Pedro Trigo La Cultura Del Barrio

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    P edro T rigo

    .................a cultura del barrio .

    oI !J . ;1110GU~II I .1.AUniversidad Cat6lica Andres Bello

    Fundaci6n Centro GumillaCaracas, 2005

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    I.Evoluci6n de los barrios .Caracterizaci6n d el barrioCaracterizamos al barrio por la conjunci6n de variables diversas,

    unas referidas al estatus legal de los terrenos, otras a la dotaci6n deservicios por parte del Estado y otras aI niveI econ6mico del promediode los pobladores. De este modo se diferencia el barrio tanto de zonaspopulares bajas, como de conventfculos, es decir, corredores con habita-ciones unifamiliares, 0 de grandes casas antiguas en el casco hist6ricode las ciudades, ocupadas por multitud de familias.

    Entendemos por barrio al territorio autoconstruido por sus pobladores,con muchas viviendas precarias, sin propiedad legalizada del suelo yque carece de servicios basicos normalizados (es decir, a la altura de laciudad contigua) y cuyas familias no alcanzan estructuralmente a cubrirsus necesidades basicas. Llamamos zona popular al territorio autocons-truido 0 construido en serie por empresas constructoras publicas 0privadas, que tiene el mfnimo de servicios basicos normalizados y cuyasfamilias alcanzan a cubrir sus necesidades basicas.EI elemento mas visible del barrio es la autoconstrucci6n. Esta es lamayor diferencia con la ciudad en la que, por la divisi6n de trabajo, lascasas son construidas por constructores especializados. Sin embargo,esta caracterfstica no basta para caracterizar al barrio ya que, si Iaocupaci6n fue hecha ordenadamente y la situaci6n es favorable, con eltiempo un barrio puede derivar a una zona popular e incluso a una declase media baja. Por eso, el nivel econ6mico de los habitantes es unindicador decisivo. Aunque no suficiente, porque hay urbanizacionespopulares en las que el nivel de vida y la dotaci6n de servicios sonestructuralmente precarios por la forma tan mezquina como fue disenado

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    democratica, Dando un paso mas en esta consideraci6n polftica, enestos tiempos de crisis hay gente que los considera como masa ( lumpen)que puede llegar a explotar, que puede ser arrastrada por los agitadoresrevolucionarios. Para otros los barrios son simplemente zona roja, cancery cloaca de la ciudad. No falta, sin embargo, quien los considera masbien como candidatos y artifices de la modemizaci6n del pais, base firmede la democracia. Incluso para algunos analistas los barrios son ellugarde gestaci6n de la cultura popular moderna. Nunca ha faltado tampocogente que los considere como vfctimas de la injusticia y sujetos dederechos.

    Relaci6n de la posici6n econ6mica del barrio con la marchaecon6mica de la globalidad: Es distinto que el barrio y el pais progresena que el pais progrese y el barrio se estanque 0 deteriore. En el primercaso se dara una relaci6n arm6nica entre ambos y la ciudad hegernonizaraal barrio, mientras que en el segundo habra agresividad y resentimiento.En Venezuela, por ejemplo, se ha pasado de la unidireccionalidadascendente (los ricos en progresi6n geometrica y en barrio en progresi6naritrnetica) a la bidireccionalidad contrapuesta: cada vez mas numerososlos ricos y mas ricos, y cada vez mas pobres y con mayor pobreza; hastala fase actual en la que el deterioro ha sido parejo, pero en la que elbarrio teme fundadamente una revancha de la ciudad contra el barriopor el respaldo al gobierno actual.

    Expectativas de los vecinos respecto del barrio: En la primera faseel barrio esta empefiado en el establecimiento y dotaci6n de serviciosmf-nimos. Luego se ansfa la presencia de instituciones (escuelas,ambula-torios, modulos policiales, capillas, comercios basicos] yasociaciones (vecinales, deportivas, religiosas, culturales). Despuespueden ocurrir desarrollos divergentes: descuido de 1 0 publico,consolidaci6n de 1 0 privado y realizaci6n personal fuera del barrio; 0aspiraci6n a hacer del barrio una zona cualitativa; 0 busqueda delequiparamiento con una zona popular urbana.

    Ambiente humano: EI punto de partida es indudablemente el des-conocimiento y recelo mutuos ya que cada quien viene por su cuenta y

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    de un sitio diverso; pero tam bien se hace presente la colaboraci6n, quetodos yen como indispensable, tanto para la construcci6n de cada casacomo para levantar la infraestructura del barrio y para la dotaci6n deservicios. Despues de la primera normalizaci6n pueden hacersepresentes las divisiones e incluso la desimplicaci6n de la mayorfa, quealcanz6 sus objetivos y se concentra en met as mas individuales. Con eltiempo el barrio puede llegar a convertirse en un espacio abierto paralos de la zona; aunque tambien puede predominar la pretensi6n deprivaticidad individual 0 familiar y el establecimiento de grupos cerrados.Hay momentos en los que 10que da el tono es la dejaci6n por inseguridadde lugares publicos; a estos siguen regularmente intentos de recupera-ci6n y reencuentros conscientes.

    Grado de densificaci6n: La evoluci6n del barrio puede seguir tresmodelos: ocupaci6n cada vez mas intensiva hasta la tugurizaci6n; ocu-paci6n vertical con materiales durables hasta el hacinamiento; ocupacioncualitativa hasta la zona popular e incluso media. En los dos primeroscasos practicarnente desaparecen los espacios publicos, no solo las plazas,los parques y las canchas sino mas aun las aceras, incluso las calles, quese angostan hasta el extremo, y hasta los espacios privados no construidos.En el tercer caso no aumenta demasiado el mimero de hahitantes, y estosno s610cualifican sus casas sino tarnbien consiguen mejoras sustancialesen los espacios publicos, los servicios y las instituciones.

    Dotaci6n de servicios (aguas blancas y negras, vialidad, energfaelectrica ...): La evoluci6n puede ir desde el diffcil arranque inicial a lanormalizaci6n 0 al atascamiento 0 ala degradaci6n. Estos dos ultimoscasos pueden ocurrir tanto por el hacinamiento del barrio como por elpoco poder adquisitivo de sus habitantes y su escasa iniciativa e influen-cia. como mas aun por la mala fama del barrio que desestimule la inversi6nen el, como por la situaci6n econ6mica 0 polftica general desfavorable.

    Cualificaci6n educativa: La situaci6n puede evolucionar hacia elmejoramiento continuo, 0, despues de un avance inicial, a que se inscri-ban menos nines y deserten mas, a que baje la calidad de la educaci6n,y sin embargo, posiblemente a que se sigan capacitando los adultoscon tremendo coste econ6mico y humano.

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    Coordenadas Ubicaci6n del barrio: Centrico 0 periferico, cercano a fuentes detrabajo 0 lejano a elIas, con posibilidad de expansi6n 0 sin ella. Dimensi6n del barrio en terminos territoriales y poblacionales: Muyextenso y con muchos habitantes; poco extenso y con muchos habitan-tes; dimensiones medias; 0 un enclave en una quebrada 0 en uncerrito entre urbanizaciones de clase media 0populares y sin ningunaposibilidad de expansi6n. Capacidad econ6mica de los pobladores: Las variables mas signifi-cativas son que esten cercanos a cubrir las necesidades basicas 0que anden en torno a las mfnimas; que tengan trabajos estables 0 quevivan a saIto de mata; que mas 0 menos anden parejos 0 que hayadiferencias pronunciadas. Organizaci6n de los vecinos: Pueden no estar organizados, puedentener organizaciones mfnimas 0bastantes organizaciones. Las organi-zaciones pueden ser realmente del barrio u organizaciones clientelares.Pueden ser estables 0marcadas por la labilidad. Pueden ser en tornoaI barrio, a sus necesidades y aspiraciones, es decir, organizacionespublicas, 0 pueden ser organizaciones privadas, en base interesesconcretos. Polftica estatal respecto de los barrios: A veces no hay ningunapohtica y los barrios estan dejados a su suerte. Otras, la politica esdar 1 0 mfnirno y cuando el barrio presiona. Hay ocasiones ~n las queel Estado se propone una cierta nonnalizaci6n de los servicios basicos,A veces la polftica es meramente clientelar; otras mas genuinamentedemocratica, considerando en verdad a sus habitantes como sujetosde derechos y deberes. Momento econ6mico expansivo 0 recesivo: Si el momenta esexpansivo los barrios pueden esperar una cierta atenci6n por partedel Estado y sobre todo sus habitantes encontraran trabajo estable.Por estas dos fuentes, e incluso por parte de instituciones privadas,cabe suponer que se dara una cierta inversion en eI barrio. Si el

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    momenta es recesivo, como el Gobiemo no sea genuinamente demo-cratico, el barrio sera el que mas sufra la recesion, ya que los sectorescon mas influencia trataran de que la crisis cargue 1 0 menos posiblesobre ellos.Posibilidades a que dan lugar estascoordenadas: Barrios centricos 0 cercanos a fuentes de trabajo, con pobladoresde capacidad econ6mica a causa de sus dotes humanas y con un mini-mo de organizaci6n, tienden a dejar de serlo rapidamente y se trans-forman en zonas populares, sobre todo si el momento es expansivo. Si son centricos 0 cercanos a fuentes de trabajo, pem con pobladoresde poca capacidad econ6mica porque tienen pocas dotes para llegara tener, tienden a densificarse rapidamente, tanto que el hacinamien-to dificulta enormemente superar la precariedad y pueden evolucio-nar a una rapida tugurizaci6n. Si son grandes y organizados pueden presionar mas para la dotaci6nde servicios que si son pequefios. Si se fundan en epocas expansivas y con gobiemos populares pue-den desarrollarse mas rapidamente que si les toea crecer en fasesrecesivas 0 con gobiemos antipopulares . Otra variable a tener en cuenta es el tamafio de la ciudad, la densi-dad cultural y econ6mica de la zona campesina de procedencia y ladistancia de ella respecto de la ciudad. Si la ciudad no es muy grandey el campo tiene prestancia y esta cercano, su influencia en el barrioes permanente y este evoluciona sin ruptura.

