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Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

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Page 1: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio
Page 2: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

INVESTIGACIONES ARQUEOLOGICAS EN EL MAGDALENA MEDIO

CUENCA DEL RIO CARARE (Departamento de Santander)

CARLOS EDUARDO LO PEZ CASTAÑO Antropólogo

Universidad Nacional de Colombia

Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales Banco de la República Bogotá, 1991

Page 3: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

FICHA BffiLIOGRAFICA

•l. DEPARTAMENTO DE SANTANDER

l . Título

Gasificación Dewey: 913.8625

LOPEZ CASTAÑO, CARLOS EDUARDO

11 Arqueología Colombi8fla

"2. Serie

Investigaciones Arquoológicas en el Magadalena Medio. Cuenca del rio Carare (Departamento

de Santander)

BffiUOGRAFIA: p. 119

Págs. ll3, Dust. 30 Gns. 24 (Publicación de la FWldaáón de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales) N° 47.

Portada: 010ppers encontrados en la región del Carare.

Diagramadón, Artes Finales e impresión: La Imprenta Ltda.

Page 4: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

A la memoria de ]osué VargllS,

Miguel Angel Barajas,

SatÍI Castañeda y Silvia Duzán.

"No es posible, que antes de 1987 ni un libro, ni un poeta con su poema, ni un académico con sus conceptualizaciones, hayan venido al Carare, al corazón geográfico del paísi a contamos su cuento, a demostramos que allá en la relativa seguridad de las ciudades había quien sentía y se preocupaba por lo nuestro'' -

"Por eso ahora, entre muchos otros quereres, queremos conocer del Carare, su "primera historia registrada", la que no se escribió en nuestro actual idioma sino en tiestos, en arcilla, en piedra y en choppers, en huesos y timas funerarias que aquellos antepasados nuestros, nuestras raíces más hondas, guardaron en sus cementerios como en una nave del tiempo ...

... espero que estas líneas, todo ese "cuento tan bonito" del Carare, les haya ayudado a entender que la violencia no tiene futuro, que tarde o temprano la vida y la inteligencia le salen adelante ... "

Miguel Angel Barajas Enero 1990

Page 5: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

CONTENIDO

Abreviaturas

Fechas de C.14

Prefacio

1. INTRODUCOON

2. DESCRIPCION DEL AREA DE ESTUDIO

2.1 . Generalidades

2.2. El medio natural

2.2.1. Geología 2.2.2. Fisiograffa 2.2.3. El clima 2.2.4. Suelos 2.2.5. Vegetación y fauna 2.2.6. Población

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8

9

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15

15

15 16 17 17 17 18

3. PROSPECCION Y EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS 20

3.1. Antecedentes

3.2. Metodología 3.3. Localidades arqueológicas

3.3.1. Río Minero 3.3.1.1. Localidad La Pedregosa

5

20

23 26 27 27

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3.3.1.2. Localidades La Arena y Puerto Palestino 28 3.3.2. Río Catare (primer sector) 28

3.3.2.1. Localidad La Auyamera 28 3.3.2.2. Localidad La India 29

3.3.3. Río Horta 36 Localidades Puerto Pacheco, Danubio y Horta Medio 36

3.3.4. Río Carare (Segundo Sector) Localidades La Corcovada, Santa Rosa, EICastillo, San Fernando y Puerto Ara u jo 36

3.3.5. Río Guayabito 37 3.3.5.1. Localidad Villa Helena 37

4. LAS INDUSTRIAS: CLASIFICACION Y CORRELACIONES. 45

4.1. La industria lítica 4.1 .1. Artefactos tallados 4.1 .2. Los choppers 4.1 .3. Artefactos pulidos

4.2. La alfarería

4.3. Correlaciones culturales: Complejo río Carare. 4.3.1. La problemática precerámica 4.3.2. El Horizonte de Urnas Funerarias

S. EL PROCESO HISTORICO DEL VALLE INTERMEDIO

45 47 54 65 65 74 74 78

DEL MAGDALENA VISTO DESDE LA REGION DEL CARARE. 91

5.1. Cazadores-recolectores precerámicos 5.2. Cazadores-horticultores tardíos

5.2.1. Asentamientos 5.2.2. Subsistencia 5.2.3. Tecnología 5.2.4. Intercambio 5.2.5. Organización Social

BIBUOGRAFIA

ANEX01

INDICE DE LAMINAS

INDICE DE GRAFICAS

NOTAS

6

92 94 95 99

lOS 106 108

115

122

123

124

125

Page 7: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

ABREVIATURAS

L Lámina G Gráfica

A.C. Antes de Cristo D.C. Después de Cristo B.P. Antes del presente

s.n.m. sobre el nivel del mar

NOTA: Margarita Reyes elaboró los dibujos. El trabajo mecanográfico y las fotografías fueron ejecutadas por el autor.

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Page 8: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

BETA-28409

BETA-37538

GIF-7920

GIF-7909

FECHAS DE CARBONO 14

Villa Helena 1 Y 1

Nivel40cm.

La Pedregosa 1 Perfil Y1 Nivel 180 cm.

Villa Helena 1 Y1 Nive130an.

1.040 ± 80 B.P. ( 910 o.c.)

850±90B.P. (1 .100 D.C.)

660±50 B.P. ( 1.290 D.C. )

Villa Helena 1 Y2 640 ± 40 B.P. Nivel20 cm . ( 1.310 D.C.) (Recolectada por el arqueólogo Virgilio Becerra)

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PREFAOO

Los resultados de las investigaciones arqueológicas que se presentan en las siguientes páginas son producto de 3 años (1987-1990) vinculados a altemativasdedesarrollocultural,auspiciadasporasodacionescomunitarias de Omitarra (Santander).

Los trabajos arqueológicos comenzaron con la colaboración de la mono­grafía de grado del autor y se continuaron con un proyecto de investigación. Ambas etapas se pudieron realizar con el respaldo económico de la FUN­DACION DE INVESTIGAOONES ARQUEOLOGICAS NACIONALES a cuyo Director el Doctor Luis DuqueGomez agradecemos su interés y apoyo. Los Directores del INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGIA, Ana Maria Groot y Myriam Jimeno respectivamente, nos brindaron igual­mente su respaldo y los permisos para adelantar los proyectos.

Siendo Director del Laboratorio de Arqueología de la UNIVERSIDAD NAOONAL el Profesor José Virgilio Becerra, se organizó y comenzó a ejecutar el programa de asistencia cultural al municipio de Omitarra. A su vitalidad se debe la presencia activa de la Universidad en el rescate de la identidad cultural impulsando la creación de un Museo local y participando activamente en la realización de este trabajo.

Los Profesores Carlos Castaño, Gonzalo Correal, María Pinto, Fernando Piñeros, Hector 'LLanos y Pedro José Botero -entre otros- nos brindaron su consejo y ayuda durante las distintas fases de su realización. Contamos además, con sus valiosas sugerencias en la elaboración del informe final.

Varios estudiantes de Antropología e Historia (Universidades Nacional, Jos Andes, Industrial de Santander) participaron con su aporte en este trabajo. Su compañía, permanente colaboración y entusiasmo fueron destacados por la comunidad del Carare,quevíoen la presencia universitaria, una de las alternativas de su desarrollo.

En terreno contamos con la asistencia de Carlos A lirio A tuesta y con el -respaldo de varios campesinos, particularmente de los miembros de la ASOCIACIONDETRABAJAOORESCAMPESINOSDELCARAREquienes

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nos ofrecieron constantemente hospedaje, transporte y su conocimiento de esta.selvática región. A Orlando Gaitán, su actual Presidente, manifestamos nuestro profundo reconocimiento. Siempre recordaremos con admiración y respeto el entusiasmo, vitalidad y compromiso de Don Josué Vargas, Saúl Castañeda y del Doctor Miguel Angel Barajas.

En la medida de las posibilidades se buscó divulgar, tanto en Cimitarra, como en espacios académicos de Bogotá y Bucaramanga, los resultados y proyecciones de la investigación. Agradecemos alDoctorGustavoGalvis, presidente de la ACADEMIA DE HISTORIA DE SANTANDER el interés prestado y las invitaciones a presentar en Bucararnanga los trabajos de recuperación del patrimonio arqueológico en el Magdalena Medio Santandereano.

Contamos además en Bogotá, con la constante asesoría del CENTRO DE RESTAURACION Y MUSEOLOGIA de COLCULTURA. Su director Juan Manuel Sarmiento, aprobó la participación de la Restauradora Helena Castaño y el auxiliar Esteban Gomez quienes colaboraron en varias fases del proyecto. En Medellín, pudimos tener acceso a la colección cerámica procedente de Puerto Berrio, con la especial colaboración del antropólogo Santiago Ortiz, Curador del Museo de la Universidad de Antioquia.

Nuevos datos fundamentales para la interpretación final del proceso de cambio cultural en el Magdalena Medio, se pudieron obtener gracias a la participación del autor en el proyecto arqueológico de prospección y rescate a lo largo del Oleoducto Vasconia-Coveñas (1990), en convenio entre el INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOL,OGIA y OLEODUCTO DE COLOMBIA S.A. Agradecemos el apoyo del coordinador arqueólogo Alvaro Botiva, de los colegas y auxiliares que participaron en el trabajo, así como de los directivos personal de campo y oficina de OLEODUCTO DE COLOMBIA S.A.

Finalmente, agradecemos a Margarita Reyes su asistencia permanente y al estudiante de antropología Franz Florez por su colaboración en el montaje del infonne final.

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INTRODUCCION

La arqueología colombiana cuenta cada año con nuevos aportes, desarrollos teóricos y metodológicos, así como el reporte de hallazgos que amplían el conocimiento de los procesos de poblamiento y cambio cultural de los habitantes prehispánicos que ocuparon nuestro actual territorio. Por fortuna, la región del Magdalena Medio no se ha visto privada de nuevas informaciones: Sin embargo, el conocimiento arqueológico de tan extensa y neurálgica zona aún és limitado.

Reconocidos investigadores han trabajado y problematizado sobre áreas arqueológicas aledañas, no obstante, la cuenca hidrográfica del río Carare no había sido objeto de un estudio arqueológico sistemático. En cuanto al departamento de Santander se refiere, aún son muy pocos los proyectos de arqueología que se han desarrollado en este importante territorio. La preocupación tradicional ha girado en tomo al conocimiento y delimitación de los grupos Guane y sus vecinos habitantes de la Cordillera Oriental, dejando casi en el olvido a los ocupantes de las extensas zonas boscosas del valle del río Magdalena.

En el año de 1987, se inició una exploración arqueológica del municipio de Cimitarra, complementada posteriormente con estudios específicos a lo largo de los ríos Cara rey Minero. Las investigaciones pusieron de manifiesto la importancia arqueológica de la región y aportaron elementos para la comprensión de los procesos históricos y de cambio cultural.

Las áreas de selva tropical húmeda, actualmente parecen relacionarse tan solo con los marginales territorios amazónicos o con las llanuras del paófico. En ocasiones se olvida el caracter selvático que tuvieron en el pasado los valles ínter-andinos, particularmente·vastas zonas de las riberas del río Magdalena.

La investigación se. concibió a escala regional y buscaba definir etapas y modalidades de utilización del espacio, que pudiesen abarcar desde asentamientos precerámicos, hasta evidencias tardías, incluyendo posibles

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vestigios coloniales. Se buscó comprender las condiciones específicas de la ocupación, manejo y explotación del medio selvático, en el cual la adaptación cultural fue de singular importancia. Otros interrogantes se relacionaban con los movimientos pobladonales desde épocas tempranas y las interrelaciones regionales.

Para la interpretación del registro arqueológico fue fundamental la consideración de aspectos metodológicos vinculados con los análisis de yacimientos, patrones de asentamiento y se propone hada el íuturo incrementar análisis sobre economía y subsistencia. Los rasgos tardíos identificados, permitieron la utilización del modelo etnohistórico y se tuvieron en cuenta datos etnográficos de grupos contemporaneos de "selva de montaña" .

La propuesta de investigaciones, cuyos primeros resultados aquí se presentan, requiere de varios años de búsqueda, así como la participación de un equipo interdisciplinario. En este informe se integran sintetizadosr los resultados de la tesis de grado elaborada por el autor (1988b) y se relacionan los aportes de otros trabajos desarrollados en la región del Magdalena Medio.

La discusión e interpretación arqueológica se enriqueció con las compa­raciones de materiales de las colecciones cerámicas de museos y Casas de La Cultura de distintos municipios.

Los datos arqueológicos obtenidos permiten plantear una serie de hipótesis que ayudan a complementar el esquema de ocupación humana, propuesto por otros autores con referencia a esta zona del país. Los análisis de materiales líticos tallados han sido en muchas ocasiones marginales en los estudios de sociedades tardías. En este estudio se enfatiza este aspecto debido a la densidad e importancia de los artefactos recuperados. Se sugieren nuevos aportes interpretativos que deben ser confirmados a la luz de un registro arqueológico completo y con estudios de laboratorio más desarrollados.

Al mismo tiempo que se viene dando la incontrolada colonización de los últimos bosques tropicales interandinos que aún subsisten en Colombia, se ha buscado recuperar la información prehispánica que aún subyace bajo su manto. Aliado de campesinos y colonos que conviven cotidianamente con el rudo medio selvático, aprendimos a reconocer y en parte a interpretar la realidad humana que sobrepasa los borrosos límites espacio-temporales.

Desafortunadamente, complejos problemas de orden público, seguidos de dolorosas manifestaciones de violencia, díficultaron la etapa final de las investigaciones arqueológicas en la región.

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74"00'

CESAR BOLIVAR

SANTANDER

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MAPA

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2 DESCRIPCION DEL AREA DE ESTUDIO

2.1. GENERAUDADES

Se h,a considerado pertinente organizar la información arqueológica y la proyección de futuros trabajos en la región dándole importancia al referente de las cuencas hidrográficas. Desde tiempos primigenios, debido a las particularidades del relieve. y a las condiciones medio-ambientales, las vías fluviales han representado importantes rutas de comunicación. Las descripciones geográficas aquí presentadas buscan enfatizar las relaciones entre los asentamientos prehispánicos ubicados y los elementos generales del paisaje.

Las cabeceras del río Cara re se hallan en los departamentos de Boyacá y Cundinamarca. El río desciende por zonas muy escarpadas de la Cordillera Oriental, siguiendo un rumbo nor-occidental, con el nombre de río Minero. Al unirse al río Harta, en la llanura aluVl. ·al del piedemonte ( 200 m.s.n.m .), toma el nombre de río Carare (I.G.A.C., 1980) (Ver Mapas 1 y 2).

El área de estudio está ubicada en el centro d'el país. Los principales municipios santandereanos pertenecientes a la cuenca del Catare son: Cimitarra, Puerto Parra, Landázuri, Bolívar, Sucre, Velez y la Belleza. El sector investigado -cerca de 40 Km. en las márgenes del río Carare~Minero­está comprendido entre los sitios La Pedregosa y Santa Rosa; además de vastos .sectores aledaños a los ríos Guayabito y Harta. En este trayecto el río Carare sigue un rumbo norte, cercano al meridiano 74 o 25' de longitud occidental y entre los 6° 00' hasta 6° 20' de latitud Norte.

La cabecera municipal más importante de la región del Cararees Cimitarra, localidad que cuenta con los servicios básicos y una población urbana superior a 7.000habitantes ymásde30.000habitantesenelárea rural (l. C.A., 1984).

2.2. EL MEDIO NATURAL

2.2.1. Geología

El valle del Magdalena tiene la conformación geológica de una cuenca sedimentaria, que en el área de nuestro interés va ascendiendo desde las

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riberas del río hasta las estribaciones de la vertiente occidental de la Cordillera Oriental. El origen del valle tuvo lugar durante el Terciario y su formación se efectuó más o ml'nos en la época de la gran actividad neo­volcánica de la Cordillera Central. Se destaca además el aporte de los glaciares que con sus aguas formaron los depósitos diluviales que descansan sobre capas terciarias (I.G.A.C., NRO: U).

La cuenca alta del río Minero se caracteriza por la presencia de conjuntos de rocas del cretáceo. En las laderas de la montaña sobresalen lutitas y calizas; a medida que se descil'nde se observan formaciones más jóvenes correspondientesalTerciario.Encolinasynivelesaltosdeterrazas,areniscas y limolitas alternan con laslutitas o las arcillas. La parte baja del río Carare hasta su desembocadura en el Magdalena corresponde a foramaciones del Cuaternario. En esta área se prl•scnta una mayor y reciente sedimentación, siendo los materiales básicos dl•positados arenas, timos y arcillas (l.G.A.C., 1977; 1980).

2.2.2. Fisiografía

Es fundamental conocer la fisiografía de la región estudiada para comprender la particularidad dl' los asentamientos humanos y el consecuente manejo del medio ambiente. El área investigada comprende dos tipos de paisajes~

a- Zonas planas

Están formadas por llanuras aluviales relativamente recientes y varios niveles de terrazas.

Las inundaciones periódicas son características de la zona aluvial y la consiguiente depositación de materiales finos. Comprende formas de menor tamaño y de edades recientes, como: orillares, diques, bajos y la llanura aluvial antigua (I.G.A.C., 1980: 19).

Las terrazas son una unidad ~eomorfológica fundamental para detectar antiguos asentamientos prehispánicos. Se encuentran en una posición más alta que los ríos que las origimuon y por lo tanto no son inundables. Su pendiente es menor del 3% y put'<ien cubrir grandes extensiones. Existen distintos niveles de terrazas con variación en cuanto al tipo y tamaño de los materiales depositados (Ibid).

b - Zonas quebradas

Comprende el sistema de colinas y montañas correspondientes al flanco occidental de la Cordillera Oriental. En las crestas de las colinas hay abundancia de gravas, cantos de lidita, areniscas, cuarzo y chert. Las vertientes montañosas tienen pendientes de longitud y grado variable y en laderas presentan algunos coluvios (Ibid: 24).

Como se desarrolla en los siguientes capítulos los yacimientos arqueológicos han sido ubicados en los distintos tipos de paisaje reseñados.

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2.2.3. Clima

En las plan id es aluviales, valles, terrazas y colinas bajas, predomina un clima cálido húmedo con una biotemperatura media superior a 25 C. y una precipitación anual entre 2000 y 4000 mm, Durante todo el año llueve pero con distinta intensidad según los meses. De acuerdo con el sistema de formaciones vegetales, el área comprende : bosque húmedo tropical (bh-T), bosque muy húmedo premontano (bmh-PM). La región se puede clasificar dentro de los climas cálido, húmedo y muy húmedo del valle medio del río Magdalena (Ibid: 28).

2.2.4. Suelos

Teniendo en cuenta las características físicas y químicas, la posición fisiográfica y el estado de evolución, es posible dividir los suelos de la región en dos grandes grupos. Por una parte los suelos de montañas, colinas y terrazas; son en general suelos desaturados y muy ácidos, en los cuales prima la evolución sobre la sedimentación, son propensos a la erosión y poseen baja fertilidad.

Por otra parte se destacan los suelos de planicies de inundación. Estos son suelos jóvenes, saturados, en Jos cuales prima la sedimentación sobre la evolución. Tienen problemas de humedad y drenaje predominando los entisoles e inceptisoles (I.G.A.C., 1980: 237).

2.2.5. Vegetación y Flluna

Ha sido reiterativo a través de Jos siglos el asombro y respeto a la variedad y riqueza de la flora y fauna de la región selvática que nos ocupa. Losdocumentosescritosdejadosporcronistas, viajerosycientíficoscoinciden en señalar la exhuberancia de este paisaje tropical.

Se trata de la mayor reserva boscosa del centro del país. En las últimas décadas con la llegada de carreteras y ferrocarril, la tala de bosques ha sido indiscriminada. Las famosas selvas del Carare-Opón se transforman aceleradamente en extensos potreros dedicados a la ganadería.

Pese a mostrar una apariencia homogenea, originalmente se destacaban bosques con diferentes características cuya fisonomía está relacionada con los principales tipos de paisajes. La humedad y el relieve influyen significativamente por lo cual la vegetación se diferencia en:

a. Vegetación de planicie aluvial

b. Vegetación de colinas

c. Vegetación de montañas

Son innumerables las especies arbóreas, arbustivas y herbáceas nativas e introducidas, que se encuentran en la zona. Se destacan excelentes especies maderables que han atraído a numerosos aserradores no obstante las dificultades de penetración. Algunas especies características son: Abarco

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(Cariniana pyriformis), ají (Anacardium excelsum), coco cristal (Lecythis sp ), guayacán (Tabebuia guayacán), sangre toro (Virola sebifera), ceiba bonga (Ceiba pentandra), balso (Ochroma lagopus), caimito (Pouteria sp), cedro (Cedrela sp), guamo (lnga densisiflora) O.G.A.C., 1980: 4()..42).

Navegando actualmente por los ríos Carare y Minero, aún es posible encontrar algunos caimanl'S y tortugas asoleándose en las playas. Sin embargo, la extrema reducción de las áreas boscosas así como la cacería incontrolada han afectado la heterogeneidad y abundancia de la fauna si 1 vestre. No obstante aún se encuentra inmensa variedad de insectos, aves, reptiles y mamíferos así como distintos tipos de peces en las quebradas y en los ríos. Se destacan entre otros: tinajo (Dicoteles tajacu), guatinaja (Dasyprocta fuliginosa), zaino (Tayasu pecari), conejo (Silvilagus sp). Entre tos peces sobresalen: lx1cachico (Prochilodus reticulatus), bagre blanco (Sorobium lima), barbudo (Pimelodíus darlas), nicuro(Pimelodius el arias) (lbid: 43-44).

2.2.6. Población

Los conquistadores y cronistas españoles mencionan la presencia de grupos indígenasconcaractl•risticas "Caribes" poblando las riberas selváticas del río Magdalena y de sus ríos tributarios. Los Yariguíes y Carares fueron muy temidos por la utilización de flechas y dardos envenenados y por sus continuos ataques a mercadt•rcs y poblaciones españolas. ~unca se dejaron someter y sus asaltos fucn m tan frecuentes que llegaron a comprometer seriamente el comercio por el río Magdalena. Durante los siglos XVI y XVII, las autoridades coloniales organizaron varias expediciones de castigo y exterminio. El resultado fue el aniquilamiento de la población nativa.

Es posible encontrar algunas relaciones djspersas de la presencia de indígenas en las selvas del Carare durante los siglos XIX y comienzos del presente(Ver Andrade, 1944). En Cimitarra dialogamosconalgunoscolonos antiguos que recuerdan hist1 1rias de sus padres,en las que se hace referencia al encuentro con indios en la region.

En 1944, los antropólogos Roberto Pineda Giralda y Miguel Fomaguera localizaron a dos mujeres indias, últimas sobrevivientes de la tribus de la zona. Recuperaron algunas palabras y publicaron un corto vocabulario Opón-Carare (Pineda & Fomaguera, 1958).

Las difíciles condicionl!s ambientales no han sido propicias para la sedentarización de grandes poblaciones. Por siglos fue uno de los caminos y rutas de comunicación entre el río Magadalena y la ciudad de Vélez, una de las entradas al Nuevo Reino. El proceso de colonización de las selvas del Carare está ligado, desde comienzos del siglo, a la búsqueda de quina y petróleo, y principalmente al proyecto nunca culminado del ferrocarril del Carare. La mayoría de los obreros regresaron a sus sitios de origen pero otros

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Page 18: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

se instalaron y continuaron el proceso de colonización, convirtiéndose así en los verdaderos fundadores de Cimitarra (Sabogal, 1987). La llegada de nuevos pobladores se acentúa a partir de 1936 con la apertura de la ca­rretera que desde Barbosa y Vélez (Santander), desdende hasta Púerto Berrio (Antioquia).

A los colonos santandereanos y antioqueños se sumó una gran oleada de gentes que llegó huyendo de la violencia política de la década del cincuenta. Pordécadas guerrilleros y bandoleros dominaron las deshabitadas selvas de la región (Sabogal, 1987).

