20
LA LITERATURA PICARESCA D E L S I G L O X V I I ¿ U N A N A R R A T I V A R E F O R M I S T A ? La novela picaresca de la primera mitad del siglo xvii difícilmente puede ser comprendida si no se atiende a su situación contextual, ya que se produce en un período de crisis. En este sentido, comparto la idea de Michel Cavillac respecto a que es conveniente restituir esta narrativa "à son historicité qui l'immerge dans la dégradation des idéaux aristocratiques et la crise d'un capitalisme marchand victime de sa précocité" 1 . Después de haber contado con una economía mercantil próspe- ra en casi todo el siglo xvi, se produjo lo que Pierre Chaunu llama "la inversión de la tendencia" 2 . La situación caótica y deficitaria que atravesaba la corona española, su dependencia acusada de los ban- queros genoveses y luego de los portugueses, el "régimen de trampa adelante" 3 , la proliferación de la mendicidad, una industria nacional pobre y un comercio exterior cada vez más dominado por los extran- jeros, la inflación, la desmedida acuñación de moneda de vellón, la disminución demográfica, el auge de la especulación cambiaría y la inversión improductiva, multiplicó, entre 1600 y 1640, la elabora- ción de obras encaminadas a emprender una reforma general de la sociedad. Las nuevas propuestas económicas, morales y políticas, im- plicaban un cambio radical que incluía una crítica a los valores del estamento dominante. La picaresca, en su conjunto, se hace portado- ra de las ideas reformadoras, pues nadie mejor que el picaro —como el gracioso en el caso del teatro—, carente de valores y compromisos, para censurar los vicios sociales. Esto, desde luego, no significa que asumamos que los autores de dichas novelas fueran reformistas, sino 1 Gueux et marchands dans le Guzmán deAlfarache (1599-1604), Université de Bor- deaux, Bordeaux, 1983 p. 40; véase una idea similar en MICHEL ZÉRAFFA, Roman et so- ciété, 2 ÈME éd., PUF, Paris, 1976, p. 12. 2 Sevilla y America. Siglos xwy xwi, Universidad, Sevilla, 1983, p. 269. 3 RAMÓN GARANDE, "El crédito de Castilla en el precio de la política imperial", Otros siete estudios de historia de España, Ariel, Barcelona, 1978, p . 5 9 . NRFH, LII (2004), núm. 1, 153-171

LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

  • Upload
    others

  • View
    3

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

L A L I T E R A T U R A P I C A R E S C A D E L S I G L O X V I I ¿ U N A N A R R A T I V A R E F O R M I S T A ?

L a novela picaresca de la p r i m e r a mi tad de l siglo xvi i difícilmente puede ser c o m p r e n d i d a si no se atiende a su situación contextual , ya que se produce en u n per íodo de crisis. E n este sentido, comparto la i dea de M i c h e l Cavil lac respecto a que es conveniente restituir esta narrativa "à son historicité q u i l ' immerge dans la dégradation des idéaux aristocratiques et la crise d ' u n capitalisme m a r c h a n d victime de sa précocité" 1 .

Después de haber contado c o n u n a economía mercant i l próspe­ra e n casi todo el siglo xvi , se produjo lo que Pierre C h a u n u l lama " la inversión de la tendenc ia" 2 . L a situación caótica y deficitaria que atravesaba la corona española, su dependenc ia acusada de los ban­queros genoveses y luego de los portugueses, e l "régimen de trampa adelante" 3 , la proliferación de la mend i c idad , u n a industr ia nac ional pobre y u n comercio exterior cada vez más d o m i n a d o por los extran­jeros , la inflación, la desmedida acuñación de m o n e d a de vellón, la disminución demográfica, e l auge de la especulación cambiaría y la inversión improduct iva , multiplicó, entre 1600 y 1640, la elabora­ción de obras encaminadas a emprender u n a re forma general de la sociedad. Las nuevas propuestas económicas, morales y políticas, i m ­p l i caban u n cambio radical que incluía u n a crítica a los valores de l estamento dominante . L a picaresca, en su conjunto, se hace portado­ra de las ideas reformadoras, pues nadie mejor que el picaro —como el gracioso en el caso de l teatro—, carente de valores y compromisos , para censurar los vicios sociales. Esto, desde luego, no significa que asumamos que los autores de dichas novelas fueran reformistas, sino

1 Gueux et marchands dans le Guzmán deAlfarache (1599-1604), Université de B o r ­d e a u x , B o r d e a u x , 1 9 8 3 p. 4 0 ; véase u n a i d e a s i m i l a r e n M I C H E L ZÉRAFFA, Roman et so­ciété, 2 È M E éd. , P U F , Par is , 1 9 7 6 , p. 12 .

2 Sevilla y America. Siglos xwy xwi, U n i v e r s i d a d , Sevi l la , 1 9 8 3 , p. 2 6 9 . 3 R A M Ó N GARANDE, " E l crédito de C a s t i l l a e n e l p r e c i o de l a política i m p e r i a l " ,

Otros siete estudios de historia de España, A r i e l , B a r c e l o n a , 1 9 7 8 , p . 5 9 .

NRFH, LII (2004), núm. 1, 153-171

Page 2: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

154 Y S L A C A M P B E L L NRFH, LII

que tales ideas se filtran en los textos manifestando la evolución de las mentalidades en la Península.

L a distinción de la nobleza como estamento dominante dependió, en sus orígenes, de su participación mil itar, de ahí que en las Siete Par­tidas e l h o n o r fuera el resultado de los hechos heroicos y el valor perso­nal . E n su lugar surgió u n a aristocracia cortesana ociosa, cuyo honor se vinculaba al linaje, es decir, a la l impieza de sangre y al recuerdo de las hazañas de los antepasados, y la riqueza. Afirmaciones como la de J u a n de A r a n d a : "en el oro qétá ya toda la h o n r a " 4 , son comunes en la épo­ca. De acuerdo con Bernabé M o r e n o de Vargas, la idea de "no auer más de dos linages en el m u n d o , que son ricos y pobres.. ." 5 es muy común. E l surgimiento y desarrollo de u n a economía monetaria trajo como consecuencia que el prestigio social estuviera ligado a la riqueza y, con ello, a u n sentido pro fundo del h o n o r exterior.

E l hecho de asumir personalidades postizas nobiliarias, la estafa de h o n r a que se presenta en la narrativa picaresca permite ver este aspec­to de la nobleza: Pablos 6 se hace pasar por caballero; Teresa de Manza­nares 7 se finge hija de u n rico capitán, E l e n a 8 desempeña el papel de dama para estafar, y de Trapaza se dice: " E n cuanto a seguir los modos caballerescos, lo hizo nuestrojoven tan b ien con su buen despejo, que, no le conociendo proceder de tan humi lde gente, le tuviera cualquie­ra por u n ilustre caballero, procedido de otros tales" 9 .

Basta, pues, la vestimenta y cierto comportamiento , ambos aspec­tos externos, para aparentar nobleza. Los bienes son imprescindibles para el linaje y la reputación, de lo contrario se cae en la deshonra: h o n o r y d inero son inseparables. E n el Guzmán se expresa:

M i r a cuántos buenos están arr inconados , cuántos hábitos de Santiago, Calatrava y Alcántara, cosidos c o n h i l o b lanco y otros muchos de la enve­j e c i d a nob leza de Laín Calvo y Ñuño Rasura tropel lados. D i m e : ¿quién les d a l a h o n r a a los unos que a los otros quita? E l más o menos t e n e r 1 0 .

4 Lugares comvnes de conceptos, dichos y sentencias en diuersas materias, M a d r i d , 1613, f. 165 ( B N M a d r i d , R. 4481) .

5 Discvrsos de la nobleza de España, M a d r i d , 1622, f. 49v. ( B N M a d r i d , R. 10994) . 6 FRANCISCO DE Q U E V E D O , El Buscón, ed . P . J a u r a l d e P o u , Casta l ia , M a d r i d , 1990.

E n ade lante , c i to p o r EB, seguido de n ú m e r o de página. 7 A L O N S O DE CASTILLO SOLÓRZANO, La niña de los embustes, Teresa de Manzanares, e n

Picaresca femenina, ed . A . Rey Hazas , P l a z a & Janes , B a r c e l o n a , 1986. E n ade lante , TM, seguido de n ú m e r o de página.

