La Democratizacion Del Consumo- Patricia Mota Guedes y Nilson Vieira Olivera

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  • Documento del Instituto Fernand Braudel de Economia MundialAsociado a la Fundao Armando Alvares PenteadoBRAUDEL

    PAPERS

    N

    01 -

    2006

    La democratizacin del consumoPatricia Mota Guedes y Nilson Vieira Oliveira

    La democratizacin del consumo 03

    Periferias invisibles 22

    Afonso, 42, en la caja registradora de su supermercado en Montanho, So Bernardo. Pas hambre al llegar de Cear, pero hoy tiene el mayor supermercado del barrio.

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    Instituto Fernand Braudel deEconoma MundialAsociado a la Fundao

    Armando Alvares Penteado (FAAP)Rua Cear, 2 CEP: 01243-010

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    Braudel Papers es una publicacin del Instituto Fernand Braudel de Economa Mundial

    Editor: Norman GallEditores Asistentes: Nilson Oliveira, Patricia

    Mota Guedes y Kleber OliveiraVersin Internet: Emily Attarian

    Layout por Emily Attarian

    Copyright 2006 Instituto FernandBraudel de Economa Mundial

    BRAUDELPAPERS

    Braudel Papers es una publicacin del Instituto Fernand Braudel de

    Economia Mundial

    03 La democratizacin del consumo(Patricia Mota Guedes y Nilson Vieira Oliveira)

    Democracia 5: Progreso y aspiraciones en la periferia de So Paulo

    22 Periferias invisibles(Eduardo Giannetti)

    lvaro de Campos, el poeta heternimo de Fernando Pessoa, maneja un auto por la carretera que...

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    La democratizacin del consumoNilson Vieira Oliveira Patricia Mota Guedes

    expansin del crdito y la cada en los costes de bienes y tecnologa, la democratizacin del consumo es parte de un proceso histrico de largo plazo que est redefiniendo las fronteras de clase y estatus en Brasil y en muchos otros pases. Sin embargo, en Brasil la democratizacin del consumo no fue acompaada por un rpido crecimiento econmico, bajas tasas de inters o inversin pblica de largo plazo en generacin de ingreso y educacin.

    En La Riqueza de las Naciones, escrito cuando la Revolucin Industrial aceleraba a la Gran Bretaa del Siglo XVIII, Adam Smith observaba que los bienes que una vez fueron de consumo exclusivo de la lite estaban transformndose en bienes de consumo bsico de los trabajadores pobres: Los griegos y los romanos, supongo, vivan muy confortablemente aunque no tenan lino. Pero en la actualidad, a lo largo de la mayor parte de Europa, un trabajador respetable tendra vergenza de aparecer en pblico sin una camisa de lino; porque ello demostrara su profundo grado de pobreza; en el cual se supone nadie caera sin una conducta extremadamente mala.

    Smith consideraba ventajoso, y no inconveniente, el mayor acceso a bienes de mejor calidad por parte de sirvientes, obreros y campesinos. Ninguna sociedad puede florecer y ser feliz si la mayora de sus miembros es pobre y miserable. Es slo una cuestin de equidad, por otra parte, que los que alimentan, visten y satisfacen las necesidades de todo el pueblo deban tener una parte del producto de su propio trabajo y que ellos mismos estn tolerablemente bien alimentados, vestidos y albergados.

    En Brasil, los consumidores emergentes que se encuentran en la base de la pirmide han atrado el inters de los medios de comunicacin y de las principales empresas, que han creado departamentos dedicados a desarrollar productos, canales de distribucin y estrategias de venta especialmente para ellos. Por ejemplo, la poblacin ms pobre, a la cual anteriormente no se le otorgaba atencin comercial, ya representa el segmento de mayor crecimiento en el mercado de telfonos celulares, en el cual Brasil ya es el cuarto ms grande, con cerca de 84 millones de lneas. En Capitalismo, Socialismo y Democracia (1942), el connotado economista Joseph Schumpeter observaba

    Esta edicin de los Braudel Papers pretende acabar con los mitos sobre la periferia de la Gran So Paulo. Las historias personales y los hallazgos de las encuestas familiares aqu presentados contrastan con las imgenes, ms populares, de la pobreza, la violencia y la desesperanza, tan frecuentemente alimentadas y divulgadas por personas que raramente o nunca visitan estos barrios. Los estereotipos de la pobreza urbana perpetan polticas y programas paternalistas de transferencia de ingreso que no consiguen promover mejores oportunidades para la generacin de ingreso y desarrollo. Para aprovechar mejor el espritu empresarial de la poblacin y sus dinmicos sistemas locales de distribucin, se requieren polticas pblicas ms focalizadas y mayores inversiones. Nuestra investigacin en la periferia de So Paulo se centra en tres puntos principales:

    1. Durante la ltima dcada, los brasileos de bajos ingresos comenzaron a comprar bienes y servicios cuyo consumo estaba tradicionalmente limitado a las clases media y alta. Estas comunidades se han consolidado, estimulando nuevas aspiraciones y nuevos sistemas de distribucin a travs de un comercio local vibrante.

    2. Las familias de bajos ingresos estn endeudndose a niveles peligrosamente altos, debido, por un lado, a una explosin en la oferta de crdito al consumidor a altas tasas de inters y, por otro, a la publicidad engaosa.

    3. El bajo nivel de inversin en educacin amenaza los logros de estas comunidades y su desarrollo futuro. Sin embargo, la poblacin pobre de la periferia est volvindose cada vez ms exigente y est cada vez ms frustrada con la calidad de los servicios pblicos, tales como las escuelas de sus hijos. Las lites del pas todava subestiman la fuerza poltica detrs de esta demanda creciente por mejor calidad.

    Refrigeradores dplex, telfonos celulares, carros, boletos de avin

    Refrigeradores dplex, telfonos celulares, carros, boletos de avin y paquetes tursticos, tarjetas de crdito y productos de marca ya no son sueos imposibles para las familias pobres. Gracias al control inflacionario, la

    Nilson Vieira Oliveira, economista y Patricia Mota Guedes, administradora pblica, son coordinadores del Instituto Fernand Braudel de Economa Mundial. Esta edicin de Braudel Papers tiene patrocinio de Nestl.

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    esta tendencia de largo plazo: La Reina Elizabeth [que gobern de 1558 a 1603] usaba medias de seda. La conquista capitalista no consiste en ofrecerle a la reina ms medias de seda, sino en dejarlas al alcance de las obreras a costa de un esfuerzo permanentemente decreciente.

