14
MEMORIA DE SECRETARIA CORRESPONDIENTE AL PERIODO 1939-40

MEMORIA - mapa.gob.es"La teoría como compañera y no maesira exclusiva de la enseñanza," "Las cátedras al aire libre, cuando sea posible." "Desarrollo de la fortaleza física de

  • Upload
    others

  • View
    1

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

MEMORIA

DE SECRETARIA CORRESPONDIENTE AL PERIODO 1939-40

La Escuela Eepecial de-Ingenieros de Montes inauguró aus enseñan-zas en el Palacio Castillo de Villaviciosa de Odón el día 2 de enerode 1848, eiendo su primer Director y fundador el Excmo. e Ilmo. se-ñor D. Bernardo de la Torre Rojas, Senador del Reino, Ministro togadodel Tribunal Supremo de Guerra y Marina, Consejero Camarista de Ul-tramar y tutor de D.' Eugenia de Guzmán, Condesa de Teba y de Ba-ños, más tarde Emperatriz de Francia.

Por un Real decreto de fecha 1 de mayo de 1835, se había creadouna Escuela especial de Ingenieros de Bosques, que no llegó a consti-

tuirse, siendo necesario que una persona de las condiciones excepcio-

nales de D. Bernardo de la Torre, dotado de férrea voluntad y con una

clara y anticipada visión de la importancia del problema forestal en Es-paña, emprendiese una ardorosa cruzada contra la imprevisión e indi-ferencia del ambiente político de la época, atento aólo a sus intrigas,

para conseguir tras tenaz lucha la creación de la Escuela de Ingenieros

de Montee mediante el Real decreto de 18 de agosto de 1847 (modificacióndel de 19 de noviembre de 1846, creando una Escuela de Bosques yPlantíos), y posteriormente, la promulgación de las Reales Instruccio-nes de 11 de septiembre de 1847, que sentaron las bases para la funda-ción del Cuerpo de Ingenieros de Montes.

En las Memorias aútógrafas de D. Bernardo de la Torre, legadas poréste a"sus hijos los Ingenieros de Montes", que la Escuela eonservabacomo preciada reliquia (desaparecidas, por desgracia, en el incendio que

destruyó la Escuela en noviembre de 1936, y de las que sólo se co^ser-van copias incompletas), refiere D. Bernardo la entrevista que celebró

el día 17 de enero de 1846 con D. Agustín Pascual, quien acababa deregresar de Sajonia, donde había cursado en la Academia Real de Tha-randt loa estudios de Ingeniero de Montes, enviado por el Intendente de

la Real Casa y Patrimonio D. Martín de los Heros:

7

"Mi primera conferencia con Pascual fué tan animada, y yo vi en ellacon tal claridad el partido que podía aacarae de los eatudios que aca-

baba de hacer este joven en Alemania, reapecto a la ciencia de Mon-tea, enteramente deaconocida entre nosotros, que en este día ae puede

asegurar que quedaron convenidaa y asentadas las bases de la Eacuelade Ingenieroa de Villaviciosa."

"Pero todo cuanto habíamoa hablado sobre los adelantoa de la cien-cia de Montes en Alemania y sus consecuencias prodigioaaa en la orde-

nación y fomento de los mismos, era una conversación enteramente per-dida si no encontrábamos medioe de píantear en España las enaefi&nzaapreliminares y las aplicaciones prácticas de ellas que demanda el Ser-

vicio. Aquf prineipiaron las dificultades, que no han terminado todavía.

Nos faltaba en el país opinión formada eobre la necesidad, o, al menoa,eobre la conveniencia de crear este nuevo servicio. Nos faltaban recur-

eoa oficiales para plantear el pensamiento. Nos faltaba, en auma, quenoa entendiera el Gobierno, y, sobre todo, dinero, que entre nosotros seeaconde cuando se trata de emplearlo en una cosa útil. Las dificulta-

des que se presentaban eran, ain duda, de aquellae gue intimidan a cual-guie^r persona que ae propone acometer, con recursos extrañoa y queeatán fuera de su alcance, cualquier empreea ardua; pero yo, que en

csta parte he discurrido y obrado aiempre de otro modo euando me heencontrádo en situaciones análogas, juzgué que, por lo mismo, noa de-

bíamos arrojar a la arena, escribiendo acio continuo en una papeleta(siento que se haya perdido) el orden que convenfa aeguir en las opera-ciones que habíamoa acordado en nuestra conferencia.»

