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BIBLIOTECA DEL MAESTRO EL ESTUDIO DEL NIÑO BEEVE TRATADO DE LA PSICOLOGÍA DEL NIÑO CON INDICACIONES Á LOS MAESTROS, ESTUDIANTES Y PADRES DE FAMILIA POB, A. e/tAYLOE PRESIDENTE DE LA ESCUELA NORMAL DEL ESTADO DE EANSAS, EN EMFORIA TRADUCIDO POR J. ABELARDO NUÑEZ EX-INSPECTOR GENERAL DE INSTRUCCIÓN PRIMARIA DE LA REPÚBLICA DE CHILE NUEVA YORK D. APPLETON Y COMPAS^IA 1898

Estudio del Niño

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exploración psicológica de la infancia.

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  • BIBLIOTECA DEL MAESTRO

    EL ESTUDIO DEL NIOBEEVE TRATADO DE LAPSICOLOGA DEL NIO

    CON INDICACIONES LOS MAESTROS,ESTUDIANTES Y PADRES DE FAMILIA

    POB,

    A. e/tAYLOEPRESIDENTE DE LA ESCUELA NORMAL DEL

    ESTADO DE EANSAS, EN EMFORIA

    TRADUCIDO POR

    J. ABELARDO NUEZEX-INSPECTOR GENERAL DE INSTRUCCIN PRIMARIA

    DE LA REPBLICA DE CHILE

    NUEVA YORKD. APPLETON Y COMPAS^IA

    1898

  • BIBLIOTECA DEL MAESTEO.

    I. MTODOS DE Instruccin. Por Wickersham.II. La Educacin del Hombre. Por Froebel.

    III. Direccin de las Escuelas. Por Baldwin.IV. Lecciones de Cosas. Por Sheldon.V. Principios y Prctica de la Enseanza.

    Por JOHONNOT.YI. Conferencias sobre Enseanza. PorFiTCH.VII. Psicologa Pedaggica. Por Sully.VIII. La Enseanza Elemental. Por Currie.

    CoN" el presente libro se completan los nuevevolmnes que ya forman la Biblioteca del Maes-tro, publicada por los seores D. Appleton y Com-paa, de Nueva York.

    Cuando hace algunos aos se inici la publi-cacin de esta Biblioteca, era muy reducido elnmero de obras pedaggicas en castellano quepudieran servir los estudiantes institutores parasu propia instruccin. Al mismo tiempo, las ideasde reforma de los mtodos y sistemas de enseanzase extendan en la mayor parte de las seccionesde la Amrica espaola y en todas ellas se demos-traba vivo inters por conocer y estudiar la nuevadoctrina pedaggica. Los maestros recibieron portanto con marcado favor cada una de las obras

  • vi EL ESTUDIO DEL NIO.

    publicadas en la Biblioteca del Maesteo, y al-gunos Gobiernos le dispensaron su proteccin.

    El paso del antiguo procedimiento escolstico la enseanza racional que hoy constituye la edu-cacin completa integral del nio, no poda lle-varse cabo sin graves dicultades por la falta deestudios especiales y de preparacin de gran n-mero de institutores. En algunos casos, la nuevadoctrina tuvo que luchar con la antigua y tenazrutina, pero es justo decir que en el mayor nmerode ellos su bondad misma venci las preocupacio-nes y se impuso por la lgica de sus fundamentos.El maestro deseoso de estudiar los principios de lapedagoga moderna, busc entonces para su propiainstruccin las nuevas fuentes de esos principiosen libros que le procuraran su exposicin y discu-sin cientficas, as como la demostracin de susaplicaciones prcticas y de sus resultados en la dis-ciplina escolar, todo lo cual pudo encontrar en laserie de escogidas obras que forman la BibliotecaDEL Maestro.

    Ese saludable movimiento de reforma, que enalgunas Eepblicas hispano-americanas se ha reali-zado, y que en otras ha tomado ya el carcter deuna aspiracin bastante definida y general, no selimita al mejoramiento de los mtodos de ense-anza, ni la generalizacin introduccin denuevos ramos de estudio, sino que necesita ante'todo elevar la condicin intelectual y social delinstitutor. Esta es su base principal y la ms es-table, porque es la que tiende asegurar los resul-tados de la educacin integral del nio en su desa-rrollo fsico, intelectual y moral.

  • BIBLIOTECA DEL MAESTRO. y

    El maestro debe ser y formarseno slo porsus estudios generales, sino por la constante lecturade buenas obrasun hombre de espritu cultivado,de una sana conducta moral, que le asegure departe de sus alumnos y sus padres el prestigio y elrespeto debidos su noble tarea, pero, sobre todoesto, ha de ser un funcionario animado y posedode un verdadero amor por el nio que est llamado formar para la vida de maana.

    Al estmulo de este ltimo propsito correspon-de el libro El Estudio del Nio que, encon-trndonos de trnsito en esta ciudad, nos hemosdecidido verter al castellano con la esperanza deque su lectura ser provechosa los miembros delmagisterio hispano-americano. El asunto, aunqueconocido y tratado en trminos generales en obrasde psicologa, ha sido estudiado esta vez con nove-dad y de una manera eminentemente prctica fin de provocar la constante investigacin del maes-tro sobre sus alumnos. El autor pretende modes-tamente dar solo la gua para tales investigaciones,pero al mismo tiempo sus demostraciones aseguran todo lector atento una base slida de conocimien-tos acerca del desarrollo fsico y psicolgico delnio, desde el momento de nacer hasta que entra la vida escolar.

    Esas investigaciones, en cuanto tienen por ob-jeto proteger los sentidos del nio y prevenir losdesrdenes enfermedades que pueden contribuir daarlos entorpecerlos, contribuyen al mismotiempo acercar ms al maestro la madre y alpadre de cada uno de sus discpulos. Esta rela-cin que, por desgracia, no es siempre tan fre-

  • viii EL ESTUDIO DEL NIO.

    cuente ni tan amistosa como sera de desear parael mejor y ms seguro xito de la escuela, adquirirmayor importancia siempre que los padres de fa-milia puedan estimar el afectuoso inters con queel maestro de sus hijos sigue stos en la vidadel hogar domstico para conocer sus inclinacio-nes dominantes, sus hbitos, sus defectos y tambinsus dolencias afecciones ms comunes. Estable-cida as la confianza y el respeto por el institutor,su obra habr de ser, necesariamente, ms seguray fructfera.

    El estudio del nio, no solo de uno sino de mu-chos, en todas las condiciones de su vida escolar ydomstica y en todos los actos y grados de sudesarrollo fsico intelectual, es verdaderamenteuno de los problemas ms interesantes para eleducador.

    El presente libro tiene por objeto preparar los padres de familia y maestros para ese estudio,

    y confiamos que ha de prestar muy til ayuda, es-pecialmente los ltimos, en el cumjDlimiento desu noble y ardua misin.

    J. Abelakdo Nuez.New Yoek, Octubre, 1898.

  • PEEFACIO DEL EDITOR*

    En mi prefacio de este sano y saludable libroBol3re el estudio del nio, me propongo ofrecer al-

    gunas reflexiones sobre el progreso de lo simblico

    y convencional en la mente del nio, y el procedi-

    miento por medio del cual se desarrolla en ellala idea del smbolo. Examinar, con este motivo,la doctrina de que los conceptos son imgenes men-tales, para demostrar que no son tales imgenesmentales sino definiciones, y llegar la conclu-sin de que la imitacin constituye la actividadprincipal del nio en el juego, haciendo notar elcambio que la convierte en originalidad.

    El primer perodo de la infancia, digamos bastala edad de seis aos, ha sido llamado, para el co-mn de los nios, el estado simblico, as como elposterior, de seis aos en adelante de la vida, seha designado como el estado " convencional."

    Generalmente usamos la palabra simblico enun sentido restringido, por ejemplo: para signifi-car el uso de algn objeto material en representa-

    * El seor W. T. Harris, actualmente Comisionado Ge-neral de Educacin, en Washington, editor de la Bibliotecainternacional de educacin, serie en la cual figura esta obracomo el volumen xliii.N. del T.

    ix

  • X EL ESTUDIO DEL NIO.

    cin de algo invisible y espiritual. El viento soplay revela fuerza. No lo vernos^ pero mueve objetosque podemos ver. El aliento es tambin una es-pecie de viento, invisible, y sin embargo poderoso.El alma mueve nuestro cuerpo y con todo no lavemos; es una especie de viento; es el aliento.Esta era la manera infantil de pensar. Anima,el aliento, fu usada para simbolizar el alma. Suraz es una palabra que significa el soplo del viento.

    El uso constante del smbolo tiende conver-tirlo en un signo convencional del significado es-piritual. Anima despertaba primero la idea dealiento, antes de pasar indicar la de alma. Lamente, reduciendo gradualmente su contemplacindel significado fsico, se concentr por ms tiempoen el espiritual y le dio mayor valor. Poco poco se fu olvidando uno y otro, y se pas directa-mente de la palabra la idea de la energa vitalque da movimiento al cuerpo y que domina el en-tendimiento y la sensibilidad. As lleg por finla palabra anima ser el signo convencional dealma y perdi su uso simblico. El significado ma-terial qued olvidado.

    El creciente desarrollo de la mente del niorecoge impresiones ms y ms completas y pormedio de ellas' sus concepciones se hacen cada vezmenos imaginativas. De esta manera se desarrollaen l el perodo simblico del pensamiento.

    Para explicar este procedimiento de desarrollo,considerar la serie cadena de causas que sugiereel pensar en el objeto familiar pan. El ProfesorNoir se sirve de este ejemplo para explicar laapercepcin. Considerando retrospectivamente el

  • PREFACIO DEL EDITOR. xi

    origen del pan tenemos las operaciones sucesivasde cocerlo en el horno, amasar, mezclar la harinacon la levadura, manteca, mantequilla otros in-gredientes, moler el trigo y cernirlo para separarlodel salvado, cosechar el grano con todas las opera-ciones consiguientes la siega, atadura de gavillas,trilla, etc.; los trabajos preliminares de arar, ras-trear, sembrar la semilla y su desarrollo, creci-miento y madurez, dependientes del sol y de laslluvias. Cada uno de estos eslabones en la cadenaest relacionado con otras cadenas series de cau-sas; por ejemplo, la levadura que se usa en el panrecuerda la espuma de cerveza de algn otrolquido fermentado efervescente, la manteca re-laciona el pan con varias ideas referentes la crian-za de puercos, la sal con la fabricacin de ese con-dimento, el cocido con la forma y estructura delhorno y con el combustible que se usa para calen-tarlo. La serie retrospectiva hacia el origen, se en-laza con otra serie progresiva hacia el empleo fu-turo del pan. Aqu entra la preparacin de lamesa, los diversos guisos, la comida y la digestin,el sustento de la vida, el vigor adquirido, el trabajoque puede hacer el que est bien alimentado, etc.

    Esta cadena de causas est simbolizada en elcuento de la Casa que Juanito fahric * y en otrasinvenciones anlogas.

    * Referencia los libros de imgenes que se ponen enmanos de nios pequeos y que tienen por base los cuentosinfantiles.

    " Esta es la casa que Juanito fabric."" Esta es la bo-dega de la casa que Juanito fabric."" Este es el salvadoguardado en la bodega de la casa que Juanito fabric."

  • xii EL ESTUDIO DEL NIO.

