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Esta publicac;:ao teve o apoio de: - Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (España), através do projecto «Imperios de papel: textos, cultura escrita y religiosos en la configuración del Imperio portugués de la Edad Moderna (1580-1668)>>. HAR2014-52693-P. - CHAM (NOVA FCSH-UAc) através do pro;ecto estratégico financiado pela FCT (UID/HIS/04666/2013) - Casa de Velazquez Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (séculos XVI-XVIII) Dinamicas imperiais e circulac;ao de modelos político-administrativos Ángela Barreto Xavier, Federico Palomo e Roberta Stumpf (organizadoras) Imprensa de Ciencias Sociais

 · Esta publicac;:ao teve o apoio de: - Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (España), através do projecto «Imperios de papel: textos, cultura escrita . y . religios

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  • Esta publicac;:ao teve o apoio de:

    - Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (España), através do projecto «Imperios de papel: textos, cultura escrita y religiosos en la configuración del Imperio portugués de la Edad Moderna (1580-1668)>>. HAR2014-52693-P.

    - CHAM (NOVA FCSH-UAc) através do pro;ecto estratégico financiado pela FCT (UID/HIS/04666/2013)

    - Casa de Velazquez

    Monarquias Ibéricas em Perspectiva

    Comparada (séculos XVI-XVIII)

    Dinamicas imperiais e circulac;ao de modelos político-administrativos

    Ángela Barreto Xavier, Federico Palomo e Roberta Stumpf

    (organizadoras)

    Imprensa de Ciencias Sociais

  • Imprensa de Ciencias Sociais

    UNIVERSIDADE DE LISBOAULISBOA

    Instituto de Ciencias Sociais

    da Universidade de Lisboa

    Av. Professor Aníbal de Bettencourt, 9

    1600-189 Lisboa -Portugal

    Telef. 21 7804700 - Fax 217940274

    www.ics.ul.pt/imprensa

    ímprensa@ícs.ul.pt

    Instituto de Ci€ncias Sociais - Cataloga;ao na Publica;ao

    Monarquías ibéricas em perspectiva comparada (sécs. xyI-XVIlI) : dinamicas

    imperiais e circula\;áo de modelos administrativos / org. Angela Barreto Xavier,

    Frederico Palomo e Roberta Stumpf.

    - Lisboa: ICS - Imprensa de Ciencias Sociais, 2018.

    ISBN 978-972-671-508-5

    CDU 94(469)

    © Instituto de Ciencias Sociais, 2018

    Conce;ao gráfica: Joáo Félix - Artes Gráficas

    Capa: Mirio Félix

    Revisao: Levi Condinho (portugues) e Elisa García Prieto (espanhol)

    Im/mls.wl0 e acabamento: Gráfica Manuel Barbosa & Filhos, Lda.

    Depósito legal: 448217/18

    1," I'tlir¡lo,' nc,.,l~mbl'O de 2018

    "" Indice Os autores................................................................................................ Pensar as Monarquías Ibéricas de forma comparada ................. ;........

    Ángela Barreto Xavier, Federico Palomo e Roberta Stumpf

    11

    17

    Parte 1 Quadros político-administrativos

    1. A estrutura territorial das monarquías ibéricas.................................. Pedro Cardim eAntónio Manuel Hespanha

    2. El Patronato Real en la América Hispana: fundamentos y prácticas Ignasi Fernández Terricabras

    3. O padroado da coroa de Portugal: Fundamentos e práticas ............. Ángela Barreto Xavier e Fernanda Olival

    51

    97

    123

    Parte 11 A administra~ao civil

    4. Prácticas de gobierno: instituciones, territorios y flujos de comuni-CAción en la Monarquía Hispánica ..........................................................

    María Victoria López-Cordón Cortezo 5. As instituis;óes civis da monarquia portuguesa na Idade Moderna: centro e periferia do império...................................................................

    Maria Fernanda Bicalho e Nuno Gonfalo Monteiro 6. Las poco y las más repúblicas. Los gobiernos indios en la América española ....................................................................................................

    Ana Díaz Serrano 7. O império portugues face as instituis;óes indígenas (Estado da .fndia, Brasil e Angola, séculos XVI-XVlIl)................................................

    Catarina Madeira-Santos

    163

    209

    237

    271

    mailto:�mprensa@�cs.ul.ptwww.ics.ul.pt/imprensa

  • Nuno Camarinhas Pilar Ponce

    Capítulo 10

    Justicia y letrados en la América Ibérica: administración y circulación de agentes en perspectiva comparada

    Introducción

    A lo largo de la última década se ha ido poniendo de manifiesto un creciente interés por la historia de los imperios europeos, especialmente bajo la luz de la llamada Atlantic History y de la World History,1 adoptando algunos de ellos una perspectiva

    David Abemethy, The Dynamics of Global Dommance: European Overseas Empires, 1415-1980 (New Haven: Yale University Press, 2000); Felipe Femández-Armesto, «Los imperios en su contexto global, c.1500-1800», en Las tinieblas de la memoria. Una reflexi6n sobre los imperios en la Edad Moderna. Debate y perspectivas. Cuaderno de Historia y Ciencias Sociales n.o 2, coord. M. Lucena Giraldo (Madrid: 2000), 27-45; Jack P. Greene y Philip D. Morgan, eds., Atlantic History: A Critical Appraisal (Nueva York: Oxford Univ. Press, 2009); Bernard Bailyn y Patricia L. Denault, eds., Soundings in Atlantic History: Latent Structures and Intellectual Currents, 1500-1830 (Cambridge: Univ. Press, 2009); Jane Burbank y Frederick Cooper, eds., Imperios. Una nueva visi6n de la Historia universal (Barcelona: Crítica, 2010); Serge Gruzinski, Las cuatro partes del mundo: historia de una mundializaci6nI (México D. E: Fondo de Cultura Económica, 2010).

    351

    I

  • Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    comparada.2 Sin embargo, lo que sería un esfuerzo por ampliar los horizontes de análisis a grandes extensiones territoriales vinculadas en sus procesos históricos, en ocasiones no acaba de alcanzar la comprensión de realidades exteriores a la tradición historiográfica anglosajona.3 Realidades complejas como las de las monarquías ibéricas, tanto en su configuración europea como en las ultramarinas, quedan con frecuencia fuera del alcance de esos procesos.

    Simultáneamente, en ambos lados del Atlántico, pero al margen del mundo anglosajón, otros proyectos han planteado repensar el mundo atlántico desde una perspectiva próxima a la nueva historia política lanzada a mediados de la década de los 80 en torno a autores como Antonio M. Hespanha o Bartolomé C1avero.4 Este enfoque ha ganado en los últimos años un notable impulso a través de diferentes publicaciones en las que se plantea la visión de los imperios ibéricos como un conjunto de redes de relaciones económicas, políticas, jurídicas y sociales, capaces de articular diferentes sociedades y poderes autónomos e, incluso, hasta impulsos conflictivos.5 El foco

    2 Pedro Pérez Herrero, América Latina y el colonialismo europeo. Siglos XVI-XVII (Madrid: Ed. Síntesis, 1992); Guillermo Céspedes del Castillo, «Formas de la expansión europea en América», en Historia General de América Latina, vol. Ir, El primer contacto y la formación de las nuevas sociedades (París: UNESCO - TROTTA, 2012), 71-88; Gérard R. Bouchard, Génesis de las naciones y culturas del Nuevo Mundo (México: FCE, 2003); John Elliott, Imperios del Mundo Atlántico. Españay Gran Bretaña en América (1492-1830) (Madrid: Taurus, 2006); J ohn Elliott, El AtUntico español y el Atlántico luso: Divergencias y convergencias (Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo de Gran Canaria, 2014); S. Subrahman7 yam, Impérios em concorrencia. Histórias conectadas nos séculos XVI e XVII (Lisboa: Imprensa de Ciencias Sociais, 2012); Pedro Cardim y José Luis Palos, El mundo de los virreyes en las monarquías de España y Portugal (Madrid: IberoamericanaVervuert, 2012).

    3 António Manuel Hespanha, «The Legal Patchwork of Empires», Rechtsgeschichte- Legal History, n.O 22 (2014): 303-314.

    4 António Manuel Hespanha,As Vésperas do Leviathan. Instituifoes e poderpolítico - Portugal, século XVII (Coimbra: Almedina, 1994); Bartolomé Clavero, Tantas personas como estados. Por uma antropologia polftica da história europea (Madrid: Tecnos, 1986).

