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8/7/2019 JOHN BEVERLEY siete aproximaciones al problema indígena http://slidepdf.com/reader/full/john-beverley-siete-aproximaciones-al-problema-indigena 1/8 268 . Raúl Bueno Flórez Galindo, Alberto. La ciudad sumergida. Aristocracia y plebe en Lima, 17 80-1 830. Lima: Horizonte, 1991.. García canclini, Néstor. Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo, 1990. Kapsoli Escudero, wilfredo. Historia y psicología del indio. Lima: Biblioteca Andina de Psicologia, 1,989. Especialmente el capítulo ,,De mis observaciones en Lima", pág¡nas 43-54. Laue¡, Mirko. El sitio de laliteratura. Escritores y política en eI perú det siglo xx. Lima: Mosca Azul Editores, 1989. _ Andes imaginarios. Disa.rsos del indigenismo-2. Lima: Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de las Casas" y Su4, Casa de Esfudios del Socialismo,1997. Martí, José. "Nuestra América" [1891]. Nuestra América. Caracas: Biblioteca Ayacucho 1977 ; pághas 26-33. Matos Ma4,José. Desbordepopulary crisis delEstado. Lima: Insütuto de Estudios Peruanos, 1984 (5' edic.),1987. Monguió, Ltis. Poesía postmodernista peruana. México/Berkeley: Fondo de Cultura Económica y University of California press, 1954. Montoya, Rodrigo. La anlhua quechuahoy. Lirna: Hueso Húmero Ediciones, 1987. Pásara, Luis. "Casa tomada". Caretas. Lima, agosto 26,1991. Rama, Angel . Transculturación narratiaa en Anlérica Latina. Méxjco: Siglo XXI Editores, 1982. Especialmente el capítulo "La gesta del mesdzó,,, páginas 173-193. _La ciudadletrada. Hanover, NH: Ediciones del Norte, 1984. Sánclrez, Luis Alberto. V aldelomar o la belle époque. Li'ra: INpROPESA, 19g2, Sarmiento, D.F. F acundo [1845]. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1985 (segunda edición). Soto, Hemand o de, El otro sendero: la reaolución informal. En colaboración con E. Ghersi y M. Ghibellini; prólogo de M. Vaigas Llosa. Lirna: Instituto Libertad y Democracia, 1990. Taylor, Diana. "Opening Remarks". D. Taylor and j. Villegas (eds.). Negotiating Performance. Gender, Sexuality and Theaticatity in Latin/o America. Durham and London: Duke Ur-riversity press, 1994. 1l-16. Valcárcel, Luis E. RutaculbraldelPerullg4\l. Lirna: Ediciones Nuevo Mundo, 1968. Vargas Llosa, Mario. La tía lulia y eI escribidor. Barcelona: Seix Barral 2u ed. Bilioteca de Bolsillo. 1986. Siete aproximaciones al "problema indígena"t John Beverley Unio ersity of Pittsburgh Para Crjstina: "Las muieres sostienen la mitad del cielo". 1. Los üvms DE LA TRANScuLTURACTóN En un entrevista hecha poco antes de su muerte en 1983 se le preguntó a Ángel Rama si en la última novela de Argue das, EI zono de arriba y el1ono de abajo, "hay todavía un lugar de la esperanza para la cultura indígena". Respondió así: Sin duda, pero no de la cultura indígena sino de Ia cultura mestiza, porque la cultu¡a india ya no tenía sentido. Lo que él [Arguedas] comprendió es que efectivamente la salida era esa barrosa saüda del mestizaje. Ese zigzagterúe, y muchas veces sucio, carnino, como la vida misma, pero que era mucho mas rico en posibilidades (Rama en Diaz32). "Más rico en posibilidades" ¿para quién, sin embargo? Rama - defensor de la grandeza artística y política de Argu.edas - revela aquí una inesperada y paradójica coincidencia con la conocida posición de Mario Vargas Llosa, el impugnador del indigenismo de Arguedas, sobre Ia necesidad de destruir o transformar las culturas indígenas en nombre de su incorporación a un régimen de modemidad.'? Para Rama, la transculturación es algo que ocurre entre la cultura hegemónica y las culturas indígenas o subaltemas, no algo inherente a estas últimas. La literatura culta tiene el poder de incorporar la oralidad de estas culfuras, pero sólo a expensas de relativizar la autoridad de la oralidad como tal. Aunque en principio culfuras orales y culfura letrada üenen una posición igual en el proceso de transculfuración, ya que la literatura también es modficada por su contacto conlo no letrado (como enel caso del estilo literario de Arguedas), de hecho la literatura es el polo superior, el lugar desde donde se efectúa la transculturación. La novela se privilegia por sobre las formas narrativas indígenas; el español sobre los idiomas indígenas; la posiciór-r "intermediaria" o liminal de un intelectual tradicional - en el sentido que da Gramsci a ese térrnino- como Arguedas sobre la posición de un intelecfual orgánico indígena. Rama rara vez piensa en la posibilidad de una transculfu ración inversa. La transculfuración funciona para Rama (como antes para Ortiz) como una teleología, no sin momentos de violencia, pérdida y desamparo, pero

JOHN BEVERLEY siete aproximaciones al problema indígena

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268 . Raúl Bueno

Flórez Galindo, Alberto. La ciudad sumergida. Aristocracia y plebe en Lima,17 80-1 830. Lima: Horizonte, 1991..

García canclini, Néstor. Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de lamodernidad. México: Grijalbo, 1990.

Kapsoli Escudero, wilfredo. Historia y psicología del indio. Lima: BibliotecaAndina de Psicologia, 1,989. Especialmente el capítulo ,,De misobservaciones en Lima", pág¡nas 43-54.

Laue¡, Mirko. El sitio de laliteratura. Escritores y política en eI perú det siglo xx.Lima: Mosca Azul Editores, 1989.

_ Andes imaginarios. Disa.rsos del indigenismo-2. Lima: Centro de EstudiosRegionales Andinos "Bartolomé de las Casas" y Su4, Casa de Esfudiosdel Socialismo,1997.

Martí, José. "Nuestra América" [1891]. Nuestra América. Caracas: BibliotecaAyacucho 1977 ; pághas 26-33.

Matos Ma4,José. Desbordepopulary crisis delEstado. Lima: Insütuto de EstudiosPeruanos, 1984 (5' edic.),1987.

Monguió, Ltis. Poesía postmodernista peruana. México/Berkeley: Fondo deCultura Económica y University of California press, 1954.

Montoya, Rodrigo. La anlhua quechuahoy. Lirna: Hueso Húmero Ediciones,1987.

Pásara, Luis. "Casa tomada". Caretas. Lima, agosto 26,1991.Rama, Angel . Transculturación narratiaa en Anlérica Latina. Méxjco: Siglo

XXI Editores, 1982. Especialmente el capítulo "La gesta del mesdzó,,,páginas 173-193.

