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CARDOSO, ENTRE FOTOS Y VERSOS EL SINGULAR ARTISTA PACEÑO CREA POESÍA TANTO CON LA PLUMA COMO CON SU LENTE. LAS PROFUNDAS AGUAS DE LA LITERATURA A LO LARGO DE LA HISTORIA, GRANDES NOMBRES SE ASOCIAN CON FICCIONES MARÍTIMAS: EDGAR ALLAN POE, JULIO VERNE, ROBERT LOUIS STEVENSON, EMILIO SALGARI Y JOSEPH CONRAD, ENTRE OTROS, SON QUIENES AHORA CONFORMAN UNA ANTOLOGÍA QUE REÚNE HISTORIAS RELACIONADAS CON EL MAR, SUS MISTERIOS, TRIBULACIONES, PENAS Y ALEGRÍAS. 2 DOMINGO | 21 de diciembre de 2014 | año 6 | N° 264 Aldo Cardoso

La Esquina 21-12-14

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CARDOSO, ENTRE FOTOS Y VERSOS

EL SINGULAR ARTISTA PACEÑO CREA POESÍA TANTO CON LA PLUMA COMO CON SU LENTE.

LAS PROFUNDAS AGUAS DE LA LITERATURA

A LO LARGO DE LA HISTORIA, GRANDES NOMBRES SE ASOCIAN CON FICCIONES MARÍTIMAS: EDGAR ALLAN POE, JULIO VERNE, ROBERT LOUIS STEVENSON, EMILIO SALGARI Y JOSEPH CONRAD, ENTRE OTROS, SON QUIENES AHORA CONFORMAN UNA ANTOLOGÍA QUE REÚNE HISTORIAS RELACIONADAS CON EL MAR, SUS MISTERIOS, TRIBULACIONES, PENAS Y ALEGRÍAS. 2

DOMINGO | 21 de diciembre de 2014 | año 6 | N° 264A

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Siguiendo con su política de inventar libros bellos y que al mismo tiempo atraigan a un público lector general, o al menos no especializado, Alba Editorial propone ahora Relatos del

mar. En lugar de recurrir a un antólogo de pos-tín, como era el caso de Umberto Eco y sus estu-pendas Historias de las tierra y los lugares legen-darios, la editorial ha preferido apoyarse en el nutrido y muy atractivo elenco de escritores de mucha fama y una reconocida vinculación con el mar, como son los casos de Edgar Allan Poe, Jules Verne, Robert Louis Stevenson, Emilio Sal-gari, Joseph Conrad y tantos otros. Pero también los hay que sorprende verlos en tan marinera compañía, como Rainer Marie Rilke o el mis-mísimo Franz Kafka, quien por cierto contribu-ye con un fantástico relato “El cazador Graco” (fantástico en todos los sentidos) pero que sobre todo resulta ser inequívocamente kafkiano.

Aparte de formar, informar y entretener, la selección llevada a cabo por Marta Salís pone de manifiesto una vez más la profunda fascinación y el no menos profundo impacto que el mar ha ejercido desde antiguo en el imaginario popu-lar. Y en el libro se ofrecen numerosas muestras de todo ello: tormentas fragorosas, naufragios y náufragos, buques fantasmas, tesoros hundidos con el barco que los transportaba, tráfico de se-res humanos, piratas, hazañas épicas y lo que quieras. Vemos a Hemingway en la piel de un ca-

zador de tesoros que busca la manera de entrar en un trasatlántico hundido con más de cuatro-cientas personas a bordo (para robar, no porque quiera ayudar); a los habitantes de un pueblo ga-llego que ven aparecer en la playa unas barricas de vino y se apresuran a traer carros porque sa-ben que el mar no tardará en devolver el resto del cargamento de un barco recién naufragado; el dueño de un campo de nabos situado a mu-chos kilómetros del mar y que al ver una maña-na un barco posado sobre su huerto le preocupan más sus nabos que saber cómo ha podido llegar hasta allí tan inesperado intruso. Y hay casos en los que la tensión del relato parece obnubilar el narrador, como le pasa a Baroja en su “Grito en el mar”. El insigne escritor está describiendo el efecto que provocan en un espectador sentado en el borde de un acantilado los asaltos contra las rocas de un mar embravecido; hay una nie-bla que es “como un alma sumida en la triste-za” y caen gotas “como lagrimones que brotan de un corazón oprimido”. Después dirá que “el mar es como una reflexión del alma del hombre; su flujo es su alegría; su reflujo, la tristeza”. Pero en medio, y cuando lleva ya más de una página acumulando adjetivos para reflejar en el exterior el estado de ánimo interior del observador, sin duda llevado por la emoción del momento, dice:

[…] olas que avanzan cautelosas, oscuras, pérfi-das como el alma de la mujer […].

