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PATRIMONIO ESPIRITUAL MARISTA GUIA DEL MAESTRO 1853 CEPAM Guadalajara, Jal., México 2002

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Guía del instituto Marista, manual que ayuda a los maestros maristas a desempeñarse como el fundador aconsejaba a los primeros hermanos.

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  • PATRIMONIO ESPIRITUAL MARISTA

    GUIA DEL MAESTRO

    1853

    CEPAM

    Guadalajara, Jal., Mxico

    2002

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 2

    GUA DEL MAESTRO

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 3

    CONTENIDO

    PARTE PRIMERA. De la educacin

    Captulo I: Prlogo

    De la educacin en general

    Captulo II: Educacin fsica

    1: Higiene escolar

    2: Ejercicios corporales

    Captulo III: Educacin intelectual

    Del entendimiento en general

    2: Percepcin externa e interna

    3: Juicio y raciocinio

    4: Imaginacin

    5: Memoria

    Captulo IV: Educacin moral.- I. La

    sensibilidad

    1: Formacin del corazn

    2: Urbanidad

    Captulo V: Educacin moral.- II. La

    voluntad

    Captulo VI: Educacin cristiana.- I.

    Enseanza religiosa

    1: Consideraciones generales

    2: Preparacin de enseanza de la Doc-

    trina

    3 : Programa de enseanza religiosa

    4: Leccin prctica de Doctrina:

    5 : Explicacin de la leccin y tarea es-

    crita

    Captulo VII: Educacin cristiana.- II.

    Formacin religiosa

    1: Formacin cristiana de la inteligencia

    del nio

    2: Formacin cristiana de la conciencia

    y del corazn

    3 : Formacin cristiana de la voluntad

    4 : Fomento de la piedad en los nios

    5 : Fomento de vocaciones

    6: Educacin de selecciones por obras

    escolares y postescolares

    Captulo VIII: Educacin social

    SEGUNDA PARTE.- Disciplina esco-

    lar.- Didctica pedaggica.-

    Organizacin escolar

    Captulo IX: De la disciplina escolar.-

    I. Reglamento

    1: Disciplina escolar; su necesidad.

    Efectos de la misma

    2: Cualidades de la disciplina en nues-

    tros Colegios

    3: Del Reglamento y de lo que debe

    contener

    4: Del silencio en clase

    5: Observaciones varias

    Captulo X: De la disciplina escolar.-

    II. La vigilancia

    1: Importancia, alcance y carcter de la

    vigilancia.

    2: Vigilancia en diversos lugares

    Captulo XI: De la disciplina escolar.-

    III. Medios disciplinarios

    1 : Mviles morales: el ascendiente

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 4

    moral y el afecto

    2: Mviles morales: llamamiento a la

    razn y a la conciencia

    3: De la emulacin

    4: De los premios

    Captulo XII: De la disciplina escolar.-

    IV. Medios disciplinarios: los castigos

    1: Deberes del Maestro tocante a los

    castigos

    2: Cualidades que debe tener todo casti-

    go

    3: Castigos ms corrientes en nuestros

    Colegio

    Captulo XIII: Didctica Pedaggica.-

    I. Mtodo, formas y sistemas

    1: Mtodo y formas de enseanza

    2: Arte de preguntar

    3: Sistemas de enseanza: individual,

    simultneo y mutuo

    Captulo XIV: Didctica pedaggica.-

    II. Procedimientos generales

    1: Del libro de texto

    2: Lecciones de memoria

    3: Tareas escritas

    4: Los cuadernos

    5: El encerado y los mapas

    6: Preparacin de la clase.

    Captulo XV: Edificio y mobiliario es-

    colar

    TERCERA PARTE.- El Educador

    Captulo XVI: Del educador cristiano

    1: Su misin

    2: Cualidades que deben adornarle

    3: Premios a que se hace acreedor

    Captulo XVII: Formacin del futuro

    Maestro en el Escolasticado

    1: Formacin terica

    2: Formacin prctica

    Captulo XVIII: Formacin que debe

    dar el Hermano Director a los Maestros

    noveles

    En los comienzos.- Alientos.- Pacien-

    cia.- Lecciones prcticas.-

    Advertencias particulares.

    Captulo XIX: Conducta que deben ob-

    servar los Hermanos jvenes cuando se

    les encargue por primera vez de una cla-

    se.

    Captulo XX: Modelo que deben imitar

    los Hermanos Maristas en la educacin

    de los nios

    Captulo XXI: De la uniformidad en la

    enseanza

    CUARTA PARTE.- Metodologa espe-

    cial de las clases elementales

    Captulo XXII: De la lectura mecnica

    Lectura mecnica

    Lectura corrida

    Lectura expresiva

    De la declamacin

    Captulo XXIII: De la escritura

    Captulo XXIV: Lengua materna

    1: Gramtica y prcticas de anlisis,

    conjugacin y ortografa

    A.- La Gramtica

    B.- Anlisis

    C.- De la conjugacin

    D.- Ejercicios de copia y al dictado

    Captulo XXV: Lengua materna

    Elocucin. Lxico. Lectura comentada.

    Redaccin y composicin

    Enseanza del Lxico y Vocabulario

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 5

    Lectura comentada

    De la redaccin y composicin

    Captulo XXVI: De la Aritmtica

    Captulo XXVII: Historia Sagrada e

    Historia Patria

    Captulo XXVIII: De la Geografa

    Captulo XXIX: Leccin de cosas

    Captulo XXX: Gimnasia.- Canto.- Di-

    bujo

    Gimnasia

    El Canto

    El Dibujo

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 6

    PRLOGO

    CARTA DEL RMO. HNO. FRANCISCO, SUPERIOR GENERAL, AL PRESENTAR AL INSTITUTO

    LA PRIMERA EDICIN DE LA GUIA DEL MAESTRO

    Nuestra Seora de la Ermita

    Fiesta de la Visitacin, 2 de Julio de

    1853

    CARSIMOS HERMANOS:

    No dudo recibiris con jbilo y gratitud

    esta Gua del Maestro, tanto tiempo

    ha esperado por vosotros, que hoy, apro-

    bada y adoptada por el Captulo General

    del Instituto, tengo el consuelo de envia-

    ros.

    Huelga deciros que en la redaccin de

    este Tratado, hemos seguido fielmente

    las normas y enseanzas que nuestro

    piadoso Fundador nos leg acerca de la

    educacin de la juventud. Ante todo,

    hemos procurado imbuirnos de su espri-

    tu, hacerlo revivir, reproducirlo en cuan-

    to ha sido posible, a fin de transmitroslo

    y perpetuarlo entre nosotros. Tal era, a

    juicio nuestro, el deber y la labor que nos

    incumba.

    Por espacio de largos aos y en especial

    durante los dos meses de vacaciones,

    nuestro bondadoso Padre se consagr a

    formarnos en la enseanza, a instuirnos

    en el modo de hacer la catequesis y a in-

    culcarnos los invariables principios de la

    buena educacin. Los que tuvieron la

    suerte de orle, recordarn, sin duda, que

    al tratar esos asuntos descenda a los ms

    minuciosos pormenores, nos daba proli-

    jas enseanzas acerca de los varios as-

    pectos de la educacin del nio. Qu no

    nos dijo, por ejemplo, acerca de la clase

    de prvulos, cuya importancia, a su jui-

    cio, es superior a la de las dems clases?

    Qu de los cuidados que los Hermanos

    que la dirigen deben tener de esos tiernos

    nios a quienes l llamaba a boca llena

    angelitos a causa de su inocencia?

    Qu de los medios adecuados para gra-

    bar en ellos las primeras verdades de la

    religin, para infundirles la piedad, para

    allanarles las dificultades de la lectura?

    Llenos del espritu de Dios y de compa-

    sivo amor a los nios, descubri las ne-

    cesidades de su edad y los medios de ali-

    viarlas, los secretos de ganar sus corazo-

    nes, de encaminarlos al bine, de hacerles

    amar la piedad y formar las facultades de

    su alma. Ese talento que sin sospecharlo

    en tan alto grado posea; ese ardiente ce-

    lo que le animaba para procurar la santi-

    ficacin de los nios y que se esforzaba

    en comunicar a sus Hermanos en las co-

    tidianas instrucciones que les daba, van

    compendiados en la obra que hoy os pre-

    sentamos.

    El Rmo. Hno. Francisco menciona a

    rengln seguido cinco cosas que, en el

    mtodo de enseanza del Instituto, son

    obra personal del Venerable Marcelino

    Champagnat. a saber:

    El Mtodo de lectura, basado en el mo-

    derno deletreo de las consonantes, m-

    todo nuevo en aquella poca, que, ade-

    ms de mostrar la agudeza y precisin

    de su juicio, prob su entereza por salir

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 7

    de la rutina.

    Las cualidades de la buena disciplina,

    que cifra l en la autoridad moral y en

    la bondad, en una poca en que se usa-

    ban generalmente los castigos aflictivos.

