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ESTILOS PARENTALES, AGRESIÓN INTRAFAMILIAR Y SU RELACIÓN CON LOS ROLES EN LA INTIMIDACIÓN ESCOLAR
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1
AGRADECIMIENTOS
En este apartado quiero agradecer muy especialmente al profesor Dr. Enrique
Chaux y a la profesora Dra. Sonia Carrillo, cuya orientación, colaboración y disposición
hicieron posible el presente estudio. A Melisa Castellanos, Ana Isabel APEELLIDO e
Isabel Rueda por su colaboración voluntaria en el desarrollo del estudio, sus aportes
fueron de gran utilidad para el mismo. A las directivas, profesores y estudiantes del
colegio donde se desarrolló la investigación, se contó con gran disposición y
colaboración por parte de los mismos, lo cual permitió el desarrollo del proyecto.
Agradezco de forma muy cariñosa a mis padres, quienes me han dado un muy buen
ejemplo a lo largo de mi vida, apoyo y amor incondicional, me motivan a ser mejor
persona cada día. A mis hermanos, quienes con su calidez, amor y tranquilidad me
proporcionan un ambiente satisfactorio para continuar realizando mis labores a pesar de
la distancia. A la universidad por brindarme los recursos necesarios par mi adecuada
formación académica.
2
RESUMEN
El objetivo principal del estudio fue determinar si existe una relación entre
estilos parentales (permisivo, autoritario, autoritativo y negligente), exposición a la
violencia intrafamiliar y roles dentro de la intimidación escolar (intimidador, víctima y
defensor). La recolección de los datos se realizó en un colegio publico en la ciudad de
Bogotá de estrato bajo. Se recogieron datos de 423 estudiantes, luego de identificar los
roles (intimidadores, víctimas y defensores) se constituyó una muestra total de 55
participantes, estudiantes de 7°, 8° y 9° (bachillerato), entre los 12 y los 17 años de
edad. Se encontró que las víctimas y los agresores tienen cuidadores más negligentes
que los defensores. Además, los defensores y agresores tienden a tener cuidadores más
permisivos que las víctimas. Por otro lado, no se encontraron diferencias entre los roles
con respecto a los estilos parentales autoritativo, autoritario y exposición a la violencia
intrafamiliar. A partir de estos resultados, se puede pensar en intervenciones enfocadas a
disminuir el estilo parental negligente y permisivo, así como en intervenciones en el
ámbito escolar para fomentar el rol de defensor y proporcionarles herramientas
adecuadas para ejercer este rol.
3
ESTILOS PARENTALES, AGRESIÓN INTRAFAMILIAR Y SU RELACIÓN
CON LOS ROLES EN LA INTIMIDACIÓN ESCOLAR
Agresión
La agresión puede ser definida como una “conducta que tiene como propósito
herir o lastimar a otra persona” (Parke y Slaby, 1983, p. 50). La intimidación es un
patrón de comportamientos agresivos ejecutados por una persona o grupo más fuerte
sobre una persona más débil y tiene una continuidad en el tiempo; es decir, son
repetidos y sistemáticos (Baldry, 2003; Salmivalli et al., 2005; Smith et al., 2005).
Salmivalli et al. (2005) (citando a Nansel et al., 2001; Roland, 2002) explican que la
intimidación trae consigo repercusiones perjudiciales para la salud mental, puesto que
presentan una tendencia a la internalización de los síntomas, generando una mayor
probabilidad de ansiedad, depresión, autoestima baja y aislamiento social. Así mismo,
explican que uno de los riesgos más importantes presentados por los niños
intimidadores es la tendencia a estar involucrados en actos violentos y delincuenciales.
Roles
Salmivalli et al. (2004) han señalado que además del intimidador y la víctima,
dentro de la intimidación existen otros roles los cuales hacen referencia a las diferentes
acciones adoptadas por los estudiantes frente a la misma (asistente, reforzador, defensor
y no involucrado). Las autoras explican que los roles adoptados por los niños dentro de
las situaciones de intimidación se fortalecen a través del tiempo. Para los propósitos del
presente trabajo de grado, se tendrán en cuenta los roles de intimidador, víctima y
defensor, sin querer desconocer que la intimidación es un fenómeno social que
involucra los otros roles en la intimidación.
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Defensor
Se refiere a los alumnos que tienen una clara posición anti-intimidación ya que
intervienen directamente para detenerla o buscan que otros la frenen (Salmivalli, 1996).
Intimidador
Hace referencia a los estudiantes que toman la iniciativa y el control sobre los
ataques realizados hacia otra persona más débil (Salmivalli et al., 2005). De esta misma
forma, presentan actitudes y uso de medios violentos para conseguir lo que quieren, lo
cual acarrea componentes benéficos para sí mismos a causa de sus conductas agresivas.
Relacionado con este planteamiento Bulton et al. (1993) encontraron que el 34.8% de su
muestra son intimidadores que experimentaban sentimientos de felicidad y bienestar
luego de intimidar a otros. También se caracterizan por presentar baja empatía hacia las
víctimas lo cual hace que adopten comportamientos antisociales ante la reacción
emocional de éstas (según Jolliffe et al., 2006; citando a Hare, 1999). Farrington (1996)
(como se cita en Llorente, Chaux y Salas, 2004) argumenta que la alta probabilidad de
desarrollar conductas violentas y ser delincuentes está ligado a la poca empatía y a la
baja capacidad para prever las consecuencias de sus actos. Por otro lado, los
intimidadores tienen una opinión buena de sí mismos y suelen ser físicamente más
fuertes que los demás (Olweus, 1993). En este orden de ideas, Olweus (1993) hace
referencia al ambiente negativo, muchas veces caracterizado por la carencia de afecto y
cuidados hacia el niño en su ambiente familiar. Plantea que en cierta medida, éste puede
tener como efecto el desarrollo de un nivel de hostilidad hacia su medio, lo cual puede
llevarlos a sentir satisfacción al producir sufrimiento y daño a otra persona. Explica
además que este tipo de ambiente aumenta el riesgo de hostilidad y agresión en los
niños hacia los demás.
Tremblay et al. (2005) plantean que diversos estudios han mostrado que los
niños agresivos presentan alta probabilidad de ser delincuentes en su adultez. Lo
anterior es respaldado por Baldry et al. (2000) quien expone que los niños intimidadores
presentan características similares a los delincuentes, tales como ser poco prosociales y
tener baja empatía. Así mismo, Olweus (1993) encontró que los intimidadores eran más
propensos a ser criminales reincidentes que los niños no intimidadores.
