25
¿Fue moderna la literatura espan ˜ola del siglo XVIII? Ana ´lisis de la evaluacio ´n decimono ´nica In ˜igo Sa ´nchez-Llama Purdue University resumen La evaluacio ´ n de la literatura espan ˜ola setecentista experi- menta una significativa evolucio ´ n durante el perı ´odo decimono ´ nico. En el primer tercio del siglo XIX el paradigma roma ´ntico favorece interpretacio- nes que sen ˜alan los vı ´nculos de las letras dieciochescas con ha ´bitos cultura- les no modernos vinculados al Antiguo Re ´gimen. Desde el u ´ ltimo tercio de la centuria, de todos modos, empiezan a producirse valoraciones que apun- tan la modernidad literaria de ciertos textos setecentistas. El ana ´lisis de la pluralidad de estos discursos crı ´ticos en el XIX es relevante para confirmar los indudables rasgos modernos de la literatura espan ˜ola escrita durante la Ilustracio ´ n. Estas lecturas crı ´ticas configuran asimismo un complejo corpus textual en el que puede percibirse la articulacio ´ n teo ´ rica, en mayor o menor grado, de los valores este ´ticos consagrados por la modernidad filoso ´ fica. En 1913, el hispanista chileno-germano Guillermo Ju ¨nemann (18551938) califica en su Historia de la literatura espan ˜ola y antologı ´a de la misma la produccio ´ n literaria hispa ´nica comprendida en el perı ´odo de 1681 a 1758 como un ‘‘gran pa ´ramo; donde no crece planta literaria alguna’’ (111). El influjo pernicioso del clasicismo france ´s, el desprestigio en que cae el teatro espan ˜ol del Siglo de Oro para la crı ´tica institucional dieciochesca o la au- sencia de un genuino talento artı ´stico en los principales escritores espan ˜oles setecentistas propician la pra ´ctica de una literatura carente de originalidad. Poco favorables son los juicios del crı ´tico referidos a ‘‘las mı ´seras composi- ciones’’ de Ignacio de Luza ´n (17021754), las ‘‘insı ´pidas’’ obras literarias de j 231 Hispanic Review (summer 2008) Copyright 2008 University of Pennsylvania Press. All rights reserved.

¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

  • Upload
    others

  • View
    3

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

¿Fue moderna la literatura espanola

del s iglo XVII I? Anal is i s de la

evaluaci on decimononica

Inigo Sanchez-Llama

Purdue University

resumen La evaluacion de la literatura espanola setecentista experi-menta una significativa evolucion durante el perıodo decimononico. En elprimer tercio del siglo XIX el paradigma romantico favorece interpretacio-nes que senalan los vınculos de las letras dieciochescas con habitos cultura-les no modernos vinculados al Antiguo Regimen. Desde el ultimo tercio dela centuria, de todos modos, empiezan a producirse valoraciones que apun-tan la modernidad literaria de ciertos textos setecentistas. El analisis de lapluralidad de estos discursos crıticos en el XIX es relevante para confirmarlos indudables rasgos modernos de la literatura espanola escrita durante laIlustracion. Estas lecturas crıticas configuran asimismo un complejo corpustextual en el que puede percibirse la articulacion teorica, en mayor o menorgrado, de los valores esteticos consagrados por la modernidad filosofica.

En 1913, el hispanista chileno-germano Guillermo Junemann (1855–1938)califica en su Historia de la literatura espanola y antologıa de la misma laproduccion literaria hispanica comprendida en el perıodo de 1681 a 1758

como un ‘‘gran paramo; donde no crece planta literaria alguna’’ (111). Elinflujo pernicioso del clasicismo frances, el desprestigio en que cae el teatroespanol del Siglo de Oro para la crıtica institucional dieciochesca o la au-sencia de un genuino talento artıstico en los principales escritores espanolessetecentistas propician la practica de una literatura carente de originalidad.Poco favorables son los juicios del crıtico referidos a ‘‘las mıseras composi-ciones’’ de Ignacio de Luzan (1702–1754), las ‘‘insıpidas’’ obras literarias de

j 231Hispanic Review (summer 2008)Copyright � 2008 University of Pennsylvania Press. All rights reserved.

Page 2: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

232 i hispanic review : summer 2008

Benito Jeronimo Feijoo (1676–1764) y, en un sentido general, la literaturaproducida por ‘‘aquellos pigmeos—entre ellos los Moratın, el hijo sobretodo; y hasta el juicioso Jovellanos—que se imaginaban reformadores de laliteratura nacional’’ (111).

La caracterizacion de Junemann reproduce las impresiones antidiecioches-cas que la crıtica romantica comienza a formular desde comienzos del sigloXIX1. Bien es cierto que en el primer tercio del siglo XX empiezan a emergerimpresiones no tan desfavorables sobre el setecientos espanol. Por lo querespecta al estudio del romanticismo, Susan Kirkpatrick indica como duranteel perıodo de 1928–1937 se produce un significativo aumento de estudios his-panistas sobre el perıodo romantico en los que es posible percibir complejasaproximaciones fundamentadas en el rigor filologico y el estudio minuciosode sus fuentes esteticas (804). Identica revalorizacion academica de la litera-tura espanola dieciochesca se percibe en las obras escritas por Pedro Salinasen 1924–1925 referidas, respectivamente, a Feijoo y Juan Melendez Valdes.Aun percibiendo rasgos utilitarios y, en consecuencia, anti-artısticos en laprosa de Feijoo, Salinas introduce una matizacion importante: la prosadominante en el siglo XVIII espanol, ‘‘prosa de clase media literaria, sinhechizo y sin tropiezos’’ (58), termina cobrando mayores brıos gracias alinflujo vivificador introducido por Leandro Fernandez de Moratın y losromanticos (59). La importante matizacion del crıtico acentua los vınculosdel XVIII con el perıodo romantico. Analogas percepciones se observan enla evaluacion de Salinas sobre la poesıa de Melendez Valdes. En la produc-cion lırica de este poeta setecentista pueden apreciarse diversas capas litera-rias en las que coexisten mecanicas repeticiones del clasicismo mas rıgido y‘‘un sentido incipiente de lo subjetivo, interpretaciones psicologicas o cos-mologicas del campo’’ (82). Tales analisis resaltan por haber dignificado laliteratura espanola del setecientos—o al menos, las obras escritas a partir dela decada de 1770—debido no tanto a sus vınculos con el emergente romanti-cismo cuanto a su filiacion moderna2.

1. Para un analisis preciso sobre la formacion de las primeras objeciones contra la literaturaespanola setecentista formulada durante las primeras decadas del siglo XIX, veanse Fernandez yGonzalez (64–66), Hart (354–56) y Romero Tobar (121–32).2. Durante la decada de 1920 comienza a circular el concepto del ‘‘prerromanticismo’’ entendidocomo un espacio estetico de transicion, cuya duracion abarcarıa aproximadamente cuatro dece-nios: ‘‘De un lado, 1790: casacas, culto de la razon, filantropos, guillotinas y transportes sentimen-tales. De otro, 1830: levitas, culto de la pasion, el yo, la turbulencia, y al fondo la noche y el castillomedieval. ¿Que ha ocurrido entre 1790 y 1830?’’ (Guillen 282).

Page 3: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 233

La crıtica literaria setecentista escrita por Pedro Salinas o Jorge Guillendurante el primer tercio del siglo XX no es ajena a los valores esteticos deriva-dos del Modernismo (1890–1940). Advertir el caracter fluido en las sensibili-dades literarias de los ultimos decenios del XVIII y las primeras decadas delXIX o establecer el criterio de la autonomıa subjetiva en la valoracion deciertas obras dieciochescas permite a estos autores no tanto apuntar en laliteratura espanola setecentista la diversa articulacion de discursos esteticossino mas bien establecer un factor afın a las inquietudes modernistas: existedesde finales del XVIII una conciencia de crisis prerromantica cuyos efectosimpactaran de manera irreversible la genesis de la obra artıstica.

Tal apreciacion modernista no se plantea de manera plena en la erudiciondecimononica. Ciertos valores esteticos tributarios de la modernidad literariase aprecian, de todos modos, en el analisis de la literatura dieciochesca efec-tuado durante el siglo XIX. La perspectiva desarrollada en estas interpretacio-nes trasciende su ambito de estudio y configura una interesante muestra dela evolucion del concepto de lo moderno en las letras hispanicas durante elsiglo XIX. Estos juicios ochocentistas, polemicos y contradictorios, segunsean los intereses y las filiaciones esteticas de los autores particulares, mues-tran el profundo alcance de las transformaciones socioesteticas apreciablestanto en la creacion artıstica como en la ejecucion del analisis literario. Uncomplejo entramado discursivo de cuno moderno puede apreciarse en valo-raciones que acentuan los referentes de la expresion individual del sujetocreador, la autonomıa de la obra de arte, la ruptura novedosa de ciertasconvenciones o el enfasis en la originalidad autoctona.

