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EL SIGNIFICADO DEL SIGNIFICADO: CLAUDE LÉVI-STRAUSS SEGÚN OCTAVIO PAZ César A. Núñez * Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa Resumen: El artículo analiza el modo en que Octavio Paz, en su libro Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo, de 1967, presenta e inter- preta la obra del famoso antropólogo. En ese ensayo Paz glosa, por un lado, los aspectos más importantes del método estructuralista y, por otro, introduce algunos reparos que, posiblemente, constituyan uno de los mayores atractivos del libro. En efecto, esos reparos permiten conside- rar el conflicto entre perspectivas que la lectura de Paz conlleva. Puesto que el interés de Paz por la obra de Lévi-Strauss obedece en gran medi- da a las posibilidades que la antropología estructuralista le brinda de repensar la experiencia poética, entran en crisis formas previas, “tras- cendentes”, y actuales, “inmanentes”, de considerar la poesía. De allí que también se atienda a la relación entre el libro y otros escritos pacianos, tales como El arco y la lira, “Los signos en rotación” o Corriente alterna. Abstract: The article analyzes the way in which Octavio Paz, in his 1967 book Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo [Claude Lévi-Strauss, or the New Feast of Aesop], presents and interprets the famous anthro- pologist’s work. In this essay, Paz summarizes the most important aspects of the structuralist method and introduces some critical observations, ob- servations which may be one of the book’s greatest attractions. In effect, Signos Literarios 10 (julio-diciembre, 2009), 9-31 9 * [email protected]

Arco Lira Claude

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  • EL SIGNIFICADO DEL SIGNIFICADO:CLAUDE LVI-STRAUSS SEGN OCTAVIO PAZ

    Csar A. Nez*Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa

    Resumen: El artculo analiza el modo en que Octavio Paz, en su libroClaude Lvi-Strauss o el nuevo festn de Esopo, de 1967, presenta e inter-preta la obra del famoso antroplogo. En ese ensayo Paz glosa, por unlado, los aspectos ms importantes del mtodo estructuralista y, por otro,introduce algunos reparos que, posiblemente, constituyan uno de losmayores atractivos del libro. En efecto, esos reparos permiten conside-rar el conflicto entre perspectivas que la lectura de Paz conlleva. Puestoque el inters de Paz por la obra de Lvi-Strauss obedece en gran medi-da a las posibilidades que la antropologa estructuralista le brinda derepensar la experiencia potica, entran en crisis formas previas, tras-cendentes, y actuales, inmanentes, de considerar la poesa. De allque tambin se atienda a la relacin entre el libro y otros escritos pacianos,tales como El arco y la lira, Los signos en rotacin o Corriente alterna.

    Abstract: The article analyzes the way in which Octavio Paz, in his 1967book Claude Lvi-Strauss o el nuevo festn de Esopo [Claude Lvi-Strauss,or the New Feast of Aesop], presents and interprets the famous anthro-pologists work. In this essay, Paz summarizes the most important aspectsof the structuralist method and introduces some critical observations, ob-servations which may be one of the books greatest attractions. In effect,

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    these criticisms permit exploration of the conflict between the perspectivesthat Pazs reading implicates. Pazs interest in the work of Lvi-Strauss owesmuch to the fact that structuralist anthropology offers possibilities for rethin-king the poetic experience. This results from the entry into crisis of other formsof considering poetry, forms that include the earlier transcendental and thecurrent imminent forms. The article therefore also explores the relation-ship between the book and other writings by Paz, such as El arco y la lira[The Bow and the Lyre], Los signos en rotacin [Signs in Rotation]and Corriente alterna [Alternating Current].

    PALABRAS CLAVE: ESTRUCTURALISMO, ANTROPOLOGA, LINGSTICA, POESA, OCTA-VIO PAZ

    El ensayo que Octavio Paz public en 1967 sobre el trabajo delantroplogo francs Claude Lvi-Strauss es acaso uno de los escritos ms perifricos de su obra. En primer lugar, por tratarse desu ensayo probablemente menos literario. Es a todas luces un texto conpretensiones expositivas y el autor, por ms que introduce sus opinio-nes y comentarios sobre la materia, no deja por ello de proponer sulibro como una presentacin de la obra del antroplogo.1 En segundolugar, por su tema aunque el inters por la antropologa no era nuevoen el autor. La etnografa es, de hecho, en tanto se trata de una crtica dela cultura mexicana, uno de los tantos discursos que en mayor o menor

    1 En su resea de la tercera edicin del libro, Jos Luis Lana dice que sin duda algunaestas pginas constituyen una lcida introduccin al estructuralismo. Nos ayudan aconocer y penetrar en el pensamiento de Lvi-Strauss (rbita 33). Las pretensionesexpositivas del volumen parecen confirmadas por el hecho de que, poco despus deescribir el libro y posiblemente antes de publicarlo, Paz dict un curso sobre elantroplogo francs: Un poco despus [de 1966 o comienzos de 1967] sala de laIndia rumbo a Mxico; haba sido elegido miembro de El Colegio Nacional y deba darmi primer curso (sobre Lvi-Strauss) (Historia y prehistoria de Vuelta. Obrascompletas, XV. Miscelnea III: Entrevistas 215). En ese sentido, aunque en otras zonas deHispanoamrica el estructuralismo ya haba tenido una difusin considerable aprincipios de la dcada de 1960, es legtima la reivindicacin que el autor hace de sutrabajo divulgador: El introductor de Lvi-Strauss en Mxico (y en la lengua espaola)fui yo; escrib un libro entero sobre su obra en 1967 (Silvia S. Cherem, Soy otro, soymuchos... Reforma 28-29 de abril de 1996, apud Obras completas de Octavio Paz 367).