5
Víctima pasiva
Se refiere al estudiante que recibe ataques constantes por parte de otro más
fuerte sin ninguna provocación previa y sin reaccionar agresivamente. Generalmente, en
relación con los niños, estos son más débiles físicamente que el intimidador, usualmente
no se presenta esta diferencia en fortaleza física con respecto a las niñas. Así mismo,
Olweus (1993) explica que estos niños se caracterizan por presentar miedo a que les
hagan daño o a hacerse daño ellos mismos, son tranquilos, sensibles y cautos. De igual
forma, los caracteriza la inseguridad, baja autoestima y autoeficacia, lo cual puede
mandarle un mensaje de inferioridad a los demás, convirtiéndolos en un blanco fácil de
intimidación ya que ellos reportan ser débiles, pequeños y más jóvenes que el
intimidador (según Bulton et al., 1993). Al ser víctimas pasivas y no presentar ninguna
respuesta agresiva, suelen reaccionar con lágrimas y alejándose. Finalmente, son niños
solitarios que por lo general no cuentan con una red de apoyo.
Olweus (1993) encontró en una muestra de 140.000 estudiantes que alrededor
del 9% reportaban ser intimidados y el 7% eran intimidadores. Así mismo, explicó que
la edad tenía influencia en la cantidad de situaciones de intimidación puesto que el
porcentaje era más alto en primaria (12% de 8 a 12 años) que en la secundaria (4% de
13 a 16 años). Este estudio es apoyado por los resultados encontrados por Bulton et al.
(1993) en una muestra de 296 niños de los cuales el 20% reportaban ser víctimas
pasivas y el 17.1% reportaban involucrarse en situaciones de intimidación.
Víctima-intimidadora
Se refiere a los estudiantes que son victimizados pero también intimidan a otros
compañeros (Marini et al., 2006 citando a Salmivalli & Nieminen, 2002, Craig, 1998).
Marini et al. (2006) encontraron características poco positivas en su temperamento
como la hiperactividad, emociones y reacciones negativas. Explican que en diversos
estudios se han demostrado problemas conductuales por parte de las víctimas-
intimidadoras, así como también una tendencia a la internalización de los problemas,
padres que brindan poco apoyo y no se involucran lo suficiente con sus hijos, relativa
falta de amistades cercanas y rechazo por parte de los pares. Reforzando esta última
característica Warden et al. (2003) encontró por medio de comparaciones entre
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intimidadores, víctimas, y víctimas-intimidadoras que estos últimos eran más
rechazados que los dos primeros.
Marini et al. (2006) encontraron que las víctimas-intimidadoras presentaban
también niveles altos de depresión, niveles bajos de emociones positivas y baja
autoestima. Así mismo, presentaban una tolerancia alta hacia los comportamientos
antisociales y reportaban comportamientos con enojo. En relación a sus padres, se
encontró que las víctimas-intimidadoras reportaban que ellos tenían poco conocimiento
de sus actividades, lo cual concuerda con la característica planteada por Maccoby
(1980) sobre la poca atención prestada a sus hijos por los padres que presentan un estilo
parental negligente.
Exposición a la violencia
En el estudio realizado por Baldry (2003) sobre intimidación en el colegio y
exposición a violencia doméstica, se encontró una relación significativa entre la
violencia intrafamiliar y la intimidación en el colegio, es decir, los niños expuestos a
violencia intrafamiliar presentan mayor posibilidad de ser agresivos en el colegio, con
mayor énfasis en la forma directa de la misma. La autora plantea que esta relación
puede ser explicada desde la teoría de Bandura sobre el aprendizaje social. Bandura
(1973) argumenta que las acciones, actitudes y valores de las personas pueden ser
afectadas con la exposición a la agresión. Así mismo, las diferentes competencias
desarrolladas por la persona, como la empatía, están influenciadas en gran medida por
los estilos de crianza proporcionados por los padres o cuidadores principales. De esta
misma forma, Llorente et al. (2004) con base en la teoría del aprendizaje social,
plantean que la violencia intrafamiliar no solo modela el aprendizaje de
comportamientos agresivos, sino que además legitima la ejecución de dichas conductas.
En este orden de ideas, los autores exponen que el hecho de crecer expuesto a la
violencia intrafamiliar o ser víctima de ésta tiene como consecuencia una mayor
probabilidad de ejecución de comportamientos antisociales y agresivos en la
adolescencia y adultez tanto en su vida fuera del hogar como dentro de éste. Dicho
argumento puede ser respaldado por el proceso de transmisión intergeneracional
explicado por autores como Straus, Gelles y Steinmetz (1980) (citados por Llorente et
al., 2004), que consiste en un aumento del riesgo de reproducir los comportamientos
violentos de los cuales se fue testigo.
7
Al respecto, Ramírez (2006) explica que los niños que han sido maltratados
pueden llegar a presentar mayores respuestas agresivas ante situaciones violentas,
debido a la mala interpretación que hacen de las acciones de los otros en las
interacciones sociales. Además expone que en las interacciones con sus pares muestran
mayor hostilidad y negativismo. Tienden a presentar un locus de control interno lo cual
está asociado con comportamientos internalizados como la ansiedad y la depresión
(citando a Barnnet y Cols, 2005).
Se ha encontrado que el maltrato infantil está relacionado con la delincuencia y
la violencia, así pues, Widom (1989) (citado por Llorente et al., 2004) halló mayores
probabilidades de acciones violentas y criminales en los niños que habían sido víctimas
de maltrato físico en sus hogares. En este orden de ideas, Margolin y Gordis (2000)
(citados por Llorente et al., 2004) plantean que la negligencia y el maltrato físico está
relacionado con delincuencia, violencia y comportamientos característicos de problemas
externalizantes. Como se expondrá más adelante, los niños que asumen el rol de
intimidador generalmente cuentan con cuidadores principales que usan castigos físicos
para corregirlos. Con base en lo anterior, se podría llegar a pensar que los niños que
adoptan el rol de intimidador podrían provenir de familias violentas y/o ser víctimas de
agresiones físicas por parte de sus cuidadores principales.