    Tres fases:1. Hubo unafase en la que el barrio era de los emigrantes que 1 0 ocupa-

    ron. El flujo migratorio era muy grande respecto de la ciudad; ella yellos 1 0 sentfan como incontenible. Como era perentorio que las masas

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    de los cerros se integraran polfticamente porque se sentfa comoposible una explosi6n revolucionaria, aunque la coyuntura no eraexpansiva, el Estado y la sociedad civil no oponfan mucha resistencia,incluso colaboraban a la estabilizaci6n de los barrios. Por eso loshabitantes de los barrios pudieron organizarse y obtener serviciosmfnimos de agua, luz, educaci6n y vialidad.En esta primera fase hubo bastante movilidad de unos barrios aotros buscando mejorar. Bastantes personas pensaban que su estadiaen el barrio sena temporal y que acabarfan ingresando en la ciudadpor la vfa de un empleo estable y cualificado. En la ciudad se cons-trufan multiples apartamentos populares multifamiliares (bloques)para acogerlos. Un mimero tal vez mayor vivfa pendiente de solu-cionar los problemas mas perentorios y aspiraban a ir mejorando enel barrio, por de pronto. Una gran parte acept6 sacrificarse para quesus hijos pudieran estudiar y asf no tener que pasar por donde ellospasaron. Sonaban en que cuando obtuvieran un tftulo y un empleolos pondrfan a valer a ellos.Estamos en la decada del desarrollo: los del barrio son los que semodernizan, capacitan y ascienden: una fuerza positiva.

    2. Hubo una segundafase en la que los muchachos se hicieronj6venes yempezaron aformar hogares hasta dar el tono al barrio. No todos losque nacieron 0 se criaron en el barrio estan en el: unos cuantos 10 -graron entrar, mejor 0 peor, en la ciudad. En el barrio estan los queno entraron. Ya la referencia al interior campesino se fue haciendocada vez mas mediata. Ellos eran ya del barrio, con 10 que el tienede querencia pero tambien de estrechez, tensiones y estigmatizaci6npor parte de la ciudad, necesaria, tambien suya, pero siempre ajenay discriminadora.Se vive en el barrio con ambivalencia. Se conoce a toda la gente ytambien se es conocido. Esto se experimenta a la vez como una granventaja y como una presion de la que uno quisiera librarse. Se tienenamigos, pero tambien enemigos. Hay momentos entranables, perotamhien se sufre el desgaste por tanta estrechez.

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    Ya la ciudad se acostumbr6 al barrio, tanto que no 1 0 ve, que noexiste para ella. AI perder el miedo tambien Ie perdi6 el respeto.Como ya no es un problema politico, tambien el Estado 1 0 marginacada vez mas en su presupuesto. Los servicios que poco a poco seiban haciendo mas aceptables y diversificados, comienzan aestancarse y a deteriorarse rapidamente,Lo que se capacit6, en un mercado de trabajo cad a dfa mas envilecido,no da para salir del barrio. Crecieron mucho mas las expectativasque las posibilidades. EI barrio se diversifica: estan los que no seresign an par no pasar por de la ciudad y para parecerlo asumenincluso servilmente su atuendo, modo de hablar y caminar, temas,suefios, rmisica ... Aunque a veces real mente son de Ia ciudad y comono pueden vivir en ella estan en el barrio como exiliados, marcandola distancia. Y estan los que se aceptan como del barrio, asumencosas de la ciudad que les gustan y pueden, reinterpretan su mensajey crean su mundo en el barrio.EI barrio esta ya completamente normalizado. Por eso los antiguosinvasores ahuyentan a los nuevos: se sienten invadidos.

    3. Tres hechos caracterizan a La tercera fase: Abandono de los barriospor parte del Estado en medio de una tremenda crisis econ6mica,polaica e ideol6gica. Presencia estructural (distribuidores y consumi-dares) de la droga y la violencia consiguiente. Fiebre de construccionparticular y a veces tambien trabajos de equipamiento del barrio.Hay barrios que se reconfiguran en su planta ffsica y en su ambientepor Ia voluntad mancomunada de sus pobladores, en tanto en otroscunde la privatizaci6n, la dejaci6n de 1 0 cormin y su consiguientedeterioro, la diversificaci6n creciente e hiriente.Una percepci6n de fondo de esta tercera etapa es Ia permanenciade los harrios. Sus pobladores sahen que estan allf para quedarse,que no existe ninguna posibilidad de mudarse a otra parte. Tambienel Estado y la ciudad empiezan a aceptar la existencia de los barrios,incluso se llega a valorar positivamente 1 0 construido con tantaestrechez y desventajas. Hasta los arquitectos y planificadores

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    comienzan a considerar que 1 0 construido por la gente es mas adaptado,mas progresivo y mas humano que 1 0 planificado para ellos por orga-nismos especializados. De este reconocimiento se comienza a vislum-brar la posibilidad de una colaboraci6n mas respetuosa, racional yfructffera entre pobladores de barrios y estos organismos. Ya hay al-gunos ejemplos alentadores. Pero ellos hacen ver tambien la ingentedificultad de superar esquemas clientelares para entablar relacioneshorizontales, bidireccionales y realmente democraticas.

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    Evolucion de los barrios

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    II. El estar-entre como caracterizadordel poblador suburbano .No tiene sentido la pregunta por la esencia del poblador de barrio.

    Sf cabe preguntar por su identidad, aunque esta indagaci6n entrafia elriesgo de generalizar rasgos particulares, de hipostatizar meras manifesta-ciones y de convertir en entelequias 1 0 que no son sino caracterizacioneshist6ricas.

    Asumimos de entrada la denominaci6n habitante de barrio desde laperspectiva de la antropologfa cultural, antropologfa en cuanto que trata-mos del sujeto humano y cultural en cuanto que nos referimos a una par-ticularfsima configuraci6n de la realidad hist6rica que son las ciudadesmodernas del Tercer Mundo y mas en concreto de America Latina, y,dentro de elIas, las zonas suburbanas,

    No nos referiremos a caracterizaciones contenidistas. Centraremosnuestro analisis en un solo rasgo que funcionarfa como principioestructurador 0 rnatriz relacional en la que se sinian diversos niveles ycor:tenidos que pueden articularse en varias direcciones.

    Yo-soy, estar-en yestar-entreEs un lugar cormin caracterizar al ser humano occidental moderno a

    partir del sujeto, su desarrollo dialectico y las posibilidades a que dalugar, E1yo pienso, yo conquisto, yo invento, yo produzco, yo consumo,yo me dedico al negocio decisivo de la salvaci6n de mi alma ... , sedandiversas expresiones de esta autoposici6n que comprende, en una desus dialecticas, la autoposesion, la salida de sf y la transformaci6npara sf de 1 0 posefdo.

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    ........ El estar-entre como caracterizador del pohlador suburLano

    Este sujeto construye su identidad en base a acciones dominantes;y asf ese yo se define a sf mismo como hijo de sus obras, como hechopor el mismo: yo soy un conquistador, un productor ... Ciertamente queen el sujeto hay mas contenidos y virtualidades que los expresados enel predicado. Pero a su vez en este juicio el predicado no expresa s610y principalmente la inclusi6n del sujeto en un conjunto sino una acci6ndel sujeto tan persistente y determinante que 10constituye en la condi-ci6n que expresa.

    Existen estudios que caracterizan al campesino, y concretamente alde America Latina, porel estar-en. Segun elIos, en el campesino privarfa10 posicion al, referido tanto a la tierra, como a la comunidad raigal,como a la fuente sagrada de la vida. El campesino esta-en la tierra,esta en su tierra, la tierra de sus antepasados, la tierra de Dios. Esta ensu casa, en su caserfo, en su pueblo, en su regi6n, en su territorio,tierra humanizada por muchas generaciones y bendecida por Dios ybajo el patrocinio de los santos patrones. Esta-en la presencia de Dios,que es tambien el Dios de sus padres, que es desde luego el creadorparticular de esa tierra y el que se la entrega para que vivan de ella ypara que la cui den y respeten.

    El "verterse" a los dernas seres humanos y la "intromisi6n" de losdernas en uno tiene en este tipo humano una importancia primordialpara la constituci6n de la persona, para la autoidentidad y para lacaracterizaci6n compartida por el grupo.Pues bien, nuestra hip6tesis es que el habitante del barrio quedaftacaracterizado por su estar-entre. Como en el caso del campesino, 10posicional es definitorio. Pero en este caso la posici6n no se da comoposesi6n, como arraigo ancestral, como pertenencia a magnitudesprevias al sujeto y sentidas por el como ambito estable.

    Por el contrario donde se est a es un lugar privado originalmente dereferencias, es decir, no habitado, y generalmente no susceptible dereferencias humanas: inhabitable por ser terreno de alta peligrosidad 0anegado 0 desertico, sin ningiin servicio y alejado de los centros detrabajo y los planes de municipalidades y urbanistas. Un lugar en e l

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    que la tierra no es propia. Un lugar en el que no se es recibido pornadie sino por 1 0 regular hostilizado por las fuerzas del orden. Se estaen un lugar que no es un territorio, una tierra maleable y menos aiinhumanizada por la habitaci6n de generaciones.

    Se esta en un lugar que, humanamente hablando, no existe. Por esolas referencias que definfan al campesino (la tierra y la comunidadancestrales y los santos que la custodiaban), en el barrio, al no estar-ahf, se vuelven referencias simb6licas. No son referencias "naturales"en el sentido de que no se ha nacido 0 en todo caso no se vive en ellasni ellas configuran a la persona si esta no elige negarlas 0 salir de ellas.Si de algun modo contimian siendo referencias del sujeto, 1 0 son porpreferencia y opci6n. Y 1 0 son como referencias interiores, no comoelementos en los que uno esta ffsicamente inmerso.

    Lo mismo ocurre con la ciudad. Ella es referencia sirnbolica en cuan-to que puede actuar como paradigma 0 como vector 0 de muchos otrosmodos; pero no es el lugar en donde se esta. Se esta en las afueras, enel extrarradio, en el suburbio, nombres todos que indican exterioridadcon la connotaci6n de dependencia e inferioridad.

    As! pues el estar-entre del habitante del barrio significa de un modonegative que este poblador no esta-en, no esta ancestral mente arraigadoen el senti do del campesino 0 en el de un criollo ciudadano, vecino ensu ciudad durante generaciones, incluso tal vez hasta poblador de ellaen el sentido tecnico de fundador 0por 1 0 menos avecindado desde tiemposremotos. Respecto de los elementos en los que esta arraigado el carnpesinoo el ciudadano criollo viejo, el estar-entre del habitante del barriosignifica positivamente que puede llegar a poseerlos simbolicamente.