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    medida subyace en El laberinto de la soledad (Enrico Mario Sant, In-troduccin a su edicin de El laberinto de la soledad 90 y ss.) En el iniciode Claude Lvi-Strauss o el nuevo festn de Esopo, Octavio Paz ubica suprimer contacto con el trabajo del antrplogo aproximadamente en 1951:

    Hace unos quince aos un comentario de Georges Bataille sobre Lesstructures lmentaires de la parent me revel la existencia de Claude Lvi-Strauss. Compr el libro y, tras varias e infructuosas tentativas, abando-n su lectura. Mi buena voluntad de aficionado a la antropologa y miinters en el tema (el tab del incesto) se estrellaron contra el carctertcnico del volumen. El ao pasado un artculo de The Times LiterarySuplement (Londres) volvi a despertar mi curiosidad. Le con pasin Tris-tes tropiques y en seguida, con un deslumbramiento creciente, Anthropologiestructurale, La pense sauvage, Le totmisme audjourdhui y Le cru et le cuit [...]Recorrer ese laberinto es penoso pero fascinante: muchos trozos de eseconcierto del entendimiento me exaltaron, otros me iluminaron y otrosms me irritaron. Aunque leo por placer y sin tomar notas, la lectura deLvi-Strauss me descubri tantas cosas y despert en m tales interroga-ciones que, casi sin darme cuenta, hice algunos apuntes. Este texto es elresultado de mi lectura. Resumen de mis impresiones y cavilaciones, notiene pretensin crtica alguna. (9)2

    2 En adelante citar indicando entre parntesis el nmero de pgina. En la primeraseccin, que hace las veces de introduccin al libro, Octavio Paz vuelve a referirse alas intenciones de su libro: Ya he dicho que mis comentarios no son de orden estric-tamente cientfico; examino las ideas de Lvi-Strauss con la curiosidad, la pasin y lainquietud de un lector que desea comprenderlas porque sabe que, como todas lasgrandes hiptesis de la ciencia, estn destinadas a modificar nuestra imagen delmundo y del hombre. As, no me propongo situar su pensamiento dentro de las moder-nas tendencias de la antropologa, aunque es evidente que, por ms original que nosparezca y que lo sea efectivamente, ese pensamiento es parte de una tradicin cien-tfica (12). Este tipo de procedimientos basados en una suerte de captatio benevolentiaeha sido analizado por Enrico Mario Sant: [Octavio Paz] con frecuencia le ha recorda-do a su lector que, a diferencia de la poesa, que es su verdadera vocacin, la crticaque escribe es enteramente accidental. Estas defensas, por muy inocentes que nosparezcan, tienen como mnimo efecto el de movilizar una estrategia de poder [...] Alconceder sus lmites como crtico, y al repetir esas concesiones con tal frecuencia,Paz ha logrado vaciar la retrica de la falsa modestia y convertir ese gesto defensivoen una postura de autoridad (Crtica y potica 233).

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    Lo primero que salta a la vista es que las observaciones y los reparosque el poeta realiza sobre el trabajo de Lvi-Strauss atienden funda-mentalmente a la cuestin semntica.3 Esta preocupacin por el senti-do recorre como un leitmotiv el libro y, hacia el final del ensayo, el autor loreconoce:

    En un mundo de smbolos, qu simbolizan los smbolos? No al hombrepues, si no hay sujeto, el hombre no es ni el ser significado ni el sersignificante. El hombre es, apenas, un momento en el mensaje que la na-turaleza emite y recibe. La naturaleza, por su parte, no es una substanciani una cosa: es un mensaje. Qu dice ese mensaje? La pregunta que mehice al comenzar y que ha reaparecido una y otra vez a lo largo de estaspginas, regresa y se convierte en la pregunta final: qu dice el pensa-miento, cul es el sentido de la significacin? La naturaleza es estructuray la estructura emite significados; por tanto no es posible suprimir lapregunta sobre el significado. (120)

    Sin duda, el problema del lugar en el que se produce el sentido es yade por s una cuestin compleja en el estructuralismo mismo. El gradode realidad, por decirlo as, que se le atribuye a la estructura es lapiedra de toque que divide distintas concepciones de la significacin.Por un lado, algunos anlisis estructuralistas parecen sugerir que lasignificacin es un fenmeno que porta la estructura misma, que radicaen ella: el significado es as un mero efecto del sistema de relaciones.Por otro, en tanto la estructura es un conjunto de oposiciones vacas,de puros juegos relacionales, el significado no puede ser sino el resultadode una interpretacin de un sujeto. Ms an, la estructura misma llegaa ser, en este caso, ms que una inferencia, una atribucin que el anlisisrealiza sobre el objeto.

    En resumen, el espacio en el que se produce el sentido constituye unpunto crtico en el estructuralismo.4 De hecho, su metodologa es una

    3 As lo reconocen, entre otros, Ramn Xirau (Significado, historia, edad de oro30-31) y Michael Chanan (The Search for Meaning 534).4 Conviene notar, por lo dems, que incluso en el Curso de lingstica general la nocinde significacin ya es lbil e imprecisa: si por momentos es entendida como un efecto

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    serie de herramientas en principio diseada para dejar de lado el pro-blema de la significacin. En su formulacin dura o estricta, la signi-ficacin no es sino una oposicin ms, relacional, respecto de las demsunidades del sistema. En el traslado disciplinario que realiza Lvi-Strauss,las relaciones lingsticas se convierten en relaciones sociales. Es difcilno quedar deslumbrado ante la elegancia casi matemtica de su explica-cin de uno de los casos ms difciles para el anlisis antropolgico: el delos chamanes que no creen en la magia (El hechicero y su magia). Peroen su estudio, en efecto, no importa el contenido que el sujeto atribuyaa sus prcticas, puesto que esas prcticas slo toman sentido en unaserie de relaciones sociales.