La región del Carare dependió política y administrativamente de V élez, siendo marginada de los planes de desarrollo nacional. En 1967, Cimitarra se constituyó en municipio independiente; en los últimos años se separó la localidad de Puerto Pa.rra. Durante la década del setenta y los comienzos del ochenta se reactivó la violencia guerrillera y la represión del ejército, dejando zozobra y una mala imagen activada por los medios masivos de comunicación.

Pese a que los eéos de la violencia y las tensiones se mantienen, la región ha conocido un acelerado desarrollo en la última década. La presencia del Estado con la realización de algunas obras fundamentales corno carreteras, escuelas, puestos de salud, electricidad, etc., comienza poco a poco a convertirse en realidad. Las asociaciones comunitarias locales y algunos dirigentes también han señalado y apoyado la necesidad de un adecuado desarrollo educativo y cultural.

La ASOCIACION DE TRABAJADORES CAMPESINOS DEL CARA RE, entidad comunitaria nacida en el corregimiento de la India, fue reconocida a nivel mundialconel galardón del premio Nóbel alternativo de la paz (1990), por sus actividades en pro del desarrollo comunitario, superando con sus realizaciones prácticas las tensiones y la violencia imperante en la región.

La investigación arqueológica fue apoyada entusiastamente por líderes comunitarios y por las autoridades locales, como una de las alternativas de un auténtico desarrollo cultural.

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Page 19: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

3 PROSPECCION Y EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS

3.1. ANTECEDENTES

Desde el momento mismo en que se comienzan a elaborar reflexiones sobre los procesos históricos de poblamiento y ocupación aborigen del actual territorio col( 1mbiano, el valle del río Magdalena se planteó como vía natural evidente de comunicación.

A finales del si~lo pasado y comienzos del presente, estudiosos como Vicente Res trepo y su hijo Ernesto Res trepo Tirado, así como Carlos Cuervo Marques se preocuparon por explicar los procesos de poblamiento del territoriocolombiam,.Scpreguntaronentoncesporlosorigenesymigractones de los pueblos hallad()S por los españoles al momento de la conquista, formulando las primeras hipótesis sobre las invasiones, en particular las de grupos Caribes (Boucher, 1985).

Hacia los años cuarenta de este siglo, el etnólogo francés Paul Rivet, dió a conocer sus hipótc~is sobre la procedencia oceánica del hombre americano, interesándose en aclarar problemáticas de filiación cultural y difusión linguística. Señaló también, la ocupación por gentes "Karib" a lo largo de las riberas del río Ma~dalena, quienes habrían llegado unos siglos antes de la conquista española. Algunas raíces y tenninaciones lingufsticas de nombres de pueblos y caciques reseñados en las crónicas, le permitieron establecer parentescos y territ(1rios culturales (Rivet, 1943).

Estas evidencias se complementaron con importantes hallazgos arqueológicos presentados por Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff. En un artículo escrito en 1944,analizaronelencuentroreiteradodeumasfunerarias a lo largo del río Ma~dalena, desde San Jacinto (Bolívar) hasta El Espi:nal (Tolima), caracterizadas por su uso para enterramiento secundario y por sus peculiaridades que implican una similar concepción de la muerte, así como un cercano parentesco cultural (Reichel-Dolrnatoff, 1944).

Desdeentonces se insinuó la existencia de un Horizonte cerámico que fue enriquecido con datos principalmente recuperados en contextos funerarios.

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Page 20: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

Aportes como los de Mejía Arango (1944), Arcila Velez (1947), Cubillos (1954), Silva Celis(1964),Cadavid (1970), Herrera& Londoño(197S),Cardale (1976) confirman el parentesco y dispersión de un particular estilo cerámico.

La primera descripción de un sitio y de materiales arqueológicos, hallados específicamente en la cuenca del Carare, fue publicada en 1944 por Felix Mejía Arango. En un corto artículo, hace un valioso aporte, al registrar observaciones sobre la guaquería que se estaba haciendo del "cementerio de La Cimitarra". Las características de las tumbas y de los materiales recuperados lepermitenafirmarqueesta región fue habitada por individuos de la tribu Carare pertenecientes a la familia lingüística Karib. De algunas piezas intrusivas afirma, que son de estilo "chibcha" y que seguramente llegaron por intercambio (Mejía Arango, 1944). Aunque no se trata de un trabajo sistemático, los datos y dibujos reseñados son fundamentales y se constituyen en importante fuente para establecer comparaciones.

El municipio de Landázuri se ubica en el pie de monte de la Cordillera Oriental ysusaguasconfluyena losriosHorta y Guayabito, afluentes del río Carare. En 1984,el arqueólogo Roberto LLeras efectuó un rescate y excavación arqueológica y obtuvo evidencias que le permitieron establecer relaciones entre grupos del valle del Magdalena con gentes de las zonas altas de la cordillera. Aporta una completa discusión en torno a la contextualización de la región como zona limítrofe, destacando la elaboración "in si tu" y difusión de los conjuntos cerámicos y orfebres ubicados (Lleras, 1988).

Los arqueólogos Carlos Castaño y Carmen Lucia Dávila desarrolla ron a comienzos de la década de los ochenta, un completo trabajo que contextualizó cultural y cronológicamente la problemática prehispánica del Magdalena Med io. Luego de una prospección en la zona de Puerto Salgar (Cundinamarca), escogieron entre varios sitios ubicados previamente, los deCOLORAOOS y MA Y ACA,endondeobtuvieron valiosas informaciones. Laexcavadóndesitiosdevivienda,talleres,camposdecultivoycementerios, además de una documentada discusión etnohistórica, les permite presentar una visión completa de los pobladores del valle medio del río Magdalena hacia el siglo X d .C.(Castaño & Dávila,1984).

Posteriormente se efectuó otra exploración en la cuenca baja del río La Miel donde se complementó la información, proponiendo nuevas hipótesis para la interpretación del contexto arqueólogico regional (Castaño, 1985).

Un aporte a la discusión sobre la filiación cultural Karib, fue presentado por Priscíla Boucher (1985) quien demuestra la frágil sustentación de los argumentos utilizados para referirse a los ocupantes de las tierras bajas d el norte de suramérica. El término "Caribe" ha sido usado confusamente desde el momento de la conquista española y aún no existen suficientes estudios arqueológicos que aclaren esta problemática. La obra presenta el origen de las teorías invasionistas y enfatiza que lo que se ha calificado como "Caribe" se explica no en términos de identidad cultural, etnica o lingüística, sino a nivel de la economía de los diferentes grupos que comparten estos rasgos (Boucher,1985:126).

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En losúltimosaños se han venido realizando en la Universidad Nacional, tesis de grado referentes al valle del Magdalena que· han aportado nuevos datos al contexto de la arqueología regional. Desafortunadamente, en la mayoría de los casos los autores no se han preocupado por divulgar su trabajo y la información yace "escondida" en las bibliotecas universitarias. La falta de continuidad en muchas investigaciones ha dejado trabajos iniciados sobre temas y localidades de particular importancia.

Los estudios se han realizado en los actuales municipios de La Dorada, Honda, Puerto Salgar~ Ricaurte, Agua de Dios, Girardot, Suarez y El'Espinal, entre otros.

El desarrollo y expansión del Horizonte de urnas funerarias se enmarca en periodos taTdíos, unos pocos siglos antes de la llegada de los españoles. En relación con periodos más tempranos se puede citar la relación que Reichel-Dolmatoff(1944)hacedelac.erámicaencontradaenelMesunocerca a Honda. Otro trabajo reciente vuelve a identificar rasgos alfareros tempranos, notables en las vasijas y fragmentos recuperados en Guaduero (Cundinamarca), en él basurero de un taller de alfarería, donde obtienen fechas de los siglos U a.C. y VI d .C. (Hemandez & Cáceres, 1989). Más hacia el Sur,con sus trabajos en Pubenza, municipio de Tocairna (Cundinamarca), Marianne Cardale plantea la existencia de una tradición "roja-incisa" detectable a lo largo del río Magdalena y relacionada con la llamada "cerámica Herrera", presente en el altiplano Cundi-boyacense (Cardale, 1976).

En cuanto a las problemáticas del poblamiento y periodo precerámico se refiere, desde 1965 Gerardo Reichel-Dolmatoff había enfatizado la importancia de las terrazas antiguas como posibles sitios con materiales liticos antiguos. En la confluencia del río Carare detectó un importante conjunto lítico no asociado a cerámica. Posteriormente el investigador Gonzalo Correal hizo un recorrido a lo largo del valle del Magdalena buscando ubicar yacimientos con evidencias de ocupaciones precerámicas. Encontró una veintena de sitios y específicamente uno en las bocas del Cara re, donde recuperó superficialmente miles de artefactos üticos,obtenidos por percusión directa, no asociados a cerámica. Señaló la existencia de una particular industria temprana descrita en otras partes del mundo: "la industria del chopper". Desafortunadamente no le fue posible ubicar sitios estratificados, que permitieran efectuar una excavación que confirmara las asociaciones y el marco cronológico de los artefactos (Correal, 1976).

En los municipios de Puerto Berrío, Yondó y Remedios se vienen recuperando importantes vestigios en piedra cuidadosamente tallados relacionados con ocupaciones tempranas. Se han localizado puntas de proyectil pedunculadas, raspadores plano convexos y cuchillos, retocados con lá técnica de presión, que demuestran la presencia de grupos de cazadores-recolectores. Se han reportado extensas áreas sin asociación cerámica en las que se pudieron efectuar cortes obteniendo materiales

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estratificados. Se obtuvieron fechas de radio carbono que indican una ocupación hacia el onceavo milenio antes del presente (López & Mejía, 1990; López, 1991).

Con esta breve presentación de autores que serán retomados adelante, se pretende mostrar que existen varios trabajos arqueológicos relacionados con la región del valle del Magdalena. Los objetivos de sus investigaciones, la posición teórica y las metodologías han sido diferentes en cada aporte. Reseñas sobre la arqueología y etnohistoria de la región se encuentran en Castaño & Oávila (1984), Boucher(l985), López (1988a-b) yCadavíd (1989).

3.2. 'METODOLOGIA

La metodología general de la investigación está necesariamente ligada con la preocupación teórica que se intenta profundizar en la búsqueda de los procesos de cambio cultural y las estrategias de adaptación humana. Como se indicó anteriormente, la región del Carare no había sido objeto de un estudio arqueológico sistemático, por lo cual las primeras fases de búsqueda consideraron una exploración general, la ubicación de sitios y materiales, así como,la definición de características recurrentes para llegar a la postulación preliminar de hipótesis explicativas.

El objetivo general de comprender cómo se asentaron y manejaron el medio ambiente los pobladores prehispánicos, se abordó desde una perspectiva regional proyectada a largo plazo. La localización de varios sitios arqueológicos en diversos tipos de paisajes, permitió una primera evaluación y comparación de los materiales y del registro arqueológico.

Por consiguiente fue fundamental el estudio detaUado de planchas cartográficas y fotografías aéreas, complementadas por largos recorridos en terreno. La comprensión de la fisiografía fue básica para determinar preliminarmente las pautas de asentamiento y las posibles rutas de desplazamiento vinculadas a las redes hidrográficas.

La participación de distintos estamentos de la comunidad fue escencial para desarrollar el trabajo de campo. La colaboración activa, la compañía y los datos proporcionados por los· colonos, permitieron ubicar diversos sitios arqueológicos en un área considerable. Se efectuaron varias temporadas de prospección y excavaciones, durante más de dos años recorriendo la región.

La importancia de clarificar el marco espacial nos llevó a retomar los conceptos de región, localidad, sitio y yacimiento propuestos en norteamerica por autores como Willey & Phillipsy utilizados por Castaño (1984,1985) en sus trabajos en el Magdalena Medio. El yacimiento se considera como la más pequeña unidad espacial que conforma un espacio funcional, representado por un conjunto de artefactos que debidamente articulados, pueden expresar las actividades que albergó. El sitio se compone de uno o más yacimientos, siendo un área cubierta con restos arqueológicos pertenecientes a una única unidad establecida.

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La localidad compuesta por un conjunto de sitios, es un área relacionada con el espado ocupado por una comunidad local. (Castaño, 1985 :11).

Los materiales recuperados superficialmente, en pozos de sondeo y excavadones fueron reseñados de acuerdo a su lugar de origen, ubicación exacta, contexto y entorno predominante. Para sistematizar la informadón, se elaboró una ficha que permitió integrar las distintas observaciones durante la prospección, así como canalizar los nuevos datos.

las excavadones en área y los distintos cortes se efectuaron utilizando la técnica del "décapage". Los lugares escogidos no habían sufrido alteraciones mayores y fue posible ubicar distintos sitios de vivienda y talleres que aportaron datos fundamentales sobre las actividades allí realizadas.

En cuanto al análisis y clasificación de los materiales cerámicos y líticos recuperados, se siguieron los criterios propuestos por otros autores que han trabajado en la región o sobre problemáticas similares, tales como: (Reichel­Dolmatoff(1944), Herrera & Londoño (1975), Correal (1976, 1977), Castaño & Dávila (1984), Lleras (1984).

Se buscó int,egraren este informe final, los principales resultados obtenidos en la primera fasedeexploración y excavaciones, con los elementos obtenidos en la prospección detallada de un sector específico del curso medio del río Carare. Se toma en cuenta el registro arqueológico de sondeos, cortes y excavaciones en área, así como se relacionan las sistemáticas recolecciones supefidales.

Se cuenta aún con muchos vados en cuanto a evidencias arqueológicas y principalmente con relación a estudios especializados de palinología, fitolitos, tecnología, traceología, etc. Siguiendo los trabajos de Castaño & Dávila (1984), Castaño (1985), se ha buscado utilizar espacios metodológicos que abran nuevas-alternativas a la investigación e interpretación del registro arqueológico. La perspectiva de acercarse a identificar patrones de asentamiento y funerarios, así como la utilización de los aportes de la etnohistoria fue de primera utilidad. Se sugiere también, la necesidad de una visión etnoarqueológica, que permita con nuevos estudios la comprensión de la dinámica de adaptación de los grupos de "selva de montaña".

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SANTANDER

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3.3. LOCAUDADES ARQUEOLOGICAS

RIO

MINERO

CARA RE

HORTA

CARARE

GUAYABITO

LOCALIDAD

LA PEDREGOSA

LA ARENA PUERTO PALESTINO

LAAUYAMERA

LA INDIA

PUERTO PACHECO DANUBIO (HORTA) HORTAMEDIO

LA CORCOVADA SANTA ROSA EL CASTILLO SAN FERNANDO PUERTO ARAUJO

CAÑO LOS INDIOS VILLA HELENA OMITARRA

GOLCONDA CERRO DE ARMAS

N 11 smo ARQUEOLOGICO

1. El Aeropuerto 2. La Pedregosa 1 3. Mis Aventuras 4. San Rafael

5. El Delirio 6. La Auyamera 1 7. La Auyamera 2 8. El Danubio q. Las Palmeras 1 O. Base La India

11. Puerto Pacheco 12. Danubio (Horta) 13. Loma de mierda

14. Caño Tilia 15. Santa Rosa 16. El Castillo 17. San Fernando 18. Cord. Arenales

19. Caño los Indios 20. Villa Helena 21. Alto de La Cruz 22. San Juan 23. Golconda 24.El 15 25. Cerro de Armas

LasdiferentesetapasdeterrenoenlosmunicipiosdeCimitarraysectores periféricos de Sucre, Bolivar y Landázuri, dieron por resultado la ubicación de 25localidades arqueológicas que permiten efectuar un seguimiento de la ocupación prehispánica de la región .. Estas localidades, compuestas por lo general de varios sitios, representan sectores específicos que albergaron gruposlocales. Losasentamientosseencontraronprindpalmenteencercaruas de grandes ríos y quebradas, lo que facilita su presentación secuencial (Mapa 2 ). (1)

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3.3.1. Río Minero

3.3.1.1 . Localidad: LA Pedregosa

La Pedregosa es el nombre de una caudalosa quebrada que desciende de la "cuchilla del Minero" por un doble cañon bastante escarpado y aún cubierto de espeso bosque. Se escogió este punto como extremo sur del área investigada, ya que, se caracteriza por constituir un límite entre la Cordillera Oriental de los Andes que sigue un rumbo Nor-Oriental, y el río Minero­Carare que se enrumba hacia el norte hasta su desembocadura en el río Magdalena (Mapa 2).

Se ubicaron los siguientes sitios arqueológicos:

1. El Aeropuerto

2. La Pedregosa 1

El sitio EL AEROPUERTO se encuentra en un pequeño aplanamiento, en medio de la fuerte pendiente en las estribaciones cordillera nas, a cerca de 500 m. de altura s.n.m., con una excelente vista hacia la llanura plana del río Carar:e. Se recolectaron artefactos y desechos de talla en che.rt negro y hachas pulidas. Por lo escarpado del terreno es posible que este tipo de sitios representen campamentos de tránsito o enclaves de colonización hacia zonas de climas más frescos. Anotemos que desde la Pedregosa, es posible ascender en 12 horas de camino por trocha hasta cercanías de la Granja, en la parte alta de la cordillera. La colonización reciente fue hecha, en parte, por campesinos que bajaron de esta zona a trabajar por periodos las tierras bajas. Es muy posible, como lo demuestran lo vestigios localizados, que desde tiempos inmemorables se haya utilizado esta vía de comunicación.

Un sitio de fundamental importancia en el marco de esta investigación fue LA PEDREGOSA 1, ubicado por colonos de la región entre las quebradas la Pedregosa y la Yumbila, en una vega del río Minero no inundable en la actualidad. Se trata de un barranco que el río Minero está atacando y deja al descubierto materiales líticos y cerámicos. Se procedió a efectuar ·una limpieza de la base y pared del perfil para determinar con claridad la localización de los vestigios. Bajo una capa de sedimento fino, en un nivel entre 160 cm. y 180 cm. de profundidad se destacaba un nivel cultural con abundantes fragmentos cerámicos, carbón, así como, artefactos y desechos líticos. Hacia los 2 m. de profundidad se encuentra una capa de guijarros, producto del antiguo lecho del río.

El gran interés de este yacimiento arqueológico radica en la comprobación del aprovechamiento cultural de las vegas bajas.

Los materiales recuperados demuestran la asociación de artefactos líticos tallados con hachas pulidas y fragmentos cerámicos, relacionados con el "Horizonte de Urnas Funerarias del Magdalena Medio". Una muestra de carbón recogida en el nivel cultural dió el siguiente resultado:

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Beta-37538 la Pedregosa 1

Perfil Yl

850 +/- 90 B.P.

( UOOd.C.)

Aunque se ténía previsto efectuar un corte para relacionar con mayor precisión los cambios estratigráficos, su ejecución no se pudo llevar a cabo, debido a serios inconvenientes de orden público en la zona. la fecha obtenida tomando el carbón desde e1 perfil, corresponde perfectamente con lo esperado, y demuestra la ocupación de la zona por grupos indígenas tardíos, que seguramente perduraron hasta la conquista española.

la muestra cerámica se compone de 348 fragmentos y corresponde a cerca del90% del total recuperado tanto en excavaciones como en recolec­ciones superficiales. Pese a la reducida cantidad, es suficientemente diagnósti­ca para poderla emparentar con las piezas completas procedentes de tumbas guaqueadas, así como, con la alfarería descrita por Mejía Arango (1944).

Cerámica diagnóstica:

Bordes 18 Bases 2 Asas 1 Fragmentos decorados 11 Fragmento pintado 1

Se obtuvo una muestra de 150 elementos líticos que ·incluyen artefactos y desechos de talla.

3.3.1.2. Localidades ; La Arena y Puerto Palestino

Aguas abajo de la Pedregosa, se observan algunas colinas elevadas y terrazas, aptas para el asentamiento humano; en algunas de las cuales se recuperaron vestigios arqueológicos. Tal es el caso de sitio "MIS AVENTURAS'', aledaño a la quebrada la Arena, y ''SAN RAFAEL" que incluimos en la localidad de Puerto Palestino. Este último, hace parte de un sistema de colinas interconectadas con interesantes aplanamientos, en los cuales se obtuvieron superficialmente núcleos y lascas en chert.

Mencionemos el interés del Cerro Puya, punto de referencia obligado en la región, pues con sus 1.174 m. s.n.m. es visible desde todos los puntos. las cabeceras de las importantes quebradas como la Arena, la Guinea y la Corcovada se hallan en este cerro.(Mapa 2).

3.3.2. Río Carare (Primer sector)

3.3.2.1. Localidad La Auyamera

El estudio de la fisiografíahada preveer la importancia de las confluencias de las quebradas y de sus alrededores como vías de penetración. Siguiendo el curso de la quebrada la Auyamera, unos kilómetros adentro, se localizó un sitio de singular importancia.

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En la finca "EL DEURIO'' se ubicó una pequeña colina donde abundaba!' miles de fragmentos de piedra partida. Los artefactos tallados recogidos, demuestran el interés de este sitio que podría relacionarse con un taller dt! fabricación de instrumentos líticos.

Los sitios LA AUY AMERA 1 y LA AUY AMERA 2 se caracterizan por encontrarse en un paisaje de colinas escalonadas a cierta distancia del río. Planteamos que pudo tratarse de viviendas aisladas utilizando las cimas de estas elevaciones. En estos si tíos se han localizado artefactos y desechos líticos, metates/ hachas y se tiene la evidencia de piezas cerámicas procedentes de una tumbaexcavadaen uno de los montículos .Setratadeunsitioestraté­gico por su excelente vista de la confluencia de los tíos Horta y Minero.

En la zona de la vega, adyacente al río, se hicieron unos barrenos que demostraron la pertinencia de estos suelos bajos para uso agricola. Se trata de un suelo sub-actual muy fértil, bien desarrollado y con buena estructura (Pedro Botero com. personal). Esto indicaría la posibilidad de haber practicado la agricultura en tiempos prehispánicos en estas vegas bajas fertilizadas por los sedimentos del río, tal como lo demuestran los hallazgos de LA PEDREGOSA l.

3.3.2.2. Localidad LA India

Por la magnitud del asentamiento, así como por la importancia y complejidad de los vestigios reseñados (vivienda, taller, cementerio), se trata de la localidad arqueológica que más ha brindado información sobre los moradores de la región en épocas tardías. La India es un corregimiento en acelerado desarrollo y puerto maderero hasta donde llega carretera desde Cimitarra.

Se ubicaron sitios arqueológicos en terrazas y colinas en ambas márgenes del río Carare, en particular en las fincas El DANUBIO, LAS PALMERAS y en la BASE MILIT AR(Mapa.3).

La finca EL DANUBIO se halla localizada sobre una terraza aluvial en la margen izquierda y a más de 25m. de altura sobre el nivel del curso del río. Es una planicie en forma relativamente triangular, con un área cercana a los 150.000 m2 y con pendientes abruptas hada el río. Durante las exploraciones preliminares se hicieron sondeos y se identificó un espado funerario, denominado Yl T, donde los guaqueros habían abierto más de veinte tumbas (G.3). En otros sectores de la planada, Y2 y Y3, cerca de medio centenar de sondeos y algunos cortes evidenciaron una zona de ocupación con abundantes artefactos y desechos líticos, y en mínima proporción fragmentos cerámicos.(G.l).

En el área actualmente ocupada por un corral para ganado y sus alrededores, se recogieron superficialmente una decena dechoppers y otros artefactos líticos. En un extremo del terreno se encuentra una ligera inclinación, que ha provocado rodamiento del suelo y erosión a causa del pisoteo. Los de::;echos de talla y artefactos pequeños han rodado y solo se conservan los de tamaño mayor.

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Se comenzó por ubicar un punto de referencia para elaborar un plano lo más preciso de la terraza. Se trazaron hacia el interior dos rectas en dirección Oeste-Esteyseefectuaronpozosdesondeosistemáticoscada 10m., buscando lograr una cobertura del costado norte de la planicie. El espado sondeado entre los pozos Pll y P18 mostró una marcada ausencia de vestigios. Por el contrario, a partir del P19 a136, se encontró gran cantidad de materiales culturales.

Con la gentil colaboración del agrólogo Pedro José Botero, se efectuaron 4 ba.rrenos en diferentes puntos de la terraza (G.l),

Básicamente se trata de un ultisol con alto grado de acidez, siendo un suelo maduro donde la arcilla se va profundizando. No se evidencian Umi tes abruptos que indiquen evidentes alteraciones humanas, aunque es claro el nivel cultural, marcado por una alta densidad de materiales. En el ANEXO 1 se presenta la descripción del perfil.

