Lavboratorio, nº 23, 2010

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    Vanesa CosciaEntre el dilogo y la confrontacin? Luchas sindicales desde una perspectiva comunicacional

    Christian Dodaro, Santiago Marino, Mara Graciela RodrguezNormalidad, excepcin y oportunidades. Dinmicas culturales y polticas en el caso del activismoaudiovisual (Argentina 2002-2004).

    Marcela PerelmanNarrativas en disputa sobre violencia y protesta.

    Agustn NietoAmotinados. Ira obrera en la industria pesqueraargentina, 1997-2007

    Ana NatalucciAportes para la discusin sobre la autonoma oheteronoma de las organizaciones sociales. Laexperiencia del Movimiento de Barrios de Pie,2002-2008

    Dossier

    Juan DiezMs all de las palabras. Las transformacionesrecientes del proyecto poltico zapatista

    Melina Deledicque y DanielContarteseMovimientos sociales en Bolivia. Las Juntas Vecinales de El Alto entre la institucionalidad y la rebelin.

    Silvana Lado y Adriana OliveraBiopoltica habitacional. Una mirada sociolgica a los sujetos como blancos de los servicioshabitacionales.

    INVITADO

    Jos NunSobre el concepto de masa marginal

    N 23La protesta social hoy

    LavboratorioRevista de Estudios sobre Cambio Estructural y

    Desigualdad Social.

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    Revista Lavboratorio n 23, ao 10, Revista del Instituto de Investigaciones GinoGermani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires,cuenta con el apoyo del Departamento de Sociologa de la Universidad Nacional de Mardel Plata, y el auspicio de SEDECA (Secretariado de Enlace de ComunidadesAutogestionarias).

    ISSN: 1515-6370

    Director Responsable: Eduardo Chvez Molina

    Representante Legal: Agustn Salvia

    Editor: Astor Massetti

    Secretario de Redaccin: Ernesto Philipp

    Comit Editorial: Agustn Salvia, Eduardo Donza, Eduardo Chvez Molina, AstorMassetti, Ernesto Philipp, Enrique Andriotti Romanin, Mara Laura Canestraro, GabrielCalvi.

    Base de datos en que est referenciada Lavboratorio:

    - Dialnet- Latindex

    Los artculos, ensayos, reseas de libros y otros trabajos nacionales y extranjerospublicados en la Revista Lavboratorio, son seleccionados por el Cuerpo de rbitros dela Revista, detallados al final del presente ejemplar, de acuerdo a la calidad de lasmismas segn pautas orientadoras del nmero. Estn protegidos por el RegistroNacional de la Propiedad Intelectual, y su reproduccin en cualquier medio, incluidoelectrnico, debe ser autorizada por los editores. Los textos son de exclusiva

    responsabilidad de los autores y no comprometen necesariamente la opinin delInstituto de Investigaciones Gino Germani, ni del Departamento de Sociologa de laUniversidad Nacional de Mar del Plata.

    Colaboraciones y Comentarios:

    Revista Lavboratorio, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de CienciasSociales, UBA.

    Uriburu 950 6 piso oficina 21, Cdad. de Buenos Aires (1114).

    e-mail:[email protected]

    Diseo, diagramacin e impresin: Ediciones Surez, Julio A. Roca 4091, Mar del

    Plata, Prov. de Buenos Aires (7600), http://www.edicionessuarez.com.ar. Ilustracin de tapa: gentileza de Andrea Sanmartn.

    Revista de circulacin gratuita, solictela al Instituto de Investigaciones Gino Germani,Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Uriburu 950 6 piso oficina 21, Cdad. de BuenosAires (1114), o al Departamento de Sociologa de la Universidad Nacional de Mar delPlata, Funes 3350, 2 Nivel.

    Autoridades

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]://www.edicionessuarez.com.ar/http://www.edicionessuarez.com.ar/mailto:[email protected]
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    Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

    Decano Prof. Federico Schuster.

    Vice Decana Prof. Damin Loreti.

    Director Instituto de Investigaciones Gino Germani: Dr. Julin Rebn.

    Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata

    Decana Mg. Cristina Amanda Rosenthal

    Vice Decana Dra. Mara del Carmen Coira

    Coordinador Departamento de Sociologa: Enrique Andriotti Romanin.

    Comit de referato de n 23

    Almir al Kareh (Universidad Federal Fluminense)Astor Massetti (IIGG/UBA/UNMdP)Diego Domnguez (IIGG/UBA)

    Eduardo Chvez Molina (IIGG/UBA/UNMdP)Eduardo Donza (IIGG/UBA)Enrique Romanin (UNMP)Ernesto Meccia (UBA)Ernesto Phillip (IIGG/UBA)Ezequiel Ipar (UBA/UNMdP)Federico Lorens Valcarce (IIGG/UBA/UNMdP)Fortunato Mallimaci (CEIL-PIETTE)Gabriel Calvi (UBA)

    Gabriel Vommaro (UNGS)Gabriela Merlinsky (IIGG/UBA)Gabriela Wyczykier (UNGS)Germn Prez (IIGG/UBA)Leandro Seplveda (Univ. of Middlessex, Inglaterra)Marcelo Gmez (UNQui)Mara Laura Canestraro (UNMdP)Mario Gnzalez (Univ. Bolivariana, Chile)P. Jos Meisegeier (SEDECA)Pedro Tsakoumagkos (UBA, UNLu, GESA-UNCo)

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    Contenido

    Entre el dilogo y la confrontacin? Luchas sindicales desde una perspectiva comunicacional 8

    Vanesa Coscia

    Normalidad, excepcin y oportunidades. Dinmicas cultural y poltica en el caso del activismoaudiovisual (Argentina 2002-2004). 25

    Christian Dodaro , Santiago Marino, Mara Graciela Rodrguez.

    Narrativas en disputa sobre violencia y protesta 43

    Marcela Perelman

    Amotinados. Ira obrera en la industria pesquera argentina, 1997-2007 63

    Aportes para la discusin sobre la autonoma o heteronoma de las organizaciones sociales 90

    Ana Natalucci,

    Sobre el concepto de masa marginal 109

    Jos Nun

    Ms all de las palabras. Las transformaciones recientes del proyecto poltico zapatista 120

    Juan Diez

    Movimientos sociales en Bolivia. Las Juntas Vecinales de El Alto entre la institucionalidad y larebelin. 134

    Melina Deledicquey Daniel Contartese

    Biopoltica habitacional. Una mirada sociolgica a los sujetos como blancos de los servicioshabitacionales. 149

    Silvana I. Lado , Adriana B. Olivera

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    Presentacin

    El nmero 23 de Lavboratorio es una

    recuperacin y tambin una celebracin,en el sentido de que hemos vuelto alpapel luego de 7 aos de haberloabandonado. Con el apoyo del Fondo deCiencia y Tecnologa (FONCYT) delMinisterio de Ciencia, Tecnologa eInnovacin Productiva, y delDepartamento de Sociologa de laUniversidad Nacional de Mar del Plata,

    esta iniciativa acadmica del equipoCambio Estructural y DesigualdadSocial, del Instituto de InvestigacionesGino Germani, retoma la senda de larevista; formato tradicional en lasCiencias Sociales para divulgarexperiencias y trabajos cientficos, tantode investigadores nacionales comolatinoamericanos principalmente.

    Otro aspecto sustantivo es laconsolidacin de un cuerpo de rbitrospermanentes que han colaborado conmucha energa y entusiasmo paracalificar la gran cantidad de artculosenviados al presente nmero. Elagradecimiento a todos ellos y ellas, quehan seleccionado los mejores artculos.

    Un punto aparte es el apoyo a estainiciativa de recuperacin, que provienede la carrera y el Departamento deSociologa de la Universidad Nacionalde Mar del Plata, carrera reabierta luegode 31 aos, despus del cierre dolorosoy cruento de la ltima y esperemosltima dictadura militar en el pas.Carrera que da sus primeros pasos, conun plantel docente joven, y con un

    plantel de estudiantes entusiastas,

    recuperando da a da una carrera quetuvo entre sus docentes a EnriquePecoraro y Roberto Carri, entre otros.

    Tambin, en este entramado de

    recuperacin, un lugar destacado ocupael investigador Agustn Salvia, directordel Equipo Cambio estructural yDesigualdad Social, con su continuoaliento y experiencia para proseguir esteespacio de divulgacin.

    Y no puede estar ausente, en tono dehomenaje, un agradecimiento particular

    a Jos Nun, el socilogo abogado yeconomista, por acercarnos un artculosobre la conceptualizacin de la masamarginal, y reactualizar continuamenteel debate sobre la exclusin en AmricaLatina, fuente de argumentacin sobremuchos aspectos de los movimientossociales emergentes hace ms de unadcada.

    En sus ms de diez aos de vidaLavboratorio se ha preocupado porinterpretar los cambios coyunturales quese han observado en nuestro pas desdela ptica de la investigacin emprica yde la reflexin de los ms prestigiososinvestigadores del medio local einternacional. Nuestro nmero 23 sesita en una temtica particular: la

    protesta social. Sus enfoques no escapana un contexto actual de disputa por elespacio poltico y econmico, en elmarco de confrontacin social luego dela discusin por la ley 125 deretenciones mviles agropecuarias a laexportacin de soja, y actualizadas hoya travs de la implementacin de laasignacin universal por hijosdestinadas a paliar las situaciones de

    pobreza en el pas, que han

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    reconfiguraron el escenario de laprotesta en la Argentina.

    Bajo esos parmetros, la confrontacinpoltica a travs de nuevos actores, y el

    uso remozado de nuevos instrumentosde protesta colectiva, (el cinedocumental, internet, los diariosalternativos, la calle, el corte de ruta, labarricada y el cordel, entre otros)recupera un debate que actualizacontinuamente la mirada de las cienciassociales sobre esta problemtica.

    Los diferentes autores que aqu sepresentan, tambin recuperan no slotradiciones de anlisis sobre lacoyuntura nacional, sino tambinreactualizaciones de debates, y quedesde perspectivas dismiles citancontinuamente, como foco inspirador, ellegado terico de Charles Tilly.

