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ALERTA , domingo 22 de enero de 2012 10 minutos con... Gonzalo VALDEOLIVAS Autor de la guía 'Flora del Parque Natural de las Dunas de Liencres' junto al fotógrafo Javier Goñi y cinco voluntarios de Ecología y Patrimonio «SIN PLANTAS NO HAY COMIDA» Gonzalo Valdeolivas Biólogo Nacimiento: Santander, 1953 Profesión: Profesor de Biología en el Instituto de Enseñanza Secundaria Ría del Carmen de Camargo Aficiones: Además del campo, el deporte JAVIER LEZAOLA / SANTANDER | Gonzalo Valdeolivas aprovecha siempre que puede para estudiar la diversidad florística que le rodea, consciente de su importancia. Su último proyecto le ha llevado a identificar las alrededor de 390 especies de plantas superiores (las que contienen vasos conductores) del Parque Natural de las Dunas de Liencres, después de «más de un año» de trabajo en la zona. El resultado, 'Flora del Parque Natural de las Dunas de Liencres', una idea de la Asociación Ecología y Patrimonio de la que Valdeolivas es autor junto al fotógrafo naturalista Javier Goñi y cinco voluntarios de la asociación. 390 especies de plantas superiores en un parque natural de apenas dos kilómetros cuadrados no son pocas -en el conjunto de Cantabria hay unas 2.200- pero sobre todo no están de adorno. O no sólo, como sabe este profesor de Biología en el IES Ría del Carmen de Camargo que llegó al mundo de las plantas -«más cómodas de observar y de estudiar»- después de interesarse por el de los animales. «Sin plantas no hay comida», destaca, consciente de los «recursos alimenticios y medicinales» que albergan, además de sus «beneficios medioambientales», al constituir un «sumidero de carbono» pues «utilizan el CO 2 que producimos para hacer la fotosíntesis». «Son el primer paso de la cadena alimenticia incluso humana», insiste, y recuerda que tanto las acelgas cultivadas como las berzas cultivadas «derivan de las marinas». Cantabria dispone de ambas: de berza marina y de acelga marina. Para encontrar berza marina hay que trasladarse «lo más cerca» a los acantilados de Miengo pero la acelga marina, «típica de la costa de Cantabria», puede hallarse en el propio Parque Natural de las Dunas de Liencres. Aunque la importancia de la flora y la diversidad florística para el ser humano no acaba ahí. «También está el ocio», como bien sabe Gonzalo Valdeolivas. Enrique Loríente (1931-2000), santanderino y biólogo como Valdeolivas, escribió en 1973 que las Dunas de Liencres, «a pesar de las brutales sacas de arena que han tenido que soportar, siguen siendo las más importantes del Cantábrico», por lo que «deberían convertirse en una Reserva Biológica o Parque Natural», y en este sentido pidió tanto a las «autoridades» como a «todas aquellas personas, entidades oficiales y sociedades privadas que tengan relación con la naturaleza» el apoyo preciso «para que lo que queda de las Dunas de Liencres sea conservado de forma permanente». Casi cuarenta años después -y con las Dunas de Liencres convertidas ya en parque natural-, la guía 'Flora del Parque Natural de las Dunas de Liencres', que ha contado con una subvención de 12.000 euros de la Consejería de Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural, ya está disponible en las librerías, y el departamento pretende distribuirla también a los centros de enseñanza de la comunidad autónoma. Al ser el Parque Natural de las Dunas de Liencres una zona «muy cercana, pequeña y accesible», la guía permitirá a los interesados reconocer y observar buena parte de las alrededor de 390 especies de plantas superiores del parque natural, «muchas» y «muy variadas» especies entre las que Valdeolivas destaca las «más de veinte especies de orquídeas silvestres», presentes tanto en las «dunas libres» como en las «dunas de debajo de los pinos». Entre ellas la «lechetrezna roja reptante», una especie de orquídea silvestre que, de toda Cantabria, «sólo se encuentra en la punta del arenal de Liencres», relata orgulloso este profesor de Biología que un día abandonó la observación y el estudio de «pájaros y otros bichos» para dedicarse a la de las plantas, esas parientes un poco más lejanas pero tanto o más importantes.

«SIN PLANTAS NO HAY COMIDA»centros5.pntic.mec.es/ies.ria.del.carmen/noticias/al-22-01-12.pdf · ALERTA , domingo 22 de enero de 2012 10 minutos con... Gonzalo VALDEOLIVAS Autor

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ALERTA, domingo 22 de enero de 2012

10 minutos con...

