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JORGE ISAACS
ALONSO VALENCIA LLANO
Centro de Estudios Regionales -
Región-
Profesor
Universidad del Valle
E L P O L I T I C O
Jorge Isaacs nació en Cali el 1° de abril
de 1837, en el hogar formado por
Jorge-Enrique Isaacs, un inmigrante
inglés de or i g en ju dí o l l ega do a l
C hoc ó d es d e Jamaica, y por Manuela
Scarpetta Ferrer. En Cali realizó sus
primeros estudios, los que continuó en
Popayán en la Escuela del maes t ro Manuel
Mar ía Luna. En 1848 realizó estudios
superiores en Bogotá en los C o l e g i o s d e l
E s p í r i t u S a n t o , S a n Buenaventura y
San Bartolomé, regresando a Cali en 1852.
Como la mayoría de los colombianos.
des tacados del S iglo XIX, des de mu y
joven par t icipó en la polít ica par t idista
colombiana, influenciado por el hecho de
que su padre había participado en política
desde 1840, lo que le permitió ocupar el
cargo de Gobernador de la Provincia, de
Jefe Político del Cantón de Palmira y de
cabildante de la ciudad. Así, en 1854 se le
vió al poeta actuar como ayudante de
campo del coronel conservador Manuel Tejada
combatiendo la dictadura de Melo.
Uno de los hechos más trascendentales
en la vida de Isaacs fue la guerra de 1860,
cuando participó apoyando al presidente
conservador Mariano Ospina Rodríguez
cont ra el Genera l T omás Cipr iano de
Mosquera quien se había aliado con los
caudillos liberales José María Obando y
José Hilario López. Durante esta contienda
Isaacs estuvo bajo las órdenes del general
Braulio Henao -de ingrata recordación en
el Cauca por los abusos cometidos durante
la guerra-, y combatió en el puente de Cali y
en la batalla de Manizales el 28 de agosto de
1860. Muchos años después, en 1893.
Isaacs explicaba su participación al lado
de los conservadores en los siguientes
términos:
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"Instintivamente comprendí que
Mosquera trabajaba en servicio de su
desmedida y temible ambición. Hoy en
igual caso haría yo, aunqu e me
cos ta r a la vida , lo qu e entonces hice."
E n 1 8 6 7 , c u a n d o y a g o z a b a d e
reconocimiento como poeta y como literato
por haber le publicado un libro de poemas
los mi embr os de El Mosai co y hab er
publicado María, aparece como redactor
del semanario conservador La República,
en Bogotá, para sostener la candidatura
pres idencial de Pedro Justo Berr ío. Fue
electo representante a la Cámara en 1866,
68 y 69 por el partido conservador. En 1870
fue electo nuevamente pero esta vez como
miembro del sector radical del liberalismo,
p u es des de 1 8 6 7 cua ndo los r a d ica les
dieron el golpe de estado contra el General
T o má s C ip r ia n o d e M o s q u er a , ha b ía
mostrado afinidades con este sector político.
Entre 1871 y 1872 estuvo como Cónsul
en Chile. Cuando regresó en 1873 se dedicó
a negocios especulativos en su, hacienda
Guayabonegro que terminaron en sonoros
fracasos.
D eb ido a l f r acaso de sus empr esas
económicas, Isaacs se dedicó en adelante
únicamente a actividades políticas, al lado
del sector radical del liberalismo que era
liderado por Manuel Murillo Toro. Esto lo
llevó a participar en la política caucana al
lado de un grupo minoritario dirigido por su
pr imo César Conto, quien fue nombrado
presidente del Estado Soberano del Cauca
en 1875, por una coalición entre radicales y
mosqueristas que pretendía frenar el ascenso
del par t ido conservador . Gracias a es to
Isaacs ocupó el cargo de Subdirector de
Instrucción Pública del Cauca y, luego, el
de Secretario del ramo el que desempeñó
hasta 1877.
El desempeño político del grupo radical
no fue el mejor. Sabiéndose minoritarios
in icia ron una ser ie de maniobras para
perpetuar se en el poder . Para lograr lo,
p er s i gu i er o n a l p a r t id o co ns er va d or ,
exasperaron al clero e intentaron aplicar
el sistema de educación la ica que desde
1870 venía desarrollando el gobierno
radical de la Unión Colombiana y que había
encontrado en los caucanos en general una
fuerte oposición porque consideraban que
se quería imponer la "educación atea". En
apoyo de su proyecto, Conto e Isaacs,
redactaban en Popayán El Programa
Liberal, desde el cual no sólo fustigaban a
los conservadores, sino también al sector
mayoritario de los liberales caucanos, el
mos qu er is ta , qu e emp ezaba a viv ir u n
proces o de r ecomp os ic ión int er no qu e
p e r m i t í a c i e r t a t o l e r a n c i a f r e n t e a l
conservatismo y estaba dando or igen a l
liberalismo independiente.
Esto llevó a enfrentamientos internos
con los independientes, cuyos principales
líderes eran los generales Julián Trujillo y
Eliseo Payán. Los métodos utilizados fueron
resumidos en la frase "el que escruta elige".
Aunque fueron muchos los abusos, el
que más exasperó a los caucanos fue el
declarar "en blanco" el voto del estado,
cuando la voluntad electoral de los
cauca n o s ha b ía e s t a d o p o r e l
ca n d i d a t o pr esidencia l Rafael Núñez.
Esta acción llevó a que los independientes
consideraran seriamente realizar un
levantamiento para bajar a los radicales del
poder, lo que no se logró debido a que las
presiones realizadas por Conto sobre los
conservadores los obligó a lanzarse a la
guerra en 1876. Durante la contienda Isaacs
actuó como jefe del batallón "Palmira" y como
Visitador Fiscal de las Municipalidades del
Estado.
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En 1877 en medio de una elecciones en las
cuales no podían participar la mayoría de los
caucanos, por estar en la guerra. Conto
logró hacer elegir a todos sus amigos a la
Legislatura caucana y a su Secretario de
G o b i e r n o , M o d es t o G a r c és . C o m o
Presidente del Estado, quien, a su vez, en
1878, nombró a Isaacs Secreta r io de
Gobierno, cargo que desempeñó entre
febrero y diciembre. A pesar de que mostró un
particular interés por el desarrollo de la
Secretar ía a su cargo, que l levó a que
propusiera y lograra la aprobación de la ley 32
Orgánica del Ramo de Instrucción Pública
y a establecer un claro control sobre el culto
católico, su desempeño fue muy criticado por los
liberales independientes y los conservadores,
quienes lo acusaron a él va la Legislatura
Calcarla de haber invadido las esferas del
Gobierno Nacional con el único fin de
establecer un cuarto poder que debía ejercer
inf luencias decis ivas en aspectos
eleccionarios.
Para los caucanos era claro que los
radicales habían dejado sentadas las bases
para establecer la ruptura de relaciones con e l
gob i er n o na c i ona l , en ma n os d e l
independiente Julián Trujillo, el verdadero
triunfador del la guerra del 76.
La situación nacional después de la
guerra se había puesto demasiado tirante,
debido a que una de sus consecuencias fue
que los radicales perdieran el poder nacional
que habían controlado desde 1867 cuando
derrocaron a Mosquera, resultando electo el
General Julián Trujil lo como Presidente
de la Unión. Esto hizo que la oposición se
concentrara en las Cámaras do n d e l o s
r a d i ca l e s ma nt en ía n u na representación
importante.
El primer movimiento en contra del gobierno se efectuó cuando el Senado
rechazó las listas de Secretarios de despacho
presentadas por el presidente Julián
Truji l lo, qu ien tamb ién propuso da r
garantías al clero. Pero lo más bochornoso se
presentó en la Cámara el 6 de mayo de 1879
cuando Jorge Isaacs insultó al Dr. Andrés
Cerón, Secretario de Guerra, su enemigo personal
y político. Esto suscitó la a irada reacción del
pueblo bogotano, manipulada por el
presidente, la que atacó el Hotel donde se
alojaba Isaacs, junto con otros representantes.
También fue atacada la casa del Dr. Manuel
Murillo Toro, por lo que se esperaba un
levantamiento general del radicalismo. De
hecho Isaacs había sido el detonante de una crisis
que estaba siendo manipulada por los radicales
apoyados en sus mayorías en el Congreso. La
prensa independiente dibujaba así la
situación: "Los sapos cantan aún, i la oligarquía
intenta quemar sus últimos cartuchos desde
las Cámaras legislativas”. Después de algunos
muertos y muchos contusos, el presidente se
vió obligado a declar turbado el orden público.
En esos momento Isaacs era consciente de
que se había convertido en el principal opositor al
gobierno, pero con un mal cálculo polí t ico
cons ideró que era l legado el momento de
iniciar una revolución que permitiera que los
radicales retomaran el poder. Para poner en
marcha sus planes marchó a Manizales, pues
algunos radicales se estaban
atr incherando en San Francisco
(Chinchiná), lo que obligó a que el Gobierno
del Cauca movi liza ra la Guardia
Nacional. La situación se caldeó tanto que el
periódico caucano El 21 de abril, publicó un
artículo remitido desde Manizales y
titulado "Avisos de Ruina", en el que
se decía que en esa ciudad Isaacs
había pintado con colores exagerados lo
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ocurrido en Bogotá inculpando al Presidente
de la Repúbl ica y acusándolo de haber
c e l e b r a d o u n c o m p r o m i s o c o n l o s
conservadores para entregarles los Estados
de Antioquia y Tolima.
Los temores de los caucanos no fueron
infundados, pues a pesar de que Isaacs se
dedicó a redactar en Medellín La Nueva
Era , ese mismo año encabezó una
r evol u c i ó n q u e d e r r o c ó a l p r e s i d e n t e
d e Antioquia Dr. Pedro Restrepo Uribe.
Su participación en dicho movimiento la
explicó en un l ibro t itu lado La
Revolución Radical en Antioquia, (Bogotá,
1880).
El movimiento revolucionario fue otra
de las desafortunadas jugadas políticas de
Isaacs, pues a pesar de que tomó el poder
político el 28 de enero de 1880, no contó con
el apoyo de los pr incipales líder es
antioqueños, quienes en telegramas dirigidos al
Presidente de la Unión, le solicitaron no
reconocer su Gobierno usurpador.
