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5/20/2018 Unacoronaparatuentierro-corregido-.doc-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/una-corona-para-tu-entierro-corregido-doc 1/12 UNA CORONA PARA TU ENTIERRO Por: James Hadley Chase 1 Los muchachos que habían acudido para ver morir a Vessi estaban alineados frente al mostrador del bar. Procuraban aparentar valor, pero se notaba que tenían miedo. Entré al bar precisamente cuando el licor comenzaba a hacerles efecto. Cuando me vieron, dejaron escapar un ru!ido.  "#emonios, miren quién est$ aquí"rit% &arr'". El mimado de la fortuna en persona. &arr' (uhson era un buen muchacho, pero tenía demasiado serrín en el cerebro. Pedí un whisky  de centeno ' les dirií una sonrisa.  "(ola, muchachos"dije, saludando con la mano". )puesto a que dentro de poco cantar$n una canci%n mu' diferente. *o les arad% mi observaci%n, ' se me apro+imaron con aire de hombres fuertes. (uhson me toc% el pecho con el índice. e molesta muchísimo que aluien me clave un dedo en el pecho. Pero &arr' estaba un poco bebido, de modo que lo dejé pasar.  "Escucha, chico"dijo, irando los ojos para situar mi rostro". Este asuntito es con invitaci%n. *o tienes nada que hacer aquí. #e modo que p%rtate bien... ' ahueca el ala. &ebí el whisky  ' e+traje la tarjeta.  "-stedes no son los nicos privileiados"dije". )sí que tendr$n que auantarme. (ac/enschmidt, del Globe, se ech% hacia atr$s el sombrero.  "0C%mo te las arrelas para salir siempre bien1 "preunt%2 su rostro parecía un asombrado queso de bola". *o tienes ninn empleo fijo, pero nunca te pierdes las primicias.  "Efectivamente"asentí". Es doloroso, pero es así... ejor temprano que tarde, como dijo la camarera al pasajero del avi%n. (uhson llen% su vaso. ir% el reloj.  "Es a las doce ' uno"dijo. (ac/enschmidt se apoder% de un pu!ado de pajitas para beber ' las parti% en dos pedazos2 separ% alunas ' cont% cuidadosamente el resto. Le miré refle+ivamente.  "e dejas fuera"dije, después que termin% el recuento,  "03í1"dijo". Entiendo que no tienes nada que ver en esto. e acerqué al mostrador ' retiré una pajita.  "Ponía con las dem$s"le dije, entre$ndosela. e mir%, ' le miré. 4esolvi% aceptar la pajita. Ciertos individuos se creen rudos, pero solo son fanfarrones. (ac/enschmidt era uno de ellos.  5

Una corona para tu entierro - corregido-.doc

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UNA CORONA PARA TU ENTIERROPor:

James Hadley Chase1

Los muchachos que haban acudido para ver morir a Vessi estaban alineados frente al mostrador del bar. Procuraban aparentar valor, pero se notaba que tenan miedo.

Entr al bar precisamente cuando el licor comenzaba a hacerles efecto. Cuando me vieron, dejaron escapar un gruido.

Demonios, miren quin est aqugrit Barry. El mimado de la fortuna en persona.

Barry Hughson era un buen muchacho, pero tena demasiado serrn en el cerebro. Ped un whisky de centeno y les dirig una sonrisa.

Hola, muchachosdije, saludando con la mano. Apuesto a que dentro de poco cantarn una cancin muy diferente.

No les agrad mi observacin, y se me aproximaron con aire de hombres fuertes. Hughson me toc el pecho con el ndice. Me molesta muchsimo que alguien me clave un dedo en el pecho. Pero Barry estaba un poco bebido, de modo que lo dej pasar.

Escucha, chicodijo, girando los ojos para situar mi rostro. Este asuntito es con invitacin. No tienes nada que hacer aqu. De modo que prtate bien... y ahueca el ala.Beb el whisky y extraje la tarjeta.

Ustedes no son los nicos privilegiadosdije. As que tendrn que aguantarme.

Hackenschmidt, del Globe, se ech hacia atrs el sombrero.

Cmo te las arreglas para salir siempre bien? pregunt; su rostro pareca un asombrado queso de bola. No tienes ningn empleo fijo, pero nunca te pierdes las primicias.

Efectivamenteasent. Es doloroso, pero es as... Mejor temprano que tarde, como dijo la camarera al pasajero del avin.

Hughson llen su vaso. Mir el reloj.

Es a las doce y unodijo.

Hackenschmidt se apoder de un puado de pajitas para beber y las parti en dos pedazos; separ algunas y cont cuidadosamente el resto. Le mir reflexivamente.

Me dejas fueradije, despus que termin el recuento,

S?dijo. Entiendo que no tienes nada que ver en esto.

Me acerqu al mostrador y retir una pajita.

Pona con las demsle dije, entregndosela.

Me mir, y le mir. Resolvi aceptar la pajita. Ciertos individuos se creen rudos, pero solo son fanfarrones. Hackenschmidt era uno de ellos.

Una de las pajitas era mucho ms corta que las restantes. El que sacara la pajita corta escuchara las ltimas palabras de Vessi. Yo estaba dispuesto a cualquier cosa por ganar el sorteo.

Hughson sac la primera pajita, pero no tuvo suerte. Esper que se me adelantaran otros tres; entonces hice un movimiento y los muchachos me dejaron paso. Saba cul era, de modo que la saqu.Los otros me rodearon, furibundos.

A jugar limpiodijo Hughson. Ten cuidado con lo que haces.

Dir todo lo que oigapromet. No se preocupen.

Eran las once y veinte, el tiempo preciso para otro par de copas. Todos tomaban whisky como si los condenados fueran ellos.

Al salir del bar, nos apiamos en tres coches que nos esperaban para llevarnos a la prisin. Hughson, Hackenschmidt y yo, junto a otros dos tipos, subimos al primer coche. Hughson conduca y yo me sent a su lado.

Por qu ese inters, Nick?pregunt Hughson, despus de poner en marcha el automvil.

Sonre en la penumbra. Hughson era un pjaro de cuenta, pero era difcil que consiguiera sacarme nada.

Por qu no?le pregunt. El asunto Vessi hizo mucho ruido, no es as? Se me ocurri que sera interesante presenciar la ejecucin. Adems, este sistema del gas es nuevo para m.

Hughson desvi el coche y pas a un camin cargado hasta el tope.

Te parece que vale la pena?

Algo es algorepliqu, encogindome de hombros.

Crees que fue Vessi?

Sonre de nuevo.

Y t?

Hughson reprimi un juramento.

Escucha: si ests escondiendo algo, quiero saberlo. Muchas veces te he ayudado, y creo que...

Djate de tonterasrepliqu secamente. Cmo diablos puedo saber si lo hizo o no? El Jurado le declar culpable, no es verdad?

No me interesa lo que dijo el Jurado. Te pregunto tu opinin.

No tengo opiniones, hermanorepliqu. Me limito a esperar que ocurra algo.

Muy bien, muchacho inteligenterezong Hughson. Espera a necesitar algo de m.

Llegamos a la prisin a las once y cuarenta. Otros testigos esperaban ya a las puertas de la prisin. Todos parecan nerviosos, a la escasa luz del lugar, y se apartaron un poco cuando descendimos de los coches. Esperamos all, en un grupo, hasta que a las once y cuarenta y cinco se abrieron las puertas.

Un par de guardias inspeccionaron nuestras tarjetas y nos hicieron un rpido cacheo. Desde la ejecucin de Snyder, las autoridades temblaban ante la posibilidad de que alguien lograra contrabandear de nuevo una cmara fotogrfica. Los muchachos saban que era prcticamente imposible lograrlo, y los guardias saban que estaban enterados, de modo que el cacheo fue un asunto de pura frmula. Cuando pasamos las puertas exteriores, comenzamos a atravesar una serie de portones, cada uno de los cuales se cerraba a nuestra espalda, antes que nos acercramos al siguiente.

Marchbamos en fila india; creo que parecamos un hermoso grupo de enterradores profesionales. Pasamos frente a los grandes bloques de celdas; nuestros pasos resonaban sobre el camino. Las celdas estaban oscuras y silenciosas. La casa de la muerte se levantaba en el extremo ms alejado del inmenso patio de la prisin.

Dimos la vuelta en torno al furgn fnebre, estacionado frente a la casa de la muerte. Algunos dirigieron una rpida ojeada al vehculo, pero casi inmediatamente desviaron la vista.

La casa de la muerte tena dos entradas. Una conduca a un estrecho pasaje entre la cmara de la muerte y el muro del edificio. La otra llevaba a la pequea celda donde se hallaba Vessi, a pocos metros de la entrada.

No haba otras construcciones cerca de la casa de la muerte. Se ergua solitaria en un rincn del patio, donde los penados solan jugar a la pelota. Mientras atravesbamos el patio, el polvo del lugar se nos peg a los zapatos, y lo llevamos con nosotros al interior del recinto.

Un guardia nos detuvo en la entrada.Quin es el individuo de las ltimas palabras ?pregunt.

Sal de la fila y levant el pulgar.

Muy biendijo. Espere aqu.

El resto del grupo entr al pasaje y se amonton ante las ventanas de vidrio de la cmara de gas. Hughson pas en ltimo trmino.

Cuida tus pasosme dijo antes de entrar.

Aunque parezca extrao, no consegu sonrer. El asunto me estaba atacando los nervios.

La cmara de gas era de forma octagonal, construida de acero y con ventanas en todos los costados. El estrecho pasaje donde se haban reunido los muchachos dejaba metro y medio de espacio entre la pared de la casa y la cmara propiamente dicha. Desde la cmara se elevaba una chimenea de acero, que atravesaba el techo, con el fin de arrojar al exterior los vapores venenosos, una vez concluida la ejecucin.

Donde yo estaba haba un poco ms de espacio. Contempl la cmara. Tena menos de dos metros de ancho, y solo la ocupaba una silla de acero, provista de abrazaderas. Los huevos de cianuro colgaban del asiento de la silla. No me gust el aspecto del lugar. Me daban escalofros solo pensar que pudiera ser el ocupante de la cmara.

Desde mi lugar poda ver, a travs de las ventanas de la cmara, a los muchachos apiados en el pasaje. Agitaron las manos a modo de saludo, y les contest de la misma forma. A decir verdad, parecan una familia de monos en una jaula del zoolgico.

Haba venido a ver a Vessi, de modo que bien poda echarle una ojeada. Estaba en su celda, fumando un cigarrillo. Con excepcin de los calzoncillos, estaba completamente desnudo. Dirig los ojos al guardin.Qu significa esto?... Por qu est desnudo?

Siempre los desnudamos. El gas se pega a las ropas, y es difcil sacarlos de la cmara.

Supongo que habr gran demanda de invitaciones el da que ejecuten a una dama.

El guardin hizo una mueca. Creo que tampoco se senta muy cmodo.

Sreplic. Pero esa vez ustedes no entrarn.Vessi era un sujeto corpulento, de rostro ancho y obstinado. Me pareci que se estaba portando muy bien, sobre todo si se tiene en cuenta lo que le esperaba. Tena los ojos vidriosos, y pareca sombro, pero no le dominaba el pnico.

El capelln, un individuo bajo y grueso, de aspecto preocupado, sentado sobre una silla, la cabeza baja, entonaba una plegaria. Vessi le miraba de cuando en cuando y se mojaba los labios. Era evidente que deseaba que el capelln terminara de una vez con sus rezos.

Sent un repentino estremecimiento, como si hubiera bajado la temperatura. Pero no haba tal. Estaba sudando. El alcaide apareci, caminando rpidamente por el pasaje. Su rostro tena una palidez verdosa, y no me mir. Solo dijo Muy bien al guardin.

Abrieron la puerta que conduca a la celda. Vessi se puso tenso y clav los ojos en m. No me agradaba encontrarme con los ojos de aquel hombre, pero pens que lo mejor era darle un poco de nimo. Le hice un guio. Era estpido, pero yo senta que deba mostrarle de algn modo mi solidaridad.

El guardin le toc el hombro y Vessi se puso en pie. Pareca ms seguro que yo.