    El nio usa en sus juegos de unas cosas porotras y " hace creer/' por ejemplo, que el barro esmasa; que puede secarlo y cocerlo tambin. Peroaqu la cadena de causas se separa de la del pan.El nio no podra comer un pan de barro. Elbarro no se hizo con harina, levadura, manteca ysal como la masa.

    Principia el nio jugar haciendo creer quetal objeto es otro distinto, aunque su semejanza searemota. Para l lo primero es liacer creer, perohace progresos al exigir poco poco ms seme-janzas. Comienza por tomar una vara cualquieraque le sirve de caballo; en seguida prefiere aquellaque tiene en un extremo la cabeza de un caballo.Despus, no le satisface ya ninguna vara y necesitaun caballo de madera, con silla y riendas colocadoen un balancn, y ya sobre este animal se figuraque est galopando cuando se mece suavementeel balancn. Su placer en este juego es tanto ma-yor cuanto es el nmero de los que hace creer quecorre galope tendido. proporcin que aumen-tan los grados de realidad de las causas, el juegopierde su efecto educativo y disminuye la diversin,porque las ventajas educativas y de distraccin de-penden en gran parte del ejercicio de la imagina-cin. El nio que recibe un caballo de maderaesmeradamente hecho, con una silla y riendas ver-daderas y otras reproducciones que aproximan eljuguete al verdadero caballo, no encuentra ya lugarpara ejercitar su imaginacin. Mientras ms pare-

    " Esta es la rata que se comi el salvado . . . ."" Este esel gato que caz la rata que se comi . . . ."N. del T.

  • PREFACIO DEL EDITOR. xi

    cido al natural sea el caballo del juego, ms pron-to lo cansar.

    Al principio no comprenden los nios sino unalimitada parte de la serie de circunstancias queproducen una cosa. Pretende un chico que un palotorcido es una guadaa. Pero con aquella herra-mienta ideal se ayuda para comprender lo que essegar y lo que debe ser una guadaa. Necesita po-nerle una hoja de acerco para que corte la yerba yl se la procura amarrando cualquier pedazo demadera. Pero cuando ya toma la verdadera gua-daa, el juego desaparece y se convierte en trabajo.

    El procedimiento dialctico del juego encuen-tra su trmino desde que se hace trabajo. Al poneren prctica una cosa, su lgica est en sus resulta-dos naturales. El nio que principia cabalgandoun palo por caballo, concluir por hacerlo en uncaballo verdadero. En ese camino pasar por gra-dos diversos: primero, una cabeza de caballo com-pletar el palo; en seguida vendr la montura yel ltigo; despus una silla representar al caballoy otra el carruaje; ms adelante un compaero dejuego ser ensillado como caballo; despus un ca-ballo de madera con todos los miembros y toda lasemejanza externa con el animal; todava podrvenir un perro un cabrito enjaezado para arras-trar un carrito; por ltimo el caballo verdadero.

    Todos los grados ascendentes comprenden nue-vos conceptos de lo que es necesario para la causa-lidad real. En una serie de causas piensa ahorael nio por definiciones y no slo por imgenes.Esta cuestin es digna de ser estudiada atentamen-te por todo institutor en la escuela primaria.

  • xiv EL ESTUDIO DEL NIO.

    Es muy general entre los psicologistas la creen-cia de que los conceptos nociones generales sonimgenes mentales; pero sera ms correcto decirque las nociones generales son ms bien definicio-nes que imgenes mentales. La definicin debesealar una semejanza con alguna otra cosa, y unadiferencia. En una mera imagen mental no seI^resenta la atencin de una manera clara la seme-janza y la diferencia. En el perodo simblico dela mente no se encuentra completamente desarro-llada la distincin entre el individuo particular yla clase general. Cuando el nio juega hacecreer que un palo es caballo, se produce una seme-janza, pero queda ignorada y fuera de vista la dife-rencia. Cuando se compara el alma con el alientoy se hace del aliento un smbolo del alma, se pro-yecta una vaga sombra de semejanza, pero al mismotiempo el vasto campo de las diferencias se pierdede vista. El adelanto del nio en su poder de pen-sar se revela por sus aptitudes de anlisis en laseparacin de las semejanzas, de los puntos de iden-tidad de analoga con que las mismas diferenciasse manifiestan. Cuando llega el nio notar lassemejanzas y clasifica un objeto, indicando tambinsus diferencias, ha alcanzado el grado en que pien-sa una definicin. Esta defiicin le seala lasemejanza identidad del objeto con algn otro,primero, y en seguida sus diferencias.Este es unpjaro: es de color amarillo. El resultado es elconcepto de un pjaro amarillo; clase general, p-jaro; diferencia limitacin de la clase pjaro los pjaros de color amarillo. Ahora, al entrar alestudio del nio es importante observar con cuida-

  • PREFACIO DEL EDITOR. xv

    do la diferencia entre pensar con una imagen pensar con una definicin. La mente de una per-sona ejercitada en pensar, lo mismo que la del pri-mer principiante, forma imgenes cuando piensasobre nociones conceptos generales, pero el pen-sador ejercitado observar que cuando piensa enuna imagen nota inmediatamente sus deficienciaspara adaptarse la definicin general que consti-tuye la parte esencial de la nocin general. Sioigo la palabra " caballo," pienso primero en uncaballo tordillo, despus noto que en mi imagina-cin se presenta otro de color alazn, y de grantamao; uno de ellos est tranquilo y el otro corre galope tendido. Se ha formado rpidamenteimgenes que se han desvanecido con igual rapidez.En esto obra la mente sin reflejar su propia ac-cin. Forma imgenes, y al mismo tiempo nota queestas imgenes son meros ejemplos del conceptogeneral, y que no lo comprenden por completo.

    El nio se forma al principio nociones vagas ygenerales. No se apodera fcilmente de todas lascualidades caractersticas de algunos objetos y selimita sealar algunas de sus seales atributosgenerales. Eeune en una clase objetos diferentesque distinguir despus, cuando haya alcanzadomayor poder intelectual.

    As como va perdiendo el nio el inters porel juego, medida que reconoce los diversos gra-dos de la serie de causas, abandona su modo de pen-sar simblico y su relacin con las imgenes men-tales, entrando ya observar no solo las semejanzassino las diferencias. Sus primeras definicionesson las que se fundan en lo aparentemente externo.

  • xvi EL ESTUDIO DEL NIO.

    Pero con el desarrollo de su espritu y la observa-cin del proceso de causacin, alcanza compren-der la funcin del objeto y sus acciones, y haceentonces que sus definiciones describan hechos dela serie de causas. Al progresar en su observacindel origen accin con que se causa un efecto, al-canza el nio independencia para pensar y con-fianza en s mismo.

    La imitacin participa de la naturaleza de lasimbolizacin, y constituye un elemento importan-te en el juego, sealando los primeros rudimentosde la educacin. El nio que principia imitarrevela inteligencia. Observa la actividad en otrode sus semejantes y reconoce que ella proviene deun esfuerzo energa que l tambin posee y quepuede ejercitar. Imitando la accin que le hainteresado se prueba s mismo que dispone deese poder. Es indudable, por consiguiente, que laimitacin es una especie de asimilacin espiritualque nos hace apropiarnos lo hecho por otro. Porde contado, el projDsito no es consciente, pero almismo tiempo es realmente actual.

    Cuando los nios llegan manifestar vivo in-ters por descubrir las propiedades y cualidades delas cosas, es llegado tambin el tiempo de que dejenel Kindergarten la escuela infantil y entren altrabajo de aprender signos convencionales en lalectura, escritura, aritmtica trminos tcnicos enla geografa, etc.

    De igual manera, siempre que el nio demues-tra disposicin rastrear la cadena de causas, ob-servando el efecto de otros objetos sobre aqul quel est estudiando, cuando busca los efectos de la

  • PREFACIO DEL EDITOR. xv

    funcin de ese objeto sobre los que le rodean, sedeja ver la madurez del nio para una enseanzams avanzada que la del Kindergarten. Ya nohabr juegos ni entretenimientos simblicos quele interesen. Ha alcanzado un grado superior decultura individual y busca su satisfaccin en ejer-citar sus facultades de anlisis sobre el mundo queest alcance. Ha llegado al perodo de pensar,que es superior al perodo simblico.

    Siempre que el nio toma la consecuencia porla realidad tiende robustecer la debilidad de su

    mente, y gradualmente adquiere la disposicin parapensar en las fuerzas y potencias, en las energascausales, que dan existencia algunas cosas y quetransforman esas mismas cosas en otras.

    La imitacin sigue en su desarrollo el mismocurso que el pensamiento simblico que pasa des-pus ser pensamiento que define. Al principiose limita la imitacin copiar las apariencias mera-mente externas, pero gradualmente se apodera delos motivos y propsitos determinantes de la ac-cin y por ltimo llegar el imitador al principiofundamental que ha originado la accin. Enton-ces ya no encuentra el imitador su gua ni su reglaen el modelo externo, sino slo en su propia mentey de esta manera se hace original.

    Imita el nio un objeto externo, sea ste otrapersona, un animal, una cosa. Su imitacin es,como ya he dicho, una asimilacin, un acto de hacerl lo que ha visto que otro ha hecho y que demues-tra su propio poder causativo. Por consiguiente,esta accin de imitacin despierta el sentimientode la responsabilidad. La accin que otro ha hecho

    2

  • xviii EL ESTUDIO DEL NIO.

    nada tiene de comn con l, pero la que l ha imita-do, es suya y de ella es responsable. En conse-cuencia, la imitacin es un acto de la voluntad ascomo el simbolismo y el pensamiento por definicio-nes, es un acto de la inteligencia. Las primerasimitaciones toman solamente lo externo de la ac-cin imitada, pero la " dialctica " de la imitacinconsiste en ir dejando las exterioridades y buscarms y ms las relaciones internas con aquello queimita. Descubre los motivos y propsitos de laaccin y ve la necesidad lgica de ellos. Los re-laciona ms y ms con el principio fundamental desu propia accin. Por ltimo, cuando ejecuta elacto imitado como una expresin de sus propiospropsitos y convicciones, ya la imitacin se hatransformado en originalidad.

    No debe apurarse sin razn al nio en su pasofuera del simbolismo. Hasta tanto que encuentreinters y verdadero goce en el smbolo, deber per-mitrsele que lo use. Otro tanto puede decirse dela imitacin. El institutor prudente no tratarde profundizar la conciencia del nio en cuanto motivos y propsitos, ni de despertar en su menteanticipados sentimientos de responsabilidad. Enmuchos casos la influencia de la sociedad en la cualvivesociedad en su mayor parte compuesta depersonas adultas y posedas de un profundo senti-miento de responsabilidadacelerar el desarrollodel nio en cuanto sus fines morales.

    W. T. Haris.Washington, D. C, Mayo 12, 1898.

  • ANTECEDENTES.

