Gaceta del Centenario nº 35 - 28 de Febrero de 2002

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    N 35 - 28 de Febrero de 2002

    SUMARIO

    1. ENSAYOSTambin la derecha a fusilado a Jos Antonio por Enrique de Aguinaga, 4 de Abril de 1974.

    ENSAYOS

    TAMBIN LA DERECHAHA FUSILADO A JOS ANTONIO

    PorEnrique de Aguinaga

    Qu habr llagado a saber de nuestro Movimiento el ciudadano medio espaolcuando poltico tan alerta como Miguel Maura [...] ni siquiera conoce que hayamosdado seales de vida? [...] As, ay!, nos conocemos unos a otros en esta Espaa denuestros desvelos. No sera cosa de pensar, aunque nos pegramos mucho, enescucharnos los unos a los otros alguna que otra vez?.

    Jos Antonio: El ruido y el estilo, Abril 1936 (OO.CC. Pg. 914)

    ***

    En cambio, con lo que queremos nosotros [...], no vamos a hacer avances socialesuno a uno, como quien entrega concesiones en un regateo, sino que estructuraremos laeconoma de arriba a abajo de otra manera distinta, sobre otras bases, y entoncessuceder, seor Gil Robles, que se lograr un orden social ms justo. (Rumores. Elseor Barro de Ls: Y a vivir todos felices con esa estructuracin nueva) Su seoraha dedicado dos minutos de meditacin a leer algn folleto de propaganda de las ideasque yo preconizo ahora?.

    Jos Antonio: Discurso parlamentario, 6 de noviembre de 1934 (OO.CC. Pg. 335).

    ***

    Hubo quienes, pensando en nosotros, creyeron ver en la calle la fuerza de choque dealgo que despus correra a cargo de las personas sensatas; ahora ya no lo piensan, ypor nuestra parte, de una manera expresa, nos sentimos, no la vanguardia, sino elejrcito entero de un orden nuevo que hay que implantar en Espaa.

    Jos Antonio: Espaa y la barbarie, 3 de marzo de 1935 (OO.CC. Pg. 421).

    ***

    Muchos de nosotros, a la hora de enfrentarnos con del fenmeno Jos Antonio, noshemos desahogado con la oda en vez de aplicarnos a la tesis doctoral o al desarrolloriguroso de su pensamiento.

    Jaime Campmany:Arriba, 20 de noviembre de 1970.

    1.- Presentacin

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    Mi primera palabra debe ser de gratitud para la revista Fuerza Nueva, que con su inesperada invitacin me depara la oportunidadde exponer algunas consideraciones no rutinarias sobre Jos Antonio Primo de Rivera.

    Mi segunda palabra tiene que ser de aclaracin. Aunque lo digan cortsmente los anuncios, no voy a pronunciar una conferencia.No; esto no es propiamente una conferencia ni -mucho menos- una arenga.

    No trato de adoctrinar ni de enfervorizar a nadie. Voy a repasar sencillamente algunas notas, algunas fichas[1] de un tema queme preocupa y en el que algo he trabajado, recurriendo preferentemente al testimonio de profesores universitarios.

    No tengo para ello ttulo ni autoridad particular. Mi oficio no es, evidentemente, la poltica ni la Historia. Slo aporto micondicin de periodista y profesor y con ello quiz tcnica de informacin y cierto estilo cientfico.

    2.- Jos Antonio Primo de Rivera

    Jos Antonio Primo de Rivera y Senz de Heredia nace en Madrid, el da 24 de abril de 1903 en el nmero 22 de la calle Gnova.

    Su nombre y apellidos compuestos denotan una instalacin social a la que acabar renunciando en una heroica ruptura personal.

    Luego, aquella instalacin social o su envoltura se ha tomado el desquite y ha sofocado la memoria fundamental de aquellahombra.

    He aqu, aunque sea otra vez, la escueta noticia de su vida:

    De los 9 a los 14 aos (1912-1927) estudia el Bachillerato en Madrid, Cdiz y Jerez. En este tiempo es boy-scout.