    Como planteaba Salvador Aguilar, en

    un escrito de homenaje a Charles Tillyde la editorial hacer de Barcelona:introdujo muchos ms avances

    duraderos. Uno, la consideracin de

    que los actores organizados no

    disponen de un arsenal ilimitado y a

    voluntad de recursos para la protesta y

    que dependen para ello de las

    tradiciones culturales heredadas desde

    dentro del conflicto. Esta idea,manejada ya por investigadores

    previos, la transform Tilly en un

    concepto robusto y sistemtico que est

    en el origen de muchos estudios

    posteriores que esclarecen la cuestin:

    la nocin de repertorios de accin

    colectiva, definidos por l como

    relativamente deliberado. Los

    repertorios son creaciones culturales

    aprendidas, pero no descienden de la

    filosofa abstracta ni toman forma como

    resultado de la propaganda poltica,

    sino que surgen de la lucha.

    Es en la protesta donde la gente aprende

    a organizarse, a ser solidaria en laaccin, a compartir su tiempo y supresente, pero tambin a romperventanas, atacar policas cuanto estosemprenden con furia la disuasin de laocupacin callejera, a derribar casasdeshonradas como las madres del

    paco, a escenificar marchas pblicas,hacer peticiones, a mantener reuniones

    formales u organizar espacios depropaganda.

    Esta escenificacin de la contienda poltica se actualiza diariamente, encada movimiento social que clamaparticularmente su destino, en cadademanda particular por cambiar los ejesde la distribucin de la riqueza, delpoder y la cultura dominante.

    Lavboratorio recupera ese sentido dediscusin, casi en tono de arenga, y queexpresa la plural perspectiva de anlisisen que se presentan, priorizando unarazn acadmica, y una democrticaforma de expresar el desarrollo de laciencia social, a travs de uninstrumento de divulgacin creado por

    la universidad pblica.Diciembre 2009, Los editores.

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    Entre el dilogo y la confrontacin? Luchas sindicales desde una

    perspectiva comunicacional

    Vanesa Coscia1

    Resumen

    A partir del 2004, en Argentina, las luchas sindicales volvieron a la escena pblica y losmedios masivos se constituyeron en actores polticos claves en la construccin de estosacontecimientos. En este sentido, el presente artculo analiza de qu modo sonrepresentados los gremios y los dirigentes sindicales en Clarn, el lder de la prensagrfica nacional, a partir de dos ejes de anlisis. El primero trabaja sobre la tensin entrepiqueteros y gremios tradicionales, como expresiones del conflicto social; el segundofocaliza en las relaciones entre gremios denominados dialoguistas y confrontativos.

    Palabras claves: lucha sindical, medios de comunicacin, gremios y movimientos

    sociales

    Summary

    Since 2004, in Argentina, the trade unions fights got back to the public scene and themass media were important political actors in that process. In that sense, this articleanalyzes the representations of trade unions and their leaders produced by Clarn - themain Argentinian newspaper-, focusing on two issues. First, the tension between thesocial movement called piqueteros and the traditional trade unions as expressionsabout social conflict. On the other hand, the links between trade unions calleddialoguers and the ones called fighters.

    Key words: Trade Union struggle, media, unions and social movements

    Recibido: 18.07.2009 Aprobado: 27.10.2009

    1Conicet/IDES. Doctoranda Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

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    Introduccin

    A la luz de las luchas sindicalesque adquirieron visibilidad en losmedios masivos en Argentina a partirdel ao 2004, en este artculo nosproponemos analizar las estrategiasmediticas puestas en juego por Clarn,el lder de la prensa grfica nacional,para representar a los sindicatos, a losdirigentes gremiales y a las protestas. Apartir de lo cual, nos preguntamosCules son los modos en que lasnociones de trabajadores ocupados,

    desocupados, dilogo, confrontacin yconflictividad fueron (re)configuradasen la superficie meditica?2

    En esta investigacin trabajamossobre dos ejes de anlisis en torno a larepresentacin del actor sindicaltradicional, particularmente, laConfederacin General del Trabajo(CGT). El primero de estos ejes sevincula con los significados que leasigna Clarn al movimiento sindical encontraposicin con el movimientopiquetero, teniendo en cuenta el pasaje,mencionado por Svampa (2005), de unamatriz centrada en lo territorial a unamatriz sindical. El segundo eje focalizaen la relacin entre gremios quedenominamos dialoguistas yconfrontativos3, teniendo en cuentasus diversos posicionamientos respectode la protesta y la conflictividad social.

    2 Agradezco las lecturas, sugerencias y

    comentarios de Adriana Marshall y MaraGraciela Rodrguez a las versiones preliminaresde este trabajo.3 Aqu se incluyen tanto a gremios tradicionalesde la CGT como a las denominadas nuevasformaciones sindicales, es decir, agrupacionesopuestas a sus cpulas, con dirigencias deizquierda y que, en su mayora, provienen decomisiones gremiales internas tales como los

    delegados de subte, trabajadores del hospitalGarrahan y trabajadores telefnicos.

    El perodo de anlisisseleccionado comienza en el ao 2004 yfinaliza en el 2007 con el fin delmandato del presidente NstorKirchner. Durante este perodo se

    asisti a un proceso de crecimientoeconmico con recuperacin del empleoy aumento de la inflacin, con unadinamizacin de los reclamos salarialesy la negociacin colectiva. En estemarco, se dio inicio a una nueva etapade accin sindical que, despus de msde diez aos de aletargamiento obrero,puede considerarse como un punto deinflexin para reflexionar sobre losmodos en que los medios masivos

    representan al actor gremial. En estesentido, los interrogantes que seintentarn responder en estudio sonCmo se caracteriza a los sindicatostradicionales y sus posicionamientosante el conflicto social? Cmo serepresenta a los gremios de la CGT: asus dirigentes peronistas y a aquellosgremios que tienen entre sus filasdirigentes de izquierda? Cmo seconstruye a estas nuevas formacionessindicales provenientes de comisionesinternas, enfrentadas a las cpulasoficiales?

    Desde dnde pensar a los medios decomunicacin

    En la actualidad, los medios decomunicacin masiva se constituyen enuno de los espacios ms relevantes en loque atae a la (re)configuracin de

    imaginarios sociales y subjetividades.En este marco, asumen un rol deretransmisores de los conocimientos yde las verdades oficiales en lapermanente bsqueda por construirconsensos sociales. Tienden a sealar loque debe y lo que no debe hacerse,calificar lo normal y lo anormal, eintentar as normalizar comportamientossociales. En este sentido, cobraimportancia su incidencia en la vida

    cotidiana de los individuos, a travs de

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    los discursos que vehiculizan comoverdades inmutables bajo la nocin deobjetividad periodstica. Considerocon Bourdieu que las categoras depercepcin, los sistemas de

    clasificacin, es decir, las palabras, losnombres que construyen la realidadsocial tanto como la expresan, son laapuesta por excelencia de la luchapoltica (1996:84). Estas formas denominacin, este poder simblico de losmedios de hacer ver y de hacer creer, deconfirmar o de transformar la visin delmundo, contribuyen a la conformacinde un sentido comn hegemnico,presentado como el nico posible.

    En este trabajo reconocemos elcarcter poltico de los procesoscomunicacionales y consideramos a lacultura como espacio de disputa designificados, de una lucha por quindefine lo legtimo y lo que no lo es(Hall, 1984 y 1998). Adems,concebimos a los medios masivos, nocomo plataformas neutrales por dondecirculan discursos, sino como actores

    sociales y polticos con incidencia enlos conflictos sociales (Borrat, 1989).Es por esta razn que se toma a losdiscursos mediticos como narrativasde control, en tanto la narrativa no esun fenmeno de comunicacin fijo yestable sino ms bien parte de unterreno complejo y cambiante desentido que constituye el mundo de losocial. Simultneamente, la nocin decontrol supone que la construccin

    social de la realidad incluye una luchaentre las distintas maneras de fijarsentidos. Como tal, la construccinsocial de un sentido es inevitablementeun proceso poltico (Mumby, 1997; 14y 18 respect.).

    Siguiendo esta lnea derazonamiento, se utiliza tambin lacategora de cadenas asociativas que seconstituyen en la superficie meditica

    (Laclau y Mouffe, 1987) a partir de las

    cuales es posible analizar las dinmicasde produccin de sentidos sociales. Eneste marco, y en relacin con el temagremial, se focaliza como dijimos alprincipio en cules son los significados

    que recorren a las denominaciones desindicatos, negociacin, dilogo,confrontacin, protesta, dirigentes

    sindicales y cules son las atribucionesque se les asignan en cada caso.

    Metodologa de anlisis

    La metodologa utilizada en esteestudio supone una combinacin deherramientas socio-semiticas y de

    anlisis de contenido

    4

    , privilegiando lamirada cualitativa para dar cuenta de lasinterrelaciones discursivas y lasarticulaciones socio-comunicacionalesen la superficie meditica.

    Para analizar lasrepresentaciones de Clarn sobre lossindicatos a partir de los dos ejes deanlisis planteados (sindicatos y

    piqueteros/gremios dialoguistas yconfrontativos), se seleccionaron entotal 111 noticias correspondientes alperodo 2004-20075. Para el primer ejede anlisis se trabaj con 31 noticiasque hacan referencia a la oposicinentre gremios y piqueteros; y para elsegundo con 80 notas sobre conflictossindicales encabezados por gremios dela CGT y por nuevas formacionessindicales (en el primer caso, 23

    4 Para ello se tuvieron en cuenta los anlisis deVern (1987ayb) y Martn Barbero (1989) ascomo los aportes realizados por Martini yLuchessi (2004) y Ford (1994) sobre laimportancia de los criterios de noticiabilidad,fuentes, modalidades discursivas y casustica.5 El relevamiento se hizo a partir de la revisinexhaustiva de las noticias correspondientes adicho perodo y se excluyeron del estudioaquellas que no respondan, estrictamente, a losejes de anlisis planteados. Por ejemplo, no setuvieron en cuenta las noticias sobre protestas

    piqueteras donde no hubiera referencia a latensin entre sindicatos y piqueteros.