8 A L O N S O JERÓNIMO DE SALAS BARBADILLO, La hija de Celestina, e n Picaresca femenina, ed . cit . E n ade lante , LhC, seguido de n ú m e r o de página.

9 A L O N S O DE CASTILLO SOLÓRZANO, Aventuras del bachiller Trapaza, quinta esencia de embusteros y maestros de embelecadores, e n La novela picaresca española, ed . A . V a l b u e n a Prat , P r o m o c i ó n y E d i c i o n e s , M a d r i d , 1980, p. 143. E n adelante , AbT, seguido de nú­m e r o de página.

1 0 M A T E O A L E M Á N , Guzmán de Alfarache, ed . S . G i l i Gaya , Espasa-Calpe , M a d r i d , 1971, t. 2, p . 45 (5 ts.). E n ade lante , GA, seguido de t o m o y n ú m e r o de página.

Page 3: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

NRFH, LII L I T E R A T U R A P I C A R E S C A D E L X V I I 155

E n La picara Justina se señala "que la codic ia de d inero es m o n ­donguera y hace morci l las de sangre de toda broza, po r ser toda de u n c o l o r " 1 1 ; y concluye: " E n resolución, el arancel con que hoy se m i ­d e n las cualidades y partes humanas es el d inero " {LpJ, p. 448). Amén de que las afirmaciones en este sentido sean numerosas, tam­bién encontramos personajes que permi ten ver d i cha valoración social. Cuatro casos de nobles sin d inero y la actitud de la sociedad son bastante ilustrativos: d o n T o r i b i o , h idalgo de portante en el Bus­cón, el C o n d e de las Legumbres en La garduña12, d o n Tomé en Tra­paza y Estebanil lo González 1 3 . Dice d o n T o r i b i o :

V e me aquí vuestra m e r c e d u n h i d a l g o h e c h o y d e r e c h o , de casa de solar montañés que si c o m o sustento l a nob leza me sustentara, n o h u ­b i e ra más que ped i r . Pero ya, señor l i cenc iado , s in p a n y carne n o se sustenta b u e n a sangre, y p o r l a miser i c o rd ia de Dios todos la t i enen co­lorada , y n o puede ser hi jo de algo e l que n o tiene nada . Y a he caído en la cuenta de las ejecutorias después que, hallándome e n ayunas u n día, no me qu i s i e ron dar sobre e l la e n u n b o d e g ó n dos tajadas... H e vend i ­do hasta m i sepo l tura . . . sólo e l d o n me h a quedado p o r vender , y soy tan desgraciado que n o ha l l o nadie c o n neces idad del. . . (EB, p. 173).

Paradójicamente, d o n T o r i b i o muestra a Pablos c ó m o engañar, y ambos t ienen el mismo paradero, hecho que ind i ca que lo determi­nante es la situación económica y no la sangre. A u n q u e el objetivo es el amor , en la segunda novela intercalada en La garduña, d o n Pedro Ossorio y To ledo , dado que es u n pobre segundón, se finge loco y se convierte e n bufón de nobles bajo e l nombre de C o n d e de las Legumbres (cf. LgS, pp . 278-303). E n Trapaza, d o n Tomé, u n hidalgo venido a menos, se convierte en bufón de u n a nobleza depravada:

. . . como es persona de b u e n h u m o r , de graciosos d ichos y razonados donaires , el que le d a quiere pagarse y cobrar en gusto lo que h a ofre­c ido en d inero , y así le h a n comenzado a perder e l respeto y le hacen graciosas burlas cada día y él pasa p o r ellas p o r n o perder e l donativo co t id iano (AbT, p. 234).

L a misma aristocracia desdeña y convierte en objeto de b u r l a a nobles sin hac ienda, hecho que revela u n a descomposición axiológi-ca. Estebani l lo se mofa de su p r o p i a hidalguía y la rechaza por la fal -

1 1 La picara Justina, ed . B . D a m i a n i , José Porrúa T u r a n z a s , M a d r i d , 1982, p p . 103-104. E n ade lante , LpJ, segu ido de n ú m e r o de página.

1 2 A L O N S O DE CASTILLO SOLÓRZANO, La garduña de Sevilla y anzuelo de las bolsas, e n La novela picaresca española, ed . cit. E n ade lante , LgS, seguido de n ú m e r o de página.

13 La vida y hechos de Estebanillo González, hombre de buen humor, compuesta por él mis­mo, e d . j . Millé y Giménez , Espasa-Calpe , M a d r i d , 1973, 2 ts. E n ade lante , EG, segui ­d o de t o m o y n ú m e r o de página.

Page 4: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

156 Y S L A C A M P B E L L NRFH, L I I

ta de sustento que impl i ca ; decide hacerse picaro y termina como b u ­fón de grandes. Los cuatro casos se o p o n e n al determinismo de la sangre y a la impor tanc ia de l l inaje, aspectos ideológicos que ceden frente a u n a sociedad m o n e t a r i a 1 4 .

A pesar de la íntima relación de l h o n o r c on la r iqueza —aquél de­pendía de la l impieza de sangre, pues las mezclas imponían u n a m a n c h a y en consecuencia la marginación social—; u n a idea dist inta se venía gestando desde la discusión sobre el establecimiento d e l es­tatuto de l imp ieza de sangre 1 5 . L a argumentación de los religiosos contrarios a éste fue la descendencia común, adánica, de los h o m ­bres, idea que se desarrolló entre los pensadores reformistas. Así, Sancho de M o n e a d a expresará que "Este r igor vemos en el castigo del pecado de Adán, pues todos los trabajos de l m u n d o son castigo or ig inado de aquel p r i n c i p i o " 1 6 . E l mercader Damián de Olivares, po r su parte, sostendrá: "Consideramos que la naturaleza tuvo u n pr inc ip i o , y toda generación h u m a n a es de u n a carne y sangre.. . " 1 7 . L a idea de u n padre común descartaba las diferencias establecidas por l a nobleza. Se retoma entonces e l pensamiento de san Pablo de que "no hay griego n i judío , circuncisión n i incircuncisión, bárbaro n i escita, siervo n i l ibre , sino que Cristo es e l todo, y en todos" (Colo -senses 3: 11). L a concepción pau l ina de la igualdad descartaba las ex­clusiones raciales y mostraba que la idea aristocrática de que sólo la sangre goda era l i m p i a iba en contra de l dogma cristiano. De p r i n c i ­p io a fin, en La picara Justina hay referencias tanto a la herenc ia de Adán como a la de Eva: " . . . e l nuestro [principio] fue tierra, polvo y ceniza, obremos como qu ien teme al que puso a l hombre este fin y paradero, y como q u i e n agradece haber salido de tal p r i n c i p i o , y como q u i e n h a de volver a Dios , que es universal p r i n c i p i o " (LpJ, p. 150).

C o m o vimos, Quevedo alude a que la sangre "por la miser icord ia de Dios todos la t ienen colorada" ; en el Guzmán de L u j a n se señala que por las alcurnias de los hombres "qu ieren desapriscar a los que Dios juntó en u n a Iglesia c on el retinte de las hazañas de sus antepa­sados" 1 8 ; el hombre es polvo y lodo , repite Estebanil lo , y considera su hidalguía como herenc ia de l pecado or ig inal ; que todos son iguales

1 4 Véase JOSÉ ANTONIO M A R A V A L L , Estado moderno y mentalidad social, A l i a n z a , M a ­d r i d , 1 9 8 6 .

1 5 Véase ALBERT SICROFF, Los estatutos de limpieza de sangre, T a u r u s , M a d r i d , 1 9 8 5 , p . 1 3 5 .

1 6 Restauración política de España, ed . J . V i l a r , Inst i tuto de Estud ios Fiscales, M a ­d r i d , 1 9 7 4 , p . 2 0 3 .

17 Respuesta de Damián de Olivares a un papel que ha salido sin autor, M a d r i d , 1 6 2 2 , f. 4 ( B N M a d r i d , V E . , 6 0 - 1 2 ) .

1 8 M A T E O L U J A N , Segunda parte de la vida del picaro Guzmán deAlfarache, e n La nove­la picaresca española, ed . cit . , p . 6 0 9 . E n ade lante , SGA, seguido de n ú m e r o de página.