    El significado y el potencial detrs de la demanda creciente por bienes y servicios en las periferias urbanas de Brasil an no han sido bien comprendidos. La periferia de la Gran So Paulo, una metrpoli de 19.1 millones de habitantes, lidera la democratizacin del consumo en el pas. La mayora de las personas en esta regin vive en reas que fueron urbanizadas no a travs de un desarrollo planeado, sino a partir de asentamientos irregulares. En 2005, con el objetivo de recolectar informacin para analizar este progreso, los investigadores del Instituto Fernand Braudel de Economa Mundial visitaron e investigaron 1.092 familias de bajos ingresos en cuatro distritos perifricos de la Gran So Paulo: Cidade Tiradentes (poblacin: 241,000) y Capo Redondo (257,000), en la periferia este y sur de la ciudad de So Paulo; Montanho, (110,000), una de las regiones ms pobres y violentas de la ciudad de So Bernardo do Campo, y Serrarla (30,000), uno de los barrios ms antiguos del municipio de Diadema. So Bernardo, una ciudad del tamao de Cleveland o San Francisco, y Diadema son parte de una regin denominada ABC, que abarca siete municipios que juntos renen ms de dos millones de personas al sur de la ciudad de So Paulo. La regin del ABC fue un polo econmico de gran influencia entre los aos

    cincuenta y los aos setenta, y todava es uno de los ms importantes centros industriales de Brasil.

    La mayora de nuestros investigadores de campo eran jvenes de estas comunidades, con edades entre 18 y 24 aos, graduados de la educacin media o estudiantes universitarios. A continuacin se relata la historia por detrs de los nmeros y se ofrece una panormica de las fallas y los desafos futuros para la poblacin pobre de las reas urbanas.

    Casa propia: sueos y ahorrosLa casa rosa de dos pisos de Ruth se encuentra en

    la cumbre de una de las colinas de Capo Redondo, protegida por una alta puerta de metal. Ruth cuenta la historia de muchas familias que se establecieron en Capo Redondo a fines de los aos setenta en busca de una mejor vida. An antes de la llegada de la inversin pblica que mejorara la infraestructura bsica de los barrios perifricos, familias como la de Ruth se establecan en la regin. Aqu era un barrio pobre, todas las casas eran chozas de madera. Ahora son todas de ladrillo. Las nicas casas de madera que quedan son las de las personas que estn llegando ahora. Pero todos nosotros hemos construido nuestras casas, dice ella, sealando una fila de casas vecinas a lo largo de la calle pavimentada. Antes de sentarse, Ruth apaga su televisin de 29 pulgadas recin comprada, y manda su perro, un terrier obeso y juguetn, al patio. Mi hermano y yo vinimos a So Paulo con nada, slo con valenta y con nuestras maletas. Ahora tenemos todo esto. Ruth, trabajadora domstica casada con Salvador, cocinero en una universidad privada, dice que su ingreso familiar mensual total es 3,000 reales, tres veces el ingreso familiar promedio en su barrio.

    Tener casa propia es, para familias como la de Ruth, el principal mecanismo de ahorro y movilidad social. Casi dos tercios de los habitantes de Capo Redondo han invertido recursos en la remodelacin de sus casas. Ruth y Salvador llegaron a So Paulo hace 29 aos y

    aqu encontraron trabajo como cocineros en casas de familia. En aquel entonces acostumbrbamos depsitar nuestro dinero en una cuenta de ahorros, ella recuerda. Eran

    das de alta inflacin en Brasil. Al principio su casa era modesta. Construimos dos cuartos. Los construimos slo para tener un lugar para dormir. No haba techos de verdad; todo estaba hecho de madera, tierra por todos lados. Tres dcadas despus, 97% de las casas de Capo Redondo y 96% de los cuatro barrios estn hechas de cemento y ladrillo.

    Vanessa, 25, de Capo Redondo, una de las mejores investigadoras de campo de este estudio, cuando estaba embarazada de Vincius, aqu con 7 meses. Actualmente busca trabajo.

    En nuestra calle, todas las casas eran chozas de madera.

    Ahora son todas de ladrillo.

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    Cinco aos atrs, Ruth y Salvador construyeron una cerca, colocaron el suelo, arreglaron el techo, ampliaron la cocina y construyeron un anexo detrs de la casa, que ahora tiene tres recmaras y dos baos. Viven con dos de sus tres hijos, Vanusa, 25, asistente administrativa, y Rodolfo, 20, representante de ventas, los dos graduados del bachillerato. Ruth se preocupa por su futuro, pues ahora es mucho ms difcil encontrar un trabajo. Rodolfo estuvo desempleado por dos aos. La tasa de desempleo en los 39 municipios que conforman la Gran So Paulo fue 16.9% de la Poblacin Econmicamente Activa (PEA) en 2005, menor que el 18.7% registrado en 2004. Esta fue la menor tasa de desempleo en la regin desde 1998.

    Ruth no slo est preocupada por el empleo de sus hijos, sino tambin por la incapacidad de su hijo Rodolfo para ahorrar, tal como ella y Salvador lo hacan cuando tenan su edad. l gasta mucho dinero en cualquier cosa. Ve un par de tenis de R$ 200 y los compre. Todo lo que ve enfrente lo compra, hasta cuando no tiene dinero, dice ella. Hace algunos meses, ella y su esposo le prestaron a Rodolfo R$ 2,000 para que pudiera comprar una motocicleta. l iba a comprarla a crdito, pero a mi esposo eso no le gusta. Si l perdiera el empleo maana, nosotros iramos acabar pagando de cualquier forma. Decidieron tambin construir un segundo piso para que Rodolfo pueda vivir ah cuando l y su novia se casen.

    La costumbre de aadir un piso adicional o un anexo atrs de la casa para los hijos adultos explica el nmero creciente de residencias que abrigan ms de una familia en la periferia. De esta forma, los adultos jvenes y de bajos ingresos pueden gastar menos en habitacin y ms en bienes de consumo, como jvenes de clase alta y media.

    Actualmente, esos barrios perifricos son comunidades estables. El tiempo promedio de residencia de una familia es 14 aos, 11 de los cuales en la misma casa. En Capo Redondo, uno de los primeros distritos ocupados, el tiempo promedio de residencia en la misma casa es 15 aos. En Montanho, localizado en el extremo sur de So Bernardo, en lo que es supuestamente un rea de proteccin ambiental, cerca de un manantial, pero que ha sido ocupada paulatinamente en las ltimas dcadas, una familia reside en una misma casa por un promedio de 11 aos. El mayor tiempo de residencia, 18 aos, es el de Serrarla, uno de los distritos ms antiguos en Diadema, cerca de So Bernardo do Campo, donde, en los aos sesenta y setenta, los migrantes encontraron empleo en fbricas.

    Con un promedio de cinco cuartos, a lo largo de un enramado de calles y callejones pavimentados e iluminados, las casas tambin pueden volverse una fuente de ingreso para las personas que construyen un anexo en sus casas que alquilan a los recin llegados. El hermano de Ruth es un buen ejemplo. Adems de su casa, que es una mansin, un casern muy bonito, tiene otras dos casas que alquila, dice ella con orgullo. Casi 15% de las familias en Capo Redondo paga renta, un promedio de R$214 por mes, siendo que algunos alquileres llegan a R$680. Por eso, comprar una casa es uno de los principales sueos de consumo para 46% de las familias entrevistadas, adems de ser el segundo motivo de orgullo ms importante, despus de la familia.

