Jean Epstein La inteligencia de una máquina

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    olecciOn Losange de Estudioa Cinematogr:ifico

    Dirigida por Edmundo Eichelbaum.lean pstein

    La inteligenciade una maquina

    Ediciones Nueva Visi6n

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    ---- --- ~Tltulo del original en rancC1:

    L'izllelligence d'uno machine .

    Tnducci6n de Alberto Ciria

    rUNO,CION UNIVERSIO D DE i U G O I ~

    j l ) l \{ ; f ;'1'AlJt:O

    LO/ ' .AI\01 \ I I I L i T i c C A

    No. ~ l a s i 1 } ? 4 ' ; / ~~ 7 1 h _ : _No. ' fl.(;o;;Precto_ ..........:::----- . - - - -

    1960 by Edi.cione. l NueYa VisiOn, Cerrito 1371, B ~ As.lmprfll o en Ia Argentina Printed in Argentina.

    Queda hecho el depOsito que pri':Tiene Ia ley 11.723

    Sumario

    SignOII

    El quid pro quo del continuo y del dii IContinuo 17

    El tiempo i n t e m p o ~ a l 31

    Ni espirilu nl materia 4S

    Azar del determinismo y deter:minismo del uar 57'_El a n ~ 1 1 1 pu i a l e . ~ - ~ v e r s ~ . -

    - .. . 71

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    Psicoan8liei fotOelet:tricoFiiosofia mec&nica

    La cimtidad, madre de la cualidad

    Reiaiividad de Ia 16gica

    La1ey de lu leyeo

    Irreali.smo

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    Ruedas embrujadas

    Un nifio observa en la pantalla las im8.genes de un vehiculo que avanza con rnovimientos regulares, pero cuyasruedas giran sucesivamente ya en un sentido, ya en otro,e incluso, en ciertos mementos, resbalan sin girar en alrsoluto. Asomhrado, quizB.s inquieto por este absurdo, eljoven observador interroga a un adulto para que, si puedey se digna hacerlo, le aclare esta evidente contradicci6n ytrate de exelicar este inmoral ejemplo de anarquie.. erop t lo comlln el inter rogador se conforma con una respuesta que no llega a comprender totalmente; y puede sucrdertamblen que un IilOsoio de.doce afios eomerve en adelante,cierta justificada desconfianza a la vista de un espect8culo

    que ofrece del mundo una pintura tan caprichosa y bastaequivoca.

    Retratos que aterrorizan

    Aunque sean optimistas y esten dotadas de talento, laimpresi6n general de las principiantas cuando por vez pri

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    mera ven y escuchan en una proyecci6n a sus propios fan-tasmas es decepcionante y descorazonadora. Descubren ensu imagen defectos que no creian tener en Ia realidad; se

    consideran traicionadas, daiiadas por el objetivo el micr6fono. No reconocen ni aceptan determinados rasgos desu rostra, determinadas inflexiones de su voz; al verse ca-da una frente a su ~ o b l ese sienten como en presencia deuna hermana hasta entonces nunca sospechada: de unaverdadera extrafia. El cinematOgrafo miente, dicen. Raravez esta mentira les parece favorable o embellecedora.

    Para bien o para mal, el cinemat6grafo, en su registro y reproducci6n de un s u j e t o ~siempre lo transforma, lorecrea en una segunda personalidad. Personalidad cuyo

    aspecto puede perturhar su conciencia al punto de llevarloa preguntarse: Gquien soy?, Gcwil es mi verdadera iden-t idad? Y esta es una .c;ingular atenuaci6n de la cartesianacvidencia de existir: al cl:isico pienso, luego existo , debeagregarse: pero no me pienso tal como soy .

    Personalismo de Ia materia

    El primer plano implica otro atentado al orden familiar

    de las apariencias. La imagen de un ojo, de una mana, deu_na h o c ~que ocupa toda la panta11a n o sOlo porque es- ~ amphada trescientas veces sino tambien porque se Ia veRislada de su conjunto org:inico- adquiere un carli.cterde animal aut6nomo. Este ojo, estos dedos, estos labios,

    ~ son seres que poseen sus propias fronteras, sus proPIO s movimientos, sus propias vidas, sus fines propios.ExiRten por si mismos. Cada l l l lO , Ya no resulta fanbistica

    la existencia de un alma particular del ojo, de Ia mano,de la lengua, como creian los vitalistas.

    Un espiritu forja sus oriculos en el fondo de la pupila.

    Uno querria tocar esa mirada inmensa, si no estuviera cargada de una fuerza quiz:i. peligrosa. Esto no es mS s unaflibula, no; es posible pesar la luz. En el cristalino se trans-parenta un mundo confuso y contradictorio, donde se vuel-ve a adivinar el monismo universal de la Tabla de Esme-ralda, Ia unidad de lo que se mueve y de lo que esbi mudo,la ubicuidad de la vida misma, el peso del pensamiento yla espiritualidad de la carne.

    Unidad de Ia vida

    Este desorden en Ia jerarquia de las cosas se ve agravadopor l reproducci6n cinematogr:Hica de los movimientos,ace1erados o en cimara lenta. Los caballos planean sobreel obst8.culo; las plantas gesticulan; los cristales se juntan,se reproducen, cicatrizan sus heridas; Ia lava se arrastra;el agua se vuelve aceite, goma, resina arborescente; elhombre adquiere la densidad de una nube, la consistenciadel vapor: es un puro animal gaseoso, con gracia felina yfigura siniestra. Todos los sistemas parcelarios de la nato

    raleza se encuentran expresivamente desarticulados. Noqueda mtis que un reino: a vida.

    Hasta en las actitudes m b humanas, la inteligencia sedesvanece ante el instinto, el iinico capaz de ordenar juegos de mlisculos tan sutilest tan llenos de gamas, tan cie:gamente justos y feljces, Todo el universe es una bestiainmensa cuyas piedras, flares y ptijaros son Organos per-fectamente coherentes en su participaciOn en una Unica

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    alma comU.n. Tantas dasificaciones rigurosas y superficia-les como se adjudican a la naturaleza no constituyen sinoartificios e ilusiones.' Bajo estas imB.genes, el mundo de las

    formas se revela, aunque extrafiamente an8.rquico, comoesencialmente homogeneo.

    El universo cabeza abajo

    Una experiencia innumerable ha abonado el d_ogma de airreversibilidad de la vida. Todas las evoluciones, en el8.tonio yen la galaxia, en lo inorgB.nico, en el animal yenel hombre, reciben de Ia degradaci6n de la energia su sen-

    tido irrevocablemente tinico. El acrecentamiento constantede la entropia es e r freno que impide a las .ruedas de lamclquina tf rrf stre y celeste moverse hacia atrS:s. Ningllntiempo puede remontarse a su fuente; ninguna consecuenciapuede preceder a su causa. Y un mundo que pretendiera li-herarse o modificar este orden vectorial seria fisicamenteimposible, 16gicamente inconcebible.

    Pero he aqui que en una vieja pelicula de vanguardia,en un teatro de variedades cualquiera vemos una escena queha sido filmada a ~reves. y el cinemat6grafo, de golpe, desc ~ b e

    con clara exactitud un mundo que marcha desde sum hacia su comienzo, un antiuniverso que hasta ahora elhombre no alcanzaba casi a imaginar: Rojas muertas que selanzan a volar desde el suelo para volver a ubicarse sobre~ sramas de los arboles; gotas de lluvia que saltan desde Ia

    tJerra hasta las nubes; una locomotora que traga de nuevosu humo y .sus cemzas, que aspua su vapor; una maqumaque consume frio para brindar trabajo y calor. La flor nacede su agostamiento y se marchita en un bot6n que vuelve a su14

    tallo. & te, al envejecer, retrocede basta la semilla. La vidasOlo aparece como resurrecci6n, atraviesa y abandons losachaques de la vejez por la expansiOn de Ia madurez; regre-

    ss al curso de la juventud y luego de la iniancia, y se disuel-ve al fin en ellimbo prenatal. Aqui, la repulsiOn universal,Ia degradaci6n de la entropia, el crecimiento continuo de laenergia muestran las verdades inversas de la ley de Newton,de los principios de Camot y de Clausius. El efecto se haconvertido en causa; la causa, eft efecto.

    zS.er8. ambivalente la estructura del universo? ;.Permi-tirli una marcha adelante y una marcha atrli.s? ;.Admitiri.una doble l6gica, dos detenninismos, dos finalidades contrarias?

    El cine, instmm.ento de un arte y .tambien de unafilosofia

    Desde hace varios siglos los microscopios y los teleacopiossirven para multiplicar el poder de penetraci6n de la vista(nuestro sentido mayor ; y la reflexi6n sobre las nuevas apa-riencias del mundo, conquistadas de esta forma, ha transformado y desarrollado prodigiosamente todos los sistemas fj.

    los6icos y cientificoS. Sin duda que a su vez el cinemat6grafo, aunque no tiene alln cincuenta afios de existencia 1 ,comienza a contar en su activo revelaciones sumamente im-portantes, especialmente en el campo del an8.lisis de los movimientos. Pero el a para o que ha dado nacimiento al "septimo arte consiste aJos ojos del pUblico en una mO.quina pararenovar y vulgarizar el teatro, para producir una clase de

    1 Epstpin e PCribia es\(1 en 1946 (N. del T.).

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    e.spectaculo accesible a los bolsillos y a las inteligencias dela miis numerosa me diania internacional. Papel henefico yprestigioso por cierto, que no presenta sino el pequefio in-

    comeniente de sofocar bajo su gloria otras enormes posi-bilidades de este mismo instrumento que pasan casi inad-,ertidas.

    Asi, no se ha prestado m:is que poca o ninguna aten-ci6n a mochas particularidades de Ia representaci6n que

    l film puede dar de las co.;as; apenas se ha adivinado quea imagen cinematografica nos anuncia a un monstruo par-

    tad or de un veneno sutil que podria corromper todo elarden razonable concebido a duras penas en el destino delunivcJ;so.

    pescubrires siempre comprobar que los ohjetos

    nos Qn aque1lo que se creia que erani saber mas es, ante t o ~

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    Uqr especie de milagro

    Como es sabido un film se compone de una gran cantidad

    de im8.genes yuxtapuestas sabre el celuloide pero distin-tas y alga desemejantes entre si por Ia posiciOn m8s omenos modificada del sujeto fotografiado. Con un deter-minado ritmo la proyecci6n de esta serie de figuras sepa-radas par cortos intervalos de espacio de tiempo produ ce la apariencia de un movimiento ininterrumpido. y estees elprodigio mas sorprendente de la miquina de los her-manes Lumiere: transformar una discontinuidad en unacontinuida1; piisihilitar la slntesis de elementos disconti-;; Uas e inm6viles en un conjtinto continuo y m6vil; realizarIa transici6n entre los dos aspectos primordiales de la na-turaleza que desde que existe una metafisica de las cien-cias pare cian oponerse el uno al otro excluirse reci pro-camente.

