Universal e particular em Ernesto Laclau_entre a hegemonia e a psicanálise.pdf

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  • UNIVERSAL Y PARTICULAR EN

    ERNESTO LACLAU: ENTRE LA HEGEMONA

    Y EL PSICOANLISIS

    Mario Guillermo Massini*

    ResumenEn el siguiente trabajo realizamos un acercamiento a la obra de Ernesto Laclau. Paraello nos enfocamos en un aspecto relevante para entender la escena socio-polticoactual: la relacin Universal-Particular. Tales categoras, reformuladas conjuntamenteen un esquema enriquecedor, le permiten al autor proyectar nuevos rdenesdemocrticos inclusivos de las diferentes demandas visibilizadas en los ltimosaos. De su marco terico destacamos la teora de la hegemona y del psicoanlisislacaniano, al tiempo que reparamos en su propuesta general como un programapoltico pasible de ser aplicado.Palabras clave: Laclau; universal; particular; hegemona; psicoanlisis.

    AbstractIn this paper we approach Ernesto Laclaus work. We focus on an important aspectto understand the current socio-political scene: the Universal-Particular relationship.Such categories, reformulated altogether in a rewarding scheme, allow the authorto project new democratic orders that include the different demands witnessed inrecent years. In his theoretical framework we emphasize the theory of hegemonyand the lacanian psychoanalysis, while we notice the general proposal as a politicalprogram liable to be applied.Keywords: Laclau; universal; particular; hegemony; psychoanalysis.

    * Doctorando en Sociologa en Instituto de Filosofia e Cincias Humanas (IFCH)/

    Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP). Correo electrnico:

    [email protected].

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    Introduccin

    A partir de las ltimas tres o cuatro dcadas, el entramadosocial ha pasado por grandes re-estructuraciones producto dediversos procesos y acontecimientos entre los quepodemos subrayar la aceleracin de los flujos migratorios,la transnacionalizacin financiera de capitales y mercancas,la reorganizacin de la forma trabajo, la cada del peso simblicoy poltico del Estado-Nacin, as como el estallido de lasidentidades tradicionales clase, nacin, gnero, sexual, tnica.A raz de esas, y otras tantas transformaciones, el tema de louniversal y su relacin con lo particular, ha pasado ha ser unamateria por dems relevante tanto para la comprensin del mundoactual como para hacer inteligible el escenario social por venir.

    Dada esta situacin, es que cientficos sociales, analistaspolticos, jurdicos, filsofos y periodistas, se encaminarona desarrollar esquemas y polticas para el anlisis y la intervencinen la misma. De entre tales pensadores, nuestro inters radica endestacar al terico argentino Ernesto Laclau, quien en diversosestudios se dedic con nfasis al abordaje de esos cambios tantoen forma profunda como original. Por ello es que a continuacinproponemos una breve resea de su obra para, a partir de all,focalizarnos en su visin de lo universal/particular y el modo enque trabaja esa relacin sustentndose en la teora de la hegemonaas como en el psicoanlisis lacaniano aplicado a la teora social.

    Breve referencia al autor

    Pensador eclctico, mas en absoluto asistemtico, Laclaupresenta una produccin dotada de minuciosos anlisis que seplasman en trabajos rigurosamente estructurados y con unrefinado registro de escritura, junto a la preocupacin de quepuedan ser aplicados en la prctica (Critchley; Marchart, 2008).Para adentrarnos en la obra del autor, entendemos que un primerpaso es describir su posicionamiento epistemolgico. Dentro del

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    mismo, nos interesa reparar en su construccin de una ontologade lo social tomando el modelo de la lingstica de Ferdinand deSaussure: recuperar las lgicas de funcionamiento por medio derelaciones de combinacin y sustitucin para pensar laconstitucin de la trama de lo social.

    Con este proceder Laclau no valida ningn tipode idealismo, sino que se encarga de poner en juego la creacinde una ontologa discursiva. Por ende, especifica que la nocinde discurso no est limitada a los actos verbales (orales o escritos),sino que incluye cualquier tipo de prctica y acontecimientofctico. Lo que define al discurso es su lugar de constitucin deelementos a partir de las relaciones efectuadas entre ellos: denotael suelo objetivo en el que se invisten de sentido la materiasemitica social (Laclau, 2005, p. 92).

    De no entrar en esas relaciones, tales elementos que tienenexistencia efectiva no poseeran estamento social alguno seranelementos no simbolizados, lo no cognoscible, lo Real en la teoralacaniana (Laclau; Mouffe, 2004, p. 146-147). Entonces, as comoen la lingstica saussureana ningn signo es en s mismo, sinoque cobra sentido a partir de su oposicin (relacin sintagmtica)o asociacin (relacin paradigmtica) con otros signos, el tejidosocial presentara esa misma lgica (Laclau; Mouffe, 2004,p. 153-154).

