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JUNTA DE ANDALUCÍA. CONSEJERÍA DE CULTURA Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra Cuadernos de Madinat al-Zahra es una publicación científica bianual editada por el Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra, que inició su andadura en el año 1987. Recoge trabajos originales que aborden temáticas referentes a la historia y arqueología de al-Andalus y el mundo mediterráneo dentro del marco cronológico de la Edad Media. No obstante, los consejos de redacción y asesor podrán valorar positivamente la inclusión de estudios que den cabida a otros ámbitos y a una ampliación de los límites cronológicos especificados, siempre que contribuyan a la mejor comprensión del periodo. De igual modo, y de forma ocasional, podrán introducirse secciones monográficas o actas de jornadas o reuniones científicas. DIRECCIÓN ANTONIO VALLEJO TRIANO Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra CONSEJO DE REDACCIÓN (Miembros de la Comisión Técnica de Madinat al-Zahra) Vocales: MANUEL ACIÉN ALMANSA Universidad de Málaga CARMEN BARCELÓ TORRES Universidad de Valencia EDUARDO MANZANO MORENO Profesor de investigación del CSIC RUBÍ SANZ GAMO Directora del Museo de Albacete JUAN SERRANO MUÑOZ Arquitecto CONSEJO ASESOR PATRICE CRESSIER CNRS, Lyon PIERRE GUICHARD Universidad de Lyon II ESTEBAN HERNÁNDEZ BERMEJO Universidad de Córdoba Mª ANTONIA MARTÍNEZ NÚÑEZ Universidad de Málaga ALASTAIR NORTHEDGE Universidad de Paris I VÍCTOR PÉREZ ESCOLANO Universidad de Sevilla Edita JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura © de la edición JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura Diseño y maquetación: Carmen Jiménez Diseño de portada: Zum Creativos Imprime: Tecnographic ISSN: 1139-9996 Depósito Legal: SE-8516/2010 Distribución nacional e internacional: 1000 ejemplares Publicación bianual Número 07 // 2010

Habitat e utensílios na Mértola almóada; Susana Gómez-Martínez, Ligia Rafael, Santiago Macias

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Cuadernos de Madinat al-Zahra [año 2010, Número 7]. Dedicado a: Miscelánea de historia y cultura material de al-Andalus: Homenaje a Maryelle Bertrand (textos reunidos por C. Cressier, I. Montilla, J. R. Sánchez y A. Vallejo). Revista de difusión científica del Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra

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JUNTA DE ANDALUCÍA. CONSEJERÍA DE CULTURA

Conjunto Arqueológico Madinat al-Zahra

Cuadernos de Madinat al-Zahra es una publicación científica bianual

editada por el Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra, que inició su

andadura en el año 1987. Recoge trabajos originales que aborden

temáticas referentes a la historia y arqueología de al-Andalus y el mundo

mediterráneo dentro del marco cronológico de la Edad Media. No obstante,

los consejos de redacción y asesor podrán valorar positivamente la

inclusión de estudios que den cabida a otros ámbitos y a una ampliación de

los límites cronológicos especificados, siempre que contribuyan a la mejor

comprensión del periodo. De igual modo, y de forma ocasional, podrán

introducirse secciones monográficas o actas de jornadas o reuniones

científicas.

DDIIRREECCCCIIÓÓNN

AANNTTOONNIIOO VVAALLLLEEJJOO TTRRIIAANNOO

Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra

CCOONNSSEEJJOO DDEE RREEDDAACCCCIIÓÓNN

(Miembros de la Comisión Técnica de Madinat al-Zahra)

VVooccaalleess:: MMAANNUUEELL AACCIIÉÉNN AALLMMAANNSSAA

Universidad de Málaga

CCAARRMMEENN BBAARRCCEELLÓÓ TTOORRRREESS

Universidad de Valencia

EEDDUUAARRDDOO MMAANNZZAANNOO MMOORREENNOO

Profesor de investigación del CSIC

RRUUBBÍÍ SSAANNZZ GGAAMMOO

Directora del Museo de Albacete

JJUUAANN SSEERRRRAANNOO MMUUÑÑOOZZ

Arquitecto

CCOONNSSEEJJOO AASSEESSOORR

PPAATTRRIICCEE CCRREESSSSIIEERR

CNRS, Lyon

PPIIEERRRREE GGUUIICCHHAARRDD

Universidad de Lyon II

EESSTTEEBBAANN HHEERRNNÁÁNNDDEEZZ BBEERRMMEEJJOO

Universidad de Córdoba

MMªª AANNTTOONNIIAA MMAARRTTÍÍNNEEZZ NNÚÚÑÑEEZZ

Universidad de Málaga

AALLAASSTTAAIIRR NNOORRTTHHEEDDGGEE

Universidad de Paris I

VVÍÍCCTTOORR PPÉÉRREEZZ EESSCCOOLLAANNOO

Universidad de Sevilla

Edita

JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura

© de la edición

JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura

Diseño y maquetación: Carmen Jiménez

Diseño de portada: Zum Creativos

Imprime: Tecnographic

ISSN: 1139-9996

Depósito Legal: SE-8516/2010

Distribución nacional e internacional: 1000 ejemplares

Publicación bianualNúmero 07 // 2010

05 PRESENTACIÓNPatrice Cressier, Irene Montilla Torres, José Ramón Sánchez Viciana y Antonio Vallejo Triano

06 MARYELLE BERTRAND06 Maryelle Bertrand (1948-2007)

Léon Pressouyre

08 Maryelle Bertrand. Bibliografía 1985-2008

10 LOS SEÑORES DE LA GUERRA13 Las primeras guerras internas de al-Andalus

Eduardo Manzano Moreno

27 Les seigneurs de la Marche (a bu al-ta ri) : les Ban cAmr s et les Ban ††††abri de HuescaPhilippe Sénac

43 Militares en iluminaciones y marfiles: una visión del ejercito califalJuan Zozaya Stabel-Hansen

64 LOS SOPORTES MATERIALES DEL DISCURSO IDEOLÓGICO67 Le chapiteau, acteur ou figurant du discours architectural califal ? Omeyyades d'al-Andalus

et Fatimides d’IfrààààqiyaPatrice Cressier

83 Estela funeraria de cronología califal aparecida en Mengíbar (Jaén)María Antonia Martínez Núñez

95 Nuevas evidencias de cecas africanas en época de al-ööööakam II: al-Man rah/al-Man riyya yal-Ba raAlberto Canto García

102 ESPACIOS DE VIDA105 Excavations in medieval settlements at Volubilis. 2000-2004

Elizabeth Fentress and Hassan Limane

123 Casas y cosas: espacios y funcionalidad en las viviendas emirales del Tolmo de Minateda(Hellín, Albacete)Sonia Gutiérrez Lloret y Víctor Cañavate Castejón

149 La vivienda tradicional en la cuenca del Mediterráneo: del iw n al qb ’, pasando por el bahwSakina Missoum

175 Habitat e utensílios na Mértola almóadaSusana Gómez, Lígia Rafael e Santiago Macias

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MISCELÁNEA DE HISTORIA Y CULTURA MATERIAL DE AL-ANDALUS.HOMENAJE A MARYELLE BERTRAND

(Textos reunidos por P. CRESSIER, I. MONTILLA TORRES, J. R. SÁNCHEZ VICIANA y A. VALLEJO TRIANO)

ÍNDICE

Publicación bianualNúmero 07 // 2010

196 CASTILLOS Y PALACIOS199 La fortaleza de Amergo (Marruecos) ¿Otro ejemplo de influencia hispánica en Marruecos?

Manuel Acién Almansa

219 Los baños de la tropa de la Alcazaba de Almería: resultados preliminares de la intervenciónarqueológicaSophie Gilotte, Ángela Suárez Márquez, Francisca Alcalá Lirio y Francisco Arias de Haro

239 El asentamiento islámico de Giribaile (Jaén). De asentamiento de altura a castillo almohadeJuan Carlos Castillo Armenteros, Luis María Gutiérrez Soler y María Victoria Gutiérrez Calderón

263 Los palacios islámicos de Jaén. El palacio de Santo Domingo y los jardines de los UribeVicente Salvatierra Cuenca, Mercedes Navarro Pérez y Ángela Esteban Marfil