El movimiento de tr opas naciona les
des de Maniza les y el Cauca , logró qu e
Isaacs fuera depuesto y que recuperara el
p od er e l Dr . P edr o R es t r ep o U. C omo
consecuencia de esto fue expulsado del
Congreso, f ina lizando su vida polí t ica ,
aunque en 1884 fue nombrado Director de
Ins t ru cc ión Púb l ica en el T ol ima y en
1 8 8 5 t u v o u n a n o m u y d e s t a c a d a
participación en la guerra que los radicales le
declararon a Rafael Núñez
EL EMPRESARIO
Con la mu er te de su padre en 1861,
Isaacs se vió obligado a enfrentarse a la
administración de las propiedades de su
fami lia ca rgadas de deu das , la s qu e s e
i nc r emen t a r on cu a n d o d eb i ó a d qu i r i r
nuevos pr éstamos para poner las hacien-
da s de "L a R ita " y "La Ma nu el i t a " en
producción, lo que no logró. Su gestión
-q u e s e p r o l o n g ó h a s t a 1 8 6 4 - f u e t a n
desafor tunada que las condujo a la ruina
tota l , p er d iendo práct ica ment e t odo e l
patr imonio familiar . Sus biógrafos
reconocen que este funesto resultado se
debió a que se dedicó a escr ibir versos en
vez de e n f r e n t a r e l en g o r d e d e g a n a d o
y l a producción de azúcar, sin tener en
cuenta las difíciles condiciones que creaba
la guerra iniciada en 1860. Ante esta situación su
h e r m a n o m a y o r , A l c i d e s , d e c i d i ó
encargarse de la administración.
La ruina familiar dió inicio a un largo
pleito por par te del abogado de los
herederos del Sr. Pedro José Piedrahita,
uno de l o s p r i n c i p a l e s a c r e e d o r es ,
q u i e n e s dema nda ron la mur tu or ia d e
don J or ge Enrique ante el juzgado de
Palmira el 13 de mayo de 1864.
Las diferencias entre los bienes y las
deu das l l evaba a pensa r que la fami lia
Isaacs qu eda r ía en la ru ina tota l . Pa ra
solucionar el problema se r ecurr ió a un
recurso mañoso: el 2 junio de 1864, Carlos,
uno de los hijos, intervino en la mortuoria
reclamando el pago de los bienes por haber
aportado al patr imonio familiar un toro y
seis novillonas que le habían sido dadas por
sus padr inos Mariano Córdoba y Leonor
Vallecilla. Previa declaración de los testigos,
e l c or o n e l C er v e l eó n N ú ñ ez y R a fa e l
González Camacho, quienes lograron que
7 reses se convirtieran en 280, la deuda le
fue pagada. Los argumentos fueron los
siguientes:
[...] un número dado de ganado de cría se
duplica cada cuatro años. Ahora bien,
de siete reses importe de la donación hecha
en 1843, debieron haber 14 reses en
1847. veintiocho en 1851. Cincuenta i seis en
89
1855, ciento doce en 1859, i doscientas veinticuatro en 1863. las cuales debieron produc ir has ta 1864 en qu e es ta mos . cincuenta i seis reses más, de suerte que el nú mer o caba l de ga na do de c r ía qu e pertenece a mi poderdante es el de doscientas ochenta reses, i como él en su libelo de oposición demandó el producto total de esa donación, resulta que su demanda es por doscientas ochenta reses, reclamadas por acc ión de d o mi ni o , qu e l e d eb en s er entregadas. Más como el ganado que había en la hacienda ha sido rematado con ella, el 20 de abr il últ imo, debe mandársele pagar por el señor juez la suma de mil novec ienta s ochenta p esos de l e í qu e importan las doscientas ochenta reses, valuadas como fueron a once pesos cada una, i no se diga que no pudo ser porque el ganado se remató por las dos terceras partes del avalúo".
Las haciendas "La Rita " y "La Ma-nuelita" fueron rematados por don Santiago Eder.
Para ayudar a la familia de Isaacs, entre 1864 y 65, Mosquera lo nombró inspector del Camino de Buenaventura. Pesó en este nombramiento el hecho de que su padre había sido no sólo socio de la empresa, sino también representante de Mosquera en la misma.
Años más tarde, recordando esta época de su vida Isaacs escribiría: "Entonces hice los borradores de los primeros capítulos de María, en las noches que aquel rudo trabajo dejaba libres para mí".
Como se mencionó antes , su
vincu lación con e] liberalismo le sirvió
para que fuera nombrado cónsul en Chile, cargo
que d es e mp eñ ó en t r e 1 8 7 1 y 1 8 7 2 . A
s u regreso, en 1873, decidió
dedicarse a labores agr ícola s
pensando en que el boom
ferrocarrilero había llegado al Cauca.
En efecto, en 1872 el Gobierno Nacional había
firmado un contrato con los señores David R. Smith y Frank B. Módica, representantes d e " T h e C a u c a V a l l e y M i n n i g a n d C o n s t r u c t i o n C o m p a n y " , p a r a l a construcción del Ferrocarril. Sin embargo, para el año de la l legada del poeta , los á n i m o s d e l o s c a u c a n o s f r en t e a l a construcción de la obra habían decaído b as ta nt e deb id o a qu e la emp r es a no iniciaba los trabajos, haciendo pensar que se tr a taba más de un grupo de esp ecu-ladores que de personas serias
E n su nu eva etapa empr esa r ia l s e
asoció con Recadero Miguel Infante, con
quien compró el primero de marzo de 1873
la hacienda Guayabonegro, situada en la
municipalidad de Palmira.
C omo en la vez a n t er ior la s es p e-
cu la c i o n es a gr op ec u a r ia s d e I s a a c s
terminaron en rotundos fracasos, pues siendo
el interés inicial puramente especulativo,
dedicó sus energías a actividades políticas
y n o a p o n e r a p r o d u c i r l a t i e r r a .
Rápidamente su socio, el señor Infante,
regresó a Chile, obligando a que Isaacs se
endeudara para pagar le los aportes que
había hecho a la sociedad. Esto llevó a que
en los principales periódicos caucanos, Los
Principios, La Unión Liberal, y El Cauca,
publicara el siguiente aviso:
¡Ricos, buena ocasión!
Vendo en términos muy ventajosos para el
comprador la hacienda de
Guayabonegro. En veinte meses de
incesante trabajo, le he hecho a esta
hacienda, que recibí arruinada, valiosas y
muy productivas mejoras en sus edificios,
cercas, aguas. cañales y fábricas. [...1
En cambio de PAGAR TODO LO
QUE DEBO, renuncio gustoso a las
utilidades cuantiosas que podría
reportarme el poseer estas fincas por algún
tiempo más.
Jorge Isaacs.
90
Al no a pa r ecer compra dor Isaacs
gestiona, durante los primeros meses de
1 8 7 5 , q u e e l s e ñ o r M a n u e l G a r c í a
Echever r i, a quien había comprado la
hacienda, la recibiera con las mejoras como pago
total de las deuda que con él tenía. El 12 de
abril de 1875, y cuando Echeverri rehusó
las diferentes propuestas que se le
h ic i er on , e l p o e t a s e v i ó ob l i ga d o a
presentarse ante el juez del circuito de
Palmira para ceder a todos sus deudores los
b i e n e s q u e p o s e í a . A d e m á s p a r a
contrarrestare] deterioro de su imagen como
hombre de negocios publicó un folleto
titulado A mis amigos y a los comerciantes del
Cauca (Cali, 20 de junio de 1875).
La publicación del folleto muestra en sí
misma las angustias económicas por las que
pasaba el poeta. El único número que p u d o
co ns u l t a r s u b ió gr a fo V e la s co Madriñán
tenía la siguiente petición hecha de puño y
letra por el poeta:
Estimado Simón: Una vez leído por usted este ejemplar, le agradeceré se lo pase al señor Enrique Martínez. No he podido hacer una edición tan numerosa como er a necesario. Su affmo. Isaacs. Debido a esta segunda ruina económica, la
imagen de Isaacs como empresario se vino
abajo. La situación fue aprovechada por sus
enemigos políticos para tender un manto de
duda acerca de su probidad, pues se pensaba
que se tra taba de una ruina fingida con la
que se pretendía timar a los acreedores. La
defensa de su honra no fue únicamente hecha
por el poeta, sino también por los más
importantes polít icos caucanos del
momento, entre los que se destacan César
Conto, Jeremías Cárdenas, Modesto Garcés,
José Quijano W., Zenón F a b i o L e m o s y
R o b er t o Z a wa d z k y , publicaron una hoja
titulada "Un Deber" en la que hicieron la
defensa del poeta.
La publicación sirvió para mejorar un tanto la imagen pública de Isaacs, quien ya aparecía como uno de los pr incipa les políticos del radicalismo en el Cauca.
Pero los infortunios del poeta no habían terminado, puesto que su principal acreedor, el señor Echeverri, no aceptó la cesión de bienes cuya desvalor ización se agudizó como consecuencia de la crisis económica general que se presentó en el Cauca con la Guerra de 1876. Al contrario, inició un proces o ante el Juzga do S egundo del Pa lmir a , el que not if icó por edicto el embargo de la hacienda.
El año de 1878 no fue favorable para
Isaacs, pues sus acreedores no aceptaron
ninguna propuesta de arreglo amigable y
por el contrario aceleraron las diligencias de
embargo sobre la hacienda, la cual recibió
avalúos muy bajos, contrario a lo que él
esperaba. En adelante las actuaciones de
Isaacs se orientaron en dos direcciones: la
primera buscaba lograr que se le nombrara un
juez que le favoreciera y la segunda a que
el Congreso Colombiano comprometiera
recursos para que se construyera el ferrocarril
que comunicaría al Cauca con el mar.
El primer objetivo lo propuso en carta que escr ib iera desde Popayán el 26 de agosto de 1878 a su apoderado:
[...] el infausto resultado obtenido por el
avalúo, había impedido concurriendo a él
Ud. en persona, como lo auguramos. Pida
Ud. la nulidad de todo. Apele de todo
resolución adversa, para ganar tiempo, pues
con el ferrocarril todo mejorará, y no muy
tarde podremos obtener un avalúo racional,
que es a cuanto yo aspiro.
Lo del juez en interinidades con
Prado Concha, es mi sueño y tiene
que ser la desesperación de todos
los liberales del municipio de
Palmira. La Municipalidad puede
revocar el nombramiento que en él
91
hizo . ¡P ra do C oncha d i r ig iend o la administración de Justicia en Palmira! Y ¿Conde y Ud. y mil otros pueden tolerar esto? [..]
Las leguleyadas utilizadas se reflejan en la
carta que escribiera el 30 de septiembre:
[...] Importa sobremanera que Ud. recuse
al juez Ulloa. Esto es sumamente fácil y
Ud. conoce los medios que para hacerlo se
presentan. Bastaría sustituir un poder a
favor de algún pariente del juez para que
quedara fuera de combate. Como los
impedimentos y causales de recusación se
hacen extensivos hoy a los apoderados,
basta buscar un acreedor o un deudor del
juez para obtener el resultado que se
desea.
El s egundo ob jet ivo fu e u na de sus lu cha s p er ma n ent es en la C á mar a : l a creación del ferrocarril del Cauca. Esperaba que esta obra redentora para la economía caucana, lograra hacer subir los avalúos de las tierras y de esta manera beneficiarse de la entrega de Guayabonegro. Esto se hace evidente en una de sus cartas, en la que dice:
La base fundamental de nuestros progre-
sos está puesta: el Ferrocarril será una
realidad, y le pertenece ya de todo en todo, al
Cauca, por la última ley que se expidió sobre
auxilios de la Nación a los Estados para
obras materiales.