    La importancia que dio a la catequesis

    y el cuidado que puso en formar buenos

    catequistas.La enseanza del canto,

    desconocida entonces en las Escuelas

    primarias.Las reglas concernientes a la

    formacin pedaggica de los Herma-

    nos jvenes que tanta uniformidad han

    producido y tanta cohesin han dado a

    nuestro modo de ensear y educar a la

    juventud.Y termina la carta con estas

    alentadoras palabras cuya actualidad no

    ha disminuido: No ignoris, carsimos

    Hermanos, cun grandes han sido las

    bendiciones de que Dios nos ha colmado

    hasta ahora; visible proteccin sobre el

    Instituto; El lo ha hecho prosperar ms

    all de nuestras esperanzas. Su infinita

    bondad es sin duda la primera causa de

    sus favores, pero sanos lcito conside-

    rarlos tambin como un premio de nues-

    tra fidelidad para conservar el espritu de

    nuestro virtuoso Fundador y conformar

    nuestra conducta y enseanza a las nor-

    mas y ejemplos que nos leg. Prosiga-

    mos, pues, caminando en pos de nuestro

    bondadoso Padre, que, a ejemplo del

    Apstol, nos asegura que el que ha em-

    pezado en vosotros la buena obra de

    vuestra salud, la llevar a cabo hasta el

    da de la venida de Nuestro Seor Jesu-

    cristo.1Si por ventura hay an entre no-

    sotros alguno que no posea el talento y

    habilidad de ensear a los nios y de ga-

    narlos para dios, confiamos que los ad-

    quirir por la lectura y meditacin de es-

    te libro, cuyos consejos, seguidos con fi-

    1 Filip., I, 6

    delidad y constancia sern el mejor me-

    dio de formarnos a las funciones de

    nuestro ministerio, conseguir el acierto y

    trabajar eficazmente en la santificacin

    de los nios. El Seor Jesucristo sea

    con vuestro espritu. La gracia sea con

    vosotros. Amn.2

    El Captulo General de 1907 decidi la

    revisin de la Gua del Maestro te-

    niendo en cuenta con el crecimiento y

    propagacin del Instituto, cuyas casas se

    hallan actualmente diseminadas por el

    mundo entero.Como consecuencia de es-

    ta revisin se han suprimido algunas

    secciones del principio y fin de las pre-

    cedentes ediciones, tales como las relati-

    vas a la admisin de los alumnos, a la

    duracin de la clase, al horario de la

    misma, a los registros que hay que lle-

    var, a los das de vacacin, etc.En la ac-

    tualidad, las normas que reglamenten

    esos diversos puntos, no pueden tener

    idntica uniformidad que en los primiti-

    vos tiempos del Instituto cuanto la tota-

    lidad de los alumnos radicaba en una re-

    gin de Francia. Por otra parte, en casi

    todos los pases han aparecido reglamen-

    tos oficiales y obligatorios para la orga-

    nizacin de las Escuelas, los cuales su-

    plen lo que se habra podido prescribir

    aqu.Lo concerniente a la educacin

    propiamente dicha, contenido en las an-

    teriores ediciones, se ha conservado cui-

    dadosamente y an se ha ampliado, pues

    all estaban condensadas las enseanzas

    de nuestro Venerable Fundador y las tra-

    diciones del Instituto tocante a la educa-

    cin cristiana de la niez. El Captulo

    General de 1920 aprob las transforma-

    ciones y cambios introducidos en el tex-

    to antiguo a raz de las decisiones del

    Captulo precedente, y presenta hoy al

    2 II Tim., IV, 22.

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 8

    instituto una nueva edicin de la Gua

    del Maestro que, a pesar de adaptarse a situaciones tan nuevas y tan diferentes,

    conserva el espritu de nuestro Venerable

    Fundador.Ojal todos los Hermanos

    Maristas, al ejercer el cargo de educado-

    res, se funden siempre en el amor sobre-

    natural de las almas y en el celo ardiente

    de nuestro Padre por la educacin cris-

    tiana de la juventud, la gloria a dios y

    honra de la Inmaculada y siempre Virgen

    Mara!

    PARTE PRIMERA

    D E L A E D U C A C I O N

    Captulo I

    DE LA EDUCACIN EN GENERAL

    Definicin y fin de la educacin.

    Educacin es el arte de formar o modelar

    a los nios, o en otros trminos, es el

    conjunto de metdicos esfuerzos por los

    que se rige el desenvolvimiento de todas

    sus facultades. Para que este desenvol-

    vimiento sea completo, debe abarcar tan-

    to la vida fsica como la intelectual y

    moral del nio.El fin de la educacin es

    facilitar al nio los medios de conseguir

    su destino natural en este mundo y el so-

    brenatural en el otro, a saber, la salva-

    cin del alma.

    La educacin es arte y por lo mismo se

    vale de un conjunto de procedimientos

    prcticos que se logran por el ejercicio;

    pero como todas las artes, echa mano de

    principios tericos, que, en este caso, sis-

    tematizados, constituyen una ciencia es-

    pecial llamada Pedagoga. Bsase sta

    en los datos suministrados por la Psico-

    loga, o ciencia que estudia al alma y sus

    facultades, pero tiene adems en cuenta

    las leyes de la Moral, Fisiologa e Higie-

    ne, Metodologa general y especial, etc.

    Como la Gua del Maestro tiene un

    fin eminentemente prctico, se limita a

    recordar sumariamente los elementos

    ms esenciales de la Pedagoga, insis-

    tiendo sobre todo en sus aplicaciones,

    recomendando al mismo tiempo a los j-

    venes Maestros el estudio de buenos tra-

    tados tericos.

    Importancia de la Educacin.

    - 1. Para el nio. Una educacin esme-

    rada es el mayor beneficio que se puede

    dispensar al nio. Gracias a ella crece en

    piedad y virtud; se forma su corazn y

    costumbres, ya la par se desenvuelve su

    entendimiento y se robustece su cuerpo.

    En una palabra, por la educacin ser

    verdaderamente cristiana la vida del ni-

    o, pues segn la palabra del Espritu

    Santo: El hombre seguir su primer

    camino, y aun en la vejez no lo abando-

    nar. (1)Figurmonos por el contrario la

    suerte que correra el nio cuyos prime-

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 9

    ros aos transcurriesen sin educacin.

    Abandonado su espritu a la ignorancia y

    presa su corazn de los vicios que se de-

    jaron torpemente crecer, haran de l un

    ser desgraciado en este mundo, y le pon-

    dran en gran peligro de perder su alma

    por toda la eternidad.

    - 2. Para la sociedad. Tan importante

    es la obra de formar el espritu y el cora-

    zn de los nios por medio de la ense-

    anza, que ninguna otra nos parece in-

    teresar ms a la sociedad humana.En

    efecto, la niez encierra en s la causa y

    principio de los tiempos futuros, y en

    vista de cmo se la instruye y educa hoy,

    fcil es inferir cules sern maana las

    costumbres pblicas y privadas. (2)

    Caractersticas de una buena educa-

    cin.-Para lograr su fin, debe la educa-

    cin adaptarse a la naturaleza del nio.

    Este fin, nico en su conjunto, abarca

    mltiples aspectos particulares. Tales

    son los siguientes: educacin fsica,

    educacin intelectual, educacin religio-

    sa y educacin social.

    1. La educacin fsica vela por la for-

    macin del cuerpo y contribuye a ella fa-

    voreciendo su desarrollo mediante la hi-

    giene, el ejercicio corporal, los juegos y

    la gimnasia.

    2. La educacin intelectual cultiva las

    facultades del nio y adorna su inteli-

    gencia con variados y tiles conocimien-

    tos metdicamente ordenados.

    3. La educacin moral y religiosa se

    esmera en hacer del nio, no slo un

    hombre, sino un cristiano. Aydale a

    desenvolver los dones sobrenaturales re-

    cibidos en el bautismo, afianza las con-

    vicciones en su inteligencia y acostum-

    bra su voluntad a las prcticas de Prov.

    XXII, 6Carta de S. S. Benedicto XV al

    Rmo. Hno. Estratnico con ocasin del

    primer Centenario de la fundacin del

    Institutola vida cristiana.

    4. La educacin social prepara al joven

    a los cargos que ms tarde ha de desem-

    pear en la sociedad.Esta educacin in-

    tegra y armnica de todas las facultades

    humanas debe amoldarse a la edad del

    nio y en cuanto posible fuera, a la posi-

    cin social media de los alumnos que

    frecuentan la Escuela, as como a las di-

    versas profesiones que de ordinario han

    de ejercer en la localidad.Fin de los

    Hermanos Maristas.-El V. Marcelino

    Champagnat resume en dos significati-

    vas expresiones el ideal ms acabado de

    la educacin cristiana. Condensando su

    pensamiento en una frmula admirable

    dice que educar es: formar buenos cris-

    tianos y virtuosos ciudadanos.

    Para cumplir esta doble tarea, tomarn a

    pecho los Hermanos observar los puntos

    siguientes, que constituyen en pocas pa-

    labras su programa de educadores:

    a). Conservar la inocencia de los nios

    alejndolos de las malas compaas y

    procurando que vivan en un ambiente

    sano y moral.

    b). Desenvolver racionalmente sus fuer-

    zas fsicas y las facultades de su alma

    para que no haya parte alguna de su ser

    privado de la cultura.

    c). Instruirlos slidamente en la religin

    cristiana, por la conveniente instruccin

    catequstica que les d a conocer los mis-

    terios de la religin, los mandamientos

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 10

    de la ley de Dios y de la Iglesia, las dis-

    posiciones necesarias para recibir con

    fruto los sacramentos, y los deberes que

    tienen con sus padres, la Sociedad y la

    Iglesia.

    5. Finalmente, darles instruccin ade-

    cuada a sus necesidades y a su posicin

    social. Por medio de una enseanza sli-

    da y variada durante algunos aos, llega

    el Maestro a formar, desenvolver y enri-

    quecer de tiles conocimientos la inteli-

    gencia de sus discpulos.Este ltimo

    punto se refiere a la instruccin propia-

    mente dicha. No estar por dems notar

    de paso que slo constituye una parte de

    la tarea que nos est encomendada.La

    enseanza y prctica de la Religin

    constituyen el fin esencial que al fundar

    la Congregacin de HH. Maristas se

    propuso el V. Padre Marcelino Cham-

    pagnat. No olviden, pues, los Hermanos

    que tan noble fin debe ocupar siempre

    lugar preferente en su enseanza, aunque

    sin descuidar los dems ramos del saber.

    Esmrense, por el contrario, en ensear-

    los a sus discpulos con mucho cuidado y

    celo, pues los padres que dan la prefe-

    rencia a sus colegios en atencin a la

    educacin cristiana que en ellos se da,

    entienden que por eso no sacrifican las

    ventajas que para la instruccin de sus

    hijos podran hallar en otros Centros de

    enseanza.

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 11

    Captulo II

    EDUCACIN FSICA

    I.- HIGIENE ESCOLAR II. EJERCICIOS CORPORALES

    El primero de los bienes naturales es la

    salud. No hay riqueza que se le pueda

    comparar, dice la Sagrada Escritura. La

    experiencia personal y la reflexin ms

    somera nos persuaden de consuno esta

    verdad.

    Por consiguiente, lejos de descuidar la

    educacin fsica, cuyo objeto formal es

    el cuerpo, procrese desarrollarlo, no pa-

    ra halagar a los sentidos y favorecer a la

    naturaleza en sus daadas inclinaciones,

    sino al contrario, para comunicarle el vi-

    gor necesario al cumplimiento de nues-

    tros deberes.

    Por ley natural la educacin fsica del

    nio corresponde a los padres de fami-

    lia, pero aquellos a quienes confan sus

    hijos deben tambin compartir con ellos

    sus desvelos en asunto ms importante.