    Por otra parte, el autor fue incorporando en sus anlisislos postulados de Escuelas lingsticas como la de Praga y la deCopenhague, que acentan la gravitacin del significante sobreel significado, con lo que se favorece el desplazamiento metonmicode los significados y se obtura cualquier esencia apriorstica queintente fijarlos y normativizarlos. No obstante, ser cuando Laclause concentre en los estudios lacanianos, que se tornar definitivoel paso a la primaca del significante recordemos que para Lacanel significado slo es una resultante del sentido que se constituyeal nivel de lo Simblico y que es producto de la relacin entresignificantes (Dor, 1989; Stavrakakis, 2007).

    Dentro del esquema que estamos apuntando, y donde elanti-esencialismo ha sido fundamental una clave ya en sus

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    escritos iniciales, cobra relevancia la presencia saliente de AntonioGramsci y Louis Althusser. La incorporacin de estos autores asu teora, le permiti a Laclau llevar adelante -y dentro del campode la izquierda una crtica contundente del marxismo msortodoxo y economicista. Ese marxismo que se sustenta en lametfora edilicia de la base econmica determinando a lasuperestructura ideolgica y que, entre otras cuestiones, definela configuracin de subjetividades mediante ese mismoordenamiento (Laclau; Mouffe, 2004).

    A su vez, el nfasis en el uso gramsciano de la categora dehegemona (Laclau; Mouffe, 2004; Barret, 2003), dio lugar a quefocalice su atencin en la complejidad de sujetos no slo losantonomsticos burgueses y proletarios y de mediaciones, queenvuelven las diferentes disputas polticas-ideolgicas. Sinembargo, tampoco habr una adopcin completa de esos autores,especialmente por el modo en que reservan el lugar de loeconmico como lo que en ltima instancia define las relacionessociales. Acontece que si esa determinacin ltima es verdadera:[] significa que la relacin entre la determinacin y lascondiciones que la posibilitan no procede a travs de unaarticulacin histrica y contingente, sino que es una necesidadapriorstica (Laclau; Mouffe, 2004, p. 135).

    A su vez, la ampliacin y complejizacin, de su marcoterico, principalmente por la incorporacin de pensadoresdeconstructivistas, result en que Laclau abandonase los ltimosresquicios esencialistas que perduraban en su enfoque. Tresfiguras fueron las que marcaron este paso: Ludwig Wittgensteiny sus juegos del lenguaje, el Michel Foucault de La Arqueologa delsaber, y Jacques Derrida ocupndose de la indecibilidad y ladiferencia (Laclau; Mouffe, 2004). Por otra parte, esos autorestambin le permitieron desenvolver una nocin de Sujeto conmltiples posibilidades de ser posicionado al interior de diversasestructuras discursivas pasando a ganar en amplitud yprofundidad. Mas, como mencionramos ms arriba, Laclau seinclinara con el correr de sus estudios por la nocin lacaniana

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    de Sujeto: un Sujeto (individual o colectivo) que, al igual que laestructura de lo Simblico, se configura a partir de una falta(Stavrakakis, 2010).

    Es as que, en torno de ese movimiento, se constituye laidea de la sociedad como pasible de una crtica desestabilizadora:una estructura de sentidos recortados de lo social que obtieneuna cierta regularidad. Ese equilibrio inestable de discursos encirculacin configurados como trama social conlleva doscuestiones relevantes: la estructura nunca es ahistrica y se veafectada continuamente por la capacidad de accin de los Sujetos.Frente a los postulados ms frreamente anti-estructuralistas,Laclau propone tomar la propuesta lacaniana en la que loSimblico lugar de constitucin del Sujeto y matriz dadora desentidos se erige a partir de una falla originaria recordemos elplanteo de que ningn signo agota la representacin de latotalidad de los sentidos , por lo que siempre se dar lo nosimbolizable que escapa a la representacin (lo Real). Esa falta esel hiato que permite las resistencias de los Sujetos ante lasinterpelaciones del Otro, ese Otro no totalizante, en la medida enque tampoco existe Otro del Otro (Glynos; Stavrakakis, 2008;Stavrakakis, 2007).

