ISLAS DOS CAVALOS BISSAU 15/5/05 10:46 Página 80 ALR …solopescaonline.es/articulos/mar/viajesm/cavalos.pdf · y pescando incluso atemoriza-do, ya que una barracuda de más de un

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ISLAS DOS CAVALOSSSÚÚPPEERR SSUURRFF EENN LLAA ÚÚLLTTIIMMAA FFRROONNTTEERRAA

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ISLAS DOS CAVALOSISLAS DOS CAVALOS24 horas antes de emprender estaaventura me temblaban las piernas...Una hora antes de la partida sólo me calmaba un humeante y achicharrante té a la menta...

24 horas antes de emprender estaaventura me temblaban las piernas...Una hora antes de la partida sólo me calmaba un humeante y achicharrante té a la menta...

SÚPER SURF EN LA ÚLTIMA FRONTERASÚPER SURF EN LA ÚLTIMA FRONTERA

ALREDEDOR DEL MUNDO

BISSAU 15/5/05 10:46 Página 80

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L a aventura que iba aemprender era muyimportante para mí, for-

maba parte de un gran sueño odeseo, por eso, cuando vi elbarco cargado con todo miequipaje de pesca y con losmotores en marcha, me loempezaba a creer. Se tratabade volver a Meio cuatro añosdespués ¡Cuatro años soñandocon ese momento!

Regresotruncado

Desde la isla de Rubannepusimos rumbo a la punta másal Sur de la isla Roxe, visible enel horizonte a simple vista. Lanavegación transcurría tran-quila, bordeando durantemuchas millas la isla de Buba-que, hasta divisar las islas deOrangosinho y Joao Vieira, lamás grande de las tres últimasislas del archipiélago de lasBijagos. Con ella en el centrode mira y sin dejar de verOrangosinho, localicé Meio. Lapiel se me puso de gallina ycomencé a recordar.

Ahora reconozco que eraun novato cuando pisé esa islapor primera vez, en febrero del2001. Novato en todo lo rela-cionado con la pesca extrema,pues fue también la primeraparada del África Queendurante la primera visita a lasBijagos... Ni mis cañas; ni miscarretes; ni mis líneas; ni misaparejos; ni siquiera yo, está-bamos preparados para captu-rar peces de las dimensionesque habían aquí, y muchomenos para contrarrestar sus

salvajes picadas, sus brutaleshuidas, destrozando toda clasede aparejos, o sus escalofrian-tes, interminables e inolvida-bles batallas. Las líneas de ace-ro trenzado que usamos aquípara la pesca del lucio o deltallans, se las “comían” como sifuese hilo elástico y las que noquerían, las dejaban totalmen-te inservibles, rizadas comouna “peluca” en un carrete decasting.

No me duele reconocerlo ymucho menos confesar lo,sobretodo porque es la únicaforma de evitar que casos asípuedan ocurrirle a otros, porlo tanto, vean hasta qué puntome comporté como un novato.El primer lance lo hice con unequipo reforzado en cuanto acañas, carretes, líneas, bajosde línea, etc, pero... ¡Con dosanzuelos! ¡Je! Como si pesca-se herreras en El Prat ¡Quéinocente! Eso sí, conseguí undoblete que además logrévencer; se trataba de un pom-pano (Alectis ciliaris) de unos12 / 15 kilos y una carpa rojade unos dos kilos. Seguro quesería una casualidad pues fuela única victoria, a partir deese momento fui perdiendopicadas, siempre por roturas,y pescando incluso atemoriza-do, ya que una barracuda demás de un metro se comió unpez sierra de unos dos kilosque traía y que dis frutabamientras le daba vidi l la. . .Reventaban las perlas, destruí-an los nudos, abrían las gra-pas de los emeri l lones. Mequedé de piedra, pero tam-bién sin material. Luego nosllamaron para comer y mástarde para continuar viaje;


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� Al fondo, Meio. Finalmente quedó para el viaje del 2006, puesquiero ir con tiempo y acampar durante dos días.

� A nuestras espaldas, los bajíos estaban repletos de aves.

� En esta playa se llevó a cabo el desembarco, se montó el puesto y lausamos como escenario de pesca.

� Como ven, Dos Cavalos es una isla muy hermosa, rodeada de vida.

