendo 250, 000 barriles para una refinería de Centroamérica que no va a ser más que un negocio privado bajo cobertura política; que no apunta a ser un consorcio público.

Esa refinería la va a construir alguna empresa transnacional que va a procesar crudo mexicano a precio preferencial, el cual venderá en Estado Unidos, porque la gasolina que va a producir estará muy por encima de los estándares que hay en los países de la región; incluso, hay que decirlo: Costa Rica tiene un monopolio público, luego este país tendría que modificar su constitución antes de meterse en un proyecto así.

Luego es obvio que simplemente le van a dar a una empresa privada transnacional 250, 000 barriles diarios de petróleo a precio preferencial, y esta empresa va a producir una gasolina con mano de obra muy barata, ya sea en Guatemala o Panamá, o en donde la pongan, y la va a vender en California o de regreso a México. Este tipo de cosas son absurdas y se tienen que modificar.

Por supuesto, PEMEX como empresa ha avanzado hay que decirlo también, si uno entra a su portal en Internet, ésta presenta mayor riqueza en datos e información que la mayoría de las empresas petroleras. En transparencia creo que se ha avanzado mucho, sin embargo hace falta más en rendición de cuentas.

Otro elemento fundamental, en que en PEMEX como en otros lados se ha refuncionalizado el corporativismo, lo que se suponía que pudo haber venido

en términos de una apertura sindical con el gobierno del cambio, no ha ocurrido. En Petróleos Mexicanos se sigue reprimiendo a los disidentes y eso ha implicado inclusive el despido de muchos técnicos e ingenieros calificados de la empresa. En 2004 se despidieron a más de 2000, lo que es una dilapidación de los recursos humanos socialmente formados, un daño patrimonial del capital intelectual de la nación.

Parece que en el fondo es hacer de PEMEX una simple administradora de contratos; por supuesto los proyectos y el capital existen, por ejemplo: ¿quién le va a negar a PEMEX financiamiento para un proyecto de exploración y explotación? Contra lo que ellos dicen, Shell no llegaría con un saco de billetes verdes; lo que hacen es obtener el contrato o la concesión y partir de allí buscan el financiamiento para consolidar el proyecto.

En el caso de PEMEX, la calificación es muy buena por parte de las corredurías, precisamente porque atrás está el respaldo de la nación que es la dueña finalmente de las reservas petroleras. Así que todo mundo hace cola para prestarle a PEMEX, porque si hay alguien que garantiza el pago de los créditos pues es Petróleos Mexicanos, insisto: la novena empresa petrolera del mundo; luego, ¿quién no le va a prestar? Por lo que es un falso dilema plantear que no haya viabilidad financiera ni salidas factibles para PEMEX.

La inversión privada en el sector energético mexicano es ya una realidad: un proceso paralelo y silencioso. Se plantea que, no obstante, dicha presencia y dada la expectativa de demanda próxima para éste sector, la parte que corresponde a la esfera pública no soportará un sexenio más en las mismas condiciones. En la ruta del fantasma de una inevitable inanición financiera que se vislumbra en el horizonte, en especial en el caso de PEMEX, de nuevo algunas voces de este gobierno que termina y del entrante, señalan que es necesario hacer a un lado de una vez por todas las restricciones jurídicas que impiden una mayor participación privada, con lo que podrían obtenerse con mayor rapidez los recursos necesarios para revitalizar y acelerar el crecimiento y productividad de la paraestatal. Subrayan que no se privatizará “ni un tornillo, ni un fierro”; pero en el fondo, al parecer, la intención es introducir y asegurar los derechos de los nuevos tornillos y fierros, que vinieron y vendrán al país con este proceso de apertura, y claro, de lo que “esos tornillos y fierros hacen”, por decirlo de algún modo. En este sentido, ¿cuáles son los escenarios de discusión que podrían darse en el Congreso de la Unión ante el impulso de una iniciativa de reforma de este tipo? ¿Estamos frente a un callejón sin salida o quizás podría avanzarse a un sistema mixto y mucho más equilibrado y viable en materia energética?