    5 J oao Fragoso, Maria Fernanda Bicalho y Maria de Fátima Gouvea, orgs., Amigo Regime nos trópicos: a dindmica imperial portuguesa (séculos XVI-XVIll) (Rio de Janeiro: Civ. Brasileira, 2001); Óscar Mazín Gómez y José Javier Ruiz Ibáñez, eds., Las Indias Occidentales. Procesos de incorporación territorial a las Monarquías Ibéricas (México, El Colegio de México, 2012); Pedro Cardim et al., eds., Polycentric Monarchies: How did Early Modern Spain and Portugal

    352

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    'ain and Portugal

    Justicia y letrados en la América Ibérica

    de atención pasó a centrarse en las relaciones entre el centro político y sus territorios ultramarinos y en las relaciones entre los diferentes espacios que constituían los dominios más allá de los mares. Asimismo, en otra línea de análisis, redes mercantiles fueron identificadas a partir de la creación de feitorias capaces de mantener y coordinar tales redes a lo largo y ancho de los imperios.6 Otros estudios han puesto de manifiesto cómo una singular coexistencia de centralización administrativa con un amplio margen de autonomía para los oficiales reales caracterizaba la gestión de los territorios ultramarinos ibéricos'! Así, propuestas en torno a la idea de la existencia tanto de una constelación de poderes como de un acentuado casuismo jurídico se han ido aplicando al análisis de la gestión de los espacios ibéricos de ultramar. El concepto de redes ha sido aplicado más recientemente a la propia administración política de los territorios, especialmente en la identificación de redes clientelares que promovieron el nombramiento de individuos para lugares clave de la administración ultramarina.8 De hecho, algunas de las investigaciones más recientes e innovadoras se han desarrollado en torno a las redes de comunicación política entre el centro y la administración ultramarina.9

    En los últimos años, asimismo, se han venido produciendo diferentes iniciativas para el desarrollo de investigaciones conjuntas entre investigadores de Portugal, España, México, Argentina, Italia, Francia y Brasil, los cuales, superando clásicos enfoques nacionales, han contribuido a alcanzar una visión más amplia e integrada de las monarquías ibéricas en la Edad Moderna; en esta línea se inscribe el proyecto de investigación que dio lugar al presente libro .

    Achieve and Maintain a Global Hegemony? (Eastbourne: Sussex Academic Press, 2012).

    6 Vitorino M. Godinho, Os Descobrimentos e a Economia Mundial, 4 vols. (Lisboa: Presenlta, 1981-1983) j Margarita Suárez, Desafíos transatldnticos: mercaderes, banqueros y el estado en el Perú virreinal, 1600-1700 (Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú - Instituto Riva-Agüero, 2001).

    7 Charles R. Boxer, The Portuguese Seabome Empire: 1415-1825 (Nueva York: Knopf,1969).

    8 Joao Fragoso y Maria de Fátima Gouvea, orgs., Na trama das redes: política e neg6cio no império portugués, séculos XVI-XVIJI (Río de Janeiro: Civ. Brasileira, 2010).

    9 Joao Fragoso y Nuno Gon~o Momeiro, orgs, Um reino e suas repúblicas no AtUntico: comunicafoes polfticas entre Portugal, Brasil eAngola nos séculas XVII e XVIII (Río de Janeiro: Civilizaltao Brasileira, 2017).

    353

  • Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    Por último, la reflexión sobre los procesos de reproducción de órdenes simbólicas fuera de su territorio de origen - un proceso en el que están implicados tanto los actores,como los artefactos e ideas - se ha desarrollado entre algunos historiadores del derecho. Para comprender tales procesos resulta necesario observar y analizar la circulación y reproducción de ideas, trasferencias y traducciones; a este respecto, el diálogo entre las ciencias jurídicas y la historia en un ámbito más amplio de las ciencias sociales y de los estudios culturales ha sido especialmente fructífero. 10 El presente texto se inscribe en algunas de estas líneas de reflexión.

    Tras presentar una visión de conjunto de la organización del sistema judicial implantado por España y Portugal en los territorios nuevamente incorporados, el foco de atención de las siguientes páginas se centrará en la magistratura letrada portuguesa y española en la Edad Moderna, analizando tanto las vías de acceso a la judicatura como sus mecanismos de promoción y, especialmente, los itinerarios y la intensidad de su circulación por los diversos espacios ultramarinos que componían sus respectivas coronas. l1 El interés que presenta este fenómeno viene dado por el hecho de que en la revisión que se está llevando a cabo sobre la naturaleza de las monarquías ibéricas, sobre sus mecanismos de integración y de pervivencia, se ha planteado la consideración de que el vasto conglomerado de territorios que las integraban pudo mantenerse unido durante siglos en buena medida gracias a la circulación de un contingente de personas, objetos e ideas que, al desplazarse de un punto a

    10 Symposium «La formación de espacios jurídicos iberoamericanos», en XVII Intemational Congress ofAhila (Berlin, septiembre 2014).

    11 Las reflexiones que presentaremos a continuación proceden del estudio realizado en torno a los 4513 individuos que componen la magistratura letrada portuguesa entre 1620-1800 y, del seguimiento de las carreras administrativas de 86 letrados como fiscales, oidores o presidentes en el virreinato peruano entre 1598 y 1700, muestra que supone un tercio del total de magistrados (277) que ejercieron en las audiencias de Santa Fe, Quito, Chacas y Lima: Nuno Camarinhas, Juízes e administrafáo da justifa no Antigo Regime. Portugal e o império colonial, séculos XVII-XVIII (Lisboa: Gulbenkian/FCT, 2010); Nuno Camarinhas, «Justice admÍnistration in early modern Portugal: Kingdom and empirein a bureaucratic continuum», PortugueseJoumal ofSocial Sciences, vol. 12, n.o 2 (2013): 179-193; Pilar Ponce Leiva, «La argamasa que une los reinos: gestión e integración de las Indias en la Monarquía Hispánica, siglo XVII», Anuario de Estudios Americanos, 74, 2 (Sevilla julio-diciembre, 2017) 461-490.

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    otro de los imperios, dieron cohesión y solidez a una construcción que en diversos momentos y por diferentes factores podría haberse disgregado en múltiples unidades Y Una parte esencial de ese conglomerado fueron los agentes de la administración - civil y eclesiástica -, como gestores de la negociación o el conflicto sobre los que se asentaba el ejercicio del gobierno. Junto a los agentes, viajan libros y papeles (procesos y memoriales), que también contribuyen al establecimiento de redes que no fueron sólo personales, sino también de comunicación.

    Organización del sistema judicial implantado por España y Portugal

    Derecho indiano y Derecho europeo

    El sistema judicial implantado en la América Hispana desde finales del siglo xv, tanto desde el punto de vista normativo como administrativo, procedió fundamentalmente del derecho castellano a través de un «proceso de replicación».13 Al cuerpo central de normas vigentes en Castilla14 se unió una abundante legislación dictada específicamente para Indias, posteriormente recogida en la Recopilación de Leyes de Indias publicada en 1680. Hubo, por lo tanto, una legislación indiana que no se aplicaba en Castilla y; una legislación castellana que no se aplicaba en Indias (ya que en 1614 se declaró que las nuevas leyes que se dictasen para Castilla solo regirán en Indias cuando expresamente así se ordenase). A través del derecho castellano llegaron a América, asimismo, concepciones e instituciones jurídicas de origen no español, pero asimiladas por el derecho castellano: el ius commune formado en la Baja Edad Media, el Derecho

    12 Mazín Gómez y Ruiz Ibáñez, Las Indias Occidentales ... , 10. \3 Carlos Garriga, "Patrias criollas, plazas militares: Sobre la América de

    Carlos IV», Horizontes y convergencias, 2009 (disponible en línea: http://horizontesyc.com.ar/?p=3551).

    14 Nueva Recopilación de las Leyes de Castilla, de 1567 (que incluye las Leyes de Toro); las Ordenanzas Reales de Castilla u Ordenamiento de Montalvo, de 1484; el Ordenamiento de Alcalá, de 1348, y el Código de las Siete Partidas, elaborado a mediados del siglo XIII y promulagado en 1348. Véase Antonio Dougnac Rodríguez, Manual de Historia del Derecho Indiano (Mexico: UNAM, 1994), 16.

    355

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  • .

    I

    Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    natural tal y como lo concibe Santo Tomás de Aquino y desarrollan los teólogos españoles y, el derecho canónico.15

    La idea clave sostenida en múltiples informes y memoriales llegados al Consejo de Indias, especialmente durante la primera mitad del siglo XVI, fue que la realidad americana resultaba difícilmente compatible con unas normas legales rígidas y, además, pensadas para contextos y medios geográficos muy diferentes a los indianos. Resultaba imprescindible para el 'buen gobierno, por lo tanto, estimar por encima de todo las circunstancias (de persona, tiempo y lugar) que rodeaban al caso. Desde tal perspectiva, el casuismo - tan denostado por la concepción sistemática del Derecho -, no equivalía a caos, sino a la adaptabilidad y el pragmatismo que las nuevas ocasiones requerían: de ahí que se convirtiera en un elemento propio de la legislación indiana dictada en la Península.16

    Unida a la Monarquía Hispánica como consecuencia de la crisis de sucesión de 1580, la Corona portuguesa mantuvo su autonomía en la administración tanto del reino de Portugal como de sus territorios ultramarinos.!7 Ese gobierno recibió una importante influencia reformadora de los Austrias pero, en términos generales, se mantuvo su especificidad. Tal especificidad es visible en el hecho de que en sus dominios ultramarinos, especialmente en Brasil, rigió el mismo derecho que en el reino de Portugal, o sea, la legislación compilada en las Ordenafoes. La única excepción sería la India, donde D. Manuel I promulgó en 1520 unas Ordenafoes da Índia. 18 Solo a partir de comienzos del siglo XVIII territorios como Brasil conocerán el desarrollo de una política administrativa más estructurada. Incluso en ese momento, la legislación de base fue la contenida en las Ordenap3es

    15 Alfonso Garcfa Gallo, «El pluralismo jurídico en la América Española, 1492-1824», en Los ortgenes españoles de las instituciones americanas. Estudios de Derecho Indiano (Madrid: Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, 1987), 303.

    16 Víctor Tau Anzoátegui, Casuismo y sistema. Indagaci6n hist6rica sobre el espíritu del Derecho Indiano (Buenos Aires: Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho, 1992), 33.