293 Notes sur les forteresses de la ca de Bentomíz (Vélez Málaga)Marie-Christine Delaigue

308 CUEVAS NATURALES, CUEVAS ARTIFICIALES Y OTROS SUBTERRÁNEOS311 La caverne, refuge de « l'ami de Dieu » : une forme particulière de l'érémitisme au temps

des Almoravides et des Almohades (Maghreb extrême, XIe-XIIIe siècles)Jean-Pierre Van Staëvel

327 Le vocabulaire des grottes et des cavernes dans le Maghreb médiéval à la lumière des sourcesarabesMohamed Meouak

343 Las cuevas de Benaxuay. Un grupo de cuevas-ventana andalusíes en el río Chelva (Valencia)Agustí Ribera

369 Antiguos depósitos de agua en la ciudad de Palma: un patrimonio ocultoMaria Antònia Carbonero Gamundí

382 INTERCAMBIOS, HOMBRES Y NATURALEZA385 Contribución a la historia ambiental de la cuenca del Guadiana Menor (Sureste ibérico):

avances y propuestas de investigación desde la arqueologíaJosé Antonio Garrido García

405 Una aproximación a las canteras de piedra calcarenita de Madàààànat al-Zahr ’Antonio Vallejo Triano y Ramón Fernández Barba

421 Comercio mudo / Silent Trade en el IslamPedro Chalmeta Gendrón

429 1287: onomástica femenina en Menorca islámicaGuillem Rosselló Bordoy y Mª Magdalena Riera Frau

434 CRÓNICA DEL CONJUNTO ARQUEOLÓGICO

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5// Nº 07. 2010. P. 5. ISSN: 1139-9996CUADERNOS DE MADINAT AL-ZAHRA’

En noviembre de 2007, la noticia del fallecimiento de Maryelle Bertrand nos dejó, a todos susamigos, golpeados y desamparados. Para la mayoría, además, la sorpresa era brutal: con su habitualpudor, Maryelle había callado, durante aquellos fatídicos meses, la gravedad de su enfermedad. Derepente, se hacía un inmenso vacío. Todos vivimos entonces un sentimiento de amistad irremedia-blemente truncada y nos enfrentamos a la añoranza de la complicidad que nos había unido.

El vacío no era solo personal, íntimo, sino que era también colectivo y científico. Maryelle había lle-vado una carrera en cierta forma atípica, parcialmente al margen de las instituciones, pero había par-ticipado de pleno en la reflexión que, por aquellos momentos, centraba la atención de loshistoriadores, en torno a la percepción y a la definición misma de al-Andalus. Estaba presente tam-bién en los debates de los primeros años ochenta, en los que se intentaba establecer las reglas de unanueva arqueología que fuera a la vez mejor articulada con el cuestionamiento histórico y más acordecon las necesidades de nuestra sociedad. El tiempo ha mostrado la parte de ilusión que conllevabantales proyectos, y como se erosionaron frente a la práctica cotidiana que se fue imponiendo.

Todavía bajo la emoción causada por su desaparición, y quizá tanto para ayudarnos en nuestroduelo como para recuperar parte de la ilusión pasada, a un grupo de sus amigos nos pareció queconvenía rendir un justo tributo a la aportación científica y a la calidez humana de Maryelle.

Vicente Salvatierra nos permitió reaccionar en el acto y acogió enseguida una breve semblanza dela vida de Maryelle y su bibliografía completa en la revista Arqueología y territorio medieval1. A máslargo plazo, concebimos el proyecto de un homenaje de carácter académico y científico que reu-niese contribuciones de los historiadores y arqueólogos de al-Andalus que habían sido los más pró-ximos a Maryelle. Desde el principio, Antonio Vallejo propuso a los Cuadernos de Madànat

al-ZahrÄ’ como soporte editorial de este segundo acto.

El lector tiene entre las manos el resultado de esta empresa colectiva, asumida por todos con tena-cidad y entusiasmo, y a la que –más allá de la diversidad cronológica y de los intereses de cada uno–se ha intentado dar la mayor coherencia temática posible.

D. Léon Pressouyre, catedrático emérito de historia del arte medieval de la universidad de Paris 1– Panthéon Sorbonne, quien dirigió la monumental tesis doctoral de Maryelle y le brindó unapoyo continuado a lo largo de los años, nos aportó, desinteresadamente, su visión personal de latrayectoria profesional y vital de nuestra amiga. Lamentablemente, L. Pressouyre falleció en agostode 2009, antes de que este homenaje a Maryelle Bertrand haya tomado su forma definitiva2. Ambos,profesor y discípula, quedarán asociados en nuestra memoria. A continuación, las distintas contri-buciones vienen agrupadas en apartados sucesivos y complementarios (Los señores de la guerra; Lossoportes materiales del discurso ideológico; Espacios de vida; Castillos y palacios; Cuevas naturales,cuevas artificiales y otros subterráneos; Intercambios, hombres y naturaleza).

Patrice Cressier, Irene Montilla Torres, José Ramón Sánchez Viciana y Antonio Vallejo Triano

1 “In Memoriam. Maryelle Bertrand (1948-2007)”, Arqueología y territorio medieval, 15, 2008, pp. 9-12.2 Véase una breve nota necrológica en Bulletin monumental, 2010 (II), pp. 131-132.

PRESENTACIÓN

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Susana Gómez, Lígia Rafael e Santiago Macias

Campo arqueológico de Mértola [ [email protected] ], [ [email protected] ], [ [email protected] ]

HABITAT E UTENSÍLIOS NA MÉRTOLAALMÓADA

Resumen

Ciudad de apogeos cortos, Mértola siempre ha vivido a la sombra de Beja y ha emergido únicamentecuando ese centro de poder territorial mostraba signos de debilidad. Así fue durante la segunda mitaddel siglo XII, momento en el que la Alcazaba de Mértola experimentó una renovación importante conla construcción de un barrio de viviendas y la reconstrucción de la mezquita. Este auge debemosrelacionarlo con la creciente importancia político-militar que la ciudad adquirió en la última fase dedominio islámico, en contraposición con la casi desaparición de Beja. La ocupación del barrio de laAlcazaba se prolongó, por lo menos, hasta una época cercana a la reconquista de Mértola, que tuvolugar en 635 H./1238 d. C., momento en el que se produjo la destrucción de esta zona de viviendas quepudo ocurrir en un lapso de tiempo relativamente corto, de meses o incluso semanas.

Palabras clave: Habitat, urbanismo, almohade.

Abstract

A city with short lived high points, Mértola lives in Beja's shadow, only emerging when the territory'spower centre gives signs of weakening. It was also like this in the second half of the 12th century whenMértola's fortified area underwent an important renovation programme (the construction of thefortified area's neighbourhood dwellings and the reconstruction of the Mosque). This was linked to thegrowing political military importance that the city acquired in the final phase of the Islamic periodthat was the counterpoint to Beja almost disappearing. The occupation of the fortified area'sneighbourhood dwellings will be prolonged until at least an era close to Mértola's Reconquestoccurring in 1238 A. D. This was the moment that produced a destruction of this dwelling area thatcould have happened in a relatively short space of time, of months or even weeks.

Keywords: Habitat, town planning, Almohad.

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Foi apenas numa fase adiantada (1989/1990) dostrabalhos na alcáçova de Mértola (fig. 1) que osdados referentes às casas do bairro islâmicocomeçaram a ganhar corpo e a permitir asprimeiras propostas de leitura daquele conjunto dehabitações e das formas de organização internasdas casas. Se é certo que até essa altura abundavamos vestígios cerâmicos de uma importanteocupação em época islâmica não é menos verdadeque esses elementos eram insuficientes parapermitirem uma interpretação de conjunto dobairro, do qual tínhamos apenas elementosdispersos: parte de um pátio, duas alcovas ealgumas fossas de saneamento. A compreensãoglobal do sítio durante o período islâmico teve queesperar e só foi possível graças à lenta e gradualrevelação de um importante conjunto de casas.Trinta anos volvidos sobre o início dos trabalhosarqueológicos em Mértola temos à vista dezena emeia de casas (fig. 2). Somam-se as certezas sobre ahistória do sítio na mesma medida em queaumentam as dúvidas e tantas questões estão aindapor esclarecer.