Page 5: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

NRFH, LII L I T E R A T U R A P I C A R E S C A D E L X V I I 157

muestra Salas Barbad i l l o en La hija de Celestina, donde la madre de E l e n a la vende tres veces: " . . . l a p r i m e r a a u n eclesiástico r ico , la segunda a u n señor de título, la tercera a u n ginovés..." (LhC, p. 164). L u e g o aparece u n mercader jud ío que también cede a sus pasiones. E n el Lazarillo de Manzanares19 se sitúan en el mismo nivel e l virtuoso hidalgo sevillano y el p icaro qu ien se pasa a las Indias como su factor. L a raza, nac ional idad, ocupación y procedencia social carecen de i m ­portancia : todos los hombres son iguales. E l or igen de Adán también i m p l i c a u n a igualdad biológica. Estebani l lo , po r ejemplo, señala que los caballeros no estimaban sus versos

.. .porque n o e ran de poeta c o n d o n o descendiente de godos, que tam­bién los pobres y h u m i l d e s saben hacer cosas de ingen io , pues t i enen u n a l m a y tres potencias c o m o los más poderosos y c inco sentidos c o m o los más calif icados, y que n o hay cláusula e n el testamento de Adán que dejase, c o m o señor que era entonces de todo e l m u n d o , a los caballeros mejorados e n tercio y q u i n t o en las aguas de H i p o c r e n e , y a los pobres, herederos d e l caño de Bac inguerra ; l a u n a fuente de l Parnaso c o n l i co ­res poéticos, y e l otro caño cordobés c o n i n m u n d i c i a s selváticas (EG, t. 2 , p . 107).

E n este mismo tenor se habla en La garduña cuando se dice que muchos autores de comedias se niegan a escuchar a cualquier poeta a menos que sea clásico: " . . . como si Dios que dio ingenio a aquellos que están acreditados con ellos, l imi tara su poder y no le d iera a otros muchos con m u c h a más c lar idad" (LgS, p. 345). L a idea de la igualdad proveniente de u n p r i n c i p i o común, pues, como M i c h e l Cavil lac h a demostrado en el Guzmán, también está presente en otras novelas picarescas.

C o m o vemos, u n o de los pilares ideológicos de la nobleza, e l l ina ­j e , se cuestiona seriamente y el lo , a su vez, conduce a poner en tela de j u i c i o la herenc ia de la v ir tud . Son innumerables los textos l i tera­rios de la época en que se alude a la herenc ia biológica de la v i r tud de los nobles. Niños trocados en la cuna revelan incl inaciones de acuerdo con sus orígenes independientemente de la educación reci ­b ida : el plebeyo siempre será tal aunque se eduque entre nobles y viceversa, e l noble manifestará su v ir tud a pesar de formarse entre gente v i c i osa 2 0 . E n El Buscón, Pablos ref lexiona: "Más se me h a de

1 9 J U A N CORTÉS DE TOLOSA, Lazarillo de Manzanares con otras cinco novelas, ed . G . E . Sansone , Espasa-Calpe , M a d r i d , 1974, 2 ts. E n ade lante , LM, seguido de t o m o y n ú m e r o de página.

2 0 Baste c i tar e l caso de Las dos Lsabelas de BALTASAR M A T E O VELÁZQUEZ, e n El filóso­fo del aldea, M a d r i d , s.a., ff. 17 ss. ( B N M a d r i d , R . 19527) ; o El hayo de su hijo de CASTI­LLO SOLÓRZANO, e n Tiempo de regocijo y Carnestolendas de Madrid, M a d r i d , 1627, f. 141 ( B N M a d r i d , R . 13365) , p o r n o r e c o r d a r La gitanilla.

Page 6: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

158 Y S L A C A M P B E L L NRJJI, LII

agradecer a mí, que no he tenido de quién aprender v i r tud n i a quién parecer en el la, que al que la hereda de sus agüelos" (EB, p. 143). L a igualdad que supone la paternidad colectiva de Adán i m ­plicará u n a valoración de las obras, los méritos de cada uno , c omo nuevo concepto de nobleza en los pensadores más avanzados d e l si­glo xvn. H a c i a 1602 fray M e l c h o r de Huélamo o p i n a que aunque sea plebeyo el hombre virtuoso es n o b l e 2 1 ; Pedro de Rivadeneira, c i tan­do a j u v e n a l , af irma: "Nobilitas sola est atque única virtus"; y refiriéndo­se a san J u a n Crisóstomo dice: " E l que se g lor ia solamente en la casta de sus padres, da a entender que él de suyo está vacío y sin v i r t u d " 2 2 . Damián de Olivares se pregunta "Pues si de la v i r tud ha nac ido la nobleza, por qué la nobleza ha de reprobar y desestimar la misma vir­t u d " 2 3 ; y J u a n de M a r i a n a cuestiona:

¿Confiaríamos nuestra salud y d i g n i d a d a varones esforzados y de tem­ple vigoroso p o r más que sean extranjeros y plebeyos y hayan n a c i d o en u n lugar oscuro, o a nobles débiles y afeminados, más notables p o r l a v i r t u d de sus antepasados que p o r su p r o p i o valor n i p o r sus prop ios méritos? 2 4 .

C o n frecuencia leemos en los textos de la época consejos a los príncipes sobre premiar la v i r tud o dar cargos a quienes los merez­can. Rivadeneira aconseja a los príncipes que no permitan "que los aumentos de los que les sirven estén pendientes de la solícita ambi ­ción, sino de sólo los méritos" 2 5 . Mateo L u j a n o p i n a que "e l que es amigo de h o n r a hace buenos hechos, y ese es el p r i n c i p i o de la no­b leza . . . " (SGA, p. 592); Estebanil lo piensa lo mismo cuando señala que l a nobleza consiste en ayudar al necesitado "que para no hacer esto, poco me i m p o r t a a mí n i a nadie que sean grandes o que sean pequeños" (EG, t. 2, p. 229). L a propuesta de u n a nobleza basada en las obras invitaba a modif icar la conducta de la aristocracia y posibilita­ba que otros grupos tuvieran acceso a ella. Así pues, el reconocimiento del mérito justificaba u n ascenso en la escala social y, en algunos casos, u n a apertura estamental.

E l deseo de ascenso es claro en toda la novela picaresca. Casti l lo Solórzano ve, en Teresa de Manzanares, ese interés en "valer más" como algo virtuoso, y varias veces se refiere a ello. E l capitán engaña­do p o r Teresa, qu ien fingió ser su hi ja, dice al descubrirla: "no me

21 Libro primero de la vida y milagros del glorioso confessor Sant Ginés de la Xara, Mur ­cia, 1602, f. 127 (BNMadrid, 3-64915).

2 2 PEDRO DE RIVADENEIRA, Tratado de la religión y virtudes, BAE, t. 60, pp. 529 y 531, respectivamente.

23 Respuesta de Damián de Olivares..., f. 4. 24 Del Rey y de la Institución Real, BAE, t. 31, p. 541. 25 Op. cit, p. 505.

Page 7: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

NRFH, LII L I T E R A T U R A P I C A R E S C A D E L X V I I 159

a d m i r a que u n hombre de mediano porte, por sus trazas llegue a ver­se e n mayor altura, que v i r tud es, cuando no la e m p r e n d e n con r u i ­nes medios" (TM, p. 342). U n a idea s imilar se manifiesta en el Bachiller Trapaza, a q u i e n su abuelo aconseja: "será b i e n que os ajus­téis a tratar más que de estudiar y valer por vuestro ingenio , que de más humildes pr inc ip ios que de l vuestro hemos visto levantadas casas p o r las letras" (AbT, p. 139). Y dice Guzmán: " C a d a u n o procura de valer más. E l señor quiere adelantar sus estados, el caballero su mayo­razgo, e l mercader su trato, el oficial su oficio y no todas veces con la l impieza que fuera lícito" (GA, t. 4, p. 12). E n relación directa con el incremento desmesurado de la mend i c idad , Cortés de Tolosa, en el Lazarillo de Manzanares, sostiene:

A y cosa[s] que aunque son insufribles t i enen c ierta l i m i t a d a mejoría, c omo es u n h o m b r e m e n d i g o , h o m b r e , para dez ir lo más c laro , que ca­p a sobre qué caer m u e r t o n o tiene. Este, q u e d a n d o necessitado n o sólo s ino m u y necessitado, ¿podrá tener mejoría? Sí, señor, subiendo a po­bre , que entonces quiere dez ir h o m b r e que tiene, pero limitadíssima-mente y c o n gran aprieto (LM, t. 1, p. 113).

