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Centro de recursos del Regnum Christi [email protected] ¿Qué es lo que Cristo espera del Movimiento Regnum Christi? Sinopsis de los mensajes del P. Álvaro Corcuera, L.C.. Encuentro Juventud y Familia, Puebla, México, marzo 2009.

Qué Espera Cristo Del RC EJF 09

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Qué Espera Cristo Del RC EJF 09

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Qué espera Cristo del Regnum Christi¿Qué es lo que Cristo espera del Movimiento Regnum Christi?
Sinopsis de los mensajes del P. Álvaro Corcuera, L.C..
Encuentro Juventud y Familia, Puebla, México, marzo 2009.
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Mesa redonda con los jóvenes, en el marco del Encuentro de Juventud y Familia de Puebla, 14 de marzo de 2009.
Centro de recursos del Regnum Christi [email protected]
¿Qué es lo que tú puedes hacer?
LO QUE ESPERA CRISTO: QUE SEAS SANTO
SER UN ESPEJO DE CRISTO.
Que cuando te vean se diga: “Estoy viendo a Cristo”.
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Pregunta: « ¿Qué es lo que ve y espera de los jóvenes del Movimiento?
P. Álvaro: Es una pregunta que se le debe hacer a Jesucristo, qué es lo que Él espera ya que el Movimiento es una ayuda para vivir la vida cristiana. ¿Qué es lo que Él quiere del Movimiento? Quisiera lo que Cristo quiere de El. Que seamos santos. Un miembro del Movimiento se debe preguntar: ¿Qué es lo que puedo hacer yo en medio de tanta oscuridad que hay en el mundo?
¿Qué espera Cristo de nosotros? Que seamos un espejo suyo. Que cuando nos vean puedan decir: “Estoy viendo a Cristo”. Espera que vivamos el mandamiento de la caridad. Espera que seamos como los primeros cristianos, difundiendo nuestra fe, siendo un solo corazón y una sola alma.
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¿Cómo reforzar la fe en los momentos de adversidad?
Es un momento para crecer. Dios los permite por una sola intención: para que te centres en amar a Cristo y ser de Cristo.
Pregunta: ¿Cómo reforzar la fe en los momentos de adversidad?
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¡EN LA ORACIÓN!
“Jesucristo, ayúdanos a descubrir lo que tú quieres de mí.
Ayúdame a descubrir tu voluntad, a no tener miedo”.
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Pregunta: ¿Cómo saber qué es lo que Cristo quiere de cada uno de nosotros?
P. Álvaro: Pues nuevamente, esa pregunta hay que hacérsela a Cristo en la oración: “Jesucristo, ayúdanos a descubrir lo que tú quieres de mí. Ayúdame a descubrir tu voluntad, a no tener miedo”. Posiblemente nunca vamos a tener una respuesta exacta, pero nunca se puede uno equivocar si se le pregunta a Cristo. Nuestra vida no es hacer mil cosas sino darnos a Jesucristo. A veces hay jóvenes a los que les gusta hacer deportes de alto riesgo. ¿Un deporte de alto riesgo? Hincarse ante Cristo y preguntarle qué es lo que quiere de uno y no tener miedo a la respuesta, porque Dios no falla.
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La oración, un deporte de alto riesgo
¿Qué quieres de mí?
Con la seguridad que Dios no te va fallar.
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¿Cómo ayudar a la Iglesia ante las críticas?
Amar más, como Cristo, amando a los que no te quieren y critican.
Analizar y examinar, corregir, mejorar, aprender y seguir venciendo el mal por medio del bien.
¡SER APÓSTOLES DE LA BENEDICENCIA!
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Pregunta: ¿Cómo podemos ayudar a la Iglesia ante tanta crítica?