� Zona norte de la isla Dos Cavalos (Montamos el puesto en ellado Sur)

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creí que regresaría y me lotomé con calma pero al verpasar los días me enfadé,sobretodo conmigo mismo. Enel barco monté muchos apare-jos, junto a Sergi, pero nuncamás me hicieron falta ya queen las islas de Bolama, Oran-go, Caravelle, etc, no habíaaquel la voracidad. De esohace cuatro años, y pensé quejamás volvería por aquí, asíque pueden imaginarse quépude sentir cuando vi, a lolejos, la silueta de Meio, sobretodo ahora, que es taba“armado hasta los dientes” ycon la experiencia adquiridaen varias visitas de por medio.

Pero cuando faltaban dosmillas escasas para llegar ytras unas miradas superficiales,Patrick Sebile, director y guíade pesca del Tarpon Club,cambió el guión totalmente.Fue por motivos puramente téc-nicos de sencilla y lógica com-prensión: Según él las playasde Meio no eran las más idó-neas en estas fechas para lapesca a surf-casting, debidosobretodo a la intensidad de

las mareas, las más grandes detodo el año. En cambio, noafectaban a las playas de laisla Dos Cavalos, ya que laconstitución de éstas, abiertasal Atlántico, de arena blanca ylimpia, y con fuertes corrientesen la orilla tanto en la subidacomo en la bajada de lamarea, se mostraban idóneas.

Hablando y hablando lle-gué a comprender que en Meioel agua llegaba y se iba de for-ma frontal, sin movimientos nicorrientes laterales, pero enDos Cavalos además de fron-talmente exist ía una grancorriente lateral, muy fuerte, ytambién un puntal donde seunían las dos corrientes quegeneraba la misma isla al divi-dirlas por el lado norte. Enpalabras de Patrick, una zonaasí era un chollo puesto que secreaba un hábitat muy especialcapaz de reunir a un grannúmero de especies, sobretodopredadores.

Yo, cabezón, aún insistíadiciendo “Más vale lo maloconocido que lo bueno porconocer”, a lo que Patrick res-


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� Por obligación, la pesca se empezó con pequeñas palometas. � Cualquier cebo, bien preparado, es una tentación para estos predadores.

� Nelson prepara un carpaccio en el “cuartel general”, con buenasplayas al fondo.

� Estos peces son la pera... Vean cómo quedó un señuelo. Fue unacobia de 10 o 12 kilos.SOLO

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� Patrick pelea una barracuda de buena medida.


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pondió; “Quico, esto es mejor,no te preocupes, hay tiempopara todo: en tres días cam-bian las mareas y serán muchomás favorables para la pesca,incluso para la pesca a mosca

y a spinning desde tierra, técni-cas ideales para Meio, ademásdel surf-casting. Dentro de tresdías volvemos, sólo son 5minutos más de navegación.Créeme; ni hoy, ni mañana, ni

pasado, vamos a conseguir lascapturas que tú precisamentequieres”... “OK”, respondí muyescuetamente... “De acuerdo,desembarcamos en Dos Cava-los”.

Isla Dos CavalosLa isla Dos Cavalos (de los

caballos) está en el centro delcanal de Canhabaque, entrelas islas de Meio, Joao Vieira,


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� Mis compañeros tampoco tuvieron mucho descanso...


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Roxa y Orangosinho (otro sitio10). Todas son visibles a simplevista y son la única referenciapara la navegación, que obli-gatoriamente debe ser diurnaa menos que se conozca aque-llo como la palma de la mano yse esté al tanto de las posiblesmarejadas y del movimiento delas dunas sumergidas, quepueden hacer embarrancar encualquier momento.

Es una isla pequeña, virgeny totalmente deshabitada. Altomar tierra es imposible encon-trar rastros humanos a menosque lleguen restos de naufragioso basuras vertidas incontrolada-mente desde los navíos que sur-can los océanos. Se accede des-de una pequeña embarcación ylos únicos visitantes son turistaspescadores, como en mi caso, oribereños en ruta hacia los cala-deros de bonga y yabois (lisas,sardinas, alachas, etc –cuplei-

dos en general), y que por cual-quier emergencia necesiten des-cansar o reponerse en tierra fir-me. Además, los turistas sonocasionales, pues una vez enlas Bijagos buscan presas máscodiciadas del estilo del grantarpón o tiburón, y aquí sólohay surf-casting, eso sí, paracardiacos...