    Puesto que el punto de partida resulta problemtico, no sorprendeque, en la exposicin y en el comentario de Paz, esta serie de conflictospermanezcan y se multipliquen en tanto incidan nuevas concepcionesy tendencias. En efecto, si por un lado el poeta deja a lo largo de su textoindicios tendientes a una crtica de la nocin inmanentista del signi-ficado, por otro, esa crtica no se verifica o por lo menos no hay un claroy explcito rechazo de esa idea.

    Por el contrario, Keith Cohen s considera que en Claude Lvi-Strausso el nuevo festn de Esopo hay no slo un rechazo absoluto sino un ataqueal estructuralismo en tanto es una metodologa que no permite el anlisisdel significado:

    Semiotics, the science of sign systems which frunces the intellectualgrounding for structuralism, stops short of investigating meaning; andwithout an analisis of meaning, there can be no philosophy. In semiotics,all languages are sign systems [...] How, then, ask Paz, do these systemsoperate? How do the individual signs mean? The answer to suchquestions, alas, is wanting in semiotics. Charles Peirces pithy definition,The sense of a symbol is its translation into another symbol, isconsidered circular by Paz.

    This lack leads to other serious omissions, in Pazs opinion. First of all,how are sound and sense connected? Paz finds untenable Saussures

    resultante de la unin de un significado y un significante, en otras ocasiones llega aser sinnimo de significado.

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    contention that it is simply an arbitrary convention. Beyond this, therelationship between nonlinguistic reality and meaning is also ignored[...] the study of meaning in language, cannot be laid at Lvi-Strauss sfeet. In fact, says Paz, it is the linguists and the proponentes of symboliclogic who are mainly to blame. Nevertheless, the attack calls seriouslyinto question the philosophical ground of structural anthropology. (Dan-cing Above the Abyss 234)

    Cohen reconoce con acierto una suerte de doble objecin presenteen el ensayo de Paz. La crtica a la idea de que la estructura contiene yms an, limita toda produccin de sentido se apoya con frecuenciaen la necesidad de la referencia como momento fundamental en elestablecimiento de la significacin. En segundo lugar, el carcter de larelacin binaria entre los componentes del signo en la concepcin tpicadel estructuralismo es puesto en tela de juicio. Sin embargo, ni una niotra observacin alcanza a constituir un ataque frontal. Se trata, por elcontrario, de objeciones a determinados aspectos que no permitenescapar, en otros, a su influjo. As, por ejemplo, es cierto que Paz conside-ra circular la definicin de significacin de Peirce, pero no es cierto queesto sea una constante en el texto (adems, es difcil sostener, como lohace Cohen, que el estructuralismo y la semitica de Peirce pertenecena una tradicin similar). Ms que de constantes, puede hablarse de ten-dencias. Las nociones, por lo dems, son lbiles. No es casual que pormomentos Paz use como sinnimos sentido y significado: significadoest a menudo vaciado de su connotacin saussureana casi siempreaprovechada por el estructuralismo como el opuesto de significante;sentido, por su parte, lleva implcita la idea de direccionalidad, esto es,de referencia.

    Al referirse a la relacin entre la antropologa estructural de Lvi-Strauss y la lingstica moderna, Octavio Paz explica las nociones desistema y de signo propias de los estudios saussureanos. Sin embargo,introduce ya una observacin sobre el vnculo entre significante ysignificado: esta relacin an no enteramente explicada define uncampo propio para la lingstica (17). El breve comentario parent-tico deja sentado uno de los puntos sobre los que se centrar una seriede reparos pacianos sobre la nocin estructuralista del lenguaje y, fun-

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    damentalmente, sobre la relacin (o ms bien falta de relacin) entrelenguaje y referencia que el estructuralismo presupone. As, ya en laprimera seccin, la referencia se convierte en un punto relevante dereflexin:

    [] si el lenguaje y con l la sociedad entera: ritos, arte, economa,religin es un sistema de signos, qu significan los signos? Un autormuy citado por Jakobson, el filsofo Charles Peirce, dice: el sentido deun smbolo es su traduccin en otro smbolo. A la inversa de Husserl,el filsofo angloamericano reduce el sentido a una operacin: un signonos remite a otro signo. Respuesta circular y que se destruye a s mis-ma: si el lenguaje es un sistema de signos, un signo de signos, qusignifica este signo de signos? Los lingistas coinciden con la lgicamatemtica, aunque por razones opuestas, en el horror a la semnti-ca. Jakobson tiene conciencia de esta carencia: despus de haber ane-xado los sonidos de la palabra a la lingstica y constituido la fonolo-ga, debemos ahora incorporar las significaciones lingsticas a la cien-cia del lenguaje. As sea. (19)

    Vale decir, a la vez que reclama una preocupacin lingstica por elnivel semntico, Paz adelanta aqu algunos planteos, muy comunes enla lectura europea de la obra de Peirce, que pocos aos despus harmile Benveniste en su artculo La smiologie de la langue.5 La ideade una semiosis infinita conlleva la de un universo de signos en el cualnunca hay salida hacia un referente; si bien para Peirce el signo es algoque est en lugar de algo para alguien (un representamen que est enlugar de un objeto para un interpretante), toda posibilidad de referen-cia queda invalida, ya que cada uno de esos elementos es a la vez unsigno que repite la figura triangular. A partir de estas observaciones,

    5 Ntese la ambigedad de la definicin de lenguaje que implica la frase si ellenguaje es un sistema de signos, un signo de signos; no son, desde luego, sinni-mos sistema y signo. De hecho, en buena medida, la dificultad de la semiologaeuropea y con ella, el estructuralismo para adoptar la nocin de signo de Peirceradica, ms que en el hecho de que es una entidad tridica irreductible a la concep-cin binaria de Saussure, en que la idea de semiosis del filsofo estadounidense di-ficulta la organizacin de los signos en sistemas.