Efectivamente, este es el argumento que se ha reiterado desde el gobierno. Este tiene como ejes centrales la tecnología y la inversión. ¿Qué escenarios hay?

Un primer escenario es de confrontación. Ni siquiera diría que es el más probable, mucho menos deseable. Pero es un escenario posible, en virtud de la polarización que ya existe en el entorno político, pero va más allá; es decir, está en el núcleo de la lucha intersubjetiva por el poder, más allá de la política como actividad. Creo que si permea ese signo en el debate vamos una confrontación muy seria, pues más allá de lo que pueda o no decidir el Poder Legislativo, lo cierto es que hoy tenemos una sociedad cada vez más actuante y crítica.

En ese sentido, yo soy de Coatzacoalcos, Veracruz, y puedo afirmar que en las zonas donde se asienta la industria petrolera, más allá de que todo mundo tenga claro que el petróleo es el sustento fundamental de la actividad económica, lo es también como un elemento clave que forja la identidad colectiva, pues constituye un referente sociocultural esencial. En mi niñez, año con año hice una composición para el 18 de marzo, ¿qué es PEMEX para mí? El año pasado, recuerdo que escribía en la noche una intervención con motivo de la efeméride para un compañero diputado; y alguien me preguntó: ¿Qué haces? Pues lo que hacía hace 30 años a estas mismas horas. Entonces, esa parte de la sociedad sin duda va a responder junto con otras articulaciones de un tejido social más amplio que están presentes en todo el país frente al intento de una apretura salvaje. Claro que dicho intento podría llegar a fraguar con la conformación de la mayoría que necesitan de dos tercios.

Dudo que lo consigan, porque en el PRI hay muchas contradicciones; así, de los 107 diputados del PRI cuarenta son del sector campesino; en este sentido, si bien Heladio Ramírez López no tiene el savoir-faire de Manuel Bartlett, se está convirtiendo al interior del PRI en el Senado en el pivote de la resistencia, lo que significa es que difícilmente el PRI va a darle PAN los votos que necesita para una reforma a su modo.

Yo creo que si puede haber escenarios intermedios y que prime la cordura. Qué el sector necesita una reforma, sí necesita una reforma, todos estamos convencidos de ello pues las cosas no se pueden dejar como están ahora. El cambio de régimen fiscal para PEMEX fue un pequeño pasito, aun en los términos de lo que representó este alivio fiscal de tan sólo 5% y al nivel de precio a los que se estimó, pero el cambio fundamental que se logró estaba en diferenciar la actividad extractiva de la industrial más que en el monto que iba a pagar Petróleos Mexicanos.

Lejos del simplismo exagerado con que se manejan de uno y otro lado y de la crispación política que circunda el debate energético, yo le apostaría a que responsablemente izquierdas y derechas podamos aterrizar en puntos de encuentro alrededor de toda una reformulación de la arquitectura institucional del sector y en una redefinición de las relaciones de éste con todos los demás, muy en particular con la investigación, que creara un verdadero sistema social de innovación que articule centros, institutos, instituciones de educación

superior, etcétera, que vincule a todos los actores involucrados y repensar cada parte de una manera integral.

Creo que hay algunas ideas que van abriendo su camino; por ejemplo, la reunificación de PEMEX. Parece que quedó claro que muchos de los estados contables que presentan las subsidiarias tienen que ver con esta partición que se hizo del organismo. Lo que ha derivado en una amplia gama de problemas, algunos menores pero no menos importantes y guardando las proporciones como lo son la duplicación de burocracias y demás, a problemas tan graves como falta de infraestructura y la escasa inversión.

Hasta situaciones caricaturescas, algún alto funcionario de PEMEX comentó en alguna reunión que ante un problema en el Complejo Pajaritos necesitaban una maquinaria que estaba en Minatitlán, pero dada la desarticulación, como una es PEMEX Refinación y otra PEMEX Petroquímica tuvieron que licitar y ganó una empresa de Monterrey. ¡Vaya contradicción!