En el curioso relato que cierra el libro, “Apues-tas”, el galés Roald Dahl lo expresa indirecta-mente al describir los efectos de una tormenta sobre el pasaje de un transatlántico. Tras la des-bandada de los más pusilánimes en respuesta a los primeros ataques de las olas, el sobrecargo “echó una mirada de aprobación a los restos de su rebaño, que estaban sentados, tranquilos y complacientes, reflejando en su cara ese extraor-dinario orgullo que los pasajeros parecen tener al ser reconocidos como buenos marineros”.

Ése es el secreto. A todo el mundo le llena de orgullo que lo reconozcan como un buen mari-nero porque ese atributo conlleva necesariamen-te el valor que caracteriza al hombre de mar pero también la sobriedad, la templanza ante el peli-gro, la voluntad de sobreponerse a las situacio-nes más desventajosas y, sobre todo, la concien-cia de que en uno mismo hay algo de los grandes hombres que pueblan el imaginario desde Odi-seo hasta los domingueros al timón de un yate que probablemente luzca en la popa el cartel de “En venta”. Y leyendo el libro produce un innega-ble placer sentir esas emociones marineras tan arraigadas pero cómodamente tumbado en un sofá y con un buen scotch al alcance de la mano.

Relatos del marTORMENTAS, NAUFRAGIOS Y NÁUFRA-GOS, BUQUES FANTASMAS Y OTROS, CONFORMAN ESTA SELECCIÓN.

Javier Fernández de Castro Escritor y periodistaEl Boomeran(g)

DIRECTORAdalid Cabrera Lemuz

EDITOR GENERALJavier Mancilla Luna

EDITOR DE LA ESQUINAMiguel A. Rivera G.

Colaboradores: Víctor MontoyaLuis Mérida CoimbraMarcelo Arduz Ruiz

Diseño: Eusebio Lazo Sumi

Diagramación: Horacio Copa Vargas

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1. El mar se configura como un salvaje escenario para una historia. 2. Los tesoros y sus búsquedas son frecuentes en las historias marítimas.

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huir para este trabajo de las conocidas imáge-nes cinematográficas del mito que están en el imaginario popular: los vampiros elegantes y repeinados como el mencionado Lugosi o el británico Christopher Lee, el repulsivo Nosfe-ratu, de Murnau; o la versión que dirigió Fran-cis Ford Coppola en 1992 protagonizada por Gary Oldman. “A medida que avanzaba en mi trabajo, en la editorial me decían, ‘¿pero no vas a dibujar más cruces y ajos?’ Pues, no. Y tampo-co hay estacas. Además, he preferido no ense-ñar demasiado el rostro del personaje”, subra-ya, por lo que al vampiro se le ve casi siempre de perfil o entre tinieblas. “Es para mantener cierta curiosidad en el lector”.

Lo que sí ha intentado transmitir sin amba-ges “es la desazón y el ambiente malsano del texto original, de una novela que sigue tenien-do vigencia, he querido contar el auténtico Drácula”. Para ello ha empleado mucho el color negro, “más del que suelo usar, para reflejar así la noche y las sombras, y el rojo, que remite a la sangre, además del blanco y el gris”. Todo con el estilo pulcro y elegante que le caracteriza.

El ilustrador explica que en los pasajes del libro que relatan sueños y pesadillas ha “de-jado volar más la imaginación”. Mientras que quizás lo más complicado “de esta tarea tan costosa de acometer” ha sido ilustrar la per-secución final al príncipe de las tinieblas, re-suelta con una doble página en la que un lobo a la carrera alberga en su interior un coche de caballos y una locomotora.

Donde también ha querido dejar su im-pronta Fernando Vicente ha sido a la hora de dibujar a las mujeres protagonistas de esta historia, Mina Murray y Lucy Westenra, mos-tradas con cuerpos marfileños y entre trans-parencias, apetitosas para el monstruo que las quiere poseer. “Y cuanto más cerca están de enamorarse, de caer en los brazos de Drá-cula, más sensuales las he dibujado”.

Manuel Morales El País

El ilustrador Fernando Vicente reco-noce que “no había leído” el clásico que publicó Bram Stoker en 1897. Sus referencias del conde Drácula eran sobre todo cinematográficas.

Este madrileño de 51 años participó en 2012 en una exposición, en A Coruña y Madrid, so-bre el centenario de la muerte de Stoker con una ilustración del escritor irlandés y otra de uno de los dráculas más célebres del cine, Bela Lugosi. Ahí fue cuando la editorial Reino de Cordelia le propuso ilustrar esta novela y entonces se puso a leerla. “Un año, aunque no de continuo”, dice Vicente que necesitó para completar los dibujos de esta bella edición que acaba de ver la luz con la traducción de 1993 de Juan Antonio Molina Foix y un prólo-go del filólogo y poeta Luis Alberto de Cuenca.