    A los 14 aos (octubre 1917) ingresa en la universidad y, al matricularse en la Facultad de Derecho, toma su primera decisinimportante ya que la tradicin militar de su familia favoreca otras orientaciones. Despus, alterna el estudio con el trabajoasalariado (de 65 a 125 pesetas mensuales) y lleva la correspondencia en ingls de la casa de automviles Mc. Farland.

    A los 19 aos obtiene la licenciatura en Derecho y a los 20 aos (1923) el Doctorado. Entonces, en espera de la edad paracolegiarse, se presenta al Ejrcito como soldado voluntario.

    De este tiempo (verano 1924) es la nota oficiosa en la que su padre, Jefe del Gobierno, sale al paso del rumor insidioso segnal cual Jos Antonio, por va de favoritismo, haba sido nombrado letrado asesor de la Compaa Telefnica.

    Merece la pena leer dos prrafos de aquella nota en la que el padre, entre la ternura y el honor, defiende al hijo:

    Es -dice Don Miguel- un novel Doctor en Derecho que habla el ingls como el espaol; queha cursado su carrera con sobresalientes y matrculas de honor en enseanza oficial y concatedrticos tan sabios y respetables como los seores Posada, Clemente de Diego y Gascn y

    Gascn y Marn, que jams han recibido una recomendacin a favor de este discpulo.Por lo dems -sigue la nota-, de cmo ha practicado el Servicio Militar este hijo delPresidente del Directorio, testificarn sus Jefes, que ni un solo da, ni un solo minuto ha faltadoa su obligacin en los trece meses que lleva de servicio sin que un solo superior suyo hayarecibido una sola recomendacin ni peticin de permiso a su favor....

    A los 23 aos (1926) informa ante el Tribunal Supremo frente a Francisco Bergamn, Decano del Colegio de Abogados, en undifcil pleito de Derecho Hipotecario. Bergamn que empieza su intervencin con reticencias para desviar el planteamientojurdico al campo de las influencias polticas, despus de escuchar a Jos Antonio, rectifica para felicitarle sin reservas por sumagistral leccin de Derecho.

    A los 30 aos (1933) funda Falange Espaola.

    Y a los 33 aos (1936), despus de escribir en la crcel su testamento (segn el profesor Fernando Surez, una de las cosas msimpresionantes que puede leer un hombre, un espaol, un intelectual), muere fusilado en Alicante por aquellos que deberan serlos principales beneficiarios de su idea.

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    En 1939, cuando el cuerpo de Jos Antonio camina de Alicante a El Escorial sobre los hombros de su gente, un muchacho de 19aos (Dionisio se llama y no es poeta de oficio) escribe unDe profundis todava adolescente. Estas son las estrofas finales,ardorosamente ingenuas y profticas:

    Seor, haz el milagro.Detn, Seor, el fnebre cortejo.Da a mis camaradas viejos

    que estn en tu Parasolas espadas de fuego de tus ngeles.

    Y, a un lado las Tinieblasy a otro las Falanges,que Jos Antonio, alzndose, nos digaquien lo mat, quien lo matque no se sabe...

    3.- Fusilamiento ideolgico de Jos Antonio

    Jos Antonio Primo de Rivera y Senz de Heredia deca de s mismo humorsticamente: Soy un desgraciado que no se puede

    hacer tarjetas de visita al minuto.

    La Historia ha abreviado su nombre. Y el nombre de Jos Antonio se ha repetido, desde las paredes a los discursos de toma deposesin, a veces abrumadoramente, a veces sin ton ni son, a veces fraudulentamente. Luego, ha venido el silencio.

    Como dijo Jos Antonio, Como dijo Jos Antonio... ha sido la muletilla de una poca al mismo tiempo que los sucesos deesa poca, en un fusilamiento sin plvora, han ido haciendo de Jos Antonio un contemporneo desconocido.

    Concurren efectivamente en Jos Antonio aquellas dos condiciones: la condicin de presente y la condicin de ignorado.