La definicion de lo moderno segun el romanticismo: individualismosubjetivo, modernidad y superacion del clasicismo

Atribuir a la literatura espanola setecentista el calificativo de ‘‘moderna’’,‘‘subjetiva’’ u ‘‘original’’ no es baladı pues tales terminos son los que garanti-zan, en mayor o menor medida, su pertenencia al ambito discursivo de laliteratura desde el siglo XIX. Resulta llamativo que el Novısimo diccionario dela lengua castellana de Campuzano defina el clasicismo como ‘‘la escuela ygusto de los clasicos, que siguen rigurosamente las reglas de la literaturagreco-romana’’ (I: 461). El Diccionario de la lengua castellana de MartyCaballero inicia su definicion del ‘‘romanticismo’’ en los siguientes terminos:‘‘dıcese de los escritores que se emancipan de las reglas de composicion y de

Page 4: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

234 i hispanic review : summer 2008

estilo establecidas por los autores clasicos’’ (II: 617). Vincular el clasicismocon la aplicacion sistematica, no espontanea, de reglas contenidas en precep-tivas resulta letal para considerar ‘‘literatura’’ las producciones literarias defiliacion clasicista. El Novısimo diccionario enciclopedico de la lengua castellanade Ponadıu y Puignau contiene una definicion de ‘‘literatura’’ tajante en suacotacion de los principios que permiten determinar o, en su defecto, excluirlos rasgos caracterısticos definidores de este concepto: ‘‘genero de produ-cciones del entendimiento humano, que tienen por fin proximo o remotoexpresar lo bello por medio de la palabra’’ (III: 355). Notese la importanciade detectar originalidad creadora, subjetivismo individualizado y concienciaestetica en la literatura espanola setecentista. Esas caracterısticas son las quepermiten, precisamente, establecer una lectura artıstica de tales produccioneso rebajar su importancia por convertirse en la expresion prosaica de practicasdiscursivas mas proximas al utilitarismo retorico que al esteticismo poetico.

¿Como evoluciona la percepcion crıtica de la literatura espanola diecio-chesca durante el siglo XIX? El conocido influjo romantico schlegeliano enEspana (Flitter 8–81; Juretschke 291–335) favorece una evaluacion no muypropicia al analisis matizado de las producciones literarias inscritas en lascoordenadas socioesteticas de la Ilustracion. El omnipresente individualismoromantico no solo se circunscribe al analisis de la literatura. El historiadoraleman Leopold Ranke percibe un declive estetico en el arte occidental du-rante las ultimas decadas del XVII y los siete primeros decenios del XVIIIdebido al influjo pernicioso del clasicismo (16). El impacto irreversible en lafilosofıa decimononica de la Kritik der Urteilskraft de Inmanuel Kant es ca-pital para el desarrollo de una conciencia estetica en la evaluacion de la obrade arte (Cassirer, Kant 377). El merito de la produccion literaria se determinapor la expresion original de una subjetividad no constrenida por condicionan-tes academicistas ni imitaciones retoricas de modelos antiguos. Existen asi-mismo en el XIX aproximaciones historiograficas que tienden a establecerperiodizaciones excluyentes en el analisis del fenomeno estetico. Sirva deejemplo el analisis de Jacob Burckhardt referido a la formacion del Renaci-miento italiano. Ecos romanticos se perciben en su enjuiciamiento negativode la ruptura, iniciada por el movimiento renacentista, entre la cultura popu-lar y las producciones literarias cultas (176). Esta limitacion institucional,similar a la que la crıtica romantica formula contra la literatura dieciochesca,puede superarse por la insercion del clasicismo grecolatino en el genio nacio-nal italiano (175). La propuesta historiografica de Burckhardt interpreta lastendencias renacentistas como una superacion total de los valores medievales

Page 5: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 235

de cuno eclesiastico (201): ‘‘Die Renaissance ist aber nicht stuckweise Nach-

ahmung und Aufsammlung, sondern Wiedergeburt’’3 (103). La importancia

de prestigiar los conceptos de ‘‘regeneracion’’ (Wiedergeburt) o ‘‘renacimien-

to’’ (Renaissance) radica en que estos valores artısticos, adscritos a una cul-

tura no eclesiastica, son insertados en los principios definidores de la

emergente modernidad. Similares valoraciones son tambien apreciables en la

crıtica espanola ochocentista. Manuel de la Revilla elogia el productivo

impacto del Renacimiento en la constitucion de una crıtica moderna emanci-

pada del ‘‘despotismo’’ inherente a los dogmas escolasticos (‘‘Estudios’’

1226). El paradigma de ‘‘literatura moderna’’ durante el siglo XIX se asienta

en el puntual cumplimiento de unas expectativas esteticas vertebradas en

torno a la expresion autonoma y subjetiva de la individualidad artıstica. Sen-

das aspiraciones son codificadas durante el Renacimiento a juicio de la erudi-

cion decimononica mas distinguida.

El referente renacentista no es el unico soporte textual en el que se apoya

la modernidad literaria decimononica. Revilla destaca tambien la imprescin-

dible aportacion kantiana para una crıtica solvente del contenido, las faculta-

des y los lımites del racionalismo, dado que ‘‘en filosofıa no valen tanto los

que buscan verdades, como los que ensenan a buscarlas’’ (Introduccion

xxxi). Aproximaciones contemporaneas reivindican los efectos emancipado-

res de estos juicios en la medida en que encubren soterradas crıticas a los

fundamentos jerarquicos del Antiguo Regimen (Hoyng 230; La Vopa 5–24).

Terry Eagleton resalta, sin embargo, otro factor no menos significativo: el

prestigio decimononico del subjetivismo exaltado por la filosofıa kantiana

ofrece a la emergente burguesıa occidental un modelo de autonomıa en cuya

aplicacion se configura una comunidad de inviduos sometida a leyes unifor-

mes (Ideology 83). Eagleton constata que las esporadicas nostalgias medie-

vales mantenidas en el siglo XIX (i.e. prerrafaelismo) nunca pueden disolver

de manera efectiva la raız moderna en la que se injertan la subjetividad o el

racionalismo burgueses (Ideology 63). Los valores esteticos dominantes en el

perıodo decimononico prestigian, en consecuencia, aquellas obras en las que

la creacion artıstica o la evaluacion academica manifiestan el ımpetu sub-

3. En espanol: ‘‘El Renacimiento no supone una imitacion fragmentaria o una recopilacion, sinouna regeneracion’’. Agradezco a la catedratica emerita de Literatura Alemana en Purdue Univer-sity, Christiane E. Keck, su amable ayuda en la revision de los textos alemanes citados en esteartıculo.

Page 6: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

236 i hispanic review : summer 2008

jetivo del genio creador, en detrimento de los tratados normativos de retoricay poetica.

¿De que manera afecta a la evaluacion de la literatura dieciochesca espa-nola el influjo de la crıtica romantica? Wlad Godzich, Nicholas Spadaccini

y, mas recientemente, Fernando Wulff Alonso han analizado los intereses

ideologicos del romanticismo schlegeliano promotor de la dignificacion de

la literatura espanola aurea. Su perspectiva enfatiza el marcado nacionalismo

cultural y la ortodoxia catolica mantenidos por Friedrich Schlegel. Segun

observan, el crıtico aleman dignifica la literatura espanola de los Siglos de

Oro por encarnar una organica originalidad cultural nacionalista en detri-

mento de perniciosas veleidades cosmopolitas (Godzich y Spadaccini 76–77;

Wulff Alonso 116).

Este valioso recordatorio, imprescindible para entender la manera en que

se configuran en Espana ciertos discursos romanticos de cuno reaccionario

(Carnero 119–30), difumina, sin embargo, el ineludible esteticismo contenido

en la crıtica romantica schlegeliana. Esta conciencia estetica no constituye,

en modo alguno, un asunto marginal dado que su aplicacion efectiva es la

que garantiza, ni mas ni menos, la adscripcion a la modernidad del campo

literario analizado4.

La obra de Friedrich Schlegel ofrece una vision ambigua de la cultura espa-

nola. El crıtico aleman puede mostrar entusiasmo hacia los ecos del catoli-

cismo medieval apreciables en la literatura hispanica durante la Edad

Moderna (Geschichte 274; Philosophie 367). El autor, de todos modos, tam-

bien censura la intolerancia religiosa y el despotismo monarquico impuestos

por los Austrias espanoles, sobre todo, a partir del reinado de Felipe II (1556–

1598) (Philosophie 366). Schlegel resalta las dificultades padecidas por la filo-

sofıa italiana y espanola en el siglo XVI debido a las perniciosas interferencias

de las jerarquıas eclesiasticas (Course 210–11). El modelo sociopolıtico mas

afın a la creacion artıstica espanola no serıa el despotismo monarquico de la

Edad Moderna sino mas bien el regimen caballeresco medieval que estimula

libertades autoctonas en los municipios y reinos peninsulares (Course 258).

Complejo resulta valorar el interes de Schlegel por la Edad Media y el Siglo

de Oro espanoles en terminos estrictamente tradicionalistas. El romanti-

cismo, segun explica en su Geschichte der alten und neuen Literatur (1815), se

4. Para una interpretacion diferente sobre el discurso socioestetico contenido en el romanticismoschlegeliano, vease Iarocci 24–25, 42.