Este nuevo Drácula contiene unas 40 imágenes grandes, varias de ellas a doble página, y otras 30 pequeñas, incluidas las siluetas que encabezan cada capítulo. En la cubierta del libro hay dos bocas a punto de besarse con un colmillo blanco asomando en una de ellas. Y de ese roce nace de fondo “un río rojo, de sangre”, describe el autor de la que define como “una portada míni-ma”. Para estar preparado cuando le llegase la inspiración, Vicente fue tomando notas a medida que leía las aventuras del bebedor de sangre y sus enemigos. Así le fueron vi-niendo a la cabeza las imágenes que ha dis-tribuido en las 544 páginas del libro. No te-nía muchos precedentes en el mundo de la ilustración que le sirvieran de referencia, principalmente una versión en cómic reali-zada al óleo por Fernando Fernández. Como escribe De Cuenca en el prólogo: “El mundo de la ilustración no ha mostrado tanto inte-rés por este personaje como el cine”.

Vicente, también pintor y colaborador en El País hace 15 años con sus dibujos, intentó

Hay Drácula más allá de las crucesFERNANDO VICENTE ILUSTRA UNA EDICIÓN DEL CLÁSICO QUE EVITA ALGUNAS IMÁGE-NES ICÓNICAS.

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Aldo Cardoso, artista ardorosoUN RECONOCIMIENTO AL TRABAJO DEL FOTÓGRAFO, GASTRÓNOMO, POETA Y ACTIVISTA CULTURAL BOLIVIANO RADICADO EN ESPAÑA.

Luis Mérida Coimbra Cineasta y poeta [email protected]

FOTOGRAFÍA Y POESÍA

“Medir las cosas con la edad y el tiempo no es algo que me guste mucho, me considero sin edad o de todas las edades.” El artista no quiere medir el tiempo, su arte es

eterno, su esperma también y este trashu-mante es y será un hombre entrañable para todos los que lo conocemos y reconocemos, al fotógrafo, al gastrónomo, al poeta, al ar-tista ardoroso: Aldo Cardoso Subieta. Naci-do en La Paz, Bolivia.

Ser lleno de esplendor poético, pleno de vida en el arte y en la cultura, ser infinito, como el ying y yang que lleva tatuado en su mano de artista, en su mano de inteligen-cia creadora.

Aldo recorrió los mil caminos de la vida, sabedor que el amor es fuerza de energía creadora, que el arte es un sinfín, que vivir y morir son actos creadores, ac-tos libertarios. Él escribe desde España: “yo sé que mi perfil será tranquilo en el musgo de un norte sin ref lejo. / Mercurio de vigilia, / casto espejo donde se quiebre / el pulso de mi estilo”. El hombre vive el saudade del exi-lio, vive una larga vigilia de presencias, regresos y partidas.

Las fotografías de Aldo tienen estirpe guerrera, son concretas en su objetivo, son concepto detenido en la idea, argumento de luces y sombras, belleza sincopada, pre-ferentemente trabaja en blanco y negro, sabe congelar el acto, el instante, el presen-te perpetuo, la sensación enigmática, sabe atrapar a la genia fotográfica.

Cardoso documentó las últimas dos dé-cadas del siglo XX en la Bolivia neoliberal, tiene producido un legado patrimonial fo-tográfico, una memoria histórica de los años 80 y 90; marchas de cocaleros, vigi-lias de la hoja de coca, la Guerra del Agua (donde fue protagonista); personajes his-tóricos, poetas, músicos, fiestas y un etcé-tera interminable.

Cronista fotográfico de su época, ahora reside en España, donde vive, ama y traba-ja junto a su compañera, Sara Vallhonrat, participando permanentemente en expos culturales. Tiene cuatro hijos que le die-

ron la vida: Daniela, Sebastián, Santiago, Eudald. Vive actualmente en Gironella, en la provincia de Barcelona, gozando sus atardeceres junto al río Llobregat, donde ríe, llora, entre vivencias y recuerdos con acentos familiares.

Fundaron hace cuatro años, con Sara, Creativitatarts en Terrassa, un espacio de libertad, propuesta artística y gastronómi-ca, de igual manera su última exposición, Huellas, o Emprenta —en catalán— fue un éxito, la exposición de fotografía y escultu-ra blanda duró tres meses.

Es fundador del colectivo ARTS INSUR-GENTS, al respecto comenta: “Con el más renaciente y más rebelde de los espíritus convoqué hace tres años a formar un co-lectivo de artes, con el concepto de hacer frente al régimen español que nos estaba oprimiendo y robándonos la libertad y libre expresión, un arma poderosa serían las ar-tes como un instrumento para cambiar las maneras tradicionales de protesta y cam-biar las metáforas de la existencia para el bien social, que como buen boliviano insis-tía en sacar el guerrillero para combatir al enemigo, así creamos ARTS INSURGENTS”.

Aldo siente con intensidad, es un ser dotado de infinita sensibilidad y destreza mental creadora, en cada acto, a cada ins-tante, en todo momento le sale el artista: fotografía, dibuja, pinta, crea, ríe y jode como muchacho que lleva adentro.

Sabe escribir con frescor de poeta, halla situaciones de belleza espiritual “…si la ye-

dra y el frescor del hilo fue,…/ mi perfil en la are-na será / un viejo silencio sin rubor de cocodrilo”.