"Convenidos en las basea, aef como en la multitud de detalles per-aonales que ae juxgaron necesarios para asegurar el éxito, noa separamoa

en el indicado dfa 1? de e^ero, dejando a los que lean eatoa apuntesel triate ejemplo de que en nueatro desgraciado pafa es indiapensable ha-

cer de contrabando el bien público y armar una celada a loa gobernantea

para que acepten cualquier pensamiento bueno. Acaso será este achaque

propio de los pueblos meridionales, en que el calox del temperamentoobliga a vivir con el dfa, ain comprender ning^ín aervicio, por importanteque aea, ai hay que eaperar algunoa años para ver sus resultados. De

cualquier modo que eea, nuestros manejos (contrabandistas) principia-

ron en tan buena hora que, antes de haber pasado dps meses, ya ae ha-blaba en el Ministerio de la Gobexnación de la necesidad de tomar unpartido para evitar la completa tala y desaparición de loa montes que noa

a

queclaban, aplicando a su conservación y fomento la eiencia que se cul-tivaba en Alemania con tanto provecho."

A pesar de haber comenaado tan afortunadamente aus gestionea,tranacurrió año y medio de incesantes esfuerzos haata conseguir ver pu-blicado en la Gaceta el anhelado Decreto de creación de la Eacuela deIngenieroa de Montes, que el Sr. Caveda, entonces Director de Agricul•tura, icon pleno desco^ocimiento del alcance y tranecendencia de la fun-dación, había pxetendido desvirtuar eon el Decreto de 19 de noviembrede 1.846, cxeando una Eacuela de Capataces m.atemáticos, como donosa-t^ents la calificó D. $erna^do.

La Qrientaci^óan de la nueva Escuela, fundada bajo el lema: "Saber eshacer", representaba, por sua teudencias esencialmente prácticas, un con-siderable avance sobre las ideas pedagógicas de la época, que puso demanifiesto l^s altas dotCa del fundador, quien consideraba como basesfundamentalee de ia enseñanza:

"La teoría como compañera y no maesira exclusiva de la enseñanza,""Las cátedras al aire libre, cuando sea posible.""Desarrollo de la fortaleza física de los alumnos.""F,^ccursionea a pie y con los inatrumentoa a la eapalda, cuando sean ,

cortas."

"Práctica de los oficios forestales hasta donde sea dable.""Espíritu de Cuerpo a la moderna."Sobre estos puntos hacía D. Bernardo en sua MemoTias las siguien-

tes aclaraciones, alguna de las cuales poaee un hondo sentido profético:"Las excursiones a las proviueias donde haya monte alto o planta-

ciones exóticas de eapeci^l eatudio entran en mi sistema eomo una ne-ceeidad impreacindible. Estas excursiones, si, como yo deseo, se ejecu-tatt en largae jornadas a pie, y cuando éstaa sean cortas, con los instru-mentos a la espalda, contribuirán, sin duda, a dar a loa Ingeniero^ íleMontea esa robuatez y agilidad que tanto deben diatinguirlos de los de-máa Cuerpoa."

"La discipdina que todos .invoean cuando mandan, y que pocos de-jaa de reaistir euando obedeeen, ha sido aiempre difícil; pero en el díaen que se halla agonizando el principio de autoridad en que ae funda,es casi impoeible eatablecerla de la manera que reclama el servicio."

"Sin embargo, pienso dejar en mi Escuela una muestra de ella, notanto para que airvo como para que ae conmemore en algún tiempo,es decir, cuando se haya enteramente perdido."

"La disciplina, que ae exigirá en la Escuela haeta el punto que sea

A

posible, no coneistirá, como tantos creen, en la simple obediencia deinferior a superior en materias de servicio, éino que se extenderá al ree•peto, no interrumpido, en el trato privado de las clases entre af."