_La ciudadletrada. Hanover, NH: Ediciones del Norte, 1984.Sánclrez, Luis Alberto. Valdelomar o la belle époque. Li'ra: INpROPESA, 19g2,Sarmiento, D.F. F acundo [1845]. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1985 (segunda

edición).Soto, Hemand o de, El otro sendero: la reaolución informal. En colaboración con

E. Ghersi y M. Ghibellini; prólogo de M. Vaigas Llosa. Lirna: Instituto

Libertad y Democracia, 1990.Taylor, Diana. "Opening Remarks". D. Taylor and j. Villegas (eds.).Negotiating Performance. Gender, Sexuality and Theaticatity in Latin/oAmerica. Durham and London: Duke Ur-riversity press, 1994. 1l-16.

Valcárcel, Luis E. RutaculbraldelPerullg4\l. Lirna: Ediciones Nuevo Mundo,1968.

Vargas Llosa, Mario. La tía lulia y eI escribidor. Barcelona: Seix Barral 2u ed.Bilioteca de Bolsillo. 1986.

Siete aproximaciones al "problema indígena"t

John BeverleyUnio ersity of Pittsburgh

Para Crjstina: "Las muieres sostienen la mitad delcielo".

1. Los üvms DE LA TRANScuLTURACTóN

En un entrevista hecha poco antes de su muerte en 1983 se le preguntó aÁngel Rama si en la última novela de Argue das, EI zono de arriba y el1ono de

abajo, "hay todavía un lugar de la esperanza para la cultura indígena".Respondió así:

Sin duda, pero no de la cultura indígena sino de Ia cultura mestiza, porquela cultu¡a india ya no tenía sentido. Lo que él [Arguedas] comprendió es

que efectivamente la salida era esa barrosa saüda del mestizaje. Esezigzagterúe, y muchas veces sucio, carnino, como la vida misma, peroque era mucho mas rico en posibilidades (Rama en Diaz32).

"Más rico en posibilidades" ¿para quién, sin embargo? Rama - defensorde la grandeza artística y política de Argu.edas - revela aquí una inesperaday paradójica coincidencia con la conocida posición de Mario Vargas Llosa, elimpugnador del indigenismo de Arguedas, sobre Ia necesidad de destruir otransformar las culturas indígenas en nombre de su incorporación a unrégimen de modemidad.'?

Para Rama, la transculturación es algo que ocurre entre la culturahegemónica y las culturas indígenas o subaltemas, no algo inherente a estasúltimas. La literatura culta tiene el poder de incorporar la oralidad de estasculfuras, pero sólo a expensas de relativizar la autoridad de la oralidad comotal. Aunque en principio culfuras orales y culfura letrada üenen una posiciónigual en el proceso de transculfuración, ya que la literatura también esmodficada por su contacto conlo no letrado (como enel caso del estilo literariode Arguedas), de hecho la literatura es el polo superior, el lugar desde dondese efectúa la transculturación. La novela se privilegia por sobre las formasnarrativas indígenas; el español sobre los idiomas indígenas; la posiciór-r"intermediaria" o liminal de un intelectual tradicional - en el sentido que daGramsci a ese térrnino- como Arguedas sobre la posición de un intelecfualorgánico indígena. Rama rara vez piensa en la posibilidad de una

transculfu ración inversa.La transculfuración funciona para Rama (como antes para Ortiz) como

una teleología, no sin momentos de violencia, pérdida y desamparo, pero

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270 .Iohn Beverley

necesaria en última instancia paralaformación de una culfura ,,nacional,,O

latinoamericana. Las alternativas son o la renuncia o el genocidio cultural,

Se puede concluir, escribe, que hay en [la transculturación] unfortalecimiento de las que podemos llamar las ,culturas interiores, dclcontinente, no en la medidad en que se atrincher.a. rígidamente en eultradiciones,

sino en la medida en que se transculture., sin re*unciar a Bualma ... para no cede¡ simplemente al impacto moderrizaclor exteÍno enun ejemplo de extrema vuL;nerabüdad (Rama 71).

De ahí que Rama piense que la única vía factible para los pueblorindíger-ras de América es el mestizaje, un rnestizaje que el co^cápto clctransculfuración a la vez refleja y postula como norma culfural.

Er-r últirna instancia, la transculfuración funciona para Rama corno unlideología culfural del deaenir de América Latina, relacionada coyunturalmenbcon las propuestas de la teoría de la dependencia sobre la'ecesidad dcproducir una nueva forrna de desarrollo o modernización del estado y de laeconomía. Aunque Rama habla en nombre de la otredad de las clases ogrupos sociales subordinados o marginados en el proceso de Ia formación

histórica del estado latinoamericano, su concepto de transculturación implica,como Neil Larsen ha observado acertadamente, que "la culfura en sí deviencel límite deslistorizador y nafuralizador de lo que podría se4 contrariamenüe,la emergencia de una contra-racionalidad concreüa directamente opuesta a laracionalidad clel estado" (64, traducción mía). Articular lo indígena, loregional, lo subalterno como un problema de integración al estado nacional-es decir, en relación al "proyecto inconcluso" de una modernidadpropiamente latinoamericana (hago alusión a Ia conocida frase deHabermas)- no le permite a Rama pensar éstas como entidades coll su¡propias lógicas históricas, valores y demandas. No le permite tampocoanticipar o valoriza4, desde la perspectiva de la transculturación, la ernergenciade Ios nuevos movimientos indígenas en los ochenta y noventa, (ni tampocoel

movimiento de mujeres en América Latina), movirnientos que no sólo nose basan ideológicamente en una narrativa de la transculturación sino quemuchas veces se sienten obligados a resistir o invertir esta narrativa.

2. OttaNr,tv, o LA TRANScuLTuRacróN AL REvÉs

Ollantay es una obra de teatro, escrita en quechua circa1760 y estrenadaen el altiplano peruallo ante públicos indíger-ras en los años anteriores a lagrarr rebelión de l799,liderada por José Gabriel Túpac Amaru (quien debehaber fig'rado entre los espectadores de la comedia). su historia está basadaen una leyenda inca de la era precolornbina; sin ernbargo, sigue en suelaboración formal las convenciones de la cornedia española del Siglo de Oro(la división en tres actos; el uso de Ia figura del gracioso; la mezcla de forrnaspoéticas; etc.). ¿Un caso de transculfuracióry entonces?

Siete aproximaciones al "problema índigena". 271

Ollantay narra la historia de un runi o villano, Ollantay, que llega a serur-ro de los generales pri-rcipales del ejército inca. Se enamora de Cusi Ccollior,la l-rija del Inca Pachacuü. Este reacciona violentarnente (el matrimonio entrerunis e incas estaba prohibido), encerrando a Cusi (ya encinta por Ollantay)en el equivalente de un convento y desterrando Ollantay a su provincia natal.Allá Ollantay levanta un ejército para luchar contra el Inca. La guerra dura

diez años, en el curso de los cuales Pachacuti muere y es reeernplazado comoInca por su hijo, Tupac Yupanqui, el hermano de Cusi. Finahnente, Ollantayes derrotado y llevado a C:uzco para ser juzgado ante el Inca corno traidor.Sin embargo, la hija nacida de su amor con Cusi, Yma Sumac, interviene ensu favor. Tupac Yupanqui perdona a Ollantay y le permite casarse con Cusi,elevándolo alavez al rango de Inca.