    17 Cuando en la historiografía portuguesa se habla de «reino» (con o sin el apelativo de Portugal), se da por sentado que se trata de la parte de Portugal correspondiente a la península ibérica. En la historiografía española e hispanoamericana, sin embargo, cuando se habla de España se alude al territorio de la Monarquía Hispánica que corresponde a la península ibérica. El «reino» en la historiografía portuguesa corresponde a la «Península» en la historiografía americanista.

    18 Ordenafoes da India (s. l., s. n., despues del 8 de septiembre de 1520).

    356

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    Monarquías Ibérícas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    regular las tierras recién incorporadas a la Corona de Castilla, 10 cual no significa que tal conjunto se implantase de una vez.

    En 1511 se creó la primera Audiencia de las Indias, en Santo Domingo, por expresa petición de los vecinos de La Española, por los «muchos gastos y expensas que los vecinos y moradores yestantes en las dichas Indias han hecho hasta aquí en venir en grado de apelación por cualquier cantidad que fuere, y los que harían si no se remediase».2o El tribunal se implantó, por lo tanto, a petición de los vecinos y para cubrir sus necesidades. Más que parecerse a las Audiencias y Chancillerías de Valladolid y Granada, hasta 1526 este tribunal fue equiparable a las audiencias regionales de la Península (Galicia, Sevilla, Canarias); su creación - como la de Galicia estuvo determinada por coyunturas políticas, y no había diferencia entre los jueces de lo criminal y lo civil (a diferencia de las Audiencias de Valladolid y Granada donde la competencia civil estaba en los oidores y la criminal en los alcaldes de corte). 21 A partir de 1526, cuando la Audiencia de Santo Domingo se convirtió en Chancillería (es decir, cuando recibió el sello real), representó a la persona del monarca y tuvo facultad para dictar provisiones, produciéndose un conflictivo solapamiento de competencias de justicia y gobierno que iría posteriormente resolviéndose.

    El periodo de gobernaciones capituladas con particulares (1520-1540) dio lugar a un mosaico de circunscripciones - vagas y contradictorias en las cuales los titulares de las capitulaciones tenían las atribuciones de gobernador, capitán general, adelantados y alguacil mayor, rigiéndose por las normas dictadas en Castilla en 1500 para los corregidores. Hasta 1535 o 1540 el gobierno y la justicia fueron ejercidos por diferentes vías; a través del virrey (Colón padre e hijo) al que se le fueron cercenando atribuciones, a través de gobernadores (capitulaciones) y a través de audiencias con competencias de gobierno (bien por delegación real, bien por ausencia de los titulares del gobierno Colón y Cortés). A partir de entonces (1535-1540) el sistema de justicia y gobierno se estructuró en torno a virreyes, audiencias-gobernadoras, gobernadores, alcaldes mayores y corregidores, sistema que se trasladará a Filipinas en 1564, quedando jurisdiccionalmente incluida en el virreinato de Nueva España.

    20 Dougnac, Manual de Historia ... , 549. 21 Dougnac, Manual de Historia ... , 549.

    358

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    Una vez concluido el ciclo de conquista de los territorios más densamente poblados de la América hispana (c. 1535), el sistema judicial quedó organizado en doce provincias mayores, formada cada una por el distrito de una audiencia. Las Leyes Nuevas de 1542 tuvieron una destacada función en la 'implantación del modelo judicial castellano en las Indias. Hasta entonces, a pesar de que recibieran el sello real (si bien es cierto que con algunas restricciones de uso), las audiencias que se habían ido creando no tenían, en rigor, la condición de tribunales supremos, que sólo obtuvieron cuando en ese año quedaron jurisdiccionalmente equiparadas a las Chancillerías castellanas.22 Las audiencias - tribunales superiores de justicia compuestos por un número variable de jueces profesionales (presidente, oidores y fiscal) y diversos agentes de menor categoría-, coexistían con jueces de primera o segunda instancia como alcaldes ordinarios, corregidores, alcaldes mayores y gobernadores -, en su mayoría no letrados.

    En el proceso histórico de implantación de audiencias en la América hispana llaman la atención dos fenómenos aparentemente contradictorios: por un lado la rápida implantación de tribunales de justicia - casi todos ellos instaurados en el siglo XVI y, en muchos, la persistencia de grandes territorios sin autoridad judicial propia: tales serían los casos de Buenos Aires, cuya audiencia solo funcionó entre 1661 y 1673 pasando el territorio a la jurisdicción de Charcas hasta 1783; Cuzco dependiente asimismo de Charcas hasta 1787; y Caracas que no tuvo audiencia hasta 1768. Cuba, uno de los primeros territorios en ser colonizados, no tuvo audiencia propia hasta 1831.

    En el ámbito portugués

    Pocas décadas después del poblamiento de las Azores (1439) y Madeira (c. 1425), los donatarios de esos territorios reciben a los primeros juízes em correiftio Gueces de comisión). Estos nombramientos

    22 Guillermo Céspedes del Castillo, «La organización institucional», en Historia general de América Latina, vol. 3, tomo 1, Consolidación del orden colonial, eds. Castíllero y Kuethe (Valladolid - París: Trotta - Ediciones UNESCO, 2000), 33; Carlos Garriga, «Las Audiencias: la justicia y el gobierno de las Indias», en El gobierno de un mundo. Virreinatos y Audiencias en la America Hispana, coord. F. Barrios Pintado (Cuenca: Universidad de Castilla - La Mancha I Fundación Rafael del Pino, 2004), 739.

    359

    http:castellanas.22

  • Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    no tuvieron, inicialmente, carácter regular y no se inscriben en una estructura administrativa establecida en virtud de la ausencia de un verdadero aparato judicial sobre el terreno. En las donatarias de los archipiélagos atlánticos, la Corona confirió privilegios de carácter económico, judicial y fiscal al donatario, reservándose un conjunto de derechos inalienables relacionados con la propia naturaleza del poder real, tales como los asuntos de guerra y paz, la jurisdicción en crímenes más graves y la acuñación de moneda. Competía a los donatarios administrar la justicia en sus territorios, quedando reservada a los jueces letrados enviados por la Corona funciones esencialmente de fiscalización y control. Un segundo foco en la expansión de la justicia letrada tendrá lugar, casi simultáneamente, en la India y Brasil, con la figura de las ouvidorias-gerais (equivalente a los corregimientos o alcaldías mayores hispanos) establecidas en la década de 1540. En la India, la intención fue crear un tribunal da relafao (equivalente a la audiencia hispana), que sería el primero implantado fuera del territorio peninsularY En realidad, la primera configuración del Tribunal da Relafao de Goa giraba en torno á: la figura de un OuvidorGeral, auxiliado por dos letrados y por el chanceler. El primer juez letrado enviado por la Corona a Brasil llegó en 1549, con el estable

    , cimiento del Gobierno General de Tomé de Sousa. En esta primera fase, cuando el tejido administrativo local aun estaba delegado 'en las autoridades donatarias casi en su totalidad, estos ministros letrados tenían una intervención muy puntual, enfocada a la resolución de los casos más graves de desvío en relación a las normas vigentes.

    Con la dinastía de los Austrias en 1580, se introduce un conjunto de reformas en el aparato judicial portugués; por un lado se intenta dar respuesta a las peticiones continuamente presentadas en las Cortes de Portugal por amplios sectores de población del reino y, por otro 'aumentar la eficiencia y racionalidad de la administración de justicia. Tal objetivo se verifica sir duda en el reino, donde se crea la Relafao de Oporto y es reformada la Casa da Suplicafao. En Brasil, se crea una Relafao en Bahía en 1609, yen la India la Relafao de Goa

    23 «Primeiro Regimento, que trouxerao a estas partes da India os Doutores Francisco Toscano, chanceller e Provedor mór dos defuntos, e Simáo Martins, Ouvidor Geral e Juiz dos feitos del-Reí, pelo qual se ordenou a Rela~ao que ora nellas ha», en Archivo Portuguez-Oriental, ed. Joaquim Heliodoro da Cunha Rivara, fase. V, parte 1 (Nova Goa: Imprensa Nacional, 1865), 177-182.

    360

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    recibe una nueva normativa en 1581. Entre 1610 y 1620 se extiende la presencia de jueces letrados a dos puntos de la costa occidental africana: Angola, que pasa a tener un ouvidor a partir de 1609, y Santo Tomé, igualmente con un ouvidor en 1610 y nueva normativa en 1613.

    A fines de la década de 1620 arranca un proceso de creación de ouvidores en diferentes capitanías de Brasil. Río de Janeiro y Maranhao son los primeros lugares en recibir a estos magistrados, en 1619, mientras que Bahía ya tenía un Ouvidor-Geral. La jurisdicción de estos ouvidores era semejante a la de sus congéneres de África.24

    Hasta mediados del siglo XVII, la trama de oftvidores se fue expandiendo por zonas muy diversas de los dominios portugueses: Malaca (1630), Macao (1642), Mozambique (1648), en la esfera de influencia del Estado da Índia, y Mazagáo (1657) en el norte de África. Al mismo tiempo, en la América portuguesa se implantan nuevas ouvidorias: Bahía (1630), Pernambuco (1646) y Pará (1653). Este movimiento muchas veces acompaña - y en muchos casos hasta precede - al pr?ceso de transformación de las capitanías hereditarias en capitanías reales, a través de su revisión o de su adquisición por la Corona. De esta forma los territorios que habían sido concedidos a los donatarios para promover su poblamiento y explotación, regre,. saron a la Corona, que pasó a nombrar sus oficiales por periodos de tres años. Los jueces letrados fueron formando parte de esas instancias enviadas desde el centro para participar en el gobierno de los puntos más dinámicos de su ultramar.