Page 7: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 237

forja durante la Edad Media al calor de la fructıfera interaccion del cristia-nismo y el individualismo germanico (150). La importancia de las lenguasvernaculas en este proceso dignifica tambien la constitucion de las futurasliteraturas nacionales europeas (Geschichte 159). Notese como, en el modeloteorico del crıtico, se incide tambien en la necesaria voluntad de estilo. Lapoesıa romantica expresa lo universalmente bello mediante ‘‘den außernFormen der Dastellung unter der Sprache solche gewahlt werden welchejenem inneren Liebesgefuhl und Spiel der Fantasie entsprechen’’5 (Geschichte285).

Schlegel se muestra muy crıtico hacia los efectos esterilizadores que elgenio creador del clasicismo frances ejerce en las letras espanolas diecioches-cas. Federico de Schack reinvidica la modernidad de la obra crıtica de loshermanos Schlegel y, en el siglo anterior, G.E. Lessing, por ‘‘haber sido losprimeros en fijar para siempre las leyes ıntimas y propias de la esencia de laforma dramatica, y rechazar al mismo tiempo lo inutil y pueril de toda otraregla forzada y violenta’’ (V: 363)6. Las reglamentaciones de las preceptivasclasicistas francesas constituyen, en efecto, una preocupacion en la crıticaromantica alemana. Su objecion formal no supone necesariamente rechazonacionalista a modelos extranjeros, sino mas bien expresion del genio indivi-dual frente a la mecanica imitacion de preceptivas artificiosas. FriedrichSchlegel cuestiona el clasicismo por razones de muy diversa ındole, bajo lascuales se reconoce el subtexto de la independencia y autonomıa inherentes ala creacion artıstica. El clasicismo frances imperante en Europa occidentaldurante los siglos XVII–XVIII introduce una ruptura entre las elites cultas ylos sectores populares de efectos letales para la literatura escrita en lenguasromances (Geschichte 9). En un plano mas concreto, el siglo XVIII espanoles rechazado por consagrar unas polıticas culturales centralistas que coarta-rıan las energıas locales de las provincias y los municipios, fuerza inspiradora,para Schlegel, de la genuina literatura romantica. Las prescripciones clasicis-tas limitan ademas el libre discurrir de la imaginacion debido a su dimensionartificiosa. La decadencia de las letras espanolas ocurrirıa, a su juicio, por losefectos devastadores de la Guerra de Sucesion (1701–1714) y el afrancesamientoimpuesto por la dinastıa de Borbon (Course 266).

5. En espanol: ‘‘esas formas externas de la representacion del lenguaje que corresponden al senti-miento del amor ıntimo y al juego de la fantasıa’’.6. Para un analisis del impacto teorico de Lessing en la consolidacion de una perspectiva crıticaindepediente de la preceptiva clasicista, veanse Garland 58, 73; Hoyng 219–20 y Lamport 141.

Page 8: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

238 i hispanic review : summer 2008

Conviene tener presente, sin embargo, un aspecto no muy destacado porlos promotores tradicionalistas del ideario schlegeliano en Espana durante elsiglo XIX: la decadencia de las letras espanolas, palpable en el XVIII, ya esvisible, segun el crıtico aleman, en el XVII, cuando empiezan a difundirseexcesos formales de cuno barroco7. Schlegel elogia la prosa cervantina diso-ciandola, sin embargo, de los extremos estilısticos desarrollados por Luis deGongora y Francisco de Quevedo (Geschichte 281). A juicio del crıtico, en laliteratura espanola del siglo XVII existe una latente desviacion anti-artısticavinculada a ciertas tendencias expresivas de cuno barroco, identificadas porel crıtico con la ‘‘ahudeza’’ (sic) (Geschichte 272). Es oportuno recordar queuna gran parte de la produccion literaria dieciochesca cuestiona asimismo ladegeneracion formalista auspiciada por el culteranismo barroco (Checa Bel-tran 191, 274–75). Se trata de una afinidad importante entre el clasicismosetecentista hispanico y el romanticismo schlegeliano, reveladora de ciertasafinidades en la compartida conciencia moderna de belleza formal, indivi-dualismo subjetivo y autonomıa estetica.

August W. Schlegel incide asimismo en los efectos negativos para la espon-taneidad artıstica, no tanto del clasicismo, cuanto de una lectura rıgida deese proyecto literario (19–20). La literatura moderna, vinculada por el autorcon el romanticismo, se diferencia de la literatura clasica por expresar laimposible armonıa entre materia y forma (27). Manifestar la conciencia me-lancolica surgida de la percepcion limitada de la infinitud explica el interesde los romanticos por la introspeccion subjetiva. Estas aspiraciones se ex-presan en la literatura caballeresca medieval, las tragedias shakespearianas yel teatro espanol del siglo XVII (500). El dominio del gusto frances en lasletras espanolas setecentistas favorece, por el contrario, los didactismos pro-saicos visibles en la comedia moratiniana (505). A juicio de August W. Schle-gel, el resurgir de la literatura espanola solo sera factible recuperando elsentimiento del siglo XVII en detrimento de un clasicismo que desvirtuodurante el XVIII la genuina identidad cultural hispanica (504).

Mayores matices introduce Friedrich Bouterwek en su Geschichte der spa-nischen Poesie und Beredsamkeit (1804). Su perspectiva romantica le permitecuestionar el merito de las letras espanolas setecentistas por haber fusionado,

7. El concepto de ‘‘barroco’’ no se emplea en la erudicion decimononica hasta el decenio de1840. Con anterioridad, los terminos empleados para referirse a este movimiento artıstico son‘‘churriguerismo’’ y ‘‘manera churrigueresca’’. Para un analisis preciso de la evolucion de estaterminologıa, veanse Alvarez Barrientos, ‘‘Barroco’’ y Monguio.

Page 9: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 239

bajo el influjo frances, los conceptos incompatibles de belleza estetica, orato-ria y utilitarismo moralizante (399–400). Bouterwek elabora una propuestaya apuntada implıcitamente en el analisis de Friedrich Schlegel: el clasicismoespanol dieciochesco asume el meritorio empeno de emancipar las letras his-panicas del mal gusto gongorista (431–32). Sus evaluaciones de la literaturadieciochesca matizan ciertos prejuicios romanticos. En la poesıa de MelendezValdes, Bouterwek destaca la dignidad formal, la variedad tematica e inclusola elegancia moderna (429). Igualmente favorables son los juicios referidos ala tragedia de Vicente Garcıa de la Huerta (1734–1787), Raquel (1778), valiosapor sus propositos restauradores y originalidad creativa (415). Los juicios deBouterwek constatan las deficiencias no romanticas de las letras espanolassetecentistas. El autor elogia, sin embargo, su moderna voluntad de recuperarel buen gusto destruido por los excesos verbales del gongorismo barroco.

El proyecto socioestetico contenido en el romanticismo plantea al estu-dioso un dilema de compleja resolucion. Reivindicar la Edad Media puedemanifestar, y ası se observa en los romanticos tradicionalistas, un anacronicorechazo a la modernidad (Lowy y Sayre). El clasicismo, de todos modos, tam-bien ha sido interpretado como una manifestacion cultural del Antiguo Re-gimen por prestigiar reglas inmutables (Williams 206). Los dilemas agonicosplanteados por el romanticismo se complican mas aun si asumimos que laestetica romantica, incluso validando la subjetividad burguesa, ofrece, no ob-stante, espacios de resistencia en los que se dignifican valores no materialis-tas (Eagleton, Idea 99; Ideology 119). Es productivo tener en cuenta estosreferentes metodologicos para entender en sus justos terminos la evaluacionestablecida durante el siglo XIX sobre la literatura espanola escrita en el pe-rıodo setecentista. ¿Apuntalaron los neoclasicos espanoles el Antiguo Re-gimen mediante rıgidas formulas clasicistas? ¿Difundieron practicas literariascortesanas y artificiosas? ¿Pervirtieron el buen gusto de las letras espanolaspor introducir un referente teorico, el clasicismo frances, no compatible conla tradicion literaria espanola? ¿Modernizaron las letras hispanicas? ¿Revelasu produccion literaria las insatisfacciones subjetivas de la emergente moder-nidad en la creacion artıstica? No es sencillo responder a tales preguntas.Estos interrogantes, sin embargo, son visibles en los juicios con los que laerudicion decimononica, fuertemente influida por el romanticismo schlege-liano, evalua la literatura setecentista. Aceptar o rebatir estas afirmacionesgarantiza al neoclasicismo espanol una posicion marginal o relevante en elambito discursivo de la literatura espanola moderna.