    Contemporneo nuestro segn el Diccionario es lo que existe (no lo que ha existido) al mismo tiempo que nosotros.Paradjicamente Jos Antonio tiene una existencia actual, actuante, al mismo tiempo que es desconocido, deliberadamentedesconocido.

    Jos Antonio es desconocido como resultado de una confabulacin, de aqul fusilamiento sin plvora, que ha consistido enensear de l slo aspectos no esenciales. En tal manipulacin no han estado ajenos, seguramente de buena fe, presuntos ycalificados seguidores de Jos Antonio; pero en la bsqueda de la autora global de este fusilamiento ideolgico domina laatribucin a una extensa confabulacin de la derecha.

    Aunque parezca una sutileza semntica, a este respecto, prefiero el trmino la derecha al trmino las derechas. Este ltimo(las derechas) da una idea ms orgnica, concreta y personalizada, en tanto que con el primero (la derecha) se significa lainmanencia de las estructuras de poder cualquiera que haya sido su tinte ocasional, incluido el falangista.

    Esta ndole consciente o inconsciente del poder es la que se ha asimilado a la derecha en cuanto reaccin para elrestablecimiento del orden tras la enorme crisis nacional de la guerra. En este sentido la confabulacin es lgica ya que la ideade un orden nuevo, radicalmente nuevo, es bsica en el pensamiento poltico de Jos Antonio: El orden por s mismo no esbastante para entusiasmar a una generacin. Nuestra generacin quiere un orden nuevo. No est conforme con el ordenestablecido. Por eso es revolucionaria (Obras completas, Pg. 229).

    La confabulacin ha operado como un proceso de desinformacin por exceso y por defecto.

    Por exceso, en una acumulacin de faramalla, entre el anecdotario y la mitologa, entre la explotacin de los smbolos y la orgaretrica, que corresponde particularmente a una poca de dominios aparentes y de dominios reales, la poca, por decirlocaricaturescamente, en que los obispos y los banqueros saludaban a los himnos del mismo modo que los escuadristas.

    Por defecto, particularmente en la misma poca, en unas ocultaciones que se justificaban en cuanto que a Jos Antonio se lehaca patrimonio exclusivo de una entidad que pretenda identificarle, a todo trance, con el Estado y, por consiguiente, proscribacualquier dato que perjudicase aquella identificacin.

    Estas dos exageraciones se han tenido que depurar necesariamente con el silencio posterior. As los jvenes, que hoy tienen otros

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    hroes de calidad inferior, ignoran o conocen malamente a Jos Antonio.

    En las llamadas Obras Completas y en la Universidad podemos situar dos indicios de aquella confabulacin:

    A estas alturas no existen unas verdaderas Obras Completas con decoro cientfico, fidelidad histrica y dignidad editorial. Lasmeritorias ediciones de la Seccin Femenina del Movimiento en las que, por ejemplo, Jos Antonio escribi los Puntosprogramticos de la Falange pero no el 27, no pueden suplir este vaco.

    Dnde se encuentra hoy el libro de Mancisidor con el Informe de Jos Antonio ante el tribunal de Alicante? Dnde seencuentra hoy la pgina del diarioArriba (6 de abril de 1939) arrancada sistemticamente de todas las hemerotecas porquepublicaba unas declaraciones de Jos Antonio desde la crcel? Dnde se encuentran sus documentos finales?

    Por otra parte, en la Universidad no han funcionado las ctedras creadas por decreto de 16 de noviembre de 1938 para explicary desarrollar las ideas polticas de Jos Antonio Primo de Rivera.

    No es, pues, extrao, sin dejar de serlo, que la Universidad espaola no haya producido, que yo sepa, una sola tesis doctoralsobre Jos Antonio, una sola tesis que se pueda confrontar con la conocida tesis de Stanley G. Payne en la Columbia University.

    4.- Contemporaneidad de Jos Antonio

    A pesar de todo, Jos Antonio es nuestro contemporneo. Jos Antonio tiene una existencia actual que se identifica con laFalange como trminos equivalentes.