Quem inicia uma visita às escavações é tomado poruma série de questões que não diferem muito dasque se colocam a quem ali trabalha:

- Que estruturas são estas?- De quando data este bairro?- Como eram as casas?- Quem nelas vivia e como era o quotidiano das

pessoas?- São estas questões que, acima de tudo, importa

esclarecer.

O longo silêncio do registo arqueológico impede-nos de apresentar dados precisos sobre a ocupaçãoda acrópole entre os séculos VIII e XII. Ou seja,grande parte do período islâmico é vista de formaentrecortada. Os dados proporcionados pelaarqueologia, até a data, acerca da ocupação doalcácer (séculos X-XI), acerca da vida do arrabalde(abandonado por volta de do terceiro quartel doséculo XII) e pelos materiais cerâmicos desmentema ideia de um qualquer declínio mas não são, poroutro lado, suficientes para termos uma ideiaprecisa sobre a evolução histórica do sítio.

Se nos detivermos apenas na plataforma inferior daalcáçova (cerca de 2000 m2 de área) ficamos empresença de dois conjuntos, muito distantes notempo, que marcam a ocupação do local: ocomplexo religioso de finais do século V/inícios doséculo VI (baptistério e criptopórtico) e as obras doúltimo quartel do século XII (bairro e mesquita). Ouseja, do ponto de vista dos vestígiosarquitectónicos, temos a nossa atenção centrada emdois pontos: 1) final do século V/início do VI; 2)último quartel do século XII. O que está no meiodestas datas corresponde ou a níveis de ocupação,dos quais temos apenas as datas aproximadas deabandono, ou a lacunas ainda por explicar.

1. O BAIRRO

Os vestígios que se estendem à nossa frente, noextremo norte da antiga cidade de Mértola, sãotudo o que resta de um bairro de várias dezenas dehabitações, que outrora ocupou este limite da áreaurbana (fig. 2). As casas estiveram sepultadasdurante muitos séculos, antes da arqueologia asresgatar ao esquecimento. Os seus murosdesapareceram quase por completo e areconstituição das ruas, habitações e modos de vidapassaram para a mesa de trabalho dos arqueólogos.O rumor das ruas de outrora cedeu o passo aosilêncio e aos visitantes.

Foi uma vida curta a deste bairro. Os momentosfinais da Mértola islâmica parecem ter dado umaespecial importância ao limite norte da cidade. Odeclínio de Beja, e mesmo o êxodo de parte da suapopulação em direcção a sul, terão estado ligadosao breve apogeu de Mértola. Na segunda metadedo século XII um conjunto de obras públicastiveram lugar na área a que chamamos hoje zonapalatina. Nelas se incluíram a construção do bairroe o amplo programa de remodelação da mesquita.

O bairro da alcáçova é uma obra notável deplaneamento, com um traçado de ruas e aconcepção de sistemas de saneamento, que nadatêm a ver com improvisos ou com uma qualquerobra do acaso. A rede viária organizava-se, naextensão até agora posta a descoberto, segundo um

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esquema definido de forma algo tosca mas onde oseixos delineados em linhas perpendiculares entre sisão, ainda hoje, e após as escavações arqueológicas,perfeitamente definíveis. A área habitada eraestruturado por duas ruas que delimitavam aalcáçova a norte e a oeste.

Ao todo, e no conjunto das duas ruas, cerca de 86metros de vias circundavam a área oeste do bairroda alcáçova, numa zona onde as habitações estavamdispostas de modo coerente no aglomeradourbano, de acordo com uma disposição razoavel-mente definida e que terá sido traçada antes daconstrução do bairro. O caso de Mértola parece-nos esclarecedor: o bem organizado sistema decanalizações, fossas, ruas e habitações existentesnão é admissível sem a competente presença de umpoder capaz de impôr de forma rigorosa o que pre-tendia. A implantação das casas não é, neste aspec-to particular, fruto do acaso ou de atitudesespontâneas. Parece claro que o conjunto urbanoda alcáçova foi fruto de um empreendimento con-cebido de raíz e que passou pelo delinear do seutraçado, a marcação de ruas e a construção de siste-mas de saneamento, existentes antes da edificaçãodas casas. É natural que a menção da palavra “orto-gonalidade” possa soar exagerada quando olhamosa planimetria do bairro e constatamos a tramasinuosa do adarve 1, pouco consentânea com umdesenho feito a régua e esquadro. Ainda assim, éindesmentível que o desenho do bairro foi fruto doacaso e que se não podemos falar de um planea-mento rigoroso não é menos verdade que pode-mos, com toda a legitimidade, referir-nos a umaorganização urbana pensada e estruturada comalgum rigor.

Aextensãototaldasruasdestebairro,econtandotambémcomosdoisadarves,atingiaos134metrosnaszonasatéagoraescavadasouidentificadas.Asuaextensãototalera,evidentemente,muitosuperior.A pavimentação das vias seguia o mesmo modelo,quer se tratasse de uma rua principal ou de umpequeno adarve. O piso de terra batida, de perfilligeiramente côncavo, causado pela passagem devárias gerações de moradores, é o principal traçoque identifica estas estreitas vias, intensamenteutilizadas durante pouco mais de 70 anos.

As ruas eram entendidas como um bem comum,cuja gestão e manutenção a todos dizia respeito.Por esse motivo, as normas referentes à limpeza

das vias públicas eram tão precisas. O que erapraticado na Sevilha do século – e que foi recolhidono tratado de Ibn c

Abdën, de meados do século XII

– não diferia, por certo, daquilo que era familiaraos habitantes de Mértola. Algumas regras parecemdecalcadas dos regulamentos municipais dos nossosdias: não deveria deitar-se o lixo ou as imundicesnas ruas; não era permitido que as águas sujas dasresidências particulares danificassem o pavimentodas ruas; qualquer dano, antigo ou recente, causadoaos bens públicos deveria ser reprimido1. Diga-seainda que cada habitante deveria ocupar-se dalimpeza do espaço em frente à sua casa, um hábitoque se manteve nas nossas cidades do sul atétempos bem recentes.

Outros autores do período islâmico dedicaramespecial atenção à vigilância das ruas, dandoindicações precisas sobre a forma de manter aordem pública, sobre a maneira de utilizar as ruasou em relação ao modo como os cidadãos sedeviam comportar2.

2. OS SISTEMAS DE SANEAMENTO

Um olhar mais rápido pelas estruturas deste bairronão permite que identifiquemos, de imediato,detalhes importantes do seu ordenamento. Um dosmenos visíveis e mais interessantes é o dapreocupação com o saneamento, que garantiaqualidade de vida aos habitantes e foi desde semprealvo de particulares cuidados. Vale a pena sublinharque cada casa dispunha de uma latrina, perfeitamenteautonomizada no seio de cada moradia.

Os sistemas de eliminação de águas residuais foramconcebidos antes da construção do bairro, nãoexistindo nenhuma discrepância entre ruas, casas eesgotos. O esforço de planeamento a que aludi maisacima tem aqui um dos seus aspectos maisconseguidos.

As soluções postas em prática adaptaram-se àrealidade de cada espaço do bairro. Nas zonas juntoao criptopórtico, há muito abandonado, abriram-se caneiros que permitiam a infiltração para dentrodaquele reservatório. Duas das habitações (a I e a II,

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fig. 3) tinham mesmo uma canalização subterrâneaque, de sul para norte, e com uma ligeira inclinação,recolhia sucessivamente os resíduos de uma latrina,de um pátio, de uma cozinha (casa II), de outropátio e de outra latrina. O caneiro, com uma secçãode razoáveis dimensões, garantia o funcionamentodeste sistema na perfeição. O sistema mais comum,contudo, era o das latrinas ligadas a fossas abertas nopavimento das ruas. As fossas, construídas pelosproprietários das casas, eram depois cobertas comlages e com a terra com que as vias sepavimentavam. Por vezes, estes locais de despejoeram abertos no interior das próprias habitações,em zona muito distante da porta.

