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SSs'iSSSS S" " " ' S" " Si SSi ! i S"'" Luis Ignacio Helguera ¿ Luis Bullue/: MI ú mo ro. Plau y Ja - " ••. Barcelonll, 1982.261 pp. A CE Y ¡VA BU UEL: B PER P De este modo. Vargas Llosa se ape- ga. solidariamente. a una forma 'huma- nista' de vida que, por encima de 'la' ideología. confiere al hombre el dere- cho de proclamar la dignidad y la au- tenticidad que le son esenciales a su natura leza. Entre ideal - pero ideal afincado. claro está. en la realidad que se vive- y conformismo a la realidad. Vargas Llosa opta por el ideal. Entre Sartre y Carnus. Vargas Llosa no borra del todo a Sartre. pero se queda con Camus. donar la empresa de reseñar este li- bro- . apoyadas casi siempre en el pre- juicio de menospreciar la peculiar sen- cillez de la prosa de Camus. a un exa- men rico y fecundo - de lo mejor del li- bro. creo- que al fin reconoce implíci- tamente la posibilidad. de algún modo presente en todo el pensam iento de Ca- mus. de filosofar con la belleza. El per- fumado impresionismo - vi sto muy bien por Vargas L1osa- que ema na esa prosa camus iana, tan poética. hecha de "frases generalmente cortas. (... ) con la perfección de una piedra preciosa" (p. 871. entraña en primer lugar una filo- sofía de lo sencillo y de lo natural. La re- lectu ra de las obras de Camus. a la que se vio orillado Vargas Llosa por su ro- tunda decepción de Sartre. le descubría con nueva luz ese cierto ateísmo que " no es mate rialista . sino . más bien . una especie de religión pagana (. .. ) una sa- cralización de la natu raleza" (pp. 81 - 82 1. esa moral de los lí mites que conc i- liando el arte y la vida, las ideas y la be- lleza, ofrece una visión templada y hu- manista de la vida, El clima de tolerancia que nunca pierde de vista la rebelión contra los sistemas total itarios. se funda en la convicción de que son los medios los que just ifican los fines, y no al revés como pensaba Maquiavelo. y con él. sin duda, muchos ot ros ; si el fin al que tien - de el hombre es la felicidad, como pen- só Aristóteles. entonces son los medios para llegar a esa felicidad los que es preciso revalorar y. de ser necesario. rect ificar. Volviendo brevemente al asunto del compromiso político e ideológico del escritor con su sociedad , Vargas Llosa comparte también la idea de Camus de que el creador debe defender a su modo la libertad humana: puesesto "es no tan- to un deber moral como una necesidad física" (p. 106) ; para ser artista,sencilla- mente, es prec iso antes ser libre . Sobre la concepción de la vida en general que Camus propone, Vargas Llosa escribe: " Esta 'utopía relativa' ¿resulta a simple vista demasiado re- mota ? Tal vez sí. pero ello no la hace menos deseable, y sí más digna que otros modelos de acción contemporá- nea. Que éstos triunfen más rápido no es una garantía de su superioridad , por- que la verdad de una empresa huma na no puede medirse por razones de efica- cia" (p. 103). gantesca tarea que no llega jamás a cump lir el design io anunciado en el pró- logo: explicar las raícesylanaturaleza de la vocación de Flaubert(...)paramostrar qué se puede saber . hoy. de un homb re (.. .}, Libro extraordinariamente desi- gual. alternan en él análisis agudos y hallazgos lum inosos con contrad iccio- nes flagrantes (. ..) Hay repeticiones de- sesperantes y se tiene a ratos la sensa- ción, girando en esa prosa que reitera. vuelve , desanda . trajina cien veces la misma idea. que Sartre ha caído prisio- nero de su propia telaraña (.. .). El escri- tor se ha puesto a escribir con tanta fu- ria, ha desarrollado con tanto pormenor y cons ideraciones advent icias los prole- gómenos, que ha perdido la perspect iva del conjunto. y de pronto descubre que el traba jo ha tomado tales proporciones que ya no tendrá tiempo -n i. sin duda. ganas- de llevar a térm ino la empresa. El resultado es un bebé monstruo. un gigante niño. un producto frustrado y genia l. Eso se llama, desde luego. caer con todos los honores. ser derrotado por exceso de audacia : sólo ruedan hondo los que han trepado alto" (pp. 73-77) . En la cita anterior ya es posible entrever que no todo para Vargas Llosa es negro en el genio del que fue, según él , el 'último mandarín'. y una confesión f inal. no sin su dejo de nostalgia. lo comprueba : " Yo sé que mi vida hubiera s ido peor sin los libros que escribió Sar- tre" . (p. 134) , Con la imagen de Camus que se des- prende del libro sucede lo cont rario que con la de Sartre en el sentido de un cambio radical de la imagen. La de Ca- mus se nos presenta primero confusa. irreconocible casi. y después un hermo- so estudio . Albert Camus y la moral de los límites -q ue desde su aparición en 1976 en México se ha convertido para los estudiosos de Camus en un texto c lásico de consulta- disipa todas las nieblas y nos ofrece una visión clara y fiel de Camus. Efectivamente. Vargas Llosa pasa de las consideraciones in- sosten ib les de sus ensayos iniciales -afi rmaciones co mo que Camus no era 'sino un "delicado poeta puro" (p. 20) de " pensami ento vago y superficial" (p. 17) Yque La caída no era sino un " ejer- cicio de estilo sin vuelo" (p. 60), que de no ser por la prop ia rectificación de Var- gas Llosa páginas adelante me habrían puesto en la penosa circunstancia de buscar refutarlas o bien en la de aban- 48