    Estar-entre denota una posicion respecto de unas coordenadas. Tresson las coordenadas fundamentales respecto de las que se define eseestar-entre: 1 0 rural, 1 0 urbano y los otros pobladores del barrio. Estastres coordenadas posibilitan unjuego bastante considerable de posibili-dades, que de hecho ocurren en la realidad,

    Esta posici6n queda calificada por una referencia multiple, que puedeestablecerse de modos muy diversos. Puede indicar un desplazamiento

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    ........ El ester-entre eomo earaeterizador del poblador suburbano

    unidireccional (desde un punto de partida hacia un punto de llegada) 0bidireccional (ir y venir). 0 puede significar la constituci6n de un lugaren sf, que esta a medio camino respecto de los punt os de referencia 0mas cercano de uno que de otro. 0 puede tratarse en fin de la constituci6nde un lugar que medie ambos puntos de referencia, y entonces la media-ci6n puede ser simetrica (mediador propiamente dicho) 0 asimetrica(intermediario ).

    Son variadas las posibilidades que se presentan al que esta-entre,Pero ademas habna que distinguir entre 1 0 que el estar-entre contienede realidad en cada caso y los modos diversos como se asume estarealidad. Ya que la realidad no determina unfvocamente al sujeto sinotan solo Ie ofrece 1 0 que es posible optar en cada caso.

    Primera fase: desde el campo ala ciudad.E1 forastero y e1marginadoEn el origen del barrio la referencia determinante es la ciudad. EI

    exodo y la constituci6n del barrio expresan un estar-entre el campo y laciudad en el que el campo es 1 0 que se lleva a la espalda y la ciudad elpolo de atraccion, el proyecto, la meta. Para los primeros pobladoresno se pretendfa ir a un barrio. El objetivo era la ciudad, yel barrio, elmodo posible, por entonces, de estar en ella. El barrio era una provisiona-lidad para trasladarse en cuanto fuera posible a la ciudad ya constituidao para constituirse el mismo con el tiempo en parte de la ciudad,homogeneo respecto de ella. Asf pues en esta primera fase, a nivel deproyecto, el estar-entre no denotaba ningun lugar, el barrio no tenfa con-sistencia imaginativa ni valorativa. Significa un traslado desde un puntode partida que era el campo a un punto de llegada que era la ciudad.

    A veces el traslado obedecfa meramente al agotamiento del campocomo medio de vida; en ese caso todavfa conservaba su prestigio comomodo de vida. La ciudad era apreciada positivamente en cuanto queposibilitaba vivir; pero no constitufa el paradigma que condensaba todala positividad. En esos casos el estar-entre lleva a la constituci6n de

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    una novedad hist6rica: es el forastero en el sentido mas positivo de estapalabra.

    Forastero aquf caracteriza a una persona que se relaciona con laciudad de un modo positivo ya que se considera avecindado en ella (esdecir, en el extrarradio de ella) y la ha elegido de un modo est ablecomo su territorio, porque ella Ie posibilita vivir y le permite hacerlosegun sus patrones de vida. Estos patrones de vida y la mentalidad, elmodo de sentir y los recuerdos son ellazo que 10une con su tierra natal.Esta relaci6n simbolioa tiende a expresarse tambien en el regreso perio-dico a su terruiio. Es obvio que esta ligaz6n a la tierra esta cargada depositividad.

    La novedad de esta figura esta en que, como es imposible trasladarmecanicamente los esquemas del campo ala ciudad, la fidelidad a esemodo de vida se expresa creando el equivalente en la ciudad de maneraque pueda conservar en ella la existencia imposible ya en el campo porfalta de medios. Pero ademas este equivalente no podra realizarse sinincluir tambien no pocos elementos de la ciudad. Asf el estar-entre lano renuncia al campo como fuente de valoraciones y paradigmas, y laaceptacion de la ciudad como medio de vida y como territorio de sudestino Uega a ser una actitud constituyente de un lugar propio y deuna identidad.

    Sin embargo, cuando el traslado se deb fa, no s610 al agotamientodel campo como medio de vida sino tambien a la renuncia a el comomodo de vida, el traslado tenfa un prop6sito globalizador: dar lli espaldaa un territorio que ya no 10era para dirigirse a otro que contenfa lapromesa de posibilitar, tanto la conservacion de la vida como la liberacionde estrecheces mentales y opresiones, y la realizaci6n de algunos anheloslargamente rumiados. Aquf el estar-entre indica una direcci6n queasint6ticamente llega a la anulaci6n del punto de partida. El anhelodel que esta-entre el campo y la ciudad de este modo es dejar de estar-entre para convertirse en un marginado, que al menos axiol6gicamentese define ya s610 por la ciudad.

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    .. .... .. E l ester-entre como ceracterieedor de l pcblador suburbano

    Segunda fase: del campo al barrio y entre elbarrio y la ciudadAsf pues en el origen del barrio el estar-entre de sus habitantes

    tiene como referentes al campo y la ciudad y no al propio barrio. Perocomo de hecho no se logra entrar en la ciudad sino que se esta edificandoel barrio, insensiblemente se entra en una segunda fase en la que elbarrio empieza a funcionar como referente, como coordenada. En estasegunda fase el estar-entre se expresa de dos modos fundamentales.Por una parte se asume la realidad del trayecto recorrido: se transit6del campo al barrio. Por otra se afirma la direcci6n vital: del barrio alaciudad.

    Empecemos por la primera. El campo sigue simbolicarnente presenteporque para bien y para mal no se ha borrado la historia pasada ycontinua actuando como falta de contactos y saberes, como carencia deexperiencia de la ciudad, como privaci6n de tantos servicios yelementosde ella; pero tarnbien como posesion de una serie de valores, actitudesy habitos que, al no verlos en la ciudad, se los siente de pronto comouna riqueza que no se quiere perder. Uno dejo el campo atras, Es claroque ahora es otro tiempo y otra vida y que hay que concentrar todas lasenergtas en construirla. Pero para tener exito en la empresa y para noperderse a sf mismo en el camino se reasumen ciertos elementos clavesdel modo de ser campesino, no todos funcionales, pero sf sentidos comovaliosos. A la vez se constata que existen otros de los que el sujetobusca desprenderse, aunque comprende que no 1 0 hara sino en la medidaen que sea capaz de transformarlos 0 construir otros alternativos.

    Si el campo sigue presente simbolicamente, el barrio es la realidaden la que se esta. Aunque no se puede decir que se este en el, ya que elbarrio no es atin un ambito establecido de vida humana, un territorio.Y si eso pasa con el barrio como conjunto, pasa de un modo particulary perentorio con el que lleg6 hace poco: para el no es tiempo de estar,con 1 0 que eso dice de posesion, de reposo, de normalidad, de cauceshechos, de cotidianidad. La vida no ha alcanzado para ella estabilidad

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    propia de un estado. Es todavfa un flujo azaroso, tanto que no puededar por supuesto el hecho de seguir en vida. Por eso su establecimientoen el barrio tiene para el condici6n de urgencia insoslayable. No sepuede seguir viviendo indefinidamente a saIto de mata.

    En esta segunda fase, pues, el estar-entre el campo y el barrio es untransite material: se trata de establecerse en el barrio; pero de tal maneraque se reconoce la vigencia del modo de vida campesino, tanto en 10que desfavorece como en 10que posibilita.

    Pero la direcci6n vital en esta segunda fase apunta al estar-entre elbarrio y la ciudad. De multiples modos. EI primero y principal es con-siderar a la ciudad como medio de vida que posibilite el establecimientoen el barrio. Si se aspira vivir en el barrio, si se esta determinado a ello,porque en ello va la vida, es impostergable entrar de algun modo en laciudad. Ordinariamente el barrio no proporciona un medio de vida nitodos los elementos que se necesitan y se requieren para vivir. Por eso,tan perentorio como establecerse en el barrio es lograr alguna relaci6nproductiva mas 0 menos estable con la ciudad. Para lograrlo, vivir enel barrio es casi s610desventaja: descalificaci6n, lejanfa, precariedad.Pero no hay ninguna oportunidad para elegirlo de otro modo. Incluso lapersona no se puede permitir ellujo de denigrar del barrio cuando estaempefiada con todas sus fuerzas en establecerse en el. No queda sinoasumir la desventaja y luchar contando con ella.

    No hay modo de abolir ese estar-entre el barrio y la ciudad. Masaun, la ciudad en esta fase es medio para establecerse en el barrio.-Asfpues, el estar-entre el barrio y la ciudad no puede ser interpretado enest a fase como transite a la ciudad. Mas bien la finalidad es afincarseen el barrio. Pero para eso hay que contar imprescindiblemente con laciudad. En el barrio se construye (y asf se construye el barrio): es la es-tructura. En la ciudad se obtienen los fundamentos econ6micos de esaestructura: es la infraestructura. Pero no es s610 eso. La ciudad estambien, mediante el trabajo, una fuente primaria de valoraci6n (si selogra una cierta cualificaci6n y estabilidad laboral) 0 de frustraci6n (sino se consigue alguna especializaci6n y sobre todo, trabajo fijo).

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    Esta segunda fase puede durar demasiado si la coyuntura econ6micay polftica es adversa, si las condiciones del migrante son especialmentedesventajosas, si tuvo poe a suerte (mala salud personal 0 de la familia,quiebre de la empresa, perdida de la mercancfa 0del pequeno negocito,derrumbe de la casita 0 desalojo ...). Si asf sucede, este estar-entre sevive con una tensi6n extrema que, al no acabar de resolverse desgarraal sujeto, 1 0 desgasta y tiende a matar la esperanza. Y asf la tensi6npuede resolverse traumaticamente como deshumanizaci6n (como bestiali-dad, como fiereza), como abandono de vfnculos 0disminuyendo la activi-dad al maximo, entregandose casi a la rnuerte. Sin embargo, tambiensucede, y no excepcionalmente, que la extrema tensi6n prolongada esafrontada por el sujeto humanizadoramente. La persona va mas alla desf, saca fuerzas de flaqueza y se aquilata, persevera en el conato ag6nicopor la vida digna y as! logra entablar vfnculos personalizadores y semantiene en vida a pesar de no contar con los recursos para ello. No esextrafio que a la larga logre establecerse.