Pero en esta carta instruía a su apoderado en los siguientes términos:
Póngale inmediatarnente telegramas a Valencia. Demorar, es lo que hoy conviene hasta que formalizado el Ferrocarril, se puedan obtener avalúos mejores. Demorar es la regla: no la olvide. Cuando yo quise entregarle a García E. la hacienda valiendo mucho más de lo que costó, él no quiso recibirla, por quedarse con las mejoras de balde: ahora estoy en mi derecho al procurar mejor tiempo para los avalúos.
Estas estrategias no dieron mayores resu ltados, puesto que después de muchas
diligencias el juzgado embargó los bienes de
Isaacs, cuyo inventario no deja duda alguna sobre
el alcance de su ruina económica:
[...] la casa de habitación, parte de ella en
mal estado, un tinajero viejo, un trapiche
montado de piedra, un cántaro de cobre con
su culebra, etc., etc. Un cacaotal, una parte
limpio y otra en mal estado, ¿in rastrojal, un
monte que pertenece a la hacienda a orillas
del llano, un mangón de pasto común a
orillas del río Fraile.
E s t os b i en es fu er o n a va lu a d os en
$17.934,60 y fueron r ematados el 28 de
octubre de 1878 a favor del señor Echeverri,
quien ofreció 18.000 por ellos.
Como ya se vió su regreso a las
actividades políticas, se caracterizaron por un
desempeño bastante sectar io al lado del
radicalismo que llevó a su exclusión política.
Poster iorment e se dedicó a
exploraciones que llevaron al conocimiento de
los ya c imi ent os ca rb oní f er os de l a
C os ta At lánt ica y de la s tr ibus
indígenas del Magda lena . Es tas
act ividades le permitieron iniciar un
nuevo ciclo como empresario cuando, en
1881, el Presidente Rafael Núñez lo nombró
Secretario de una Comisión Científica que se
encargaría de estudiar los territorios
colombianos en lo referente a Ciencias
Naturales y a Geografía.
La expedición se inició en los Estados
de Bolívar y el Magdalena, donde Isaacs se
separó para iniciar investigaciones por su
propia cuenta, que lo llevaron a descubrir
entre los ríos de Aracataca y Fundación, los
p r imer os ya c i mi ent os de ca rb ón. La s
mu es t r a s fu eron envia das a l G ob ier no
Nacional quien hizo poco caso de ellas.
En 1884 Isaacs se encuent r a nueva -
mente en Bogotá realizando preparativos
p a ra v ia ja r a Ar gent i na , v ia j e qu e s e
interrumpió a l esta llar la Revolución
de 1885. Durante esta época, descubrió minas
92
de ca rb ón minera l en la s monta ñas de
Sumapaz.
Luego de la revolución se enteró de que
s e pr et endía for mar u na comp a ñía de
accionistas nacionales y extranjeros para
exp lo ta r los ya c imi ent os qu e él hab ía
descubierto en 1881. Esto lo llevó a pedir
un pr ivilegio del Minister io de Hacienda
para organizar la explotación por su propia
cuenta. El Presidente Rafael Núñez, le lo
otorgó el 21 junio de 1886. Este privilegio
permitió que se iniciara lo que se conoce
como la "Concesión Isaacs", mediante la
cual el conces ionar io se compromet ía a
organizar compañías con fin de explotar los
yacimientos, debiendo pasar un porcentaje
de lo producido a la Nación.
En noviembre de este año, inició una
segunda expedición en la que descubrió
grandes yacimientos de fosfato de cal en la
Guajira. La expedición terminó en abril de
1887 cuando, se enrumbó a las costas de
Urabá auspiciado por el señor José María
Goenaga , Gobernador de Bol íva r . Allí
descubr ió bancos de hul la , abundantes
fuentes de petróleo y algunos depósitos de
fosfato de cal.
En 1888 minada su salud por el
paludismo, decid ió es tab lecer una f inca
pequeña en 'Ibagué bautizada con el
nombre de "La Clemencia" donde realizó
algunas explotaciones de oro.
Los contratos para la explotación de las
hulleras sólo quedaron perfeccionados en
1 8 90 cua ndo s e pr omov i er on negoc ia -
ciones con industriales ales de Nueva York, que
fracasaron en 1892. Poster ior mente, en
el Estado de Virginia, se establece la
Sociedad Pan American Investment
Company, que propuso a Isaacs la compra
de sus derechos en huller as y petróleo,
logrando que le fueran transpasados en junio
de 1894.
A pesar de la firma de los contratos, la
hulla y el petróleo tampoco fueron reden-
ción económica de Isaacs, pues los contra-
tos que firmara tanto él como sus descen-
dientes dieron inicio a un largo pleito con
la nación que sólo f ina lizó en los años
treinta del presente siglo.
LA LITERATURA Y LA POLITICA
La participación polít ica de Isaacs se
rozó con la literatura cuando escribió
algunos poemas narrativos cuyo tema
central estuvo orientado hacia las guerras
civiles en las que se vió envuelto. Las tragedias
que encerraban las contiendas militares fueron
recogidos en La montañera, La vuelta del
recluta, El cabo Muñoz, La muerte del sargento y
Soneto a mi patria, escritos entre 1860 y 1864.
Esta temática fue retomada en 1874 cuando
escribió La agonía del héroe y La tumba del
soldado que parecen reflejar ex p e r i e n c i a s
p e r s o n a l e s . L a q u e s i corresponde de
una manera más directa a las experiencias
del autor fue Después de la Victoria, escrita
luego de su actuación en la batalla de los
Chancos ocurrida el 32 de agosto de 1876.
P e r o m á s i m p o r t a n t e p o r l a s
consecuencias polít icas que tuvo, fue la
persecusión que sufrió Isaacs debido a sus
desafortunadas actuaciones polít icas. Un
buen ejemplo se tiene en la publicación que
hizo en Cali de Los Motilones, un panfleto
cargado de veneno cont ra los
conservadores que llevó a que Primitivo
Sinisterra escr ib ier a u na bur lona r eceta ,
pa r a el menudeo de drogas, que fue
famosa y que habría de herir
profundamente a Isaacs, ya que era repetida
en todos los tertuliaderos:
"Cortezas de Guayabonegro ........... 4 onzas Flores de ilusión pecuniaria ............. 1 onza
93
Conserva añeja de motilones ...... 2 dracmas
Extracto alcohólico de vanidad ........ 1 onza
Agua del Fraile .................................. 2 litros
Hágase hervir al baño "maría", déjese
reposar y fíltrese".
Más graves fueron los ataques que se
orientaron a tender sombras de duda sobre
la autor ía de María, su obra maes tra .
Luciano Rivera y Garrido describe así este
tipo de ataques:
El Cauca que tan orgulloso y complacido
debiera haberse mostrado con un hijo como
Isaacs, que tanta honra le ha procurado
y tanto brillo ha dado a su fama [...]
[...] ¿no fue, por desgracia, en el
Cauca, donde surgió primero la miserable
y odiosa especie de que Isaacs era un
impostor vulgar al hacer pasar, como
obra suya a María, supuesto de que esta
no es sino el lamento póstumo, el
gemido postrero del mayor de sus
hermanos, Lisírnaco, muerto en la flor
de la vida?... ¡Oh! ¡qué cosa tan terrible
es el despecho de la envidia: ya que fue
imposible desgarrar las inmortales de
esa corona diciendo que el libro no servía
de nada, se gritó que era ajeno!.
Los comentar ios se hic ieron esp e-cialmente frecuentes en 1879 cuando Isaacs lideró la oposición al Presidente Trujillo. Los liberales independientes y en especial los del Cauca no desaprovecharon ninguna op or tu nida d pa ra bur la r se del p oeta , recordándole no sólo su oficio de escritor, sino también sus fracasos económicos. Un buen ejemplo de la utilización política de estos dos elementos los trae el periódico El
21 de Abril, que en su edición del 1° de junio de 1879 publicó una hoja suelta con el "proyecto de ley" que se copia textual:
CONGRESO NACIONAL DE 1879
PROYECTO DE LEI PRESENTADO A LA CAMARA POR EL H. I. CUCARRON El Congreso de los Estados Unidos de
Colombia, CONSIDERANDO: V Que no es posible, según el radicalismo, permitir que a los literatos que pertenecen a la comunidad se les critiquen sus obras. 2° Que teniendo conocimiento de que La Lid trae una cr ít ica suscr ita por un ta l Régulo por la cual se quiere arrebatar las glorias i coronas al eminente publicista contemporáneo Jorge Isaacs i aún se tiene la osadía de dudar de que él sea autor de La María.
DECRETA: Art. 1° Desde la publicación de la presente
lei, se borrará de la lista electoral al señor Régulo, no se le dará boleta de entrada a las Cámaras i se le obligará al pago de los daños i perjuicios causados al señor Isaacs, los cuales si no pudiere abonar en metálico los arreglará en trabajo personal en la hacienda de Guayabonegro. Art. 2° se declara viribus et armis, pésele a quien le pesare, que el autor de La María
es el señor Jorje Isaacs i el que se resistiere al espíritu de esta lei pagará una multa de $100 a favor del señor Isaacs. Presentado, &a, &a.
I. Cucarrón. Se le dió primer debate i pasó en comisión al Representante Tiberio Sánchez. INFORME DE LA COMISION Ciudadanos Representantes. Habiéndome tocado en suerte examinar el proyecto de lei relativo a las literaturas de
Colombia, ultrajada en uno de sus más esclarecidos hijos, mi amigo, matrino i colega Jorje Isaacs, joven literato que ha debido coronarse prematuramente i a quien la patria agradecida ha debido obsequiar con una efijie a orillas del Nima, paso a manifestaros mi opinión, cual es, la de darle 2° debate al proyecto, se entiende, con las modificaciones siguientes: El artículo 1° debe quedar así: Art. 1° Se separa del escalafón electoral a
94
Régulo i pagará al señor Jor je Isaacs la
suma de $10.000 por daños i per juicios.
Caso de que esté insolvente se le admitirán
votos en favor de la candidatura
providencial i nada de trabajo en
Guayabonegro: ilusiones del poeta!
El art. 2° queda así: Art. 2° Nada de Viritus et arinis sino lisa y
llanamente, la Cámara de Representantes
en no mbr e de los Es ta dos Unidos de
Colombia, del Estado Soberano del Cauca
i por autoridad de la lei, declara, que La
María es obra esclusiva de Jorje Isaacs.
Agréguese un artículo como 3Q así: Art. 3Q Colóquese el retrato de Jorje Isaacs
en el Hospital de Locos de San Juan de Dios
i oblíguese a todos los locos que lo tomen
por Santo de su devoción.
Ciudadanos Representantes.