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SSs'iSSSS S" " " ' S" " Si SSi ! i S"'"

Luis Ignacio Helguera

¿ Luis Bullue/: MI ú mo ro. Plau y Ja-" ••. Barcelonll, 1982.261 pp.

A CE Y¡VA

BU UEL: BPER P

De este modo. Vargas Llosa se ape­ga. solidar iamente . a una forma 'huma­nista ' de vida que, por encima de 'la'ideología. confiere al hombre el dere­cho de proclamar la dign idad y la au­tent icidad que le son esenciales a sunatura leza. Entre ideal - pero idealafincado. claro está. en la realidad quese vive- y conformismo a la realidad.Vargas Llosa opt a por el ideal. EntreSart re y Carnus. Vargas Llosa no borradel todo a Sartr e. pero se queda conCamus.

donar la empresa de reseñar este li­bro - . apoyadas casi siem pre en el pre­jui cio de menospreciar la pecul iar sen­cillez de la prosa de Camus. a un exa­men rico y fecundo - de lo mejor del li­bro. creo- que al fin reconoce implíci­tamente la posib il idad. de algún modopresente en todo el pensam iento de Ca­mus. de filosofar con la belleza . El per­fumado impresionismo - visto muybien por Vargas L1osa- que ema na esaprosa camus iana, tan poética. hecha de"frases generalmente cortas. (. .. ) conla perfección de una piedra prec iosa"(p. 871. entraña en primer luga r una filo­sofía de lo sencillo y de lo natural. La re­lectu ra de las obras de Camus. a la quese vio orillado Vargas Llosa por su ro­tunda decepción de Sartre. le descubríacon nueva luz ese cierto ateísmo que" no es mate rial ista . sino . más bien . unaespecie de religión pagana (. .. ) una sa­cralización de la natu raleza" (pp . 81 ­82 1. esa moral de los límites que conc i­liando el arte y la vida, las ideas y la be­lleza, of rece una visión templada y hu­manista de la vida,

El cl ima de tolerancia que nuncapierde de vista la rebelión contra lossistemas total itarios. se funda en laconvicc ión de que son los medios losque justif ican los fines , y no al revéscomo pensaba Maquiave lo. y con él. sinduda, muchos ot ros ; si el f in al que tien ­de el hombre es la felicidad, como pen­só Aristóteles. entonces son los mediospara llegar a esa felicidad los que espreciso revalorar y. de ser neces ario.rect if icar.