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    Paz desarrolla an ms explcitamente la serie de temas que le intere-sa discutir:

    [] esta concepcin del lenguaje termina en una disyuntiva: si slo tienesentido el lenguaje, el universo no lingstico carece de sentido e inclusi-ve de realidad; o bien, todo es lenguaje, desde los tomos y sus partculashasta los astros. Ni Peirce ni la lingstica nos dan elementos para afir-mar lo primero o lo segundo. Triple omisin: en un primer momento sesoslaya el problema del nexo entre sonido y sentido, que no es simple-mente el efecto de una convencin arbitraria como pensaba F. de Saussure;en seguida, se excluye el tema de la relacin entre la realidad no lings-tica y el sentido, entre ser y significado; por ltimo, se omite la preguntacentral: el sentido de la significacin. (19-20)6

    Es posible rastrear estas crticas en la tradicin semitica y antropolgicabritnica. La pregunta por el significado del significado subyace en losestudios que Charles Kay Ogden e Ivor A. Richards renen en su libro Elsignificado del significado (The Meaning of Meaning), publicado en 1923.Los autores, que sostienen una idea clsica de signo esto es, queconsideran que el signo es fundamentalmente representacin, realizanuna similar crtica a Saussure: esta teora de los signos, al desentendersepor completo de las cosas que los signos representan, se hall desde elprincipio aislada de todo contacto con los mtodos cientficos de veri-ficacin (El significado del significado 32).

    Resulta sumamente probable que Octavio Paz conociera los trabajosde Ogden y Richards; no slo por su declarado inters por la antropologa,

    6 Sin embargo, Paz agrega: Advierto que esta crtica no es enteramente aplicable aLvi-Strauss. Ms arriesgado que los lingistas y los partidarios de la lgica simbli-ca, el tema constante de sus meditaciones es precisamente el de las relaciones entreel universo del discurso y la realidad no verbal, el pensamiento y las cosas, la signi-ficacin y la no significacin (20). Justamente all parece radicar uno de los mayo-res puntos de inters de Paz por el autor francs. Cabe notar que, en este pasaje,parafrasea significante y significado como sonido y sentido, lo cual tergiversa en granmedida las categoras saussureanas aunque la confusin entre imagen acsticay sonido sea sumamente frecuente.

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    sino tambin por la cercana de los crticos britnicos con el New Criticism,corriente que, dada su relacin con T. S. Eliot, no pudo pasar inadvertidapara el poeta mexicano. Ms an cuando los sealamientos de un textocasi inaugural de la nueva crtica aparecen casi repetidos en una notade Claude Lvi-Strauss o el nuevo festn de Esopo. En 1917, T. S. Eliot escribeen La tradicin y el talento individual que:

    Ningn poeta, ningn artista, de cualquier clase que sea, tiene, por ssolo, su sentido completo. Su significacin, su apreciacin es la aprecia-cin de su relacin con los poetas y artistas muertos. No podemos valo-rarlo por s solo; debemos colocarlo, para contraste y comparacin, entrelos muertos. Entiendo esto como principio de crtica esttica, y no me-ramente histrica [...] lo que ocurre cuando se crea una nueva obra dearte es algo que les ocurre simultneamente a todas las obras de arteque le precedieron. (13)

    En su ensayo sobre Lvi-Strauss, al referirse al modo en que elantroplogo analiza la significacin de los mitos (el significado de unmito depende de su posicin en el grupo y de ah que, para descifrarlo,sea necesario tener en cuenta el contexto en que aparece. El mito es unafrase de un discurso circular y que cambia constantemente de significado:repeticin y variacin [38-39]),7 Paz anota:

    Ver a los mitos como frases o partes de un discurso que comprendera atodos los mitos de una civilizacin, es una idea desconcertante pero tni-ca. Aplicada a la literatura, por ejemplo, nos revelara una imagen dis-tinta y quizs ms exacta de lo que llamamos tradicin. En lugar de seruna sucesin de nombres, obras y tendencias, la tradicin se convertira

    7 Octavio Paz reconoce que as es como Le cru et le cuit responde en cierto modo a mipregunta acerca del significado de los mitos: a la manera de los smbolos de Peirce,el sentido de un mito es otro mito. Cada mito despliega su sentido en otro que, a su vez,alude a otro y as sucesivamente hasta que todas esas alusiones y significados tejen untexto: un grupo o familia de mitos. Ese texto alude a otro y otro; los textos componenun conjunto, no tanto un discurso como un sistema en movimiento y perpetua meta-morfosis: un lenguaje (38).

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    en un sistema de relaciones significativas: un lenguaje. La poesa deGngora no sera nicamente algo que est despus de Garcilaso y antesde Rubn Daro sino un texto en relacin dinmica con otros textos; lee-ramos a Gngora no como un texto aislado sino en su contexto: aquellasobras que lo determinan y aquellas que su poesa determina. Si concebi-mos a la poesa de lengua espaola ms como un sistema que como unahistoria, la significacin de las obras que la componen no depende tantode la cronologa ni de nuestro punto de vista como de las relaciones de lostextos entre ellos y del movimiento mismo del sistema. (132)

    Desde luego, la amplia difusin de los diversos escritos de losmiembros del New Criticism reafirma la posibilidad de que Octavio Paztuviese conocimiento de su trabajo. De hecho, no parece casual quehaya recibido casi tanta atencin la publicacin inglesa como la mexicana.8Pero en el ensayo de Paz la preocupacin por el significado parece teneruna doble vertiente: si por un lado puede ser influencia de la semitica