"F.sta conducta debe fundarse no en la fuerza de los preceptos quese eluden con tanta facilidad, aino en los hábitos de que deben dar cons-tante ejemplo los jefes superiores. Para con®eguirlo no se dispenaaránlos tratamientos jerárquicos ni en los actos de más confianza, de tal modo,que donde haya capitcín en pie, según dice la ordenanza militar, no po-drá haber sentado ningún subalterno. Esto se condeaará actualmentecomo un abuso de poder ineoportable; pero cuando llegue el día, nolejano, de la diaolución eocial, entonces se verá, con dolor, lo que sig-nificaban estae prácticas, al parecer violentas o abusivae, como ahora eejuzgan..."

"Un Cuerpo ain espíritu es un cadáver galvanizado; un individuoaialado, no es nada; dos, aon algo, y tres, pueden serlo todo cuando for-man Cuerpo. El espíritu de Cuerpo, cuando falta la disciplina o se per-vierte el honor, como acontece desgraciadamente en el dfa, puede seruna^ calamidad social de transcendencia infinita. A pesar de todo, yo nocompletaría la obra .que me he propuesto ai no dejara en esta fundaciónla idea, al menos, de un punto tan importante. Aaí que estoy resueltoa llevarlo a cabo por cuantoa medios ae hallen a mi alcance; pero quie-ro que conste, por si la tradición ae ocupa de ello con algún motivo, queacometf la obra con pleno conocimiento de causa, y como suele decirse,

a auerte y ventura."La nuéva Escuela causó honda impresión entre las más destacadas

personalidades de la época, hasta el extremo que el General D. AntonioZarco del Valle, Director general del Cuerpo de Ingenieros Militarea,

quedó tan admirado en una detenida viaita a la misma, efectuada en 1851,ljue preaidiendo pocos días después la Real Academia de Ciencias, quehabía fundada, cuando uno de los Vocales le preguntó si sentía algunaincomodidad, pues le había viato diatraído y meditabundo durante ladiscuaión, recibió la siguiente contestación :"No..., no he tenido nada.Lo único que pensaba era que a la inmediación de Madrid ae eatá crean-

do una cosa en la que yo acabo de ver la semilla de una inatitución im-portante, la cual, bajo una u otra forma, y con cualquiera que aea sunombre, tiene que hacer una revolución en la ense6anza de nuestrasEscuelas eapeciales y en'el servicio de los Cuerpos facultativos que de

ellas proceden."En 1852 salió la primera promoción de Ingenieroe de Montes, sin

IO

,';'-+^ tuGlJIGJf.:^- .♦

.' . dM ^ `"ORr^

`.`` ,`^ ^^` ^,i^+ p.. '

^ ^ +^`b L3 ^̂+ ::^^^ii^

^

^^iI.^ ^M^..^, i;

y ^ I

o ^.^r,. `9iQ^_io-^F \^Q r^ Ir^ .i ^aa ^., ^r ^^}; ^ _

^ iy^ (/

á3

que todavía se hubiera constituído el Cuerpo, como se ofreció en, l^ Reaorden de 12 de agosto de 1848, y a pesar de las incansables gest^í^,^e`^de D. Bernardo, que se estrellaban siempre contra la actitud del Directorgeneral Sr. Caveda, cada día más abcecado en su primitivo proyecto delos Capataces matemáticos.

"En vista de todo esto, y de otras noticias análogas que recibía pordiferentes conductos-refiere D. Bernardo-, me resolví a ir a ver al Mi-nistro Sr. Arteta, a fin de que citara en su despacho al Sr. Caveda, Di-rector general de Monte^e en su Ministerio, con quien tenía neceeidadde conferenciar a su presencia, precisamente de asuntos del ramo quedirigia. Las coneideraciones peraonales que debía a dicho Ministro lehicieron deferir a mi solicitud, y en su virtud, se verificó la entrevista,haciendo yo leer en ella al Sr. Caveda la Gaceta del año 48, en quevenía la Real resolución de 12 de agosto, por la que se ofrecía formara su tiempo, que ya había llegado, un Cuerpo de Ingenieros de Montesanálogo a los de Minas y Caminos. El Sr. Caveda tuvo valor para decirque desconocía la citada Real orden, y con este motivo, la conferenciadebía tomar, y tomó, en efecto, un carácter tan desagradable que yono me puedo permitir ni siquier<a enunciar sus detalles, tanto más cuan-to que, habiendo logrado mi objeto, convenciendo al Sr. Arteta de laequivocación en que estaba respecto a los Ingenieros de Montes, care-cía de interés referir lo que pasó en esta acalorada discusión."