    Durante treinta aos ha ido adquiriendo elasunto del estudio del nio mayor importancia entodas partes de este pas, y de tiempo en tiempose han publicado en los principales peridicos deeducacin informes y trabajos interesantes y valio-sos sobre los diversos aspectos de ese tema. Sehan formado en muchas ciudades sociedades parael estudio del nio, y varias de ellas en los Estadosde la Unin estn haciendo trabajos notables, almismo tiempo que extendiendo sus investigacionesen una vasta escala. Varias escuelas y colegiosnormales han tomado parte en este movimiento,y maestros ilustrados de toda clase de escuelasjunto con miles de madres de familia han ayudado estas investigaciones, suministrando notas in-teresantes informes acerca de multitud de datossobre la vida del nio desde que viene al mundohasta que pasa de la niez la adolescencia. Es-tas observaciones comprenden el desarrollo de lossentidos, el acrecentamiento de la percepcin yde otras actividades mentales, el aparecimiento delsentido moral; las emociones, las ocupaciones, ellenguaje, las ambiciones de los nios; las ideas

  • XX EL ESTUDIO DEL NIO.

    que tienen los nios sobre sus derechos, de susdeberes para con los dems, de los castigos, de losfenmenos naturales; de Dios; la influencia de losque les rodean y asimismo todos los dems puntosque forman parte de la historia mental y fsica decada nio.

    Tan sorprendentes han sido los resultados deestas investigaciones que ya estn ellas abriendocamino la reconsideracin de diversos principiospedaggicos y una reforma general de mtodosy de la organizacin escolar, particularmente en losgrados primario y medio.

    Tambin han ejercido notable influencia en laeducacin domstica y han despertado en los maes-tros un aumento de actividad y de inters por elnio, todo lo cual promete grandes cosas en unprovenir no lejano.

    El objeto principal de este libro ha sido pre-sentar esta materia la inteligencia de la generali-dad de los maestros y padres de familia. En cuan-to ha sido posible se ha tratado en l de evitar eluso de trminos tcnicos y de frmulas cientficas.El deseo de anunciar nuevos principios ha sidopospuesto por completo al empeo de servir miscolegas en el magisterio, facilitndoles los mediosde alcanzar relaciones ms ntimas con el nio.Uno de ellos dijo muy bien, " Es extrao que elnio sea la ltima de las criaturas de Dios que sehaya estudiado cientficamente." Sin embargo, esms extrao todava que nos hayamos contentadopor tan largo tiempo con slo ensear al nio sinsaber ms de l que de cualquier otro individuo.Al hablar de la obra realizada por una congrega-

  • ANTECEDENTES. xxi

    cin religiosa deca una seora: " Trabajamos porla gente, no por las cosas," y la verdad que ya estiempo que de nosotros trabajemos tambin msen el nio mismo que en las cosas que le ense-amos.

    No se ha dedicado mucho tiempo descrip-ciones anatmicas; pueden ser fcilmente consul-tadas en muchos de los textos de fisiologa. Mu-chos maestros y padres de familia creen que esmuy difcil hacer con fruto el estudio del niosin conocer perfectamente por lo menos los ele-

    mentos de la psicologa. Pero olvidan menudoque ese mismo estudio del nio les dar muy tilesconocimientos, que les servirn de la mejor in-troduccin posible la psicologa en general.Cada captulo de este libro se dirige organizar, sias puede decirse, los conocimientos ya adquiridospor aquellos que saben poco nada de psicologacientfica, y ayudarles en investigaciones que losconducirn una comprensin clara de la natura-leza y de las facultades del nio.

    Mucho de lo que se ha llamado estudio delnio ha sido hecho tan sin plan, que sus resultadoshan sido desalentadores para algunos de sus msentusiastas partidarios. Si estas pginas contri-buyeran elevar y sistematizar dicho estudio, elautor se considerara recompensado ampliamente.

    No reclamo la completa originalidad de loscaptulos que siguen. Muchos de los libros y pe-ridicos citados en la Bibliografa al fin me hanservido, en mayor menor grado, y ofrezco lossentimientos de mi gratitud los autores por todoel mrito de su valiosa contribucin. As tam-

  • xxii EL ESTUDIO DEL NIO.

    bien deber el lector bondadoso cargar la cuentade ellos la proporcin correspondiente en el sen-tido contrario.

    Finalmente tributo mis agradecimientos losdiversos miembros de la facultad de esta EscuelaNormal, por sus tiles indicaciones.

    A. E. Tayloe.

    Escuela Normal del Estado de Kansas,Emporia, Junio 1, 1898.

  • mida y Josefina llegaron la juventud siendontimas amigas. Hilda cas con un carpinteropobre pero honrado, y Josefina con un hombre degran fortuna que construy para ella un palacio.La llev Europa donde visitaron las ciudadesms importantes y compraron un lujoso mobiliario.Cuando todo estuvo instalado, Josefina invit Hilda ver su palacio y le mostr todas sus habi-taciones. Pero medida que la explicaba los di-bujos de los tapices, la riqueza de los cortinages,el admirable tallado de los muebles, el asunto delas pinturas esculturas y los nombres de losartistas que las haban hecho, Hilda deca son-riendo : ''''Es hermoso, en verdad, pero hay algomucho ms hermoso que todo eso." Contrariada,pregunt Josefina, " Hilda, qu puede haber de mshermoso." Hilda desliz su brazo, como en otrotiempo, en el de Josefina y dijo, " j Quieres venirconmigo f "

    Pronto llegaron la humilde casa deHilda, con sus paredes y puertas blancas esmera-damente limpias. En el marco de la puerta nota-ron las seales de unos deditos y al entrar lahabitacin las recibi la alegre risa de una cria-tura rosada y fresca en su cuna. Hilda se volviy dijo : " Josefina, nada hay tan hermoso en tupalacio como las seales de esa mano de nio en lapuerta, ni como el alegre balbuceo de mi dulcebeb

    !

    " Asomaron lagrimeas los ojos de Josefinay abrazando con efusin su amiga le dijo, " Hil-da, tienes razn."{De Eugene Field.)

    xxii

  • INTKODCCIN.

    Aquel quien se preguntara por lo que es la vez ms parecido y ms distinto de Dios, podracontestar La criatura en la cuna. En ella se en-cuentran todos los atributos de Dios, pero estnnicamente in potentia. Existen en calidad, peroen la ms pequea cantidad en que es posible queexistan. Dios tiene los mismos atributos, pero encantidad ilimitada, en inteligencia infinita y enmajestad suprema. Entre estos dos extremos estel hombre en todos los grados de su desarrollo.Si representamos el crecimiento el progreso delnio hacia Dios por medio de un tringulo, encon-traremos la criatura en el vrtice h, al nio pocoms adelante en la lnea y y al hombre en los diver-

    sos estados de su desarrollo, m, m', m", m'", avan-zando hacia Dios, que queda al otro extremo de labase y cierra el tringulo la distancia del infi-nito. Cuan cerca del vrtice quedan algunoshombres y cunto avanzan otros hacia Dios!

  • xxvi KL ESTUDIO DEL NIO.

    Quin sabe hasta donde han alcanzado Moiss yPlatn y Pablo y Bacon y Milton y Kepler y New-ton y Knox y Mozart y Wesley y toda aquella po-derosa falange de hombres que han andado enmedio de las estrellas y que se han atrevido pene-trar el pensamiento Divino? A la derecha, lejosde la turba mortal, estn todava avanzando en suaproximacin, si , as podemos decirlo sin irreve-rencia, al mismo Dios.

    Aqu tengo un pajarillo en mi mano; todo loque l es, todo lo que puede hacer, podra fcil-mente ser escrito desde luego por cualquiera.Pero, quin se atrevera asegurar lo que sery lo que har el beb que yace en aquella cuna? Quin sera capaz de poner un lmite sus es-fuerzos en su carrera hacia lo Infinito?

    Muchas son las tentavivas que se han hechopara fijar el objeto de la educacin. Platn quiereque ella sea el perfeccionamiento de todas las fa-cultades del hombre. Dante declara que su objetoes asegurar al hombre la eternidad. Milton pensque era la que deba permitir al hombre recobrarlo que haba perdido por la cada de Adn. Spen-cer dice que debe preparar al hombre para unavida completa. Eosenkranz le asigna por objetoel desarrollo terico y prctico de la razn humanapara asegurar su libertad. Sin embargo, pocosson los que dan todo su valor la idea de que sufin es el de ayudar al educando en su esfuerzopara acercarse lo Infinito. A su imagen fucreado, y toda actividad impulsiva de su vida hade ser dirigida la realizacin de las posibilidadesque sto le prepara.

  • INTEODUCCIN. xxv

    Mucho se ha escrito sobre el carcter sagradodel nio y sobre la gran responsabilidad que pesa

    sobre los padres y maestros; pero por ms sincera-mente que unos y otros la hayan sentido, es indu-dable que el fin de la educacin se eleva conside-rablemente dndole un significado de muchomayor alcance y profundidad. De esta manera seve claramente que la enseanza de la geografa yde la aritmtica no es un fin, sino un medio. ISi

    es tampoco el que puede satisfacerse al descubrirque los nios saben todo lo relativo los vientos

    alisios simoons, sobre Aristides y George Wash-ington, sobre La Eeina de las Hadas y Evangelina,sino comprobando que su mente vigoriza sus fa-cultades intelectuales, y que su esfuerzo diario

    extiende el campo de su juicio y de sus cono-cimientos.

    Al estudiar al nio, estudiamos en realidad alhombre. Al estudiarlo podemos ver los gradospor que pasa lo material lo espiritual, el ciegoimpulso fsico la habilidad y la destreza, lofinito al infinito. El verdadero estudio de la hu-manidad es el hombre, pero el que no conoce alnio jams conocer al hombre.

    Todas las dems ciencias tienen por centro laciencia del nio, porque no hay ninguna que nocontribuya de alguna manera darnos ayuda paracomprenderlo. Aquellas que ms directamentenos servirn para tal estudio son, por supuesto, la

    anatoma, la fisiologa y la higiene, con todas susdiversas subdivisiones; la tica, la lgica y la psi-

    cologa, incluyendo sus fases genticas y prcticas.Del estudio del hombre nacieron estas ciencias, y

  • xxviii EL ESTUDIO DEL NIO.

    en este sentido son los guas de ms valor para elestudio del nio.

    Nadie podra emprender con provecho el estu-dio del nio sin nios que estudiar^ no un nio slo,sino muchos nios. Algunas informaciones impor-tantes sobre este asunto debemos los que han de-dicado su tiempo al estudio de un slo nio, peromientras no se recoja un nmero mayor de investi-gaciones anlogas para comprobar sus resultados,no ser posible deducir de ellas antecedentes fun-damentales. Observar los nios no es estudiar-los, y poco de bueno ser lo que haya de obtenerse.Lo que se necesita es estudiarlos en la vida de fa-milia, en sus juegos, en la sala de clase, en sutrabajo, en sus libros, dormidos, despiertos, solos,con sus inferiores y con sus superiores, en momen-

    tos de mal humor como en los de ms alegra, entodo lo que pueda revelarlos nosotros mismosy en todo lo que nos permita penetrar en su natu-raleza ntima. Encontraremos algunos nios in-teligentes, vivos, bulliciosos; otros lentos, tardos,

    apticos. Algunos tienen un organismo fsicoperfecto, otros defectos en la vista en el odo, acaso alguna deformidad en un miembro en elcuerpo. Unos imitan instantneamente, otrostienen escasa disposicin para hacerlo. Algunosson sumamente amables y otros antipticos hastael extremo. Se encontrar algunos sencillos ynaturales, otros artificiales y afectados, unos ase-

    quibles y otros intratables.Pero estas observaciones de nada valdran si

    el estudio de los nios hubiera de concluir all.De nada vale tampoco que un mdico se limite

  • INTRODUCCIN. xxix

    slo hacer el diagnstico de una enfermedad.Es necesario que proceda la aplicacin del reme-dio^ lo que requiere todava mayor habilidad. Astambin el que estudia al nio debe trabajar inme-diatamente por descubrir los medios ms segurosy los mtodos ms adecuados para corregir los de-fectos del nio y estimular su actividad normal.Estas investigaciones nos conducirn al resultadode darnos una idea de lo que constituye al nionormal y de comprender las leyes de su desarrollo.Personas hay tan exigentes en lo que piden delnio, como si se tratara de un hombre mujeradultos, que olvidan por completo la gran diferen-cia que hay entre ambos, tanto fsica como mentaly moralmente. Es por tanto de importancia capi-tal saber lo que debe esperarse del nio. Casi sontantos los nios malogrados por exigencias impru-dentes, como por negligencias desgraciadamentedemasiado comunes. Cuan rpida y generosa-mente responden las flores la mano delicada inteligente que hace con ellas un hermoso rami-llete, pero cunto ms dcilmente responde el nio la incitacin de aquel que conoce sus impulsos

    y que los comprende.De mucho valor ser recordar las propias ex-

    periencias impresiones de la niez en aquellosdas en que el corazn era joven y la mente seextremeca al recibir las primeras nociones de cosasque ya hace tiempo han pasado ser miradas comovulgares insignificantes. Este procedimientonos facilita, al ponernos en el lugar del nio, losmedios de pensar y sentir como l piensa y siente.Puede que el recuerdo no sea tan claro en muchos

  • XXX EL ESTUDIO DEL NIO.

    puntos, pero todo lo que de l podamos recobrarnos acerca al nio mucho ms de lo que sera decreer.