    Adems, con su direccin y consejos los

    Maestros pueden influir considerable-

    mente en la salud de sus discpulos.

    Limitada a la Escuela, la educacin fsi-

    ca consiste:

    1. En una serie de cuidados higinicos

    referentes a la ventilacin, al aseo, a la

    posicin del cuerpo, etc.;

    2. En ejercicios corporales, tales como

    los juegos y la gimnasia.

    SECCION I. Higiene escolar

    Aire.- El aire puro, sano, fresco y fre-

    cuentemente renovado, ejerce benfica

    influencia en la salud de los discpulos y

    hasta en la buena marcha de la Escuela.

    El aire viciado debilita la salud, en tanto

    que el aire puro la robustece. Es adems

    causa de desasosiegos y mal humor, ori-

    gina cierto malestar y favorece la pro-

    pensin al vicio.

    As, pues, se ventilarn perfectamente

    las salas despus de la salida de los

    alumnos. Durante las clases deben abrir-

    se las ventanas siempre que la tempera-

    tura exterior lo permita, aunque slo de

    un lado de la sala para evitar las corrien-

    tes, que son por lo general nocivas a la

    salud. Si las ventanas tienen postigos,

    como fuera de desear, bastar que se

    abran los ventanillos particularmente en

    invierno y cuando haya nios junto a las

    ventanas.

    Es muy recomendable el empleo de ven-

    tiladores automticos de ventana, venta-

    nillos de fuelle y de bscula, cristales

    dobles en buzn u otros dispositivos ms

    o menos ingeniosos, que sin molestia al-

    guna, permiten la renovacin continua

    del aire de las habitaciones.

    Finalmente, el nmero de alumnos ha de

    ser proporcionado a la ubicacin de la

    sala, siendo de desear que cada alumno

    disponga de unos cinco metros cbicos

    de aire por trmino medio.

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 12

    Luz.- Por lo que respecta a la luz:

    1. Cudese que los nios no escriban o

    lean en sitios demasiado oscuros de la

    clase, particularmente cuando comienza

    a declinar el da, porque la luz insufi-

    ciente cansa la vista.

    2. Se dispondrn las mesas de modo que

    los alumnos no reciban la luz de frente

    sino de lado y, en cuanto posible sea, por

    el izquierdo.

    Para lograr suficiente luz es preciso que

    la superficie de las ventanas sea aproxi-

    madamente la quinta parte de la del piso

    de la sala de clase.

    3. Para que los ojos trabajen descansa-

    damente, tngase cuidado de no prolon-

    gar las lecciones que exigen constantes

    esfuerzos de la vida, tales como el dibujo

    o la letra caligrfica.

    4. En cuanto a la iluminacin artificial,

    los mejores aparatos son los que sumi-

    nistran luz suficiente, blanca y fija.

    Calor.- Cuando el rigor de la estacin

    exija la calefaccin de las aulas, se man-

    tendr en ellas una temperatura uniforme

    de 15 a 16 grados centgrados. Para con-

    servar cierta humedad en el aire conven-

    dr colocar sobre la estufa, si se usa este

    aparato, una vasija de boca ancha llena

    de agua. Sin esta prevencin se dificulta

    la respiracin.

    Para apreciar la temperatura reinante,

    conviene haya un termmetro en cada

    sala de clases.

    Vestidos.- Segn lo exijan las circuns-

    tancias, deben saber los Hermanos acon-

    sejar a los nios y aun aplicar los opor-

    tunos cuidados higinicos cuando estn

    encargados de velar por el vestido de sus

    alumnos. As, en las casas donde se lleva

    uniforme cuiden de que sea suficiente-

    mente holgado para que no moleste la

    circulacin de la sangre ni los movi-

    mientos del cuerpo.

    Dbense proscribir en el interior de las

    aulas las bufandas, abrigos y dems

    prendas que se usan para resguardarse

    del fro en la calle. Se obligar a los ni-

    os a que se los quiten al entrar en clase.

    Si en el Colegio hay guardarropas, con-

    viene que pueda calentarse en invierno y

    en das de lluvia para secar los vestidos

    mojados de los alumnos.

    Aseo.- La suciedad del cuerpo, demasia-

    do frecuente por desgracia en los nios,

    es una de las causas de insalubridad del

    aire en las escuelas que puede originar

    muchas enfermedades.

    La limpieza, por el contrario, contribuye

    poderosamente a la conservacin de la

    salud, porque favorece la transpiracin

    cutnea que insensiblemente se efecta

    por los poros. Adems acostumbra a los

    hbitos de orden y decencia; es emblema

    de la pureza interior y de la inocencia,

    contribuye a recordar el respeto que el

    hombre se debe a s mismo; finalmente,

    granjea la benevolencia de los dems y

    es lazo de sociabilidad.

    El nio cuyo exterior causa repugnancia,

    experimenta cierto rubor y vergenza

    que entorpece y coarta sus actos.

    Puede haber aseo en todos los hogares,

    sea cual fuere la posicin social de las

    familias, pues existe una limpieza com-

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 13

    patible hasta con la misma pobreza.

    Exjase, pues, que los nios lleven lim-

    pio el vestido y el calzado, que se laven

    la cara y las manos, que se peinen todos

    los das, y finalmente, que se corten a

    tiempo las uas y el cabello.

    Pasando revista con frecuencia se cercio-

    rar el Maestro del cumplimiento de las

    precedentes observaciones. Evite, sin

    embargo de esto, molestar a las familias

    por las reprensiones o avisos ya pblicos

    ya privados que en materia de aseo se

    vea precisado a dar a sus alumnos.

    No slo se extender la limpieza a las

    personas, sino tambin a la sala de cla-

    ses, que se ha de enjalbegar cada ao. Es

    necesario barrerla con frecuencia y quitar

    el polvo de las paredes y techo. Se

    prohibir a los nios arrojar papeles al

    suelo, se les recomendar que se froten

    el calzado antes de entrar en el Colegio

    para sacudir el barro que lleven adheri-

    do.

    Se procurar que los retretes estn siem-

    pre limpios y desinfectados.

    En lo externados la revista de limpieza

    por las maanas queda encomendada al

    Maestro de cada clase. En los internados,

    se exigir cada maana la conveniente

    limpieza del calzado, puesto que es fcil

    proveer a los internos de los tiles nece-

    sarios para este aseo. Estar reglamenta-

    do entre ellos el uso de los baos, duchas

    y pediluvios.

    Posicin del cuerpo.- La mala posicin

    habitual del cuerpo perjudica a la salud

    de los nios.

    Cuando estn sentados se les exigir que

    tengan los brazos apoyados en el pupitre;

    durante la caligrafa particularmente,

    prohbaseles inclinar el cuerpo hacia de-

    lante y apoyar el pecho contra el borde

    de la mesa; costumbre en extremo vicio-

    sa, porque oprimiendo los pulmones di-

    ficulta la respiracin y acarrea funestas

    consecuencias.

    Por otra parte, es sumamente importante

    que los nios ocupen mesas proporcio-

    nadas a su estatura, pues, si son dema-

    siado altas tomarn posicin incmoda,

    y si demasiado bajas, se vern obligados

    a encorvarse, contrayendo as no slo

    formas poco elegantes, sino perjudiciales

    a la salud.

    Estos cuidados higinicos sern ocasio-

    nalmente explicados a los nios; bueno

    ser darles tambin algunos consejos re-

    lativos a la higiene que exige la habita-

    cin, el vestido, el sueo, el alimento,

    etc. El alcoholismo y el uso del tabaco

    sern objeto de atencin especial por

    parte del Maestro.

    En los pases en que estos consejos no

    constituyan un curso oficial de ensean-

    za, puede el Maestro incluirlos fcilmen-

    te en las lecciones de urbanidad y moral,

    o reservarlos para cuando la ocasin se

    presente.

    SECCION II. Ejercicios corporales

    El ms vivo deseo de los nios es el de

    juego, que se convierte pronto en impe-

    riosa necesidad de su naturaleza. Cuando

    no pueden satisfacerla convenientemen-

    te, se vuelven inquietos y experimentan

    verdadero malestar.

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 14

    Los juegos desarrollan el sistema muscu-

    lar del nio, activan la circulacin san-

    gunea y constituyen un descanso para el

    sistema nervioso. Favorecen asimismo el

    desenvolvimiento de ciertas cualidades

    corporales, tales como la destreza, la agi-

    lidad, la resistencia fsica, la postura y

    gallarda del cuerpo, y an las del alma,

    como la lealtad, la serenidad, el arrojo, la

    valenta.

    Los juegos, finalmente, ejercen saludable

    influencia en las costumbres morales y

    son eficacsimos para ahogar la mala

    disposicin de su nimo y sus malsanos

    pensamientos. He aqu cmo se expresa

    el insigne Dupanloup sobre esto: No

    hay cosa ms detestable que el colegio

    donde no se juega. Basta pasar una hora

    en el patio de recreo para juzgar por la

    languidez de los juegos, la persistencia

    de las conversaciones, la molicie de los

    movimientos, etc., qu nivel alcanzan los

    estudios y las buenas costumbres.

    Reglas que se han de observar.-

    1. Favorzcase cuanto se pueda el juego.

    Dse preferencia a los juegos que no

    ofrezcan peligro fsico con tal que sean

    dignos y convenientes; los ms indicados

    son los que requieren actividad y movi-

    miento. Convendr que los Prefectos de

    disciplina estimulen los juegos conce-

    diendo notas o puntos buenos y distribu-

    yendo de cuando en cuando algunas re-

    compensas a los nios que juegan bien.

    Ciertos juegos necesitan material ade-

    cuado, como pelotas, bolitas, trompos,

    aros, etc.; fcil ser proveer de estos jue-

    gos a los nios, mediante ligeros gastos

    pagados a escote por ellos mismos. Al

    Prefecto de disciplina toca, particular-

    mente en los internados y Colegios im-

    portantes, organizar los juegos, a lo me-

    nos en los principales recreos, para que

    todos los alumnos puedan disfrutar de

    sus ventajas.

    2. Con los juegos van relacionados los

    paseos escolares.

    En los internados, el paseo es una com-

    pensacin necesaria a las largas horas de

    vida sedentaria impuesta a los alumnos.