    A algunas cuadras de la casa de Ruth encontramos a Maria, 53, ama de casa, y a su marido Antonio, 50, vendedor de una empresa de telefona celular, quienes viven con sus hijos Rosngela, 24, Henrique, 23, ambos operadores de televentas, Carlos, 29, un ilustrador que trabaja por cuenta propia, y Raquel, 31, cajera. Viven en una casa con valor estimado en R$20,000 que dur 15 aos en remodelacin. Un riachuelo corre detrs de la casa, entonces todos esos aos temamos que en cualquier momento el gobierno municipal nos sacara. Por eso esperamos todo ese tiempo para meterle dinero a la casa. Imagnate! Invertir en un lugar y luego tener que salir y perder todo, explica Maria, que remodel su casa, como lo hizo 62% de las familias de Capo Redondo. La inversin vali la pena, ya que Maria finalmente consigui las escrituras del terreno en 2004.

    En 2003 el gobierno municipal de So Paulo comenz a regularizar las escrituras de las reas invadidas que estaban protegidas por la legislacin ambiental. Aproximadamente 160 zonas fueron regularizadas, otorgndoles escrituras a casi 40,000 familias. En So Bernardo, la regularizacin comenz en los aos ochenta. Caminando por el pasillo, Maria explica: Estamos

    Salvador, 54, y Ruth, 55, migrantes del interior de So Paulo. Del campo a la cocina de las familias ricas de la capital.

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    haciendo de todo un poco. Las recmaras no tenan puertas. Aquella puerta es nueva. La prxima semana vamos a quitar esa puerta y ponerla all. Y estamos arreglando las escaleras. Ah, y remodelamos el bao. Tambin vamos a comprar ventanas nuevas.

    Si, por un lado, conceder las escrituras de terrenos invadidos estimul la remodelacin de las casas, tambin afect los presupuestos familiares, puesto que las propiedades regularizadas pagan ms por servicios como luz y agua. La cuestin que surge es cmo los pobres asumen la necesidad de pagar por servicios bsicos. Cuando la mayora de la tierra en la periferia era invadida e indocumentada, los residentes improvisaban formas de acceso a los servicios, y se desarroll la cultura de las conexiones clandestinas. Antonio, marido de Maria, recuerda que pagaban R$ 7 menos de cinco dlares por mes por agua. Despus de conseguir las escrituras, pagan R$ 48. Ese cambio tambin ocurrir en nuestra cuenta de luz, porque si la Sabesp (la empresa estatal de agua) saca provecho de eso, muchos otros van a querer hacer lo mismo. El uso de la palabra provecho sugiere que aunque los servicios sean bienvenidos, pagar por ellos es considerado injusto. La cuenta de luz mensual de la familia es de cerca de R$ 15, valor que parece bajo para una casa con cinco adultos, una televisin, dos estreos, regadera elctrica, lavadora, una computadora y un refrigerador doble.

    El gasto mensual en agua y luz absorbe 10% de los gastos de la casa, o 26% de lo que se gasta con alimentacin. Despus de la privatizacin, las empresas de electricidad y telefona de Brasil ajustaron las tarifas acumulando un aumento de ms de 260% desde 1994,

    para compensar las tarifas subsidiadas que aumentaban menos que la inflacin. Los aumentos regulados de las tarifas de electricidad, agua, telfono y gasolina afectaron la inflacin. Con frecuencia escuchamos a los residentes explicar que utilizar conexiones ilegales era ticamente justificable, dado el aumento en los precios de los servicios telefnicos y de electricidad.

    Vera vive en uno de los callejones ms pobres de Capo Redondo y tiene un ingreso mensual de apenas 100 reales. Ella explica que cocina todo lo que puede en el microondas, porque nosotros pagamos gas, pero no luz. Una mujer en Cidade Tiradentes dijo que su familia insiste en pagar todo lo que usa, slo tiene conexin

    ilegal para la electricidad usada en la regadera, porque consume mucho.

    Esos barrios recibieron inversiones en infraestructura que frecuentemente fueron presentadas como favores, sin

    hacer referencia a los impuestos que los ciudadanos pagan. La resistencia a pagar por los servicios puede ser una reaccin a la creciente insatisfaccin con la calidad de otros servicios pblicos. Maria explica: No estoy en contra de tener que pagar por el agua que uno usa, pero... desde que funcione. Uno quiere un buen hospital pero cerca no hay, quiere un puesto de salud pero no funciona existe, pero no funciona. No soy contra pagar por lo que se usa, desde que uno reciba algo a cambio.

    La evolucin de los barriosLas primeras familias que llegaron en la dcada

    de 1970 encontraron calles de tierra controladas por justicieros. Pero en las dos dcadas siguientes, las inversiones pblicas que trajeron postes de luz, drenaje,

    Antonio, 50, con sus hijas Rosngela, 24, y Raquel, 31. Vendedor de telefona celular para pequeas empresas, se enorgullece de la reforma de su casa despus de la regularizacin.

    Estamos haciendo de todo un poco. Las recmaras no tenan puertas. Aquella

    puerta es nueva.

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    banquetas, pavimentacin, agua entubada, puestos de salud y escuelas pblicas transformaron el cotidiano de la poblacin e hicieron florecer el comercio local de bienes y servicios. Como no estaba sujeta a la cobranza de impuestos directos a los beneficiarios, esa mejora puede ser considerada una de las principales polticas de distribucin de ingreso en este perodo, tal fue el impacto en la valorizacin del patrimonio, las condiciones de vida y las aspiraciones de las personas.

    Montanho, un antiguo vertedero de basura en So Bernardo, es un ejemplo de estos barrios de rpida evolucin. Lourival, 50, un trabajador de la construccin auto-empleado, padre divorciado de cuatro nios callados y de ojos brillantes Leiliane, 12, Leusivan, 14, Leidiane, 15, y Leidivania, 23 se acuerda de cuando vino por primera vez desde un pueblo en Minas Geras a establecerse en So Bernardo. Escuch que haba lotes gratuitos de tierra en Montanho. Ni siquiera haba pavimento en aquel entonces. Slo haba drenaje a cielo abierto. Solamos entrar en la mata para recoger madera, caminando sobre tablas de madera, porque haba mucho lodo. Era comn ver cuerpos en la calle por la maana a camino del trabajo, recuerda. Lourival presenci la multiplicacin de pequeas iglesias evanglicas, una de las cuales l mismo frecuenta. Por otro lado, encontramos un nmero sorprendente de familias que no pertenecen a ninguna comunidad religiosa: 17% de las familias de Montanho y 27% del total de familias entrevistadas no tienen ningn miembro que frecuente alguna iglesia o templo. Desde el balcn de su casa, Lourival avista la ladera donde surgi y contina creciendo Montanho, un interminable ocano de ladrillos sin pintar, donde algunas manchas verdes persisten como recuerdo del manantial que ah existi. Cuando lleg el agua entubada, Lourival construy una lavandera en su stano, donde trabaja en sus das libres.