Establecer los rasgos modernos o antiguos de la cultura espanola produ-

Page 10: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

240 i hispanic review : summer 2008

cida desde el siglo XV genera un intenso y no resuelto debate en la erudicionoccidental decimononica, cuyos efectos tambien inciden en la evaluacion dela literatura hispanica dieciochesca. Burckhardt plantea en su monografıa DieKultur der Renaissance in Italien (1869) la clara incompatibilidad entre elhumanismo renacentista y la anacronica cultura medieval patrocinada por laIglesia (201). Los juicios sobre la literatura espanola efectuados por Madamede Stael (I: 167) y, en decadas posteriores, por George Ticknor (III: 268)senalan el condicionante anacronico, ‘‘no moderno’’, del despotismo ecle-siastico en la produccion cultural hispanica realizada a partir del XVI. Lasfuentes inmediatas de estos comentarios remiten al paradigma no modernode la cultura espanola consagrado por la influyente historiografıa protestantedesde finales del siglo XVII (Canizares-Esguerra 132–33). Bien es cierto quela erudicion romantica alemana matiza tales afirmaciones recordando que lasenergıas de la sociedad espanola formadas en la Edad Media pueden vencereventualmente hasta el ultimo tercio del XVII el lastre retardatario de laintransigencia catolica (Schack II: 121–23). En este complejo eje textual demodernidad, secularizacion, clasicismo, conciencia agonica y tradicion na-cional se forja la no siempre coherente narrativa historiografica empleadaen la valoracion de la literatura espanola setecentista. Ser conscientes de suexistencia nos permite entender no tanto los rasgos modernos de la literaturadieciochesca, cuanto los criterios empleados por la crıtica literaria deci-mononica en la representacion de un tipo moderno de subjetividad.

La evaluacion de la literatura setecentista durante 1820–1868: triunfo delparadigma romantico

Adolfo Federico Schack destaca en la decada de 1840 un fenomeno rele-vante para la consolidacion del ideario romantico en Espana. A juicio delestudioso aleman, el clasicismo espanol solo pierde su prestigio institucionaldurante la decada de 1830, tras el colapso de su homologo frances. Es suges-tivo que el crıtico considere simultaneas en Espana la aparicion del romanti-cismo y la quiebra de la monarquıa absoluta (V: 363–64). Asumiendoentonces que durante el siglo XVIII la literatura encuentra mayores restric-ciones para su desarrollo autonomo, el debate parece centrarse ahora en lasespecıficas apreciaciones de autores individuales integrados en ese marcocronologico. Antonio Gil de Zarate propone en su Manual de literatura(1844) la dicotomıa entre una fase prosaica—no literaria—de las letras se-

Page 11: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 241

tecentistas y un perıodo hasta cierto extremo renovador, que alcanza su

plenitud en el ultimo tercio de siglo. El relativo merito de los autores integra-

dos en esta periodizacion radica en su contribucion al desprestigio de las

desviaciones estilısticas introducidas por el mal gusto barroco del XVII. Mo-

derna resulta aquella obra que permita restituir a la creacion artıstica el ‘‘an-

tiguo esplendor’’ previo al culteranismo (III: 317). Esa es la perspectiva

adoptada por Gil de Zarate al calificar La comedia nueva o El Cafe (1792) de

Fernandez de Moratın como ‘‘un verdadero Quijote de teatro, y con ella dio

el golpe de muerte a los detestables escritorzuelos que inundaban el teatro y

corrompıan el gusto con sus monstruosos engendros’’ (III: 329).

El hispanismo contemporaneo ha cuestionado la verosimilitud del ar-

gumento contenido en La comedia nueva o El Cafe. Rene Andioc documenta

con precision el exito del que disfrutaban durante el decenio de 1790 los

dramas escritos al margen de la preceptiva neoclasica (212–13). Ivy M.

McClelland (I: 299–300) y, mas recientemente, John C. Dowling (127–33)

han demostrado tambien la interesante simultaneidad de representaciones

teatrales de obras clasicistas y textos ajenos a ese referente literario. El hecho

de que la evaluacion de Gil de Zarate sea plausible o inexacta no es relevante

en el contexto decimononico. El sugestivo valor de sus observaciones radica

mas bien en haber establecido una lectura moderna de un dramaturgo

setecentista senalando sus vınculos con el siempre canonizador referente cer-

vantino.

La crıtica antidieciochesca de mayor alcance teorico escrita durante el pri-

mer tercio del siglo XIX es formulada por Agustın Duran en su influyente

Discurso sobre el influjo que ha tenido la crıtica moderna en la decadencia del

teatro antiguo espanol (1828). Duran es tajante en la identificacion de los

problemas que lastran el desarrollo satisfactorio de las letras espanolas

setecentistas. La mala influencia de los crıticos del XVIII impide la consecu-

cion de dramas originales y, en consecuencia, modernos (50). David T. Gies

vincula el exito de las teorıas de Duran con la recuperacion de los sainetes

escritos por Ramon de la Cruz (1731–1794) (165). Una perspectiva romantica

dignifica por extension aquellas obras dieciochescas no condicionadas por el

clasicismo. Las prevenciones de Alberto Lista contra este dramaturgo—‘‘el

que introdujo los manolos en la escena’’ y escribıa ‘‘sin gusto ni genio’’ (II:

295)—son diametralmente opuestas al juicio favorable, posible gracias a la

legitimacion moderna de la crıtica romantica, emitido por George Ticknor

sobre Ramon de la Cruz:

Page 12: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

242 i hispanic review : summer 2008

In this confusion of the old and the new—of what was stiff, formal, and

foreign with what was rudest and most lawless in the national drama at

home—a single writer appeared, who, from the mere force of natural tal-

ent, fell instinctively into a tone not unworthy of the theatre, and yet one

that obtained for him a degree of favor long denied to persons of more

poetical accomplishments. (III: 351)

El asentimiento crıtico de Ticknor se fundamenta en la sensibilidad mo-derna prestigiada por el romanticismo. Originalidad, creacion espontanea,independencia y autonomıa con respecto a la preceptiva, conocimiento de latradicion autoctona, en su caso, la comedia aurea, y respaldo del publico sonalgunos de los criterios que permiten considerar a Ramon de la Cruz unrepresentante excelso de la literatura espanola moderna. Algunos publicistasliberales reivindicaran en el decenio de 1860 a ciertas figuras de la Ilustracion,de manera especial, Manuel Jose Quintana, por su compromiso progresistamanifestado en la promocion del liberalismo revolucionario desde finales delXVIII (Fernandez de los Rıos 93–94). Las lecturas ideologicas, no esteticas,apenas tienen impacto, sin embargo, en la erudicion decimononica de mayorsolvencia academica. Los matizados elogios a la literatura setecentista desta-can la meritoria modernizacion visible en sus esfuerzos por desprestigiar elculteranismo barroco. La canonizacion de los autores individuales se justificapor la exitosa articulacion en su obra de principios literarios inscritos en lamodernidad (i.e. originalidad creadora, expresion autonoma de una genuinasubjetividad, independencia de las preceptivas y conciencia estetica). Ex-ponente representativo de esta lectura crıtica es la valoracion de Isaac NunezArenas, catedratico en la Facultad de Filosofıa y Letras de la UniversidadCentral, sobre la comedia moratiniana El sı de las ninas: ‘‘a no ser El sı de lasninas, hechura de la imaginacion, no nos agradarıa, porque su belleza con-siste en lo artificioso de su naturalidad: como suceso del mundo real, acasonos pareciera sobrado comun’’ (68).

El impacto cultural de la ‘‘Gloriosa’’ en las letras espanolas: inicio de ladignificacion del siglo XVIII

El triunfo de la Revolucion ‘‘Gloriosa’’ (1868) inicia un convulso perıodoen la historia espanola conocido bajo el marbete de ‘‘Sexenio Revolucio-nario’’ (1868–1874). La transformacion irreversible y radicalmente moderna de

Page 13: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 243

la cultura espanola surgida del impulso progresista de 1868 fue percibida porcrıticos espanoles tan dispares como el liberal Leopoldo Alas ‘‘Cların’’ (65–78) y su antagonista conservador, Francisco Blanco Garcıa (II: 623). Ciertasnociones modernas tributarias del paradigma de la modernidad rupturista

acunada por Burckhardt (i.e. renovacion, progreso, secularizacion) son i-

gualmente visibles en las evaluaciones crıticas de la produccion literaria es-

crita durante la Restauracion (1874–1931). Sirva de ejemplo evidente el tıtulo

de una prestigiosa monografıa elaborada durante este perıodo historico por

el celebre Eduardo Gomez de Baquero, ‘‘Andrenio’’: El renacimiento de la

novela espanola en el siglo XIX (1924).

La crıtica setecentista producida en el ultimo tercio del siglo XIX acusa

tambien la mutacion socioestetica impulsada por la ‘‘Gloriosa’’. La erudicion

dieciochesca alcanza su mayor brillantez no solo por las minuciosas revisio-

nes crıticas de ciertas categorıas romanticas, sino ademas por la publicacion

de extensos estudios academicos. Son determinantes la antologıa de Leo-

poldo Augusto de Cueto, Poetas lıricos del siglo XVIII (1869) y dos monogra-

fıas de Emilio Cotarelo y Mori: Iriarte y su epoca (1897) y Don Ramon de la

Cruz y sus obras. Ensayo biografico y bibliografico (1899). En decadas anterio-

res, el Juicio crıtico de los principales poetas espanoles (1840), de Jose Gomez

Hermosilla (1771–1837), y el Tesoro del Parnaso espanol. Poesıas selectas caste-

llanas desde el tiempo de Juan de Mena hasta nuestros dıas (1838), de Manuel

Jose Quintana, habıan incluido una amplia muestra de poetas setecentistas.