"Por fortnná para el Cuerpo de Ingenieros, cambió en la Granjaaquel Ministerio, y bajo la presidencia del 5r. Sartorius, entró en el deFomento el Sr. Esteban Collantes, a quien yo había tenido y obsequiadoen mi casa de Villaviciosa. Eete Ministerio trató de dar una gran batalla(no limpia, por cierto) sobre las concesiones y subvencionea de los ca-minos de hierro, y para interesarme, como senador, en su éxito, medespachó el Sr. Esteban Collantes el expediente de la formación delCuerpo, por Real orden de 18 de,octubre de 1853, en virtud de la queno sólo se le igualaba al de Minas y Caminos, sino• que se establecía,además, la Inspección interior, que éstos no tenían, y a la que yo dabala importancia que se habrá visto en mi programa de fundación. De cual•quier manera que esto pasase, el hecho es que yo, si bien pude condu-cirme como buen español en la célebre votación del Senado, llamada delos 105, me porté con el Ministerio como hombre poco agradecido."

No terminaron aquí los afanes del fundador, para quien la creaciónde la Escuela y el Cuerpo sólo eran el medio para conseguir el fin pa-triótico de conservar y fomentar la riqueza forestal de España, cuya des-

II

aparición avanzaba rápidamente. El proyecto de Ley de desamortiza-ción, presentado a las Cortes el afio 1855, amenazaba con malograr elfruto de tantos años de eefuerzos y eineabores, anulando la propiedadforestal piiblica, única eobre la que, de un modo eficaz, podía la Ad-ministración ejercer su tutela mediante el servicio recientemente creado,y nuevamente D. Bernardo se vió obligado a apelar a sns manejos con-trabandiatas para lograr el bien gúblico.

"Las Cortee Constituyentes--escribe en eus Memorias del año 1855-,elegidas bajo la impresián y con las tendencias del alzamiento políticodel año anterior, se habfan reunido con el propósita de desamortizartoda la propiedad territorial que aun se ha^llaba amortízada, y de Ia quelos montes llamados ptíblieos, porque correepondían al Estado, a los pue-61os o a las Corporaciones, formaban su mayor y mejor parte. Los di-putados que componían estas Cortes creían con error, pero quizá debuena fe, que para tener buenos montes era necesario entregarloa al in-terés individual, que era la idea dominante en aquel tiempo. Este error,llevado al efecto, hubiera concluído irremisiblemente con cuantos ár-boles había en España, y por consiguiente, con el Cuerpo de Ingenieros

de Montes, que acababa de crearse para conservarlos, si el Apostoladoforestal de Villaviciosa no hubiera apurado todas sus relaciones y re-cursos para introducir en la Ley de deeamortización de 1.° de mayode 1855 el artículo 2.°, que exceptuó de una manera genérica y vaga,de la desamortización, los montes que conviniera conservar por cual-quier cauea."

"Obtenido este triunfo, casi por sorpresa, en que tanta parte tuvoel Sr, D. Patriaio de la Eacosura, Ministro de la Gobernación, quedabaya expedita la pequeña Junta consultiva del Cuerpo, constituíd^ bajomi inmediata presideneia en el Minieterio de Fomento, para poder ocu-parse, como se ocupó, de la clasificación de los montes que debían ex-ceptuarse de la desamortización, eon arreglo al expresado artículo 2.° dela Ley."

A partir de este momento, la Escuela eontinuó desarrollando conereciente éxito aus enseñanzas en Villaviciosa de Odón, hasta finesde 1870, en que, con el fin de dotarla de un edificio más adecuado asus también crecientes necesidades, se trasladó a San Lorenzo del Es-corial, instalándose en la Primera Casa de Oficios, convenientementereformada, empezando las clases en el nuevo local el día ? de enerode 18?l.

Como muestra del preatifçio adquirido por la Escuela, mencionare-

l2

mo^ el ^alogio que hiao de ella S. M. el Rey Don Alfoneo XII al abrirel eurao a^cadémieo el dla l.° de oetubre de 1879, en cuyo acto pronun-ció lae siguientes palabraa: "1^Ii admiraeión por este Centro de ensefian•za es tan sincera y sentida que, si hubiera de seguir una carrera, elegi-rfa la de Ingeniero de Montes."