Empatía
Teniendo en cuenta que la empatía es una de las competencias más ausentes en
los niños intimidadores es importante tener clara su definición. Hoffman (2002) la
define como una reacción afectiva, la cual se acopla a la situación del otro más que a la
propia. Agrega que los seres humanos presentan predisposición al desarrollo de ésta y
los niños pre-verbales sienten empatía causada por mecanismos primarios (el
mimetismo, asociación y condicionamiento), los cuales hacen que esta competencia se
siga desarrollando después de la infancia. En este punto es donde se debe destacar la
importancia que tiene el papel del cuidador principal de los niños, puesto que en gran
parte, la continuidad del desarrollo de esta competencia depende de las respuestas que
éste adopte hacia las necesidades del niño.
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Estilos Parentales
Lo anterior muestra la gran importancia que tienen las relaciones basadas en el
respeto, comprensión, amor y firmeza con métodos apropiados (el no uso de castigos
físicos) entre los padres o cuidadores principales y los niños. Al respecto Vitaro,
Brendgen y Tremblay (2000; citado por Llorente et al., 2004) encontraron que los niños
que contaban con vínculos cercanos con sus padres o cuidadores principales no
adoptaban comportamientos violentos al tener amigos delincuentes, mientras que los
niños que no contaban con este vínculo tenían una probabilidad más alta de desarrollar
comportamientos delictivos. Así mismo, Llorente et al. (2004) resaltan que las
características de las familias pueden jugar un papel protector o promotor frente al
desarrollo de conductas violentas.
Al respecto Baumrind (1971; como se cita en Dixon, 2003) identificó tres estilos
parentales: autoritario, autoritativo y permisivo, para este propósito examinó tanto el
comportamiento de los niños como las prácticas de crianza de los padres.
Adicionalmente, la autora estudió si los tres estilos parentales desarrollaban en el niño
cualidades deseables, es decir, cualidades útiles para adaptarse constructivamente a la
sociedad (Baumrind, 1971; como se cita en Dixon, 2003)
Autoritario
Tiene como propósito criar niños obedientes. En los momentos en los que el
niño va a entrar en conflicto con su cuidador principal, éste tiende a utilizar una
disciplina fuerte y correctiva. Baumrind (1996) argumenta que estos padres justifican
sus acciones basándose en las convicciones religiosas. El cuidador no considera la
dinámica “dar y recibir” dentro de la relación padre e hijo, así mismo, considera que su
palabra debe ser la última y por lo tanto no se debe discutir. Baumrind encontró que los
niños cuyos padres asumen un estilo autoritario presentaban menos independencia que
los demás. De igual forma, Baumrind explica que este estilo también se caracteriza por
presentar tendencias hacia el dominio, el control y la rigidez en la evaluación de las
conductas de los hijos. A los cuidadores principales les resulta de gran relevancia
factores como la obediencia, el respeto, el trabajo, la perseverancia y la autoridad. No
son partidarios de las retroalimentaciones verbales y por lo general, son padres poco
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cariñosos con sus hijos. Maccoby (citando a autores como Patterson, 1976, Block, 1971
entre otros) explica que los niños con padres autoritarios tienden a ser poco empáticos y
a presentar una autoestima por lo general baja. Frecuentemente, son niños obedientes,
demuestran crueldad, conductas agresivas y una espontaneidad pobre, así como también
presentan poca curiosidad y originalidad. No suelen tener buenas relaciones sociales,
generalmente son tristes y alejados. Esta descripción concuerda en gran parte con las
características planteadas por Olweus (1993) sobre la víctima-intimidadora.
Autoritativo
El propósito principal de los padres con estilo autoritativo (también conocido
como estilo asertivo o democrático) es promover el crecimiento personal de sus hijos
por medio del establecimiento de reglas firmes, las cuales se pueden discutir y modificar
si se cuenta con la cooperación del niño. De esta misma forma, el cuidador principal le
atribuye gran valor a su individualidad y opiniones. Baumrind (1996) expone que estos
padres no consideran la disciplina y la independencia psicológica como mutuamente
excluyentes. El cuidador cuenta con una firme convicción en cuanto a las explicaciones
que se le deben proporcionar al niño sobre el establecimiento de las reglas. Baumrind
(1994) plantea que los cuidadores principales son partidarios del uso de las
retroalimentaciones en todo tipo de contexto. Así mismo, esperan que sus hijos sean
obedientes y respetuosos pero esto no debe frenar su independencia, decisión y
pensamiento crítico frente a su entorno. La autora reporta que los niños con padres
autoritativos presentan un desarrollo óptimo de la autonomía y responsabilidad social.
Maccoby (1980, citando a autores como Edwards, Whting entre otros), explica que
estos niños se caracterizan por ser independientes, tienen un control adecuado sobre sus
conductas agresivas y no tienen una dependencia con sus padres. Son niños que por lo
general presentan una muy buena autoestima, muestran confianza ante las situaciones
nuevas en su vida, iniciativa, persistencia en sus diferentes actividades y acciones
altruistas. Adicionalmente, Baumrind (1996) comenta que estos niños usualmente
responden de forma prosocial, presentan una tendencia a razonar de forma autónoma
sobre problemas morales y se esfuerzan por aprender de forma independiente.
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Permisivo
Los padres con estilo permisivo tienen como propósito servirle de recurso al
niño para cumplir con sus deseos. Baumrind (1996) caracteriza a estos cuidadores como
no castigadores, con aceptación total de los comportamientos, pensamientos y demás
características presentadas por el niño. Existen pocas demandas hacia el niño,
relacionadas con el trabajo del hogar y el comportamiento socialmente aceptado,
basándose en la creencia de que el niño debe regular sus propias actividades. Estos
niños presentan menos responsabilidad social y menos perseverancia que los niños con
padres autoritativos, (Baumrind, 1994). Baumrind (1996) argumenta que los hijos de
padres permisivos reciben más respuestas que demandas por parte de sus padres, los
cuales ponen pocos límites en la crianza de éstos.
Baumrind (1996) explica que los cuidadores con este tipo de estilo parental
presentan falencias en el uso de la autoridad en los momentos en los que es necesario
usarla. Tienden a usar pocos castigos, a consultar a sus hijos sobre diferentes decisiones
y no son promotores de la obediencia. Maccoby (1980) explica que los niños con padres
permisivos presentan falta de responsabilidad social, no son independientes y presentan
conductas agresivas, tienden a presentar una falta de control de impulsos y suelen ser
inmaduros. Respaldando estos planteamientos, Miller et al. (2002) plantea que los
padres permisivos presentan una inconsistencia en su aproximación a la disciplina, lo
cual causa que los niños sean más propensos a ser impulsivos, agresivos y rebeldes.