    I

    Luego de la breve introduccin al marco terico de Laclau,podemos pasar al anlisis que formula para entender lo universal,lo particular y sus relaciones. As, y un tanto paradjicamente,debemos comenzar sealando que el autor rechaza la categorade lo universal, aunque lo hace en la medida en que se la considerecomo un contenedor absoluto de cada uno de los elementos queforman lo social. De la misma manera, descarta a lo que sera sucontraparte: la particularidad en s misma. El planteo laclaunianosostiene que ambas entidades aparecen implicadas en un procesode imposibilidad y necesariedad mutua.

    Si tomamos primeramente lo universal, entendemos queLaclau lo deje de lado como absoluto tanto por lo que

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    mencionamos en relacin a la imposibilidad de un signo de agotartodos los sentidos sociales o por la existencia de la faltaconstitutiva en el Otro , cuanto por que eso implicara incorporaruna esencia apriorstica que reducira los acontecimientos socialesa una teleologa. Sin embargo, ello no conduce al autor a adherira las visiones particularistas que colocan a la valorizacin aultranza de las diferencias como aspiracin mxima a ser obtenida afirmadas ellas en dbiles concepciones sobre la igualdad.

    Con referencia a las particularidades encontramosinteresante disponer un primer razonamiento propiamentevinculado a las relaciones lgicas que establece su propuesta: [...]un particularismo puro, independiente de todo contenido y detoda apelacin a una universalidad que lo trascienda, es unaoperacin que se niega as misma. Porque si ella es el nicoprincipio normativo aceptado, nos enfrenta a una paradojainsoluble (Laclau, 1996, p. 53). Para a continuacin destacarque, si bien es vlido defender en nombre del particularismo aminoras sexuales, raciales o nacionales, por ese mismoparticularismo: [] tengo tambin que aceptar los derechos deautodeterminacin de todo tipo de grupos reaccionarios dedicadosa prcticas antisociales (Laclau, 1996, p. 53).

    Al mismo tiempo, de nada servira que pensemos laparticularidad en s misma, si no contemplamos que cadaparticularidad es tal en relacin con otras particularidades deall la lgica combinatoria en la que estamos aqu sumergidos.Inclusive, si esbozramos un espacio compartido donde cadaparticularidad se desarrollase de un modo armnico, nosencontraramos con una situacin en que las particularidadesdejaran de ser tales para pasar a formar un todo: perderan surasgo diferencial para ser absorbidas en una instancia de totalidadde la que se escinden. En ese sentido, el autor propone queobservar lo contradictorio que acaba siendo la defensa de un puroparticularismo: Porque si cada identidad est en una relacindiferencial, no antagnica, con todas las otras identidades, laidentidad en cuestin es puramente diferencial y relacional,resultando as que se: [] presupone no slo la presencia de

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    todas las otras identidades sino tambin el espacio global queconstituye a las diferencias como diferencias (Laclau, 1996,p. 53-54).

    Por ello es que Laclau se alejar de los enfoques que ubicandicotmicamente al universalismo y al particularismo, parareformularlos en una teora que los trabaja de manera conjunta.De tal forma, planteamos la existencia de un escenario en el queuna serie de sujetos con demandas especficas (particularidades)se movilizan a la accin en el esfuerzo por lograr su satisfaccin.As, y teniendo en consideracin que, en tanto que la demandasurge como desprendimiento de un orden establecido del que noobtiene respuesta, pocas probabilidades de reconocimientoalcanzarn si se mantienen como una entidad meramenteparticular.

    Para salir de ese ensimismamiento de la instanciadiferencial de la particularidad, los sujetos deben hacer ganarfuerza a sus demandas. La manera indicada por Laclau es entraren la conformacin de una cadena de equivalencias. Una cadenaque consiste en que las demandas se articulen en un entramadosobre la base de algn elemento en comn. Ese esquema dela cadena de equivalencias es una de las ms marcadasapropiaciones que Laclau hizo de la teora lacaniana paradesarrollar su teora social.

    En efecto, en su obra, Lacan se referir a una cadena designificantes para explicar cmo se estructura el inconscientea partir de la concatenacin de significantes lo que deviene en laconfiguracin de la forma Sujeto (siendo que el Sujeto opera porla misma lgica combinatoria que estamos reseando, o sea, queun significante remite siempre a otro significante y solamenteas es que se produce el sentido).

    A su vez, tales significantes se encauzan en torno de unode ellos y que toman como punto nodal o point de capiton enLacan. Dicho significante, no slo estructura la cadena, sino quetambin evita el desplazamiento permanente del sentido de lamisma (Dor, 1989, p. 104-106). Obviamente, ese punto nodal y elmodo en que es presentado por Laclau, remite fuertemente a la

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    categora de sobredeterminacin desenvuelta por Althusser(1992).

