Upload
oslho-san-agustin
View
223
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
1/32
^|:tl?|^^| |^^||^^tlt^lSmS n tt SI^^
El d at o in ic ia l d e la f i los o f a c artes ian a
POR EL
DR NGEL GONZLEZ ALVAREZ
Catedrtico de Metafsica
DETERMINACIN ONTOLOCICA: EL YO PURO
1 E l c o g i t o c o m o m e t a
Desca rtes viva preocupad o, tal vez ms que nin g n filsofo anterior,
del punto de partida de la filosofa. Fascinado por el feliz progreso de la
ciencia m ate m tic a a la que l m ismo ha ba tenido la gloria de hac er
ava nza r con im por tante s hallazg os, l leg a considerarla como ciencia
perfecta, modelo acabado para todo otro tipo de saber. Dos cosas deter-
m inaro n, para Descartes, el xi to de la m ate m tic a: un pu nto de p art ida
firm, absolutamente indubitable, y un mtodo r igurosamente deduct i-
vo, racional, o niejor, un mtodo en el que no toman parte los sentidos,
qu e slo son fuente de enga os y de errores, un m to do , en fin, pu ra m en -
te intelectual y cuyo manejo slo es dado a aquellos hombres que pue-
da n desligar su espritu del com ercio de los sentido s y libra rlo por com-
pleto de toda suerte de prejuicios (I). Seg uram ente desde este m ism o
(1 ) Meditationes p r a e f a t i o , Oeuvres ed . A dam- Tannery , t . 7 , p . 9 .
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
2/32
AN GEL GONZLEZ ALVAB EZ
momento fu Descartes vct ima de este poder de fascinacin que haba
de llevarle a postular la unicidad del mtodo cientfico.
No es difcil captar la situacin espiritual en que Descartes se encon
traba. Podemos representarnos conforme al s iguiente esquema el proceso
ideolgico que, imp lcita o exp lcitam ente, sigui D escartes par a dar a
luz una f i losofa r igurosamente determinada por el racional ismo:
a) De spreciado s por invlidos los sentidos y la fe com o fuentes de
con ocim iento, postula De scartes el origen un itario de todos los conoci
mie ntos hu m ano s. La razn es la nica fuente de conocimiento. . . Es
para m cosa manifiesta ahora, que los cuerpos no son propiamente cono
cidos por los sentidos o po r la facu ltad de im agin ar sino por el enten
dim ien to solo y que no son conocidos porq ue los v emos o los toca
mos... (2). E l rac ionalism o notico, qu e ha ba tenid o brotes aislados
desde ant iguo, queda t r iunfante en el s iglo XVII.
b) Es ta u ni da d de fuente significa, sin m s, una un ida d notica.
Toda la act ividad cognisci t iva del hombre se reduce al pensar. M s a n :
eri la dim ensin operat iva del ser hu m an o n o enco ntram os otra cosa que
actividad pensante. Todo acto cognoscitivo se reducir a acto de pensar,
a simple modo del pensar. Soy una cosa que piensa, es decir que duda,
afirma, niega, conoce pocas cosas, ignora,otras muchas, ama, odia, quie
re , no quiere, y tambin imagina y siente.. . (3). Sentir e imaginar, que
rer y no querer, amar y odiar, conocer e ignorar son otros tantos modos
de esa nica act ividad con sustant ividad propia que l lamamos pensar .
c) L a un ida d not ica nos l leva dere cha m ente a la unicida d no em ti-
ca. El noema al que se ha de adaptar nuestra noesis se l lama idea. Si el
pensar es la actividad propia del yo, el pensamiento es su atributo abso
luta m en te inseparable (4). A pensa mien to, pues, se redu cirn ta m bin
los sentim ientos , las im gen es, etc. (5). Y las ideas son m eros
modos
del
pensamiento .
d)
L a unicida d noem tica no se expl ica nic am ente por la un ida d
notica, sino que ha de estar basada, en fin de cuentas, en la unicidad de
lo real objeto de conocimento. De esta manera todo el s istema del carte
sianismo aparece descansando en el postulado imp lci to de la unicidad
de lo real, en lo que se ha Uamadp el principio de la realidad nica (6).
En esta situacin de espritu no es extrao que Descartes concibiera
la idea de construir una ciencia suprema, la que Uam^
filosofa primera,
deshacindose de todas las verdades y opiniones tenidas hasta entonces
2) Meditationes, II , ed. cit . t . 7, p. 34. Vid. tam bin Principia, II , 3, ed. cil. t. 8.
gina 41 s. . ,
(8) Meditationes, III , ed. cit. t. 7, p. 34.
(4) Vid.
Meditationes,
II, ed. cit. t. 7, p. 26 s.
(5) Vid.
Meditationes,
III, ed. cit. p. 34.
(6) Garca Mo rente insista partic ula rm en te en esta idea.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
3/32
EL DATO INICIAL D E LA. FILOSOFA CARTESIANA 119
por ciertas para empezar de nuevo, desde los fundametnos (7). H oy,
pues,nos dice Descartes^habiendo, m uy a pu nto pa ra mis designios,
librado mi espritu de toda suerte de cuidados, sin pasiones que me agi
ten, por fortun a, y goz and o de un seguro reposo en un apacible retiro,
voy a aplicarme seriamente y con libertad a destruir en general todas mis
opiniones antiguas (8). Esta destrucci n de las opin iones se ha ce m e
dian te la dud a, previa la determ inacin de no aceptar nin gu na verdad
de la cual se pueda sospechar (9).
M uc ho se h a discutido sobre el carcter de la du da cartesiana. Para
que aqu prete nde m os poco im po rta que la du da sea total o parcial,
real o ficticia. U n a cosa, sin em bar go , he m os de hac er consta r desde el
principio: toda duda realizada, por total, radical y real que se la supon
ga, implica, ontolgica y psicolgicamente, la ce rteza. L a du da no se pue
de prod ucir m s q ue m edia nte el e jercicio de la razn. A dm itir es te poder
ejercitar la razn, al menos en su faceta deductiva, es la condicin psico
lgica de todo proceso dubitativo. La duda, en efecto, como acto del es
pritu humano ha de estar sujeta a las condiciones generales del pensa
miento y negar el poder de deduccin de la razn es negar a la duda la
posibilidad de producirse. Pero es esto slo. Si la duda para ejercerse pre
cisa del razon am ien to,- ste , a su vez,;, no es posible sin un a m ate ria sobre
que verse. Habr, pues, tambin ciertos datos que la duda ms radical no
podr desconocer si en realidad quiere producirse.
Estas dos condiciones de la du da aparecen clara m ente m anifestadas en
la ,duda cartesiana. El cogito, ergo sum no se nos ofrece como dato abso
lu tamente pr imario . E l ergo est suponiend o, el po der dedu ctivo de la
razn (10), el
cogito,
el pensamiento y el
sum,
la nocin de existencia.
Estas nociones, anteriores ontolgicas y psicolgicamen te a la verd ad
pienso, luego existo, como ex presam ente reconoce el propio Desca rtes
(11) terminarn por arruinar la validez del cogito como dato a partir del
cual se inicie la tarea filosfica. Y ello, a pesar del subterfugio a que ape
la Descartes al considerarlas desprovistas por s mismas de valor existen-
(7) Vid. el com ienzo de la Meditacin T, ed. cit. t. 7, p. 17.
(8) Meditationes, I, ed. cip. p. 17 s. El subray ado es mo .
(9) "AjJ hoc aut em non erit necesse, ut omne s esse falsas osten dam , quod nu nq ua m for-
tassis assequi possem ; sed quia iam ratio persu ade , non m ihu s accrate ab iis -qu ae non plae
certa sunt atque indubitata, quam ab aperte falsis assensionem esse cohibendam, satis erit ad
omnes rei iciendas , s i a l iquam rat ionem dub i tandi in unq uSqu e reperezo
(Meditationes,
I, ed.
cit. t. 7, p. 18).
(10) No quie ro prejuzgar con esto una inte rpretac in d el cogito como razonamiento ce
rrando el camino a la posibilidad del cogio-intuicin.
(11) Cuando he dicho que esta prop osic in:
pienso, luego existo
es la prim era y ms
cier ta que se presenta al que conduce ordenadamente sus pensamientos , no he negado por eso.
que fuera necesario saber antes qu son el pensamiento, la certeza y la existencia, que para
pensar es preciso ser y otras cosas semejantes (Principia, I, 10. ed. cit. t. 8, p. 8).
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
4/32
2
N G EL G O N ZLEZ ALVAREZ
cial (12). Ba star pa ra ello dem ostrar que estas nociones n o son inn ata s,
que no nacen con nosotros segn reza el epgrafe del punto diez de la
primera parte de los
Principios
y mostrar que son nociones de experien
cia. Pero no anticipemos los resultados y sigamos la tarea del momento.
Descartes se propone destruir, mediante la duda, todas las opiniones
antiguas. Sin posibilidad de examinarlas una por una, aplica cuatro cri
terios de duda con los cuales mina y destruye los principios y fundamen
tos sobre los que aquellas descansaban (13). Con ellos e m p r e n d e . s u pro
ceso dubitativo y van desapareciendo del conjunto de verdades hasta en
tonces adm itida s, prim ero las que se refieren a los objetos exteriores y al .
mundo de los cuerpos en general, despus las que se refieren a Dios, y fi
na lm en te aquel las que hace n referencia al h om bre mism o en su parte
material , en el cuerpo. Slo queda en pie el yo, en radical soledad con
su pensamiento, nufrago en un mar de dudas. Resist i r el yo mismo'
los ataques de su propia duda? Antes de seguir a Descartes permtanse
me dos observaciones:
1 ^ Con Descartes se. inicia la filosofa del naufragio. Como si de
pronto hubiese cado en el seno de unas aguas profundsimas, me quedo
tan sorprendido, que ni pue do afirmar los pies en el fond o n i nad ar pa ra
mantenerme sobre ellas (14). Perdido el mundo exterior y desasido de
Dios, faltnle al hombre moderno base firme en que asegurar los pies y
ncora a que tender la mand en esfuerzo salvador. Se pide entonces a la
filosofa lo que la filosofa n o pued e da r: pasa porte de salvacin. A lejad o
de Dios y perdido el mundo exterior , el hombre terminar perdindose
a s mismo.