Se podría leer Ollantay en el contexto histórico de su producción yrecepción como (para usar el concepto de Fredric Jameson) una "alegoríanacional" que simboliza la enajenación de una elite criollo-mestiza ernergentecon las estructuras de poder del ancien régime colonial. Lo que complica esta

lecfura, sin embargo, son dos hechos: 1) como apuntamos, Ollantay fueescitay estrenada en quechua; de ahí que fuera inaccesible a un público criollo

hispano-hablante; 2) aunque emplea el modelo de la comedia barrocaespañola, su intención estético-ideológica no es tanto "transculfurar" loindígena para funcionar dentro de los códigos culturales de un emergentenacionalismo criollo, sino, por el contrario, "transculturar" algunos elementosde cultura española-católica al servicio de unproyecto cle hegernoriainiLígena.

Visto desde esta perspectiva, el "final feliz" de Ollantay tiene unacorurotación ideológica irnportante: la reconciliación de Ollantay con el Incaimplica una saperacióndelprincipio de autoridad estarnental clel sistema incatradicional, principio que hubiera obligado a un final trágico de su amor conCusi. Sirnboliza la posibilidad de ún nueao tipo de estado inca, capaz deincorporar conro iguales a grupos rto-incas.

Podríarnos vislurnbrar en esta propuesta un matiz proto-democrático,hasta proto-jacobino, derivaclo, indudablernente, del contacto del autor de

Ollantay con el pensamiento político de la Ilustración. Pero - otra vez - es

importante entender esta incorporación tanto estéüca (la forma de la comedia)como ideológica (el principio de igualdad del liberalismo) como unatransculturación " al revés" , fuirdada no en la manera en que una "ciudadletrada" criolla se l-nce más y más capaz de representar lo indígena, sinocomo uncontra-proyecto de hegemonía indígena que apropia elernentos deesa formación culfural para servir a sus propios intereses.a

En otras palabras: el concepto (y la realidad) de la nación no pertenecíaen la época de Ollantay exclusivamente a la población criollo-mestiza, auncuando ésta fuera mayoritaria, y no dependía necesariamente -como en laconocida tesis de BenedictAnderson- del texto impreso para su produccióny diseminación. También pudo haber habido producción de una voluntad

histórico-cultural indígena. Esto no es lo mismo que reconocer la" participación" directa o indirecta de las cornunidades indígenas en la

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272. John Beverley

eventual configuración del estado nacional peruano rnodemo.s Implica nrllbien reconocer Ia existencia de la posibilidad de otro estado, otra forma dfcomunidad nacional, con otra extensión territorial.

3. L¡ onrÉcncA ENTRE oRALTDAD y EsCRITURA

El caso del Ollantay muestra que la escrifura y el libro no estabannecesariamente ausentes en el interior de las culfuras indígenas. Pero aparecenen ellas de una forma "invertida" difícilmer-rte representada en la articulaciónparticular que Rama da a la idea de transculfuración narrativa. En su librosobre las rebeliones campesinas en la India colonial, Ranajit Guha cuenta lahistoria de Kanhu, el líder de la insurreción Sar-rtal de 1855. En una ocasiór1Kanhu muestra ante sus seguidores unos papeles supuestamente "caíclog"del cielo como evidencia del apoyo de los dioses para la insurrección,Posterionrrente, un periodista examina los papeles, ya desechados por Kanhu,y descubre que o están en blanco o son páginas sueltas de un horario de treny de una traducción a algún idioma de la India clel evangelio de San Juan.Guha comenta:

Las condiciones de una cultu¡a pre-letrada en este caso hacen posible quela insun'eción se propague no sólo en la forma grafémica de un discursodivorciado de su contexto [el horalio de tren], sino tarnbién como unn-raterial de escritura fu¡cionando por sí núsmo sin marcas grafémicas. Elprincipio que gobiema esta extensión es esencialmente equivalente a Iapráctica de "beber la palabra" en algulas legiones islarnizadas cle África.AIIá la tinta o el pigmento usado para inscribir oraciones sagr.adas sobrepapel, papiro o pief y por lo tanto atribuido con la sanüdad de la mismaoracióry es disuelta en agua y tomada como remedio para ciertos males,Pero hay una diferencia también. Donde [en el caso de la práctica de "beberla palabra"] la proyección metonímica de poderes sobrenaturales de lapalabra escrita a los materiales de escribir es empleada para alistar la graciade Allah en el remedio de u¡a enfermedad, para los Santals este mismoprocedimiento sirve simplemente para justificar su esfuerzo de remediarlos males del mundo por fuerza de las armas Q48-249).

Como en el caso de Ollantay, hay elementos de transculturación -parano decir de performance posmoderna- en las acciones del rebelde 1-rindú.6

Pero es una transculfuración gobemada por una lógica binaria que oponeescrifura (como instrumento y símbolo a la vez de clominación feudal ycolonial) y oralidad (como forrna discursiva "propia" de la cultura cle loscampesinos sublevados). En otras palabras, el empleo de los "papeles" porKanhu no cancela la oposición social entre carnpesino y terrateniente, estadocolonial y cornunidad campesina, letrado y no letrado, cultura europea yculturas indígenas. La transculturación no "trasciencle" ur-ra posición

subalterna: más bien, una posición subalterna -pero que busca serl'regemónica- se manifiesta y se reproduce culturahnente en la acfuacióndel líder de la irsurrección. La "ciudad letrada" no incorpora lo indígena o

Siete aproximaciones al "problema indígena ". 273

la oralidad; una culhTra oralenxpleapragmáltcamente un elemento de la culturaletrada para sus propios fines, que no son los mismos de esa cultura letrada.Por lo tanto, no hay un movimiento teleológico hacia una culfura "nacional"en el cual oralidad y escritura, indígena y no indígena, europeo y no europeose reconciliarían.

Esto no implica que no se puede producir una idea de la nación desde

una posición subalterna. Pero sí irnplica que este sentido de la nación y lonacional es diferente de la idea de la r-ración representada por el proyectoeconórnico criollo y la "ciudad letrada" criolla.

4. H¡c¡rr¿oNl¡ NAcIoNAL-poput-AR y sUpLEMENTARiEDAD DE Lo tNDicENA: uN pRoBr.EN,lA

SANDINISTA

La arüculación por los sar-rdinistas de la figura de Sandino como elsímbolo de lo nacional-popularnicaragüense y de su programa revolucionarioes un caso de lo que Laclau llama un "significante vacío" que funcionametonímicamente - Sandino es el pueblo - para constitutir discursivarnentelo social como tal (Laclau 3646). Pero Sandino no es exactamente " vacio" -es decir, capaz de ser articulado con cualquier elernentc del "pueblo" ocualquier forma de hegemonía. Para la población irdígena y afro-caribeña yanglo-parlante de la Costa Atlár'rtica de Nicaragua, Sandino no fuvo el mismosignificado que para la población católico-mestiza, nayorítaria en resto delpaís. Aunque la Costa Atlántica tenía una larga historia de extrema pobrezay explotación, la figura de Sandino no sirvió para iÍrterpelar a esos gruposcomo parte del "pueblo" que se sumaba a la revolución. De ahí que, como se

sabe, los sandinistas se vieron obligados por un tiernpo a reprimirmilitarrnente a estos grupos - sobre todo los miskih¡ para evitar una invasióndel país.