Ese tipo de inconsistencias impactan también a la forma en que se calculan los precios de referencia; de tal modo, PEMEX Exploración le vende a PEMEX Refinación al mismo precio que le vende a la petrolera Total o Shell, u otra cualquiera.

Otro problema que está a punto de estallar es el caso de PEMEX exploración con los proyectos financiados vía Pidiregas, dado que los montos comienzan a ser prácticamente inmanejables, principalmente por los niveles de endeudamiento y por el monto creciente de los pasivos contratados.

En vez de aprovechar en este momento los precios altos, se está cayendo en un juego muy perverso. Es decir, como el gobierno sabe que la estimación contenida en la Ley de Ingresos va a ser inferior al precio que se va a observar al final, entonces a PEMEX le presupuestan una cantidad que en realidad es nada más para aguantar hasta septiembre-octubre. Pero como estiman también que una partecita de los excedentes se los van a regresar, entonces obligan a PEMEX a ajustarse y cerrar el año con la “partecita” de excedentes que le regresan. Esta es una perversidad que anula cualquier posibilidad de planeación, en donde planear es esencial.

Cuestiones como el superávit primario, una asignación insuficiente de presupuestos y un régimen fiscal que es todavía muy agobiante se tienen que modificar, porque son los ejes de fondo que sostienen el argumento de que la situación de PEMEX es insostenible y que ya no se puede hacer nada al respecto, por lo que tenemos que ser más responsables.

El presidente electo Felipe Calderón Hinojosa en distintos foros ha manifestado que su gobierno no tiene la intención de privatizar PEMEX ni la CFE. Señaló recientemente que en materia energética México, dada la fuerte competencia mundial, necesita acelerar el paso; no obstante, en el

documento Estrategia Institucional de PEMEX 2006-2015 que será entregado al presidente electo, según información publicada ayer por el periódico El Universal en Línea (12/10/2006), se señala que su gobierno abrirá junto con una caída en la producción de petróleo de 2.3% (76 mil barriles diarios menos), lo que no sólo se traducirá en una pérdida anual de mil 200 millones de dólares, sino que impactará también las exportaciones de crudo el año siguiente, en unos 170 mil barriles menos con respecto al millón 788 mil por día la cierre del 2006. Aún más, el propio director de PEMEX Explotación y Producción, Carlos Morales Gil, reconoce que la producción de crudo estará estancada por lo menos 10 años, si bien se pretende “mantener los niveles de producción promedio anual de entre 3.2 y 3.4 millones de barriles por día entre 2007 y 2016”, según la misma nota. Así, en caso de que a esto se sume una caída en los precios del crudo, ¿cuáles serán los problemas posibles que enfrentará el gobierno entrante en el marco de esta problemática?

Los precios han entrado en un nuevo ciclo, en una nueva base, quizás no van a estar el año próximo rayando los 60 dólares como parecía que era la tendencia, pero sin duda se van a mantener en una franja cercana a los 48.50 dólares para la mezcla mexicana, ¿por qué?

Porque el mercado petrolero ha sufrido un cambio fundamental; es decir, empieza a asomar un proceso de financiarización del mercado vía la inversión de los fondos de pensión, esto hace posible la construcción de un piso financiero que sostiene los precios; tanto es así que desde hace dos años el nivel de inventarios ya no tiene una relación inversamente proporcional con los precios, y tan directa, como generalmente la habían tenido. Tenemos ya suficiente evidencia estadística para demostrar este hecho.

A inicios de año asistí a un seminario del Instituto Francés del Petróleo y allí ya mostraban que se había disociado el nivel de inventarios del nivel de precios y, recientemente, British Petroleum organizó una pequeña presentación en el mismo sentido.