    Entonces, en la medida en que cada sujeto en suparticularidad procura por reivindicaciones especficas, encontraren la cadena de equivalencias un rasgo comn con las otrasdemandas: la negatividad que atraviesa a cada una de ellas. Es lanegacin dentro de un orden especfico que sufre cadaparticularidad lo que las coloca en un mismo plano. Por eso esque formar parte del engranaje de la cadena se convierte en unpaso fundamental para que la misma gane tanto en visibilidadcuanto en legitimidad.

    Y si bien entrar en la concatenacin implica la prdida decierta exclusividad de la demanda que, no obstante, continansiendo particularidades , adquiere mucha ms en fuerza en lamedida en que se encuadra en un algo mayor, y por el quepasa a actuar mediante un efecto de (des)constitucin. Tal comolo menciona Laclau en sus palabras:

    [...] esta significacin ms universal esnecesariamente transmitida a los otros eslabonesde la cadena, que de esta manera se dividen tambinentre el particularismo de sus propias demandas yla significacin popular dada por su inscripcin dentrode la cadena (Laclau, 2005, p. 124).

    Asimismo, destacamos que si ese procedimiento es factible,se debe a la dislocacin que atae a las demandas y que lespermiten asignarse distintas posiciones de enunciacin. Inclusive,podemos reforzar un poco esta idea y el hecho de que lasparticularidades mantienen su rasgo en tanto que tal, tomandolas siguientes palabras del autor:

    Las equivalencias pueden debilitar, pero nodomesticar las diferencias [...] la equivalencia fueestablecida [] porque una serie de demandassociales particulares se frustraron; si la particularidad

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    de esas demandas desaparece tampoco hayfundamento para la equivalencia (Laclau, 2005, p. 105).

    Por otra parte, el porqu de que una particularidad tieneque asumir el carcter manifiesto en la direccin de unencadenamiento, deja cualquier duda atrs en la prximasentencia del autor: [...] una cadena equivalencial debe serexpresada mediante la catexia de un elemento singular: porque noestamos tratando con una operacin conceptual de encontrar unrasgo comn abstracto subyacente en todos los agravios sociales,sino que lo que se coloca en accin es: [] una operacinpreformativa que constituye la cadena como tal (Laclau, 2005,p. 125-126).

    Ahora bien, Que sera ese algo mayor en el que seinscribe la cadena equivalencial sino un universal? Ya hemosapuntado su invalidez en tanto que se lo coloque como unacategora aislada; aunque, por otra parte, mencionamos su ladonecesario, justamente, el de generar una superficie en la que seimpriman una serie de equivalencias entre diferentes demandas.Por ende, y quitando cualquier elemento apriorstico de dichaposicin, el lugar de la universalidad le corresponder asumirloa una de las particularidades de la cadena: una de las demandasse elevar por encima del encadenamiento de particularidades yser la que signar el sentido del proceso articulado.

    Tal desempeo opera desde lo Simblico en la conformacinde una entidad dadora de sentido que interviene entregando unmarco de interpelacin-identificacin para los Sujetos: lo que sepone en juego es la constitucin de una matriz antagnica delOtro Simblico instituido como orden socio-poltico. Ese Otroque para Lacan es el seno configurador del Sujeto, y que enAlthusser, siguiendo ese razonamiento, es la instancia queinterpela al Sujeto permitiendo su configuracin en tanto que taly dejando atrs su estatuto de individuo: se torna una figuratomada por la estructura desde su configuracin misma de allel dicho lacaniano el Sujeto es el deseo del Otro. El Otro, regidopor el Significante Amo, es el lugar de la Ley: es quien interpela y

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    somete continuamente con su palabra al Sujeto. Al mismo tiempo,que satisfaciendo la demanda del Otro, es que el Sujeto podrasumirse como tal es por medio de la demanda y elreconocimiento de su deber cumplido que el Otro nombra alSujeto (Lacan, 2003; Althusser, 2003).

    Lo que debemos plantear ahora es que, ese SignificanteAmo-Universal que en Lacan aglutinar a la cadena significante,que Laclau llamar como Significante vaco, y que reconducir ala cadena de equivalencias, ser siempre un lugar, tal como lodice su nombre, vaco. Lo que en dicho significante se coloca noes una particularidad misma, sino un aspecto de ella que da pasoal nombramiento de la accin entramada de las particularidades.Es el nombre (aspecto, consigna) que interpela las demandas paraque formen parte de ese todo imposible de la estructura. Un nombreque toma gran relevancia debido a que: [...] la unidad del conjuntoequivalencial, de la voluntad colectiva irreductiblemente nuevaen la cual cristalizan las equivalencias particulares, dependeenteramente de la productividad social del nombre (Laclau, 2005,p. 141).