    En los paseos hacen acopio de alegra y

    salud, pues el aire puro del campo influ-

    ye tan benficamente en el espritu de los

    educandos como en la sangre y pulmo-

    nes. Conviene dedicar al juego parte del

    tiempo consagrado a paseo escolar.

    Gimnasia.- La gimnasia es un ejercicio

    metdico y sistemtico que abarca triple

    fin, a saber: higinico, pues robustece la

    salud; esttico, ya que previene las de-

    formaciones corporales, y econmico,

    por cuanto ensea a reducir a su mnimo

    grado, los esfuerzos musculares. Adems

    favorece indirectamente el trabajo inte-

    lectual.

    La gimnasia gusta a los nios y a menu-

    do la prefieren al juego.

    Debido a los distintos movimientos que

    provoca, tiene la ventaja de ejercitar to-

    dos los miembros del cuerpo. Digamos

    de paso que, durante los recreos, los ni-

    os enclenques y raquticos, necesitados

    ms que nadie de movimiento, se quedan

    a veces inmviles y parados, en lugar de

    jugar con sus compaeros; pero la gim-

    nasia les obliga a un saludable ejercicio

    muscular, cuyo resultado ser darles po-

    co a poco energa y vigor.

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 15

    Hoy da se aconseja la gimnasia sueca

    combinada con juegos infantiles, por lo

    que no hace falta disponer de complica-

    dos aparatos para practicarla en la escue-

    la. En efecto, ensea la experiencia que

    para los nios son ms que suficiente

    ejercicios sencillos: movimientos de

    brazos y piernas, marchas, evoluciones,

    saltos; todo lo cual desarrolla notable-

    mente las fuerzas musculares y basta pa-

    ra comunicar agilidad y soltura.

    Para conseguir los diversos objetivos de

    la gimnasia es preciso practicar ejerci-

    cios elegidos con prudencia, como favo-

    recer las principales funciones vitales:

    respiracin, circulacin, etc., comunicar

    al cuerpo flexibilidad y gracia, hacerle

    resistente a la fatiga, etc.

    Combine el profesor los ejercicios lentos

    y moderados con los animados y vivos y

    atienda a la edad y fuerza de los alum-

    nos.

    Esfurcese asimismo en conseguir preci-

    sin y amplitud en los movimientos

    musculares y procrese que en los es-

    fuerzos exigidos al organismo se observe

    la debida cadencia.

    Bueno ser que los ejercicios penosos y

    difciles duren poco, ejecutndolos con

    preferencia hacia el medio de la leccin,

    porque al principio carecen los msculos

    y miembros de flexibilidad, y al fin estn

    fatigados.

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 16

    Captulo III

    EDUCACION INTELECTUAL

    I.- DEL ENTENDIMIENTO EN GENERAL. II. PERCEPCION EXTERNA

    E INTERNA. III. JUICIO Y RACIOCINIO. IV. IMAGINACION

    V. MEMORIA

    El mecnico es tanto ms apto para diri-

    gir una mquina cuanto mejor conoce,

    no slo su manejo, sino tambin su me-

    canismo interior. Del propio modo,

    cuanto ms versado est un educador en

    el estudio terico de las facultades del

    nio, tanta mayor habilidad adquirir pa-

    ra dirigirlas con acierto.

    Este estudio es conocido con el nombre

    de Psicologa. Las pginas siguientes

    contienen algunas nociones sobre este

    particular, muy tiles a los jvenes

    Maestros. Encierran para ellos doble

    ventaja: la de ayudarles a comprender

    mejor los tratados de Psicologa que se

    propongan estudiar, y la de enterarse

    desde luego de los procedimientos que la

    prctica cotidiana les ensea. Por eso,

    cada prrafo terico va seguido de ob-

    servaciones prcticas.

    SECCION I. Del entendimiento en

    general.

    Teora.- Inteligencia es la facultad por

    la cual conocemos las cosas y compren-

    demos las verdades.

    Influye notablemente en la vida moral

    del hombre, ya que dirige en gran parte

    su conducta. Efectivamente, todos sen-

    timos ntimamente que siendo nuestra

    alma libre y racional se determina a

    obrar con conocimiento de la causa y fin

    de la obra.

    Dos clases de influencias pueden impe-

    lerla. Unas, buenas a menudo, pero ma-

    las o cuando menos caprichosas algunas

    veces: son las impresiones de la sensibi-

    lidad, como los gustos, sentimientos, in-

    clinaciones y pasiones. Otras, siempre

    buenas e incomparablemente ms cons-

    tantes, son las inspiraciones de la inteli-

    gencia, es decir, todos los motivos que la

    razn, la experiencia y la fe nos suminis-

    tran. Importa, pues, que estas ltimas

    sean rectas y suficientemente poderosas

    para enderezar aqullas siempre que fue-

    re necesario.

    El papel que desempea el entendimien-

    to en la vida material no es menos im-

    portante que el que ejerce en la vida mo-

    ral. Diariamente y aun a cada paso utiliza

    el nio los conocimientos con que ha en-

    riquecido su entendimiento por propia

    experiencia, o que ha recibido de los

    dems por la lectura o la enseanza oral.

    Prctica.- En la educacin intelectual de

    los alumnos no ha de contentarse el

    maestro con comunicarles numerosos y

    variados conocimientos, debe al propio

    tiempo formar y desenvolver su enten-

    dimiento, ensearles a observar con

    atencin lo que pasa en torno suyo y an

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 17

    dentro de s mismos, ejercitndoles a re-

    flexionar y a servirse de los conocimien-

    tos adquiridos para formular juicios acer-

    tados y a ordenar su conducta cual con-

    viene a la criatura razonable y sobre todo

    al cristiano.

    Sera muy incompleta la educacin inte-

    lectual que se limitase a enriquecer la

    memoria; precisa adems desenvolver

    cualidades tan slidas como el sentido

    comn, la clarividencia y la reflexin,

    nicas que hacen sea til la instruccin.

    Cuntas personas mayores carecen de

    los conocimientos que posee el colegial

    que ha merecido honorfica calificacin

    en un examen, y sin embargo de esto,

    aqullas se son muy superiores porque

    saben observar mejor, reflexionar, prever

    y decidir mejor; en una palabra, aprove-

    chan mejor los conocimientos adquiri-

    dos!

    Principales actos de entendimiento.-

    Se facilita el estudio del entendimiento,

    considerndolo en diferentes aspectos, y

    examinando sus diversos actos u opera-

    ciones. Pueden stas reducirse a los tres

    grupos siguientes.3

    1. Operaciones que suministran ideas,

    como la percepcin externa que por me-

    dio de los sentidos nos informa de cuan-

    to ocurre en derredor nuestro, y la con-

    ciencia psicolgica o percepcin interna

    3 Esta clasificacin sumaria basta para el fin que

    aqu se persigue, porque esta obrita no pretende

    sustituir el estudio de algn buen tratado de Psi-

    cologa donde se discutan las opiniones sobre el

    nmero, naturaleza y objeto de las facultades.

    Aqu slo se mencionan con brevedad algunos

    principios para que sirvan de base a los procedi-

    mientos prcticos utilizables de momento por los

    jvenes Profesores

    que nos da a conocer lo que pasa en

    nuestro interior.

    2. Operaciones que elaboran y combi-

    nan ideas: juicio, raciocinio e imagina-

    cin.

    3. Operacin que retiene las ideas y co-

    nocimientos: memoria.

    SECCION II. Percepcin externa e

    interna

    Teora.- Los conocimientos adquiridos

    por el nio en los libros son indirectos y

    carecen de la debida eficacia para su

    formacin intelectual y moral. Los cono-

    cimientos ms directos y fecundos le lle-

    gan por los sentidos y la reflexin. Prue-

    ba de ello es que el nio que franquea

    por vez primera la Escuela, ya razona

    aunque no sepa leer, y a veces lo hace

    muy bien sobre cosas que estn a su al-

    cance.

    Imposible enumerar los conocimientos

    que adquiere el nio directamente por

    los sentidos y por la conciencia.4

    El color, la forma, las dimensiones, el

    uso de los objetos que le son familiares,

    los sonidos del idioma que habla, las le-

    tras y palabras que oye o lee, la fisono-

    ma de las personas que le rodean y otros

    muchos conocimientos los adquiere el

    nio por los sentidos externos.

    Del propio modo mediante la conciencia

    psicolgica o experiencia ntima, conoce

    el amor, el odio, la alegra, la pena, el

    4 Aqu se trata de la conciencia psicolgica o

    sentido ntimo y no tan slo de la conciencia mo-

    ral o discernimiento del bien y del mal.

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 18

    dolor, los remordimientos, el temor; sabe

    qu cosa sea hacer un esfuerzo, experi-

    mentar una humillacin, desear una dis-

    tincin, un premio, etc.

    Prctica.- En la enseanza utilice el

    Maestro lo ms posible la va directa de

    los sentidos y de la conciencia. Para ello,

    siempre que pueda, muestre a los nios

    los objetos de que les habla; y si no los

    tiene a mano srvase de grabados, de

    cuadros que los representen y de esque-

    mas dibujados en el encerado. Tratndo-

    se del metro, por ejemplo, en vez de dar

    la definicin abstracta, es preferible lle-

    var a clase el metro plegable, mostrando

    a los alumnos, usarlo delante de ellos y

    hacer que lo usen y manejen.

    Y refirindose a otros asuntos, bien est

    que el maestro explique en la leccin de

    Ciencias fsiconaturales lo que son hojas

    simples y compuestas, pero mejor ser

    que presente a los nios hojas de hiedra

    y de acacia para que aprecien la diferen-

    cia.

    Los numerosos y escogidos grabados que

    se han introducido en los libros de ense-

    anza, gracias a los adelantos de la tipo-

    grafa, tienen, ante todo, por objeto ins-

    truir al nio por el sentido de la vista.

    Atencin, reflexin, observacin.- Este

    parece ser el lugar indicado para hablar

    de la reflexin y de la atencin que no

    son sino el entendimiento mismo aplica-

    do a objetos interiores (reflexin) a obje-

    tos exteriores (atencin). Esta actividad

    exige cierta concentracin de la mente

    que no es natural a los nios; por lo que

    debe el Maestro ayudarles acudiendo a

    todos los medios que estn a su alcance.