El capelln segua entonando sus salmos. Me imaginaba cmo se sentira Vessi al orlos. Yo mismo tuve que hacer un esfuerzo para contenerme. Aquellas plegarias no conducan a ninguna parte.

Vessi sali de la celda. Le esposaron, y empez a mover nerviosamente las muecas aferradas por las esposas.

El alcaide ley la sentencia de muerte con voz sombra y maquinal. Pude ver una gota de sudor que le corra detrs de la oreja. Cuando concluy, formul la pregunta de ritual:

Cules son sus ltimas palabras?

Era el momento que yo estaba esperando. Me adelant, acercndome a Vessi. Por el rabillo del ojo alcanzaba a distinguir a los muchachos, que se apretaban contra las ventanillas de vidrios, vigilando atentamente todos mis movimientos. Vessi me mir a los ojos.

Se equivocaron de hombredijo, con voz no del todo segura. Yo no lo hice.

Los guardianes se cerraron sobre l, pero Vessi se puso repentinamente rgido. Continu mirndome.

Investigue, Masndijo en voz baja. Lu Spencer es el hombre. Agrrelo...; fue Lu..., me oye?

Los guardianes se apoderaron de Vessi y le arrastraron hasta la cmara. Redact una nota para complacer a los muchachos, pero no mencion la ltima parte.

Sentaron a Vessi sobre la silla de acero, con los huevos de cianuro debajo. Le ajustaron las abrazaderas. Mientras hacan estos preparativosque llevaron unos cuarenta y cinco segundosmantena los ojos clavados en mi rostro. Le hice un gesto de asentimiento, procurando que comprendiera que pensaba hacer algo al respecto. Advirti que haba atrado mi atencin, y aflojo los msculos sobre la silla.Un guardin trajo un tambor de cido sulfrico y lo derram en un depsito colocado precisamente debajo de la silla... y de los huevos de cianuro. El alcaide inspeccion las ligadurasuna alrededor del pecho, dos en cada brazo y una en cada pierna. Puso una mano sobre el hombro de Vessi.

Ser una cosa rpida, muchachodijo. Respire hondo...; ni se dar cuenta. Dicho esto, sali de la cmara. Vessi se qued solo.

El guardin cerr la pesada puerta de acero y ajust los cerrojos. El alcaide y yo estbamos mirando por la ventanita al lado de la puerta. Debamos esperar diez segundos, que nos parecieron diez aos. El corazn me lata apresuradamente. Vessi volvi con lentitud la cabeza, contemplando los rostros que le miraban. Estaba empezando a comprender lo que le esperaba.

El alcaide tena los ojos fijos en el reloj. Extendi un brazo y coloc su mano sobre la palanca que provocaba el descenso del cianuro en el cido sulfrico. Comprend que le costaba decidirse a mover esa palanca, y me alegr de no estar en su lugar. No me era posible seguir mirando a Vessi. Descubr que mi vista no se apartaba de la mano del alcaide. Los msculos del funcionario se endurecan gradualmente. Luego, con un suspiro contenido, baj la palanca. El cianuro cay en el depsito de cido, con un ruido que se oy claramente. Vessi lo oy tambin, y se puso rgido. Un gas blanco comenz a ascender desde el depsito. Los msculos de los brazos de Vessi se hincharon repentinamente bajo las ligaduras.

El gas ascendi rpidamente. Me pareci oler almendras amargas..., pero comprend que era pura ilusin. Mi imaginacin me estaba jugando una mala pasada.

Vessi oli el gas. Ech atrs la cabeza, forcejeando para escapar a los vapores. No poda desprenderse de la silla de acero. Comprend que estaba conteniendo la respiracin. Estaba empeorando el trance. Finalmente, no pudo aguantar ms y jade. Absorbi una buena dosis de gas. Grit de pronto: No! No!

El sonido de su grito reson en la cmara y lleg a nosotros apagado y extrao.

Descubr que estaba aferrado al cerrojo de acero de la puerta. El espectculo me produca nuseas.

Vessi tosi, jade y luch contra las ligaduras. Hubiera deseado tener un revlver para acabarlo all mismo.

El mdico, que estaba a mi lado, segua con los ojos la marcha de las agujas de un cronmetro. Treinta segundos..., treinta y cinco... Vessi segua tosiendo y jadeando. Cuarenta y cinco segundos, y la cabeza cay hacia atrs. El mdico garabate la hora en una hoja. Vessi pareca inconsciente. Haba dejado de toser. Los vapores llenaban la cmara. Despacio, muy despacio, la cabeza se inclin hacia adelante. Gradualmente cay entre los hombros, y los largos y negros cabellos le cubrieron los ojos. Pude advertir que an tena contrados los msculos del estmago. Haban pasado tres minutos. Con un ligero estremecimiento, irgui unos centmetros la cabeza.

Est muertodijo el mdico, en voz baja y cansada.

Me apart de la ventanilla. Hughson se me acerc corriendo desde el costado opuesto de la cmara, seguido de la turba. Todos parecan nerviosos y un poco descompuestos. As estaba yo tambin. Vessi haba tardado ms de cuatro minutos en morir.

Qu dijo?pregunt Hughson. Me encog de hombros.

Dijo: Se equivocaron de individuo. Yo no lo hice.

S?coment burlonamente Hackenschmidt. Todo el proceso estuvo repitiendo eso mismo.

Hughson me miraba suspicazmente. Nada ms? No...; solo eso.

Dieron media vuelta y comenzaron a salir. Empez la bsqueda de telfonos y la carrera a la oficina del telgrafo. Dej que los dems se adelantaran, y entonces me dispuse a partir.

El alcaide me toc el brazo. Trat de dar a sus palabras un tono casual.

Yo no le dara demasiada importancia al asunto Spencerdijo.

Me detuve y le mir, pero su rostro era inescrutable.

Usted cree?pregunt con aire ingenuo. Por mi parte, me olvidara de todo esoinsisti, moviendo la cabeza.

Empuj mi sombrero sobre los ojos y me enfrent con l.

Oy el cuento del hombre de la pata de palo que estaba jugando al ping-pong?...

Sdijo el alcaide, asintiendo. Hace tiempo que me lo contaron.

Me encamin hacia la salida.

Ya me lo imaginabadije, y me alej.

2

Me dirig a la sala de periodistas del Departamento de Polica. All sola encontrarse un individuo con quien tena mucho inters en conversar.

Empuj la puerta y ech una ojeada a la habitacin llena de humo. Cuatro cronistas estaban jugando a las cartas en torno a una mesita circular. En un rincn, sobre un desvencijado sof, dorma Ackie.Ackie era el tipo ms feo que haba conocido en toda mi vida. Era de reducida estatura, con abundante y spero vello sobre la nariz, en las orejas y el cuello. Sin duda, la partera que le ayud a nacer debi de sufrir una serie de pesadillas despus del parto. Pero era uno de los ms inteligentes periodistas de la ciudad. Acerqu una silla al sof, me sent y le sacud.

Cuando me reconoci, se sent y frunci el ceo.

Eres grandedijo-. No puedes dejar dormir a un honesto ciudadano?

Djate de historias, Ackiele repliqu. Sintate, que quiero conversar contigo.

Ackie se frot la cara, empujando su voluminosa nariz hasta hacerle tomar los ngulos ms extraos.

Extraje un paquete de Camel, le ofrec un cigarrillo y encend otro para m.

De qu se trata, compadre?pregunt. Qu pretendes de mi privilegiado cerebro?

No tienes cerebrorepliqu, moviendo la cabeza . Solamente crees tenerlo.

Ackie entorn los ojos.

Liquidaron a Vessi hoydijo.

Sconfirm, sorprendido.

Por qu asististe a la ejecucin?pregunt, sin abrir los ojos.

Cmo demonios sabes que estuve all?pregunt a mi vez.

Cuando Ackie sonrea, era horrible. Desvi los ojos.

Cosas que se oyencoment. Por qu fuiste?

Escucha, Ackieexpliqu pacientemente. Vine aqu a hacerte algunas preguntas, no a que t me preguntes.

Levant levemente un prpado y me examin.

Por qu tanto inters, hermano? Qu ests escondiendo?

Estos linces del periodismo son todos iguales. Aspir el humo del cigarrillo, lo retuve unos segundos y luego lo expuls.

No creo que Vessi fuera culpabledije en voz muy baja.

Ackie gimi y cerr un ojo.

Ahora est muerto, no es as? Olvdate de l.

Ese tal Richmondobserv, eligiendo las palabras, creo que tena ms enemigos que Vessi, no es as?

Si, tena muchos enemigos. Richmond se estuvo buscando lo que al final le ocurri.

Haba una mujer mezclada en el asunto, no? Aunque nunca la hicieron comparecer.

Ackie se encogi de hombros.

Haba centenares de mujeresdijo con indiferencia. Ese individuo tena mujeres por todos lados.Quin era ella?

Ackie irgui la cabeza.

Intil insistirdijo. Vessi est muerto y tambin Richmond. Buena pareja de ratas. Asunto acabado..., olvdalo.

Por qu diablos todo el mundo quiere echar tierra al asunto?

Lo quieren todos?sonri Ackie.

Escucha, Ackiedije. T sabes algo y yo s algo. Qu te parece si vienes a mi piso y conversamos un poco?

Ackie movi la cabeza.

Apenas pongas el pie fuera de este cuarto, sigo durmiendodeclar con firmeza.

Tengo una botella entera de whisky de centenole aclar.

Ackie se incorpor de un salto.

Por qu no lo dijiste antes?pregunt. Dnde infiernos est mi sombrero?

Camino a mi piso, Ackie habl de ftbol. No saba mucho del tema, pero le gustaba expresar sus opiniones. Le dej hablar. Por mi parte, tena bastante en qu pensar.

Una vez que le hube sentado en un cmodo silln, con un alto vaso de whisky en la mano, fui derecho al tema.

Nuestra conversacin ser estrictamente reservada, Ackiele dije, mientras acomodaba mis pies sobre la mesa. Ante todo, pondr las cartas sobre la mesa. Necesito ayuda, Ackie, y quiero que seas t quien me la proporcione.

Ackie lanz un gruido, pero no dijo nada.

Recibir diez mil dlares si empiezo a revolver el asunto de la ejecucin de Vessidije.

Ackie me clav los ojos.

Quin paga?pregunt.

Eso no puedo decrtelorepliqu, moviendo la cabeza. Diez mil hermosos dlares, y, por lo poco que s, el asunto Vessi huele a podrido. Me parece que el juicio y la condena de Vessi fueron fraudulentos desde el comienzo.

Ackie pareca preocupado.Mejor es que te apartes del asunto, Nickdijo con expresin grave. Puedes meterte en un embrollo serio.

Vamosdije, habla, De qu se trata?

Comprend que estaba tratando de decidirse. Advert que estaba dispuesto a hablar.

Larry Richmond era el presidente de la Mackenzie Fabrics Corporationexplic lentamente, los ojos fijos en algn punto encima de mi cabeza. Muchos peces gordos son accionistas del negocio. Los ms importantes del comercio y de la industria. Y altos funcionarios del Estado.

Me inclin hacia adelante, le retir el vaso y volv a llenarlo. Recibi el licor con una ligera mueca.

No debiera beberdijo. Me oxida las tripas o hace algo por el estilo.

Sigue hablandoped.

Quiz creas que en todo esto no hay nada raro. Pero, a decir verdad, lo hay. Richmond negociaba privadamente todas las acciones con sus inversores. Esos valores nunca entraban al mercado libre. Ya sabes de cunto prestigio social gozaba Richmond. Solo necesitaba hacer una par de visitas, dejar caer unas pocas palabras, y ya tena colocada la emisinse interrumpi para beber un sorbo de whisky. Si se vuelve a abrir la investigacin, esos inversores se vern en apuros.

Prefer no apremiar a mi informante. Todo aquello era nuevo para m, y no saba muy bien para qu podra servirme.