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    noticias sobre el conflicto de petrolerosy 14 sobre la protesta en AerolneasArgentinas y Austral; y en el segundocaso, 20 noticias correspondientes alconflicto del Hospital Garrahan y 23 a

    protestas de subtes).6

    A partir de esta seleccin, se

    utiliz una matriz de anlisis puesta aprueba en trabajos previos (Coscia,2007a; 2007b, y 2008a) para catalogardichas noticias. Esta matriz comprendetres dimensiones7:

    - Formal: seccin en la queaparecen las noticias, gneros

    utilizados, fotografas, caricaturas,aparicin en chistes, inclusin degrficos y mapas, series discursivas,cintillos de titulacin.- De contenidos: criterios denoticibialidad, formas de jerarquizaciny construccin de la noticia;identificacin de las causas queprovocaron los conflictos, duracin,intensidad y atribucin asignada a latemtica; cambios/virajes en las formas

    de representacin.- De los actores: identificacin delos principales actores representados enla noticia y sus formas decaracterizarlos: privilegio de fuentes,interlocutores de cada grupo gobierno,sociedad, sindicato y empresa-,exaltacin o invisibilizacin de

    6 Si bien Clarn tambin represent otros

    conflictos sindicales en el perodo mencionado,en este estudio se seleccionaron cuatro casospara ejemplificar continuidades y diferenciasentre las protestas encabezadas por nuevasformaciones sindicales y las protagonizadas porgremios pertenecientes a la CGT.7 Estas dimensiones fueron extradas de una

    matriz elaborada en el marco del proyectoUBACyT S043: "Del eventoal acontecimiento:

    Memoria popular y representaciones

    mediticas", Facultad de Ciencias Sociales,UBA, bajo la direccin de la Dra. Mara

    Graciela Rodrguez, en el que particip como

    investigadora.

    discursos, identificacin de lderes,personalizacin de la noticia, la figuradel tercero damnificado, la construccinde victimas/victimarios.

    Por otra parte, es preciso resaltarque en este trabajo no se realiz unaponderacin entre notas editoriales,crnicas o notas de opinin, sindesconocer que se trata de diferentesniveles de jerarquizacin. La notaeditorial es la voz del diario, donde sepuede visualizar claramente la posturaque asume el medio en los conflictos.Como menciona Borrat (1989),comentar un tema es conferirle un rango

    ms elevado que el de aquellos quesolamente son narrados. En una crnicaaparece ms velada la postura del diarioy en una nota de opinin el medio tomadistancia, poniendo la opinin enpalabras de otro aunque la eleccin dela fuente no es casual y responde a larepresentacin que el medio buscatrasmitir y reforzar. No obstante,considero con Mattelart que analizar,por ejemplo, solamente la funcin

    interpretativa del rea editorial, deja enla sombra el material donde la ideologa

    al parecer ausente- acta mseficazmente a travs de su carcterdifuso que tiene nombre de objetividad(1970:80).

    Adems, se tuvo en cuenta noslo la tematizacin, es decir, lainclusin de temas en la agendameditica, sino el modo de construccinde la noticia y la atribucin asignada asucesos y actores: los medios no slosealan qu es lo que debe pensarsesino que le confieren unaatribucin/valoracin a la noticia y a losactores implicados en ella8. Segn Zald(1999) la tendencia predominante es

    8 Para ampliar sobre los conceptos de agendatemtica (el qu de la noticia) y agenda

    atributiva (el cmo de la noticia) en la prensagrfica, ver Martini y Luchessi (2004).

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    que los temas conflictivos permanezcanmuy poco tiempo en las agendas. Sinembargo, an en los casos en que seincluye un tema conflictivo durantevarios das, esto no determina ni

    garantiza mayor nivel de informacin9

    .Se ha argumentado que la lgica quepredomina en este tipo de mediosmasivos es la de la espectacularizacin,es decir, la apelacin a la dimensinemocional del lector a partir de la cualse intenta domesticar el desorden yvolverlo consumible como espectculo(Imbert, 2002).

    Clarn el gran diario argentino?

    Adems de los anlisisrestringidos a comprender losmecanismos discursivos que seconforman en la superficie mediticasobre determinadas temticas (en estecaso, sindical), consideramos conBourdieu (1997) que es imprescindibleconocer y tener en cuenta quines sonlos propietarios de los diariosanalizados y qu lugar ocupan estos

    grupos, poderosos holdingsempresarios, en la estructura general demedios y en la estructura econmica ypoltica del pas. En este sentido,identificar a los propietarios de losmedios puede dar ciertos indicios sobrelos intereses a los que responden en suscoberturas.

    A partir de los aos 90, losgrandes medios masivos sufrieron un

    9 Como sostengo en trabajos previos (Coscia,2004 y 2007a) en el caso de las representacionessobre protestas de trabajadores de subtes ytelefnicos o, incluso, de piqueteros la

    jerarquizacin del conflicto guard relacin conel objetivo de despolitizar y estigmatizar lasacciones colectivas de lucha, sin reponer losprocesos histricos del conflicto. Enconsecuencia, podramos pensar que los mediosrepresentan los conflictos, en este casogremiales, como algo patolgico y, por lo tanto,

    negativo, es decir, como una deficiencia en elsistema que debe corregirse, normalizarse.

    proceso de fuerte concentracin yprofundas transformaciones en suestructura de propiedad, pasando aconformar holdings multimediosempresarios

    10. Un rasgo a destacar es

    la continuidad, desde los 90 hasta losltimos aos, de este proceso deconcentracin horizontal y vertical,luego de que se renovaran las licenciasde los principales grupos multimediospor 10 aos ms, en mayo de 2005,durante el gobierno de NstorKirchner.11

    El diario seleccionado para esteanlisis es Clarn, el matutino nacional

    de mayor circulacin del pas segn lasmediciones del Instituto Verificador deCirculaciones (I.V.C.). Dicha seleccinresponde adems a que es uno de losmedios de comunicacin que posee elmultimedio Grupo Clarn, holding quetiene una composicin accionaria en lacual el 82% es de G C Dominio(Ernestina Herrera de Noble, HctorMagneto, Lucio Pagliaro y Jos Aranda)y el restante 18 % es de Goldman Sachs

    S.A.12

    10 Para ampliar sobre los procesos deconcentracin en el marco de la economapoltica de medios ver Mastrini y Becerra, 2001.11 Es preciso destacar que el 10 de octubre de2009 se aprob la Ley de Servicios de

    Comunicacin Audiovisual, impulsada por el

    gobierno de Cristina Fernndez de Kirchner,con el fin de desconcentrar la propiedad de

    los medios, descentralizar la produccin de

    contenidos, fomentar un uso plural delespectro e incluir a las minoras

    parlamentarias en el control de las polticascomunicacionales. Medidas que implicaran,

    en ltima instancia, que los multimedios

    vieran limitado su espacio en el mercado delas comunicaciones. Para ampliar sobre las

    caractersticas y controversias que suscit elproyecto y su posterior sancin ver Aruguete,

    2009 y Mastrini, 200912 Estos datos, que corresponden al perodoanalizado, fueron extrados del mapa de mediospublicado en

    http://www.catedras.fsoc.uba.ar/mastrini/mapa_medios/clarin.htm, 30 de Marzo de 2009.

    http://www.catedras.fsoc.uba.ar/mastrini/mapa_medios/clarin.htmhttp://www.catedras.fsoc.uba.ar/mastrini/mapa_medios/clarin.htmhttp://www.catedras.fsoc.uba.ar/mastrini/mapa_medios/clarin.htmhttp://www.catedras.fsoc.uba.ar/mastrini/mapa_medios/clarin.htmhttp://www.catedras.fsoc.uba.ar/mastrini/mapa_medios/clarin.htm
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    Los medios grficos quecontrola este multimedio son el diariodeportivo Ol, 75 % de La Razn,Revista Genios y Revista Elle entreotras revistas. En televisin tiene la

    licencia de Canal 13 (Artear SA), lasseales de cable Volver, Todo Noticias(TN), TyC Sport y posee la empresa decable Multicanal. Adems, controla el30 % de la productora Pol-Ka y parte dePatagonik Film Group. En cuanto aemisoras radiales tiene Radio Mitre(AM 790), La 100 (FM 100) y GEN(FM 101,5). En sociedad con el diario

    La Nacin controla la empresaCIMECO (Compaa Inversora en

    Medios de Comunicacin) que manejael diario La Voz del Interior(Crdoba)y Los Andes (Mendoza). Tambin espropietario, junto con el Estado y eldiario La Nacin, de Papel Prensa S.A.(36,9% del Grupo Clarn; 36,9% diario

    La Nacin y 26,2% Estado Nacin), lamayor planta de produccin de papelprensa del pas.

    El diario se presenta a su pblico

    bajo el cintillo: "Un toque de atencinpara la solucin argentina de losproblemas argentinos". Su formato,tabloide, se imprime en su mayora acolor y su tapa se caracteriza por untitular grande en la parte superior de lapgina, una foto de otra noticia en laparte inferior y una pequea columnaque anuncia otras informaciones. Sussecciones habituales, en orden deaparicin y nivel de jerarqua, son en

    este perodo (2004-2007): El Pas(poltica y economa nacional) Elmundo (poltica internacional),Sociedad (temas sociales a nivelnacional), La Ciudad (temas sociales yculturales de Capital Federal y de GranBuenos Aires), Policiales, Deportes yEspectculos. Adems, el diario tienedos editoriales: una principal ubicada enlas pginas centrales del diario y la otraDel editor al lector" ubicada en la

    pgina 2 que se especializa en temascoyunturales. A la derecha de estaltima, puede visualizarse una columnadenominada semforo en la que hay 4o 5 noticias breves, acompaadas de

    fotos de rostros del protagonista, uncorto ttulo y el color de la luz delsemforo que, para Clarn, correspondeatribuir a la conducta de ese personaje.

    En cunto a las secciones en lasque se ubican, especficamente, lasnoticias sobre la temtica gremial, lamayora son colocadas en El pas(poltica y economa nacional) que es laprimera seccin de este diario y, por

    tanto, una de las ms jerarquizadas. Sinembargo, la mayora de los conflictosgremiales, cuando no hay intervencindel gobierno, se trasladan a lassecciones de informacin general comoSociedad o La Ciudad, lo quesupone un fuerte desplazamiento en la

    jerarquizacin de esos temas. Es decir,la noticia pasa de estar ubicada entre lasprimeras 10 pginas del diario a estarentre las pginas 40 y 50. Y adems

    pasa de ser construida como unacuestin de poltica y economa a sertematizada como un acontecimiento deinformacin general, junto a losproblemas del trnsito y los temasculturales.13

    Clarn est dirigido a un lectorde clase media e intenta establecer unarelacin horizontal con el ciudadano y,por elevacin, hacer una crtica o

    propuesta a las instituciones sociales yal gobierno, en el perodo analizado.Sus ttulos se caracterizan por serinformativos, explicativos, y utiliza unlenguaje coloquial para llegar a su lector

    13 Para ampliar sobre las implicanciasdespolitizadoras de este tipo de desplazamientosde zonas duras (poltica y economa) a zonasblandas (temas de la ciudad, sociales,

    culturales) en conflictos gremiales, ver Coscia(2008a).