Sistemas idênticos são reconhecíveis em todos osespaços urbanos do al-Andalus nesta época, dascidades mais modestas às mais importantes.Constituem, para além de um importante elementopara a compreensão das estruturas habitadas daqueleperíodo, um precioso auxiliar para o estudo doquotidiano. É nessas pequenas lixeiras, há longotempo abandonadas e esquecidas, que encontramosrestos de alimentação que o tempo não logroudestruir. A revelação do dia-a-dia das populações,dados sobre o clima e os ecossistemas ganham novadimensão através da análise de ossos e de sementes,de espinhas e de escamas, de conchas e de caroços.No caso de Mértola os elementos recolhidos vieramsublinhar o consumo frequente de carne de borregoe de cabra, a utilização do rio como recursofundamental, a presença de pomares onde as figueirassurgiam muito à frente de todas as outras árvores.

Sublinhemos ainda mais alguns dados no querespeita ao funcionamento destes sistemas desaneamento: os proprietários eram obrigados aconstruir e manter em bom uso os seus esgotos3,escrevendo-se num tratado de Üisba (livrosdestinados à regulação dos mercados mas cujoâmbito ia muito para lá desses limites) do períodoislâmico, redigido por Ibn cAbd al-Rawf, que quemescavasse um esgoto na via pública era obrigado aproceder à sua limpeza bem como a nivelar a rua,de forma a não causar incómodo a quem por alipassava4. Afirmava ainda Ibn cAbdën que não seriapermitido às pessoas atirar para a rua lixo eimundices. A vigilância dessas tarefas, adianta outro

autor –cUmar al-Garsifà–, cabia ao muÜtasib oualmotacé5, devendo a limpeza das latrinas serexecutada por cristãos ou judeus, uma vez que setratava de uma tarefa indigna para um muçulmano6.

É provável, e apesar da relativa sofisticação dossistemas de saneamento, que odores e bicharadaindesejáveis por vezes surgissem no interior dashabitações. Os tratados de agricultura do períodoislâmico mencionam indirectamente esta questão, aofornecerem uma série de receitas para fumigação dascasas e que se destinavam a resolver tais problemas.

3. AS CASAS

Num mundo em que aos homens estavamreservadas as tarefas da guerra, do comércio ou,simplesmente, do convívio nos locais públicos,fossem eles o mercado, a mesquita ou os banhos, ointerior do lar era o espaço quase exclusivo dasmulheres. Como em tantas outras cidades da orlamediterrânica, repetiam-se neste pequeno bairrorituais, hábitos e gestos de um ritmo diáriocondicionado pela execução de trabalhos rotineiros.

Era no interior da casa, no pátio ou na cozinha,espaços íntimos e longe dos olhares indiscretos darua, que as mulheres de uma família alargada (mãe,filhas, sobrinhas, sogra etc.) preparavam conservas,confeccionavam refeições, teciam ou conversavam.O papel da mulher adquiria contornos tanto deordem prática como simbólica. Há referênciasescritas ao facto de a mulher se fazer quase sempreacompanhar no interior da casa por uma pequenabilha de azeite com a qual tanto acendia as lâmpadascomo temperava a comida. Ou seja, tratava-se dealguém que, no interior da casa, que proporcionavaao mesmo tempo a alimentação e a luz7.

Algumas tarefas tinham, porém, maior relevo.Dentre elas, as que, com maior probabilidade,consumiam mais tempo e mantinham ocupadosum maior número de membros da família eram asque se relacionavam com a confecção dosalimentos. Os trabalhos de aprovisionamento(desde a compra de alimentos no mercado aotransporte de água ou de carvão), de preparação e

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de cozedura (em casa ou no forno comunitário)prolongavam-se por várias horas. A importânciadestes actos levou a que, nalgumas casas do bairro,a cozinha tivesse passado a ocupar um lugarindependente e de uso exclusivo. Não serviamcomo local de lazer, de dormida ou para a execuçãodoutro tipo de trabalhos. Nesses pequenoscompartimentos, onde por vezes é visível umaseparação entre espaços de armazenamento e áreasde fogo (v. plantas das casas I e II: fig. 3), não pareceter havido qualquer outra utilização.

Não é possível reduzir a “casa mediterrânica” a umqualquer e rígido esquema de organização arquitec-tónica. Mesmo se considerarmos apenas o espaçogeográfico do Garb al-Andalus constatamos a exis-tência de uma razoável diversidade de soluções, ecuja destrinça básica radica na dicotomia meiourbano/meio rural. No caso das primeiras depara-mos com um modelo de casa que parece ter predo-minado em todos os espaços urbanos doal-Andalus ao longo dos séculos XII-XIII e cuja orga-nização não conheceu grandes variações formais. Éevidente que não há dois exemplares de casa iguaise que variações dignas de registo são detectáveis noque diz respeito à área das casas, à regularidade doplano (ou à sua ausência), à qualidade da sua cons-trução (tanto nos cuidados estruturais existentescomo no que respeita aos materiais utilizados) ou àaplicação de elementos decorativos.

De qualquer maneira são bem conhecidos os crité-rios propostos para a definição de “casa urbana”:

- presença de pátio com especiais cuidados deapresentação

- hierarquização dos compartimentos- módulos de habitat divididos em três

componentes: compartimento principal e 1ou 2 alcovas

- presença de uma hidráulica domésticaelaborada (poços, cisternas etc.)

- cuidado com elementos decorativos8.

Tal esquema, que faz apelo a um certo requinte noquotidiano, só em parte pode ser aplicado àsmodestas habitações de Mértola.

Organizadas em torno de um pátio central,verdadeiro coração da casa, as moradias da alcáçovade Mértola dispunham, com pequenas variações,de idênticos compartimentos. As divisões apontamjá para uma relativa especialização de funções: umátrio de entrada, um pátio, o salão com a suaalcova, por vezes um espaço de trabalho, quasesempre a presença de uma latrina. Facto a registar,as habitações de Mértola dispõem de cozinhasorganizadas em duas áreas com funções bemdefinidas: uma tinha funções de armazenamento,na outra estava instalada a zona do fogo.

Tratam-se de casas que se organizam em função dastarefas da alimentação9, mas onde deveremos verhábitos que ignoram largamente os sucessivosmodelos culturais constituídos (romanos, árabes,cristãos) e se reportam a um modelo mediterrânicocomum10. Os limites à “paternidade” das casasislâmicas peninsulares – bem como as objecçõespostas no que toca à suposta mas não provadaligação entre a villa romana e a casa islâmica –foram, portanto, já bem definidos11, tendo boaparte das intervenções arqueológicas realizadas emanos recentes no al-Andalus comprovado ocarácter não-aristocrático, ou mesmo popular, demuita destas habitações. A verdade é que a despeitodo cuidado postos nestas habitações a maior partedelas não se enquadra sequer nos critériosoperativos para a definição de casa urbana12. Emtodo o caso, não é menos claro que o estatutosocial dos proprietários das propriedades rurais edos bairros citadinos do al-Andalus almóada eracertamente muito diferente.

Esse carácter popular parece-nos ser sublinhadonuma Mértola onde as casas não só parecem tertido áreas relativamente modestas – se comparadascom as dos espaços apalaçados verificados embairros de outras cidades – como não apresentamqualquer luxo nos acabamentos. Se a civilizaçãourbana era caracterizada, entre outras razões, pelaabundância e diversidade dos produtos de luxo13, éverdade que a afirmação deve ser suavizada quandofalamos de Mértola, onde, pelo menos no querespeita às casas não encontramos as peçasarquitectónicas finamente lavradas nem os estuquesdecorados e pintados presentes noutros locais.

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As habitações deste bairro tinham um só piso. Atéeste momento, nada a nível arqueológico prova apresença de um primeiro andar. Em primeirolugar, porque nenhum elemento, do ponto de vistaestrutural aponta nesse sentido, uma vez que asparedes das casas não têm espessura suficiente parasuportar um piso suplementar. Por outro lado,nunca se detectaram blocos provenientes dequalquer derrube que justificassem essa suposição.Há, também, uma total falta de informaçãoarqueológica no que diz respeito à presença deeventuais escadas no interior destas casas.