    Primera aparieneia el continuo sensible

    En Ia escala donde directa o indirectamente se lo percibe

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    por los sentidos, el mundo aparece en primer Iugar comouna reuniOn rigurosamente coherente de partes materiales,entre las cuales la exist encia de una vacuola de vacio deuna verdadera discontinuidad, parece de tal modo imposi-ble que alli donde no se sabe que es lo que hay, ha sidoimaginada una sustancia de relleno Hamada Cter Sin duda,Pascal ha demostrado que el pretendido horror que la naturaleza tendria por el vacio era una quimera, pero no Ipodido borrar el horror que la inteligencia humana expEt:imenta ante un vacio del cual no puede adquirir ningunaexperiencia sensoriaL

    Segunda ap9riencia: e l discontinuo de las cienciasffsicas

    Contra esta concepciOn primitiva del continuo-universal, apartir de Dem6crito se desarrolla victoriosamente Ia teoriaatomistica, que supone a la materia constituida por corpllsculos indivisibles y separados los unos de los otros. Siel ~ i t o m o ,a pesar de su supliesta indivisibilidad, ha podidoser subdividido en muchas clases de particulas electricas,se mantiene hoy en general la hip6tesis de una estructuramaterial en forma de Iagunas discontinua, gaseosa podriamos decir. Y esto tanto en lo infinitamente pequefiocomo en lo infinitamente grande donde los elementos pienos no ocupan mas que un volumen muy pequefio en relaci6n con los vacios inmensos a traves de los cuales circulan, De esta manera, una galaxia puede compararse conu n vapor de estrellas, asi como el 3tomo se asemeja a unSistema solar en miniatura.

    Bajo el mundo consistente que conocemos pnictica-20

    mente, se disimulan las sorpresas de una realidad' muydispersa, donde la proporci6n de lo que es c o n s i s t e n t ~encomparaci6n con lo que no es, se ejemplifica con una moscaque vuela en un espacio de unos 8 km

    Tercera apariencia: el continuo matem8tico

    Si bien se puede concehir a los corpU.sculos materiales como distintos, no se los puede en cambio reoonocer como independientes, ya que todos ellos ejercen entre si influenciasreel procas, que explican el comportamiento de cad a uno.La red de estas innumerahles intericciones, o campo de

    fuerza, presenta una trama imponderable que llena todo elespacio-tiempo de los relativistas. En esta nueva continuidad de cuatro dimensiones, la eneria latente en todas partes se condensa, aqui y ana en granulos dotados de masa,que son los componentes elementales de la materia.

    . l ~ oel discontinuo materi al molecular, at6mieo,i ~ ~ a a t m i c ose imagina entonces un continuo mas pro:undo y anterior, que debera llamarse p r e m ~ ~ e r i a ~ya

    que potencia y dirige las localizaciones c u 8 . n t i e a ~ ~ o b a -

    bilistas de la masa, Ia luz y Ia electricidad.

    .~

    La transmutaciOn del discontinuo en continuo, negadapor ZenOn, pero llevada a cabo por el cinematOgrafo

    Los puntas mas oscuros de esta poesia se encuentran enlos pasajes y en las superposiciones del continuo superficial al discontinuo media, y de este l continuo pre-mate

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    ri-'11, que sOlo tiene alln existencia matem

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    El discontinuo, zrealidad de un continuo irreal?

    El continuo sensible, cuya existencia nos es asegurada porla experiencia cotidiana de todo lo que nos rodea. pero cuj'area1idad es desmentida por la investigaci6n cientifica, r ~sulla ser en el fondo una trampa nacida (como Ia falsacontinuidad del film) de Ia insuficiencia del poder de separaci6n de nuestra vista y de todos nuestros sentidos. Asi,el encanto de la mllsica, el flujo de armonia perfectamente encadenado que gustamos en la audiciOn de una sinfo.nia, nacen de la impotencia de nuestro oido para situardiferenciadamente en el espacio y en el tiempo cada vi-

    braci6n de cada conjunto de ondas sonoras. Del mismomodo, la relativa imperfecciOn de los sentidos _mUltiples queagrupamos bajo el nombre de tacto no nos permite cono-cer Ia divisiOn extrema ni el movimiento fonnidable delos minllsculos componentes de los opjetos que manejamos.Y de esta dehilidad de nuestras percepciones nacen todaslas falsas nociones de una materia sin Iagunas, de un mundo compacta, de un universo pleno.

    En todos los campos, el continuo visible, palpable,audible, respirable no es mils que una primera aparienciamuy superficial, que posee sin duda su utilidad, es decir,su verdad pnictica, pero que oculta una organizaci6n sub-yacente de aspecto discontinuo, cuyo conocimiento se harevel ado como mucho m8s Util alln y cuyo grado de realid ad puede y debe ser considerado, en consecuencia, comomas profunda.

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    _

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    La discontinuid.ad, falsa imagen de una continuidad

    lDe d6nde proviene esta discontinuidad consideradam:is real? Por ejemplo, en el proceso cinematografico,ld6nde y cOmo se captan las im8genes discontinuas quesirven al espectador para elahorar ]a continuidad subjeti-va del film? Estas im:igenes son captadas en el especbiculoen movimiento perpetuo del mundo; especbiculo que seencuentra fragmentado, recortado en breves secciones porun ohturador que no tapa el ohjetivo, en cada rotaci6n,m8 s que por un tercio o un cuarto del tiempo que le es necesario. Esta fracci6n es lo bastante breve como para que

    las instantlineas obtenidas adquieran tanta nitidez como lasfotografias de personas en reposo. La discontinuidad y lainmovilidad de los clisCs cinematogr8icos, consideradasen si mismas, resultan entonces una creaci6n d e: la c8marafilmadora, u n ~interpretaciOn en extrema inexacta del as-pecto continuo y m6vil de Ia naturaleza, aspecto que tieneaqui el papel de realidad esencial.

    Si el hombre se encuentra organizado por u sentidospara percibir el diScontinuo como continuo, Ia m ~quin en cambio imagina mRs fBcilmente el c o n ~tinuo como discontinuo

    En esta ocasi6n, un mecanismo se revela como dotado deuna subjetividad propia, ya que representa las cosas no co-mo las percibe la mirada humana, sino Unicamente como lasV C} seglin }a estructura particular que COnstituye BU personalidad. Y la discontinuidad de las im8genes fijas ( fija spor lo menos durante el tiempo de su proyecci6n, en los

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    inlervalos de su deslizamiento a t i r o n e s ~ ,discontinuidadque sirvc de fundamento real al continuo humanamenteimaginario del conjunto del film proyectado, resulta ser a;;u turno nada mas que un fantasma, concebido y pensadopor una mii 1uina. ,

    En primer lugar, el cinematOgrafo nos ha mostrado,en el continuo, una transfiguraci6n subjetiva de una discontinuidad m

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    ~ c i s1wdazos pentagonales, etc. Es e s t ~nn moddo del alsorazonamicnto de toda atomistica, muy parecido por otraparte al razonamiento de ZenOn. Pero es evidente que el

    rid rio, antes de haber recihido el golpe que lo hizo volar enpcrlazos, no era portador de tri8.ngulos. ni de cuadril:iteros,ni de prntUgonos, ni de ninglin otro pedazo que el Unicoque e mismo constituia.

    La realidad, soma de irrealidades

    Ciertos amilisis de Ia luz hacen aparecer una estructuragranular, disconlinua. Pero es imposible probar que estadiscontinuidad existia antes de las experiencias investigarloms que han podido crearla, de Ja misma. manera que ladmara filmadora ha inventado una sucesi6n de descansos'en la continuidad de un movimiento. Otros fen6menos 1uminosos sOlo se explican admitiendo que Ia luz es, no yauna discontinuidad de proyectiles, sino un flujo ininterrumpido de ondas. La mec

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    l tiempo intempor l

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    Aprendizaje de Ia perspediva

    Todo arte que es imitaci6n de una serie de acontecimien-

    tos crea, por el hecho mismo de la sucesi6n que contiene,un tiempo propio, una defonnaci6n del tiempo hist6rico.En las manifestacioncs primitl.vas del teatro este tiempofalso se apartaba lo menos posible del tiempo que habiasido ocupado realmente por Ia acci6n descrita. De la misrna manera, los primeros dibujantes pintores se aventuraban timidamente en el also relieve, representaban maluna falsa profundidad de espacio, permanecian apegados a Ia realidad de Ia superficie plana sabre Ia cualtrabajaban. Poco a poco el hombre, al desarrol lar su geniode animal irnitador poi excelencia, al ir de imitaciones de Ianaturaleza a segundas y terceras imitaciones de estas irni-taciones primeras, se habitu6 a servirse de espacios detiempos ficticios, que se alejaban cada vez mas de sus mo-delos originarios.

    Asi, la larga duraciOn de los misterios medievalestraduce Ia dificultad que experimentaban en esa Cpoca losespiritus para cambiar de perspectiva temporal. En eseentonces, un drama que no hubiese durado en escena casi

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    tanto como el desarrollo real de los hechos, no hubierarcsultado veroslmil ni suscitado la ilusiOn. Y la regia delas tres unidades, que fijaba en veinticuatro horas el maximo de tiempo solar que se permitia condensar en tres ()cuatro horas de tiempo teatral, marca otro jal6n de la mar-cha hacia la comprensi6n de las condensaciones crono16-gicas, es decir, de la relatividad temporal. Hoy, esta re -l h r r r ~ i O nrlcllicmpo a una escnla de 1 8 de lo que a 1o sumo-sc permitia Ia tragedia clasica, parece un esfuerzo bastantedebil n comparaciOn con las condensaciones en escala de1/50.000 que realiza el cinemat6grafo, y que no dejan deproducirnos cierto vertigo.

    La m8quina para pensar el tiempo

    Otro de los asombrosos mt:ritos del cinematOgrafo es el demultiplicar y suavizar enormemente los juegos de la perspcctiva temporal, de habituar Ia inteligencia a una gimnasia que le resulta siempre dificil: pasar de un absolutoinvetcrado a unos condicionales inestables. Incluso estamUquina que estira o condcnsa l tiempo, que nos ensefiasu naturaleza variable, que predica la relatividad de todas;

    las mcdidas, parece provista de una especied ~

    psiquismo.Sin ella no veriamos nada, y por lo tanto nada comprend_erfamos, de este que puede ser materialmente un tiempDcmcuenta mil veces mlis ripide o cuatro veccs mas lentoque aquel en que vivimos. Esa mliquina es l1til, por cierto,.pero su juego brinda una apariencia tan elahorada, tanpreparada para el uso del espiritu, que se Ia puede consi-derar ya pensamiento a medias, y pensamiento de acuerdoa las reglas de un an ilisis y de una sintesis que el hombre

    34 t

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    hubiese sido incapaz de realizar sin el instrumento cinematografico.