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    modelo: la gente14. Adems, Clarnconstruye un contrato de lectura a travsdel cual busca la cercana, la ilusin defeedback comunicacional con suinterlocutor. Esto lo realiza a travs de,

    por ejemplo, la inclusin del mailpersonal del periodista que publica lasnotas principales y tambin lasmencionadas "puntos de vista" o enfoco (pequeas notas de opinin queremiten al tema principal de la noticia).Especficamente, luego del 2003 elnuevo diseo de Clarn tuvo como unode sus objetivos promover un cambio deimagen que apuntara a reforzar lafuncin fctica, es decir, aquella que

    prioriza el contacto con el destinatario.15

    Sindicatos: De donde vienen, adonde

    van?

    Hacia el ao 2004 el espectrosindical tradicional lo compona la CGToficial con Rodolfo Daer comosecretario general y la CGT disidentecon Hugo Moyano a la cabeza.Paralelamente la CTA, que haba nacidocomo opositora en los 90, continuabaconstituyndose como centralalternativa (sin personera gremial)aunque a partir del 2003, con laasuncin del gobierno de Kirchner,mantuvo una postura ambigua y muchosde sus dirigentes optaron por acompaarpoltica y partidariamente almandatario.16

    14 En el anlisis posterior se explicar laimportancia del trmino gente, encontraposicin a la nocin de pueblo tal comolo seala Sarlo (2001).15 Para ampliar sobre las particularidades queadquiri el re-diseo de Clarn a travs delanlisis de las cuestiones formales involucradas,ver Marino y Rodrguez (2007)16 Para ampliar sobre los orgenes, objetivos ycaractersticas de la CTA ver Armelino (2005).En este estudio no se analizarn las

    representaciones de Clarn en torno a la CTA ysus dirigentes.

    Para comprender la manera enque se conformaron ciertos discursosmediticos en torno a los sindicatostradicionales durante el perodo 2004-2007 debe reponerse cul es el contexto

    previo del que vienen dichos sindicatossealando algunas particularidades,posicionamientos y lgicas denegociacin.

    En los 90, con el avanceneoliberal, los sindicatos se debilitaronen tanto grupo de presin en la pujadistributiva. Su adaptacin al modelodel neoliberalismo incluy, sobre todopor parte de los sindicatos de la CGT

    oficial, la transformacin en unsindicalismo empresario que adquiriciertos rasgos entre los que se cuentanla personificacin directa de capital atravs de la creacin deAdministradoras de Fondos deJubilacin y Pensin (AFJP), deAseguradoras de Riesgos de Trabajo(ART) y de los Programas de PropiedadParticipada (PPP) en las empresasprivatizadas. Este proceso configur un

    nuevo escenario en el que se combin elofrecimiento histrico de servicios porparte de los sindicatos con una lgica deexplotacin de algunos de esos serviciosa modo de negocio empresarial, sumadoal enriquecimiento personal de lascpulas sindicales burocrticas y a latransformacin de dirigentes sindicalesde representantes de los trabajadores ensus empleadores.17

    17 Para ampliar sobre este tema del sindicalismoempresario en los 90, ver Murillo (1997 y2005) y Coscia (2008b) en lo que respecta a laadquisicin de capital por parte de importantessindicatos pertenecientes a la CGT, el detalle decules fueron las organizaciones sindicalesimplicadas y cul fue el porcentaje accionariode capital involucrado. Ver Palomino (2005) yCampione (2002) para analizar los efectos deesta nueva fisonoma sindical, reflexionar sobre

    sus especificidades y sus consecuencias para lostrabajadores

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    Por otra parte, el aumento deldesempleo, la prdida de puestos detrabajo, el incremento de la pobreza y laflexibilizacin en los contratoslaborales, redundaron en que el

    sindicato dejara de ser expresin ymotor del conflicto social y elmovimiento piquetero ganara lascalles y se convirtiera en principaldinamizador de los reclamos de lostrabajadores, pero de los desocupados.

    Es importante mencionar, entorno a la difcil (re)construccin desolidaridades entre trabajadoresocupados y desocupados, que las

    relaciones entre sus respectivasorganizaciones fueron complejas desdelos inicios. Durante los 90, la CGT nofoment lazo alguno con los piqueteros.En cambio, la CTA busc tenderpuentes con ellos. Hasta Hugo Moyano,desde el Movimiento de TrabajadoresArgentinos (MTA)18, intent unacercamiento aunque efmero ya que enla II Asamblea Piquetera del 2001 losdesocupados le impidieron hablar.

    Luego de la crisis de 2001 yposterior al 2003, con la asuncin deNstor Kirchner, se insinuaron nuevasformaciones sindicales que hicieronexplosin a fines de 2004, principios de2005 y que en el marco del corrimientohacia la normalidad institucional(Svampa, 2005) tanto desde el gobierno,

    18

    El MTA se form hacia 1994 y loconformaran los gremios pertenecientes a laCGT disidente, liderados por Juan ManuelPalacios (de Unin Tranviarios Automotor UTA), y Hugo Moyano (del Sindicato deChoferes de Transporte de Carga Camioneros-). El MTA estuvo compuesto por ms de 15organizaciones sindicales. Entre ellos, secuentan la Asociacin del personal deaeronavegacin (Azafatas -Alicia Castro-),Molineros, Papeleros, Periodismo, Docentesprivados, msicos, farmacia, dragado ybalizamiento, visitadores mdicos. Para ampliar,

    ver Fernndez, 1997.

    como desde la CGT y sus histricosdirigentes (incluido el mismo Moyano)se aval e impuls el aislamiento delmovimiento piquetero. Esta pocacoincide, adems, con una revitalizacin

    de la dinmica sindical (en el 2005 setriplic la cifra de conflictos sindicalesrespecto de 2004), incremento de luchaspor aumentos salariales,recategorizaciones y aumentos defirmas de convenios colectivos detrabajo (CCT). Para dar un ejemplo elpromedio de CCT firmados en los 90fue de aproximadamente 200, mientrasen los ltimos aos -2005 al 2007- lacifra se quintuplic, llegando a ms de

    1000 CCT homologados (Palomino,2008). En ese marco, nuevasexpresiones sindicales conformadas pordelegados combativos, comisionesinternas por fuera de los sindicatostradicionales o de las centralesreconocidas volvieron a ganar elespacio pblico.

    Narrativas en accin

    a) Sindicatos vs. piqueteros?

    En este apartado se da cuenta delos modos en que Clarn represent alos gremios en su vinculacin con elmovimiento piquetero. Para ello, seseleccionaron 31 notas que fueronubicadas en su seccin El Pas. Sibien algunas noticias sobre piqueterosse ubican en la seccin Ciudad (que sonaquellas que hacen eje en el corte de

    calle y en el consecuente perjuicio alusuario) todas las que hacen referencia ala relacin de los piqueteros con losgremios estn ubicadas en la seccin depoltica y economa, es decir, en lasprimeras pginas del diario y, por lotanto, como se dijo, altamente

    jerarquizadas.

    La mayora de estas noticias noson acompaadas con imgenes de

    dirigentes: slo 2 de 31 tienen fotos de

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    Pitrola o Castells como referentespiqueteros. En este caso, las imgenesque predominan son las de lasinfografas y mapas sobre los cortes delas calles, las de manifestaciones que

    muestran banderas de agrupacionespolticas y, cuando son de planos mscercanos, se muestra a grupos depiqueteros con rostros cubiertos, conpalos en sus manos y con epgrafes talescomo

    Amenazantes: Piqueteros durante elcorte de la ruta 3 en San Justo. Ahoraestudian un plan de lucha

    (Pgina 10, Epgrafe de foto, El Pas,

    21 de febrero de 2004).

    Esta seleccin de los tipos defotografas podra significar, a priori,que no se personaliza la noticia en losdirigentes piqueteros y que el nfasisest puesto ms bien en la peligrosidaddel movimiento colectivo. Peligrosidadque se extiende desde sus modos devestir en las marchas y las banderaspolticas que llevan, generalmente rojas,

    hasta la metodologa de lucha quedefienden.

    Para reforzar el tema deldesgaste del movimiento piqueteroClarn le dio voz y espacio a lderessindicales tradicionales como Daer yMoyano. Este mecanismo que resalta laoposicin piqueteros/gremios coloca alos dirigentes tradicionales de la CGTcomo referentes de una sociedad ms

    normal, ms institucional, mslegtima, al tiempo que Clarn catalogaal movimiento piquetero como parte deun modelo social y poltico que debesuprimirse y superarse.

    En palabras de Moyano, enrelacin con los piqueteros:

    La sociedad los rechaza y el reclamoque realizan pasa a un segundo plano,

    prcticamente se vuelve ilegtimo" ()

    El movimiento obrero organizado esirreemplazable y el movimiento

    piquetero est agotado; la sociedad yacomienza a rechazarlos. (Pgina 10, Elpas, 16 de julio de 2004).

    En palabras de Daer, los

    piqueteros son:Compaeros que estn usados por lahambruna y la desesperanza pordirigentes polticos () sectores queno tienen presencia electoral y tienenesta forma de hacer poltica. (Pgina20, El pas, 15 de febrero de 2004)

    En palabras de Rueda, dirigentede la Sanidad, al descalificar el accionarpiquetero:

    Estamos trabajando con ideas ypropuestas, no con destruccin ni concaras encapuchadas () Me opongo almtodo extorsivo de los que presionancon una marcha para que se los reciba.(Pgina 13, El Pas, 10 de agosto de2004. El resaltado es del diario)

    En este mismo sentido, losdiscursos de los gobernantes fueron

    retomados por el medio, como fuentesoficiales y de alta jerarqua, para apoyarla creacin de un consenso antiprotesta.