Mi propio patrn ha invertido capital en ese negociocontinu Ackie. Y ya nos dijo que dejramos quieto el asunto. No sabemos mucho, pero tenemos la impresin de que la Mackenzie Fabrics Corporation es una pantalla, y que entre bambalinas hay otro negocio que es el que paga los grandes dividendos. Los que pusieron el dinero no quieren saber nada..., y tienen verdadero terror ante la posibilidad de que un entremetido como t empiece a averiguar cosas.

Cul es el negocio oculto?pregunt, ponindome en pie.Ackie se encogi de hombros.

Dios lo sabe. Cualquier cosa. El problema es que son tantos los figurones que han puesto su dinero all, que sera demasiado peligroso empezar algo.

Vessi fue el conejo de Indias?

Ackie asinti.

Claro que s. Alguno se crey estafado y llen de plomo a Richmond, Seguramente el asesino estaba relacionado con la firma. No podan acusarle sin poner todo al descubierto, de modo que buscaron a alguno que cargara con la culpa. Vessi fue el candidato. As fue, chico. Y ahora..., olvdalo todo, quieres?

Quin es Lu Spencer?

Ackie me dirigi una rpida mirada.

Spencer era la mano derecha de Richmond. Es el hombre que ha ocupado el puesto de Richmond.

Lu Spencer fue quien mat a Richmond, no?

Ackie palideci.

Nada s de esoreplic, adquiriendo su voz una sbita cautela.

Muy bien, Ackiedije. Me has aclarado unas cuantas cosas. Te estoy muy agradecido.

Ackie se incorpor.

No estars pensando remover el avispero? pregunt.

Pero en sus ojos advert un destello que indicaba que, efectivamente, abrigaba la esperanza de que esa fuera mi intencin.

Qu te parece si dejamos eso sin respuesta? repliqu. En cualquier caso, te prometo proceder con prudencia. No dijeron que Richmond andaba con la muchacha de Vessi y que por eso este le mat?

Sasinti Ackie. Eso dijeron.

Quin es ella, Ackie?

Ackie arrug el ceo.

Una muequitadijo lentamente. No la hicieron comparecer. Andre no s cuntos...; en el oficio la llaman Blondie.

Profesional ?pregunt, sorprendido.

Me rasqu la cabeza.

Claro...asinti Ackie. Como sabes, a Vessi le gustaba que se mantuvieran solas.

Me agradara encontrarme con esa niadije. Quiz pueda decirme algo...

No s dnde vive, pero casi todas las noches concurre al bar Hotcha.

Le palme afectuosamente.

Bebe tu whisky, chicodije, volvindome hacia la mesa. Creo que te lo ganaste.

Vamos, Nickreplic burlonamente Ackie. Conozco esa cancin. Y dime, quin pone los diez mil para que todo esto salga a la luz pblica?

Le empuj hacia la puerta.

Es mi ta Clotilde-le contest, mientras le haca salir al corredor oscuro.

S?dijo. O fue tu ta Fanny?

Cuando se fue, cerr la puerta.

Una vez que me qued solo, me dirig a la alacena y saqu otra botella de whisky, la descorch y me sent sobre el borde de la cama. Despus de un rato me desnud lentamente, mientras reflexionaba sobre el caso. Me introduje en el lecho con un vaso de Whisky en la mano y me dediqu a beber lentamente el brebaje.

Tena que calcular mis pasos, Al parecer, haba un trabajo entre manos. Esto ltimo no me inquietaba, pero necesitaba ver claramente adonde me llevara el asunto.

Por ahora, a decir verdad, no me iba mal. Venda bien mis artculos, sin apuros ni angustias, dispona de un hermoso departamento y poda comprar todo el licor que mi organismo necesitaba para mantenerse bien engrasado.

Beb un sorbo de whisky y me acomod mejor en el lecho.

Qu ocurrira si comenzaba a remover el asunto y se iniciaba una investigacin? Si aquella compaa, Mackenzie no s cuntos, ocultaba alguna actividad ilegal, se producira un escndalo y yo sera el responsable. Era muy posible que los diarios que ahora me pagaban prescindieran de mis servicios..., y yo perdera todo lo que tena..., y todo nada ms que por diez billetes de mil dlares. Desde ese punto de vista, el asunto careca totalmente de inters.

Deposit el vaso sobre la mesita de noche y encend un cigarrillo. Siempre que entraba en la cama con una preocupacin como la que ahora me aquejaba, al cabo de un rato me acometa el deseo de tener a mi lado a una dama de buen aspecto capaz de disipar todas mis inquietudes. Una mujer es un maravilloso sedante, y cuanto ms pensaba en ello, ms deprimido me senta. Ya estaba tocando fondo cuando son el telfono.

Mientras descolgaba el auricular, dirig la vista al reloj. Eran ms de las dos de la madrugada.

Digaexclam, mientras me preguntaba quin demonios poda llamar a esa hora.

Habla Nick Masn?

Apenas o aquella voz dura, metlica, me enderec. Mi brazo hizo un gesto brusco y el vaso de whisky cay al suelo. Pero ni la prdida del excelente licor apart mi atencin de aquella voz.

Cuatro das antes la misma voz me haba llamado. Sin identificarse, me haba anunciado que recibira una invitacin para asistir a la ejecucin de Vessi, y que deba intentar hablar con l. Si, en mi opinin, era posible denunciar el carcter fraudulento del juicio, se me pagaran diez mil dlares. Aquella mujer colg antes que yo pudiera decir una sola palabra.

Ciertamente, el asunto me haba intrigado! Esa clase de misterios me atraan extraordinariamente. No se trataba solo del incentivo monetario, sino tambin del aspecto periodstico.

Y ahora, aqu estaba nuevamente. La voz era inconfundible: clara, resonante y dura.Me recost sobre la almohada, sosteniendo firmemente el telfono. El mismo, hermana. Fue? S.

Qu ocurri?

Ha muerto. Habl con l. Dijo que Lu Spencer era el culpable.

Comprend que contena la respiracin. Dijo eso?pregunt con voz ansiosa. S... Ahora, escuche. De qu se trata? Por qu tanto inters en esto?

Le mandar cinco mil dlares, a fin de que pueda empezar a trabajar. Cuando haya descubierto la verdad y la haya publicado, le enviar los cinco mil restantes.

Tem que fuera a interrumpir la comunicacin. Habl rpidamente,

No tengo inters... Estuve estudiando el problema, y es demasiado complicado. Se produjo un prolongado silencio. Hable, habledijo ansiosamente. Scontest ella. Cre que usted se alegrara de que le encargaran este trabajo. Veo que me equivoqu.

Qu le parece si nos reunimos y lo discutimos juntos?suger. Se trata de algo muy serio, nena. Todos los hombres importantes estn en el juego...; prefiero que lo tratemos.

Creo que usted es perfectamente capaz de hacerloreplic, y cort la comunicacin.

Apoy la cabeza sobre el respaldo de la cama, mientras diriga a mi interlocutora una serie de calificativos ominosos. Pero con eso no iba a ninguna parte. Ella tena razn en sus clculos. Me gustaba meter la nariz all y corra el riesgo de que me la cortaran. Apagu la luz. Poda pensar mejor en la oscuridad.

Revis cuidadosamente todos los datos que conoca. Dispona de unas pistas. En primer trmino, echara una ojeada a los accionistas de la Mackenzie Fabrics Corporation. Luego, convena investigar a la firma propiamente dicha. Lu Spencer estaba reclamando un examen prolijo. Ackie era un muchacho excelente, y supuse que no se negara a ayudarme, si no le meta en los. Adems, estaba Blondie. Quiz por este lado la cosa fuera ms divertida. De todos modos, me gustaban las rubias. A primera vista, pareca un programa atractivo.

En ese punto me dorm.

3

Alguien me despert con el ruido del timbre de la puerta. Me gusta eso. Hay quien se especializa en despertarme precisamente cuando la rubia de mis sueos se est poniendo interesante. Y esta vez el sueo me estaba resultando particularmente atractivo.

Salt de la cama y atraves los dos cuartos para llegar a la puerta.

Un mensajero se hallaba apoyado sobre el marco de la puerta, silbando una meloda de Col Porter.

Nick Masn?pregunt.El mismocontest. Qu quieres, pesadilla de tu pobre madre?

Me entreg el sobre y firm. Esper, creyendo que le dara alguna propina. Vana esperanza! Por mi parte, solo deseaba que al salir cayera por la escalera y se rompiera el cuello. Empec a cerrar la puerta.

Ya es hora de que se compre otro pijama coment el mozalbete, y ech a correr.

Sin duda tema una respuesta enrgica.

Regres al dormitorio y me mir en el espejo del ropero. El muchacho tena razn. El pijama era terrible. Me sent sobre el borde de la cama y rasgu el sobre. Cayeron sobre mis rodillas cinco billetes de mil dlares. Ninguna carta... Solo el dinero. Estuve mirndolos durante unos cuantos minutos. Es mi costumbre... quedarme sentado y contemplar pilas de billetes de Banco. Luego devolv el dinero al sobre y deposit este ltimo sobre la mesa.

Naturalmente, la moneda tena otra cara. Era necesario que comenzara inmediatamente a ganarme ese dinero. Pas al cuarto de bao y me quit el pijama. El agua fra de la ducha me hizo sentirme mejor. Despus del primer remojn con agua fra, acostumbro cantar. Quiz mi voz no es muy buena, pero s potente. Me envolv la toalla alrededor de la cintura y me afeit. Finalmente, me dirig al dormitorio, con el propsito de tomar un trago que me ayudara en las etapas finales de mi arreglo.

Apenas entr al dormitorio, dos cosas me llamaron la atencin. En el aire haba un intenso olor a perfume, que ciertamente no se perciba cuando sal de esa habitacin, y el sobre haba desaparecido.

Me mov con rapidez. Solt la toalla, atrap mi bata y me la puse en contados segundos, al mismo tiempo que corra hacia la sala de estar. La puerta principal estaba abierta. Acud a la ventana y la levant de un golpe. La calle se hallaba desierta. Me pareci ver la parte trasera de un taxi amarillo que daba vuelta a la esquina, pero no estaba seguro. Si era un taxi, llevaba una velocidad endiablada.

Regres al dormitorio y ol el aire. No soy de esos hombres capaces de clasificar rpidamente un olor, pero este era inconfundible. Era de la clase de perfumes que suelen usar las mujeres livianas para enloquecer a sus candidatos.

En cuanto a m, ya estaba, perfectamente loco. Me dirig al telfono con la idea de llamar a la Polica, pero me contuve y me puse a reflexionar. Esos dlares tenan un maravilloso aspecto, y ahora una dama me los haba quitado. Me senta comprensiblemente deprimido.

Despus de beber unos tragos, me sent un poco mejor, y me vest. No saba qu hacer. Pero cuanto antes empezara a moverme, tanto mejor. Abandon el departamento y baj a tomar el desayuno. Ped dos huevos, tostadas y caf. Estaba empezando a comer cuando el individuo que tena alquilado el departamento frente al mo entr al bar. Este sujeto me daba dolor de estmago. Hay hombres as. No se sabe por qu..., hacen todo lo posible por ser simpticos, pero no lo consiguen. Trat de ocultarme detrs de mi diario, pero era demasiado tarde. Se acerc, con una expresin extraa en el rostro, y se sent frente a m.

Empez, procurando aparentar que estaba muy impresionado:

No debiera llevar mujeres a su departamento, Masn. Da mala fama a la casa.

Tonterasrepliqu. La casa tena mala fama antes que yo me mudara. Adems, no s de qu me est hablando. Qu es eso de que a mi departamento vienen mujeres?

En ese momento se acerc la empleada y recogi el encargo de mi vecino. Cuando la joven se alej, el individuo dijo:

La vi cuando fui a buscar el diario. Sali disparada, como si la hubiera echado.

Pens que, de haberla visto, habra salido ms rpida an.

Usted est lococoment. Apenas le vi entrar al bar, me pareci que su cabeza no funcionaba bien.

Una expresin de duda se reflej en su rostro, pero volvi a la carga.

Usted no puede engaarmedijo. Una mujer muy llamativa..., algo muy serio.

Conclu de beber mi caf y encend un cigarrillo. Me parece que usted ve visionescoment framente. Podra describrmela?