    8 Es significativo observar la cantidad de reseas de las distintas ediciones del libroque enumera Hugo J. Verani en su Bibliografa crtica de Octavio Paz. Frente a las seisreseas de la edicin en espaol (Francisco Zendejas. Yet... Exclsior; Ral Leiva.Escaparate. Mxico en la Cultura; una resea sin firma. Nuevo libro de Paz. Revistade la Semana; Mauricio Gonzlez de la Garza. Octavio Paz y Lvi-Strauss. Diorama dela Cultura; Ramn Xirau [Significado, historia, edad de oro]; Margarita Pea. Lasduras y las maduras... El Da; adems de la resea de la tercera edicin, a cargo deJos Luis Lana, ya citada), pueden contarse cuatro reseas de la edicin inglesa(Claude Lvi-Strauss: An Introduction; que adems ha tenido una segunda edicin):Michael Chanan (The Search for Meaning); Ronald Grambo (Arv: Tidskrift fr NordiskFolk-minnesforskning); Edmund Leach (A Mexican Virgil and the Modern Inferno); yRobert Murphy (From Incest to Mediation). Al mismo tiempo, ninguna de las tresnotas crticas sobre el ensayo pertenecen al mbito hispnico: William Rowe (Paz,Fuentes and Lvi-Strauss: The Creation of a Structuralist Orthodoxy); Keith Cohen,antes citada, y Hans-Jrgen Lsebrink (Postmoderne Kulturtheorie als produktiveDistanznahme: Sur Rezeption von Claude Lvi-Strauss im essyistischen Werk vonOctavio Paz). Como es lgico, tratndose de un tema relacionado con la cultura fran-cesa, hay tambin una cantidad considerable de reseas de la traduccin al francsdel ensayo, a cargo de Robert Marrast (Deux Transparents: Marcel Duchamp et ClaudeLvi-Strauss); Bernard Delvaille (Du cote dOctavio Paz); Pierre Dhainaut (OctavioPaz: Presence et transparence); Jean-Louis Ferrier (Lambassadeur et les trans-parents) y Claude Roy (Une dmocratie potique).

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    y la antropologa britnicas, por otro, un motivo de inters adicionalparece constituirlo la reflexin potica. Y no es extrao: dado que en latercera seccin del libro Paz argumenta la analoga entre mito y poesa,su pregunta por el significado de los mitos es al mismo tiempo unapregunta por el significado de la poesa.

    La seccin central del libro, un verdadero Intermedio discordante,introduce como ninguna otra reflexiones que alejan el libro del carcterexpositivo de los dems apartados y conectan el texto con la obraensaystica contempornea del poeta. Conviene subrayar la conexinque esta serie de comentarios tiene con textos que preparaba y publicabapor esos mismos aos. Claude Lvi-Strauss o el nuevo festn de Esopo estfechado en Delhi el 17 de diciembre de 1966. Vale decir, es un textocoetneo de algunos de los trabajos de reflexin sobre la poesafundamentales del periodo: Los signos en rotacin (Delhi, noviembrede 1964)9 y Corriente alterna (cuya Advertencia est fechada en Delhi,a 10 de marzo de 1967).10

    En la tercera seccin, entonces, se discute la analoga entre mito ymsica trazada por Lvi-Strauss en Lo crudo y lo cocido, en favor de otraque encuentra ms adecuada: entre mito y poesa. Paz observa que laanaloga entre mito y msica se fundamenta en la idea de que ambosson lenguajes que trascienden, cada uno a su manera, el nivel dellenguaje articulado (54). La comparacin de Lvi-Strauss es discutidapor dos motivos:

    En primer trmino, la msica no trasciende al lenguaje articulado por lasencilla razn de que su cdigo o clave la gama musical no es lin-

    9 Publicado originalmente en Los signos en rotacin y casi inmediatamente recogidocomo nuevo eplogo de la segunda edicin revisada de El arco y la lira, en donde apa-rece sin la datacin; tomo el dato de Anthony Stanton (Poetics of Apocalypse 130).10 Por lo dems, esta serie de reflexiones es contempornea de una revisin de latradicin potica. No tanto, como seala Enrico Mario Sant, por la revisin de Libertadbajo palabra, sino fundamentalmente por la preparacin y reedicin de dos antologasy sus respectivos Prlogo y Eplogo: Poesa en movimiento, a cargo de Octavio Paz,Al Chumacero, Jos Emilio Pacheco y Homero Aridjis y Laurel. Antologa de la poesamoderna en lengua espaola, publicada originalmente en 1941 por Emilio Prados, XavierVillaurrutia, Juan Gil-Albert y Octavio Paz.

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    gstico. En un sentido estricto la msica no es lenguaje, aunque sea lcitollamarla as por metfora o por extensin del trmino. Como las otrasartes no verbales, la msica es un sistema de comunicacin anlogo, noidntico, al lenguaje. Para trascender algo hay que pasar por ese algo e irms all: la msica no trasciende el lenguaje articulado porque no pasapor l. (54)11

    As, no es posible trascender el lenguaje articulado si no se usa. Laobservacin recupera un sealamiento ya realizado en torno a losmitemas, que segn Lvi-Strauss son las unidades mnimasde construccin de los mitos. Paz explica el carcter fonolgico queadquieren esas unidades, ya que, por medio de los procedimientospropios del discurso, seleccin y combinacin, articulan el mito. Sinembargo, deja apuntados sus desacuerdos:

    En primer trmino los fonemas no significan por s mismos en tanto quelos mitemas son ya lenguaje y poseen significacin. O sea: en el mito la es-tructura presignificativa es ya significativa. As pues, si aceptamos laidea de Lvi-Strauss, el mito es dos discursos. Y ms: esos discursos soncontradictorios, ya que el primer nivel emite significados distintos a losdel segundo. Aqu aparece la segunda dificultad: el verdadero discursomtico el segundo nivel es intraducible: trasciende el lenguaje arti-culado. Est hecho, como la msica, de un tejido de relaciones entre susdistintos elementos pero no sabemos qu dicen realmente esas relacio-nes. Tal vez por esto Lvi-Strauss afirma que el verdadero parentesco seestablece entre el mito y la msica, no entre aqul y la poesa. (40-41)