    As, mientras que para el profesor Adolfo Muoz Alonso, en una hipottica desvinculacin de aquellos dos trminos, JosAntonio no pasara de ser un pensador intransitivo, Francisco Farreras, traductor de la tesis doctoral de Payne, explica en elprlogo la dedicacin a Jos Antonio de buena parte del libro con justa visin histrica porque Jos Antonio es casi l solo laFalange.

    Y qu es o fue la Falange?: un partido?, una asociacin?, una organizacin?, una comunin?, un modo personal de ser?,un sentimiento? Por encima de tantas y tan diversas calificaciones, cabe considerar que la Falange es una proposicin

    inteligente de Espaa.

    El propio Jos Antonio ha dejado explicado el mtodo de aquel inicial planteamiento poltico:

    Cuando uno cuantos nos lanzamos a fundar lo que ahora parece [...] realidad preocupadora, nos impusimos como elms estricto deber el de conservar sobre todo [...] dos cosas que casi son una: el rigor intelectual y el estilo. Nuestromovimiento es el nico movimiento poltico espaol donde se ha cuidado intransigentemente de empezar las cosas porel principio. Hemos empezado por preguntarnos qu es Espaa.

    Aquella fundacin ha tenido tres dimensiones sucesivas debidas al trfico de la idea inicial: La Falange de Jos Antonio, laFalange oficializada y la Falange mental. Ahora tambin, en un intento de actualizacin, se hable de la cuarta Falange.

    La Falange de Jos Antonio va desde el 29 de abril de 1933 al 20 de noviembre de 1936. La Falange de Jos Antonio es laFalange original e histrica. La Falange de Jos Antonio es la Falange propiamente dicha.

    La Falange de Jos Antonio se reconoce antes que por una retrica o unos sucesos (palabras y hechos) por unas ideas capitales.Objetivamente con los textos en la mano, gusten o no gusten, estn vigentes o superadas, sean operativas o utpicas, nadie puedenegar como ideas capitales de la Falange de Jos Antonio las siguientes:

    El empalme con la revolucin republicana de 14 de abril; el puente sobre la invasin de los brbaros; la desarticulacin delsistema capitalista por la asignacin de la plusvala del trabajo al Sindicato, por la nacionalizacin del crdito y por la creacinde formas comunitarias de propiedad; la reforma agraria con el posible lema de la cancelacin de las rentas; la sntesis de lasdicotomas polticas; y, en suma, las bases de un socialismo personista, es decir, un socialismo occidental y cristiano,enmarcado en un humanismo espaol.

    La Falange oficializada va desde el 17 de abril de 1937 (Decreto de Unificacin) hasta el 14 de diciembre de 1966 (Leyorgnica del Estado) tiempo en que la palabra Falange se us oficialmente en la denominacin de una institucin incorporadalegalmente al sistema del Estado espaol.

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    Jos Antonio Primo de Rivera (sentido social y sentido nacional) se han sobre valorado unos componentes y se han postergadootros.

    Est claro que (con unos signos externos que, en definitiva, eran indiferentes) de la sntesis de la Falange se han potenciadodesenfrenadamente unos contenidos laterales y, si se apura, contrarios a su ndole.

    En la base 2 de las aprobadas por Jos Antonio y Ramiro Ledesma para la creacin de Falange Espaola de las JONS (13 defebrero de 1934), se dicta textualmente: Se considera imprescindible que el nuevo movimiento insista en forjarse una

    personalidad poltica que no se preste a confusiones con los grupos derechistas.

    La historia, segn el profesor Velarde Fuertes, no secund aqul propsito:

    Y entonces; en lugar de la reforma agraria, la fiscal y la bancaria, se nos habl de luceros, de imperios y de retrica,que era el floripondio de una doctrina. Todo se qued en discursos, slo con el floripondio, al final, nos quedamos sinbanderas.

    Luego aade inmediatamente:

    Quien haba ganado la guerra era la derecha y la extrema dacha, los conservadores. Y hubo un pacto, esperandohacerse con el poder, seguramente porque el alud reaccionario fue inevitable.