P. Álvaro: En primer lugar, creo yo, hay que agradecerle a Dios las críticas, porque las críticas nos hacen vivir mejor las bienaventuranzas. El poder ofrecer al menos un poquito por Él. La mejor respuesta que podemos dar ante las críticas, dificultades e incomprensiones es hacer lo que hizo Cristo. Él respondió con bendiciones ante los insultos, respondió amando más, amando a los que no te quieren, a los que te critican. Por otra parte, si nos critican también nos hacen analizarnos y examinarnos, corregir, mejorar, aprender y seguir venciendo el mal por medio del bien. Todos tenemos que corregirnos, también, porque somos hombres y tenemos errores. Pero lo que importa es que cuando nos critican, nunca respondamos con la crítica. Hay que agradecerle a Dios y mejorar. A mayores pruebas, mayor santidad, mayor caridad, mayor unidad. Es una bendición para ser más humildes. A Cristo lo criticaron y su respuesta fue abrir sus brazos en la cruz. Una oportunidad para ser signos de contradicción, venciendo el mal con el bien. Si en algo nos tienen que caracterizar debe ser en hablar bien, en ser apóstoles del bien. Cristo nos diría que hemos de pensar bien, hablar siempre bien y siempre construir, nunca destruir o herir la fama del prójimo.  Ser apóstoles de la benedicencia».
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El límite de nuestras debilidades: la misericordia de Dios.
LAS DIFICULTADES: Oportunidad para crecer en el amor y en la santidad.
Para afianzar tu vida en el amor a Jesucristo.
 
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¿Te identificas con los personajes de la parábola del hijo pródigo
El padre: como Dios no humilla al pecador, no le echa en cara el pecado. Respeta su libertad, espera y confía en que va a regresar.
El hijo: perdió la ilusión del amor y buscó el amor donde no lo iba a encontrar, fue infiel al amor.
El hermano mayor: fiel, impecable, trabajador, pero pecó de orgullo al no querer perdonar ni aceptar la misericordia de su padre.
«En este periodo en el que Dios ha permitido algunas dificultades estamos seguros de que permite todo por un motivo: para crecer en el amor y en la santidad. Son oportunidades para afianzar nuestra vida en nuestro amor a Jesucristo. Cuando hacemos la señal de la cruz lo hacemos en la frente, para decirle que nuestros pensamientos sean como los de Él. Hacemos la señal de la cruz en nuestra boca para que nuestras palabras puedan producir paz en los corazones de los hombres, para que sean palabras como las de Jesucristo, manso y humilde de corazón. Luego hacemos la señal de la cruz en nuestro corazón, para que todas las realidades, sean las que sean, las veamos según el corazón de Jesucristo. El límite de nuestras debilidades es la misericordia de Dios.
Lo queremos escuchar a Él en estos textos que nos hablan sobre la misericordia de Dios. En el texto del hijo pródigo vemos tres personajes con los cuales nos podemos también identificar. Vemos al padre que había dado todo a sus hijos, se había desvivido por sus hijos, su alegría era ver a sus hijos fieles y felices. La delicia de Dios Padre es ver a sus hijos felices. Es compasivo y es misericordioso. Él nos ama con ternura y con cariño. Si nos conmueve el cariño de una madre, cuánto nos debe conmover el cariño de Dios que mueve nuestros corazones. ¿Qué pasaría con el padre cuando ve que su hijo le reclama sus bienes y se va?
Sin embargo, la experiencia del padre era diferente. Este hijo se iba no para consagrarse a Dios, sino porque quería buscar el calor del hogar en un lugar donde no lo iba a encontrar. El padre no lo humilló, como Dios no humilla al pecador, no le echa en cara el pecado. ¡Cuántas horas en silencio, lágrimas en silencio del padre que respetó su libertad!, como Dios que también respeta nuestra libertad. Esperó y confió que iba a regresar».
Después, invitó a los presentes a renovar la visión de la grandeza del amor y del perdón, y del peligro del orgullo:
«El segundo personaje es este hijo que se va, que se aleja, ¿Por qué se va? ¿Por qué nos alejamos de Dios? Quizá porque nos acostumbramos a las caricias de Dios, y cuando hay orgullo, las caricias son como rasguños. Los reclamos de Dios son puro amor. El hijo se alejó, se fue. ¿Qué es lo que ocurre cuando pecamos? Nos acostumbramos al amor de Dios, se nos olvida la bondad de Dios. Un buen medio para no olvidarnos de esto es no dejar de admirarnos del amor de Dios. Descubrir el amor de Dios en todo, aún aquello que no entendemos. A Dios lo amamos no porque lo entendemos sino porque lo amamos. El joven perdió la ilusión del amor. Que nunca nos acostumbremos de pertenecer a esta familia, a la Iglesia católica, de recibir los sacramentos que son una verdadera fiesta. Por eso nos alejamos de Dios porque nos acostumbramos a tanto amor y buscamos el amor donde ya no está.