Bueno, está deshabitada,pero no es inhóspita, sino todolo contrario... ¡Es preciosa! ¡ElParaíso! Cuenta con largas,anchas y profundas playas, dealtas dunas de arena, blanca yfina como el polvo, y con algu-nos bajíos entre la línea de pla-ya y la vegetación, dondereposan numerosas aves acuá-ticas, tanto anátidas como limí-colas. La vegetación es rumbo-sa y tupida, creciendo salvaje,y conserva el color típico deltronco y de las copas. Desdelejos domina el blanco de la

arena, el rojo oscuro de lasrocas de la parte norte y el ver-de de la vegetación, bajo uncielo azul intenso...

La primera impresión quetuve fue estupenda. Orillamosel barco, descargamos todo elequipaje y e l marinero loancló un poco mar adentro enprevisión de que no quedaseen seco con la brutal bajadade marea, con un desnivel devarios metros de altura. Loscuatro pasos escasos entre elbarco y tierra seca me permi-tieron ver una desbandada derayas (las zapatillas son obli-gatorias) de aproximadamen-te uno o dos kilos de peso, ysobretodo mucha carpa blan-ca, de entre 5 y 10 centíme-tros.

Como predijo Patrick, enel punta l se unían las doscorrientes creando fuertes tur-bulencias. El agua bullía, y es

que la isla, cuando baja lamarea y por estar en el centrodel canal, lo divide en dosbrazos que vuelven a unirse alsobrepasarla, por eso se for-ma una especie de “zonacaliente” donde acechan con-tinuamente los predadores,siendo la causa principal deque los peces piquen durantela bajamar y la pleamar, algoque solo sucede cuando coin-ciden estos factores (En otrospuntos de las Bi jagos só lopican bien -hablamos depeces de ent idad- cuandosube la marea)

Para completar la maravilladel paisaje estaban las islas deMeio, justamente enfrente, yJoao Vieira, un poquito máslejos. Casi podía llegarse anado, sobretodo al bajar lamarea puesto que entre ambasquedó una lengua de arena ysólo nos separaban dos peque-


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� Patrick, con una de las rayas, momentos antes de liberarla. � Estos peces garantizan momentos de gran diversión.

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ños canales. Para esos momen-tos el equipo ya estaba todosobre la arena, bajo la sombrade un parasol.

Mi equipo esta-ba formado por doscañas Sert modeloCollector, de 4,20

metros, con anillas Fuji del tipoLow Ridder. Curiosamente,estas cañas fueron creadas(diseñadas técnicamente) en

todos sus accesorios y elemen-tos por el mismo Patrick Sebile,igual que otras muchas queprobamos (por ejemplo, lasOcean Master). Esas dos cañasme gustaron mucho en Salo-breña y las elegí por su poten-cia para una zona así. Tam-

bién llevaba dos carretes Scor-pium, de Sert, pero olvidé lasbobinas de recambio y los trajecon trenzado, un hilo inade-cuado para esta pesca (no hayque lanzar más de 30 o 40metros, además, es imposible)Monté los dos carretes Daiwa,


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� El captura y suelta se practicó al 100%. Solo se sacrificaron tres barracudas, los sierras para cebo y una carpa roja para comer.SOLOPESCA

� Ración de cebo ideal para peces medianos.

� La picada de rayas guitarra fue una cons-tante.


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modelo Emblems 5500A, conhilo Goldenfish Extreme de0,35 y 0,40 mm (16,7 y 19kilos de resistencia, respectiva-mente). Algo previsor (bastan-te, diría yo), llevaba hasta 16bobinas de recambio y un ter-cer carrete igual como elemen-to de emergencia. En cuanto alos hilos, en las bobinas derecambio todos eran de Oca-ña, los conocidos Speed Beachy Speed Willow, siempre en losdiámetros 0,35 y 0,40 mm (12y 16 kilos de resistencia res-pectivamente) ¿Por qué? Estoshilos nunca me han falladoaquí.

En cuanto a los anzuelos yalgunos accesorios, si doy refe-rencias puedo volveros locosya que llevé un gran número demarcas, tamaños, formatos(rectos, pico de loro, con o sinanilla). Ahora bien, el tamañoestaba fijado entre el número 1y 2 para pescas de peces cebo(lady fish, sierras, elops, etc), yel 4 y el 8/0 para predadoresy pesca en serio (cobias, rayasguitarra, rayas manta, pompa-nos, barracudas, jacks y otroscarángidos, etc, incluyendo el

tarpón –Javier, mi compañero,clavó uno de 40 kilos)... ¿? ¡Sí,a surf-casting!