    Dimensiones de espacio

    El respeto con que se conservan predosos patrones de pesos y medidas de platina iridiado en tabernliculos blindados a temperatura constante, hermeticamente cerrados, nosrecuerda el culto que se tributaria a algunos objetos milagrosos, a algunas materializaciones de la verdad r e v e l d ~caidas del absolute del cielo sobre este mundo de e r r o r e s ~Nadie considera al metro la diez milloniisima parte del

    cuarto del meridiana terrestre como una verdad intangible y esencial. Muchos paises utilizan at'in otras unidades de medida. Todo el mundo, desde hace tiempo, hapodido comprobar cOmo cuatro milimetros pueden convertirse en tres centimetres y medio bajo la lupa. Los viajeros saben que un kilOmetre represents valores diferentes, segt'in que nos desplacemos a piE; a caballo, en bicicleta, en auto, en tren o en avi6n, de acuerdo al terrene,al clima e inclusive la estaciOn. AI igual que el metro dela Luna, de Marte, de Venus diez millonesima parte delcuarto de los meridianos de aquel satiHite y de estes plan e t a s el metro terrestre no tiene mRs que una signifiesci6n relativa. Y si los cuerpos celestes, como se cree, se contraen poco a poco en su masa, es necesario preguntarsedOnde se encuentra nuestro metro verdadero, si en los patrones menos variables de la Oficina de ongitudes oen la subdivisiOn de un meridiana en vias de perpetua regresiOn.

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    Dimensiones de tiempo

    Aunque mas misteriosa, la verdad de Ia bora podria inspi

    ramos menos desconfianza. La hora no es sOlo el productosecreta de los relojes-patrones, tambif n venerados religiosamente y escondidos en criptas profundas; es el resultado de una simple agrimensura de la i= uperficie del globo;nace, sobre los cuadrantes solares, del trazo inscripto porel movimiento incomprensible y divino que anima toda lameclinica celeste. Mientras que el meridiana admitep a r a bien o para m a l la divisiOn segUn el sistema de

    cimal, la elipse de Ia Orbita se rehllsa a someterse a loarbitrario de esta convenciOn humana.

    Impone su propio mimero de dias y naches en formatan tir8nica que, a pesar de que este c8lculo sea defectuoso, no se puede cambiar y es necesario el cOntinuo reajustede los calendarios. Sin duda, en ocasiones, una hora deaburrimiento parece transcurrir mas lentamente que unahora agradable, pero estas impresiones siempre confusas

    a menudo contradictorias no alcanzan a quebrar la feen la fijeza inalterable del ritmo universal. Creencia confirmada incluso por la irreversibilidad del tiempo, invariablemente positiva, imagen de la constancia irreversiblede los movimientos astronOmicos, en tanto que el espacio,en longitud, latitud profundidad, puede ser recorridomedido, ya sea en un sentido como en el contrario. Asi,basta la invenciOn del acelerado del r lenti cinematogr8-ficos, parecia imposible y ni siquiera soiiable-- ver unafio de vida de una plants condensarse en diez minutos, otreinta segundos de la acci6n de un atleta crecer y extenderse durante dos minutos.

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    --

    El tiempo es una relaci6n en el espacio

    La bora, entoncest y el tiempo que ella define, concebidos

    y reglados por el dinamismo c6smico, parecian tener u_realidad muy diferente de la del metro la del espacto:m8s' oscura y elevada, intangible e inmutable. El cinemat6grafo, por lo tanto, al parcelar el tiempo y mostrar suextrema maleabilidad, lo ha hecho descender de ese sitialreduciendolo al rango de una dimensiOn an8loga a lasdel espacio.

    a cuarta dimensiOn, de 1a que se hablaba desde tiempo atr8s, era imaginada con dificultad en su esencia, eincluso se dudaha de su propia existencia. Para ciertos

    matern8.ticos, se trataba de una dimensiOn esencialmentegeometrica como las otras tres, ficciOn o realidad del calculo, pero i n a l ; i b l ~en Ia pr8ctica, ya que nuestros sentidosno nos proveen de ningUn data al respecto. Para muchossabios y novelistas, filOsofos y poetas, era el f ter o elmedio de ir a las estrellas, el h bit t de los espiritus puroso el media de resolver la cuadratura del circulo . . Sinembargo, como todas las cosas en que el hombre piensacon frecuencia terminan tarde o temprano por realizarse,la cuarta dimensiOn lo mismo que el unicomio que secaptur6 al fin eti el Nepal- apareCiO, dotada de verosimilitud, en el espacio-tiempo de los relativistas.

    El tiempo, comprendido como una escala de variables, como la cuarta coordenada del sistema en que seinscribe nuestra representaci6n del universo, no habriasido por mucho tiempo m8s que una visiOn del espiritu,complaciendo solamente a un pUblico restringido de 88bios, si el cinematOgrafo no huhiera visualizado esta eoncepci6n. Y la hubiera reforzado al realizar experimental-

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    mente variaciones muy amplias, has ht ese momenta desconocidas, de la perspectiva temporal. Todo el mundo puedecomprender hoy que nuestro tiempo es el cuadro de unadimensiOn variable, asi como nuestro espacio es el asientode tres clases de distancias re1ativas, porque todo el mundo pucdc ver sobre la pantalla el alargamiento y el acortamiento del tiempo, como se ve p o r un extrema o porel otro de un anteojo largavista- el alargamiento o acortamiento de la distancia. Si en la actualidad todo hombremedianamentc culto llega a representarse el universo comoun continuo de cuatro dimensiones, cuyos accidentes rnateriales se sitllan en el juego de cuatro Variables espaciotemporales; si esta figura m:is rica, mRs mOvil, mRs veri

    dica quizR, suplanta poco a poco a la imagen tridimensional del mundo, como esta a su vez ha sustituido a lasprimitivas e ';quematizaciones plnnas de la tierra y del cielo; si la unidad indivisible de los cuatro factores del espacio-tiempo est en lentas vias de adquirir la evidencia quecalifica la inseparabilidad de las tres dimensiones delespacio puro, es al cinematOgrafo a quien le debemos estegran hallazgo, esta penetrante divulgaciOn que beneficialas teorias de Einstein y Minkowski.

    ; Cuarta dimensiOn o primera dimensiOn?

    Sin embargo, mientras que las tres dimensiones del espacio no presentan entre si mRs que diferencias de posiciOn,en ninguna forma . esenciales, la dimensiOn temporal conserva su carRcter propio, que se atribuye a la irreversibilidad de la marcha del tiempo. Los desplazamicntos, nolmporta de emil de las dimensiones espaciales se trate,

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    por el contrario, parecen poder cumplirse en un sentidoa veces positivo, otras negativo. Pero ya que las cuatrodimensiones constituyen covariantes inseparables, parecee x t r f i ~

    que una de elias pueda ser irreversible sin queobligue a las otras tres a serlo tambien. En sintesis, ningllnm6vil vivo o inanimado puede deshacer j amb el caminoandado. Este kilOmetro recorrido para regresar no vienea anular el kil6metro recorrido para ir, sino a sumarsele,ya que es un nuevo ki10metro diferente del primero. El camino de la tarde - a u n q u e no cambiara ni un milimetro-es siempre distinto del de la mafiana, bajo otra luz, en otroaire con otro corazOn y otros pensamientos. a marchairrevocable del tiempo impone en efecto a todos los movimientos del universo un sentido Unico, un valor irrecuperable e indestructible, siempre positive. La cualidad suig n ris de la dimensiOn temporal es un poder de orientarel espacio geometrico, de suerte que las sucesiones no poedan producirse mRs que en el sentido de esta polarizaciOn.Y t m b i t ~ na causa del movimiento polarizado que aportaa las imligenes, el cinematOgrafo u n a vez que se le afiadael estereoscopio-- podrli crear la ilusiOn perfecta de uncontinuo de cuatro dimensiones, como otra realidad.

    En Iugar de tener en cuenta el orden cronol6gico, enel que el hombre se ha familiarizado con las medidas de

    longitud, superficie, volumen y duraci6n, Gno seria masconveniente Hamar al valor tiempo la primera dimensiOny no la cuarta a fin de reconocerle el papel de orientadorgeneral que ejerce en su espacio?

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    TiP-mpos locales e inconmensurables

    El cinematOgrafo explica no sOlo que el tiempo es una di-

    mensiOn dirigida, correlativa de las del espacio, sino tam-bien que todas las estimaciones de esta dimensiOn notienen m.:ls que un valor particular. Se admite que las condiciones astron6micas en que se sitlla la tierra irnponen aCsta un aspecto y una divisiOn del tiempo muy diferentesde lo que deben ser en la nebulosa de AndrOmeda, cuyocielo y movimientos no son los misrnos; pero qui en no hayavista nunca el acelerado o el ralenti cinematografico difi-ciimente podr.i imaginarse Ia apariencia que pueda tener(vista desde el exterior) un tiempo distinto al nuestro. Un

    film documental de corto metraje que describe en algunosminutos doce meses de la vida de una planta, desde sugenninaci6n, pasando por su madurez y su inarchitamien-to, basta la formaci6n de semillas de una nueva generaci6n,nos basta para realizar el via je mas extraordinario, Ia eva-siOn mlis dificil que el hombre haya intentado jamas.

    Este film parece liheramos del tiempo terrestre - -esdecir, solar- a cuyo ritmo parecia que nada po ria arrancamas. Nos sentimos introducidos en un universo nuevo,en un continuo diferente, cuyo desplazamiento en el tiernpoes cincuenta mil veces mas r.:lpido. All reina, en su pequefio dominio, un tiempo particular, un tiempo local queconstituye una especie de incrustaci6n en el tiempo terrestre ( el cual no es tampoco, aunque se extienda a una zonamas vasta, mas que un tiempo local), a su turno incrustadoen otros tiempos o yuxtapucsto y 11'\ezclado con ellos. Elticmpo del conjunto de nuestro universo en si no es sino untiempo particular, valedero para este conjunto, pero nornas all&. deJ mismo ni en todas las regiones de su interior.

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    I

    Por analogia se entreven esos innumerables tiemposultraparticulares, ordenadores de los ultramicrocosmos at6-micos, que Ia mecanica ondulatoria o culintica considera

    inconmensurahles entre sf, asi como tampoco tienen ninguna rnedida comlin con el tiempo solar.

    El tiempo no esta hecho de tiempo

    Alimentada por los sentidos, Ia inteligencia se desprendecon dificultad de su concepciOn primaria de un continuoel Sihle. si como ell habia llen do el espacio de tter,

    tambien habia dotado al tiempo de una suerte de consis-

    tencia en extrema ligera, correspondiente a la vaga fluidezde las percepciones ordinarias de la duraci6n dadas porIa cenestesia. Esta trama tan exquisita,. este hilo tejido parlas Parcas, esta pelicula de tristeza, esta sustaneia inde-cisa m8.s sutil aii.n que el eter --que ineluso se negaba arecibir la precisiOn de un nombre propio-- era sin emhargo una realidad material.