Se efectuaron 5 trincheras en las diferentes fases de terreno. Describimos a continuación la denominada Tr3 por tratarse de la que brindó el principal contexto de interpretación.(G.2) (L.l).

Esta se efectuó a unos 20 metros de la caída con ~rfecto dominio del río Carare. Superficialmente no se encontró material cultural. Hacia los 15 cm. de profundidad se recolectaron algunas microlascas en un suelo pardo­amarillento oscuro, franco-arcilloso. Sobre un cambio más marcado de horizonte, entre 15 y 35 cm., se encuentra un nivel cultural (2) con una importante densidad de materiales líticos tallados y algunos fragmentos cerámicos. A partir de los 40 cm. se evidencia un cambio de horizonte tomándose más arcilloso y esteril culturalmente.

Se reconoció un único componente cultural en un claro nivel arqueológico que fue excavado utilizando la técnica del descapotaje ("décapage"),dejando "in situ" los vestigios y registrándolos cuidadosamente . El nivel fue excavado en tres pasadas, evidenciando un piso deocupadónconabundantes artefactos y desechos de talla. Con palustres, brochas e instrumentos finos, se despejaron y limpiaron los materiales dejándolos "in si tu", buscando unir sus bases, lo que proporcionó el contexto de la disposición de los vestigios. El término "piso" se refiere a una superficie ficticia, correspondiente a un momento "reconstruido" de la cadena de actividades cotidianas. No es posibleconsiderarquecada pasada descapotada corresponda a un momento de depósito (Lavalée, 1985).

Los vestigios se localizaron con precisión en un plano a escala 1: 10, marcando cada uno de los elementos con un número que posteriormente se reportaba en un plano (G.2). Finalmente, antes de recoger el material en bolsas, se tomaron fotografías en vertical de cada cuadrícula.

El interés de contar con un registro de contexto, justifica la minuciosidad de este tipo de trabajo. Se busca despejar y comprender acumulaciones arqueológicas y asociaciones que den informaciones sobre la cotidianidad y

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el posterior abandono de los asentamientos. El registro de una alta densidad de artefactos y desechos líticos, sugiere actividades de fabricación de utensilios. Se trata de un yacimiento óptimo para efectuar una cuidadosa excavación en área, que podrá ser proyectada en un futuro contando con un equipo interdisciplinario.

3.3.3. Río Horta

Localidades: Puerto Pacheco, El Dattubio y Horla Medio

El caudaloso río Horta desciende por un escarpado cañón d.ando un guo en la parte baja, sigue entonces paralelo a la cordillera hasta su confluencia con el tío Minero. En su parte baja, recibe las aguas de varias quebradas y está enmarcado entre colinas suavemente onduladas. Se encontaron algunos materiales líticos como metates, hachas e instrumentos tallados en los sitios PUERTO P A CHECO y EL DANUBIO. En el sitio conocido como "LOMA DE MIERDA", localidad Horta Medio,amplianda la carretera los trabajadores encontraron una tumba de pozo y cámara lateral, cuyo ajuar consistía en varias urnas funerarias, vasijas, hachas y 2 narigueras de oro. Parte de este material pudo ser fotografiado y fue donado para el Museo-Casa de La Cultura proyectado en Cimitarra.

3.3.4. Río Carare (Segundo Sector)

Localidades: lA Corcovada, Santa Rosa, El Castillo, San Fernando y Puerto Araujo

Los recorridos por las elevaciones próximas al río permiten seguir la huella de la ocupación prehispánica de Ja región. Las quebradas mayores como La Con~ovada y La Toroba, se constituyen en las vías óptimas de penetradón.EncercaníasaSANTAROSAyenlaregióndeJaCORCOVADA, se encontraron algunos sitios arqueológicos. En el CAÑO TILIA se recuperaron en terrazas y cimas de colinas materiales líticos tallados y pulidos, así como, fragmentos cerámicos poco diagnósticos.

En una amplia terraza colindante con la quebrada Toroba, se encuentra la localidad EL CASTILLO . Allí se hallaron superficialmente algunos artefactos líticos destacándose la presencia de choppers y un choppingtool de gran tamaño y simétricamente tallado; no se ubicaron materiales cerámicos. En la localidad de SAN FERNANDO, a orillas del tío Carare, se ubicaron vestigios de una gran construcción en ladrillo, tierra pisada y teja de barro cocido, lo que podtía atribuirse -cotejando con mapas antiguos y crónicas­a un puerto y puesto de bodega posiblemente de origen colonial. Algunas personas de la región denominan el sitio como "Puesto Español". Se aprovechó una gran terraza elevada cerca de 20 m. sobre el ni-vel del tío, donde se construyó utilizando materiales hoy poco usados en la zona. Los vestigios de los muros de tierra pisada -montículos de tierra- permitieron coñocer un área posibletnente edificada de 27 metros cuadrados. Aún se conserva en pie una parte del muro de 3m. de largo, 1m. de alto y0.60 m. de

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ancho. El sitio está ubicado a cerca de 35 Km. en línea recta de la desembocadura del Carare en el Magdalena y aproximadamente a 80 Km. siguiendo las curvas del río; lo que parece corresponder a distintos datos etnohistóricos sobre la ubicación de un desembarcadero del Camino del Carare (López, 1988b).

En el sitio CORDILLERA ARENALES en inmediaciones de Puerto Araujo, se localizó en unas colinas aún cubiertas de selva, un cementerio indígena con evidencias de guaqueria.

3.3.5. Río Guayabito

3.3.5.1. Localidad Villa Helena

El río Guayabito es un importante afluente del rio Carare. Desciende de la Cordillera Oriental formando un amplio valle que constituye una importante vía de comunicación. En sus márgenes se localizaron distintos sitios arqueológicos destacándose en una colina cercana a Omitarra el ALTO DE LA CRUZ, cementerio descrito en 1944 por Felix Mejía Arango. Aunque se destacan otras localidades de interés arqueológico (ver López, 1988b) vamos a presentar la localidad VILLA HELENA como sitio tipo. Se ubica doce kilómetros al norte de la cabecera municipal de Cimitarra, en un sitio estratégico, por su cercanía a la confluencia de los ríos Guayabito y Oponcito. Se encuentran varias terrazas aluviales elevadas a más de veinte metros sobre el nivel delrío,con óptimas características para el asentamiento humano y excelente dominio del paisaje.

La terraza denominada VILLA HELENA 1, es una planicie angosta y alargada con una saliente en su parte central hacia el río Guayabito que toca su extremo sur-occidental. En el momento de los trabajos, se hallaba cubierta de pasto para ganadería y nunca había sido arada. Su pendiente es abrupta y de dificil acceso.

Se efectuaron varios pozos de sondeo que permitieron diferenciar 3 yacimientos distintos, según la localización y Jos materiales recuperados. En los yacimientos Yl y Y2 se hicieron excavaciones arqueológicas ampliamente documentadas en López (t 988b); aquí presentamos una síntesis de los principales aspectos.(G.4)

Se ubicó un punto da tu m a 5 metros de la caída de la terraza y se trazó un eje X de Norte a Sur. Perpendicularmente se consideró un eje 100 de Occidente a Oriente,logrando un sistema de referencia abierto, que permitió ubicar todos los materiales excavados en la terraza. Así cada cuadricula de 1 rn2. lleva su nomenclatura con número y letra. Se evidenciaron niveles culturales con los materiales distribuidos sobre pisos de ocupación, Jo que determinó la conveniencia de utilizar la técnica del"décapage", dejando "in si tu" los vestigios y registrándolos cuidadosamente en un plano dividido por rn2, dibujando los materiales a escala 1:10. {G.5)

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En Y1, se excavaron en área 36 m2 a 30 cm. de profundidad y dos cuadriculas hasta 80 cm. de profundidad. Se pudo evidenciar la siguiente secuencia estratigráfica:

• Capa O: Superficie cubierta en pasto. No se encontraron materiales superficiales.

• Capa 1 : Capa húmica de color pardo claro de 8 a 10 cm., de textura Franco-arcillosa. No se ubicaron materiales culturales.

• Capa 2 : Horizonte B1 de 10 cm. a 40 cm.I color pardo amarillento (10 YR 5/4), textura Franco-arenosa, pH.=4.7 2 niveles culturales excavados en 5 descapotajes. De 15 a 20 cm. de profundidad comienzan a aparecer vestigios prehispánicos. En general se trata de pequeños desechos de talla (ó1 cm.2), algunas lascas y carbón. Entre 20 y ·30 cm. se evidenció un nivel cultural excavado en dos descapotajes sucesivos (G.4). Una muestra de carbón recogida en la cuadrícula 102C, dió una fecha (3) de:

660 +/-50 B.P.

1.290 +/-50 D.C. (Gif.1920)

Entre 30 y 40 cm. hay una notable ausencia de vestigios culturales y gradualmente hay un cambio estratigráfico.

• Capa 3 : Horizonte B2. A partir de los 40 cm. hasta más de 80 cm. La textura se vuelve más arcillosa y de color amarillo oscuro (10 YR 5/6) pH=4.6. Se ubicó un nivel cultural en el que se recuperaron doschoppers y algunas lascas asociadas a carbón vegetal en las cuadriculas 103E y 1030. El análisis de radio carbón dió una fecha de :

1.040 + /- 80 B.P.

910 + 1- 80 D.C. (Beta 28409)

A los 63 cm. se ubicó un chopper y algunas muestras de carbón, insuficientes para su fechación. A más de 70 cm. el suelo se torna muy arcilloso y se dificulta su excavación, llegando a una capa esteril culturalmente.

En el sector denominado Y2, al extremo nortedela misma terraza, se hizo un corte de 5m2. Se evidenció un nivel cultural a 20 cm. de profundidad en un suelo arenoso de color grisáceo (7.5 R 5/0). Se hallaron asociados materiales líticos,cerámicos y carbón, entre los que se destacahdoschoppers.

En este mismo yacimiento, el profesor José Virgilio Becerra, amplió posteriormente las excavaciones. Una muestra de tarbón (cuadricula 109U) recuperada a 20 cm. y fechada dio una cronología de :

640 +/-40 B.P.

1.310 +/- 40 D.C. (Gif-1909)

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Se puede constatar la coherencia entre la estratigrafía, las fechas obtenidas y los componentes culturales registrados. Con anterioridad al siglo X d. C. hay una ocupación de la terraza por grupos humanos que dejaron vestigios de la utilización de materiales tallados en piedra por percusión directa. El uso de artefactos de gran tamaño, como los choppers recuperados, sugiere actividades de desmonte y 1 o desprese.

Entre los siglos X1ll y XIV d.C. hubo seguramente una importante ocupación de la planicie, indicada por una alta densidad de evidencias colturales. El registro arqueológico sugiere la existencia de sitios de vivienda y talleres de fabricación de artefactos. Se ubicaron algunos posibles huecos de poste, pero no fue posible determinar con claridad espacios interiores de vivienda. Seguramente la mayor parte del área excavada corresponda a un patio exterior.

No fue posible ubicar ningún tipo de tumba en esta localidad. La cerámica recuperada no es diagnóstica pues tan solo se recuperaron 3 bordes y 2 fragmentos decorados con incisión, por lo que fue imposible reconstruir formas totales.

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Page 40: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

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Page 41: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

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GRAFICA 8

Page 42: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio
Page 43: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

4 LAS INDUSTRIAS : CLASIFICACION, ANA LISIS Y

CORRELACIONES

4.1. LA INDUSTRIA LITICA

Los hallazgos arqueológicos efectuados en la cuenca del río Carare se componen en su gran mayoría de artefactos líticos, razón por la cual se justifica un estudio detallado de estos vestigios, que nos pueden suministrar informaciones sobre algunas caracteristicasculturalesde sus fabricantes. En la mayoría de los sitios arqueológicos reseñados se ha reportado la presencia de artefactos elaborados en piedra. Se pueden considerar como artefactos, los elementos que muestren atributos físicos resultantes de la actividad humana; en tanto que el concepto de industria puede entenderse como un conjunto de artefactos de un mismo material, en los que es posible discernir lo natural, lo accidental y lo intencional (Tixier et Al, 1980).

Se presenta una clasificación (4) teniendo en cuenta los principalés atributos de los materiales, siguiendo los criterios propuestos y utilizados en Colombia por el arqueólogo Gonzalo Correal (1977, 1979, 1990). Este investigador, en sus trabajos sobre el periodo precerámico, se basa en modelos mundialmente aceptados, establecidos por autores como Leroi­Gourhan, Garcia Cook, Semenov y Tixier.

La clasificación adoptada para presentar los 1.886 üticos provenientes de la cuenca del Carare se funda en criterios morfológicos y funcionales; se hacen algunas anotaciones de caracter tecnológico y se espera en un futuro complementar los análisis, enfatizando algunos criterios témicos que permitan conocer a profundidad el manejo y uso de los materiales. Estudios detallados de la materia prima, analogías por ar~ueología experimental, análisis traceológicos y otras témicas, superan los objetivos de esta primera fase de investigaciones, pero en sucesivos trabajos necesariamente deberán ser tenidos en cuenta.

La clasificación inicial partió de diferenciar los desechos de talla y los artefactos, teniendo en cuenta la procedencia de excavaciones o de

45

Page 44: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

recolecciones superficiales. Entre los primeros se consideraron Jos núcleos, algunas lascas sin bordes activos, las esquirlas y algunas preformas de choppers. Entre los artefactos se diferenciaron los elaborados por talla (97% de la muestra total) de los pulidos (3%).

Los artefactos tallados se elaboraron sobre núcleos o lascas con bordes activos, en pocos casos se evidencian retoques. Sé tuvo en cuenta el ángulo del borde, considerando así las diferencias entre instrumentos de corte y raspado (Lavalée, 1985). Algunos elementos líticos no fueron modificados y se utt1i'zaron como yunques o percutores. Los artefactos pulidos, como hachas y cinceles, muestran en general un cuidadoso trabajo para obtener formas y tamaños determinados de antemano.

Es posible hablar de "clase" al tener en cuenta los utensilios que se agrupan según lá técnica de trabajo mediante la cual fueron elaborados. Si se considera la función específica a la que se destinaba cada artefacto, se utiliza el concepto de, "categoría" y se llega a la determinación de "tipos" cuando se tiene un conjunto de elementos del mismo material, trabajados bajo la misma técnica y semejantes en función, forma general y forma específica (García Cook, en Correal1979 :37).

Para el estudio de la muestra lítica obtenida en la región del Carare se consideraron las siguientes categorías :

L Percutores 2 . Núcleos 3 . Choppers 4. Chopping tools 5. Preformas (Choppers) 6 . lascas prismáticas 7 . Lascas triangulares 8. Lascas concoidales 9 . Lascas atípicas 10. Raspadores laterales 11. Raspadores terminales 12. Raspadores discoidales 13. Raspadores múltiples 14. Raspadores cóncavos 15. Punzones 16. Perforadores 17. Desechos de talla 18. Yunques 19. Metates 20. Hachas pulidas 21. Once les 22. Pulidores

46

Page 45: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

Ni los desechos de talla, m algunos núcleos se pueden considerar como instrumentos. Estos constituyen cerca del48% de la muestra litica total. Se recuperaron miles de esquirlas y cantos rodados que no se incluyen en los cómputos. Algunos instrumentos como los percutores o los yunques, aunque no fueron siempre modificados por el hombre, evidencian huellas de uso.

4.1.1. Artefactos Tallados

La industria lítica de la región del Carare se caracte.riza por la abundan­cia de artefactos tallados, obtenidos básicamente por la técnica de percusión directa, sin haberse encontrado hasta ahora evidencias de utensilios traba­jados por presión. Se entiende por talla el fraccionamiento intencional de una roca dura (Tixieret Al, 1980). La materia prima predominante es el chert. Esta roca sedimentaria cimentada por St1ice, varia su coloración entre amarillo, rojo, habano y negrosegúnlascantidadesde hidróxidosde hierro, shales carbonosos y materia orgánica. Esta materia prima fue obtenida bajo forma de cantos rodados en las playas de los ríos o en acumulaciones de materiales de formaciones antiguas y se caracteriza por su fractura concoi­dal. En la cuenca media del Carare predomina en un 80% el chert negro. También se encontraron en mínima .proporción rocasdeorigensedímentario o ígneo, como cuarcitas y basaltos relacionados con formaciones de la Cordillera Central.

"Para el tallado de las rocas el hombreprefirióaquellasque reportaran cualidades especiales de fractura concoidea y de dureza como el grupo de sílex. La fractura concoidea permite desprender partes con superficies onduladas y lisas, factibles de ser trabajadas mediante la separación de porciones rígidas. Con golpes o presiones intencionalmente regulados por el operador mediante ordenadas técnicasextractivas, imprimen una "idea" de lo que sequiereobten~r, sin que la pieza se rompa o pulverice". (l..agiglia, 1984 : 31)

Se pudieron diferenciar preliminarmente los núcleos y los artefactos sobre núcleo, tales como los choppers y algunos raspadores. Se entiende por núcleo un bloque de materia prima o masa natural sobre la cual se talló y se desprendieron porciones denominadas lascas (Lagiglia, 1984). No se encontraron regularidades notables en las formas de los núcleos, ni se hace evidente una determinada preparación .. Seguramente posteriores estudios tecnológicos detallados.demuéstren la repetición de particulares esquemas en la producción de artefactos.

Los productos de la talla sobre un núcleo son las lascas, en donde es posiblereconocerentreotrascaracterísticas, "el bulbo" yel"cono" formados por efecto de la percusión (Op. cit). Una gran parte de las lascas encontradas en el Carare, fueron obtenidas utilizando un "percutor duro" ,lo que se cons­tata por la prominencia de los bulbos y la irregularidad de las formas .. Se re­cuperaron bastantes lascas corticales que corresponden a los primeros des­prendimientos. En general predominan las pequeñas y medianas(< 5 cm.)

47

Page 46: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

con bordes paralelos o divergentes de sección trapezoidal, o con bordes convergentes y de sección triangular; además se encontraron en las excavaciones cientos de microlascas.

Los artefactos sobre lasca pueden cumplir funciones de corte si su ángulo es oblicuo (<70°) y se diferencian de acuerdo a su morfología en lascas prismáticas, triangulares, concoidales y atípicas. Las lascas constituyen el 32% de la muestra lítica total recuperada.

También se encuentran raspadores sobre lascas, si el ángulo del borde activo es abrupto (>70°) y se evidencian retoques o una superficie raspante. De acuerdo a la forma y posición del borde se denominan raspadores laterales, terminales, discoidales, múltiples y cóncavos (Ver Correal & Van der Hammen, 1977; Correal, 1979; Lavalée, 1985). Constituyen el 7% de la muestra.

Las distribuciones y frecuencias de artefactos se realizaron para cada uno de los sitios y se sumaron los artefactos recuperados estratigráficamente y los obtenidos en superficie. los resultados con sus porcentajes se presentan en los cuadros y gráficas siguientes.

48

Page 47: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

FRECUENCIAS, DISTRIBUCION Y PORCENTAJES DE LAS MUESTRAS LITICAS TOTALES RECUPERADOS POR SITIOS EXCAVADOS Y SITIOS DE RECOLECCION SUPERFICIAL

NUMERACION DE LOS ARTEFACTOS POR CATEGORlAS

CA TEGORIAS DE ARTEFACTOS

VILLA HELENA

1 . Percutores 8 2 . Núcleos 37 3 . Choppers S 4 . Chopping tools O S . Preformas 2 6 . Lascas

Prismáticas 38 7 . Lascas

Triangulares 3S 8. Lascas

Concoidales 31 9. Lascas

Atípicas 161 10. Raspadores

Laterales 41 11. Raspadores

Terminales 2S 12. Raspadores

Discoidales 24 13. Raspadores

Multiples 4 14. Raspadores

Cóncavos 16 1S. Punzones O 16. Perforadores 24 17. Desechos de

Talla 474 18. Yunques 3 19. Metates 1 20. Hachas

Pulidas 2 21. Cinceles 2 22. Pulidores 1

Totales 934

0.8S 3.96 0.53

o 0.21

4.06

3.74

3.31

17.23

4.38

2.67

2.56

0.42

1.71

o 2.56

50.74 0.32 0.10

0.21 0.21 0.10 100

Total de muestra lítica de excavaciones: 1717 169

1886 (# 3 -16) (# 19-22)

Total de muestra lítica de rec. superf.: Total de muestra lítica recuperada: Porcentaje de artefactos tallados: Porcentaje de artefactos pulidos:

EL DANUBIO

7 17 3 o o

37

27

3S

119

39

12

9

8

6 11

2

301 o o

4 o o

637

1.09 2.65 0.46

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5.78

4.21

5.46

18.59

6.09

1.87

1.40

1.25

0.93 1.71

0.31

47.03 o o

0.62 o o

100

91.03% 8.96% 100% 97% 3%

LA PEDREGOSA

1 4 7 o o

19

9

23

29

8

o

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2

o 1 o

30 o 1

7 o o

150

0.66 2.66

4.66 o o

12.66

6

15.33

19.3

5.33

o

o

1.33

o 0.66

o

20 o

0.66

4.66 o o

100

SITIOS DER. SUPERFICIAL

2 6

25

3 5

9

4

4

27

12

5

12

6

4

2 1

32 o 3

7 o o

169

1.22 3.68

14.79

1.84 3.06

5.52

2.45

2.45

16.56

7.36

3.06

7.36

3.68

2.45 1.26 0.61

19.75

o 1.84

4.29

o o

100

SITIOS EXCAVADOS

16 58

11 o

11

94

71

89

309

88

37

33

14

22 12 26

805 3 2

13 2 1

1717

0.92 3.37 0.87

o 0.06

5.46

4.12

5.17

17.9S

5.11

2.14

1.91

0.81

1.27 0.69 1.51

46.77 0.17 0.11

0.75 0.11 0.05

100

TOTAL M. LITICA

18 64 36

3 16

103

75

93

336

100

42

45

20

26 14 27

837 3 5

20 2 1

1886

0.95 3.39 1.80 0.15 0.84

5.46

3.98

4.93

17.83

5.30

2.22

2.38

1.06

1.38 0.74 1.43

44.42 0.15 0.26

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Page 48: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

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Page 49: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

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Page 50: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

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Page 51: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

4.1.2. Los Choppers

Una de las características de los materiales líticos reseñados en diversos sitios del Magdalena Medio, ha sido la presenda de artefactos relacionados con lo que en la literatura arqueológica se ha denominado "la industria del chopper'' (Correal. 1976). La recuperación tanto en excavaciones, como en recolecciones superficiales en la cuenca del Carare de una treintena de artefactos vinculados con esta sencilla tecnología; plantea la necesidad de un estudio detallado. (G.9 a 11).

se efectuó una revisión preliminar sobre datos diversos que 'ilustran acerca de hallazgos similares en distintas partes del mundo. Estos toscos artefactos están asociados principalmente con periodos tempranos de la humanidad. Para denominar a los primeros artefactos hechos por el hombre encontrados en Olduvay (Africa) se comenzó a hablar de la PEBBLE CULTURE. Se diferenciaban así, las primeras formas distintas del guijarro bruto expresadas en términos de la sencilla cadena operatoria, que conduce hasta el hacha bifacíal elemental. Se puede entonces hablar en términos de Leroi-Gourhan de una "industria del primer estadio":

"Los guijarros fragmentados de la pebble culture responden precisamente a un estereotipo atestiguado por millones de objetos. Su confección supone dos guijarros, uno desempeñando el papel de percutor, el otro recibiendo los choques. El golpe se aplica sobre uno de los bordes, perpendicularmente a la superficie, y desprende un fragmento que deja sobre el guijarro un filo agudo; dos o tres fragmentos sucesivos hacen un .filo más largo y sinuoso. Aplicada sobre una sola ca ra, la operación da origen al chopper; aplicada sobre las dos caras determina un chopping-tool". (Leroi-Gourhan, 1971 :94)

A nivel de la clasificación, se plantea el problema de diferenciar los choppers o guijarros trabajados intencionalmente, con respecto a nucleos o percutores cortantes. Se han intentado varias clasificaciones que buscan destacar la intenciona lidad en la obtención de artefactos con las características del chopper.