    He aqu algunos:

    1. En primer lugar, suprimir las causas

    de las distracciones, tales como idas y

    venidas innecesarias, ruidos cualesquiera

    u ocasiones que motiven desorden y per-

    turben la tranquilidad de la clase.

    2. Poner los trabajos ms difciles en las

    primeras horas de la maana, y destinar

    las clases de la tarde a ejercicios prcti-

    cos, escritura, dibujo, trabajos manuales.

    3. Variar las lecciones y su duracin

    conforme a la edad de los nios, pues si

    son de corta edad, no son capaces de sos-

    tener la atencin ms all de media hora.

    4. Preguntar mucho. Las preguntas

    despiertan la atencin, la reflexin y evi-

    tan la pasividad y las distracciones del

    nio.

    5. Adoptar a veces la forma narrativa

    para inculcar, en forma de ejemplos o re-

    latos, alguna verdad de orden abstracto,

    pues los nios escuchan siempre con

    gusto las historias y narraciones.

    6. Aprovechar el atractivo que ejercen

    los objetos en los nios, para sensibilizar

    la enseanza, hacindola lo ms intuitiva

    y visual que se pueda.

    7. Dar con frecuencia ejercicios escri-

    tos sobre las lecciones explicadas; por-

    que el alumno atiende ms cuando sabe

    que habr tarea escrita, y porque cuan-

    do la hace reflexiona de nuevo acerca de

    las nociones enseadas.

    8. Siendo la mirada, la palabra, los

    ademanes y el acento, medios poderosos

    de cautivar la atencin de l nio, bueno

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 19

    ser que el maestro se ejercite en adqui-

    rir diccin correcta, clara, expresiva y

    animada.

    9. Finalmente, otro medio que aunque

    indirecto es muy eficaz para asegurar la

    atencin de los nios, es la emulacin.

    Aadamos unas palabras respecto al h-

    bito de observacin, fcil de fomentar en

    el nio. Es sta una preciossima cuali-

    dad que contribuye a formar hombres

    expertos, reflexivos y prudentes.

    Al examinar un objeto, descbrense en l

    multitud de propiedades; es un hecho

    que se observa, se distinguen multitud

    de circunstancias que pasan inadvertidas

    para el hombre poco reflexivo, que todo

    lo mira superficialmente.

    Puede empezarse haciendo observar al

    nio los distintos elementos de objetos

    sencillos: un cuaderno, una boina, una

    navajita, una mesa, un reloj, etc.; luego

    se le manda que describa otros algo

    complicados: un coche, una casa, un

    jardn, etc., y as llegar progresivamente

    a saber observar una mquina, un insec-

    to, una flor, un paisaje, y ms tarde, en

    otro orden de ideas, una obra de arte, un

    grabado artstico, el anlisis de un texto

    literario, etc. Quin no ve con esto el

    provecho que se puede sacar de los pa-

    seos escolares para desenvolver la facul-

    tad de observacin y para ampliar a la

    vez los conocimientos de los nios?

    SECCION III. Juicio y raciocinio

    Teora.- No se limita el nio a adquirir

    conocimientos por los sentidos y por la

    reflexin, ni a recibir los que se le incul-

    can mediante la enseanza, sino que su

    entendimiento los combina de mil mane-

    ras por un trabajo mental incesante. Es-

    tas combinaciones de ideas forman jui-

    cios y raciocinios.

    Los hay muy sencillos, como stos:

    Dios es bueno, la nieve es blanca. Basta

    una somera ojeada para cerciorarse de su

    verdad; imposible equivocarse. Son dos

    juicios exactos y fciles.

    Otros hay que, aunque de forma sencilla,

    son fruto de mucha reflexin y han exi-

    gido larga experiencia y profundo y me-

    ditado estudio. El siguiente juicio que

    tan familiar nos es en la actualidad: la

    Tierra gira alrededor del Sol, ha costado

    a los sabios pacientes observaciones y

    discusiones seculares.

    Hay juicios falsos. Supongamos que, es-

    tando el cielo nublado, uno de los obser-

    vadores deduce del aspecto de las nubes

    que no tardar en llover mientras que el

    otro concluye de los mismos datos que el

    sol disipar pronto las nubes. Es eviden-

    te que no pudiendo realizarse simult-

    neamente ambos juicios, uno de ellos ha

    de resultar falso.

    Tener juicio, quiere decir saber discernir

    lo verdadero de lo falso, lo cierto de lo

    dudoso, probable, inverosmil o desco-

    nocido; saber, por lo tanto, dudar o afir-

    mar con prudencia y sabidura; decidirse

    o abstenerse con motivo y slido funda-

    mento, y no por capricho, humor ni mera

    casualidad. Ponga pues, el educador su-

    mo empeo en la formacin del juicio de

    sus discpulos.

    Prctica.- Los juicios errneos provie-

    nen de dos causas: o de que la inteli-

    gencia admite como punto de partida

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 20

    principios o hechos errneos, y por lo

    tanto la deduccin resulta errnea tam-

    bin; o de resolver con excesiva precipi-

    tacin, limitndose a las apariencias. En

    otros trminos, se equivoca uno por ig-

    norancia o por irreflexin.

    As, pues, para formar el juicio del nio

    es preciso:

    1- Instruirle.- Por el mero hecho de en-

    sear el Maestro un vasto conjunto de

    verdades cientficas y religiosas a sus

    discpulos, los provee de excelentes

    principios y de hechos ciertos, y hasta de

    deducciones que servirn de base a mul-

    titud de juicios exactos.

    2. Perseguir sin tregua ni descanso la

    irreflexin, defecto tan comn en los ni-

    os, obligando a rectificar todo racioci-

    nio que conduzca al error o haciendo al-

    guna pregunta que suscite la reflexin

    omitida y obligue a observar lo que se

    hubiera debido ver.

    3. Medio excelente para formar el juicio

    de los nios es guiarles por la interroga-

    cin a que enmienden por s mismos la

    natural inclinacin a la inexactitud, exa-

    geracin y precipitacin.

    4. Adems, es preciso hablar siempre

    razonablemente a los nios. Sera perni-

    cioso abusar de su rectitud permitindose

    bromas que ellos podran tomar en serio.

    Prtese el Maestro de modo correcto y

    prudente con ellos, admita fcilmente

    sus excusas y acceda a sus deseos en

    cuanto tengan de legtimo. Si dejase de

    cumplir las promesas o amenazas, si se

    guiase por el capricho, se expondra a

    falsear el juicio de sus discpulos. Nada

    hay que desconcierte tanto y que predis-

    ponga ms al nio a la rebelin, como

    ver que el Maestro falta a lo mismo que

    l ha ordenado.

    5. En los primeros aos y durante mu-

    cho tiempo conviene ensear a los nios

    slo verdades ciertas e indiscutibles.

    Unicamente a medida que su entendi-

    miento se vaya desenvolviendo, se les

    podr hablar de cuestiones discutibles,

    como ciertas hiptesis cientficas o con-

    troversias teolgicas o filosficas. Slo

    entonces ser ocasin de instruir a los

    nios de la existencia de muchas cosas

    cuyo conocimiento ha exigido a los sa-

    bios largos aos de estudio, y de un sin-

    nmero de otros ms, que permanecen

    an desconocidas, ocultas o misteriosas.

    Inclqueseles entonces cun prudente es

    evitar la presuncin al emitir juicios, y

    cun razonable someterse a las ensean-

    zas de sus padres, de sus maestros, o de

    la Iglesia en los asuntos superiores a su

    alcance.

    6. Finalmente, a los nios que muestren

    propensin a darse nfulas de palabre-

    ros, prucrese enderezarlos haciendo

    llamamiento al recto criterio e infun-

    dindoles desdn por las argucias y suti-

    lezas, as como por los juicios precipita-

    dos y ligeros.

    SECCION IV. Imaginacin

    Teora.- La imaginacin es la facultad

    que conserva y reproduce las imgenes

    de los objetos que nuestros sentidos per-

    cibieron y combina luego los elementos

    de los conocimientos con la intervencin

    de la razn.

    Por ella construimos nuestro porvenir,

    los lugares y acontecimientos remotos;

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 21

    hasta lo pasado queda un tanto deforma-

    do por la imaginacin que acta sobre

    los recuerdos a modo de lente sobre un

    haz de rayos luminosos.

    Nunca ser excesivo el desenvolvimien-

    to que se d al juicio; se le puede fortale-

    cer de continuo sin grave peligro y hasta

    con provecho; mas no puede decirse otro

    tanto de la imaginacin, que, aunque

    preciosa, si est mal disciplinada o senci-

    llamente si predomina en el hombre,

    puede llegar a ser muy peligrosa.

    1. En la prctica de la vida, la imagina-

    cin nos hace entrever lo porvenir y da

    solucin a numerosas dificultades; al ar-

    tesano le sugiere acertadas modificacio-

    nes; a los sabios, hiptesis o inventos.

    Sugiriendo la idea de lo mejor, es madre

    de todo progreso.

    2. En la vida moral, la imaginacin crea

    el ideal y se convierte en manantial de

    energa provocando el entusiasmo y em-

    belleciendo el fin de nuestros esfuerzos.

    Ella nos muestra a Dios, la recompensa

    del cielo y los castigos eternos con colo-

    rido tal, que nunca podr ser igualado

    por la razn sola.

    3. Por otra parte, la imaginacin que no

    tiene el contrapeso del recto sentido, se

    vuelve quimrica. Forja ensueos de ri-

    queza y felicidad, aspiraciones y ambi-

    ciones que la mayora de las veces so-

    brepujan a todo esfuerzo humano lan-

    zando a sus vctimas por la senda de fan-

    tsticas e insensatas empresas. Y como

    la vida tal como Dios la ha hecho trai-

    ciona siempre las fantasas novelescas de

    la imaginacin, el dejarse llevar de ellas

    sera exponerse a la infelicidad.

    Por lo tanto, hay que desconfiar de la

    imaginacin y corregir con la reflexin

    los proyectos que nos sugiera; hay que

    disciplinarla sometindola a la fra ra-

    zn.

    Prctica.- Muchas ramas de la ensean-

    za pueden servir para desenvolver esa

    preciosa facultad, pero en especial la

    Historia, la Geografa y la Lectura. En

    estas materias, lo que ms despierta la

    imaginacin del nio son los relatos in-

    teresantes, las grandes hazaas de perso-

    najes clebres y la descripcin de parajes

    desconocidos. Tambin se cultiva esta

    facultad con la enseanza del Dibujo.