T. Sánchez.
Este tipo de ataques realizados por sus
enemigos polít icos, produjeron profundo
malestar en Isaacs, quien lo expresó a su
amigo Luciano Rivera y Garrido:
"¡Siempre aquel libro en boca de los que
quieren dañarme!
¿Qué es eso? Si fue un delito escribirlo, ¿así
como ellos lo quieren, debo purgarlo?...
Amigo mío, ¿por qué nos regocijarnos en un
tiempo, por amor al país en el que usted y yo
nacimos, viendo el buen éxito que obtenía ese
libro? ... ¡De mi mente aparte Dios los
pensamientos que la entebrecen en este
instante! ¡Nunca vuelvan a mí!
Debido a sus fracasos económicos y
políticos y, sin duda, a estos ataques, Isaacs
no volvió a habitar en el Cauca, pues murió
en Ibagué el 17 de abril de 1895, siendo su
ú lt ima volu ntad qu e su cadáver fuera
enterrado en Medellín, la tierra de Córdova
a la que había dedicado uno de sus poemas;
no obstante siempre expresó su amor por el
Cauca:" ¡Sí, mucho amo al Cauca, aunque
es tan ingrato con sus propios hijos!"
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El 21 de abril, N°s 2, 3, 4, Popayán,
mayo-junio de 1879,
Registro Oficial del Estado Soberano del
Cauca, N2-s 53, 57 Popayán, Marzo-Junio
de 1880.
121
M U JE R Y P OL I TI C A EN E L
ES T A D O SO B E R A N O D E L
CAUCA (1)
ALONSO VALENCIA LLANO
Centro de Estudios Regionales -Región- Profesor
Universidad del Valle
L A M U J E R E N L A
L E G I S L A C I O N C A U C A N A :
E N T R E L A E X C L U SION Y LA
SUPEDITACION
Hast a aho r a se ha co ns ide r ado
la polít ica caucana del Siglo XIX
como el espacio público en el que
sólo actuaban los hombres. Desde
esta perspect iva la act ividad
po lít ica est ar ía vedada a las
mu je r es , en la mis ma med ida en
que t e n ía n ve d a d o s lo s c a r go s d e
r e p r esentación y el acceso a las
inst ituciones estatales de poder. La
explicación a esto es bast ant e
s imp le : lo s pactos co nst itucionales
y los códigos civiles, penales y de
comercio se escribieron con el único
f in de regu lar la s re lac io nes ent re
lo s varones. En ellos las mujeres
aparecían como personas supeditadas a
los padres
si eran menores o a los esposos si
eran casada s , qu ie nes a c t uaba n
co mo sus representantes legales. Esto no
deja de ser contradictorio, si se admite
que la lucha de los liberales, que se
expresó en varias guerras civiles, se
justificó en la necesidad de conquist ar
derechos fundamentales c o mo l a
l i b e r t a d , l a i g u a ld a d y l a
fraternidad.
1. Ponencia presentada en el IV
Encuentro Nacional de Historiadores: "Al:
Ver, Familia y Educación en Colombia",
rea] izado en Pasto durante los días 26, 27 y 28 de octubre de 1994. E lla es una vers ión preliminar que fo rma parte del proyecto de investigación: "Historia de la Mujer en el Suroccidente Colombiano", que est á s iendo desa rro l lado po r va r io s miembros de Región.
122
La exclus ión de la s mujer es de toda a c t iv i da d p ú b l ica , apa r ece c la r a ment e e x p r e s a d a e n e l s i s t e m a p o l í t i c o r ep r e s e n t a t i v o q u e e n e s t a r eg i ó n s e impuso a par t ir del 16 de sept iembre de 1863, cuando s e aprobó la Cons t i tución Polí t ica del Es tado Soberano del Cauca. E n e l l a s e e s t a b l e c i ó q u e t o d o s l o s c iu da da n os o " mi e mb r os a c t i v o s " d e l es ta do ten ía n der echo a ser e lect or es y e l e g i b l e s , s i e m p r e y c u a n d o f u e r a n "varones", mayores de diez y ocho años, o qu e fueran o hubier an s ido casados , o colombianos nacidos en otros estados pero que residieran en el Cauca por un per íodo super ior a seis meses . No exis t ían otros requis itos, pero se exclu ía a las mujer es y a l o s m i e m b r o s d e c u a l q u i e r c u l t o r eligioso (2). Esto, que en términos generales ya se había p lanteado en la cons t i tuc ión de 1858, se mantu vo inva r iab le en las constituciones regionales y nacionales siguientes.
Per o s i en el s is t ema p ol í t i co r epr esentat ivo la mujer aparecía exclu ída, en l os c ó d i g o s qu e r egu la r o n d i f er en t es actividades de la sociedad civil la situación cambiaba, puesto que no se le excluía sino que se le supeditaba al padre o al marido. La sup editac ión a l mar ido, aunqu e aparece en todos los códigos, era mucho más explíci ta en el que r egulaba las act ividad es c o m er c ia l es , ya qu e n o er a n r ec o nocidas como comerciantes s i no tenían un permiso otorgado por el esposo: de lo c o n t r a r i o , p r á c t i c a m e n t e t o d a s l a s transacciones r ealizadas, pero sobre todo a qu el la s qu e comp r omet ía n b ien es del p a t r imon io f a mi l ia r , no t en ía n va l id ez alguna (3).
Pero la más aberrante discr iminación se hacía en el Código Penal, donde algunos
d e l i t o s c o m e t i d o s p o r m u j e r e s e r a n
ca s t i ga d os d e ma n er a má s s ev er a qu e
cuando eran los hombres los
infractor es. P o r e j e m p l o , c u a n d o u n a
m u j e r r e i n c i d ía en e l a b a n d o n o d e la
ca s a d e s u mar ido o ca usa ba
es cá nda lo qu e p er t ubara la vida del
hoga r "ser á arr es tada a s o l ic i t u d d e s u
c o n s or t e ha s t a p or u n año", pero
cuando el culpable de la misma fa lt a er a
e l mar ido "s er á a r r es ta do p or ocho
días a un mes" '.
Desde luego, la mujer podía superar l a s u p ed i t a c i ó n d e t r es f or ma s : ca s á ndose, si era menor, lo que la ponía bajo la tutela del marido, separándos e lega lment e o en v i u d a n d o , o me d i a nt e l a p r o f e s i o n a l i z a c i ó n en o f i c i o s q u e e s t a b a n r educidos según el Código de Comercio a Institutriz, Obstetra o Pulpera.
D e h e c h o , l a e x c l u s i ó n y l a s u p ed i t a c i ó n qu e s e es t a b l ec ía n en la nor ma t iv ida d b u s caba qu e la s mu j er es r e s t r i n g i e r a n s u a c c i o n a r a e s p a c i o s c o ns i d er a d os c o m o p r i va d os ( v . g . l a s l a b or es do més t ica s ) , p er o la s mu j er es caucanas , enfr enta ron la s r es t r icciones l e g a l e s y p a r t i c i p a r o n e n d i v e r s a s actividades públicas.
2. Código de Leves del Estado Soberano del
Cauca. Constitución Política del Estado
Soberano del Cauca, expedida el 16 de
septiembre de 1863, Popayán, Imp. del Estado, 1863. Capítulo VII.
3. Véase: Código de Comercio del Estado
Soberano del Cauca. Ley 18 de 31 de agosto de 1881. Edición Oficial, Popayán, Imprenta del Estado, 1881.
4. Véase Recopilación de Leyes del Estado
Soberano del Cauca, Código Penal, edición oficial, Popayán, Imprenta del Estado, 1879, artículos 262 a 265.
123
L O S E S P A C I O S P U B L I C O S Y
L O S PR I V A D O S
E l o b j e t o d e l p r e s e n t e t r a b a j o e s es tudia r las formas de pa r t ic ipación de las mujer es caucanas en espacios polít icos , de los cua les es taba n lega lment e excluidas. Partimos de la hipótesis de que l a e x c l u s i ó n l e g a l n o i m p i d i ó l a part icipación polít ica femenina sino que, ante la imposibilidad de hacer lo a través del sistema polít ico representativo, debió crear formas de participación diferentes a las utilizadas por los hombres.
L os h o mb r es ca u ca n os d es a r r o l la -
ban sus actividades polít icas de diversas
maneras, pero siempre en un espacio que
s e c o n s i d er ó p ú b l ic o : r eu n i o n es ,
a s o c iac ion es , pa r t idos , mo vi mi ent os ,
a sona da s , gu er r a s , pr oc es os
e l ec t or a les , e jer cicios de poder des de
ins t i tuciones estatales, etc. (5). Se
tra taba de un espacio que, debido a las
condiciones de desarrollo d e l C a u ca ,
s i e mp r e s e v i ó c o mo mu y v i o l ent o y
en e l qu e, p or l o t a n t o , n o p odían
par t ic ipar s ino los varones adultos.
Este no fue un punto de vista defendido
únicamente por los caucanos, puesto que
la invest igadora Susy Bermúdez, a l
observa r la par t ic ipación pol í t ica de la
mu j er b o g o t a na du r a nt e l a ép o ca d e l
O l i m p o R a d i c a l , e n c u e n t r a q u e
c o n notados defensores de la igualdad
liberal como Aníbal Gal indo, se oponían
en 1850 a l a c iu da da nía f emen i na
d eb i d o a su dependencia de los
hombres. El problema era planteado así por
el escritor liberal:
. . . cómo puede la mujer pretender la ciudadanía cuando carece de ind ep en d enc ia y de p os ib i l ida d de satisfacer las obligaciones consiguientes"? (La niña como el hombre debe estar bajo
l a p a t r i a p ot e s t a d , ca s a da b a j o l a dependencia de su esposo, soltera, viuda e independiente, no tiene cómo cumplir las obligaciones que el ejercicio de este derecho le impusieran)... la mujer está destinada especialmente a ser la compañera: el mismo Dios lo mandó así: la naturaleza misma lo corrobora. Por otra parte, qué chocante nos ser ía ver a la mujer abandonar sus quehaceres y salir al campo eleccionario; qué sería del hogar doméstico vuelto el foco de querellas y debates? qué de la familia? qué del respeto y la moralidad en una casa donde no se sabría quien es el amo? (6)
Como es obvio, el papel socia l de la mu j er qu eda b a r es t r in g i d o a l es p a c i o pr iva do, qu e no er a o t r a cosa qu e u na relación de dependencia donde el hombre era el amo. Es justamente esta dependencia lo que los l ibera les decimonónicos buscaron conservar con los argumentos del designio divino, de la corroboración de la n a t u r a l e z a , o d e l a n e c e s i d a d d e l a preservación del hogar.
Esta relación de dependencia se hizo evidente de muchas maneras; pero para negar la igua ldad polí t ica de hombres y mu j er es , qu e en el c on t e x t o del S ig lo XIX se expresaría mediante la búsqueda de la conqu is ta de la c iu da da nía f em en i n a , s e l l eg ó a l e x t r e m o d e n ega r l a l i ber t a d de p en sa m i en t o a l m ost r a r l a s como seres incapaces de pensar en forma
5. Respecto al desarrollo político del Cauca y a las formas de hacer política puede leerse mi t r a b a j o E s t a d o S o b er a n o d e l C a u ca .