Entonces el mercado se ha recompuesto, hay una recuperación de la capacidad geopolítica de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que mucho se debe al activismo de Hugo Chávez y de Alí Rodríguez, en particular. Lo cual es un factor que condiciona los precios también, ahora mismo la OPEP se ha pronunciado sobre la posibilidad de hacer nuevos recortes. Y tampoco hay mucha capacidad adicional de producción, no hay mucho de donde estirar, salvo Arabia Saudita, tal vez Kuwait, Qatar. Así que los precios más o menos se mantendrán y ya no se estarán disparando, y como decía antes comenzarán a oscilar alrededor de los 48.50 dólares para la mezcla mexicana.

Ahora bien, en la medida en que el principal yacimiento del país que es Cantarell está declinando, la producción global del país disminuirá, ya que Ku-Maloob-Zaap que es el siguiente yacimiento en desarrollo no va a poder

remplazar la producción que se pierda por Cantarell. De las declaraciones de los directivos de PEMEX se puede concluir que su visión de la empresa es de una simple productora de crudo y punto, en donde no asoman las preocupaciones industriales por ningún lado. Como puede verse tecnología e inversión son dos argumentos ligados a la producción de petróleo crudo.

La fracción del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se opuso al final de la legislatura a una iniciativa de ley que se llamó de Gas Natural de Proceso, Amoniaco y Fertilizantes Nitrogenados, la cual pretendía que PEMEX vendiera gas a precio preferencial para producir fertilizantes, suena muy bonito, muy nacionalista, pero mejor que PEMEX los produzca y que venda fertilizantes baratos; ¡pero no!

Para ellos es un sacrilegio pensar que PEMEX pudiera tener filial que fuera desde el gas natural hasta los fertilizantes, obviamente pasando por el amoníaco y todos los productos intermedios, y que el eje de la cadena fuera PEMEX, porque como quedo esa ley al final sólo beneficia a los distribuidores y a ciertos grupos industriales, por eso votamos en contra.

Así que devolver la vocación industrial a PEMEX es muy importante; lo contrario, es sólo ver a esta empresa pública como mera productora de crudo que las empresas privadas transforman, que por cierto es la idea de Carlos Slim también, el cual aparece últimamente como el adalid de la izquierda en México, él sostiene que Petróleos Mexicanos debe tener un carácter público pero habla también de que se permita la inversión privada en refinación. Y justamente es en esta transformación del crudo como materia prima en donde hay mayor valor agregado. Con mucha sabiduría el ingeniero Herberto Castillo anotó alguna vez que el petróleo no necesariamente genera riqueza en donde se produce, sino en donde se consume; al fin, en donde se transforma.

El declive de Cantarell nos revela también que hace falta un organismo intermedio entre el administrador de recursos que es el gobierno y el operador que es PEMEX, porque de facto es éste último el que fija la política petrolera y no debería hacerlo. Tendría que haber pues un organismo que fije la visión estratégica del sector. ¿Por qué está en declive Cantarell? Porque se le explotó de manera irracional, con el “boom petrolero” y los precios altos se dieron a la tarea de explotarlo hasta el agotamiento, que es la idea necia que repite Jorge Castañeda.

Los yacimientos no son surtidores permanentes, éstos tienen su complejidad y un ritmo óptimo de explotación. El ritmo irracional de explotación de Cantarell nos muestra también el fracaso del proyecto de inyección de nitrógeno que ha resultado ser insuficiente como solución además de su alto costo. Me parece que incluso la Auditoría Superior de la Federación debería hacer un seguimiento de desempeño, porque se sigue quemando gas y la producción no se ha relanzado como se suponía que lo haría. Contra la opinión de muchos especialistas en el sentido de que es mejor reinyectar gas natural en vez de nitrógeno.

Todas estas son expresiones visibles de la forma tan irracional en que se ha llevado a cabo la explotación de los yacimientos petroleros, y hablan de esta necesidad de pensar en un rediseño institucional en donde quepa este organismo intermedio, un poco en la idea de este modelo del Directorado Noruego del Petróleo; claro, sin pretender traspasar una experiencia y una cultura diferentes, que pudiera propiciar una explotación racional con respeto al medio ambiente y con una serie de obligaciones sociales muy definidas.