    Conviene naturalmente evitar siempre genera-lizaciones prematuras en este gnero de observa-ciones. Una golondrina no hace verano, comouna observacin tampoco basta para establecer unaley. El ms ligero cambio en las condiciones essuficiente para destruir la teora ms hbilmentecombinada. Tratamos del estudio de la mente, yno de las fuerzas fsicas; y el ms fino de los instru-mentes inventados hasta ahora por el hombre ja-ms tendr bastante delicadeza para alcanzar ella. Los impulsos que dirigen su actividad vie-nen de tal profundidad que no hay plomada que ella pueda llegar. Por esto, el progreso debenecesariamente ser lento.

    JSTi debe olvidarse tampoco que el estudio quese pide no es con el propsito determinado de con-tribuir los resultados de la profesin en general,sino ms bien al beneficio particular de los niosy del maestro mismo. El mejoramiento de aque-llos y el perfeccionamiento del ltimo son msimportantes que toda otra cosa. Por esto deberser el amor inters por ellos y por ellos slo, laprimera condicin que obedezca el institutor.

    Por lo general principia el estudio del niocon los primeros movimientos conscientes de lacriatura, aunque si llegara tratarse el asimto entoda su extensin sera tambin necesario incluirel de su vida prenatal. Aquellos de nuestros lec-tores que deseen adquirir ms completas nocionessobre el gnesis de algunas actividades fsicas

  • INTRODUCCIN. XXxi

    mentales, harn bien de consultar las obras dePrez, " Los primeros tres aos de la niez," dePreyes, " Los Sentidos y la Voluntad," y de Com-payr, " Desarrollo Intelectual y Moral del Kio."

    El misterio de la vida consciente, tanto en suorigen como en su desarrollo, es el primero que sepresenta nuestro examen al principiar ese estu-dio. No hay otro fenmeno en el universo quese le acerque en sublimidad, ni otro que ms nosfascine por su delicada sutilidad. La fuerza de lagravitacin que mantiene las estrellas en su ca-rrera, el intenso fuego que se anida en el seno delas montaas y las funde arrojando sus fragmentosal espacio, el rayo que instantneamente derribalos ms elevados rboles del bosque, por ms po-derosas que sean, no se concen s mismas nipueden dirigir una sola de las millares de activi-dades que en ellas vemos. El atributo extraordi-nario y asombroso de la conciencia ntima de lavida, est reservado al nio, al hombre. El reina

    y gobierna toda actividad de su alma, as comodomina las poderosas fuerzas espirituales que hastaaqu no han reconocido otro dominio que el de suCreador.

    De cmo despiertan los sentidos al nio lavida consciente, se ver en el captulo siguientecon el que se inicia este estudio.

  • EL ESTUDIO DEL NIO.

    CAPITULO I.

    LOS SENTIDOS.OEGNICOS.

    El nio despierta la vida consciente por me-dio de sus sentidos; ellos le sirven para conocerel mundo que lo rodea y que debe ser con eltiempo una parte de l mismo. Sin ellos, el nioyacera durmiendo en su cuna y pasara sus soo-lientos das enteramente ignorante del mundo quelo rodea y sin soar siquiera en su futuras y pode-rosas facultades. Sus sentidos le sirven para ex-plorar el universo su alrededor y dominarlo aun-que todava inconscientemente. Por consiguienteel fin de su vida depende de la sensibilidad y per-feccin de esos rganos. No hay mayor alegrapara la madre que la seguridad de que su hijo tieneuna conformacin perfecta corporal y que sus odosy ojos estn sanos, pero raras veces reconoce entoda su extensin el significado de semejante bene-ficio. Esos ojos y esos odos no tienen slo porobjeto darle los medios de ver un lugar en el es-pacio y de comunicarse con sus semejantes, sinoproveerlo de los materiales, del alimento con quesu mente -ha de vivir y crecer. Los sentidos noslo deben dar al nio el conocimiento del mundo

    3 1

  • 2 EL ESTUDIO DEL NIO.

    sensible que lo rodea, sino el de las relaciones yharmonas mucho ms elevadas que enlazan alalma con el alma y con el Infinito.

    Importa, por tanto, que la madre y el maestroconozcan la importancia trascendental de todo de-fecto fsico, particularmente de aquellos que decualquiera manera puedan afectar el sistema ner-vioso del nio. Cualesquiera obstruccin desor-den, por lijeros que sean, del funcionamiento natu-ral y espontneo de los rganos sensorios motores,puede tener una considerable influencia en la vidaintelectual y en el carcter moral del nio. Doslneas i'edas aparentemente paralelas y colocadasen su origen un centmetro, pueden al fin de unamilla estar separadas por diez centmetros. La tor-peza intelectual el desequilibrio moral son oca-sionados frecuentemente por alguna deformidadfsica, acaso tan insignificante que ha pasado sinllamar la atencin.

    Hace algunos aos se hizo en cierta ciudad unaexperiencia eligindose veinte muchachos de malaconducta para probar sus sentidos y se descubrique cada uno de ellos tena algn defecto en lavista en los oidos, y muchos en ambos sentidos.Tambin se eligieron veinte muchachos buenos yse observ que todos ellos tenan ambos sentidossanos. Sera peligroso generalizar de este ejemploque todos los defectos fsicos son causa de defectosmorales, y que todo sistema nervioso perfecto esmoralmente irreprochable, pero es fuera de cues-tin que existe la tendencia demostrada en el casoanterior. La mente sana en un cuerpo sano signi-fica algo mas que la simple salud del cuerpo; sig-

  • LOS SENTIDOS.ORGNICOS. 3

    nifica que cada parte del organismo fsico debeestar dispuesta desempear continua y perfecta-mente cada una de las funciones que le son pro-pias. Hay casos notables de individuos con de-fectos fsicos de nacimiento que han alcanzado unaconsiderable cultura mental intelectual, pero costa de tantos sacrificios como pocos podranimaginarlo. Aunque los desordenes fsicos no semanifiesten claramente en la criatura, puede des-cubrirse menudo su presencia y corregrseles pormedio de un tratamiento inteligente y racional.Acaso muchas veces el ojo dbil del recien nacidono tiene otro origen que el descuido de una no-driza ignorante, y mas de una vez se ha destruidouna oreja, apenas formada, por aquellos que mascaricias han hecho al nio. Cuntas criaturas hanperdido un sentido ambos por los caprichos negligencia de los que la rodeaban. Y, sin em-bargo, los mdicos nos dicen que la mitad, porlo menos, de los nios cuyo odo es defectuosopodra sanar fcilmente siendo curados en tiempo,y otro tanto se asegura de los defectos de la vista.En vista de estos hechos ser acaso un tema in-significante el que nos proponemos tratar en elpresente estudio? JSTo consideramos necesarioconsagrar mucho tiempo la discusin de los sen-tidos inferiores porque nos dan pocos antecedentes,relativamente hablando; aunque son de la msalta importancia. Todas las sensaciones que com-prendemos en el trmino orgnico, tales como lasensacin que previene, la sensacin que despierta,el estado general del cuerpo de los rganos vitalesy vegetativos, dan el tono del cuerpo como un todo

  • 4 EL ESTUDIO DEL NIO.

    y el carcter fsico peculiar que se manifiesta enlo que se conoce como el temperamento del indi-viduo. La disposicin general del nio dependede tal manera del grado de perfeccin con que seefectan sus funciones digestivas, asimilitivas, cir-culatorias, respiratorias y linfticas que jams po-dra prescindir de su atenta observacin todo aqulque estudie al nio. La antigua idea de la influen-cia reguladora del movimiento de la bilis en eltemperamento del individuo, se ha extendido enestos das al dominio de todas las funciones queacaba de indicarse. No puede esperarse del nioque durante medio da siente su estmago cidoy dolorido, que sea atento y constante en su trabajo,ni tampoco est en harmona con el experienciadiaria que otro cuyo circulacin es penosa y ln-guida demuestre viveza y percepcin rpida al darsus repuestas; pero que otro cuyo condicin fsicase encuentra en condiciones normales pueda sersin esfuerzo carioso atrevido, sin sentir para elloun estmulo especial, es cosa que pocos puedendudar. Y sin embargo, apesar de todo esto olvi-damos continuamente las causas fsicas que deter-minan el temperamento inclinaciones de losnios, y buscamos para corregirlos los castigos,reprensiones y otros medios tradicionales, pero noracionales. Se castiga veces un nio por nohaber concluido una tarea en un tiempo dado, sinfijarse que el esfuerzo exigido lo habra postradocompletamente; otro ha sido reprendido por sucontinua agitacin, cuando si se le hubiera dadouna comida buena y sana, habra apaciguado elhambre que no le dejaba estar tranquilo; el de

  • LOS SENTIDOS.ORGNICOS. 5

    ms all ha sido objeto de burlas por un retrai-miento y melancola que habra desaparecido conejercicios apropiados y una buena alimentacin, elltimo por fin, ha bajado en el lugar de su clasepor no tener preparada su leccin siendo que eran

    ,reponsables de la falta una jaqueca una indiges-tin. Muchas de las infermedades mentales delos nios, como la clera, la intranquilidad, el abu-rrimiento, la indiferencia, la voluntariedad, latimidez, la nerviosidad y muchas otras que causanla perplexidad y el cansancio tanto del maestrocomo de los padres, son la consecuencia natural dedesrdenes en la digestin, en la circulacin y envarias de las otras funciones exclusivamente fisio-lgicas. Por esta razn llega ser criminal laconducta del que, ignorando las causas reales detales manifestaciones en el nio, no trata de corre-girlas sino por medio de la reprimenda y del cas-tigo. Semejante tratamiento slo agrava la faltahacindola veces crnica, mientras que un trata-miento racional producira un alivio fsico perma-nente, disipando la inquietud mental que trae con-sigo el temor del castigo. Pocos hombres mujeresadultos dejaran de considerarse profundamenteperturbados en iguales condiciones. Si esto es posi-ble con aquellos cuyo carcter y experiencia hansido formados en el trascurso de los aos, concunta mas razn no se producirn esos efectosen los nios cuyos actos obedecen en tan granmanera slo al impulso fsico.