Federalismo y Regeneración, Bogotá, Banco de la República. 1988.
6. Suzy Bermúdez: Hijas, Esposas y
Amantes. Bogotá, ediciones Uniandes, 1994, p. 164.
124
independiente. Desde este punto de vista
se es tar ía ante la inex is tencia del pen-
s a mi ent o p o l í t i c o f em en i n o y p or l o
tanto ante la incapacidad de hacer uso
del der echo de ciudadanía cuando és te
se conquistara, y que se expresaría a través
de actividades electorales. Esto se puede
sustentar en los comentar ios que hiciera
Juan de Dios Restr epo -uno de los más
conoc idos publicis tas de S iglo XIX que
firmaba con seudónimo de Emiro
Kastosfr ente a la conquista del voto
femenino en la Provincia de Vélez en 1853:
... La mujer llevaría a la urna electoral la opinión de su marido, padre, hermano o amante. Estamos seguros de que ellas no harán uso de semejante derecho y si lo hicieren nada ganarla la política aunque si p e r d e r í a n mu c h o l a s c o s t u mb r es . . . quédense en la casa. . . quédense a ll í y déjennos a nosotros el placer de hacer presidentes y dictadores, de intrigar en las elecciones, de insultarnos en los congres os , de ment ir en los per iódicos y de ma ta rnos f r a t er na lment e en nu es t r a s guerras civiles (7).
D e j a n d o d e l a d o l a c r í t i c a a l a s práct icas polí t icas que la anter ior c i ta enc i er r a , p odemos p ensa r qu e la a rgu mentación en contra de la part icipación polít ica femenina buscaba que las mujer es r es t r ingier a n sus act iv ida des a la s domésticas, lo que nos lleva de nuevo a la v ie ja d ic ot o mía : do més t ic o= p r iva do, política = público (8).
S i n e m b a r g o , n i l a s
a c t i v i d a d e s domés t ica s f u er o n
t an pr iva da s , n i la polí t ica se
desa rrolló s iempr e públicament e.
Al r esp ec t o d eb emos t en er en
cuenta que muchos de los hechos
polít ic o s t r a s c e n d e n t a l e s
o b e d e c i e r o n a acuerdos y
pactos que se estab lecieron en
privado y que rara vez llegaron a ser
de dominio público. Esta diferenciación
entre la actividad polít ica "pública" y la
"pr iva da ", pu ede s er u n element o qu e
p er mi ta ver có mo a f lor a n a la es cena
pública, agentes sociales que han estado
s i e m p r e a l l í y q u e , d a d o s n u e s t r o s
t r a d i c i o na l e s p a t r on es i d eó l o g ic os o
culturales, no veíamos; este es el caso de
la s mujer es caucanas quienes se veían
"obligadas a vivir” la política como a algo
cotidiano (9).
Nuestra histor ia nacional y regional a c o s t u m b r a v e r a l a s m u j e r e s e n actividades que no compiten con las que t radic iona lment e han desa r rollado los hombres . No la s vé por ejemplo en la s actividades económicas ni en las polít i-ca s , qu e en e l S i g l o X IX ma r c ha b a n
7. Citado por Bermúdez. ob. cit. pp. 164 -165.
8. Este planteamiento no es absolutamente novedoso. Ya la historiadora Suzy Bermúdez a l es tu dia r la f or ma en qu e los l ib er a les planteaban el "deber ser" femenino, encontraba a lgunas formas de pa r t ic ipación pol í t i ca femenina que se dan dentro de la dicotomía mencionada. Ella agrega:
[...] las mujeres no estaban en capacidad de participar en política de la misma forma como los "polít icos" la entendían en la época, porque este tema se circunscribía al ámbito de lo público, y la diferenciación entre lo público y lo privado se hizo mucho m á s t a n g i b l e c o n e l p r o c e s o d e "pr iva t iza c ión" qu e v iv ió el espa c io doméstico en el Siglo XIX. Suzy Bermúdez: El Bello Sexo. La Mujer
y la Familia durante el Olimpo Radical,
Bogotá. Ediciones Uniandes/ECOE ediciones, 1993, pp. 8-9.
9. Respecto a la cotidianidad política puede consultarse el capítulo III de mi trabajo Estado Soberano... citado.
125
co mu n ment e u nida (10 ) , y la s r es t r inge pr imor dia lment e a la s l a b or es domés ticas. Hoy día esas visiones son difíciles d e a c ep t a r , p u es t r a b a j o s r e c i e n t e s permiten ver a las mujer es como empres a r ia s ex i t os a s en la t emp r a na ép oca colonia l , como impor tantes agitadoras en la época de las rebeliones antifiscales del per íodo colonia l tardío, exporádicamente como agitadoras y encargadas de l a b o r e s d e i n t e n d e n c i a d u r a n t e l a revolución independentista, en acciones c o n t e s t a t a r i a s d u r a n t e l a é p o c a d e r ea l i za c i ó n d e l a s gr a n d es r e f or ma s sociales qu e l ideró el par t ido l ibera l, o s implement e como "voluntar ias" en las frecuentes guerras civiles. Desde luego, los au t or es de es os t r aba jos no t en ía n como ob jet ivo es tu dia r a la s mu jer es , p e r o s i l a s mu es t r a n d e u n a ma n e r a d if er ent e a co mo s e ha c ía t r ad ic iona lmente: no restr ingiendo su papel a casos aislados de "heroínas", sino recuperando su actividad social en la cotidianidad.
Es justamente la cotidianidad lo que permite una mueva visión sobre el papel histórico de las mujeres en los diferentes procesos socia les que se vivieron en el Cauca. La cotidianidad ha sido cons iderada como un espacio privado por nuestra his tor ia , - pues ella só lo ha v is t o a los a c t or es qu e es t á n o cu p a n d o u n lu ga r des tacado en act ividades cons ideradas importantes para la reproducción social y q u e d e j a n " h u e l l a s " en l o s a r c h i v o s es ta ta les . No mu es t r a , por e jemp lo, a s ec t o r e s s o c i a l e s q u e n o r ea l i za b a n t r a n s a c c i o n e s n o t a r i a l e s , o q u e n o abanderaron proyectos políticos o sociales a l t e r n a t i v o s , c o m o l o s c a m p e s i n o s independientes o dependientes, los indios de comu nidad o los caut ivos en la s ha -
ciendas, o a los negros liber tos. Mucho-menos muestra la forma de constitución de las familias, las funciones del padre, de la madre, o de los hijos; las relaciones entre los diferentes miembros; las formas d e c o n s e r va c i ó n y r ep r o du c c i ó n d e l patrimonio familiar, etc.
Fue la recuperación de la cotidianidad caucana lo que nos l levó a encont r ar que la s mujer es desa rrolla ron imp or tantes actividades polít icas justamente desde la es f er a de lo pr ivado. Fue sorprendente encont r a r que la s caucanas par t ic ipa ron en p ol í t i ca de u na ma nera d if er ent e a como lo hacían los hombres y. a menudo, con mayor efect ividad en los r esu ltados; l o c u r i o s o e s q u e l o h a c í a n c u a n d o desarrollaban las actividades domésticas.
Para desarrollar esto vamos a hacer un esbozo de la part icipación polít ica de la mujer durante el per íodo conocido como "la gu er ra de 1860" y qu e cubre desde 1 8 6 0 ha s ta 18 6 3 cua ndo s e logr a consolidar lo que se conoce como el "Estado Soberano del Cauca".
L A P A R T I C I P A C I O N P O L I T I C A
F E M E N I N A D U R A N T E L A G U E -
RRA DE 1860
La Gob er nac ión de1 Cauca se caracter izó por es tar monol ít ica ment e controlada, a partir de 1858, por un grupo cons er va dor gen ér ica ment e con oc id o co mo mos qu er i s t a . S e t r a ta ba de u na alianza de comerciantes agroexportadores,
10. Respecto a la permanente relación entre economía política puede consultarse mi trabajo Empresarias y Políticos en
el Estado Soberano del Cauca, Cali, ed. Facultad de Humanidades, 1983.
126
de hacendados y de polí t icos profes ion a l e s q u e b u s c a r o n c e r r a r l o q u e consideraron el per íodo de caos iniciado con las reformas liberales y que trastocó el orden establecido. El control del poder político por parte de los mosquer istas se materializó en la creación del Estado del Cauca, que debió defender su soberanía cont r a la int er venc ión del pr es ident e conservador Mariano Ospina Rodríguez mediant e u na gu er r a civi l inicia da en 1860, que llevó a que en 1863 se redactara una constitución que dió soberanía a los Es tados y cr eó los Es tados Unidos de Colombia.
Durante el largo per íodo de guerra muchos de los hombres debieron marchar a los ca mp os de ba ta l la , deja ndo sus familias bajo el control de sus esposas quienes no sólo deber ían velar por los hijos, sino también por la conservación de los bienes que garantizaban su supervivencia. Este tipo de actividades no era nuevo para las mujeres caucanas, quienes desde la ép oca colonia l , deb ido a la s car acter íst icas especiales que revist ió la economía , debieron des emp eña rse en muchos casos como jefes de hogar e incurs ionar en act ividades públicas r elacionadas especialmente con la producción (11). P er o en 1 8 6 0 no fu e l a r a c iona l ida d económica lo que llevó a que las mujeres j u g a r a n r o l e s i m p o r t a n t e s e n l a cons er vación de la soc iedad caucana , sino la irracionalidad política.
En ef ecto, la guer ra l levó a que la mayoría de los varones adultos se vieran obligados a tomar las armas para defender la soberanía del Estado o para defender el gobierno central de la Unión Granadina, esto l levó a que las mujer es, fundamenta lment e la s esp osas y la s madr es , se
v i er a n ob l iga das a incur s iona r ab ier -tamente en un campo, como la política, en el que tradicionalmente no se les había visto actuar . Esta par t ic ipación se dio cont r a su volu ntad, pu es a l no s er les r econoc id o s u der ech o a eleg i r y s er elegidas, los contendores polít icos t en-dían a considerar que ellas tenían la mis-ma filiación partidista que la de sus espo-s o s e h i j o s , p o r l o q u e s u f r í a n l a s consecuencias de la intolerancia. Es así que muchas mujeres fueron apresadas y l l e v a d a s c o m o r e h e n e s p o r t r o p a s conservadoras en una clara situación de "prisioneras políticas". Un buen ejemplo lo constituye la "expulsión de las mujeres-, o r d ena da p or d o n J u l i o Ar b o l eda en marzo de 1862 y que llevó a que muchas caucanas fueran l levadas en una larga marcha desde el Valle, hasta poblaciones como Pácora y Aguadas en el Estado de Antioquia, donde fueron liberadas por las tropas de Mosquera (12).