La voluminosa antologıa de Cueto ofrece, sin embargo, una vision panora-

mica de mayor amplitud cronologica8. Su obra, de todos modos, comparte

el prejuicio antidieciochesco auspiciado por el romanticismo. La produccion

cultural espanola setecentista adolecerıa de un prosaısmo esterilizador en el

que ‘‘amengua el caracter nacional’’ (I: ccxxxvi). Si Gomez Hermosilla des-

taca en su estudio neoclasico la figura de Leandro Fernandez de Moratın (I:

1–165) y Quintana prestigia a Juan Melendez Valdes (417–18), Cueto, en cam-

bio, parece decantarse hacia Manuel Jose Quintana, en cuya obra advierte

esbozos modernos de relajacion del clasicismo (I: clvii). La narrativa historio-

grafica adoptada por el crıtico inhabilita a la Ilustracion espanola por una

serie de condicionantes institucionales, cortesanos y artificiosos que impiden

el libre discurrir de la creacion artıstica: ‘‘la nacion no sentıa palpitar su

8. Para un estudio preciso sobre la importancia de las antologıas en los procesos formativos delcanon literario, vease Pozuelo Yvancos y Aradra Sanchez 162.

Page 14: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

244 i hispanic review : summer 2008

ındole, sus tendencias y sus recuerdos en aquella poesıa sin vida y sin color’’(I: lxx).

Cotarelo matiza levemente esta interpretacion romantica resaltando laoriginalidad autoctona y belleza moderna de algunos poemas no necesaria-mente neoclasicos escritos por Nicolas Fernandez de Moratın (1737–1780)(Iriarte 42) o los sainetes de Ramon de la Cruz (Don Ramon de la Cruz38–39). El crıtico ejecuta una precisa plasmacion de las expectativas deriva-das de la conciencia esteticista moderna en sus encendidos elogios a la trage-dia clasica Raquel, de Garcıa de la Huerta: ‘‘y esto [la observacion de lasunidades] es lo unico que tiene de clasico esta composicion: la armazon, elesqueleto. En todo lo demas, argumento, ideas, sentimientos, caracteres,versificacion es indıgena; es un drama del siglo XVII’’ (Iriarte 191). HaydenWhite recuerda la importancia de los intereses socioesteticos adoptados porla historiografıa en su analisis del pasado sometido a discusion (107). Lainsistencia de Cotarelo en los valores autoctonos de ciertas figuras de laIlustracion prestigia una subjetividad moderna de filiacion romantica. Me-recer atencion academica, en el contexto de la crıtica setecentista, requiereque la obra analizada reproduzca una genuina originalidad. Este valor artıs-tico solo alcanza su cumplimiento cuando el texto literario se inspira en latradicion nacional y mantiene de manera simultanea ciertas premisas debelleza formal.

Manuel Silvela plantea en 1871 una matizacion importante de la teorıaantidieciochesca del romantico Agustın Duran. Silvela reivindica los meritosmodernizadores de la Poetica (1737, 1789) de Ignacio de Luzan. El estilo‘‘culto-metaforico-altisonante’’ (11) o las ‘‘composiciones extravagantes yconceptos alambicados o chabacanos’’ (43) forjados en el culteranismo ba-rroco justifican la adopcion de un severo clasicismo en el XVIII cuya inme-diata aplicacion permita volver a la tradicion clasica del XVI. Modernizar, eneste contexto, implica depurar de imperfecciones estilısticas una tradicionliteraria en la que se desfigura la originalidad creadora. Cierta reformulaciondel planteamiento schlegeliano se aprecia en tales evaluaciones. A semejanzade los hermanos Schlegel, Silvela rechaza la desviacion culterana combatidaen el siglo XVIII. Identico entusiasmo estetico se percibe en el elogio de laliteratura espanola escrita durante el XVI. La mayor divergencia radica en elespecıfico analisis de la literatura setecentista. Silvela, a diferencia de loscrıticos romanticos alemanes, considera la comedia moratiniana una ‘‘joya’’literaria por su belleza formal y autenticidad expresiva (32, 45).

Francisco Fernandez y Gonzalez, catedratico de Estetica en la Universidad

Page 15: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 245

Central, planteara en 1867 una revision sugestiva sobre las letras dieciochescascercana a las teorıas de Silvela. Pero el crıtico, a diferencia de Silvela, con-sidera justificada la crıtica romantica escrita en el XIX. El clasicismo diecio-chesco se convierte durante la centuria siguiente en un esteril ‘‘exageradoclasicismo’’ sostenido por ‘‘ultraclasicos’’ intransigentes como Francisco dePaula Martınez de la Rosa o Jose Gomez Hermosilla (60). Su eclectica pers-pectiva consiste en reconocer los meritos modernizadores del clasicismo se-tecentista y el romanticismo decimononico. Fernandez y Gonzalez noalcanza un entusiasmo similar al de Silvela con respecto al XVIII, aun cuandosuscriba su voluntad crıtica de examinar la renovacion auspiciada por la lite-ratura setecentista. Ambas aproximaciones pueden considerarse relevantespor compartir la legitimacion prestigiosa de la Real Academia Espanola. Lalectura ponderada de Fernandez y Gonzalez aparece en una memoria pre-miada por esta institucion cultural en 1867 y el discurso reivindicatorio deSilvela se pronuncia en 1871 con motivo de su recien adquirida condicion deAcademico de la Lengua.

¿Denotan una conciencia moderna ambas lecturas crıticas de la literaturaespanola setecentista? Wlad Godzich asocia la modernidad con la concienciarupturista del progreso entendido como transformacion novedosa (Fore-word vii). El prestigio de la renovacion permanente durante el siglo XIX esanalizado por Walter Benjamin en los siguientes terminos:

The illusion of novelty is reflected, like one mirror in another, in the illu-

sion of perpetual sameness. The product of this reflection is the phantas-

magoria of ‘‘cultural history,’’ in which the bourgeoisie savors its false

consciousness to the last. The art that begins to doubt its task and ceases

to be ‘‘inseparable from utility’’ (Baudelaire) must make novelty its highest

value. (158)

La exaltacion moderna del principio de la novedad no solo se circunscribeal esteticismo ochocentista descrito por Benjamin. Los juicios literarios efec-tuados durante esta centuria celebran igualmente aquellas producciones encuyo desarrollo se manifieste no solo la sacrosanta belleza formal o el indivi-dualismo subjetivo, sino ademas la explıcita dimension novedosa.

Senalar el valor regenerador del clasicismo en el XVIII y advertir su esterilinutilidad a partir de 1820 favorece, en el analisis de Fernandez y Gonzalez,la nocion del cambio permanente en las letras espanolas modernas. Silvelapuede asociarse en menor medida con esta lectura por apegarse en exceso al

Page 16: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

246 i hispanic review : summer 2008

clasicismo setecentista. La sıntesis crıtica entre regeneracion y clasicismo vin-cula no obstante al autor con la conciencia moderna del cambio, aunquelo circunscriba al rıgido marco cronologico dieciochesco. Mayor concienciamoderna puede percibirse en la aproximacion de Fernandez y Gonzalez. Soninteresantes las reservas del autor a la segunda edicion de la Poetica de Luzanpublicada en 1789: ‘‘aunque mejorado notablemente el libro, habıa pasado demoda’’ (46). La lectura del crıtico apunta en este breve sintagma un precisoresumen de las expectativas que ha de alcanzar toda literatura con vocacionde modernidad en su inmediata genesis: introducir permanentemente refor-mas para evitar la petrificacion expresiva y nunca estancarse en la contempla-cion melancolica de esteticas caducas como el culteranismo barroco duranteel XVIII o el exagerado clasicismo desde 1790.

Marcelino Menendez Pelayo, considerado por G.P. Gooch ‘‘the greatest ofSpanish scholars’’ (444), ejecuta quiza una de las lecturas mas interesanteselaboradas durante el siglo XIX sobre las letras hispanicas setecentistas. In-terpretar su aproximacion crıtica en el contexto de la subjetividad modernanos confirma la evidente transformacion de la sensibilidad literaria espanoladurante el XIX. Estudios recientes magnifican el supuesto rechazo del insignepolıgrafo montanes a la Ilustracion por sus presuntos vınculos con una ‘‘tra-dicion catolica y nacionalista, defendida por don Marcelino y la generaciondel 98’’ (Ridao 98). Mas valiosas resultan, de todos modos, las perspicacesobservaciones de Joaquın Alvarez Barrientos sobre la paulatina evolucionsocioestetica visible en la erudicion de Menendez Pelayo. Obras juvenilescomo la Historia de los heterodoxos espanoles (1880–1882) pueden favoreceraproximaciones maniqueas en las que se cuestiona el proyecto secularizadorencarnado por la Ilustracion espanola. Alvarez Barrientos apunta, sin em-bargo, un aspecto importante: en las ‘‘Advertencias preliminares’’ escritaspor el autor para la edicion definitiva de esta monografıa en 1910 se percibeuna significativa correccion historiografica: el siglo XVIII en Espana es elo-giado ahora por configurar un ‘‘ejemplo de integracion inteligente de tradi-cion y novedad’’ (‘‘Siglo XVIII’’ 326).