Negligente
Por último se encuentra el estilo parental negligente planteado por Maccoby
(1983). La autora plantea que estos padres son bastante distantes con sus hijos, tratan al
máximo de disminuir el tiempo y el espacio que les deben dedicar a ellos, por lo cual
orientan sus comportamientos hacia la evitación de inconvenientes con sus hijos. Estos
niños se caracterizan por ser impulsivos, presentar dificultad en el control de conductas
agresivas, su humor es voluble, presentan falta de concentración, no les interesa el
colegio, pasan mucho tiempo en la calle y generalmente, se relacionan con niños que no
11
son muy queridos por sus padres, presentan una tendencia a empezar a tomar, fumar y
tener relaciones sexuales a edades muy tempranas.
Con base en las explicaciones proporcionadas para los estilos parentales y
teniendo en cuenta algunas de sus repercusiones en las acciones de los niños, vuelve a
sobresalir la importancia del ambiente familiar. Goldberg (2002) (citando a Bowlby)
explica que la familia es de gran importancia dentro del adecuado desarrollo emocional
del niño puesto que las experiencias establecen las bases de las nociones de sí mismos,
las otras personas y las relaciones interpersonales. Según Salmivalli et al. (2005), una
relación entre padres e hijo basada en la comunicación del amor, el monitoreo del niño,
el establecimiento de límites apropiados y la no utilización del castigo físico es un
factor importante de protección frente a la intimidación.
En la revisión teórica realizada para la presente propuesta se identificaron
estudios sobre roles dentro de la intimidación, agresión, estilos parentales y exposición
a la violencia intrafamiliar. Sin embargo, no se encontraron estudios que relacionen los
estilos parentales con la adopción de roles en la intimidación (intimidador, víctima, y
defensor), así como tampoco se encontraron estudios que relacionen la exposición a la
violencia intrafamiliar y la adopción del rol de víctima y defensor, solo se encontró el
estudio de Baldry (2003) sobre violencia intrafamiliar y el rol de intimidador. Se
considera de gran importancia investigar la relación entre estas variables ya que puede
llevar a diseñar intervenciones exitosas. Con el fin de contribuir a llenar este vacío en la
literatura, la presente investigación pretendía responder a estas preguntas de
investigación:
¿Existe una relación significativa entre el estilo parental y asumir los roles de
víctima, intimidador o defensor?
¿Existe una relación significativa entre la exposición a la violencia intrafamiliar
y asumir los roles de víctima, intimidador o defensor?
12
Metodología
Participantes
Para el presente estudio se contó inicialmente con 423 participantes, los cuales
se encontraban cursando séptimo, octavo y noveno grado de bachillerato, pertenecientes
a un colegio publico de estrato bajo. Luego de realizar la asignación de roles la muestra
total se redujo a 19 mujeres y 36 hombres para una muestra total de 55 participantes. El
rango de edad de los participares fluctuó entre 12 y 17 años.
Instrumentos
Para los propósitos de la presente propuesta se utilizaron las preguntas
pertenecientes al cuestionario de roles participantes (Participant Role Questinnaire,
PRQ) diseñado por Salmivalli (2004) que hacen referencia a víctimas, intimidador y
defensor. Los niños que obtuvieron puntuaciones altas en los ítems que miden
específicamente intimidación se clasificaron como intimidadores, los niños que
obtuvieron puntuaciones altas en los ítems que miden victimización se clasificaron
como víctimas y los niños que obtuvieron puntuaciones altas en los ítems que miden
específicamente conductas anti-intimidación se clasificaron como defensores. Un
ejemplo de las preguntas referentes al rol de intimidador es “Hace que los otros se unan
a la intimidación”, referente al rol de víctima “¿Quién en tu clase es víctima?”, y
referente al rol de defensor “Consuela a la víctima de intimidación”.
Con el fin de medir los estilos parentales autoritativo, autoritario y permisivo se utilizó
el instrumento de autoridad parental (Parental Authority Questionnaire, QAP) diseñado
por Buri (1991) (citado por Ang. 2006). El instrumento consta de 30 ítems, los cuales se
califican con una escala Likert de 1 (completamente en desacuerdo) a 5 (completamente
de acuerdo). Los ítems se encuentran agrupados dentro de los tres estilos parentales
planteados por Baumrind (alpha 0.827). Un ejemplo de las preguntas referentes al estilo
parental permisivo es (alfa 0.59) “piensa que los niños pueden hacer lo que ellos
quieran”, referente al estilo parental autoritario (alfa 0.74) “quiere que yo haga lo que
él/ella dice inmediatamente sin hacer ninguna pregunta” y referente al estilo parental
autoritativo (alfa 0.85) “está dispuesto/a a hablar conmigo sobre las normas del hogar”
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Por último, con el fin de medir maltrato intrafamiliar se usaron unas preguntas
del formulario hogares y mujeres diseñado por Llorente et al. (2004) y para medir estilo
parental negligente se usaron preguntas diseñadas por la autora del presente estudio. El
instrumento consta de 24 ítems como “Se negó a hablarle o lo/a ignoró” para medir
maltrato intrafamiliar (alfa 0,57) y “Asistía a las reuniones escolares” para medir estilo
parental negligente (alfa 0.86). Los ítems correspondientes a maltrato intrafamiliar han
sufrido ciertas modificaciones por parte de la autora. Las modificaciones consistieron
básicamente en agregarle un propósito a algunas de las preguntas, como por ejemplo en
el cuestionario formulario hogares y mujeres una de las preguntas es “les echó agua
fría” en el cuestionario del presente estudio esta pregunta se escribio como sigue “…le
echaba agua fría con el fin de castigarlo/a.”, en el mismo cuestionario la pregunta
“…para corregir su comportamiento le pegaba con una correa, palo o algún objeto.” fue
creada por la autora del presente estudio.
Procedimiento
En principio se contactó al rector del colegio, luego se envió un consentimiento
informado pasivo a los padres de todos los niños que conformaron la muestra (ver
anexo 1).
Luego de entregar los consentimientos informados, se dejó un espacio de 3 días.