L a picaresca crit ica el ascenso ilícito, por ello Pablos o Guzmán se ven descubiertos y son castigados; por ello Trapaza recibe varias veces terribles lecciones. Las vías para progresar eran las letras, el tra­bajo en general y, en part icular , e l comercio .

De esta manera, el re formismo basado en la paternidad colectiva impl i caba también u n a sanción a la ociosidad, debido a que el traba­j o nació por el pecado or ig inal . Así, sostiene Cel lor igo : " . . .pues el trabajo como ordenado de Dios a los hombres es de tanta nobleza, que jamás dejó de premiar al que le s igue" 2 6 . L a censura del ocio co­m o destrucción de la monarquía está en pensadores como Sancho de Moneada , J u a n de M a r i a n a , Pedro de Rivadeneira, Saavedra Fajar­do, y es acusación a quienes hacían de él u n modus vivendi E l ocio era u n a distinción de la nobleza, pues tradic ionalmente los moros y los judíos eran quienes se habían dedicado al manejo del d inero y a los oficios mecánicos. E n Teresa de Manzanares se dice que los caballe­ros l levan u n a vida "regalada y viciosa" que desdora su "noble sangre" (TM, p. 227), pues sus ocupaciones son "los lascivos entreteni­mientos . . . que desenfrenadamente corren por ellos, llevados de sus insaciables apetitos, p o l i l l a de sus haciendas y saludes" (TM, p. 289). M i s m a imagen presenta Salas Barbadi l l o en La hija de Celestina, d o n ­de d o n Sancho es u n personaje lascivo, al servicio de sus pasiones. D e f i n i d a como vicio , la holgazanería era la contraparte de la v i r tud

26 Memorial de la política necessaria y útil restauración de la República de España, Valla-dolid, 1600, f. 24 (BNMadrid, V E 207-6).

Page 8: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

160 Y S L A C A M P B E L L NJRFH, LII

que se encontraba en el trabajo. C o m o Francisco N ú ñ e z 2 7 hay otros pensadores reformistas que reprueban la oc iosidad de la nobleza; Gaspar Gutiérrez de los Ríos prefiere al of icial que al hidalgo ocio­so 2 8 . L a promulgación de los estatutos de l impieza de sangre había favorecido u n desprecio a las actividades productivas. Según Saave-dra Fajardo hasta los plebeyos tenían u n espíritu altivo y aspiraban a poseer n o b l e z a 2 9 . E n este sentido o p i n a Sancho de Moneada : " L a ociosidad, y holgazanería, es vicio de españoles b ien conoc ido de E x ­tranjeros. . . " 3 0 ; "e l trabajo no es honrado , sino el que sigue la ho lgura y el passeo" 3 1 . Ante este tipo de prejuicios los pensadores reformistas, re tomando la idea pau l ina , c on forman u n a concepción h o n r a d a de l trabajo que parte de considerarlo u n precepto divino. Así, Pedro de Guzmán sostendrá: " S i n d u d a quisso nuestro Dios con este m o d o de dezir, [hagamos al hombre] acreditar. . . para con el hombre e l traba­j o de las manos, y que de su misma formación y A u t o r aprendiesse a ocuparse en el ejercicio de l las " 3 2 .

E n algunas novelas picarescas encontramos u n a reivindicación de l trabajo que siempre i m p l i c a u n a crítica a la ociosidad. Seguir el e jemplo de la aristocracia significaba renegar de l trabajo. Mateo L u ­jan expresa al respecto: "Los que t ienen por deshonra el oficio mecá­nico , po r cuya causa hay tantos holgazanes y malas mujeres, demás de los vicios que a la ociosidad acompañan por la vanagloria de los vestidos y no trabajar, hacen grandes faltas en sus casas..." (SGA, p. 657). Desde esta perspectiva, e l ocio de aristócratas, plebeyos y mendigos fingidos ocasionaba la desintegración de la república. Dice L u n a en su segundo Lazarillo que "Los trabajos h u m i l l a n y la prospe­r i d a d ensoberbese", cuando e l español tiene u n real , y aunque no lo tenga, "desciende de los godos" y "no dará a torcer su brazo n i se esti­mará en menos que el más preciado, y morirá antes de hambre que ponerse a u n o f ic io . . . " ( L M , p. 130). E n La garduña, Ja ime , último mar ido de Ruf ina , siendo hijo de u n alpargatero no quiere agotarse con e l oficio (LgS, p. 340); prefiere la m e n d i c i d a d fingida, de la cual la narrativa picaresca da buena cuenta. Just ina proporc i ona u n ejem­plo de los extremos a que se había l legado cuando se refiere a los h i ­dalgos como mendigos fingidos: "¡Ay, hermanito , cuántos hidalgos honrados hay que en achaque que p i d e n para pobres envergonzan­tes p i d e n sin vergüenza para sí!" (LpJ, p. 299). E m p e r o , el trabajo es

2 7 Retrato delpeccadordormido, Sa lamanca , 1575, ff. 80-117 ( B N M a d r i d , R. 25427) . 28 Noticia general para la estimación de las artes, M a d r i d , 1600, p. 290 ( B N M a d r i d ,

R. 28056) . 2 9 S A A V E D R A F A J A R D O , Idea de un príncipe político-cristiano, BAE, t. 25, p. 196. 30 Op. cit., p . 108. 3 1 C E L L O R I G O , op. cit., f. 15. 32 Los bienes del honesto trabajo y daños de la ociosidad en ocho discursos, M a d r i d ,

1614, f. 8 ( B N M a d r i d , R. 7706) .

Page 9: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

NRIH, L l l LITERATUPvA P I C A R E S C A D E L X V I I 161

considerado fuente de v i r tud como el ocio de los vicios. Guzmán sos­tiene: " a l b i en ocupado no hay v i r tud que le falte, al ocioso no hay vic io que no le acompañe" (GA, t. 2, p. 82), po r tanto " n i cumple la persona con lo que debe, cuando no trabaja, pues nació para el lo y de l l o se ha de sustentar. . . " (GA, t. 4, p. 14).

L a deshonra no sólo afectaba el trabajo m a n u a l sino también el comerc io . Fray Lu is de León considera que hay tres tipos de vida: la labranza, la contratación y la renta. A u n q u e reconoce la mercadería c o m o u n trabajo, establece u n a di ferencia en la ganancia con la agri­cu l tura "porque la recoge de las haciendas agenas, y las más vezes c o n desgusto de los dueños dellas, y pocas vezes sin alguna mezcla de engaño. Y assí quanto a esto tiene algo de pel igro , y es menos b i en r e p u t a d a " 3 3 . L a ocupación industr ial no estaba exenta de este tipo de prejuicios. L a promulgación de la ley sobre las fábricas de l re ino , he­cha por Carlos II ya muy entrado el siglo xvi i , en 1682, es muestra de el lo . E l rey, conocedor de la decadencia de la industr ia , sostiene que no es contra nobleza tener fábricas de paños siempre y cuando "no hayan labrado n i labren en ellas por sus propias personas" 3 4 .

L a racionalización de la e conomía 3 5 , es decir , la medición de ingresos y egresos, el cálculo, la m e d i d a y el ahorro que impuso el mercant i l i smo, se oponían a las concepciones aristocráticas sobre la l i b e r a l i d a d 3 6 —cualidad de pechos nobles—, el h o n o r y el ocio. N o es extraño, pues, que surgiera u n a opinión general sobre los negocian­tes que los considerara avaros, mezquinos, codiciosos y prácticamente culpables de la situación de l re ino . L a crítica a los procedimientos mercanti les era cot idiana, teólogos, economistas, procuradores de cortes y hasta el rey los censuran. L u i s Saravia de la Cal le puntual iza que en las contrataciones hay "muy gran engaño en las compras, y en las ventas y en la usura y en los empréstitos" 3 7 . E n u n a premática de 1621 se dice de los criadores y tratantes que " . . . como dueños de las mercaderías se h a n hecho arbitros de los precios, subiéndolos de u n a semana a otra, sin causa suficiente que para ello ayan tenido, de que ha resultado la carestía de losjornales, y mantenimientos . . . " 3 8 .