Gonzalo VALDEOLIVAS

Autor de la guía 'Flora del Parque Natural de las Dunas de

Liencres' junto al fotógrafo Javier Goñi y cinco voluntarios

de Ecología y Patrimonio

«SIN PLANTAS

NO HAY

COMIDA»

Gonzalo Valdeolivas

Biólogo

Nacimiento: Santander, 1953

Profesión: Profesor de Biología en el Instituto de Enseñanza

Secundaria Ría del Carmen de Camargo

Aficiones: Además del campo, el deporte

JAVIER LEZAOLA / SANTANDER | Gonzalo Valdeolivas

aprovecha siempre que puede para estudiar la diversidad

florística que le rodea, consciente de su importancia. Su último proyecto le ha llevado a identificar las alrededor de 390

especies de plantas superiores (las que contienen vasos conductores) del Parque Natural de las Dunas de Liencres,

después de «más de un año» de trabajo en la zona. El resultado, 'Flora del Parque Natural de las Dunas de Liencres', una

idea de la Asociación Ecología y Patrimonio de la que Valdeolivas es autor junto al fotógrafo naturalista Javier Goñi y cinco

voluntarios de la asociación. 390 especies de plantas superiores en un parque natural de apenas dos kilómetros cuadrados

no son pocas -en el conjunto de Cantabria hay unas 2.200- pero sobre todo no están de adorno. O no sólo, como sabe

este profesor de Biología en el IES Ría del Carmen de Camargo que llegó al mundo de las plantas -«más cómodas de

observar y de estudiar»- después de interesarse por el de los animales.

«Sin plantas no hay comida», destaca, consciente de los «recursos alimenticios y medicinales» que albergan, además de sus

«beneficios medioambientales», al constituir un «sumidero de carbono» pues «utilizan el CO2 que producimos para hacer la

fotosíntesis». «Son el primer paso de la cadena alimenticia incluso humana», insiste, y recuerda que tanto las acelgas

cultivadas como las berzas cultivadas «derivan de las marinas». Cantabria dispone de ambas: de berza marina y de acelga

marina. Para encontrar berza marina hay que trasladarse «lo más cerca» a los acantilados de Miengo pero la acelga

marina, «típica de la costa de Cantabria», puede hallarse en el propio Parque Natural de las Dunas de Liencres. Aunque la

importancia de la flora y la diversidad florística para el ser humano no acaba ahí. «También está el ocio», como bien sabe

Gonzalo Valdeolivas.

Enrique Loríente (1931-2000), santanderino y biólogo como Valdeolivas, escribió en 1973 que las Dunas de Liencres, «a pesar de

las brutales sacas de arena que han tenido que soportar, siguen siendo las más importantes del Cantábrico», por lo que

«deberían convertirse en una Reserva Biológica o Parque Natural», y en este sentido pidió tanto a las «autoridades» como a

«todas aquellas personas, entidades oficiales y sociedades privadas que tengan relación con la naturaleza» el apoyo preciso

«para que lo que queda de las Dunas de Liencres sea conservado de forma permanente».

Casi cuarenta años después -y con las Dunas de Liencres convertidas ya en parque natural-, la guía 'Flora del Parque

Natural de las Dunas de Liencres', que ha contado con una subvención de 12.000 euros de la Consejería de Ganadería, Pesca y

Desarrollo Rural, ya está disponible en las librerías, y el departamento pretende distribuirla también a los centros de

enseñanza de la comunidad autónoma. Al ser el Parque Natural de las Dunas de Liencres una zona «muy cercana, pequeña y

accesible», la guía permitirá a los interesados reconocer y observar buena parte de las alrededor de 390 especies de plantas

superiores del parque natural, «muchas» y «muy variadas» especies entre las que Valdeolivas destaca las «más de veinte

especies de orquídeas silvestres», presentes tanto en las «dunas libres» como en las «dunas de debajo de los pinos». Entre ellas la

«lechetrezna roja reptante», una especie de orquídea silvestre que, de toda Cantabria, «sólo se encuentra en la punta del arenal

de Liencres», relata orgulloso este profesor de Biología que un día abandonó la observación y el estudio de «pájaros y otros bichos»

para dedicarse a la de las plantas, esas parientes un poco más lejanas pero tanto o más importantes.