    Tercera fase: entre el barrio, la ciudad y elcampo. Estar-entre la heterogeneidad del barrioDe un modo u otro y no obstante las dificultades sucede con cierta

    frecuencia que la fase se cum pie y de algun modo la persona se afincaen el barrio y consigue aranar de la ciudad el medio para vivir en 61.Entonces sobreviene la tercera fase. En ella las dos maneras de estar-entre de la fase segunda se vuelven cualitativas y toma fuerza unatercera: estar-entre los vecinos del barrio.

    Ante todo se trata de mejorar la casa (en el doble sentido de lamaterialidad del inmueble y sus accesorios y de la familia que la habita)y el trabajo (tanto la cualificaci6n laboral como el rendimiento econ6mico),dando segun la coyuntura objetiva y subjetiva un impulso bien a unaspecto bien al otro, consolidando en la medida de 1 0 posible los logrosy avanzando en una y otra direcci6n guiados por el sentido practice ypor un instinto regularmente bien afinado para aprovechar la oportunidad.

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    Se establece la rutina de salir ala ciudad y volver al barrio. La ciudadya no aparece como un tremendo monstruo esquivo. La persona sabemoverse en la ciudad y ha sido capaz de sacar provecho de ella. Pero sfes cierto que en el barrio esta 10de uno y que la ciudad aparece comoel territorio de los otros. Los otros son otra gente. Es verdad que en Iaret6rica politic a preelectoral cada quien tiene su voto y todos contamosigual. Es verdad que mas en el fondo sf se siente que todos somos personasy que como persona nadie es mas que nadie y todos merecemos respeto.y s610 es verdaderamente mas grande quien vive con mas dignidad yse respeta a sf mismo y respeta a los demas y no se rinde en la adversidadni se COITompe.Pero no cabe dud a de que, tal como funciona estasociedad, todo esta hecho para favorecer al de arriba y para que el delbarrio nunca pueda igualarse a los de la ciudad. Los de la ciudad hicieronlas reglas de juego y las controlan. Por eso el pobre diffcilmente sale depobre. As! 10siente intuitivamente e l del barrio como fruto de su expe-riencia diaria en la ciudad.

    Dentro de este marco bastante rfgido el se encuentra gente mashumana y mas inhumana. Tambien en el barrio hay de unos y de OtIOS.Pero una cosa es c6mo son las personas y otra como funciona la ciudad.Aunque las personas contribuyen a flexibilizar tanta dureza 0 a agravarla.Por eso, segun a quien se refiera se podra hablar bien 0 mal de gentedel barrio 0 de gente de la ciudad. Pero de 10que no cabe duda es queforman dos conjuntos distintos.

    Ambos son interdependientes. Sin embargo, esta realidad esta en-mascarada y todo se presenta como si fuera s610el barrio el que dependede la ciudad, mas aun el que la parasita. Y tiende a quedar en la penumbraque la ciudad oprime al barrio negandole parte de 10que Ie correspondeen los bienes y servicios que el produce y escatimandole al maximo losservicios publicos a que tiene derecho. Todo esto da como resultadoque el estar-entre el barrio y la ciudad sea vivido por el habitante delbarrio con un amasijo de sentimientos fuertes y encontrados: resen-timiento, admiraci6n, hostilidad, deseo, resignaci6n, mimetismo, frustra-cion, emulaci6n ...

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    Se vive asf porque se ha desvelado (de un modo claro, aunquefrecuentemente no distinto) el caracter estructural y en grandes mirnerosirrebasable de esa situaci6n. EI estar-entre el barrio y la ciudad se vivecomo algo que no deberfa ser asf, como algo injusto, como una desgracia.Pero tambien, normalmente, como una realidad que uno tiene quetragarse y asimilar para no amargarse, para vivir positivamente y aunpara sacar el mayor provecho a esa situaci6n.

    El barrio es la vivienda y el territorio donde se vive. En la ciudadesta el trabajo. En ella se consigue para vivir. En ella se produce y enella se queda, completamente desprendido del productor, la casitotalidad de 10que se produce, que es consumido por ellos, por los dela ciudad. En el barrio se consumen algunas cosas producidas por ellosmismos en la ciudad y otras producidas pOl'los campesinos 0 importadaso producidas por gente de la ciudad para consumo del barrio, como esla TV y la cultura de masas, aunque esta ultima es consumida general-mente en espacios creados para ello en la ciudad.

    En momentos de crisis este modo de estar-entre el barrio y la ciudadse vive con una carga especial de amargura y agresividad. Pero 10normales experimentarlo de modo ambivalente. Ello es asf porque como cstarelaci6n es muy densa participa de la valoraoion general de la propiavida, y secundariamente porque ella contiene elementos relativamentepositivos y relaciones gratificantes.En esta tercera fase cobra densidad otro modo de estar-entre que esestar entre ellos, entre los vecinos del barrio. No se refiere s610 a losvecinos como formando parte de un mismo territorio y por eso de algiinmodo de un mismo conjunto. Tambien connota el estar-entre las culturasdistintas que est an presentes en el barrio y por eso significa estar-entreheterogeneidades. En el barrio vive gente que vino del campo y otrosque proceden de pequefias ciudades del interior; hay campesinos de lasierra, costefios, llaneros; otros proceden de pafses limftrofes y aunlejanos. La heterogeneidad cultural de los habitantes de los barriospuede ser muy considerable. Por eso est a realidad da pie a repuestasbien distintas. EI grado mfnimo consiste en estar-entre los vecinos de

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    espaldas a ellos, considerandolos menos que uno y resistiendose amezclarse con enos. Este modo ncgativo de estar-entre es, sin embargo,un modo de estarlo ya que exige una serie de actividades bastanteintensas para lograrlo. Condenarse a la soledad es condenarse a la des-protecci6n, incluso a la hostilidad ambiental. No es tan facil pasar sinver, habitar en un sitio generalmente estrecho como si uno no conocieraa nadie, como si los demas no existieran. Requiere por de pronto ungrado apreciable de autarqufa para poderse mantener en vida y deautovaloraci6n para resistir este modo de vivirla. Tarnbien presuponeotros lazos extemos, por de pronto simb6licos, pero verificados en algunamedida, respecto de los que sf se siente formando parte.

    El grado mfnimo positivo es vivir-entre los paisanos, entre los quese eligen a los compadres y amigos. De algiin modo sf se esta en elbarrio y se edifica colectivamente una manera de vivir. Pero, al usarpara ello de parametres que solo comprendeu a algunos de sus habitantes,se haee desconociendo a los demas, confinandose en un subeonjuntoque no se define por el barrio sino por modelos del pasado, generalmentecampesmo.

    Se puede finalmente elegir vivir-entre la heterogeneidad real delbarrio, 1 0 que no implica que se acepten de igual modo todas las personasy culturas sino que en principio uno quiere intercambiarse con ellasconfonne vaya dando la vida de sf. El objetivo es convivir; y como partede la cali dad humana de esa convivencia mejorar el barrio, tanto en suinfraestructura ffsica como dotandolo de servicios eficientes (educaci6n,salud, culto religioso, deportes, cultura ...) y asociandose para lograrlo.

    En este proceso la heterogeneidad cultural de este estar-entre esfuente de desconfianza y fricciones, pero, si logran superarse 0al menoscanalizarse, se experimenta mas bien como caudal de riqueza y basede intercambios y complementaciones. De aquf se origina el procesode mestizaci6n, tan tfpico del barrio, mestizaje cultural por de pronto,y asf surgimiento de manifestaciones realmente nuevas; pero tambienmestizaje ffsico, con 1 0 que este estar-entre se interioriza en la mismapersona.

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    Este estar-entre la gente del barrio, al ser nuevo (ya que cada quienvino por su cuenta), al no contar con paradigmas reconocidos por todos(ya que cada quien vino de su propia cultura), ni con autoridades esta-tuidas ni poder de coacci6n (ya que hasta allf no llegan las autoridadesde origen ni estan asentadas las de la ciudad) tiende a ser una realidadmuy labil, por cualquier problema se desmorona, 0 incluso por el simplepaso del tiempo. Sin embargo, la necesidad y el deseo sentidos de estar-entre sf son tan poderosos que los grupos renacen de sus cenizas, lagente vuelve a encontrarse de nuevo y siempre se esta ensayando. Y enlas etapas de dispersi6n la gente vive echando de menos los lugares ylas ocasiones para intercambiarse dinamicamente.

    EI estar-entre los del barrio con mucha frecuencia adquiere taldensidad que constituye al barrio en una comunidad integrada en laque todos se conocen mas 0menos, en Ia que cada quien tiene su puesto,su calificacion publica, su funci6n. Esta interacci6n puede resultarfrancamente dinamica y personalizadora; pero en otras ocasiones estc-reotipa a la gente, la presiona, inhibe transformaciones superadoras ypuede ocasionar conflictos destructores.

    Si se ha obtenido un cierto exito en el intercambio con la ciudad yen la constituci6n del barrio como territorio compartido, 1 0 campesinotiende a recuperarse. Al sentirse la persona reconciliada consigo misma,incluso orgullosa de 1 0 que con tanto esfuerzo ha ido logrando en lavida, puede darse el reconocimiento agradecido de que en parte esofue posible por elementos que trajo del campo: la paciencia, el teson,el aguante, el deseo de aprender, de ver y saber, la precauci6n ante 1 0desconocido y el cuidado con la gente desconocida, la fidelidad conlos amigos pro bad os, la honradez ... Por eso es el momen to de reconocer1 0 que de campesino hay en uno. No hay por que ocultarlo ya, como sehizo al principio. Es el momento de retomar algunas costumbres 0amistades 0 de practicar alguna fiesta ancestral, acornodandola comose puede en el barrio.

    Cuando esta reasunci6n de 1 0 campesino es consecuencia de lareintegraci6n del sujeto no es mal vista por el barrio; al contrario suele

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    ser comentada con simpatfa ya que ayuda a canalizar procesos perso-nales similares y va en la direcci6n de densificar personalizadoramenteel barrio como territorio humano. Por eso son bien recibidas tambienestas fiestas regionales a las que se suman con gusto amigos y vecinosde otras procedencias.