    Por otra parte, tenemos que considerar que este significanteno es un significante sin significado, sino que se lo llamar asdado que: [...] existe un punto, dentro del sistema de significacinque es constitutivamente irrepresentable; que, en ese sentido,permanece vaco, pero es un vaco que puede ser significadoporque es un vaco dentro de la significacin (Laclau, 2005,p. 136). Asimismo, el autor se preocupa por no confundir elvaco del significante con lo equivoco el mismo significanteen diferentes contextos mudara de significado pero realizaraplenamente la funcin de significacin o con lo ambiguo elsignificante flotando sobre una sobredeterminacin designificados, cuestin que se encamina hacia su inters pero queno llega an a penetrar en el vaco en cuestin (Laclau, 1996,p. 70-71). Por otra parte, en el orden del significante vaco y conrelacin al punto de la representacin por medio de la nominacin,Laclau sealar que: [...] slo es posible si la nominacin noest subordinada ni a una descripcin ni a una designacin

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    precedente. Con el fin de desempear ese rol, el significante debevolverse no slo contingente, sino tambin vaco (Laclau, 2005,p. 135).

    Y ese significante necesariamente tendr que ser vaco,por dos cuestiones. Una, es que la demanda particular que asumeel lugar de lo universal, no deviene nticamente como tal: slo leincumbe la tarea de representar a lo universal (coagular lasdemandas de la cadena de equivalencia). Sin embargo, y comono puede capturar todos los sentidos de la cadena en base a suparticularidad, tiene que ser susceptible de ser significada de variasmaneras diferentes. Este es, entonces, el segundo aspecto de lavacuidad del significante: el mismo no posee un significadopreciso, previamente dado y fijo, sino que permanecer abiertoen el proceso de significacin. De esa manera, conservar sucapacidad de interpelar positiva y permanentemente los valoresde cada una de las demandas particulares vigentes en ese momentohistrico. Y es por eso mismo que Laclau seala: Lo universalno es ms que una relacin equivalencial entre particularidades[] Lo universal no es un contenido ultimo que comparten lasparticularidades, sino lo que las elude a todas (Laclau, 2008,p. 352).

    II

    Si hasta aqu desarrollamos la idea de que unaparticularidad ocupar el espacio siempre vaco de unauniversalidad para obtener la configuracin de un ciertoordenamiento de lo social, no nos hemos detenido en exponercmo es que dicha particularidad consigue imponerse por sobrelas otras particularidades del encadenamiento. Tal cuestin, cobrams relevancia si recordamos que no hay una determinacin un a priori que est direccionando la cadena antes de suformacin, sino que cualquiera de las demandas de la cadena deequivalencias es pasible de devenir el punto de anclaje deldesenvolvimiento de la misma.

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    La respuesta, el modo de dar cuenta de esa situacin quepropone Laclau, radica en entenderla como una relacinhegemnica. Para el autor, una operacin de ese tipo, se realizade forma tal que: [] una particularidad [cuando] asume unasignificacin universal inconmensurable consigo misma es lo quedenominamos hegemona (Laclau, 2005, p. 95). Por ello, y a partirde lo sealado, es que debemos considerar el proceso todo deconstruccin de hegemona, reparando que se trata de un procesode accin (lucha) poltica constante por la apropiacin de lossentidos circulantes en lo social.

    Dicha disputa, se realiza en la bsqueda por conformaruna voluntad colectiva y con ello impulsar un ordenamiento,una directriz poltica, econmica y cultural con los sujetos allinvolucrados. El desarrollo del proceso hegemnico no slo precisade la incorporacin de sujetos que se sumen al proyecto reforzamiento de la cadena de equivalencia por la agregacin denuevos elementos sino tambin, y obviamente, de alguien queinterpele: la particularidad elevada a universalidad.

    En este punto es que destacamos que: Hay hegemonasolo si se supera la dicotoma universalidad/particularidad; loque quiere decir que: [] la universalidad solo existe si se encarnaen una particularidad y la subvierte, pero ningunaparticularidad puede, de manera inversa, tornarse poltica si nose ha convertido tambin en el locus de efectos universalizantes(Butler; Laclau; Zizek, 2004, p. 61). As, la particularidad que sepresente articulando con ms fuerza las diferentes demandas, apartir de mostrarse como la potencial mejor respuesta a cada unade ellas, es la que pasar a ser la que encarne el lugar derepresentacin de los sujetos que conforman ese agrupamiento.De esa forma, dicha particularidad se expresar como unaverdadera encarnacin de la universalidad por ms que ella seaimposible: No existe ninguna plenitud social alcanzable exceptoa travs de la hegemona; y la hegemona no es otra cosa que lainvestidura, en un objeto parcial, de una plenitud que siemprenos va a evadir porque es puramente mtica (Laclau, 2005,p. 148).