    El cinematOgrafo ha destruido esta ilusi6n: muestraque el tiernpo no es mRs que una perspectiva nacida de Iasucesi6n de los fen6menos, asi como el espacio no es misque una perspectiva de la coexistencia de las cosu. Eltiempo no contiene nada que pueda llamarse tiempo en si,ni el espacio encierra nada de espacio en si. No se componen, tanto el uno como el otto, mis que de relacionesesencialmente variables, entre apariencias que se producensucesiva o simultaneamente. Por eso pueden existir treintay seis tiempos diferentes y veinte clases de e s p c i o ~e in-numerables perspectivas partieulares segUn las posicionesinfinitamente distintas de los objetos y de su observador

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    De este modo luego de habernos indicado Ia irrea liJad del continuo y del discontinuo el cinemat6grao osintroduce bastante brutalmente en l irrealidad del espacio-tiempo.

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    r

    ;

    i esptritu ni m teri

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    ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

    zMedida de Dios?

    Se lee en el Trimegisto que los sacerdotes del antiguoEgipto pasaban piadosamente sus naches midiendo sabrela b6veda celeste las variaciones de la majestad divinaque calculaban en unidades atrui Y parece una absurdairreverencia s i es que Dios ex is te que la ubicua infinitud y la perfects espiritualidad del principia universalhayan sido consideradas mensurables y variables. Sin emb r g e ~el cinemat6grafo que nos ha mostrado la relatividad funcional asi omo la comunidad profunda del on-tinuo y del discontinue puede conducimos tambien a adivinar la relatividad la unidad de otra pareja que de or-dinaric se cree separada por un antagonismo esencial: lapareja materia-espiritu.

    a aeeleraci n del tiempo vivifica y espiritualiza

    La amplitud de los juegos de perspectiva espado-temporalque realizan el acelerado el ralenti y el primer planohace descubrir el movimiento la vida en aquello que se

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    tenia por inmutable e inerte. Con una proyecci6n acelerada, la escala de los reinos se encuentra desplazada - - e nm1is o en mcnos, segUn la proporci6n de la aceleraci6nen el sentido de una m8s alta cualificaci6n de la existencia.Asi, los cri.stales .se ponen a vegetar a la manera de lascelulas vivientes; las plantas se animalizan, eligen su luzy su sustento, expresan con actitudes su vitalidad.

    Se recuerda entonces con menos asombro ciertos resu1tados experimentales obtenidos por investigadores pacientes. Por ejemplo, se ha podido lograr que las mimosas,contrnrinmcnle n sus hRbitos, desplieguen sus hojas du-rante la noche y las replieguen durante el dia. Asi, movi-mientos vegetales que apenas distingue nuestra vista, pero

    quela

    del objetivo revela gracias alas

    contracciones cinematognificas del tiempo, hacen adivina.r en las plantas lacpoperaci6n de dos facultades en general consideradascomo animales: la sensihilidad y la memoria, don de se in-serta el juicio sabre lo que es Util o nocivo. De hoy en ade-lante se dudara en sonreir ante el bouinico que se preocupapor una psicologia de las orquideas, ya que una sustanciaen la que se comprueba la memoria de su maleabilidad seencuentra dotada, evidentemente, de algo semejante al espiritu. Asimismo, muchas especies de infusorios a los que

    se puede ensefiar a arremolinarse en sentido inverseal

    de.su movimiento natural y a comer o ayunar seglln el colorde la luz que se les suministre, atestiguan que saben gobernarse beneficiRndose con la experiencia adquirida, esdecir, inteligentemente. Es en el ejercicio de esta inteli-gencia que la semilla, al desarrollar la planta, pronunciasu juicio , como dice Hegel, y que el huevo ( al desarroliar el emhri6n) obedece a su memoria , a su l6gica, a su

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    deber, como lo ensefiaba Claude Bernard, que era hegelia-no y vitalista a su manera:

    El ralenti del tiempo am.ortece y materializa

    Con una proyecci6n retardada Se observa, por el contrario,una degradaci6n de las formas que, al sufrir una disminu-ci6n de su movilidad, pierden tambitSn su cualidad yital.Por ejemplo, la apariencia humana se encuentra privadaen buena parte de su espiritualidad. En a mirada, el pensamiento se extingue; sabre el rostra, se espesa, se vuelveinexpresivo. En los ademanes, las torpezas --signa de la vo

    luntad, precio de la l iber tad- desaparecen, absorbidaspar la gracia infal ible del instinto animal. T odo el hombre no es mRs que un ser de mUsculos lisos, nadando en unmedia denso, donde espesas corrientes Uevan y dan forma,siempre, a este claro descendiente de las viejas faunas ma-rinas, de las aguas del mar. La regresi6n va mas lejos ysobrepasa el estadio animal. Reencuentra en los plieguesdel torso, de la nuca, la elasticidad activa del tallo; enlas ondulaciones de la cabellera, de Ia crin, agitadas porel viento, los balanceOs de la selva; en las palpitacionesde las aletas y de las alas, las palpitaciones de las hojas;en los enrollamientos y desenrollamientos de los reptiles,el sentido espiral de todos los crecimientos vegetales. Conmas retardo aUn toda sustancia viva regresa a su viscosidad fundamental, deja subir a l supedicie su natura-leza coloidal profunda. n fin, cuando no hay mS:s movi-miento visible en un tiempo suficientemente estirado, elhombre se convierte en estatua, lo vivo se confunde con lo

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    sulta ser relativo y variable, seria sorprendente que lanoci6n tiempo resultara una constante perdurable. El tiempo, tambien, ha evolucionado, evoluciona y probablemente

    evolucionan:i sin cesar, pero con tanta lentitud en comparaci6n con nuestra propia duraci6n, que esta variaci6n nosresulta inalcanzable. Hoy, por ejemplo, el hombre creedescubrir por sus propias medias de investigaci6n los virusfiltrables, esas moleculas relativamente enarmes que leparccen formas hibridas e inestables que vacilan sabre lafrontera entre lo inorg.inico y lo orp;.inico, entre lo vivo ylo inanimado. Pero este descubrimiento i l l O es m.is bienobra de la lenta evoluci6n del tiempo que esta en vias deacelerar, es decir, de animar la materia, de producir la

    "p;eneraci6n espont3nea" bajo el microscopio de los sabios? Y un observador que hubiera vivido los siglos comominutos desde la formaci6n de nuestro planeta, quiz is habria registrado innumerables acontecimientos de la vidadebidos a la sola acci6n aceleradora del cambia progresivodel tiempo sabre una materia, en si misma (y salvo e tecambia), inalterada.

    Dcsde largo tiempo atnls se ryconoce -aunque quisicra negUrsclo-- que la "generaci6n espontRnea" o, paradecirlo mejor, la continuidad de todas las formas de lanaturale7.a, vivas o no, se encuentra inscripta en la l6gicahumana de las casas en forma tan necesaria como la existencia de un planeta invisible estaba comprendida en loscB.lculos de Leverrier. El arden del pensamiento no resulta de los hechos, ~ n oque los rige. Neptuno no podia dejarde existir, asi como es necesario que la "generaci6n espontcinea" haya existido o exista. Lo sorprendente es enconlrarla bajo la forma, no ya de novaci6n bioquimica, sin()-de mutaci6n de las dimensiones temporales.50

    El alma, Ia inteligencia, el instinto, funciones y fieciones de la variable tiempo

    pesar de que cada uno posee su particular comprensi6no incomprensi6n de lo que pueden ser o no ser lo vivo y loinanimado, la materia y el espiritu, el cuerpo y el alma,casi todas estas opiniones concuerdan en que lo inerte pasapor ser Unicamente material, mientras que a los seres suficientemente provistos de la cualidad vital les es acordadoel atributo de desarrollar tambien una cualidad espiritual,que aparece mas netamente a medida que uno se eleva delanimal al hombre, bacia las formas mas complejas. Elespiritu constituye entonces un corolario aristocnltico de

    la materia, y si bien las funciones psiquicas no se proyectan sabre la pantalla tan claramente como las Iuncionessimplernente vitales, se ha visto que la aceleraci6n y elralenti del tiempo obran sabre unas y otras, como es 16gico, en forma completamente amlloga. El acelerado, almismo tiempo que intensi:ica Ia vida, descubre un almacasi vegetativa entre los minerales, casi animal entre losvegetales; mientras que el ralenti que desanima y desvitaliza a los Seres, borra las expresiones mas humanas delhombre, en el que hace ieaparecer y predominar la viejay segura armonia de las actitudes instintivas.

    De modo que para pasar de mas o menos materia am.is o menos espiritu, para atravesar todos los grados quevan de Ia ciega voluntad de la piedra que llamamos pesantez a las tendencias de una complejidad indescifrableque Uamamos estados de animo, basta desplazarse a lolargo de Ia escala de los tiempos. Basta cr.ear artificialmente un tiempo en el que cada minuto valga unos doscientos segundos del nuestro, para que 1 inteligencia pa

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    rezca eclipsarse retrogradar hasta el instinto; o un tiempoen l que cada segundo resuma unas die ..z horas del nuestro,para que los cristales revelen sus instintos las plantas sudialectica. Menos alln que entre lo vivo y lo no-vivo, nohay diferencia esencial o barrera infranqueable entre lamateria y el espiritu. Es la misma realidad, profundamente desconocida, Ia que se revela viva o inanimada provista o despojada de alma, segU n el tiempo en que se laconsidere. Como de vidas, puede hither generaciones espontli.neas de espiritus, producidas par la Unica variaci6nde las dimensiones temporales.

    Umites dimensionales de las verdades evidentes

    SegUn las dimensiones de una serie de acontecimientos enl tiempo, la vida y el alma se manifiestan o no se mani

    fiestan, existen o no existen. Lo que se inscribe como indiscutiblemente vivo altamente espiritual izado en nuestrosistema de referencias centimetro-gramo-segundo, se inscribiria seguramente como inerte y exclusivamente materialen otro sistema de referencias, cuyo valor de la unidad tiempo fuese suficientemente diferente. Por otra parte, todos

    nuestros principios mas evidentes, todas nuestras realidades mas ciertas, no poseen ni evidencia ni certeza mlis querelativas a las dimensiones del sistema en el cual, por elcual y para el cual han sido concebidos.

    Todo el mundo sabe hOy que los postulados de Euclides, que nuestra raz6n no llegaba a poner en duda, sOlo~ o nvcilidos en la escala muy limitada de la arquitectilrahumana. Son verdades de ingeniero civil. Que se las trasPonga solamente a la escala del conjunto del globo terres

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    tre, que se calcule por decenas de miles de kil6metros nopor metros, que se empequeiiezcan las casas a su diez millonesima parte en el campo visual, y esas claras eviden

    cias resultartin desmentidas. Se advierte entonces que lasIineas paralelas se crnzan tan necesariamente como no podian encontrarse en Ia geometria euclidiana. Las mismaslineas que son rectas paralelas si se las considers en la es-cala que va de uno a cien mil metros, son tambien curvasconcurrentes en una representaci6n en la que cada centimetro equivale a mil miria:metros t e r r e s t r ~ scomo nos lomuestra cualquier atlas geogralico. Otras perspectivas,contracciones o extensiones del espacio podrian hacernosadivinar, siempre en estas mismas lineae, espirales cicloides de un intrincamiento indescriptible e inimaginable.