Eram, por norma, casas encerradas em si, viradaspara dentro, de forma a preservar a intimidade dosmoradores e, para além da porta, com rarasaberturas ao exterior, ao ponto de se dizer que adominante essencial é a vida privada, o que é causade que na topografia urbana o espaço público sejao negativo, face ao positivo de espaço privado14. Asleis eram claras sobre a necessidade de não causarprejuízo a um vizinho, ao abrir uma janela sobre asua casa ou uma porta face à sua15.

A área da casa variava, bem entendido, em funçãodo espaço e do estatuto do proprietário16, oscilandoas habitações de Mértola entre os 42 m2 para a maispequena até agora encontrada e os 160 m2 para amaior (quadros 1-2). Os princípios organizativosdestas casas são também identificáveis noutros sítiosarqueológicos peninsulares do período islâmico,ainda que as dimensões das habitações de Mértolasejam mais modestas do que as doutros locais.

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Quadro 2. ÁREAS ÚTEIS DOS COMPARTIMENTOS

ÁREAS Átrio Pátio Salão Cozinha Cozinha Latrina Armazen Outros Área total m2 anexo lareira amento brutaCasa I 5,08 20,46 15,74 4,81 6,34 3,46 6,43 79,38 m2

Casa II 3,06 a) 12,64 8,52 c) 1,66 3,47 2,77 2,20 3,18 69,83 m2

6,31 b) 6,55 d)Casa VIII 2,91 7,92 7,01 3,00 e) 4,28 42,20 m2

Casa IX 160 m2

Casa X 4,89 8,53 12,71 f) 1,06 2,92 1,13 63,58 m2

9,43 g)Casa XI 4,24 11,43 12,24 0,96 1,80 3,21 5,44 63,34 m2

Casa XII 7,9 31,33 19,16 1,50 2,77 2,87 89,40 m2

Casa XIII 2,74 11,69 12,35 4,69 h) 1,09 5,25 61,88 m2

Casa XIV 5,20 13,20 8,00 1,08 3,70 0,91 52,42 m2

ÁREAS Átrio Pátio Salão Cozinha Cozinha Latrina Armazen OutrosÚTEIS % anexo lareira amentoCasa I 6,42 25,88 19,91 6,08 8,02 4,37 8,13Casa II 4,22 a) 17,45 11,76 c) 2,29 4,79 3,82 3,03 4,39

8,71 b) 9,04 d)Casa VIII 6,90 18,79 16,63 7,12 e) 10,15Casa IXCasa X 7,69 13,41 19,99 f) 1,66 4,59 1,77

14,83g)Casa XI 6,69 18,04 19,32 1,51 2,84 5,06 8,58Casa XII 8,83 35,04 21,43 1,67 3,09 3,21Casa XIII 4,42 18,89 19,95 7,57 h) 1,76 8,48Casa XIV 9,91 25,18 15,26 2,06 7,05 1,73

a) Átrio da casab) Átrio do anexoc) Salão da casa

d) Salão do anexoe) Cozinha sem sub-divisãof) Salão A

g) Salão Bh) Cozinha sem sub-divisão

Quadro 1. ÁREAS BRUTAS DAS CASAS DO

BAIRRO ISLÂMICO

casa I - 79,38 m2

casa II - 69,83 m2

casa III - 85 m2 (estimativa)casa IV - 70 m2 (estimativa)casa V - 70 m2 (estimativa)casa VI - 65 m2 (estimativa)casa VII - a definircasa VIII - 42,20 m2

casa IX - 160 m2 (estimativa)casa X - 63,58 m2

casa XI - 63,34 m2

casa XII - 89,40 m2

casa XIII - 61,88 m2

casa XIV - 52,42 m2

casa XV - a definir

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Quem vivia no bairro da alcáçova de Mértola?Parece seguro que o bairro terá sido semprehabitado por populações autóctones. As lareirasescavadas no chão, parecem incompatíveis, pelo seumanifesto arcaísmo e carácter local, com qualquertipo de população exterior a este território.

De igual modo, o persistente reaproveitamento daspeças de cerâmica aponta para uma população algoempobrecida, que não se poderia dar ao luxo deadquirir com regularidade novos utensílios.Arqueologicamente, isso é visível nas reparaçõescom gatos, identificáveis em muitos objectos(inclusivé nas pouco dispendiosas peças emcerâmica comum, encontradas nos níveis deabandono das casas do bairro islâmico17).

O número de habitantes de cada uma destas casascontinua a ser um tópico difícil de resolver, tantopela falta de documentação escrita específica comopela ausência de dados concretos sobre as formas deorganização familiar destes estratos populacionais.O cálculo de quatro habitantes por fogo, tantasvezes avançado para habitações da Baixa IdadeMédia, está longe de ser uma solução pacífica ouunanimemente aceite.

As casas são mais pequenas do que outras escavadasem cidades do al-Andalus do mesmo período, oque deixa talvez antever a exiguidade do espaço dis-ponível. O modelo das habitações segue, a umaescala modesta, os padrões das casas urbanas deentão, sendo interessante notar que se conjugamaqui a cópia de modelos sofisticados com soluçõesque são próprias ao meio rural. Frise-se, em parti-cular, a presença das lareiras escavadas no solo dascozinhas, uma prática corrente nas habitações daszonas de serra e que parecem pouco consentâneascom a ideia de “palácio”. Tem-se a percepção que,do ponto de vista social, as casas deste bairro impli-cam alguma capacidade de investimento, mastambém não é menos certo que a sua simplicidade,tanto em termo de área das casas como no que serefere aos acabamentos, exclui a possibilidade dosmoradores pertencerem à elite local. Estaremos,talvez, na presença de uma classe de pequenos mer-cadores e artesãos, se se preferir daquilo que desig-namos hoje em dia como “classe média baixa”.

4. TÉCNICAS CONSTRUTIVAS

As formas de construir são sensivelmente asmesmas em todas as habitações, constituindo acaracterística mais marcante o emprego de técnicasfamiliares a toda a área mediterrânica (como a taipae o adobe) e cujo uso se prolongou praticamenteaté aos nossos dias, em particular nos territóriosmais arcaicos da zona Sul de Portugal.

Vários elementos de ordem técnica são de destacar. Oprimeiro tem a ver com a inexistência de fundações(ou pela sua extrema fragilidade) nestas casas18. Asparedes das habitações de Mértola assentavam sobreum pequeno alicerce, erguendo-se os muros emalvenaria até uma altura de 50 cm no interior dashabitações. Por vezes, estreitas divisórias em adobeseparavam interiormente os compartimentos.

Os adobes, raros noutras regiões, aparecem aquicom relativa regularidade. Este material tinha, noperíodo islâmico, uma clara marca de austeridadeou mesmo de uma certa pobreza. Contase quequando Abë l-cAbbas cAbd AllÄh b. IbrÄÜàm b.

AÜmad b. MuÜammad b. al-Aglab subiu ao poderem 289 H./902 d.C., inaugurou uma administra-ção justa, benéfica e liberal, não tendo queridomorar no alcácer de seu pai, em Tunis. Comproupara sua morada uma casa construída com adobes19,numa evidente atitude de despojamento.

Os pavimentos das casas deste bairro são um doselementos que mais nos ajudam a caracterizar, doponto de vista sócio-económico, os habitantes queaqui viveram. Em nenhum dos compartimentosidentificados se verifica a existência de revestimen-tos luxuosos em mármore ou de azulejos, maispróprios de uma área palatina. Não se põe a hipó-tese de terem sido arrancados uma vez que emtodas as casas são visíveis, pelo menos parcialmen-te, os pavimentos originais.

Os pavimentos das diversas casas apresentam, porsua vez, alguma diferença entre si, podendo-sedistinguir quatro tipos.

Os salões principais tinham, quase sempre, umpiso argamassado, solução que nunca se utilizava

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nos pátios, cozinhas e latrinas. A esta argamassa eraadicionado um pouco de almagre, o que lheconferia um ligeiro tom rosado. Os salões das casasI, II, IV, VIII, IX, X, XI e XII foram pavimentadosdesta forma. As lajes de xisto eram utilizadasindistintamente em vários compartimentos,surgindo também a pavimentar pátios centrais(casas VIII, IX, XI e XIII).