Volv iendo brevemente al asunto delcompromiso político e ideológico delescritor con su sociedad , Vargas Llosacomparte también la idea de Camu s deque el creador debe defender a su modola libertad humana:puesesto "es no tan­to un deber moral como una necesidadfísica" (p. 106); para ser art ista , sencilla­mente, es prec iso antes ser libre .

Sobre la concepción de la vida engeneral que Camus propone, VargasLlosa escribe : " Esta 'utopía relativa'¿resulta a simp le vista demas iado re­mota ? Tal vez sí. pero ello no la hacemenos deseable, y sí más digna queotros modelos de acción contemporá­nea. Que éstos tr iunfen más rápido noes una garantía de su superior idad , por­que la verdad de una empresa humanano puede medirse por razones de efica­cia" (p. 103).

gantesca tarea que no llega jamás acumplir el design io anunciado en el pró­logo : exp licar las raícesy lanaturaleza dela vocación de Flaubert (.. .)para most rarqué se puede saber . hoy. de un hombre(.. .}, Libro extraordinariamente desi­gual. alternan en él análisis agudos yhallazgos luminosos con contrad iccio­nes flagrantes (. . .) Hay repeticiones de­sesperantes y se tiene a ratos la sensa­ción, girando en esa prosa que reitera.vuelve, desanda . trajina cien veces lamisma idea. que Sartre ha caído prisio­nero de su propia telaraña (.. .). El escri­tor se ha puesto a escrib ir con tanta fu­r ia , ha desarrollado con tanto pormenory consideraciones advent icias los prole­gómenos, que ha perdido la perspect ivadel conjunto. y de pronto descubre queel trabajo ha tomado tales proporcionesque ya no tendrá t iempo -ni. sin duda.ganas- de llevar a térm ino la empresa.El resul tado es un bebé monstruo. ungigante niño. un producto frustrado ygenial. Eso se llama, desde luego. caercon todos los honores. ser derrotadopor exceso de audacia : sólo ruedanhondo los que han t repado alto " (pp.73-77). En la cita anterior ya es posibleentrever que no todo para Vargas Llosaes negro en el genio del que fue, segúnél , el 'último mandarín'. y una confesiónf inal. no sin su dejo de nostalgia. locomprueba : " Yo sé que mi vida hubierasido peor sin los libros que escribió Sar-tre" . (p. 134) ,

Con la imagen de Camus que se des­prende del libro sucede lo cont rario quecon la de Sartre en el sentido de uncambio radical de la imagen. La de Ca­mus se nos presenta primero confusa.irreconocible casi. y después un hermo­so estudio. Albert Camus y la moral delos límites -que desde su aparición en1976 en México se ha convert ido paralos estud iosos de Camus en un textoclásico de consulta- disipa todas lasnieblas y nos ofrece una visión clara yf ie l de Camus. Efect ivamente. VargasLlosa pasa de las consideraciones in­sostenib les de sus ensayos iniciales-afirmaciones como que Camus no era

'sino un " delicado poeta puro" (p. 20)de " pensami ento vago y superficial" (p.17) Y que La caída no era sino un " ejer­cicio de est ilo sin vuelo" (p. 60), que deno ser por la prop ia recti ficación de Var­gas Llosa páginas adelante me habríanpuesto en la penosa circunstancia debuscar refutarlas o bien en la de aban-

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un recorr ido por todos estos diferentesperiodos de su vida. dejándonos. ade­más de una variadísima antología deanécdotas y opin iones . unos retratosmuy vivos y muy divertidos de las gen­tes famosas (y no tan famosas) que élha llegado a conocer. y que no han sidopocas. Por esto . por la enorme riquezade su vida. así como por el tono tan in­formal con que ésta está relatada ("la di­gresión '. dice. " es mi forma natural decontar"), la empresa resulta realmentefascinante .