    Pero es inlltil preguntarse que son verdaderamenteestas mixtilineas ~ g l l ne1 tennino de Montesquieu-rectas o curvas, paralelas o secantes. De cada una de ellasexisten tantas real idade s aparentes, desemejantes a menuda contradictorias, como espacios diierentes se puedenconcebir, mis o menos extensos. Es decir, que no existeninguna figura que pueda ser absolutamente, en sf, planao curva, tangente o perpendicular, oblicua o vertical.

    De manera ana:loga, p hay nada que sea, por su propia virtud intrinseca, vivo o inerte, espiritu o materia.Cualquier cosa cuya esencia nos resulta por completoinaccesible, viene a ser al mismo tiempo 8ngel y bestia, al mismo tiempo planta y mineral, segiin las condiciones de espacio tiempo en que se produce. Vida y muerte ,cuerpo y alma, llamamos asi a las perspectivas convertibles unas en otras, de las que se reviste siempre el mismoinnombrable e impensable que puede ser, quiz3s, el tambien, nada m3s que una funci6n, una coyuntura.

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    Pero tambiCn Ia carne se hace verbo

    Cuando lo que es no se ha condensado alln en gninulos demateria, se encuentra en un estado prematerial, que sup )nemos el de Ia energia pura. Mientras esta permanece inmaterial s6lo se la puede concebir como una especie de estado espiritual. Asi, en la profundidad mas intima de lascasas a que el pensamiento alcanza a descender, se descubre qua el espiritu forma el componente esencial de la

    mntorin.En la otra e:xtremidad de lo imaginable, en la cum

    bre de las organizaciones moleculares mas complejas ymas pesadas, aparece el psiquismo, el alma, es decir denuevo el espiritu.

    Proveniente del espiritu, la materia .regresa a el enel curso de un ciclo cuyas dos transmutaciones son los dosgrandes, los dos absurdos misterios de la fe cientifica.Para evitar Ia incomodidad de estos enigmas, algunos _nocreen sino en la realidad de la materia; otros, s6lo en ladel espiritu. Pero el cinemat6grafo permite adivinar queno hay mUs realidad en los aspectos materiales que en lasapariencias espiritualcs: que se pasa mecS.nicamente delas primeras a las segundas o viceversa, por simples contraccioncs o extensiones del tiempo. Sin duda alguna, ya

    que estas dos clases de formas pueden coexistir tambien enel mismo tiempo local, cada una de e1las debe correspondera alguna modalidad particular de la X que es su fuente comUn pero estas diferencias no podrian ser esenciales. AtravCs del prisma del tiempo, la X nos brinda un espectrode trcs tonos: espiritu prematerial, materia, espiritu posmaterial, que no son sinO la misma X, del mismo modoque la luz del sol forma las ochenta y tantas tonalidades

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    del arco iris, que no son nada mas que la luz. Al desarrollar esta analogia, se puede sefialar aUn que el desplazamiento de los cuerpos en l espacio-tiempo hace desviarsu espectro luminoso proporcionalmente a su velocidad,

    sea bacia el rojo, sea bacia el violeta, de la misma maneraque hace desviar su espectro sustancial bacia los valores,sean materiales, sean espirituales.

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    a anarqula del espfritu y Ia servidumbre de Iamateria

    La forma m3s elevada del espiritu, el alma, atrihuida alas manifestaciones mlis altas de Ia vida, ha sido conside-rada unlinimemente durante mucho tiempo como dotadade un privilegio maravilloso: el poder de ejercer su vo-luntad lihremente, es decir, de manera totalmente anrirquica. Si en psicologia, y en fecha relativamente r e c i e n t ~las disciplinas cientificas han llegado a sembrar dudassabre esta pretendida independencia de la persona burnana, Ia lihertad moral sigue siendo el dogma profesado nosOlo en teoria por grandes r ~ l i g i o n e sa pesar de sus contradogmtts sabre la gracia y la predestinaciOn, sino pr8ctica-

    mente utili.zado todavia por todos los sistemas sociales quese hallan obligados a afirmar Ia responsabilidad del individuo.

    Por el contrario, incluso los espiritualistas invetera-dos admiten y a veces tanto mlis voluntariamente cuan-to truis libertarios se muestran en lo concemiente al hom- r e que el dominio de lo inerte, lo mismo que el de lasformas mlis simples de vida, se encuentran exelusivamente

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    minuciosa de la posiciOn inicial y de la masa, del movimiento de las fracciones, etc. de iodas las bolillas que seponen en movimiento en los holilleros de Ia Loteria Nacional, una o mtis generaciones de matemliticos llegariana establecer necesariamente, por las leyes de la mecfi.nir.alos nUmeros ganadores de tal o cual sorteo. Perc 1a duraciOn y el coste de un trabajo tal lo ternan irrealizahle, yla formaci6n de esas enriquecedoras combinaciones numericas -aunque cada uno puede comprender que es la so-luciOn de un problema de fisica p u r a continUa siendoatribuida a los caprichos de una quimera: la suerte.

    Lejos de introducir una arbitrariedad en la que orgtinicamente no podemos mS.s que creer a medias, el azarresulta introducido, es decir determinado, por una causalidad excesiva que se oscurece a causa de su propia pletora.El azar no es sino la falsa imagen de Ia detenninacionesmuy complejas.

    Les desigualdades de Heisenberg, ;.preludio del verdadero azar?

    Sin embargo, en Ia escala de los componentes del Sterno,

    en lo infinitamente pequeiio, el azar se presenta con uncarS.cter particular. No se trata ya - como en las dimensiones humanas- de fen6menos cuyos determinantes son,t o d o ~y simultineamente, de una naturaleza posible de sereventualmente conocida, si bien no han sido todos efectivamente calculados. La mecS.nica intraatOmica se ocupa delas apariencias cuyos determinantes no pueden ser aprehendidos en su esencia en el mismo momenta, aunque seaen teoria. Cuando mejor sabernos la posiciOn de un fot6n

    en el espacio, menos precisa nos resulta su cantidad de mo-vimiento, y viceversa. Dos grupos de datos, necesarios enconjunto para la determinaciOn completa de un corpU.scu-lo, ofrecen a nuestro espiritu una extrafia ley de balanceoque no les permite alcanzar sino alternativamente su plenaprecisiOn. Este ritmo misterioso parece disociar y oponerel espacio y el tiempo, que aqui tienden a ser sOlo cognoscibles por separado. Existe una limitaci6n incorregible enlas propias fOrmulas matemliticas: o nos indican el movimiento de un proyectil que son incapaces de localizar conexactitud, o nos. definen su ubicaci6n, pero dejan desconocida su energia de desplazamiento. Estas incertidumbrespodrian hacer presentir el verdadero azar, del cual serian,

    por otra parte, la Unica posibilidad de ejemplo conocido.Verdadero azar, imprevisihilidad no sOlo de hechos sinode principia; incalculahilidad no ya por exceso, sino poralta de determinaciones.

    El azar intraatOmico, seiiuelo de otro determinismo

    La experiencia demuestra que esta arbitrariedaii autCntica que creemos perCibir en el ultramicrocosmos obedecea leyes: leyes del clilculo de probabilidades, leyes queregulan tambien los azares-seiiuelos del mundo perfectsmente detenninado en la escala humana. Antes, la existencia de una sola cualquiera de estas leyes l a de Bernouilli, por ejemplo-- bastaba para establecer l g i c a m e ~ t equeel postulado fundamental de la independencia de los gelpes es un mite, ya que es evidente que si una ley cualquiera se aplica a una serie de acontecimientos, comprueba

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    entre ellos el funcionamiento de una rP.laci6n, la que excluye por necesidad toda pretendida independencia.

    Esta independencia, lo mismo que el azar vulgar de

    la vida, no es mas que una apariencia y una verdad dearden practico. Para un jugador, el resultado c a r a oc r u z de arrojar una moneda puede parecerle independiente de los resultados precedentes, porque considerado ensi mismo o en una serie muy pequefia, resulta materialmenteimprevisible. Pero si esta discontinuidad fuera ahsolutamente cierta, diez resultados consecutivos de cruz seriantan probables como cualquiera otra de las proporciones decruz c i n c o o cuatro o s e i s sabre diez tiros. Es decir,que cada uno sabe de si mismo que no sabe nada, comolo precisa Ia ley de las probabilidades. Solamente el interes actual de cada jugada que va a efectuarse inmediatamente y euyo resultado es, en efecto. impreVisible en lascondiciones ordinarius del juego, ocupa tan imperiosamente el espiritu del jugador que domina y borra la noci6nmas abstracts del orden, previsible y previsto, que rige laserie entera de los tiros. La tirania del presente, que noshace juzgar todas las casas en primer Iugar seglln su utilidad o inutilidad m8.s directas, crea Ja falsa evidencia de laindependencia de los tiros, hermana de Ia alsa evidenciadel paralelismo de las verticales. En terminos 16gicos: sihay Jeyes, no puede haber independencia, y sin independencia :resulta imposible admitir que exista un azar verdadero.

    Tanto en el interior como en el exterior del 8tomo, lalihertad de las casas no es sino un mito que parece cuhrir,en la escala humans, determinaciones normales pero superabundantes, y en la escaia subat6mica, una forma de determinismo todavia muy misteriosa. El amilisis de esta

    forma podria ex1g1r una multiplicaciOn y una disociaciOnde las coordenadas espacio-temporales. Descubririamosmonstruos infimos y formidables: pohlando los abismosde la

    materia universos de un cuatrillonblimo de milimetro cUbico, altamente multidimensionales, detenninadosinteriormente de acuerdo con muchas direcciones de tiempoy aUn mas de espacio.

    El determinismo, consecuencla aberrante del azar

    Supongamos a nuestro universe tan poco determinado co-mo sea posible imaginar, y casi abandonado al verdadero

    azar. Las moleculas deun

    fluido circulan libremente, ycomo son infinitamente numerosas, no tienen ninguna raz6n para preferir una direcci6n determinada a otra, se entrechocan con mas {recuencia al i i donde se hallan menosdispersas, y por ella tenninan por poblar igualmente todoel espacio del 1uido. Ademas y esto no es sino un hechopuro de experiencia que conocen todos los jugadores dehillar, sin buscarle mayores explicacione --, en el cursode sus contactos desord6lJ,ados las particulas cambian ynivelan autom8ticamente sus energias cineticas que en und prmcipio po ian ser arbitrariamente distintas. Se comprende asi que, al poner en comunicaci6n dos vasos quecontengan dos 1uidos a presiones y temperaturas diferentes, se provoque necesariamente en los dos recipientes, porla sola mezcla _aruirquica y espontB.nea de las moleculasel establecimiento de la misma presiOn y de la misma ternperatura medias. De una ausencia de }eyes ha nacido unaley ( Y no de la s menos importantes) que define ei compor

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    iento de ciertos estados de materia. Es una ley falsa o.

    t ofllO se dice una ley estadistica una ley de puro azar.