    Al cuajar ya esta tercera fase 1 0 campesino queda definido comoelemento recesivo, pero no por eso despreciable. Por el contrario se 1 0estima como solera que dota de un estilo propio, como quintaesenciaque ayuda a orientarse en la vida, a sopesarla con tino y saborearla.Cuarta fase: del estar-entre al yo soy 0 alafincarse en el estar-entreLa cuarta fase viene signada por Ia crisis que provocan en los barrios

    las polfticas neoliberales. Muchos trabajadores quedan cesantes 0pierden la estabilidad. Los sindicatos carecen ya de poder negociador.Los partidos politicos gerencian [a crisis a costa de elIos y de los campe-sinos, y si algun dia f~eron mediadores no son ya ni intermediarios. Loshabitantes de los barrios se quedan, pues, sin aliados en la ciudad.Apenas cuentan a veces con las Iglesias, organizaciones de derechoshumanos y algunas ONG. EI Estado redujo al minimo los servicios deeducaci6n, salud, agua, vialidad, incluso seguridad. Los habitantes delos barrios se sienten abandonados. Como que la ciudad rechazara suestar-entre y los condenara a que se atengan al barrio y a sf mismos.

    Sienten que [a ideologfa dominante los presiona perentoriamentepara que dejen cualquier estar-entre y se asuman como sujetos individua-les, iinica identidad con posibilidades de futuro. Los medios de comunica-cion, los intelectuales y aun los politicos que funcionan como alta vocesde esta ideologfa no ocultan a Ia gente de los barrios su condici6ntrernendarnente desventajosa. Incluso les advierten crudamente queno habra para eUos ninguna compensaci6n. Mas atin se propaga a loscuatro vientos que es altamente improbable que los seres de los barriossalgan a flote. S610 la necesidad sentida hasta el fondo del alma de

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    entrar resueltamente por el camino propuesto, porque es la ultima opor-tunidad de sobrevivir, puede darles fuerzas suficientes para que losmejor dotados se pongan a la altura de la situaci6n. Esto es 1 0 que se havenido gritando desde hace mas de tres lustros como la rinica verdadde la vida y como la iinica tabla de salvaci6n para los que sean capacesde asirse a ella, que, se insiste, sera unicamente la minorfa capaz, yaque no hay plazas para todos.

    Hay gente de los barrios que acept6 este reto y ahf estan, sin podersalir de ellos y de espaldas a los vecinos, dedicados en cuerpo y alma alograr producir y vender para ponerse a valer. Casi se puede decir queno viven en el barrio. La mayor parte del tiempo 1 0 pasan en Ia ciudady cuando regresan de ella se encierran en sus casas con los artefactosque pudieron lograr, protegidos con mil rejas, reuniendose a veces acelebrar con algunos cornpaneros de viaje. Sf estan en el barrio encuanto que con sus actitudes se proponen ante el como modelos a seguir.Y as! los miran en verdad algunos.

    Otros aceptaron a fondo la lcgica de la propuesta vigente, perocarnhiandola de metodos, Son las bandas de adolescentes que con supistola a la cintura salen a luchar por Ia vida, a competir a su modo (nomas brutal, piensan, que los de arriba) en el mercado para procurarse1 0 que necesitan y desean, renunciando, como esta mandado, a todoIazo, no teniendo mas valor que el de tratar de prevalecer sobre losdernas para poder vivir como dicen que merece la pena hacerlo, aunquesea por breve tiempo. Ellos dicen: yo asalto, yo me llevo esto, yo quiero,yo te mato. Ellos viven si acaso entre ellos. Asaltan por igual en elbarrio que en Ia ciudad. Son el que consigue con que yel que consume.

    Mucha gente percibe esta fase en cierto modo como un retroceso aIa segunda. En efecto ve amenazados por igual su permanencia en ellugar que ocupa en el barrio y su puesto en la ciudad y mas en el fondosu relaci6n con ella. EI modo de vida que con tanto esfuerzo habfaIogrado en el barrio y el medio de vida que a base de tantos sudoreshabfa conquistado en Ia ciudad se deterioran de un modo repentino ydrastico. EI barrio se endurece terriblemente y la ciudad cierra las

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    puertas y no hay c6mo entrarle para conseguir recursos. En esta tesituraafincarse en el estar-entre el barrio y el estar-entre el barrio y la ciudadse ve como la unica altemativa posible.

    Claro esta que a fin de cuentas uno es el que tiene que agenciarsesu vida. Eso 10supo siempre el habitante del barrio, y 10tuvo que vivira fondo. Pero tambien es verdad que solo y contra todos no se logranada. Ha aprendido a confiar en mil relaciones que no son propiamentelas del mercado, y que, sin embargo, proporcionan oportunidades paracolarse en el e ir viviendo y que tambien echan una mano cuando unono tiene con que. Cierto que el sujeto tiene que dar de sf, incluso ir masalia de sus posibilidades; cierto que hay que capacitarse y competir. Eso10 sabe de sobra. Pero serfa necio olvidar este estar-entre parientes,amigos, vecinos y paisanos, que tanto Ie ha ayudado.

    Esta gente esta segura de que el barrio sera su territorio permanente,y por eso no s610esta mejorando su casa para el y para sus hijos (porquepresiente que elIos no podran disponer de ninguna altemativa mejor)sino que esta firmemente decidido a que el territorio del barrio no se Ieescape de las rnanos y acabe en poder de las bandas armadas, abandonadopor los vecinos, progresivamente deteriorado hasta que resulte irrespira-ble, invivible. Para lograrlo, ernpieza por hacerse cargo del barrio y desus problemas, va conversandolo con los vecinos, se van reuniendo paraencargarse de el, cargandolo paulatinamente a medida de sus fuerzas.Ir tomando en sus manos el barrio de este modo es ir construyendo lademocracia y Ilenandola de contenido. Se sabe que el barrio s610podrahumanizarse cuando sea el fruto de un dinamico y simbi6tico estar-entre los vecinos.

    No se propone un perpetuo asamblefsmo sino grupos que seancapaces de gestionar y lIenar de contenido diversos aspectos de la vidaque se vive y se desea vivir. EI estar-entre los vecinos se refiere antetodo a la cotidianidad, con todo su polimorfismo, con sus ritmos tanpeculiares. Allf es donde se encuentran, se comunican, echan cabezay arriman el hombro para que fluya la vida. Dentro de la cotidianidad,donde se sabe sin lugar a dudas quien es quien, es donde se organiza

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    de un modo verdaderamente democratico y por ensayos progresivos laconvivencia ciudadana.

    Pero el barrio no es un refugio, una altemativa respecto de la cerraz6negofsta de la ciudad. Estas personas no renuncian a su estar-entre elbarrio y la ciudad. Por el contrario, salen a ella, no s610 en busca demedios para vivir sino para reclamar 10suyo 0 incluso buscando aliadospara su justa causa y mas ann compafieros para un destino compartido.Yen este tiempo de lobos, parad6jicamente, van encontrando en gentede la ciudad una correspondencia desconocida hasta hoy. Son personasde la ciudad, generalmente profesionales, incluso a veces tambien funcio-narios, que entablan con ellos una relaci6n no clientelar y ni siquierailustrada. Tienen conciencia de 10que pueden aportar al barrio, peropor primera vez desde que el barrio es barrio, tambien parten del supues-to de que los del barrio son personas estimables y que el hecho mismodel barrio es un acontecimiento cultural susceptible de mejora, perovalido en sf y digno de todo respeto. Y se plantean colaboraciones real-mente simbioticas, entre adultos, en las que ambas partes, mas alla delas dificultades para salvar una distancia que se habra convertido enfoso, se van encontrando realmente, aprenden mutuamente, se valoranrealfsticamente y se sienten a gusto y motivados. Este modo, novedosodesde todo punto de vista, de estar-entre el barrio y la ciudad se encuentratodavfa en ciemes; pero si logra consolidarse puede dar un vuelco a laexistencia de los barrios y contribuir muy significativamente a salvarde su alienaci6n a la ciudad.

    Quinta fase: convertirse en marginados 0estar-entre cualitativamente conexpresiones institucionalizadasCuando el barrio es viejo (que es cuando se han transitado las tres

    primeras fases, que crono16gicamente coincide con al cuarta) sucedeuna novedad: quienes lIevan en ella voz cantante nacieron ya en el barriode padres que 0nacieron tambien en el 0estaban ya plenamente asentados

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    en el barrio (bien sea el mismo barrio, bien otro semejante). Estosignifica que el estar entre el campo y el barrio no da ya el tono delbarrio ni siquiera de manera recesiva. Es cierto que todavfa siguenllegando campesinos al barrio y que vive en el una generaci6n que re-cuerda el campo nativo 0que incluso se sigue definiendo como forastero;es cierto que tal vez contimien contactos intermitentes con el pueblode origen, que la relaci6n de paisanaje sea significativa para una minorfa,e incluso que se celebren las fiestas ancestrales. Pero nada de estodetermina ni la fisonomfa del barrio ni su vida cotidiana ni su dinamica,La variante fundamental respecto de las fases anteriores es que estaspersonas son nativas del barrio. lEn que sentido podemos seguir hablandodel estar-entre? EI estar-entre se mantiene, pero el polo determinante esya el estar-entre el barrio y la ciudad, aunque tambien tenga importanciael estar-entre las heterogeneidades del barrio, que no son ya las de lafase tercera.

    Hay un grupo muy significativo de adolescentes y adultos j6venesque conocen bien la ciudad, que saben moverse en ella, que tienenalgunos contactos solidos, incluso que poseen ciertos elementos medu-lares de la ultima revolucion tecnol6gica y hasta que han introyectadoen un grado suficiente el nuevo paradigma tecnologico, Pero que, sinembargo, no pueden avecindarse en la ciudad y que resienten esa exclu-si6n como una discriminaci6n intolerable. El trabajo duro y el esfuerzopor capacitarse no ha sido correspondido econ6micamente y la residenciaen el barrio se siente como un desgaste, como una humillaci6n a la queno pocos acaban por resignarse viviendola como rutina 0 como complejoo como discriminaci6n injusta. Por eso se cierran en su mundo privadoviviendo como ciudadanos exiliados en un medio que en su estimativano les merece y reuniendose con otros que comparten el mismo destino.Otras veces este tipo de personas se afincan en el barrio vertiendo enel lo mejor de su creatividad, siendo correspondidas por los vecinoscon su estima y agradecimiento.