3 3 La perfecta casada, T h e Univers i ty o f C h i c a g o Press, C h i c a g o , 1903, p. 33. 3 4 Novísima recopilación, Códigos españoles, M a d r i d , 1850, t. 24, l i b . 8, 1.1, p. 142. 3 5 Véase JOSÉ ANTONIO MARAVALL, op. cit, t. 2, p p . 75-80 y La cultura del Barroco,

A r i e l , B a r c e l o n a , 1975, p p . 351, 378. 3 6 BAPTISTA REMIRO DE NAVARRA o p i n a : "es l a l i b e r a l i d a d l a G l o r i a más g r a n d e , l a

más g l o r i o sa g r a n d e z a de u n ánimo heroyco , c o n todas las p rendas s in e l l a es n a d a , s in todas las partes c o n e l l a es m u c h o " (Los peligros de Madrid, Zaragoza , 1646, ff. 29-30 [ B N M a d r i d , R . 4274] ) .

3 7 Instrucción de mercaderes, M a d r i d , 1949, p . 45. 38 Premática que su Magestad mandó publicar sobre la reformación de las causas de la

carestía general en estos Reynos, y moderación en los precios de las mercaderías, y mantenimien­tos, salarios y jornales, M a d r i d , 1621 ( A H N , O s u n a , L e g . 2252, núm. 15).

Page 10: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

162 Y S L A C A M P B E L L NRFH, LII

E l espíritu de lucro , e l afán de enr iquec imiento , característicos del mercant i l i smo, fueron considerados u n pecado capital de los ne­gociantes. Escribe Andrés a su hermano Simón Ruiz : "Creo que n o te contentarías c o n poseer todos los tesoros de l m u n d o " 3 9 . Hay, pues, ciertas actitudes de los mercaderes, muchas dependientes de la racio­nalización de la economía, que l levan a la opinión pública a conside­rarlos miserables y codiciosos. S in embargo, esto revela u n trasfondo ideológico: las nuevas concepciones (paternidad colectiva, impor tan ­cia de l trabajo, valor de mérito) y necesidades económicas (racionali ­zación de la economía) se o p o n e n al pensamiento dominante (otium cum dignitatey nobleza basada en la herenc ia biológica y el recuerdo de las hazañas de los antepasados).

E n la novela picaresca los hombres dedicados a los negocios, ya como grandes prestamistas, ya como pequeños comerciantes, t ienen u n a participación notor ia , básicamente en dos sentidos: u n a visión negativa, crítica de ciertas prácticas reprobables de l comerc io y las finanzas; y u n a visión positiva respecto al ejercicio lícito de dichas actividades. Esta narrativa, más que retomar las concepciones aristo­cráticas, hace u n a crítica desde la perspectiva reformista: po r u n la ­do, se censuran ciertas actitudes de los negociantes y determinados procedimientos comerciales que empañaban no sólo su imagen, sino una realización adecuada de su oficio; po r otro, se invita a hacer u n b u e n uso de l comerc io y se le re iv indica .

L a picaresca da buena cuenta de la especulación, las mohatras, las ventas fraudulentas, la alteración de los precios: Just ina mojaba la lana antes de venderla para aumentar su peso (LpJ, p. 401); Estebani-11o engañaba para mejorar las ganancias —en la escuela vendía polvos de romero como anacardina, agua de l pozo por agua de la A l a m e d a , cosméticos hechos por él como importados , carne de caballos muer ­tos en batalla como carne fresca (EG, t. 1, pp . 64, 181; t. 2, p. 240)—; Mateo L u j a n decía que los comerciantes que acuden a los lugares mult i tudinar ios van "quer iendo enriquecerse en cuatro días", y se­ñalaba los resultados de l acaparamiento de productos por unos cuantos: "hacen entre sí al ianza de los precios, y so co lor de h e r m a n ­dades y cofradías, que son muy santas, se c o m u n i c a n todos juntos , y se hacen jueces de las tasas" (SGA, p. 6 6 9 ) 4 0 ; y declaraba Guzmán:

Quién y cuántas veces me oyeron y dije: "Prometo a v. M d . Que me tie­ne más de costo y no gano un real en toda la partida y, si la doy barato, es porque tengo de dar unos dineros para. . . " Y daba otras causas, no ha­biéndolas para ello más de querer ganar a ciento por ciento de su mano a la mía (GA, t. 5, pp. 109-110).

3 9 HENRI LAPEYRE, Une famule de marchands: les Ruiz, Librairie Armand Col in , Pa­rís, 1955, p. 74; la traducción es mía.

4 0 Véase, también, GA, t. 5, pp. 109-110.

Page 11: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

NBFH, LII LITERATUPvA P I C A R E S C A D E L X V I I 163

P o r otra parte, las bancarrotas eran comunes en la época. Los mercaderes al por mayor se quejaban de que no se castigara debida­mente a los pequeños comerciantes cuando "se a lzaban" y ocultaban sus bienes:

...como los mercaderes de por menor, de ordinario no tienen caudal con qué comprar de contado, y se les venden las mercaderías al fiado, obligándose a pagarlas a plazos hazen con esto grandes tiendas, y demostración de mucho caudal, y quando les parece que les puede es­tar bien (aunque tengan mucha hazienda y con qué pagar) ocultan sus bienes, y ponen las obligaciones de lo que se les deve en cabeca de ter­ceros, y trazan una forma de quiebra, y se retraen en casas de Embaxa-dores, donde es imposible sacallos... 4 1.

E l padre de Guzmán se alzó dos o tres veces, sobre lo cual comen­ta Alemán: "Estratagemas son de mercaderes, que dondequiera se pract ican, especialmente en España, donde lo h a n hecho granjeria o r d i n a r i a " (GA, t. 1, p. 58). E l padre de Teresa de Manzanares era b u h o n e r o y pidió fiado a u n mercader francés c o n q u i e n tenía buen crédito, pero luego se fingió robado p o r más de tres m i l reales (TM, p. 228). Octavio F i l u c h i , en La garduña, se escondió con sus bienes cuando le fa l laron las correspondencias. Estas quiebras ocasionaban, c o m o es lógico, pérdidas en cadena, pues el comerc io y los présta­mos impl i caban u n a red de relaciones.

D e b i d o a la conducta avariciosa de algunos mercaderes, estos se vuelven objeto de múltiples burlas. A manera de fab l ie l las 4 2 , relacio­nadas con e l sentido general de las novelas, se relatan historias d o n ­de hay u n engañador, que generalmente es el p icaro , y u n bur lado , que es u n mercader. E n e l Guzmán de Alfarache, e l p icaro , ayudado p o r Agu i l e ra , qu ien trabajaba con u n mercader y tenía acceso al l ibro de Memorias, escribe en u n blanco haber entregado cierta cantidad al mercader y coloca señales en la bolsa de l d inero , de suerte tal que lo ob l iga a darle públicamente el supuesto d inero depositado. D e b i d o al ais lamiento en que vive e l comerciante y a su comportamiento m i ­serable sufre el desprecio social, situación que sirve para justi f icar la b u r l a (GA, t. 4, cap. 6). E n El Buscón, el móvil de l engaño es otro. U n riquísimo mercader , pero avaro, es vejado c o n el fin de provocar h i ­la r idad : se qui tan las alcorzas a u n a caja, la l l enan de palos y defecan sobre éstos; i n t r o d u c e n estopa y lana en su bota de v ino y, finalmen­te, co locan u n a p iedra sobre el gabán para dif icultar que el mercader se incorpore .

4 1 Memorial de mercaderes al por mayor, s.L, s.a., ( B N M a d r i d , R . 210-61). 4 2 Cf. A L A N SOONS, Haz y envés del cuento risible en el Siglo de Oro, Ar tes Gráficas C l a -

vileño, Madrid , 1976, p. 10.