    Nestor Kirchner los acus a lospiqueteros- de tener actitudesrepresivas y mtodos extorsivos(Pgina 11, El pas, 21 de Febrero de2004)

    En efecto, tal como lo mencionaSvampa (2005), el gobierno nacional se

    encarg de enfatizar la contraposicinentre movilizacin callejera ynormalidad institucional,desembocando no slo en una imagenestigmatizante de las movilizaciones,sino en la denuncia de una democraciacada vez ms acosada por lasagrupaciones piqueteras. As, en lasuperficie meditica, esta normalidadinstitucional fue encarnada en lossindicatos tradicionales de la CGT, a

    quienes Clarn termin

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    convirtindolos en los nicos actoresvlidos para negociar en la pujadistributiva. Adems, se les asign unaatribucin positiva en tanto sntomade recuperacin econmica frente a los

    piqueteros que fueron asociados alviejo modelo de la dcada del 90.

    En consecuencia, los piqueterosque conformaron movimientos socialesinformales, por fuera de los canalesinstitucionales tradicionales, fueronrepresentados por Clarn como clases

    peligrosas. En palabras de Svampa, setrat de un discurso periodstico quevehiculiza una cierta lectura poltico-

    cultural que coloca el acento () en la peligrosidad de los sectores populares(2005:285).

    El titular de la CGT oficial, RodolfoDaer, sali ayer al cruce de lasdeclaraciones de los lderes piqueterosduros en contra de la dirigencia sindicaly afirm que "quieren ingresar a losgremios por la ventana con sus actosviolentos () Eso es un acto violatoriode la democracia que existe en lasorganizaciones sindicales" (Pgina 10,

    El Pas, Recuadro, 21 de febrero de2004. El subrayado es mo)

    Pitrola es uno de los piqueteros que yaanunci su intencin de dar pelea enlos gremios. Intentar quedarse con elsindicato de los grficos. (Pgina 10,El pas, Recuadro, 21 de febrero de2004)

    De este modo, Clarn se haceeco y refuerza, a travs de sus propias

    editoriales, esta posicin antipiqueteraa travs de un discurso pedaggico en elque caracteriza como irracionales a losdirigentes de los desocupados:

    Los dirigentes piqueteros debenconducir la protesta por senderosracionales (Pgina 2, Editorial delEditor al Lector, 19 de febrero de2004)

    Hasta ac puede verse como atravs de muchas voces o del recurso de

    polifona regulada19, apelando a fuentesde alta jerarqua, lo que predomina esun nico discurso: el hegemnico quepretende colocar a los piqueteros comoamenazantes de la paz social20.

    Simultneamente, se legitima a lossindicatos tradicionales como loscanales correctos de negociacin y secontrapone la dureza piquetera, a losgestos dialoguistas y conciliadores delmovimiento sindical con el gobierno deKirchner.

    Piqueteros: acto en el Congreso yamenaza de mayor dureza (Pgina 9,El pas, 26 de febrero de 2004).

    Al desafiar a los piqueteros, Moyanobusc agradar al Presidente. (Pgina 2,Editorial Del editor al Lector, 16 de

    julio de 2004)

    Kirchner apuesta a los sindicatos paraque ocupen el lugar de los piqueteros(Pgina 7, El pas, 26 de julio de 2004)

    En este punto, es preciso resaltarque el gobierno es representadoambiguamente en este tipo de noticias.Para Clarn acta correctamentecuando le pone freno a la protesta depiqueteros o de gremios pero seconvierte en dbil e ineficiente cuandose abstiene de reprimirlos y esdesbordado por los conflictos.Asimismo, esta ambigedad se puedetrasladar a la compleja representacinde la figura de Nstor Kirchner que altiempo que es posicionado como partede un consenso antiprotesta, es

    19 El concepto de polifona regulada, en tantodispositivo de enunciacin, se refiere a la

    estrategia a travs de la cul los medios

    masivos radicalizan la heterogeneidadconstitutiva del discurso y logran neutralizar

    cualquier voz divergente (Luchessi-Cetkovich, 2002), para reforzar el discurso

    hegemnico.

    20 Para un anlisis detallado de los modos en queotros diarios como La Nacin tambinrepresentaron las protestas piqueteras como

    peligrosas, criminalizando sus reclamos verCoscia, 2004 y Settani, 2005.

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    construido como oportunista enrelacin a distintos actores sociales. Aslo muestra uno de los chistes queincluye Clarn que, a su vez, podratener un correlato en la nocin de lder

    poltico peronista que busca armonizarlos intereses conflictivos de los diversossectores sociales.

    -Hay un guio de Kirchner a lossindicatos

    -Guia el ojo a los sindicalistas, a lospolticos, a la polica y a los piqueteros.Cunto gastar en colirios? (Pgina 5,El Pas, Guios Por Landr, 13 de

    agosto de 2004)

    En resumen, y parafraseando aSvampa, la puja poltica llev a losactores ms poderosos, entre ellos losgrandes medios de comunicacin, a(re)actualizar el estigma de la barbarieasociado a la representacin de lo que laautora denomina nuevas clases

    peligrosas, en el marco de la frmulasarmientina: civilizacin (sindicatos

    tradicionales) o barbarie (piqueteros).En este caso, los brbaros son los queestn por fuera de lo institucional: sonlos piqueteros pero tambin, como sever en el prximo apartado, sonaquellos dirigentes sindicales y gremiosconfrontativos que llevan adelanteprotestas gremiales y que,generalmente, estn enfrentados a lascpulas sindicales tradicionales.

    b) Diloguistas o confrontativos?

    Las noticias seleccionadas paradesarrollar esta seccin son 80 en total: 43correspondientes a conflictos sindicalesencabezados por nuevas formacionessindicales (trabajadores del HospitalGarrahan y subtes) y 37 por protestas degremios alineados con la CGT (trabajadorespetroleros y de Aerolneas Argentinas).

    En un primer acercamiento a la

    representacin de estos conflictos puede

    sealarse que, en general, las coberturashacen hincapi en el tercerodamnificado por la protesta con eje enla antinomia huelguista/usuario:21 lafalta de atencin de nios, en el caso del

    Garrahan, pasajeros de transportepblico y areo que no pueden viajar enel caso de subtes y de AerolneasArgentinas y la poblacin en general, enel caso de petroleros, ante el posibledesabastecimiento de gas ycombustible.

    En el caso del HospitalGarrahan, 16 de las noticias analizadas(de un total de 23) son acompaadas de

    imgenes. La mitad de ellascorresponde a carteles sobre el paro yfotos de los pasillos vacos del hospitaly la otra mitad son fotografas quetienen como protagonista a GustavoLerer, uno de los dirigentes de ATE queencabez la medida de fuerza a quien selo nomina con calificativos comoduro y troskista, entre otrosadjetivos que refieren a lasagrupaciones de izquierda.

    Son todos troskos dijo sobre laconduccin gremial del Garraham otrafuente del gobierno porteo. (Pgina43, La Ciudad, 27 de abril de 2005)

    Gustavo Lerer, delegado sindical. Ennombre de Trosky () el lder de lahuelga en el Garrahan desnud su

    21 Dicha antinomia hace hincapi en laoposicin entre la figura de trabajadororganizado que hace huelga y el individuoatomizado, representado como uno de losprincipales perjudicados por la medida defuerza. El usuario, el hombre de la calle, elcontribuyente son literalmente personajes, esdecir, actores promovidos a papeles desuperficie, cuya misin consiste en preservar laseparacin esencialista de las clulas socialesque, como se sabe, fue el primer principioideolgico de la revolucin burguesa (Barthes,

    1980: 138).

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    filiacin troskista sindical. (Pgina 2,semforo en Rojo, 19 de agosto de2005. El resaltado es del diario)

    En estos casos, Clarncaracteriz la pertenencia ideolgica-

    partidaria de los lderes vinculados apartidos de izquierda, atribuyndolesuna carga negativa al asociar susmtodos combativos y rebeldes a losque se presumen propios de la izquierdaargentina. En este sentido, estosdirigentes fueron representados comotriplemente ilegtimos: por nopertenecer a la CGT oficial, por estarenfrentados a las cpulas sindicalestradicionales y, adems, por ser deizquierda, salvajes y altamentepolitizados (y, podramos agregar, porno alinearse con las filas peronistas).

    En el caso de las protestas de lostrabajadores de subtes se analizaron 20noticias en las que Clarn hizo hincapien el perjuicio a los pasajeros que nopueden viajar y tambin se represent alos delegados de subterrneos comoactores ilegtimos, por no tener

    personera gremial, ser de izquierda yestar en desacuerdo con la cpulasindical (UTA).22

    El gremio no tuvo el control delconflicto e intervino recin despus,cuando la situacin amenazabadesbordarse () El gobierno estimulanegociaciones orgnicas, antes quebrotes conducidos por sectores queestn enfrentados o disienten con lasdirigencias sindicales. (Pgina 2,

    Editorial "Del editor al lector", 13 defebrero de 2005)

    Los delegados que encabezaron lamedida de fuerza en los subtespertenecen a un grupo identificado conpartidos de izquierda y opuesto a la

    22 Para un anlisis en profundidad sobre larepresentacin meditica de las protestas desubterrneos (2004-2005) y la tensin en la

    identidad partidaria de sus delegados verCoscia (2007b).

    conduccin de UTA. (Pgina 44, LaCiudad, 9 de diciembre de 2004)

    Este hincapi en la fractura delgremio se contrapuso a la solidez de laempresa, que apareci representada

    como un todo unificado y sin fisuras.Dicho nfasis es consistente con elhecho de que, como ha sido planteadoen la literatura especializada, en generallos medios masivos son los primeros ensealar cualquier contradiccin en elseno de los trabajadores en conflictopara debilitarlos frente a la empresa(Villanueva-Vacchieri, 1985). Estaoperacin tambin puede advertirse enla construccin de las noticias sobre elconflicto petrolero donde se resalta lainterna gremial y se remarca que elgremio est alineado a la CGT pero quetiene, entre sus integrantes, dirigentesde izquierda que son denominadosdelegados disidentes, opositores,grupos de ultraizquierda.

    Los gremios de Santa Cruz y Chubutmilitaron siempre a la izquierda de laconduccin nacional () La diferencia

    entre la CGT y los delegados disidentesest en la raz ideolgica de lametodologa de los disidentes quepuede derivar en picos de violenciairracional. (Pgina 2, Editorial DelEditor al Lector, 8 de febrero de 2006)

    Mario Navarro, el jefe de la protesta enLas Heras: Un opositor en el gremiopetrolero. (Pgina 5, El pas, 8 defebrero de 2006)

    En el caso de trabajadores deAerolneas y Austral, (gremios quetambin estn en la CGT), de las 14noticias analizadas, 10 sonacompaadas por fotos que muestrantambin, al igual que en el caso delGarrahan y subtes, imgenes delperjuicio a terceros ocasionado por lahuelga. De esta manera, la agendapblica ingresa al discurso meditico atravs del carcter dramtico y

    espectacular de los efectos de la medida

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    de fuerza, sin jerarquizar las causas nilos procesos histricos sobre elconflicto gremial-poltico.