    No son estos hechos de los que necesitan muchasdemostraciones ni ilustraciones; pero s es necesariorepetirlos insistir en ellos. Cunta criatura que

  • 6 EL* ESTUDIO DEL NIO.

    llora, porque le clava un alfiler, es sacudida grosera-mente por su nodriza para hacerla callar, y cuntasveces se ha atribuido mal genio su persistentellanto causado por la sed se la ha paseado y sacu-dido con cario porque gritaba, cuando cada movi-miento no hacia sino aumentar el dolor causado porun fuerte clico. De igual manera, y con la mismaceguedad tratamos de corregir los males fsicos ymentales de la criatura. Por desgracia, procede-mos con ms prudencia cuando ha llegado ya los cinco aos de edad. Si la accin normal y sanade las diversas funciones orgnicas es tan impor-tante para la formacin del temperamento del nio,es indudable que debe exigirse de toda madre elconocimiento no slo prctico sino terico de todoslos principios de higiene y de alimentacin, delos sntomas y de los remedios, de la estructura,desarrollo y funciones de cada rgano del cuerpolo mismo que de las relaciones de todos ellos conla vida fsica. La circunstancia de que estos cono-cimientos sean poco comunes es lo que hace nece-saria su vulgarizacin.

  • CAPITULO II.

    LOS SENTIDOS (CONTINUACIN).TEMPEEATUKA.

    Los sentidos orgnicos ya mencionados com-prenden aquellos no claramente definidos en su

    parte cientfica como los seis sentidos que general-

    mente se reconocen. Ellos nos dan conocimientodel movimiento muscular, del hambre y de la sed,de la fatiga, de la respiracin, de todo malestar,

    de sentimientos de agrado de tristeza, de rego-

    cijo, etc. Pocos de ellos estn localizados. Co-

    rresponden ms bien al sistema como un todo, que una parte especial de l.

    El sentido de la temperatura se distingue ahora

    de una manera bastante clara del sentido del tactodndole el lugar de un sptimo sentido, si es que losya mencionados se consideran en el termino gene-ral de orgnicos. Tmese un limpiadientes un.lpiz afilado, y tocando con la punta aguda dife-rentes partes de la palma de la mano se sentir unasensacin de fro de calor y en algunas partes nin-

    gu.no de estos efectos. Usando instrumentos deli-cados puede llegarse determinar y localizar msclaramente estos puntos de calor, de fro de nin-

    guna sensacin. Parece que ciertos filamentosnerviosos desempean respecto de la temperaturafunciones enteramente distintas las del tacto.

    7

  • 8 EL ESTUDIO DEL NIO.

    Que la sensacin de calor fro es ms sensible enunas personas que en otras, se demuestra palmaria-mente en la facilidad con que algunos manejan ba-rras planchas calientes de hierro bien ponensus manos pies en agua caliente beben lquidoshirvientes, cuando otros no podran hacerlo sinsufrir verdaderos desmayos. Del carcter de la epi-dermis, la piel sensible, depende indudablementemucho la mayor sensitividad al calor al fro. Lasmanos callosas del herrero del cocinero les per-miten manejar fcilmente tenazas calientes cace-rolas que abrasaran los tiernos dedos de un nio.No es raro que una madre queme los pies de suhijo forzndole ponerlos en una agua " apenascaliente " para el tacto de sus dedos encallecidosj)or el trabajo, causando as al infante ms daoen su salud que el que trataba de curar. Y qudecir de la nodriza acostumbrada beber sus trestazas diarias de t quemante, y que cree apenastibia la grgara con que abrasa la garganta de sudelicado beb. Cuntos emplastos y cataplasmasaplicados por las mismas razones, sin inteligenciani misericordia, otros tantos inocentes les hancausando nuevas enfermedades en vez de curar lasque se deseaba. Incidentalmente debemos hacermencin que hay nios dotados naturalmente detemperamento ms ardiente y que necesitan menosabrigo que otro; por esto tambin sufren ms delcalor en un habitacin cuya temperatura sientenotros completamente agradable. Necesitan ali-mentarse con sustancias ms nitrogenosas y menosgrasas que las de sus compaeros de temperamentoms fro. Eecuerdo haber tenido un vecino cuyas

  • LOS SENTIDOS.TEMPERATURA. 9

    venas estaban siempre sobrecargadas de sangre yque, por esto, mantena su habitacin durante elinvierno con una temperatura cuatro cinco gra-dos ms baja que la norma; la consecuencia eraque sus hijos, con una sangre ms delgada, siTranconstantemente de fro. Otro, cuyas arterias fun-cionaban dbilmente, mantena su pieza tan ar-diente que sus hijos hijas que haban heredado eltemperamento vigoroso de su madre, sufran fre-cuentes ataques nerviosos; se constipaban con lamayor facilidad y su mala salud posterior no pudoatribuirse otra causa.

    Si este fuera un-libro dedicado exclusivamente las madres de familia, entrara en otros detallessobre la diversidad de enfermedades de la piel enque influye ms menos el sentido de la tempera-tura y que contribuyen en gran manera desarro-llar la disposicin del nio, pero me contentarcon referirme ellas por ahora insistiendo en quehay razones de la mayor importancia para atender-las prontamente en bien de la salud y bienestardel nio.

    Se ha dicho lo bastante, en diversos tratadossobre la materia, para insistir en la necesidad deque el maestro estudie el problema de la tempera-tura aplicado cada nio de su clase. Es im-posible tener una temperatura igual en cada partede la sala, especialmente cuando est calentadapor una estufa, pero es posible colocar en las filas

    que no estn tan inmediatas ella en partes msdistantes, los alumnos conocidamente de sangrems ardiente. Tambin es posible gobernar elfuego de tal manera que conserve la temperatura

  • 10 EL ESTUDIO DEL NIO.

    normal. La salud de los nios lo requiere; sinesa comodidad no seran posibles ni la disciplinani una instruccin completa. En una sala heladano es posible desarrollar un sentimiento afectuoso interesado en el trabajo de la escuela; de igualmanera la disposicin para un anlisis minucioso

    y para la reflexin se paralizara en una sala muyardiente. No pocos maestros deberan atribuir elmal resultado de su disciplina escolar su falta decuidado para mantener la sala de clase convenien-temente ventilada calentada.

    La mejor manera de conocer la temperaturanormal del nio es la diaria observacin de cadauno, y los informes que la madre pueda comunicarsobre las condiciones de salud de su hijo. No sonde muy seguro resultado las aplicaciones del ter-mmetro al cuerpo del nio. No creo necesite unmaestro menos de una dos semanas de observa-cin para conocer el trmino medio de la tempera-tura normal de cada pupilo y darle en consecuenciael asiento que le convenga. A la verdad no es latemperatura sola lo que deba decidir la cuestinde la colocacin del alumno, sino otras considera-ciones que pueden afectar su salud. As haynios que son muy sensibles las corrientes deaire, que en otros no producen el menor efecto.Los grmenes de mala salud constante de enfer-medades mortales pueden traer su origen vecesdel olvido durante slo un da de estas precau-ciones.

    Dos lneas redas aparentemente paralelas pue-den estar un centmetro de distancia en su origen

    y, sin embargo, la distancia de una milla estarn

  • LOS SENTIDOS.TEMPERATURA. Hseparadas por diez centmetros. De igual maneraestas cosas pequeas que nos parecen ahora taninsignificantes pueden tener los pocos aos efec-tos veces desastrosos.

    El valor intelectual de los sentidos ya men-cionados es escaso. Slo nos dan un conocimientode la condicin del organismo fsico en un sentidogeneral y especfico, y hay algunos que ni siquierasirven para localizar una necesidad desorden cor-poral como la sed, el hambre, etc. El sentido dela temperatura se reconoce fcilmente como mselevado en la serie, puesto que no slo nos procurael conocimiento de la temperatura general delcuerpo sino tambin de las diversas partes delmismo. Adems, es el primero que nos pone encontacto con el mundo externo aun cuando eseconocimiento se limite hacernos sentir su tem-peratura comparada con la de nuestro cuerpo.Mientras los otros permiten el nio decir " Tengohambre, estoy cansado, estoy moviendo mi mano,tengo clico, estoy enfermo del estmago," estesentido le habilita para decir " Tengo fro " 6 bien*' Hace fro," es decir mencionando algo fuera des mismo como el aire, el agua, la silla, la cama, etc.

    Los sentidos orgnicos le dan el conocimientoinmediato de su propio bien mal estar fsico mien-tras que su habilidad para muchos trabajos de-pende en gran parte de la seguridad con que re-conoce la temperatura. En muchos casos el ter-mmetro es un indicador til, pero el artesano queslo en l se fijara sera un obrero mediocre. Deaqu la necesidad del gran cuidado con que debecultivarse este sentido tanto en obsequio de la sa-

  • 12 EL ESTUDIO DEL NIO.

    lud y vigor corporales, como por su necesidad paralas exigencias diarias de la vida. Sera difcilimaginarse criaturas ms desgraciadas que aquellasque hubieran perdido el sentido por medio del cualpueden percebir el calor el fro, quedando porconsiguiente expuestas sufrir terribles accidentesque no vendran conocer hasta que otro sentidose los revelara. As como en la prctica se culpa la muchacha lavandera que no ha aprendido determinar con seguridad la temperatura de suplancha la cocinera que no puede conocer conslo pasar su mano la temperatura convenientepara su horno, es culpable la duea de casa elmaestro incapaces de notar los cambios en la tem-peratura de las habitaciones salas de clase en queviven los nios. Por esto, adems de la educacindel nio conviene ensearle el uso racional y pro-vechoso de este sentido.

  • CAPITULO III.

    LOS SENTIDOS (CONTINUACIN).EL GUSTO.