2.*
Es significativo observa r el ord en qu e sigue el proceso de des
truccin del saber cierto y cmo Descartes va necesitando cada vez un
criterio de du da m s com plicado y su til : sentidos, raz n, indistinc in
de vigilia y sueo, genio m align o. E ste orde n de ter m ina r el proceso
temtico del cartesianismo. Si l legamos a una primera verdad ser a con
dicin de encontrarla en el yo, y si , mediante ella, logramos reconstruir
el saber destruido ser siguiendo un proceso inverso: del yo pasaremos a
Dios, a las verda des ideales, a la existencia del m un do exterior. M s
(12) . . .estas son nociones tan simples qu por s solas no nos dan cono cimiento de nin
guna cosa existente. . . (Ibid.).
(13) No expon go a qu estos cuatro m otivos de du da por ser sobr ada me nte conocidos.
Cfr.-
Discurso del Mtodo^
cuarta parte , d onde se en um era n t res : 1)
los engaos de los senti-
do slos sentidos nos eng a an ; 2) e mal uso de la razn hay hombres que yerran a l
razonar; 3)
la indistincin entre la vigilia
y
el sueo
los pensamientos que nos vienen
estando despiertos pueden tambin curr rsenos durante e l sueo. Para e l cuarto mot ivo de
duda, la
hiptesis del genio maligno
vid, l 1. Meditacin: Supondr. . . que cierto poderoso,
ha puesto toda su indust r ia en engaarme.
(14)
Meditationes
II, ed. cit. t . 7, p. 24.
http://emprende.su/http://emprende.su/http://emprende.su/7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
5/32
EX, DATO INICIAL DE LA FILOSOFA CARTESIANA
adelante podr apreciarse cmo
se
ofrece
en
esto
una
confusin
de
ws-^
rdenes ontolgico
y
notico.
Descartes
no
puede resignarse
a la
suerte
del
escepticismo. Tena
plena conciencia
de que
inauguraba
una
edad
en la
historia
de la
filoso
fa
y
nad ie
que se
sienta joven
se
resigna
al
suicidio. Arqumides, para
levantar
la
tierra
y
t ranspor tar la
a
otro lugar, peda solamente
un
punto
de apoyo firme
e
inm vi l ; tamb in tendr
yo
derecho
a
concebir eleva
das esperanzas
si
tengo
la
for tuna
de
hal lar
una
sola cosa
que sea
cierta
e indubitable
Q5).
Este lenguaje podr decirse
que es un
lenguaje
de
inconsciencia pero jams
de
decepcin
y de
fracaso. Descartes sabe
adonde
v
porque
se ha
t razado prev iamente
el
camino .
La
primera ver
dad indubi tab le
no
surgir
en
Descartes como
una
ocurrencia, como
algo imprevisto
con que de
p ron to
se
topa.
La
pr imera verdad
no es en
Descartesaunque otra cosa se.parezcaun hal lazgo insospechado, sino
un encuentro obtenido traEsuna bsqueda ms o menos artificial y apara
tosa . Dudando de toda verdad encuent ra una verdad primera. Pero
advert enseguida que, quer iendo yo pensar de este modo que todo es
falso, era necesario que yo, que lo pensa ba, fuere algun a cosa; y advir
t iendo que es ta verdad: pienso^ luego soy era tan firme y segura que las
ms extravagantes suposiciones de los escpticos son incapaces de con
moverla, juzgu qu poda aceptarla sin escrpulo, como el primer prin
cipio
de la
filosofa
que
andaba buscando
16). En
esta primera verdad
no logran morder las extravagantes suposiciones de los escpticos ni la
no menos ex t ravagante y poco metafsica hiptesis del genio maligno
del propio Descartes 17). Si hay un cier to burlador que se complace en
en g a a r m e no cabe duda de que yo soy, puesto que me engaa, y por
m u c h o que me engae nunca conseguir hacer que yo no sea riada,
mientras estoy pensando que soy algo 18). Por eso a rengln seguido
puede escribir Descartes: De suerte que, habindolo pensado bien y
habiendo examinado cu idadosamente todo , hay que concluir, por l t imo
y tener
por
constan te
que la
proposicin siguiente:
yo soy yo
existo
es
necesar iamente verdadera mient ras la estoy pronunciando o concibiendo
en mi espritu 19).
E l cogito cartesiano se presenta, pues, como meta de un proces de
pensamiento que r echaza por dudosas o dudables todas las verdades
15) Ibid.
16) Discours 4 p. ed. cit. t. 6, p. 32.
17) No pretendo con este apelativo dar un juicio sobre la hiptesis cartesiana del genio
mal igno . Aunque tal vez sin plena conciencia en Descartes, nel genio mal igno y sus actos de
engao simbol izan
la
duda profunda
de si en
general
la
ciencia
es
posible
GARCA MORENTE,
M .
:
Prlogo
a la
t raduccin
del
Discurso
del
mtodo
y
Meditaciones metafsicas C oleccin G ra
nada , M adr id , sin fecha, p. XXII) .
18)
Meditationes
11, ed. cit. 1. 7, p. 25.
19) Ibid.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
6/32
NGEL GONZLEZ ALVABEZ
menos sta que aparece como absolutamente indubi table y que desde el
mismo momento de su encuentro queda er igida en pr imer pr incipio de
la fi losofa, en cuya bsqueda se iniciara aquel proceso dubitativo.
2 E l c o g i t o c o m o p u n t o d e a r r a n q u e d e la f i l o s o f a
Si hasta aqu hemos considerado el
cogito
como meta de aquel la deci
sin de empezar de nuevo la ciencia fi losfica, se impone ahora el anli
s is de las condiciones que hagan apta a esta pr imera verdad para quedar
co nsti tu ida en cim iento del nue vo edificio, en cuya cons truccin, ha sta
ahora, no se h a hech o otra cosa que u na labor de desescombro.
E l
cogito
se presenta a Descartes como primer principio de la f i loso
fa. Sobre este punto no caben discrepancias de interpretacin. Los tex
tos ms atrs reproducidos no dejan lugar a duda. Y se erige el cogito en
pr im er pr incipio porq ue es la pr im era v erdad indu bi tab le . El cono
cimiento expresado en el
cogito ergo sum
es m s cierto y evidente qu e
todos los que he tenido anter iorm ente (20). E n el pen sam iento de Des
cartes, el carcter de evidencia de la proposicin del cogito es innegable.
La absoluta cer teza es la pr imera propiedad del cogito. En los Principios
se expresa un a segun da pro pie da d: A pesar de las m s extravagantes
suposiciones no podernos menos de creer que
esta
conc lus in:
yo pienso
luego soy
es verdadera y, por consiguiente, la primera y ms cierta que
se ofrece a quien conduce ordenadamente sus pensamientos (21). Cer
teza absolu ta y carcter de da to prim ario son las dos condiciones qu e
hacen a l
cogito
pa r t i cu larmente apto para tomar lo como punto de par t i
da de la metafsica, de la f i losofa en general . Dejando para ms adelan
te la cuestin de si h a de v erse e n el
cogito
una intuicin o un razo
na m ien to, interesa ah ora po ner en claro este su, carcter pr im ord ial . Des
car tes sabe muy bien que el pr incipio que s i rva de punto de arranque de
la fi losofa habr de reunir dos condiciones, adems de ser absolutamen
te cier to:
1.* Ser lo prim ero qu e se percib a con ce rteza.
2.*
Ha br de pode r se rv i r .de base de sustentacin, de apoyo incon
movible para levantar sobre l el edificio filosfico.
Rene e l
cogito
segn el pe nsam iento car tesiano, estas dos condi
ciones? Creo poder afirmar resueltamente que s, pues las rectificaciones
del propio Descartes no son ms que aparentes. Iniciado el proceso dubi
tat ivo, la pr imera verdad que se nos manif iesta absolutamente indubi ta
ble es la que encierra el
cogito.
Descartes no se cansa de repetirlo. El si-
(20) Ibid
(21) Principia I, 7, ed. cit. t. 8, p. 7.
http://servir.de/http://servir.de/http://servir.de/7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
7/32
EL DATO INICIAL DE LA FILOSOFA CARTESIANA
123
gue nte texto es pa rtic ula rm en te significativo por prese ntarse com o re-
sumen de todo cuanto lleva escrito sobre los principios del conocimiento
hu m an o y como un ant icipo de lo que ha de seguir has ta term inar su
obra, al propio tiempo que aparece como dictando aquellas observacio-
nes y circun stancia s que se ha n de tener presentes para filosofar recta-
m e n t e por eso, au nq ue algo largo, lo repro duz co n te gr o: Por tanto si
queremos dedicarnos en serio al estudio de la filosofa y a la investiga-
cin de todas las verdades que somos capaces de conocer, nos l ibraremos,
en primer lugar, de todas nuestras preocupaciones y tomaremos la reso-
lucin de rechazar todas las opiniones a que hemos dado crdi to en otro
t iempo , hasta que las hay am os exa min ado de nuevo, y harem os luego
una revisin de todas las nociones que se hallan en nosotros, adinitiendo
como verdaderas slo aquel las que clara y dist intamente se presentan a
nuestro entendimiento. Por este medio conoceremos primero que exist i -
mos,
en cua nto nue stra natur alez a consiste en el pensar y que ha y un
Dios de que dependemos; y despus de haber examinado sus atr ibutos
pode m os busca r la ve rda d de todas las cosas por que E l es la causa de
el las. Adems de las nociones que de Dios y de nuestro pensamiento te-
nem os, hal laremos tam bin en nosotros el conocimiento de mu cha s
proposiciones que son perp etuam ente verdadera s, por ejem plo: que la
nada no puede ser autora de cosa alguna, etc. Hal laremos asimismo la
idea de una naturaleza corprea y extensa que puede ser movida, divi-
dida , etc., y sentim ientos que causan en nosotros ciertas disposiciones,
como el dolor, los colores, etc., y comparando lo que acabamos de apren-
der al exa min ar orde nad am ente las cosas con lo que de ellas pensam os
antes de haberlas examinado as , nos acostumbraremos a formar concep-
tos claros y distintos de todo lo que somos capaces de conocer. En estos
pocos preceptos creo haber comprendido todos los principios ms gene-
rales e imp ortantes del conocim iento hum ano 22).