    Una de sus vecinas, Francisca, una alegre mujer de 44 aos que vino del estado de Cear en la regin nordeste de Brasil, piensa que la vida es mejor ahora. Francisca es madre de Daiane, 1 4, y Daniele, 13, y todas viven en una de las pocas casas de madera que sobran en la ladera de Montanho, en la regin llamada Vila Esperana. Honestamente, esto aqu era asqueroso, con drenaje descubierto, ratas, fosas malolientes, dice Francisca. El gobierno hizo un buen trabajo en nuestro barrio. Pavimentaron las calles, construyeron escaleras para llegar a las casas. Ahora tenemos agua entubada, de todo. En aquellos tiempos, para tener agua se necesitaba el esfuerzo diario de las mujeres de la comunidad, que tenan que despertarse a las cuatro de la maana para llenar cubetas con el agua de la llave de un vecino al pi de la colina.

    Las inversiones privadas en comercios y servicios tambin jugaron un papel importante para mejorar la calidad de vida de las personas, la seguridad y los valores inmobiliarios. En Capo Redondo, Valdir, 49, corredor inmobiliario por cuenta propia, vive en una calle silenciosa, perpendicular a la carretera que lleva a Itapecirica. En esta larga avenida comercial que atraviesa Capo Redondo, se mezclan grandes supermercados y tiendas de electrodomsticos y muebles, con panaderas, farmacias, templos evanglicos, restaurantes de comida rpida, agencias bancarias, escuelas de computacin, centros de acceso a internet, cafs, bares, locales de venta de hierro viejo y talleres mecnicos. Valdir recuerda que Parque Ferrana sola ser una parte degradada y violenta de Capo Redondo. Cuando los Adventistas del Sptimo Da decidieron construir una escuela y un campus universitario ah, los precios inmobiliarios aumentaron y la regin cambi radicalmente. La escuela Adventista mejor la regin. Ahora vale la pena comprar una propiedad aqu, hasta donde acaba el campus. Ms all, nadie quiere comprar nada, es la seccin de la Chcara Santa Maria y es muy violenta.

    Algunas regiones todava tienen fama de ser violentas, aunque las estadsticas sealen una reduccin continua en las tasas de homicidio no slo en Capo Redondo, sino en todo el Estado de So Paulo. Valdir comenta que un cliente que vive en la Chcara Santa Maria en una casa grande, de dos recmaras, sala y estacionamiento para tres carros, valorada en R$65,000, pero que la vendera por la mitad del precio, segn Valdir debido al toque de queda de los traficantes que controlan el lugar. Muchas comunidades perifricas tienen familias de clase media-baja como la de Valdir, que permanecen y ayudan a darle alguna estabilidad a la vida comunitaria de los residentes ms pobres. Cuando se le pregunta sobre la calle donde ha vivido durante tres dcadas, Valdir la describe como tranquila. Una semana despus de nuestra entrevista, su hijo de 26 aos, que viva con l, fue asesinado en la puerta de su casa cuando regresaba del trabajo, aparentemente como consecuencia de una discusin en una fiesta el fin de semana anterior. Sueli, la esposa de Valdir, que vio todo desde la ventana, soaba en mudarse al litoral con toda la familia para abrir un quiosco en la playa. Pero cada uno tiene su vida, y ellos no querrn ir, explic ella. Valdir tampoco quera mudarse, a pesar de enfrentar dificultades para ganar dinero. Uno acaba acostumbrndose a su barrio de tal forma que, aunque pensramos en vender la casa, aqu tenemos races; todos acaban quedndose. Todos mis hijos nacieron aqu.

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    Evaluando los servicios pblicosEn 2003, en el discurso de inauguracin del Programa

    de Regularizacin de Tierras en Barrios Pobres, el presidente Lus Incio Lula da Silva record el perodo en que vivi en la periferia de la regin del ABC. En 1962, pens que mi vida iba a mejorar. Fui a vivir a un lugar con unas casitas bonitas, del gobierno. Era la casita ms nueva en la que yo haba vivido en toda mi vida. Pero la calle, cerca de un ro, no era pavimentada, y cuando haba lluvias fuertes el ro suba e inundaba las casas. Dentro de la casa de Lula el agua lleg a subir un metro y medio. El gobierno municipal ayudaba en las emergencias. Una vez el gobierno municipal de So Caetano, muy generosamente, nos regal unos colchones de paja, aadi Lula. Como ustedes saben, la gente pobre est habituada a la idea de que es mejor la lluvia que la seca, entre dormir en el piso fro o en un colchn de paja, el colchn nos pareca una cosa fantstica.

    Nuestra investigacin seala que los residentes de bajos recursos en la periferia se han vuelto ms exigentes y crticos en relacin a la calidad de los servicios pblicos que lo que recuerda el Presidente. An en reas donde hubo mejoras significativas, como la seguridad pblica y la educacin, encontramos tasas de aprobacin relativamente bajas. El servicio con niveles de aprobacin ms altos fue la infraestructura bsica agua y drenaje, pavimentacin e iluminacin de las calles. Cuando se les preguntaba sobre las condiciones de vida en sus barrios actualmente, en comparacin

    al momento en que llegaron, 65% del total de residentes piensa que la infraestructura ha mejorado. Apenas 6% piensa que empeor.

    La calidad del transporte tambin fue elogiada por 59% de los residentes. Una iniciativa pblica reciente el Boleto nico, creado por el gobierno municipal de So Paulo en 2003, fue aclamada por muchos, principalmente en Cidade Tiradentes. Ahora las personas pueden comprar un nico boleto y utilizarlo en varios autobuses municipales durante dos horas. Eso

    permiti que trabajadores que viven en zonas distantes como Cidade Tiradentes, donde la oferta de mano de obra es cuatro veces ms grande que la de empleos, sean competitivos a la hora de buscar trabajo, mientras antes, gracias ala ley que determina que el empleador pague el costo de transporte de su empleado, eran rpidamente descartados.

    A pesar del rpido crecimiento del nmero de lugares en las escuelas primarias y de la construccin de escuelas pblicas en zonas remotas de la periferia, apenas 47% de los residentes dijo que la educacin pblica haba mejorado, 36% cree que se ha mantenido igual. En Cidade Tiradentes la tasa de desaprobacin fue ms alta, siendo que 22% piensan que la educacin pblica haba empeorado. Parte de ese rechazo puedo estar vinculado a la baja calidad de la enseanza y al dficit de vacantes en la educacin infantil.

    Un resultado inesperado fue la evaluacin general de la seguridad pblica en Diadema, donde la coordinacin entre la polica, la sociedad civil y el gobierno municipal

    redujo los homicidios en 74% en seis aos. En So Paulo, donde los homicidios tambin se redujeron, casi la mitad de las familias entrevistadas no haba sentido un cambio en la seguridad de sus barrios. En Serrara, barrio de Diadema, por ejemplo, la proporcin

    de residentes que piensan que la seguridad pblica ha mejorado es 47% y en Capo Redondo es 48%, estos resultados no son muy diferentes de los de otras reas que no han tenido una reduccin tan drstica en los ndices

    Uno acaba acostumbrndose con

    el barrio, enraizndose, quedndose.

    Todos mis hijos nacieron aqu.

    Lourival, 50, albail, pionero en Montanho. Divorciado, se encarga de sus cuatro hijos. Desde de que se enferm, su hijo Leusivan, 14, trabaja en su taller de bicicletas siete das por semana y va a la escuela por las noches.