    El primer sentido que inicia el sentimientodiferencial es el del gusto. Los primeros alimen-tos que entran la boca no slo satisfacen el ham-bre, sino que son agradables al gusto. Es posibleque el nio recien nacido se encuentre dotadotodava de mayor finura en este sentido que el quetendr ms tarde, con el fin especial de despertarsu deseo para tomar el alimento que la naturalezale procura. De todas maneras, muy poco tiempole basta para distinguir la leche sana y dulce decualquier otro lquido inspido adulterado, y deesto toda nodriza puede dar testimonio. De tanelemental conocimiento va aumentando el del in-fante hasta conocer con toda facilidad infinita can-tidad de sustancias diversas. A tan alto gradopuede llegar la educacin de este sentido que secita el caso de peritos catadores empleados en gran-des casas importadoras de t quienes distinguenfcilmente las diferentes clases de t entre cin-cuenta muestras de ese artculo que han sido mez-cladas en proporciones diversas. Los epicreos yamantes de la buena mesa no son por lo generalglotones porque no encuentran su mayor placer encomer mucho, sino en despertar el sentido del

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  • 14 EL ESTUDIO DEL NIO.

    gusto de una manera agradable. Se gasta ms tra-bajo y dinero en hacer agradables al paladar nues-tros alimentos y bebidas que el que debera em-plearse para hacerlas saludables. De cada diezcocineros, nueve, por lo menos, se esfuerzan enhalagar el paladar ms bien que en asegurar lafcil digestin de nuestras comidas. As es comolos platos mejores en casi todas las mesas son aque-llos que estimulan una sensacin agradable en elmomento de comerlos, aun cuando despus no nosprocuren nada de agradable. Aun sucede que elarte del cocinero se empea en hacer llegar lamesa, cargado de especias y de olores, el platoprincipal de la comida. Se cultiva rma increblevariedad de frutas no tanto por sus cualidades nu-tritivas, sino por la propiedad de despertar diferen-tes variedades tambin de gusto. Los bosques detoda la tierra contribuyen con sus nueces y aceites,con sus hojas y races estimular la escala de losplaceres del gusto en la boca del hombre, Y sinembargo, cuestan mucho ms dinero que el quebastara para mantener las necesidades racionalesde la vida, esos lujos que deleitan al paladar peroque apenas sirven para mejorar los tejidos de nues-tro cuerpo. Cuntos hombres han llegado pobresal fin de su das joorque todas sus entradas se con-suman en la cocina; y cuntas enfermedades ydebilidades fsicas han sido causadas por el uso dealimentos recargados de especias. Lo que la na-turaleza produce como un suave estmulo nuestrogusto y favorable nuestra digestin es por des-gracia la ms olvidado. La naturaleza parecehaber considerado que el gusto y la digestin de-

  • LOS SENTIDOS.EL GUSTO. 15

    ban favorecerse mutuamente; nosotros, sin em-bargo, hacemos al uno el enemigo de la otra. As,por razones puramente fsicas se ve que el cultivoadecuado del sentido del gusto asume proporcionesque pocas personas comprenden cuando se tratadel cuidado y del cultivo del nio. Sin embargo,es tan importante como el ejercicio el sueo.

    Muchos padres insisten en que sus hijos comandespacio y masquen bien los alimentos, pero aun-que esto sea esencial, hay, sin embargo, muchasotras consideraciones importantes que deben tener-se presentes. Por esto, sera conveniente que noolvidaran las que se indican continuacin:

    Hasta los doce aos de la vida del nio debedesarrollarse su sentido del gusto con el mismo cui-dado que el del uso de sus msculos de cualquierade las partes de su cuerpo. Pocas veces se le darnalimentos cargados de condimentos bebidas esti-mulantes. Por el contrario, les conviene un alimen-to variado en cuanto su clase y de un sabor que lohaga agradable al comerlo, y que procurando unadigestin fcil, ayude al sano crecimiento del nio.El apetito natural del nio es el mejor condimentoen toda mesa. Si l faltara, los medios artificialespara estimularlo daran un pobre resultado. Su-cede amenudo que un nio rehusa varios platos dela comida ordinaria y clama por uno que su padreencuentra difcil de digerir. En tal caso valdrams dejarlo sin alimento hasta la prxima comidaque ceder sus inconsultos deseos. Con un mesde repetida indulgencia tales pretensiones se ase-gurara un nio la dispepsia para toda su vida.Por de contado que es cruel imprudente obligar

  • 16 EL ESTUDIO DEL NIO.

    un nio comer cosas por las que demuestramarcado disgusto, como sera tambin forzarlo mirar colores que hieran su vista, pero no se ne-cesita muchos expedientes y s basta slo la pru-dencia de toda madre para conocer los guisos con-venientes que sus hijos prefieren y procurrselos encada comida de manera que les sean agradables ycon la conveniente variedad. Por lo general losnios se satisfacen con un alimentacin sencilla,y la variedad que nos referimos no consiste enla forma de los diversos platos sino en el cambiooportuno y conveniente.

    No es del caso discutir en este lugar el asuntode la preparacin de los alimentos, pero no estarde ms decir que el arte de la cocina ha cambiadoconsiderablemente en nuestros das y que muchosalimentos que el cocinero antiguo sazonaba conazcar, sal, pimienta y otras especias, los hace ahorael cocinero moderno ms agradables al paladar ylos prepara de una manera ms fcil de digerir sinhacer uso de tantos condimentos. Todo tiende acercarnos un sistema ms favorable la salud,pero siempre queda mucho por estudiar fin deresolver el problema del desarrollo normal delgusto en el nio. El da que este sea solucionadopor completo, lo habr sido tambin el problemade la salud en general.

    El cultivo del sentido del gusto no debe limi-tarse un nmero reducido de alimentos; mien-tras mayor sea el nmero y variedad de ellos en suforma ms simple, buscando sobre todo las pro-ducciones naturales, menos demanda habr deotras cosas del gnero de los tamales calientes y

  • LOS SENTIDOS.EL GUSTO. 17

    otras golosinas. Pero queda siempre el peligro deque el deseo de constantes cambios pueda producirdesrdenes digestivos como los ya mencionados yque tanto es conveniente evitar. Es tan ntimala relacin que existe entre la mente y el sistemavegetativo, que no es posible olvidar por un mo-mento la primera cuando se estudie el problemade la alimentacin. La imaginacin y las emo-ciones afectan poderosamente el gusto y la diges-tin. La conducta que debe observarse en cadacaso con el nio puede slo ser determinada porsus propios gustos, medida que se van desper-tando y se van descubriendo en el seno de la fa-milia. Entonces el problema que debe resolver lamadre no se limita encontrar los medios de satis-facerlos ciegamente, sino corregirlos y educarlos.No son de gran valor en este caso las reprensiones,sino la discreta y prudente eleccin de alimentossanos que correspondan la edad y desarrollo delnio.

    Y no slo debe hacerse todo esto teniendo enmira la salud del infante sino tambin en bene-ficio de su carcter moral. El gusto por una ali-mentacin sumamente condimentada y por bebi-das estimulantes, se hace casi invariablemente unapetito difcil de dominar ms tarde en la vida.Sus fatales consecuencias y la cadena de males quede ellos provienen son por desgracia demasiadoconocidos para que sea necesario recordarlos. Elcorazn ms puro, el alma ms noble sucumben alefecto de un apetito fsico que la larga se haceimposible dominar. Cada madre tiene en su po-der los medios de formar el gusto y los apetitos de

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  • 18 EL ESTUDIO DEL NIO.

    sus hijos. Es siempre posible formarlos, pero elprocedimiento de reformarlos es, desgraciadamen-te, de muy dudoso resultado. Cuntos crmeneshorribles y repugnantes habran podido fcilmenteevitarse con un poco de inteligencia y de firmezaal formar al nio el gusto de la comida y de labebida. Es esta una proposicin de la ms claraevidencia.

    El sentido del gusto contribuye tambin pro-curar un goce fsico al hombre. Su adecuado cul-tivo refina y extiende ese placer, no slo en unsentido sensual, sino tambin de una manera in-telectual. En efecto, la eleccin adecuada de losalimentos est tan intimamente relacionada con elbuen criterio en un sentido intelectual y particu-larmente esttico, que la palabra, gusto (personade gusto) se usa universalmente para distinguir los hombres y mujeres finos y cultos de los de unaclase vulgar inferior.

    El sentido del gusto se usa tambin en muchasde las artes y ciencias, aunque no tan generalmentecomo el del olfato y otros que se mencionarn msadelante. Todo buen cocinero

    y la mitad de lahumanidad debiera ser compuesta de buenos co-cinerosnecesita un refinado cultivo del gustopara probar la cantidad de mezclas y potages quepreparan; sin esa condicin estaran perdidos. Elmineralogista, el especiero, el mdico, el boticario,el vendedor de frutas, el lechero, el pastelero, elpanadero, el fondista y tantos otros individuos,profesionales dedicados ocupaciones comer-ciales industriales necesitan desarrollar y per-feccionar considerablemente este valioso sentido.

  • LOS SENTIDOS.EL GUSTO. 19

    Puede decirse que un verdadero ejrcito de hom-bres y mujeres trabaja en la preparacin y ventade artculos alimenticios. La excelencia de cadalibra de ellos, preparada vendida, depende delgrado de cultivo del gusto tanto del fabricantecomo del vendedor. A cualquiera parte que vol-vamos nuestra vista no encontraremos sino ejem-plos del valor prctico del sentido del gusto con-venientemente educado.

  • CAPITULO IV.

    LOS SENTIDOS (CONTINUACIN).EL OLFATO.

    Nos corresponde examinar ahora el sentido delolfato, en el orden que le corresponde por su valorintelectual. Desempea ste una doble funcin,subjetiva y objetiva. Por algn tiempo despus delnacimiento del nio no difiere notablemente de losotros sentidos fsicos, pero desde la edad de tresmeses principia servir como un auxiliar para dis-tinguir el alimento y poco despus contribuye ma-terialmente los goces sensuales del nio. Juntocon el gusto es el vigilante guardin que lo pro-teje contra todo alimento daino. Aumenta tam-bin en gran parte el sabor, mezclando el gocedel aroma con el del gusto. De la misma manera,la sensacin agradable que produce en todo nues-tro cuerpo cualquier suave cambio de temperatura,nos da una idea del goce fsico que nos produce lafragancia de los olores. Los poetas cantan el deleitede un bao fresco y hablan de los cfiros ligerosque arrullan el sueo, pero sus liras se animan ydescriben con ms viveza los perfumes de las pri-meras flores de primavera que se abren fragantesy olorosas llenando el aire de una dulzura inefable.

    Considerando por ahora solamente el bienestarfsico, necesita el rgano del olfato la misma

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  • LOS SENTIDOS.EL OLFATO. 21

    atencin que todos los otros sentidos. Su estruc-tura puede estudiarse fcilmente en cualquiera delas obras de anatoma fisiologa. La delicadezade la membrana interior en que se encuentran colo-cados los finsimos filamentos del nervio olfatorio

    y por el cual necesitan pasar todas las partculasolorosas no ha sido^, sin embargo, tan estudiadacomo debiera. Las cmaras interiores de la narizconservan su sensibilidad y ductilidad por mediode una cantidad suficiente de humedad cuya faltaafecta igualmente la facultad de distinguir los olo-res y la conservacin del rgano mismo. Puededecirse que pocos de los rganos de nuestro cuerpodemuestran ms rpidamente que este la gran va-riedad de afecciones desrdenes que sentimos enl. Sirve de una bandera de auxilio que anunciatodo desarreglo interior, y de igual manera anunciasus propias enfermedades como el catarro, losplipos, los romadizos, etc. Muchas de ellas sonms incidentales en la niez que en la juventud,y oportuna y convenientemente atendidas y cura-das, puede evitarse que sean la causa de males queacompaan toda la vida hacindola desgraciada. veces las afecciones dominan un slo conducto,otras veces ambos. No es raro encontrar en al-gunos nios completamente destruido el sentidodel olfato y que esta dolencia ha hecho su caminoantes de que los padres pudieran notar nada deirregular en l. Todos los nios que hayan su-frido un constipado fiebre, alguna inflamacinfrontal de cualquier carcter, habrn sentido esaafeccin en la delicada red de ternillas y nerviosque se encuentra en la base de la nariz. Tambin

  • 22 EL ESTUDIO DEL NIO.

    all se encontrar el origen de muchas erupcionescutneas. A veces algn insecto alguna sustan-cia dura depositada en uno de los conductos puededaar aun poner en peligro la vida del ni.o. Elnico medio seguro para protegerlo es vigilar cons-tantemente todo desorden. Mediante la afectuosaintimidad de la vida diaria podr sin dificultadatenderse de una manera inteligente pero sin de-mora, corregir toda sntoma de desorden en estergano. Tales afecciones pueden no parecer se-rias, y efectivamente ese es su carcter general,pero si se hacen serias, si aunque no lo parezcanasumen un carcter persistente, es indispensablebuscar el inmediato auxilio de un mdico. menudo estas afecciones nasales son manifesta-ciones de desrdenes en el sistema y por esto nuncaser de ms aplicarles el remedio necesario.