Prescindo por ahora de muchas cuest iones del prrafo t ranscri to para
fi jarme en dos part icularmente interesantes y aparentemente contradic-
torias. Es la primera la tajante afirmacin de Descartes de la prioridad
del cogito sobre cualquier otro con ocim iento : conocemos primero que
existimos en cuanto pensamos. Sabido es que, para Descartes, la metaf-
sica viene a ser el estudio de tres sustancias: pensante, extensa y creado-
ra. Pues bien, la sustancia que primero nos es dada con certeza es la sus-
tancia del propio yo. Desde la dimensin de nuestro yo podemos y debe-
mos elevarnos al conocimiento de Dios. Es nica va posible para el co-
nocimiento teolgico es la que arranca de la subjetividad, la via interio-
ritatis que, en el cartesianismo, renuncia a todo apoyo objetivo, pues el
22) Principia I , 75. He subrayado yo.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
8/32
4
NGEL GONZLEZ ALVAREZ
con ocim iento de las cosas e xteriores, lejos de ser pu nta l pa ra el cono-
cimiento de Dios, lo supone y lo exige. Slo habiendo alcanzado la exis-
tencia de Dios, desde la dimensin del cogito y despus de haber exa-
minado sus atributos podremos buscar la verdad de todas las cosas, por-
qu e E l es la causa de ellas (23). E s esta un a de las conviccione s m s
arraigadas en Descartes. La prioridad del conocimiento de Dios y de sus
atr ibutosal menos el conocimiento de Dios como Creador de todos los
seres, y como
veraz
sobre el con ocim ien to de las cosas, y no slo de su
natu ralez a sino tam bin de su m ism a existencia, es c onsiderada com o
una de las verdades defini t ivamente adquir idas. Despus de haber co-
nocido de esta manera que Dios existe, y que es el autor de todo lo que
existe o pued e exist ir , seguiremos el mejor m todo que indu da blem ente
puede seguirse para descubrir la verdad si de l conocimiento q ue de la
naturaleza de Dios tenemos pasamos a la explicacin de las cosas que ha
creado y t ratamos de
deducirla de las nociones que naturalmente existen
en nuestras almas de tal m od o que poseamo s un a ciencia perfecta, es
decir, conozcamos los efectos por sus causas (24).
E l m ovim iento m etd ico de l investigacin cartesia na sigue, pues,
esta direc cin: y o. Dios, m un do . Te rm ina do el proceso dubitat ivo, de
carcter estr ictamente not ico, Descartes se queda encerrado en el m-
bi to noem tico de su propio pens am iento. El pensa mien to es lo nico
que en rigor le pertenece; no puede separarse de s mismo, y por eso se
comprende, se ent iende como existente o mejor como una
cosa pensante.
Desvinculado de la realidad no se siente el yo abierto a las cosas sino en-
cerrado en su propia in t imid ad. H a n qued ado cortados cuantos lazos
pueden atar el yd al mundo. Hasta la insercin del yo en su propio cuer-
po ha quedado suprimida. No hay vinculacin con nada exterior , n i s i -
quiera con el cuerpo. La esencia del yo se agota en el pensar. El cuerpo
ha br de seguir la m ism a suerte que la real idad objetiva del m un do ,
como algo que al m un do perte nec iese . E n r igor de trmino s, el cuerpo
(23) Obsrvese la razn qu e da Descartes de la priori dad del con ocim iento de Dios sobre
las cosas. Slo conociendo a Dios conocemos las cosas, porque Dios es causa de ellas. Cuando
la fi losofa ha suprimido la experiencia como fuente de conocimiento tendr que afirmar la ne-
cesidad de servirse nic am ente del e nten dim ient o para conocer los cuerpo s. Si preten dem os
conocer una cosa del mundo exterior no apelaremos a los sentidos sino que atenderemos a la
idea clara y distinta, q ue slo est en nu estro en ten dim ien to, y qu e repre senta la naturaleza .
de los mism os. La validez de la claridad y distincin ha sido funda me ntada por el atr ib uto
divino de veracidad. Pero an pue de enten derse la afirmacin cartesiana en un sentido ms
profund que sin duda determin la teora de la visin en Dios de M alebra nche . ' Si Dios es
causa de las cosas el conocimiento de stas ser un conocerlas en Dios. En uno y otro caso es
manifiesta la confusin de dos rde nes bie n distinto s : el ontolgico y el notic o. Es verda d qu e
Dios e causa de las cosas, que el; ser de las cosas es efecto de D ios ; la p riorid ad de Dios sob re
las cosas en el orden ontolgico es indudable. Pero eso no quiere decir que nuestro conocimien-
to haya de seguir ese mismo orden y no a la inversa. Resultara fcil mostrar como este carc-
ter de efectos, de ser causadas de las cosas es el punt de apoyo de nuestro conocimiento de
Dios.
(24) Principia I, 24, ed. cit. t. 8, p, 14.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
9/32
EL DATO imCIAL DE LA FILOSOFIA CARTESIANA 125
ser propiedad ma pero no yo mismo. La corporeidad no se nos ofrece
como atr ibuto del yo. nicamente es atr ibuto del yo el pensamiento. Y
es un atr ibuto que me pertenece porque es lo nico que no puede sepa-
rarse de m 25). T od o lo otro, el cuerpo inclusive, pued e separarse, des-
gajarse, desvincularse del yo, que as se hal la independizado de todo lo
que no sea su prop io pensar, su actividad esencial n ica. L a filosofa
entra con Descartes en la clausura. Pero entra sin fe y sin sentidos, y de
m om en to la raz n, identificada con el yo 26) no tiene fuerzas m s que
para contemplarse a s misma. No obstante quiere ser rectora del mundo
y de la vida. No tiene base en que sustentarse pero no se resigna a pere-
cer en el naufragio del pensamiento. Y en un intento de salvacin, la fi-
losofa, para salir de las aguas, da un salto a Dios. Desde este momento
cree tener tambin asegurado el mundo.
La proposicin cogito, ergo, sum, es, pues, para Descartes, la primera
que se nos ofrece con valor notico para iniciar la investigacin filosfi-
ca. Sin embargo reconoce el padre del racionalismo, segn hice constar
ms atrs, que el cogito presupone el pensamiento, el ergo la funcin de-
duct iva del pensar humano, y el sum la nocin de existencia. En el texto
correspondiente a la nota 22 habla Descartes de ciertas nociones que se
ha llan en nos otros ; en el transc rito, bajo la no ta 24, dice que tales no-
ciones existen naturalmente en nuestras alm as; en los Principios justifica
que slo el entendimiento puede conocer la naturaleza de las cosas por-
que en l slo se hallan naturalmente las primeras nociones o ideas, que
son com o las sem illas de las ve rda des qu e somos capaces de conocer 27).
Parece, pues, que aquella proposicin cogito, ergo surn, no es un dato ab-
solutamente primario. Cmo sal i r de esta apora?
Para Descartes la dificultad se supera fcilmente. Estas nociones son
algo que encontramos en la parcela acotada por el cogito. Son tan sim-
ples que estn desprovistas de valor existencial 28); por s m ism as no
nos remiten a ninguna cosa existente, no no? proporcionan conocimiento
alguno. Las nociones presupuestas en la verdad del
cogito
no proceden
del exterior, no ha n sido adq uirida s .por experiencia. Conced erles valor
existencial ser a suponer que haban sido obtenidas mediante la percep-
cin sensible lanzada por Descartes en el lugar de los prejuicios que es
preciso abandonar. Tales nociones existen naturalmente en el yo, nacen
con l. T od a otra explicacin es impo sible. E l in na tism o de las ideas
25) Meditaciones, 11, ed. cil. t. 7, p. 27.
26) Para Desca rtes el yo es la razn : yo no soy, pues , habla ndo con precis in, sino un a
cosa que piensa, es decir , un entendimiento, un espr i tu, una razn.. . Meditationcs, II , ed.
cit . 1. 7, p. , 27). El racionalismo no se conforma con redu cir a una las fuentes de c onocim iento,
y establece que la razn es la esencia del hombre.
27) Principia, 11, 3. ed. cit. t. 8, p . 42 .
28) Cfr. supra nota 12.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
10/32
6 NGE L GONZ L E Z A L V A B E Z .
viene de este modo rigurosamente prescrito para el cartesianismo. Si co
menzamos por afirmar que la percepcin sensible es un perjuicio, el in-
natismo se nos impondr como un juicio previo. Toda otra solucin era,
para De scartes, impo sible 29).
T ie ne pues. De scartes, por firmemente establecido que el cogito ergo
sum
es la
primera verdad
que se ofrece a la mente humana. Pero nece
si ta tambin que sea la verdad
ms cierta.
Esta nueva condicin la posee
el cogito en, grad o em ine nte . Y la pru eb a de ello es qu e sigue siendo
cierto au nq ue no existan las cosas, au nq ue no exista Dio s. Po dr enga
arme sobre la existencia de un mundo exterior , en este momento hasta
la existencia de Dios, pero no puedo engaarme sobre mi propia existen
cia. Ms an: si me engao,
existo
como engaado. En este primer nivel
crt ico en que Descartes est colocado, la verdad del cogito no solamen
te es cie r ta: es la nica absolutam ente ind ubitab le. Sobre este punto no
hay discusin posible, cuando nicamente se t rata de interpretar el pen
samiento cartesiano. Cosa distinta ser la legitimidad o ilegitimidad de
sem ejante posicin. M as, por aho ra, deb e que dar en suspenso este pro
blema.
Otra cuest in dejamos ms atrs interrumpida. El punto de part ida
de la filosofa requiere , aderns d e la c ondicin de prim ord ialida d, y
acaso precisamente por ello, la capacidad para servir de cimiento al edi
ficio filosfico. Esta s dos condiciones, em pero, pued en y deb en tratar se
por separado. De que un conocimiento no dependa de otro anterior no
se sigue sin m s, que. de l de pe nd an todos los restan tes cono cimie ntos.
Segn De scartes, en efecto, el cono cim iento del yo no de pen de de
ninguno anterior , s iendo, por lo mismo, r igurosamente primero. Es muy
cierto que el conocimiento de m i mism o, tom ado precisamente as , no
depende de las cosas cuya existencia aun no me es conocida, y por con
siguiente o depende de ninguna de las que puedo f ingir en mi imagina
cin 30). C ua nd o del cono cim iento del yo se tra te ser necesa rio, pues,
prescind ir en absoluto de todo concep to extra do de la percepcin exte
r ior , de lo que en terminologa cartesiana se l lama despect ivamente ima
ginacin, y encerrarse en uno mismo contemplando esa presencia inefa
ble de mi ser a mi pensamiento. Conozco manif iestamente que nada de
lo que puedo comprender por medio de l imaginacin pertenece a ese
conocimiento qu tengo de m mismo, y que es necesario recoger el esp
ritu y apa rtarlo de ese m od o d e concebir, p ara que pue da conocer l
mism o, m uy detenid am ente , su propia naturaleza 31). E n el m om en to
29) Tan im pues ta le viene a Descartes la teora, del innatis mo , qu e hasta la idea del yo
y no digam os la de Dios es inn ata. Cfr. en tre otros luga res ,
Meditationes
III, ediccin
cit. 1. 7, p. 51.