    Adems, la mayora de estas

    noticias (Garrahan, subtes y Aerolneas)son ubicadas en secciones blandas, esdecir, de informacin general (LaCiudad o Sociedad), si bien en algunoscasos son desplazadas a la seccin ElPas. Esto ltimo ocurre, en general,cuando se incluye en la noticia laintervencin del gobierno. En el casodel conflicto de petroleros en el sur las23 noticias analizadas fueron ubicadasen la seccin El Pas, lo que podra

    deberse a la proximidad,posicionamiento e intervencin delgobierno de Kirchner en este conflicto.

    En este punto, podramosafirmar que existen ciertascontinuidades en los tipos deconstruccin de las noticias sobreprotestas encabezadas tanto por nuevas

    formaciones sindicales como porgremios de la CGT: en el eje en el

    tercero damnificado, en la fisura internadel gremio, en la ausencia de reposicinde causas y de procesos histricos delos conflictos. Adems, los gremios dela CGT que realizan medidas de fuerzano slo son tildados de duros y

    belicosos sino que parecen serrepresentados como algo patolgico,es decir, como un desvo en la conductacontenedora en torno a la protestasindical que Clarn le asigna a la

    tradicional CGT.Pese a la actitud belicosa de algunosgremios que la integran como lospilotos y tcnicos aeronuticos - laCGT tiene demasiada sintona con elpresidente como para estar cerca dedeclararle la guerra. (Pgina 10, Elpas, 4 de diciembre de 2005)

    En la Casa Rosada prefieren losbuenos oficios de Moyano. (Pgina4, El Pas, 28 de marzo de 2006)

    El gobierno siempre apost a que losconflictos gremiales fueran canalizadosa travs de la CGT. Lo que sucede esque en muchos casos los trabajadoresen conflicto no responden a lasestructuras sindicales tradicionales.

    (Pgina 11; El pas, 20 de abril de2005)

    Resulta interesante analizar elmecanismo por el cual la CGT oficial ysus dirigentes sindicales tradicionalesson representados por Clarin en tantoconciliadores cuando hay un otro(piqueteros, nuevas formaciones) que seopone a ellos en situaciones de desbordede la conflictividad social. Estaoperacin tambin se puede ejemplificarcon la representacin del conflictopetrolero en Santa Cruz, en el que ellder cegetista, Hugo Moyano, fuerepresentado como uno de los quedestrabaron el conflicto en pos de laarmona social

    Julio De Vido, el ministro dePlanificacin, y Carlos Tomada, el deTrabajo, se juntaron ayer con el lder dela CGT, Hugo Moyano. Los

    funcionarios tuvieron una participacinactiva en las negociaciones quedestrabaron el conflicto en la provincia

    patagnica () El Gobierno ha vueltoa conceder protagonismo al ldercamionero para neutralizar lademostracin de poder brutal, con elasesinato de un polica, que hicieronlos sindicalistas de izquierda. (Pagina5, El pas, 15 de febrero de 2006, elresaltado es del diario)

    Por lo tanto, podramos afirmar

    que Clarn va construyendo a losactores protagonistas de protestassindicales como duros o blandos,belicosos o pacficos, conflictivoso conciliadores de acuerdo con cadasituacin. De este modo, y bajosimilares estrategias mediticas, seestigmatiz a los piqueteros, a lasnuevas formaciones sindicales y agremios belicosos de la CGT quellevaron adelante protestas

    homologando sus metodologas de

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    lucha, resaltando la atribucin deduros y legitimando,simultneamente, a los sindicatostradicionales que no realizan medidasde fuerza.

    En este punto, podramos hacerdos sealamientos. El primero es que lanocin de dilogo/negociacin es la queClarn privilegia para atribuir a lossindicatos legitimidad y normalidad.Por el contrario, la nocin deconfrontacin/lucha es la que privilegiapara estigmatizarlos y construirlos comobrotes, como gremiosconfrontativos, ya sea que se trate de

    nuevas formaciones sindicales como degremios que estn dentro de la CGT.

    Por otro lado, Clarn enfatizaque lo que comparten piqueteros,nuevas formaciones gremiales ygremios que protestan de la CGT es quetienen dirigencias o participantes deizquierda en sus organizaciones. En estesentido, podra pensarse que Clarnprivilegia las nociones de dilogo y

    alianza de clases, caracterstica delperonismo tradicional para representar alos sindicatos como legtimos. Por elcontrario, para criminalizar a losgremios que protestan, se exaltan lasnociones de confrontacin y lucha declases, caractersticas de las tendenciassindicales clasistas y ms cercanas aposiciones ideolgicas de izquierda.

    Los delegados del Garrahan superaronla barrera de contencin de sus propiossindicatos. Y su compromiso poltico-ideolgico los enreda en exigencias demxima de las que muchas veces nopueden salir. (Pgina 2, Editorial deleditor al lector, 21 de abril de 2005)

    Se reproducen las demandas salarialesy demasiados conflictos van adoptandola metodologa piquetera. (Pag.27,Panorama Empresarial, Opinin deEduardo Van Der Kooy, 12 de febrerode 2006. El resaltado es del diario)

    En la analoga entre piqueteros yhuelguistas es interesante analizartambin un chiste de Fontanarrosa quepublica Clarn en pgina 2 en el que seve a un supuesto enfermero con barbijo

    que entra a una habitacin donde estun enfermo y su hijo. El enfermo le diceal hijo

    Como no me voy a preocupar mihijitocon todos estos paros yprotestas en los hospitales yo ya no ssi se es un enfermero o un piquetero.(Pgina 2, 30 de abril de 2005)

    Es en este sentido que lahomologacin de la metodologa de luchagremial a la metodologa piquetera esrepresentada como preocupante ypeligrosa. El eje est puesto en que elconflicto, sea encabezado por un gremio opor piqueteros, puede conllevarpreocupantes consecuencias para elciudadano comn.

    En resumen, podramos afirmarque los lderes sindicales tradicionalesson normales y legtimos para Clarnfrente a nuevas o viejas expresiones

    sindicales que tienen fuerte contenidopoltico confrontativo, con integrantes deizquierda y con la toma de medidas deaccin directa que desbordan la armonasocial. Esto es, Clarn tiende a catalogar ala CGT como legtima y necesaria en tantocumpla su funcin de dialogar, y dedestrabar o contener los conflictossindicales.

    Algunas reflexiones preliminares

    A partir del anlisis realizado esposible sealar una serie de reflexionesen torno a los desafos que enfrentan lossindicatos en el plano simblico, enrelacin con lo que, en este caso Clarn,intenta vehiculizar.

    En primer lugar, podemosafirmar que predomina unarepresentacin que tiende a ser legtimay normal de los sindicatos cuando

    Clarn le atribuye a la CGT, que se

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    enmarca en los parmetrosinstitucionales, la funcin de bogar porla paz social y contener las protestassociales. As, la tendencia al dilogo ya la negociacin entre los sectores

    sociales en pugna (encarnada en losdirigentes sindicales tradicionales de laCGT) fue representada como lgica ydeseable en momentos de beligeranciasocial. En este caso, la estabilizacin desentidos responde a que para Clarn, lolgico y razonable en el terreno sindicalest puesto en serie con aquello que sealeja del conflicto, que acuerda en lugarde cuestionar, que supone alianza declases (como es el caso del peronismo)

    antes que lucha de clases (como es elcaso del clasismo o de la izquierda).

    Por el contrario, Clarn tiende adeslegitimar y criminalizar a lasagrupaciones gremiales que estn porestar fuera de lo institucional, por sutendencia a protestar, por tenerdirigentes de izquierda y contribuir a laproliferacin del caos social. Como seanaliz, estos atributos fueron asignados

    tanto a piqueteros como a gremiosconfrontativos (dentro de los queincluimos tanto a nuevas formacionessindicales como a gremios belicososde la CGT) a travs de similaresestrategias mediticas. Por lo tanto, lasnociones de protesta y conflictividadintentaron ser fijadas por el diariocomo indicios de caos y deanormalidad social.

    A partir de estas observacionespodramos pensar que la asignacin dedeterminados atributos a lossindicalistas y la tendencia a laconstruccin de lecturas preferencialessobre ellos actan como mecanismos decontrol que, coincidiendo con Mumby(1997), tienen como eje las permanentesluchas polticas por la fijacin designificaciones y por el fortalecimientodel sentido comn hegemnico.

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    Normalidad, excepcin y oportunidades. Dinmicas cultural y poltica

    en el caso del activismo audiovisual (Argentina 2002-2004).

    Christian Dodaro23, Santiago Marino24,Mara Graciela Rodrguez25.

    Resumen

    En este trabajo convergen nuestras de reflexiones, intercambios, dilogosvinculando las acciones de productores culturales, las dinmicas poltico-sociales y elmercado de la cultura. Tomamos como caso testigo los grupos de activismo audiovisual(acaso conocidos tambin como de cine militante) en Argentina durante el perodo

    1999-2004. All nos preguntamos si la accin poltico-militante por s sola, por supropia fuerza, era capaz de modificar (aunque sea en parte) la normativa nacional, o si,por el contrario, estas modificaciones se haban visto potenciadas por el marco de unmomento socio-histrico y cultural particularmente lbil y emptico para los cambios.Asumamos all que la modificacin normativa se relacionaba con las accionesbeligerantes que haban llevado los grupos de activismo audiovisual. Y sin embargo,conjeturamos que ellas solas no habran podido incidir, como lo hicieron, ni en el planonormativo ni en el presupuestario del Estado.

    Palabras claves: activismo audiovisual, protesta social, cine documental,

    Summary

    In this work ours reflections, exchanges, dialogs and debates linking the actionsof cultural producers, the political-social dynamics and the market of the culture. Wetake the case of audio-visual activism (perhaps known like militant cinema) inArgentina during the period 1999-2004. There we ask if the action politic-militantalone, for his own force, can modify (partly at least) the national regulation, or if, on thecontrary, these modifications had met promoted by the frame of a moment historicaland cultural associate particularly empathic for the changes.