    Dos lneas aparentemente paralelas que distanun centmetro en el punto de partida pueden encon-trarse separadas por diez centmetros al fin de unhilmetro, y un desorden nasal que nareci insigni-ficante en un nio puede malograr la vida de unhombre.

    Aumentara considerablemente la extensin deeste pequeo volumen la descripcin de las enfer-medades que estn sujetos los rganos de losdiferentes sentidos como as mismo sus sntomasy remedios, y sin embargo no se llenara este ob-jeto si no se ofreciera al lector medios sencillos dedescubrir esas afecciones. Cuando se cierra unade las ventanillas de la nariz comprimindola conel dedo, y el nio fuerza el aire por la otra expe-lindolo de sus pulmones, se manifiestan obstruc-

  • LOS SENTIDOS.EL OLFATO. 23

    ciones que de esta manera se hacen desaparecer.Motivo de especial atencin debe ser tambin ladificultad del nio para respirar por ambas venta-nillas, que es el medio natural, aunque en casode resfros no debe ser tan alarmante. Si un niode seis siete aos que no sufre de resfrio cons-tipado es incapaz de distinguir los olores de losflores, de los perfumes y las diversas clases de lasfrutas, etc., es indispensable cerciorarse inmediata-mente de la causa de esto y atender su curacin.En la mayora de los casos pueden bastar y conprovecho remedios sencillos. A veces el desarro-llo de este sentido puede, como sucede con otros,encontrarse retardado y entonces sera fcil estimu-larlo y despertarlo poco poco por medio de dife-rentes olores fuertes. Si el nio se queja de quesiente dolor opresin en la frente, entre los ojos,es seal segura de un principio de catarro deotra enfermedad por el estilo que necesita untratamiento inmediato y conveniente.

    Cuando los otros sentidos ya mencionados lle-nan el fin que la naturaleza les ha indicado parael bienestar general, el sentido de la temperaturaagrega una vislumbre al sentimiento esttico perocrece en importancia con el desarrollo del sentidodel olfato. Adems de su utilidad como un factorpara determinar la clase de los alimentos, el olfatorevela tambin su gran valor en un sentido in-telectual y prctico. Mediante l adquirimos elconocimiento de miles de cosas en el mundo quenos rodea. De l depende el botnico para dis-tinguir la mayor parte de la gran variedad deplantas que examina; el mineralogista se vera

  • 24 EL ESTUDIO DEL NIO.

    cada momento perplejo para clasificar los minera-les si llegara faltarle el sentido del olfato; elbiologista que no tenga buenas narices tropeceracomo un minero que entrara sin lmpara la mina;el qumico, por ltimo, hara una confusin mayorque la de Pandora cuando abri su famosa caja,si no pudiera distinguir por el olor las diversascomposiciones de su laboratorio. Y lo qutf pasacon las ciencias se ve de la misma manera enlas artes.

    Muchas enfermedades hay que se revelan prin-cipalmente al mdico por su olor. El plomero gasero no ganara su pan si no pudiera descubrirla presencia de gases venenosos deletreos por suolor peculiar. M cmo podra sin este sentidosaber el cocinero que su guiso se est quemando,que la salsa fermenta, que los huevos estn hueros que una vianda no quedar lo suficientementeapetitosa para la mesa. Es tambin indudable quesin el olfato tendran muchas dificultades en sustrabajos los boticarios, perfumistas, especieros yvendedores de productos de la agricultura; y eslo ha que hecho preguntar un poeta qu sera,sin ese sentido, de

    " El carnicero y el panaderoY el fabricante de candeleros."

    Un olfato fino puede ser hasta un buen segurocontra incendios, porque descubrir la presenciadel fuego en una casa antes que el mismo sentidode los dems lo haya percibido.

    Como se ha dicho anteriormente el olfato estambin un sentido esttico. Aun entre los pue-

  • LOS SENTIDOS.EL OLFATO. 25

    blos brbaros ha sido siempre apreciado como ungenerador de sensaciones agradables; una pomadade olor suave cualquier perfume exquisito sontan estimados entre los indios de Borneo comoentre los diletanti de los salones de Paris. En lasvastas salas de los palacios reales de Egipto, Asirla,Feneca, Grecia y Eoma la fragancia de los per-fumes competa con los meldicos acordes de lacitara del arpa. Los invitados reciban la bien-venida al comps de una msica dulce y caden-ciosa pero superaba esta impr-esin la de los esco-gidos perfumes cuya fragancia llenaba el ambien-te; las ricas y lujosas tapiceras deleitaban la vista

    y por todas partes la profusin de flores derramabaen el aire el aroma de las rosas, de los mirtos y delos granados. Las damas en todos los tiempos hanbuscado los perfumes ms finos para su uso y hoyse consideran ellos indispensables en el tocadorde toda mujer sea pagana cristiana. Pero nopodemos negar que por muy admirables que seanlos resultados alcanzados por el hombre para re-producir en sus laboratorios algunas de las produc-ciones de la naturaleza, el ambiente perfumadode la primavera del verano en medio de uncampo lleno de flores, con el suave movimiento delas espigas que oscilan al soplo de viento y el suavearoma de las frutas que maduran, despierta ennosotros armonas imgenes de ms infinita be-lleza y de ms profundo significado.

    Aunque estas reflexiones sean del dominio detodos, slo tienen un lugar aqu con el propsitode insistir en la importancia del cuidado y cultivodel sentido del olfato. El desgraciado que carece

  • 26 EL ESTUDIO DEL NIO.

    de narices lo es ms todava de lo que muchospueden imaginar por la carencia de ese rgano.Cualquiera que sea la ocupacin en que el nioentre la vida necesitar siempre para su bienestarfsico, para su conocimiento de las cosas, para susgoces estticos, un olfato sensible y delicado. Labuena salud del rgano es el primer requisito, peroes slo la base para alcanzar su ms adecuado per-feccionamiento posterior. Los medios para alcan-zar esto son tan variados y abundantes que for-marn una parte de las observaciones que sededicar un captulo posterior sobre los mtodosgenerales para el cultivo de los sentidos.

  • CAPTULO V.

    LOS SENTIDOS (CONTINUACIN).EL TACTO.

    El nio entra el mundo provisto de todos losinstrumentos necesarios para conocerlo, para pro-

    tegerse contra l y finalmente para hacerse dueode l. La naturaleza ha previsto bondadosamentesu llegada dndole una cubierta ms menos per-fecta para disminuir la primera impresin de esatransicin. Apesar de esto sucede frecuentementeque un ligero cambio de temperatura el contactocon su ropa, por fina y suave que sea, siempre puedeproducir molestias la criatura. Slo Dios sabequ consecuencias tendr en la vida futura delnio la manera como ha sido tratado en las pri-

    . meras horas das de su nacimiento; pero quetiene derecho cuidados inteligentes y afectuososnadie podra negarlo. La naturaleza, que con-tinua siendo su afectuoso defensor, endurece poco poco las clulas de su epidermis de manera que,poco poco tambin, desaparece su extremada sen-sibilidad y el infante descansa tranquilo en sucuna. Se cubren los delicados filamentos en queterminan los nervios que al principio eran de tansensible irritabilidad y todo el cuerpo comienza prepararse para soportar de una manera ms agra-dable la presin exterior.

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  • 28 EL ESTUDIO DEL NIO.

    Mediante el estmulo de estas sensaciones prin-cipia el nio conocer el mundo exterior y llega colocar, localizar, por lo menos de una manerageneral, los objetos que le tocan. Cuan admirablees este sentido del tacto por cuanto abarca todas

    las direcciones posibles. Mientras yace el nio enla cuna nada puede haber en contacto con l, sea su frente su espalda, su cabeza sus pies,

    arriba abajo, la derecha la izquierda, cuyaexistencia no se revele instantneamente al cerebropor el sentido del tacto. Si el objeto es grueso spero, produce irritacin; si es fino suave, com-placencia.

    El sentido del tacto aumenta en delicadeza ysensibilidad mucho ms rpidamente en algunaspartes del cuerpo que en otras. Si se aplica la

    mejilla de un nio comprimindola suavementedos mondadientes, lpices, un comps cuyaspuntas se hayan separado apenas, asegurar pro-bablemente que slo siente que le toca una punta,pero si se hace igual aplicacin los labios, la

    lengua un dedo dir inmediatamente que sondos. Ahora si se aumenta la distancia entre laspuntas y se las aplica de nuevo la mejilla, sen-tir dos puntas pero slo una si se colocan las

    mismas sobre su cuello. Es reconocido que elmuslo tiene una sensibilidad inferior la de cual-quiera otra parte del cuerpo; los dedos y la punta

    de la lengua son los ms sensibles. Esta diferen-cia de sensibilidad es debida la diferencia tambinde distancias entre los puntos en que terminanlos varios nervios que procuran el sentido del tacto.

    Una particularidad notable de ellos es que parecen

  • LOS SENTIDOS.EL TACTO. 29

    multiplicarse con el uso. Hay tambin diferen-cias en To que podramos llamar el valor inicial deltacto, esto es el grado de presin necesaria paradespertar la sensacin. Esto vara tambin endiferentes partes del cuerpo y en diferentes per-sonas.

    Se ve fcilmente que son varios los oficios queeste sentido est llamado desempear en la eco-noma del cuerpo. Es indispensable para la pro-teccin de todas las partes del cuerpo contra tododao y, lo mismo que el sentido de la temperatura,es ms sensible en aquellas partes ms expuestas recibirlo. Avisa inmediatamente la presenciade insectos gusanos de toda clase; de objetosque se dirigen contra l, sean agudos no, speros suaves, duros blandos, que produzcan de-masiada presin en cualquiera parte del vestido.Por medio de asociaciones revela tambin indirec-tamente muchas cosas relativas objetos loscuales no se ha dado la presin conveniente. Cuandesgraciados seramos si estuviramos obligados soportar la picada de una mosca dejar que unmosquito se llenara con nuestra sangre, si antes nonotramos su presencia. Y cmo sufriramos si nonos fuera dado conocer la calidad de un cuerpo sinodespus de frotarlo tanto que llegara producirnosuna inflamacin de la piel. El sentido del tacto esel custodio especial del ojo, cuando el primero fallael segundo sufre los resultados. Tambin protejede ms de un accidente desagradable las orejas, la boca la nariz. El simple contacto de la len-gua demuestra la naturaleza de los alimentos porasociacin antes de que se haya despertado el sen-

  • 30 EL ESTUDIO DEL NIO.

    tido del gusto y de la misma manera por lo que haceal olfato ayuda el tacto distinguir el gusto entrediversos alimentos y protege el sistema contra sus-tancias dainas venenosas.