Con el paso del üempo, los sandinistas lograron desarrollar una políticade autonomías que respetaba las demandas indígenas y afro-caribeñas de la

Costa relacionadas con su derecho a su identidad y autodeterrninación.Charles Hale, en su libro sobre el problema indígena en la historia deNicaragua, sugiere sin embargo que los problemas que surgieron entre lossarrdinistas y la población de la Costa Atlántica no fueron sintplenrcnte elresultado de una falta de sensibilidad o incomprensión hacia lo indígena porparte de los sandinistas:

Las mismas plemisas que er¿rn integrales al éxito cle los sandinistas enunificar a la gran mayoría de los nicaragüenses *encapsulando susdemandas, elabo¡ando una nueva visión de cambio social con amplio apoyopopular, organizando los esfuerzos urgentes para resistir la agresiónmilitarde los Contras - estas misrnas premisas excluían directamente a los miskitu.Dicho bruscamente, el FSLN elaboró una ideología contra-hegemónica que

desvalorizó facetas centrales de una militancia indígena miskituprofundamente arraigada. Una nueva versión de nacionalisrnonicaragüense -que enfatizaba soberanía, auto-suficiencia, y igualdad decondición con otros estados nacionales- promulgó alavez un patrón

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274 . Iohn Beverley

mestizo de rromogeneidad curturar al cual to<los ciucladanos clebcrrriconformarse .... [En- este contexto] iclentificarse como miskitu €tlequivale.te a ser co'sideracro conh.a-revorucio.ario (Hale 35-36, h.a.ru.lcfó$núa).

Quizás sin darse cuenta, Hale se hace eco aquí cle ra premisa cle rolestudios postcolo'iales sobre la necesidad cle clesco.struirel discurso cle lonacional y del r-racio.{ismo como tal, para recor-rocer en los elementol

heterogéneos del "pueblo', su identidad particular. La arUcrrla.ió" q"i¿,canónica de esta premisa se encuentra en el conociclo argumento ¿" ijomtBhabha de que la narrativa de la nación e. las sociedacl"es que ,rr.g* drlproceso de descolonización "olvida" u oculta las rnultiforr',u" i-rirtoriui rüsrque de hecho producen esas sociedades. Escribe Bhabha:

La anterio¡idarl d.e la.acióry sig.ificada en ra voruntacl cre olviiiar, canrbil.uestra relaciórr diacrónica con el pasado y con er pr.ese^te sincro.,i.o de tavoluntad de ser una nación .... Estar oiligaclo a oiviclar. ... irnplica laconstrucción de un discurso sobre la sociedad que tlesempena el p.apel cletotalizar al pueblo y unificar la voluntacl nacional (161).

Para Bhabha, Ia tarea de leer esta'arrativa cresco.sh.'ctiva'rente.,aco.kapelo" produce el reconocirniento cle que la l-ristoria - ta'to Ia historiade la "nación" como la historia "u.iversal"'- es rtfuridae. vez de

'ronista,pSrlue,ir,rvollcra rnúltiples cruces, co'tradiccior-res y transculfuracio'es: eletecto del poder colo.ial es, en cierto sentido, precisamente ra prodtrcción d,eesta Iibridez (cor¡o e. la tesis sobre Ia fu^ción der barroco au p-arr.ir rna:"*i:".i1 cultural propiamente criolla e. Anrérica Lafir_ra). Éara Bhabl.ra,ta.to la ide.tic{ad del subalterno colo.ial como sus for'rás cle resiste'ciadebe. fu.darse sobre el "movi'riento del significante,, - es cleci4, sobre unaco.ciencia agudizada der carácter arbitrario, sir-r fu'cra'rento or-rtológico, áelo¡den colonial (ya que, corno demuestra Lacar-r, cualquier p.of"rá .lasigtficaciór-r está fu.dado sobre care.cia y ausencia). La a'rbivaier-rcra

clelaautoridad colonial es lo que permite un contra-criscurso cle resiste'cia a lavez mimético-paródico y denegador.

Pero, a pesar de venir de u. punto de partida cristirto, la desco^sfurrcciónen cierto se.üdo.o hernos legado aquí rnuy rejos cre ra tra.scurturación deRamay de la "ciudad lehada". Es decia tod aíiaástanos dentro delaautoridadde la "culfura", antr.. cuando empezamos con el deseo p."cira*er.rte áedesco^struir esa autoridad. Lo que-Bhabha parece confunai,

"r-, "r,urg';"r;

es el mecanismo de Io que Althusser llama la ideología ,n gn rrri"on-iá"ideologías concretas. Toda ideología tiene u'a misrna- eshuJfura psíquico-

semiótica; perono por eso soniguales, por ejemplo, elfascisrno y et tUlraiismo,o el machismo y el feminismo. De Á",r"ído con Ia dialéctiá á"i"t".-y

"lesclavo, una posición subaltema tier-re u. privilegio epistemorógico

"i-,el

sentido- de que puede darse cuenta de Ia iüsión sobrela cual se"fur-rda laautoridad que confronta (ra ilusión del arno cre que es do'.rinante por

Siete aproximacior-res al "problema indigena"' 275

nafuraleza o razón). Este reconocirniento es lo que está implícito en laactuación con los "papeles caídos del cielo" del líder de la insurrección Santal

rnencionado por Guha.Pero Ia negación del poder dominante no es sirnplernente "semiótica":

requiere también la construcción de otraideologia, otra visión de identidad,comunidad, valores, historia, territorialidad -lo que Gayatri Spivak

denomina un "esencialismo estratégico". Esto es, en últirna instancia, unavisión de un orden social distinto, otra escala de valores, otro modo deproducción. Por conkaste, el argumento de Bhabha establece lo que éldenomina "la regla de significación" como una especie de límiteinlranqueable. Siguiendo en parte la lógica del argumento de Bhabha, AlbertoMoreiras anota que "La relación hegemónica es precisarnente lo que excluyelo subaltemo como tal".7 Pero esto equivale a decir que la posibilidad dehegernonía esta limitada sólo a los intereses sociales que ahora son dominantes,y, por lo tanto, que la lucha contra esos intereses tiene que renunciar a esa

posibilidad. Precisarnente en el momento en que aparece la posibilidacl de

desplazar casi rnedio milenio de l-regemonía eruopeo-capitalista-colonial esa

hegernonía declara que la hora de la hegernonía ha pasado. Así, esa

hegemonía mantiene su autoridad aun en su auto-clesconstrucción.