Sus fotografías marcan época y se dife-rencian por su limpieza, sus formas, siem-pre diferente su iluminación, fotos con ideas, belleza conceptual; no practica truca-je en el revelado, encuentra instantes foto-gráficos que destruyen la tediosa realidad, palpa la supra realidad, el meta-lenguaje, nos presenta al exquisito cadáver vivo del surrealismo.

Continúa: “y aunque nunca tendrá sabor de llama / mi lengua de palomas ateridas /si no de-sierto / gusto de retama, / libre signo de normas

oprimidas / seré en el cuello de la yerta rama / y en el sin fin de dalias doloridas”.

Aldo como el colibrí retornará envuelto de flores, de pétalos, de néctares, de vida creativa. De sal del mar. De amar Gironella, pueblo enclavado cerca del Mar Mediterrá-neo en la Barcelona catalana.

Aldo es un poema y un poeta, su palabra es viva, vivida; llameante, alegre, postrera: “Tengo pena de ser en esta orilla / tronco sin ra-mas; / y lo que más siento / es no tener la flor, / pulpa o arcilla, / para el gusano de mi sufrimien-to…”. Lirios vivos para mi hermano alado Aldo Cardoso.

1. Un paisaje atrapado por Cardoso.2. El artista juega con la óptica de diversos objetos para lograr imágenes atrayentes.3. Cardoso, el creador paceño.4. El montaje de una de sus muestras.5. Un juego de revelado permite crear esta imagen.

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Aldo Cardoso, artista ardorosoUN RECONOCIMIENTO AL TRABAJO DEL FOTÓGRAFO, GASTRÓNOMO, POETA Y ACTIVISTA CULTURAL BOLIVIANO RADICADO EN ESPAÑA.

Luis Mérida Coimbra Cineasta y poeta [email protected]

FOTOGRAFÍA Y POESÍA

“Medir las cosas con la edad y el tiempo no es algo que me guste mucho, me considero sin edad o de todas las edades.” El artista no quiere medir el tiempo, su arte es

eterno, su esperma también y este trashu-mante es y será un hombre entrañable para todos los que lo conocemos y reconocemos, al fotógrafo, al gastrónomo, al poeta, al ar-tista ardoroso: Aldo Cardoso Subieta. Naci-do en La Paz, Bolivia.

Ser lleno de esplendor poético, pleno de vida en el arte y en la cultura, ser infinito, como el ying y yang que lleva tatuado en su mano de artista, en su mano de inteligen-cia creadora.

Aldo recorrió los mil caminos de la vida, sabedor que el amor es fuerza de energía creadora, que el arte es un sinfín, que vivir y morir son actos creadores, ac-tos libertarios. Él escribe desde España: “yo sé que mi perfil será tranquilo en el musgo de un norte sin ref lejo. / Mercurio de vigilia, / casto espejo donde se quiebre / el pulso de mi estilo”. El hombre vive el saudade del exi-lio, vive una larga vigilia de presencias, regresos y partidas.

Las fotografías de Aldo tienen estirpe guerrera, son concretas en su objetivo, son concepto detenido en la idea, argumento de luces y sombras, belleza sincopada, pre-ferentemente trabaja en blanco y negro, sabe congelar el acto, el instante, el presen-te perpetuo, la sensación enigmática, sabe atrapar a la genia fotográfica.

Cardoso documentó las últimas dos dé-cadas del siglo XX en la Bolivia neoliberal, tiene producido un legado patrimonial fo-tográfico, una memoria histórica de los años 80 y 90; marchas de cocaleros, vigi-lias de la hoja de coca, la Guerra del Agua (donde fue protagonista); personajes his-tóricos, poetas, músicos, fiestas y un etcé-tera interminable.

Cronista fotográfico de su época, ahora reside en España, donde vive, ama y traba-ja junto a su compañera, Sara Vallhonrat, participando permanentemente en expos culturales. Tiene cuatro hijos que le die-

ron la vida: Daniela, Sebastián, Santiago, Eudald. Vive actualmente en Gironella, en la provincia de Barcelona, gozando sus atardeceres junto al río Llobregat, donde ríe, llora, entre vivencias y recuerdos con acentos familiares.

Fundaron hace cuatro años, con Sara, Creativitatarts en Terrassa, un espacio de libertad, propuesta artística y gastronómi-ca, de igual manera su última exposición, Huellas, o Emprenta —en catalán— fue un éxito, la exposición de fotografía y escultu-ra blanda duró tres meses.

Es fundador del colectivo ARTS INSUR-GENTS, al respecto comenta: “Con el más renaciente y más rebelde de los espíritus convoqué hace tres años a formar un co-lectivo de artes, con el concepto de hacer frente al régimen español que nos estaba oprimiendo y robándonos la libertad y libre expresión, un arma poderosa serían las ar-tes como un instrumento para cambiar las maneras tradicionales de protesta y cam-biar las metáforas de la existencia para el bien social, que como buen boliviano insis-tía en sacar el guerrillero para combatir al enemigo, así creamos ARTS INSURGENTS”.