30)
Meditationes
II, ed. cit. t . 7, p. 27 s.,
31 )
Meditationes
I I , ed . cit. t . 7 , p . 28. . . .
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
11/32
EL DATO INICIAL DE L\ FILOSOFA CARTESIANA 127
que De scartes escribe esto, irrum pe en la filosofa el idealism o. H ab r
todava un a etapa de m ero racionalism o, pero los grm enes idealistas
quedan sembrados en terreno frti l bajo condiciones favorables y fructi
ficarn por s solos. L a identificacin en tre ser y pensa r es forza da, da da
esta posicin de De scartes. El cono cim iento del yo, repito, no de pe nd e
ni necesita del conocimiento del ser de las cosas. Tampoco de Dios. En
el nivel crt ico n que Descartes est situado no tiene an conocimiento
de que Dios existe. El conocimento de Dios no puede fundar el conoci
miento de nosotros mismos, al menos en la dimensin existencial. Digo
existencial para l levar algo de claridad a un punto en que el pensamien
to de Descartes es fluctuante y con frecuencia equvoco. Aun se pudiera
advertir que esta misma fluctuacin transform el cartesianismo en onto-
logismo al querer M aleb ranc he poner orden en asunto tan complejo.
Pero esto pide que nos detengamos un momento.
Una cosa es conocer que algo existe y otra conocer su naturaleza. Se
gn Descartes, para conocer que los cuerpos (las cosas exteriores) existen
y par a conocer lo que los cuerpos son, necesitam os de Dios. El cono
cimiento de las cosas depende, al menos bajo algn aspecto, del conoci
miento de Dios. Hasta hemos tenido ocasin de sealar que es sta una
forma muy
cientfica
de conocer: conocimiento del efecto por la causa.
Pero ahora t ratamos del conocimiento del yo. Descartes, como buen ra
cionalista, no quiere romper con la lgica, con la razn; mas ha de solu
cionar numerosas y Serias dificultades, de las que slo enumero algunas:
a)
Si el cono cim iento del yo es el prim ero no pu ede ser perfecto, por
que no es conocimiento por la causa, a no ser que
b) e l yo sea un a cosa absolutam ente primera, indepen diente de todo,
inclusive de Dios, pero entonces nos encontramos con
c)
imp osibilida d de conocer a Dio s, salvo el caso de que sea
d) Dios dep endie nte del yo.
No quiero t ratar aqu el modo cartesiano de conocer sino slo la an
teriorid ad o posteriorid ad d el cono cim iento del yo sobre el conocim iento
de Dios. Baste, pues, decir respecto a la modalidad del conocimiento, que
segn Descartes, todo objeto^Dios, yo, mundose conoce por su idea.
Solo un a condicin se pre cisa : que esta idea se pres ente con claridad
y distinci n (32)., A l yo le conoce mo s por su ide a; a D ios po r la suya . Y
estas ideas se enc ue ntra n, segn Descartes^ en el yo, en lo que hem os
l lamado mbito noemtico del pensamiento. Toda idea es, propiamente,
un a esencia; el conocimiento que nos proporciona es un conocim iento
esencial,
el cual, por s mismo, nada nos dice en orden a la determina-
(32) .. .las cosas qu e concebimos mu y claras y distin tam ente son todas verdaderas (Dis-
coiirs, 4 p. ed. cit. t. 6, p. 33)t Represe en la palabra concebimos la claridad y distincin no
se refiere a las cosas sino a nu estr a co ncepcin de ellas. El crite rio de evidencia es subj etivo .
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
12/32
8
N G E L G O N Z L E Z A L V A R E Z
cin exstencial de los seres co rrespond ientes. L a raz n , el yo, conoce
las esencias inm ed iata m en te, m as no las existencias a las que debe de
mostrar, inferir o deducir. Las existencias no nos son dadas y hemos de
inferirlas m ed iata m en te de las esencias. A ho ra se ve la necesidad qu e
tiene el racionalismo de demostrar le existencia del mundo exterior. En
la filosofa tradicional era suficiente con mostrarlo, pues consta al senti
do. El conocimiento del yo ser anterior al conocimiento de Dios si tengo
en m la idea de m i mism o para D escartes la idea de lo finito antes
que la de Diosidea de lo infinito.
L a caute la de Descartes l lega en este pu nto a su lmite m x im o.
Tiene que asegurar la existencia de Dios por imperiosa necesidad de sis
tema y se ve forzado a declarar el carcter positivo de la idea de infinito
y su anterioridad a la idea del yo. Y no debo imaginar que no concibo
el infinito por medio de una verdadera idea y s slo por mediacin de
lo finito, como la quietud y la osciu-idad las comprendo porque niego el
movimiento y la luz; no, pues veo manif iestamente, por el contrar io , que
ha y m s rea lida d en la sustan cia infinita que en la finita, y, por tant o,
que, en cierto mod o, tengo en mi mismo , la nocin de lo infinito antes
quera de lo finito, es decir, antes la de Dios que la de m mism o
(33).
Represe en la expresin en cierto modo que est significando una li
mitac in en el alcance de la frase has ta el pu nto de hac erle perd er su
carcter categrico y absoluto, y que, por otra, puede abrirnos una nueva
va para resolver el problema. Pero conviene que antes nos fi jemos en la
raz n que da De scartes de esta priorida d del cono cim iento de Dio s. A
reng ln seguido se expresa as : pues, sera posible que yo conociera
que dudo y qu deseo algo, es decir, que algo me falta y que no soy to
talm en te perfecto, si no tuviera la idea de un ser m s perfecto que yo,
con el cual me comparo y de cuya comparacin resultan los defectos de
m i natu rale za? (34). Pres cinda m os por ahora de juz gar sobre la validez
de estas aserciones cartesianas y conven gam os, por de pron to, que en
cuanto un filsofo, como Malebranche, fiel a los principios de Descartes,
no repare en las posibles restricciones de aquel en cierto modo habr
da do el salto al ontologismo afirmando la prior idad absoluta del cono
cimiento de Dios, del que ha n de depend er hasta en su m ism a posibil i
da d el resto de los conocim ientos hu m an os . Se llega as a la identifica
cin del primer ser con el primer conocido.
De scartes, em pero, no es form alm en te ontologista.-Y es que, en el
fondo, sigue en pie la distincin en tre el cono cimien to
esencial
y cono
cimiento existencial. L a existencia de Dios es inf erid a de la idea, de la
(33)
Meditationes,
III, ed. ci t. t . 7, p. 45. He subrayad o yo.
(34)
Meditationes,
II I, ed. cit. t . 7, p . 45 s.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
13/32
EL DATO INICIAL DE LA FILOSOFA CARTESIANA
129
esencia de la definicin de Dios (35). La existencia del yo goza, empero,
de un, privilegio especial sobre el resto de las existen cias. Y es qu e no
habiendo propiamente dist incin entre el yo y la razn, hasta tal punto
que en Descartes son una y la misma cosa, como ya apunt y anahzar
m s ad elan te, en el m ism o acto por el cua l me es da da la, idea d el yo m e
es dado el yo como existente. La existencia del yo tiene la prerrogativa
singular de no necesitar ser inferida ni demostrada. La existencia del yo
es conocida inmediatamente, como las esencias, por el mismo acto de la
razn mediante el cual nos es dada su idea. Con esto sigue en pie el ca
rcter de anterioridad del
cogito
sobre cualquier otro conocimiento.
Que sea
primero
u n cono cim iento no significa, em pero , que sea
pri-
mario;
que no dep end a de nin g n otro no quiere decir que todos los
dems dependan de l . Y sin esta condicin, decamos, no puede const i
tuir el principio de la filosofa. Goza de este carcter y de esta conside
racin la ve rda d de cogio, ergo 5Mm en el pen sam iento de D escarte s?
Si la posibilidad, se dem ues tra por la rea lidad, ah est la filosofa carte
siana para atestiguarlo. En efecto, Descartes toma el
cogito
como princi
pio de la fi losofa. Y lo toma con la conciencia y el convencimiento de
que lo es. O bservan do que esta ve rd ad : yo pienso, luego soy era ta n
firme y segura... juzg u que poda recibirla sin escrpulo como el prin
cipio de la filosofa que andaba buscando (36). Como un edificio sobre
firme cim ien to, la filosofa ca rtes ian a se asienta en el
cogito..
De sde el
cogito como punto de part ida, y por un encadenamiento lgico r igurosa
mente deduct ivo con pretensin de exact i tud matemtica, Descartes va
construyendo toda la fi losofa.
El
se r c p t do en e l cog i to
Yo soy, yo existo: tal es el conocimiento captado intui t ivamente en
el
cogito
tras la superacin del proceso dubitativo y establecido por Des
cartes corno primer principio de la fi losofa. Pero cul es exactamente
la naturaleza de esta existencia?, cul es la naturaleza de este ser afir
m ad o en el p ienso, lueg o soy ?
Intento captar con la mayor exact i tud posible el pensamiento de Des-
(35), No hay necesidad de reproducir y menos de crit icar la formulacin cartesiana del ar
gumento ontolgico. Pero s hemos de observar que, dadas las dimensiones fi losficas en que
sq mu eve el racionalismo y dgase igua l de las distintas formas de idea lismo, su he rede ro por
fil iacin directa, es la prueba ontolgica la nica de la que puede hacer uso con legitimidad
(legitimidad empero, no significa validez) hasta tal punto que, cuando desde su misma posicin
se demuestre el fracaso del argumento habrn de resignarse a no poder demostrar a Dios sin
salirse de su sistema. Esto explica el inters por la prueba anselmiana y las numerosas modifi
caciones sufridas a lo largo del racionalismo y del idealismo.
(36)
Discours
4 p. ed; cit. t. 6, p, 32.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
14/32
3 NGEL GONZLEZ ALVAREZ
cartes. Por eso ms que en las interpretaciones de filsofos e historiado
res me apoyar en los mismos textos cartesianos. Mas, entre las interpre
taciones dadas a esta cuestin hay una que por la influencia producida y
por parecerme to ta lmente inexacta d ebe ocupar un m om ento nues t ra
aten cin. M e refiero a la interpre tacin de H am el in 37) en su obra
sobre el sistema de Descartes.
Para Hamelin , Descartes , par t iendo del pensamiento, no va ms al l
de pensamiento. El ser afirmado en el cogito es el del pensamiento sin
m s .