Claro que puedocontest. Era alta, rubia, y tena maquillaje para regalar. Vesta de negro, y llevaba un gran sombrero negro y un collar de oro o algo parecido alrededor del cuello. Se mova con rapidez, pero estoy seguro de reconocerla en cualquier momento.

Me incorpor, y le mir con aire preocupado. Le aconsejo que haga algo para aliviar su situacincoment. Debiera consultar a un mdico...; le est dando por ver visiones.

Sal del bar, dejndole con la boca abierta. Una vez en la calle, camin lentamente entre la gente que se diriga a sus empleos.

De modo que era rubia, alta y vesta de negro. Hermosa tarea, buscar a una mujer que respondiera a esa descripcin. De todos modos, la dama tena mis cinco mil, y deba encontrarla o estallar. Quiz Ackie pudiera ofrecerme algn indicio. Entr en una farmacia y habl por telfono a la sala de periodistas del Departamento de Polica, pero no estaba all. Suponan que se hallaba jugando a las bochas en casa de Hank, pero no estaban seguros.

Tom un taxi, que me llev al bar de Hank; pero tampoco se encontraba all. Me informaron de que era probable que fuera, de modo que resolv matar el tiempo en las mesas de billar del saln. Nunca pude dominar el juego, pero me interesaba, y siempre que me acercaba a una mesa practicaba con las bolas. Despus de jugar un rato, decid que era mejor buscar a Ackie en otros lugares y salir a la calle. Cuando me dispona a apartarme de la mesa, un sujeto alto y delgado, vestido como si hubiera pretendido disfrazarse de miembro de la alta sociedad, se acerc lentamente y dijo:

Qu le parece si jugamos una partida, por un dlar o dos?Tena experiencia de esta clase de individuos. Parecan tan condenadamente tontos, que uno se avergonzaba de ganarles un dlar, pero una vez que haban conseguido elevar la apuesta a veinticinco dlares, hacan maravillas con el taco y las bolas.

Deposit el taco sobre la mesa y mov la cabeza.

Estoy sin dinerodije. Practique un poco, si quiere.

Levant el taco y comenz a jugar. Me ofreci una de las mejores exhibiciones que vi en mi vida. Emboc las bolas desde todos los ngulos; por mi parte, me limit a sacarlas de las redes y devolvrselas. Concluy con un golpe maestro que mand tres bolas a tres rincones diferentes, donde embocaron limpiamente.

Veo que hace mucho que dej de ser un principiantecoment, al mismo tiempo que para mis adentros me alegraba de no haber aceptado la proposicin del individuo.

Se inclin sobre la mesa y recogi una bola; advert la protuberancia formada por la culata de un revlver sobre la cadera.

Yo? Soy un novatodijo. Sencillamente, me gusta jugar un poco.

Le examin con ms atencin. Mantena su aire un poco tonto, pero cuando se le estudiaba ms de cerca sus ojos le traicionaban. Era un tipo duro. Tena un labio colgante, que le confera aquel aspecto suave, pero los ojos eran fros y suspicaces.

No tard en advertir mi inters, y se apoy sobre la mesa, mientras se limpiaba las uas con una navaja sevillana.

Dnde le he visto antes?dijo, elevando un poco la voz, para hacer de sus palabras una pregunta.

Mov la cabeza.

Vine a buscar a un amigocontest.

El hombre me intrigaba; pens que un poco de conversacin no me hara dao.

Me parece que he visto su cara en algn sitio dijo, sin levantar la vista.

S? Es posible.

Usted es Masn, el periodista?

Pero se excedi en el tono, y comprend que saba perfectamente quin era yo.

El mismocontest. Sin duda, usted ha visto mi fotografa en alguna parte.

Spleg la navaja y la guard en el bolsillo. S, quiz sea eso.

Me dirigi una mirada dura y larga, luego arroj el taco sobre la mesa y se encamin hacia la puerta.

Le vi alejarse y me sent desconcertado. Qu significaba aquello? Me acerqu al mostrador. Hank estaba limpiando unos vasos. Era un hombre corpulento, de pelo rojo y enormes brazos y manos.

Quin es ese individuo?dije, sealando con un movimiento de la cabeza hacia la puerta.

Que me registrencontest Hank, encogindose de hombros. Qu toma?

Nunca lo vio?

No lo recuerdo.En ese momento entr Ackie. Sonri al verme.

Qu demonios ests haciendo aqu?pregunt, acercndose al mostrador. Dos whiskies con gingerpidi a Hank.

Deseaba verterepliqu. Por eso vine aqu.

Hank sirvi los vasos. Sonri a Ackie.

Cmo van las cosas, amigo?pregunt.

Acke se inclin sobre el mostrador y palme afectuosamente a Hank.

Mis cosas?dijo. Maravillosamente..., imposible mejor.

Pareca que ellos dos se conocan bien, de modo que intent de nuevo.

Ese tipo que estaba jugando al billar..., quin era?

Hank dej de rerse. Sus ojillos se movieron nerviosamente.

Ya le dije que no lo sabainsisti. Ackie me mir, y luego mir a Hank. Ackie era un sujeto inteligente. Comprendi la situacin sin necesidad de mayores expiraciones.

Habla, Hank... Este hombre es mi amigo dijo.

Les digo que no s nadaHank se estaba enojando. No puedo perder el tiempo con ustedes... Debo hacer mi trabajo.

Se dirigi al otro extremo del mostrador y comenz a lavar vasos.

Ackie le contempl con aire pensativo, y se sirvi otro whisky. De qu se trata?pregunt. Quiz no sea nadacontest, encogindome de hombros. Estaba jugando al billar y apareci un tipo que me propuso una partida. Me negu, y mientras l haca correr las bolas, advert que iba armado. Me pregunt si yo era Masn, me mir con dureza y se march. El encargado sabe quin es, pero no quiere decirlo. Ackie frunci el ceo. Cmo es el individuo?

Un pjaro alto, delgado, con el labio colgante y mirada dura. Pareca un infeliz, pero era un sujeto de cuidado.

Ackie cerr ligeramente los ojos. Saba manejar el taco de billar?

Por supuesto. Pocas veces vi un jugador tan hbil.

Es Earl Katzdijo Ackie. Bueno, bueno!

No le conozco dije, moviendo la cabeza.

S, es difcil que le conozcas. Es un delincuente..., y de los bravos. Uno de los pistoleros de Lu Spencer.

Con brusquedad dej el vaso sobre el mostrador.

Lu Spencer?repet.

Sconfirm Ackie. Me parece que ya te han puesto el ojo encima.

Sin embargo, no creo que Hank deba tenerle tanto miedoobserv.

No lo crees?Ackie agit su deforme cabeza. No seas tonto. Ese tipo es peor que una serpiente de cascabel. No te hagas ilusiones. Hank y todos nosotros le tenemos un miedo horroroso.

Beb otro largo sorbo de whisky.

Pues no pienso permitir que ese pistolero me meta miedo.

Espera a conocerlo biencoment Ackie, encogindose de hombros.

Examin el saln, que segua vaco, con excepcin de Hank, que se mantena alejado de nosotros. Baj la voz.

Esta maana me ocurri una pequea aventura. Una dama se meti en mi departamento y me quit una suma de dinero.

Ackie pareci interesado.

Quieres decir que se desliz en tu departamento y te vaci la cartera?

Estaba bandome cuando vino la fulana, se apoder de una hermosa suma y sali sin que yo la hubiera visto. El hombre que vive enfrente la vio cuando se marchaba. Creo que est relacionada con todo este asunto, y me estaba preguntando si t sabras quin es.

Cmo diablos quieres que sepa algo?pregunt Ackie, incrdulo.

Conoces a una mujer de cabellos rubios que viste de negro? Usa un gran sombrero de fieltro y es sumamente atractiva.

Ackie movi la cabeza.

Por qu la relacionas con el asunto Vessi? pregunt.

No pensaba decirle tanto, pero lo comprendi inmediatamente. Ackie tena bastante materia gris debajo de los cabellos.

Vaya, vaya! Esto es maravillosoexclam, palmendose el muslo y lanzando una carcajada. De modo que te pagaron, eh? Te dieron los diez billetes de mil y alguien te los quit.

Se inclin sobre el mostrador, incapaz de contener la risa.

Cuando termin de rerse, se enjug los ojos con la manga y me sonri maliciosamente.

De modo que una rubia te birl una pequea fortuna. Eso es grande!

Srepliqu secamente. Qu te parece si interrumpes tu diversin y concentras tu inteligencia en el problema? No puedes darme una pista para encontrar a esa rubia?

Por quin me tomas?contest Ackie, moviendo la cabeza. Crees que conozco a todas las rubias de la ciudad?

Y si fuera la mueca rubia de Vessi?observ con voz tranquila.

Ackie pareci sbitamente incmodo.

Escucha, Nickdijo. Simpatizo contigo, pero no quiero mezclarme en nada..., me comprendes? Sigue con eso si quieres que muy pronto vayamos a tu funeral, pero no me compliques la vida.

Muy bien, muy bien. Olvida lo que te dije. Me las arreglar sin tu ayuda.Ackie asinti.

Eres exactamente la clase de hombre que puede resolver el caso..., y quiz salir vivo para contarlo.

Muy consolador, pens. Ech una ojeada a mi reloj. Se acercaba la hora del almuerzo.

Muy bien, Ackie!e dije. Ya nos veremos.

Me separ de l, despus de pagarle otro whisky.

Sal a la calle, y permanec unos instantes parado en la acera, reflexionando. Mi teora era que siempre deba tomarse la iniciativa. Pero no estaba seguro de que correspondiera hacer lo mismo en este caso. Quiz empezara algo que no podra terminar. No vea claro todava. Luego, se me ocurri que bien poda seguir adelante y ver qu pasaba, de modo que llam un taxi y dije al chfer que me llevara rpidamente al edificio Hoffman.

4

El taxi me dej frente a la entrada del edificio Hoffman, y un ascensor me llev hasta el dcimo piso.

La Mackenzie Fabrics Corporation era algo serio. La entrada constitua una deslumbrante exhibicin de maderas y cromados; una vez dentro, casi me hundo hasta las rodillas en la espesa alfombra. El gran vestbulo de recepcin pareca la estacin central de un ferrocarril. En el extremo ms alejado se hallaba el escritorio de la receptora, y alrededor de la empleada una multitud de individuos impacientes, que exigan ver al seor Tal o Cual.

Examin el lugar. De cuando en cuando, alguna empleada sala de los escritorios que se abran sobre el vestbulo y lo cruzaba para dirigirse a otras dependencias. Estaban muy bien seleccionadas, y comenc a pensar que no me vendra mal conseguir un empleo en la compaa.

Me adelant hacia el escritorio de la receptora. La turba visitante segua luchando por acaparar la atencin de la empleada. Observ durante algunos instantes, luego encend una cerilla en la suela de mi zapato y la acerqu al diario que uno de los individuos tena bajo el brazo. Retroced unos pasos y esper.

Se produjo un tremendo escndalo cuando el diario se prendi. Mientras todos procuraban apagar el fuego, me acerqu a la empleada y le ped que me pusiera en comunicacin con la secretaria de Spencer.

Est citado?pregunt la joven, mientras vigilaba de reojo la conmocin producida en torno al diario quemado.

El asunto empezaba a alterarme los nervios.

Escuche, seoritadije. Llame a la persona que atiende los asuntos del seor Spencer y dgale que NCK Masn est esperando, y que si esto sigue as voy a fastidiarme bastante.

Me mir con aire pensativo, procurando decidir si mis palabras eran o no en serio, pero finalmente resolvi que era mejor seguirme la corriente, y llam por el conmutador. Mantuve los ojos fijos sobre ella mientras transmita el recado. Escuch unos instantes y retir la ficha del conmutador.

Escritorio veintisis, a su derechainform secamente.

Gracias, nena... Espero que me incluya en sus sueos nocturnos.

Me dirig al escritorio 26, llam a la puerta y entr. Era un cuarto pequeo, y un gran escritorio ocupaba casi todo el espacio disponible. Una gruesa alfombra cubra el suelo y de una de las paredes colgaba un buen desnudo.