    Y tocante a lecturas, spase que las no-

    velas falsean por regla general el colori-

    da de la vida y amenazan exaltar las ju-

    veniles imaginaciones y fomentar la afi-

    cin a ideas quimricas.

    Vale ms utilizar esta facultad en benefi-

    cio de la educacin moral y religiosa

    dando al efecto marcado relieve a los

    preceptos por medio de ejemplos bien

    escogidos. Conocido es el poder del en-

    tusiasmo que despierta un hermoso

    ejemplo o una buena lectura. Pero, hay

    acaso ideal ms noble para el nio que la

    grandeza moral d los hroes cristianos,

    de los sabios, de los grandes capitanes,

    de los misioneros, de los santos jovenci-

    tos?

    Por el contrario, no hay nada que bastar-

    dee tanto la imaginacin, como las con-

    versaciones, pelculas cinematogrficas o

    lecturas deshonestas, que dejan en ella

    impresiones obsesionantes y malsanas.

    SECCION V. Memoria

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 22

    Teora.- Los conocimientos que el nio

    va adquiriendo poco a poco, retinelos la

    memoria. Con todo, esos recuerdos tan

    distintos y tan claros en un principio, se

    alteran con el tiempo y no pocos se bo-

    rran en absoluto; los ms preponderantes

    o ms recientes acaban por eliminar a los

    dems.

    La memoria perfecta ha de ser: fcil pa-

    ra retener pronto y sin mucho esfuerzo;

    fiel y tenaz para conservar el recuerdo

    con precisin por largo tiempo; extensa

    o capaz de abarcar muchas y variadas

    nociones; pronta en evocar sin esfuerzo

    los conocimientos que se le han confia-

    do.

    La memoria defectuosa, es por el contra-

    rio, rebelde, infiel, fugaz y lenta.

    La memoria, como todas las facultades,

    se desenvuelve con el ejercicio, que ha

    de ser racional y debe basarse en los

    principios siguientes:

    1. Por regla general, no se confe a la

    memoria lo que el entendimiento no ha-

    ya comprendido.

    2. La retencin de ideas y recuerdos est

    en proporcin de la atencin, de la viva-

    cidad de la impresin y del inters.

    3. Para lograr que sean duraderos los re-

    cuerdos, menester es hacerlos penetrar

    en la mente por el mayor nmero posible

    de sentidos y recurrir con frecuencia a la

    repeticin.

    4. Por fin, hay que coordinar y asociar

    las ideas induciendo al nio a que ob-

    serve las lgicas relaciones que entre si

    tienen.

    Prctica.- En el ejercicio de la memoria

    se destacan dos cuestiones importantes:

    la cantidad de lecciones que deben estu-

    diarse y el procedimiento de aprenderlas.

    En lo relativo a la cantidad los progra-

    mas de nuestros das sealan suficiente-

    mente la extensin de las varias ense-

    anzas. Bastarn, pues, algunas indica-

    ciones sobre el modo de proceder en el

    ejercicio de esta facultad.

    En el cultivo de la memoria hay que evi-

    tar dos tendencias opuestas. Una, la de la

    memoria verbalista, que exige a la letra

    todas las lecciones so pretexto de que es

    incapaz el nio de penetrar bien el senti-

    do de lo que aprende, de que est pro-

    penso a abandonarse por pereza, si no se

    le obliga con rigor a aprender el texto, y

    finalmente, que slo retiene con fideli-

    dad lo que aprendi de memoria.

    Otra tendencia, es el exclusivismo de la

    memoria e concepto, so pretexto de que

    el nio debe dar una relacin inteligente

    y personal de la leccin; que ha de com-

    prenderla ms bien que confiarla a la

    memoria, y finalmente, que tomar las

    lecciones a la letra es una pura charla

    cuyo recuerdo el tiempo se encarga de

    borrar.

    He aqu a lo que debe atenerse el Maes-

    tro. se trata de retener demostraciones

    matemticas, descripciones de experi-

    mentos de ciencias fsiconaturales o rela-

    tos de hechos histricos? Pues como

    quiera que esos textos pueden expresarse

    de diversos modos, no hay inconveniente

    en que el alumno los repita a su manera

    con tal que no desfigure la verdad.

    Si por el contrario se trata de textos mi-

    nuciosamente establecidos tales como

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 23

    las definiciones y en particular los trozos

    selectos de literatura que hay que apren-

    derse de memoria en razn a las cualida-

    des de bella expresin que encierran, en-

    tonces hay que obligar al alumno a que

    los repita con rigurosa exactitud.

    Modo de proceder en ambos casos:

    Si se ha de exigir a la letra la leccin,

    explcase de antemano el texto cuando la

    dificultad lo reclama, y luego:

    1. Se aprende de memoria una parte del

    perodo o uno o varios versos si es poe-

    sa.

    2. Cuando ya se puede repetir ese frag-

    mento sin titubear, se aprende otro.

    3. Se repiten de memoria los dos frag-

    mentos aprendidos.

    4. Continase de este modo, aprendien-

    do la leccin por trozos hasta que se do-

    minan cinco o seis lneas que tengan sen-

    tido cabal, y reptense de un tirn.

    5. De igual modo se va a prendiendo lo

    que falta.

    6. Se da todo ello seguido.

    Cuando se trata de un razonamiento, de

    un encadenamiento de hechos o ideas,

    no conviene aprenderlo literalmente,

    porque, en tal caso la inteligencia, apri-

    sionada en moldes mecnicos, no podra

    ejercitarse ni por consiguiente desenvol-

    verse. Esfurcese, pues, el Maestro en

    vencer las dificultades que los nios de

    corta edad tienen para razonar por cuenta

    propia.

    En estos casos debe el nio aplicar el en-

    tendimiento a descifrar las ideas o he-

    chos esenciales al par que trata de rete-

    nerlos en la memoria, pero ha de procu-

    rar expresar a su modo las ideas secun-

    darias.

    Algunos libros llevan impresas en cursi-

    va o en negrilla ciertas palabras o frases

    que condensan las ideas esenciales del

    texto, lo cual facilita notablemente la la-

    bor del alumno.

    El Maestro por su parte debe aprovechar

    de las relaciones lgicas existentes entre

    las partes de la leccin para sealar el

    procedimiento mejor.

    Supongamos que se trata de aprender el

    texto siguiente: Por la nerviacin o

    disposicin de los nervios en el limbo,

    las hojas pueden ser uninerviadas cuan-

    do tienen un solo nervio y multinervia-

    das cuando tienen varios, distinguindo-

    se en este caso las rectinerviadas si exis-

    ten varios paralelos y prximamente rec-

    tos, curvinerviadas si son curvos, peni-

    nerviadas si salen del pecolo varios

    nervios principales, distribuidos en el

    limbo, como los dedos separados de la

    mano.

    Las palabras uninerviadas, multinervia-

    das, rectinervidas, curvinerviadas, peni-

    nerviadas, palminerviadas son las que

    deben retenerse sobre todo. La expresin

    disposicin de los nervios, que expresa

    la razn de la explicacin que sigue, y

    las caractersticas: nervio, barbas de

    una pluma, dedos separados de la mano,

    deben asimismo grabarse en la memoria

    y aplicarse a las correspondientes pala-

    bras. Todo lo dems puede expresarlo el

    alumno a su manera.

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 24

    No es fcil en la prctica precisar el lmi-

    te que separa esas dos categoras de tex-

    tos. Con todo, dbese hacer aqu notar

    que muchos libros escolares sealan lo

    que se ha de aprender de memoria, ya

    con un tipo distinto de letra o bien colo-

    cando sumarios al empezar la leccin, y

    resmenes al fin de ella.

    Los pequeitos deben seguir el mtodo

    de memoria mecnica, pues no son ca-

    paces de servirse de otros. Por otra parte,

    los textos que usan no suelen contener

    ms que lo esencial y as basta que en-

    tiendan lo que aprenden.

    Para terminar, demos como norma gene-

    ral que la Doctrina debe darse a la letra

    as como las reglas gramaticales, las de-

    finiciones, leyes y frmulas en matem-

    ticas y ciencias, los sumarios y compen-

    dios en Historia y Geografa y con mayor

    razn los trozos literarios en prosa y ver-

    so.

    En todos estos casos la memoria verba-

    lista es un precioso instrumento porque

    opera en su verdadero terreno.

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 25

    Captulo IV

    EDUCACION MORAL.- 1. LA SENSIBILIDAD

    I.- FORMACIN DEL CORAZN. II. URBANIDAD

    SECCION I. Formacin del corazn

    Teora.- A la par que el educador desen-

    vuelve y enriquece la inteligencia del ni-

    o, ha de formar tambin su corazn. Lo

    que en lenguaje corriente llamamos co-

    razn, en Psicologa toma el nombre de

    sensibilidad moral, y designa la facultad

    de experimentar toda suerte de senti-

    mientos.

    Mientas la razn no ilumina la inteligen-

    cia del nio, la sensibilidad es la que la

    gua, manifestndose por los gustos y re-

    pugnancias y por las naturales inclina-

    ciones que le impulsan a buscar el placer

    y a huir del dolor. A medida que va cre-

    ciendo se vuelve razonable, es verdad,

    pero no hay que exagerar la eficacia de

    la razn que permanece dbil todo el

    tiempo que dura la juventud, debiendo

    por lo tanto el educador sostenerla a cada

    instante contra los mpetus y excitacio-

    nes de la sensibilidad.

    As, por ejemplo, un alumno perezoso es

    capaz de razonar admirablemente acerca

    de la necesidad del estudio sin decidirse

    por eso a escribir la tarea o a estudiar la

    leccin como no le obligue la inspeccin

    del maestro o el temor a la reprensin o

    al castigo que le aguarda.

    Es, pues, de importancia capital en edu-

    cacin destruir las malas inclinaciones

    del nio y fomentar sus nobles tenden-

    cias para que la razn no se vea comba-

    tida a cada paso.

    Amortiguar, o mejor encauzar las incli-

    naciones desordenadas y desenvolver en

    su lugar las buenas y los sentimientos

    nobles, he ah en qu consiste la forma-

    cin del corazn. Si el corazn est de-

    pravado, no logra dejarse or la razn,

    porque la pasin ahoga su voz, lo cual

    conduce a la ruina casi segura de la mo-

    ral. Por el contrario, si el corazn est

    bien formado, las inclinaciones nobles y

    virtuosas vienen en apoyo de las decisio-

    nes de la razn, imprimiendo en el alma

    un empuje vigoroso hacia el bien: la vir-

    tud ha triunfado.