Otras, particularmente pertenecientes a los sectores populares, debieron sufrir de otra manera las consecuencias de la guerra al actuar como -voluntarias" en el acompañamiento de las tropas -esta a sido la única forma de part icipación polít ica que la histor ia tradicional reconoce a la mujer colombiana-. Suzy Bermúdez lo sintetiza así:
11. A modo de ejemplo pueden consultarse los trabajos de grado de Heulin Castro: "La Mujer en la Sociedad Colonial, Siglo XVIII. Un estudio demográfico" e Isabel Crist ina Bermúdez: "Evolución de la propiedad rural en El Cerrito. Siglos XVI-XVIII", (1993), Cali. Depto. de Historia Universidad del Valle.
12. La Revolución, N219, Cali, 10 de
junio de 1863, p. 71.
127
Sin embargo, las representantes del
"bello s e x o " d u r a n t e l o s a ñ o s
e s t u d i a d o s participaban en las guerras
civiles, rezando, r e c o l e c t a n d o
d i n e r o , r o p a , a r m a s , c o c i na n d o ,
l a va n d o , o en f r en t á n d o s e
d ir ectament e en comba te. (13)
Muy seguramente, quienes participaron como
"voluntarias" no fueron representantes del "bello
sexo", es decir de aquella porción de la población
que los liberales decimonónicos
"deseaban" preparar para el desarrollo futuro de
la sociedad capitalista que se esperaba crear en
Colombia, sino mujeres de carne y hueso
pertenecientes a los sectores más populares
urbanos o campesinos. La carga p e y o r a t i v a
q u e t i e n e e l t é r m i n o "voluntarias", así lo
indica. Don Luciano R iver a y Gar r ido , u no
d e los má s importantes escritores caucanos,
testigo de la guerra de 1860, relieva en los
siguientes términos el papel de estas mujeres:
E n la s inmedia c ion es de los cua r t eles v a g a n l a s m a d r e s y l a s e s p o s a s y c o m p a ñ e r a s d e l o s r e c l u t a s , p o b r e s criaturas, que han abandonado el hogar, la fami l ia menu da y los cu ida dos do més ticos, por seguir en pos de los hombres de la ca sa, violenta ment e a r r ancados a su solicitud y a sus afectos. Muchas de esas mujeres ancianas y achacosas ya, afrontan los padecimientos y la fat iga, sostenidas por el noble sentimiento de la maternidad; o t r a s j ó v e n es y b e l l a s , s o p o r t a n l o s inconvenientes y molestias de largos viajes hechos a pié, por no separse en absoluto de sus esposos o de sus amantes. ¡De cuá n ef icaz auxil io son para el pobre soldado novicio aquella s va lerosas y abnegadas mujeres! Voluntarias se las llama, i en esa palabra se contiene un mundo de sarcasmo y lu jur ia . . . ¡ S í ! v o l u n t a r i a s e n e l c u m p l i m i e n t o d e e x c e l s o s d e b e r e s : voluntarias por el amor al hombre a quien
todo sacrifican, llámense madres, esposas o r e c i b a n ú n i c a m e n t e e l n o m b r e d e compañeras...
[...] ¿Qué fuera de nuestros pobres reclutas sin esos ángeles tutelares, las voluntarias, qu e ta nt o l es a yu da n a sobr el leva r la s mis er ia s de s u ex i s t enc ia pr eca r ia ?. . . ¿Quién les l l eva r ía el vaso de agua que habrá de mitigar su sed de inf ierno en lo más f ragoroso desde sus her idas , aquí, entre nosotros, en donde es desconocido o m u y i m p e r f e c t o e l s e r v i c i o d e l a s ambu lanc ia s en ca mpa ña?. . . ¡Bendi ta s sean, pues, esas humildes mujeres a quienes el mundo desprecia y de quienes aparta la mirada con desdén, porque el polvo que cubre sus ajados vestidos nos parece emblema de ignominia, cuando no es sino el t es t imonio de su abnegación! ¡S igan siendo el ángel custodio del pobre recluta, y duerman muchas de ellas el sueño del sepulcro en la apar tada llanura en donde la s sorpr endió la mu er t e, con la du lce convicción de haber l lenado su deber en es t e mu nd o con má s gr a ndeza qu e la s soberbias cor tesanas que hacen velar la faz a la virtud con el espectáculo vil de su degradación y de su lu jo! (14)
Pero decir que la participación política
femenina es sólo una consecuencia de las
actividades políticas de sus esposos e hijos sería
convertir a las mujeres en simples apéndices
sociales de los hombres. Esto no fue así. Si bien
la relación con el hombre llevó a una fuerte
solidaridad en las mujeres que trajo
consecuencias terribles para las familias
caucanas, lo cierto es que muchas
intervinieron en política autónomamente,
13. Bermúdez, Hijas, Esposas, ..., cit., p. 165. 14. Luciano Rivera y Garrido: Impresiones y
Recuerdos. Cali, Carvajal y Cia., 1968, pp. 177-178.
128
a u n q u e e s t a a u t o n o m í a f u e r a u n a consecuencia de la guerra. Me explico: la g u e r r a l l e v ó a q u e u n n ú m e r o m u y gr ande de mujer es intervinier a en polí t ica , unas por la admiración que sentían por los caudil los l ibera les debido a las reformas sociales que este part ido había desarrollado, otras en la defensa de las fueros familiares que en cier tos moment os v ier on concu lca dos y o t r a s p or la s i m p l e n e c e s i d a d d e r e c l a m a r l a s pens iones que les corr espondían por su ca r á c t er d e v iu da s o hu ér f a na s . P er o muchas también lo hicieron por el sólo hecho de participar en política.
Lo int er esante del ca so es que cas i t oda s lo h ic ier on u t i l i za ndo los t r a d icionales factores de cohesión social de la época, es decir , por medio de unas bien estab lecidas r elaciones de clientelismo que las relacionaban de una manera directa con los caudillos, en especial con Tomás Cipr iano de Mosquera: estas relaciones clientelistas, como se verá después, en muchos casos no fueron construidas por el la s , s ino por los hombres . Ot ra cosa que llama la atención es que las mujeres a qu e nos r ef er ir emos t i enen la procedencia social más variada v no se restr ingen al nivel de la elite.
Durante la guer ra la act ividad
polí t ica de las mujeres se or ientó a lograr
la p r o t ec c i ó n d e s u s h i j os . A u n qu e
ha y m u c h o s c a s o s , u n b u e n e j e m p l o
l o constituye Trinidad Aguirre, una
antigua dep en di ent e d e l a ca sa de
M os qu er a , quien el 26 de marzo de 1860
le escr ibió a su antiguo patrón desde Huasanó:
...acuérdese Señor que mi desgraciado
marido estuvo muy fiel en su servicio y muy
fiel amigo. Agustín Navia, que no me dejó
sino desgracia por su falta por ayer per d ido
en é l a un padre, pues por la
misericordia Divina me dió arbitrios para c r ia r los h i j os qu e me qu eda r o n t a n pequeños ' ' (15).
Aunque aquí la participación polít ica n o e s t a n e v i d e n t e , p u e s n o s e v e acompañada de la expres ión ideológica de t ipo part idista, si lo es en el hecho de que es la relación clientelista la que se invoca para lograr los favores del patrón. E l r es t a b l ec i mi en t o d e e s t a r e la c i ó n buscaba lograr la protección de Mosque-ra para que el portador de la misiva fuera ex imido del servicio militar , ya que sus o t r o s d o s h i j o s s e e n c o n t r a b a n u n o co ns c r ip t o y e l o t r o hu y en d o p or l os montes. (16)
Mucho más clara es la relación política qu e in t en t a es tab lecer Mar ía D olor es Astudillo, una negra liberta residente en L a S i er r a y p r i s i o n er a d e l os c o ns er -vadores, quien se las ingenió para hacer llegar a Mosquera una misiva escr ita en los siguientes términos:
A mi como par tidar ia del gobierno del Estado se me anuncia que me van a mandar pr is ionera a Pasto después de haberme d es p o ja d o d e lo p oco qu e h e t en i d o . También sé que dicen que U. es un pícaro que va a dejarnos esclavos i que U. se va colocar de dictador. En fin algún dia tendré el placer de conocer a U. i hablar. (17)
Per o l a pa r t i c i pa ci ón pol í t i ca m á s c l a r a
v i en e d e m u j er e s c u yos m a r i d os habían tenido una mayor actividad polít i ca o qu e mu r i er o n d e f en d i e n d o la s b a ndera s mos qu er i s ta s . E s el ca s o de Trinidad Bedoya de Ortiz, qu ien ut i l iza
15. Archivo Central del Cauca, Fondo
M o s q u e r a , t o mo 1 8 6 0 , C a r p e t a #
1 - A , Documento, 37.382.
16. Ibid.
17. ACC., Fondo Mosquera. Carpeta #
3A. doc. # 37.500. Sierra. 3- IX-1860.
129
una serie de recursos para lograr favores
de Mosquera, los que son considerados
como formas lógicas de r eciprocidad
emanadas de una antigua relación
polí tica: "Es una débil mujer, es la
viuda de un ant iguo patr iota , es la
desgraciada esposa de Pablo Or t iz ,
vu es t r a f i el í cons tante amiga la que
hoi se dir i je a vos...". La señora
expresa ideas políticas claras al referirse
a "los malos hijos del Estado" que
tomaron las armas contra Mosquera,
pero también se refiere a los "buenos
patr iotas" que lo apoyan. Esta claridad
política la lleva a referirse a la
" jus t i c ia " de los empr és t i t os qu e s e
hacen para sostener la guerra, justicia
que sólo se materializa si los empréstitos
se orientan a "gravar a los enemigos de
vuestro gobierno i protejer a vuestros
defensores, porque nada más justo que el
cu lpable s ea ca s t igado, i e l inocent e
protegido” (18)
Esta carta es mucho más clara frente
a la participación política de las mujeres,
pero presenta una desviación en el
discurs o q u e p e r m i t e e n t e n d e r p o r
q u é pa r t ic iparon a lgunas mujer es en
polí tica. Como se ha mencionado a lo
largo del t ex t o, la mayor ía de los
hombr es b u s c a b a n c o n s o l i d a r
e s p a c i o s d e r epres entac ión y de
poder en la vida pública que estaban
vedados a las mujeres quienes deberían
restringir su accionar a actividades
pr ivadas a menudo confundidas
únicamente con las hogareñas. Para entender
esto es necesario tener en cuenta que
debido a las difíciles condiciones
políticas del Siglo XIX, muchas mujeres
tuvieron que asumir roles públicos de
una ma n er a mu c h o má s a c t i va , p u e s
e n ausencia de los hombres ellas asumieron
las jefaturas de los hogares, lo que, entre
ot ras cosas, ex igía es tar a ler tas en la
preservación del patrimonio familiar que
garantizara lo que ellas consideraban los
derechos básicos de los hijos: la protec-
ción, la alimentación, el alojamiento, el
vestido y la educación.