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    de violencia. En Montanho, en So Bernardo, 40% de las familias crean que la seguridad haba mejorado.

    Los servicios de salud fueron los peor evaluados en todos los barrios, y 33% de los residentes piensan que los servicios son peores actualmente. La tasa de rechazo en Cidade Tiradentes fue an ms alta, 45%. Aunque las personas reconocen que ha habido mejoras en sus barrios, las necesidades emergentes que afectan las perspectivas financieras de todos los residentes tienen mayor prioridad y, cuando no son satisfechas, afectan la evaluacin que las personas hacen del papel que el gobierno y el sector privado tienen en la mejora de sus condiciones de vida. El rea que es considerada por las familias el mejor indicador de progreso, despus de la infraestructura bsica, es la estructura y la dinmica del comercio local.

    Comercio y empresariosEl comercio local, fuerza catalizadora y smbolo de

    progreso en las comunidades de la periferia, est en ebullicin con el surgimiento de negocios de todo tipo y tamao a lo largo de las calles ms dinmicas. Los negocios ofrecen un retrato vivo de la democratizacin del consumo y de sus nuevos empresarios, que contribuyen para la generacin de ingreso y la distribucin de bienes y servicios en estas comunidades. Al llegar en mnibus a uno de estos barrios, uno inmediatamente se depara con letreros luminosos y fachadas de negocios decoradas con arte en graffiti, recordndole al consumidor que no es necesario ir a barrios centrales para comprar lo necesario: peluqueros, tiendas de abarrotes, bares, talleres mecnicos, gimnasios y tiendas de mascotas compiten con los grandes negocios que recientemente descubrieron cmo pueden ser lucrativas las ventas en la periferia. Alrededor, vendedores ambulantes en camionetas o en puestos improvisados en las banquetas venden de todo un poco: desde ollas hasta dulces y juguetes, desde ropa y cosmticos hasta yogurt y escobas.

    Entre los propietarios de estos pequeos negocios que atienden a esta masa de nuevos consumidores, conocimos a Incio, dueo de una pequea tienda de abarrotes en Capo Redondo, que ya fue asaltado cinco

    veces. Incio renta el segundo piso de su tienda para fiestas de cumpleaos y bodas. Cobro 250 reales y les vendo la bebida para la fiesta, cuenta desde atrs de un mostrador decorado con tarros llenos de dulces coloridos, vendidos por 15 centavos cada uno. Incio sola trabajar en una cadena de supermercados, donde adquiri la experiencia necesaria para abrir su propio negocio. Para lidiar con las constantes amenazas de secuestro y robo, evita depositar dinero en el banco. Invierto casi todo mi dinero en bienes inmuebles para que los ladrones no tengan mucho que llevarse, explica mientras le vende dos mazapanes a Ewerton, 8, que ha venido a comprar aceite de cocina y detergente de ropa para su mam, Lourdes, que trabaja vendiendo cosmticos Avon y Natura en su barrio.

    Otros pequeos empresarios nos relataron las ventajas de ser sus propios jefes. Geilzo, 31, y su esposa Dora, 29, viven en Montanho con su hija de un ao. Despus de buscar trabajo por un ao, Dora, que termin la secundaria, concord con la idea de Geilzo de montar un puesto de dulces cerca de una de las escuelas pblicas de Montanho en una de las principales calles de comercio. Ya los asaltaron cuatro veces pero an creen que el puesto da ms dinero que un trabajo formal. Geilzo planea dejar la empresa donde ha trabajado por ocho aos como vigilante. Quiere dedicarle ms tiempo a su negocio porque trabajar como empleado no es muy ventajoso. Uno slo gana dinero cuando trabaja por cuenta propia.

    Geilzo, 31, en Montanho, y su esposa Dora tienen el sueo de abrir una tienda de abarrotes con el dinero que ganan en su puesto de dulces afuera de una escuela.

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    Geilzo creci en un pueblo de Pernambuco, un Estado en el nordeste de Brasil. A los 16 aos se fue a la capital del Estado, Recife, para trabajar en un supermercado, donde conoci a los hermanos de Dora, que ms tarde regresaron a su lugar de origen para abrir sus propios supermercados. Durante esos cuatro aos en Recife, antes de decidir probar su suerte en So Paulo, Geilzo descubri que uno puede ganar dinero como comerciante. Trabajando en el puesto de dulces, conoci a otros vendedores ambulantes que contradicen la idea del trabajo informal como la peor alternativa. Conozco otras personas aqu que venden limones y me dicen: No, amigo, si consiguiera un empleo por ah lo mximo que me pagaran sera R$ 500 por mes, e iba a tener que aguantar las humillaciones. Ahora gano ms de R$ 1,000 vendiendo limones! Geilzo piensa que mucha gente busca un trabajo formal cuando debera generar oportunidades de trabajo para s misma. En nuestra investigacin, el promedio de tiempo que las personas tardaban para encontrar un nuevo empleo era 22 meses.

    El trabajo formal con prestaciones an es visto por las familias como un smbolo de seguridad. Geilzo seala que como auto-empleado tambin se puede contribuir al sistema de seguridad social. Pero esa no es la norma. Cincuenta y cuatro por ciento de los jefes de familia entrevistados no contribuan al sistema de seguridad social. Esto es preocupante dado que slo 36% de los jefes de familia que trabajan son empleados registrados, mientras 31% trabaja por cuenta propia en la economa informal. El resto trabaja sin contrato para empleadores del rea privada y por lo tanto no tendra derecho a pensin.

    De lunes a sbado Geilzo y Dora ponen el puesto de dulces a las 6 de la maana, para no perder la entrada de los estudiantes y maestros que pasan apresurados a la escuela. Cada semana compran dulces de un distribuidor local, que transform lo que era una tienda de abarrotes en un pequeo centro de venta al mayoreo especializado en la venta a ambulantes de Montanho. El sueo de Geilzo es abrir una pequea tienda de abarrotes con el dinero del puesto de dulces. Sin embargo, quiere continuar vendiendo en la periferia: el lugar para ganar dinero es donde vive la gente pobre, explica. Ah es donde hay ms gente que no compra slo en los grandes supermercados. Si se me acaba el azcar, voy a la tienda de la esquina, que queda ms cerca.

    Los habitantes de los barrios perifricos normalmente compran en pequeas cantidades y con frecuencia, estimulando la demanda por pequeas tiendas locales. Las panaderas se destacan en relacin ala frecuencia de

    compra, representando 52% de todas las salidas para comprar de los entrevistados, seguidas por las carniceras (11%), los puestos de frutas y verduras (10.8%) y las tiendas de abarrotes (8.6%). Sesenta y cuatro por ciento de

    las familias va a la tienda de abarrotes local al menos una vez a la semana, y 80% va a la panadera ms de tres veces a la semana. Los hipermercados tambin son frecuentados: a pesar de la baja frecuencia de compra, absorben 20% del gasto de las familias en locales de menudeo, poco menos que los supermercados pequeos y medianos, que venden 29%.