¿De que manera Menendez Pelayo dignifica los rasgos modernos de laliteratura setecentista espanola? Su Historia de las ideas esteticas en Espana(1882–1891) comparte ciertas nociones esteticas schlegelianas: ‘‘solo en elXVIII, y por influjo frances, se comenzo a establecer aquı la divergencia y elantagonismo entre la tradicion clasica y la popular’’ (I: 728). Su estudio Her-mosilla y su ‘‘Ilıada’’: apuntes bibliograficos (1878) cuestiona asimismo la in-flexibilidad clasicista contra la que se sublevan en el XIX ‘‘los campeones del

Page 17: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 247

naciente romanticismo’’ (32; enfasis del autor). Menendez Pelayo tambienreivindica en la Historia de los heterodoxos espanoles los ensayos de Feijoo enlos que se afirma la primacıa del genio creador sobre ‘‘todas las reglas que laescuela ensena’’ (II: 381). Una ampliacion de estos juicios elogiosos de cunoschlegeliano vuelve a plantearse en su Historia de las ideas esteticas en Espana,con la significativa novedad de vincular la ‘‘insubordinacion erigida en sis-tema’’ de Feijoo con el liberrimo ‘‘romanticismo anticipado, el ultimo frutode la antigua crıtica espanola’’ (I: 1092).

Interpretar en sus justos terminos el alcance de la erudicion setecentistaescrita por Menendez Pelayo requiere establecer una lectura precisa sobre ladefinicion de lo moderno en su influyente obra crıtica. El complejo engarcede la produccion cultural espanola en las coordenadas socioesteticas de lamodernidad euroamericana condiciona la recepcion, difusion y articulacionde este proyecto intelectual. Jesus Torrecilla percibe en las letras hispanicasescritas desde finales del XVIII un ambiguo discurso hacia lo moderno de-bido a su procedencia extranjera (76). Mas tajante es el analisis negador dela modernidad en Espana articulado por el distinguido filosofo Eduardo Su-birats. El autor atribuye su fracaso a las ‘‘deficiencias intelectuales y eticas dela historia cultural espanola desde la Ilustracion’’ (Despues 29). El esbozo deuna conciencia hispanica moderna, inscrita en un sentimiento de escisioninterior, solo cobra forma en las literaturas hispanicas modernistas en la me-dida en que estas expresan ‘‘el desencanto del pasado, la conciencia del fra-caso y el sordo sentimiento compartido de un inapelable declinar historico ysocial’’ (Despues 24–25).

¿De que manera es posible establecer una respuesta satisfactoria a losproblemas derivados de admitir o rechazar la existencia de una modernidadespanola? El asunto es pertinente tanto para la evaluacion de la literaturasetecentista como para el analisis del discurso crıtico utilizado por el hispa-nismo durante el siglo XIX. El interes de la erudicion setecentista decimo-nonica en prestigiar, sobre todo a partir de la decada de 1860, obrasdieciochescas disconformes, en mayor o menor medida, con las rigidecesdel clasicismo, apunta una conciencia estetica moderna en la ejecucion delanalisis crıtico. Menendez Pelayo supera la prevencion antidieciochesca decuno romantico introduciendo una percepcion historiografica mas flexibleen la periodizacion de las tendencias artısticas. El crıtico propone vincularla cosmovision literaria de Feijoo con la empresa modernizadora asumidapor el grupo de los novatores desde finales del XVII (Heterodoxos II: 373–74). El alcance de esta valiosa teorıa presenta varios niveles. Por un lado,

Page 18: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

248 i hispanic review : summer 2008

Menendez Pelayo supera la rigidez cronologica que solo considera plausibleel desarrollo de empresas cientıficas en Espana a partir de 17009. Existe asi-mismo otra perspectiva crıtica desarrollada con amplitud por el hispanismocontemporaneo. El autor resalta el interes academico y la solvencia intelec-tual de la erudicion escrita por los jesuitas expulsos durante el ultimo terciodel XVIII10.

Ciertos intereses partidistas pueden apreciarse en el interes de MenendezPelayo por reivindicar a un grupo religioso, la orden de los jesuitas, expul-sado de Espana por Carlos III en 1767. Un joven Menendez Pelayo, todavıainfluido por el integrismo neocatolico, califica este hecho historico en suHistoria de los heterodoxos espanoles como una ‘‘iniquidad, que aun esta cla-mando al cielo’’ (I: 441). Menendez Pelayo cuestiona ademas la expulsion delos jesuitas por sus efectos letales en la cultura espanola moderna y con-temporanea (Historia de las ideas I: 1314). Su lectura crıtica no solo dignificaa los jesuitas expulsos para cuestionar la legitimidad de polıticas guber-namentales de orientacion secularizadora. Entre otros jesuitas mencionadoselogiosamente, puede destacarse la figura de Esteban de Arteaga (1747–1799),autor de un tratado teorico, Investigaciones filosoficas sobre la belleza idealconsiderada como objeto de todas las artes de imitacion (1789), que anticipafuturos intereses esteticistas de la cultura europea decimononica. La reivindi-cacion de los meritos cientıficos y la solvencia academica de obras espanolassetecentistas ofrece una imagen moderna en la que se desmonta la cuestio-nable negacion de la modernidad en Espana asumida por Madame de Stael oNicolas Salmeron durante el XIX (7–8) y, mas recientemente, por Subirats11.Menendez Pelayo es consciente de las limitaciones de estos empenos mo-dernizadores. Los obvios efectos devastadores de la Guerra de la Independen-cia (1808–1814) explican, en su apreciacion, el atraso sufrido por la culturaespanola moderna:

Por desgracia, la invasion francesa y el cumulo de desastres que la acompa-

naron y siguieron, vino a matar en flor todas las esperanzas de cultura que

9. Para un analisis contemporaneo de las tendencias modernizadoras auspiciadas por los nova-tores desde el ultimo tercio del XVII, veanse Abellan (III: 281–461) y Perez Magallon (13–55).10. Para un estudio contemporaneo sobre la obra intelectual desarrollada por los jesuitas expul-sos, vease Batllori (15–119, 531–45).11. Para un analisis contemporaneo en el que se ofrece una brillante refutacion de la presuntaincapacidad moderna de la cultura espanola, vease Robbins (41–62).

Page 19: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 249

nos daban los ultimos anos del XVIII, verificandose en este, como en todos

los estudios, un tan lamentable retroceso, que a los espanoles modernos

nos ha sido preciso volver a empezarlo todo, y esto sin continuidad, sin

tradicion y sin plan fijo, errantes entre un farrago de doctrinas superfi-

cialmente conocidas, para alcanzar despues de todo un nivel quiza inferior

al que alcanzan los buenos libros espanoles del tiempo de Carlos III, epoca,

si pobre para el arte, nada perdida ni esteril para la ciencia. (Historia de las

ideas I: 1149–50)

El interes de Menendez Pelayo por senalar el aceptable nivel intelectualalcanzado por la erudicion setecentista de la segunda mitad del XVIII con-figura una panoramica moderna, cosmopolita y en perpetua renovacion. Elcrıtico nos presenta una realidad intelectual que en el siglo XX sera analizadacon brillantez en la importante monografıa del filosofo Julian Marıas, LaEspana posible en tiempos de Carlos III (1963). Asumir que una lecturadogmatica del clasicismo limita el libre desarrollo de cierta literaturadieciochesca no implica, en la evaluacion de Menendez Pelayo, negar la im-portancia de la erudicion y la crıtica literaria espanolas del XVIII. Presentanigual importancia las tempranas traducciones castellanas de los tratados deestetica de Hugh Blair (1718–1800) y Charles Batteux (1713–1780), aparecidas,respectivamente, en 1798 y 1797–1805 (Historia de las ideas I: 1158–60). Estoshechos le permiten alcanzar una importante conclusion: ‘‘de todo lo ex-puesto resulta que cuantas ideas habıa puesto en circulacion la naciente es-tetica del siglo XVIII, otras tantas eran familiares a nuestros crıticos alalborear el siglo XIX, acrecentadas, ademas, por la labor propia de algunosespıritus superiores como Arteaga’’ (Historia de las ideas I: 1162–63).

La adecuada definicion de la modernidad filosofica propuesta por EduardoSubirats acentua la importancia del principio de ruptura o cambio renovador(Metamorfosis 127). Los atributos no modernos de la ciencia hispana soncausados, segun Juan Valera, por el esterilizador influjo del escolasticismo(Prologo xxii). Es importante recordar, no obstante, la compleja articulaciondel discurso de lo moderno en otros ambitos del conocimiento. Los proposi-tos de renovacion de la crıtica dieciochesca o la evaluacion de esta produc-cion literaria en el XIX muestran una conciencia de transformacion esteticainscrita en las premisas de la modernidad. La interpretacion de Valera nopercibe como modernas tales manifestaciones literarias (‘‘De lo castizo’’ 255–56). Los estudios de Fernandez y Gonzalez o Menendez Pelayo, sin embargo,sirven de contrapeso al pesimismo melancolico articulado por el crıtico. La

Page 20: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

250 i hispanic review : summer 2008

matizacion de ese prejuicio academico y la aplicacion practica de lecturascentradas en el analisis de rasgos modernos (i.e. subjetivismo, autonomıa,ruptura de convenciones literarias) durante el siglo XIX constituyen un cor-pus textual en el que pueden aplicarse sobre el ambito discursivo de los estu-dios literarios ciertos presupuestos crıticos y renovadores asumidos por lamodernidad filosofica.