Page 12: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

164 Y S L A C A M P B E L L NRFH, 111

N a d i e más insistente respecto a la b u r l a económica a los merca­deres que Casti l lo Solórzano en La garduña de Sevilla, obra donde aparecen tres personajes relacionados con los negocios cuya caracte­rística es la mezqu indad . H a y u n a relación orgánica entre los tres ca­sos y podríamos considerarla como u n "cuento tríptico" 4 3 . E l p r i m e r mercader es L o r e n z o Sarabia, agente de negocios de u n perulero , de qu ien se dice que "tenía sus puntas de ind iano en lo guardoso" (LgS, p. 192). M a r q u i n a es u n hidalgo montañés que comenzó siendo cr ia­do de u n mercader sevillano para terminar como poderosísimo tra­tante en las Indias. Su codic ia lo lleva a ayunar con el objeto de "ahorrar , con que tenía m u c h a cantidad de d inero " (LgS, p. 203). E l tercero es Octavio F i l u c h i , mercader en grueso de or igen genovés, " u n poco codicioso y aun si m u c h o dijéramos hablaríamos con más prop iedad" (LgS, p. 253). Cua lqu ie ra que sea el trato o el or igen de l personaje todos co inc iden en su avaricia, de ahí que sean estafados usando como anzuelo el erotismo, tal como vimos en La hija de Celes­tina c on el genovés y el jud ío .

L a crítica al mercader l lega a puntual izar el m a l uso de las finan­zas cuando se muestran algunos procedimientos engañosos: l a es­peculación en los cambios, los préstamos con altos intereses. E l padre de Guzmán, p o r e jemplo, se dedica a "cambios y recambios" que, aunque son aceptados, se consideran producto de "nuestros pe­cados" dado que hay operaciones ilícitas. Dice Guzmán:

N o quiero yo loar , n i Dios lo qu iera , que de f ienda ser lícito lo que a lgu­nos d i c e n , prestar d i n e r o p o r d i n e r o , sobre prendas de oro o p lata , p o r t i e m p o l i m i t a d o o que se q u e d e n rematadas, n i otros trati l los pal iados n i los que se l l a m a n cam bio seco n i que c o r r a e l d i n e r o de fer ia e n fe­r i a , d o n d e jamás tuv ieron h o m b r e n i trato, que l levan la voz de J a c o b y las manos de Esaú y a t iro de escopeta descubren e l engaño (GA, t. 1, pp . 54-55).

E l in i c io de cualquier trato requería b u e n crédito y caudal , sin embargo, en Casti l la se había hecho u n uso general de las contraes­crituras. Guzmán las practica y describe el procedimiento :

Todas aquellas veces que el mercader pobre se quiere meter a mayor trato, p ide para su crédito a u n su pariente o amigo le dé algún j u r o de i m p o r t a n c i a o h a c i e n d a de conf ianza. D e lo cua l hace contraescr i tura , e n que confiesa que, n o obstante que aquel lo parece suyo, real y verda­deramente n o lo es y que se lo volverá s iempre , cada y cuando que l o p i ­da . C o n esto ha l la q u i e n le fíe su hac i enda (GA, t. 4, p. 228).

4 3 Cf. loe. cit.

Page 13: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

NRFH, L I I LITEPvATUPvA P I C A R E S C A D E L X V I I 165

L a incer t idumbre de l crédito llevaba a la pérdida de confianza, lo cual iba en detr imento de las actividades comerciales y crediticias. Los procedimientos fraudulentos no permitían u n ambiente de se­gur idad en los tratos n i entre los mismos negociantes n i en la pobla­c ión que cada vez que hacía u n a operación se sentía engañada. E n consecuencia, se consideraba inmorales a quienes las realizaban. De los genoveses en el Guzmán se dice que "traían las conciencias en fal­triqueras descosidas, de donde se les p ierde y n i n g u n o la t iene" ( G A , t. 2, p. 216); y Quevedo los l lama "Antecristos de las monedas de Es­paña" (EB, p. 160). U n a idea s imilar expresa de l comerciante:

Y todo lo j u r a b a p o r su conc ienc ia , aunque yo pienso que conc ienc ia en mercader es c o m o virgo e n cantonera , que se vende s in haber le . N a d i e casi t iene c onc i enc ia de todos los deste trato, porque c o m o oyen dec i r que m u e r d e p o r m u y poco , h a n dado e n dejarla c o n e l o m b l i g o en na ­c iendo (EB, p. 161).

Esta ausencia de valores era considerada uno de los mayores pe­cados, debido a ella Dios enviaba castigos tan severos como la pes­t e 4 4 . Dado que iba en contra de l bienestar y la prosper idad de l re ino , debería ser ex t i rpada 4 5 . Esta imagen negativa de l mercader parecería apoyar la tesis de M a u r i c e M o l h o sobre el carácter anticapitalista de la picaresca, dado que, desde su concepción, esta narrativa se m a n i ­fiesta en contra de la alienación de los valores mercantiles vistos co­m o antítesis de la nobleza. A part ir de la consideración de l p icaro c o m o encarnación de l ant ihonor , producto de l determinismo here­ditar io que "constituye de algún m o d o la hipótesis de toda filosofía picaresca", M o l h o define al Guzmán como " u n a violenta requisitoria ant icapi ta l i s ta" 4 6 . Respecto al determinismo ya vimos las ideas sobre la patern idad colectiva de Adán en la que se basa el estamento bur­gués, veremos ahora que esta narrativa también muestra otra visión del m u n d o de los negocios.

Las soluciones para la restauración de España varían, pero des­taca la insistencia en la necesidad de fomentar el comercio . E l dec l i ­ve castellano era evidente y Fel ipe IV tenía p lena conc ienc ia de "que el [comercio] destos Reynos [iba] cada día en disminución. . . " 4 7 . E n

4 4 Actas de las Cortes de Castilla, 17 de nov iembre de 1607, M a d r i d , 1915, t. 23, p. 602. 4 5 C f . CELLORIGO, op. cit., f. 56; los p r o c u r a d o r e s de cortes d i c e n : " L a p r i n c i p a l

causa de l a necess idad e n que vive m u c h a gente destos Reynos , e n t e n d e m o s que son los excessos q u e e n ellos ay de M o a t r a s , Vsuras y Tablagerías, y e l p o c o cuydado que los C o r r e g i d o r e s t i e n e n e n castigarlo c o n e l r i g o r que las leyes m a n d a n " (Capí­tulos generales de las Cortes [1592-1598], 1604, f. 20 [ B N M a d r i d , R. 22472] ) .

4 6 Introducción al pensamiento picaresco, A n a y a , M a d r i d , 1972, p p . 24 y 67, respect i ­v a m e n t e .

47 Premática y ley que su Magestad ha mandado promulgar, y que se guarde, en razón del comercio y nuevo Consulado, 9 de f ebrero de 1632, M a d r i d ( B N M a d r i d , V E . 39-34).

Page 14: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

166 Y S L A C A M P B E L L NRFH, LII

palabras de Saavedra Fajardo: " U n a h o n r a i n m o r t a l le espera a vues­tra alteza si favoreciera y honrare e l trato y la mercancía. . . " 4 8 . P o r ello, C e l l o r i g o 4 9 y Saavedra Fajardo invitan a los nobles a pract icar la mercadería p o r terceras personas; los procuradores de las cortes p i ­den que no se abandone; políticos, economistas y mercaderes 5 0 ha ­cen hincapié en su necesidad y ventajas. Los hombres de negocios españoles preferían las operaciones financieras, l a especulación m o ­netaria y las rentas dado que n o corrían los riesgos de l comerc io . U n a lectura de las Actas de las Cortes de Castilla51 permite ver que d i ­chas actividades iban en aumento . De ahí que la picaresca también se encargue de re iv indicar e l b u e n uso de l comerc io , l a ética de los ne­gocios, como insistían los pensadores reformistas.