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    De forma evidente, aparece nuevamente y en formadestacada, la referencia a la teora de Lacan, porque qu otroelemento es esa particularidad elevada a un estatuto deuniversalidad sino lo que el psicoanalista francs denominapequeo objeto a. Qu otro elemento sino aquel objetoprocurado que no contiene una totalidad pero que encarna unarepresentacin de completud. Ese objeto que Lacan, en uno desus seminarios dedicado al anlisis del proceso de sublimacin,dir que debe ser elevado [] a la dignidad de la cosa.Y entendemos que la correlacin entres tales teoras, no es unavisin forzada, ya que el propio Laclau se encarga de afirmarque: La lgica del objeto a y la lgica hegemnica no son slosimilares: son simplemente idnticas [] Pero podemos llegar almismo descubrimiento (no uno meramente anlogo) si partimosdel ngulo de la teora poltica (Laclau, 2005, p.148-149).

    Entonces, la interpelacin ejercida por el Otro desde el planode lo Simblico y el reconocimiento mutuo a nivel horizontal nivel de las particularidades a travs del compartir ciertasrepresentaciones imaginarias, y ambas cuestiones envueltas enun proyecto de construccin conjunta de hegemona , nosdan la pauta de que llegamos al momento donde se genera elrecorte de un proceso de identificacin. Y decimos proceso deidentificacin porque entendemos que no es conveniente dentrode esta mirada terica hacer mencin de una identidad, en lamedida que la falta constitutiva impedira hablar de algo cerrado(Stavrakakis, 2007). En ese sentido, el proceso identificatorioconlleva el reconocimiento mencionado lneas arriba, investidopor alguna forma de goce, y que permite la configuracinfantasmtica de un colectivo la fantasa entendida como aqucomo las coordenadas estructurantes del deseo (Zizek, 1992).

    Este proceso de construccin de hegemona se establecea partir de excluir una serie de sentidos que no son incorporablesen la configuracin a que tuvo lugar: lo que antes aparecanegando a cada una de las particularidades, ahora es lo que harobado el goce colectivo prometido en lo universal un goceque, tal como apreciamos, nunca ser total (Stavrakakis, 2010).

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    Ese ser un recorte que siempre existir y que se dar en cuantouna frontera de exclusin, pasando el afuera a ser amenazante ycon ello reforzando la fuerza de la cadena de equivalencias.

    Ese exterior a la formacin alcanzada por medio de larelacin hegemnica de lo universal-particular, se establece comotal desde el trazado de una frontera antagnica con laidentificacin configurada. Pero tal referencia al antagonismo,no presupone el encuentro de dos entidades enfrentadas en unpunto mximo, sino que implica la inconmensurabilidad de laspartes para resolverse en una y misma formula, producto de susestatutos simblicos diferenciados. Esta idea que se basa enla sociedad como un imposible es recuperada de la concepcinlacaniana de la imposibilidad de la relacin sexual en la queno se niega al acto sexual material sino que por dicha relacin nose obtiene una potencial unidad de los participantes debido a laconfiguracin simblica diferenciada de lo masculino/femenino(Stavrakakis, 2007).

    De esa forma, recordamos que no estamos delante de untodo cerrado, lo que implica lmites exteriores excluidos, y quenos hara volver a una identidad cerrada. Por ello, Laclau se refierea una exclusin radical, o sea, una exclusin que mantiene loslmites abiertos, entendiendo que esa apertura es parteconstitutiva del proceso hegemnico y del proceso deconstruccin de espacios vacos y con ello de la cadena designificantes. En ese sentido, debemos agregar que ese es unexterior no dialctico: es exterioridad constitutiva y fundante,adems de contingente, negativa mas no dialctica y accidental(Laclau, 2000, p. 52-57).

    As, es que el entramado de lo universal-particular no seconstruye sobre lmites internos/externos establecidos: el lmiteinterno es descartado dado que siendo una parte constitutivapasara a conformar esa misma totalidad de lo universal borrando con ello las particularidades; al tiempo que un lmiteexterno enfrentara una totalidad positiva interna cerrada conelementos meramente oposicionales ubicados en el lugar de loexterno. Por ello:

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    Si a travs de la lgica interna de un determinadocampo logrramos pasar al otro, estaramosenfrentados a una relacin diferencial y el corte quesepara ambos campos no sera verdaderamenteradical. La radicalidad del corte implica suirrepresentabilidad conceptual (Laclau, 2000, p. 56).