Habr por lo menos un pr imer momento en la f i losofa de Descarr
tes que nos har considerarla como idealista en toda su pureza. El cogito
parte del pensamiento y no alcanza otro ser que el del pensamiento. Yo
no me conozco en el cogito ms que como pensamiento, s in que en ma
nera alguna pueda establecer la existencia de una sustancia puramente
espir i tual , la existencia del alma. Es verdadreconoce con pena Hame
linque Descartes se ver obligado, bajo el peso de los hbitos realistas,
en un segundo m om en to en que su pensa mien to or iginal se falsea a s
m ism o, a caer en el re alismo concibien do el ser del pe nsa m ien to. com o
una sustancia, como una cosa.
Es difcil sustraerse a la ley general enunciada en el famoso axioma:
quidquid recipitur ad modum recipientis recipitur.
E l filsofo que no
logre superar la debe renunciar a ser histor iador . Ms que el pensamien
to de De scartes, lo q ue nos ofrece H am eli n es su propio pen sam iento
sobre el tem a qu e t ratam os. Es justam ente, lo que sucede a tantos histo
r iadores que, po r .no despojarse de sus hbitos me ntale s, proy ectan sus
propias ideas en las ideas que someten a historia, mod ificndolas segn
sus particulares preferencias. Con esto no niego, sin embargo, que a la
histo ria de la filosofa co rresp ond a la inte rpr eta ci n filosfica. Pe ro u na
cosa es la crtica, esencial a la historia, y sobre todo a la historia de la
filosofa, ya que el filsofo en cada afirmacin que hace inyecta una pre
tensin de validez universal y absoluta, y otra m uy distinta la mo dela
cin e inform acin del sistema, cuya historia se registra, por los esque
mas mentales del histor iador .
N o . Los textos de Descartes son suficientemente abundantes y claros
y no podemos seguir a Hamelin. Qu, entonces. Descartes no es idealis
ta ? Es ta es otra cuestin que no deb e tenerse en cue nta. A los filsofos
hem os de tom arlos com o son y no com o qu isiramos que fuesen. E l
cogito
ergo sum
es la expresin de algo que es ap reh en did o por u na in
tuicin original, indescomponible. En un solo acto de intuicin Descar
tes capta la existencia real, su pensamiento actual y la conexin necesa
ria entre su pensamiento y su existencia. Se trata, en efecto, de la exis-
37) Vid. HAMELIN, .O .: Op. cit. p 125 ss.
http://por.no/http://por.no/http://por.no/7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
15/32
EL DATO INICIAL DE LA\ FILOSOFA CARTESIANA
tencia real y no de una i3ea que l represente, del pensamiento actual y
no de un concepto de pensamiento, y de una conexin real entre ste y
aquella y no de una nocin general de esta conexin (38). El
cogito,
cas-
tesiano designa, pues, el pensamiento
actual;
el
sum,
la existencia
real.
El pensamiento y la existencia estn en el mismo plano de lareal idad^
hllanse religados por un lazo indisoluble.
Marechal , aprovechando la dist incin kantiana entre un pensamiento
como puro fenmeno y un pensamiento como real idad ontolgica, como
modo absoluto de ser, es decir, entre una realistas phaenomenon y un a
realistas-noumenon, inqu iere la solucin de De scartes y concluye que el
ergo sum cartesiano designa la existencia real de orden' noumenal, perci
bida ' intui t iva m ente en el hech o del pensa m iento (39). A anlogas con
clusiones llega Gardeil (40).
He aqu algunos textos de Descartes sobre la cuestin, seguidos de
breve comentar io :
Examin despus (41) atentamente lo que yo era y viendo qu poda
fingir que no tena cuerpo alguno y que no haba mundo ni lugar alguno
en que me encontrase, pero que no poda fingir por ello que yo no fuese,
sino al contrario , por lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las
otras cosas, se segua m uy cierta y evid ente m ente que yo era, m ien tras
que, con slo dejar de pensar , aun que todo lo dem s que haba imagina
do fuese verdad, no tena ya razn alguna para creer que yo era,
conoc
por ello que yo era una sustancia cuya naturaleza toda es pensar, y que
no necesita, para ser, de lugar alguno, ni depende de cosa alguna mate
rial; de suerte que este yo, es decir, el alma por la cual yo soy lo que soy,
es enteramente distinta del cuerpo y hasta ms fcil de conocer que ste
y, aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejara de ser cuanto es (42).
El pensamiento de Descartes est expresado con toda ni t idez. El yo es
captado como sustancia cuya esencia toda consiste en pensar. En l
cogito, no slo conozco que soy, que existo, sino que conozco lo que soy.
Conozco que soy una sustancia que piensa. Y el rt iodo de conocimiento
es intui t ivo, no deductivo. Aunque por la forma de exposicin con que
emp ieza el prrafo t ranscri to nos veramos incl inados, exa m inan do la
cosa superficialmente, a pensar que inferimos o deducimos la sustancia-
l idad del yo, profundizando un poco se notar que es en aquel la primera
intuicin de mi pensamiento en la que me intuyo corno sustancia pen-
(38) Cfr. KEELING, S . V . :
Le Talisme de Descartes,
en
tades sur Pescarles,
Publ ical ion
de la oRevue de Mlaphysique et de Morale, 1937, p. 83.
(39) Cfr.
MAHCHAL,
J. : Le Point de dpart de la Mlaphysique, Cah ie r, I I , 2 e d . 1942 ,
pgina 54.
(40) Vid.
GARDEIL, H.-D.
: Les tapes de la philosophie idaliste, Pars, 1935, p. 63.
(41) I nm ed iata m en te despus de hab er establecido que el ' yo pienso; luego soy es el
primer principio de la f i losofa que andaba buscando.
(42) Discours, 4 p. ed. cit. t. 6, p. 32 s. He subrayado yo.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
16/32
3 NGEL GON ZLEZ ALVAR EZ :
sa nte . le co nn de la qu e i estois un e sustance... Co noc po r ello, en
el lo;
no deduje o infer de ello... Obsrvese a dem s, que De scartes afir
ma haber conocido all mismo que el yo no necesita para ser de lugar ni
cosa algu na m ater ial . Por aqu recibir el cartesianism o los m s du ros
ata qu es de los filsofos existenc ialistas, pa ra quien es el yo es esencial
mente ser-en-elmundo, encarnacin en un cuerpo, insercin en una situa
cin. Tambin afi rma Descartes que el alma es ms fcil de conocer que
el cuerpo.
En el prlogo de las
Meditaciones
contestando a un a objecin que
se le hizo al prrafo anterior del
Discurso del mtodo
afirma Descartes
que su sentido era ste : que na da conoca como pertenec iente a m i
espritu, sino que yo era una cosa que piensa o una cosa que tiene en s
la facul tad de pensar . Pero mostrar ms adelante cmo es que, puesto
que no conozco otra cosa que pertenezca a mi esencia, se sigue que, efec
tiva m ente , na da m s le pertenece (43). ,
Yo no soy, pues, ha bla nd o con precisin, sino u na cosa q ue piensa, es
decir, un espritu, un en ten dim ien to un a raz n (44). Y poco m s
adelante: Qu soy, pues? Una cosa que piensa. Qu es una cosa que
piensa? Es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere,
no quiere y , tambin, imagina y siente, La tercera meditacin comien
za as: cerrar los ojos ahora, me tapar los odos, dejar de hacer uso
de los sentidos, borrar inclusive de mi pensamiento todas las imgenes
de las cosas corporales, las tendr por vanas y falsas; y as, en comercio
solo conmigo y considerando mi int imidad, procurar conocerme mejor
y familiarizarme ms conmigo mismo. Soy una cosa que piensa, es decir,
que duda, afirma, niega, conoce pocas cosas, ignora otras muchas, ama,
odia, quiere, no quiere y tambin imagina y siente (45).
Siguiendo a Descartes en esta exposicin se observar la riqueza, casi
inagotable, encerrada en su intuicin original: intuicin de la existencia
sustancial como alma, como yo , como enten dim iento, como raz n ; intui
cin del alma como sustancia con su atr ibuto pensamiento; intuicin del
yo com o sujeto sustancial de atribucin de todos los hechos de; concien
cia com o dud ar, ente nde r, concebir, afirmar, nega r, que rer, no querer,
amar, odiar, imaginar y sentir. Por otra parte esta pluralidad de hechos
se identifican con el pe ns ar : soy un a cosa qu e piensa, es decir, que du da,
afirma, etc.
El ser captado en el cogito es, pues, la sustancia d el alm a con su atri
buto, el pensamiento. Pero qu ent iende Descartes por sustancia y qu
por atr ibuto? Por sustancia se ent iende aquel lo que de tal manera existe
(43)
Meditationes
praefatio, ed. cit. t . 7, p. 8,
(44) Meditationes II, ed. cit. t . 7, p. 27.
(45)
Meditationes
III, ed. cit. t . 7, p. 34.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
17/32
EL DATO mCIAL DE LA FILOSOFA CABTESIANA 133
que no necesita de ninguna otra cosa para existir . Esta clsica definicin
racionalista de la sustancia, t iene, empero, en Descartes, una limitacin.
En el no necesitar de otra cosa para existir queda excluido Dios. De lo
con trario, la definicin slo sera aplicable a D ios. De scartes reconoc e
que no hay ninguna cosa creada que pueda exist i r un solo momento sin
ser sostenida y conserv ada por Dio s. E l trm ino sustancia se aplica a
D ios.y a las cr iaturas, pero no unvo cam ente. Prescind iendo de la sus
tancia creadora, distingue Descartes las cosas que no pueden existir sin
otras de aquellas que slo nece sitan del ordin ario concurso de Dios, y
llama a stas
sustancias
y a aqullas
atributos.
Per o es necesario concre
tar ms. La nocin de sustancia creada es unvoca, ya que se refiere de
igual modo a todas, tanto a las inmateriales como a las corpreas, pues
para reconocer que son tales solamente es necesario que percibamos que
pueden exist i r s in auxi l io de ninguna cosa creada. Mas cuando se t rata
de saber si algun a de estas sustancias
existe
en el m un do es necesario
que, adems de tener aquel la nocin,
percibamos
alguno de sus atributos.
A ho ra biensigue pensa ndo D escartes aunque cualquier atr ibuto es
suficiente pa ra conocer la sustancia, ha y un o, sin em barg o, en cad a un o
de ellas, que constituye su esencia y del cual dependen todos los dems.
As, la extensin constituye la naturaleza de la sustancia corprea, y el
pensamiento la de la sustancia pensante. De esta maneraconcluye Des
cartes podem os tene r tres n ociones o ideas claras y dis tin tas : un a de
una sustancia creada que piensa, otra de una sustancia extensa y una ter
cera de una sustancia increada que piensa y es independiente, es decir,
de Dios (46).