5. UN pasajr op Mr. uauo Rtcosnr,\ MtNcuú y EL DEsPI-AZAN4IENTo DE tA AUToRIDAD

u¡nutru¡únca8

En el capítulo XXIII de su testimonio, Menchú describe la tortura yasesinato de su hermano por elementos del ejército guatemalteco en la plazamunicipal de Cl-rajul de esta forma:

Eran monstruos fios presos del ejér'cito]. Estaban gordos, gordos, gordostodos. Inflados estaban, todos heridos. Y yo vi, que me acerqué más de

ellos, la ropa estaba tiesa. Tiesa del agua que le salía de los cuerpos. Comoa la mitad del discurso, sería como una hora y media o dos horas ya, el

capitán obligó a la hopa a que le quitara la ropa de los tortur'ados Para quetodo el mundo se die¡a cuenta del castigo si nos metíamos en comunismos,en terrorismo, nos tocaúa ese castigo [. . . .] El capitán daba un panorama detodo el poder que tenían, la capacidad que tenían. Que nosotros comopueblo no teníamos la capacidad que ellos tenían. Ela más que todo paracumplir sus objetivos de meter el terror en el pueblo y que nadie hablaraMi madre lloraba. Casi, casi mi madre exponía la vida de ir a abtazaÍ avera su hijo. Mi papá, yo lo veía, incleíble, no soltaba una lágrirna sino tluetenía ula cólera. Y esa cólela claro, la teníamos toclos. Nosotros más que

todo nos pusimos a llorar, como todo el pueblo lloraba No poclíamoscreer, yo no creía que así era rni hermanito. Qué culpa tenía éf pues. Eraniño inocente y le pasaba eso. Ya clespués, el oficial mandó a la hopalleval a los castigados desnucios, hinchados. Los llevaron arrash'aclos y ncr

podían caminar ya. Arrastrándoles para acercarlos a un lugar. Los

concenh'aron en ul lugar dor-rde todo el mundo tuviera acceso a verlos,Los pusieron en filas. El oficial llamó a los más crimirales, los "Kaibiles",que üenen ropa distinta a los demás soldados. Ellos son los más eirtrenaclos,

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276 . John Beverley

los más poderosos. Llaman a los kaibiles y éstos se encargaron de echarlcsgasolina a cada uno de los torturados. Y decía el capitán, éste no es t'lúltimo de los castigos, hay más, hay una pena que pasal todavía. Y eso

hemos hecho con todos los subversivos que hemos agarrado, pues tientrrque morirse a través de puros golpes. Y eso no les enseña nada, entonct'sles tocará a ustedes vivi¡ esto. Es que los indios se de1'an manejar por krscomunistas. Es que los indios, como nadie les ha dicho nacla, pol eso st,

var-r con los comuristas, dijo. Al mismo tiernpo quería convencer al puebk r

pero 1o maltrataba en su cliscurso. Entonces los pusieron en orden y lt'secharon gasoLina. Y el ejélcito se encargó de prenderles fuego a cada unt r

de ellos. Muchos pedían auxilio. Parecían que estaban medio mueltoscuando estaban allí colocados, pero cuando empezaron a arder los cuerp()s,empezaron a pedir auxilio. Unos gritaron todavía, muciros bdncaron pcrr r

no les salía la voz. Claro, inmediatamente se les tapó la respiración. Pelr,para mí era increíble que el pueblo, allí muchos tenían sus armas, susmachetes, los que iban en c¿unino del habajo, otros no tenían nada en lir

m¿rno, pero el pueblo, inmediatamente cuando vio que el ejército prenclitifuego, todo el mundo querla pegar, exponer su vida" a pesar de todas l¡r¡armas... A¡rte la cobatdia, elmismo ejército se dio cuenta que toclo t'lpueblo estaba agresivo. Hasta en Ios niños se veía una cólera, pero t:sir

cólera no sabían como demosh'arla. Entonces, inmediatamente el oficialdio orden a Ia tropa que se retirara. Todos se retfuaron con las armas err l¡r

mano y gritando consignas como que si hubiera habiclo una fiesta. estabar r

felices. Echaban grandes carcajadas y decían: lViva la patria! lVrvrrGuatemala! lViva nuestro presidente! lViva el ejércitol lViva Lucas! lilpueblo levantó sus armas y corrió al ejército (Menchú 203-205).

Un antropólogo norüeamericano, David Stolf ha cuesüonado la veraciclot I

de este pasaje. Sugiere, basado en una serie de entrevistas hechas por él en In

región de Chajul, que la tortura y muerte del hermano por el ejército n('ocurrieron precisamer"rte de la manera en que Menchú las describe aquí, (lur,

ella no pudo haber sido testigo directo del evento ("Y yo vi, que rne aceft¡uimás de ellos ..."), y, por lo tanto, que el pasaje es "una invención literaria" (rr

literary inuention).eLa ager-rda de Stoll está clara: quiere criticar la estrategia de la ltrr'lr,r

armada en Guatemala, porque, en su opinión, los grupos indígenas r,r

suÍlaron a ésta no por convicción siÍlo porque se encontraror, "entre tlo',fuegos": entre la violencia de la guerrilla y la violencia clel ejército. l',1

testimonio de Menchú, por contraste, es una justificación de la r"recesidarl , L,

la vía de la lucha arrnada por parte de las cornunidades irdígenas.Lo que Stoll no pone en duda es el hecho mismo de la tortura y rrru('r'lr!

del hermano, sino sólo la manera en que Mencl-rú narra ese acontecirnit'¡rloLa pregunta clave, por lo tanto, no es ¿qué pasó?, sino ¿quién tiene Ia autoritl¡rr I

de narrar y sobre qué base? Sería otra instancia del "informante nativo" rlr,

la antropología colonial conceder a un narrador testimonial como Rigobr,r'lrr

Menchú sólo la posibilidad de serun"testigo", sinelpoder decrear su plo¡ri+r

narrativa de los hecl-ros y de negociar sus condiciones de veraciclad.ro Atut

suponiendo que Stoll tenga razón (y Menchú ha insistido una y otra v(.ir ¡n

Siete aproximaciones al ,,problema indígena ',. 272

la veracidad de su versjón), su posición equivale a decir que er subalternopuede, por supuesto, hablar (para recordaila far¡osa pregunta de Spivak),pero sólo a través de nosotros, de nuestra autoridad discrpl-inaria y süpuesta"objetividad" o neutralidad académica, cualidades q.," stoll.".ár-,oá purusí rnismo. Pero es esa autoridad y esa objeüvidad la qul ros pueblos i.dígenasdeAmérica enfre^tan diariamente bajo lás forma" du r"pr"riór-rmilrtar y"para-

mfita4 discriminació., explotacióneconómica, "rq.r"-á, pu.u "rr,,d""..,olo,,o aculfuracióry esterilización fouada,confiscación de suls üerras. etc.

_ Lo que la narración de la muerte del hermano de Rigoberta Menchú nosobliga a reconocer es Io indígena-subarterno ,-ro

"oño argo narrado -representado- para nosotros, sino como narrador. Narradoñon su propioproyecto y poder de gestión - agency - hegemónicos, porque no

""ru d"r.o

simplemente narrar su subaltemidad. euiere invertir - violentamente si esnecesario y/ o posible - los términos y ras reraciones sociales que definen esasubalternidad.