Además, disponía de todolo necesario para prepararbajos de línea a destajo y enbase al tamaño y a la especieque hubiese o saliese... Más omenos largos; con diferentesdistancias entre el plomo, elanzuelo y el emeril lón; conplomo terminal o corredizo;para 20, 30 o 40 libras; connudos a base de remaches( tubi tos de acero) o nudostrenzando la baga y forrán-dola con hilo elástico, pega-mento y tubo termo retráctil.El anzuelo, aunque ya estabaatado, podía elegirse en fun-ción de la ración de cebo dis-ponible, que podía ser lo queentendemos por normal o loque veríamos como algo bár-baro (como verán). Como ele-mentos de segur idad y deapoyo disponíamos de losc lás icos sopor tes para lascañas y varios garfios. Tam-bién nos sobraba comida ybebida, pero sobretodo, lomás importante: Tiempo, tran-quilidad y ganas de pescar.


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� Patrick corta raciones para cebar con carne muy grasa. � Según el sitio y la longitud de pesca, cambiará la presentación ytamaño del cebo.

� Lucha con una raya, esta vez resultó ser la mayor de todas.

� A medida que pasaba el día, las picadas continuaban, era el delirio.

� Otra de las rayas, cada vez más grandes. Su lucha es inolvidable. � Patrick se dispone a liberar una de sus rayas.

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La pesca:primer paso

Aquí todo es acción y ries-go, f í jense: no l levábamosNADA de cebo, sólo artificia-les y herramientas para aprovi-sionarnos de cebo, por lo tantola aventura era total... Nelson,el marinero, debía tomar sured manual de cerco y perse-guir los bandos de lisas. De ungolpe puede conseguir muchasdocenas, que en la misma redse guardarán para usar comocebo vivo. Pero también pode-mos conseguir cebo de formamás deportiva, como hacíaPatrick pescando a Twitching yyo a spinning... Cuatro sierras(también se les suele llamarmacrobonitos) suponen unadocena de tajadas del mejorcebo que se puede disponer,gracias a sus carnes rojizas ygrasas, pero también entraronlas lisas y en solo media hora elcebo era abundante.

La mar se había retiradounos 20 metros en la zona delpuntal, donde era más plana, y

dos o tres metros frente al“cuartel general”, muy verticaly con un plano bastante incli-nado. El puesto de pesca secentró entre ambos extremos,situando cuatro cañas en unos80 metros de longitud. El marseguía bajando, cada vez elagua era más limpia y los equi-pos de pesca, una hora des-pués de tomar tierra, ya esta-ban a punto para su estreno;de ellos dependería luego eléxito o el fracaso.

Pero... Si el bajo de línea esde acero trenzado; si losanzuelos son desproporciona-dos para una técnica como elsurf-casting; si el plomo pesaentre 100 y 200 gramos; si laración de cebo pesa casi 300gramos y en algunos casos,como se verá en otro artículo,casi medio kilo... ¿Quién escapaz de lanzar? ¿Y la integri-dad de las cañas?

Conviene aclarar que no esnecesario conseguir muchosmetros ya que aquí la longitudapenas tiene importancia por-que el depredador viene abuscar su alimento a la orilla.Además, se puede entrar en el

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� Por fortuna, el daño es mínimo y en pocos minutos vuelven a serlibres.

� La raya vuelve a su medio, totalmente sana y salva.


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agua, siempre cálida y agra-dable, y a la hora de lanzarsimplemente hay que combi-nar la acción de la caña conun impulso inercial, sin presio-nar más allá de la lógica queimpone el propio tacto, el pesodel aparejo y la curvatura dela caña. 40 metros son sufi-cientes, pero si son 30 tampo-co hay que acomplejarse... Siuna barracuda, raya u otropez advierte el cebo, picaráseguro.

Por otro lado, la Collectorestá preparada para lanzarpesos de hasta 250 gramos,aunque la Ocean Master, dise-ñada también por Patrick Sebi-le especialmente para pescasextremas y este archipiélago,tiene una acción de 150 / 400gramos.

¡Cuidado!Hay que reconocer que uno

se transforma aquí. Estás pen-diente de cuatro cañas quepueden darte la sorpresa de tuvida y sin embargo aún quieres

más... Claro, con una caña despinning en la mano, dotadade una buena línea y un pase-ante ¿quién se está quieto?Sobretodo teniendo a Patrick allado, disfrutando de jóvenesbarracudas y carángidos, ade-más de los famosos sierras(Spanish Mackerel). Y es que elmejor señuelo para el bass esaquí el mejor cebo para lospeces citados.