    Ic dica sin m3s que es infinitamente probable que las co-n585 sucederlin siempre en esa forma porque no ex1ste unaosibilidad en mil millones para que ellas sucedan de otra

    ~ a n e r aPero no es del todo imposihle que se produzcauna de esas eventualidades contrarias tan extrafias y que .por ejemplo todas las particulas mO s ricas en energia serellnan en uno de los dos vasos acarreando una adici6nde temperatura y de presiOn.

    SegUn esto si examinamos con detenimiento todas lasleyes que conocemos y que consideramos causales veremos que son de hecho directa o indirectamente ]eyes sola

    mente probables. Algunas de estas probabilidades son tangrandes que en millares y millares de milenios no se p r o ~ducini la excepci6n. De esta larga experiencia atavica extraemos nuestras cuasi-certidumbres nuestra fe en el determinismo. Este no es m8.s que el aspecto grosero superficial utilit ario de la pretendida organizaciOn de un universo que el tambien puede ser obra del azar y continuarexistiendo o disgregarse por casualidad.

    EJ azar piquico o libertad otro resultado del determinismo chlsico

    La perspectiva determinista depende de la dimensiOn delos fen6menos tanto como dependen las apariencias material y espiritual. Sin embargo ella se perturba en la escalade los infimos constituyentes del B.tomo en la mec8.nicade Planck de Broglie y de Bohr; se transtorna aUn mRs enel otro extrema de la cadena de las formas observables al

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    nivel de las estructuras moleculares mas complejas y pesadas generadoras de la vida y del pensamiento que incumben a la fisiologia y la psicologia. Dicha perspectivapues sOlo reina sobre una zona intermedia dominio enespecial de la fisica y de la quimica clasicas y corresponde a compuestos at6micos relativamente simples de masay tamafio medianos.

    El eclipse psiquico del determinismo - -que bajo elnomhre de libertad pasa generalmente por ser el mas noble privilegio del l m se produce sin embargo en lasmismas condiciones que aquellas donde actlla el azar mascomlln: superabundancia confusiOn y sutileza de las causas. Ello se debe a que en la inmensa mayoria de los casas

    resulta imposible analizar tanto subjetiva como objetivamente toda la red de motivos todo el campo de fuerzasdel que el menor acto es Ia resultante; acto que aparececomo regido por una voluntad fuera de la ley soberanapor derecho divino incontrolable. Ingenuas consideraciones de amor propio y necesidades de organizaci6n socialconfirman la fe en el mito de la autonomia moral y de laresponsabilid ad personal agregado a ciertas reacciones bioquimicas de determinadas arquitecturas multicelulares.Sin embargo por r r i g ~ dque sea esta creencia sufreuna

    regresi6n neta desde el siglo xrv cuando secitaba

    corrientemente ante la justicia a caballos cerdos vacas perros y se los juzgaba condenaba y ejecutaha en igualdadde responsabilidad y por lo tanto de supues ta libertad queel hombre. Y a partir de Ribot excepto entre los retardados resulta notorio que todo comportamiento - inclusiveel humano- est8. perfectamente determinado aunque elmecanismo de dicha determinaciOn permanezca a menudooscuro en sus detalles. El libre albedrio presupuesto in-

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    mcdiato de la conciencia, no es mB.s verdadero que la inmovilidad de l tierra o el paralelismo de las verticales,que son tamhi8n datos apenas menos inmediatos de lam i ~ mconciencia. La ilusoria libertad h u m n ~imposturarcligiosa, social, politica, posee como todo fantasma sinembargo, una realidad funcional, componente del alma, deJa cual Malebranche ya decia que no era mlis que una

    funci6n.

    La confusiOn de las categorias

    El azar, el determinismo, la libertad pasan del estado de

    verdad al de mentira seglln las dimensiones de los en6menos que se observan. No constituyen entonces, como se creepor lo comU.n, sistemas ijos categ6ricamente opuestos, sinore1ativos, aspectos flotantes, bastante mal delimitados entre si, transgrediendose sin cesar el uno al otro, mezclB.ndose, superponiendose, confundiendose como nuhes. Cual-quier viajero que al amanecer o a l a puesta del sol admira1as transformaciones de un paisaje de alta montafia, notiene 1a ingenuidad de creer que hay veinte especies dife-rentes de nieve: violets, anaranjada, azul, roja sino que

    comerva una fe bastante firme enl

    existencia de una nie-\ e tipicamente blanca. Sin embargo, la nieve noes en si niblanca ni coloreada, ni siquiera negra. MRs credulo que elespectador de este espejismo, el aficionado que en ] a b o r a ~torios bih1iotecas ensaya un poco de turisrno ilos0ico-~ i e n t i f i c odel 8.tomo a la galaxia, del mineral a] hombre emcluso a lo social, se convence con mas facilidad de queexisten tantas especies de realidad, perfectarnente distintas, como puntas de vista y de distanc..;.a se tomeo en el

    ,_,;_ ;}JJ

    e.spacio Y en el tiempo para considerar los en0menos. Rea-l i d ~ d :~ i m ~ e r i l.Y. determinada; all&, material y alea-tona mas alia, esputtual y libre. Calificaciones que se

    d e s e r i ~i r r e d u ~ t i b l e sy que no son mas que un tornasolde refleJos cambtantes.

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    l anverso equivale alr v r so

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    ; RelaciOn de -causa a efecto o relaciOn de simple sucesiOn?

    Diciendolo de otra ma.nera: el cinemat6grafo in vita a reconsiderar el principia de Ia causalidad.

    Registrado o proyectado al reves un film muestra enun aire limpido el nacimiento de algunas leves condensaeiones. Poco a poco se espesan y se reUnen en volutas quehaeiendose CJda vez mS:s pesadas descienden bacia la bocade un arma y con este acercamiento brota en seguidauna llamarada. En este modo de representaci6n el humoprecede al :fuego y si vaeilamos en decir que el humo produce al fuego es sOlo porque estamos demasiado habitusdos al modo de representaci6n inverso al que Ia cienciaba tenido tiempo ~ ornar con mil justHicativos. Pero sivieramos mas hahitualmente al fuego sueediendo al humonos inclinariamos a pensar que el hmrio es la causa delfuego y que existe entre el humo y el fuego una misteriosa ligadura-fuerza una influencia in:hanqueable y determinante una neeesidad eseneial como lo creemos firmemente en el otro senti do: en el que el fuego precede alhumo.

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    Inutilidad de las causas

    En el fragmento del extrafio universo que nos presenta unfilm proyectado al reves no vale la pena sofocar bajo lacrftica esta quimera nacida de una causalidad ahsurda:no se trata aqui mas que de una relaci6n de sucesi6n arhitrariamente introducida. Pero si volvemos a proyectar \elfilm tantas veces como queramos reencontraremos siempreesta misma relaci6n y tamara el aspecto de una ley deotro pequefio mundo estadisticamente establecida del mismo modo que se establecen las leyes del nuestro. En laestructura particular del continuo cinematografico de tiempo contrario -estructura que nos parece rara porque nosresulta excepcional pero que si reflexionamos no ofrece

    mas asombro en si misma que las estructuras de los es-pacios-tiempos reconocidos en las escalas terrestre intraat6lrlica o universal- es necesario ponerse de acuerdoen que todo ocurre como si el humo fuese la causa del fuego. Asi en el continuo que es tenido por mas real el sabioy el fil6sofo no se atreven ya en la actualidad a afirmar demanera mtis categ6rica la relaci6n opuesta: todo ocurrecomo si el fuego fuera la causa del humo. La causalidadparece no ser mtis que un color mental que reciben ciertosgrados de probabilidad en una sucesi6n de fen6menos a

    los que es perfectamente indiferente y aderrui.s imposiblesaber si en suma son independientes o dependientes losunos de los otros.

    Aunque ya es evidente en el antiuniverso que se mue-ve en la pantalla la inutilidad de la relaci6n causal Qfdescubre mejor aUn en el orden natural de las cosas. dondeesta relaci6n no es sino un espectro creado por la i n t l i g n ~cia. Si existen causas elias no sirven para nada. Se debe

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    admit ir entonces que la naturaleza prescinde de ell as yaque se l descubre por doquier fiel a uno de sus prinQipiosmRs generales el del minima de acci6n. De donde es necesario suponer al universo desprovisto de toda ley que nolo sea sOlo de nombre; es decir un cosmos terribleinentesimple escandalosamente mon6tono bajo las ideologiasvertiginosas y vacilantes con que lo disfraza el espirituhumano.

    El absordo de las causas

    Por lo dem8s que podria ser causa p o r ejemplo esacausa primordial-: el peso la gravedad la atracci6n universal? Una virtud un poder nada material una especiede espiritu. ; Y c6mo ejerceria este espiritu su misteriosopoder sobre los ohjetos? Uno se reiria de quien sostuvieseque la tierra hipnotiza a Ia luna y la somete asi a un movimiento circular. Empero no es por media de una proposici6n menos extravagante ni menos oscura que se pretendeque la masa terrestre le comunica el peso a una piedra y }aobliga a caer. Si se examina todo con cuidado es necesario un mayor esfuerzo de fey de fantasia para creer en unmundo de causas qtte. para admitir la viabilidad d e un

    mundo gratuito. -No hace mucho cuando se dudaba poco de l Provi

    dencia hondadosa o por lo menos justa se descuhrian milrazones que disculpaban a Dios por todas las desdichas humanas. Inocentes a los que se iha a ahorcar por asesinatosque no habian cometido recordahan oportunamente enel camino al patibulo que babian descuidado desde haciatres aiios el rezo de sus padrenuestros y llegaban de este

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    ciOn del oido atravesase las espesuras del sueiio y llegasea Ia conciencia, y fu e suficiente,para que el estremecimiento nervioso pudiera suscitar y orientar, en el camino, una

    serie de imligenes oniricas destinadas a justificar, segiin lal6gica particular de los suefios, ]a sensaci6n auditiva almacenada ya en las neuronas, pero todavia no percibida conclaridad.

    Es necesario destacar ante todo que aqui el mlis inverosimil finalismo parece ser c i e r t o ~Ia campanilla del despertador es al mismo tiempo el fin y Ia causa, el fin preestablecido y la causa posterior, de donde parte adondellega la serie de los acontecimientos sofiados tambien (enuna cierta forma) vividos. El suefio s e argii ir. i no es

    mlis que un juego loco del pensamiento. Sin embargo, a ex-cepci6n quiziis del instante de un gran dolor o de un placerfisico total, Gquii conocemos nosotros fuera del pensamiento? En cuanto a juzgar que iiste sea regula do por aqui yconfundido por alia, es materia de apreciaci6n personalque cambia de individuo en individuo y, en el mismo hom-bre, de bora en bora. Para tantos misticos venerados, fil6-sofos ilustres, grandes poetas, Ia pequeiia l6gica de Ia vidaexter ior contenia menos verdad, p or cierto, que Ia locuraarmoniosa y fecunda de sus sueiios.