Aldo siente con intensidad, es un ser dotado de infinita sensibilidad y destreza mental creadora, en cada acto, a cada ins-tante, en todo momento le sale el artista: fotografía, dibuja, pinta, crea, ríe y jode como muchacho que lleva adentro.

Sabe escribir con frescor de poeta, halla situaciones de belleza espiritual “…si la ye-

dra y el frescor del hilo fue,…/ mi perfil en la are-na será / un viejo silencio sin rubor de cocodrilo”.

Sus fotografías marcan época y se dife-rencian por su limpieza, sus formas, siem-pre diferente su iluminación, fotos con ideas, belleza conceptual; no practica truca-je en el revelado, encuentra instantes foto-gráficos que destruyen la tediosa realidad, palpa la supra realidad, el meta-lenguaje, nos presenta al exquisito cadáver vivo del surrealismo.

Continúa: “y aunque nunca tendrá sabor de llama / mi lengua de palomas ateridas /si no de-sierto / gusto de retama, / libre signo de normas

oprimidas / seré en el cuello de la yerta rama / y en el sin fin de dalias doloridas”.

Aldo como el colibrí retornará envuelto de flores, de pétalos, de néctares, de vida creativa. De sal del mar. De amar Gironella, pueblo enclavado cerca del Mar Mediterrá-neo en la Barcelona catalana.

Aldo es un poema y un poeta, su palabra es viva, vivida; llameante, alegre, postrera: “Tengo pena de ser en esta orilla / tronco sin ra-mas; / y lo que más siento / es no tener la flor, / pulpa o arcilla, / para el gusano de mi sufrimien-to…”. Lirios vivos para mi hermano alado Aldo Cardoso.

1. Un paisaje atrapado por Cardoso.2. El artista juega con la óptica de diversos objetos para lograr imágenes atrayentes.3. Cardoso, el creador paceño.4. El montaje de una de sus muestras.5. Un juego de revelado permite crear esta imagen.

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Las calles están en su quietud desea-ble. Son más tranquilas que en otros tiempos, más frías que en el día, por supuesto. El abrigo y un cigarro la ayudan a combatir esta agresión-ca-

ricia que mientras más avanzan las maneci-llas del reloj recrudece.

El frío eleva su cabello y, ayudado de los faro-les, dibuja una silueta en el asfalto, asemejadas a una extensa planicie en medio del desierto.

Mientras escucha el sonido de sus tacones en el asfalto, recuerda el poema que leyó la otra noche, sentada en el único sector ilumi-nado de su habitación…

“Una noche en una calle bajo la lluvia en lo alto

de la ciudad oscuracon el ruido a lo lejoses seguro que suspiraráyo suspiraré…”En lo alto de la ciudad oscura, lo tituló

Jaime Saenz. En cada verso, el poeta paceño transmitió un sentimiento incomparable….

“Me cortaré una mano por cada suspiro suyo me

sacaré un ojo por cada sonrisa suyame moriré una vez dos veces tres veces cuatroveces mil veceshasta morir en sus labioscon un serrucho me cortaré las costillas

para entregarle, mi corazóncon una aguja sacaré a relucir mi mejor

alma paradarle una sorpresalos viernes por la tardecon el aire de la noche cantando una can-

ción mepropongo vivir trescientos añosen su hermosa compañía”.Saenz nació en La Paz, la cuna e inspiración

de sus obras. María Montserrat Fernández, es-cribió en el libro El poeta y la crítica que “con la obra de Jaime Saenz, alejarse de un mito ur-bano es tarea ardua y desafiante. Para muchos, la obra de Saenz vino siempre precedida de leyenda, alcohol, noche y otros misterios que poco nos dejaban acercarnos a la obra en sí”.

En efecto, muchos que reivindican haber conocido las letras de Saenz se crean una ima-ginación de lo gótico, de la noche, de las bebi-das y el desenfreno. Pero no lo es. En cada ver-so del vate paceño carga la vida que tuvo con la alemana Erika Kessberg a quien conoció cuando trabajaba en la Embajada de Estados Unidos, hacia 1943. Se casó con ella y fruto de

su amor en 1946 nació su primer hijo que sólo vivió tres días, recuerda Elías Blanco.

Dos años después nació Yourlaine, el 9 de septiembre de 1947. La niña estuvo sólo un año con su padre, antes de que Erika lo aban-done y se la lleve a Alemania en 1949.

“Tal vez aquel abandono provocó que hacia 1950, Saenz protagonice un intento de suici-dio. Silvia Mercedes Ávila dijo: ‘recuerdo que me vino a buscar la tía Esther, porque Jaime se había cortado las venas; querían que al-guien de la casa vaya -mi papá, mi mamá- (An-tonio Ávila y Laura Villanueva) me llevaron, porque sólo yo estaba. Tenía un abrigo celeste, me ensangrentó todo, pero después ya se hizo curar... fue más o menos el año 50’”.

Hacia 1968, según anota Saenz en su libro La piedra imán, recibe una carta de su hija Yourlaine y de su esposa Erika, después de 20 años de no tener contacto alguno. “Lo malo es que mi hija -dice Saenz– me escribía en alemán, pues no sabía una palabra de caste-llano. La Erika recordaba los tiempos idos; y lo hacía con no sé qué encanto, no desprovis-to de cierta amargura”.