Gabriel Camps (1979) cita algunas de las principales alternativas de clasificación. Desde 1949, H.L. Movius distinguía dos clases de guijarros trabajados (en Asia): los choppers (unifaces) y los chopping tools (bifaces). En 1952, V. Van Rietbowe propone un método clasificatorio basado en la morfología; luego en 1955 H.J. Huggot introduce la noción de técnica como principal elemento de diferenciación. P. Biberson plantea las nociones de fractura simple, talla unidireccional, bidireccional y multidireccional.

Una clasificación clara y sistemática fue propuesta por L. Ramendo (1963) resultando una lista abierta constituida bajo formas decimales (G.8). Propone además un esquema gráfico, de gran utilidad para clasificar los artefactos a nivel morfológico principalmente (Camps, 1979 :56).

Teniendo en cue11ta algunas alternativas de clasificación citadas y especialmente la lista propuesta por Ramendo (en Camps, 1979)proponemos

54

Page 52: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

diferenciar tres conjuntos principales para abordar el estudio de la colección de choppers recuperada en la cuenca del Carare. La muestra se compone de 34 choppers, 3 chopping tools y 16 preformas.

GUIJARROS PARTIDOS INTENCIONALMENTE: PREFORMAS'

Teniendo en cuenta las características generales tales como materia prima, forma, tamaño y peso, podría considerarse en algunos casos una preforma o intento de obtener un chopper. Algunos de estos guijarros también pudieron haber .sido golpeadores rotos en su extremo debido a la acción de percusión. Se localizaron en varios cortes, perfiles y pozos de sondeo asociados al conjunto cultural.

Estos artefactos sobre guijarro, no presentan un filo lo suficientemente oblicuo como para romper, ni retoques, y parecerían haber sido utilizados más bien como golpeadores o en ciertos casos como raspadores. El ángulo del borde es abrupto, superior a 70°. Su morfología es variable entre romboide, rectangular u ovaloide. El peso de los artefactos recuperados varía entre 180g. y SOOg., lo que corresponde con el peso promedio característica de los choppers recuperados.

GUIJARROS TRABAJADOS UNIFACIALMENTE : CHOPPERS O TAJADORES

El Chopper es un artefacto unifacial cuyas características generales le permiten cumplir la función de tajar, romper o cortar a golpes. Por lo tanto, debe contar con un borde activo con ángulo oblicuo -inferior a 70° -,así como un peso suficiente y un tamaño adecuado para constituirse en un hacha de mano.

El cuerpo del artefacto debe ser fuerte, con un solo lado útil opuesto a la base de prehensión.

Preliminarmente y de acuerdo a la colección investigada, se propone que el peso mínimo de un chopper debe ser de 200 g. para que su masa y consistencia permitan su función. El peso promedio obtenido fue de 520 g., variando entre 200g. y 1200 g.

La morfología de los guijarros es variable y en la colección estudiac1a de más de30choppers se destacan formas ovaladas, triangulares, rectangulares y romboides (G.8), cuyo tamaño promedio se inscribe en un cuadrado de 10 x 10 an. El espesor promedio es de unos 3 an. El aspecto fundamental que se pudo tener en cuenta para establecer una diferenciación entre los artefactos fueron los ángulos del filo, tomados en planta y perfil. La forma del borde puede ser redondeada, semi-oval, cóncava o recta, variando el filo de acuerdo a la oblicuidad del ángulo.

"Destacaban un borde filoso [los choppers) en un extremo del guijarro o nódulo rocoso, el que podía ser empleado para cortar, desollar¡ desprender pieles de los animales o raspar cueros. También se

SS

Page 53: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

utilizaron para cavar, descortezar, cortar madera, desbastadas o afilar sus extremos ... su uso debió estar vinculado a las mínimas necesidades del hombreen un ambiente hostil en donde para subsistir se requiere procurar alimentos vestimentas, protección y defensa" (Lagiglia, 1984: 49)

De acuerdo a la función especifica para la que se necesitaba el artefacto, el hombre posiblemente debió escoger las características del guijarro a percutir, para obtener, la forma y el filo deseado. Por ejemplo, algunos choppers terminan en agudas puntas (G.9 :11,12,18), otros en bordes en forma de pala con bordes rectos o redondeados (G.lO :20,21).

Algunos son producto de tres o menos lascados (G.9-11: 3, 15, 16,18,21), mientras que los otros son resultado de varios lascados que evidencian distintos grados de complejidad. Artefactos como los # 10 y 1l (G.9) demuestran una búsqueda conciente de una fonna predeterminada. En algunos bordes se evidencian retoques secundarios.

GUIJARROS TRABAJADOS BIFACIALMENTE : CHOPPING TOOLS

El chopping tool tiene las mismas características generales descritas para el chopper, en cuanto a función~ tamaño y peso. Se diferencia porque su lascado se realiza por ambas caras, obteniendo también un filo cortante con un ángulo muy agudo. (G.ll :32,33)

CLASIFICACIONES

Presentamos en la (G.8) la tabla de clasificación de guijarros trabajados propuesta porCamps (1979 :56) basada en otros autores. Al final de cada tipo incluimos el número que representa los tipos similares encontrados en el Carare. Proponemos el tipo (1.3 bis) abajo descrito (La traducción es del autor).

• Guijarros hendidos o Preformas

Es imposible afirmar que los guijarros simplemente hendidos, seon producto de la acción humana intencional. Solo se puede constatar su presencia entre los guijarros arreglados, y pueden haber sido objeto de una escogencia.

0.1. Guijarro seccionado en sentido horizontal.

0.2. Guijarro seccionado oblicuamente.

0.3. Guijarro seccionado en cuarto o tajo de naranja.

0.4. Guijarro seccionado transversalmente, luego longitudinalmente.

0.5. Guijarro seccionado como el precedente luego recortado horizontalmente.

56

Page 54: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

• Guijarros adaptados unifaces (choppers)

1 :1. Guijarro con un solo desprendimiento. (21,28)

1.2. Guijarro con filo definido por la intersección de dos o más despren­dimientos en un mismo plano con la superficie del guijarro . (3,4,5,6,7,8,13, 14,17,20,23,24,25,26,27)

1.2bis. Guijarro presentando una punta triédrica formada por dos o más desprendimientos sobre el mismo plano. (10,11,15,16,18,22)

1.3. Guijarro truncado por al menos dos series de desprendimientos sucesivos en gradas.(2,7,9,19,29,30,31)

l .3bis. Guijarro truncado por al menos dos series de desprendimientos sucesivos en gradas terminado en punta. (1,12)

1.4. Guijarros generalmente planos llevando en una extremidad a lo largo de un lado, uno o varios desprendimientos formando una muesca o raspador concavo.

• Guijarros adaptado bifaces (Chopping tools)

2.1. Guijarro con filo determinado por desprendimientos alternos.

2.1bis. Guijarro presentando una punta determinada por dos despren-dimientos alternos.

2.2. Guijarro con filo determinado por el desprendimiento dedos lascas recortándose largamente; los dos desprendimientos pueden ser percutidos en dos direcciones perpendiculares una a la otra .(32,33)

1.3. Guijarro seccionado de manera que presente una superficie oblicua Tecortada por una o varias lascas percutidas en dirección opuesta.

2 .3bis. Guijarro seccionado de manera que presente una superficie oblicua, dos o mas lascados sobre la fase opuesta determinan una punta.

51

Page 55: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

CARACTERISTICAS CHOPPERS CUENCA DEL CARARE

Na Procedencia Pesog. Ang. Morf. Ang. Filo

1 El Castillo 200 80 45

2 El Danubio 340 80 45

3 La Auyamera 400 85 50

4 El Danubio 460 135 55

'5 El Danubio 420 135 40

6 La Pedregosa 800 160 47

7 El Danubio 340 120 45

8 LaAuyamera 300 150 50 9 LaAuyamera 850 130 50 10 El Danubio 380 60 45

11 El Castillo 1000 80 45

12 El Castillo 800 80 55

13 El Delirio 280 80 40

14 La Pedregosa • 240 110 45

15 El Delirio 560 110 55

16 El Danubio P3 300 90 40

17 El Danubio 340 95 50

18 Villa Helena Yl-1030 740 90 50

19 Villa Helena 103E 400 100 40

20 Villa Helena lOlX 700 120 45

21 LaAuyamera 680 145 40 22 LaAuyamera 200 125 55 23 La Pedregosa 220 135 50 24 El Danubio 330 145 60 25 Villa Helena 103E 280 155 40

26 Villa Helena 88 340 160 40

27 LaAuyamera 520 170 45

28 La Pedregosa 700 135 40

29 La Pedregosa 440 180 50 30 La Pedregosa 500 180 50

31 La Pedregosa 800 150 65

32 LaAuyamera 1200 180 50 33 LaAuyamera 640 180 50 34 El Delirio 630 180 60

35 El Danubio P34 290 85 50 36 El Danubio P30 1200 192 50 .. Los subrayados fueron excavados o ubicados en un perfil

58

Page 56: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

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GUIJARROS ARREGLAOOS BIFACES

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TOMADO DE CAMPS,1979

REDONDEADO CON CAVO

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Page 62: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

4.1.3. Artefactos Pulidos

En la mayoría de localidades reseñadas fue posible recuperar hachas o cinceles pulidos en piedra, encontrados por las gentes fortuitamente y que en general conservan en sus casas. En las excavaciones efectuadas en EL DANUBIO y VILLA HELENA se pudo confirmar la coexistencia en un mismo nivel arqueológico de artefactos tallados con artefactos pulidos. Tan solo se reseñaron 5 metates en toda la investigación y una cuenta de collar lítica fue encontrada en excavación.

El mayor porcentaje de artefactos pulidos lo constituyen las hachas de forma trapezoidal yrectangular,condiferentestamañosypesos, elaboradas en distintos materiales. Poseen unicamente un lado .útil, aunque en algunas se notan huellas de percusión laterales lo que insinúa su uso o reutilización comopercutores.Conestosartefactossecortaagolpes,estandodetennihada la frecuencia de la acción por el tamaño, la forma y el tipo de mango (Castaño, 1988 :2).(G.12).

De gran interés fue constatar la variación en la forma del filo (visto de planta) . Este puede ser redondeado (G.12 :15,17) y semi-recto lo que seguramente está vinculado con la función del artefacto. En todos los casos sonclaraslashuellasdedesgasteyutilización,loquepermitiráenposteriores estudios especializados elaborar análisis traceológicos.

Se recuperaron varios cinceles superficialmente y en los cortes arqueológicos, cuyas principales características son su estructura alargada y su hoja de corte pequeña. La sección puede ser cuadrada o cilíndrica y su tamaño varía entre 10y 20cm. Las huellas de uso son evidentes observándose desgasteenelextremodondesedebióaplicarelgolpedel percutor.(Castaño, 1988).

Además de estos artefactos que pueden considerarse como utilitarios, se encontró en VILLA HELENA 1 una cuenta de collar heptagonal con perforación interna bicónica. Sería este el único elemento que puede considerarse como suntuario.

Los artefactos pulidos demuestran una idea preconcebida plasmada en formas regulares y armónicas, generalmente con cuidadosa terminación.

4.2. LA ALFARERIA

la prospección de una extensa región bañada por los ríos Minero, Carare, Horta y Guayabito confirma Ja constatación sobre la marcada ausencia de cerámica superficial en la zona. La mayoría de sitios arqueológicos se ubicaron por los hallazgos de materiales líticos tallados y pulidos, en tanto que las gentes de la región dicen no conocer sitios con afloramientos cedrnicos.

las excavaciones realizadas en los sitios VILLA HELENA 1 y EL DANUBIO tan solo aportaron pequeños y frágiles tiestos no diagnósticos.

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Page 63: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

La investigación se vió enriquecida por la localización del yacimiento LA PEDREGOSA 1, por cuanto este integró una importante colección de frag­mentos cerámicos. Se trataba de una muestra reducida pero suficientemente diagnóstica, recuperada en un sitio enacumulación,que podía ser comparada con piezas completas provenientes de guaquetía. (G.15)

Desde 1944, Mejía Arango había descrito las particularidades de la alfarería de la zona del Carare con sus observaciones sobre un contexto funeraño. A mediados de la década de los ochenta se destruyó una tumba en LOMA DE MIERDA recuperándose varias piezas y se guaquearon más de veinte tumbas en la finca EL DANUBIO. Se tuvo noticia de otros sitios pero no se pudieron conocer los materiales. Por fortuna buena parte de los objetos encontrados quedó repartida entre los habitantes locales, recuperándose varias piezas como patrimonio de la comunidad.(G.l3).

Otra fuente de información para conocer la cerámica de la zona fue el reconocimiento de las piezas procedentes del Ca rareen depósito o colecciones de los museos del país. En la ceramotéca del l. C. A .N. en Bogotá, existe una urna funeraria y en el Museo universitario de Medellín guardan 5 piezas provenientes de la región del Carare. De singular importancia para nuestro análisis, es la colección de piezas rescatadas a orillas del Magdalena en Puerto Berrío (Antioquia) en la Hacienda Ripley y zonas aledañas (Mejía, 1978)(L.7 y L.8). Pese a la cercanía geográfica, estas piezas se incluirían en el Complejo Cerámico Colorados (Castaño & Dávila, 1984), pues se diferencian de la cerámica típica referenciada en el Carare.

Como era de esperarse la alfarería tardía de la cuenca del Carare -hasta el momento la única evidenciada- está íntimamente relacionada con los complejos cerámicos característicos de la región del valle medio del tío Magdalena descrita por autores como Reichel-Dolmatoff (1944), Herrera & Londoño (1975) y Castaño & Dávila (1984).

De acuerdo a criterios metodológicos desarrollados por Llanos (1987) podemos hablar de alfarería en tanto nos interesa el sistema integral en que se desarrolló esta actividad humana, y no únicamente los objetos cerámicos. La muestra de fragmentos en análisis es muy reducida, pero se cuenta con piezas completas provenientes de conjuntos funerarios que brindan valiosa información a la luz del contexto regional.

Se trata por lo tanto de reconstruir la alfarería a partir de la cerámica de distintos yacimientos, así como de acercarse a comprender el código cultural que demuestra la identidad histórica de sus artífices (LLanos, 1979).

Al efecto, las características de los materiales analizados permiten proponer la existencia de un complejo cerámico que denominamos COMPLEJO RIO CARARE. Se trata de un conjunto alfarero con rasgos compartidos, que coexiste temporal y espacialmente. Existen escasas diferencias entre sus unidades, lo que por el momento no permite establecer una tipología diferenciada. Los elementos del conjunto tienen en comDn aspectos formales y técnicos que los diferencian deotroscomplejoscerámicos emparentados (López, 1988b).

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Page 64: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

En las diferentes excavaciones y sondeos se han recuperado un número aproximado a 650 fragmentos cerámicos, en general de superficie inferior a 5 cm2 y extremadamente frágiles . Esta falta de consistencia se debe principalmente a las diferencias de los tamaños de las particulas del desgrasanteempleado, la presencia de carbonato, el contenido exagerado de sílice y el hecho de una temperatura de cocción inferior a 400 C.(Com. personal químico Francisco Becerra). En cuanto a las piezas completas, provenientes de guaquería, se han estudiado cerca de medio centenar de piezas encontradas en la cuenca del río Carare (G.13). Es importante anotar que no se han localizado basureros de ladera, como los descritos en las riberas del río Magdalena.

La cerámica recuperada estratigráficamente en el sitio LA PEDREGOSA y fechada hacia el siglo XII d. C., es la que muestra la relación más evidente con las piezas completas provenientes de contextos funerarios.

Presentamos a continuación un resumendesus principales características

COMPLEJO CERAMICO RIO CARARE

AREA DE DISPERSION: Municipios de Cimitarra, Landázuri, Sucre Bolivar (Santander) y Puerto Boyacá (Boyacá)

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SalO mm.

2 a 3 (Tabla de Moh)

Calidad de alisamiento burdo

67

Page 65: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

El esquema clasificatorio propuesto por Castafio & Dávila (1984) para el COMPLEJOCERAMICOCOLORAOOS,cuyaáreadedispersiónse localiza en el cercano municipio de Puerto Salgar (Cundinamarca) y en varios puntos a orillas del río Magdalena, toma como rasgos representativos tres aspectos fundamentales :

• Las formas ceránúcas • Los tamaños promedio • Las téaúcas decorativas

Siguiendo este esquema tenemos hasta ahora en la cuenca del río Carare evidencias de las siguientes formas : (G.13)

• Urnas funerarias arivaloides. • Tapas de urna lisas • Copas con base anular trónconica • Cuencos semi-globulares • jarras • botellones con cuello alto • Torteros

Se destacan diversos tamaños, desde vasijas miniatura(< 5 cm.) hasta grandes urnas funerarias (>50 cm.).

Las técnicas decorativas más representativas son :

• Incisión simple con diseños geométricos lineales predominando los rombos.

• Decoración digital corrugada • Decoración en cola de pescado • Decoración punteada • Decoración ungulada

(Ver G. 13-15)

Las urnas funerarias referenciadas caracterizan la particularidad de la alfarería regional. Son bastante homogeneas en cuanto a su concepción morfológica como técnica. Los cuellos son cortos y su boca amplia, tenninada siempre con un borde reforzado. No poseen asas, ni presentan apliques. Las tapas son lisas, decoradas con incisiones geométricas en algunos casos (cuadros 2 A y B). En (G.16) se presentan los tipos de bordes y bases que pudieron ser diferenciados en los hallazgos superficiales y los cortes.

Señalemos finalmente, la existencia de algunas piezas cerámicas completas y algunos fragmentos, que por sus características deforma, pasta y decoración pintada, provienen seguramente de zonas altas de la Cordillera Oriental. Se trata básicamente de tres jarras pintadas de estilo "chibchoide" que aparecieron en las tumbas abiertas en LOMA DE MIERDA y EL DANUBIO. (G.13,3)

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Page 66: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

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Page 71: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

4.3. COMPLEJO RIO CARARE: CORRELACIONES CULTURALES

La clasificación, análisis y comparación del registro arqueológico tardío recuperado en la cuenca del Carare permite captar una homogeneidad cultural. Se trata de grupos humanos que comparten características tecnológicas y socio-culturales similares a las descritas por Castaño&: Dávila (1984) para pobladores vecinos de las riberas del río Magdalena. Los datos obtenidos sustentan una discusión sobre las correlaciones con sus vecinos , pero ante todo destacan la particularidad de ciertos.rasgos, lo que posibilita la postulación de la existencia de un COMPLEJO ARQUEOLOGICO RIO CARARE, como sistema cultural producto de variaciones y adaptaciones locales.

La extrema abundancia de materiales líticos tallados y la escasez de fragmentos cerámicos, representan la peculiaridad del contexto arqueológico de la cuenca del río Carare. A muy pocos kilómetros, a lo largo de las riberas del río Magdalena, ocurre un caso diferente, pues los vestigios predominantes son tiestos cerámicos finamente decorados (Herrera & Londoño, 1975; Castaño&: Dávila, 18984; López &: Mejía, 1990). A continuación, indagaremos en los trabajos sobre la región del valle del Magdalena, buscando establecer las similitudes y tratar de explicar las diferencias culturales.

4.3.1. La Problematica Precerimica

Desde hace más de veinte años, los arqueólogos Gerardo Reichel· Dolmatoff y Gonzalo Correal, plantearon claras hipótesis sobre las posibilidades de poblamiento primigenio del actual territorio colombiano. Su preocupación teórica de explicar la antiguedad y características socio­culturales de los primeros pobladores precerámicos, los llevaron a pensar en términos deru tas factibles,localización de si tioscon características adecuadas, así como, a la búsqueda de ciertas categorías de artefactos vinculados con periodos tempranos de la humanidad.

La región del valle del río Magdalena era especialmente atractiva como ruta ideal de penetración hacia el interior del continente. La exploración realizada por Correal (1976) a lo largo del valle, le permitió reafirmar sus hipótesis, al localizar densas estaciones con abundantes materiales.lfticos no asociados a cerámica. Ubicó más de una veintena de sitios entre los cuales señaló el de Bocas del Carare, cerca a la confluencia de los ríos Magdalena yCarare.

"Aunquelasrocasconstituyeronla vivienda preferida de los cazadores prehistóricos de nuestro territorio, estos también dejaron la huella de su peregrinar a lo largo de la Costa Atlántica y en el valle del Magdalena. Alrededor de las ciénagas y sobre las terrazas de los ríos se han localizado densas estaciones, donde yacen centenares de artefactos de· piedra que testimonian la presencia de estos hombres ( ... ) Es importante señalar que en el utillaje de piedra hallado a lo largo

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Page 72: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

del valle del Magdalena, desde Barrancabermeja hasta las proximidades de Neíva (aunque los modelos tecnológicos no difieren fundamentalmente de los de laaltiplarúcie),senos revela la persistencia de una tradición de artefactos elaborados sobre guijarros o cantos de rio que muestran desbastamiento hacia uno de sus extremos; a estos artefactos en la tenninología internacional, se les da el nombre de choppers" . (Correal, 1988 :78,79)

La densidad de desechos de talla demostraba que los artefactos fueron elaborados "in situ" utilizando cantos rodados de chert (Sílice anhidrida) comomateriaprima.Ademásdeloschoppers,sepudoregistrarlapresencia de raspadores aquillados, con rasgos tipológicos similares a los encontrados en la excavación del Tequendama.

En síntesis, las características generales del utillaje relacionado con la caceria, pesca y recolección, así como la ausencia de cerámica asociada, permitía plantear que estos vestigios podrían relacionarse con los grupos precerámicos identificados en la zona central del territorio colombiano. Desafortunadamente, no fue posible encontrar sitios estratificados dónde obtener muestras de carbón, para corroborar la antiguedad de estas ocupaciones, lo que debía reafirmarse en futuras investigaciones (Correal, 1976, 1979).

''Todos estos hallazgos no tienen asociación cerámica y no parece haber mucha duda sobre su edad precerámica. No obstante, es importante notar que artefactos simples en parte de este tipo, se encuentran en asociaciones con cerámica de distintas culturas como la Calima y la Muisca, y no hay duda que ciertas técnicas de la confección de artefactos líticos sobrevivieron hasta la llegada de los españoles". (Correal & Van der Hammen, 1977 :10)

El proyecto de exploración de la cuenca det Carare -objeto de este informe- contemplaba por consiguiente la posibilidad de nuevos hallazgos de sitios de ocupación temprana, así como la definición de posibles rutas de ascenso al altiplano. Se hicieron cuidadosas observaciones y se siguió también una metodología ligada a la consideración de las condiciones fisiográficas, teniendo en cuenta los recursos de subsistencia y medio ambiente.

La localización de yacimientos con altas densidades de artefactos y desechos líticos tallados, hizo pensar en variasoportunidadesqueestábarnos ante vestigios de ocupantes precerámicos. Sin embargo, la presencia de mínimas cantidades de cerámica y en ciertos casos de artefactos pulidos, planteaba dudas sobre la antiguedad de los sitios. Los pocos y frágiles tiestos recuperados, principalmente en sondeos y excavaciones, aparecieron claramente asociados a materiales líticos tallados.

La estratigrafía de los yacimientos evidenciaba un único componente cultural.

15

Page 73: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

Los artefactos líticos registrados en el Cara re son de Clase "Abriense", caracterizados por la preparación del borde de utilización sobre un solo lado. Fu~ron fabricados mediante la técnica de percusión directa, en general sin plataformas de percusión preparadas. Estos artefactos han sido incluidos en la llamada "edge-trimmed tool tradition" descrita ampliamente por Correal (1977, 1979) en sus trabajos sobre el precerámico en el altiplano bogotano. Predominan las lascas con botdes cortantes y los raspadores, cncontTándose además múltiples desechos de talla .

Los artefactos de la clase "Abriense" han sido reseñados en Colombia en diversos contextos arqueológicos que incluyen desde los sitios primigenios, con más de 12.000 años de antiguedad, hasta asentamientos de contacto con los conquistadores españoles.