El paso siguiente consistió en la aplicación de los instrumentos en 7° jornada de la
tarde. Antes de iniciar la aplicación se preguntó quién había llevado el consentimiento
firmado por los padres, se recogieron los consentimientos de los niños que no fueron a
autorizados y se les aplicó los instrumentos a los otros niños. Durante esta aplicación,
surgieron varios inconvenientes, dentro de los cuales se destacan la indisciplina de los
estudiantes y la no comprensión del cuestionario de roles participantes por parte de los
mismos. Luego de esta aplicación, se realizaron varias modificaciones a este
instrumento, dentro de las cuales estuvo la eliminación de algunos ítems con el fin de
hacer el instrumento más corto, puesto que inicialmente constaba de 30 ítems, además
se cambiaron algunas palabras que resultaban complicadas dentro de los ítems para los
estudiantes.
Cuando ya se habían realizado las modificaciones necesarias, se prosiguió a la
segunda aplicación, en esta oportunidad se llevaron dulces para repartirles a los niños
luego de haber diligenciado el cuestionario. La aplicación se llevó a cabo en 8 días. Al
terminar la aplicación en todos los cursos y en el momento de empezar la tabulación de
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los datos, la autora se dio cuenta que no había pedido identificación a los niños, por lo
tanto, aunque sí se podían identificar las respuestas sobre los demás (roles), no tenía
cómo identificar las respuestas sobre sus familias (estilos parentales, violencia
intrafamiliar y negligencia). Debido a este incidente, se repitió la aplicación de las
preguntas sobre sus familias exclusivamente a los que, según el análisis, quedaron
clasificados dentro de los roles.
En un principio, se pensó en incluir dentro del análisis el rol de víctima-
intimidadora, pero durante el proceso de recolección de datos y análisis, se hizo
evidente que este rol no podía ser incluido, ya que los niños que lo adoptaban eran muy
pocos.
Método de análisis
Por medio de un análisis Clusters se agruparon los participantes de acuerdo a los
roles de víctimas, intimidadores y defensor. Luego, por medio de análisis ANOVAs, se
compararon las medias de los roles con respecto a Estilos Parentales, Violencia
Intrafamiliar y Negligencia. Se hizo un análisis de chi-cuadrado para precisar las
diferencias de los roles entre sexos y se realizó un correlación entre variables.
Resultados
Como se puede observar en la tabla 1, el análisis de varianza mostró diferencias
significativas en el estilo parental permisivo y en la negligencia. El análisis post-hoc
indicó que las diferencias en estilo permisivo son debidas a que los defensores y
agresores mostraron una tendencia a tener cuidadores más permisivos que las víctimas
(ver figura 1). Por su parte, el análisis post-hoc mostró también niveles más altos de
negligencia entre los cuidadores de las víctimas y los agresores en comparación con los
cuidadores de los defensores (ver figura 2).
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Tabla 1 Roles, Estilos Parentales y Violencia Intrafamiliar víctimas agresores defensores Total F p Permisivo 2,242 a 2,72 a~ 2,728 a~ 2,505 3,768 0,03 Autoritario 2,716 2,999 3,226 2,928 2,823 0,069 Autoritativo 3,318 3,76 3,901 3,592 2,393 0,102 Violencia intrafamiliar 1,389 1,396 1,314 1,372 0,553 0,579 Negligencia 1,716 a+ 1,537 a+ 1,213 a 1,536 8,693 0,001 Nota: Celdas con a+ denotan diferencias significativas (p < 0.05) con las celdas con solo a en los análisis post-hoc. Celdas con a~ denotan diferencias que no alcanzaron a ser significativas (0.05 < p < 0.1) con las celdas con solo a en los análisis post-hoc.
Figura 1 Estilo Parental Permisivo
Estilo Parental Permisivo
a~a~
a
0
1
2
3
4
5
víctimas agresores defensores
16
Figura 2 Estilo Parental Negligente
Estilo Parental Negligente
a+a+
a
0
1
2
3
4
5
víctimas agresores defensores
__
Como se puede observar en la tabla 2, la correlación entre variables mostró
relaciones positivas significativas entre estilo parental permisivo - estilo parental
autoritario, estilo parental negligente - estilo parental autoritativo, estilo parental
negligente - maltrato intrafamiliar. Se encontraron relaciones negativas significativas
entre el estilo parental autoritativo y maltrato intrafamiliar.
17
Tabla 2 Correlaciones entre variables
1 2 3 4 5 1 Permisivo 1 0,28* 0,19 -0,03 0,14 2 Autoritario 1 0,21 -0,14 0,17 3 Autoritativo 1 0,42** -0,35** 4 Negligente 1 0,30* 5 Maltrato intrafamiliar 1 N 55 55 54 55 55
* ^ = p < 0,05, ** ^ = p < 0,01
Como se puede observar en la tabla 3, el chi-cuadrado mostró diferencias
significativas entre sexos con relación a los roles. Los hombres presenten una tendencia
a asumir más los roles de víctima y agresor, mientras que las mujeres asumen más el rol
de defensor.
Tabla 3 Diferencias entre sexos con respecto a los roles
Víctima Agresor Defensor N Chi-
cuadrado P R E R E R E
14,45 0,01
Mujeres 9 12.19 6 7.83 12 6.96 27 Hombres 19 15.80 12 10.16 4 9.03 35 Total 28 18 16 62
R= valor real, E= valor esperado ** ^ = p < 0,01
DISCUSIÓN
A lo largo de la literatura revisada en el presente trabajo de grado, se
encontraron argumentos que apuntaban hacia una relación entre la adopción de roles
frente a la intimidación escolar, los estilos parentales y la exposición a la violencia
intrafamiliar. Por ejemplo, se podría esperar una relación entre el rol de agresor y la
violencia intrafamiliar debido a la demostrada relación entre exposición a la violencia
intrafamiliar y comportamientos agresivos de los niños (Baldry, 2003). De manera
similar, se esperaba una relación entre el rol de agresor y los padres autoritarios debido
a las relaciones entre falta de empatía, la presencia de crueldad, las conductas agresivas
y la pobre espontaneidad por parte de los niños con padres autoritarios (Maccoby,
1980). Además, el comportamiento prosocial, el razonamiento autónomo sobre
18
problemas morales y el aprendizaje independiente por parte de los niños con padres
autoritativos (Baumrind, 1996) hacían esperar que se encontraran más reportes de
padres autoritativos entre niños/as que asumían el rol de defensores en situaciones de
intimidación escolar. Sin embargo, los resultados obtenidos en el presente estudio no
apoyan estos argumentos, ya que no se encontraron diferencias entre los roles en el
ámbito escolar con relación a exposición a la violencia y los estilos parentales
autoritario y autoritativo. Lo anterior no quiere decir necesariamente que los niños que
cuentan con padres autoritativos, autoritarios y aquellos que son expuestos a violencia
intrafamiliar, adopten las mismas respuestas frente a situaciones estresantes, ni tampoco
adopten el mismo rol frente a la intimidación en su ámbito escolar. Si bien es cierto que
en el presente estudio no se encontraron relaciones entre los roles en el ámbito escolar
con relación a estos estilos parentales y exposición a violencia intrafamiliar, se debe dar
gran relevancia a lo documentado en la literatura, las repercusiones que tiene en la
crianza de los seres humanos los estilos parentales y la exposición a la violencia
intrafamiliar. Como lo plantea Goldberg (2002) (citando a Bowlby) la familia es de gran
importancia dentro del adecuado desarrollo emocional del niño puesto que las
experiencias establecen las bases de las nociones de sí mismos, las otras personas y las
relaciones interpersonales.