    Geilzo desea que su negocio alcance el tamao del de Afonso. Afonso, conocido por Cear, es un comerciante que emigr del nordeste de Brasil a So Paulo y ahora es dueo de un supermercado de 340 metros, con dos cajas registradoras y pasillos llenos de ms de 10,000 productos. Afonso nos muestra con orgullo la seccin de cosmticos, que contiene productos comprados de un distribuidor de So Paulo especializado en pequeas tiendas, que le vende tres marcas diferentes. Son marcas buenas, de buena calidad, y l me ofrece buenos precios y excelentes condiciones de pago. Adems de emplear a diez personas, Afonso es visto como un benefactor local. Un residente necesitaba dinero para sacar su licencia de manejo de camiones. Afonso le prest la suma necesaria, misma que le fue pagada a travs de trabajo en la tienda los fines de semana. Otro vecino, recientemente divorciado, atrasado con sus pagos a plazo, pudo conservar su nuevo mobiliario gracias a que Afonso fue a la mueblera y renegoci la deuda.

    Cerca, visitamos otro supermercado, donde conocimos a Jonathan, de 14 aos de edad, que ayuda al dueo vigilando sospechosos de robo. Sentado en lo alto de una escalera, Jonathan usa un cdigo de gestos previamente acordado con los empleados, para avisar sobre cualquier seal de problema. Casi nunca roban comida, normalmente son cosas pequeas, como shampoo o paquetes de pilas, explica. Admira al dueo de la tienda, que siempre encarga un pastel para celebrar el cumpleaos de Jonathan y lo incentiva a permanecer en la escuela, donde la fsica y la biologa son sus materias preferidas. Jonathan empez a ayudar en la caja registradora los fines de semana, cuando hay

    Trabajar como empleado no es muy ventajoso. Uno slo

    gana dinero cuando trabaja por cuenta propia.

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    ms trabajo, pero desisti cuando un vecino amenaz denunciar a su madre por trabajo infantil. Quiero ser cientfico, explica sin quitar los ojos de las repisas y de los clientes apresurados, pero mientras tanto me gusta ayudar aqu.

    Para algunas familias, como la de Bel, 47, y Carlos, 45, que vive en Cidade Tiradentes, abrir un negocio propio tambin significa darle empleo a los parientes, como sus hijas, Helena, 25, juliana, 20, y Fernanda, 18, que estudian el bachillerato. La familia construy una carpintera en el estacionamiento de su casa, donde hacen muebles que venden a distribuidores. Hay gente que vende nuestra mercanca porque puede dar recibo. Nosotros no podemos porque nuestro negocio todava no es formal, as que nos ayudan, Bel explica, antes de quejarse de la burocracia para legalizar un negocio. A las 8 a.m. todos estn trabajando en la carpintera, paran para almorzar al medio da y regresan a trabajar hasta las 5 p.m. Bel nos muestra un acuario de 450 reales que acaban de terminar para un vendedor. Algunas tiendas aumentan hasta 20% sobre el costo, otras 10%, dice Carlos. l es responsable por cortar la madera, mientras Bel monta y hace la parte elctrica, y las hijas lijan y barnizan. En promedio ganan entre R$ 2,000 y R$ 3,000 por mes. No recibimos entrenamiento para este trabajo, lo aprendimos mientras lo hacamos, recuerda Bel, mostrando un cuaderno lleno de pedidos de clientes hasta el fin de diciembre, la temporada de ms trabajo en el ao.

    Los empresarios de esas regiones no tienen acceso fcil a crdito cuando intentan abrir o expandir su negocio. Tambin necesitan mayor orientacin para evitar errores administrativos comunes que los pueden llevar a la quiebra. A finales de los aos ochenta, el esposo de Vera Lucia dej su empleo en una carnicera por razones de salud. Esta pareja de Capo Redondo decidi abrir un puesto de dulces en el antiguo centro de So Paulo, donde otro ambulante los ense a hacer dulces de coco. Un ao ms tarde, vendan dulces de coco en panaderas, tiendas de abarrotes y bares de Capo Redondo. Yo me suba al mnibus con una

    canasta llena de dulces de coco. Los choferes tenan que conocerme para dejarme subir sin cobrar. Cuando entraba en una panadera o en un bar por primera vez, me sentaba y esperaba que el dueo viniera. Cuando llegaba le deca `Estoy comenzando ese negocio, podra ayudarme comprando cien dulces para vender. Algunos se volvan clientes habituales. El negocio iba bien hasta que un amigo convenci a Vera de empezar a vender huevos en vez de dulces de coco.

    Con los ahorros de la venta de dulces, Vera compr dos camionetas y contrat un chofer que le ayudara con la distribucin. Iba a todos los rincones de Capo Redondo: Jacira, Jardim Capela. Y entonces, robaron una de nuestras camionetas y nos robaron varias veces. Mi amigo, que era nuestro socio, tampoco era buena persona. Y empezamos a perder dinero. Vera nunca pens en buscar algn tipo de orientacin tcnica para administrar su negocio. Fue una tontera, dice. Su esposo, callado, mueve la cabeza.

    Vera se mud, junto con su esposo y sus dos hijas universitarias, para una casa rentada en Campo Limpo, en una calle ms cntrica. Muy endeudada, an suea regresar al negocio de los dulces de coco. Le gustara regresar a su antiguo barrio para vender. El mejor lugar para ganar dinero es la periferia. Gastan sin el menor cuidado. Con la barba, apunta hacia las casas vecinas a lo largo de la calle de clase media baja en Campo Limpo, no tan lejos de su antiguo lugar de residencia. Si tocas en la casa de estas personas, algunas veces ni te dejan

    Tienda de abarrotes en Capo Redondo. Con creatividad y esfuerzo, los comerciantes locales compiten con las cadenas de supermercados y sobreviven a los frecuentes asaltos.

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    entrar, slo te dicen que estn ocupadas, preparando el almuerzo o cualquier otra cosa. En la periferia es diferente, la gente te abre la puerta, preguntando ` Entre, qu est vendiendo?

    Algunos empresarios locales tienen xito trabajando como revendedores de grandes compaas. Maria Lcia vende paquetes de yogurt en el barrio de Serrara en Diadema desde hace 15 aos. Su familia es parte del 27% de familias cuyas jefas son mujeres. Maria Lcia es una experta en marketing que jams fue ala universidad. Conozco a todos aqu, dice ella mientras abre el cuaderno en el que estn listados sus 5000 clientes. Lcia vende un promedio de 30 paquetes por semana, cada uno por R$21. Le gusta su trabajo. Me encanta estar en la calle, ir de puerta en puerta. Algunas personas venden la mercanca sin enterarse si las personas tienen algn problema. Yo trato de participar. Lcia procura conversar y conocer bien a sus clientes. Si un miembro de la familia est en el hospital, Yo quiero saber qu pas, cmo est. Ella cree que cuando sus clientes le abren sus casas, vindola pasar por la calle todos los das, ella se vuelve de la casa tambin.