Damián de Olivares piensa que u n o de los mayores daños a l co­merc io "es desestimarle en España, deshonrándose con él, y despre­c iando a los que le usan, para cargos honrosos, hábitos y otros o f i c ios" 5 2 . E l menosprec io social de los mercaderes y el comerc io po­demos verlo en Trapaza donde , en la segunda novela intercalada, u n príncipe de Salerno se hace pasar por mercader veneciano. L u c e n -dra , hi ja de l duque de Calabr ia lo tutea y luego lo hace su secretario: "que era sobrada ocupación a su poca cal idad y suficiencia". Este tex­to es bastante ilustrativo en lo que se refiere a los ejercicios i m p r o ­pios para los hombres de negocios. C u a n d o el mercader desea part ic ipar en u n torneo, dice e l narrador : " M u c h o gusto recibió L u -cendra de oírle esto, porque ya en el lo descubría su ilustre sangre, pues era cierto que siendo mercader no se levantaran los pensamien­tos a tal ejercicio, p rop io de los caballeros generosos". Salta a la vista la posición relegada de los mercaderes en la sociedad aristocrático-señorial, pues además la dama le habla de usted cuando descubre la ident idad de l personaje. E l mercader es colocado en la base de l a p i ­rámide estamental y no tiene derecho a vestir b ien , ya que la "Repú­bl ica pone la m i r a de su b u e n gobierno en que n i n g u n o de el la traiga costosos trajes, pr inc ipalmente la gente de pueblo , como él ha­bía fingido ser. . . " . E l personaje, consciente de su poca cal idad, con ­fiesa que fuera de su patria "por lo menos por m i porte quiero ser tenido e n más que mercader" (AbT, pp . 206-208). S in embargo, a pe­sar de su aparente posición infer ior , es d igno de confianza, pues se le admite en la noble casa.

4 8 SAAVEDRA FAJARDO, op. cit, p. 1 8 7 . 49 Op. cit, f. 3 2 . 5 0 Véanse a lgunos e jemplos e n Actas de las Cortes de Castilla, 1 6 0 7 , M a d r i d , 1 9 1 5 ,

t. 2 3 , p . 2 2 ; 1 6 1 0 , t. 2 5 , p p . 7 0 9 - 7 1 0 ; 1 6 1 5 , t. 2 7 , p. 3 3 ; GERÓNIMO DE ZEVALLOS, Arte Real para el buen gobierno de los Reyes y Príncipes, y de sus vassallos, T o l e d o , 1 6 2 3 ( B N M a d r i d , R. 2 7 4 0 2 ) ; FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Conservación de monarquías, BAE, t. 2 5 , p . 4 7 2 ; D. DE OLIVARES, Respuesta..., f. 4 .

5 1 Véase, p o r e j e m p l o , 5 de m a r z o de 1 6 0 3 , t. 2 1 , p. 3 9 7 . 52 Memoúal, T o l e d o , 1 6 2 4 , f. 4 ( B N M a d r i d , V E . 2 0 9 - 1 5 8 ) .

Page 15: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

NRFH, LII L I T E R A T U R A P I C A R E S C A D E L X V I I 167

E n Teresa de Manzanares, c omo vimos, aparece u n b u h o n e r o que se finge en quiebra y se queda c o n tres m i l reales: " C o n éstos se halló en su poder el gabacho, habidos con tan poca conc ienc ia por cono­cer l a b o n d a d de l que le fió" (TM, p. 228). Estas palabras permi ten ver dos aspectos de los negociantes: la poca conc ienc ia de l estafador, p o r u n lado, y la b u e n a fe de l estafado. P o r otra parte, e l comporta­miento mezquino de l negociante encuentra justificación dada la d i f i ­cu l tad que i m p l i c a r e u n i r e l d inero . C o m o otros autores, Casti l lo Solórzano crit ica la mezquindad , pero la amplía a cualquier estamen­to y la just i f i ca cuando la r iqueza adqu i r ida h a sido producto de l tra­bajo. Así, e l h idalgo bastardo que l lega de las Indias a Málaga, cuando hereda tres m i l ducados de renta de l suegro: " E r a hombre m u y miserable, de la data de muchos que v ienen de Indias; pero éste no tenía la causa por qué serlo, porque las haciendas de los indianos ganadas c o n trabajo ob l igan a ser b i e n guardadas, y esto les hace ser miserables . . . " (TM, p. 295). Teresa se casa en Sevilla c on u n perulero que "era la misma miseria, plaga que traen todos los que pasan de Es­paña a ganar hac ienda a las Indias, que como allá les cuesta trabajo e l adqu i r i r la , así l a guardan" ( T M , p. 370). L a adquisición de r ique­zas mediante el ejercicio laboral p rop i c ia el ahorro , mientras que la hac ienda adqu i r ida fácilmente i n c l i n a a la dilapidación o incluso también a l a mezquindad . E n Trapaza, por ejemplo, aparece u n caba­l l e ro que no tiene cr iado y a l imenta a su caballo para ahorrar ; luego se presenta u n noble avaro al que se le c o m p o n e n unos versos satíri­cos (AbT, pp . 248-252). Casti l lo Solórzano crit ica, en La garduña, lo general izado de la codic ia . Recordemos que en la b u r l a a Octavio F i -l u c h i , Garay finge conocer el secreto de la p iedra filosofal y declara no haberlo hecho público dada la necesidad económica de l rey debi ­da a las guerras, pues aunque estaría dispuesto a hacerlo u n par de veces, señala que " l a codic ia de los hombres es tal que no se conten­tan c o n lo que t ienen, aunque sea m u c h o , sino que anhelan siempre tener más" (LgS, p. 260). N o es pues privativo de los negociantes u n comportamiento vicioso, sino que toca a toda la naturaleza h u m a n a , empezando por el rey. Esta censura era común: Bartolomé Leonardo de Argenso la , po r e jemplo, a f irma que " l a enfermedad de la Corte son vicios de mala ca l idad y lo que más párese que se señalan, cu-d i c ia , rapiña, y deshonestidad escandalosa en todos géneros de gente . . . " 5 3 . As imismo , no faltaban pensadores que aconsejaran al príncipe evitar gastos superfluos y seguir las reglas, absolutamente necesarias, de los negociantes. J u a n de M a r i a n a sostiene que "Nues-

5 3 "De cómo se remediaran los vicios de la Corte y que no acuda a ella tanta gen­te inútil", Libro de varias cosas en prosa, de hombres insignes en letras y política y de Ración de Estado, s.L, s.a., f. 125 (BNMadrid , ms. 8755).

Page 16: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

168 Y S L A C A M P B E L L NRFH, LII

tro cu idado p r i n c i p a l y mayor debe consistir . . . en que estén nivela­dos los gastos con los ingresos" 5 4 .

L a narrativa picaresca reivindica la figura del mercader al caracte­rizarlo como u n hombre que no sólo sigue las normas del b u e n co­merc io , sino que también tiene u n comportamiento virtuoso. Pedro de la T r a m p a , padre de Trapaza, trabajaba como pelaire para u n mercader en cuya fabrica conoc ió a O l a l l a y la dejó encinta. E l padre de ésta habló con su amigo, e l mercader, qu ien dijo a Pedro : "que él le ofrecía de su parte no faltarle jamás mientras viviese, y demás de es­to ayudarle para su casamiento en todo cuanto pudiese, por la afición grande que le había cobrado" (AbT, pp . 135-136). Además de caritati­vo, fiel a la amistad y a la just ic ia , se describe al personaje como "buen cristiano" que p r e m i a el trabajo, pues hace capataz a Pedro p o r ser u n buen trabajador. Por otra parte, el genovés asentista de l rey, c on qu ien se casa Estefanía, su sirvienta, es u n hombre bondadoso que ama a su mujer y le hereda quince m i l ducados (AbT, p. 304).

E n Teresa de Manzanares, el perulero d o n Alvaro es u n "hidalgo de lo mejor de Navarra" con ideas respecto al h o n o r como cualquier no­ble. Además, como hombre de negocios, cumple con sus obl igacio­nes puntualmente y por adelantado. A d o n Sancho, galán de Teresa, le l lega u n a letra de M a d r i d remit ida a d o n Alvaro "y aunque venía el plazo de la paga de el la a diez días vista, él se la pagó luego sin i r a casa, cosa que estimó en m u c h o d o n Sancho, y desde allí quedaron muy grandes amigos. . . " (TM, p. 376). Es revelador que el negociante proceda de Navarra , pues el lo i n d i c a que el linaje no es de l todo i n ­compatible con la actividad mercant i l , tal como sabemos que ocurría en Sev i l l a 5 5 . Salta a la vista que los mercaderes de Castil lo Solórzano no corresponden a la imagen arquetípica que se había conformado .