    Para salir de este atolladero, Laclau desecha el esquema depresentar a dicha frontera entre lo uno y lo otro (lo interno/externo) como un espacio de mera negacin de la identidad delprimero de los elementos por parte de los segundos, para referirseal limite como un antagonismo: El antagonismo y la exclusinson constitutivos de toda identidad [] [de no ser as] tendramosuna dispersin infinita de las diferencias cuya ausencia de lmitessistemticos volvera imposible cualquier identidad diferencial.Sin embargo, resulta que esa funcin de constituir identidadespor lmites antagnicos: [] es la que desestabiliza y al mismotiempo subvierte esas diferencias (Laclau, 1996, p. 52-53).Lo que Laclau llama aqu como subversin es lo que ms adelante(e incluso en algunos ensayos del volumen citado) se inclinarpor denominar dislocacin. Dislocacin que, como hemos vistomas arriba, era la que promova la diferenciacin de posicionesde sujetos y demandas, al poner en andamiento los estatutosdiferenciados de configuracin simblica.

    Para especificar, ms aun, lo que respecta a la cuestin delos lmites, es que citamos las siguientes lneas esclarecedoras:[] los lmites autnticos nunca son neutrales sino quepresuponen una exclusin. Un lmite neutral implicara que [loslados] [] seran simplemente diferentes uno del otro. Noobstante, como la totalidad recortada es un sistema de diferencias:[] significa que ambos lados son parte del mismo sistema yque, en consecuencia, los lmites que separan a uno del otro nopueden ser los lmites del sistema [...] Los lmites autnticos sonsiempre antagnicos (Laclau, 1996, p. 71-72).

    Por ello Laclau propone que la identidad interna es tambinconformada sincrnicamente por el afuera, y hablar de

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    contaminacin para referirse al proceso en el que se encuentranlo interno y lo externo en el espacio indefinido en el que ambas semueven. De all, que esa brecha sea llamada falta constitutivay comprenda asumir el carcter productivo que ella posee.Lo excluido (lo que escapa a la simbolizacin) no es solamente loque queda fuera, tambin es lo posible de ser incorporado: ingresargradualmente a la estructura para modificar su adentro o bienpenetrar intempestivamente en procura de la radicaltransformacin de la misma. Un modo mas propicio de explicaresto, es decir, dentro del marco lacaniano, que lo Simblico es unrecorte de lo Real (Zizek, 1992).

    Para concluir con este planteo, y cuando estamos llegandoal final del recorrido, no podemos dejar de destacar la relevanciaque, para el mismo, tiene la categora de contingencia: es porella que se vislumbra la viabilidad para la dislocacin de losdiferentes momentos estructura, demanda, cadena. Contingenciaque debemos reparar: [...] no debe confundirse con puro azar oaccidentalidad. El estatus de las condiciones de existencia de unsistema significatorio dado no es meramente accidental (unacuestin de puro azar); sino que lo que se resalta es que: []dichas condiciones son contingentes en tanto no pueden serderivadas de la lgica interna o la racionalidad del sistema -sonexternas en el sentido de que estn radicalmente separadas de lalgica interna (Marchart, 2008, p. 84).

    Consideraciones finales

    A lo largo del anlisis realizado, indagamos en el modo enque Laclau lleva adelante una propuesta terica que deja de ladotodo tipo de decisionismo subjetivista impulsado por actoresracionales capaces de imponer voluntariamente sus preceptos.Ello en la medida en que hay un afuera que se hace presente alinterior de una formacin social marcando las luchas potables deser encaradas por los sujetos; y que, por otra parte, son sujetosde la falta. Al mismo tiempo, percibimos que Laclau tambin se

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    corre de las teleologas que, desde adentro de la estructura, estnpre-anunciando los desplazamientos ineludibles por los quetendrn que pasar la accin de los sujetos.

    Dicha apreciacin es complementada en gran medida porlas apreciaciones de Linda Zerilli: El sujeto que decide estafundamentalmente caracterizado como falta. Se contentaidentificndose locamente, sin ninguna justificacin ni razn,con el futuro de algn grupo social, partido poltico o tareahistrica especifica. Y en ese sentido es que: En el acto dedecisin que lo constituye, el sujeto se identifica con su plenitudausente o prolptica. Esta identificacin no es completamente libre.Esta determinada por las posibilidades contingentes de unasituacin histrica dada (Zerilli, 2008, p. 277).