De este libro seguramente cada quienva a sacar un provecho muy diferente.Para mí estas memorias t ienen el valorde confirmar. y así aclarar de una vezpara siempre. la trascendencia que hatenido en su vida el surrealismo. Comose sabe. Buñuel fue admit ido al grupode los surrealistas después de haberrealizado Un chien andalou ; es decirque por su fascinación con el hipnotis­mo y los sueños. con lo irracional en to ­das sus formas. Buñuel ya era un su­rrealista mucho antes de conocer a Bre­ton . Eluard. Aragon y los demás poetasy art istas del cenáculo francés . Si suamistad con ellos resultó tan importan­te fue porque le ayudaron a tomar ma­yor conciencia de la actitud que losunía. señalándole la necesidad de sersiempre consecuente con ella. Así. ypor ellos. Buñuel llegó a asumir algo asícomo una discipl ina moral. moral muycontraria por supuesto a la otra . a laque regía. y sigue rigiendo. a la socie­dad en general. La moral surrealista. re­cuerda Buñuel. iba en contra de " lasdesigualdades sociales. la explotacióndel hombre por el hombre. la influenciaembrutecedora de la religión. el milita­rismo bruto y materialista". Ante estasterribles arbitrariedades. el arma princi ­pal de los surrealistas era el escándalo ;en ella vieron . dice Buñuel. " el revela­dor potente. capaz de hacer aparecerlos resortes secretos y odiosos del sis­tema que había que derribar" (p. 105).Con la destrucción de estos resortes.podrían irrumpir libremente en la vidalas fuerzas irrac ionales del subcons­ciente; porque . como se ve. de lo que setrataba no era de producir un arte nue­vo sino de transformar la vida. lucharpor que el hombre llegara a conocerse yasí realizarse plenamente.

Proclamar esta moral es una cosa re­lativamente fácil ; cumplir con ella a lolargo de una vida resulta una tarea mu-

cho más difícil. "Ante esta exigenciaclara e irreductible -afirma Buñuel­he tratado de mantenerme fiel contraviento y marea. Y no es tan fácil guardarfidel idad a una moral precisa. Constan­temente. tropieza con el egoísmo . la va­nidad . la codicia. el exhibicionismo. laramplonería y el olvido. Algunas veceshe sucumbido a una de estas tenden­cias y he quebrantado mis propias re­gias por cosas que yo considero de pocaimportancia. Enla mayor parte de los ca­sos mi paso por el surrealismo me haayudado a resistir. Enel fondo acaso seaesto lo esencial" (p. 122). Lostropiezosymomentáneos aciertos son. en el fondo.lo que Buñuel relata en este libro.

Una de las grandes discusiones desu generación giraba en torno a la poli­tización. ¿Era posible ser miembro deun partido y seguir siendo surrealista?Durante los años treinta. Buñuel. comomuchos más. se acercó al comunismocomo único movimiento político queparecía capaz de llevar a cabo la revolu ­ción que creía necesaria ; pero aunquese acercó al Partido. nunca se hizomiembro de él; primero. porque "eraimpaciente por naturaleza y no podíasoportar el orden del día. las intermina-

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bies consideraciones ni el espíritu celu­lar" (p. 135) ; pero. por otra parte. esta­ba receloso de la hostilidad de los mar­xistas hacia los descubrimientos deFreud: " los doctrinar ios marxistas nosoportaban que se hablase del sub.consciente. de las tendencias psicológi­cas profundas del individuo. Todo debíaobedecer a los mecanismos socioeco­nómicos. lo cual me parecía absurdo.Se olvidaba a la mitad del hombre" (p.163). Con el t iempo fue tomando cadavez mayor conciencia de la brechaenorme que le separaba de la prácticade los comunistas . Y así.a fina lesde losaños 50. se alejó definitivamente delPartido. "El fanatismo me repugna -di­ce- dondequiera que lo encuentre. To­das las religiones han hallado la verdad.El marxismo también" (p. 163) .