    Paralelamente a la creación de jurisdicciones letradas ultramarinas se produce, en la primera mitad del siglo XVII, la creación de las primeras plazas de juiz de ¡ora en ultramar, aunque Brasil no comenzó a recibirlos hasta comienzos del siglo XVIII. Inicialmente surgieron en los principales centros urbanos (Bahía en 1696, Olinda en 1700 y Río de Janeiro en 1701), y a partir de 1720 se extendieron a las regiones que adquirieron dinamismo a partir de la minería y su trasporte: Santos (1713), Ítu (1726), Ribeiráo do Carmo/Mariana (1731). Esta

    24 «Regimento do Ouvidor do Río de Janeiro, Espírito Santo e Sao Vicente» de 5 de Junio de 1619, en Collecfao Chronologica da Legislafao Portugueza, vol. II, ed. José Justino de Andrade e Silva (Lisboa: Imprensa de J. J. A. e Silva, 1854-1859),382 Yss.; «Regimento do Ouvidor do Maranhao» de 7 de noviembre de 1619, en Silva, Collecfáo Chronológica... , 387 Y ss.

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  • Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    expansión se integra en una acelerada creación de lugares letrados en Brasil, sobre todo a través de nuevas ouvidorias, que a mediados del siglo XVIII se extienden ya por todo Brasil.

    Durante más de un siglo, a pesar de un período de abolición de la Relafao da Bahia (1626-1652), toda la América portuguesa estuvo bajo la jurisdicción de un solo tribunal, desde donde fueron enviados varios magistrados a África en diferentes comisiones a lo largo del siglo XVII, lo que demuestra los lazos que unieron a ambas regiones bajo el dominio portugués.25 A partir de 1730 comenzaron a levantarse voces que reclamaban la creación de un segundo tribunal da relafao en Brasil, que finalmente fue establecido en 1751, en Río de Janeiro.26

    Jerarquía de las instancias judiciales

    Tanto en la España peninsular como en la América hispana las audiencias fueron los tribunales supremos dentro de su jurisdicción; entendían en causas civiles y criminales, en primera instancia en casos de corte y en grado de apelación en las sentencias dictadas por gobernadores, alcaldes mayores, corregidores y alcaldes ordinarios. Solo en casos excepcionales y en recursos de fuerza (casos eclesiásticos) se podía apelar ante el Consejo de Indias. Entre las múltiples atribuciones de las audiencias27 se encontraba la de sentenciar los juicios de residencia de los oficiales nombrados por los virreyes (no así en los nombrados por el rey).

    25 Stuan B. Schwartz, Burocracia e sociedade no Brasil colonial (Sao Paulo: Editora Perspectiva, 1979), 203. El autor cita el caso de Antonio Rodrigues Banha, enviado a Luanda para tomar la 'residencia del gobernador cesante de Angola, en 1684.

    26 «Regimento da Relar;ao do Rio de Janeiro» de 13 de octubre de 1751, en Collecfao da Legislafao Portugueza desde a última Compilafáo das Ordenafóes. vol. 1 (legislar;áo 1750-1762), ed. António Delgado da Silva (Lisboa: Typografia Maigrense, 1830), 102-119. El preambulo del regimiento refiere la respuesta a la propuesta de 1733 y a la oferta hecha por los municipios del Sur para cubrir los gastos del nuevo «tribunal de relar;ao». Pero el rey entendió que la Corona debía pagar la creación del tribunal y los salarios de sus magistrados (

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    Solo los miembros de las audiencias (los agentes con más alto nivel de profesionalización de la administración indiana) yeventualmente los alcaldes mayores eran letrados, por lo que tanto los adelantados, gobernadores y corregidores, como los alcaldes ordinarios solían actuar bajo el asesoramiento de un letrado. Como en todo procedimiento judicial, los pleiteantes debían agotar las instancias inferiores antes de apelar a las audiencias, por lo que las gobernaciones y alcaldías mayores se configuraron como instancias intermedias entre los jueces ordinarios y el alto tribunal.Z8 Los corregidores, como justicias mayor en su distrito y jueces de primera o segunda instancia en asuntos civiles y criminales, entendían en las causas que implicaban tanto a indígenas entre sí, como a indígenas con otros colectivos étnicos. El hecho de que los corregidores presidieran los cabildos en las principales ciudades llevó a que acabaran asumiendo las competencias de justicia de los alcaldes ordinarios elegidos por el vecindario, quienes no tenían jurisdicción en causas criminales, ni facultad para imponer penas de muerte o destierro.29

    Según el sistema judicial expuesto, en conclusión, cualquier pleito podía verse cuando menos en tres instancias: primera, vista (apelación) y revista (suplicación) en las audiencias, pero podía haber alguna más antes de llegar a las mismas, ya que el pleiteante podía apelar del corregidor ante la audiencia y del alcalde ordinario ante el alcalde mayor o gobernador.3o

    En la América portuguesa la estructura jurisdiccional no difiere mayormente de la existente en la América hispana. Como jurisdicciones supremas se encuentran los tribunales de Relafao de Bahía y, mas tarde, de Río de J aneiro. Reproduciendo el modelo de la Casa da Suplicafao y su adaptación ultramarina que era la Relafao de Goa, los tribunales estaban compuestos por jueces letrados o desembarga

    . dores (equivalente a los oidores hispanos). Al contrario de los jueces de las instancias inferiores, estos jueces lo eran permanentemente y gozaban de una serie de privilegios acordes con su grado. La implant~ción de tales tribunales se justificó por la necesidad de administrar justicia en Brasil con igualdad a todos los vecinos, y para liberarles de

    28 RLI, lib. 5, tit.12; Garriga, «Las Audiencias ...», 767. 29 Dougnac, Manual de Historia ... , 135 y 179; Pedro Pérez Herrero, La América

    Colonial (1492-1763). Política y Sociedad (Madrid: Síntesis, 2002),176 Y 767. 30 Garriga, «Las Audiencias ... », 768.

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    http:gobernador.3ohttp:destierro.29http:tribunal.Z8http:Janeiro.26

  • Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    tener que padecer los peligros de la travesía del Atlántico para recurrir las sentencias de los magistrados locales ante la Casa da Suplicafiio.31

    Esta medida correspondía, segun el Regimento da Relafiio do Brasil de 1652, a las peticiones formuladas por los oficiales del municipio de Bahía, por los habitantes del Estado de Brasil y por su Governador geral, el conde de Castelo Melhor. A las relafoes cabia juzg~ en última instancia los procesos procedentes de las jurisdicciones inferiores, entender las apelaciones de causas criminales e intervenir en las causas competentes a los derechos y hacienda real. Existía asimismo un proveedor de difuntos (Depositario de bienes de difuntos en la América hispana), que tenía la tutela de los asuntos relativos a los intereses de las personas desprovistas de capacidad de administrarlos, como huérfanos, cautivos, ausentes o personas colectivas, por ejemplo.

    Por debajo de las relafoes, y funcionando como jurisdicciones de nivel local, se encuentran los ouvidores y, en algunos territorios, los juízes de [ora. A semejanza de los desembargadores, eran jueces letrados de carrera, de nominación regia por consulta del Consejo Ultramarino. En términos generales, las ouvidorias correspondían a las jurisdicciones territoriales de las capitanías. El referente continental de los ouvidores eran los corregidores y sus normativas fijadas en las Ordenafoes. Sus funciones eran esencialmente de inspección administrativa y judicial y tienen, asimismo, capacidad de juzgar en segunda instancia los casos de los jueces ordinarios, no letrados. Los juízes de [ora, por su parte, correspondían a las justicias locales de nivel municipal y reproducían igualmente la instititución continental. Tenían jurisdicción de primera instancia tanto civil como criminal ya sus funciones judiciales se añadían algunas administrativas, una vez que participaban del gobierno municipal, teniendo asiento en la mesa da vereafiio (sala de cabildo).

    Principio de promoción y circulación de los magistrados

    Con objeto de calibrar el grado de circulación de los agentes de justicia por sus respectivos ámbitos de ejercicio, así como la intensidad de tal circulación y las características de los destinos alcanzados,

    31 Preámbulo del «Regimento da Relagáo do Brasil», en Silva, Collecfilo Chronologica... , vol. VII (1648-1656), 100-106.

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    en las paginas siguientes se hará una análisis comparado del sistema de promoción existente en la judicatura hispana y portuguesa, el ascenso de los magistrados con experiencia ultramarina hasta los más altos niveles de la administración y la participación de hispano americanos y luso brasileños en el sistema judicial de sus respectivas metrópolis. Será en algunos de estos aspectos donde las diferencias entre los espacios ibéricos sean más evidentes.

    Principio de promoción en la judicatura

    En el mundo ibérico se produce una burocratización precoz en el aparato de gobierno de las respectivas coronas. Desde mediados del siglo xv existe un colectivo de agentes con criterios endógenos de promoción - o mérito, si bien en una acepción fuertemente corporativa y autorreferencial - que permitía el establecimiento de lazos profesiones y personales sobre los cuales se constituyó una esfera de comunicación (jurídica, política y administrativa) fuerte, eficiente y espacialmente extendida.