Por otro lado, se encontraron diferencias en relación con la adopción de los roles
en el ámbito escolar (víctima, defensor e intimidador) y el estilo parental permisivo.
Específicamente se encontró que los niños que adoptan el rol de intimidador presentan
una tendencia a tener padres permisivos. Estos padres se caracterizan por ser no
castigadores, tienden a tener una gran aceptación respecto a las actitudes, pensamientos
y acciones de sus hijos (Baumrind, 1996). Estas actitudes por parte de los padres hacen
que los niños desarrollen poca responsabilidad social (Baumrind, 1996). Esta
responsabilidad social es similar a la empatía, como se reporta en la literatura, una de
las características de los intimidadores es su baja empatía, lo cual facilita los
comportamientos antisociales (según Jolliffe et al., 2006; citando a Hare, 1999).
Relacionado con el este estilo parental permisivo y contrario a lo planteado por la
literatura, se encontraron que los defensores presentan una tendencia a tener padres
permisivos. El planteamiento de autoras como Baumrind y Maccoby sobre los efectos
de los estilos parentales permisivo y autoritativo en los niños llevaba a pensar que los
niños defensores presentarían padres autoritativos. Sin embargo, en los resultados del
19
presente estudio no se encontraron diferencias entre los roles en relación con el estilo
parental autoritativo.
Por último, se encontró que las víctimas y los intimidadores tenían cuidadores
más negligentes que los defensores. Maccoby (1983) plantea que los niños que cuentan
con padres negligentes se caracterizan por ser impulsivos, presentar dificultad en el
control de conductas agresivas y humor voluble. Este planteamiento concuerda con las
características proporcionadas por Olweus (1993) sobre los niños intimidadores,
enfatiza en que sus actitudes y el uso de medios violentos acarrean componentes
benéficos para sí mismos a causa de sus conductas agresivas.
Olweus (1993) explica que el ambiente familiar de los niños intimidadores
generalmente se caracteriza por ser negativo, por la carencia de afecto y cuidados hacia
el niño. Plantea que, en cierta medida, éste puede tener como efecto el desarrollo de un
nivel de hostilidad hacia su medio, lo cual puede llevarlos a sentir satisfacción al
producir sufrimiento y daño a otra persona. Estas características son similares al estilo
parental negligente. Maccoby (1983) plantea que estos padres son bastante distantes con
sus hijos, tratan al máximo de disminuir el tiempo y el espacio que les deben dedicar a
ellos, por lo cual orientan sus comportamientos hacia la evitación de inconvenientes con
sus hijos. Margolin y Gordis (2000) (citados por Llorente et al., 2004) plantean que la
negligencia y el maltrato físico están relacionados con delincuencia, violencia y
comportamientos característicos de problemas externalizantes, estas ideas respaldan la
relación entre el rol de intimidador y el estilo parental negligente.
Como se puede ver en la literatura revisada, el estilo parental negligente
desarrolla en los niños características que concuerdan en gran medida con el perfil del
rol de intimidador, puesto que como se ha expuesto, los niños con padres negligentes
presentan falta de control en sus conductas agresivas. Sin embargo, en el presente
estudio se encontraron también niveles altos de negligencia en los cuidadores de las
víctimas. Estos resultados no concuerda con la literatura, ya que las características de
las víctimas son tranquilidad, sencillez y cautela (Olweus, 1993), opuestas a las
características de los niños con padres negligentes.
Maccoby (1980) plantea que los niños que cuentan con padres autoritarios no
suelen tener buenas relaciones sociales, generalmente son tristes y alejados. Este
planteamiento podría llevar a pensar que estos niños adoptarían el rol de víctima. Sin
embargo en el presente estudio no se encontraron niveles altos de este estilo parental en
los cuidadores de las víctimas.
20
Como se ha revisado en la literatura, dos estilos parentales que presentan
características diferentes son el permisivo y autoritario. El primero se caracteriza por no
castigar, aceptación total de comportamientos, pensamientos y demás características
presentadas por los niños (Baumrind, 1996). El estilo parental autoritario se caracteriza
por una disciplina fuerte y correctiva, estos padres son imponentes y no consideran la
dinámica “dar y recibir”. Estas características llevaban a pensar que estos dos estilos
parentales no se relacionarían, sin embargo, se encontraron relaciones significativas
entre estos dos estilos parentales, lo cual podría indicar que comparten ciertas
similitudes en sus características de crianza. Una de ellas podría ser la presencia de una
figura que representa cuidados e interés hacia el bienestar del niño.
Otros estilos parentales que presentan características diferentes son el
autoritativo y el negligente. El primero se caracteriza por proporcionar cariño a los
hijos, promover el crecimiento personal, establecimiento de reglas claras y firmes, las
cuales se pueden modificar con la cooperación del niño. El segundo se caracteriza por el
distanciamiento de los padres hacia los hijos, la falta de tiempo y espacio dentro de la
relación padre e hijo. Lo anterior daba para pensar que la relación existente entre estos
dos estilos parentales podría ser negativa, pero contrario a lo esperado, se encontraron
relaciones significativas positivas entre ambos. Esta relación indica que ambos estilos
parentales pueden compartir características, las cuales no son mostradas ni apoyadas por
la literatura.
De forma coherente con la literatura, se encontraron relaciones positivas
significativas entre el estilo parental negligente y maltrato intrafamiliar. Este resultado
muestra que ciertamente dentro de la negligencia existe maltrato, pero no quiere decir
que necesariamente dentro de la negligencia exista maltrato físico, un padre negligente
no necesariamente maltrata a su hijo de forma física, el abandono y falta de cuidados
hacia el niño son formas de maltrato.