As tijoleiras eram a opção favorita para revestir ospátios (um dos sítios mais importantes no contex-to da casa – é óbvio que a escolha da tijoleira tem aver com o facto de se tratar de um compartimentodescoberto e sujeito tanto à acção da chuva comodos raios solares -), embora pudessem ser tambémutilizadas nos anexos das cozinhas (casa I/2) ou aténas latrinas (casa I/4).

Finalmente, mencione-se a omnipresente terrabatida, usada em qualquer casa desta região pratica-mente até à actualidade. Parece ser a solução prefe-rida para pavimentar as cozinhas ou até o salão deuma casa aparentemente mais pobre (casa III/6).

A cobertura das casas deste bairro obedecia aosprincípios até há poucos anos utilizados naarquitectura tradicional da região. Dispunham-seprimeiro os caibros em madeira de modotransversal, para que um dos extremos assentasse naparede virada ao pátio e o outro no muro exteriorda casa. Em princípio, as paredes do interior dacasa eram mais baixas que as exteriores. Garantia-seassim a inclinação do telhado para dentro, o quepermitia rentabilizar o armazenamento da água dachuva.

Aconselhava-se, de modo explícito, que se usasse depreferência madeira antiga na construção dascasas20. Sobre esses barrotes eram de seguidaalinhadas e pregadas as canas sobre as quais sedispunham finalmente as telhas (invariavelmentede canudo). Não é certo que tenha existido umadiferença de coberturas em açoteias para as regiõesdo Sul e de telha para áreas setentrionais, uma vezque as telhas foram, nesta região, de usogeneralizado21.

5. OS UTENSÍLIOS

Ao longo de 30 de escavações no Bairro Almóadada Alcáçova de Mértola, foram recolhidos inúme-ros fragmentos e centenas de peças em cerâmica,vidro, osso ou metal, completas ou factíveis deserem reconstituídas. Mesmo assim, estamos muitolonge de conhecer, na sua totalidade, a utensilagemutilizada na época almóada em Mértola. Isto não éapenas resultado das interferências na estratigrafiado cemitério da Baixa Idade Média, ou da falta deconservação dos objectos fabricados em materiaisdegradáveis, ou, ainda, da deslocação dos objectosde maior valor e/ou menor peso pelos habitantesdo bairro em fuga, ou pelos saqueadores das casasjá abandonadas. A variedade de objectos documen-tados para este período é enorme, facto que verifi-camos nos distintos pontos de Mértola ondeencontramos níveis do final do domínio islâmicoda cidade, mas, mesmo assim, muitos dos objectosmais requintados da época estão ausentes no regis-to arqueológico deste espaço, em concordânciacom a modéstia que caracteriza as habitações.

Tentativas de organizar o espólio em função doespaço onde foi recolhido dentro das casas, ficaramà partida limitadas pelo diminuto volume (enten-da-se proporcionalmente) de objectos encontradosin situ, e pela absoluta ausência de achados emmuitas das habitações. A casa II conservava o espó-lio mais avultado (fig. 3). Sete panelas espalhavam-se por quase toda a casa (átrio de entrada, pátio,cozinha, espaço de armazenamento e área de tra-balho) embora não deixe de ser significativo quenenhuma se encontrasse no salão ou na latrina. Nacozinha encontraram-se também uma talha, umpequeno alguidar com três pés, um jarrinho, umatampa de tigela e uma braseira. No pátio foramtambém abandonadas uma caçoila com aplicaçõesverticais, mais uma braseira, duas jarrinhas e umcântaro de gargalo estreito. Na área de trabalhoencontrou-se uma candeia de pé alto, e no átrioapareceram uma bilha vidrada em melado, maisuma tigela e uma caçoila com perfil de tigela. É des-proporcionadamente diminuto o volume de loiçade mesa, se comparado com a quantidade de objec-tos desta categoria que conhecemos no bairro.Também notamos a ausência de grandes cântaros

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que em outras casas encontramos em grupos dedois ou três (casa XII). Estas são algumas das obser-vações que nos levam a considerar que uma avalia-ção mais precisa do espólio familiar da Mértolaalmóada não pode ficar circunscrito aos materiaisabandonados nas habitações.

Desde o primeiro trabalho sistemático sobre mate-riais cerâmicos de Rosselló Bordoy, as classificaçõ-es da cerâmica no al-Ândalus adoptaram critériosfuncionais22. No que diz respeito a outros mate-riais, foram ensaiadas classificações semelhantes23.É funcional o critério que adoptamos para exporos utensílios encontrados nos níveis almóadas deMértola, independentemente dos materiais em queforam executados.

5.1. VASILHAME DE ARMAZENAMENTO E

TRANSPORTE

Nas casas do bairro almóada de Mértola, uma partesignificativa do vasilhame destinava-se aoarmazenamento de mantimentos. Talhas e potes emcerâmica de todos os tamanhos serviam para guardare conservar os alimentos em sal, secos, embebidosem azeite, mergulhados em mel ou em farinha.

A água ocupava um lugar próprio e privilegiadodentro da casa, num compartimento quase sempreaberto ao pátio. A grande jarra ou talha que acontinha, estava defendida, com motivosapotropaicos, dos maus-olhados e outrosmalefícios. A frescura era assegurada pela própriaágua que ressumava pelo bojo poroso e queescorria para um suporte de onde era novamenterecolhida. A tipologia é pouco diversificada, comquatro variantes definidos pela presença ou não deasas e pela forma do colo24. Quase todas as casas dobairro proporcionaram uma talha que, em geral,guarda uma certa proporção com as dimensões dahabitação. Salvo raras excepções, as peçasornamentam-se profusamente com motivosestampilhados, diferenciando-se das encontradasem vivendas datáveis em períodos anteriores.

O apreciado líquido tinha de ser transportado atéà habitação em cântaros bojudos, de duas asas e

colo mais ou menos estreito conforme os tipos25.Jarras, jarrinhas, púcaros e bilhas, que em épocaalmóada adquiriram uma enorme diversidadetipológica e ornamental, distribuíam a água para ahigiene doméstica, para beber ou para cozinhar. Paraas deslocações, era usado o cantil de cerâmica26.

5.2. UTENSÍLIOS DE COZINHA

Os artefactos de cozinha constituem o conjuntomais abundante. Algumas formas com origem noperíodo omíada continuam a estar presentes natipologia almóada que se diversificou bastante. Aspanelas apresentam cinco grandes tipos, algumdeles com variantes, sendo as globulares e as decorpo troncocónico as mais características do finaldo domínio muçulmano na cidade27. Pequenospúcaros serviam para aquecer e ferver água ou leite.As caçoilas eram utilizadas para fritar peixe oucarne ou para manter a fogo lento os mais variadosguisados. Na época almóada, acentua-se a presençadesta peça, ao mesmo tempo que se diversificam assuas formas que agrupamos em cinco grandestipos28. Testos de barro ou simples tampasimprovisadas com uma pequena laje de xistoauxiliavam a loiça de ir ao fogo. Alguidares dediversos tamanhos serviam para amassar o pão,temperar as carnes de conserva (os de paredesabertas) e mesmo para lavagens (os de paredesverticais). Para além das cerâmicas, apenas algumasfacas de ferro podem ser enquadradas neste grupo.

5.3. VASILHAME DE MESA

Na época almóada, multiplica-se a tipologia deformas da loiça de mesa. No bairro da alcáçova deMértola encontramos diversos tipos de tigelas,terrinas e taças de cerâmica destinadas a servir asiguarias29. As grandes tigelas estreitam as basesanelares sobre as quais assentam e os corposfortemente carenados ganham protagonismo.Apenas encontramos um exemplar deste tipo deobjectos em bronze, que pela sua esmeradadecoração cinzelada indica um uso privilegiado namesa (fig. 4). Algumas destas formas abertas,profusamente decoradas, tinham tampas

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hemisféricas a condizer, para conservar atemperatura dos guisados.

Bilhas, garrafas e jarros de diferentes feitios serviampara conter e decantar bebidas, enquanto aspequenas jarrinhas de duas asas eram usadas paralevar directamente à boca.