Ap liquem os estas ideas de la not ica cartesiana a nuestro tem a del
cogito. En la intuicin del cogito ergo sum c onozco m i- existencia bajo
el atr ibuto del pen sam iento como concepto claro y dist into , indepen-
dienternente de todo otro atributo extrao y de todo otro objeto, excep
to Dios . De scartes se esfuerza en hace r ver que el nico atrib uto del yo,
constitutivo de toda su esencia, es el pensamiento. Para ello aun estable
ce la distincin en tre atrib uto y m od o. Y as la ima ginac in, el senti
miento, la volutad y cuantas propiedades se hallan en la cosa que piensa
son modos diferentes del pensar, de tal manera dependientes que sin el
pensamiento no se pueden concebir , mientras que sin el los puede conce
birse la cosa que piensa (47). En las
Aeditaciones
emplea a este mism o
objeto el proc edim iento elimina tivo ha sta l legar a la
res cogitans
como
(46) Vid. los textos de Descartes, que acabo de resu m ir, en Principia I, 51-54, ed. cit.
tomo 8, p. 24 ss.
(47) Represe de pasada cmo no tendra sen tido apoyarse en cua lquie ra de estos mod os
para establecer la existencia sustancial del yo. Vol ergo sum o marcho luego soy por ejem
plo, son ineficaces para sustituir la intuicin original del cogito y con stituir la prim era verdad
de la mente humana, el principi de la f i losofa.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
18/32
4
N G E L G O N Z L E Z A L V A B Z
esencia del yo. Pero, quin soy yo ahora, que supongo que hay cierto
geniecillo en extremo poderoso y, por decirlo as , maligno y,astuto, que
dedica todas sus fuerzas e indu str ia a eng aa rm e? Pu edo afirmar q ue
poseo alguna cosa de las que acabo de decir que pertenecen a la natura
leza del cuerpo? Detngome a pensar en sto con atencin; paso y re
paso todas estas cosas en mi espritu y ni una sola hallo que pueda decir
est en m . N o es necesario que las rec ue nte. Va m os, pues, a los a tribu
tos del alma y veamo s si hay; alguno que est en m . Los p rime ros son
al im enta rm e y an da r; m a s si es cier to que no tengo cuerpo, tam bin es
verdad que no puedo and ar ni al im enta rm e. O tro es sen t i r ; pero sin
cuerpo no se puede sent i r y , adems^ me ha sucedido anteriormente que
he pensado que senta varias cosas durante el sueo, y luego al despertar,
he visto que no las haba realmente sent ido. Otro es pensar; y aqu en
cue ntro que el pe nsam iento es un atr ibuto que m e perte nec e; el pensa
miento es lo nico que no puede separarse de m. Yo soy, existo, esto es
cier to; pero cunto t iempo? Todo el t iempo que dure mi pensar , pues
acaso podra sjuceder, si cesase por completo de pensar, cesara al propio
t iempo por completo de exist i r . Ahora no admito nada que no sea nece
sariamente verdadero; yo no soy, pues, hablando con precisin, s ino una
cosa que piensa, es decir, u n espritu, u n en ten dim ien to o un a raz n,
trminos stos cuya significacin desconoca yo anteriormente. Soy, pues,
un a cosa verdad era, verd ade ram ente existente; mas qu cosa? Y a lo
he dic ho : una cosa que piensa. Y qu m s? Exc i tar m i imag inacin
para ver si soy algo ms an. No soy este conjunto de miembros, l lama
do cuerpo hu m an o; no soy un aire delicado- y pen etran te rep art ido por
todos los miembros; no soy un viento, un soplo, un vapor; no soy nada
de todo eso que pue do fingir e im agin ar, ya que h e supuesto que todo
eso no es na da y que , sin alterar esa suposicin, hallo qu e no dejo de
estar ciego de que yq soy algo 48).
E l da to inicial de la filosofa es, pu es, pa ra D esc artes , el ser del yo
inscrito n ica m en te en el pen sar. E l yo cartesian o es, en efecto, un ser
sustancial completamente espir i tual , puramente anmico y ejerce su act i
vidad propia, el pensar , con entera independencia del cuerpo y de todo
objeto exterior. Trtase de un yo cuyo constitutivo formal y esencia toda
se agota en el pensar. Se identifica con el alma y se distingue y hasta se
contrap one al cuerpo, con el cual m an tien e nic am ente relaciones acci
den tales y jam s referencias esenciales y constitutivas de- su propia enti
dad. El yo es slo el alma sin relacin trascendental al cuerpo. Y an ha
de decirse que el alma, en la concepcin cartesiana, se confunde con el
puro espritu y goza de los atributos que convienen a las formas separa-
48) Meditationes 11, ed. cil. t. 7, p . 26
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
19/32
EL D TO INICI L DE L FILOSOF C RTESI N
35
das como la entera indepe nden cia la completa autonom a y la autosufi-
ciencia a la m ira da d e los seres inferiores. El ser del yo recortn dos e en
el cogito se le ofrece a Descartesaun para el caso del hombre itineran-
teenteramente desl igado del cuerpo desvinculado de la
res extensa
que
constituye el mundo y hasta sin races en la historia. Ni el tiempo ni el
espacio son determinaciones existenciales del yo como ser pensante.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
20/32
6
NGEL GONZLEZ ALVAR EZ
NOETICA DEL DATO IN IC IA L : LA INTU IC IN NOETICO NOEMA TICA
1 . E l c o g i t o c ar t e s ia n o c o m o i n t u i c i n n o t i c o n o e m t i c a
Se ha d iscutido ha sta la saciedad si la verd ad del
cogito
nos es dada
en una intuicin o es obtenida, por un raz on am iento . No voy a repro du-
cir aqu el repertorio entero de las interpretaciones formuladas. Interesa,
sobre todo, el pens am iento de Desca rtes mism o. U na cosa que da fuera
de ,tod a discusin y es que el propio Descartes af irma taxa t ivam ente que
ha de verse en el
cogito
una in tu ic in y no un razona mien to . Cuando
alguien d ice:
pienso, luego soy o existo
no concluye su existencia de su
pensamiento por la fuerza de un silogismo sino como cosa conocida por
s ;
la ve por simple inspeccin del espritu 49). As lo h a en ten did o tam -
bin uno de sus discpulos ms inmediatos, Espinosa, para quien la pro-
posicin yo pienso, luego soy es, en el pensam iento de D escartes, un a
proposicin nica equivalente a sta: yo soy pensante 50); y an h a de
afirmarse que no podra ser de otra manera, porque como muy bien se-
ala este l t imo pensador, s i la verdad del cogito fuera la conclusin de
un razonamiento no sera la verdad ms cier ta ni la ms evidentemente
conocida, y , lo que es grave, no podra const i tuir el pr im er fun dam en to
de todo con ocim iento cientfico, puesto que dep end era de las prem isas
universales en que se apoyase. E n efecto, si la proposicin del
cogito
49) Responsio ad secundas obiectiones, ed. cil. t. 7, p. 140.
50) Principes de la philosophie de Descar tes, Pars , Garnier, t , I , p. 107.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
21/32
EL D TO INICI L DE L FILOSOF C RTESI N
137
fuese un si logismo abreviado, un en t ime ma , cuya m ayo r sobree ntendid a
se r a : todo lo que piensa existe resul tar a en f in de cuentas que:
el cogito no sera la verdad primera,
b
ni la verdad ms conocida,
c ni siquiera cier ta para el cartesianismo, pues dep ende ra de pre^
misas que el proceso dubitat ivo haba arruinado,
d m podra, como consecuencia de todo ello, constituir el principio
de la fi losofa que Descartes buscaba.
Pero aun hay otra razn ms profunda, por ser de tipo positivo y no
m era m en te negat iva, como las sealadas, y ut i l izada por Desca rtes al
contestar a diversas objeciones. Digo que es una razn positiva y agrego
que est en concordancia con los principios generales de la notica cartfr
siana. Sabido es que para Descartes, en la investigacin de la verdad ha
de participa rse de las nociones particula res pa ra ascende r a las genera
les, b ien que un a vez enco ntradas stas se pue da tam bin deducir las
particula res en ellas con tenida s. As , p or ejemplo, no po dr hacers e en
tender a un nio que
. .cuando
de dos cantidades iguales se quitan partes
iguales, los restos permanecen iguales
o que
el todo es mayor que l
parte
si no se le m ue str an ejemp los d e ello, en los casos particu lares (51).
Ahora b i en , pienso, luego existo es un a proposicin part icular m ientras
que la pretendida premisa mayor del supuesto si logismo abreviado, todo
lo que piensa existe, es universal. En consecuencia, su verdad nos es dada
con posterioridad al cogito. Esta mayor, en efecto, afirma Descartes, la
obtenem os al sent i r en nosotros mism os que no podem os pensar si no
existimos, puesconcluyees propio de nuestro espritu formar propo
siciones generales del conocimiento de las particulares (52).
A cogito, es, por de pro nto, un a intuici n. Pe ro sto, con decir mu ch o,
aim no dice nada, pues la palabra intuicin, como tantas otras, ha adqui
r ido, mediante una compleja evolucin semntica, una plural idad de sig
nificaciones. La voz intuicin viene cargada de historia. Emplearla para
significar el carcter con que nos es dado el primer principio de la filoso
fa cartesia na con aquellas propied ades qu e tiene la intuici n en Santo
To m s, K an t o Bergson es caer volu ntariam ente en el error . Interesa,
pues,
ver en que peculiar sentido es util izada por Descartes. Por intui
cin en tien do , no el tes tim on io fluctuante de los sen tidos o el juicio
falaz de un a imaginac in incohe rente, s ino un a concepcin del puro y
atento espritu, tan fcil y distinta que no quede en absoluto duda algu
na respecto de aquel lo que entendemos, o , lo que es lo mismo: una con
cepcin no dudosa de la mente pura y atenta que nace de la sola luz de
la raz n, y que, por ser m s . simple, es m s . cierta qu e la m ism a dedu c-
(51) Sur les cinquimes obiections, ed. cit t.9, p. 206.
(52)
Secondes Besponses,
ed . cit t. 9, pi 111
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
22/32
8
NGEL GONZLEZ ALVAREZ
cin, la cual , s in em bargo, tamp oco p uede ser .mal hec ha por el hom bre ,
segn notam os m s arr iba (53). . . .