Un escollo que los surrealistas que­rían evitar a toda costa era el del esteti­cisrno. la valoración del arte por el artemismo. Lo que importaba para ellos erala vida y no el arte; el arte podría dar ex­presión al hombre. permitirle realizarse.pero no tenía ningún valor intrínsecocomo objeto . Buñuel parece habersemantenido fiel a esta jerarquía de valo­res a lo largo de su carrera. Acusado

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por sus amigos de haberse "vendido" araíz del éxito de Un chien anda/ou. ofre­ció quemar el negativo de la película ." Así lo habría hecho sin titubear. lo ju­ro. si me hubieran dejado. Y aún lo ha­ría. No me importaría ver arder en mipequeño jardín todos los negativos ycopias de mis películas. Me sería com­pletamente igual " (p. 108). Es por esoque en su libro se refiere tan poco asus películas ; lo que le interesa es su vi­da. y sólo incidentalmente habla sobrelos resultados de su trabajo. Y lo mismopasa cuando se ocupa de los art istasque ha tratado: insiste en hacer estamisma distinción entre la vida del hom­bre y su obra. En las páginas dedicadasa Larca. por ejemplo. escribe: "De to­dos los seres vivos que he conocido.Federico es el primero. No hablo de suteatro ni de su poesía. hablo de él. Laobra maestra era él" (p. 154). Y tam­bién pasa lo mismo en sus recuerdos deDalí: "Picasso era pintor y no era nadamás que pintor. Dalí iba mucho másallá. Aun cuando ciertos aspectos de supersonalidad son abominables ... es unauténtico genio. un escritor. un conver­sador. un pensador sin igual" (p. 179) .Si. a pesar del tiempo. las películas deBuñuel se han mantenido tan frescas ytan vivas. se debe sin duda alguna aesta actitud vital. a la prioridad dada ala vida por encima de cualquier consi ­deración estética.

Fue en Méx ico. quizá. donde másfirmemente tuvo que luchar por liberar­se de las convenciones estéticas esta­blecidas. El famoso paisaje ha hundidohasta a un director tan genial como Ei­seristein ; BuñueJ. sin embargo. logróevitar caer en lo estereotipado del " co­lor local" . Fue algo que Octavio Pazdestacó en la nota que escribió para lapresentación en Cannes de Los o/vida­dos (nota luego recog ida en Las perasde/o/mo): "Dando la espalda a la tenta­ción del impresionante paisaje mexica­no. la escenografía se reduce a la deso­lación sórdida e insignificante. massiempre implacable. de un paisaje urba­no". Aunque este cambio de perspecti­va indignó profundamente a cierto sec­tor "nacionalista" cuando la película seestrenó en México. a estas alturas po­demos apreciar su importancia para eldesarrollo del cine mexicano. Comoejemplo de la resistencia que tuvo quecombatir en ese sentido. Buñuel men­ciona el rodaje de Nazarín en 1958. Ga-

briel Figueroa le había preparado. dice ."un encuadre estéticamente irrepro­chable. con el Popocatépetl al fondo ylas inevitables nubes blancas. Lo quehice fue. simplemente. dar media vueltaa la cámara para encuadrar un paisajetrivial. pero que me parecía más verda ­dero. más próx imo" (p. 210). Cuán sen­cillo parece y. sin embargo. ¿cuántoshan podido seguir su ejemplo?