Laproblemáticaplanteadaporlosmaterialeslíticossehizomásinteresante al recuperar en superficie, y luego en excavaciones, varios artefactos sobre guijarro conocidos como choppers.

Algunos fueron encontrados en contextos cerámicos y otros en yacimientos donde hasta el momento no se ha recuperado cerámica.

En excavaciones en los sitios VILLA HELENA 1 y LA PEDREGOSA se pudieron obtener fechas que indicarían el uso de estos toscos artefactos en épocas tardías entre los siglos X y XIV D.C.

Se puede plantear la pt:>rduración por milenios de esta sencilla industria atribuida básicamente a cazadores-recolectores precerámicos. En otros sectores del Valle del río Magdalena se han rc'CUperado choppcrsasociados a cerámica. Tal es el caso de un sitio su~rficial registrado porO ara Galeano (com. personal) en el desierto de la Tatacoa (Huila) y en prospecciones realizadas por el autor y otros, en los municipios de Puerto Boyacá y Puerto Berrío (López & Mejia, 1990). En las zonas altas de la cordillera santandereana podemos mencionar el hallazgo de un chopper en una tumba descrita por Sutherland (1972 :172, 41A).

No se descarta que algunos de los yacimientos donde aparece el material superficial, por ejemplo sitios como EL CASTILLO, correspondan a antiguas ocupaciones paleoíndias, con posibles alteraciones y mezclas producidas por asentamientos tardíos.

Recordemos que en la excavación en el sitio VILLA HE LEN A se ubicó un chopper a 63 cm. no asociado a cerámica, desafortunadamente no fue posible obtener una datación por la poca cantidad de carbón recuperada. (G.6, G.13 :18)

En recientes trabajos de rescate arqueológico que viene realizando un grupodeinvestigadores,entrelosqueseencuentraelautor,enlosmunicipios de Puerto Berrío, Remedios y Yondó (Magdalena Medio Antioqueño) se han ubicado varios sitios arqueológicos con evidencias de asentamientos tempranos. En las primeras estribaciones de la Cordillera Central (200

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Page 74: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

m.s.n.m.), en un paisaje de suaves colinas onduladas aledañas a ciénagas y zonas de bajos, se localizaron abundantes materiales líticos tallados, no asociados a cerámica. Entre los miles de artefactos y desechos de talla recuperados; se destaca un conjuntodeutensilioscuidadosamente.retocados por la técnica de presión.

Se trata básicamente de raspadores de sección plano-convexa, fabricados sobre un modelo morfológico definido, con plataforma de percusión preparadayperiféricamenteretocadosporpresión(L.10,3,4yS).Lamateria prima con la que fueron eli1borados es un dtert de gran calidad y dureza. En general el tamaño es constante entre 10 cm. de largo por 3 cm. de ancho, su base es ovalada, aunque se han encontrado algunos cóncavos. Se trata de artefactos similares al excavado por Correal & Van. der Hammen (1977) en la zona 1 del Tequendama. También se hallan presentes utensilios parecidos en el Lago Madden en Panamá (Correal, com. personal), en la región de}Jobo en Venezuela (Ardila&Politis, 1989:15 Lam.S)yenlosabrigosdeTelannachay en el Pení (Lavalée et Al, 1985 :123, fig.22), siempre relacionados con periodos tempranos.

De primordial importancia fue agregar a los hallazgos descritos el registro de 25 puntas de proyectil y preformas procedentes de la zona. Nueve están elaboradas en chert y las demás en cuarzo lechoso. Todas las puntas fueron recuperadas superficialmente, dos preformas de puntas fueron excavadas y en todos los casos se conoce el sitio exacto de su procedencia (L.10, 1 y 2).

EnexcavacionesrealizadasenlossitiosSanJuandeBedoutyLaPalestina, próximos al río San Bartolomé, se encontró un artefacto multiple (cuchillo­raspador) tallado por percusión controlada y otros artefactos bifaciales de cuarzo. En La Palestina fue posible además, recuperar carbón asociado cuyo análisis arrojó en el nivel más profundo (40cm.) una cronología de 10.400 + 1 - 90 B.P. (Beta-40855) y en el nivel de 20 a 30 cm. una fecha de 10.230 + f- 80 (Beta 40854). A unos 20 Km., en la localidad de San Juan de Bedout 1, una muestra asociada a materiales líticos a 40 cm. de profundidad$ indicó una ocupación hacia el año 10.350 +/- 90 B.P. (Beta-40852) (López, 1991).

Los datos preliminares presentados -pues está en proceso la investigación­corroboran la ocupación temprana del valle del Magdalena y confirman la existencia de un utillaje en piedra cuidadosamente elaborado utilizando la técnica de presión (Tequendamiense) hacia ei onceavo milenio antes del presente, tal como había sido anunciado en los estudios del Arqueólogo Gonzalo Correal (1977).

Volviendo a la región del Carare, hasta el momento no se han encontrado -aparte de los choppers- otros materiales diagnósticos que sugieran una gran antiguedad. Los solos artefactos" Abrienses" no son lo suficientemente concluyentes debido a su sencillez y dispersión. Esta anotación habfa sido hecha por Reichel- Dolmatoff al plantear que "el mero hecho de una tecnología lftica rudimentaria no indica de ningún modo gran antiguedad

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Page 75: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

( ... )en realidad los complejos líticos descritos por Correal [en el Magdalena Medio] pueden representar culhlras paleoindias, como también puede que representen culhlras posteriores" (1978 :43).

Las asociaciones registradas y las fechas obtenidas corroboran la ocupación tardía de las selvas del Carare, pero es muy probable el hallazgo de evidencias que demuestren el paso y la ocupación de gentes precerámicas por las vías naturales de las cuencas de los rios Opón y Carare. En la colección del Museo antropológico de la Universidad de Antioquía cuentan con una punta de proyectil procedentedeSan VicentedeChucuri (Santander), municipio simado al norte de Cimitarra y recostado hacia la Cordillera Oriental.

A más de 3.000 m. de altura s.n.rn., en uno de los páramos andinos donde se ubican las cabeceras del rio Minero, se pudo detectar una ocupación precerámica bajo abrigos rocosos, donde se recuperaron importantes artefactos en piedra, entre los que se destacan un cuchillo y un chopping too l. (Rivera, 1987:54). Muy seguramente, nuevas investigaciones en la región del Carare aporten datos relacionados con el poblamiento temprano del interior del actual territorio colombiano.

4.3.2. El Horizonte de Urnas Funerarias del Magdalena Medio

El conjunto alfarero reconocido en la cuenca del Carare permite elaborar interesantes correlaciones con Jos materiales reseñados en sectores vecinos del valle del Magdalena. En un artículo fundamental escrito en 1944, los esposos Reichel·Dolmatoff anunciaban los rasgos más significativos de la cerámica de lasriberasdelMagdalena. Su interés se concentraba en corroborar posibles rutas de migración e intercambio cultural. Presentaron descritas las principales formas,decoraciones y tamaños buscando establecer semejanzas y diferencias que permitieran ratificar comparaciones culhlrales. Como se viene desarrollando,la alfareria del Carare comparte algunas características esenciales, sin ser tan rompleja y variada como la descrita en otros lugares ribereños al río Magdalena.

También en la década del cuarenta, Felix Mejía A rango (1944) reporta el hallazgo de tumbas en el cementerio de "La Cimitarra", ~spedficamente en nuestra zona de eshldio· y realiza una descripción completa de los mat~ riales observados. Con respecto a la cerámica, hace una clasificación en cuatro grupos:

1. Piezas de tamaño grande 2. Vasijas diminutas 3. Tapas de forma especial y· decoración zoomorfa 4. Objetos varios externos al lugar

La documentación aportada por Mejía Arango es de gran utilidad al confrontarla con los nuevos datos recuperados en terreno. La cerámica descri'ta como del primer grupo corresponde a las urnas funerarias para

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Page 76: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

entierro secundario encontradas en los cementerios de las localidades LA INDIA y HORT A MEDIO y con los fragmentos recogidos en el perfil de LA PEDREGOSA.(G.13, 14, 15)

"Estas ollas son de una hermosa forma, de cuello poco estrecho, abultadas en el vientre y de forma más aguda en su parte inferior; tienen gollete grueso, modelado con el dedo en forma de franja ondulada, y en algunas piezas es doble. La parte del cuello, hasta el comienzo del vientre, está decorado con líneas incisas en combinaciones de rombos muy variados; algunos ostentan una decoración especial, pero siempre alrededor del mismo terna, Otro tanto podemos decir de la ornamentación de las tapas" . (Mejía Arango, 1944)

Presentamos unos cuadros (2AB) con algunas de las principales caraterísticas de las urnas funerarias y sus tapas, recuperadas por gentes de la región, en el que se puede apreciar la similitud con las descripciones de piezas efectuadas por Mejía Arango. Por el momento no se ha podido reconstruir ollas de uso netamente doméstico (L.6, 7 y 8).

En la colección de materiales provenientes de las localidades de LA INDIA y HORTA MEDIO se cuenta con varias vasijas diminutas también descritas en el artículo en mención. "Entre estos objetos existen varios tipos de copas o tazas. Estas piezas se encontraban en el centro de las bóvedas rodeadas por las más grandes"(Ibid). La documentación que poseemos sigue siendo escasa para argumentar la función de estos pequeños recipientes.

En cuanto a las tapas de forma especial y decoración zoomorfa, es de sumo interés anotar que el hallazgo descrito por Mejía Arango de un jaguar cerámico, es el único caso de tapa con figura antropomorfa o zoomorfa hasta el momento reseñado en la cuenca del Carare. Los datos que pudimos obtener de hallazgos de tumbas en la región, nos indican la recurrencia de urnas con tapas lisas, en algunos casos decoradas con figuras geométricas incisas (G.13;1). (L.6 y 7 :'1,2 y 3).

El jaguar como remate de tapa de urna, reseñado en el artículo que venimos comentando, presenta relaciones directas con las tapas de urnas encontradas en otros puntos del río Magdalena y que se hallan descritas en Reichel-Dolrnatoff, (1944); Herrera & Londoño, (1976) y Castaño & Dávila,(1984).

El cuarto grupo en el que se· clasificó la cerámica del Cementerio de "La Cimitarra" incluía los "objetos extraños al lugar y mencionaba particularmente la presencia de "piezas de estilo chibcha". Recordemos que otros investigadores que han trabajado en el pie-de-monte cordillerano señalan la correlación de materiales del Magdalena Medio con evidencias de grupos de la zona alta de la Cordillera (Silva Celis, 1964; Arcila V elez,1947, Lleras, '1989).

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En los cementerio~ de los sitios EL DANUBIO y LOMA DE MIERDA se encontraron vasijas que por su fonna, pasta y decoración pintada demuestran origen cordillerano. Una jarra que nos fue donada proveniente de Puerto Araujo, tiene forma "chibchoide'', pero su pasta y decoración (rombos incisos) corresponde a cerámica propia del área del Carare (G.13¡3).

El contexto aportado por Mejía Arango corresponde en gran medida a las informaciones y materiales recuperados en este proyecto en los cementerios prehispánicos nombrados. Muy seguramente las urnas funerarias procedentt•s del Cara re, que se encuentran en las colecciones del ICAN y del Museo de la Universidad de Antioquia, son algunas de las descritas por el autor mencionado. (L.7).

Establezcamos nuevamente una relación con los grupos netamente ribereños descritos por Herrera & Londoño (1976) y por (Castaño & Dávila, 1984). Los primeros investigadores citados realizaron su trabajo en el marco de un rescate y se trata de la interpretación de un contexto funerario recuperado en Puerto Serviez, municipio de Puerto Boyacá.

El sitio se ubicó en la Hacienda Angostura, muy cerca al sector en que el Magdalena se estrecha encajonado entre colinas, con excelente visibilidad y control del río.

"De la tumba excavada se extrajeron 63 urnas funerarias completas y 63 vasijas entre ollas, cuencos y copas correspondientes al ajuar fune­rario ( ... ) Lasumas contenían en su interior además (ie los huesos de animales restosÓst'(lS humanos, algunos de loscualesestabandesechos casi totalmente debido a la humedad existente. Muchos de ellos se encontaron calcinados, pudiendo ser huesos cremados o también señas de antropofagia, lo cual nos demuestra lo mismo que las deformaciones de brazos y pantorrillas que este grupo era I<arib ( ... )

Otro aspecto de interés se refiere a la decoración de las urnas, tanto en su pintura como en sus incisiones. Los diseños consisten en figuras geométricas distribuidas simétricamente( ... ) Las tapas de las urnas se caracterizan por tener aplicadas figuras antropomorfas masculinas y femeninas, y zoomorfas". (Herrera & Londoño, 1975 :148-149)

La cantidad de urnas funerarias recuperadas (63), les permite establecer una tipología y elaborar algunas interpretaciones, relacionando a sus artífices con los grupos Pántagoras, descritos por los cronistas españoles como ocupantes de la franja oriental de la cordillera Central. Por tratarse de un trabajo de rescate no hubo una continuidad de la investigación, y quedaron apenas planteadas problemáticas arqueológicas sobre diversos aspectos de la vida de los ocupantes prehispánicos de la zona. En cuanto al análisis cerámico, se clasifica la colección, dentro de un ''Tipo Habano Medio". Las formas totales indu yen urnas funerarias y sus tapas con decoración sedente.

En 1984, los arquet"1logos Carlos Castaño y Carmen Lucía Dávila, aportan una investigación que comienza a despejar el panorama de la arqueología de

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la región del valle intermedio del Magdalena. Efectúan una prospección en la zona comprendida entre Honda (Tolima)y Puerto Salgar(Cundinamarca), en ambas márgenes del río Magdalena. Reseñansitiosde vivienda, basureros, talleres líticos y cementerios, constituyéndose en el primer trabajo que cobijaba variados aspectos significativos para comenzar a explicar la problemática prehispánica re.gional.

Castaño & Dávila utilizan nuevos elementos metodológicos que enriquecen el panorama arqueológico y superan ampliamente el aspecto empírico de la sola descripción detallada de sitios. Inicialmente se plantean una investigación a largo plazo, con objetivos ambiciosos que parten de una exploración sistemática de la zona y buscan comprender patrones de asentamiento y enterramiento, así como los diferentes cambios culturales.

Los sitios de "Colorados'; y "Mayaca'' son suficientemente representativos para identificar los vestigios arqueológicos con los grupos ribereños de filiación cultural Karib, cuyas evidencias se encontraron en una extensa zona. Excavaron algunas tumbas y una planta de vivienda, lo que les permitió aportar elementos significativos para interpretar y correlacionar el registro arqueológico disperso de la región. El análisis de la cerámica recuperada les permitió reafirmar la existencia de un "horizonte cerámico" caracterizado como -lo había señalado Reichel-Dolmatoff (1944)- por la recul1'encia de urnas funerarias para entierro secundario.

ElHORlZONTEDEURNASFUNERARIASDELMAGDALENAMEDIO representa una continuidad espacial, en donde se encuentran similares rasgos culturales, cuya naturaleza supone una extensa y rápida difusión.

El río se constituye en el canal óptimo e inmediato de comunicación. A lo largo de este extenso eje, aunque emparentados, surgen variaciones cut turales locales. Se puede entonces hablar de "complejos" en el sentido de familias muy relaciónadas, donde los tipos de artefactos son similares y seguramente su comportamiento cultural. Castaño & Dávila (1984) denominan 'COMPLEJO COLORADOS' al sistema cultural que pueden inferir de la correlación del registro arqueológico recuperado. Obtienen fechas de radio-carbono del siglo Xll D.C., primeras dataciones que comienzan a aclarar la cronología de estas particulares representaciones cerámicas, y corroboran lo planteado por Reichei-Dolmatoff sobre su anterioridad a la conquista española.(G.17).

También fue posible, relacionar la existencia de talleres de fabricación y pulimento de artefactos líticos. Se describe el hallazgo de materiales pulidos, pero también se hace referencia al utillaje de piedra tallada. No se menciona el encuentro de choppers, ni de materiales que corroboren vestigios preceránúcos.

Como se ha expresado en párrafos anteriores, uno de los grandes aportes del trabajo que venimos mencionando, fue un completoestudioetnohistórico, que sirve como marco de referencia sólido a la comprensión del momento

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del contacto con el conquistador español. Los vestigios arqueológicos se correlacionan favorablemente con los elementos que se pueden extraer de los documentos y crónicas, y se demuestran las posibilidades que tiene la utilización del modelo ctnohistórico como fuente válida de comprensión de la dinámica cultural.

"No es nuestra intención interpretar la información arqueológica a la luz de la situación étnica hallada por los españoles a su arribo; no obstante, frente a rq:~istros arqueológicos que revelan cronologías muy tardías, sociedades con dinámica muy estable y distribuciones regionales recurrent(.'S (La dispersión del horizonte cerámico Magda­lena Medio coincide ~tobatmente con la distribución del habla Karib sobre sus márgenes) el estudio de la recopilación etnográfica realizada por escribanos de primera y segunda mano durante los periodos de Conquista y Colonia del Nuevo Reino de Granada constituye un recurso científico indudible". (Castaño & Dávila, 1984 :105)

De especial interés es la discusión que se comienza a sustentar argumentando que los wopos ribereños del Magdalena en realidad no correspondían a los Pantágoras, a quienes se atribuyeron recurrentemente estos vestigios. Los restos cerámicos dejados por los aborígenes de las riberas del Magdalena recuerdan más bien, a las gentes con las características de los " temibles" Cara res, descritos en varios documentos por los españoles. SegDn Castaño, los Pantágoras ocuparon tierras de la franja oriental de la Cordillera Central, hacia el siglo X.V, pero en una cota con un clima más fresco y no propiamente a orillas del río. Eran fundamentalmente agricul­tores, más que navegantes o guerreros y no se cuenta con ningún dato que indique alguna costumbre relacionada con entierros secundarios, pese a las completas descripciones formuladas por cronistas como Fray Pedro de Aguado (/1569/, 1956).

Vestigios cerámicos recuperados a orillas del Magdalena, en Puerto Ola ya (Cimitarra)1 y en el municipio de Puerto Berrio (Mapa 2) en localidades como Ripley y Puerto A licia, así como en el municipio de Puerto Boyacá, se relacionan estrechamente con el "Complejo Colorados" en cuanto a pasta, formas y decoraciones ( L.8). La morfología, decoraciones y tecnología de las umasylastapasconfigurasantropomorfas,sugierenunarnayorcomplejidad y variación en el conjunto alfarero (L.9). Por el contrario, cerca al río Magdalena, tan solo contamos con algunos tiestos procedentes de la Ciénaga de Patagua (Puerto Boyacá) que podamos correlacionar con el "Complejo Río Carare".

El material arque<M>gico reseñado en Landázuri por Roberto Lleras (1988), le permite desarrollar una completa discusión en cuanto a la procedencia y filiación cultural de sus artífices. Esta región de piedemonte de la Cordillera Oriental juega un doble papel limítrofe, entre las cálidas selvas bajas, y las montañosas tierras quebradas y frías. Estas regiones naturales estaban ocupadas por distintas etnias hacia el siglo XVI, por lo que las zonas de contacto, con mezclas de materiales arqueológicos presentan gran interés.

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Se pudo identificar claramente un tipo cerámico definido por Sutherland (1972) como "Oiba Red-on-Buff Ware" Rojo sobre Naranja, encontrado abundantemente al sur del territorio Guane, en la región de Oiba, Curití, Charalá, etc. La pasta, baño, decoración y formas características son idénticas a la cerámica recuperada en la tumba y excavación de Landázuri. Hay copas, múcuras, jarras, ollas, cuencos, mocasines y platos decorados con pintura e incisiones. Su uso es doméstico y ceremonial (Lleras, 1988: 72).

Se recurrió además, a la formulación de un nuevo Tipo cerámico Landázuri-Crema-Incisa para un grupo de fragmentos y una pieza entera con características propias de las tierras bajas del Magdalena. La pasta es granulosa laminar ,la cocción se realizó en atmósfera reducida. El alisado es burdo y tiene decoración incisa con motivos ungulados y líneas. Entre las formas se encuentran múcuras, ollas, urnas semiglobulares y cuencos. Su uso es doméstico y ceremonial (LLeras, 1988 : 76).

La cerámica Rojo sobre Naranja representó en Landázuri el65.5% de la muestra y la Crema Incisa el 34.5%. Los fragmentos y piezas completas se encontraban asociados, lo que sugiere deposiciones simultaneas. Se descarta que la cerámica Guane haya llegado por comercio, pues el registro arqueológico muestra que fue producida "in si tu". La correlación de varios elementos permiten proponer la hipótesis de que las etnias chibchas de la Cordillera Oriental estuvieron ejerciendo en épocas tardías un dominio sobre estas tierras limítrofes. "Posiblemente se trataba de colonias biétnicas, conformadas por habitantes enviados desde las tierras altas y· miembros de los grupos de menor desarrollo del valle del Magdalena, situadas en tierras claves para la producción y obtención de recursos escasos o inexistentes en las tierras altas" (LLeras, 1988: 80).

Ya se ha indicado que en las tumbas reseñadas en LA CIMITARRA, LOMA DE MIERDA Y EL DANUBIO se encontraron múcuras cuya pasta se relaciona con el Tipo Rojo sobre Naranja. Algunas piezas y fragmentos clasificados dentro del Complejo Cerámico río Carare, podrían relacionarse con el Tipo Crema Incisa. No obstante, diferencias en la pasta, la cocción y el colorno permiten homologar el total del conjunto cerámico recuperado en las márgenes del Carare con el Tipo propuesto por LLeras (1988).

Retornando y a manera de síntesis podríamos afirmar que existen estrechas similitudes entre la alfarería del río Carare con el Complejo Cerámico Colorados, lo que sugiere un origen común; aunque el desarrollo de formas y técnicas es muy limitado en el diferenciado Complejo Río Cara re. Aún están por establecerse las relaciones con la alfarería prehispánica de la zona de los actuales municipios del Espinal, Suarez, Girardot, Ricaurte, Agua de Dios, Tocaima y A pulo. Investigaciones que se vienen llevando a cabo por el arqueólogo Germán Peña (Comunicación personal) seguramente aportarán valiosas informaciones del proceso de ocupación y cambio cultural de esta neurálgica región y complementarán otros trabajos como los de Cardale (1976), Rozo (1989), entre otros. ·

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Anotemos finalmente, la coexistencia evidenciada en varios casos, de materiales líticos tallados con artefactos pulidos. Tanto en excavaciones, como en recolecciones superficiales se encontró esta asociación que refleja el manejo de ambas tecnologías y su aplicación específica de acuerdo a la función del instrumento. No se puede hablar en este caso de superación de etapas evolutivas en cuanto al paso del lítico tallado al pulido.

Aunque no son muy detalladas las referencias que otros autores hacen a tos materiales líticos tallados (tardíos) en el Magdalena Medio, nuestra experiencia en la región nos indica su alta densidad en varios y distantes sitios que hemos prospectado. Está consideración es notoria también en trabajos como los de Rozo (1989) y Gallo & Gómez (1988) donde se evidencia la importancia de los materiales líticos en las muestras recuperadas. De momento no es posible establecer una posible evolución tecnológica de la industria lítica de las gentes vinculadas al Horizonte de Urnas Funerarias. Los materiales son muy sencillos, pocos presentan retoques y se caracterizan por un uso ocasional, posiblemente utilizados y abandonados rápidamente. Los instrumentos son toscos, de forma irregular y no estandarizada.

A la luz de los materiales investigados y su consideración en términos de industrias, vistas como reflejo de la cultura humana, es posible correlacionar y acercarse a la dinámica interpretativa del registro arqueológico.

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5 EL PROCESO HISTORICO DEL VALLE INTERMEDIO DEL

RIO MAGDALENA VISTO DESDE LA REGION DEL CARARE

"Pues pareciéndole muchos los indios de aquellas provincias 'fue, acudiendo al servicio de los españoles, se privaban de la libertad

con que ellos viv(tur en la ociosidad de pesca y caza, vivúm tan nn¡trales y acudfan tan desganados a lo

que les ocupaban los nuestros que, yéndose poco a poco retirando cada dfa m4s, fue necesario que tomasen los nuestros

las armas para reducirlos a servidumbre ... H (Simón,1981, Tomo N ,316)

El objetivo final de la investigación arqueológica es acercarse a la dinámica cultural de poblaciones desaparecidas. Partiendo de un marco conceptual y aplicando diferentes metodologías en la búsqueda e interpretación de los vestigios, es posible aproximarse a la comprensión de las principales características socio-o.Uturales de los distintos grupos humanos que a través del tiempo han ocupado una región.