Eram raros os recipientes de uso individual; osalimentos e bebidas serviam-se em vasilhas de usocolectivo. No entanto, em finais da época almóada,começa a ser frequente o uso de taças e coposindividuais, tanto de cerâmica como de vidro.

Nesta loiça de mesa, dominam os vidrados verdes emelados, ornamentados sob o revestimento vítreocom pequenos temas estampilhados no interior dastigelas, ou com motivos incisos no exterior, tantoem terrinas e taças como em formas fechadas. Abicromia manifesta-se em temas em manganés sobo melado ou em alguns objectos de requintadaloiça e vidro dourados. A exuberante policromiadas cordas secas totais do século XII empalidece nosprimeiros decénios do século XIII, quando apenasencontramos alguns exemplares de verde emanganés almóada.

Entre as formas fechadas, o vasilhame em corda secaparcial torna-se menos frequente nas derradeirasdécadas do domínio muçulmano, expressando moti-vos mais sóbrios e em menor número de registos.

5.4. OUTROS OBJECTOS DE USO DOMESTICO

Outros recipientes tiveram funções relacionadascom a higiene pessoal, como por exemplo osalguidares para abluções matinais e os bacios, quesão praticamente os únicos objectos que seornamentam em corda seca total no final deocupação muçulmana30. Numa das latrinas dobairro encontramos, sobre o pavimento, umpequeno alguidar de paredes verticais e o respectivocântaro para água. Foram recuperados váriosfogareiros e braseiras, uma delas em ferro, utilizadospara cozinhar no pátio ou para aquecer o interiorda casa no Inverno. Por vezes, eram reutilizadassimples vasilhas partidas para recolher as brasas31.

5.5. FERRAMENTAS E INSTRUMENTOS

Neste grupo contam-se alguns instrumentos eutensílios destinados não só a actividades domésti-cas, como artesanais permitindo-nos conjecturarcertas actividades diárias dos homens desta comuni-dade e os afazeres das mulheres no seu espaço fami-liar. O grupo mais significativo de ferramentas eutensílios relaciona-se com a tecelagem, com a con-fecção de vestuário ou de artigos em pele, ondepodemos identificar pesos de tear, algumas agulhasde grandes dimensões para coser couro, tesouras,tempereiros, pontas de fuso, dedais de albardeiro,torres de roca de vários tamanhos, cossoiros emcerâmica ou osso trabalhado.

Destacam-se alguns alcatruzes32, trempes deenfornamento, martelos, picadeiras e dois cadinhosde ourives que serviram para fundir prata33. Foramtambém recolhidas algumas ferraduras, uma dasquais, depois de temporariamente cravada no cascode uma cavalgadura, foi escondida na soleira daporta de entrada de uma das casas do bairro, ondecertamente afastou as invejas e o mau olhado,hábito que se mantinha até há pouco tempo nonosso mundo rural.

5.6. OBJECTOS DE ILUMINAÇÃO

Entre os muitos objectos recolhidos na alcáçova,destacam-se largas dezenas de candeias de cerâmicade fundo plano ou de pé alto34 e um candil de bicocomprido de metal, ao qual estão associadosespevitadores e pequenas tampas (fig. 5). Parailuminar espaços descobertos ou transportar, eramutilizadas lanternas de cerâmica que, embora poucohabituais, aparecem em algumas casas do bairro35.

5.7. ARMAS E OBJECTOS BÉLICOS

São mais de uma centena os artefactos que podemosrelacionar com o armamento e outros artefactosbélicos (fig. 6). Podemos ordená-los em três séries:pontas de flecha, pontas de lança e ponteiras36. Naspontas de flecha incluem-se todas as lâminas depequena e média dimensão que, pelas suas

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características poderiam ser utilizadas numa flechade arco, como virote de besta ou como ponta dedardo. Na categoria de pontas de lança incluímosapenas as lâminas facetadas de maior dimensão. Aponteira é uma peça metálica cravada na ponta dodardo e que será lançado à força de braço.

Neste conjunto de materiais incluímos tambémduas charneiras de besta em osso. A documentaçãoeuropeia refere a utilização da besta já no século X,mas o seu uso só começa a ser difundido a partir doséculo XI, generalizando-se apenas a partir doséculo XII, quando na Península Ibérica é feita aprimeira atestação de corpos de besteiros. Acharneira ou noz de besta, alojada na coronha,ajudava a premir o gatilho.

5.8. OBJECTOS DE USO RITUAL E LÚDICO

Os habitantes do bairro da alcáçova apesar de,certamente, serem bons muçulmanos, ocupandoos seus tempos de lazer de forma criativa e noconvívio familiar, não deixavam também depraticar alguns jogos de azar (fig. 7). Para além dostabuleiros de Gamão, do Jogo do Galo e de TrêsEm Linha, foram recolhidos vários dados em osso.Como instrumentos musicais destacamos váriosfragmentos de possíveis flautas. Até a data, nãoforam localizados fragmentos de tambor,instrumento musical frequente em outras estaçõesarqueológicas do Garb al-Andalus. Podemos,eventualemente, questionar a sua presença emhorizontes estratigráficos almóadas, visto que osexemplares encontrados em Silves37 e emAlcoutim38 apareceram em contexto mais antigos.

Alguns objectos estão intimamente ligados àscrenças populares como os amuletos em chumbocom frases do Alcorão ou a mão de Fátima emosso para pendurar ao pescoço.

5.9. OBJECTOS DE USO PESSOAL E ADORNO

Os objectos de adorno ou artefactos de uso pessoal,pela sua qualidade e decoração, são muitas vezes aúnica forma de constatar na mulher algumadiferenciação social (fig. 7).

Desde a simples pulseira de bronze ao mais sofisti-cado anel de ouro com pedra encastoada, desde amais vulgar presilha à fivela de cobre dourado fina-mente cinzelada, é bastante diversificada a colecçãode joalharia de época islâmica de Mértola. Entreoutros artefactos destacam-se os brincos de váriasformas e feitios, que sempre fizeram parte obriga-tória do adorno feminino. Também aqui é bastan-te grande a variedade, indo desde a simples argolade cobre ou bronze, até ao brinco de prata forma-do por uma argola e uma conta de vidro ou esfera,lisa ou trabalhada.

Neste conjunto de peças metálicas destacam-se ashastes de fechaduras, por vezes revestidas comesmaltes policromos, de pequenas arquetas,profusamente decoradas e que parecem fazer partedo espólio das famílias mais abastadas.

6. CONCLUSÃO

Cidade de curtos apogeus, Mértola vive à sombrade Beja e emerge quase só quando o centro depoder do território dá sinais de enfraquecimento.Assim foi, também, na segunda metade do séculoXII quando a alcáçova de Mértola conheceu umimportante programa de renovação, a meiocaminho entre o que hoje classificaríamos comoum loteamento (as obras do bairro) e oinvestimento público (a renovação da mesquita).

Talvez seja exagero reivindicar para Mértola oestatuto de “cidade marginal” mas não devemosdeixar de frisar que ela apenas assume relevo epapel “centralizador” – a palavra é, certamente,demasiado ambiciosa para um controle territorialtão modesto – em momentos de crise. É tambémpor esses motivos que a história da cidadepermanece, sobretudo para as épocas maisrecuadas, em boa parte por desvendar, nãoobstante o seu inegável peso económico e a suaimportância estratégica.

Um dos momentos de maior visibilidade deMértola, pelo menos em termos arqueológicos,ocorreu apenas na fase final do período islâmico,quando teve lugar a construção do bairro de que

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temos vindo a falar, que se sobrepôs às estruturasdos séculos V-VI.

Espaço urbano de vida efémera, pode a arqueologiaidentificar dados decisivos sobre aspectosconstrutivos, sobre o quotidiano das populaçõesou os utensílios de que se serviam. Puderamtambém as escavações determinar o princípio e ofim da existência do bairro:

Em primeiro lugar, a sua construção, ocorrida nasegunda metade do século XII. Mértola conheceu,nesse período, uma curta época de apogeu, que setraduziu, um pouco depois dos meados destaúltima centúria, nas obras de remodelação damesquita e no programa de reforço das muralhas. Éprovável, como já se referiu, que a realização desteprograma urbano possa estar ligado à crescenteimportância político-militar que a cidade adquirena derradeira fase da islamização e que é ocontraponto ao quase desaparecimento de Beja.