He mo s de detenernos un m om ento y considerar a ten tam ente e l p-
rrafo transcrito, pues es significativo en extremo. Varias cosas importan-
tes hemos de des tacar :
1 . L a significacin que da Desc artes a la pa lab ra intuici n es, por de
pronto, distinta de la que haba tenido en los fi lsofos precedentes. Este
significado radica , en fin de cuen tas, en que De scartes quie re expresar
un a idea totalm ente dist inta y hasta pudie ra decirse que rad icalm ente
nueva. As lo advir t i l mismo y hasta tal punto era consciente de esta
nueva significacin, que se ve precisado a justificar el nuevo uso con que
la emplea y a prevenir la posible extraeza de sus lectores. Para que al-
gunos no se extraen dice del nuevo uso de la palab ra intuicin y de
otras que en adelante me ver obligado a apartar del significado corrien-
te, advierto aqu , de un modo general , que yo no me preocupo del sent i -
do en que esas expresiones han sido empleadas en estos ltimos tiempos
en las escuelas, porque sera difcil usar de los mismos nombres teniendo
ideas completamente diversas, sino que slo me atengo a lo que signifi-
ca cad a pala bra en latn, a fin de que cua nd o falten vocablos propios,
tom e, para darles el sent ido que preten do, los que m s a propsito m e
parezcan (54).
2.
Descartes desprecia el conocimiento que nace o se apoya en los
sentidos, de testimo nio fluctuante, o en el juicio de la enga osa ima gina -
cin. Pro piam ente slo el conocimiento intelectual m erecer el no m bre
de cientfico. D e los objetos sensibles no ha y cono cim iento cierto. L a
certeza que dar circunscri ta al conocimiento inte lectu al : es el raciona-
l ismo irrumpiendo en la historia con paso decidido.
3. L a intuic in es un a concepcin del pu ro espritu. E l sujeto qu e
int uy e es el espritu, la raz n, el yo en cua nto aislado, desv inculad o d e
todo lo corpreo. Se d iferencia, pues, la intuici n de todo otro conoci-
miento como el que es producto de la imaginacin o el sent imiento, en
este su carc ter de no co ntam inac in con el cuerpo o con algn objeto
exterior, en esta su propiedad de pureza original. La intuicin cartesiana
no es intuicin de cosas sino de actos de pensamiento.
4. E l conoc imiento intuit ivo, es m uy fcil y dist into . D ist into se
opone, en el pensamiento cartesiano, a confuso y supone el conocimiento
claro.
Llamo conocimiento claro al que se presenta de un modo mani-
fiesto a un espritu atento; as como decimos que vemos clarraiente los
(53)
Regulae ad directionem, Ingenii,
III , ed. cit . t . 10, p. 368. Para la tradu ccin he
tenido en cuen ta la versin de M INEAN, M . : Reglas para la dTeccin del espirita, Revista de
Occidente, 1935, p. 26.
(5)4 Regulae, III , ed. cit. t. 10, p. 369. En la traduc cin cit. p. 27.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
23/32
EL DATO INICIAL DE LA. FILOSOFA CARTESIANA
objetos cuando estando presentes a nuestros ojos obran en ellos
ta nte fuerza, es tando dispuestos los ojos a m irarlos. E nti en do p or cono
cimiento distinto aquel que, siendo claro, es tan preciso y tan dLEerente
de todos los dem s que slo comp rende lo que m anif iestame nte aparece
al,
que lo considera como es debido (55). M ien tras la ima ginac in y el
sentimiento pertenecen al reino de la confusin y de la oscuridad, la in
tuicin es siempre clara y distinta.
5.* O tra prop iedad de la intuici n cartesian a es estar al abrigo de
toda du da . Lo intu ido se nos pres enta con el carc ter de ser absoluta
mente indubitable. Y siendo la indubitabi l idad signo inequvoco de ver
dad , se sigue que toda intuicin es verd ade ra. L a falsedad no pue de
hace r me lla en el acto de intuir y has ta pudie ra decirse que en nin g n
acto cognoscitivo que brote de la pura inteligencia. Este carcter indu
bi table subsume, propiamente, los dos anteriores de clar idad y dist incin
y constituir, para el cartesian ismo , el criterio de evid enc ia: las cosas
que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas (56).
6 .* Finalmente, la intuicin
nace de la sola luz de la razn.
Qu
quiere decir Descartes con la expre sin:
a sola rationis luce nascitur?
Vuelve a insistir aqu en la pureza de la razn no apoyada en datos sen
sibles o ima ginativo s? N o m e parece ra desac ertado afirmar q ue insiste
en lo mismo, pero dice mucho ms. Basta tener en cuenta el desarrollo
general de la notica cartesiana para percatarse de que la intuicin no
se limita a ejercer su acto sobre una idea y menos sobre un objeto exte
rior sino que produce, alumbrndolo de su propio seno, el noema conce
b ido .
La intuicin cartesiana, en efecto, no va ms all de los l mites del
mbito noemtico. El yo, la razn sin sal i r de este mbito hal la una plu
ral idad de ideas diversas, que s en cue ntran na tura lm en te en el alm a;
sobre ellas recae la intuicin dotada de aquellos caracteres de indubita
bilidad , clarida d y distincin- y, por lo m ism o, d e v erd ad. De scartes,
pues, pasa del intui t ivismo al innat ism o. Pero ha de tenerse en cuenta
que el inna t ismo cartesiano es pu ram en te vir tual . Las ideas no existen
formalmente en el yo que nicamente dispone del poder de producir las.
E n el fon do de tod o sto va implc ita la identificacin del yo con las lla
m ad as ideas inn ata s. E l yo, en efecto, cuya esencia es el pen sam iento ,
hllase con stituido por un a m ult itu d de ideas, alojadas en su seno vir-
tualmente, que el ejercicio de la intuicin va explicitando. Slo as puede
explicarse la existencia de aquellos pensamientos que nicamente proce
den de la facul tad de pensar . R econociendo dice Descartes que ha y
ciertos pensamientos que no proceden de objetos exteriores ni de la de
terminacin de mi voluntad, s ino nicamente de la facul tad que tengo
(55)
Principia
I, 45 , ed. cit., t. 8, p . 22.
(56) Discours 4 p. ed: cit. t. 6, p. 33.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
24/32
4
NGEL GONZLEZ ALVAREZ
de pensar , para establecer alguna diferencia entre las ideas o nociones
q u e
son las
formas
de
estos pe nsam ientos
y
distinguirlas
de las
otras
que
se pue den l lam ar e xtraas (adventicias)
y
fcueas (factices),
las he
l lama-
do natura les .
Segn Desc artes, pues, la intel igencia se basta a s misma parael
ejercicio delconocim iento ; puede darse a smisma, sinrecurr i r a objeto
alguno , su propio objeto . Pa ra conocer no es ya preciso sali r d es pr o pi o
sujeto cognoscente.
Seha dicho muchas veces que el racional ismo y el ideal ismo son dos
productos legados en herencia a la h u m a n i d a d por la raz n endiosada.
En nuestro caso concreto puede verse, en efecto, cmo la doctr ina carte-
siana es un trasplante a la explicacin delconocer hu m ano , del conocer
de Dios .
La
in te l igencia h um an a
es
autosuficiente
en el
orden cognosci-
tivo.
En s misma poseela inteligencia,de una m a n e r a natural los prin-
c ip io s todos^mate r i a l es y formalesdel conocim iento. En el lenguaje
rigurosode la escolstica diramos queconst i tutivo forma l de la esencia
del
yo es el
pensar ,
unanoesis en el
sentido aristotehco
del
vocablo.
Y
como esta
noesis
pa ra ejercerse
no
necesita
de
nin g n objeto para
s
misma si i io que,
por el
contrario ,
s
t iene
a s por
objeto, resulta,
en fin
de cuentas,
que el yo,
para Desca rtes,
es noesis noeseos
pensamiento
del
pensamiento, definicin queAristteles, como es sabido, reservaba para
Dibs .
No
van, pues, descaminado s quienes
ven en el
alborear
del
raciona-
l ismo elendiosamientode la razn hum ana .
Es taes la interpretacin quecabedar de la intuici n c artesian a. Cele-
bro haber coincidido,
al
menos
en la
conclusin final,
con los
resul tados
a
que
l lega M arechal , qu ien
no
d u d a
en
afirmar
a
este respecto
que da
in tuicin
en la
terminologa
de
Descartes, designa
un
m o d o
de
operar
de la intel igencia en la cual esta facultad, cualquiera que sea la ocasin
exterior de su actividad, saca de s m i s m a la mate r i a y la fo rma de la
idea (57). Igual se expresa Jol ivet : Laintuicin intelectual de Descar-
te s
es
esencia lmente
una
funcin
del
espritu, consistente
en
sacar
de s
la forma y lam ate r ia de la idea 58).
2.El cogito razonamiento
J u n t o
al
cono cim iento por intuicin pone De scartes
el
conocimiento
por deduccin.
Por
deduccin entendem os todo aquel lo
que se
sigue
ne-
cesar iamente
de
otras cosas conocidas
con
certeza
59). Hay,
pues,
dos
(57)
e
point
de
dpart
de la
Mtaphysique
II, p. 49.
(58) Intuition Intellectuelle
et le
Probleme
de la
Mtaphysique en Archives de Phil
vol.
XI,
cahier
II/ p. 85 s
(59) Regulae III, ed. cit. t. 10, p. 369. En la t raduccin cit. p. 28.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
25/32
EL DATO
.
INICIAL DE LA FILOSOFA CARTESIANA
141
modos.de conocer , dos actos del entendimiento mediante los cuales po
demos llegar al conocimiento de alguna cosa. La ciencia, segn el carte
sianismo, se constituye por actos del entendimiento, es decir, de la razn,
sin apoy alguno en datos ima ginativos siempre falaces, ni en testimo
nios fluctuantes de los sentidos. Los sentidos quedan rechazados como
fuentes de conocimiento. Igual acontece con la fe. La creencia no se ins
cribe en el dominio del conocimiento, versa sobre cosas oscuras y no es
acto del entendimiento sino de la voluntad. Las cosas reveladas por Dios
pue den ser credas como m s ciertas que todo conoc imiento, pero no
pueden ser entendidas, en cuanto el entender dependa del entendimien
to,
de la raz n, y por lo mism o no constituir ciencia (60). Re cha zad os los
sentidos y la fe como fuentes de conocimiento, slo queda en pie la razn
con sus dos nicos actos: intuicin y deduccin. Estos son los dos ca
minos ms seguros para la ciencia; y no deben admit i rse ms por parte
de la mente, sino que todos los dems se deben rechazar como sospecho
sos y expuestos a error (61).