    We were assuming there that the normative modification was related to the

    belligerent actions taken by groups of audio-visual activism. And nevertheless, wesurmise that alone they might not have affected, since they did it, neither in thenormative plane nor in the budgetary one of the State.

    Key words: Audio-visual activism, social protest, documentary cinema

    Recibido: 21.07.2009 Aprobado: 07.11.2009

    23 Doctorando en Ciencias Sociales, Fsoc. UBA. Becario Conicet24 Doctorando en Ciencias Sociales, Fsoc. UBA. Becario UBA25 Doctora en Ciencias Sociales, Fsoc. UBA. Investigadora Idaes UnSam

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    Introduccin

    Hace unos aos, a partir de tres

    investigaciones autnomas,convergimos en una serie dereflexiones, intercambios, dilogos ydebates que culminaron con la puesta encomn de un trabajo que vinculaba lasacciones de productores culturales, lasdinmicas poltico-sociales y elmercado de la cultura. El trabajo (Cfr.Dodaro, Marino y Rodrguez, 2009),tomaba como caso testigo los grupos deactivismo audiovisual (acaso conocidos

    tambin como de cine militante) enArgentina durante el perodo 1999-2004. All nos preguntamos si la accinpoltico-militante por s sola, por supropia fuerza, era capaz de modificar(aunque sea en parte) la normativanacional, o si, por el contrario, estasmodificaciones se haban vistopotenciadas por el marco de unmomento socio-histrico y culturalparticularmente lbil y emptico para

    los cambios.

    Partimos de un dato: en 2004 fuemodificado un artculo de la Ley deCine, una modificacin que pasdesapercibida para la mayora de lapoblacin, pero que sin embargo haabierto la posibilidad a los productoresaudiovisuales de obtener recursosmateriales para la realizacin de cortosdocumentales. A partir de este dato

    asumamos que la modificacinnormativa se relacionaba con lasacciones beligerantes que habanllevado los grupos de activismoaudiovisual. Y sin embargo,conjeturamos que ellas solas no habranpodido incidir, como lo hicieron, ni enel plano normativo ni en elpresupuestario del Estado.

    Este dilema nos llev a la

    necesidad de discriminar,

    analticamente, las peculiaridades delcontexto en que se motorizaron esoscambios, as como a revisar el papel de

    Estado en tanto posee los medios pararesolver cuestin (Oszlak y ODonnell,1984). Respecto de estas dinmicas, nosresult til distinguir el tipo de cuestinpuesto en juego en el proceso queanalizamos. Las polticas estatales,entendidas como el conjunto deacciones (u omisiones) que manifiestanuna determinada modalidad deintervencin del Estado, estnorganizadas alrededor de un conjunto de

    temas, y son sensibilizadas en relacincon una cuestin, que es lo que concitael inters, la atencin y la movilizacinde otros actores del tejido social. Puestoque una cuestin es un asuntosocialmente problematizado, generaprocesos sociales tanto como expresanecesidades y demandas. Y aunque suciclo vital tiene origen al constituirsecomo tal, su resolucin nonecesariamente coincide con la solucin

    del problema. Por eso mismo, parallevar adelante el anlisis, comenzamoscon el perodo previo al surgimiento dela cuestin, teniendo en cuenta lasmotivaciones y causas de los actoresinvolucrados, tanto como los procesossociales tejidos alrededor del origen,tratamiento y eventual resolucin de esacuestin.

    Para el caso que nos ocupa, la

    cuestin se centraba en la necesidad degarantizar financiamiento para larealizacin de cine documental,desconocido por la regulacin hastaentonces. Las polticas de Estado parteno bien de una necesidad dentro delpropio Estado, o bien de una carenciaexpresada por un actor no el Estado,sino de la sociedad civil, o del mercado-interesado. Se transforma en tal alconvertirse en un asunto problematizado

    por la sociedad. O por una parte de ella.

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    Y en el caso que trabajamos, el actor dela sociedad civil que aqu denominamosvideoactivistas consigui, por susacciones y su gestin, transformar suinters en cuestin, al presionar sobre

    los procesos de toma de decisiones. Unavez vuelto cuestin, aquel problematuvo resolucin (el cual, siguiendoOszlack y ODonnell, nonecesariamente implica la solucin delproblema) con la decisin tomada por elagente estatal pertinente y dar entoncesuna poltica que resuelve (sin que necesariamente- solucione) la cuestin.Asimismo, el caso analizado nos exigiindagar en las acciones de los propios

    activistas, porque entendemos que estasacciones haban comenzado muchoantes del momento de modificacin dela normativa, con un lento peroindetenido trabajo de horadacin de losconsensos, para aprovechartcticamente la ocasin favorable.

    Una vez realizada la indagacin,el trabajo nos condujo a sealar larelacin entre dos temporalidades

    diferentes: una extendida, medible endcadas, correspondiente a la accinsostenida de los grupos de produccincultural; y otra corta, coyuntural,medible en meses, que posee sinembargo una onda expansiva capaz deabrir las posibilidades deefectivizacin de los cambios.

    Ahora bien, enfocado el caso ysealada la confluencia de

    temporalidades divergentes, nuestrasiguiente inquietud se orient a revisarla literatura acadmica sobre la relacinentre las acciones de los activistas y ladinmica poltica-cultural, para re-evaluar las implicancias de un caso que,si bien pequeo, habilita a discutir conesos estudios. Inicialmente, nos movala preocupacin de encontrar un marcoconceptual que nos permitiera darcuenta de las acciones de los grupos de

    productores culturales, observar a la vez

    las modificaciones y/o persistencias enel campo de lo decible, y registrar el roldel Estado en la resolucin de lacuestin en clave de cambios efectivosen los marcos normativos. Revisando un

    conjunto de estudios relacionados con laintervencin estratgica de grupos de lasociedad civil, nos dimos cuenta de quenuestro caso exiga repensar algunos desus presupuestos. En este trabajo,quisiramos presentar los resultados deldilogo que el caso investigado permiterealizar con esos presupuestos.

    Para ello, comenzaremos porrepasar brevemente el anlisis del

    recorte emprico ya realizado, paracontinuar luego con el punteo de loselementos centrales del dilogo queproponemos. Sobre el final,intentaremos asentar algunas notas quenos parecen relevantes para incorporaren futuros intercambios sobre el tema.

    El activismo audiovisual en la

    Argentina de las ltimas dcadas.

    En la Argentina, 1989 implicaun ao de viraje en la orientacinpoltica, social y cultural, al menos portres razones: por un lado porque tras lahiperinflacin, la tasa de pobreza llegese ao al 27%, incrementndose labrecha de riqueza con niveles demarginalidad nunca antes vistos en laArgentina; en segundo lugar porque apartir de ese ao se ponen en escena loscambios en los modos de protesta social

    y de reconversin de los colectivospolticos, con los saqueos asupermercados, la explosin de loscortes de ruta, los escraches, y otrosrepertorios de protesta social; porltimo, aunque no por eso menosimportante, el viraje de 1989 coincide,en trminos de construccin de sentidos,con la privatizacin de los mediosmasivos de comunicacin y el comienzodel proceso de consolidacin de los

    trusts de informacin y entretenimiento

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    que extenderan su cartera de negocioshacia el cine, la TV por cable y laconexin de Internet.

    No ser sino hasta diciembre de

    2001 que las condiciones deprofundizacin de la crisis (unaconjuncin de factores sociales,econmicos, financieros y polticos) sedarn cita en unas jornadas quesacudieron a la sociedad en su conjunto.No vamos a dar cuenta de ese procesoaqu; slo sirva la referencia parasostener que en 2002, y luego de loocurrido en diciembre de 2001, se abreun ciclo de protesta que se extiende

    entre diciembre de 2001 y enero de2004 (Svampa, 2004). En ese brevelapso, contemporneamente a la fuertepresencia pblica de movimientoscvico-polticos emergentes alrededorde 1989 (Zibecchi, 2003), un sector queadquiri una particular visibilidad y quelogr adems producir modificacionesefectivas en la dimensin material dela produccin cultural, es el de loscolectivos de activismo audiovisual.

    Nos referimos, concretamente, a unconjunto de realizadores documentalesque, desde la mitad de la dcada de1990 fueron recuperando las prcticasdel cine militante de Argentina de lasdcadas de 1960 y 1970.

    Trabajamos el perodo deproduccin documental que se extiendede 1992 a 2004 para poder dar cuentadel trabajo previo de estos colectivos,

    as como de las acciones efectivizadasdurante el ciclo de protesta. Losresultados de sus acciones sonobservables en distintas escalas: desdela incidencia recproca entre el cinecomercial, la televisin y elvideoactivismo en relacin con elpropio lenguaje audiovisual; o lacreacin, en el mismo transcurso de laaccin, de nuevos marcos culturales devaloracin en el interior de los grupos

    (Melucci, 1987; 1996); hasta las

    modificaciones efectivas ocurridas en elmarco presupuestario y en el legal. Noobstante, en este trabajo focalizamos,antes que sobre los dos primeros puntos,sobre los circuitos de produccin,

    distribucin y exhibicin, as comosobre la conformacin de pblicos, lacirculacin y la proclamacin enfestivales internacionales, y sobre loscambios concretos producidos en lalegislacin local en relacin con lapoltica de promocin de la industriaflmica a raz de las acciones de losgrupos de activismo audiovisual.

    Una breve historia

    En la etapa que se extiendedesde 1993 hasta 2001, las acciones delos activistas audiovisuales consisten endocumentar las tempranasmanifestaciones contra el modeloneoliberal. Un segundo circuito decirculacin se centra en otros espaciosde militancia, tales como sindicatos ygremios de base, experiencias deexhibicin en donde nacen los primeros

    acercamientos de posiciones y objetivospolticos entre los grupos realizadoressin encuadre partidario, y losmovimientos de protesta. As,paralelamente, los realizadores vanconformando un informal circuito deespacios de exhibicin alternativa. Enesta etapa los videoactivistas notrabajan de manera conjunta e inclusoalgunos no se conocen entre s. Unpunteo de sus producciones permitirconocer parte de su derrotero previo a laconformacin de redes.