Apoyando a la literatura, se encontraron relaciones significativas negativas entre
el estilo parental autoritativo y el maltrato intrafamiliar. Este resultado reafirma la teoría
sobre el trato adecuado a los niños por parte de los padres autoritativos, sobre todo la
ausencia de maltrato.
En relación con el sexo de los participantes, se encontró más hombres que
intimidan o que son víctimas, y más mujeres que defienden a las víctimas y que buscan
frenar la intimidación. Se podría pensar que esto es causado por las diferencias en la
21
empatía entre hombres y mujeres, ya que las segundas son más empáticas que los
primeros.
A lo largo del presente estudio, se encontraron resultados que apoyaban lo
documentado en la literatura y otros que lo contradecían. Para tener en cuenta estos
resultados para futuras investigaciones o intervenciones se debe ser consiente de las
limitaciones que se presentaron a lo largo del mismo. Así mismo, se debe pensar en
diversos factores que influyeron en que los resultados que se esperaban obtener al
principio del estudio no se obtuvieron, tales como la prevalecía de un estilo autoritativo
en los niños defensores. Lo anterior puede llevar a pensar que la falta de capacitación de
los potenciales defensores hace que estos no actúen porque pueden tener miedo de ser
intimidados (Hernández, 2005). Por otro lado, el tema tratado en el presente estudio es
de gran importancia en el momento de pensar en intervenciones, por lo tanto se debe
pensar en mejorar la forma de recolectar los datos y formas más completas de realizar
los análisis.
Limitaciones del Estudio
En el presente estudio se presentaron varias limitaciones que se deben tener en
cuanta a la hora de considerar los resultados obtenidos. En la aplicación de los
instrumentos, no se contó con el ambiente propicio, se presentaron niveles altos de
indisciplina durante la aplicación, lo cual hizo difícil que los participantes leyeran
cuidadosamente los ítems de los instrumentos y los respondieran a conciencia. No había
conocimiento sobre los roles y la intimidación, a pesar de que se proporcionó una
explicación antes de realizar la aplicación, la indisciplina no hizo posible que los
estudiantes prestaran la atención suficiente para comprender adecuadamente estos
términos. Así mismo, los participantes debieron contestar tres veces el cuestionario de
estilos parentales, agresión intrafamiliar y negligencia debido a un error por parte de la
autora en la primera aplicación1.
1 En la primera aplicación no se pidió identificación a los participantes, por lo tanto no se podía identificar el cuestionario de cada niño para hacer el análisis.
22
Recomendaciones Para Futuras Investigaciones
Para futuras investigaciones, si se piensa investigar sobre las mismas variables,
se recomienda contar con un instrumento más completo sobre negligencia. Así mismo,
se recomienda contar con un espacio adecuado para lograr orden por parte de los
participantes y de esta forma respuestas adecuadas en los instrumentos.
Con respecto al contenido, es importante recopilar suficientes datos
demográficos, con el fin de obtener resultados de diferentes aspectos. También se
recomienda indagar sobre la relación del estilo parental y el desarrollo de la empatía,
puesto que esta juega un papel importante dentro de la intimidación. Así mismo, valdría
la pena indagar sobre las relaciones sociales, el apego y la intimidación en el ámbito
escolar, puesto que son temas que están relacionados y pueden arrojar resultados
interesantes.
Implicaciones Prácticas
Si bien es cierto que se presentaron varias limitaciones en el estudio, los
resultados obtenidos abren caminos hacia intervenciones en el colegio donde se
recogieron los datos. Así mismo, el estudio hace parte de una contribución empírica
para el colegio, lo cual le proporciona algunas bases para posibles intervenciones
relacionadas con intimidación.
Dichas intervenciones pueden ser talleres que promuevan la responsabilidad
social y capaciten a los potenciales defensores para actuar en situaciones de
intimidación. El taller también puede proporcionar a las víctimas herramientas asertivas
para defenderse de los ataques de los intimidadores. Por medio de los talleres se puede
tratar de crear una conciencia colectiva en los estudiantes sobre los efectos de la
intimidación, con el fin de incrementar el rol de defensor. Por otro lado, se pueden crear
talleres con los padres, que tengan como objetivo disminuir la negligencia y la
permisividad e incrementen el estilo parental autoritativo.
Por último, se considera que el estudio da indicios de relaciones entre los estilos
parentales, violencia intrafamiliar y la intimidación escolar, lo cual muestra la necesidad
de investigar más sobre este tema y de maneras cada vez más adecuadas, con el fin de
contribuir en las intervenciones sobre intimidación escolar.
23
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25
ANEXO A CONSENTIMIENTO INFORMADO
Estimado padre/madre de familia, la presente es con el fin de pedir su
autorización para hacer participe a su hijo en un estudio sobre roles en la intimidación
escolar y su relación con los estilos parentales, el cual será realizado por motivo de una
tesis de grada de Psicología de la Universidad de los Andes. La participación de su hijo
consistirá en responder a dos en cuestas sobre algunas características de la familia y
algunas y de sus relaciones con los compañeros del colegio. La información obtenida
será completamente anónima y no representa ningún tipo de consecuencia negativa para
su hijo ni para usted. Así mimo, ésta será usada con fines académicos.
Si usted no autoriza a su hijo a que participe en el estudio favor devuelva este
documento al colegio. Recuerde que la participación de su hijo es voluntaria.
Yo___________________________________ No autorizo la participación de mi
hijo______________________________.
Si usted no devuelve el documento al colegio yo asumiré que su hijo esta autorizado a
participar en el estudio.
Por su colaboración muchas gracias.
Juliana Betancur Toro.
Si requiere de mayor información favor comunicarse al 6291485.
26
ANEXO B
Instrumento de Roles Participantes (Salmivalli, 2004)
Por favor piensa cómo se comporta cada estudiante de tu clase en situaciones en las que alguien es víctima de intimidación. Evalúa que tan bien cada estudiante encaja en las descripciones dadas a continuación. Lee ítem por ítem y piensa quién se comporta en la forma descrita en cada uno. Luego escribe el número de la lista que te entregamos correspondiente al nombre del alumno que tú consideres que concuerda con la descripción. Si crees que tú cuadras bien con algunas de las situaciones, puedes nominarte a ti mismo. 1. ¿Quién en tu clase es víctima? 2. Empieza la intimidación. 3. Hace que los otros se unan a la intimidación. 4. Siempre encuentra nuevas formas de molestar a la víctima. 5. Le insinúa a los otros que molesten a la víctima. 6. Le dice a los otros que la víctima merece que la molesten. 7. Le dice a la víctima que no les ponga cuidado a los intimidadores. 8. Le cuenta a algún adulto acerca de la intimidación. 9. Le dice a los otros que no vale la pena unirse a la intimidación. 10. Consuela a la víctima de intimidación.