6. Le ¡¡o-contclDENciA DE socIEDAD cIVIL y coMUNIDAn

En parte como altemativa al tipo de articulació.l-regemó.ica ,,.acio.al-

popular" representada por el sandinismo, se ha fromoviclo muchoúltirnamente el co.cepto de sociedad civil, ente.dida ésta corno el conjuntode asociaciones o relacio'es entre individuos, grupos, u organizacio.esa-utónornas gobernadas por la ley civil pero elaboradas indeper-r-clientementedel estado. se podría ver la disputa u.,t u ro, sa'dinistas yios miskitu, porejemplo, como un caso de la contradicción entre sociedad civil y estado lelargumento de Hale sugiere más o rner-ros esto). pero,

¿reahner-rte sirve elco.cepto de sociedad civil para pensar la naturaleza clÉ las comur-ridadesindíge'as en América Latina? ¿o se trata rnás bien en la idea de sociedaclcivil de un ideologema post-marxista, sir-rto'izado cor-r la actual hegemoníadel neoliberalismo?

En el verano de 7996, dos curanderas mestizas fueron acusadas por

comunidad indíger-ra en el sur de Ecuador, donde trabajaban, de ,e.curanderas falsas. se les culpó de muchas muertes innecesarias. Confrontadascon Ia acusación y bajo amenaza, las rnujeres confesaron que habíar-r estafadoa Ia comunidad. surgió entonces er probiema de cómo juzgarras y castigarlas.La comuniclad las había secuestraáo en una .uru puiti"rilut, y'"" -o""t ubudispuesta_ a juzgarlas de acuerdo con sus propios cédigo, y

"ostumbre".Lu,

autoridades estatales, sin embargo, sentían linecesidad de ir-rtervenir contrala acción de la comunidad para áfi.*ut la autoridad cle la ley. Esto l-rubierarequerido en la práctica u.a acción policial y / o nilítar para rescatar a lasqrujeres y detenerlas oficialmente, porque la comunidad

'o reconocía elderecho del estado en este caso._ El problema fue que las mujeres sólo podíanler culpadas de un delito civil -estafa- mie'tras que lts indígenas lasconsideraban como asesinas

que l'rabíar-r dañaclo la iritegriclad fís"ica de lacomunidad.

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8/7/2019 JOHN BEVERLEY siete aproximaciones al problema indígena

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279 o John Beverley

Actuandocor.rmuclraPrudencia,elgobemadordelaprovirrciadondeocurrió este incidente decidió r-ro ir-rtervenir conha la comur-ridad. Ante todos

los habitantes, las mujeres fueron desnudadas, golpeadas' y expulsadas de

la comunidad. Esta acción de la comunidad -por supuesto' representada

en todos los medios de comunicación nacionales del Ecuador (la cual coincidió

casualmente con los preparaüvos para las elecciones presidenciales) provocó

,r^ J"Uut" ger-t"ralen

"lpaís. Algunas organizaciones de mujeres veían en el

castigo dias curand"rur ,rt-r ejemplo de violencia co^tra la mujer -unp.ouí"lnu muy extendido en toda la sociedad ecuatoriana, tanto en las

iomunidades indígenas como en la población criolla-mestiza -que estaban

tratando de combaár. Otros veían en la acción de la comunidad la persistencia

de traclicior-res y costurnbres pre-modernas, ar-racrónicas (ésta hubiera sido,

uno imagina, ia reacción cll un Vargas Llosa)' Otros -antropólogos'intelectuales indígenas, rePresentantes de la comunidad - señalaron que la

ley civil cle heclloi-ro c,,,bríáadecuadamente el daño causado a la comunidacl,

y que entonces Para restablecer su integridad vivencial y espirifual ltr

comunidad necesitaba castigar a las mujeres a su iltanera'

jQuien tenía la razón á este debate? ¿El movimiento de mujeres o t'l

movilñe^to en favor cle más autonornía para los grupos i-rdíge.as? ¿EI estacl.

o la sociedad civil? ¿Fue de hecho la acción de la cornunidad contra lar;

mujeres una instanciá de "sociedad civil"? ¿Qué sig^ifica decir que trrtn

curandera -que ernplea rnedios muy distintos a los que se reconocen ell.lir

medicinaocciáer-rtal- puedeserfalsa? ¿Quientierrelaautoricladdedecitliresto?

No hay resPuestas fáciles a estas preguntas' Lo que si está claro' r;irr

embargo, es que r-ro se trata aquí c{e unu iit'.plu opotició^ er-rtre sociedacl t iv r l

(brrur-ruiy"rt^clor-racional(malo),pordosrazones:1)elconceptode.sotitrl'r'l)irA a"p"'ra" de la autoriiad de la ley civil burguesa -una autoridad c¡rr. l'r

comunidad precisamente no r".o'ro.iu; 2) en este caso, el malo de la pelít t rl,r,

el estado, concedió defacto a la comunidad el derecho deiuzgaty castil¡tlt

lascuranderas,Esmás:enciertosentidosepodríaverelconflictocolll(ltl!|

conflicto entre una lógica de comunidad (indígena'quichua-hablrrrrl"'

campesir-ta, pobre, rurul), Por un lado, y lna sociedad ciuil (utbana' bltttt' 'trr

;;;r., hispano-habluite l"t udu, eurócéntrica o"pituca")' por otr.' r'rrtt r'l

estaclo, curiosamente, en la posición de mediador'

Lo que pasa es que sóciedad civil y cornu'idad.o sor-r realirl,r,l¡'e

.o'r*"'rrlruúles. En lá celebración actual del concepto de sociedatl , iv¡l ,,F

trata, según Partl-ra Chatterjee, precisam-ente-de "una supresión ["'l rll rlrrs

narrafivá indepencliente de comu^idad [...]. Lu comu.idad, e' la ¡ri' r irltr,:l

del capital, es relegada a la prel-ristoria<{e-ésta -un estado cic t'vttltt' lttll

t"r^turul,pre-políticá'prirnordial"(235)' F'nformacionessociales(ltrt'r'¡rrr!"Fll

Ju ."gi*ur-r", coloniales, la fuerza cle la dicotomía sociedad civil/t'r,l,rt l' e€

despüzacla por la imposibilidacl clel estaclo colonial de ilrstituir u tril r;u lt'r lérl

civii efectivá, ya que no puede reconocer al sujeto colo.izado - t'l " t t'l llt'tr'

(o a la'rujer,

nativa o nof- como un ciudada.o ple.o. Por lo t¿rtrl', r'l 4rlltstti

Siete aproxirnaciones al ,,problernaindígena ),.