Más allá del dato duro, este tipo de preocupaciones deben mover a la reflexión en aras de buscar una nueva arquitectura institucional para el sector.

Así que la cuestión de fondo va más allá de una simple transferencia tecnológica como se intuye del reciente viaje y declaraciones del presidente electo Felipe Calderón a Brasil.

¿Qué hizo Brasil? Durante la dictadura militar en Brasil se decidió tomar un par de sectores que jalaran al resto y volverlos la punta de lanza de un desarrollo económico. Brasil se metió a la exploración e investigación en aguas profundas a pesar de que era un país importador de petróleo. No buscaron a quien tenía la tecnología y la compraron, con la visión estrecha e inmediata de explotar y ya. Fue una decisión serena, responsable, de mediano y de largo plazo. Brasil invirtió fuerte en su gente para alcanzar el desarrollo tecnológico e investigación que buscaban.

La ley en Brasil establece que se debe destinar el 1% del valor de la producción petrolera a la investigación; no obstante, el gobierno de Lula da Silva le destina 2%, o sea no se limita. Entonces, cuando uno escucha a estos señores hablar de tecnología, la pregunta es: ¿de qué están hablando? Porque la tecnología está disponible, ese no es ningún problema.

En un proyecto de aguas profundas por ejemplo hay más de 200 elementos tecnológicos distintos. Nadie los tiene todos, no es que British Petroleum o Shell venga con su tecnología propia, que es lo que se piensa de manera errada, pues son pequeñas empresas parapetroleras las que poseen una determinada parcela de todo el bagagge tecnológico que se necesita para explorar y explotar yacimientos en aguas profundas. Lo que ha hecho PETROBRAS es sistematizar muchos de estos conocimientos y avanzar en otros, y lo hacen, insisto, a partir de un fuerte impulso a la investigación, y eso aquí no se da.

Al Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), no se le ha destinado un solo peso en 25 años, ¿de qué vive? Obviamente, de vender servicios a Petróleos Mexicanos, ese enfoque hace que se le de importancia internamente a los proyectos de servicios; es decir, al uso adecuado de tecnologías ya existentes. Estos servicios se venden con un margen de ganancia que le permite medio alimentar la investigación al Instituto, pero es nimia la cantidad. Y nunca, ni el PRI ni el PAN, aceptaron en toda la legislatura pasada dar un peso más. Desde

el PRD incluso planteábamos para este año que se le otorgaran 100 millones de pesos adicionales. El Instituto Mexicano del Petróleo maneja 4, 500 ó 4, 600 millones de pesos de presupuesto en recursos propios; démosle pues 100 millones más para relanzar 2 ó 3 líneas de investigación que son tan necesarias en aguas profundas.

Francisco Labastida Ochoa impulsor de una reconversión industrial fallida, aconsejó recientemente a Felipe Calderón que había que aprovechar “nuevas tecnologías” en exploración para reactivar la explotación en yacimientos considerados como agotados, la pregunta es de nueva cuenta, ¿de qué tecnologías hablan?

La industria petrolera es un sector maduro, en cualquier teoría de innovación tecnológica se entiende perfectamente que hay una curva asintótica a partir de la madurez de la industria en cuestión. La tecnología está ahí, hay ciclos experimentales importantes pero no hay las grandes revoluciones. Lo que nos dicen muestra que no tienen la más remota idea de lo que se quiere o de menos no aparece una inquietud interesada. El propio Felipe Calderón en su propuesta de agenda legislativa habla de seguimiento y captura tecnológica, lo que denota una gran ignorancia de la historia de la industria petrolera mexicana.

Pues se olvida que después de la expropiación petrolera ésta estuvo sometida a un feroz boicot, dado el prolongado conflicto con las compañías extranjeras, que sólo se resolvió hasta entrados los años cincuenta, por eso se creó el Instituto Politécnico Nacional y las carreras de ingeniería petrolera y otras, y así México salió adelante con el impulso y generación de sus propias tecnologías.