Contamosconelregistroestáticodeunaseriedernaterialesarqueológicos contextualizados regionalmente. El paso fundamental es poder elaborar una interpretación que nos acerque a comprender la dinámica del proceso histórico de poblamiento y manejo del medio ambiente, por parte de sus distintos ocupantes (Binford, 1988). Para intentar trascender los objetos y lo que se ha llamado la "arqueología de sitio", teniendo además en cuenta que nuestra unidad de análisis es la región, desarrollamos una primera aproximación histórica desde una metodología que busca comprender las modalidades de ocupación y explotación del medio selvático propio de este sector intercordillerano.

Consideramos que los trabajos de Castaño & Dávila (1984) y Castaño (1985) -principalmente-, presentan una muy completa caracterización de los grupos ribereños del Magdalena Medio para el periodo anterior a la Conquista. Teniendo en cuenta sus resultados, nuestro punto de partida en este análisis final es, tratar de explicar la diferencia evidenciada en el registro arqueológico ampliamentedocumentado por estos autores, y el que pudimos obtener en la vecina región del Carare. Pese a mantener un parentesco cercano, la distinción podría estar vinculada al manejo, explotación y adaptación al medio ambiente; lo que se refleja necesariamente en el comportamiento social. De acuerdo al material recuperado, planteamos la hipótesis, que los pobladores de la cuenca media del río Cara re se pudieron

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haber caracterizado por ser cazadores-pescadores-horticultores. Su economía se basaría fundamentalmente en el consumo de los recursos del entorno y menos en su producdón.

Como se desarrolla a continuación, el registro arqueológico reconocido en la región del Carare, pemúteefectuar un acercamiento a algunos modelos sociales de adaptación cultural de grupos de selva tropical, similares a los descritos en la literatura etnográfica reciente. En la arqueología mundial son varios los casos expuestos en relación, por ejemplo, con el paleolítico europeo, en los que se acude a modelos brindados por sociedades contemporaneas, para proveer a los arqueólogos de analogías que amplien las reflexiones en cuanto a formas distintas de adaptabilidad y diversidad (Cambie, 1990). La utilizadón de la etnohistoria, también ayuda a reafirmar algunas hipótesis para comprender los aspectos básicos de asentamiento, tecnología, economía y organizadón social.

La sustentadón de los planteamientos que expondremos necesitaría de una participación interdisdplinaria,incluyendo diferentes estudios a largo plazo. Sin embargo, a nivel de hipótesis de trabajo, y en procura de ordenar los datos y replantear nuevas investigaciones a nivel regional, es válido considerar estos temas que nos acercan a la comprensión de los cambios en cada sociedad.

5.1. CAZADORES· RECOLECTORES PRECERAMICOS

No es nuestra intendón profundizar en este texto, los distintos aspectos económicos, tecnológicos y sociales de las etapas tempranas, sino brindar un marco de referencia y comparación con las sociedades evidenciadas en la cuenca del Carare.

Como ya se indicó, la presentación de las características generales de los grupos cazadores y recolectores tempranos que ocuparon el actual territorio colombiano, está ampliamente documentada para las tierras altas, gracias a los completos trabajos realizados durante más de dos décadas por el arqueólogo Gonzalo Correal y el geólogo Thomas Van der Hammen; además de aportes de otros investigadores. No ocurre lo mismo en relación con las tierras bajas donde Jos hallazgos no se han podido sustentar con excavadones estratigráficas, exceptuando los hallazgos de El Pital en un valle intercordillerano de la Cordillera Occidental (Salgado, 1989) y los trabajos en curso que se vienen desarrollando en la zona de Puerto Berrío (López, 1991 ). En el capítulo anterior ya fue desarrollado el tema a partir del análisis del utillaje; enfaticemos ahora algunos aspectos relativos al medio ambiente y la organización social.

El entorno hasta ahora documentado para Jos pobladores primigenios de lastierrasbajas,estámuyrelacionadoconunmediolacustreyribereño,pues allí encontraban nichos ecológicos aptos para la subsistencia. El conjunto de utensilios lfticos, sugiere la organización en bandas que derivaban su subsistencia de la cacería, pesca y recolección. Se plantea también, que se

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trata de gentes nómades cuyos comportamientos se pueden relacionar con testimonios y observaciones de grupos de cazadores contemporaneos documentados etnográficamente (Correal, 1978) .

Los vestigios líticos encontrados en Bocas del Carare, la ciénaga de Chucurí y otros sitios del valle de Magdalena (Correal, 1976, Reichel­Dolmatoff, 1986) se caracterizaron por la abundancia de lascas, raspadores ychoppers; losúltimosartefactospococomunesenotrossitiosarqueológicos del actual territorio colombiano. El interés de estos pesados y burdos artefactos artefactos radica en su relativa escasez en otras regiones arqueológicas de Colombia y su relación con el desmonte y el desprese de animales.

"Los bosques densos tropicales debieron ser pródigosen recursos de cacería y la vecindad del río en las estaciones allí localizadas debió influirenunaprovechamientodelos recursosfluviales;aestacondición ecológica se adapta una serie de elementos culturales; el registro de raspadores (laterales, terminales y triangulares) se relaciona con actividades de cacería, mientras una serie de lascas concoidales con hue11as de utilización y navajas triangulares pequeñas debieron ser útiles en la preparación de los productos de pesca (corte, incisión y desescamado). (Correal, 1977 :37)

Se podrían considerar también como parte del utillaje de cazadores, las puntas de proyectil, así como los raspadores plano-convexos y aquillados relacionados con cacería de megafauna y con la limpieza y preparación de pieles. Se cuenta ya con una colección representativa de los artefactos mencionados en la margen opuesta del río Magdalena, que permite establecer relaciones con materiales similares referendados en otras partes del continente, cuya cronología y asociaciones datan de épocas tempranas.

Pese a la distancia geográfica, es importante rt:'encionar brevemente los trabajos efectuados en la cuenca del Pacifico por Hector Salgado. En el curso medio del río Calima, en una gran terraza natural a 1000 m s.n.m., sitio El Pital, fue posible definir dos ocupaciones precerámicas estratificadas con fechas de 5.360 a.C y 2.140 a.C. Se pudo plantear un patrón de asentamiento de tipo disperso en sitios aledaños a ríos y quebradas, enfatizando la importancia que tuvo para la subsistencia la recolección y posible horticultura incipiente (Salgado, 1989).

"(. .. ) no cabe duda de que se trata de cazadores y recolectores, adaptados a una región de bosques tropicales, que les proporcionaba diversos recursos alimenticios para ser explotados con una tecnología sencilla. ( .. . ) La presencia de posibles bases para molienda y de percutores junto con cantos rodados, con señales de desgaste por uso ( ... )y de hachas acanaladas o con cintura que eventualmente pudieron servir para escarbar la tierra, nos indican la importancia que tuvo la recoleccióndealimentosvegetalesduranteambasfasesprecerámicas". (Salgado, 1989 :11)

En cuanto a lo que se ha denominado "Etapa Formativa'', relacionada

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con la sedentarizacíón y por lo tanto con la convivencia en aldeas nucleadas, no se cuenta aún con evidencias en la región del Carare. Vestigios de cerámica formativa no han sido reseñados, pero los hallazgos, más hacia el Sur, de posibles sitios con esta cerámica temprana, en el río La Miel, en Honda (Tolima) y Guaduero (Cundinamarca)1 son de fundamental importancia (Reichel-Dolmatoff, 1944;Castaño, 1985; Hemandez & Cáceres, 1 989). Se ha propuesto la existencia de una tradición cerámica caracterizada por el baño rojo y la decoración incisa detectada en algunos puntos del valle del Magdalena y asociada con la cerámica más temprana relacionada en el Altiplano Cundiboyacense (Cardale, 1976). Hasta ahora las fechas más antiguas asociadas a ocupacionesagro-alfarerasen el valle del río Magdalena, indican la fabricación de cerámica hacia los siglos VI y m antes de Cristo y V de nuestra Era (López, 1991) (Hemandez & Cáceres, 1989)(G.l7). Estas localidades Sé encuentran aguas arriba de la desembocadura del Carare en el Magdalena, lo que sugiere la posibilidad de encontrar hallazgos relacionados con esta cerámica en la cuenca del Carare.

5.2. CAZADORES-HORTICULTORES T ARDIOS

La evidencia arqueológica con que se cuenta en la región del Carare, indica sin lugar a dudas, la presencia humana entre los siglos X a XN d .C.; además se agregan valiosos datos suministrados por los cronistas a partir del siglo XVI. Por el momento, el registro arqueológico, no permite afirmar que los vestigios recuperados hayan sido fabricados por el mismo grupo cultural descrito por los españoles, pero seguramente existe entre ellos una estrecha relación. Se justifica de todas maneras, como lo desarrollan Castaño & Dávila (1984) y Boucher (1985), la utilización del modelo etnohistórico como metodología válida para acercarse a reconstruir la dinámica de los moradores prehispánicos del valle del Magdalena Medio. La visión de los cronistas -retomados muy de cerca por varios investigadores- tiende a generalizar y denominar con un mismo nombre a varios grupos indígenas, de acuerdo a su localización en úna región. Los recientes estudios arqueológicos, etnohistóricos y étnográficos han demostrado distintas par­ticularidadesque habían sido ignoradas en la óptica conquistadora, interesada en homogeneizar al indígena para facilitar su control y evangelización.

Se atribuye a los indios "Carares" la ocupación de vastos sectores de las tierras bajas del Magdalena Medio con anterioridad al siglo XV D.C. Proble­máticas tales 'como su filiación I<arib,la expansión y migraciones, el dominio de las tierras bajas, la vocación ribereña, el sistema agrícola circumcaribe; además de su peculiar concepción y ritualización de la muerte, han sido presentadas y analizadascuidadosamente (Castaño & Dávila, 1984; Castaño, 1985; Boucher, 1 985). Nocreernosconvenienterepetir temas ya argumentados, por lo que consideramos de mayor utilidad profundizar algunos elementos distintos, que aporten luces a la comprensión de las particularidades de los asentamientos prehispánicos a lo largo del río Cara re.

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A diferencia de los hallazgos de otros investigadores que han trabajado en el Magdalena Medio, donde ha primado la recuperación de cerámica, en la cuenca del Carare los vestigios cerámicos son muy escasos y predomina la presencia de materiales líticos tallados. La información procedente del registro arqueológico no es lo suficientemente completa aún como para llegar a demostraciones concluyentes. Nuevas excavaciones en área, así como futuros estudios sobre fitolitos y macrorestos, podrán argumentar solidamente el origen de las variaciones locales.

Las evidencias etnohistóricas y etnográficas recientes demuestran que muchos grupos humanos tardíos, basaron su modo de vida en la cacería y recolección, pese a conocer y practicar la horticultura. Ejemplos clásicos a nivel mundial, como los de los !K un~ los australianos, los esquimales, etc. han sido ampliamente utilizados para establecer analogías principalmente con los cazadores-recolectores pleistocénicos (Binford, 1988; Champion et Al, 1988; Gamble, 1989). En el caso colombiano, contamos con múltiples ejemplos de comunidades que aún conservan en su cosmovisión y en su comportamiento,las raíces de su actitud básicamente cazadora. Los ejemplos de zonas de "selva de montaña", como es el caso de la región del Chocó, son especialmente ilustrativos, por tratarse de un entorno de selva tropical intercordillerana, similar al medio ambiente de la tupida región del Carare­Opón. Igualmente, se puede recurrir a los valiosos aportes de trabajos desarrollados en la selva Amazónica.

El registro arqueológico de la cuenca media del Carare, distante de las riberas del río Magdalena, podría vincularse a una ocupación de grupos humanos de naturaleza predominantemente cazadora y pescadora, con un desarrollo hortícola adaptado a las condiciones de la selva tropical. Se pueden establecer paralelos a varios niveles para ampliar nuestro panorama de interpretación. Utilizando diversos enfoques y ejemplos -desde la arqueología, etnohistoria y etnografía-, vamos a efectuar algunas correla­ciones considerando ternas biísicos relativos a los asentamientos, la subsistencia, la tecnología, el intercambio y la organización social.

5.2.1. Asentamientos

Partiendo de un análisis regional se entrelazarán múltiples aspectos que explican la variabilidad de los asentamientos humanos. Básicamente, se puede considerar "un entorno complejo" constituido por el Bosque Húmedo Tropical (Bh-T) y Bosque muy Húmedo Tropical (Bmh-n característico de este sector del Magdalena Medio. Aunque de apariencia homogénea, el bosque cuenta con una gran variedad y riqueza de habitats distribuidos tanto hoñzontal como verticalmente. La diversidad de la especies se contrasta con su densidad, pero constituye una fuente segura de alimentos durante todo el año (Campbell, 1986).

Uno de los rasgos que permitieron identificar a los grupos de filiación "Caribe" fue su dispersión y dominio de las tierras bajas tropicales. Su

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distribución territorial sedcctuó a lo largo de las costas y los principales ríos, en asentamientos que no superaban las 100 personas (Boucher, 1985). Los Cronistas de los siglos XVI y xvn, se refirieron a un teritorio extenso ocupado por los grupos Ca rares, insistiendo en la belicosidad de sus gentes, y mendonando los sitios donde con más frecuencia atacaban a los españoles. Según Fray Pedro Simón, lns Cara re ocupaban desde la denominada Isla de Ouare hasta la desembocadura del río Negro:

"Digamos los parajes dt mde más de ordinario han sucedido, que han sido en distancia dé trd nta y una o treinta y dos leguas; que es la frente de tierra que llega al río que llaman los españoles la Isla de Carare y es la distancia que se comprende y ciñe entre los dos ríos, el negro,( ... ) y entra el otro río de Ctrare ( ... )en la cual habitan cuatro naciones de indios Cara res que dt•bajo de este nombre se comprenden las demás: nauras, nauracotas y colimas, aunque a esta postrera le podemos decir con mayor propit>dad tapaces ... " . (Simón,1981 :T.IV ,577)

Las informaciones brindadas por los Cronistas, enfatizan las dificultades del medio selvático y dt·i·"' entrever, la existencia de una población nativa dispersa. A medida qut• se distancia del Magdalena o los ríos mayores, parecería que la concentración de vivienda tiende a disminuir. Contamos con referencias precisas <i las llanuras bajas y pie-de-monte de la vecina región del Opón, que pt•nsamos son aplicables a la cuenca del Carare. Las primeras incursiones en busca de las tierras altas de la cordil11era ofrecen descripciones muy significativas:

" .. .fue costeando aquel brazo de agua por donde las canoas habían subido; y era toda la tierra monte y arcabuco muy espesos, e sin poblado en trece o ca torce leguas ... " . (Femandez de Oviedo, 1959:1 04)

"Pasadas algunas jornadas, ya el río se iba enangostando y la sierra juntando, poblados dl• muy espesas y crecidas montañas, dando evidentes muestras dl· ser dificultosa la subida y pasada arriba ( ... ) desde que se apartaron del pueblo de la Tora, por arriba no hallaron ninguna poblazón ni ranchería de indios, antes todo les pareció tan aspero y malo y de muy espesas y crecidas montañas, que se les figuró que de ninguna manera podrían pasar gentes de allí para arriba". (Aguado,1930, Libro 11,132)

''Cuanto más se prosigue la jornada y más llegamos a la sierra alta, tanto más la hallamos despoblada". (Castellanos, 1955 :496)

La expectativa de la conquista de nuevas tierras vivida por los lugartenientes de Gonzalo Jimenez de Quesada hacia 1538, constituye un adecuado marco para la presentación de las características básicas que se van describiendo de la región. Es posible detectar las referencias relativas algunos poblados nuclcados de ctoce a treinta bohíos, así como viviendas dispersas o moradas de paso o almacenamiento.

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"Los capitanes Cespedes y Lazaro Fonte ... comenzaron a caminar subiendo por una asperísima y alta sierra toda cubierta de muy es­pesa y cerrada montaña, que con dificultad les dejaba ver la claridad del sol( ... )

Caminando pues, subiendo y bajando sierras y pasando arroyos y barrancos, dieron en un lugarejo poblado en las propias montañas de hasta doce casas ... " . (Aguado, 1930 :Libro 11, 139-140)

En distintos sectores de la cuenca del Carare,lasinvestigaciones realizadas, permitieron ubicar vestigios arqueológicos que sugieren distintos tipos de asentamientos que podrían asignarse preliminarmente a formas variadas de adaptación, de acuerdo a las posibilidades brindadas por el medio.

Los vestigios cerámicos y líticos reseñados en vegas bajas o antiguas playas del río, podrían indicar la existencia de campamentos de pesca .o asentamientos ribereños; tal es el caso de los artefactos excavados en el sitio LA PEDREGOSA 1, así como de datos obtenidos sobre hallazgos de tiestos en vegas bajas de los ríos Carare y Guayabito. Actualmente, se cuenta con ejemplos similares de grupos de pescadores o es común encontrar descripciones de ocupaciones ribereñas en múltiples datos históricos.

Las terrazas o vegas altas, cercanas a ríos o quebadas mayores, fueron sitios óptimos para el establecimiento, generalmente nucleado, como lo demuestra la densidad del registro arqueológico. En esta investigación se ubicaron sitios con altas cantidades de materiales tales como los sitios VILLA HELENA y EL DANUBIO que muy posiblemente correspondan a este tipo de asentamientos.

Fray Pedro Simón, por ejemplo, hace referencia a un pueblo "el cual hallaron al montar una punta que hace el río, puesto sobre su barranca en una tierra seca y bien dispuesta para la vivienda humana y de hasta treinta bohíos grandes y bien hechos a su modo" (Simón, 1981 :T.ID,114).

Se cuenta igualmente con evidencias de la ocupación de las cimas aplanadas de colinas próximas al río. Lo reducido del área ocupada, hace pensar en su utilización como vivienda dispersa, como campamento, o simplemente como espacio utilizado en cacería para labores de desprese y preparación.

La presencia humana en las laderas del pie-de-monte, también fue evidenciada, y tal como lo demuestran las crónicas, a lo largo de los tortuosos y prolongados caminos cordilleranos, debieron existir viviendas o campamentos de paso.

" ... y a tres dias que fueron navegando por él, hallaron a su ribera una casa o bohío pero sin gente ... pues a poco más que anduvieron, hallaron en tierras sobre las barrancas del río, dos casas o bohíos grandes, pero también sin gente, porque según les pareció no eran de morada sino de contratación ... ". (Simón, 1981 : TJII,122)

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Unicamente la realización de nuevas investigaciones a nivel regional podrá confirmar y agregar nuevas evidencias a los tipos de asentamientos hasta ahora reseñados. S.:rá de fundamental importancia considerar las diferencias entre los grupos asentados a orillas de los rios grandes, con respecto a los ubicados cerca a quebradas o ños menores. La literatura etnográfica proporciona varios ejemplos en los que se diferencian los llamados grupos de río, de los de montaña.

En cuanto a lo que se refiere específicamente a la determinación del tamaño y tipo de la vivknda, las excavaciones realizadas no lograron ser concluyentes. En VILLA HELENA 1 localizamos lo que parecen ser tres postes de vivienda, y se pudo despejar parte de un patio-taller donde se fabricaron materiales líticos (G.S). En EL DANUBIO se pudo establecer un espacio funerario (YlT) y pnsibles espacios de vivienda y talleres (Y2 y Y3).

Otros estudios efectuados en la zona del Magdalena Medio han aportado datos sobre el tipo de viviendas de los grupos ribereños. Contamos con las referencias de plantas de vivienda excavadasensitios relativamentecercanos, tales como los espacios habitacionales de Mayaca y Casablanca (Castaño & Dávila,l984:58 fig.20; Castaño,1985 :28 fig .S).

Estos autores plantean que existen diferencias entre los tamaños y disposición de las viviendas, lo que manifiesta posibles distinciones a nivel de organización social. Complementemos con algunas citas que indican aspectos representativos de las viviendas prehispánicas según observaciones de los españoles en los n.·mrridos de "pacificación" realizados a finales del siglo XVI por las selvas del Carare-Opón :

" ... hallaron un buhío de más de ciento veinte pies de largo con veinte y tantos chinchorros, que son unas redes de largo de dos varas y de vara y medio de ancht 1 que atadas por uno y otro extremo le sirven de cama" .(:245) " ... descubrió un buhío de más de ochenta pies de largo, con su patio y para de indios labrado con mucha curiosidad y pulida ... Púsose fue-go a la casa y con esto se volvieron al Realadarnoticiasde lo referido". (Del Informe del Oídor Luis Henriquez, 1601, Archivo General de Indias, Audiencia de Santa Fé, Leg.18, secc.S en Forero Durán :245)

Por el momento no hay argumentos sólidos que nos pemútan proponer la preponderancia en la cuenca del Carare de un tipo de vivienda tipo "maloca" o de conjuntos de habitaciones nucleadas.

En términosgenerale¡, las respuestas de vivienda se vinculan directamente con la adaptación al medio y la organización social. Como se viene desarrollando, la comprensión general de las pautas de asentamiento no puede estar desligada del conocimiento de las infraestructuras económicas, sociales e ideológicas de un grupo humano.

Finalicemos indicando que hasta ahora, no se han detectado importantes transformaciones del paisaje que puedan evidenciarse facilmente a nivel

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arqueológico; es decir, no se han ubicado grandes desplazamientos de tierra, aplanamientos mayores, construcciones o caminos en piedra, canales de drenaje u otras obras que hubiesen alterado y dejado una huella notoria en el paisaje.

5.2.2. Economía y Subsistencia

Castaño&Dávt1a(1984)planteanqueelregistroquepudieronevidenciar revelaría que los artífices de las umas funerarias dependieron en gran medida de los recursos agrícolas y poseyeron una cultura adaptativa independiente del postulado "Sistema de Selva Tropical".

Este Sistema, propuesto por Lathrap como recurrente en las tierras bajas suramericanas, implica una sustentación a base de la horticultura de tubérculos, dándole una máxima importancia al recurso faunístico, y es típico de numerosas tribusamazótúcas. No obstal\~,la evidencia inequívoca de la utilización del maíz, ejemplificada por el registro arqueológico en Mayaca y Colorados, y reafirmada por los datos etnohistóricos, permite proponer un nivel "superior" al determinado por el Sistema de Selva Tropical, "denominado según sus características locales "Grcumcaribe", "Subandíno" o nivel general "Formativo". Este nivel caracteriza a las culturas agrícolas que se asientan sobre las vertientes, o bordeando arterias fluviales o costas marítimas, pero a cierta distancia de ellas; además, la caza y la pesca son actividades secundarias a menos que, localmente , haya una abundancia especial de proteínas atúmales" (Castaño & Dávila, 1984 :121).

Los sistemas mencionados, se han sustentado tradicionalmente a nivel de hallazgos arqueológicos, por la recurrencia de budares y rayadores, en el caso del Sistema de Selva Tropical; y con la abundancia de metates, hachas en piedra ymDitiplesobjetos materiales,enelcaso del sistema Grcumcaribe.

"Es probable que los migrantes I<arib, con fonnas· de subsistencia originalmente desarrolladas en la selva amazónica, hubiesen hallado, a lo largo de su prolongada expansión, sistemas agrícolas más eficientes y más adaptables a sus nuevos habitats ( .. . ) pese a que hallamos el complejo agrícola subandino, existen innumerables elementos propios de la selva tropical: pintura corporal con jaguo y achiote; ligamentos sobre los brazos y piernas, y bandas en la cintura, además de faldillas de caracoles o cuentas; empleo de trampas mortales(. .. ) además de un sinnúmero de elementos que aún hoy en día, sobreviven entre comunidades hortícolas y ribereñas de la hoya amazónica.''. (Castaño & Dávila, 1984 :121)

Cameiro refiriéndose a las tierra bajas amazónicas, anota que se puede evidenciar una distinción de acuerdo al consumo de proteínas entre los grupos asentados en las riberas de los ríos más grandes y los que viven en áreas interfluviales, alejados de los ríos. Estos últimos se caraterizarían por ser cultivadores de yuca y dependerían básicamente de la cacería, lo que implica una vida poco sedentaria. Se plantea que a orillas de los grandes ríos

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eJ recurso pesquero ofrece una importante cantidad de proteínas que favo­rece el sedentarismo e intercambio. (Cameiro, 1970 en Boucher, 1985 :183).