Em segundo lugar, a ocupação do local ter-se-áprolongado, pelo menos, até uma época próximada reconquista de Mértola, ocorrida em 635H./1238 d. C. No estrato correspondente àdestruição das casas, para além de um abundanteespólio cerâmico de tipologia almóada, foramencontrados em vários pavimentos, e sob o telhadoderrubado, diversos numismas portugueses dosreinados de D. Sancho I, D. Afonso II e D. SanchoII, aí caídos em data simultânea ou próxima doabandono do bairro. A manutenção de umcomércio, eventualmente algo debilitado, entreáreas definitivamente cristianizadas e as que aindase encontravam na zona de influênciamediterrânica, parece-nos hipótese provável. Noentanto, o espólio registado nos níveis de abandonodenota uma riqueza ornamental e perícia técnica

menor do que nos exemplares dos níveis atribuíveisao século XII, certamente, reflexo de algumasdificuldades económicas e de distribuição deprodutos nas décadas finais de domínio islâmico,justificáveis pela posição fronteiriça de Mértola epela ameaça dos cavaleiros cristãos.

Em terceiro lugar, os telhados caídos sobre os pavi-mentos denunciam uma destruição desta área habi-tacional que pode ter ocorrido num espaçorelativamente curto, de meses ou mesmo semanas.Nalguns casos, a queda abrupta dos telhados emuros sepultou por alguns séculos peças cerâmicascompletas. O estado em que estavam alguns mate-riais, esmagados sobre o solo dos vários comparti-mentos e com as telhas caídas sobre si, deixa mesmoantever um abandono rápido desses locais. A mortedeste bairro está perfeitamente datada na época daReconquista, sendo praticamente certo que, deforma irreversível, a zona da Alcáçova perdeu funçõ-es habitacionais na quinta década do século XIII.

A necrópole cristã que se instalou mais tarde nestesterrenos foi, conforme mencionámos,simultaneamente um factor de destruição epreservação das estruturas arquitectónicas destashabitações. Constitui, em todo o caso, elemento deprofunda perturbação na leitura das estratigrafias,quase sempre anuladas pela abertura de covas paradeposição dos corpos. Se, nalgumas zonas, a áreade inumações não destruiu totalmente os muros epavimentos das habitações, noutras as covas foramabertas no chão dos pátios e salões das casasabandonadas ou interferindo directamente com opavimento das ruas. Noutros sítios, a intervençãodo espaço mortuário foi mais radical, tendo aabertura das fossas para inumação destruído todosos níveis arqueológicos praticamente até àsestruturas da Antiguidade Tardia.

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Fig. 1. Mapa de localização de Mértola.

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Fig. 2. Planta do bairro almóada da Alcáçova de Mértola.

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Fig. 3. Planta da Casa I e da Casa II.

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Fig. 4. Vasilha de mesa em vidro e bronze. 1. VD-DV7/102 – Fragmento de copo de vidro (séc. XII). 2. VD-DV8/80 – Fragmento de frasco de vidro(séc. XII). 3. BR-ME-0001 – Prato de bronze (séc. XII).

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Fig. 5. Objectos de iluminação e uso doméstico. 1. BR-CF-0001 – Candil de bronze (séc. XII-XIII). 2. BR/TC1/3 – Tampa de candil de bronze (séc.XII-XIII). 3. Tinteiro de bronze (séc. XII-XIII). 4. OS-CF1/9 – Cabo de faca de osso (séc. XII-XIII). 5. Fe-FC1/9 – Faca com cabo de osso (séc. XII-XIII).

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Fig. 6. Ferramentas, armas e objectos bélicos. 1. FE-Arm1/11 – Ponta de flecha de ferro (séc. XI). 2. FE-PL1/4 – Ponta de lança de ferro (séc. XII-XIII). 3. FE-PL1/3 – Ponta de lança de ferro (séc. XII). 4. FE-Arm1/5 – Ponta de lança de ferro (séc. XII-XIII). 5. FE-Arm1/9 – Ponta de flecha

de ferro (séc. XII). 6. FE-Arm1/8 – Ponta de flecha de ferro (séc. XII). 7. FE-Arm1/1 – Ponta de flecha de ferro (séc. XI). 8. FE-Arm1/2 – Ponta deflecha de ferro (séc. XII-XIII). 9. OS-DV1/22 – Noz de besta de osso (séc. XII-XIII).

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Fig. 7. Objectos lúdicos, de uso pessoal e adorno. 1. OS-DV4/59 – Instrumento musical de osso (séc. XI-XII). 2. OS-TR2/45 – Instrumento musicalde osso (séc. XI-XII). 3. OS-DV1/26 – Dado de osso (séc. XI-XII). 4. OS-PL2/26 – Placa de osso com inscrição (séc. XII-XIII). 5. BR-FA1/5 – Adorno de

arqueta de bronze (séc. XII-XIII). 6. BR-FA1/12 – Adorno de arqueta de bronze (séc. XII-XIII). 7. BR-PI1/2 – Pinça de bronze (séc. XII-XIII). 8. BR-AN1/22 – Anel de ouro com inscrição (séc. XII-XIII). 9. BR-AN1/27 – Anel de prata (séc. XII-XIII). 10. Brinco de ouro (séc. XII). 11. BR-BC2/80 –

Brinco de bronze (séc. XII-XIII). 12. BR-BC2/67 – Brinco de bronze prateado (séc. XII-XIII). 13. BR-FV1/17 – Fivela de bronze com decoraçãozoomórfica (séc. XII-XIII). 14. Fivela de bronze com decoração geométrica (séc. XII-XIII). 15. BR-FV1/18 – Fivela de bronze com decoração geométrica

(séc. XII-XIII). 16. BR-FV1/24 – Fivela de bronze com decoração zoomórfica (séc. XII-XIII).

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Notas

1 GARCÍA GÓMEZ, LÉVI-PROVENÇAL 1981, pp. 119-120.

2 ARIÉ 1960, pp. 360-363.

3 GARCÍA GÓMEZ, LÉVI-PROVENÇAL 1981, p. 120.

4 ARIÉ 1960, p. 361.

5 ID., p. 368.

6 GARCÍA GÓMEZ, LÉVI-PROVENÇAL 1981, p. 149.

7 GOITEIN 1983, pp. 142-143.

8 BAZZANA 1992, p. 192.

9 ID., p. 384.

10 ID., p. 119.

11 ID., pp. 28-29.

12 ID., p. 192.

13 MAZZOLI-GUINTARD 1996, p. 137.

14 ACIÉN ALMANSA 2001, p. 17.

15 IBN AL-IM®M 1900, pp. 55-56 e 93-97; AL-QAYRAW®N∞1914, p. 208.

16 BERNABÉ GUILLAMÓN, DOMINGO LÓPEZ 1993, p. 11.

17 GÓMEZ MARTÍNEZ 2001, p. 109; n° 1 e 131; n° 41; GÓMEZ

MARTÍNEZ 2006, pp. 605, 639.

18 BAZZANA 1992, p. 92.

19 AL-NUWAYR∞ 1918: p. 15.

20 IBN AL-AWW®M, 1802, p. 389.

21 MARQUES 1987, p. 65.

22 ROSSELLÓ BORDOY 1978.

23 NAVARRO PALAZÓN, ROBLES FERNÁNDEZ 1996.

24 GÓMEZ MARTÍNEZ 2006, pp. 288-294 fig. 29.

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25 ID., pp. 304-311, fig. 33.

26 ID., pp. 311-312, fig. 33.

27 ID., pp. 314-326, fig. 37 e 39.

28 ID., pp. 326-331, fig. 41.

29 ID., pp. 348-427.

30 ID., pp. 335-340.

31 ID., pp. 331-335 e 441-443.

32 ID., pp. 447-448.33 SILVA 1992.34 GÓMEZ MARTÍNEZ 2006, pp. 433-436.35 ID., pp. 439-440.36 RAFAEL 1999.37 GOMES, GOMES 2001, p. 52.38 CANTARINO 1997-98, vol. 1 pp. 381-382, vol. 2 p. 810, vol. 3 p. 1126.