Dirig la vista al escritorio. Detrs de l se hallaba sentada una hermosa morena. Ahora bien: no quiero que me confundan. No era una mujer fatal'...; al contrario, se trataba del tipo de muchacha que uno presenta en casa. Tena largos y suaves cabellos oscuros, y grandes ojos castaos. Su boca era amplia y generosa, y su nariz, pequea y bien formada.Disclpemedije. Esa seora del cuadro me desconcert. No la vi. La muchacha sonri. El seor Masn?pregunt. Deposit mi sombrero sobre el escritorio y me sent en uno de los sillones.

Scontest. Nick Masn. Quiero ver al seor Spencer.

El seor Spencer est muy ocupado. No es posible verle sin concertar una cita previa.

Me acomod en el silln y la mir. No alcanzaba a comprender qu tena esta muchacha que me atraa tanto. No estaba demasiado maquillada, y sus ropas eran muy discretas. Sin embargo, me era imposible apartar los ojos de su persona. Su voz interrumpi mis pensamientos. Si usted me dice para qu quiere verle, yo podra concertar la entrevista.

Es un poco complicado, seorita,.., este..., seorita...

No me dijo su nombre, y permaneci sentada detrs de su escritorio, esperando. Entonces se me ocurri una idea.

Qu le parece si salimos a comer y conversamos sobre este asunto?ech una ojeada a mi reloj. Es ms de la una, de modo que estamos a tiempo. Hay bastante que hablar, y, sin duda, despus de escucharme, podra decir si el seor Spencer es la persona que me conviene entrevistar.

Comprend que estaba a punto de decir no. Al mismo tiempo, sus ojos me dijeron que yo no le desagradaba. Pareca dispuesta a dejarse persuadir.

Vamos, no sea orgullosarogu. Dme una oportunidad de explicarle el problema.

Muy bien, seor Masndijo la joven, incorporndose. Vamos a almorzar.

Crase o no, aquella muchacha me impresionaba extraamente. Que una muchacha me impresionara, era cosa que poda hacer rer a mucha gente de muchos lugares diferentes.

Descendimos a la planta baja, y propuse a la muchacha:

Qu le parece si vamos al restaurante de Joe?

Encantada...replic, riendo. Dnde es?

Llam un taxi. El coche amarillo se acerc al bordillo de la acera, y el conductor abri la portezuela. De una ojeada examin a la muchacha, y luego me dirigi un guio.

Conducir con cuidado, capitndijo.

Estos conductores de taxis constituyen a veces una gran ayuda. Hice subir a mi compaera.

Al restaurante de Joe, compadreorden. Y cierre la ventanilla, quiere?

Bien, capitndijo con gesto burln; le prometo que no mirar. Adelante, y que lo pase bien.

Mir al interior del taxi, un tanto molesto. Comprend por la sonrisa maliciosa de la joven que lo haba odo todo.

Estos tipos tienen pensamientos muy bajos observ, acomodndome en el extremo ms alejado del asiento. Creo que ya es hora de que nos conozcamos. Soy Nick Masn...; creo que se lo dije antes.Mi nombre es Mardi Jacksondijo ella.

Encantado de conocerladije.

Y ambos nos echamos a rer. Me pareci un nombre excelente. Armonizaba con su persona.

Bueno, seorita Jacksondije, ofrecindole un cigarrillo. Usted es la secretaria de Spencer..., no es as?

La muchacha acept el cigarrillo.

As esconfirm. Usted escribe artculos?

Encend los dos cigarrillos.

Efectivamente; as evito morirme de inanicin dije. Una forma muy interesante de ganarse la vida. Podra contarle algunas cosas que le interesaran muchsimo.Bueno, algn da lo har.

De ese modo charlamos durante el viaje. Nos arrojamos flores todo el tiempo. Era la primera vez, desde que alcanzara la edad adulta, que iba en taxi con una mujer sin intentar nada. La mayora de las muchachas son tan tontas, que es preciso iniciar algo para no morir de aburrimiento. Otras hay que creen que han perdido el tiempo si uno no se lanza; pero esta nena mereca que uno se limitara a mirarla y a reservarla para alguna gran ocasin.

El establecimiento de Joe estaba bastante lleno cuando llegamos; pero el jefe de mozos, un griego, me vio y me hizo seas desde el extremo ms alejado del saln. Pasamos entre las mesas, y no me disgust comprobar que los hombres interrumpan la comida para examinar con atencin a Mardi- Aun los que estaban con sus respectivas muecas le dirigan una rpida ojeada de costado.

El griego se puso literalmente a mi disposicin. Varias veces haba mencionado el establecimiento en mis artculos, de modo que ahora era husped distinguido de la casa.

En un abrir y cerrar de ojos nos prepar una mesa. Mardi le dirigi una sonrisa divertida al advertir que el griego se doblaba en dos, en una profunda reverencia. Comprend que mi acompaante haba impresionado tambin al viejo griego, y el hecho me complaci.

Una vez que estuvimos sentados, el griego nos present la carta, por lo menos tan larga como mi brazo.

Mucho apetito?pregunt a Mardi. Bastanteasinti ella.

Qu le parece una tortilla de hongos y un buen filete con patatas fritas? Me parece magnfico.

Muy bien; dos raciones, Nicorden, y que marchen rpidamente.

Mardi comenz a quitarse los guantes. Mir sus dedos. No tenan anillos. Con verdadera sorpresa por mi parte, me sent aliviado.

Bien, seor Masn, qu le parece si hablamos del asunto que le llev a la oficina? Mov la cabeza.

No me meta prisadije. Tengo que acostumbrarme a su persona.

Nuevamente frunci el ceo.

No le parece convenientedijo con voz tranquilaque hablemos de una vez? Debo regresar dentro de una hora.

En ese momento volvi el griego con la tortilla.Despus de comprobar que no nos faltaba nada, el hombre se march. Pero la interrupcin me permiti coordinar mis ideas.

Creo que voy a poner las cartas sobre la mesa la frase empezaba a sonarme un poco gastada. Oy hablar de un tipo llamado Vessi?

Vi que se sobresaltaba. Levant la vista rpidamente. Su mirada era un interrogante vivo.

Veo que scontinu, antes que pudiera decir nada. El hombre que ejecutaron la otra noche. Bueno, me interesaba el hombre y su historia. Y estaba pensando que quiz usted podra facilitarme algunas informaciones...

Yo?pareci sorprendida; tuve la impresin de que haba cometido un error. Cmo podra facilitarle informacin? Y qu informacin?

Movi la cabeza.

No, supongo que fue un error mo. Muy bien, olvdese del asunto, quiere?

Su mentn tembl.

No, no lo olvidardijo. Por qu cree que puedo decirle algo?

Advert que empezaba a encolerizarse. No quera perder de vista a esta nena...; me gustaba demasiado. Adems, deba andar con pies de plomo. Despus de todo, era la secretaria de Spencer.

Lamento haber planteado el asuntodije. Me pas de inteligente. Usted tiene razn. Una muchacha como usted nada puede saber sobre Vessi... Creo que le debo mis excusas. Sonri. Una sonrisa suave, pero decidida.

Pero con eso no responde a mi pregunta, no le parece?

No me ponga en aprietos, amigarepliqu, devolvindole la sonrisa. Supuse que podra sacarle alguna informacin si la sorprenda, pero veo que me equivoqu. Le contara todo si pudiera, pero por el momento es necesario callar algunas cosas. Por qu no me dice cmo puedo ver a Spencer?

El filete con patatas fritas ayud a suavizar la atmsfera hostil; pero la joven no estaba dispuesta a dejarme escapar.

Seor Masn, este asunto no me gusta nada. Usted dijo que deseaba explicarme un problema concreto. Mis obligaciones especficas son para la Mackenzie Fabrics. En lugar de cumplir su palabra, empez a hablar de cierto pistolero. Se trata de alguna broma de mal gusto?

Me sent desconcertado, lo cual era un sentimiento nuevo para m. Procur defenderme.

No es una broma. Hablo muy en serio, pero estoy en una situacin...

Empez a retirar la silla.

En ese caso, seor Masndijo framente, no creo que sea necesario perder ms tiempo.

A otra mujer la habra mandado al infierno, pero esta nena me tena sobre ascuas.

No se vaya, no me deje as...rogu. Estoy dispuesto a explicarle todo. Movi la cabeza.No. Creo que es mejor que me vaya. Pero no hizo movimiento alguno. Sin duda era voluntariosa, pero la curiosidad femenina fue ms fuerte. Mir sobre el hombro, a mi espalda, para comprobar si alguien poda orme. Luego comenc a hablar. Le relat todo, del principio al final.

Ella permaneci sentada, las manos sobre la falda, los ojos muy abiertos, los labios nerviosamente apretados. Le cont todo, y ella estuvo pendiente de mis palabras. A cada minuto que pasaba me pareca ms hermosa.

Adems de los diez milconclu, el asunto me interesa. Ser una magnfica historia, sin contar con que me gusta ayudar a que el culpable reciba su merecido castigo.

Finalmente habl, y su voz fue apenas un murmullo:

Pero..., pero... el seor Spencer... No, no puedo creer eso.

Me encog de hombros.

No conozco a ese hombre. Al mismo tiempo, por qu demonios tiene un pistolero a su servicio? Por qu un dirigente de la Mackenzie Fabrics est vinculado a un delincuente como Katz?

Advert que se estremeca.

Usted sabe ms de lo que me deja entrever, no es as?

Vacil. Finalmente, neg con un movimiento de cabeza.

No puedo ayudarle... Soy su secretaria personal... Usted me comprende, no?

Me rasqu el mentn.

S, claro que sdije con aire de duda. Al mismo tiempo, nena, no olvide que se trata de un asesinato, y que no se tiene mucha clemencia con los cmplices.

Palideci un poco al or mis palabras, pero volvi a negarse.

No, ahora nodijo con firmeza.

Muy bien. Quiz ms adelante.

El griego trajo el caf, y yo ofrec un cigarrillo a Mardi. Fumamos en silencio. Por mi parte, no saba muy bien cmo continuar mi investigacin. Haba esperado averiguar algo, pero estaba exactamente en el mismo lugar que antes.

Creo que ser conveniente que converse con este Spencerdije finalmente. Quiz logre sacarle algo.

Mardi jugueteaba con la cucharilla del caf.

Preferira que no lo hicieradijo sin mirarme. No cree que sera mejor dejar en paz este embrollo?

Enarqu las cejas. Al parecer, todo el mundo estaba dispuesto a alentarme en la investigacin del asunto Vessi.

Debo continuarafirm. No comprende la resonancia periodstica en caso de que descubra algo? Se armar un escndalo maysculo. Y yo ser el responsable de todo. Creo que vale la pena arriesgarse.

-No quiero parecer cobardedijo ella, poniendo repentinamente la mano sobre mi brazo. Pero no es un asunto demasiado grande? Quiero decir..., no deseo que piense...

Se interrumpi, confundida.Quiere dar a entender que soy un periodista de pueblo y que voy a sufrir un tremendo dolor de estmago si trago un pedazo ms grande de lo que puedo digerir?

Me mir, y sus ojos expresaban inquietud.

No, no quise decir esoafirm. Pero si lo que usted me ha dicho es cierto..., no es una lucha muy desigual? No cree que debera buscar ayuda, si realmente est decidido a seguir adelante?

Quit la ceniza de mi cigarrillo. Mardi era el tipo de mujer que haca mucho tiempo estaba buscando. Una mujer con la cual poda hablar y que tena ideas. Si usted estuviera en mi lugar, qu hara?

La muchacha no vacil.

No hara nada hasta descubrir a la mujer que le telefone. Y por qu le envi el dinero. Y que inters tiene en la investigacin.

Asent.S, es una buena idea. Pero no es fcil llevarla a la prctica. Es solo una voz en el telfono,.. Cmo descubrirla?

Mardi dirigi los ojos a su reloj y lanz una exclamacin.

Debo marcharmedijo, aplastando el cigarrillo y recogiendo los guantes y la cartera. Gracias por el almuerzo.