    En cualquiera de ambos casos, para estas personas el estar-entre elbarrio y la ciudad se mantiene con intensidad porque, dada la competencia,

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    si bajan la guardia quedan descalificadas. Pero al no incluir apenas pro-gresividad a nivel econ6mico y de estatus, el esfuerzo sostenido engendrainfelicidad, a no ser que el clima del trabajo 0 el de la familia 0el delbarrio (0 una combinaci6n de ellos) compense 0 al menos no haga depen-der todo de un solo elemento.

    Otras personas, aunque nacieron y crecieron en el barrio y en contactocon la ciudad, sin embargo, no se calificaron ni promovieron ymantienencon la ciudad relaciones muy rutinarias, sin un verdadero conocimientode su funcionamiento, sin poseer bienes civilizatorios y mucho men osel paradigma que los anima. Con frecuencia su anclaje en al ciudad esclientelar, no muy seguro jurfdicamente y claramente subordinado, unempleo no ligado a la productividad y por tanto cada dra menos justificab1ey seguro.

    Estas personas propenden a un cierto desdoblamiento de su perso-na1idad, asumiendo personajes ficticios, fantaseando en e1 barrio unafunci6n en la ciudad, unos contactos e influencias, que en realidad notienen. Es un modo de compensar, no s610 ante los dernas sino mas annante los propios ojos una situaci6n que menoscaba su dignidad. A veces,sin embargo, 1a situaci6n no es tan insatisfactoria porque son capacesen efecto de prestar algunos servicios efectivos con 10que logran 0 bienun reconocimiento de sus vecinos y asf una estima real 0 bien labrarseun pequeno coto de poder como un pequeno cacique, aunque sea en 1aultima esc ala.

    Otros desde los mismos presupuestos que los anteriores entran alaciudad como buhoneros 0 trabajadores a destajo en la maquila. Desdeesta ubicaci6n el conocimiento de Ia ciudad es muy puntual, el contactocon ella es muy oneroso y nada gratificante. El trabajo es mon6toho ytremendamente competitivo, es una especie de guerra para sobrevivira base de una sobreexplotaci6n extenuante. Hay ambitos en los que 1are1aci6n con los compradores conlleva algun contacto humano, pero laactitud de vigilancia con frecuencia no permite mucho juego y casiimposibilita la relaci6n humanizante. Estas personas viven tanagobiadas por ganar con que subsistir que apenas disponen de energfas

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    para emplearlas en la familia y con los vecinos. Por un lado 1 0 anhelane incluso 1 0 necesitan, pero por otro disponen de poco margen pararealizarlo. De todos modos la vida va logrando un cierto equilibrio enel que se preservan en alguna medida esas dimensiones.

    El caso mas patetico es el de los jovenes entregados a la violencia,que ya mencionamos en la fase anterior, y el de las mujeres que 5610son proletarias en el sentido literal de la palabra. No entienden nadade 1 0 que pasa y concentran todas sus energfas en tener hijos esperandoque alguno ouidara de ellas e incluso, quien sabe, las pondra a valer,Este caso, de mujeres cada vez mas j6venes, apenas adolescentes, esel mas doloroso de est a fase. Aquf se incuba sobre todo el caldo decultivo de la cultura de la pobreza.

    El estar entre las heterogeneidades del barrio se complejificatremendamente en esta etapa. Fundamentalmente por dos razones.Prirnera porque, adem as de las identidades de las etapas anteriores, enesta etapa se hacen presentes nuevas identidades, identidades realmenteineditas. Es la mezcla de todas las sangres, un nuevo mestizaje, diversodel que cuaja en la colonia. Y no s610mestizaje ffsico sino principalmentecultural. Pero la segunda raz6n es que no hay la elasticidad de las pri-meras fases. El barrio esta consolidado y no pocas veces degradado porla sobrepoblaci6n y la tugurizaci6n. Pero tambien las trayectorias vitalesestan ya en cierto modo fijadas y no pocas veces rigidizadas y heridas.En el barrio hay una verdadera instalaci6n. Las relaciones no. son yafluidas sino mucho mas selectivas. EI ambiente del barrio es muchomas diversificado que en fases anteriores, pero la apertura es menor;hay menos espontaneidad. Sin duda que es posible entablar nuevasrelaciones y entrar a grupos y a cfrculos; pero hay que realizar para esoun camino mas 0menos largo.

    En estas condiciones el tinico salto adelante posible tiene que venirpor la vfa de un salto cualitativo, tanto a nivel antropol6gico, como decomunitariedad, como organizativo. Es decir, que no se dara por la vfadel espontanefsmo, por la mera fluidez de las relaciones y vivencias,por la vecindad. Tampoco, por la vfaclientelar, sea mediante organizaciones

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    ........ EI ester-entre como caracterizador del pobladorsuburbano

    polfticas subalternas sea mediante el asamblefsmo caracterfstico de lapretendida democracia directa. Ambos caminos dividen al barrio y 10degradan, y ademas las realizaciones logradas por esta via seran siempremuy magras e inestables.

    El salto antropol6gico requerira de algun medio comunitario 0 asocia-tivo que 10 propicie. Pueden ser organizaciones de derechos humanos 0ambientalistas 0 culturales 0 religiosas 0 polfticas en partidos no clientela-res. Algo de esto se da mas 0 menos en no pocos barrios. Lo que meparece que ha logrado mas dinamismo y perdurabilidad son las comuni-dades cristianas (CEBs). Ellas propician un cambio tal que es teorizadoespontaneamente por sus propios miembros como paso del var6n 0 dela mujer viejos a la mujer 0 el var6n nuevos, para decirlo en terminosde san Pablo. Este cambio personal se da al ir haciendo una fratemidad,una comunidad humana, que tiene la caracterfstica de ser estructural-mente abierta al barrio y tambien a la ciudad. Pues bien, la existencia decomunidades solidas es garantfa de que puedan consolidarse relacionesinstitucionalizadas con la ciudad que se iniciaron en la rase precedente.

    Estas relaciones tanto con organismos del Estado como con profesiona-les en estructuras jundicas de responsabilidad compartida radicadas enel barrio es la configuraci6n que puede repotenciar al barrio de modoque asint6ticamente llegue a normalizarse, pero en un modo de produc-ci6n que ejercite 10que el barrio posee y ha perdido la ciudad y que esasf su aporte a ella. El barrio tiene que plantearse reestructurar suplanta ffsica de manera que pueda darse la vialidad automotriz e implan-tarse s61idamente los servicios de la ciudad, a la vez que mejorar lasunidades habitacionales, hacer construcciones de uso comunitario yhasta pequefios espacios publicos de encuentro y esparcimiento y algunacancha deportiva. Se 10 tiene que plantear por el respeto que se debe asf mismo. Pero precisamente por dignidad no menos que por eficacia yrealismo el modo de llevar a cabo el proyecto no puede ser ni clientelarrespecto del partido de gobierno 0 de la figura del presidente, ni burocra-tizado, es decir, delegando toda la responsabilidad en organismos delmunicipio y del Estado. Asf todo ira demasiado fragmentado, lento y

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    caro. Y ademas asf no se construye Ia humanidad de los pobladores delbarrio. Tampoco el barrio puede encargarse de todo ya que ademas desuperar sus capacidades tecnicas desvfa su atenci6n de la lucha diariapor la vida, tan exigente hoy. La figura que se impone es el consorcioentre el barrio organizado como una empresa, gente profesional de laciudad que sea capaz de entablar con el barrio relaciones de mutuorespeto y organismos del Estado. Esta figura es nueva para todos. Paralos del barrio supone superar complejos de inferioridad, reflejos cliente-lares y el atraso real en muchas areas. Para el Estado requiere dejaratras la concepci6n de poder como dominio y asumir la responsabilidadinherente al servidor publico. Para los profesionales significa creerque los del barrio no son incultos, en el sentido de carentes de la culturade la ciudad que es la unica cultura viable, sino gente de cultura subur-bana con un gran empuje, y que tiene sentido tambien para ellos entablarrelaciones interculturales en ellos encontrando c6digos comunes yrespetando tambien 10diverso.No es facil por ninguno de los tres lados que se mantenga la figuradel consorcio con las tres patas como distintas, complementarias y corres-ponsables. Por parte del Estado supone una autentica democracia; porparte de los profesionales, la aceptaci6n de una sociedad multietnica ypluricultural en un estado de derecho; por parte del barrio, una consisten-cia dinamica, Mucho en el conspira para que no se de. Por eso la comuni-dad cristiana u otras instancias equivalentes son un caldo de cultivoindispensable para que el barrio pueda ser una contraparte con talprestancia que no s610 pueda cumplir su papel airosamente sino queinduzca a los otros socios a que se mantengan en el suyo sin recaer enlas malfonnaciones de antano,

    lQue es 10que un barrio asf aporta ala ciudad? La ciudadama activa:el hacerse cargo no s610de 10suyo privado sino de su habitat yencargarsesolventemente de el. Y para eso el incrementar la respectividad, no yade modo "mecanico" (para usar la jerga inapropiada de la sociologfa)para salir a flote, como en las fases primera y segunda, ni de manerameramente consuetudinaria sino elegida y actuada conscientemente.

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    Estar-entre una cultura dominada yuna dominanteHemos analizado hasta aquf las formaciones diversas a que da lugar

    el estar-entre que caracteriza a los habitantes del barrio respecto desus tres coordenadas basicas: el campo, la ciudad y la heterogeneidaddel propio barrio. Nos hemos referido ala realidad de esas coordenadas.Vamos a recalcar ahora algunas notas de esa realidad que afectan deun modo especial a est a caracterizaci6n que estudiamos.

    Una primera nota, que no por parecer t6pica puede ser silenciada,es el hecho de que el habitante del barrio, al estar-entre el barrio y laciudad, esta entre una cultura dominada y la cultura dominante, y mastodavfa esta entre dos mundos, uno de los cuales (la ciudad) no reconoceal otro (el barrio). Y el drama, que muchas veces se vuelve tragedia, esque esta-entre elIos, no de un modo equidistante sino confinado a unode ellos como territorio suyo, al barrio, que es precisamente el mundodesconocido por la ciudad y la cultura despreciada y dominada por ella.