Hacia la configuracion de una conciencia moderna en la crıtica setecentistadecimononica

La influyente filosofıa de Michel Foucault plantea una profunda revisionde los criterios empleados en el analisis de los procesos discursivos. Foucaultpropone las categorıas de ‘‘dispersion’’, ‘‘discontinuidad’’ o ‘‘fragmentacion’’para entender la formacion siempre compleja de todo enunciado historico(23, 118). Una anticipacion sugerente, referida al discurso historiografico, fueobservada por Ernst Cassirer en 1926. Cassirer cuestiona los fundamentosrıgidos asumidos en la construccion de ciertas periodizaciones excluyentes.Las supuestas barreras culturales entre la Edad Media y el Renacimiento,segun destaca, encubrıan mas bien una realidad compleja: ‘‘one thing, how-ever, seems unmistakable: the more one tried to demonstrate in concreto theantithesis ‘man of the Middle Ages’ and ‘man of the Renaissance,’ the morefleeting and fluid did the antithesis threaten to become’’ (The Individual 5).

El enfasis en la permeabilidad de ciertas tipologıas no solo se circunscribea los ambitos discursivos de la historiografıa o la filosofıa. Los estudios litera-rios contemporaneos adoptan tambien lecturas crıticas flexibles en la evalua-cion del fenomeno literario. Rene Wellek y Raymond Williams interpretan laperiodizacion literaria senalando, respectivamente, la existencia de normas oresiduos que remiten a sensibilidades esteticas procedentes de otras etapashistoricas (Wellek 129; Williams 143–49).

El hispanismo setecentista contemporaneo participa de esta importanterevision metodologica aplicada a la periodizacion literaria. Los estudios dePedro Salinas, Jorge Guillen, Jean Sarrailh, Jose Antonio Maravall, IvyMcClelland, Nigel Glendinning, Rene Andioc, Juan Luis Alborg, AntonioMestre, Guillermo Carnero y, de manera especial, Russell P. Sebold ofrecenuna lectura minuciosa de la literatura dieciochesca en la que se resalta lamodernidad y belleza estetica de ciertas empresas intelectuales impulsadaspor los ilustrados espanoles. De gran interes para el analisis de la fluidez

Page 21: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 251

discursiva entre la poesıa setecentista y el emergente romanticismo es la va-liosa monografıa de Carnero, La cara oscura del Siglo de las Luces (1983). Masrecientemente, Sebold establece una precision importante en su estudio, Laperduracion de la modalidad clasica. Poesıa y prosa espanolas de los siglos XVIIa XIX (2001): ‘‘el romanticismo plantea una dialectica (naturaleza/arte) deorigen clasico. La diferencia radica en la insistencia del romanticismo en unode esos terminos pero el romanticismo procede organicamente del neoclasi-cismo’’ (172).

La imprescindible aportacion del hispanismo contemporaneo setecentistano puede explicarse tan solo por el influjo de metodologıas que prestigianlos conceptos de la discontinuidad o la fluidez discursivas. La erudicion deci-mononica apunto unas lecturas crıticas sobre el XVIII en las que percibimosgeniales destellos de la emergente modernidad filosofica. Es moderno,durante los decenios de 1820–1860, desvirtuar la literatura dieciochesca paraafirmar precisamente la renovacion crıtica impulsada al calor del romanti-cismo schlegeliano. Resulta tambien novedoso celebrar a los autores espano-les del XVIII cuya obra introduzca significativas rupturas formales conrespecto a las preceptivas clasicistas. A partir del ultimo tercio del XIX, noobstante, la erudicion setecentista vuelve a reformular su perspectiva crıticadestacando no solo la fluidez estetica entre el XVIII y la centuria posterior,sino mas bien los propositos de renovacion promovidos en las ultimas deca-das del perıodo setecentista. Tales afirmaciones inician la dignificacion de lasletras espanolas dieciochescas apelando a sus rasgos modernos.

Obras citadas

Abellan, Jose Luis. Historia crıtica del pensamiento espanol. 4 vols. Madrid: Taurus, 1979–

1984.

Alvarez Barrientos, Joaquın. ‘‘El Barroco en el debate dieciochesco sobre la identidadnacional.’’ Temas del Barroco hispanico. Ed. Ignacio Arellano y Eduardo Godoy. Pam-

plona: U de Navarra, 2004. 11–23.———. ‘‘El siglo XVIII, segun Menendez Pelayo.’’ Boletın de la Biblioteca de Menendez

Pelayo 82 (2006): 297–329.

Andioc, Rene. Teatro y sociedad en el Madrid del siglo XVIII. Madrid: Castalia, 1988.Batllori, Miguel. La cultura hispano-italiana de los jesuitas expulsos: espanoles, hispanoame-

ricanos, filipinos, 1767–1814. Madrid: Gredos, 1966.

Benjamin, Walter. ‘‘Paris, Capital of the Nineteenth Century.’’ 1961. Reflections: Essays,Aphorisms, Autobiographical Writings. Trans. Edmund Jephcott. New York: Schocken

Books, 1986. 146–62.

Page 22: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

252 i hispanic review : summer 2008

Blanco Garcıa, Francisco. La literatura espanola en el siglo XIX. 3 vols. Madrid: Saenz de

Jubera, 1891–1894.

Bouterwek, Friedrich. History of Spanish Literature. 1804. Trans. Thomasina Ross. Lon-

don: David Bogue, 1847.

Burckhardt, Jacob. Die Kultur der Renaissance in Italien. 1869. Ed. Horst Gunther. Frank-

furt am Main: Deutscher Klassiker Verlag, 1989.

Campuzano, Ramon, ed. Novısimo diccionario de la lengua castellana. 2 vols. Madrid:

Imprenta de Ramon Campuzano, 1857.

Canizares-Esguerra, Jorge. How to Write the History of the New World: Histories, Episte-

mologies, and Identities in the Eighteenth-Century Atlantic World. Stanford: Stanford

UP, 2001.

Carnero, Guillermo. La cara oscura del siglo de las luces. Madrid: Fundacion Juan March,

1983.

———. ‘‘Francisca Ruiz de Larrea (1775–1838) y el inicio gaditano del romanticismo

espanol.’’ Escritoras romanticas espanolas. Ed. Marina Mayoral. Madrid: Fundacion

Banco Exterior, 1990. 119–30.

Cassirer, Ernst. The Individual and the Cosmos. 1926. Trans. Mario Donandi. Philadel-

phia: U of Pennsylvania P, 1961.

———. Kant, vida y doctrina. 1918. Trans. Wenceslao Roces. Mexico: Fondo de Cultura

Economica, 1948.

Checa Beltran, Jose. Razones del buen gusto (poetica espanola del neoclasicismo). Madrid:

CSIC, 1998.

Cların [Leopoldo Alas]. Solos. 1881. Madrid: Alianza, 1971.

Cotarelo y Mori, Emilio. Don Ramon de la Cruz y sus obras: ensayo biografico y biblio-

grafico. Madrid: Imprenta de Jose Perales y Martınez, 1899.

———. Iriarte y su epoca. Madrid: Establecimiento Tipografico ‘‘Sucesores de Rivade-

neyra’’, 1897.

Cueto, Leopoldo Augusto de, ed. Poetas lıricos del siglo XVIII. 1869–1875. 3 vols. Madrid:

Atlas, 1952.

Dowling, John C. ‘‘Poetas y comicos en la reforma del teatro espanol: casos concretos

desde Manolo y Hormesinda a El munuelo y La comedia nueva.’’ Letras de la Espana

contemporanea: homenaje a Jose Luis Varela. Ed. Manuel Alvar. Alcala de Henares:

Centro de Estudios Cervantinos, 1995. 127–33.

Duran, Agustın. Discurso sobre el influjo que ha tenido la crıtica moderna en la decadencia

del teatro antiguo espanol. 1828. Ed. Donald L. Shaw. Malaga: Agora, 1994.

Eagleton, Terry. La idea de cultura: una mirada polıtica sobre los conflictos culturales. 2000.

Trans. Ramon Jose del Castillo. Barcelona: Paidos, 2001.

———. The Ideology of the Aesthetic. Oxford: Blackwell, 1990.

Fernandez de los Rıos, Angel. 1808–1863, Olozaga: estudio polıtico y biografico. Madrid:

Imprenta de Rojas, 1863.

Fernandez y Gonzalez, Francisco. Historia de la crıtica literaria en Espana desde Luzan

hasta nuestros dıas con exclusion de los autores que aun viven. Madrid: Imprenta de

Alejandro Gomez Fuentenebro, 1867.

Page 23: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 253

Flitter, Derek. Teorıa y crıtica del romanticismo espanol. Trans. Benigno Fernandez Sal-

gado. Cambridge, UK: Cambridge UP, 1992.

Foucault, Michel. La arqueologıa del saber. 1969. Trans. Aurelio Garzon del Camino. Me-

xico: Siglo XXI, 1972.

Garland, H.B. Lessing: The Founder of German Literature. Cambridge: Bowes, 1937.

Gies, David T. Agustın Duran: A Biography and Literary Appreciation. London: Tamesis,

1975.