Número del estudiante elegido
27
ANEXO C Instrumentos Estilos Parentales (Buri,1991).
A continuación encontrara afirmaciones sobre diferentes acciones y pensamientos de papá, mamá o la persona que se haga cargo de usted,. Por favor lea con atención cada una y marque con una X que tan de acuerda esta con cada afirmación. Tenga en cuenta que 1= fuertemente desacuerdo, 2= Más o menos en desacuerdo, 3= Ni de acuerdo, ni en desacuerdo, 4= Más o menos de acuerdo y 5= fuertemente de acuerdo.
CUESTIONARIO DE AUTORIDAD PARENTAL Mi mamá, papá, o la persona que está a cargo de mí… 1. … piensa que los niños pueden hacer lo que ellos quieran. 1 2 3 4 5 2. … piensa que los niños deben tener plena libertad para hacer lo que ellos quieran.
1 2 3 4 5
3. …piensa que tengo que obedecer a los adultos (profesores, papá o mamá) solamente porque ellos lo dicen.
1 2 3 4 5
4… ha definido normas sobre cómo debo comportarme 1 2 3 4 5 5. …hace todo lo que los niños le piden. 1 2 3 4 5 6. …piensa que se le debe permitir a los niños que hagan lo que ellos quieren.
1 2 3 4 5
7 … permite que yo decida la mayoría de las cosas por mi mismo/a. 1 2 3 4 5 8. …piensa que nunca me debe indicar cómo me debo comportar. 1 2 3 4 5 9. …me permite elegir lo que yo quiero hacer. 1 2 3 4 5 10. …nunca le indica a los niños qué deben hacer. 1 2 3 4 5 11. …piensa que por mi propio bien debe forzarme a hacer las cosas que él/ella considera correctas.
1 2 3 4 5
12. …quiere que yo haga lo que él/ella dice inmediatamente sin hacer ninguna pregunta.
1 2 3 4 5
13. ... permite que se le pregunte por qué hace lo que hace. 1 2 3 4 5 14. …piensa que los padres deben usar la fuerza para hacer que los niños actúen de la forma correcta.
1 2 3 4 5
15. …piensa que los padres deben ser los que mandan. 1 2 3 4 5 16. …se pondría muy enojado/a si yo no estuviera de acuerdo con él/ella.
1 2 3 4 5
17. …me presiona para que haga lo que él/ella quiere que haga. 1 2 3 4 5 18. …piensa que debe ser muy estricto con los niños cuando no quieren obedecer.
1 2 3 4 5
19. …siempre me dice qué hacer y cómo hacerlo. 1 2 3 4 5 20. …me fuerza a hacer lo que él/ella quiere que haga solo porque él/ella lo dice.
1 2 3 4 5
21. …habla con los niños sobre las decisiones tomadas por la familia.
1 2 3 4 5
22. …siempre me dice que le diga cuando sienta que las reglas de la familia son muy estrictas.
1 2 3 4 5
23. …me habla sobre las cosas que hago y sobre la forma en la que cree que me puedo comportar.
1 2 3 4 5
24. … me permite hablar sobre cómo me siento con mis obligaciones y cuando siento que son muy estrictas.
1 2 3 4 5
25. … me dice cómo cree que me debo portar y me explica por qué 1 2 3 4 5
28
cree que debo hacerlo. 26. … escucha lo que los niños dicen, pero no escogerá algo solo porque ellos lo dicen.
1 2 3 4 5
27. … está dispuesta/o a cambiar las reglas que están impuestas en el hogar. …cambiaría las normas del hogar si le muestro por qué están mal
1 2 3 4 5
28. … está dispuesto/a a hablar conmigo sobre las normas del hogar 1 2 3 4 5 29. … entiende que a veces puedo estar en desacuerdo con él/ella sobre mis obligaciones en el hogar.
1 2 3 4 5
30. … me pide disculpas cuando ha hecho algo que me lastima. 1 2 3 4 5
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ANEXO D
Exposición a Violencia Intrafamiliar y Estilo Parental Negligente Llorente et al. (2004).
Le pedimos el favor que responda con la mayor sinceridad posible las siguientes afirmaciones. Sus respuestas serán totalmente anónimas. En su niñez (piense por ejemplo entre 8 y 10 años), su cuidador principal, es decir, la persona que estaba más a cargo suyo (por ejemplo, su madre, padre, abuela o alguna otra persona)… …asistía a las reuniones que programaban en la escuela para los padres/madres. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…asistía a las presentaciones o eventos en los que usted participaba (coro, partidos, teatro, etc.)
Nunca Algunas veces Frecuentemente
…era cariñoso/a con usted Nunca Algunas veces Frecuentemente
…tenía que autorizar sus salidas de la casa. Nunca Algunas veces Frecuentemente
… sabía donde encontrarlo/a cuando usted no se encontraba en la casa. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…jugaba con usted. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…compartía tiempo con usted. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…sabía quiénes eran sus amigos. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…le ayudaba en las tareas que le dejaban en el colegio. Nunca Algunas veces Frecuentemente
Y cuando Usted se portaba mal o hacía algo incorrecto, ¿su cuidador principal lo castigaba de las siguientes formas? …le explicaba por qué su comportamiento no estaba bien. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…se negaba a hablarle o lo/a ignoraba. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…lo/a amenazaba con echarlo/a de la casa o enviarlo/a a otro lugar. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…lo/a amenazaba con dejarlo/a abandonado/a. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…le gritaba. Nunca Algunas veces Frecuentemente
30
…le echaba agua fría con el fin de castigarlo/a. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…lo/a sacudía/zarandeaba luego de usted hacer algo mal. Nunca Algunas veces Frecuentemente
…con el fin de castigarlo, lo/a quemaba con un líquido hirviendo, con fuego o con un objeto caliente.
Nunca Algunas veces Frecuentemente
…para corregir su comportamiento le pegaba con una correa, palo o algún objeto.
Nunca Algunas veces Frecuentemente
…le daba palmadas y/o pellizcos. Nunca Algunas veces Frecuentemente