Pero estos esfuerzos tardan tiempo en consolidarse, recordemos la larga trayectoria que viene desde el Departamento del Petróleo que instituyó Carranza y luego, en 1935, cuando se fundó Petromex que fue la primera empresa pública petrolera, y luego en 1938 con la creación de PEMEX. Es decir, es un largo proceso formativo de cuadros para empujar el desarrollo tecnológico. La pretensión de privatización demuestra que no se entiende lo que significa la industria petrolera en su historia como crisol de la identidad del México moderno.

La producción petrolera nacional tiene como punto de venta primordial a los Estado Unidos, las extensiones de este vínculo, hoy incluso se pretenden ampliar, incluso con un posible abastecimiento de energía eléctrica desde México por la vía de la instalación de plantas generadoras privadas. La Comisión Federal de Electricidad se convierte así en un jugoso botín para la ola privatizadora. ¿En dónde estamos parados actualmente respecto a este rubro?

Nunca como ahora se le había dado tanto impulso a la generación privada. En capacidad instalada estamos hablando del orden del 17%; en la generación,

del 26%. Los generadores privados tienen contratos que obligan a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a comprar toda la electricidad que producen. Dicha producción además se obtiene de plantas de ciclo combinado utilizando gas natural del cual somos además deficitarios, este hecho ha agudizado nuestra dependencia hacia el gas natural como una primera consecuencia; la otra, es que tenemos un margen de reserva que ni Francia tiene, pues se otorgaron tantos permisos de generación que México ahora tiene un 40% de margen de reserva. Cuando en el los países industrializados lo recomendable es alrededor del 22%.

O sea, tenemos mucho más generación de electricidad de la que necesita el país, porque además no crecimos al 7% que se pensó. ¿Qué están haciendo? Pues cerrar plantas de la CFC, con lo cual se va ir agudizando la proporción en aumento que van a representar los generadores privados. Allí tenemos una privatización no silenciosa sino escandalosa en un sector estratégico para el país, que incluso lleva a que la Comisión Federal de Electricidad a pasar por alto los mecanismos de concertación social necesarios para llevar los proyectos a buen término y contrarrestar los desequilibrios de impacto que estos recambios conllevan.

Esto es muy claro en el caso de la construcción de la Parota, en Guerrero; porque se decide la perspectiva de un proyecto, precisamente en momentos en que el margen de reserva está cubierto, por lo que resulta de entrada innecesario; pero además se implementa sin observar los mecanismos de concertación con las comunidades aledañas al área de impacto del proyecto. Para ello la propia Comisión Federal de Electricidad cuenta con un área social, sin embargo, de ella sale una respuesta autoritaria hacia los campesinos de estas zonas con una enorme tradición de lucha. Los resultados de las asambleas de consulta para la construcción de este proyecto hidroeléctrico muestran muy claramente la falta de un consenso real, lo que caracteriza muy bien el desempeño de la CFE a lo largo de este sexenio.

Aún más, incluso en la Ley de Aprovechamiento de las Fuentes Renovables de Energía que se aprobó aquí con el voto en contra del PRD, y que se va impulsar en el Senado, se crea expresamente un fideicomiso que va a subsidiar a las compañías que generen energía eólica; lo que no podría estar mal, pero como esta ley ya está encarrilada y el proyecto de la Venta III que será privado ya está también elaborado, resulta que el gobierno federal estará negociando los llamados “fondos verdes” para darlos como subsidio a empresas privadas. Creo que se ha entrando de plano en el exceso de una voluntad que busca el desmantelamiento de los activos del país.