Me incorpor y me dispuse a acompaarla.

No ha pagado la cuentadijo ella suavemente.

No es necesario que lo hagarepliqu, sonriendo.

Hice un gesto de despedida al griego, que nos acompa hasta la puerta y la abri, dando paso a Mardi.

Esperodijo con una profunda reverencia que la hermosa seorita retornar otro da.

Mardi se sonroj, pero comprend que se senta halagada. Asent. La ver de nuevopromet. Llam un taxi. Mardi se enfrent a m. Supongo que no se le ocurrir regresar a la oficinadijo rpidamente. No cometa ninguna tontera antes de haber reflexionado bien. Averige primero quin es esa mujer.

Con una rpida sonrisa subi al taxi, y yo permanec en la acera, mientras el vehculo se alejaba. En la acera de enfrente surgi de una puerta la figura de Earl Katz. Me mir, arroj a la calle la colilla de un cigarrillo y ech a andar lentamente en la misma direccin del taxi.

5

Pasaron varias horas antes que me decidiera a ir al Hotcha Club. Despus de separarme de Mardi, y de la inesperada aparicin de Katz, camin algunas manzanas mientras reflexionaba sobre el problema. No llegu a ninguna conclusin, pero pens que era mejor esperar un poco antes de mostrar mi juego a Spencer. Como tena que ganarme la vida, concurr a un partido de ftbol, y despus de redactar la crnica, la envi por correo a la revista deportiva que me compraba ese tipo de material. Finalmente, me fui a cenar.Cuando conclu mi cena eran cerca de las diez. Una noche clida, estrellada y con luna llena. Resolv que haba llegado el momento de conocer a la mueca de Vessi.El Club Hotcha era uno de esos lugares que parecen de categora, pero que muestran la hilacha apenas se los examina de cerca. Ocup una mesa en un rincn, ped un whisky y me entretuve leyendo el diario.Haba bastante gente, y las damas eran un poco cargantes. Sufr algunos inconvenientes con dos de ellas; pero cuando comprendieron que hablaba en serio, se marcharon. Pas media hora, y como no vi nada que me interesara realmente, termin preguntndome, qu diablos haca all.Por ltimo, hice una seal al mozo, que acudi inmediatamente. Era un sujeto alto, de aspecto miserable y grandes ojos acuosos.Saqu un billete de mi cartera y comenc a jugar con l. Sus ojos contemplaron con inters el billete.Oye, chicodije. Estoy buscando a una dama que suele venir por aqu. Quiz puedas decirme dnde encontrarla.Seguro...replic, con los ojos fijos en el billete. Quin es?

La llaman Blondiedije. Una mujer impresionante, segn dicen.

Sobre el rostro del mozo se dibuj una sonrisa aceitosa. Comprend que la identificacin no era problema para ese individuo.Claro que la conozcoafirm. Estuvo aqu, pero ahora debe de andar trabajando.Empuj el billete hacia el borde de la mesa, y l lo hizo desaparecer inmediatamente.

Dnde la encontrar?pregunt.

En la esquina de la calle Diez.

Me incorpor.

Gracias, compaerodije.

Es una mujer muy atractivadijo, encogindose de hombros.

Eso he odo decirconfirm. Este es mi primer viaje. Es fcil reconocerla?

Muy fcilexplic. Es alta y viste de negro sonri levemente. Blondie es muy brava cuando llega la ocasin.

Sal a la calle. Una mujer alta, vestida de negro. Una intensa excitacin se apoder de m. Pero ahora no era el momento de extraer conclusiones. Mejor esperar y ver.

Cuando llegu, la esquina de la calle Diez estaba -desierta. Toda la manzana se hallaba en semipenumbra. Las luces de la calle estaban muy espaciadas, y ninguno de los establecimientos tena iluminada la vidriera. Pens que el lugar no favoreca la actividad de Blondie, pero posiblemente la muchacha conoca su negocio mejor que yo.

Me par en la esquina y encend un cigarrillo. Esper cinco minutos. Saba que ese era el lapso transcurrido, porque me senta tan nervioso que a cada momento miraba el reloj.

Y entonces, cuando ya estaba perdiendo la paciencia, surgi de entre las sombras. O el taconeo lento sobre la acera antes de verla aparecer. Me enderec y arroj el cigarrillo a la calzada. Alcanc a distinguir los contornos de su figura, que se acercaba lentamente hacia m. Era una mujer alta, vestida de negro.

Medio me volv hacia ella, para que no tuviera duda alguna respecto a mis intenciones. Advirti mi presencia, y su paso se torn ms lento. Llev una mano a la cadera, y comenz a contonearse a medida que se acercaba.Cuando estuvo ms cerca, aspir ansiosamente. El mismo clido perfume que haba encontrado en mi dormitorio. Me sent aliviado: estaba, pues, ante la mujer que buscaba, la misma que me haba quitado los cinco mil dlares. Holadije, detenindose a mi lado. Era casi tan alta como yo, y un gran sombrero negro le ocultaba parte de la cara. Solo alcanc a distinguir la barbilla puntiaguda y el destello peculiar de los ojos.

Hola, buena mozadije. Mucho trabajo? Emiti esa risa peculiar que Mae West populariz.

Vienes a casa conmigo, querido?pregunt, dejando descansar la mano enguantada sobre mi brazo.

Sonre para mis adentros. Sin duda que ira a su casa, y menuda sorpresa se llevara la dama cuando me tuviera all.

Clarodije. Estuve toda la tarde buscando una nena como t.

De veras, querido?se ri nuevamente. Por mi parte, hubiera preferido que dejara descansar el querido. Pens que dentro de muy poco me prodigara apelativos muy diferentes. Bueno, pues aqu tienes a una mujer autnticamente mala...

Vamos...dije.

Es aqu cercaindic, sealando con la man hacia el final de la calle.

Recorrimos la manzana, y advierto que era la primera vez que caminaba con una mujer que saba mantener el paso del hombre. Dije, por decir algo:

Ese perfume que usas... me produce una impresin extraa.

Te gusta, querido?

De nuevo el querido.

Srepliqu. Se mantiene, no? Apuesto que donde vas queda el rastro.

Equivoc un paso y su pie derecho se acompas con mi pie izquierdo. Cambi de paso para restablecer la armona.

Eres un chico divertido, queridodijo, dirigindome una mirada rpida.

Sconfirm. Y ms loco que una cabra.

Se detuvo frente a una puerta vecina a la entrada de una fonda que permaneca abierta toda la noche. Con dificultad alcanc a ver una placa de bronce a un costado de la puerta. Encend un fsforo y le: Andre Kersh.

Demonioscoment. As que pones tu nombre sobre la puerta?

Naturalmente, queridorebusc en la cartera y extrajo una llave. Cuando vuelvas, quiero que me encuentres fcilmente.

Se me ocurri que la muchacha bromeaba. La prxima vez que la llamara me recibira con un garrote.

La segu por una escalera al vestbulo del primer piso, ms escaleras, dos puertas con chapas de bronce, y luego otra escalera.

Finalmente, se detuvo en un pequeo rellano y abri una puerta.

Aqu es, queridodijo.

Me introduje en el cuarto. Uno de esos habitculos en los que se abre la puerta y se entra a una habitacin, nico ambiente del departamento. Aqu, casi todo el espacio estaba ocupado por una cama de dos plazas. Aquel cuarto era todo cama.

Pas a su lado y me coloqu del otro lado de la habitacin. De ese modo, el lecho me separaba de Blondie. Debo reconocer que la muchacha haba trabajado mucho para arreglar el cuarto. Estaba lleno de pequeos artefactos, e incluso algunos de los cuadros que colgaban de las paredes me llamaron la atencin. Tienes un lindo departamento, eh?coment.

Se quit el sombrero y solt sus cabellos rubios. Nos miramos. En realidad no tena el rostro habitual, duro y cnico, de la buscona profesional. Y hubiera sido muy hermosa si no hubiese tenido la barbilla demasiado puntiaguda. Ese rasgo confera cierta dureza al rostro. De no haber estado una hora con Mardi, creo que aquella mujer de la calle me habra interesado ms de la cuenta.

Colgu mi sombrero de un perchero y dirig una sonrisa a Blondie. La muchacha me haba dirigido una mirada escrutadora, y las conclusiones de su examen sin duda me fueron favorables, porque me sonri con aire invitador. Te gusto?pregunt.

A cada lado de la cama, sobre la cabecera, haba dos puertas. Antes que pudiera impedrselo, Blondie desapareci por una de ellas.

Me sent sobre el borde de la cama y encend un cigarrillo. En algn rincn de ese departamento estaban mis cinco mil dlares, salvo que los hubiera guardado en algn Banco. En este ltimo caso, poda despedirme del dinero. Pero a las mujeres de la clase de Blondie les gusta tener el dinero a mano, por lo que supuse que todava haba esperanzas.

Reapareci con su sonrisa ms profesional. Hubiera sido preferible aclarar la situacin inmediatamente. De todos modos, de nada valan ahora las lamentaciones.Se acerc a m y se sent sobre el borde de la cama.

Puedes darme el regalo, querido?pregunt.

Ahora empezaba el baile. Mov la cabeza.

Ests equivocada, nenadije. Los gastos de esta noche corren por tu cuenta.

Dije que no tena los rasgos duros habituales en las busconas. Bueno me haba equivocado. Y fue una estupidez por mi parte haber credo lo contrario. La sonrisa amable y los ojos seductores desaparecieron, como si los hubieran borrado con una esponja. Su rostro se inmoviliz repentina mente.

Qu quieres decir?pregunt, y su voz se torn spera.

Comprend que no era una mujer fcil de manejar. Sacud la ceniza de mi cigarrillo.

Quiero decir lo siguienterepuse, mientras me acomodaba para poder levantarme rpidamente en caso de que Blondie entrara en accin. Algo me deca que eso era precisamente lo que hara. Es mejor que nos presentemos, nenacontinu. Soy Nick Masn.

Por una fraccin de segundo perdi el dominio de s misma, pero logr recuperarlo rpidamente.

No ests achispado, querido?pregunt.

Haba tomado una almohada de la cama, y la apretaba contra su cuerpo.

Bajemos a la tierrarepliqu, y empecemos por dejar los queridos. Me provocan dolor d estmago.

Blondie se incorpor y se dirigi hacia la puerta, donde colgaba una bata. Se la puso rpidamente. Mientras se ajustaba los cordones de la prenda, advert que le temblaban los dedos.

Ests loco?pregunt. Sal de aqu.

No te hagas la tontadije sin cambiar de postura. Esta maana viniste a mi departamento y me robaste cinco mil dlares. Devulvemelos y quedamos en paz.

Represent bien su papel. Abri unos ojos enormes y aun logr echarse a rer.

Ests loco!exclam. Jams te he visto antes, y ni siquiera se donde vives.

Me incorpor lentamente.

Escucha, nenadije suavemente, no vas a ninguna parte con ese cuento. Te tengo donde quera, y recuperar ese dinero aunque para ello deba deshacer este departamento. Y no te pongas pesada, porque puedo retorcerte el pescuezo con una sola mano. De modo que prtate bien.

Vacil durante unos instantes, y luego se encogi de hombros.

-Si lo tomas asdijo, ser mejor seguirte la corriente.

Casi me echo a rer. La dej llegar hasta la pequea cmoda y abrir uno de los cajones, antes de salvar de un salto la cama para arrojarme sobre ella. Le sujet los brazos a los costados y la apart del mueble. Me alegr de haber tomado esa precaucin. Apenas tuve tiempo de ver la culata de un revlver antes que Blondie se me viniera encima.

Durante mi carrera de periodista me he metido en lugares bastante feos, y he estado en no pocas casas de dudosa inmoralidad, pero esta era la primera vez que deba enfrentarme a una mujer, y lo aclaro para dejar expresa constancia de mi sincera esperanza de que haya sido tambin la ltima. S cuidarme cuando entro a un combate de lucha libre con un hombre. Conozco casi todos los trucos a que apelan mis adversarios, y s cules son las respuestas, pero ante un adversario del sexo opuesto me siento indefenso como un recin nacido.