D e estos dos mo dos del e nte nd im ien to, la intuicin es prim aria y
fundamental y la deduccin secundaria y derivada. La deduccin toma
su validez de una intuicin bsica, o mejor, de una serie de intuiciones
fund am enta les. L a evidencia y certeza de la intuicinafirm a expresa
mente Descarteses necesaria, no slo para las enunciaciones, sino tam
bin par a toda clase de raz ona m iento s. Si se tra ta de esta conexin d e
id e as : 2-1-2 =
3 1 1
tom o el ejemplo d el propio Descartes no slo es
necesario tener la intuicin de que 2 ms 2 hacen 4 y que 3 ms 1 hacen
tambin 4, sino, adems, intuir que de estas dos proposiciones se sigue
necesariamente aquel la tercera. Hay, pues, fundamentando not icamen-
te la ve rd ad 2 4-2 =
3-1-1,
tres intuiciones:
1.* la intuic in: 2 + 2 = 4 .
,2. la intuic in : 3-1-1=4.
3.* la int uic in : dos cosas iguales a un a tercera, son iguales entr e
s y por lo mismo de que 2 1 2=
4
y 3-f 1=4 se sigue necesariamente que
24-2 = 3 +
(62).
Per o entonce s no parece necesaria ya la distincin ent re intuicin y
deduccin, puesto que sta se resuelve en una serie de intuiciones. Des
cartes se hace cargo de este problema y justifica la distincin. Hube de
proceder as porque muchas cosas se conocen con certeza, aunque ellas
mismas no sean evidentes, con tal que sean deducidas de principios ver
daderos y conocidos por un movimiento cont inuo y no interrumpido del
(60) Vid.
Begalae
III, ed. cit. t . 10, p. 370.
(61) Ibid
(62)
Regulae
III, ed. cit. t . 10, p. 369.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
26/32
4
NGEL GON ZALBZ LVARE Z
pen sam iento q ue tiene un a intuicin clara de cada cosa (63). Do s no tas
fundamentales facultan y exigen la distincin entre intuir y deducir. Es
la prim era cierto mo vim iento o sucesin que carac teriza a la- dedu ccin
mientras que la intuicin es esencialmente esttica. Constituye la segun
da el hecho de que mientras para la intuicin se precisa la evidencia in
mediatamente presente, para la deduccin no es necesaria esta presencia-
lidad, pues entra en juego la memoria de quien en cierto modo recibe su
certidumbre (64). La intuicin es, pues, inmediata, inmvil y dispone de
evidencia presente; la deduccin es mediata, sucesiva y actualiza la evi
dencia presente de la intuicin, necesaria para que el conocimiento obte
nido sea cientfico, merced al juego de la memoria, que, en la mente de
Descartes, es pensamiento tambin. La intuicin es siempre verdadera;
la deduccin en cuanto fundamentada en una serie de intuiciones habr
de ser tambin necesariamente verdadera. Pero teniendo que apelar para
actualizar la intuicin a la memoria, que en s no posee ningn carcter
de verda d, qu ed a dad a, con la posibilidad de precitacin al juzg ar, la
posibilidad d e que er error se deslice en el raz on am ien to. L a dedu ccin
puede ir ms all de lo que la intuicin, siempre evidente y cierta, autori
za. Las afirmaciones as obtenidas quedan expuestas a error y se deben
rechazar por sospechosas 65). De todo esto es necesario concluir que
aquellas proposiciones que se siguen inm ed iata m en te de los prim eros
principios, bajo distinta consideracin, pueden ser conocidos ya por in
tuicin ya por dedu ccin, pero los prime ros principios mism os slo por
intuicin, y, por el contra rio, las conclusiones rem otas, por deduc cin
nicamente (66).
Despus de este obligado prembulo feobre la notica cartesiana vol
vamos nuevamente a la verdad del
cogito
para ver si puede ser entendi
da como un producto de la operacin del entendimiento que hemos l la
mado, con Descartes, deducin. No se trata por ahora tanto de ver cmo
nos es dado el conocimiento de nuestra propia existencia, cuanto de mos
trar el pensamiento cartesiano sobre este punto. Antes de llevar la crt i
ca sobre la teora de Descartes hemos de poner de manifiesto la opinin
de l autor sobre; el tem a qu e se discute. N o ha cerlo as pue de llevarnos al
vicio que Platn den uncia ra con e r nom bre de mtbasis. En todo caso
sera una escapatoria y un abandono de l cuestin planteada. Es justa-
(63) Ihid , -
(64) Cfr.
Rcgulae,
III , ed. cit. t . 10, p. 370. .
(65) El fi lsofo, segn el nuevo espri tu cartesiano, habr de cuida r, sobre todo, de no
caer en el error. Evitar el error es la primordial preocupacin de Descartes. Con l se inaugu
ra la filosofa de la cautela. No ha sido la libre y confiada bsqueda de la verdad, sino el esp
ri tu de recelo ante el error quien ha producido el idealismo. Se ha olvidado que debe ser el
am or a la verdad, o m ejor el tem or de la. Verdad lo que caracteriza al sabio y no esa a ctitud
de cautela ydereclo ante el err or .
(66) Regulae, III , ed. cit. t . 10, p. 370. En la tra d. cit. p. 29.
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
27/32
S e m i n a n
EL DATO INICIAL DE LA FILOSOFA CARTESIANA HSTQ
a - ~ ' '
mente lo que le pasa a Kant con el problema que nos O C U M . Estableci,
sin ms, que para Descartes la existencia es deducida de ra proposicin
yo pienso. Pienso luego existo es, en tonces , un r az o na m i^ to ,q u e p re
supone es ta mayor :
todo lo que piensa existe.
Mi exister^^a no puede
ser considerada, segn ha credo Descartes, como deducida^^e-ii^ propo
sicin yo pienso pues de otra m an era sera necesario p r^ u p o n er esta
mayor: todo lo que piensa existe (67). Cosa distinta es la |pfofcida cr
t ica que , seguida de esta afirmacin insustan cial , ha ce K an t del
cogito
cartesiano y que es l levada, ante todo, sobre la peculiaridad del ser cap
tado en el pensamiento.
L a interpretacin ka nt ian a n o era nueva. E n un a u otra forma se
haba propuesto ya a Descartes como objecin. Y el propio Descartes re
chaza formalmente la in terpre tac in de l
cogito
como conclusin de un
razo nam iento . E s verdad , s in em bargo, que Descartes m ismo ha dado
pie para hablar del cogi o-razonamiento al ut i l izar la palabra
ergo.
Pero
n o ha y que aferrarse dem asiad o a la letra. U na cosa es la expresin en
que Descartes cr is tal iza su pensamiento y otra muy dist inta el contenido
qu encierra. Para que el
ergo
tuviese en este caso un sentido deductivo
para Descartes, sera preciso que en el
cogito ergo sum
hubiese al menos
tres intuiciones distintas: la intuicin del acto de pensar, la intuicin del
hecho de la existencia y l intuicin de la conexin necesaria del pensar
y el existir . Aun as se ha de advertir que no es necesaria (me estoy re
firiendo siempre al pensamiento de Descartes) aquella supuesta premisa
sobreentendida, ya que la proposicin todo lo que piensa existe es ge
ne ral y su validez se fun da en la ve rdad de las proposiciones particula
res que en ella estn enc errada s, seg n que d m s atrs establecido.
M as si se quiere agregar com o nu eva intuici n al con junto de las que
const i tuir an el preten dido cogt o-razonamiento no hay en ello incon
ve nien te porq ue no h ara alterar las bases de, la explicacin cartesian a.
De igual modo podr an aumentarse in tu ic iones como dudo afirmo niego
y otras semejantes.
La cadena de intuicioi es no va aqu eslabonada de tal manera que la
prirriera se conexione con la segunda y sta con la siguiente y as hasta
llegar al
cogito
con el que deduct ivamente y merced al juego de la me
mo ria, estuviera un ida la intuicin del
sum.
N o . E l
cogito
y el
sum
el
pensamiento y la existencia son percibidos en una sola intuicin. No hay
aqu dos verdades intuidas en dos m om entos sucesivos s ino un a nica
verdad: la de mi existencia captada intui t ivamente en el acto de pensar .
Al intuir el pensamiento me intuyo como pensante. La-existencia del yo
no bro ta de l pe nsa m iento , sindole, en consecuencia, posterior. E sto
(67) Kritik der reinen VeTnanft en Ka nt s g esam me lte Schiften, Ber ln, 1911, p. 276,
nota
7/25/2019 El Dato Inicial de La Filosofia Cartesiana
28/32
-NGEL GONZLEZ ALVAREZ
acontec er en rJgunas forma s del idealismo ab sol uto : por ejemplo, en
Fichte. Si se quiere, es tambin la nica explicacin posible del idealismo
psicolgico de Berkeley. Pe ro tampoc o es el pens am iento quien brota de
la existencia com o que rr el m ode rno existencialismo. De scartes no es
form alm en te idealista, au nq ue pued a servir de base a todas las formas
de idealismo. De hecho ha promovido todos los desarrollos histricos del
ideal ismo. N in g n pensad or ideal ista ha dejado de hacerse cuest in de
la obra de Descartes. Husserl y Heidegger, que son los ejemplos ms le
janos, constituyen testigos de excepcin. Husserl , en efecto, reconoce ex
presamente que fu el estudio de las Meditaciones de De scartes lo qu e
determ in que la fenom enologa se co nst i tuye como un t ipo nuevo de
filosofa trasce nde ntal (68). Sabido es tam bin qu e He idegg er inicia su
obra capital som etiendo a un a crtica rigurosa la metafsica c artesiana,
concretamente en su punto de part ida.
Pa ra De scartes es el pen sam iento la condicin necesa ria pa ra in tuir
la existencia del yo. L a intuicin de la existencia es insepara ble de la
intuicin del pensamiento. En el cogo podrn distinguirse dos objetos
de conocimiento pero no dos actos de intuicin. Por un nico acto cap
tamos el pensamiento qu ejercemos y la existencia que real izamos. Es
m s :
no sera aventurado afirmar que, segn la concepcin cartesiana,
no hay ni siquiera dos objetos intuidos en un solo acto de la mente sino
un solo objeto mediante una intuicin original con evidencia presente:
mi ser inserto en el pensar, es decir, el
su m
recortndose en el
cogito.
As
lo interpret ya Espinosa cuan do deca que la proposicin com pue sta:
yo pienso, luego soy,
era un a proposicin nica equiva lente a s ta : yo ,
soy pensante (69).
De hecho, empero, Descartes no expre