Para Maur i ce M o l h o , como vimos, esta narrativa se opone al mer­canti l ismo, dado que se manifiesta contra el espíritu de lucro y consi­dera la posesión de d inero contrar ia a la v i r tud nob i l iar ia . As imismo, el crítico refuerza esta idea en el hecho de que, en su ines­tabi l idad ocupacional , algunos picaros son comerciantes. E n efecto, Guzmán, Just ina , Lazar i l l o de Manzanares , Ruf ina , Teresa y Esteba-n i l l o se dedican a los tratos y, salvo Just ina , los demás real izan estas actividades al final de las obras. E l protagonista de l Lazarillo de Man­zanares anuncia , desde los capítulos iniciales, su deseo de pasarse a las Indias "donde hombres baxos v ienen de ord inar io ricos, aunque vayan sin oficio, porque l levando consigo el poderse aplicar a merca­deres de cosas baxas, n u n c a v ienen sin dineros" (LM, t. 1, p. 38). L a mercadería se presenta como u n a pos ib i l idad laboral necesaria que

54 Op. cit, p. 548. 5 5 Sobre este tema véase R U T H P I K E , Aristócratas y comerciantes, Ariel, Barcelona, 1978.

Page 17: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

NRFH,Ul LITEPvATUPvA P I C A R E S C A D E L X V I I 169

puede ejercer cualquier ind iv iduo , sea cual sea su genealogía o ex­tracción social. A di ferencia de otros picaros, Lázaro tiene muy claro su objetivo y la obra culminará cuando realice su aspiración. E n op i ­nión de Giuseppe Sansone 5 6 , el viaje a las Indias, última aventura de l personaje, es innecesaria. N o obstante, dentro de la estructura narra­tiva hay u n lazo de unión que se i n i c i a en las primeras páginas y atra­viesa el resto de la obra. P a r a empezar, la fami l ia adoptiva de Lázaro se ded ica a l comerc io de telas y otros objetos; el protagonista repeti­rá, en varias ocasiones, su deseo de ser mercader en las Indias, lo comenta , p o r e jemplo, c on el ermitaño, qu ien le aconseja desistir de su intento . C u a n d o huye de quienes qu ieren casarlo se topa con " u n hidalgo de Sevilla, r ico y poderoso en e l la" , cuyo hijo fue su discípu­lo , y que se presenta como benefactor y protector de l picaro pues le está muy agradecido: " E n m i posada estaréys regalado y servido sin que os cueste u n quarto, ansí la c o m i d a como el juntar le los proces-sos [al acusador] que en Granada , Málaga y otras partes tiene" ( L M , t. 1, p. 141). E l hidalgo se dedica a la exportación de mercancías a las Indias y ofrece a Lázaro la pos ib i l idad de c u m p l i r su objetivo. E l mer­cader hidalgo func iona como contraste respecto a la idea de que la ocupación mercant i l no era para los nobles, sus valores son otros, se trata de u n hombre virtuoso al que no le i m p o r t a l a genealogía de l p icaro . E l comerc io , en este contexto, es u n trabajo d igno para cual ­qu ier m i e m b r o de la sociedad.

L a picaresca presenta, pues, personajes con las cualidades de l b u e n mercader especificadas en El primer manual hispánico de mercade­ría de l siglo xrv 5 7 : dignos de confianza, caritativos, cristianos, justos y, sobre todo, que hacen b u e n uso de l comercio . Incluso, aunque en España se desea l imitar las operaciones cambiarías, encontramos su lado positivo en el Guzmán:

Mas , lo que absolutamente se ent iende p o r cambio es o b r a indi ferente , de que se puede usar b i e n y m a l y, c o m o tal , aunque injustamente, n o m e maravi l lo que, n o debiéndola tener p o r mala , se repruebe . Mas la evidentemente buena , s in sombra de cosa que n o lo sea, que se m u r m u ­re y v i tupere , eso es lo que m e asombra (GA, t. 1, p. 55).

L a censura está d i r ig ida a la falta de ética en las operaciones, no a las actividades en sí. Esto i n d i c a que el empleo de la r iqueza deter­m i n a la cal idad de sus poseedores: n i el comercio , los cambios o el d inero son malos en sí. C u a n d o R u f i n a roba ocho m i l escudos a M a r -q u i n a todos se alegran en La garduña:

5 6 E n su introd. al Lazarillo de Manzanares, ed. cit., p. xxx. 5 7 M I G U E L G U A L CAMARENA, El primer manual hispánico de mercadería. Siglo xrv, C S I C ,

Barcelona, 1 9 8 1 .

Page 18: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

170 YSLA CAMPBELL NRFH, LII

.. .por verle tan cudicioso y poco amigo de hacer bien a nadie, que aun con ser interés suyo y en bien de su alma, pocas veces lo vieron hacer alguna limosna. Escarmienten en éste los avaros, considerando que si Dios les da bienes es para que con ellos aprovechen al prójimo y no sea su ídolo su dinero (LgS, p. 224).

N o es, pues, la mercadería c o m o trabajo remunerativo lo cr i t i ca­do, sino l a conducta de los individuos ante la posesión de bienes: e l d inero debía c i rcular y u n a f o rma de hacerlo era la caridad. Si tene­mos en cuenta que en esta obra los mercaderes no son mezquinos en su v ida personal , veremos más c lara esta idea de reforma. De la casa de Octavio F i l u c h i se dice que tiene pinturas, láminas de R o m a , escri­torios, pabellones costosos, l ibros, agnusdeyes, etc. (cf. LgS, p. 154). Y exactamente lo mismo ocurre en l a casa M a r q u i n a donde tiene "muy buenas colgaduras de verano, frescas sillas de vaqueta de Moscovia , curiosos bufetes y escritorios de ébano y mar f i l , que aunque misera­ble, no lo era para el adorno de sus piezas. . . " (LgS, p. 207). N a d a más claro que u n texto de Guzmán sobre l a r iqueza:

L a riqueza de suyo y en sí no tiene honra, ciencia, poder, valor ni otro bien, pena n i gloria, más de aquella para que cada uno la encamina... N i se condena el rico n i se salva el pobre por ser el uno pobre y el otro rico; sino por el uso dello.. . [Dios] Hizo poderosos y necesitados. A r i ­cos dio los bienes temporales y los espirituales a los pobres. Porque, distribuyendo el rico su riqueza con el pobre, de allí comprase la gra­cia y, quedando ambos iguales, igualmente ganasen el cielo (GA, t. 4, pp. 174-175).

L a car idad, pues, se presenta como u n a f o rma de hacer c i rcular la r iqueza, c omo h a demostrado M i c h e l Cavillac respecto al Guzmán de Alfarache y que aquí vemos sucintamente. T a l como proponía e l neoestoicismo senequista (con estrechas relaciones con el erasmis-mo) , de l cual da buena cuenta Quevedo en sus obras y en su relación epistolar con Justo L ips i o —cuyas obras figuran en la bibl ioteca de l conde-duque de Ol ivares 5 8 —, debía haber u n a re forma que part iera de l inter ior de l ind iv iduo . De ahí la propuesta de Guzmán: " E l mozo que tratare de querer ser viejo, deje mis pasos y trate de vencer pasio­nes. Dispóngase a el [sic] trabajo y a fuerza de su vo luntad ríndala[s] en el suelo, venciendo viejos deseos... gastando el t iempo en virtuo­sos ejercicios. . . " (GA, t. 3, p. 252). Vencerse a sí mismo y ser u n h o m ­bre nuevo llevaba a u n cambio social axiológico que repercutiría en todos los campos de acción de la España de l siglo xvn.

5 8 Véase J O H N H . E L L I O T , Spain and its world, 1500-1700, 2 n d ed., Yale University Press, New Haven-London, 1989, p. 200.

Page 19: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,

NRFH, LII LITERATURA PICARESCA DEL XVII 171

El carácter reformista de la picaresca, que se muestra desde los prólogos, es evidente al hacerse portavoz de un pensamiento renova­dor acorde con las circunstancias que atravesaba la Península: pro­clama la igualdad fundada en la universalidad del pecado original, lo que implicaba la ponderación de la virtud, el mérito y el trabajo, con una reivindicación fundamental del buen uso del comercio, frente al linaje y el ocio de la aristocracia.

YSLA CAMPBELL Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Page 20: LA LITERATUR PICARESCA DEA L SIGLO XVII ¿UNA NARRATIVA ...aleph.academica.mx/jspui/bitstream/56789/27516/1/52-001-2004-01… · en sus orígenes, de s participacióu n militar d,