    Queda sentada, entonces, la base para la discusin que desarrolla eltercer apartado del libro. Conviene notar que esta discusin, aqu yaesbozada, tiene su punto de arranque en una preocupacin por el

    11 Nuevamente resuenan aqu reflexiones semejantes a las que Benveniste publica-ra en 1969: la posibilidad de identificar unidades mnimas de significacin en siste-mas distintos del lenguaje, as como el tipo de relaciones semiticas que esos sistemasentablan entre s incluyendo su posible traducibilidad, son cuestiones en tornoa las cuales el semilogo organiza una serie de propuestas lingsticas que darnbase terica a la denominada teora de la enunciacin.

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    problema de la significacin. Significado y conciencia del lenguaje sern,de hecho, los elementos que permitan introducir, en la glosa del pen-samiento de Lvi-Strauss, las analogas con la literatura que interesan aOctavio Paz:

    El grupo social que elabora el mito, ignora su significado; aquel que cuen-ta un mito no sabe lo que dice, repite un fragmento de un discurso,recita una estrofa de un poema cuyo principio, fin y tema desconoce. Lomismo ocurre con sus oyentes y con los oyentes de otros mitos. Ningu-no sabe que ese relato es parte de un inmenso poema: los mitos se comuni-can entre ellos por medio de los hombres y sin que stos lo sepan. Idea no muyalejada de la de los romnticos alemanes y los surrealistas: no es el poetael que se sirve del lenguaje sino ste el que habla a travs del poeta. Hayuna diferencia: el poeta tiene conciencia de ser un instrumento del len-guaje y no estoy seguro de que el hombre del mito sepa que lo es de unamitologa. (39)

    El pasaje es fundamental, en tanto que, a la vez que introduce laconexin con la literatura, muestra el grado de complejidad que tiene elaprovechamiento de ciertas nociones estructuralistas a la hora de serutilizadas por el autor en su reflexin potica. No es casual la mencin alos romnticos y a los surrealistas. Pero s es compleja: por medio de ladiscusin sobre la conciencia que se tenga de ser instrumento dellenguaje introduce el problema del sujeto.

    En cuanto a la segunda observacin que Paz hace en el Intermediodiscordante al discutir la analoga entre mito y msica, es de distintandole que la primera:

    [] como el mito, aunque en direccin contraria, la poesa trasciende ellenguaje. Gracias a la movilidad de los signos lingsticos, las palabrasexplican a las palabras: toda frase dice algo que puede ser dicho por otrafrase, todo significado es un querer decir que puede ser dicho de otra ma-nera. La frase potica unidad rtmica mnima del poema, cristaliza-cin de las propiedades fsicas y semnticas del lenguaje nunca es unquerer decir: es un decir irrevocable y final, en el que sentido y sonido sefunden. (54-55)

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    Si la poesa trasciende el lenguaje, no es, sin duda, porque lo use. Todafrase usa el lenguaje, y aqu Paz distingue frases (intercambios con-versacionales cotidianos, diramos en los trminos que suele usar lalingstica) de poesa. Es decir, que ha cambiado el significado de tras-cendencia. No es casual que, en este punto, Paz remita en nota a Elarco y la lira y aclare que En este pasaje y en otros ms repetir, a vecestextualmente, lo que digo en ese libro (54). En efecto, en este Intermediodiscordante, como en El arco y la lira, la trascendencia es una transmu-tacin que permite el acceso al Ser:

    En suma, la poesa trasciende el lenguaje porque trasmuta ese conjuntode signos mviles e intercambiables que es el lenguaje en un decir ltimo.Tocado por la poesa, el lenguaje es ms plenamente lenguaje y, simult-neamente, cesa de ser lenguaje: es poema. Objeto hecho de palabras, elpoema desemboca en una regin inaccesible a las palabras: el sentido sedisuelve, ser y sentido son lo mismo... (55)

    Si los agentes de esta transmutacin son la poesa, el lenguaje yel poema, si antes se seal que la frase potica nunca es un quererdecir, no por ello debe pensarse que, en el contexto de una exposicinsobre el estructuralismo, el sujeto ha desaparecido:

    [] poeta y lector son momentos de una misma operacin; despus deescrito el poema, el poeta se queda solo y son los otros, los lectores, losque se recrean a s mismos al recrear el poema. La experiencia de la crea-cin se reproduce en sentido inverso: ahora el poema se abre ante ellector. Al penetrar en esas galeras transparentes, se desprende de s mis-mo y se interna en otro l mismo, hasta entonces desconocido. A untiempo el poema nos abre las puertas de la extraeza y del reconocimien-to: yo soy se, yo estuve aqu, ese mar me conoce, yo te conozco, en tuspensamientos veo mi imagen repetida mil veces hasta la incandescen-cia... El poema es un mecanismo que produce significados slo y graciasa un lector o un oyente que lo pone en movimiento. El significado delpoema no est en lo que quiso decir el poeta sino en lo que dice el lectorpor medio del poema. (61-62)

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    Importa subrayar no slo la permanencia de las figuras del poeta ydel lector como polos de una comunicacin, sino fundamentalmenteque el poema es mucho ms que el lugar donde radica el mensaje; esportador de una capacidad epistemolgica. En ese sentido, llama laatencin en el pasaje citado la multiplicacin de pronombres y decticos(se, aqu), como si el poema fuese el lugar donde es posible el recono-cimiento y a la vez la referencia.