Pero lo que tenía quepasar, pasó; Patrick avisó de lapicada pero como yo luchabacon una barracuda tuvo quesalir en busca de mi caña. 20minutos de intensa lucha y alfinal venció a una bonita rayaguitarra de más de 10 kilos.Por cierto, veo que no fallan ala cita y que me acompañansiempre ya que en cada viaje ycada isla que he visitado handado la cara. Lógicamente,ahora estaba mucho más tran-quilo pues por fin pude haceralgunas de las fotos que pre-tendía. Por lo demás, el Solapretaba lo suyo, las aguas sevolvían cristalinas, la corrientearreciaba hasta el punto de


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� Patrick vence a otra barracuda... Ya nos íbamos pero volvió a “picarme”.

� Al atardecer los brazos ya estaban rotos, y es que estos peces ejer-cen una presión terrible.SOLO

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que era aconsejable no meter-se dentro del agua más allá delas rodillas y el fondo era liso,de arena fina, sin posibilidad

de pérdidas por enganches yenroques, además, ya disponí-amos de cebo en abundanciapara renovar todas las cañas,

que pescaban con trocitos demás o menos el tamaño de unasardina cortada en dos peda-zos.

Disponíamos de varios sie-rras y ahora sí , montamosaparejos más robustos, conanzuelos del 4, 6 y 8/0,


� Las barracudas entraron a todo y durante toda la jornada. � Los aparejos eran variados y esta vez no sufrí una sola pérdida.

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� Patrick y Javier posan con el primer pez de entidad.


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cables de trenzados de 30 y40 libras y plomos ecológicosde 120 a 150 gramos. Refor-zamos la posición de lossoportes y acercamos lascañas hasta el agua, quedan-do junto al gran escalón quedejó la marea, con una incli-nación del 45% en un trozo de3 metros. El escalón seguíadentro del agua, conformandouna zona única, totalmentedesconocida para mi, y por lotanto comenzaba a conside-rarla enigmática hasta el pun-to de olvidarme de Meio aúnsin haber comenzado la fiesta.

En cualquier caso la cañade spinning quedó en unsoporte y puse mucha másatención a las de surf-casting,pero como siempre, me pillódesprevenido. Patrick volvió aclavar una buena barracuda (atwitching, con cucharilla ondu-lante e hilo de 0,25 mm y sincable de acero) y salí corriendopara hacerle algunas fotos...Suerte que era la cámara sub-marina, porque tuve que salirdisparado hacia una de lasCollector y la dejé en tierra.

Pueden creerme; trabajome costó hacer el ángulo parapoder levantar y sacar la cañadel soporte de aluminio, queparecía de mantequilla. El fre-no estaba ajustado casi a lacarga de rotura por lo tanto almenos sabía que el pez estababien clavado, sobretodo alcomprobar en la bobina queen esa primera carrera sehabía llevado casi 100 metrosde hilo además de los 30 o 40del propio lance. Fuese lo quefuese paró de repente al notarmi presión, y se quedó quieto...“Big Raia” decía, Patrick. ¡Sí!posiblemente, ahora vamos a

ver si somos capaces de acer-carla y vencerla para poderliberarla sin daños.

La faena duró 40 minutos ynos dejó los brazos destroza-dos, sobretodo a mi. El animalse levantaba un poco parapoder respirar y al notar susaleteos recuperaba unosmetros, pero cuando forzabadecía que no, que estaba en suterreno y quien mandaba eraella. ¡Y mandaba! La situaciónrequería paciencia, pues lomás importante era, lo crean ono, recuperar el animal total-mente vivo y devolverlo de lamisma forma, aún con elanzuelo en la boca para nohacerle muchos daños.

Finalmente, completamen-te exhaustos (el pez y yo), labatalla acabó. Por fin pudi-mos verla; era una raya deunos 20 kilos, preciosa, muymansa, inofensiva (hay quemantenerse fuera del alcancedel aguijón que tiene en lacola). Ciertamente, inspirabaternura pues sus faccionesinferiores eran casi humanaso espectrales, según se mire,el caso es que nos permitiórealizar una bonita serie foto-gráfica y luego fue devueltatras un corto periodo de recu-peración. Todo resultó bonitoe inolv idable, aunque lomejor estaba por llegar; esosólo fue el principio...

Siguió una gran barracu-da, un par de tiburones azules,varias barracudas más, otrascuantas rayas guitarra, unbuen número de rayas demenor tamaño... El caso es quelas cuatro cañas ya eranmuchas, no dábamos abasto,incluso al liberar un pez y vercómo picaban en otra caña,

lanzaba un bufido, comodiciendo que necesitaba des-canso, beber agua, haceralguna foto, repasar aparejos,etc, hasta que tuve que tomaruna decisión que a la largaresultó acertada.