Es importante aclarar que se entiende por HORTICULTURA el cultivo de un gTupo mixto de plantas alimentarias en un huerto, cerca de una vivienda. Se caracteriza por la diversidad de especies mantenidas, lo que ayuda a preservar los cultivos de plagas y enfermedades. La AGRICULTURA implica el cultivo de una o dos especies de plantas alimenticias en grandes extensiones, con un rendimiento mayor al que precisa una familia para su subsistencia (Campbell, 1986 :209).

Los estudios arqueológicos de las últimas décadas, han contribtlido con variadas metodologías a la revaloración de sistemas económicos no b~sados primordialmente en la agricultura. Se ha demostrado la complejidad de los sistemas de cazadores-recolectores, a quienes se atribuían comportamientos aleatorios y su modo de vida era considerado frecuentemente de una manera simplista por su aparente sencillez (Binford, 1988; Champion 1988,;Gamblc, 1989).

Se podría plantear que el registro arqueológico evidenciado en la cuenca media del Cara re se acerca más a vestigios de grupos cuyo modo de vida se basaría fundamentalmente en el consumo de los recursos del entorno y no ensuproduccióneconómica.Estemodelodeexplotaciónpresentaríaalgunas diferencias con los sistemas mencionados, tanto de Selva Tropical, como Circumcaribe, basados ya sea en el cultivo de la yuca, o el del rnaiz, respectivamente.

Varios testimonios entre grupos aborígenes, demuestran la importancia primordial que constituye la cacería, no solamente en el aspecto material­dealimentación-, sino mítico y social. Entre los Desana del Vaupéses posible argumentar una adaptación selectiva:

"El hecho de una adaptación selectiva de cazadores-pescadores­horticultores, parece haberescapadoa la mayoría de los investigadores quienes han descrito a los indígenas como si se tratase de un solo nivel común a todos. En realidad, parece que la especialización sea como un mecanismo de adaptación o sea como parte de un etos tradicional, juega un papel muy importante en esta región y promete ser un campo muy fértil para investigaciones futuras" (Reichel-Dolmatoff, 1986 :35)

Los Desana insisten en su naturaleza básica de cazadores. El registro etnográfico contemporaneo muestra, sin embargo, que solo el 25 % de su alimentación proviene de la caza, dependiendo .el resto de la pesca y la horticultura, actividades consideradas de menor status. Estos indígenas llegan incluso a declarar que "la vida del cazador es la única digna de un hombre" (Reichel-Dolmatoff, 1986 :36)

En cuanto a la producción agTÍcola al parecer no era la base de su subsistencia, pues una de las principales funciones de las chagras en tiempos pasados, era proveer al gTUpo con la yuca necesaria para la preparación de

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la chicha para consumir en sus ceremonias. Los cambios evidendados en las últimas dos generaciones, han incrementado las prácticas agrícolas con el fin de comerciar e intercambiar los excedentes (Reichel-Dolmatoff, 1986).

Entre los Cuna del Chocó, se tiene que "a nivel superestructura! o ideológico, presentan muchos elementos de una cultura cazadora, como los ritos propidadores a los dueños de los animales, 1a personificadón de las presas de caza y el contenido anímico de los conceptos animal, escopeta, flecha y arco" (Morales, 1975 : 84)

En el área Charní, al ocddente colombiano, se ha dado modernamente un proceso de cambio, pasando de un foco cultural de tipo cazador, a otro foco de tipo agrícola; lo que ha producido graves traumatismos. Los indígenas añoran el tiempo en que se utilizaban los recursos naturales, y que les brindaban alimento suficiente para el núcleo familiar . La cacería no ha dejado de tener importancia, manifestada en dos niveles: nivel mitológico y del consumo. Los Charní tienen gran respeto al orden animal, pero esto no se aplica al actual orden vegetal (Gómez, 1989 :226).

Cavelier et Al. (1987) mencionan varios ejemplos, en los que se enfatiza la escogenda cultural de varios grupos humanos, en cuanto al manejo y explotación de sus recursos. Señalan como en muchas ocasiones la horticultura ocupa un segundo plano con respecto a los recursos obtenidos de la pesca o de la cacería.

En las últimas décadas ha sido de primordial importancia la reflexión sobre los orígenes de la agricultura y los posibles centros de irradiación d e los principalescultígenos. Se le ha dado mucha importancia a la problemática yuca-maíz, desarrollando argumentos de tipo evoludonistas y difusionistas, áun no claramente confirmados por el registro arqueológico.

Los ejemplos mendonados, más que constituir una suma·desordenada de casos, buscan reflejar la variabilidad cultural que difícilmente puede ser encajada en contados sistemas de comportamiento. De ahíla importanda d e proyectar nuevos estudios en términos de indagar acerca de la "economía de subsistenda", siempre vinculada al entorno en el que se desarrolló una sociedad. Esta puede entenderse como la variadón en la estrategia para la obtención de alimentos (Champion et Al, 1988) o como "el sistema en el cual las actividades, procedimientos, la organización y la tecnología, son empleados por los grupos humanos para extraer materia prima y energía de su medio (Earle,1980 en Cavelier et Al.,1987)

Aún no se cuenta con estudios palinológicos, ni de fitolitospara corroborat empíricamente los cambios de vegetación y los posiblescultivosdesarrollados en la región. El registro arqueológico reseñado a lo largo del río Carare y de sus principales afluentes, podría indicar una opción por la explotación d e recursos faunísticos, lo que se evidencia en la densidad de artefactos líticos de corte y raspado, recuperados tanto en excavaciones como superficialmente. Desafortunadamente los restos óseos no se conservan debido a la acidez de

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los suelos y las condiciones de humedad reinantes, por lo que no se puede contar con una muestra de la fauna consumida. El bosque húmedo tropical, brinda abundantes recursos que proporcionarían un nivel seguro de alimentos, que podrían ser complementados por la recolección de diversos frutos y por el cultivo en pequeña escala de la yuca y el maíz.

La horticultura de tales productos estaría representada, en términos del registro arqueológico, por contados hallazgos. En más de 25 asentamientos localizados, no se han encontrado platos pandos que puedan asimilarse a budares y solo se pudo constatar la existencia deS metates, cantidad mínima en relación con el área reconocida . La siguiente cita ilustra las diferencias con los hallazgos en cercanías del rfo Magdalena:

"En una de estas malocas en Mayaca se documentaron 14 vasijas de uso doméstico en las que se cocinaba, tostaba, almacenaba y servía alimentos. Numerosas manos de moler y metates, indicaban el empleo generalizado del complejo maíz-frijol, y probablemente yuca amar­ga como lo sugiere la presencia de numerosos budares" . (Castaño & Dávila, 1984)

Aguas arriba del río Magdalena, en cercanías a la confluencia de los ríos Bogotá y Magdalena, se han ubicado numerosos sitios arqueológicos caracterizados por grandes basureros donde ha sido posible recuperar restos de fauna asociados a abundante material cerámico y lítico. Por tratarse de un zona especialmente seca, se conservan estos vestigios óseos que permiten acercarse con mayor presición a conocer la base económica y de subsistencia de estas poblaciones. Los hallazgos de metates y manos de moler, así como de numerosos platos pan dos, permite hacer consideraciones sobre la dependencia del cultivo del maíz y de la yuca (Rozo, 1989).

Los modelos de explotación ecológica recurrentes en los grupos que basan su subsistencia en la cacería y la recolección, se relacionan con grupos de tamaño reducido caracterizados por su frecuente movilidad en un gran territorio. La visión de los primeros conquistadores es reiterativa en cuanto a lo distante de las viviendas en estos inmensos territorios selváticos alejados del río Grande:

"[un indio) .. .les llevaría donde aquella sal se haóa, y que les era necesario hacer comidaymatalotajepara3díasquehabíandecaminarpordespobladas montañas ... ". (Aguado, 1930 :libro 11, 141)

"Como son los caminos montuosos, largos y trabajosos, todos llenos de pantanos y cienos ... y cuasi todos faltos de alimentos, raros aposentos, poco grano." (Castellanos, 1886 :411)

" ... todas las dificultades que se ofrecieron d~ subir y bajar en 5 días, ... al sexto, dieron con una tierra más limpia y desahogada de las malezas de las de atrás y en ella con algunas sementeras que vinieron tan a tiempo como lo habían menester sus estómagos''. (Simón, 1981: T.m, 138)

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ElfatigadoejercitoespañolcomandadoporGonzaloJimenezdeQuesada, tuvo que atravesar extensas zonas despobladas, sin la posibilidad de obtener alimentos para su subsistencia. Para poder tener éxito en la cacería, es necesario conocer el comportamiento y los ciclos de los animales, esto les debió dificultar conseguir presas de caceria, pese a contar con armas de fuego. Los indígenas, por el contrario, debieron controlar adecuadamente los recursos que les brindaba el medio selvático y seguramente no pasaron esta clase de hambrunas, como las relatadas por los españoles al intentar el ascenso de la Cordillera. En múltiples citas de los Cronistas relatan la gran cantidad de recursos explotados por los aborígenes:

"Hay en las playas muchos huevos de tortuga ... y caimán que son como los puños y toda la substancia de adentro es como clara. Comen también estos indios los caimanes pequeños que llaman babilla, del tamaño de un muchacho de ocho años, porque los grandes que hay tienen veinte y cinco pies de largo.( ... ) Hay unas que llaman iguanas de hechura de lagarto, tan grandes como un conejo y tres palmos de cola.(. .. ) Si el rio no va alto, en parándose en la canoa echan volantines con anzuelo los de boga y sacan doncellas, que es pescado como truchas y es más suave y más jugosa. Haylas de cuatro, seis, ocho, diez, doce libras y casi del mismo tamaño. Hay otras que llaman sardinatas,buenpescadoymuycraso.Hayotrasquellamancucharas, curbinatas, nicuros y bagres blancos a diferencia de otros bagres pintados de negro que es como carne de vaca.

En los arcabucos hay frutas silvestres de unas guamas( ... ) hay anones y otras frutas, todas de muy mal sabor''. (Oídor Henriquez, 1601 en Forero Ourán :236)

Para acercarse al conocimiento de la adaptación humana a un territorio, es posible utilizar la metodología arqueológica del''análisisde yacimientos" . Se considera entonces el estudio del costo en la obtención de alimentos teniendo en cuenta un "área de captación"; es decir, el radio aproximado de 10 Km. o dos horas de camino, espacio controlado por el grupo asentado en él (Vita Finzi ~ Higgs, en Champion et Al, 1988).

Los vestigios arqueológicos ubicados en los asentamientos reseñados, dan las primeras luces sobre las estrategias de organización de la subsistencia . El entorno del pie-de-monte es especialmente variado, debido a los cambios de clima a causa de la altura, y por consiguiente de vegetación y fauna. Se puede hablar de un "ecotono", como región que representa transición entre biomas principales y donde son altos los índices de diversidad y densidad (Campbell, 1986). Muy probablemente, de acuerdo a la variabilidad y abundancia de recursos, los grupos humanos se desplazaban a diferentes habitats para su explotación. La reseña cuantitativa de los tipos de artefactos líticos recuperados, permitededucircaracteristicas funcionales de cada sitio y considerar un territorio con una dinámica propia.

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Los Cronistas criticaron la poca vocación agrícola de los indígenas de la región del Carare-Opón y enfatizaron su "costumbre y natural condición ociosa, y solo dada, así entre mujeres como entre hombres a la pesquería y caza" (Simón, 1981 : T.lV, 320).

No obstante, en cuanto al cultivo de la yuca y principalmente del maíz, se encuentran significativas descripciones de los expedicionarios españoles que no pasaron desapercibidas las pocas sementeras que hallaron en estos inhóspitos parajes:

"se pusieron en devolver y trastornar los bohíos, sino también el arcabuco y montaña, para saber si había algunas rozas de maíz u otras raíces de que usan los indios. No les salió en vano esta diligencia, pues hallaron algunas de maíz ya casi sazonado y en buena cantidad'' . (Simón, 1981 :T.IU, 114)

"Llegaron al amanecer al puerto, que estaría a tres o cuatro leguas subiendo aquel río o caño que tira a las sierras o vertientes que bajaban de Velez al río Grande( .. . ) vieron un yucal que es labranza de indios, de unas raíces harinientas que cocidas o asadas es de buen mantenimiento ( ... ) Descubrieron muchas labranzas de maíz, uno recién sembrado, otro que daba a la cintura y otro que iba ya espigando en su mazorca, un platanal grande. Hallaron muchas ollas y múcuras que es como barriles de barro, tiene el cuello de más de media vara" . (Oidor Luis Henriquez, 1601, en Forero Durán :245)

Los datos etnohistóricos son muy elocuentes al señalar la llegada a nuevos territorios, más fríos, pero principalmente poblados por gentes con abundantes cultivos. La expectativa de nuévas tierras, no solo con riquezas auríferas, sino en alimentos, fue una de las motivaciones para continuar el dificil ascenso a las tierras de donde provenían la sal y las mantas de algodón.

"guiados por una senda que salía de los bohíos el río arriba, la siguieron como cuatro leguas por montaña clara, en cuyos fines descubrieron dos poblezuelos de seis u ocho casas cada uno, pero de allí dieron vista a copiosas poblaciones, según se vieron muchos humos y labranzas grandes( ... ) Tierra buena, abastecida de abundantes y grandes pueblos, de mucho oro; tierra rasa, sana, sin montañas, llana, fría con moderaciónaparejadaen todo para la vivienda humana". (Simón, 1981 :T.III, 125-126)

"Ya ·se hallaron ... como en tierra de promisión, porque dejaban a sus espaldas las sierras del Opón y venían a un principio de tierra alta, limpia de malezas de arcabucos ... se alegraron de la mucha comida que hallaban de maíz, batatas, yucas, frisoles, auyamas, tomates y otras mil chucherías de las comidas de esos naturales". (Simón, 1981:T.lii, 146)

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El español fue muy sensible en identificarse rapidamente con los grupos aborígenes de agricultores. Su visión de los grupos caribes, estuvo siempre ligada con gentes bárbaras, flecheras, caníbales que vivían en la ociosidad de la caza y la pesca. La conquista y dominación de grupos agricultores, como los muiscas, tuvo características diferentes de las guerras de exterminio que se dieron contra sociedades como las caribes que nunca aceptaron el yugo español.

5.2.3. Temología

Los materiales recuperados durante la investigación arqueológica muestran unos rasgos tecnológicos comunes, ya presentados en anteriores capítulos. Básicamente prima, una relativa simplicidad en la confección de Jos artefactos, tanto cerámicos, como tallados en piedra.

Es interesante establecer un paralelo entre los artefactos líticos de "Clase Abriense" característicos de los periodos de cazadores- recolectores precerámicos, con los utensilios tardíos del mismo tipo recuperados en varios sectores del Magdalena Medio. Es posible pensar en una correspondencia de actividades, que pudiera dar origen a un registro arqueológico similar.

La simplicidad y rápida factura de los utensilios podría vincularse con una disponibilidad inmediata y abundante de recursos faunísticos. Se ha planteado que a mayor dificultad en la cacería, se da una mayor planeación y sofisticación tecnológica (Gamble, 1990); "cuanto mayor es la distancia desde las latitudes tropicales, más larga es la cadena alimentaria, más bajas las densidades de población humana y más compleja la tecnología que se precisa para sobrevivir'' (Campbell, 1986:22).

La simplicidad tecnológica de Jos artefactos encontrados parece confirmar esta aseveración.

Seguramente las presas eran trasladadas al poblado o campamento base, donde se distribuían y consumían. Esto explicaría la abundancia de artefactos de corte y raspado, así como desechos y esquirlas, en sitios que se han determinado como de vivienda.

Las hachas y cinceles pulidos demuestran una cuidadosa elaboración. Estos generalmente se relacionan con prácticas agrícolas y en particular con la tala del bosque. Se tienen datos de grupos recientes, quienes efectuaban fisuras o cortes en el tronco y posteriormente prendían fuego hasta tumbar el árbol (Pineda, 1988),

Según autores como Gross, citado por Boucher(1985) la tecnología de los cultivos de yuca es bastante sencilla y no requiere de mayor cuidado. Reichel-Dolmatoff(1977 :26) refiriendosea loscacicazgossubandinos plantea que '1as técnicas indígenas y las herramientas correspondientes, empleadas en la agricultura, se limitaban al sistema de tala y quema, a un bastón para cavar y al hacha de piedra".

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Hacia el futuro será necesario mirar con mayor cuidado los datos descriptivos en cuanto a aspectos tecnológicos de los habitantes aborígenes de la región del Magdalena Medio. Se hace referencia a la utilización de flechas con puntas de madera o hueso, con acanaladuras para la inserción del temible veneno, causante de muchas muertes entre las tropas españolas. Se nombran algunos elementos como las canoas, chinchorros, anzuelos y fa tutes; pero falta referenciar detalles sobre su elaboración.

5.2.4. Intercambio

Las referencias obtenidas en cuanto a hallazgos de piezas cerámicas de factura foránea en las tumbas de EL DANUBIO, LOMA DE MIERDA y LA CIMITARRA, demuestran intercambios hacia el siglo XII D.C. con gentes de las tierras altas de la Cordillera Oriental.

Las características de la cerámica encontrada a lo largo de los ríos M in ero, Carare, Horta y Guayabito -en las zonas media y baja- son muy similares, lo que demuestra su dispersión en una superficie considerable. Las vias fluviales debieron constituir las principales rutas, así como algunas trochas por lomos y fiJos en los sectores de colinas y montañas.

Ya habíamos señalado como, desde el sitio LA PEDREGOSA es posible llegar tras una jornada de camino, a tierra fria en la Cordillera, cerca al actual corregimiento de La Granja. También, el trazado de la actual carretera que desciende de Velez a Cimitarra, utiliza otra de las rutas naturales siguiendo el río Guayabito.

El rescate y excavación realizados por Roberto Lleras (.'1988), en el valle del Guayabito, municipio de Landázuri, demostró la coexistencia de cerámica de origen cordillera no con materiales relacionados con grupos de las tierras bajas del Magdalena. Se pudo comprobar que la cerámica "Rojo sobre Naranja", típica de la étnia Guane, fue producida in si tu y para ser utilizada confinesutilitarios.Tambiénserecuper6,enmenorcantidad,peroclaramente asociada, cerámica con características del valle del Magdalena, estableciendo un Tipo "Landázuri Crema lncisa" . Másqueplantearúnicamente la presencia de estos complejos en términos de comercio o intercambio, Lleras plantea la coexistencia de dos etnias en esta región de piedemonte de la Cordillera Oriental hacia el siglo XV d .C {LLeras, 1988).

Más al Norte, las crónicas destacan el hallazgo de sal y mantas de algodón en cercanías de la población de La Tora, en la cuenca del rio Opón, lo que confirmó y alentó a las tropas de Quesada, la necesidad de llegar hasta los pueblos que las produdan.

"Entre las cosas allí rancheadas hallaron mantas de algodón tejidas, pintadas con pincel y coloradas, de ningunos antiguos conocidas, con gran aplauzo son solemnizadas por ser muestra de cosas más subidas y no de morar lejos de la tierra viéndose muy cercanos a la sierra" . (Castellanos, 1955 :494)

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''Hallaron en tierras sobre las barrancas del río, dos casas o bohíos grandes, pero también sin gente, porque según pareció no eran de morada sino de contratación, donde se juntaban Jos indios que bajan de las sierras con sal y mantas, y los que subían del río grande a contratar y hacer sus trueques o rescates, como por acá se llama al trocar una cosa por la otra( ... )" . (Simón,l981 :T.m, 123)

Uno de los principales inconvenientes que debieron sortear los españoles fue la falta de caminos adecuados para el paso de la tropa, como para los caballos y otros animales.

"Con los cuales comenzó a repechar aquellas fragosas cuestas por algunos caminos por donde los indios del contrato de sal y mantas andaban, aunque por las más partes por su fragosidad más se podía decir embarcaderas de gatos que camino de hombres. Pero el buen ánimo que llevaban venóa a todas esas dificultad~ de caminos, en los cuales iban hallando a trechos algunos bohíos, que debieran ser ventas donde dormían los tratantes y descansaban de sus pesadas cargas de sal, porque nunca hubo en estas tierras cabalgaduras hasta que las metieron los españoles. Todo lo cargaban a cuestas ... ". (Simón, 1981: T.Ill, 138)

Son numerosos los documentos referentes a la ruta de ingreso utilizando la vía del río Cara re y el posterior ascenso a la Cordillera. El "Camino del Carare" fue una vía transitada desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, con distintos periodos de auge y abandono.

Señalemos finalmente, el hallazgo de algunas piezas de orfebrería en la Cuenca del Cara re provenientes seguramente de intercambios con indígenas de otras regiones. En todos los casos conocidos, se han encontrado como ajuares funerarios.

En dos tumbas de pozo encontradas fortuitamente en Landázuri, en el piedemonte cordillera no, aparecieron por lo menos 16 piezas representadas por pectorales, discos, pendientes discoidales, zoomorfos y antropozoomorfos, nariguera, pezonera, y cuentas tabulares. En general, la técnica de manufactura fue el martillado y recortado de láminas; aunque se encontró un alambre martillado y una pieza elaborada por la técnica de la fundición. Estos hallazgos tienen gran importancia por estar asociados tanto a cerámica propia del Magdalena Medio, como principalmente a cerámica Guane. Han sido contados los hallazgos de orfebrería en territorio Guane, resultando de gran interés el reporte de piezas encontradas en contextos funerarios en varios sitios de piedemonte. Se obtuvo una fecha de radiocarbono de 1.490 d .C. (siglo XV), lo que reafirma el caracter tardío de este complejo arqueológico (Lleras, 1984).

Mejía Arango hace mención al hallazgo de dos láminas de oro muy delgadas encontradas en el Cementerio de la Gmitarra, insinuando su posible procedencia por trueque, pues la región no es aurífera (Mejía

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Arango, 1944). Contamos también~ con informaciones relacionadas con el hallazgo de narigueras de oro y algunas láminas, procedentes de tumbas guaqueadas en los cementerios de LOMA DE MIERDA, EL DANUBIO y CORDILLERA ARENALES. En EL DANUBIO encontraron 2 narigueras aplanadas en fonna de media luna, dos láminas redondeadas de 15 cm. de diámetro con perforación en el centro y 4 clavos, el peso total de la muestra de oro fue de 85g. (López, 1988b)

Los datos proporcionados por los Cronistas reafirmarían que no se trataba de una región aurífera, y pese a que se mencionan encuentros con indios adornados con oro, tal parece que provenía de intercambios:

"Pintaís con alabanzas aquel puesto por ver el oro que su gente tiene, y a todos es negocio manifiesto como por vía de contractos viene, y es que quiero buscar, o muerta o viva, la tierra de donde ello se deriva. Porque si buen muido la tantea, contracto es y habremos de buscallo"+ (Castellanos, 1955 :497)

"Volvieron estos soldados a los demás con los indios que habían cogido, a quienes preguntádoles si tenían noticias de minas de oro y que de donde venía aquello que tenían, no supieron responder sino que aquello tenían por rescates que les traían otros indios de muy lejos''. (Simón, 1981 :TJV, 14)

La producción de artefactos sencillos y homogeneos permite el fácil reconocimiento de los objetos foraneos, provenientes de intercambios o rescates. Existen algunos datos sobre el hallazgo de piezas robadas a los españoles y encontradas en bohíos indígenas :

" ... en la provincia de los yariguíes hallaron ... casas de vivienda y en e11as gran cantidad de armas de las suyas, flechas y a medio hacer, muchas cosas de las que habían robado a los nuestros como plata labrada, di versos géneros de mercaderías, espadas, dagas, arcabuces, cuchillos, hachas, machetes y otras cosas de valor .. .''. (Simón, 1981 : 590 T.IV)

Las piezas documentadas como ''íntrusivas" podrían provenir de Intercambios, pero no se puede descartar que hubiesen sido obtenidas en pillajes a comunidades vecinas.