    El Grupo de cine Boedo filmsproduce No crucen el portn (1992) ydesde ese momento se dio unaexperiencia oscilante entre ladistribucin independiente a travs decanales alternativos tales como fbricas,comedores, centros culturales yespacios de organizacin sindical, labsqueda de financiacin estatal y la

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    apertura de espacios de exhibicin. Otrogrupo, Alavo, a partir de su militanciabarrial en el conurbano junto alMovimiento de TrabajadoresDesocupados (MTD), realiz El rostro

    de la dignidad, memoria del MTD deSolano (2000). El Movimiento deDocumentalistas, entre los que sedestaca la productora Luz de Giro, lleva cabo seis producciones que narrabandistintas experiencias de ocupaciones deempresas en articulacin directa con elMovimiento Nacional de EmpresasRecuperadas (MNER). Por su lado,Cine Insurgente comenz en 1995 la

    produccin de lhachumyajay (Nuestra

    manera de hacer las cosas en idiomawichi). La proyeccin de esta pelculainclua un posterior debate en lascomunidades indgenas. En mayo de2001 surge Ojo Obrero, desde el ncleode los militantes del Polo Obrero, unade las fracciones del movimientopiquetero alineada con el troskismo.Filmaron en esa fecha Piqueteros, unfantasma recorre la Argentina,documental pensado para informarsobre la situacin revolucionariaargentina en las ciudades msimportantes del mundo. Contraimagentiene un origen similar al de OjoObrero, con la diferencia de que sumilitancia se halla relacionada con elPTS. Sus videos privilegian lastemticas relacionadas con luchassindicales.

    La primera accin en la que losdistintos realizadores documentalesunificaron esfuerzos fue la RedAudiovisual de Informacin PopularRaymundo Gleyzer. Comienza en 2000con el objetivo explcito deproblematizar la asimetra existenteentre los grupos independientes y losmedios comerciales. La creacin de estared anticipa la posterior agrupacin encolectivos de grupos de realizadores,

    experiencia que ser clave durante elperodo de excepcin de 2001-2002.Otra accin que anticipa la formacinde redes es la organizacin, poriniciativa del grupo de Cine Insurgente,

    del Ciclo de Cine Piquetero que se lleva cabo entre el 6 y el 12 de diciembre de2001. En los textos de difusinplanteaban que Los piquetes y losmovimientos de desocupados tomaronel lugar preeminente que tuvieron lashuelgas y los sindicatos en etapasanteriores de la lucha del pueblo y queeste surgimiento, como no poda ser deotra manera, tiene su expresin a nivelde los creadores de imgenes que

    resisten. En este ciclo se exhibieronfilmes, todos del gnero documental,como Matanza, Diablo Familia yPropiedad, La Resistencia, Agua deFuego, El Rostro de la Dignidad, Salta yPiqueteros. Un Fantasma recorre laArgentina realizados por distintosgrupos. El ciclo tuvo un promedio de200 espectadores por sala. Estasprimeras acciones en la que seunificaron los esfuerzos, anticipan laconformacin en redes o colectivos quese dar a partir de 2002.

    Redes y festivales durante el ciclo de

    protesta (2002-2004)

    Como mencionamos, lo msdestacado de este perodo es laarticulacin en red que se produce entrelos distintos grupos de realizadores.Adems de prstamos de equipos, losgrupos colaboraban en la realizacin ycirculacin de materiales en crudo paradiversas ediciones colectivas. En enerode 2002 se conform Argentina Arde(AA), una red que agrup a la mayorade los colectivos flmicos existentes.Hasta fines de 2002, cuando dej defuncionar, AA coordin lasproducciones audiovisuales de variosgrupos, con el propsito, en sintona conla propuesta de la Red Raymundo

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    Gleyzer, de contrainformar sobre losdistintos mbitos de participacinasamblearia y sus acciones concretas.As, AA se dio como objetivo:

    apuntar el lente all donde los mediosde comunicacin (comprometidos consus propios intereses empresariales) nolo hacen, o lo tergiversan todo capazde llegar a una huelga, un corte de rutao una movilizacin y mostrarla tal cuales, aportando para difundirla y para quelos medios no puedan ocultarla ms.

    Ya desde las primeras reuniones,AA funcionaba en asamblea y contabacon varias comisiones. De la comisinde video, integrada por Ojo Obrero yContraimagen, dejaron de participarestos grupos un tiempo despus, por nopoder articular las lgicas deintegracin partidaria con laparticipacin en asambleas. Adems deque estos grupos no pudieron conjugarel mtodo deliberativo con susorientaciones partidarias, se produjo unaincompatible caracterizacin de lasituacin poltica y de las maneras en

    que AA deba intervenir. A pesar deesta confrontacin, AA edit cincovideo-informes trabajados de maneracolectiva, que consisten en unaseleccin de cortometrajes realizadospor diferentes grupos que integraban lared y que dan cuenta de episodiosocurridos hasta el mes de junio de 2002.Los documentales se exhibieron,durante el 2002, en asambleas,universidades, barrios, bibliotecas y

    fbricas tomadas, generando incontablescantidades de exhibiciones en espaciosalternativos, con gran participacin ymuchas horas de debate.

    En 2001 tambin surge Adoc, uncolectivo que funcion hasta mediadosde 2003, y que adopt la forma de unplenario abierto, donde las decisiones sevotaban en asamblea y se informaban atravs de boletines electrnicos a

    quienes no podan participar. En forma

    colectiva Adoc realiz Un nuevo cinepor un nuevo pas (2002), unaproduccin documental multipremiadanacional e internacionalmente que narralos sucesos del 19 y 20 de diciembre a

    travs del montaje de las imgenesproducidas por los grupos devideoactivistas que formaban parte de laagrupacin. Una de las estrategiasadoptadas por Adoc fue la de exhibir lasrealizaciones en circuitos de premiacininternacional. As, en febrero de 2003,las producciones documentalesencontraron su lugar en la ltimaedicin del Festival de Cine de Berln,bajo el rtulo de Cine Piquetero.

    Adems, obras hechas por gruposintegrantes de Adoc llamaron laatencin de Peter Schumann, desde haceaos el encargado de seleccionar laspelculas que se exhiben en el conocidoevento.

    La capacidad de agenciamientode estos colectivos se debi,efectivamente, a la fuerza adquirida porla asociacin en red. Pero, adems, la

    propia accin de los colectivos se viofavorecida por las temticas sobre lacrisis que parecan recuperar los mediosde comunicacin durante el ciclo deprotesta. As, la visibilidad obtenida porel videoactivismo durante 2002 y 2003,vinculada con tpicos referidos a lacrisis, super la cobertura quehabitualmente tiene en los mediosmasivos, los cuales, como nunca antes,se mostraron receptivos a este formato.A partir de diciembre de 2001, seprodujo una apertura temtica haciazonas que hasta entonces ingresabancon dificultad en la agenda de losmedios. As, el suplemento Zona deClarn dedic, en 2002, tres notas altema (los das 22 y 29 de agosto y el 6de setiembre). Acerca de los nuevosrealizadores, en una de ellas se afirma:Son la otra cara del denominado "nuevo

    cine argentino" que suele mostrar

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    jvenes superados por la realidad quelos circunda, deambulando de aqu paraall en la ciudad. El "cine piquetero" no,todo lo contrario: imgenes de lucha, deorganizacin. Como si fueran la parte

    humana de los titulares de los diarios,un efecto retroactivo de las noticias quebombardeaban la televisin en los 90:"Se cerr una fbrica en Lans",entonces la cmara cuenta, da a da, lavida de ese hombre que hasta hacapoco tena un trabajo y podamantenerse.

    En 2003, Pgina 12 publiccerca de 24 notas sobre el tema. Entre

    ellas resalta la titulada Los excluidosgeneraron este cine con su lucha, del12 de Febrero, que trata sobre laexhibicin de estos documentales enBerln. En la nota, Blejman afirma queestas pelculas reflejan las luchassociales en el pas, y retoman la estticaque marc al cine poltico en los 60 y70. Ese mismo ao, un tiempodespus, Pgina 12 publica una notadonde se anuncia el ciclo El cine que

    surge de las luchas, de la Facultad deCiencias Sociales de la Universidad deBuenos Aires, el cual, segn se afirma,sirve para graficar la multiplicidad deun movimiento surgido al calor de lasdemandas populares.

    La cobertura en los medios de laproduccin del documental colabor enconfigurar, culturalmente, laoportunidad poltica ya abierta e instalun horizonte de posibilidades cuyoresultado ms visible se dio en 2004.Ese ao se producen y exhiben en salascomerciales 16 documentales que dedistintas formas ponen en escenatpicos sociales de la Argentina.

    Paralelamente, los colectivos sedieron la tarea de participar en losdebates que se estaban dando enrelacin con el financiamiento de lasproducciones documentales.

    Conformado como red, Adoc intervinopolticamente en procura de cambiar lanormativa vigente. En 2001 se opuso alas intenciones del Instituto Nacional deCine y Artes Audiovisuales (INCAA)

    de promulgar un reglamento para eldocumental, cuyas pautas de producciniban a ser elaboradas por la productoraCine Ojo de Carmen Guarini y MarceloCspedes, quienes de maneradiscrecional monopolizaban ladistribucin de subsidios a larealizacin documental. Las acciones deintervencin en el debate, no sloimpidieron la aprobacin de esaregulacin a travs de marchas y

    movilizaciones, sino que obligaron alINCAA a realizar un concurso defomento al documental, con un juradoelegido entre los productoresdocumentales en asamblea (en lugar deque esa tarea fuera asignada a Guarini yCspedes) para promocionar laproduccin de trece proyectos.

    Finalmente, y como resultado desta y otra serie de intervenciones

    polticas, en 2004 se modific unartculo de la Ley Nacional de Cine porel cual el formato documental esincluido en la promocin estatal. Con laResolucin N 0658/04 se crea el Plande Fomento del Instituto de 2004, en elcual se incluye por primera vez esteformato y se agrega el aliciente de queel proyecto pueda ser presentado enformato digital abaratando los costos.

    Recapitulando, estos grupos,agrupables dentro del activismocultural, echaron mano de estrategiasdiversas en procura de modificarefectivamente la normativa sobre laproduccin audiovisual. Por un lado, laexperiencia anterior al ciclo de protestales permiti ensayar diversas estrategiasde accin concreta. Ms adelante, en elciclo que se abre entre 2001 y 2004, losproductores audiovisuales ya asociados

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