    Lós oficiales del servicio judicial podían servir, a lo largo de su carrera, diversos oficios en diferentes lugares. Al mismo tiempo, por seguirse teóricamente una lógica de constante promoción, con cada nuevo nombramiento se esperaba que el agente fuese obteniendo lugares de mayor importancia y de creciente ámbito jurisdiccional. Esta progresión se traducía en una circulación por los oficios (

  • Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculas XVI-XVIII)

    incluidos en las consultas elevadas por el Consejo de Indias al rey en materia de nombramientos. En Portugal, el carácter abierto de la vía de ascenso en la carrera judicial tuvo como contrapunto dos polos bastante centralizados de formación y gestión del cuerpo de agentes letrados: la Universidad de Coimbra, por un lado, y el tándem Desembargo do Pafo/Conselho Ultramarino, por otro. Al contrario que en la monarquía española, en el conjunto de los territorios portugueses existía un monopolio absoluto por parte de la universidad de Coimbra en la formación de los letrados que entraban al servicio de la Corona. En un segundo momento, tras la admisión al servicio, fue al Desembargo do Pafo a quien competía el control del ejercicio y .N de los nombramientos para las magistraturas judiciales, en conjunto con el Conselho Ultramarino en 10 tocante a los lugares de letras de ultramar. De estas características resulta, en un primer análisis, un cierto carácter monolítico del aparato judicial portugués. Esta observación, con todo, presenta algunos matices en lo que se refiere a la estructura interna del aparato judicial, como veremos más adelante. En todo caso, para lo que interesa en este esfuerzo comparativo con la realidad hispánica, fácilmente se observa la importancia de la experiencia ultramarina en las trayectorias de los magistrados portugueses, cosa que no ocurre en el espacio hispánico.

    Consejeros con experiencia americana

    A pesar del énfasis puesto reiteradamente desde el Consejo de Indias en la necesidad de que entre ellos se encontraran individuos que hubieran servido en las audiencias americanas, un repaso a la relación de consejeros de Indias pone de manifiesto que la participación de letrados con experiencia americana fue muy escasa a lo largo del siglo XVII. De los 209 individuos que ejercieron como presidentes y consejeros de Indias a lo largo del siglo XVII, tan sólo 15 (7%) habían estado alguna vez en América y sólo 40 tenían experiencia en asuntos indianos por haber sido previamente fiscales. Si el Consejo de Indias era favorable a la promoción de magistrados procedentes de América, ¿quién se oponía?, ¿cómo se explica su escasa incorporación al Consejo? La clave de esa aparente contradicción podría encontrarse en la intensa - y recurrente - polémica mantenida al respecto entre la Cámara de Indias y la Cámara de Castilla, a quien

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    competía proponer al rey el nombre de los candidatos a consejeros de Indias.

    Los argumentos empleados por la Cámara de Castilla para oponerse al nombramiento de letrados con experiencia americana para ocupar puestos de consejeros fueron recogidos en una consulta elevada al rey en 1652, en la que se hace constar que «tiene graves inconvenientes el abrir la puerta a las consecuencias de traer plazas de los tribunales de esta corte a los que sirven en las audiencias de las Indias ( ... ) mayormente cuando hay en [las chancillerías de la Península] sujetos muy aprobados y beneméritos de 5, 10, 12 Y 14 años, por no haber lugar de traerlos a la corte, a quien causaría sumo desconsuelo verse pos·puestos y que a estos en conciencia no se deben anteponer los que sirvieren en las Indias, a donde tienen mayores comodidades».32

    Frente a esa reticencia de la Cámara de Castilla al regreso de los magistrados destinados en América, la de Indias argumentó que: «no se niega su razón a los que sirven a VM en estos reinos para ser antepuestos en las plazas de la corte y otras competentes a que suelen salir, pero ... tal vez se acuerde la Cámara de Castilla de los que están sirviendo a VM en las Indias, pues no deben excluirse por eso de sus esperanzas de volver a su naturaleza los que procedieren como deben, sin echar raíces por allá, ni desconfiarse de esto otros premios en partes tan remotas y ocasionadas donde si fuera posible se habían de enviar los mejores sujetos, lo cual se conseguirá mucho menos juzgando que sólo pasan a morir fuera de sus patrias, casas y deudos».33 Como queda claro en este cruce de consultas, es la Cámara de Castilla quien se oponía a trasladar de vuelta a la Península y más concretamente al Consejo de Indias - a los ministros destinados en América, posiblemente para conservar para sí ese espacio de patrocinio, criterio que el rey aceptó frente al defendido por los consejeros de Indias.

    Del lado portugués, se observa cómo el servicio en América contribuía a la promoción y al progreso más rápido de sus agentes; de hecho,

    32 Archivo General de Indias (en adelante AGI), Quito, 2, 588 Y SS., «Consulta de la cámara sobre petición de Martín de Arriola de una plaza de consejero de Indias», Madrid, 2 de septiembre de 1652.

    33 AGI, Quito, 2, 582, «Decreto a la cámara sobre petición de Martín de Arriola de una plaza de consejero de Indias», Madrid, 10 de abril de 1652; AGI, Quito, 2, 591, «Decreto a la cámara sobre petición de Martín de Arriola de una plaza de consejero de Indias», Madrid, 5 de septiembre de 1652.

    367

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  • Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    era un factor de gran importancia en el cursus honorum de los letrados. De hecho, el paso por Brasil aumentaba las posibilidades de llegar a desembargador en la Relafiio de Oporto, el segundo tribunal del reino: el 30% de los jueces con servicio americano lo fueron. Lo mismo ocurre con la Casa da Suplicafáo, que acogió un 21,4% de estos jueces.

    La participación de individuos con experiencia americana en el Conselho Ultramarino fue de un 57%. Por su parte, el Desembargo do Pafo, la cima de la pirámide judicial, reservaba sus asientos para otro tipo de perfil: el de los grandes juristas con un capital social acumulado a lo largo de más de una generación al servicio de la justicia regia.

    Retorno de magistrados peninsulares de América a la península ibérica

    Una consulta del Consejo de Indias fechada en 1652 planteó una cuestión bastante más amplia que la relativa a las plazas en el Consejo de Indias, al extender el problema de la no promoción de letrados con experiencia americana a ninguna de las audiencias de la Península, no solo a los consejos de la corte. En la segunda mitad del siglo XVII fue el propio consejo quien constató la escasa circulación de magistrados entre ambas orillas de la Monarquía Hispánica al decir «la experiencia ha mostrado han sido muy pocos los que han vuelto a España». Por eso, en 1676 volvió a proponer que se adjudicasen dos plazas de oidores en las chancillerías de Valladolid y Granada y otras dos en las audiencias de Sevilla y Galicia para que ascendieran a ellas los oidores que estuvieran sirviendo en Lima y México (

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    Monarquías Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculas XVI-XVIII)

    militares,37 pero no lo es en absoluto en la judicatura. El seguimiento preciso de las trayectorias profesionales de los 86 letrados considerados permite constatar su escasa circulación intercontinental ya que, como reiteradamente expone la documentación, los que iban a América, no regresaban a la Península; de hecho, de los 57 peninsulares que llegaron a tomar posesión de su cargo en el área andina, sabemos el lugar de fallecimiento de 43, de los cuales sólo cuatro murieron en la España peninsular. Este fenómeno resulta particularmente interesante para establecer una comparación con el caso del imperio portugués, donde efectivamente se produce una intensa y fluida circulación de magistrados entre los diversos tribunales de Portugal, África, América y Asia, como se verá a continuación.

    Yendo un poco más allá, algunos casos que podrían presentarse como evidencias de una amplia circulación de agentes a lo largo y ancho de la Monarquía Hispánica comprobamos que, en realidad, obedecían a dos situaciones un tanto irregulares. La primera era el producto de una negociación entre el Consejo de Indias y el candidato elegido para un determinado cargo, estableciéndose un compromiso por ambas partes: el letrado aceptaba un destino poco grato (por ejemplo visitador en Filipinas) a cambio de ser recompensado después con otro más amable (oidor en Guatemala).38 La segunda, eran los conocidos traslados «en depósito», situación poco deseada tanto por el Consejo como por los letrados, ya que era un claro indicador de que el desplazado había tenido problemas en su anterior destino. Cabe destacar, por otro lado, que los magistrados promovidos desde América no necesariamente procedían de Lima o México, como recomendaban las consultas del consejo y aprobó el rey, sino que llegaron también desde Quito, La Plata, Guadalajara y Guatemala.

    Estrechando más aún el espacio contemplado, vemos que ni siquiera se produce la supuesta circulación de agentes por la propia América, como se ha deducido a partir de algunos casos de virreyes que pasaron de Nueva España a Perú. Hay, efectivamente, una

    37 Domingo Centenero de Arce, ¿Una monarquia de lazos débiles?: Veteranos, militares y administradores 1580-1621 (Florencia: European University Institute, 2009).

    38 AGI, Quito, 2, 35, «Consulta sobre nombramiento de Jerónimo Ortiz de Zapata como visitador de Filipinas», Madrid, 9 de octubre de 1630.

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    intensa circulación pero con una clara especialización regional, o virreinal; en el caso de los presidentes, oidores y fiscales, al llegar a Panamá o Santo Domingo siguieron normalmente un itinerario que les llevó de Panamá a Santa Fe, de ahí a Quito, a Charcas y a Lima, sin pasar al virreinato de Nueva España. De hecho, solo hemos encontrado siete casos de letrados que ejercieron en ambos virreinatos, siendo la mayoría oidores que pasaron de Lima a México o viceversa, pero no entre las demás audiencias. Esta diferencia, entre lo supuesto y lo constatado, es un nuevo indicador de la distorsión que suele provocar tomar como representativo del conjunto de América lo que se produce tan solo en las capitales virreinales.