279colonizado cnnstruye su identidad de'tro cre u'a narrativa distinta cle larrarrativa de la sociedad.civil, la ,,esfera

publica,, b"rg""r;,;iJ;.'i;,.".r.narrativa de comunidad, tradición, y territorialidad llmitadá.Cl-ratterjee tega a ra concrusióri a" qr" ;1u ir-wocació' de la oposicióne'fre estado/sociedad civil e^ Ia lucl-ra contra tos regíme'es burocrático_socialistas del este de Europa o e.las u'rUg,ru, ,"p,iblicas de la URS$ o, e. elmlsmo sentido, e'Chi.a,'o puede

proáucir srr-ro esüategias que busca'reproducir la l-ristoria de Europa occidentalf (23g). ¿por !"ez'r".*""fconcepto de sociedad civil clepende de un ,"r",íial ,_,o.ir_,uurro"á""*.r.u"moder'idad,, social y u'a ,,participació.,,

cívica que cle hecho excluye aamplios sectores de la poblaciór-r."ui d" lu ,-,Jór-r. E'rique Dussel observaque Ia asociación sociádad civil-modernij;j: q"" tiene sus raíces en losperxadores de la Ilustraciór-r y, sobre todo, en Heger, ocurta ra relació. l-ristórica::tt".li ernergencia de,la.stciedacl civil euffia y el colo.ialis'ro. ,,paraHegel", observa Dussel, ,,la periferia d" E;;;;" e-s u. ,espacio libre, quepermlte a los pobres, producidos por las .or-rt adi."io.res del desarro[ocapitalista, la posibiridad de ser elros

^irro* fropretarios y capitaristas er.rIas colonias"', "Hegel parece no darse cuenta a" qrru las coronias tiene. queser tomadas de otros pueblos,, (70_72).

5u pu.to es que ra idea de sociedacr civil e'Ios pensacrores cle laIlustració', corno ef idear du rtu¡".*u, á.lr*i".r"lt¿"a"árrr,rr-rr"uirru;ti"y,requiere una modemidad "lo gra.d.a,, , y porlo tanto deper_rde cle u'a.arrativahistoricisra de la ,,.ecesidad7

de i-;;"";;;;;u.-ilo,, 1".""0r".", i"g^',Ii^güístico, religioso, higiénico, p"á"gJgi.",""tc.,¡

a ot o" pueblos. porcontraste, para Dussel,,,una cornprensió. áe h rehéió"

"""" il CffiirL yIa forrnación de la Europa *odu.r-ru per_iiu una nueva visión cle lamodernidad que rnuestra no sólo"r,

Iuáo ernancipatorio, si.o tambiér-r sulado des tructivo, de genocidio,, (Dussel ?+;;;.'si Ia modernidad.teva

.ensí la posibríidaa de ra cre'rocracia y laema.cipació. -co'dicio.es inherentÁ a la socieclac{ .i"il b";;;; r"conjilión necesaria parece ser ra represió. clel tipo cle lógica cornu^ar pre-capitaüsta representada

en la accián a" ru "or,.,.rr-riclad e. el caso cle lascuranderas falsas: lo cue hoy está de ,'rodu llurr_,u, saberes locales (localknouledges)' Pero er .u*ltuao a" urt""u"oi.oJren serrara que esta Iógicaco'runitaria puede "co-ex,isfir pacífican-rente" con la.rocter.idacr y el estacronacional'rl Lo que hace farta es que la'rodernicú y

"t "rtuaola áá;"" ".rri.conro tal: que no vean su terosiotnola destrucción cre esa rógica conunar,que reconozca. su derecrro y-.egocie. su autor-romía

"rrrturuiy t".rit-iut.Pero esto requiere u.,,estadoi¿uí,,, r.r.,a";;; r;;"r r.bre un,,pensarnientodébil"r'z -es decir una redefuiiciot-t á" 1., ái"""*lr. u-rt".""u" que co.shrryer-ril estado-nación corno sujeto cle la historia.

"UNa nrrunocENErDAD tvo omtÉcnc¡,,

En uno de sus últimos ensayos, publicado poco antes de su rnuerte en'Antonio Comejo-Porar sugiere algunos el"-"r"rto" pu.u .,na recrefinició.

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8/7/2019 JOHN BEVERLEY siete aproximaciones al problema indígena

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2gg . John Beverley

de la nación de este tipo. Cornejo-Polar comienza su ensayo señalando r'lhecl-ro de que la poblaciónurbana clel Perú ha crecido en los úlümos cincuer-rt¿r

años de 35% a 70% de la población nacional, principahnente conroconsecuencia de la rnigración indígena de la región andira, migración cltrlfue precisamente el tema de Arguedas en EI zorro de arriba y el zorro de abn jo.

Corno se sabe (Rama alude a esto en las palabras de su entrevista citadas ¡principio de este artículo), Arguedas experirnentó esta diáspora como lrr

destrucción irreversible del mundo indígena y de la posibilidad de la utopiirde la "nueva ciudad" ar-rdina con la que soñaba. Pero Cornejo-Polar sostierrt'que es importante evitar "la perspectiva que hace del migrante un subalterrr, r

sin rernedio, siempre frustrado, repelido y humillado, inmerso en un muntlohostil que no comprende ni le comprende" (8a ). El migrante andino tambií'rrse impone sobre la ciudad criollo-mestiza costeña: "triunfo y nostalgia rro

son términos contradictorios en el discurso del migrante".Se trata de entender y valorizar la relación entre identidades emergent('ri

y residuales en el sujeto migrante, para emplear una conocida distinción tlr'Raymorld Williams. Aunque estas identidades co-existen sincrónicanrenl,enun rnisrno sujeto, este sujeto no debe entenderse, piensa Cornejo, corrrrt

transculturado o - aludier-rdo explícitarnente a la tesis de Canclini, "híbriclo".

Más bier-r, es un sujeto descentrado o esquizofrénico, construido alrecleclolde dos (o más) ejes de identidad que son contradictorios de una fornta trrt

dialéctica - es decir, que no resulta en un AuJhebung o supresión-superacirirrde la contradicción:

[E]l discurso rnigrante es radicalmente clescenh'ado, en cuanto se consh'rryralrededor de ejes varios y asimétricos, cle algula manera incompatibles y

contradictorios de un modo ro dialéctico. Acoge no menos cle tlorexperiencias de vida que la migración, conh'a Io que se supone en el uso tl,'la categoría de mestizaje, y en cierto sentido en el del concepto tlr'h'ansculfuración, no intenta sintetizar en un espacio cle resolución arnttitrir ir(844-84s).

Cornejo-Polar Íecl:Laza la opción, que también asocia con Canclini,rl,'

pensar la identidad del sujeto migrante como "desterritoriahzada". Por' ,'l

conkario, el desplazamier-rto territorial de los Andes a Lirna "duplica (o rrrrrr,)

el territorio del sujeto y le ofrece o lo condena a hablar desde rnás dt' rrrr

lugar. Es un discurso doble o múlüplemente situado" (841).