Esto de una u otra manera está presente
en toda la correspondencia consultada.
En el caso citado inmediatamente antes,
la señora hace una abierta oposición a que
los empréstitos graven a los defensores
del gobierno del estado. Ella agrega para
sustentar su negativa que su esposo antes
de mor ir , el 7 de noviembre de 1859,
había dado auxil ios para defender la
Soberanía del Estado y que se le había
prometido no pedírsele más, no obstante
a el la se l e había n tomado 8 vacas y
recientemente se le había embargado un
potrero con 50, por lo que se ve obligada
a p ed i r a M os qu e r a u na p r o t ec c i ó n
particular (19).
Otras formas de participación se ven
en los intentos de algunas mujeres por
cambiar correlaciones polít icas desfa-
vorables en algunos lugares. Esto, desde
luego, se inscribe también en la defensa
de los intereses familiares. Un ejemplo se
t iene en la car ta que escr ib iera desde
Roldanillo Margarita V. de Correa, el 16
de junio de 1860, quien le dice a Mosquera
que su esposo ha tenido que renunciar al
cargo de suplent e del Gob ernador de
Roldanillo por grave enfermedad, lo que
h a c e q u e e l l a l e p i d a u n f a v o r
18. ACC, Fondo Mosquera, Tomo 1860,
Carpeta # 4-B, doc. # 37.519, Cali,
28-111- 1860.
19. ACC, Fondo Mosquera, Tomo
1860, Carpeta # 4-1:3. doc. # 37.519,
Cali, 28-111- 1860.
130
imp er t inent e" -u n docu ment o pr ivado de protección- contando
...con que la consumada prudencia de Ud. disimulará a mi sexo la impertinencia con que imploro su fabor i la franqueza con que me propongo hablar le. Hai en este distrito dos individuos de bastante influjo pa ra p od er ha cer e l ma l i qu e en la s presentes circunstancias se esmeran por perseguir i molestar a Correa, causándole per juicio en sus pocos bienes, sin que a ellos les mueva ningún deseo por el bien general (20).
O t r o bu en ej emp lo d e es t e t ip o de p a r t i c i p a c i ó n s e t i e n e e n l a c o r r e s -pondencia de Concepción y Ana Joaquina Duarte, quienes a pesar de ser familiares de enemigos políticos de Mosquera, le escr ibían desde Cartago el 4 de agosto de 1860, buscando la libertad de su esposo y padre:
Confiando en la verdad i demás prendas venéficas que han distinguido siempre al digno jefe de nuestro independiente Estado. i estando además íntimamente convencidas qu e s iempre el ant iguo vet er ano de la libertad en los altos puestos públicos que tan sabiamente ha desempeñado. ha sabido a pesar de los grandes obstáculos, e inmensa ofuscación que las pasiones revestidas o pa l ia das con el r opa je de la jus t ic ia , producen ver con el ojo penetrante de la justicia , la distancia que existe entre el cr iminal i el inocente, nos atrevemos a p ed i r os q u e s a qu e is d e l ca os , d e l a confus ión í de la desgracia en que han arrojado a una madre e hija la demasiada -desconfianza i abusivo proceder del Sr. Gobernador de esta provincia quien sólo por medidas de seguridad mantiene en la cárcel a nuestro esposo i padre..." (21)
Igua lment e. Genoveva Ledezma . Le escribió desde Buenaventura el 3 de julio de 1860, quejándose porque se le pidió de empréstito la enorme suma de 50 pesos,
para lo cual se le había rematado una de las t iendas de su casa. Lo interesante de: caso es la forma en que expone sus ideas políticas:
. . . s iempr e he s ido a f ecta i f r enét ica defensora de la causa que U. ha abrazado. pues ella siempre ha sido justa i ha triunfado en cua les qu ier pa r t ido qu e ha ya co mb a t id o , no s o i p u es des a fec t a n i indiferente, creo que no ha llegado el caso de sacrificara los amigos de U. i defensores del Estado, pues l legado que fuese yo sacrificaré gustosa todo cuanto poseo, si se necesitare el sacrificio de mi vida para salvar a U. no lo excusar; a, pero lejos de U. los ma n da t a r ios s u ba l t er nos t o do lo c a mb i a n , s o n s u l t a n es e n l u g a r d e mandatar ios i se creen en el derecho de vengarse i ultrajar al infelís persuadidos de que la vos de estos no alcanzará a llegar a los oídos del que temen, adulan, engañan i deshonran... (22)
A d e má s l e i n f or ma a c er ca d e l o s abusos que comete el hijo del Gobernador de la provincia, lo mal que se encuentran los soldados a causa del hambre, y s in armas, la mala defensa del Puerto, etc. (23). Es imposible explicar la participación política de las mujeres por un sólo factor. Q u izá s s ea vá l i d o a r gu ment a r qu e s e intentaba defender a la familia desde el punto de vis ta corporat ivo ya que en la medida en que las formas de convivencia
20. ACC. Fondo Mosquera, Tomo 1860, Carpeta # 10-d. doc. # 37.778, Roldanillo, 16VI-1860. 21. ACC, Fondo Mosquera, Tomo 1860. Carpeta # 10-D, doc. # 37.785. Car tago, 4VIII-1860. 22. ACC, Fondo Mosquera. Tomo 1860, Carpeta # 20-L, doc. # 38.175, Buenaventura, 3-VII-1860. 23. Ibid.
131
polít ica se habían desequilibrado debido a la gu er r a , se comet ía n u na ser ie d e a b u s o s p o r f u n c i o n a r i o s d e m e n o r r a n g o , q u i e n e s i n t e n t a b a n m e d r a r utilizando su poder. El problema radicaba en qu e es t os fu nc iona r ios int en ta ba n aprovecharse de la aparente debilidad de mujeres solas, quienes se vieron obligadas a r ecu r r i r a l p o d e r r ep r e s en t a d o e n Mos qu era pa ra r es tab lecer los equ i l ib r i o s . E s t o , q u e f o r m a p a r t e d e l a cotidanidad construida durante la guerra, permite ubicarla participación política de las mujeres y establecer otro espacio para la política: el privado. Es decir, las mujeres a c t ú a n e n p o l í t i c a a t r a v é s d e l a cor r es p o n d en c ia c o n la p er s o na q u e encarna el poder, el caudillo, y gracias a ello obtienen ventajas que no corresponden a los intereses de grupos polít icos, sino a las necesidades de las familias.
Lo anter ior explica que el pr incipal mot ivo de pa r t ic ipa c ión f emenina en polít ica sea la defensa de la familia, en particular la de los hijos. Es el caso de una de las señoras de la el i t e, doña Josefa Mallarino de Holguín, destacada matrona conservadora, quien con la justificación "... soi madre Señor i esa es mi excusa", le escribió a Mosquera desde Cali el 7 de marzo de 1860:
Mi hijo Eduardo i mi sobrino Antonio Malla r ino s e encu ent r a n ent r e los numerosos presos que hai en esta cárcel, no es mi ánimo atenuar sus faltas, ni mi empeño con U. es para que me les conceda un indulto, que dejo a la jenerosidad de U. Mi empeño es de otro jénero. Es por suplicara U. por cuanto hai de más sagrado que venga a este lugar, U. i sólo U. puede dominar la situación, i dar a los presos i a los que no lo están las garantías que se les deben de justicia." (24)
Sabemos que la mayoría de estas car-tas fueron respondidas por Mosquera y que las señoras lograron muchas de sus p et ic iones . P ero no es u nica ment e la generosidad del caudillo lo que explica el resultado. El juego político que se esconde detrás de esta correspondencia, permite a Mosquera no sólo for ta lecer sus lazos c l i e n t e l i s t a s , s i n o - l o q u e e s m á s importante- contar con una información muy precisa.de cuanto ocurre en los luga-res más diversos v distantes del Cauca, una de las bases de su poder como caudillo. Además, a l encarnar él mismo el poder político está en capacidad de solucionar la ma y or ía d e l os p r ob l ema s qu e s e l e plantean. Resalta el hecho de que estos son resueltos independientemente de la filiación política de las solicitantes. Así sucedió con la respuesta a la señora de Holguín, o con la puesta en libertad del hijo de doña Natalia Pombo, quien ledice estar agradecida
...como lo debe estar una madre que ve poner en liber tad a su hijo. Gonzalo igualmente está reconocido por los favores que se le han dispensado y según creo ya no se mezclará más en cuestiones políticas del día, mucho más cuando esa es mi voluntad como recordará U. haberle dicho (el día que me ofreció traerme a Gonzalo), que detestaba la carrera militar, y que por lo mismo nunca quisiera ver a mis hijos defendiendo con las armas a uno u otro partido... (25)
24. ACC, Fondo Mosquera, Tomo 1860, Carpeta # 21-M, doc. # 38.204, Cali, 7-111- 1860.
25. ACC. Fondo Mosquera, Tomo 1860, Carpeta # 32-P, doc. # 38.682, Popayán, 6-XII-1860.
132
Hay expresiones de una participación polít ica más abier ta y que muestra cómo l a a c t i v i d a d p o l í t i c a d e l a s mu j e r e s , trascendía los espacios privados. Es decir, hay mujeres que participaban en política, de la misma manera en que lo hacían los hombres . Es el caso de Mercedes Baca quien le escr ibe a Mosquera desde Pasto, el 16 de enero de 1863:
I mp u ls a da p or e l a r d i en t e d es e o d e felicitarlo, aprovecho esta ocasión aunque para ello t enga que dis traer lo, pero a l salvador de nuestra libertad, al arquitecto del gran edificio colombiano, al héroe que marca sus pisadas con hechos glor iosos, no se puede pres indir de envia r le es ta pobre ofrenda de entusiasmo i admiración. L a r gos y du r os s u f r i mi ent os en es t a ép oca me ha n en v e j ec i d o , p er o r e j u veneceré tan pronto como la felicidad de ver a U. nos colme de dicha. i mis votos ardientes son porque se ver ifique pronto para llamarlo nuestro redentor. (26) En sentido similar se expresó Dolores
Mosquera, desde Pasto, el 16 de enero de 1863:
Mi quer ido amigo: hace mucho t iempo que he querido manifestara U. los ardientes deseos de ver lo en mi desgraciada patria para que con su presencia calmaran los corazones de los oprimidos por una causa justa que honra a toda persona que sostiene los pr incipios de los Estados Unidos de Colombia. Más mis sufr imientos en esta época son gloriosos porque todo ha sido por ser una mu j e r en t u s i a s t a p o r l o s p r i n c i p i o s liberales. Hoy respira mi corazón por saber que se aproxima una división a este lugar a t r a n q u i l i z a r n u e s t r o s c o r a z o n e s desesperados de la opresión. Lo felic i to mi apreciable amigo por e l
e s p l é n d i d o t r iu n f o qu e s u p r e s en c i a acompañada de su digno ejér cito no ha podido sino ser destruir la tiranía (27).