Dejé una sola caña en elsoporte, bien vigilada, y alre-

dedor, sin retirarme más de 15metros de su lado, pescaba aspinning con la otra, así elintervalo entre picada y picadase hacía menos tedioso. Lasbarracudas eran constantes,así como los sierras, y en lacaña de fondo volvieron a saliralgunas guitarras más, pero la


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� Vean la calidad del entorno. Solo por esto el viaje vale la pena. � Estos trozos ya son capaces de atraer a las grandes rayas manta.

� Javier nos muestra una raya de medida normal. Eran numerosas.

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marea subía a toda prisa y enalgunas zonas amenazaba coninundar el campamento, por lotanto en media hora quedaríatodo cubierto y antes había querecoger... La pesca se acaba-ba, pero los brazos estabanmolidos, rotos, y además elcuerpo pesaba más de normal;el Sol pasaba factura.

AlternativasPatrick no se rinde nunca,

lo he comprobado, y a mi esome motiva muchísmo pueshacía tiempo que no encontra-ba a nadie que me “dieracaña”. Es como era yo cuandotenía 25 años “todo por la pes-

ca y para la pesca”, de ahí quesimpatizáramos. El caso es quecuando ya estábamos exhaus-tos, casi preparados para reco-ger porque físicamente nopodíamos más, Patrick pidió aNelson que fuera desmontandoel campamento y mientras,nosotros, pescaríamos a spin-ning, con una sola caña y con

crank-baits, poppers, pasean-tes, etc.

Yo ya me había cambiadode ropa pues estuve todo el día“chorreando”, dentro delagua, y tenía arena hasta den-tro de los párpados, los oídos yla nariz... Estaba listo paraembarcar y relajarme, conropa limpia y seca, y de pronto

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� Una de las grandes rayas. Cuando sepegan al fondo es imposible despegarlas.


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me vi de nuevo en el agua, lan-zando a donde se unían lascorrientes con un señuelo pase-ante tipo zara spook, el quemás me gustó de los quePatrick me ofreció... Y es queme picó, pues sus capturaseran seguidas. La verdad, elsitio es exageradamente buenopara todo, incluido el spinning,

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y eso que sólo pisé un trozo de100 metros de orilla, siemprede arena, y me quedaron porhacer dos kilómetros más deroca y otros tres de playas...Pero ya se hacía tarde.

Por la cuenta que nos traía,en menos de 30 minutos estabatodo recogido y a bordo, ysegundos después partíamoshacia los arrecifes del norte dela isla Roxe, que nos pillabande camino; allí aún tuvimos unratito bueno, a spinning, cla-vando carpas rojas, barracu-das y carángidos. La penum-bra se dejaba notar y a lolejos, en el horizonte, se vislum-braba la isla de Rubanne, porlo tanto pusimos rumbo a todamáquina con la idea de llegarcon luz natural. No lo conse-guimos, pero tampoco resultócomplicado.

Finalizaba así una jorna-da inolvidable, una jornadaen la que muy posiblementepasaron por mis manos 200 omás kilos de peces, no de pes-cado, ya que las únicas bajasfueron los destinados a cebo yuna carpa roja que nos comi-

mos en carpaccio. Dos doce-nas de rayas pequeñas; una ymedia de barracudas; una det iburones; media de rayasgui tarra; media de jacks yuna gran raya... Ese fue elbalance general, que pelea-mos entre todos.

Pero lo más importante fueampliar los lazos de amistadcon Patrick; cuando vio cómome gustaba la playa me hablóde otro paraíso, aunque loviviríamos más intensamenteya que había que pasar lanoche allí para probar todaslas opciones. Pintaba fenóme-no ya que además en “casa”no me esperaba la familia; laof ic ina y e l t rabajo ya lostenía olvidados (íbamos por elsexto día de vacaciones) y nohabía fútbol, ni tele, ni radioni nadie que reclamara mipresencia en el campamen-to... SOLO PESCA. Por cierto,fue la excursión y la aventuramás exitosa que viví jamás¡Ya hablaremos!. SSPP

Texto y Fotos: Quim, P. Sebile y F. Carrión


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� Esta raya entró en un equipo más ligero y costó lo suyo vencerla.

� Con ropa limpia y seca, aún tuve que volver al agua... Era imposibleresistirse.

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