La calle y SaenzSAENZ TIENE ENTRE SUS FUEN-TES A SU HISTORIA FAMILIAR, MÁS ALLÁ DE LO OSCURO O BOHEMIO.

Juan Cori Ch.Periodista

LA PIEDRA IMÁN - JAIME SAENZ (1921-1986)

XXV

Vuelvo de años.

Ya todo lo había olvidado, ya nada

recordaba.

Y he aquí que ahora las cosas vuelven a ser

los de antes, y ya todo lo recuerdo;

viendo las calles, viendo el cielo, viendo el

perfil de la montaña;

oyendo el viento, oyendo las voces;

mirando tantas cosas

y viendo que me reciben.

Hay unos cuartos vacíos y lóbregos que

invitan a la meditación y al suicidio, con

puertas angostas y con tumbados invisibles.

Hay un patio empedrado, en el que se

mira la noche, y en el que yacen los restos

de un desconocido.

Hay una retama, descolorida y marchita,

con una sombra de misterio, y con un olor

de agua que seduce.

Hay una pila de bronce, que se electrifica

ante la presencia de los muertos, y que se

brinda a cautelosos dolientes, quienes la

utilizan para lavar a sus muertos,

Hay un zaguán tortuoso y oscuro, que

resuena con mis pasos en el eco, y que se

diría no termina nunca.

En un recodo, al final del zaguán, hay un

hueco, que se abre a un tenebroso vacío,

del que ascienden espesos vapores.

Nada ha cambiado.

Ni el aire de la ciudad, ni el color del río.

Ni la oscuridad de la noche, ni el

resplandor del crepúsculo.

Nada ha cambiado; y sin embargo,

extrañamente todo ha cambiado

—y al mismo tiempo, todo se está.

Y es ésta una gran verdad: todo se está.

Me basta mirar la piel que envuelve mis

huesos, o la tela que cubre mi carne, para

convencerme de que todo se está.

La sangre que corre en mis venas guarda

un mundo ya olvidado, y me lo recuerda.

Pues todo se está.

(La piedra imán, 1981)

1. El eterno Saenz.2. Tapa de La piedra imán.

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Otra vez se acerca la Navidad, con su lujo y sus luces en medio de la oscuridad. Otra vez los regalos empaquetados en las vitrinas de los comercios de la ciudad. Otra

vez el árbol navideño, cuya presencia es tan importante como la de Papá Noel, pues nos re-cuerda que ya es tiempo de consumir lo que los negociantes ofrecen a nombre de los Re-yes Magos, quienes, guiados por la estrella del oriente, acudieron hacia el establo de Belén, donde nació el redentor por obra y gracia di-vina. Los Reyes Magos, según cuenta la tradi-ción, llevaron obsequios para el hijo del Se-ñor, a diferencia de los comerciantes de hoy, que aprendieron el arte de escurrirnos los bol-sillos con la misma destreza de los fariseos de hace más de 2000 años.

Pero en este espacio no tengo la intención de referirme a los mercaderes de la sociedad cada vez más globalizada y neoliberal, sino al árbol navideño y a los árboles que tienen cier-ta fama en la historia universal. Así, debajo de un árbol se ahorcó Judas después de vender a Cristo por treinta monedas y debajo de un ár-bol perdimos el Paraíso terrenal; debajo de un árbol descubrió Newton la ley de la gravedad y salió Buda del sobaco de su madre; debajo de un árbol aguardaba el vellocino de oro a los ar-gonautas de la mitología griega y debajo de un árbol lloró Hernán Cortés su derrota después de la Noche Triste. Cuando Cortés volvió a Te-nochtitlán, junto a la india Malinche, su in-térprete y amante, se enfrentó a los guerreros de Cuauhtémoc, el último emperador azteca, quien, derrotado y hecho prisionero, se negó a revelar dónde se encontraba el tesoro real. Los conquistadores lo sometieron a torturas, pero él soportó el suplicio con increíble serenidad. Fue llevado a una lejana selva tropical, donde le quemaron los pies y lo colgaron de un árbol.

Otro árbol histórico es el de “las hadas”, vie-ja encina francesa, a cuya sombra jugaba de

niña Juana de Arco, la heroína que luchó por salvar a su país del yugo inglés. Pero abando-nada en Compiegne, tal vez traicionada por los suyos, cayó en poder de sus enemigos, quienes la declararon culpable de herejías y la conde-naron a arder como antorcha en la plaza del mercado viejo de Ruán. El árbol de “las hadas” está situado en Domremy-la-Puelle, la aldea donde nació la famosa “doncella de Orleáns”, quien, a pesar del calvario que le tocó vivir, fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920.