Hubo casas en las que la expresión de: pensa mient o y la act iv idad p ol í t ica se hicieron más evidentes, corno ocurrió con Mercedes Victor ia quien en carta escr ita desde Tuluá el 9 de septiembre de 1863, deja ver unas r elac iones p ol í t ica s mu y claras con el equipo político que trabajaba con Mosquera, y una abierta intervención en política activa:
Sr. i amigo de mis afectos i est imación: Por el "Boletín" que me envió el caballero Jeremías Cárdenas, comprendo desearán Uds. que una persona corno yo, que está en paz i calma analizando las pasiones de la multitud i paliando la situación. Me atrevo (perdonándome Ud.) a manifestar le los medíos calculados para que sea popular la elección en Ud. para nuestro Presidente, no porque Ud. lo ambicione, i bien lo sé, i sí porque así lo quieren los intereses de la Patr ia, i porque así lo anhela toda alma noble i corazón republicano. Se neces ita dar un fuer te sacudón a los conserveros, la benebolencia para obtener tan bello resultado sería un crimen, pues si cuatro conserveros le dan un voto harán que veinte se lo nieguen: ellos son raza de v ívora i ap et ecen gran na rcót ico. Y los l i b e r a l e s en t o n c es n o s e d i v i d i r á n . Combiene también quitar de los pueblos t o d o r o j o i g o d o a mb u l a n t e . O ja lá ha ya u n p oco de fa vor pa ra la s familias Pombo. Uno de los contrarios a Ud. me dijo hará un mes que Ud. no tenía r iesgo en todo esto, i si de Pasto i más allá, yo no creo esto i más bien que tienen interés en que Ud. no invada el Ecuador. Ud. colejirá el que me notificó esto es notabilidad i no es tonto. (28)
26 . ACC. , Fondo Mos qu era , año 1863. Carpeta # 4-B. Documento # 43.410. 27 . ACC., Fondo M os qu era , año 1863. Carpeta # 36-M. Documento # 44.683 28 . ACC. Fondo Mos qu era , año 1860. Carpeta # 51V, Documento # 45.244.
133
En una hoja adicional agrega: L os r o jos i godos a mbu la nt es de es ta provincia son: Gentil Quintero, Tiberio Quintero, Joaquín Gardeazábal. Joaquín Gonzales Montoya, Pr imitivo Valencia , Ramón Saavedra, y Pío Fernando Lozano. (29) Hubo otras formas de part icipación en
polít ica, como la que se puede deducir de la car ta que le l legara a Mosquera desde Cali el 13 de julio de 1863:
Las qu e a ba jo sus cr ib i mos , esp osas
y deudas de los que a vuestras órdenes
han peleado por la l iber tad i el
der echo, os s u p l i c a n , a c ep t é i s e l
a l o j a m i e n t o i asistencia, que os
tenemos prevenido en la ca s a d e l a
s eñ o r a Z o i la C a ma c h o d e Colmenares.
Os suplicamos acepteís el
ofr ecimiento que os hacemos, como
una prueba de la estimación que por vos
tienen.
Vuestras sinceras i apreciadas amigas
Dolores Villaquirán de Borrero,
Rafaela Camacho de Ver naza ,
G er t rudis V. de Sánchez, Micaela de
la Cadena, Natalia N ú ñ e z , A g u s t i n a
C a l e r o d e N ú ñ e z , Mercedes
Sánchez de Núñez, Feliza de Caldas,
Ana de la Cadena, Mercedes Bosch de P.,
Natalia S. de Orejuela, Inés Camacho de
Vallejo, Zoila C. de Colmenares. (30)
Se puede suponer que muchas de las
c a r t a s q u e s e e n v i a b a n a M o s q u e r a
expr esaba n s o l ida r ida d p ol í t i ca con el
único fin de obtener a lgún favor . Esto es
evidente en los cientos de cartas en las que l a s
mu j e r e s s o l i c i t a n e l p a g o d e u n a
p ens i ó n , e l p r és t a mo d e d i n er o o u na
s imp l e l i mos na , p er o no lo es en ot r a s
cartas en las que las mujeres muestran un
compromis o r ea l con la r evolu c ión. S e
trata de mujeres como Dolores Madrid de Castro,
quien participó como soldado y le es cr ib e des de
Bogotá el 13 de mayo de 1863:
Después de muchos dias de padecimient os de l a her ida qu e r ec ib í en u n p ié , peleando por la causa de la libertad de los estados i cuando creía tener la glor ia de volver a ver lo en esta c iudad, no me ha s ido dada tan grata satisfacción pues se dilata demasiado su venida, i los infelices s ent i mos en t oda la fa l t a qu e ha ce e l Padre Tutelar nuestro, el Hombre Unico que puede conducirnos por el camino de l a g lor ia i d e l a f e l i c i da d d es p u és d e nuestros sufrimientos por la patria.
Mucho es. Ciudadano General, el interés que todos tienen por ver lo en este Estado. Las masas populares manifiestan el gran deseo por el arribo suyo: i si personas que no t ienen casi agradecimiento, procuran ta l ventura, la mía no se conforma hasta tanto que mis ojos le vean, aunque sea ya para morir [...] (31)
N o t o d a s l a s c a r t a s e x p r e s a n solidaridad política con el caudillo liberal. En algunas de ellas las mujer es hicieron u n c u es t i o na mi en t o s er i o a d es ma n es c o m e t i d o s d u r a n t e l a g u e r r a , y q u e pudier on conta r con el b enep lác it o , d e M o s q u e r a . N o s o b r a s e ñ a l a r q u e l a corr espondencia de es te t ipo sólo podía ser escr ita por mujer es de la el it e, que a p e s a r d e n o c o m u l g a r c o n l a s i d e a s m o s q u e r i s t a s , t e n í a n l a s u f i c i e n t e p r es t a n c ia s oc ia l p a r a cu es t i o na r s u s actuaciones y hacer la s ex igencia s qu e cons id er a ba n neces a r ia s en la def ens a de sus derechos. El ejemplo más claro lo c o n s t i t u y e d o ñ a M a t i l d e P o m b o d e Arboleda , per tenecient e a la famil ia de don Ju l io Arb ol eda , pr inc ipa les en emi-
29. Ibid. 3° . ACC., Fondo Mosquera , año
1863. Carpeta # 55 Varios, Documento # 45.300. 3 1 . ACC, Fondo Mosqu era, año.
1863. Carpeta # 29-L. Documento # 44.454.
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gos de Mosquera, quien le escr ibe desde Popayán el 6 de marzo de 1863:
U. me mandó a entregar la hda. de Quintero, después de esto incendiaron intencionalmente su trapiche con todos sus úti les, estuve en posesión de ella hasta fines de ju ni o del a ño pr óx imo p asa do, des de entonces lo que he sabido por las noticias q u e h e p o d i d o a d q u i r i r e s q u e e s t á embargada, que quitaron el administrador que yo tenía i que se están arruinando los e d i f i c i o s q u e en e l l a q u e d a r o n : h e r e p r e s e n t a d o m i s d e r e c h o s a l a s autor idades i ninguna ha decretado nada de positivo ni que me sea favorable. Yo no puedo persuadirme de que U. haya dado esta orden, por esto es qu e ocurro a U. mismo. Tengo una familia numerosa i su principal parte son siete niños nietos del hermano i amigo de U. qu e t i enen der echo a ser alimentados, vestidos, educados i alojados para lo cual no cuento sino con la miseria que me producen unas t iendas que el Sr. Peña Gobernador, me dejó para pagarme par te de lo que mi hijo me debe por los a l iment os de s us h i jos i la des t r u ida haciendita de Puracé que no alcanzan para cubr ir ni la sexta pa r te de los gas t os indispensables a la existencia . Yo poco necesito para pasar los pocos dias de luto i aflicción que me restan de vida, pero soi madre i mi corazón está traspasado de dolor por el desamparo de mis nietos. U. también es padre para conocer lo. Pido pues a U. se sirva decirme si por orden de U. se me trata de ese modo (lo que yo no creo) i que en el caso contrario dé orden para que se me entregue la citada hacienda con sus terrenos, que no alcanzará ya a cubrir mi dote, i que no me atormenten ya más para poder conservar a lgunos dias más mi penosa existencia ciudando a estos infelices e inocentes niños. [...] (32) T a mb i én ha y ca r t a s qu e mu es t r a n
c ó m o e n t r e h o m b r e s y m u j e r e s s e
ex p r es a b a u n a a mi s t a d s i n c e r a , q u e trascendía la política. Firmada sólo con el nombre -Susana- y enviada desde Quito, el 14 de octubre de 1863, esta carta parece ocultar algo más que una relación política:
Siempre persuadida de que entre los dos odio no puede haber hoi dirijo a U. esa con el objeto de saludado deseándole que se encuentre bueno i siempre gozoso en sus gracias. Esta se dirije a hacerle una súplica, i es que U. viene de Rionegro, supongo en Medellín debe haber estado, si tuvo razón d e m i f a m i l i a t e n g a l a b o n d a d d e informarme si mi padre vive, deseo saber, por 3 años no sé de ellos, en el momento que U. me informe me pondré en camino y quizás lo haga por Pasto para verle a U. una vez más porque lo deseo, a ver si se conserva como antes.
Consérvese bueno i feliz, se lo desea una amiga con el má s gr a nde ent us ia s mo porque siempre será hasta la muerte su amiga." Pero la correspondencia polít ica que
Mosquera sostuvo con mujeres de la más diversa procedencia social y geográfica, y con los más diversos f ines, apar te de expresar sentimientos de abierta amistad o de escondido odio, también sirvió para expr esa r s ent imient os nob les como el a mor . Var ia s ca r ta s de su hija C lel ia , e s p os a d e J er emí a s C á r d en a s , ha c e n evid ent e l a f or ma en qu e la s es p osa s sufr ían al ver marchar a sus esposos a la guerra. Baste sólo una:
"Dígame papacito, por qué es tan ingrato con su hija que tanto lo ama? pues U. no ignora el cariño que le tengo a Cárdenas, por qué me lo quita y me deja en es te
32 . ACC. , Fondo Mos qu era , año 1863. Carpeta # 40-P. Documento # 44.856. 33 . ACC. , Fondo M os qu era , año 1863. Carpeta # 29-L. Documento # 44.441.
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Sepulcro donde lo único que podía aminorar mis p ena s es é l y U. ¡A hi D ios mi o ! quisiera que sintiera U. lo que yo siento para que se convenciera que triste es amar y tener esperanzas de un dia unirse con esa prenda quer ida y no poder luego realizar esos esfuerzos. U. mejor que yo y como de más exper iencia comprenderá esto para que tenga compación de mí v no se lleve el objeto de mis grandes simpatías sin que yo vaya con él. [...] (34)
34 . ACC., Fondo Mosqu era , año 1864. Carpeta # 17 M, Documento #45.946. Popayán, 1864 s.f.