El punto de fondo está en que esta privatización encubierta busca afanosamente la certeza jurídica que no tiene, a través de modificaciones constitucionales. Por lo que se han utilizado mecanismos por encima de la ley, como la figura de Proyectos de Infraestructura Productiva de Largo Plazo (Pidiregas), de factura zedillista, cuyos resultados han sido fuertemente cuestionados por ser claramente ilegales; o los Contratos de Servicios

Múltiples (CSM), que no resisten el menor análisis en lo que esos contratos de riesgo describen, en términos de la industria petrolera. Primeramente, un contrato de servicios no dura 20 años, luego son contratos riesgo disfrazados. Cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación se pronuncie a fondo sobre esta cuestión, que no lo ha hecho aún, contra lo dicho en declaraciones, ya que sólo se desechó la demanda del senador Bartlett por falta de “interés jurídico” según la interpretación de los abogados. Indudablemente, que esto llama la atención pues si los representantes del pueblo no tienen “interés jurídico” en un asunto tan importante como el patrimonio de la nación, ¿en qué deben tener interés?; pero más allá de esta imprecisión, lo cierto es que hay un juicio de nulidad interpuesto por la Unión Nacional de Trabajadores de Confianza de la Industria Petrolera que sigue su curso. ¿Qué les preocupa a los inversionistas? Que la Corte eventualmente fallara por la anticonstitucionalidad de los Contratos de Servicios Múltiples; es decir, esos contratos serían nulos. Lo que tiene mucha solidez cuando revisamos el Artículo 27 de la Constitución en su párrafo sexto, un poco adelante de donde se establece el dominio de la nación en materia de recursos naturales dice que: “no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que, en su caso, se hayan otorgado”. Por lo que si se revirtieran estos Contratos de Servicios Múltiples, el Estado mexicano no tendría ni siquiera la obligación de indemnizarlos.

¿Por qué seguimos sin abatir el alto costo de los combustibles y la energía eléctrica que tiene para la gran mayoría de los consumidores en México?

Una de las cosas que a mí me gusta es desmitificar ciertas afirmaciones. La gasolina en México es prácticamente la más barata en comparación con cualquier país de la OCDE; hoy incluso más barata que en Estado Unidos. Algo que no le gusta al consumidor es que aumenta mes con mes a ritmo de la inflación, pero eso ha permitido que sea un precio que en términos reales no aumenta tanto, a diferencia de Estados Unidos en donde su costo oscila según el precio del petróleo. Ahora ha disminuido el precio de la gasolina en Estados Unidos pero sigue siendo ligeramente más cara que en México.

El caso del gas es diferente pues tiende a una convergencia hacia el precio de Texas, luego es un gas caro. El movimiento de largo plazo de los precios es alinearse por lo alto, tanto en Europa como en Sudamérica donde los precios eran inferiores, las acciones mismas de nacionalización de Evo Morales van a empezar a presionar los precios hacia arriba.

En el caso del gas natural como en el de gasolinas el problema es que no somos autosuficientes, entonces PEMEX no podría venderlo más barato porque también lo compra más caro. La dinámica de la frontera norte tiene otra lógica, pues al precio que se tenga en uno u otro lado de la frontera responde

la movilidad del consumidor según sea su conveniencia, y cruzan de uno u otro lado para alcanzar los mejores precios.

¿Cuál es el problema? Que no somos autosuficientes, entonces PEMEX compra gas y gasolina más caros y al venderlos pierde por partida doble.

Los precios domésticos de la electricidad no son muy baratos, estamos como a media tabla en los precios de la OCDE, y los precios industriales están igual.

Siempre he sostenido que uno de los grandes problemas de este país es que no tenemos una burguesía shumpeteriana, una burguesía innovadora; lo que tenemos es una burguesía acostumbrada a que le den las mejores condiciones.

Estados Unidos en este sentido es el escenario de la competencia plena, pues no sólo compiten con empresas de casa sino con empresas europeas. Empresas europeas que pagan mucho más caros los energéticos, la gasolina cuesta el triple en Gran Bretaña, pero además es un país productor de petróleo, que lo vende caro además, la energía eléctrica tiene también un alto costo. Los salarios y los impuestos son elevados también. ¿Por qué pueden competir? Porque invierten en innovación tecnológica, en México son contadas las empresas que lo hacen: el Grupo Carso, Condumex, Cemex; son contadas las que invierten y desarrollan procesos tecnológicos de vanguardia que les permiten ser competitivas. Los empresarios mexicanos en su gran mayoría quieren energéticos regalados, mano de obra casi al punto de la esclavitud y casi cero impuestos.