1^ H dE nlarzq de 1914, a cot^eecuencia de un triete euceso ocurri-de en EI Escorial, f^ ordenado el traslado de la Escuela a Madrid,donde pueden alcanzar los alumnos el eslevado nivel cultural que co-rreeponde a eu títul8 de ^eniieso, en eontacto con ios abundantes cen-taos: Bibliotecas, Museo^, Laboratorios, Facultades, etc., destacados enlae dietintaa r^nao de la ^encia, en los que se capacitan para la labartécnica y la no menos intereaante de difundir la cultura en el mediorural en que el ejercrcio de la pro#eaión les sitúa; todo ello sin menoe•cabo de la práctiea de la cieneia forestal, que se lleva a cabo medianteresidencias forestales en, las diversas zonas de la península, distribuí-dae ponderadamente en los añoa de estudio de la carrera, con las quere oonserve el carácter eminentemente práctico de la enaeñanza, talcomo la concŝbió y desarrolló D. Bernardo de la Torre.

En A^adrid ee instaló la ^cuela, proviaionalmenEe, en un edifieiode 'la ±ealle del Rey Francisco, que en eI rnes de noviembre de 193b,durante nuestra Guerra de Liberación, fué destrufdo por un incendio,perdiéndose totalmente su valiaáa Biblioteca, de unos 30.040 volúme-nes, todo el material de sus Laboratorios y las ricas y variedas colee-ciones de sus Gabinetes y Museos.

Terminada la guerra, en cumplimiento de la Orden ministerial de19 de junio de 1939, la Escuela reanudó su actividad docente el día 1Sde agosto con la celebración de exámenes extraordinarios par#^ aque-llos alumnos a quienes faltara aprobar alguna asignatura de las quecursaron el año académico 1935-36, empezando el día 15 de septiein-bre el primero de los dos cursos intensivos que se han desarrollado,parte de los éuales tuvieron lugar en la calle de Montalbán, número 14,donde el Consejo del Patrimonio Forestal brindó generosa hospitalidada la Escuela, en tanto se realizaban las necesarias obras de adaptaciónen el edificio que hoy se inaugura oficialmente.

A primeros de septiembre de 1939 tuvieron lugar exámenes de ingre-so, limitados para aquellos aspirantes que hubieran aprobado con ante-rioridad algunas asignaturas del mismo, y en los meses de marzo y sep-tiembre del año actual se han celebrado exámenes de ingreso en convo-

catoria libre.

I3

En el primer curso intensivo terminaron la carrera, con las califi-caciones que se indican, loe eiguiente8 alumnos: D. Fernando BrunaDublang^, Bueno núm. i; D. Carloa Fernández y Garcfa de Mendoza,Bueno núm. 2; D. Plácido Virgili Sorribes, Bueno núm. 3; D. SantiagoSánchez Cózar, Bueno núm. 4; D. Vicente Peña Geromini, Bueno nú-rnero S; D. José M.` Rey Ardid, Bueno núm. 6; D. Juan López Colla-do, Bueno núm. ?; D. Enrique Sánchez Rico, Bueno níun. 8, y D. JoséMaría Ruiz Tapiador, Bueno núm. 9.

En el segundo curso intenaívo han terminado sus estudios de Inge•niero, estando pendientes de realizar el Proyecto de fin de carrera, lossiguientes alumnos: D. José Luis Ramos Figueras, D. Miguel MataixLorda, D. Miguel Navarro Garnica, D. Salvador Sánchez-Herrera Calle,D. Vicente García Pérez, D. Ignacio Claver Torrente, D. Antonio LópezPérez Cueeta, D. José Bermejo Artiaga y D. José M.` Babé Goncer.

Antes de terminar, hemos de dedicar un recuerdo a la memoriade nuestro querido compañero de Clauetro D. Eladio Romero y Bohor-quez, fallecido el 31 de octubre de 1939 a consecueneia de los padeci-mientos y privaciones sufridas durante la guerra. Sus amplioa conoci-mientos en las Ciencias Naturales, especialmente en la Botánica, sugran Iaboriosidad y clara inteligencia, unidos a un profundo sentido deldeber, hacían de él uno de los más destacados Ingenieros de Montes,habiendo constituído su muerte una pérdida muy sensible para la Es-

cuela y para el Cuerpo.

Madrid, 8 de octubre de 1940.

14