    El irregular cumplimiento del principio de promoción tuvo negativas consecuencias en la gestión de América. La cadena de problemas comenzaba con la dificultad de reclutar letrados para servir en las audiencias americanas; dada la certeza de que «sólo pasan a morir fuera de sus patrias, casas y deudos», los recién nombrados alegaban situaciones de la más diversa índole que les impedían ocupar la plaza,39 hasta el punto de que en 1660 el gobernador del consejo de Indias, José González Caballero, se vio en la obligación de recordar que las órdenes del rey debían cumplirse, pues no eran opcionales.40

    En este aspecto se encuentra una diferencia muy notable con el caso portugués. Para evitar la falta de candidatos en el servicio ultramarino de justicia, en el momento de la admisión de nuevos letrados, aquellos que, en las averiguaciones de genere llevadas a cabo por el Desembargo do Pafo, presentaban alguna falla en el perfil social de su familia, podían ser extraordinariamente aprobados a cambio de la firma de un compromiso para servir en ultramar en caso de necesidad. La Corona constituía de esta forma una reserva de nombramientos para los lugares ultramarinos, a la que no fue necesario recurrir ya que siempre hubo candidatos suficientes, dada la fluidez del sistema de promoción.

    La dificultad en el reclutamiento observada en el caso hispano produjo un desequilibrio entre lo deseable y lo posible en materia

    39 AGI, Quito, 3, 36, «Carta de Antonio Genil Santaelices a Ilmo. Sr. José González, gobernador del consejo de Indias, rechazando su nombramiento como presidente de la Audiencia de Quito», Madrid, 24 de julio de 1660.

    40 AGI, Quito, 3, 30, «Consulta del gobernador del consejo de Indias, sobre las dificultadas para cubrir la plaza de presidente de la Audiencia de Quito», Madrid, 28 de agosto de 1660.

    371

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  • Monarqf!-ías Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    de nombramientos; en opinión del consejo, «no queriendo pasar a las Indias los sujetos beneméritos es preciso que las plazas de las audiencias vengan a recaer en otros de menos letras y grados que no habiendo podido lograr su pretensión en estos reinos, la necesidad les obliga a apetecer las plazas de Indias». Todo ello desembocó, finalmente, en un incremento de las prácticas arbitrarias e irregulares que subyacen en el llamado «mal gobierno»; en su consulta de 11 de mayo de 1676 el consejo estimaba que las Indias, estaban «gobernadas por ministros que no tienen las partes necesarias para administrar justicia [ ...] ocasionándose de esto y de la codicia de los ministros tantos y tan graves daños [ ...] Y es cierto que esto ha muchos años que se padece en ellas y que el consejo lo tiene entendido y [ ...] lo ha procurado remediar [ ...] No es bastante remedio el de las visitas generales y particulares».41 Con claridad establecía el Consejo una relación de causa-efecto entre lo que parecía ser un asunto meramente administrativo - el sistema de promoción entre agentes destinados en Indias - hasta llegar a un severo y recurrente problema que debió afrontar la Monarquía Hispánica - como era la corrupción-o

    El panorama observado en el imperio portugués en esta materia es sustancialmente diferente. Por existir una continuidad entre los lugares del reino y los de ultramar y, además, por premiarse el servicio en el exterior con promociones mas rápidas, los destinos ultramarinos ocupan un lugar destacado en las carreras de los letrados a 10 largo del siglo XVII y más aún en el XVIII. Con el aumento de plazas creadas en Brasil, las oportunidades de profesión surgen esencialmente en ultramar y por eso será creciente el número de agentes con experiencia americana; en términos cuantitativos, se pasará de una media de 19% de magistrados con servicio ultramarino a lo largo del siglo XVII hasta casi el doble (36%) en la primera mitad del siglo XVIII.

    Cuando se analiza con más detalle esa circulación de letrados se observan patrones diferentes entre las distintas partes que componen el ultramar portugués, especialmente en el caso de la India. Dada su condición de virreinato y el peso simbólico de su tribunal da relafilo, a lo que se añade la casi total ausencia de jurisdicciones inferiores letradas, quien servía en Oriente ya no pasaba por otros puntos del

    41 AGI, Indiferente General, 785, «Consulta proponiendo el medio para nombrar a los mejores sujetos en las plazas de las audiencias americanas», Madrid, 11 de mayo de 1676.

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    imperio: como el servicio realizado en la India era, por regla general, como desembargador en la Relafáo de Goa, el paso siguiente en la carrera conducía directamente al tribunal de la Casa da Suplicafao de Lisboa. Mientras tanto, en Brasil, en África o en los archipiélagos atlánticos, la circulación y la interposición de destinos en el continente era más frecuente.

    En una primera fase, principios del siglo XVII, comienzan a surgir los primeros ejemplos, que después se convertirán en norma, de jueces que después de servir en un lugar ultramarino, obtenían el estatuto de desembargador en el reino o, por lo menos, el derecho a pedir el acceso a los puestos periféricos más importantes -los lla

    . mados lugares de primero banco. Otra realidad observada desde el final del siglo XVII es la de magistrados que, obteniendo un puesto en ultramar, incluso para jurisdicciones menores o intermedias, no volvieron al reino ni continuaron la carrera judicial, dedicándose a otras ocupaciones que no siempre quedan documentadas en las fuentes oficiales.

    Con la creación de jurisdicciones locales en Brasil y, más tarde, con el establecimiento de dos tribunales de relafáo, en Bahía y Río de Janeiro, las etapas ultramarinas, y sobre todo, americanas, comenzaron a ser más prolongadas. Fue cada vez más frecuente el ascenso al estatuto de desembargador en ultramar y, por eso, el regreso a Europa se hace, cada vez más, para servir en la Relafao de Oporto y en la Casa da Suplicafáo.

    Participación de americanos en la judicatura

    Es bien conocida la existencia de una larga tradición reivindicativa de los americanos específicamente dedicada a su participación, o mejor dicho a su exclusión, de la alta administración hispana. La documentación al respecto es inequívoca en cuanto a la enorme importancia conferida por los coetáneos al lugar de origen de aquellos que eran obj eto de mercedes, fueran estas de cargos o de honores.

    Entre 1620 y 1670 cabe situar el punto álgido de la polémica, siendo entonces cuando la reivindicación de los cargos públicos para los «españoles nacidos en India» se convierte en un asunto central de la ensayística hispanoamericana. Un conjunto de textos estrechamente relacionados entre sí, cuyo objetivo esencial fue defender

    373

  • Monarquías Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    el derecho de prelación que los americanos debían tener sobre los cargos y oficios de Indias, recurrió tanto a los fundamentos que jurídicamente les amparaban, como a los méritos personales acumulados por varias generaciones de españoles nacidos en las Indias.42 La cuestión nuclear planteada en estas obras guarda relación, en última instancia, con un debate mucho más amplio en torno a las formas de incorporación, o agregación, de los diferentes reinos a la Monarquía Hispánica y las consecuencias políticas que de ello se derivan. Lo que se dirime, entre otras cosas, es la relevancia y la presencia que debía tener en el gobierno de la monarquía la impronta americana.

    Para aclarar de qué estamos hablando cuando nos referimos a escasa participación de americanos en la alta administración de justicia, parece conveniente ofrecer algunos datos concretos. Frente a los 15 consejeros que ejercieron en el siglo XVII habiendo pasado previamente por América - sobre un total de 209 -, la presencia en el consejo de individuos nacidos y criados en América se reduce a dos casos.43

    El ejercicio de americanos en las audiencias indianas como fiscales, oidores o presidentes fue notablemente más alto que en el Consejo de Indias, pero es necesario tener en cuenta una serie de variables para comprender cómo y bajo qué condiciones se desarrolló su ingreso en los tribunales. Retomando el conjunto de los 86 letrados contemplados en este estudio, comprobamos que 57 fueron

    42 Sobre los principios mantenidos por estos autores y sus líneas de argumentación existe una amplísima literatura. A título orientativo véase Bernard Lavalle, Recherches sur l'apparition de la conscience créole dans la vice-royaute du Pérou: l'antagonisme hispano-créole dans les ordres religieux (XVI-XVII), 2 vols. (Burdeos: Atelier National de Reproduction de Theses, Univ. de Lille III, 1982); Pilar Ponce Leiva, «El poder del discurso o el discurso del poder: el criollismo quiteño en el siglo XVII», Procesos, 10 (1997): 3-20; Carlos Garriga, «El derecho de prelaci6n: en torno a la construcción jurídica de la identidad criolla», en XIII Congreso de/Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano, coord. Luis E. González Vale (San Juan de Puerto Rico: Asamblea Legislativa de Puerto Rico, 2003),1085-1128.

    43 Francisco Guevara Altamirano: Puebla de los Ángeles, c. 1606 - España, padre y madre mexicanos, formado en Salamanca, nombrado consejero en 1654. Juan Jiménez de Montalvo y Saravia: Lima, c. 1621 -Madrid, 1685, hijo de oidor en Lima y madre chilena, formado en Salamanca y nombrado consejero en 1679. No se incluye en este cómputo a Diego González de Contreras, consejero de Indias en 1624, quien nació en Lima por ser su padre oidor allí, pero su vida transcurrió en España, donde llegó a ser consejero de Castilla. Véase Barrientos Grandón, Guía prosopográfica...