Por eso el hijo, al ver que su felicidad era como un espejismo, entonces se arrepintió, pero por hambre, no tanto por el cariño del padre, era lo mal que se la estaba pasando. El pecado es un espejismo de bien cuando produce tanta infelicidad. Preparó su discurso. Dios nos está esperando todo el día, cualquier sombra y Él está pensando: “¡Ese es mi hijo, ya va a volver, cuánto lo extraño!”. Por eso, el hijo apenas empezó a dar un paso, y el padre misericordioso salió corriendo, lo abrazó y no lo dejó casi hablar. No le echó en cara su pecado, lo perdonó amándolo. Le preparó la mejor comida, lo que él sabía que le gustaba. El padre nunca lo humilló.
El tercer personaje es el hijo mayor. Era fiel, impecable, trabajador. No cometía faltas de infidelidad, sin embargo, no podía soportar que el padre hubiese tratado tan bien a su hermano, el que había pecado. Le costaba incluso reconocerlo como hermano: “A tu hijo”, le echa en cara al padre. A veces el orgullo es un pecado que nos hace ciegos, que nos hace olvidarnos que la misericordia de Dios es infinita. El hijo mayor experimentó un profundo enojo y se lo echó en cara a su padre. Pero el padre, en vez de reprocharlo, le salió al encuentro y lo fue a buscar.  No le dijo: “Hijo, eres un envidioso”. Él también salió al encuentro: “Hijo mío…”, y se lo explicó con una gran bondad y lo abrazó. Porque para Dios no hay límite. Para Dios todos somos sus hijos y nos sale al encuentro.
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¡NO TE ACOSTUMBRES!
Al amor de Dios, nunca olvides su bondad y misericordia.
¡No dejes de admirar el amor de Dios! Descubrir el amor de Dios en todo, aún en lo que no entiendas.
A Dios se le ama no porque lo entiendas sino porque le amas.
No te “acostumbres” a pertenecer a esta familia, a la Iglesia católica, a recibir los sacramentos, que son una verdadera fiesta.
Concluyó transmitiendo a los presentes el saludo y la cercanía del Papa Benedicto XVI y los invitó a seguir correspondiendo a la llamada de amor y santidad que todos hemos recibido en la Iglesia:
«Hace poco estuve con el Secretario de Estado de la Santa Sede y nos transmitió su saludo y el del Papa. Y el secretario del Papa también manifestó la cercanía del Papa. Les dije que transmitiese todo nuestro amor y cercanía al Papa, sobre todo con tanto sufrimiento que lleva en su corazón. ¿Qué es lo que Dios quiere en estos momentos? Más santidad, más fe, mucha caridad, mucha humildad, mucha pureza de intención. No tenemos otra respuesta. No importa el grado de dolor. Bienaventurados cuando digan toda clase de males…, cuando puedan compartir algunas penas por mi nombre. Pedir perdón por todo el sufrimiento que se ha podido causar. Perdonar de todo corazón. Amar de todo corazón. Crecer en lo único que podemos crecer, en el amor, en la caridad. Porque amar es el cielo. Y María es la especialista en llevarnos al cielo. Una espada atravesó su corazón. Ella puso su corazón para que nuestro corazón fuera más como el de Jesucristo.
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Pide a Dios te haga un apóstol de la caridad
“Señor, forma en mí un corazón puro, un corazón manso y un corazón humilde.
Señor, haz que nunca me acostumbre a tu bondad, que nunca me acostumbre a estar en tu casa, no hay calor mayor que el de tu hogar; que nunca me acostumbre a los sacramentos.
Que siempre sepa reconocer el bien, aún en medio del mal que hay entre los hombres.
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Que todo te lleve a amar a Jesucristo
Ante los problemas, la crisis, la fuerza de la secularización y de la indiferencia, el Espíritu Santo te llama hoy a ser santo, a ser apóstol y a evangelizar.
¡Ay de mí si no predico el evangelio de Jesucristo!
APÓSTOL DE LA PAZ, la vida es muy breve pero vale la pena. Pregúntale a Dios: ¿Señor, qué es lo que tú quieres?
Gastar la vida para hacer el bien sin importar el precio.
Te toca a ti hacer ver que la amistad con Cristo es el mejor regalo que podemos tener sobre la tierra.