    6.- Jos Antonio, histrico y actual

    Llegamos, apresuradamente, a la situacin actual. La cuestin histrica consiste en averiguar si las cosas podan o deban haberocurrido de otro modo; es decir, si la revolucin de Jos Antonio ha sido una revolucin abortada o si, por el contrario, lo queverdaderamente ha ocurrido es que hasta ahora no ha sido objetivamentefactible. O, ms an, si, en cualquier caso, es unarevolucin utpica.

    La idea de que la implantacin inmediata de aqul esquema revolucionario habra producido, por falta de base y preparacin, unadesarticulacin de la sociedad convaleciente del gran trauma de la guerra, no es una idea extraa. El profesor Fernndez-Carvajal, catedrtico de la Universidad de Murcia, la explica claramente:

    Franco consider en 1939 que la realizacin del avanzado programa social de la antigua Falange comportaba riesgossuperiores a las ventajas. Puede discutirse si entonces hubiera sido posible la revolucin nacionalsindicalista comopuede discutirse si, en tal o en cual oportunidad, un determinado general pudo haber planteado victoriosamente unabatalla; pero no hay duda de que contra tal revolucin militaban razones graves. Si en torno a 1930 juzgaba LargoCaballero an inmadura a Espaa para la revolucin socialista, ya que, como escribiera Marx, no se puede socializarla miseria, no es extrao que Franco, tan slo nueve aos ms tarde, en un pas desangrado por la guerra civil y en unmundo al borde de la conflagracin mundial, juzgara a Espaa tambin inmadura para la no menos honda revolucinnacionalsindicalista.

    Han variado tan sustancialmente (tan sustancialmente, digo) las razones de hace 40 aos como para que, en la dcada de los 70,sea superfluo el replanteamiento de una revolucin nacional y de un perfeccionamiento de la compostura individual?

    Por ventura, todos los progresos sociales y econmicos, que han cambiado la faz espaola en los ltimos 40 aos, hacen yinnecesaria una instancia reformadora de aquella ndole?

    Han surgido, quiz, unas ideas o unas estructuras que hayan anulado totalmente, por superacin, aquellas proposiciones de hace40 aos?

    Podemos considerar, que la justicia y la libertad han agotado sus posibilidades de desarrollo y han llegado, en estos 40 aos, allmite de sus perspectivas?

    Es que el hombre del consumismo no est necesitado, igual que el hombre de hace 40 aos, de una tica que le libere de losestupefacientes rediles en que el moderno materialismo puede confinarle?

    Preguntas de este estilo estn provocando una respuesta actual y energtica que en muchos casos habr que conectar con larespuesta a otra pregunta del repertorio polmico: conserva realmente vigencia el hecho histrico e ideolgico de la Falange deJos Antonio? Existe Jos Antonio, realmente, como actualidad? Ha sido fusilado definitivamente?

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    He aqu, todo lo particulares que se quiera, dos respuestas prximas y heterogneas. La primera es de Ota Sik, ex primer ministroadjunto encargado de las Reformas Econmicas de Checoslovaquia, ex director del Instituto de Economa de la AcademiaChecoslovaca de Ciencias, ex ministro del Comit Central del Partido Comunista checoslovaco y actor de la primaverachecoslovaca en el intento de crear un socialismo con rostro humano. Cuando pas por Madrid hace tres aos (octubre 1970)dijo:

    Estoy convencido de que el desarrollo proseguir y que ha de aparecer un nuevo sistema que ni se va a parecer alactual capitalismo ni al comunismo de hoy. Cmo se llamar o cmo se designar? Esto ya no es lo ms importante.

    Nosotros lo hemos llamado el socialismo democrtico o el socialismo humano.

    La segunda respuesta fue suscitada por Manuel Mara Escudero, Procurador en Cortes por Guipzcoa. Haba presentado una delas cinco enmiendas a la totalidad del Proyecto de Ley Sindical y para defenderla, en las Cortes (21 de octubre de 1970), recordun pasaje de las conclusiones definitivas de Jos Antonio Primo ante el Tribunal que le conden a muerte, aqul que dice:

    Por el segundo postulado (del artculo primero de los estatutos de Falange Espaola de las JONS) o sea elsindicalista, se tiende a sustituir la ordenacin econmico-capitalista, que asigna la plusvala a los empresarios ytitulares de los signos de crdito, por una organizacin sindicalista, que entregue la propia plusvala a la agrupacinorgnica de los productores constituidos en sindicatos verticales.