    Tal como sucede en Los signos en rotacin, encontramos aqu lacompleja combinacin de tendencias que Anthony Stanton reconoceen la prosa de Paz de los aos sesenta:

    This uneasy juxtaposition seeks to combine two fundamentally differentworld views: a neo-Romantic credo (reinforced by Heidegger and bySurrealism) in wich poetry, closely linked to magic and religion, is asacred speech that articulates ontological presence, fullness of Being, theprimordial unity of word and referent, of man and nature, of self andcomunity; and a view derived from a scientific, rationalistic and attimes neo-positivist theory (Structuralism) which posits knowledge assomething construed from the interrelations between the fixed elementsof a synchronic system at any given point of time, instead of anetymological regression to a source of wholeness in the past. (131)

    La subrepticia reintroduccin del sujeto puede notarse en los mo-mentos en que Paz se refiere al erotismo.12 Georges Bataille, que en el

    12 Ya en el apartado segundo, al referirse a la explicacin de Lvi-Strauss sobre laprohibicin del incesto, Paz haba sealado que el antroplogo explica con granelegancia y precisin las reglas de parentesco y de matrimonio por la prohibicinuniversal del incesto pero, cmo se explica la prohibicin misma, su origen y suuniversalidad? Confieso que me cuesta trabajo aceptar que una norma inflexible yen la cual no es infundado ver la fuente de toda moral fue el primer No que opuso elhombre a la naturaleza sea simplemente una regla de trnsito, un artificio destina-do a facilitar el intercambio de mujeres. Adems, echo de menos la descripcin delfenmeno; Lvi-Strauss nos describe la operacin de las reglas, no aquello que regu-lan: la atraccin y la repulsin por el sexo opuesto, la visin del cuerpo como un nudode fuerzas benficas o nocivas, las rivalidades y las amistades, las consideracioneseconmicas y las religiosas, el terror y el apetito que despierta una mujer o un

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    inicio del ensayo figura como el mediador que revela a Paz la existenciade Lvi-Strauss, vuelve a aparecer hacia el final del libro. A la luz de loscomentarios sobre Lvi-Strauss del autor de Lrotisme, Paz agrega quesi las mujeres son signos portadores de nombres y bienes, debe agre-garse que son signos pasionales (115, nfasis mo). La reaparicin delsujeto acarrea, ms que la anulacin del significado, su transfiguraciny su acceso al Ser:

    Los signos erticos destruyen la significacin la queman y la trans-figuran: el sentido regresa al ser. Y del mismo modo, el abrazo carnal alrealizar la comunicacin, la anula. Como en la poesa y en la msica, lossignos ya no significan: son. El erotismo trasciende la comunicacin. (115)

    Las nociones de ser y de trascendencia aparecen unidas en mutuaimplicacin. A la vez,

    hombre de otro grupo social o de otra raza, la familia y el amor, el juego violento ycomplicado entre veneracin y profanacin, miedo y deseo, agresin y trasgresintodo ese territorio magntico, magia y erotismo, que cubre la palabra incesto (23).Importa, ms que subrayar que justamente la hiptesis de Lvi-Strauss implica dejarde lado la explicacin de su origen, puesto que, en tanto universal, es el hecho naturalque inicia la cultura (aunque de todas formas es interesante notar que, en tanto fun-dacin de la cultura, la prohibicin del incesto, para Lvi-Strauss, es tericamenteanterior al lenguaje; vale decir, aunque la idea resulte llamativa, la prohibicin delincesto es anterior a su categorizacin), observar que el reclamo de Paz pide aten-cin sobre los sujetos implicados en las relaciones sociales y atae en particular alcontenido del fenmeno. En efecto, al resumir su observacin, dice: Qu significaeste tab que nada ni nadie explica y que, aunque parece no tener justificacin biol-gica ni razn de ser, es la raz de toda prohibicin? (23). En fin, la preocupacin quesubyace es semntica: La prohibicin del incesto nos enfrenta, en otro plano, al mis-mo enigma del lenguaje: si el lenguaje nos funda, nos da sentido, cul es el sentido deese sentido? El lenguaje nos da la posibilidad de decir; pero qu quiere decir decir? Lapregunta sobre el incesto es semejante a la del sentido de la significacin. La respues-ta de Lvi-Strauss es singular: estamos ante una operacin inconsciente del esprituhumano y que, en s misma, carece de sentido o fundamento aunque no de utilidad:gracias a ella y al lenguaje, el trabajo y el mito los hombres somos hombres. Lapregunta sobre el fundamento del tab del incesto se resuelve en la pregunta sobrela significacin del hombre y sta en la del espritu. As pues, hay que penetrar en unaesfera en la que el espritu opera con mayor libertad ya que no se enfrenta ni a losprocesos econmicos ni a las realidades sexuales sino a s mismo (24).

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    [] the anti-humanism of Structuralism is rejected because it is seen asa nihilistic threat to one of Pazs basic convictions: that poetry and artshould be instruments of communion between men, thus substituingthe void left by the absence of religious and metaphysical faith. (Stanton,Poetics of Apocalypse 137)

    Sin embargo, a pesar de estas reminiscencias romnticas, puedeobservarse un intento por reunir en una visin totalizante13 distintas yhasta contradictorias tendencias tericas. Cuando, en las ltimas pgi-nas de su ensayo, retome finalmente el problema del sentido, el carctercircular atribuido a la idea de significacin de Peirce, ya no puede leersede modo lineal como una crtica:

    Dije al principio que la respuesta de Peirce a la pregunta sobre el senti-do era circular: el significado de la significacin es significar [...] Lvi-Strauss no niega ni contradice la respuesta de Peirce; la recoge y, fiel almovimiento de la espiral, la enfrenta consigo misma: sentido y no sen-tido son lo mismo. Esta afirmacin es una repeticin de la antigua pala-bra del Iluminado y, simultneamente, es una palabra distinta y queslo un hombre del siglo XX podra proferir. Es la verdad del principio,transfigurada por nuestra historia y que nicamente frente a nosotrosse revela: el sentido es una operacin, una relacin. Combinacin dellamadas y respuestas psico-qumicas o de dharmas impermanentes einsustanciales, el yo no existe. Existe un nosotros y su existir es apenasun parpadeo, una combinacin de elementos que tampoco tienen exis-tencia propia. (124)

    La disolucin del yo y el carcter relacional del sentido se presentanbajo la antigua forma de la verdad y la revelacin. El pasaje rene loshaces de tensiones que el ensayo fue desplegando y los lleva a un puntocrtico:

    Cada hombre y cada sociedad estn condenados a perforar el muro dela necesidad y a cumplir el duro deber de la historia, a sabiendas de que

    13 La expresin es de Enrico Mario Sant (233).

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    cada movimiento de liberacin los encierra ms en su prisin. No haysalida, no hay otra orilla? (125)

    La pregunta es mltiple; es una pregunta por la posibilidad detrascendencia, por la posibilidad de sentido y, tambin, a la luz de Elarco y la lira, una pregunta por la posibilidad de la experiencia y de larevelacin potica:

    La experiencia potica es una revelacin de nuestra condicin original. Yesa revelacin se resuelve siempre en una creacin: la de nosotros mis-mos. La revelacin no descubre algo externo, que estaba ah, ajeno, sinoque el acto de descubrir entraa la creacin de lo que va a ser descubier-to: nuestro propio ser. Y en este sentido s puede decirse, sin temor aincurrir en contradiccin, que el poeta crea el ser. Porque el ser no es algodado, sobre lo cual se apoya nuestro existir, sino algo que se hace. Ennada puede apoyarse el ser, porque la nada es su fundamento. (El arco y lalira 149)14

    En Claude Lvi-Strauss o el nuevo festn de Esopo, la respuesta a lapregunta por la existencia de la otra orilla todava remite a Heidegger:15

    La edad de oro est en nosotros y es momentnea: ese instante incon-mensurable en el que [...] nos sentimos no como un yo aislado ni como unnosotros extraviado en el laberinto de los siglos sino como una parte deltodo, una palpitacin en la respiracin universal fuera del tiempo, fuerade la historia [...] Lvi-Strauss llama a esos instantes: desprendimiento. Yoagregara que son tambin un des-conocimiento: disolucin del sentido en elser, aunque sepamos que el ser es idntico a la nada. (125)

    A partir de aqu, el ensayo establecer la relacin de esta respuestacon el budismo, con el silencio de Buda. Ya en un texto casi contem-

    14 El pasaje permanece intacto en la segunda edicin; cotejo por la tercera edicin,2003 (154).15 Sobre la incorporacin de ideas heideggerianas en la primera edicin de El arco y lalira, vase Anthony Stanton, Una lectura de El arco y la lira (301-322).

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    porneo, Octavio Paz haba propuesto explcitamente la posibilidad deestablecer una relacin entre Heidegger, Lvi-Strauss y el budismo entorno al mismo punto:

    No sera difcil mostrar en la obra de tres pensadores contemporneosWittgenstein, Heidegger y Lvi-Strauss una sorprendente e invo-luntaria afinidad con el budismo. Su pensamiento no le debe nada al deOriente y cada uno de ellos representa tendencias distintas y, en apa-riencia, irreconciliables entre s. No obstante, en los tres la preocupacinpor el lenguaje es central y los lleva a una conclusin anloga: toda pala-bra se resuelve en silencio. (Corriente alterna 110)

    Fuera del Intermedio discordante, en Claude Lvi-Strauss o el nuevofestn de Esopo Paz evita remitir de modo explcito el significado a unatrascendencia. Es lgico, nada lo alejara ms de una exposicin delestructuralismo. Sin embargo, permanece un ncleo fuerte de supensamiento previo: el ser. Adems, proponer el significado comoexclusivamente referencial es negar la autonoma y la especificidad delpoema; proponer el significado como inmanente puede conllevar lanegacin del valor epistemolgico y la capacidad comunicativa del poema.As, el poema parece moverse en el lmite entre referencia e inmanencia;como si, en fin, la poesa moderna fenmeno colectivo e individual,hecho social y a la vez secularizado, cuya significacin, por tanto, no esunvoca transitase en un delicado equilibrio entre la comunin y lasoledad.

    Las tensiones que expone el texto son las que el estructuralismo portay desarrollar en la dcada siguiente, durante su hegemona. Los re-paros de Paz dejan ya expuesta, en el momento mismo de la introduccindel estructuralismo en Mxico, los lmites de la metodologa y los caminosde su superacin. Vale decir, el estructuralismo es presentado con unamirada crtica que a menudo fue olvidada. Nada ms lejos de la aplicacinmetodolgica que este ensayo de Paz. Su enfoque en los problemas dela significacin lo alejan de una glosa a-crtica del modelo estructural.

    La pregunta por el significado del significado, as, anuda a lo largo dellibro una serie de conflictos y respuestas diversas y contradictoriasprovenientes de las distintas tendencias que se renen en el ensayo. Pero

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    ante todo atae a una preocupacin fundamental de toda reflexin crti-ca sobre el ser humano. Si la modernidad tiende a desestimar una res-puesta religiosa y si, simultneamente, tiende a poner en crisis todarespuesta que recurra a una teleologa secular, no es extrao que la pre-gunta permanezca sin contestar, no es extrao que el texto recurra a laambigedad del silencio.

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    D. R. Csar A. Nez, Mxico, D. F., juliodiciembre, 2009.

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