    En esta civilizaci6n extravertida, nuestro organismo esinca paz en general de prestnr tanta atenci6n a los hechosdel suefio como a los de Ia vigilia. Sin embargo, todos losque se han dedicado durante cierto tiempo a tratar de precisar el recuerdo de sus suefios, saben c6mo dicha memoriase educa fcicilmente hasta el punto de volverse molesta. Lacostumbre acordaria, entonces, una importancia igual aambas formas del pensar. (.Es que al hombre m8s normalmente activo ,no le sucede con frecuencia encontrarse ahsor-

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    bido en reflexiones extraiias a sus movimientos o conducirsedurante muchos minutos lo mismo que un solllirnhulo? Notendriamos entonces motivo para negarle todo valor a la

    finalidad, so pretexto de que esta se manifiesta con demasiada claridad en el transcurso de un sueiio.

    InversiOn o enderezamiento IOgicos

    De manera mlis precisa es necesario destacar aiin que, eneste suefio del despertador, Ia causa ba sido transfonnadaen fin como consecuencia de una transplantaci6n en el tiempo. Durante algunos segundos del tiempo exterior en que Ia

    sensaci6n ha estado inhibida ( es decir, retardada en sutransmisi6n a Ia conciencia del que duerme), la excitaci6nnerviosn, sin embargo, ha actuado dirigido la vida mental. Su ritmo o tiempo interior muy r8pidos han permitidoentonces el desarrollo de una larga asociaci6n de i m 8 g e n e ~simulando una duraci6n de muchas horas, y tendiendo afacilitar el advenimiento de la sensaci6n a la clara percepci6n, al legitimarla segiin las reglas arquitectu.rales delsueiio. El sonido que era causa en el tiempo exterior se havuelto fin en el tiempo interior, gracias a la diferencia devalor de estos dos tiempos. Breve retraso de Ia percepci6nen un tiempo Iento, aprovechado largamente por Ia imaginaci6n en un tiempo precipitado, tales son aqui las condiciones de una inversiOn completa del determinismo, de unasemirrotaei6n en lo que se podria llamar el espacio l6gico:extrema por extrema, fin por comienzo, efecto por caU88.

    Pero se conoce otro ejemplo absolutamente gener a l de acrobacia psicofisiol6gica: el enderezamiento delas im8genes retinianas. Con todo, estas palahras, endereza-

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    miento e inversiOn no son casi otra cosa que hahitos de very juzgar las cosas en una forma en lugar de otra con rnayor frecuencia y comodidad. Si nuestras im8genes retinia

    nas no estuvieran enderezadas en correlaci6n con los datosde nuestros sentidos probablemente nos aeostumbrariamosa una coordinaci6n mas eomplieada de nuestros movimientos y a una mejor comprensi6n de la equivaleneia entrearriba y abajo. Porque no existen ni arriba ni abajo ahsolutos y todos nos eneontramos sobre la tierra en las antipodas de otros seres humanos cada uno eon su pequeiioarriba y su pequefio abajo partieulares. or lo mismo enlo absoluto no hay revCs ni derecho; pasado ni futuro; causani fin. Como el espacio geomCtrieo el espacio del tiempo yel espacio 16gieo donde se sitiian Ia causalidad y Ia finalidad contienen siempre y en todas partes ~ ~ : u spropias antipodas: son y son su eontrario de aeuerdo a su lunci6n encada instante y en eada lugar. En todo esto puede pensarseal eontemplar el desarrollo desacostumbrado de un film enel que la carreta arrastra a sus bueyes y el humo penetraen la chimenea.

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    sicoandlisis foloeleclrico

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    En el interior como en e exterior, todo no es nuisque poesfa

    Mucha antes de la invenci6n del cine, ya se sabia que todole parece amarillo al que tiene ictericia , como observabaLucrecia, que el mundo noes m8.s que una fantasia . comose quejaba Villon, y que ' 'las Mil y una noches reinan sohre el mundo , como decia Voltaire. Sin embargo, algunasreflexiones inspir adas por el cinemat6grafo pueden eontri-buir particularmente a mostrar la inconsistencia de las t lt -mas nociones por lo comUn todavia tenidas como verdadescasi ciertas y fundamentos inamovihles del conocimiento.De este modo, Ia realidad del espacio y del tiempo, del de-terrninismO o de la libertad, de la materia o del espiritu, de

    ]a continuidad o de Ia discontinuidad del universe pierdehoy su precisiOn, su consistencia y su necesidad, y pasa a?(mvertirse en una realidad condicional, flotante, alegOri-ca, intermitente: poesia, en suma.

    Si aprendemos entonces, poco a poco y sin demasiadasafioranzas, que no podemos conocer del mundo exteriorsino una ordenaci6n de fibulas mis o menos Utiles, por elcontrario - d e s de que se trata de su propio e x a m e n -

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    el hombre (que siempre se ha hecho una idea de si mismo)se niega obstinadamente a desistir de ella. Cada uno posee]a fe m8s viva y querida en si mismo, tal como se ha iniciado, consolado y formado en sus juicios personales. Sin duda, esta inexpugnable veneraciOn de una imagen de si mismo es neccsaria para soportar, es decir enmascarar, elenvilecimiento de vivir. Y el precepto socrcitico, aunque integralmente irrealizahle, puede ser peligroso para aquellos

    que son muchedumbre-- que se sumergen en el disgustoy el miedo de si mismos, que carecen del coraje de aceptarse como se verian si se conocieran un poco mejor. jFeliceslos que saben ignorarse, los debiles de espiritu, los extravertidos completos, todo mUsculo, instinto y acci6n Perolos otros, la mayoria de los hombres civilizados, no son

    tan obtusos como para no sufrir este conflicto m8s o menosagudo, fuente de todas la s psicosis: necesidad'de imaginarsea si mismos, y por lo tanto de conocerse, y negativa a aceptarse una vez que se desnuda un poco su personalidad m8spro. ".:.mda.

    La m8quina para confesar almas

    Ahora bien, el horror o por lo menos Ia incomodidad que el

    cinematografiado experimenta ante su imagen animada, noshace sospechar que esta revela algo del secreta particularsabre el cual el propio sujeto se habia impuesto Ia ignotancia. Los enanos, los jorobados, los cojos, los magros, losgordos, acostumbrados desde tiempo atr8s a su imagen in''ertida en los espejos, izquierda por derecha, se ven menosdesgraciados de lo que los ha hecho la naturaleza; y todoslos hombres, en su imaginaci6n, se juzgan menos cobardes

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    '

    Y menos engafiosos, casi honestos hermosos inteligentes od

    1stinguidos. El objetivo cinematografico no tiene estas com-

    placencias. Lo que el espectador advierte inmediatamente

    en su doble de Ia pantalla es Ia vulgaridad de una actitud,la torpeza de un adem.in, Ia timidez del rostro que precisamente se habia esforzado tanto en ocultar. Pero el fantasma~ m i e nhabla, y lo hace con una voz que la persona viVIente con toda Sinceridad no reconoce ni puede reconocer, porque nunca Ia ha escuchado desde afuera, emitidapor otro aliento que no fuera el suyo. El rnicr6ono y elaltoparlante transmiten acentos de insoportahle impudor,en los que se revelan la ingenuidad del also orgullo, Iaagria amargura de los fracasos desmentidos, Ia inquietud

    que bulle ba o Ia seguridad y la risa, todas las debilidadesY bellaquerias de un car.icter que se crela recto, templado,victorioso sobre si mismo. jNo son muchos los eonfesoresque han podido very escuchar tan a fondo a un alma comoesta mirada de crista y este oido fotoelOCtrico

    Felizmente para el, y eon mucha rapidez a partir deIa tercera o cuarta proyeeci6n, el espectadoroyente se habrarecuperado de su propia angustia y habr.i sido ahsuelto denuevo; habra corregido y reheeho sw impresiones, habracicatrizado las escoriaciones y las descamaduras m8s quemantes.

    Una clarividencia que puede ayudar a Ia justicia

    Sin duda, la imagen parlante no revela tod Ia verdad dehombre. Sin embargo, a juzga r por la emoci6n que n i ~

    f1estan los retratados, es necesario admitir que las imcigenes de la pantalla presentan un eshozo de Ia psicologia de

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    los personajes a un nivel de menor mcntira, de mayor sinceridad. Los tribunales norteamericanos ya han reconocidoy utilizado legalmente este poder inquisitivo del cinema

    tOgrafo, especialmente en casos de investigaci6n de lamaternidad, para poder ohservar mejor las reaeciones deun niiio colocado, de improviso y sucesivamente, en presencia de las dos mujeres que pretenden ser su madre.

    Este procedimiento daria resultados de mas segura yafinada veracidad si se empleara el r lenti cinematografico. 1 Un interrogatorio estudiado en primer plano, conimageri y sonido, mimica y voz revelaria muy bien losestremecimientos de sorpresa, las crispaciones de defensa,las inquietudes, l as vacilaciones y las angustias de la incul

    pada, o por el contrario demostraria el asombro, la seguridad y l indignaci6n sin desfallecimientos de la buena feque se menoscaba sin razOn. Evidentemente, siempre existiria Ia posibilidad de error, pero, por lo mismo, con mayores probahilidades de ver con claridad y tamhien con lventaja de evitar el empleo de metodos brutales con losmismos fines de investigaciOn.

    Del sacramento de Ia penitencia l psicqan8.lisis

    No es sOlo en los tribunales donde puede resultar Util elexamen psicolOgico realizado pOr ~ e d i odel cinemat6grafo.Desde mucho tiempo atras, el hombre siente confusamenteque los malestares que van del simple escrUpulo a la psicosis declarada q u e el su:fre cuando la idea agradahle quese ha hecho y quiere conservar de si mismo no alcanza a

    I Sin embargo, un rslenti euaTe que no eliPline la erpre i6n.

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    rechazar por completo las revelaciones de un yo que aparece como otro ser despreciable, inquietante, monstruoso-- seencuentran disminuidos o aplacados por la confesiOn de

    este malestar y de su causa, por su exteriorizaciOn en pa-labras, por su expulsiOn (en esta forma} fuera del mundointerior. Alivio que comprueha el refnin: falta confesada,a medias perdonada, y en vista de la cualla religiOn catO-lica ha instituido el sacramento de la penitencia, como unescape para las fermentaeiones envenenadas del espiritu.Freud no hizo mas que perfeccionar genialmente esta tera

    1 p6utica que se convirti6 luego en el psicoanalisis.n el dominic educativo y terapeutico, el cinematO

    grafo y sobre todo su procedimiento del r lenti hrindan unmedio de segura introducci6n al psicoanalisis, un caminoUtil no sOlo para los grandes perturhadOs sino para l inmensa multitud de los paranormales, algunos de los cualesson capaces de aprender a conocer su desequilihrio y comprender sus defectos de comportamiento, para poder adaptarse o corregirlos en gran medida.

    Conoeene para mentirse me'jor

    Si las anomalias caracterizadas e irremediahles contin\ian

    siendo excepciones, existe en cambio un gran n\imero, casiuna mayoria, de s e m i i n q u ~ e t o sde ansiosos intermitentes,de vergoru:osos frustrados, de pequeiios timidos cuyo masleve desequilibrio puede ser corregido con frecuencia sise consigue hacer aparecer en su conciencia l causa de estemalestar. s ahi donde el arnilisis del r lenti cinematogrifico y del registro sonoro normal pueden rendir grandesservicios a un ohservador atento y hlihil.