En vista de la importancia que el su­rrealismo ha asumido en su vida . sor ­prende que el balance final que sacaBuñuel sea tan pes imista. " A vecesdigo que el surrealismo triunfó en lo ac­cesorio y fracasó en lo esencial" . Es de­cir. los surrealistas han pasado a losmuseos y a los anales de la literaturapero no han logrado cambiar la vida.Buñuel ahora ve este fracaso comoalgo inevitable: "Devorados por unossueños tan grandes como la Tierra . noéramos nada. nada más que un grupitode intelectuales insolentes que perora ­ban en un café y publicaban una revis­ta" (p. 120) . Adentrando en este tema .dice que una de las cosas que más la­menta ha sido la falta de relación entreacción y pensamiento. problema cuyaexistencia percibió con mucha claridaddurante los primeros días de la GuerraCivil: "Como a muchos de mis amigos.me obsesionaba la terrible ausencia decontrol. Yo. que había deseado ardien­temente la subversión. el derrocamien­to del orden establecido. colocado depronto en ·el centro del volcán. sentíamiedo" (p. 150). En ese mismo sentido.Buñuel establece ciertos paralelos en­tre los surrealistas y los revolucionariosdel 68: "los mismos temas ideológicos.la misma dificultad de elección entre lapalabra y la acción. Al igual que noso­tros. los estudiantes de Mayo del 68hablaron mucho y actuaron poco. Perono les reprocho nada. Como podría de­cir André Breton. la acción se ha hechoimposible. lo mismo que el escándalo"(p. 123).

Es cierto que el mundo no ha mejo ­rado para nada durante los cincuentaaños que han pasado desde que los su­rrealistas irrumpieron por primera vez.pero no por eso puede decirse 'que elsurrealismo ha fracasado. Si todavía nonos hemos deshumanizado por com­pleto. en parte es precisamente graciasal ejemplo que BuñueJ. y unos cuantosartistas más. nos van dejando. ¿Y qué.rneior ejemplo que este libro? Lo escri-

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be Buñuel a los ochenta años. cuandola sordera. la enfermedad y la vejez yale han virtualmente aislado del mundo.Sólo logra ver con la ayuda de una lupa.Y como si todo esto no fuera suficiente .de repente sufre ataq ues de amnesia.cosa que natura lmente le angustia mu­cho : " De pronto. toda mi personalidadse desmorona. se desart icula. ... ¿Seráesto el comienzo de la desaparición tootal ?" (p. 14). Y. sin embar go. en colabo­ración con su gUionista. Jean-ClaudeCarriere. Buñu el logra escribir este li·bro. texto que no SÓlo rehuye cualquiertipo de autoconm iseraci ón sino Quedemu estra. como hemos visto. unadesfachatez realm ent e admi rable. Laspáginas finales en que denuncia a " loscuatro iinetes" de I nuevo Apocalips is-se refiere a " la sobrupobtacr ón (el pri­mero de todos. 01 jofe. 01 que enarbolael estandarte negro!. la ciuncra. la tec­nología y la in formación" (p 245)- tie·nen toda la veh mencra dol mejor Bu­ñuel d lo ano vetnto y s610 podemos10m nt ar qu e no hay podido rodar lapelícula que queda sobro osto toma.

¿Y cuál e la última Imollon Que nosdeja 01autor? R tirado necesanamantedel mundo. por lo VI to Buñuul ahorapasa gran parto de su Vida sumido en elsueño o en la en onacl6n dlurnll . acttvi­dad que siempre ha Sido uno do su pa­siones. La mu ert no lo anllus lIa , At eoconvencido (" i Dios existu. 0 5 como sino exist iera") . siempre ha celebrado lapresencia del azar y la Iuerza del rmste­rio; confla en ello . " Si fuéramos capa­ces - dice- de devolver nuestro desti­no al azar y aceptar sin desmayo el mis­terio de nuestra vida. podría hallarsepróxima una cierta dicha. bastante se­mejante a la inocencia" (p. 171 ). Sinembargo. a veces. para divert irse un ra­too intenta imaginar c6m o seria lamuerte según los nuevo s teólogos:" Me veo flotando en una obscur idadeterna. con mi cuerpo . con todas mis fi·bras. que me serén necesar ias para laresurrecc ión fina l. De pronto. otro cueropo choca conm igo en los espacios in­fernales. Se trata de un siamés muertohace dos mil anos al caer de un cocote­ro. Se aleja en las tinieblas . Transcurrenmillones de años Y. luego . siento ot rogolpe en la espalda. Esuna cant inera deNapoleón . Y asi sucesivame nte" .

Humor negro incluso hasta el final.

James Valender