En materia de transparencia y acceso a la información, al parecer aún hay poca disponibilidad para poner al alcance de los ciudadanos los datos precisos sobre muchos de los rublos en relación a la temática energética. Esto dificulta mucho la accesibilidad a información oportuna y precisa para la investigación y la toma de decisiones. ¿Qué retos tenemos aún a este respecto?

Creo que hay que hacer reformas más profundas a las leyes generales de transparencia y acceso a la información, y precisar a mayor detalle qué es y no confidencial. Por ejemplo, en el proyecto de inyección de nitrógeno, hay quien ha solicitado las licitaciones o contratos, y se niega de entrada la información al respecto.

Para hacer las leyes generales más precisas en un sector en donde lo político, lo técnico y lo administrativo están muy imbricados, se tiene que hacer un apartado especial sobre lo que sí se debe entregar en cada caso con mucha claridad. Lo mismo que se tiene que revisar la organización interna en lo que toca a los flujos y disponibilidad de la información, porque la transparencia no es sólo hacia fuera, sino al interior también de un ala del organismo frente a otra que en nuestra materia son organismos gigantescos con decenas de miles de procedimientos. Y si es oscuro u opaco para los de adentro lo es más para

los de afuera, mucho más tratándose de ciudadanos. En eso se tiene que avanzar mucho. En términos de transparencia PEMEX ha avanzado mucho, más que la CFE.

La Comisión Federal de Electricidad es mucho menos transparente, incluso en algunas obligaciones de ley tiene incumplimientos; en lo que toca al presupuesto de este año, por ejemplo, tenían que mandar una estructura de subsidios que no han enviado todavía. Falta mucho por hacer en el sector, pero en la CFE es notorio el retraso. No se diga en La Compañía de Luz y Fuerza del Centro que requiere una urgente reestructuración que mejore su funcionamiento y termine con su corrupción que es ya una gangrena más que visible allí.

Fluvio César Ruíz Alarcón es originario de Coatzacoalcos, Veracruz; donde realizó sus estudios básicos. Posteriormente, cursó la licenciatura en Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, y la maestría en Ingeniería de Exploración Petrolera en la Facultad de Ingeniería de la misma Universidad Nacional. Estudió la maestría en Economía de la Energía en la Universidad Pierre Mendes-France de Grenoble, Francia; y el doctorado en Economía del Petróleo en la Universidad de La Sorbona de París, Francia.

Ha publicado diversos artículos sobre temas científicos, políticos y económicos en periódicos y revistas en México, Estados Unidos, Francia, Italia y Noruega. Ha sido ayudante de investigación en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, profesor de Álgebra Líneal en la Universidad Panamericana, asesor en la Comisión de Protección Civil de la ALDF, instructor técnico y subjefe del Departamento de Capacitación Regional del Instituto de Capacitación Ferrocarrilera. Actualmente, es asesor en política energética del Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados y colabora en las revistas “Coyuntura” de México y “LatinAmerika” de Noruega. En noviembre de 2005 fue galardonado como coautor del mejor artículo técnico del VIII Congreso de la Asociación Mexicana para la Economía Energética.

Siendo estudiante, presidió la sociedad de alumnos de la escuela secundaria y de bachilleres “General Miguel Alemán González”, en Coatzacoalcos; fue miembro del Consejo Estudiantil Universitario de la UNAM, consejero técnico de la Facultad de Ciencias y delegado al Congreso General Universitario.

Desde los 14 años de edad ha militado en la izquierda, iniciando en los partidos Mexicano de los Trabajadores y Mexicano Socialista. En el Partido de la Revolución Democrática ha sido varias veces representante ante los órganos distritales del IFE, consejero local del DF y presidente distrital. Recibió la medalla “Benita Galeana” por sus aportes como militante al PRD en la Delegación Benito Juárez del DF.