    Prctica.- Para formar el corazn del ni-

    o sganse los tres medios siguientes:

    1., plasmar sus ideas; 2, hacerle cum-

    plir actos buenos; 3, colocarle en am-

    biente favorable.

    1. Como para llegar al corazn hay que

    pasar por la inteligencia, debe ponerse

    sumo cuidado en modelar las ideas, que

    son las que a su vez forman los senti-

    mientos. El ambiente ordinario de las

    ideas de una Escuela y en particular de

    una clase, constituye una atmsfera mo-

    ral que engendra sentimientos corres-

    pondientes. Ella es la que, por la voz del

    Maestro, censura los sentimientos re-

    prensibles, hace vibrar al unsono las

    conciencias rectas y permite se entreabra

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 26

    el corazn a los sentimientos generosos,

    formando as poco a poco la mente an

    tiernecita de los nios, y en consecuen-

    cia, de modo indirecto, sus gustos, incli-

    naciones, impulsos y sentimientos.

    2. Procurar que le nio obre conforme

    a los sentimientos que en l se quieren

    inculcar y reprimir por el contrario los

    actos cuya repeticin fortalecera las ten-

    dencias defectuosas. La experiencia nos

    ensea efectivamente que los actos reite-

    rados convierten en hbito la simple in-

    clinacin. En consecuencia, los actos de

    gula, las envidiejas, los conatos de odio,

    fruto del egosmo, as como las palabras

    altaneras, las jactanciosas y de alabanza

    propia, las expresiones vanidosas sugeri-

    das por la soberbia; las picardas, las

    querellas y burlas que provoca la dureza

    de corazn (fcil seria prolongar la enu-

    meracin) deben ser corregidas con cui-

    dado.

    Por otra parte no debe contentarse el

    Maestro con animar y alabar los actos

    buenos, sino que ha de hacer ms; debe

    exigirlos de cuando en cuando. Si la oca-

    sin es oportuna elogie los sentimientos

    nobles y elevados, relate algunos actos

    de la vida de nuestro Seor Jesucristo y

    de los Santos, fomente su prctica entre

    los alumnos, y si se notan tendencias re-

    prensibles en alguno, no deje de sealr-

    selas y ayudarle a enmendarlas.

    3. Por fin se ha de procurar que el am-

    biente favorezca las tendencias virtuosas

    del nio para que est protegido contra

    las influencias perversas y atrado al

    bien. El alumno colocado entre nios li-

    bertinos se contaminar natural e insen-

    siblemente de sus depravados sentimien-

    tos y viciosas inclinaciones, segn el re-

    frn tan conocido: 2dime con quien an-

    das y te dir quin eres.

    En cambio el nio educado entre com-

    paeros buenos, piadosos y aplicados se

    modelar conforme a ellos, como muy

    bien puede observarse en los Juniorados,

    Seminarios y Colegios apostlicos. El

    ascendiente del Maestro cristiano es con-

    siderable, pues de l depende en gran

    parte el ambiente moral de la clase. En

    torno del Maestro piadoso, educado y ca-

    ritativo florecen y se desenvuelven sen-

    timientos de bondad, urbanidad y cris-

    tiana piedad, en tanto que el Maestro du-

    ro, vanidoso y frvolo, difcilmente saca-

    r buenos, formales y modestos a sus

    discpulos.

    Para que el ambiente conserve su bien-

    hechor influjo, hay que alejar todo ele-

    mento notoriamente malo, como lo se-

    ran los nios que nuestro Ven. Fundador

    con frase grfica llamaba ovejas sarno-

    sas y contra los cuales se mostraba im-

    placable.

    La eficacia de la Religin, fundamento y

    gua de la educacin moral, es preponde-

    rante en la formacin del corazn; pudi-

    ramos hablar aqu extensamente de este

    asunto, pero con el fin de agrupar mejor

    cuanto a l concierne, se tratar con ms

    detalle en la Seccin segunda del Captu-

    lo VII, que versa sobre la formacin cris-

    tiana de la conciencia y del corazn.

    Aadiremos, sin embargo de esto, lo re-

    ferente a la Urbanidad porque se relacio-

    na ntimamente con el fomento de los

    buenos sentimientos en el nio.

    SECCION II. De la Urbanidad

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 27

    Para jvenes catlicos la Urbanidad es

    cosa distinta de un ceremonial de moda-

    les sociales, que varan con la moda y

    los lugares, y en los que el corazn no

    tiene parte alguna.

    La Urbanidad cristiana es la manifesta-

    cin de nuestros sentimientos de estima,

    respeto y benevolencia para con las per-

    sonas que con nosotros se relacionan.

    As considerada, es la Urbanidad ante

    todo obra del corazn, y puede contribuir

    eficazmente a formarle en las mil oca-

    siones que se presentan de hacrsela fa-

    miliar a los nios.

    Recuerden los Hermanos que el ejemplo

    es la mejor enseanza y que de continuo

    deben servir a sus discpulos de dechado

    por sus modales y palabras Den adems

    de cuando en cuando breves instruccio-

    nes de Urbanidad y cortesa: una vez por

    semana ser suficiente.

    Y para no olvidar asuntos de alguna im-

    portancia, bueno ser valerse de algn

    tratadito de Urbanidad, lo que no debe

    ser obstculo para recordar a menudo a

    los nios las reglas de buena crianza a

    que falten con ms frecuencia.

    Pngase especial cuidado en los siguien-

    tes puntos:

    Sentimientos que hay que inculcar en los

    nios.

    1. Sentimientos de respeto para con sus

    padres, para con las Autoridades, Maes-

    tros, Eclesisticos y dems personas con-

    sagradas a Dios, para con los ancianos y

    extraos.

    2. Sentimientos de gratitud para con los

    bienhechores y personas que se interesan

    por ellos, presentndoles la ingratitud

    como vicio odioso, deshonroso y despre-

    ciable.

    3. Sentimientos de compasin, humani-

    dad y caridad para con los pobres, los

    desvalidos y los que padecen, patenti-

    zndoles lo culpables que son los nios

    que insultan a los mendigos y achacosos,

    se burlan de ellos y no se acuerdan de

    socorrerlos y asistirlos cuando pueden

    hacerlo.

    Hbitos que deben infundirse en los ni-

    os.

    1. Frmense los nios a un porte digno,

    apuesto y decoroso. Enseseles a salu-

    dar, responder, preguntar, presentarse y

    ser afables, atentos, serviciales y com-

    placientes.

    2. Mustreseles prcticamente la con-

    ducta que han de observar con las perso-

    nas de respeto.

    3. Enseseles la manera de agradecer,

    de ofrecer, de recibir; las reglas de urba-

    nidad para cuando se est en la mesa, de

    visita, en la calle, en el templo, etc., as

    como las que se han de observar en la

    correspondencia epistolar.

    Como esta enseanza ha de dar resultado

    casi exclusivamente por la prctica, los

    Hermanos, en sus relaciones cotidianas

    con los discpulos, se mostrarn un tanto

    exigentes en los puntos mencionados. Y

    as, despus de haber dado ejemplo de

    exquisita cortesa en sus modales y pala-

    bras, cuiden que los alumnos los saluden

    a la llegada y salida del colegio y en las

    calles; que al dirigirles la palabra se le-

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 28

    vanten en clase y se descubran en recreo;

    que les pidan los permisos con expresio-

    nes de deferencia y sencillez.

    Corrijan a los alumnos las faltas que en

    ellos hubiesen observado e infndanles

    repulsin por algunas tan comunes como

    las siguientes: querellarse, darse motes,

    burlarse unos de otros, molestar a al-

    guno, insultar a los transentes, tirar pie-

    dras, hostigar y hacer dao a los anima-

    les, estropear los rboles y las frutas, ra-

    yar las mesas, escribir y pintar monigotes

    en puertas y paredes, etc.

    Por ltimo, observemos que si la Urba-

    nidad no constituye toda la educacin, es

    como un barniz y seal exterior, de tal

    manera que las personas extraar al Co-

    legio, obligadas a juzgar a veces por solo

    las apariencias, se basan fcilmente en

    esas exterioridades de urbanidad para

    apreciar el valor de la educacin que se

    da a los alumnos.

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 29

    Captulo V

    EDUCACIN MORAL.- II. LA VOLUNTAD

    SECCIN UNICA. Formacin de la voluntad

    Teora.- Voluntad es el poder que tiene

    el alma de decidirse con conocimiento

    de causa y de obrar libremente por un

    bien, presentado como tal por la razn.

    En otros trminos, es la actividad inteli-

    gente, reflexiva, perfectible y librrima.

    El parvulito, incapaz de reflexin, no

    tiene ms que un asomo de voluntad,

    obra poco menos que inconscientemente

    bajo el influjo de sus inclinaciones y de-

    seos.

    Ms tarde, gracias a una educacin bien

    dirigida, se dejar guiar por la razn y la

    conciencia; sabr decidirse con conoci-

    miento de causa, querr verdaderamente.

    Semejante a un soberano que no se de-

    termina sino despus e consultar el pare-

    cer de su consejo, su voluntad ejecuta

    entonces actos completamente volunta-

    rios.

    Para mejor distinguir los elementos del

    acto voluntario, analcese uno cualquiera

    de los que el educando ejecuta.

    Sirva de ejemplo el siguiente.

    Terminada la clase y de regreso en su ca-

    sa, acude a la mente del escolar la idea

    de escribir, antes de ponerse a jugar, la

    tarea sealada en el Colegio: eso es la

    concepcin del acto voluntario que ha de

    realizar.

    Por una parte piensa de esta manera:

    tengo tiempo sobrado, estoy solo, la ta-

    rea es fcil; si me pongo a hacerla, pron-

    to la habr terminado, de forma que

    cuando venga mi amiguito podremos di-

    vertirnos; por otra, ocurre que efecti-

    vamente viene el amiguito y le insta a

    jugar primero. Al momento se entabla la

    discusin en la que el alumno defiende el

    cumplimiento de su deber, y el amiguito

    el juego. Ah tenis la deliberacin

    Examinado el pro y el contra con dete-

    nimiento, el alumno cede al atractivo del

    juego. Vaya, pues, juguemos antes se

    dice,- despus har la tarea. Ved ah la

    resolucin o determinacin. Sale y se

    pone a jugar: Eso es la ejecucin.