    A Lcia nunca le robaron el carro donde transporta el yogurt a pesar de dejarlo solo en la banqueta cuando entra a la casa del cliente. Lcia tambin empez a vender cosmticos, con xito. Algunas vecinas comentan divertidas que Lcia podra convencer a cualquiera de que el agua es medicina, pero ella las interrumpe, seria: Yo no les doy informacin equivocada. Si trabajas bien, eres honesta con el cliente, y adems lo haces con amor, seguro vas a progresar. Eso le recuerda a su principal modelo de xito, Slvio Santos, magnate de los medios de comunicacin y uno de los ms populares conductores de televisin de Brasil, que cuando nio era vendedor ambulante en las calles de Rio de Janeiro. Qu era Slvio Santos? Un vendedor ambulante! Y mira dnde est hoy!

    Ingreso, estatus y movilidadQu significa ser pobre en la periferia? La Criterio

    Brasil, metodologa adoptada por la Asociacin Nacional de Empresas de Investigacin para estratificar las clases sociales del pas, paulatinamente se vuelve insuficiente como parmetro. Su sistema de puntuacin, que divide a la poblacin en las clases A, B, C, D y E, donde la ltima representa la base de la pirmide, considera bienes de consumo duraderos, como televisores, radios, carros, DVDs y refrigeradores, adems de otros indicadores

    como el nivel de escolaridad del jefe de la casa. Pero las familias de bajos ingresos estn acumulando bienes de consumo durables a una velocidad nunca antes vista y su nivel educativo est aumentando, principalmente entre jvenes jefes de familia. As, en nuestro estudio slo 0.5% de los entrevistados pertenecen a la clase E. Segn las entrevistas, 31% estn en la clase D, pero la mayora 54% pertenece a la clase C, a pesar de importantes variaciones dentro de esta categora. Una pequea

    fraccin de los residentes de esas comunidades 14% puede ser considerada de clase media.

    Sin embargo, en contraste con esos nmeros, los niveles reales de ingreso cuentan otra

    historia. Para tres cuartos de los entrevistados, o 788 familias, el ingreso de la familia era 1,450 reales o menos. Una tercera parte viva con menos de 600 reales al mes. El promedio de ingreso familiar era 1,148 reales, lo que no explica la proliferacin de bienes de consumo.

    El ingreso per capita promedio es 341 reales, con pequeas diferencias entre las regiones. Capo Redondo est en primer lugar, con un ingreso familiar de 367 reales per capita, mientras Serrarla, en Diadema, ocupa el ltimo lugar, con 314 reales per capita. Slo 6% de las familias reciba transferencias de ingreso del gobierno, en programas como el Bolsa Familia (4.4%) y el Renda Cidad (1.6%).

    Pero el ingreso no es el nico criterio para determinar las percepciones de clase, estatus y bienestar. Le pedimos a los entrevistados que compararan su condicin econmica a algunos puntos de referencia. Les pedimos, por ejemplo, que compararan la condicin econmica actual de sus familias a la que tenan hace diez aos. Las respuestas reflejan experiencias diferentes: 34% cree que su situacin ha mejorado un poco y 20% que ha mejorado mucho. Para 26%, las condiciones empeoraron un poco o mucho, mientras 19 % no notaron un cambio.

    Les mostramos una escalera con 10 escalones, en la que 10 corresponda a extremamente rico y 1 a extremamente pobre, y les pedimos que ubicaran a su familia en la escalera. Pocos se pusieron en la base de la pirmide econmica: casi 70% eligi los escalones 3, 4 o 5. Los entrevistados tienden a considerar que su vida mejor en relacin a la de sus padres, cuyo promedio en la escala fue 3. La expectativa de movilidad social para sus hijos es todava ms alta: 7, equivalente a la clase media o a la clase media-alta.

    Las percepciones de las familias no correspondan necesariamente a sus nivel de ingreso. Encontramos

    El mejor lugar para ganar dinero es la periferia. Tocas la puerta y te preguntan `Entre,

    qu est vendiendo?

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    personas cuyo ingreso familiar era tres veces el promedio local, pero que se consideraban pobres. Otros, con un ingreso total igual o menor que el promedio, se consideraban en una mejor situacin porque eran propietarios de su casa. El 14% que se consideraba entre los escalones 6 y 10 tiene un ingreso promedio mucho ms bajo que los que se vean entre los escalones 1 y 5. Cuando se les cuestion sobre su grado de satisfaccin con el ingreso familiar, 27% estaba un poco satisfecho y 23% un poco insatisfecho. Casi 31% estaba muy o extremamente insatisfecho, mientras 6% estaba muy o extremamente satisfecho. Los dems no estaban ni satisfechos ni insatisfechos.

    Las condiciones de vivienda y la posesin de bienes de consumo durables fueron frecuentemente utilizadas por los entrevistados para definir su estatus. Pero esa percepcin tambin dependa, en parte, de cunto haban logrado avanzar en su vida adulta. Su auto-evaluacin no coincide necesariamente con la percepcin que tienen de ellos sus vecinos. Eso vale especialmente para los residentes que son historias locales de xito, como Janete, 37, una peluquera que vive en Capo Redondo con su marido y sus dos hijos y est construyendo un saln de belleza detrs de su casa. Los vecinos creen que ella es rica, y uno de ellos la critica por pensar que es mejor que nosotros. Janete tiene conciencia de eso, aunque no se vea como rica. La gente a veces viene aqu y dice: qu casa preciosa! Pero ellos no saben cmo sufrimos para tener esto. Tuvimos que luchar, y dejamos de hacer muchas cosas. Vivimos en una sola recmara construida atrs de la casa del otro lado de la calle, que es de la familia de mi marido, por 15 aos. Yo no tena un closet, un silln, nada. Pero ahorramos dinero y mi marido comenz a construir esta casa, poco a poco. Compramos nuestro primer coche despus de mudarnos

    para ac, se acuerda Janete. Sus hijos estn haciendo su tarea y ella les pide que apaguen la televisin.

    Janete trabaja en casa porque todava no han acabado de construir su saln de belleza. Pero piensa en el futuro, al ver un centro comercial que se levanta no muy lejos de su calle. Pretendo cambiar el saln para otro lugar. Ya estoy soando con ese centro comercial. Podra alquilar un espacio ah. Te fijaste cmo es bonito el centro comercial? Janete es como muchos residentes que, gracias a sus realizaciones, se vuelven un modelo para las aspiraciones de movilidad social de la comunidad.

    Nair, 57, una viuda jubilada que vive en el mismo lugar hace 23 aos, siempre ha sido un ejemplo en su barrio de Serrarla. Est bastante satisfecha con su nivel de ingreso, pero se preocupa por el futuro de sus hijos. Creo que yo estoy bien. Recibo una pensin mensual de casi R$ 1,000. Tengo una casa, escriturada, gracias a Dios. En los aos ochenta su familia fue la primera que tuvo una televisin de colores en la cuadra, misma que fue comprada en efectivo. Su casa de dos pisos fue remodelada, siempre con los mejores materiales, sirvindole de inspiracin a los vecinos. Al contrario de la mayora de los entrevistados ms de 90% en su tiempo libre Nair no se limita a ver televisin e ir al supermercado. Nair va al gimnasio, sale a pasear con sus amigas del grupo Mujeres en Movimiento, un programa municipal para la tercera edad, y viaja con frecuencia. El sueo de su vida es hacer una ciruga para reducir el tamao de sus senos.