    Este tacto pasivo es reforzado y multiplicadopor el aumento de los movimientos musculares ypor las sensaciones asociadas ellos. Entonces sele llama tacto activo porque los msculos que sehan puesto en ejercicio, ponen tambin en contactocon el objeto la parte del cuerpo que es necesaria.Por ejemplo, si se coloca el brazo alrededor de unacolumna, si se pone el pie sobre una bola, si se tomacuidadosamente con los dedos un tintero, si sefrota rpidamente la cubierta de un libro, la dife-rente presin usada en cada caso, combinada conlas diversas sensaciones musculares, revela la formay la clase de superficie del objeto. Por esto seacepta ahora la idea de que la misma densidad delos cuerpos, la idea de las tres dimensioneslargo,ancho y gruesose deriva del tacto activo. Sinl, todos los objetos apareceran planos y no po-dra obtenerse un concepto exacto de la posicinde los objetos en el espacio. Esta cooperacin delos msculos da al tacto un nmero suficiente desensaciones simultaneas sucesivamente rpidasque facilitan la mente la determinacin de la for-ma, tamao, superficie, composicin y dureza deun objeto. Como sucede con los dems sentidos,la mayor perfeccin para distinguir diversas cosasse desarrolla lentamente y slo por medio de laprctica. Se acercan, sin embargo, los tiempos enque la cantidad de movimiento muscular exigidaser muy reducida en cada caso dado y que por

  • LOS SENTIDOS.EL TACTO. 31

    medio de la asociacin y del simbolismo, como seexplicar ms adelante, reconocer instantnea-mente la mente, las condiciones caractersticas queacaban de nombrarse. La distancia que separa unobjeto de otro es conocida por la cantidad de es-fuerzo muscular ya observado que se necesita paramover la mano parte de la mano de uno otro.De la misma manera puede fijarse la distanciaentre varios objetos cuando hay necesidad de usarotros msculos otras partes del cuerpo, el cuer-po todo, movindolo cuando necesitamos andar saltar.

    Aunque despus, por medio de la asociacin ysimbolismo pasan ser desempeadas esas funcio-nes especiales del tacto por la vista en gran parte, laseguridad de la percepcin visual, lo mismo que ladada por el tacto, depende enteramente de la mane-ra como se haya educado en el nio el sentido deltacto. Puede veces encontrarse este sentido de-fectuoso mal desarrollado y que lo que se atri-buye falta de inteligencia, desatencin in-diferencia no sea debido sino alguna de las causasnombradas. Es fcil hacer la prueba colocando enlas manos del nio diversidad de objetos para quecompare su forma, su superficie su composicin.Para esto no es necesario fijarse en si sabe sealar-los con los nombres que les corresponden, porqueeso sera una prueba de su memoria y no del estadofsico del sentido en cuestin, sino sobre su aptitudpara tomar dos ms cosas de igual forma, super-ficie composicin. De igual manera convendratambin que, con slo el auxilio del tacto deter-minara el tamao relativo de varios objetos. Si

  • 32 EL ESTUDIO DEL NIO.

    el examen resultara desfavorable, podra emplearsela prueba de divisin y compresin. Es casi se-guro que en la mayor parte de los casos los ejer-cicios diarios para distinguir objetos por mediodel tacto dan al cabo de un tiempo razonable losresultados ms sorprendentes. No debe permitir-se en absoluto clculos aproximados de poco ms menos. El fin de tales ejercicios ha de ser cons-tantemente alcanzar la exactitud, y en seguida larapidez. Si despus de algunas semanas no sedescubre un progreso apreciable, es forzoso acudirel examen de un mdico y seguir el procedimientoque l aconseje. La causa en algunos casos puedeno estar en los nervios periferales ni en los aferen-tes, sino en el cerebro, y ser tanto mejor cuantoms pronto se descubra la afeccin. Es posibleque hayan sido defectuosos los medios usados paraeducar este sentido; es posible que se hayan frus-trado los esfuerzos mejor intencionados por causade desrdenes nerviosos de carcter general; esposible tambin que la mente misma del nio nohaya aprendido darse cuenta de las sensacionesque experimenta constantemente su pequea alma

    y que se requieran medios suaves, para poner enrelacin la mente y el cuerpo, que acaso no lo estu-vieron en el momento especial en que la naturalezadeba haberlos puesto en armona.

    Nunca podra colocarse suficiente altura elvalor intelectual del tacto como el agente que nosprocura el conocimiento del mundo externo. Sinel sentido del tacto, el nio vera las cosas de unamanera imperfecta y los millares de formas quellenan la tierra y el espacio le seran desconocidas.

  • LOS SENTIDOS.EL TACTO. 33

    Todas seran iguales para l; tanto lo spero comolo suave, lo fino como lo tosco, lo agudo como loromo, lo cuadrado como lo redondo, lo distante lo prximo, un alto un bajo relieve. En efecto,no tendra ninguna idea de lo concreto de loabstracto- de cualquiera de esas cualidades. Lle-gara la edad viril expuesto frecuentes cadasde las escaleras, de las sillas en una chimenea,en un cubo de agua en cualquiera otra parte, lomismo que le haba sucedido en su infancia antesde que este sentido le revelara las relaciones y laforma de los objetos. Sin este sentido no tendraidea del mar ni de la tierra, de lo que es un trozo

    de m^adera un mineral. Para un hombre privadodel sentido del tacto sera necesario suprimir eltelar, el buque, el tranva, toda industria de lacual se ocupan los dems hombres, porque todasellas dependen de su ms perfecto cultivo para susbuenos resultados. No importa que ocupacinse dedicar ms tarde el nio: la educacin de estesentido ser siempre de importancia vital. Seaque se haga herrero agricultor, no slo necesitarde usarlo diariamente sino que comprender suvalor al comprar los vveres, los gneros para suvestido los utensilios para su casa. Al vendersu lana al comprar su ganado encontrar el agri-cultor que gran parte de su ganancia la deber aluso de un tacto delicado. Adems, el sentido deltacto descubre veces muchos de los defectos quese han escapado al ojo ms perspicaz. Si llega conel tiempo ser tejedor, relojero, vendedor de telasnas, cirujano, oculista, dentista, msico, artista cajero le es absolutamente esencial tener un tacto

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  • 3 EL ESTUDIO DEL NIO.

    delicado y sumamente fino. Por esto conviene noolvidar que es en la niez cuando deben desarro-llarse y perfeccionarse los recursos de este sentido.Es indudable que puede alcanzarse ms tarde enla vida bastante perfeccionamiento, pero esto mis-mo depende siempre de la primera educacin.Muchos nios heredan gran delicadeza de tacto,pero cualquiera que sea el beneficio que la natura-leza les conceda en este sentido, conviene multipli-carlos por el medio de un cultivo inteligente.

    El alto grado de perfeccionamiento que hallegado el cultivo del tacto se demuestra por laseguridad con que en algunas escuelas leen losciegos los caracteres de relieve aun en idiomas es-tranjeros. El superintendente Hammond aseguraque Helen Kellar * entiende lo que le habla cual-quiera persona colocndole los dedos sobre suslabios y el pulgar bajo la barba. En la exposicinuniversal de Chicago visit esa nia la galera depinturas y despus de pasar su mano por la cabezay el rostro de varias estatuas, dijo de una " Esta'parece triste.'" Era la estatua de la Melancola.Helen Kellar parece tener clulas cerebrales en lapunta de sus dedos. . . .

    * Helen Kellar es una joven que vive actualmente en losEstados Unidos, ciega y sordo-muda, cuya educacin hasido materia de las ms interesantes experiencias y que haproducido resultados sorprendentes, mediante la pacientecontraccin de sus maestros y la brillante inteligencia dela discpula.N. del T.

  • CAPITULO VI.

    LOS SENTIDOS (continuacin). EL ODO," Sweet is every sound,

    The moan of doves in immemorial elms,The murmuring of innumerable bees."

    El sentido del odo es el que sigue en el ordende los dones de que la sabia y benfica naturalezaha provedo al nio. Todos los sentidos descritoshasta ahora pueden ser considerados como sentidosde contacto, pero este es el que nos pone en comu-nicacin con los objetos prximos lejanos. Sinl, la existencia sera tan triste como una cmaramortuoria. La ciencia y el placer del hombre sereduciran sobre toda medida, mientras que la mar-cha de su propio desarrollo sera excesivamentelenta y penosa. Las dificultades que produce lasordera de un odo son bastante molestas, perocuando ambos han perdido la facultad de oir, mu-cha parte de la vida se ha perdido.

    Los autores difieren acerca del grado de desa-rrollo del odo al tiempo del nacimiento del nio,aunque la explicacin de esto se encontrara talvez en el hecho de que vara casi en cada uno.Hay nios que parecen conocer los sonidos casiinmediatamente, mientras que en otros se nota quepasan horas y aun das antes de que el nio parezca

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  • 36 EL ESTUDIO DEL NIO.

    afectado por ninguna clase de sonidos. Un amigome ha referido que la maana siguiente de habernacido una de sus hijas, la explosin de un cohetecerca de la ventana le produjo tal susto que sufriconvulsiones. Preyer asegura que su hijito estuvosordo hasta el cuarto da de nacido. Compayrnos recuerda que la sensibilidad auditiva se desa-rrolla despacio y prudentemente: " Si el niooyera demasiado pronto, correra el riesgo de noor en el resto de su vida. Si una vibracin de-masiado fuerte puede cortar la cuerda de -unaarpa de un violin; as tambin un sonido muyintenso puede daar un rgano tan delicado y to-dava no ejercitado. Por esto la naturaleza haprotegido benvolamente al nio contra el choquede numerosas y violentas sensaciones, mantenin-dolo durante algunas semanas en ese estado, di-ramos, de torpeza para oir." Siendo esto perfec-tamente exacto, demuestra tambin la necesidadde consagrar durante las primeras semanas de lavida del nio el ms inteligente y afectuoso cuida-do este sentido. Un filsofo, de los tiempos an-tiguos, despertaba sus hijos todas las maanascon las suaves melodas de su arpa temeroso deque algn choque violento perturbase la armonaque en su concepto deba haber en la transicindel sueo al despertar. Cuntos adagios suavesy tranquilos despertaran aquellos nios al pre-sentarles las maravillas de la vida en que entra-ban. . . .

    Para toda persona que conozca la estructurainterna del odo es fcil comprender las observa-ciones anteriores. La delicada membrana del tm-

  • LOS SENTIDOS.EL ODO. 37

    pao que se encuentra en la base del canal audi-torio puede no slo ser daada destruida por unruido fuerte y violento, sino tambin por toda con-cusin violenta que fuerzo el aire dentro del oreja.Todo sonido desapacible puede causar desrdenesen esa admirable y finsima maquinaria del odointerno medio, y no hay cuidados que puedan con-siderarse extremados para protegerla. Las enfer-medades de los nios, ms que las de los adultos,pueden reducirse un pequeo punto, y por estarazn es que el ms ligero desorden en el odopuede hacerse en pocos das una enfermedad seria.Por diversas causas, entre ellas algunas de lasmencionadas, hay autores que estiman en un cin-cuenta sesenta por ciento el nmero de nioscuyo odo es ms menos defectuoso. Los mis-mos autores aseguran que por medio de un trata-miento atento y juicioso podra reducirse de quince veinte. De aqu la necesidad de insistir en laconveniencia de conocer y de tratar mejor el r-gano de este importante sentido.

    Frecuentemente se hacen crnicas en la prime-ra parte de la vida las enfermedades que sufren losnios en cerca de sus odos, siendo causa de cons-tante preocupacin y molestias en muchas familias.El dolor de odos

    que es tan frecuente en losniosaumenta muchas veces al grado de hacerseinsoportable, produce hasta