 
En sus palabras, recordó la misión de todos los miembros del Movimiento ante la Iglesia y la sociedad:
«Gracias por haber venido y por unirnos como un solo corazón y una sola alma. Su presencia es signo de tanto amor de Dios. En medio de estos momentos difíciles, les quisiera agradecer profundamente. También, quisiera pedirles perdón por tanto sufrimiento causado y para que todo nos lleve a amar a Jesucristo.
México es un país que tiene mucha riqueza espiritual: Se ama a Cristo, a la Santísima Virgen, a la Eucaristía, amamos al Papa, creemos en la salvación de las almas. Y México también sufre muchas crisis: La fuerza de la secularización, de la indiferencia. El Espíritu Santo nos llama hoy a ser santos, a ser apóstoles y a evangelizar. ¡Ay de mí si no predico el evangelio de Jesucristo!
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Ser hombres y mujeres de oración
Cualquier dificultad se resuelve en el Sagrario, en la oración.
Es importante hacer espacios específicos para orar.
La oración es tu mejor apostolado.
Sólo en la oración se encuentra la solución a lo que la mente no puede entender.
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Oportunidad para la penitencia
El camino de la cruz es el camino del amor.
Sufrir con Cristo es una bendición, es un regalo.
Dios no te pide el sacrificio por el sacrificio, pide el sacrificio de ti mismo, para que los demás sean felices.
Después, tocó el tema de la importancia de la oración y del sacrificio:
«Queremos pedir a Dios nuestro Señor que nos ayude a ser hombres y mujeres de oración.
¿Qué problema no se puede resolver en la oración? Cualquier dificultad se resuelve en el Sagrario, en la oración. No olvidemos momentos específicos para estar con Él. Todo el día es un hablar y un escuchar a Dios. Pero es importante hacer espacios específicos para orar. La oración es nuestro mejor apostolado. Hemos sido conscientes de cómo sólo en la oración hemos encontrado la solución a lo que la mente no puede entender. La oración nos hace ver el cielo. En la oración Dios nos hace ver que todo es un caminar hacia Dios.
La Cuaresma es un tiempo donde se nos ofrece la oportunidad de hacer un sacrificio: Las pequeñas pruebas de cada día, las humillaciones, las tristezas, aquellos sufrimientos que cada uno tiene en su corazón, aquellas pruebas que nos hacen sufrir más, es la mejor penitencia. Por eso dejan de ser una desgracia y se convierten en una gran bendición. Porque el camino de la cruz es el camino del amor. Y sufrir no es malo cuando se ama. Sufrir cuando se ama es unirte a Cristo que con los brazos abiertos te dice: acompáñame. Sufrir con Cristo es una bendición, es un regalo. El que sufre con Cristo no sufre con una cara de desagrado, sino como quien ha recibido un regalo de confianza. A nadie nos gusta sufrir pero a todos nos gusta amar. Dios no nos pide el sacrificio por el sacrificio. El amor no tiene precio y ese es el sacrificio de Cuaresma. Ofrecer todo para que los demás sean más felices. El sacrificio de nosotros mismos».
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Limosna… ¿qué es lo mejor que puedes dar?
La mejor y única autentica riqueza: CRISTO
¡QUE TE RECONOZCAN POR HACER EL BIEN!
La Cuaresma es también un momento de limosna. Nuestra única limosna es la única riqueza que tenemos, que es Cristo. El mayor tesoro, la mayor alegría de nuestro corazón. Si no les damos a Cristo, ustedes nos tienen que reprochar porque lo único que tenemos que darles es a Cristo. La única respuesta de nuestra vida.
La limosna es también un ayuno. Un ayuno de otros medios: de la televisión, del internet, no porque no podamos verlos, sino porque son pequeños sacrificios que podemos ofrecer. Pasar más tiempo en el Sagrario, ofrecer el uso del tiempo como un don y un talento.  Nuestra vocación es siempre sembrar el bien. Vivir el mandamiento de la caridad. Los primeros cristianos posiblemente no eran los más preparados ni los más intelectuales, pero pasaron haciendo el bien. Que nos reconozcan por hacer el bien. El bien es creativo, basta ver la cantidad de apostolados que hay en la Iglesia…
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Encuentro de Juventud y Familia, Puebla, México, marzo 2009
UN SOLO CORAZÓN Y UNA SOLA ALMA