Ahora comprendo que hubiera podido ahorrarme muchas dificultades si le hubiese aplicado un buen directo al estmago. Pero comet la locura de querer tratarla con suavidad.

Se abalanz sobre m con los brazos haciendo molinete como las alas de una hlice, y los ojos centelleantes de furia. Intent aterrarle los brazos, pero fue intil. El peso de su cuerpo me golpe como una bala de can, y ca hacia atrs, el cuerpo de Blondie encima del mo. Fui a parar al suelo, entre la cama y la pared. Hermosa posicin, sobre todo cuando se tiene un gato montes encima.

Se me ech encima, tratando de clavarme las uas en la garganta. Deba de pesar ms de sesenta kilogramos, lo que no es poca cosa cuando se est en una posicin tan incmoda como la que yo tena.

Logr aferrarle las muecas y, concentrando toda mi fuerza, consegu alejarla unos pocos centmetros. Imagnense el cuadro. Tendido sobre el suelo, de espaldas, entre la cama y la pared, Blondie encima, sostenida por las muecas, pero dispuesta a cometer un asesinato a la primera oportunidad.

Tranquila, hermanalogr decir en un jadeo. Una verdadera dama no debe conducirse as.

En lugar de responderme, la gata montes me golpe la cara con su cabeza. Quiz tena hermosos rizos rubios, pero la cabeza era tan dura como cemento. Posiblemente qued un poco atontada, pero eso era nada comparado con lo que sufri mi cara. Sent que de mi nariz manaba sangre, y me pareci que me haba aflojado algunos dientes.

Empezaba a invadirme la clera, y, soltando una de sus muecas, la golpe en la mandbula con toda la fuerza posible. El que haya intentado dar un puetazo en la postura en que yo me encontraba, sabe bien cuan difcil es. De todos modos, logre apartarla un poco, y otro golpe la mand de espaldas contra el suelo.

Eso me dio tiempo suficiente para sentarme y detener el asaque que me dirigi. Esta vez consegu aplicarle un buen puetazo; pero como la alcanc en el hombro, no consegu dejarla fuera de combate.

Cuando se recuper, yo estaba ya en pie, y permanecimos uno frente al otro, mirndonos con ojos centelleantes.

Basta de tonterasdije, o lo pasars mal.

Ya te dije...

Imposible hacerle comprender nada. Tom un espejo de mano que haba sobre la cmoda y se vino sobre m. Maldije aquella cama...; no haba espacio para maniobrar. De un golpe hice volar el espejo, y entonces nos trenzamos en un cuerpo a cuerpo que nos hizo rodar sobre la cama. En cierto sentido, aquello me favoreca, porque as poda utilizar mi mayor peso. Le sujet un brazo; pero antes que pudiera hacer lo mismo con el otro, me aplic un puetazo en el rostro, me golpe la espinilla con el tacn del zapato y martill suavemente mi infeliz nariz.

Hasta aquel momento, la lucha la haba favorecido, y el puetazo que me aplicara llevaba considerable fuerza. Fue tan inesperado que le solt el brazo, circunstancia que Blondie aprovech para alejarse rodando hacia el otro extremo del lecho. Pero logr echar mano de un pedazo de bata, y al tirar le hice perder el equilibrio y cay de nuevo sobre la cama.

Ahora no pensaba cometer los mismos errores del principio. Le dobl el brazo sobre la espalda y la tir boca abajo, sobre la cama. Descargu todo mi peso sobre la cintura de Blondie y aplique un poco de presin al brazo. Blondie profiri un grito y entonces afloje un poco.

Prtate bienle dije, mientras contemplaba la sangre de mi nariz, que caa sobre los hombros de Blondie. Si te resistes, te arrancar el brazo, y con l te golpear hasta matarte.

Empez a insultarme. Dudo que un estibador hubiera podido superar su vocabulario. Apret un poco ms, y se call. Luego, sostenindola con una mano, con la otra desprend el cordn de la bata y procur atarle las manos.

Ella saba muy bien que tan pronto como la maniatara estara perdida, de manera que apel a todas sus fuerzas. Me vi obligado a interrumpir mi trabajo para contenerla. Era intil tratar de atarla mientras se moviera de esa manera, de modo que esper unos instantes. Pero apenas comenzaba a pasarle la cuerda, renovaba s us esfuerzos. La cosa me estaba cansando, de modo que la solt y me apart un poco.

Se volvi y comenz a sentarse. Eso era precisamente lo que esperaba. Tan pronto levant la cabeza, cerr el puo izquierdo y lo conect con su mandbula. No apliqu fuerza..., no era necesario.

Sus ojos perdieron toda expresin, y se desplom sin sentido. Me inclin sobre ella, jadeante. Blondie me haba obligado a pelear como no lo haca desde muchos aos antes. Levant el cordn de la bata y le at las manos a la espalda. Luego recog los restos de sus medias y le sujet los tobillos. Despus de asegurarme de que los nudos aguantaran, la cubr con una sbana.

Finalmente, me dirig al cuarto de bao y contempl mi rostro en el espejo del lavabo. Sonre dolorosamente. Tena el aspecto de haber intervenido en una trifulca de marca mayor. La nariz me sangraba un poco, y el ojo estaba empezando a hincharse. Abr uno de los grifos y comenc a lavarme la cara. Cuando termin, regres al dormitorio. Blondie continuaba desmayada.

Encend un cigarrillo y me sent. Senta las rodillas un poco temblorosas. Me haba costado trabajo, y me alegraba verla indefensa. El mozo del Hotcha Club haba dicho que era brava, pero la haba subestimado. Brava? Era para rerse. Ante ella, el propio Jack el Destripador habra emprendido la huida.

No pensaba registrar el departamento antes de haber conversado con la muchacha. Maniatada, quiz se mostrara razonable. Adems, es el nico modo de conversar con mujeres como Blondie.

Haba fumado la mitad de mi cigarrillo, cuando comenz a volver en s. La observ con inters. Abri los ojos, pestae y volvi a cerrarlos. Movi nerviosamente la cabeza sobre la almohada. Pareca como si la cama hubiera sido conmovida por un terremoto; pero no estaba dispuesto a mimar a una nia como ella.

De pronto recuper su plena conciencia, y trat de sentarse. La mirada que me dirigi hubiera perforado una lmina de acero. Le sonre amablemente. Lamento haberte tratado con rudezadije. Pero te lo buscaste.

Comenz a insultarme nuevamente. Bueno, los insultos no hacen dao; pero despus de escucharla un minuto entero, sent que me suba la presin. Esa mujer tena la boca ms sucia que haba conocido en toda mi vida. Me acerqu a la cama y le aplique una almohada sobre la boca. Despus de unos segundos, la retir.

Basta de palabrotasdije con firmeza, o te asfixio. Se call, pero su mirada sostena una expresin colrica, y contorsionaba el cuerpo pugnando por desasirse de las ligaduras. Eso no me preocupaba. S hacer un nudo, y, adems, si se desataba, siempre poda sujetarla nuevamente. No estaba dispuesto a emplear paos tibios con tal dama..., porque era realmente peligrosa.

Me sent sobre la cama, al lado de Blondie.

Ahora, vamos a conversardije. Si no escupes todo lo que sabes, lo pasars muy mal. Hasta ahora te he tratado bastante bien; pero una buscona como t merece lo peor, y yo me encargar de que recibas tu merecido.

Qudese quieto, Masndijo una voz desde la puerta.

Mir rpidamente por encima del hombro.

Earl Katz se hallaba parado en el umbral. En una mano sostena una automtica de can azul, y el arma apuntaba directamente a mi pecho.

6

Me senta sorprendido? Vaya si lo estaba! Qu diablos estaba haciendo all Earl Katz? Qu relacin tena con la muchacha de Vessi?

No estaba dispuesto a dejarle ver que me haba sorprendido. Le dirig una sonrisa.

Siempre jugando al billar, chico?dije. Y hablando de billar, conoces el cuento del sujet que...?

Termine, Masndijo Katz, hablando, por un lado de la boca.

Ah tienen otra cosa que me encanta. Esos tipos que han visto tantas pelculas de pistoleros solamente pueden hablar por un lado, porque creen que es lo correcto. Destelame orden. Negu con la cabeza.

Usted est locodije. No sabe lo que dice. Si la desato, nos matar. La automtica se movi peligrosamente. Escuche, hombre sabiodijo Katz: no conseguir nada con ese teatro. Destela, y con rapidez.

Ackie haba dicho que Katz era tan peligroso como una vbora venenosa. Ahora que le vea en accin, me inclinaba a creer que Ackie tena razn. Haba perdido completamente su expresin ingenua. Sus ojos tenan una expresin fra y maligna, y me pareci que no le hubiera desagradado matarme. Adems, cuando un individuo est armado no me gusta discutir mucho. Las pistolas, sobre todo, me ponen nervioso. Vulvete, encantoorden a Blondie. No quera pensar en el instante en que la rubia tuviera las manos libres. La mirada que me dirigi me convenci de que no se avecinaba precisamente un encuentro amoroso.

Le desat las manos y me apart rpidamente. Prefera vrmelas con la pistola de Katz que con las uas de Blondie.

La muchacha se sent sobre la cania y comenz a frotarse las muecas.

Dame una batarezong, dirigindose a Katz. Sin quitarme los ojos de encima, el pistolero alcanz una bata del gancho clavado en la puerta y se la arroj a Blondie. La muchacha se cubri el cuerpo y baj del lecho. Tena un aspecto impresionante. La sangre de mi herida en la nariz le haba ensuciado los hombros y el cuello, y en el mentn haba una fea mancha azulada. Los brazos estaban cubiertos con las huellas de mis dedos, y el puetazo sobre el hombro estaba adquiriendo una coloracin roja y verde.

Entr en el cuarto de bao y cerr la puerta. O el ruido del agua.Sinteseorden Katz, moviendo la pistola. Me sent sobre la cama.

Qu le parecedijesi guarda esa pistola y se tranquiliza? Se trata de un asunto privado entre Blondie y yo... No es necesario que intervenga ningn extrao.

Usted habla demasiadoobserv Katz. Cllese la boca. Yo har las preguntas, y usted se limitar a contestar... Entendido? Me encog de hombros. Qu vino a hacer aqu?pregunt. Eso es fcil de contestarrepliqu, sonriendo. Para qu demonios viene un hombre aqu? Katz se ech atrs el sombrero y se recost contra la pared. Meti el ndice y el pulgar de la mano en el bolsillo del chaleco y extrajo un mondadientes. Se lo introdujo en la boca y comenz a mordiscarlo pensativamente.

Si no quiere hablar clarodijo, ser peor de lo que se imagina.

No sea nio, Katzdije. Usted no puede hacerme nada. Si me molesta, le har tal publicidad que se ver obligado a salir de la ciudad. Katz no pareci conmoverse. Usted est acabadodijo, No tiene ninguna influencia. Por qu no se muestra razonable y habla? Qu vino a hacer aqu?

Se abri la puerta del bao y apareci Blondie. Se haba arreglado bastante bien y haba vuelto a ser ella misma. Pero sus ojos todava despedan peligrosos reflejos. Creo que me marchodije, encogindome de hombros.

Sinteseorden Katz.

Su voz tena acentos amenazadores.

No tiene objeto que me quededije. Me marcho. Katz se desplaz un poco, de modo que cubri la salida con la espalda.

No se haga el rebeldeadvirti. No quiero dispararle todava; pero si me apura, lo har. Es mejor que se aparte de mi caminodije. Aquel pistolero me estaba haciendo perder la paciencia. Calculaba, adems, que lo pensara dos veces antes de usar el arma. Despus de todo, las pistolas hacen mucho ruido.

Quiz Katz hizo una seal a Blondie, o la muchacha actu por propia iniciativa. Por mi parte, tena la vista fija en la pistola y estaba decidiendo si me convena o no saltar sobre Katz. Por un instante no prest atencin a Blondie. Bueno, merec lo que me vino encima, porque ya saba que la dama era veneno...