La higuera es muy buena para protegerse del sol, pero es peligroso quedarse dormido debajo de ella. Su sombra actúa sobre el sue-ño de un modo mágico y es capaz de trocar en loco al pensador más cuerdo. Esto le ocurrió a Maupassant cuando buscó refugio a la sombra de una higuera con la intención de escribir un cuento corto, cortísimo. La escuelita donde fue asesinado el legendario Che Guevara, allá en el sudeste boliviano, se llama también La Higuera como el árbol que le dio nombre a esa región hoy convertida en atracción turística.

En la India, según cuenta la leyenda, el ár-bol cosmogónico es el dios Brahma, del cual salieron el cielo y la tierra, y los otros dioses a quienes se los considera ramas suyas. En ese mismo país, bajo el follaje de un árbol, que es

el testigo mudo de los amores y desamores de los corazones violentamente apasionados, se enamoró Octavio Paz de su mujer de origen francés y corazón mexicano. Pero el árbol más mentado es el árbol genealógico, en cuyas ra-mificaciones, ordenadas cronológicamente, aparecen los miembros descendientes de la sa-grada familia, un árbol simbólico que acuñó el refrán: “de tal tronco, tal astilla”, para aludir al hijo parecido a su progenitor en las virtudes y los defectos.

El manzano, según explica el Génesis bíbli-co, es el árbol del fruto prohibido y el árbol de la vida, el árbol de la ciencia del bien y el mal, el que, con propiedad natural o sobrenatural de prolongar la existencia humana, puso Dios en el Jardín del Edén. Empero, el árbol navideño es el más famoso de todos, incluso más famoso que el árbol de la cruz, donde fue crucificado Cristo, y más famoso que el árbol genealógico.

Se cree que el llamado “árbol de Navidad” existía ya como tradición mucho antes del na-cimiento de Cristo. En algunos pueblos, para celebrar el solsticio de invierno, se talaban ra-mas verdes en las noches heladas como medios de protección y magia, y también para la evoca-ción del verano. En todas las culturas y religio-nes, el árbol eternamente verde fue considera-do la morada de los dioses y, a la vez, un símbolo de la vida, la fertilidad y el crecimiento.

La costumbre cristiana de poner un árbol navideño surgió en Alsacia y Selva Negra, aproximadamente el año 1509. Martín Lute-ro y los protestantes fueron los primeros en declararlo símbolo de la Navidad. Después se hizo presente en las iglesias católicas y vivien-das hacia fines del siglo XIX. El árbol navide-

ño simboliza el árbol del Paraíso, del cual cuelgan, de un modo figurativo, todos los

frutos de la vida.Con el transcurso del tiem-po, el árbol navideño, que no

es forestal, frutal ni medi-cinal, se convirtió en el símbolo de la sociedad de consumo, donde no faltan quienes lo usan como un amuleto de prosperidad, como si un abeto artificial, adorna-do con profusión de cin-

tas, luces y regalos, fue-se una garantía contra las

calamidades que azotan a la humanidad; cuando en reali-dad, el árbol navideño es un simple objeto comercial que todos los años se debe armar,

desarmar y guardar.

A propósito del árbol de NavidadEN MUCHOS EVENTOS HISTÓRICOS (REALES O FICTI-CIOS), UN ÁRBOL SUELE TENER CIERTA PARTICIPACIÓN.

Víctor Montoya Escritor y pedagogo

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Page 8: La Esquina 21-12-14

8 Domingo 21 de diciembre de 2014

La palabra proviene del latín Nativi-tas, referida a la natividad del llama-do Niño Dios, es decir Jesús, que lue-go de la crucifixión asume el nombre de Cristo, o mejor Jesucristo. En rea-

lidad no se sabe con precisión el año del na-cimiento del Redentor y menos aún el mes o el día. Con la aprobación del calendario Cris-tiano, se suponía que comenzaba con su naci-miento en el humilde pesebre de Belén, seña-lado como el primer día del año, sin embargo la fecha se la trasladó al día 25 de diciembre desde el año 350, cuando a una corriente ecle-siástica romana se le ocurrió festejarla ese día.

Para aquellos que mantuvieron la tradición de festejarla apegada al Año Nuevo, al llegar el 2000 tropezaron con el inconveniente de tener que celebrarlo recién al año siguiente, pues en la época en que naciera Jesús no se hallaba entre la numeración romana el núme-ro ‘0’, introducido más adelante en el mundo antiguo por los pueblos árabes.

Con frecuencia, se comete el error de nom-brar a la festividad como Pascuas de Navidad. Lo cierto es que la Pascua celebra la resurrección de Cristo, cuando se acostumbra a pintar hue-vos rellenos de chocolate o dulces, que se escon-den en diferentes lugares de la casa para que ilusionados los niños los busquen. No obstante, adquiere cierta validez la metáfora al significar el renacer de la luz que alumbra al mundo.

Normalmente, empieza en Noche Buena y se extiende hasta el 6 de enero, cuando se re-cuerda la visita de los Reyes Magos portando re-galos para el Niño, dándose la costumbre en al-gunos países europeos de realizar la entrega de regalos ese día y no el 25 de diciembre, como es tradición entre los países latinoamericanos.