    El acto voluntario completo pasa, pues,

    por estas cuatro fases: concepcin, deli-

    beracin, resolucin y ejecucin. La de-

    liberacin aparece de un modo muy lla-

    mativo en nuestra vida moral en ocasin

    de tomar resoluciones importantes. dura

    a veces das enteros. Pero en los actos

    ordinarios es breve, y en los que se reali-

    za por costumbre puede decirse que es

    nula.

    La resolucin va seguida de la ejecucin

    siempre que fuerzas mayores no contra-

    ren la voluntad. En las voluntades irre-

    solutas, esas oposiciones son muy fre-

    cuentes. En cambio, las voluntades enr-

    gicas dominan las circunstancias y ven-

    cen los obstculos. En muchas ocasio-

    nes, la cosa es bien sabida, media cierto

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 30

    lapso de tiempo entre la resolucin y la

    ejecucin. No son raros los casos en que

    la voluntad toma una decisin y luego no

    ejecuta el acto.

    Cualidades de la voluntad.- Las cuali-

    dades de la voluntad son: la decisin,

    firmeza, constancia y rectitud.

    1. La decisin es la primera cualidad de

    una voluntad bien educada; el hombre

    decidido no prolonga indefinidamente la

    deliberacin; resulvase despus de con-

    cienzudo, pero rpido examen, sin

    aguardar a verse arrollado por las cir-

    cunstancias o arrastrado por los que le

    rodean.

    2. Viene luego la firmeza, que no es otra

    cosa que el poder que tiene la voluntad

    cuando lleva al cabo, con bro, la ejecu-

    cin de las resoluciones tomadas.

    3. La constancia, tercera cualidad de la

    voluntad, consiste en proseguir durante

    largo tiempo esa ejecucin a despecho de

    la fatiga y las dificultades. Esta cualidad

    es de importancia grandsima porque la

    moral es una lucha continua y prolonga-

    da entre las malas tendencias y los bue-

    nos deseos.

    4. Finalmente, la rectitud de la voluntad

    es la disposicin habitual de poner la for-

    taleza al servicio del bien moral. Cuando

    la voluntad, en vez de tender al bien, co-

    rre alocada hacia el mal, su firmeza y

    constancia apartndola de su fin son para

    ellas dotes perniciossimas.

    De ah se colige cun necesario es

    desenvolver armnica y simultneamen-

    te las facultades del nio; ilustrar su inte-

    ligencia respecto de sus deberes y fo-

    mentar las buenas inclinaciones de su

    corazn a la vez que se forma su volun-

    tad y se le hacen contraer hbitos virtuo-

    sos.

    Prctica.- Los medios de formar la vo-

    luntad del nio se reducen a los siguien-

    tes:

    1. Comunicar rectitud a su inteligencia

    para que ilumine las deliberaciones de la

    voluntad.

    2. Enderezar sus inclinaciones al bien.

    3. Conseguir que obre de conformidad

    con la ley moral o la voluntad de Dios,

    regla suprema de todas las voluntades; y

    para decirlo de modo ms explcito refi-

    rindonos a los alumnos, someterlos a la

    disciplina de la Escuela e iniciarles en la

    adquisicin de buenas costumbres.

    Obediencia y disciplina en la Escuela.-

    Importa, sin duda, no obrar de manera

    que los nios obedezcan maquinalmente,

    sino que poco a poco se vayan dando

    cuenta de cun justas y benficas son las

    rdenes dadas; pero siempre ser verdad

    que la obediencia es el medio ms efi-

    caz, y en muchos casos el nico de for-

    mar su voluntad.

    Los constantes esfuerzos que han de ha-

    cer los nios para resistir a las distrac-

    ciones y sacudir su natural pereza, jun-

    tamente con los pequeos triunfos que

    obtienen cada da sobre sus pasioncillas,

    constituyen un ejercicio que los acos-

    tumbra a vencerse y a lograr que el pla-

    cer ceda al deber.

    En definitiva, la sujecin constante a la

    disciplina es una Escuela cristiana, no es

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 31

    sino una prolongada educacin de la vo-

    luntad. Esta formacin auxiliada por el

    amor al Maestro, consolidada por el te-

    mor de las sanciones penales y dems es-

    tmulos disciplinarios es forzosamente

    algo pasiva tratndose de nios de corta

    edad; pero si a medida que su razn va

    desenvolvindose se procura que los ni-

    os se den cuenta de esta formacin, se

    conseguir que sea verdaderamente edu-

    cativa.

    Por eso, conforme van creciendo los ni-

    os, hay que exhortarlos a que ejecuten

    esfuerzos personales y a que se sometan

    conscientemente al Reglamento del co-

    legio; hay que mostrarles en esta misma

    obediencia, el medio de vencer sus incli-

    naciones torcidas y de favorecer las bue-

    nas.

    Lacordaire ha dicho: El nio que nunca

    piensa ni delibera, y que en todos sus ac-

    tos se muestra pasivo, slo ser bueno el

    da de maana para obedecer servilmente

    a los hombres y a las cosas que por efec-

    to de la casualidad le dominen.

    El que obtenga del nio que se venza y

    se contrare, habr dado con el medio de

    aumentar rpidamente en l la fuerza de

    voluntad.

    Los pequeos sacrificios mantienen el

    espritu cristiano y son otras tantas victo-

    rias de la voluntad que se fortalece con

    el ejercicio. Por eso con razn se ha di-

    cho, que la voluntad se forma por el

    mismo procedimiento que la musculatu-

    ra fsica. La energa de la voluntad, sos-

    tenida por la gracia divina, es importan-

    tsimo factor para el desenvolvimiento

    del carcter.

    Los santos y los mrtires en momentos

    de luchas supremas supieron correspon-

    der con heroica fidelidad, al impulso de

    la gracia, porque antes, con la mente

    puesta en el divino Modelo, supieron

    doblegar su voluntad habitundola al sa-

    crificio. Nadie llega de repente a ser h-

    roe o criminal. Tiene la voluntad sus

    etapas ascensionales que entraan, ms

    que hechos extraordinarios, esfuerzos

    pequeos, sacrificios continuos que el

    cumplimiento del deber exige.

    Hbitos buenos.- Hbito es la disposi-

    cin adquirida por la repeticin frecuen-

    te de actos de la misma especie. Se ad-

    quiere con el ejercicio, y si es bueno,

    ayuda grandemente a la prctica del bien,

    pues el hbito no resta mritos al supri-

    mir la dificultad de una accin.

    Tres grados, ntimamente compenetra-

    dos, debemos distinguir en la formacin

    del hbito bueno: 1. Ilustrar la inteli-

    gencia del nio hasta conseguir que lo

    aprecie y estime; 2. Mover su corazn

    para que lo desee y se esfuerce en conse-

    guirlo; 3. Finalmente, excitar su volun-

    tad para que ejecute actos reiterados de

    la virtud deseada.

    Apliquemos por va de ejemplo estos

    medios generales a adquirir el amor al

    trabajo.

    1. Hablaremos a la inteligencia del nio

    inculcndole entre otras anlogas, las

    ideas siguientes: El hombre ha nacido

    para trabajar; -comers el pan con el

    sudor de tu rostro5;- el trabajo es nece-

    sario para ganarse la vida, ser til a la

    sociedad, distraerse, etc.

    Y por contraste, daremos a entender al

    5 Gn. III, 19

  • Gua del Maestro

    gmtxtspa.doc cepam/abm 32

    nio cun vil y degradante es la pereza, y

    le mostraremos el squito de miserias

    que la acompaan: tentaciones, pobreza,

    tedio, etc.

    2. En apoyo de estas reflexiones expre-

    sadas con frecuencia, refiranse ejem-

    plos de la vida de Nuestro Seor, de la

    de los Santos y varones insignes que

    enaltecen a la humanidad, cuyo efecto

    inmediato ser excitar en el nio buenos

    y nobles sentimientos, los cuales poco a

    poco le irn infundiendo horror a la

    ociosidad y amor al trabajo. Exhrtese a

    los perezosos, hacindoles comprobar el

    perjuicio que se causan; alintese a los

    laboriosos felicitndolos por su ardor al

    trabajo, y no se desperdicie ocasin pro-

    picia para excitar el deseo de esta virtud

    y la aversin a la pereza.

    3. Por ltimo, acostumbraremos al nio

    al trabajo escolar. En clase le tendremos

    de continuo ocupado; en su casa deber

    preparar las lecciones y hacer las tareas,

    rechazaremos toda excusa sugerida por

    la pereza; pondremos en juego los me-

    dios disciplinarios cuando se juzgue til

    para inducir su voluntad al trabajo, exi-

    giremos que toda tarea impuesta se ter-

    mine en el plazo prefijado, etc. Aprove-

    charemos, en una palabra, todas las co-

    yunturas que a granel se presentan en el

    da para ejercitarle en una labor constan-

    te proporcionada a sus fuerzas.

    No cabe duda que sometido el nio du-

    rante varios aos a este rgimen, conse-

    guir en grado suficiente el amor al tra-

    bajo y la propensin a la actividad, y ha-

    br contrado hbitos laboriosos bastante

    arraigados para emprender con probabi-

    lidad de acierto una profesin que re-

    clame trabajo asiduo.

    Fcil es trasladar el mtodo que antecede

    y aplicarlo a la adquisicin de hbitos de

    urbanidad, obediencia y otros.

    Rstanos slo indicar la influencia deci-

    siva que ejercen la piedad y la religin

    en la educacin de la voluntad; este ser

    el asunto de la Seccin 3 del Captulo

    VII, donde se halla sistemticamente

    agrupado lo concerniente a la educacin

    religiosa propiamente dicha.

    Observacin relativa a los Captulos

    precedentes.- Tal es, en pocas palabras,

    el mtodo que se ha de seguir en la for-

    macin de las facultades del nio: en-

    tendimiento, sensibilidad y voluntad.

    Hay naturalezas que se amoldan fcil-

    mente a los esfuerzos del maestro; otras,

    menos dciles, ejercitan ms su pacien-

    cia; y no faltan algunas de ndole tan re-

    fractaria que se dira slo existen para

    desanima