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    Con mayor generalidad aUn el ana.Iisis cinematogr8.-fico seria utilizable para Io que puede llamarse lecciones.de expresi6n ,'muy necesarias en toda clase de profesiones

    y condiciones sociales. De esta manera, el hombre piiblico,el representante de Ia autoridad, el orador, el abogado, elhombre de mundo, inclusive el comerciante y el simple par-ticular ansiosos de aparecer ventajosamente ( es decir, todoel mundo), ganarian mucho al verse y reverse sabre Iapantalla, al oirse y volverse a oir por el altoparlante, comohacen los actores, corrigiendo poco a poco sus defectos, per-feccionando Ia composici6n de su personaje, aprendiendoa manifestarse de una manera perfectamente convincente.Aqui el cinemat6grafo no descuhje las verdades desagra

    dables con el fin de que sean sofocadas con seguridad:este experimentador de sinceridad es tambien una escuelade mendacidad.

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    ilosofta 'mecanzca

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    :Psicologia de las nuiquinas

    El automovilista que conoce bien su autom6vil habla de Cloomo

    un huen jinete lo hace de su caballo. Loconsider

    Q6cil o remiso manso o nervioso dtictil y seguro o tercoy asustadizo. Conoce Ia mejor m ner de tr t rlo para ob-tener el maximo de esfuerzo: a veces con dulzura a veces~ o cierta brutalidad; a veces con miramientos y contem-placiones a veces aflojlindole Ia rienda o exigifuldolo afonda a lo largo de Ia carrera. Sin embargo rara vez se~ n c u e n t r ndos motores de Ia misma marca y de l mismaserie exactamente iguales; cad a uno de ellos presents uncarlicter propio con _las particularidades de su comportamiento. Es que Ia complejidad de Ia ~ s t r u c t u ry de lasinteracciones internas de un organismo meclinico desembo-ca en l individualizaci6n de Ia mliquina conliere unmatiz imprevisible l resultado de todo el luncionamientoque signifies el comienzo mismo de lo que en otros gradosde desarrollo se llama voluntad libertad alma.

    n mlis o menos seglln las complicaciones y sutilezaade au construcci6n todos los instrumentos a los que el hombre presta atenci6n para servirse de ellos reciben en este

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    ~ ~ ~ ~

    examen el atrihuto ( al menos implfcito) de ciertos caracte.res psicolOgicos. Y como todos han podido comprobarlo, escierto que una estilograiica toma el habito de una escritura,

    se pone de acuerdo con ella, se empecina en no querer cambiar; y que un reloj que ha marcado las horas sin ninglinproblema durante veinte afios en el holsillo del padre, sedescornpone en pocos dias, Iuego de haher pasado a lasmanos tambiCn cuidadosas del hijo, y el relojero resultaimpotente para restahlecer ese clima personal en que unmecanisme se habia acostumhrado a vivir.

    La complejidad mec8nica u org3.nica de un aparatocrea un aspecto psiquico

    Una cClula es sin duda un ser pero ~ ~ alma no se rcalizasi no existe una colonia de celulas, y tanto mas precisamente si la colonia esta constituida por elementos mas numerosos, rnejor diferenciados en un conjunto cooperative deorganizaci6n mas elevada. Un resorte, un engrana e, la llave que abre y cierra una valvula, no son mas que metal.elaborado; pero una comunidad de pifiones, bielas, pistones,asociadas funcionalmente, manifiesta tendencias, hB.bitos ycaprichos que forman un rudimento de mentalidad, y esteaspecto psicol6gico aparece con mRs nitidez a medida queel mecanismo posee una estructura y funciones mas y mRscomplicadas. A partir de un cierto grado de multiplicidady delicadeza arquitectural y funcional, las m ~ q u i n a ssecomportan a diario de manera que el hombre esta obligado

    a pesar suyo-- a comprobar entre elias el acostumhramicnto. Este refleja una conjugaci6n de sensibilidad y dememoria; supone tambien alguna forma de elecci6n, de dis-

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    cernimiento, entre lo nocivo y lo Util, es decir en tre el bieny el mal, y alguna amplitud, alguna fantasia, una traza deaparente lihertad en la respuesta del sistema aIas fuerzasque lo han hecho actuar sobre si y en si. De este modo. laohservaci6n fundamental de Ribot al subrayar que el psiquismo nace con el crecimiento del mimero de reaccionesposibles entre mUltiples elementos nerviosos, puede quizisser traspuesta al mundo inorganico donde se la aplica a lainteracci6n de elementos mecinicos.

    Ligado a una funci6n de conjunto que no se sabelocalizar mlts precisamente, el car cter espiritual esdesde luego ubicuo

    Querer hallar espiritu, por poco que sea, en un . r a ~ t o ragricola, puede parecer absurdo. Pero ante todo, ~ e esel espiritu? No nos-ponemos de aruerdo en general mas queen lo que parece no ser: no seria material, porque no l l ~gamos a situar con exactitud sus puntas de inserci6n en lamateria ni a aprehender algo de su forma de comunicarsecon ella y de gobemarla. A una buena parte del alma h u ~mana se le asigna ticitamente como residencia el cerebra,pero el coraz6n, los riii.ones, el bazo y otras g l 8 n d u l a ~mas

    misteriosas tambien reclaman para si el honor de aloJar linvisible espiritualidad. En el hombre, el alma est . en todaspartes y no es ninguna parte en particular. Es un resultadodel conjunto del funcionamiento organico. Similannente, elcaracter personal de un motor no reside exclusivamente ental o cual pieza: carburador, pistones o bielas. Picha car

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    Hay figuras mucho m8s sencillas que poseen un as-pectO caracteristico, imposible de adjudicar en especial aalguna de sus partes, ya que est8 formado por Ia colaboraci6n de todas estas partes. Asi es como Ia virtud esencialde todo tritingulo euclidiano, por ejemplo, radica en que lasuma de sus tingulos es igual a dos rectos. GD6nde se en-cuentra este canicter de especie? Ni en un tingulo ni en otro,y tam poco en los lados o en las alturas o en a superficie:est8 en todas partes y en ninguna. Es un espiritu.

    El cinematOgrafo desarrolla un genio propio, ademR.sde Ia espiritualidad comUn a todas las m quinassuperiores

    Como todo mecanismo, y proporcionalmente a su grado decomplejidad, el instrumental cinematogra.Iico que esmUltiple, pues comprende las c8maras filmadoras y proyectoras, de registro y de reproducci6n del sonido y todoequipo anexo posee esa personalidad que caracteriza alos objetos superiores, aunque en este caso aparece un pococonfusa a causa de los diferentes elementos cuyo funcionamiento lo ponen en marcha: es Ia personalidad colectiva deuna pequefia sociedad de mRquinas. Sin embargo, ademRs

    de estos caracteres de primera individualizaci6n que soncomunes en el mundo mec8.nico, el cinemat6grafo manifiesta un genio propio muy alto y muy claro, del que ningU:notro mecanismo ha dado un ejemplo tan nitido basta ahara.

    Sin duda que desde tiempo atrtis otros diversos sistemas (principalmente 6pticos) nacidos de Ia inteligeneiahumana han vuelto a actuar sobre,Csta y le han permitidoreformar y desarrollar ampliamente sus teorias sabre el

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    universe. CQP_Cmico, Galileo, K C p l e r , _ N e w . l . o . l s _ _ ~ } a _ c e - f u eron llevados y obligados a repensar el mundo segU:n lasim8genes que sus ~ les brindaban del cielo; lomismo que H ~ e y ~ a l l a n z a n i ,Claude Bernard, Pasteurfueron conducidos a construiro reConstruir fa a n a t o m i a ~ffisiologia, Ia patologia, seglln la visiOn particular de suslupas y sus m ~ Con todo, estas Ientes de aproximaci6n y de aumento no hacian rnlis que rnultiplicar ytransfonnar datos unisensoriales, exclusivamente visuales,que no interesan en realidad m

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    - - dos categorias intelectuales: Ia de Ia extensiOn y la

    el tiempo. Sintesis en la que aparece casi automD.ticamentena tercera categorla: Ia causalidad. A causa de este poder

    de efectuar combinaciones diversas - a u n q u e resulte purat mente meclinico- el cinemat6graio demuestra ser alga m b

    que el instrumento de reemplazo o de extensiOn de uno oaun de varios Organos de los sentidos. A causa de este poder '1que constituye una de las caracteristicas fundamentaleS detoda actividad intelectual entre los seres vivientes, el cine 1mat6grafo aparece como un suced

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    a cantidad madre de l

    cualidad

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    Indivisibilidad del espacio-tiempo ~

    La diferencia fundamental entre el mecaniSmo intelectualhumano el mecanismo cinematografico de aprehensiOn

    expresi6n consiste en que, en el primero, las nociones deespacio y tiempo pueden existir separadamente, y queincluso es necesario cierto esfuerzo para concebir su uniOnperpetua, mientras que en el segundo toda representaci6ndel espacio se hrinda autom .ticamente con su valor tiempo.0 sea que en el 4inemat6grafo el espacio es imposible deconcebir fuera de su movimiento en el tiempo. De estemodo, el hombre puede conservar l imagen de una actitud,el recuerdo de una palabra, presentes en el espiritu durante varios segundos y aUn m .s-, mientras su atenciOn

    nose fatigue, sin preocuparse de esta duraci6n, olvid8ndosede ella como si no existiera. Pero el cinemat6grafo no puede brindar l misma imagen, el mismo sonido, sino en elcuadro de un ritmo temporal por lo comlln de veintid6s oveintitres im .genes por segundo. En l comprensi6n humana h y espacio y tiempo, por lo que l sintesis del espaciotiempo se efechia bastante penosamente. En l comprensi6ncinematogr8fica no hay mas que espacio-tiempo.

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  • 8/10/2019 Jean Epstein La inteligencia de una mquina

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    Relativismo absoluto

    Sabemos que este tiempo cinematognifico es en esenciavariable, mientras que el ritmo del tiempo tal como el hombre lo percibe normalmente resulta, por el contrario, constante: nueva diferencia entre el intelecto del er vivienteY el,del ser mecRnico, que refuerza singularmente a Ia anterionnente c ~ t a d aAI espacio fijo y al tiempo invariable,que se cons1deran por lo general como independientes eluno del otro y que forman asi las dos clasicas categoriasv i ~ o r d i a l e s_del entendimiento humano, se opone el espaCIO-tlempo, Siempre mOvil y cambiante, cuadro Unico enque el cinernat6grafo inscribe sus representaciones.

    La variabilidad del tiempo cinematografico y Ia interdependencia que lo liga a su espacio entrafian y a seha visto-- incesantes transformaciones corielativas de todaslas apariencias situadas en este continuo de cuatro dimcnsiones. Esta relatividad, que no puede ser mas general, setraduce porIa ruptura y confusiOn de todas las clasificaciones que parecen fu