    Si la ciudad fue el primer puerto de destino ideal, si ella es la fuentede la vida material, si de ella proceden tantos elementos que el habitantedel barrio considera valiosos, y , sin embargo, la ciudad, meta, fuente yparadigma, 1 0 desconoce, 1 0 desprecia, Ie cierra la puerta y ademas 1 0explota y domina, lqu6 conflicto intemo tiene que tener una personarechazada por 1 0 que valora y anhela? En semejante situaci6n lIe serafacil llegar a una justa valoraci6n de sf misma? lTendera de una maneraespontanea a estimar a sus vecinos del barrio y a sus mismos familiares?Una persona que siente semejante estigma sobre sf ltendera a ser creativoen su trabajo en la ciudad? Con esa sobredeterminaci6n encima, lasrelaciones laborales lseran naturalmente fluid as? lSe estableceran nor-malmente en base ala equidad? Dandose de entrada esa descalificaci6nlseran relaciones cualificadas, en busca de una productividad cadavez mas alta? Lo mismo podrfarnos decir respecto de las institucionesestadales, de filiacion netamente urbana: ltenderan a entablar con losdel barrio relaciones de servicio? Sus empleados, ltendran hacia elIos

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    actitudes de servidores publicos? En estas condiciones lseni posibleconstituir un ambiente y una cultura democraticos? Los habitantes delbarrio lse sentiran convocados a construir 1ademocracia? La valoraci6nque reciben por parte de 1aciudad lno entrana 1anegaci6n de cualquierposibilidad democratica? No es facil, pues, ni gustoso estar-entre e1barrio y 1aciudad y conservar su condici6n y calidad humana sin anularsepor tanto desprecio 0 rebe1arse contra ella, 0 sin convertirse en un sermimetico, mero eco de 1a cultura dominante de Ia ciudad.

    Estar-entre una cultura en trance deconstituirse y una constituidaOtra caracterfstica muy singular de este estar-entre el barrio y la

    ciudad y mas ann entre el campo y el barrio es que de estos tres terminostanto el campo como la ciudad son culturas fundamentalmente hechas,aunque (sobre todo la ciudad) esten renovandose siempre, en tanto enel barrio la cultura es 10que esta por hacerse, 10que se va haciendo, 10que se tiene entre manos en ciemes. EI habitante del barrio esta entreprocesos sofisticados, maquinas construidas tras muchas decadas deexperimentaci6n y productos elaboradfsimos, y el habitat medio rudimen-tario que va saliendo de ellos mismos, que siempre parece en trance dedesmoronarse y tomar a los elementos. Lo primero que salta a la vistaes la desproporci6n entre 10que es producto de una complicadrsimadivisi6n de trabajo a escala mundial y 10va haciendo cad a quien 0 entremuy pocos, tomando deshechos 0 piezas sueltas y ensambIandofas comose a1canza a entender.

    Perp la diferencia mas profunda que Ie atraviesa a 61mismo es el par-ticipar de dos maneras radicalmente distintas de vivir en la cultura: una,1ade 1aciudad, en Ia que predomina casi excIusivamente el manejo, 1aapropiaci6n y el disfrute de 10 estab1ecido, incluso de 10 producidohace siglos, y otra, la del barrio, en la que 10decisivo es 10que se constru-ye: la casa, las calles, la cana!izaci6n de las aguas, los grupos, lasasociaciones, los valores, las pautas, las efemerides ... Y mas radicalmenteatin, 61mismo como personaje que se inventa y se va poniendo a funcionar

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    y se profundiza 0 redimensiona segun vaya dando de sf y se yea plausible.El habitante de barrio tiene que producir cultura (en el sentido massustantivo y primario de vida human a compartida) si quiere conservarsu vida y la calidad humana de ella. Tiene que hacerlo casi todo y tieneque hacerlo casi ala vez. Pero simultaneamente se monta en un metromodemfsimo, tal vez trabaja con una maquina recien importada y ensu misma casa en la TV y el aparato de sonido tiene acceso a la mismatecnologfa que la gente de la ciudad. Asf pues, no solamente esta entremundos inmensamente distantes sino sobre todo entre maneras radical-mente distintas de estar en el mundo.Creemos que este s6lido anclaje en una experiencia de la culturacomo producci6n funciona para mucha gente de barrio como fuenteimportantfsima de valorizaci6n (en el senti do objetivo de la palabra:irse llenando de contenido humano) y de valoraci6n (en el sentido subje-tivo: experimentar como tal esa humanizacion). No es que desconozcamosde ningtin modo la importancia que ha tenido en el Occidente la di visi6nde trabajo para su desarrollo cada vez mas acelerado. Pero hay quereconocer que muchas personas, si se benefic ian de el, no sienten deningun modo que estan aportando nada; se han despegado de la noci6nproductiva de la cultura y s610la experiment an ya como confort y comodisfrute. En ese sentido son s610 ya consumidores 0 degustadores decultura, no productores, ya que el dinero que ganan no deriva a suspropios ojos de ninguna funci6n produ~tiva.

    Para el habitante de barrio 10productivo no esta ligado s610ni primor-dialmente al trabajo que desempefia en la ciudad sino a la producci6nde su vida en el barrio y a su colaboraci6n a la autoproducci6n del barrioy, como formando parte de esa actitud general, tambien a su capacidadde buscar c6mo subsistir. De esa disposici6n fundamental a tomar lavida entre sus manos forma parte desde la casa a la fiesta, pasando porlos oficios que ha ido aprendiendo, los grupos en que participa, lasamistades que hizo, el agua que ayud6 a traer 0 la calle que encement6con los vecinos ... Tener que hacer tantas cosas es una carga muy pesaday en ese sentido no hay por que andar echando loas, Pero sf hay que

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    reconocer que no poca gente del barrio hace de la necesidad virtud y atraves de tantas cosas que hace se hace a sf mismo.

    A partir de esa satisfacci6n fundamental de quien sabe 1 0 que cues tanlas cosas, el habitante de barrio se da el gusto de comprarse, por ejemplo,un aparato de sonido bien bueno. Y de este modo este artefac to en sucasa tiene un significado muy especial: expresa simbolicamente la capa-cidad de anudar desde sus propios recursos con el mundo sofisticado,con la cultura en el sentido convencional que tiene esta palabra paramuchos habitantes de la ciudad. Esta reivindicaci6n compensa de tantostrabajos y es un modo de apropiaci6n que desquita de alguna manerade esa falta de reconocimiento.

    Estar-entre como distancia. Sus posibilidadesy la necesidad del proyectoLa nota mas general del estar-entre el campo, la ciudad, y la heteroge-neidad del barrio es la distancia. Es verdad que es del barrio, pero si por

    serlo esta entre estas tres magnitudes significa que establece en sf mismoesta distancia que hay entre ellas. Esa distancia, ya 1 0 vimos, puedeprovocar un tremendo desgarramiento interior que dificulte enormementela constituci6n de una vida realmente humana. La distancia puede inducirtambien al desapego de todo, Iimitandose a cumplir funciones, pero sinponer el coraz6n en nada porque se siente una intemperie y un desamparoimposibles de erradicar, La distancia vivida como desapego puede condu-cir tambien al escamoteo de responsabilidades y al simulacro, a asumirpapeles mientras convenga, sin ningun compromiso interior y a cambiarde papel en cuanto resulte costoso el que se esta jugando. La distanciapuede orientar tambien a la mediaci6n entre los mundos diversos, media-ci6n en el propio sujeto y en las realidades entre las que esta situado. Elsujeto puede afirmarlas todas y sentirlas como de el y llevarlas a interactuarsimbi6ticamente dentro de sf, y puede planear con otros construccionessociales que contengan conciliados esos mismos elementos.

    Sin embargo, todas esas posibilidades que abre la distancia exigende un proyecto para realizarse. Un proyecto en un sentido mucho mas

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    radical que los proyectos del campesino y los de la inmensa mayonade los habitantes de la ciudad. Ambos eligen entre posibilidades dadas,se limitan a investir personajes hechos. Es cierto que el citadino es muchomas versatil y puede unir en su proyecto vital de un modo aleatorio piezasbastantes heterogeneas. Pero ordinariamente son elementos que estanahf, en el mercado, a la disposici6n, es decir, que se llevan, que estanpropuestos. Sin embargo, hablando de grandes mirneros, las escogenciasson bastantes convencionales.

    EI que se traslada al barrio (y anal6gicamente el que nace en el 0 lasegunda generaci6n, que son las unicas que existen hasta hoy) no puedeni qui ere ser obviamente un campesino; pero tampoco alcanza a ser,

    faunque 1 0 qui era, un habitante de la ciudad. lY que significa ser debarrio? Todos se 1 0 preguntan mientras 1 0 van creando. Es decir, queen alguna medida cada quien tiene que crear su paradigma con retazos,con ensayos imaginativos, con tentativas. Y as! de algun modo cambiade vestido, de gestos, de vocabulario, de costumbres y hasta de acento.En ese momenta del barrio ser 1 0 que se qui ere ser es una tarea quecasi descansa unicamente sobre uno mismo. No le va a llevar el ambiente,como sucede en la ciudad, donde si uno quiere investir, por ejemplo, elparadigma de medico, se mete a la facultad de medicina y basta conque elija un prototipo basico y combine algunos rasgos de otros modelosy todo le empuja a formar esa tesitura y a inantener esa congruencia.Mas bien estarfa .mal visto no seguir esas conductas trazadas; serfainterpretado como no dar la talla. En el barrio obviamente no existenesas congruencias establecidas secularmente. Son los mismos pobladoresquienes van armandolas desde sf mismos y entre sf en un proceso azarosoque nadie sabe a d6nde va a conducir.

    Recorrer positivamente las distancias. Susentido constituyenteEn general podemos decir que cuanto mas se hace justicia ala realidad

    del estar-entre, asumiendo positivamente las distancias y transitandolasintensamente, cargando con el precio que haya que pagar por ello (en

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    esfuerzo, en falta de reconocimiento, en provisionalidad, en dolor), seda mas creatividad interna y mas plausibilidad social, el estar-entre secarga de fecundidad y se constituye el sujeto y la persona, es decir uncentro que trasciende en sus relaciones. Vamos a concretar esta caracte-rizaci6n.

    Entre el barrio y la ciudad es una distancia que posibilita una asun-ci6n creativa de la modemidad; aunque, para obviarse ese costosfsimoy largo proceso, la distancia puede saldarse ilusoriamente asumiendosucedaneos (la cultura de masas) y as! se cree que se lleg6 por estarconsumiendo 1 0 pautado, saltandose Ia dolorosa y diffcil transfonnaci6n.En este caso no se recorre la distancia sino que se la recubre y as! larealizaci6n personal es espuria. En el otro se empena en eso la vida ysea cual sea la meta que se alcance, ya se gana la vida en el propioestar intentandolo.