El Guiness de la Navidad más larga del mun-do, lo lleva Tarija al prolongarse hasta inicios de carnaval, cuando se saca al Niño Dios a pa-sear por las calles al compás de bombos y que-nillas, participando la niñez y adolescencia con “adoraciones” y “trensados”. Durante todo ese tiempo, el tráfico vehicular se interrumpe con frecuencia para dar paso a las procesiones.

Uno de los personajes centrales de la Navi-dad es Papa Noel. En el orbe infantil, se supo-ne que llega volando en un trineo jalado por cervatillos, acompañado con música de cam-

panillas y su característico ¡Jo, jo, jóóó!, por-tando los juguetes que los niños le piden en cartitas desde diferentes partes del mundo.

Aunque algunos niños se pudieran resentir, hay que aclarar que aquella imagen de este bo-nachón personaje, de cachetes sonrojados, ves-tido íntegramente de rojo, de blonda cabellera, bigotes y barbas blancas, que se introduce fur-tivo por las chimeneas de las casas, para depo-sitar los regalos a los pies del arbolito sin que nadie lo vea, es un invento de una campaña de la Coca Cola promovida en 1931 para incre-mentar las ventas de fin de año.

Aunque lo anterior no parece incomodar a los niños, con tal que la Navidad les siga tra-yendo sus regalos como antes, en contrapar-tida hay que mencionar que Santa Claus no es un personaje de ficción, como podrán su-poner los incrédulos mayores, de poca fe. El primer Noel de carne y hueso, siendo Obispo en Rusia se convirtió en el santo más popular entre los pobres: San Nicolás. Adoraba a los más pequeños y desamparados, iniciando la bondadosa costumbre de colmarlos de regalos en la Noche Buena.

Ésta es, más o menos, la historia sobre el ori-gen del famoso Papá Noel, que la imaginación popular rodearía con otros atributos, creando el estereotipo del consumismo a nivel mun-dial, con el cual el único parecido que guarda es el color de la vestimenta papal. Además, si nos atenemos a la austeridad que el original os-tentara en vida, es de suponer que tenía el cin-turón más corto y menos grueso que los Noeles de nuestro tiempo, con pinta de andar comien-do pavos rellenos durante todo el año…

Otras costumbres navideñas europeas tam-bién se inspiran en leyendas provenientes del Viejo Mundo. Los latinoamericanos, tan aficio-nados como somos a la imitación, solamente porque la Navidad transcurre en el Hemisfe-rio Norte en el más crudo invierno, enviamos postales con trineos arrastrados por “Bambis”, copiamos canciones al pié de la letra, arbolitos con nieve, copos de nieve y hasta muñecos de nieve; mientras que por estos lares las golon-drinas siguen anidando en verano.

Retornando a lo sucedido a inicios del Tercer Milenio de la era cristiana, se puede afirmar que algo similar acontecería en lo relativo a los cálculos que se hicieron so-bre el final del calendario maya, cuando el fatídico 2012 transcurrió calmadamente al siguiente año, sin que nadie lleve apunte siquiera de las calamidades anunciadas por los agoreros.

Más cautos que ellos, en lugar de acatar la convocatoria lanzada en torno al llamado “fin del mundo”, durante el presente año el Consejo de Amautas del Tawantinsuyo optó por centrar toda su atención en la apertura de un nuevo ciclo de luz para la humanidad, recibiendo en la Isla del Sol el próximo 21 de diciembre los primeros destellos del solsticio de verano a orillas del Lago Sagrado,

La nueva Era bautizada como la del retorno de Tunupa, alude al Cristo andino que luego de ser crucificado a orillas del Titicaca fuera amarrado a una balsa de totora para echarlo a las aguas del lago, y la leyenda cuenta que en el momento en que iba a chocar contra un farallón, abrió el cauce del río Desaguadero marchándose por él con la promesa de retor-nar pasados los siglos.

Que en estas Navidades, una luz de esperan-za brote en los corazones de los hombres y mu-jeres de buena voluntad, para iniciar un nuevo ciclo de paz y comprensión universales...

Etimologías y algo más: NavidadCADA REGIÓN CREA, ADOPTA Y MOLDEA ELEMENTOS Y FORMAS DE CELEBRAR ESTA FESTIVIDAD.

Marcelo Arduz RuizEscritor

Una clásica imagen del Viejo pascuero.

N. del E. La voz Etimología, proviene del griego Etumos: verdadero y Logos: tratado, es decir el estu-dio que se ocupa de desentrañar el origen y significa-do de las palabras. Como las palabras no tienen ca-rácter inmutable, en diversas épocas la tradición les transfiere variables, en algunos casos motivados por la casualidad o, lo que es peor, el error mismo. De ahí que resulte curioso e interesante advertir las connota-ciones que a través del devenir del tiempo va experi-mentando el significado de las palabras…

Bajo tal premisa, el escritor y académico Marce-lo Arduz Ruiz, quien mantenía en la prensa nacio-nal una columna de etimologías bajo el epígrafe de Curiosidades en el lenguaje, retomará esta activi-dad, semanalmente, en este suplemento.

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