Cornejo-Polar ofrece como unejemplo concreto de este sujeto descentr¿trL'

el caso de la acfuación de un cómico ambulante de origen andino elr lrra

calles de Lima, transcrita por dos investigadores interesados en las nut'v,tuformas de cultura oral surgidas en el contexto de la diáspora andir-ra.ri lilcómico empieza su actuación con una referencia a "nosotros los criollrx,"para distinguir a su público (limeño-urbano) de "la gente de la sierra" ,t

quienescalificacorno"estosÍrierdas". Ur-rosrnomentosdespués,sirembut1i,t,lar-rza un encomio apasionado a los Incas y a la figura de José Gabriel -l'ril'¡r

Amaru, con el cual se identifica a sí mismo como serrano: "[S]i tú r'r'r'q

Siete aproximaciones al ,,problema indígena ,,.2g1

provinciano nunca niegues a tu tierra. yo vivo orgulloso como serrano guesoy/ serrano a mucha horua, serrana zo" (g43).

-Losinvestigadores que transcribiero'esta acfuación sugiere. que este

cambio abrupto y aparentemente contradictorio resulta i"l pro""ro d.desplazamiento metonímico característico de u. discurso oral, semi-improvisado'14 cornejo-Polar señala, sin embargo, que el desplazamientolingüístico de la actuación del cómico también "iepitl ul arará"o itinerarrodel migrante[...]. [T]al vez en Ia deriva del curso metonírnico el rnigranteencuentre lugares desiguales desde..los que sabe que puede hablar p"orqueson Ios lugares de sus experie.cias". cornejo-polar üncluye: ',ser'íaniasvoces múltiples de las muchas mernorias que se niegan at otviao,, 1s+e¡.

Este dinámica de doble .egación si. superaciór1 de no olaid.ar it. eí actomismo de afirmarse corno sujeto en un nuevo contexto, cle ser,,cloble,, <rmúltiple, podría leerse corno la figuració. de ra posibilicracr de un nuevodiscurso de Io

'acionalen relación a ro incríge.a y lo subalterno -es decir,

del "pueblo". Pero no es u. discurso de los riuchos que devie.en uno; es ur-rdiscurso del uno deviniendo rnuchos.

Nores

l Quiero reconocer en estas páginas la presencia clirecta o indirecta de mis rlebates yconversaciones sobre este tema con Juan Zevallos, Jesús Díaz y Mario Roberto Moralesde este departamento, con mis esfudiantes en un semi*ario sóbre Estudios Culfuralesen América Latina en la urúversidad Andina de euito en el verano de 1996 (sobr.etodo e^ la secció. 5), y con los miembros der Grupo de Estudios subalümosLatinoamericanos.

],"Theplice the¡ [I^dian peasants] must pay for integratior-r is high - re^unciation of

their culture, their language, their beliefs, their tráditio.s aná customs, ancl trreadoption of the culture of their ancient masters..., If forced to choose between thepreservaüon of Indian cultures and their complete assimilatiory with great sadness Iwouldchoose modemizationofthelndianpopuratiorybecausethereárepriorities...fM]odernization is possible only with the sacrifice of the Indian culturis,,. MarioVargas Llosa, crtado en Harper's Magazine (diciembre 1gg0), 52_83.slvfartin

Lienhard expJica el final d e óIlantay comoel resdtaáo de un cálculo iclmlógicodestinado estratégkamente a formar un bloque histórico hegemónico, en el".r".idoque da Gramsci a ese concepto: "si la aristoc¡acia neoinca, que car.ecía de un poder

político real, pretendía crea¡ las condiciones para uÍra restauració. i'caica,-^o leconvenía, por cierto, insistir en las prerrogativas discrecionales cle los I¡cas históricos.Para recuperar eI pocler en la situació. póIítica del siglo XVIil, necesitaba al rne'os laalianza con los clemás sust¡atos i'dígenas, probabléme.te también con los crioilosüberales. No podía permitirse et tup ae iurr',* a sus l'ripotéticos aliac{os co' laperspectiva de un gobier.o inca totalme.te inflexible. sí el óltnntav per.tenece a estecontexto neoinca, es lógico pensar que el o los autores dei clrama Jr"fi.i"ra., ofre"".una imagen más adecuada para apoyar ra rucha revincricativa de los 'I.cas'contempor¡íneos. una image. más humana, pero no desvilhrada: el rrr.ama ilustraprecisarnente la capacidad de la sociedad inca par.a restablecer; e' u'a época cle crisis,un poder supremo'justo"' (Lienl-rard 248).

{ Este es el tema del libro de Florencia Mallon sobre la formación del estado e. el perúy México en el siglo XIX, Peasant and Nstlon. Tiene el defecto cle hacer cle la historia.otra vez, una forma de la biograf,a de la nación,

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292. Joltn Beverley

5Judith Butler explíca perfornta¿c¿ -acfuación es quizás el término rnás cercano enespañol- como una acción de representación que desconshuye (vgr. parodiando) laoposición binaria que constituye una identidacl y, a Ia vez, actualiza o afuma esa

identidad. Es una manela de solucionar urr conocido problema en Ia teoría feminista'la identidad "mujer" es formacia precisamente por los códigos de clominaciónpatriarcal, pero a la vez es a través de esa identidad -experimentada como"esencial" - que uno tiene que proponer una práctica cle emancipación femerrina.r'En el caso de Cuba, Ia figula de Martí, invocada tanto polel régimen como pol laoposición contra-revolucionaria en el exilio, tiene una misma fulción.7 Alberto Moreilas, "Populism in a Double Register/', h'abajo presentaclo en la reuliórrdel grupo de Estudios Subaltemos Latinoamericanos de7997.8He tomado esta sección en palte de mi ensayo "The Real Thing".e Cito del manuscrito del habajo hédito de Stoll, " l, Rigoberfn Mettcl1i ancl HumarrRiglrts Reporting irr Guatemala", presentado en una conferencia sobre PolitictlCorrectness and Ctiltural Sfi¿dl¿s. Sin mencionar el incidente del helmano, Stoll hacr

una crítica similar del testimonio de Menchú en su ensayo "'The Land No Lon¡;t'r'Gives': Land Reform in Nebaj, Guatemala", especialmente pp. 4-5.l0Ver Beverley, Agaürst Literature 97. Yéase también el conocido ensayo de DorinSommer sobre la estrategia narralva de Me llanto Rigoberta Menchli, "SitSecrelos" ,

11 Es erróneo ver a 1o indígena como pre-modemo. Los pueblos indígenas tambititrviven en la ntodenidad, pero a su manera. Viven en otros tiempos también, pero t'sh'

hechodevivi¡"tiemposmixtos"(lafraseesdeCanclini)noespeculiaraellos. Dt'¿rlrtque la relación de 1o indígena con 1o moderno no sea trccesariafirctúe :ur:.a relaci(rr rlr,

hibridización o transculturación, que, en cierto sentido, es lo que el concepto rh'sociedad civil expresa.12La alusión es a ia idea de pertsnnrcnto debbole en el posmoclemismo italiano.13Ver Biondi y Zapata.lrPala MartinLeinhard, seríaunejemplo de Ia persistencia ensociedades poscolotti,rh'lcomo el Perú de una "diglosia culfural instituida durante el proceso tle cont¡ttisl'r y

colonización".

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