    Entre el campo y la ciudad es una distancia que posibilita introduciren esa asunci6n creativa de los resortes de la modernidad aspectos sustan-ciales del modo de ser campesino que se juzgan valiosos. Sin embargo,la distancia puede resolverse tratando de intercambiarse 1 0 menosposible con la ciudad para que el ser campesino no se rompa por dentro,o por el contrario negando absolutamente en sf 1 0 proveniente del campo.Esa falta de energta para lanzarse a la ciudad da como resultado unaexistencia umbratil en la que es muy probable que desaparezca 1 0 real-mente valioso y perdure 1 0 que es pura remora, 0 en el otro caso esafalta de fidelidad a 1 0 valioso del campo que uno llevaba puesto es unatransacci6n en la que el sujeto se devalda para obtener a cambio el exito,Esa inautenticidad no es creativa y lleva a un puro mimetismo, ademasde la perdida de valor interno. Pero si hay verdadera fidelidad, esta nopodra realizarse sino transformandose a sf mismo y a elementos clavesde la ciudad, transformandolos humanizadoramente.

    Entre las heterogeneidades del barrio es una distancia que, orientadospor el conato ag6nico de la vida digna y compartida, desemboca en elreconocimiento y en la convivencia signada por 1areciprocidad de dones.Recorrer esas distancias implica desabsolutizarse y entrar en otros

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    mundos, que de buenas a primeras son vistos como carentes de lasvirtualidades del propio, pero que, si se da lealmente el paso, aparecencomo portadores de muchas riquezas de las que uno carece. No es facilentrar a esos mundos porque no hay caminos hechos y porque de entradala ley es la susceptibilidad y la desconfianza. Se requieren grandesdosis de humanidad y de paciencia para ir creando redes de convivialidad,relaciones que al respetar las diferencias e incluirlas en el encuentropersonalizan y enriquecen, pennitiendo que afloren novedades y queel barrio se convierta en una magnitud cualitativa, incluso en una ver-dadera creaci6n hist6rica.Pero esa distancia de la heterogeneidad puede endurecerse comodescalificaci6n y discriminaci6n y no recorrerse. El barrio se convierteen un conjunto de territorios cerrados y hostiles. Desaparece la fluencia,se dividen las zonas y cualquier motivo es pabulo para confirmar losestereotipos denigrativos y se contabiliza como ofens a y la agresi6nllega a ser el clima latente que por cualquier cosa revienta.

    Es claro que si se resolvieron creativamente las distancias de lamodemidad citadina y las virtualidades campesinas, si el sujeto est aen un decidido proceso de reintegraci6n es mas plausible que se deseerecorrer la distancia de la heterogeneidad del barrio; y a su vez franquearesa distancia en el barrio ayuda sobremanera en los otros procesos dereasunci6n positiva del estar-entre. Yal contrario: si por una u otra causase ha desistido de recorrer esas distancias de 10 campesino 0 de la ciudad,al verlas en los vecinos, se reforzara el rechazo a enos. Como tambienel rechazo a las heterogeneidades del barrio esta en contradicci6n conla asunci6n de dimensiones equivalentes en uno mismo.

    Asf pues el estar-entre, a causa de la distancia, al incluir dentro desf radicalmente el proyecto, resulta ser una magnitud modema. Peroen la mejor de sus posibilidades, al asumir plenamente el caracter media-dor de este modo de estar, no se define por el sujeto, aunque 10 desarrolleesplendidamente, sino por las relaciones constituyentes. A diferenciadel ser humano modemo, es una persona.

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    Asf pues el estar-entre puede asumirse como ir-desde e ir-hacia 0como creaci6n de un lugar, como autoconstrucci6n de un centro, tantopersonal como sociocultural, en base a relaciones. 0 sea que existe unestar-entre como relaci6n despersonalizadora (que no debe confundirsecon impersonal) y otro como flujo personalizante. No pocas veces en larealidad ambas direcciones andan mezcladas, aunque ala larga una varesultando la prevalente.

    Bibliografia:Alfaro: "Los aprendizajes de hoy". Pdginas 103 (1990), pp. 6-1S.Altamirano: Cu ltu ra an din a r pob re za u rbana. PUC, Lima, 1988.Canas: "EI motorizado: una subcultura entre el barrio y la ciudad". SIC S07

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    popular r crisis social . Fe y Alegria, Caracas, 2000, pp. 19-30.Guerrien: "Pratiques et perceptiones de I'espace urbain dans des quertieres

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    III. La fuente de 'la cultura enlos barrios ..

    1. La incultura de los barrios1.1 ,Ppini6n VigenteHablar de la cultura de los barrios y las zonas populares que surgen

    de ellos.zsigue siendo paradojico en nuestro pafs, Todavfa la opini6nprevalente es que el barrio es ellugar de la incultura. Lo que de culturapuede haber en un barrio serfa, segun la estimativa vigente, unamagnitud residual 0 un reflejo incomprendido y deformado. Serfa 1 0que aiin queda de la cultura campesina, desarraigado, desubicado yprivatizado, y 1 0 que refluye de la ciudad, que el barrio consume sindescifrar sus claves, como signo de identificaci6n y prestigio. Segun elsentir de la ciudad, la cultura en los barrios es una ret6rica postiza queno logra cubrir la desnudez, mas ann la orfandad cultural de sus habitan-tes. Por eso referirse a la cultura de los barrios como a un fen6meno quebrota de sus entrafias, como un producto genuino de sus moradores nopasa de ser una pretensi6n ridfcula 0una extravagancia, si no se reduce

    , ala mirada generosa y alentadora del maestro a los balbuceos del ne6fitodesmanado que se inicia torpe aunque lleno de ilusi6n.

    1.2-CausasEsta evidencia de la cultura establecida proviene de diversas fuentes.Una de elias serfa la dificultad que posee el heredero de un rico

    patrimonio de percibir algo que surge. Un gustador de estilos y formas,que recibi6 ya hechos y nimbados por el prestigio, no suele volver lavista a 1 0 que se crea desde sf mismo. La cultura como 1 0 que se gusta

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    ........L. fuente de I. cultura en los barrios

    entrana una actitud humana muy diversa a la de la cultura como 10quese gesta. Para la mayor parte de los venezolanos de la ciudad la culturatiene que ver con la erudici6n (y el fastidio) yen el mejor de los casoscon el disfrute, pero no con la creacion. Al que carece de ese habito, nole resulta facil descubrirlo en otros.

    Pero esta dificultad generica llega a convertirse en imposibilidad siquien crea es el de abajo, es decir, el marginado del mundo modemo,el que carece no s610 de 10que torna a la vida digna y apetecible sinohasta de los elementos mfnimos para perdurar en ella. Una cosa es quela carencia no sea culpable. Pero resulta obvio que quien se ve privadode 10 imprescindible y vive a salto de mata en un medio inh6spito nopuede dedicarse a poseer cultura (por eso es inculto); menos aun a pro-ducirla. Si no hay condiciones materiales para la cultura, no puede habercultura; por 10 tanto no hay que molestarse en indagar si la hay.

    Una tercera dificultad se afiade a las anteriores: la cultura que seproduce en los barrios es heterogenea respecto de la que posee la ciudad.La cultura de los barrios es mestiza (en sus diversas combinaciones),no es meramente occidental como la de la ciudad, aunque contenga mu-chos elementos occidentales. Desde el etnocentrismo del hombre occiden-tal, refrendado por su posici6n de cultura dominante, lc6mo tener ojospara ver algo distinto, si ademas surge entre los dominados?

    Hay, por fin, una cuarta raz6n que complica definitivamente elpanorama confundiendolo y despistando al observador: en el barrio sedan ciertamente muchos elementos de la cultura campesina y cada vezmas se consume no s610 la cultura propia de la ciudad sino la culturaespecffica que los medios de masa crean para consurno del barrio. Quiencompone para esos seres que considera primitivos y desgarrados,infantiles y tan permeables a 1 0 que se produce desde 'arriba y sin amorlc6mo va a estimar a los hahitantes de los barrios como seres culturales?

    Se podra discutir hasta que punto define mas a un habitante debarrio su condici6n de marginado 0 la de explotado 0 la de en vias dedesarrollo. Pero en cualquier caso es 0 un "participio pasivo" 0 uno queviene de la noche del tiempo hacia nosotros descontando febrilmentecamino. Nunca, un sujeto activo con sustancia propia, un sujeto cultural.

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    1.3 BalanceEstamos de acuerdo con 10que afirma la cultura dominante; pero nocon 10 que niega. Es cierto que el habitante de los barrios es un

    marginado del mundo modemo que busca desesperadamente no s610entrar en ese mundo sino poseer su secreto. Es cierto que es un explotadoen el mercado de trahajo y un discriminado en la asignaci6n de losrecursos del Estado y de sus servicios, en la configuraci6n social, en laadministraci6n de la ley y en la actuaci6n de los cuerpos de seguridad.Y que en el fondo de su corazon no acepta esta situaci6n, anhela unaliberaci6n y avanza 10que puede en los espacios que le quedan algomas libres. Pero no es s610 un rezagado 0 una vfctima, Su dinamismono se dirige unicamente a adaptarse al orden vigente 0 transformarlo asu favor. Quien asf padece y actria, 10hace desde su condici6n de sercultural. Vamos a tratar de mostrarlo.

    2. La novedad hist6rica de los barrios2.1. Las grandesmigracionesEmpezaremos por un marco te6rico que podna ser prescindible,

    pero que nos parece conveniente explicitar. Se trata de preguntamosen que edad esta nuestro tiempo hist6rico. No nos referimos al tiempohist6rico global que acaba de entrar en una nueva epoca que podemoscaracterizar como globalizaci6n del Occidente. Es la primera figura hist6-rica que tiene un ambito realmente mundial; pero, pesar de que abarquea todo el mundo, no es ann la primera figura hist6rica mundial. Es masbien, esperamos, la ultima figura hist6rica particular, ya que su sujetono es todo el mundo sino s610el Occidente y algunos pafses occidental i-zados al nivel del mercado. Preguntamos, pues, por el tiempo particularde Venezuela y de America Latina. Nuestra respuesta es que estamosentrando en una epoca nueva. La historia de Venezuela (como la de otrospafses de Ameri