Gil de Zarate, Antonio. Manual de literatura: resumen historico de la literatura espanola. 3

vols. Madrid: Boix, 1844.

Godzich, Wlad. Foreword. Ideologies of Adventure: Studies in Modern Consciousness. By

Michael Nerlich. Vol. 1. Minneapolis: U of Minnesota P, 1987. vii–xvi.

———, and Nicholas Spadaccini. ‘‘Popular Culture and Spanish Literary Culture.’’ The

Culture of Literacy. Ed. Wlad Godzich. Cambridge, MA: Harvard UP, 1994. 72–95.

Gomez Hermosilla, Jose. Juicio crıtico de los principales poetas espanoles de la ultima era

(obra postuma). Ed. Vicente Salva. 2 vols. Parıs: Librerıa de Vicente Salva, 1840.

Gooch, G.P. History and Historians in the Nineteenth Century. 1913. New York: Longmans,

Green and Co., 1928.

Guillen, Jorge. Cienfuegos (con poesıas y documentos ineditos). 1925. Ed. Guillermo Car-

nero. Valladolid: Universidad, 2005.

Hart, Thomas. R. ‘‘Friedrich Bouterwek, a Pioneer Historian of Spanish Literature.’’

Comparative Literature 5.4 (1953): 351–61.

Hoyng, Peter. ‘‘Lessing’s Drama Theory: Discursive Writings on Drama, Performance,

and Theater.’’ A Companion to the Works of Gotthold Ephraim Lessing. Ed. Barbara

Fischer and Thomas C. Fox. Rochester: Camden, 2005. 211–29.

Iarocci, Michael. Properties of Modernity: Romantic Spain, Modern Europe, and the Lega-

cies of Empire. Nashville: Vanderbilt UP, 2006.

Junemann, Guillermo. Historia de la literatura espanola y antologıa de la misma. Friburgo:

Tipografıa de B. Herder, 1913.

Juretschke, Hans. Vida, obra y pensamiento de Alberto Lista. Madrid: CSIC, 1951.

Kirkpatrick, Susan. ‘‘Eighty-One Years of Scholarship on the Romantic Period.’’ Hispania

81 (1998): 803–10.

Lamport, F.J. Lessing and the Drama. Oxford: Clarendon Press, 1981.

La Vopa, Anthony J. ‘‘Herder’s Publikum: Language, Print, and Sociability in Eighteenth-

Century Germany.’’ Eighteenth-Century Studies 29.1 (1995): 5–24.

Lista, Alberto. Lecciones de literatura. 1836. 2 vols. Madrid: Imprenta de Jose Repulles,

1853.

Lowy, Michael, and Robert Sayre. Romanticism Against the Tide of Modernity. 1992. Trans.

Catherine Porter. Durham: Duke UP, 2001.

Marıas, Julian. La Espana posible en tiempos de Carlos III. 1963. Barcelona: Planeta, 1988.

Marty Caballero, E., ed. Diccionario de la lengua castellana. 2 vols. Madrid: Imprenta de

la Viuda de Rodrıguez, 1883–1884.

McClelland, Ivy M. Spanish Drama of Pathos, 1750–1808. 2 vols. Liverpool: Liverpool UP,

1970.

Page 24: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

254 i hispanic review : summer 2008

Menendez Pelayo, Marcelino. Hermosilla y su ‘‘Ilıada’’: apuntes bibliograficos. Madrid:

Imprenta Central, 1878.

———. Historia de los heterodoxos espanoles. 1880–1882. 2 vols. Madrid: BAE, 1956.

———. Historia de las ideas esteticas en Espana. 1882–1891. 2 vols. Madrid: CSIC, 1994.

Monguio, Luis. ‘‘Contribucion a la cronologıa de barroco y barroquismo en Espana.’’

PMLA 64.5 (1949): 1227–31.

Nunez Arenas, Isaac. Elementos filosoficos de literatura: esthetica. Madrid: Imprenta de F.

Sanchez a cargo de Agustın Espinosa, 1858.

Perez Magallon, Jesus. Construyendo la modernidad: la cultura espanola en el tiempo de los

novatores. Madrid: CSIC, 2002.

Pozuelo Yvancos, Jose Marıa, and Rosa Marıa Aradra Sanchez. Teorıa del canon y litera-

tura espanola. Madrid: Catedra, 2000.

Ponadıu y Puignau, Delfın, ed. Novısimo diccionario enciclopedico de la lengua castellana.

4 vols. Barcelona: Espasa, 1889–1899.

Quintana, Manuel Jose, ed. Tesoro del Parnaso espanol: poesıas selectas castellanas desde el

tiempo de Juan de Mena hasta nuestros dıas. Parıs: Librerıa Europea de Baudry, 1838.

Ranke, Leopold. Uber die Epochen der neueren Geschichte. Munchen: Verlag von

Ducker & Humblot, 1917.

Revilla, Manuel de la. ‘‘Estudios de Arte.’’ Boletın-Revista de la Universidad de Madrid

2.18 (25-Junio-1870): 1220–30.

———. Introduccion. Obras filosoficas de Descartes. Vol. 1. Madrid: Biblioteca-Perojo

[1878?]. i–lxxxvii.

Ridao, Jose Marıa. Elogio de la imperfeccion. Barcelona: Cırculo de Lectores, 2006.

Robbins, Jeremy. The Challenges of Uncertainty: An Introduction to Seventeenth-Century

Spanish Literature. Lanham: Rowman and Littlefield, 1998.

Romero Tobar, Leonardo. La literatura en su historia. Madrid: Arco/Libros, 2006.

Salinas, Pedro. Ensayos completos. Ed. Solita Salinas de Marichal. Vol. 1. Madrid: Taurus,

1983. 60–92.

Salmeron, Nicolas. ‘‘La libertad de ensenanza.’’ Boletın-Revista de la Universidad de Ma-

drid 1.1 (10-Enero-1869): 6–16.

Schack, Adolfo Federico de. Historia de la literatura y del arte dramatico en Espana. 1845–

1846. Trans. Eduardo de Mier. 5 vols. Madrid: Imprenta y Fundicion de M. Tello,

1885–1887.

Schlegel, August. Lectures on Dramatic Art and Literature. 1808. Trans. John Black. Lon-

don: George Bell and Sons, 1889.

Schlegel, Friedrich. A Course of Lectures on Modern History. 1810. Trans. Lindsey Purcell

and R. H. Whitelock. London: Henry G. Bohn, 1849.

———. Geschichte der alten und neuen Literatur. 1815. Ed. Hans Eichner. Munchen: Ver-

lag Ferdinand Schoningh, 1961.

———. Philosophie der Geschichte. 1828. Munchen: Verlag Ferdinand Schoningh, 1971.

Sebold, Russell P. La perduracion de la modalidad clasica: poesıa y prosa espanolas de los

siglos XVII a XIX. Salamanca: U de Salamanca, 2001.

Silvela, Manuel. ‘‘De la influencia ejercida en el idioma y en el teatro espanol por la

Page 25: ¿Fue moderna la literatura espan˜ ola del siglo XVIII? Ana ...hr.pennpress.org/media/5330/samplearticle2.pdfliteratura nacional’’ (111). La caracterizacio´ndeJu¨nemann reproduce

Sanchez-Llama : fue moderna la literatura espanola j 255

escuela clasica, que florecio desde mediados del postrer siglo [XVIII]’’. Discursos leıdos

ante la Real Academia Espanola en la recepcion publica de don Manuel Silvela. Madrid:

Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1871. 3–54.Stael, Madame de. De la litterature consideree dans ses rapports avec les institutions sociales.

1800. Ed. Paul Tieghem. 2 vols. Geneve: Librairie Droz, 1959.

Subirats, Eduardo. Metamorfosis de la cultura moderna. Barcelona: Anthropos, 1991.———. Despues de la lluvia: sobre la ambigua modernidad espanola. Madrid: Temas de

Hoy, 1993.Ticknor, George. History of Spanish Literature. 1849. Vol. 3. Boston: Ticknor and Fields,

1864.

Torrecilla, Jesus. La imitacion colectiva: modernidad vs. autenticidad en la literatura es-panola. Madrid: Gredos, 1996.

Valera, Juan. ‘‘De lo castizo de nuestra cultura en el siglo XVIII y en el presente.’’ 1871.

Crıtica literaria (1864–1871). Madrid: Imprenta Alemana, 1909. 239–58.———. Prologo. Ensayos crıticos sobre filosofıa, literatura e instruccion publica espanolas.

By Gumersindo Laverde. Lugo: Imprenta de Soto Freire, 1868. xiii–xxxi.

Wellek, Rene. Concepts of Criticism. Ed. Stephen G. Nichols. New Haven: Yale UP, 1963.White, Hayden. El texto historico como artefacto literario y otros escritos. 1978. Trans. Vero-

nica Tosı y Nicolas Lavagnino. Buenos Aires: Paidos, 2003.Williams, Raymond. Marxismo y literatura. 1977. Trans. Pablo di Masso. Barcelona: Penın-

sula, 1980.

Wulff Alonso, Fernando. Las esencias patrias: historiografıa e historia antigua en la cons-truccion de la identidad espanola (siglos XVI–XX). Barcelona: Crıtica, 2003.