    374

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    peninsulares y 25 americanos, quedando un resto de 4 de los cuales no constan datos; la ya conocida mayoría de magistrados peninsulares en las audiencias americanas queda, por lo tanto, claramente constatada. La cronología de esa incorporación se inicia en la década de 1640 y tiene su punto álgido entre 1670 y 1690, lo cual confirma la lenta y en general tardía presencia de americanos en la judicatura, a diferencia de su amplia participación en la esfera municipal, en la real hacienda y en menor proporción en los corregimientos. Como ya se observó en el caso de los consejeros, esta es una cuestión que claramente diferencia a la América hispana de la portuguesa, donde la presencia de letrados brasileños en tribunales fue muy amplia.

    De los 86 letrados considerados, sabemos la vía de acceso al cargo desempeñado en Quito44 en el 69% casos, entre los cuales resulta evidente el predominio de la vía consultiva (un 59% sobre el total, pero un 86,4% sobre los casos conocidos), frente al 9% sobre el total (o 13,6% sobre los casos conocidos) que representan los nombramientos por decreto; cabe concluir, por lo tanto, que durante el siglo XVII prevalece la vía consultiva.

    Cruzando el lugar de origen con la vía de acceso, constatamos que:

    a) el porcentaje de magistrados peninsulares es más del doble que el de americanos (66% frente a 29%)

    b) el porcentaje de magistrados peninsulares nombrados por consulta es tres veces superior al de americanos que acceden por la misma vía (46% frente a 15%).45

    c) el porcentaje de americanos que ingresa por decreto (por dote o por compra) es el doble que el presentado por los peninsulares (6% frente a 3,6%).

    Las cifras globales pueden ser bajas, pero la tendencia es clara y representativa. No puede ser casualidad que esta cuestión - es decir las reivindicaciones de los americanos sobre cargos en la alta administración y muy especialmente en la administración de justicia - pierda protagonismo en la literatura americana a partir de la década de 1670,

    44 Lugar tomado como punto de referencia. 45 De los 57 peninsulares, 38 fueron elegidos por consulta (46,6%), de los 25

    americanos fueron 13 (15,8%)

    375

  • Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    momento en el que la venta de cargos se convierte en la vía mayoritaria de acceso a la administración. Ante esa evidencia, continuar escribiendo y publicando obras sobre la materia resultaría a todas luces inútil; la incorporación de americanos a la administración de justicia no se produjo, por lo tanto, por un éxito de sus reivindicaciones sobre la prelación a la que aspiraban, sino por el predominio del sistema de compra en todos los cargos y oficios de la administración única vía de acceso efectiva para los españoles nacidos en Indias-. La cuestión volvería a resurgir con mayor fuerza si cabe en el siglo XVIII,46 precisamente cuando arreció la llegada de agentes peninsulares y las reformas borbónicas intentaron neutralizar el pacto hasta entonces mantenido entre las elites americanas y la Corona.

    La abundancia, extensión, erudición y cuidado en la argumentación que presentan las obras escritas por los americanos en relación al mecanismo de provisión de cargos son, por sí mismas, indicadores de la importancia que los contemporáneos otorgaban al tema. Conocemos bien las opiniones de los americanos al respecto y el despliegue de argumentos presentados, pero ¿qué se decía en la España peninsular al respecto? Hasta el momento, no puedo citar una obra escrita en la Península dedicada específicamente a rebatir las tesis americanas. De forma dispersa en la documentación aparece el argumento de que América era parte agregada de forma «accesoria» por conquista a Castilla, y por lo tanto los americanos no tenían ningún derecho de prelación, como podía ocurrir en otros reinos incorporados a la Corona aeque pincipaliter;47 también se alude, aquí y allá, al hecho de que, al ser naturales del territorio en el que pretendían ejercer, estaban emparentados con los residentes en su distrito, (entre otros, con aquellos peninsulares que había sido nombrados por no estar emparentados).

    46 Véase Carlos Garriga, «Los límites del reformismo borbónico: a propósito de la administración de la justicia en Indias», en Derecho y administraci6n pública en las Indias Hispánicas. Actas del XII Congreso Internacional de Historia del Derecho Indiano (Toledo, 19 a 21 de octubre de 1998), vol. 1, ed. F. Barrios (Cuenca: Universidad de Castilla - La Mancha, 2002),781-822.

    47 Sobre las diferencias entre ambas vías de incorporación de reinos a una unidad mayor y, especialmente, sobre las consecuencias de ellas derivadas para los vasallos, véase Xavier Gil Pujol «Integrar un mundo. Dinámicas de agregación y de cohesión en la Monarquía de España», en Mazín Gómez y Ruiz Ibáñez, Las Indias Occidentales... , 69-108.

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    Dando un salto en el tiempo, que permite constatar la vigencia del tema a lo largo de los siglos y la importancia que tuvo en la construcción y conservación de la Monarquía, nos situamos a mediados del siglo XVIII, cuando surgen «nuevas propuestas en relación a la política de nombramientos al servicio de las tareas de construcción nacional, que algunos vislumbran ya como imperiosas»,48 lo cual no implicó que se dejaran de vender cargos de justicia y gobierno en América, como es bien sabido.49 U na de esas propuestas de cambio se presentó en 1768 en el Consejo extraordinario que se había formado - como sala especial del Consejo de Castilla tras la crisis de 1766 - para deliberar sobre las medidas convenientes para sosegar el descontento que la expulsión de los jesuitas había causado en México. Los fiscales Campomanes y Moñino creían que para «prevenir el espíritu de independencia y aristocracia» que percibían, se hacía preciso adoptar medidas que fomentasen el «amor a la matriz que es España», formando de este modo un «cuerpo unido de Nación».50 En esta línea, una de las medidas más urgentes era implementar, precisamente, la igualdad o reciprocidad en la política de nombramientos, esto es: «guardar la política de enviar siempre españoles a Indias con los principales cargos, Obispados y Prebendas, y colocar en los equivalentes puestos de España a los criollos, [ ...] esto es lo que estrecharía la amistad y unión, y formaría un solo cuerpo de Nación, siendo los criollos que aquí hubiese, otro tanto número de rehenes para retener aquellos países bajo el suave dominio de SM».51

    Como puede apreciarse en una perspectiva de larga duración, la cuestión tuvo un amplio recorrido. Los asesores del rey fueron plenamente conscientes de la importancia que el tema tenía en la cohesión y conservación de la Monarquía, pero no por ello se avanzó en su resolución. En realidad, el panorama fue a peor.

    48 Garriga, «Los límites del reformismo ...», 800. 49 Entre la extensa bibliografía publicada al respecto por Francisco Andújar

    Castillo, véase, Necesidad y venalidad: España e Indias, 1704-1711 (Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2008). Sobre la compra de cargos en el consejo de Indias durante el reinado de Felipe V, véase Guillermo Burgos Lejonagoitia, Gobernar las Indias. Venalidad y méritos en la provisión de cargos americanos, 1701-1746 (Almeria: Universidad de Almeria, 2015), cap. 5.

    50 Consulta de Campomanes y Moñino como fiscales del Consejo extraordinario - Sala especial del Consejo de Castilla - Madrid, 5 de marzo de 1768. Citada por Garriga, «Los límites del reformismo ... », 800.

    51 Garriga, «Los límites del reformismo ...», 800.

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  • Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    Las frecuentes reclamaciones de los americanos en relaci6n a su marginaci6n de la alta administraci6n o a su aspiraci6n de formar parte de ella, no es la manifestaci6n de un mero conflicto de intereses susceptible de ser neutralizado con los habituales matrimonios y negocios entre españoles americanos y los llegados de la metr6poli, como ha sido frecuentemente considerado y, en consecuencia, relegado a un segundo plano, cabe decir de índole doméstica. No se trata de presentar una lista de agravios desde una visi6n victimista, pero tampoco parece aceptable - por insuficiente - la visi6n pragmática y economicista del tema que atiende esencialmente a los beneficios materiales pretendidos u obtenidos. Desde la perspectiva americana, nos encontramos ante una cuesti6n que al menos desde comienzos del siglo XVII adopt6 un cariz de claro contenido político e ideo16gico; no s610 se estaba dirimiendo el papel de los americanos en la Monarquía, sino su percepci6n por el resto de reinos que la componían.52

    Como conclusi6n de un largo debate sobre la posici6n que ocupaban las Indias en el conjunto de la Monarquía Hispánica podría decirse que su situaci6n era de carácter mixto o, quizás, mejor dicho, incompleto: de las características que definían a los territorios aforados, las Indias cumplían el tener un consejo específico, soberano y particular en la corte, el tener una 1egislaci6n propia - además de la castellana -, el contar con tribunales territoriales capaces de aplicar la normativa real, el haber creado una jurisprudencia propia en sus territorios, el tener capacidad de resolver los procesos en su ámbito jurisdiccional; por el contrario los requisitos que las Indias no cumplían - o lo hacían de forma muy esporádica - era el tener magistrados naturales de sus territorios, el gozar de derecho de prelaci6n en los cargos y, el contar con naturales de esos reinos en las casa de la reina y del rey. 53

    52 Como expuso el quiteño Fray Gaspar de Villarroel, capellán de la Capilla Real en Madrid y obispo de Chile «es un sambenito portátil para una provincia decir que no hay capaces ministros dentro de ella. No hay cosa que a un país pueda avergonzarle más». Fray Gaspar de Villarroel, Primera parte de los comentarios, dificultades y discursos literales, morales y místicos obre los evangelios de los domingos de adviento y todos los del año (Madrid: Domingo García Morrás, 1661), rusco v, 364.