    Jaime Campmany escribi entonces que en la sala se hizo un silencio impresionante, que fue el momento de mayorintensidad polmica y doctrinal, el momento donde asom una punta de dramatismo. Campmany tambin explic la respuesta

    del ponente, Fernando Surez:

    Sera intil negar que esta Ley no es una Ley falangista. Muchos de los hombres -vino a decir- que creyeron y creenen aquellas palabras de Jos Antonio, que por ellas se ilusionaron y por ellas lucharon, hubieron de sacrificarlas, comootras palabras y otras cosas, en aras de la unidad y la integracin de todos los espaoles y en consideracin de otrosmagisterios que proclaman como principio el derecho a la propiedad privada. Esas palabras pueden servir de meta o debandera o de esperanza, pero nunca de acusacin.

    Si, en resumidas cuentas, las Cortes Espaolas admiten que una Ley nos es falangista porque para serlo tendran que habersecumplido unos supuestos que, evidentemente, representan una perspectiva revolucionaria no alcanzada, no resulta disparatado elintento de averiguar la vigencia de los planteamientos correspondientes.

    Dirase que, en esta ocasin, las Cortes Espaolas aclararon la endmica confusin entre Falange y Estado, entre un presupuesto

    ideolgico y una realizacin poltica. Quienes evitan la difusin de algunos discursos de Jos Antonio porque en ellos, porejemplo, califica a la Monarqua como institucin gloriosamente fenecida, son tan cortos de vista como quienes motejan alEstado de infidelidad a la letra de hace 40 aos o, en definitiva, como quienes proceden tal como si Jos Antonio tuviera que serhoy Ministro Secretario General del Movimiento.

    Jos Antonio est en la Historia de Espaa, como patrimonio de todos los espaoles, y su ideologa fue un reto. En ordengeneral, en orden histrico, el profesor Lan Entralgo (la cita es de hace dos aos) considera que el reto est en pie:

    Dos caminos histricos se ofrecieron entonces (siglo XIX) y siguen ofrecindose hoy a esa clase social (la clasemedia) ya entonces decisiva: acaudillar revolucionariamente las reivindicaciones econmicas y polticas del proletario,la va que siguieron Marx, Engels y Lenin, o reformar poltica y econmicamente la sociedad de modo que sean eficazy decorosamente conciliadas (insisto: eficaz y decorosamente conciliadas) la justicia y la libertad. Ante este dilema

    sigue la humanidad en la segunda mitad del siglo XX.

    7.- Revolucin pendiente

    La revolucin nacional-sindicalista qued en suspenso segn el texto del profesor Rodrigo Fernndez-Carvajal que antes empeca citar. Y este es el momento apropiado para completar aquel texto porque, a punto y seguido, el profesor Fernndez-Carvajalcontina diciendo:

    El hecho de que esta revolucin no se hizo, pero a cambio se hizo otra cosa: treinta aos de ininterrumpido trabajoque cambian la faz del pas y que, al enriquecerlo, hacen inexorablemente necesario resucitar aquel radicalismo queen 1939 hubo de embalsamarse, o cuando menos una versin actualizada del mismo.

    As, por lo pronto, y en orden a la vigencia de los contenidos de la Falange de Jos Antonio, cabe considerar aquella vigencia noslo, en sentido general, como la actualizacin de la sntesis de las dicotomas polticas, sino tambin, en sentido particular,como un concreto compromiso revolucionario: el de evitar que, superadas las justificaciones de la moratoria, creada la necesariabase socio-econmica, la oligarqua capitalista se apropie de sus posiciones (que en definitiva, tiene como un prstamo el puebloespaol) y, ya sin ms justificacin que su dictadura, aplica otra vez la ocasin que Jos Antonio alumbr y que el pueblo

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