5.2.5. Organización Social

Todos los elementos expuestos pueden articularse y permiten el acercamiento, desde varias ópticas, a consideraciones sobre el compor­tamiento de los hombres que produjeron el registro arqueológico detectado en la región del Magdalena Medio y en el área del Carare específicamente. Para finalizar, nos íntereza aclarar el tipo de organización social de las gentes

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que dejaron los vestigios reseñados en esta investigación. El sistema social imperante está directamente ligado con la utilización del entorno. El medio ambiente puede considerarse como determinante, pero en realidad son las relaciones sociales las dominantes, en tanto es el grupo humano quien decide como explotar los recursos (Gamble, 1989).

Los aportes de los trabajos arqueológicos realizados en diferentes sec­tores del valle intermedio del Magdalena, han permitidoidentificardistintos conjuntos de vestigios, que a su vez permiten vislumbrar variadas manifes­taciones culturales.

Cada nueva investigación en la región, confirma la existencia de una tradición cultural común, con variantes locales que particularizan el registro arqueológico de cada sector.

"(. .. ) las diferencias locales están empezando a mostrar núcleos de poblaciones diferenciables que contrastan unos con otros ( ... ) Sólo a partir de estudios locales completos se podrá verdaderamente llegar a reconstruir los procesos regionales, el tipo de relación que se dió entre los diversos grupos que habitaron una misma zona y comprender realmente el significado de una expresión como la tradición cultural del Magdalena Medio ... ". (Correal, 1989 :90)

Los grupos tardíos que ocuparon las regiones d el Magdalena Medio han sido situados por Reichel Dolmatoff (1986), en un esquema general que los ubicaría, en términos de ''Etapas", entre el "Formativo" y los "Cacicazgos", específicamente en la etapa de los denominados ''Desarrollos Regionales~<.

Esta clasificación la hace basándose en los rasgos estilísticos de la cerámica, los patrones funerarios y de asentamiento, así como en su posible organi­zación social. Plantea que "estos grupos, esencialmente selváticos formaban parte de aquel gran estrato de horticultores mixtos del cual surgieron, en algunas regiones tos cacicazgos. Algunas de estas sociedades perduraron hasta la conquista española, por ejemplo los Pantágora, Panche, Pijao, Carare, .. " (Reichel Dolmatoff, 1978:52). Alcina Franch (1988), siguiendo a Service, califica a los grupos con estas caracteristicas como sociedades tribales, pues no alcanzan el grado ''evolutivo'' de mayor densidad y complejidad de la jefatura.

El río de La Miel es uno de Jos ríos tributarios más importantes que desciende de la Cordillera Central y vierte sus aguas al río Magdalena en su zona intermedia. A lo largo de su cuenca media y baja, se pudieron detectar manifestaciones culturales que permitieron a Castaño (1985) presentar un conjunto de hipótesis sobre las variaciones locales y cambios históricos acaecidos en esta zona. Las conclusiones son muy significativas y generan interrogantes, pues muestran una seriedecambioscuJturalesque se adecuan a las periodización mencionada, presentada por Reichel-Dolmatoff (1978,1986).

El hallazgo por guaqueros de una punta de proyectil en el sitio La Cumbre, permite a Castaño, sustentar un "Horizonte Punta de Proyectil"

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que podría extenderse a más de 5000 años antes de nuestra Era. Los periodos Arcaico y Formativo Temprano, aún no contarían con evidencias para su sustentación. Un periodo Formativo Medio, estaría corroborado por la detenninación de materiales asociados al ' 'Complejo Inciso zonificado" . El Formativo Tardío estaría relacionado can materiales correlacionables con el Complejo Guaduero, así como con la Fase "El Horno" y con vestigios del "Quimbaya Clásico". Finalmente, el Horizonte Tardío de Urnas Funerarias estaría representado por el "Complejo el Oro" y por las posteriores Fases Colorados y Bu tantán. Se plantea, entonces, la hipótesis de la transformación de una sociedad igualitaria en una de jefatura o cacicazgo, teniendo en cuenta la introducción de la orfebrería y una posible especialización artesana y comercial (Castaño, 1985).

La secuencia propuesta por Castaño, genera interrogantes en cuanto a la presentación de cambios lineales, pasando por todas las etapas, en términos evolucionistas. En recientes trabajos, se comienza a cuestionar este manejo conceptual de la cultura, pues se plantea que no necesariamente en una misma región, deben estar representadas estratigráficamente todas las etapas. Además de las explicaciones dífusionistas, expansionistas y evolucionistas, se requiere de nuevas metodologías para abordar la interpretación arqueológica (LLanos, 1987; Uribe, 1987 en Botiva, 1990).

No obstante, los aportes de Castaño & Dávila (1984) y Castaño (1985) son básicos para reconocer distintos comportamientos culturales, que a su vez generan particulares evidencias arqueológicas. Más que variaciones evolucionistas lineales, el registro arqueológico tardío, corroborado por varias fechas de radio-carbono ( entre los siglos X y XIV d .C.XG.21), permitiría pensar en la coexistencia de variados grupos humanos contemporáneos y emparentados, con respuestas propias al manejo del medio y disímiles en términos de organización social.

Aparentemente el tipo de sociedad más compleja en la región del Magdalena Medio,estaría representada en vestigios arqueológicos como los característicos de la Fase Butantán. Se trataría de una sociedad con rasgos incipientes de una jefatura o cacicazgo, lo que se plantea con base en un patrón funerario diferenciado, mayor densidad demográfica y un intercambio más acentuado. La complejización de la alfarería, de las construcciones habitacionales y mortuorias a la vera de los ríos, así como la presencia de orfebrería, permiten argumentar a Castaño (1985) el predominio de una sociedad de rangos.

Por el contrario, una estructura social igualitaria se habría dado en la Fase Colorados. Una pauta de asentamiento semi-ribereña con viviendas en terrazas o lomas escarpadas, y principalmente un patrón funerario regular, expresarla formas sociopolíticas sin rangos ni clases sociales.

El registro arqueológico asociado al Complejo Río Cara re, seria también producto de sociedades igualitarias, instaladas en territorios más alejados

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del río Magdalena. Los asentanúentos -temporales o fijos- fueron ubicados en vegas bajas a orillas del río, en amplias terrazas donde debieron existir concentraciones de población o en colinas cercanas a los principales ríos. Los cementerios se ubicaron en cimas de colinas y en los extremos de las terrazas habitadas, generalmente con vista hacia el río.

Hasta el momento, las sepulturas y los ajuares reseñados en el Cara re son bastante homogeneos. Las urnas funerarias muestran algunas variaciones en tamaño y algunas pocas decoraciones. Aunque la regularidad de las formas cambia, el modelo parece repetirse, lo que podría explicar que no hubo jerarquías sociales marcadas.

Podría existir una diferencia entre la estrategia utilizada para la subsistencia de los grupos ribereños al Magdalena -con mayor posibilidad de intercambio-y los grupos localizados en zonas internas de ríos tributarios. Esto se reflejaría en la conducta y organización social.

uEn general, en la hoya media del Magdalena y su vertiente oriental, morada por tapaces, yareguies y carares, predonúnaba un nivel político tribal acéfalo caracterizado por la gran cohesión existente a nivel de los segmentos sociales primarios (o "parcialidades") y la absoluta falta de integración en conjuntos mayores". (Castaño & Dávila, 1984: 115)

Este tipo de sistell\as igualitarios se determinan a menudo por reglas de sexo y edad, siendo los ancianos o líderes transitorios, los encargados de dirigir la tribu en los momentos coyunturales. La apropiación territorial se hacía por el desprendinúento de un grupo de guerreros jóvenes de la comunidad,quienes invadían por la fuerza, tomaban esclavos y se quedaban con sus mujeres (Lathrap, en Castaño & Dávila, 1984).

En cuanto a sus prácticas mágico-religiosas~ contamos con pocos datos; tampoco existirían privilegios notables, ni jerarquías muy marcadas, por lo menos a nivel material. No se menciona la existencia de templos, ni hay datos sobre hallazgos de ídolos. Refiriéndose a los indios Carares, Fray Pedro Simón anota que "tienen las mismas supersticiones que los indios yareguies y de las demás naciones sus convecinas ... Hay entre ellos muchos sortilegios, agoreros que nunca van a la guerra, por quedar ocupados en sus hechicerías" (1981: T.IV, 580).

Pero tal vez la característica principal por la que se recuerda a los indios de la región del Carare fue por su espíritu guerrero y sonada belicosidad. Fray Pedro Simón decía que mientras hubiera un solo Carare vivo, no tendrían paz sus vecinos. Estos indígenas nunca pudieron ser sometidos por los españoles, pues morían antes de llegar a ser esclavos. Sobre sus ataques a los convoyes españoles existen distintos testimonios, lo que obligó en varias oportunidades a los gobiernos coloniales a emprender acciones punitivas hasta alcanzar su casi total exterminio.

11( ••• )hacenhoyosenlaarenacapacesdeesconderseunapersonacerca

de la legua del agua y dejando solo la cabeza afuera, están acechando

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a los que suben, que siendo siempre sin cuidado, por no ver enemigos en la playa los asaltan con facilidad ( ... ) y lo que es más de advertir con sentimiento es que en las presas que hacen jamás perdonan la vida a ningún género de personas, matando todas las que han a las manos con flechas envenenadas que son sus armas ordinarias, haciendo va­sos de las cala veras para beber en sus fiesta~; si bien nunca han comido carne humana estas fieras naciones, pienso que por tener la abundancia de pescado que cogen en tantos ríos" (Simón, 1981 :T.IV :579)

"(. .. ) apenas habían comenzado a disponer los almuerzos, cuando vieron desembarcar por el río de Carare más de quinientas canoas, cada una a lo menos traía treinta y cinco indios, todos embijados con sus penachos y armas y terrible estruendo de voces, caracoles y trompetas, tan alentados a la batalla, que se les echaba de ver en los visages y meneos que venían haciendo( ... ) se vino hacer tan gran número, que cubrín todo el tablazo del río y atronaban sus riberas, valles y montes, con la algazara entre todos, tirando a vuelta de las voces tan espesas flechas, que casi cubrían el sol, aunque ofendieron poco con ellas a los soldados por el reparo que tenían de los toldos ... ". (Simón, 198f : T.IV,65)

En este relato la exageración de los datos parece reflejar el terror que estos indígenas inspiraron por siglos a los españoles.

Se utilizó la denominación general de tribus caníbales para justificar una guerra de exterminio de estos pueblos:

"Dice la relación y tradición antigua que por debajo de la lengua agujereaban el paladar a los españoles y les echaban una cabuya, y los traían por sus borracheras, y a otros les iban cortando de la carne y

pasándola en su presencia, y de la calavera hadan totumas para beber( .. :) Hacen de las canillas de las piernas y brazos de los españoles flautas que llaman fatutes .. . ". (Informe del Oídor Hernandez, en Forero :238-239)

No hay referencias que demuestren que estas comunidades guerreras se hubiesen organizado para responder a los invasores españoles.

La guerra la efectuaron comunidades aisladas, lo que fadJitó la victoria de los conquistadores. Las Crónicas ha<:en mención a la resistencia del Cacique Pipatón, pero es evidente que no tiene el suficiente poder regional

para lograr liderar un movimiento generalizado.

La imagen violenta de los indios del Carare "justificó" una implacable persecusión y aniquilamiento de los indígenas que ocuparon estas impenetrables regiones. Las selvas del Carare y del Opón quedaron despobladas, recorridas posteriormente tan solo por intrépidos buscadores de quina o de maderas finas. Los relatos de viajeros del siglo pasado y comienzos del siglo XX, aún hacen referencia al temor ancestral a estos

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indígenas (Andrade,l944). Los colonos más antiguos recuerdan historias e incluso haber visto el rastro de los indios.

El proceso histórico de los "Caribes'' no es tan homogeneo como se pudo haber presentado en el pasado. Aún no queda clara la problemática de las invasiones; el concepto de Horizonte, sugiere una rápida expansión en una continuidad espacial, que reafirmaría la hipótesis de la difusión y expansión culturaL Las fechas hasta ahora obtenidas parecen corroborar el estrecho contacto entre grupos que habitaron las tierras bajas seis siglos antes de la conquista española. Temas recurrentes ~planteados por Paul Rivet y otros investigadores- como el de la deformación de las los brazos y las pantorillas por la utilización de ligaduras, comienzan a ser discutidos por estudios de antropología física.

En realidad no se trata de una deformación muscular, ni es conveniente fisiológicamente mantener bandas fuertemente apretadas. Puede tratarse más bien, de una musculatura bastante desarrollada, que acompañada de adornos, daba una impresión que llamó la atención a los conquistadores. Estos rasgos se encu.entran presentes también en la cerámica y orfebrería y fueron usados como indicadores de la influencia Karib (Profesor José Vicente Rodríguez, comunicación personal).

Retomando las reflexiones de Priscila Boucher (1985), lo que se ha denominado "Caribe" o "Karib", más que una identidad étnica o linguistica, está ligado a consideraciones económicas y socio-culturales. Agregamos que no se trata de un único modelo de subsistencia, sino que se dieron diversas adaptaciones a las tienasbajasqueocuparon, con diferentes grados de desarrollo socio-político. Desde hace milenios, el hombre debió adaptarse a los territorios tropicales intercordilleranos. Inicialmente los grupos de cazadores-recolectores paleoindios herederos de una avanzada tecnología lítica. Posteriormente, el valle intermedio del río Magdalena fue ocupado por grupos agro-alfareros cuyos vestigios aún han sido poco estudiados. Es posible que por milenios haya predominado un sencillo modo de vida, caracterizado en los últimos siglos antes del arribo español, por la difusión de unos determinados rasgos que sugieren un parentesco cultural.

A partir del primer cuarto de este siglo, avanzadas colonizadoras comienzan a poblar paulatinamente las márgenes de los princtpales ríos de la cuenca del Carare. A mediados de siglo, la colonización se acentúa. Los primeros cam.pesinos exploradores y colonos, al igual que los ancestros indígenas, conocen el medio ambiente y se pueden adaptar facilmente a él. Muchos son campesinos de las tierras altas de la cordillera, que descienden por temporadas, en excursiones de pesca, cacería y recolección de las siembras hechas con anterioridad.

Bajo la densa capa boscosa, aparentemente deshabitada, grupos de campesinos, fueron colonizando y creando su propia territorialidad. La llegada posterior de oleadas de gentes, huyendo de la violencia o en busca de nuevas tierras, acaba por conforma runa "etnia" que desarrolla particulares

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formas de vida. La casi total ausencia del Estado, hace que el colono tenga que crear sus propias maneras de gobernarse, de hablar, de vestir, de afrontar su mundo (A rocha, 1989).

Muchas tierras boscosas, fueron explotadas por décadas, dentro de un equilibrio ecológico, por los primeros colonos asentados en la región. Las cosechas de maíz, yuca y platano brindaban importantes recursos que complementaban con la cacería y la pesca. Posteriormente, la llegada indiscriminada de oleadas de gentes y la necesidad de titulación legal, implicó sustentar "mejoras" y por lo tanto "justificaron" la tala de bosques; triste comienzo del deterioro irreversible del paisaje.

Los españoles de los siglos "101 y XVI, nunca pudieron comprender, ni aceptar,el mundo del indígena de las tierras bajas, adaptado a la horticultura, la cacería y la pesca que brindaba pródigamente su medio ambiente. Esta herencia, la seguimos encontrando en la legislación colombiana y en su aplicación práctica, que solo considera pobladas y civilizadas las áreas taladas y sembradas, sin importar que luego de la segunda cosecha se encamine hacia un desiert0 . Parecería que a partir de nuestra concepción "occidental", la selva es casi sinónimo de barbarie y de salvajismo, siendo sus pobladores "invisibles" (Arocha, 1989).

La violencia que exterminó a las comunidades aborígenes del Magdalena Medio,estuvo ligada a la incomprensión de sus formas de vida. La violencia, que a finales del siglo XX sigue recorriendo las selvas del Carare, se basa también en el desconocimiento de las comunidades que luchan cotidianamente por su auténtica subsistencia. Los colonos y los verdaderos cazadores y pescadores, cuyo espacio es el río y el bosque sin cercas, por siglos seguirán esperando "una nación para los excluidos" (Arocha, 1989).

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Page 119: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

ANEXOl

Barreno 1 . Finca El Danubio. Localidad La India. Describió: Pedro José Botero. Jwúo 1989. Posici6n geomorfológica: Terraza alta. Cima plana. Centro de cima. Material geológico: aluviones entre subrecientes y antiguos. Vegetación natural bosque húmedo. Uso: Potrero enmalezado. Dretraje: bien drenado.

TAXONOMIA DEL PERFIL

Orden Ultisol.

DESCRIPCION DEL PERFU

O a lScm. Horizonte A. Color: Textura: Límite: Estructura: Consistencia:

15a40cm. Horizonte Bl Color: Textura:

Límite: Estntehtra: Consistencia:

40a100 cm. Horízonte B2. Color :

Estntchtra:

10 YR 4/ 4 y 4/3 Pardo amarillento oscuro. franco-arcilloso. claro. bloques subangulares finos fuertes, tendencia a granular. firme en seco, buena.

10 YR 5/6 Pardo amarillento. arcilloso. Escasa presencia de gravilla. gradual. bloques subangulares medianamente d esarrollados. pegajoso y plástico.

7.5 YR 5/8 y 6/8 Pardo fuerte. Es muy graviloso. Arcilloso gravillado. Arcilla bastante meteorizada. bloques fuertes subangulares finos y medios fuertemente desarrollados.

122

Page 120: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

INDICE DE LAMINAS

Pág.

1 . Excavación Tr3, sitio EL DANUBIO, LA INDIA. Nótese la coexistencia de material tallado y pulido. 35

1 . Excavación en área en VILLA HELENA 1 Y1 . Hallazgo de choppers en excavación en VILLA HELENA 44

3. Lascas prismáticas (1-5), triangulares (6-13), atípicas y concoidales (14-17). 52

4 . Raspadores laterales (2-3), terminales (4-St ráederas (6-7) 53

5 . Choppers cuenca del Carare. La numeración corresponde a los respectivos dibujos de las gráficas (9 a 11). 63

6 . 1 y 2 :Urna funeraria y tapa procedentes de EL DANUBIO. 3 :Jarra de forma chibchoide y pasta del Magdalena Medio procedente de Puerto Araujo. 4 :Metate y mano encontrados en Puerto Pacheco. 85

7 . Urnas y tapa procedentes de EL DANUBIO. La 1 fue restaurada en el CENTRO DE RESTAURACION DE COLCUL TURA. Los materiales cerámicos completos fueron recuperados y custodiados por Carlos Alirio A tuesta en Cimitarra. 86

8 . UmasprocedentesdelCarare.Coll'CciónMuseoU.deAntioquia. 87

9 . 1 y 2: Urnas funerarias procedentes del sitio Ripley (Puerto Berrío) Colección Museo Universidad de Antioquia. Nótese el acabado en cuanto a forma y decoración. 3 y 4: Urnas encontradas en el sitio Ripley. Colección Casa de la Cultura de Puerto Berrío. Donación de Rubén Mejía. 88

10. 1 y 2: Puntas de proyectil encontradas en los sitios Tucumán (Remedios) y Nuevo Mundo (Puerto Benio). La primera fue donada por Don Hector Muñetón y Maria Ema Chavarriaga. La segunda fue encontrada superficialmente por la auxiliar de arqueología Sulma Rodríguez. 3,4 y S raspadores plano convexos encontrados en La BrillantiM (Remedios), San Juan de Bedout (Puerto Berrío) y Palestina (Yondó). Estos materiales han sido recuperados en el proyecto de prospección y rescate arqueológico a lo largo del Oleoducto Vasconia-Coveñas por el INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGIA y OLEODUCTO DE COLOMBIA S.A. 89

123

Page 121: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

INDICE DE GRAFICAS

Pág.

1. Plano aproximado del sitio EL DANUBIO, localidad LA IN-DIA. Se muestran los diferentes yacimientos y los puntos donde se efectuaron sondeos y cortes. 32

2 . Planta del corte Tr3 efectuado en EL DANUBIO. Se dibujaron "in si tu" los materiales. Semuestra·un primer piso de ocupación despejado por el primer descapotaje. 33

3. Formas y estilos de tumbas reseñadas en el DANUBIO Yl. Datos obtenidos de Saúl Castañeda quien excavó más de 20

35 tumbas.

4. Plano del Sitio VILLA HELENA 1, puntos de sondeos y 40 excavaciones.

5 . Plano de la excavación realizada en VILLA HELENA 1 Y1 42

6 . Perfil estratigráfico corte en VILLA HELENA 1 Yt. 43

7 . Frecuencias, distribución y porcentajes de las muestras líticas totales en sitios excavados y en recolección superficial.

51

8 . Esquemas tipológicos de choppers. Lista propuesta por Ramendo. Formas de filos y guijarros.

59

9 . Plancha de choppers recuperados en la cuenca del Carare . 61

10. 1/ 11 1/ 61

11. 11 11 11 61 12. Plancha de hachas encontradas en la cuenca del Carare. 64 13. Urnas funerarias y ofrendas rio Carare provenientes de los

sitios El Danubio y Loma de Mierda. l.Tapas de urnas lisas, algunasposeendecoraciónincisa.2.Umasfunerarias.3.Vasijas de pasta, forma y decoración atípica. 4.Vasija de forma chibchoide, pero con pasta y decoración local. 5.6. Urnas funerarias. 7.Vasijas miniatura y copas. 71

14. Técnicas decorativas de la cerámica río Carare. 72

15. Bordes y bases Complejo río Carare. 73

16. Fechas C14 Magdalena Medio 90

124

Page 122: Investigaciones arqueológicas en el Magdalena Medio

NOTAS

(1) Los trabajos de prospección y excavación se pudieron realizar gradas al interés y colaboración de los propietarios y líderes comunales de la región. En la localidad de LA PEDREGOSA contamos con la invaluable asistencia de Josué Vargas y Orlando Gaitán. En LA AUY AMERA y en EL DANUBIO con la ayuda y hospedaje de Don Fernando Chaves y Angel Urrego y familia. Agradecemos igualmente a Don Víctor Zuluaga, quien nos permitió excavar en sú Hacienda Villa Helena y nos brindó hospedaje en varias temporadas de campo.

(2) Se presentan los conceptos de "nivel" y "piso" definidos por Daniéle Lavalée :

"Por nivel entendemos una unidad de orden cultural que representa el resultado de la ocupación del yacimiento por un grupo humano durante un cierto periodo de tiempo y que difiere por su naturaleza y 1 o su manera de utilizar los lugares, del periodo que le precede y del que le sigue ... Un nivel se caracteriza por la permanencia de una organización espacial que refleja a su tumo una permanencia del comportamiento de los ocupantes del habitat: está constituido por la acumulación sucesiva, durante un cierto periodo de tiempo, de testigos de la actividad humana (vestigios arqueo­lógicos) y de elementos naturales (tierra, piedras, etc,) y presenta siempre un cierto espesor, que puede variar desde el de un solo objeto a una vientena y más de centímetros, según la duración de la ocupación y el modo de la acumulación ... "(Lavalée, 1985 :47, traducción del autor)

(3) Las fechas de Carbono 14 efectuadas en Beta Analitic lnc. fueron financiadas por la FUNDACION DE INVESTIGACIONES ARQUEO­LOGICAS NACIONALES. Las realizadas en el laboratorio de Gif~sur­Yvette se obtuvieron gracias a la colaboración de M. Fontugne por gestión del arq~eólogo Virgilio Becerra.

(4) La clasificación de los materiales Líticos de efectuó en el Laboratorio del INSTI11JTO DE CIENCIAS NATURALES DE LA UNIVERSIDAD NACIO­NAL con la colaboración de los profesores Gonzalo Correal y María Pinto.

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