    53 Sobre las características atribuidas a los reinos aforados véase Pedro Cardim, «As Cortes de Portugal e o governo dos 'territ6rios ultramarinos' (séculos XVI-XVII)>>, en O Govemo dos Outros. Imaginários Poltticos no Império Portugués (1496-1961), orgs. Ángela Barreto Xavier y Ana Cristina Nogueira da Silva (lisboa, Imprensa de Ciencias Sociais, 2016).

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  • Justicia y letrados en la América Ibérica

    1 a su Una vez más, el contrataste entre el panorama observado en la . parte Monarquía Hispánica y el Imperio' portugués es más que notable . s sus La presencia de naturales de ultramar, especialmente de Brasil, fue nego creciendo a lo largo de la Edad Moderna. Si durante el siglo XVII apecomo nas se cuentan tres decenas de individuos naturales de la América Jaun portuguesa en la judicatura, el siglo XVIII marcó un viraje radical de ~ pre crecimiento constante. lpOCO Desde que Brasil se convirtió en uno de los puntos más dinámicos lonn de la monarquía portuguesa, con el incremento de la producción agrí~riales cola y, sobre todo, con la producción de los recursos mineros, se prolcon duce un movimiento de trasvase de población del reino a la colonia que o XVII se traduce en un crecimiento demográfico exponencial. El Brasil que )10 se empieza a producir magistrados es un territorio totalmente diferente no su del de las primeras décadas de la ocupación: más populoso, dotado

    de elites consolidadas y en diversas regiones, inserto en un espacio ocu jurídico que poco difiere de la práctica institucional del reino. Son esas

    odría élites, de productores agrícolas, pero también de grandes mercaderes, icho, algunos de ellos de origen extranjero, que, a mediados del setecientos, afo comienzan a invertir en el envió de alguno de sus hijos a Coimbra,

    moy para asistir a la única universidad portuguesa con formación en ambos de la derechos y, en una segunda etapa, para financiar su ingreso en la carrera ,licar de las letras. Aunque Lisboa fue siempre el principal foco generador 1 sus de magistrados, hacia 1750 Brasil superó a Oporto, Coimbra o Beira lbito como lugar de origen de los magistrados del reino.54 Esta es, sin duda, :um una diferencia radical con la América hispana. El hecho de que este stra fenómeno fuera tardío, explica que sólo un 5.9% del total de letrados n en fueran de origen ultramarino. Por otra parte, las regiones ultramarinas le la contribuyeron con un 15% de los magistrados que servían fuera de

    la metrópoli, aunque los magistrados de allí provenientes fueron más propensos a servir en ultramar.55

    . Real r que 'gon 54 La década de 1770 registra la cifra más elevada de ingresos de magistrados desy de origen brasilefio (42), menos de una decena de los que eran naturales de Lisboa ntoy (que, en ese periodo, registraron un descenso acentuado).

    55 Lisboa, Oporto o Guarda, tres de los lugares que mayor número de magistra'dim, dos suministraban a la justicia letrada de la Corona, se acercan bastante a la media. m)>>, Con cifras por encima de la media, encontramos todas las regiones ultramarinas: )61), África (84,6%), los archipiélagos atlánticos de Madeira y Azores (72,1%) y Bra¡a de sil (67,7%). Siguen circunscripciones periféricas como Lagos (42,1%), Miranda do

    Douro (40,9%) o Torre de Moncorvo (38,6%).

    379

    http:reino.54

  • Monarquias Ibéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    Esta propensión a que los magistrados ultramarinos sIrvIeran fuera del reino no debe ser interpretada de forma simplista. En primer lugar, no significa que sólo sirviesen en su territorio de origen. En el caso de los magistrados nacidos en Brasil, apenas el 36% sirvió en la América portuguesa, y aún más reducido es el número de los que sirven en la capitanía de origen, ya que también ejercen en otras regiones de Brasil, en Madeira o Azores; es esta una nueva diferencia con la América hispana, donde los magistrados criollos a la vez que beneficiaban sus plazas, mayoritariamente adquirían - previo pago - la dispensa para poder ejercer en su lugar de origen. En segundo lugar, si más de la mitad (57%) sirvieron en América, un porcentaje considerable (32%) apenas sirve en lugares del reino, Inientras que el restante 11% sirvió en otros territorios ultramarinos que no eran Brasil. A partir de estos datos, puede afirmarse, que los magistrados de origen brasileño integran el cuerpo de jueces letrados de la Corona de forma semejante a los originarios de otras regiones periféricas. Si bien no tenían el mismo capital social de los naturales de Lisboa, normalmente procedentes de familias muy próximas al centro de poder, muchos de ellos pertenecían ya a familias con tradición en el servicio de las letras. Un indicador claro de que las vías de acceso a los lugares más altos del cuerpo judicial no les eran franqueadas, es el hecho de que entre los pocos originarios de Brasil hijos de ministros letrados (24 en total), especialmente desembargadores, era muy raro llegar al estrato más alto, el Desembargo do Pafo. Tan solo Joao António Salter de Mendon~a, hijo del desembargador Jorge Salter de Mendon~a, después de un recorrido que se inicia en 1763, casi sin servicio en las jurisdicciones inferiores, llegó al Desembargo do Pafo en 1802.56

    Para la América portuguesa del seiscientos y setecientos, el único debate en torno al derecho de acceso de los naturales de Brasil a los lugares de letras, del que tenemos conocimiento, es el ocurrido en 1676 y 1677 en torno a una queja de los oficiales de la cámara de Bahía al Conselho Ultramarino. En esa queja, alegando la mala adIniración de justicia de los desembargadores de la Relafao da Bahia naturales de esa ciudad, por estar comprometidos con las partes, la cámara pidió a la Corona que no nombrase para aquel tribunal

    56 Natural de Goiana Grande o Pernambuco: ANTT, Chancelaria de D. Maria 1, liv. 66, fl. 191.

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    Justicia y letrados en la América Ibérica

    jueces naturales de aquella parte. La Corona accedió a la petición, alargando esa exclusión a todos los naturales del Brasil. Esta decisión acabó por levantar resistencia por parte de las cámaras de otras partes de la América Portuguesa (Río de Janeiro, Pernambuco y Paraíba) que enviaron una petición al Conse/ho Ultramarino para que dicha exclusión fuera reducida exclusivamente a los naturales de Bahía, por considerar que sus naturales serían tan ajenos a las partes en Bahía como cualquier otro natural del reino. En el siglo siguiente, cuando la realidad brasileña se presenta más dinámica y floreciente, la presencia de naturales de Brasil en las vías de acceso a los principales tribunales ya los consejos del reino no parece volver a levantar recelo.57

    Conclusiones

    - Al partir de tradiciones jurídicas similares, el aparato judicial ultramarino portugués y el castellano trasladado a América ofrecen claras similitudes tanto en las instituciones implantadas como en los oficios creados. Las principales diferencias serán de tiempo y extensión: así, mientras la primera audiencia en la América hispana se funda en Santo Domingo en 1511, y a fines del siglo XVI se cuentan ya 12 tribunales, en Brasil el primer tribunal de Relarao se estableció en 1609 en Bahía y hasta 1751 no se crearía otro en Río de Janeiro.

    - El amplio desarrollo que ofrece la legislación· dictada para la América hispana desde la Península y desde las propias instancias· americanas (Derecho indiano), no tiene un desarrollo equivalente en el mundo luso.

    - Una característica esencial de las administraciones de ultramar fue el hecho de formar un continuo con las instituciones radicadas en la península ibérica, por el cual los agentes intercalan sus servicios en los reinos europeos con los prestados allende los mares. Siendo este un fenómeno general, se observa con más claridad en el ámbito portugués y, en el caso hispano con mayor intensidad en los oficios de gobierno y guerra - mucho menos en justicia y hacienda.

    57 Documentos Históricos. Consultas do Conselho Ultramarino. Bahia e Capítantas do Norte 1756-1807. Río de Janeiro 1674-1687, vol. XCII (Río de Janeiro: Biblioteca Nacional, 1951),230 Y ss.

    381

    http:recelo.57

  • Monarquiaslbéricas em Perspectiva Comparada (Séculos XVI-XVIII)

    - Así pues, el servicio de los magistrados en los lugares ultra provisión marinos portugueses se inserta, por lo general, en una trayectoria que no se en la cual el paso por aquellos territorios era apenas una etapa en - El el cursus honorum general. Existe, en términos globales, un con ti- , carrera JU nuo de posibilidades de circulación entre la metrópoli y ultramar en letrados r ambas direcciones, fenómeno que no se da con tanta frecuencia en tales pues el ámbito hispano. en la ensa

    - El hecho de que muy pocos magistrados hispanos enviados ción en la a América regresaran a la Península, trastocó el clásico principio de - Sil promoción desde los puestos y audiencias de menor relevancia hasta pana en ] llegar a los consejos de la corte. Esta falta de promoción final hizo bastante poco atractivos los destinos en América, lo que se tradujo en una una may< falta de interés entre los letrados hispanos, lo cual dificultó con fre de crioUe cuencia el cubrir las plazas vacantes. En Portugal, por el contrario, todas las el paso por diferentes destinos ultramarinos fue la vía de promoción grandes habitual para los magistrados. en una m

    Si bien se observa una intensa circulación de los magistrados mación e de una audiencia a otra en la América hispana, se produce dentro portugue de una clara especialización regional; los magistrados que sirven en todos los el virreinato del Perú, en pocas