Click here to load reader
Upload
cruz-reyes
View
219
Download
1
Embed Size (px)
DESCRIPTION
LOS DIAMANTES FATÍDICOS VICTOR HUGO DIVALDO FRANCO
Citation preview
LOS DIAMANTES FATÍDICOS Libro: Los Diamantes fatídicos
Divaldo Franco
La desmedida ambición humana, hija dilecta de su egoísmo
exacerbado, responde por innumerables calamidades de todo porte
que pesan en la economía moral de la sociedad terrestre.
El ser humano, preservando los atavismos del estado primario por
donde transitó, se aferra tenazmente a los intereses mezquinos de
supremacía y de predominancia en relación a todo y a todos,
trabajando con la mente fija en los mentirosos triunfos temporales,
como si la vida fuese apenas el disfrutar de las pasiones y el
permanente campeonato de la lujuria a que se entrega. No
midiendo esfuerzos ni reflexionando con sensatez, exorbita en la
conquista de los valores que corrompen los sentimientos, aunque
exalten la situación en el destaque del grupo social, viviendo
inquieto porque sin harmonía interior, debido al error a que se
entrega.
Preocupado en acumular haberes que pasan de manos, y dominado
por el servilismo de la sensualidad, engaña y atrae con desfachatez,
hiriendo la emoción y la dignidad de cuantos se le presentan como
obstáculos a los sórdidos objetivos que cultiva.
La sociedad en la que ejerce posición relevante lo acepta con
cinismo, disfrazado de un júbilo que está distante de ser real,
porque conoce los sombríos caminos que conducen a situación
envidiable, ya que la mayoría de sus miembros transitó por
idénticas divagaciones.
Aunque la cordial y diplomática postura en el relacionamiento que
es mantenido, no existe entre sus miembros la saludable
fraternidad ni la confianza que sería deseable, a fin de que la
harmonía los planifique conforme sería ideal.
El intercambio afectivo es casi nulo, por cuanto se evita profundizar
en los intereses emocionales, desde que la sospecha sistemática los
señala, en razón de cada cual desear ocupar el lugar más alto en el
cual el otro se encuentra momentáneamente.
No pocos individuos en ese estado recuerdan la transitoriedad
orgánica, dando la impresión de que su felicidad es eterna, siendo
ellos seres especiales que los dioses del Olimpo eligieran en
carácter excepcional. Concepto vano, engañoso, porque nadie huye
da argamasa celular en la que se encuentra temporalmente, desde
que se encuentra peregrinando por el archipiélago terrestre en su
proceso de evolución.
El engaño de la materia que a muchos seduce, se deshace, no pocas
veces durante el propio tránsito carnal, mas siempre tras el cesar
de las pulsaciones cardíacas, después de sucedido fenómeno
biológico de la muerte.
La indestructibilidad es condición del Espíritu y no del cuerpo que
lo viste. El viaje terrestre es de aprendizaje, de educación, de
desenvolvimiento de los valores internos, jamás constituida de
planificación, de felicidad sin defecto, por cuanto, en cualquier
colegio donde se encuentre el individuo, este experimenta
solamente la alegría de la oportunidad, la bendición que recoge en
el estudio, preparándose, sin duda, para la finalidad que será
conquistada, cuando, entonces, valorará los resultados del esfuerzo
emprendido.
Se engañan todos aquellos que sitúan la plenitud en el complejo
fenómeno orgánico y en los quiméricos bienes que almacenan. Los
tesoros reales son, conforme acentuó Jesucristo, aquellos que los
ladrones no roban, las polillas no roen, ni la herrumbre gasta.se
trata, por tanto, de los dones del Espíritu, de los valores morales, de
los inalienables recursos del alma.
En razón de la belleza de que se revisten las gemas raras, de lo que
significan en monedas que se les atribuyen, a través de los tiempos
han ejercido una fascinación apasionante en las criaturas que
luchan por acumularlas a coste de cualquier sacrificio. Para su
conquista se invierten fortunas que podrían ser superiormente
utilizadas destruyendo el hambre, las enfermedades, la ignorancia,
la miseria moral que dominan en el mundo, y no obstante, son
transformadas en fulgurantes piedras que yacen en casos delicados
y de alto precio, muertas en fuertes cofres, para ser usadas una que
otra vez, provocando la envidia y despertando resentimientos, más
embelesando, por un momento, con el brillo de la vanidad a sus
transitorios poseedores.
Cuando son portadoras de pureza y perfección, que las tornan más
raras, son transferidas de una para otra persona, de una para otra
generación, algunas portadoras de tragedias, de crímenes que
fueron cometidos para poseerlas, tornándose fatídicas para sus
poseedores...
Sin embargo el drama que narramos en las páginas que siguen
tenga causas profundas que se enraízan en las reencarnaciones
pasadas, los diamantes fascinantes que facultaron la ejecución de
algunos crímenes, desempeñan un papel importante en nuestra
historia real, que sufrió necesarias adaptaciones y modificación
para evitar que sean identificados los personajes que constituyen
nuestro romance, algunas de las cuales prosiguen en su
vilegiatura.
Nuestro deseo es demostrar que la fuerza de la Ley de Causa y
Efecto es invencible, no permitiendo que nadie la defraude, por más
habilidoso que sea, o por más perverso, o por más cínico, desde que,
para donde huya la afrontará inapelable, ejerciendo la misión
providencial para la cual fue programada.
El método eficaz y único para proporcionar la felicidad real, sin
duda, es el ejercicio de la conciencia recta, la actividad correcta y la
conducta moral sin falla. La Vida se cobra de todos los delitos que
sean practicados contra sus códigos soberanos. La única
alternativa, pues, que resta al ser humano, es respetarla en todas
sus expresiones. Águeda (Piedad, Espine, Portugal), 20 de octubre
de 2003. Victor Hugo
TRADUCIDO POR: M. C. R