    Entendemos que esa es una visin optimista de la poltica,o mejor dicho, una verdadera reivindicacin del lugar de la polticacomo modo de conseguir un orden social especfico, alentando ladiscusin, el dilogo y la lucha por diversas estructuracionessociales. As, descartando cualquier tipo de mesianismo utpico,el autor fomenta el llamado a la actividad poltica: lafragmentacin creciente de los actores sociales [...] es la fuente deuna nueva militancia [] las diversas reivindicaciones socialesadquieren una mayor autonoma y, como consecuencia,confrontan al sistema poltico de un modo crecientementediferenciado (Laclau, 2000, p. 97).

    Este proyecto laclauniano ha tenido siempre el horizonteen lo que, junto a Mouffe, han definido como la realizacinconstante de una democracia radicalizada y plural. Unademocracia tal, implica considerar que: El pluralismo es radicalsolamente en la medida en que cada uno de los trminos de esapluralidad de identidades encuentra en s mismo el principio desu propia validez, sin que sta deba ser buscada en un fundamentopositivo trascendente o subyacente []. Cuestin sta quese complementara con el decir de Laclau de que: [...] esepluralismo radical es democrtico, en la medida en que la auto-constitutividad de cada uno de sus trminos es la resultante dedesplazamientos del imaginario igualitario (Laclau, 2005).

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    Por lo tanto, esa democracia nos permite proyectar y actuaren la bsqueda por escenarios socialmente ms inclusivos, o msdemocrticos, sin ir tras utopas teleolgicas u rdenes en losque se haya eliminado el conflicto-antagonismo. No es que elautor rechace la utopa por derrotismo, sino que, por el contrario,asume que nuevos escenarios no pueden prescindir de alcanzarsu configuracin entendiendo la lgica del antagonismo, o deotra forma, de entender la existencia de la falta constitutiva.Entonces, aunque se procure ese cierre total de sentidos, y quehasta cierta medida se consigue mediante la sutura que envuelvela configuracin de una sociedad, la instancia de la falta de loReal estar presente.

    Y ello tambin conlleva una dimensin tica para esademocracia: en la medida en que no se intente cerrar el ordenestablecido diferentes tipos de particularismos podrn serincorporados en el mismo. Afirmar la incorporacin de esesparticularismos podemos entenderlo, tambin, como un modode actuar contra cualquier intento de colocar un particular comoun universal absoluto. Por el contrario, esa democraciapropuesta, se encarga de mostrar como, y aunque un particularsea elevado al lugar de un universal, es siempre abiertoy susceptible de ser modificado a travs de la lucha hegemnica.

    Entendemos, por tanto, que este proyecto queda expresadoen muchos de los aspectos que aqu desarrollamos tomando comoeje la problemtica de lo universal y lo particular planteando lavalidez del uso de tales categoras, siempre que se las piense enuna relacin conjunta: universalidad y particularidad son partede una misma relacin dentro de en un proceso de hegemona.

    De esa manera, y siguiendo a Laclau, descartamos el usoaislado de cada una de ellas: el universal tomado en s mismosolo plasmara la incorporacin de una esencia determinista, entanto que las particularidades aisladas perderan su estatuto yaque es a travs de la oposicin que se constituyen; al tiempo quesuponer un espacio armnico para su realizacin nosreconducira a la idea de una universalidad, perdiendo as suespecificidad. La clave sera, por lo tanto, una articulacin de las

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    particularidades susceptible de ser alcanzada por medio de lo queel autor denomina como cadena de equivalencias.

    La necesidad de aunar esa cadena en una instancia quela represente como conjunto, deja salir al ruedo a lo universal,pero no ya como un a priori previamente establecido, sino que seconfigurar mediante la elevacin de una de las particularidadesal lugar de representacin de la cadena como lugar dador desentido para la inscripcin simblica de la cadena. Y ese espacioestar disponible para su ocupacin, dado que es desde unsignificante vaco que se encarnar dicha singularidad.

    Las particularidades son susceptibles de conservar esecarcter, como de pasar a formar parte del encadenamiento, yaque se tienen un carcter dislocado que le permite asumirdiferentes posiciones, producto de estar configuradas sobre la fallaoriginaria de la estructura. Esa misma falla es la que lleva a unazona de contaminacin a los limites de la conformacinuniversal/particular vindose amenazada por un exterior queno es mera oposicin, sino que conlleva tambin la posibilidadde la incorporacin de la historia en la estructura como de laaccin de los sujetos para modificarla.

    La contingencia que est presente en cada momentode este proceso, permite que los actores se puedan empear en laconstruccin de diferentes proyectos polticos segn lascondiciones imperantes en cada momento histrico (de las que sedesprendern los direccionamientos ticos susceptibles de serpuestos en prctica). Para Laclau, el horizonte de esta lgica es laprofundizacin en la edificacin de una democracia radicalizada.

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