Algo duro y pesado me golpe sobre un lado de la cabeza y ca de rodillas. La habitacin gir a m alrededor, y las luces comenzaron a titilar. Como en sueos o que Katz deca: No le pegues ms... Quiero hablar con este pjaro.Alguien me retorci los brazos a la espalda y me at las manos con un trapo hmedo y fro. Me sent arrojado sobre la cama. Empez a aclarrseme la cabeza y trat de sentarme, pero entre las sombras emergi una mano que se aplast sobre mi cara y me oblig a acostarme nuevamente. Permanec inmvil, hasta que logr ver con claridad. Entonces levant cautelosamente la cabeza y los mir. Estaban a los pies de la cama, vigilndome.

Blondie tena los brazos cruzados sobre el pecho. Su rostro ostentaba una expresin indiferente, pero sus ojos ardan. Katz masticaba el mondadientes y sostena la automtica.

Sin separar los ojos de m, pregunt a Blondie:

De qu se trata?

Est loco. Vino aqu diciendo que le haba quitado cinco mil dlares.

Katz se encogi de hombros.

Bueno, acaso no es cierto?dio la vuelta a la cama y se sent a mi lado. Escuche, amigo continu: le dir algo..., y despus hablar usted. Es cierto que tenemos su dinero. Blondie se lo rob, exactamente como usted piensa...

Blondie hizo un gesto.

Qu demonios...!empez.

Katz volvi la cabeza hacia ella.

Cllateorden. Yo manejar este asunto. Quiero que sepa dnde se metevolvi a clavar sus ojos fros en mi rostro. Le estamos vigilando desde hace tiempo. Usted acudi a la ejecucin de Vessi, no es as?

Y eso, qu?repliqu.

Se me haba ocurrido que si aquel tipo soltaba la lengua podra enterarme de algo interesante.

Queremos saber quin le mand... Entindalo bien, no nos interesa usted... Solo deseamos el nombre del que paga. Comprende?

Mir a Blondie. Ahora empezaba a comprender algunas cosas.

Crea que usted era amiga de Vessidije. Veo que estaba equivocado. A Vessi le cargaron un delito que no cometi. Este individuo no era amigo de Vessi. Por qu trabaja a favor de esta gente?

Eso no le importadijo Blondie con brusquedad. Quin le mand esos cinco mil... Eso es lo que interesa.

No puedo decirles nadarepliqu. Yo tampoco lo s. Recib una nota en la que me ofrecan cinco mil para denunciar el fraude en el proceso de Vessi, y me interes. Fui a presenciar la ejecucin de Vessi... No me enter de nada importante, y entre tanto lleg el dinero. Finalmente, usted lo rob. Eso es todo lo que s.

No les dije que reciba mis instrucciones por telfono, porque no deseaba que supieran que se trataba de una mujer. Como estaban las cosas, les haba ofrecido prcticamente lo que ya saban. Katz se rasc la barbilla con el mondadientes. Eso es todo?pregunt. Asent.

Qu diablos te pasa, Earl?intervino Blondie. Por qu no le aplicas el tratamiento? Nada conseguirs tratndole suavemente.

Magnfica muchacha. Veneno puro. Qu ms quieren que les diga?intervine rpidamente. No puedo decirles lo que no s.

Katz continuaba rascndose la barbilla con el mondadientes. Mantena la vista clavada en mi rostro, y puedo asegurar que la situacin no me resultaba agradable. Este sujeto era tan duro como Blondie, solo que de un modo diferente, No gastaba intilmente sus energas. Cuando empezaba algo, estaba dispuesto a terminarlo.

Muy biendijo finalmente. Dejemos as las cosas. Mejor que se vaya inmediatamente de aqu. No recuperar sus cinco mil, y es mejor que no acuda a la Polica..., entendido?

Blondie intervino nuevamente.

Ests locoafirm. Mira lo que ha hecho este tipo en mi departamento. Piensas dejarlo marchar tranquilamente?Un relmpago de clera ilumin los ojos de Katz.

Mira, nenadijo: yo doy aqu las rdenes... De modo que cllate de una vez.

Blondie se apart, se encogi de hombros y entr en el cuarto de bao. Katz la mir mientras se alejaba, y luego se volvi hacia m.

Est contra ustedafirm. As que cudese de ella..., porque cuando est contra alguien es peligrosa.

Con un esfuerzo, me sent.

Si me quita estas ligaduras, me marcho.

Me mir pensativamente.

En su lugar, no intentara ninguna cosa rara.

No se preocupecontest, sonriendo. Nunca me meto en los.

Me desat las manos y se apart inmediatamente. Katz era un tipo cauteloso, pero mi nica preocupacin era salir cuanto antes del departamento. Aunque tuvieran mis cinco mil dlares, no pensaba arriesgar el pellejo para recuperarlos. Despus de todo, nunca los haba tenido realmente; de modo que no perd nada.

Apoy los pies sobre el suelo, y me frot suavemente las muecas.

Katz se recost contra la cmoda. En la mano derecha tena la automtica, pero ahora apuntaba ligeramente al suelo.

Aproveche mi consejo, amigodijo, mirndome con los prpados entornados. Deje quieto este asunto de Vessi... No es bueno para la salud. No queremos causarle problemas. Conocemos su prontuario. Los muchachos no tienen nada contra usted. Por mi parte, le recomiendo que siga portndose bien.

Levant la cabeza y le mir.

Qu quiere decir con eso?

Olvdese de Vessi y siga escribiendo sus cosas. Olvdese de todo y de que me conoce. Tampoco vuelva ms por aqu.

Si no sigo su consejo, qu pasar?

Bueno, pueden pasar muchas cosas. Los jefes son gente importante. Podran ponerle en un aprieto y obligarle a salir de la ciudad. Cosas peores, tambin. S, le conviene cuidarse.

Veo que lo han previsto todocoment, rascndome la cabeza. Bueno, pensar todo lo que me dijome incorpor y busqu mi sombrero. Estaba al lado de la puerta, completamente aplastado. Lo sacud y le devolv la forma. Salude a Blondie de mi parte... Creo que es mejor que me vaya antes que vuelva.

Katz apret los labios. Al parecer, no apreciaba mi sentido del humor.

Segurodijo. Le dir que se march usted.

Abr la puerta y sal al descansillo de la escalera.

Hasta otro dadije, y cerr la puerta. Ante todo, necesitaba beber. Me dola infernalmente la nariz, y el ojo empezaba a cerrarse. Se me ocurri que un trago fuerte me devolvera el nimo.

Cuando llegu a la calle, me dirig rpidamente hacia la esquina, ocup un taxi y orden que me condujera hasta un bar cercano a mi departamento.

Me alegr de que el bar estuviera desierto. El encargado me examin atentamente, pero no dijo nada. Despus del segundo whisky me sent mejor. Ped un tercero, pero lo beb ms lentamente.

Tena los labios doloridos. Encend un cigarrillo y consegu fumarlo sin demasiados inconvenientes. Despus de la experiencia sufrida, estaba resuelto a no pelear ms con mujeres.

No haba recuperado mis cinco mil, pero haba aprendido mucho. Al parecer, Vessi haba sido traicionado en toda la lnea. Si la amiga se haba pasado al otro bando, era poco probable que aquel hubiera tenido la menor posibilidad. Se daba por descontado que el crimen se haba cometido a causa de Blondie. Posiblemente le haban dado dinero suficiente como para taparle la boca. Convena no perder de vista ese aspecto del problema. Otro pensamiento me asalt. En qu me estaba metiendo? Ese tipo de Katz era peligroso, y detrs de l haba una banda ms peligrosa an. Vala la pena continuar? Hasta ahora, qu beneficios haba sacado? Me palp pensativamente la nariz y el ojo.

A menos que muy pronto descubriera algo que aclarara el caso, me vera con dificultades. Ped otro whisky. Y si abandonaba la investigacin? Desaparecera todo peligro, y volvera a mi vida feliz de siempre.

Resolv definitivamente volver a casa y olvidarme de todo. De pronto, me asalt la imagen de Mardi. Me haca bien pensar en ella. Era mi ideal de mujer. Lo tena todo. Me promet invitarla a almorzar al da siguiente.

Pocos minutos despus estaba en mi departamento. En el momento de entrar, comenz a sonar el timbre del telfono. Vacil antes de descolgar el receptor. El whisky me haba levantado el espritu, y aquella noche no quera ms problemas. De todos modos, resolv atender la llamada.

Nick Masn?

Otra vez la mujer del telfono. Me sent sobre el borde de la mesa.

Sdije.Le mand...

Ya lo sla interrump. He pasado unos momentos maravillosos desde que usted me mand esos cinco mil dlares. No sabe en qu embrollos me ha metido, nena. En primer lugar, la antigua amiga de Vessi me rob los cinco mil. Luego, fui a verla, y tuvimos un encuentro que me dej bastante maltrecho. Finalmente, Katz, el pistolero de Spencer, apareci con su arma y me dijo que abandonara el caso, o de lo contrario... Sonre ligeramente al advertir el sbito silencio al otro lado de la lnea. Me pareci que ahora tena bastante en qu pensar.

Y para concluir, nena, hemos terminado... No me interesa el asunto; de modo que olvdese de m, quiere?

As que ya no est interesado?

Su voz era muy fra.

Por primera vez creo que ha comprendido dije.

Se produjo una breve pausa; luego dijo:

Ya ver cmo le interesa, seor Masn. Crame: no tardando mucho, se sentir muy interesado.

Y colg.

Y nada ms.

7

Lo primero que hice cuando me despert fue inspeccionar los daos que el dinamismo de Blondie haba provocado en mi rostro. Tena un aspecto impresionante. Mi nariz era el doble del tamao normal, y mi ojo derecho estaba cerrado. Pareca como si Joe Louis hubiera estado trabajando sobre mi rostro.

Regres al lecho, enojado. Con la cara en ese estado, quedaba eliminada toda posibilidad de llevar a Mardi a comer. Mi causa no progresara mucho con aquel aspecto.

Encend un cigarrillo y reflexion sobre mis problemas. Si Mardi y yo nos casbamos, poco me importara tener, no uno, sino dos ojos negros. En realidad, en ese caso la tendra a mi lado, atendindome y mimndome. Apenas ese pensamiento se acomod en mi cerebro, me incorpor de un salto. Estaba loco. Yo, casado! Era para echarse a rer. Yo, el que se burlaba de quienes caan en el lazo matrimonial. Atarme a una mujer por el resto de mis das era precisamente el error que me haba prometido no cometer. Y ahora estaba all, tendido sobre la cama, y me complaca pensando lo hermoso que sera.

Salt de la cama y me serv un vaso de licor. Me dije que era conveniente practicar un poco de ejercicio. Estaba perdiendo mi dinamismo.

Acababa de ducharme, cuando son el timbre de la puerta. Me cubr apresuradamente con la bata y acud a abrir.

All estaba Ackie; en su rostro haba una expresin excitada.

Holadijo, empujndome para abrirse paso hacia el interior del departamento.

Sus ojos localizaron la botella de whisky sobre el borde de la chimenea. Se dirigi hacia ella, y sin tomar aliento, la vaci hasta la mitad.

Termnaladije secamente desde la puerta. No necesitas preocuparte por m.

Ackie movi la cabeza y devolvi la botella a su lugar.

Nunca bebo por la maanadijo. Lstima..., no es mal licor.

Ven al dormitorio, mientras termino de vestirmedije.

Me sigui y se sent sobre la cama.

Tengo un trabajo que...interrumpi la frase y me mir, asombrado. Qu te pas?

Me encog de hombros.

Una peleta anochedije con aire indiferente.

No poda revelarle a Ackie que mi contrincante haba sido una mujer. Ni por asomo! Los muchachos aprovecharan para tomarme el pelo hasta el fin de mis das.

Ackie segua mirndome, asombrado.Vaya!dijo. De modo que ahora eres un hombre de accin, eh?

Tendras que haber visto cmo quedaron los otrosdije, mientras anudaba cuidadosamente mi corbata frente al espejo. Tres matones se me vinieron encima, y...

Comprendo..., comprendo...sonri Ackie. Y los derribaste a los tres. Vaya! No es necesario que me lo cuentes.

No pienso perder tiempo contndotelo s