    Habl a una clnica de ciruga plstica que apareci en la televisin y no me pareci caro, dice ella. Estoy tratando de hacerla en un hospital pblico, pero si no lo consigo, la voy a pagar. Su sueo fue postergado dos veces para pagar deudas de una tarjeta de crdito y un prstamo para la compra de un coche, ambos de su hijo Fbio, de 23 aos. Ella dice que su nica grande frustracin es que a sus hijos, Mariele y Fbio, nunca les gust estudiar. Tiene recuerdos de un nio listo que viva en su calle y jugaba con sus hijos, y de cmo le deca a su mam que invirtiera en la educacin de ese nio. Ahora Reni es un muchacho de 24 aos con una beca en la Universidad Catlica de So Paulo que trabaja como asistente de investigacin y como educador en las escuelas pblicas de la periferia. l se acuerda con cario de la seora que le insista que siguiera estudiando. Si sus hijos tuvieran el impulso de estudiar ms, ella les hubiera dado todo su apoyo, recuerda Reni. Ella hubiera gastado lo que fuera en su educacin. Ella y su marido siempre fueron las personas que imitbamos. Siempre trabajaron duro y .compraban cosas de buena calidad. En esa poca, los nios se reunieron para ver llegar la

    Nair, 57, al lado de la casa que est construyendo para su hija, en su patio, en Serraria, Diadema. Pudo pagar su sueo en 18 mensualidades: una ciruga de reduccin de senos.

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    nueva televisin a colores al barrio. Hoy los bienes de consumo durables ya no son el principal indicador de clase social en la periferia.

    El crdito y el precio de la esperanzaEn Brasil, donde las tasas de inters son de las ms

    altas del mundo, sera normal esperar que las personas ahorraran mucho, limitando el mercado de crdito al consumo. Sin embargo, casi el 70% de los DVDs, refrigeradores, telfonos celulares, televisiones de 29 pulgadas y otros bienes en esas comunidades es financiado a travs del crdito al consumidor. En diciembre de 2005, Antonio Palocci, cuando an era Ministro de Hacienda, anunci que el crdito al consumidor sera el principal factor que impulsara el crecimiento del PIB en 2006. En slo diez aos, la cantidad de crdito para individuos aument 328%, subiendo de R$35 mil millones para R$150 mil millones.

    Vistas desde afuera, esas modestas casas de ladrillo dan una nocin al visitante de la cantidad y calidad de bienes durables que hay adentro. Todas las casas tienen refrigeradores, de las cuales 64% son financiadas. Al menos 29% tiene un refrigerador duplex, 64% de ellas compradas gracias a los planes de crdito de las tiendas. Las televisiones grandes de 29 pulgadas son un objeto de deseo para la mayora, mientras que las televisiones de colores ms pequeas son casi universales, con un promedio de 1,5 televisiones por familia. Aunque 65% de las familias no tiene una videocasetera, 30% es dueo

    un DVD, casi dos terceras partes de ellos comprados en los ltimos 12 meses. Otro 22% piensa comprar uno en los prximos dos aos. En 47% de las casas hay telfonos celulares con planes de pago anticipado, pero slo 7% tiene acceso a Internet, siendo que dos veces ese nmero tiene computadoras en casa. Otro 21% de las familias piensan comprar una computadora pronto. El principal sueo de consumo, despus de la casa propia, es un carro; hoy 29% de las casas tiene uno.

    Las cadenas de tiendas al menudeo en Brasil han crecido mucho gracias a las ganancias con las altas

    tasas de inters cobradas a la poblacin pobre en las ventas de ropa, muebles y aparatos electrnicos. La tasa bsica de inters en el pas es 16.5% al ao. Pero esa tasa anual es

    mucho ms baja que la tasa mensual de 7.58% que, en promedio, los consumidores pagan. Las empresas financiadoras, algunas de las cuales son propiedad de grandes bancos, algunas otras ms pequeas, tienen como foco de actuacin los consumidores emergentes a quienes les otorgan crditos a tasas de inters mensuales de 11.63%. En poco ms de seis meses, la deuda de una persona puede duplicarse.

    Las personas prefieren pagar en mensualidades porque as es ms fcil inserir un pequeo valor mensual en sus presupuestos familiares. Pero muchos no calculan el costo total del financiamiento. Muchas cadenas de tiendas se aprovechan del analfabetismo matemtico de la gente para incentivar al cliente a comprar ahora y comenzar a pagar en dos, tres o ms meses. Los consumidores,

    Cidade Tiradentes, periferia de la Zona Este de So Paulo, 241 mil habitantes viviendo en conjuntos habitacionales, casas de ladrillo y chozas de madera.

    Pretendo cambiar el saln para otro lugar. Ya estoy sonando con ese centro comercial.

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    de forma equivocada, lo ven como una ventaja, porque pueden postergar los pagos, pero el inters mensual incide sobre el precio final desde el da de la compra y rpidamente aumenta su deuda total. Las empresas financiadoras y las tiendas argumentan que las altas tasas de insolvencia justifican esos niveles exorbitantes de inters. Sin embargo, las tasas son tan altas que si una familia compra un producto en 18 mensualidades, al noveno mes ya habr pagado el precio original del producto un hecho que pocos comprenden.

    En Brasil, el boom de crdito al consumidor entre familias de bajo ingreso es alimentado por los convenios entre bancos y grandes cadenas de tiendas, pero tambin por la nueva legislacin federal que autoriza el crdito consignado, un tipo de crdito al consumidor en tasas de inters fijas, en que los pagos mensuales son automticamente deducidos de la nmina. Adems, en los ltimos dos aos el mercado de operaciones de crdito que ms ha crecido es el de los jubilados y de los beneficiarios del sistema de seguridad social. En 2004, cuando comenz a ofrecerse ese tipo de crdito, el volumen de prstamos para los jubilados equivala a R$2 mil millones. Al final de 2005, haba rebasado los R$11 mil millones.

    Slo hay una conclusin posible: la democratizacin del consumo tiene un costo altsimo para las familias de bajos ingresos, cada vez ms endeudadas y econmicamente vulnerables. La ms reciente edicin de la Encuesta de Presupuestos Familiares (POF) del Instituto Brasileo de Geografa y Estadstica (IBGE) mostr que apenas 1.08% del ingreso promedio de las familias se gasta en el pago de prstamos, aunque escuchamos muchos testimonios de familias incapaces de hacer sus pagos. Que su nombre sea fichado en el mercado, debido a una deuda, es motivo de vergenza para muchos. Nosotros los pobres no tenemos mucho. Si no pagamos y se ensucia nuestro nombre, es el fin para nosotros, insiste Silvia, una de las personas que nos ayud a entender el significado del crdito para las familias pobres.

    Slvia, una asistente de cocina en un restaurante popular en Itaquera, un distrito cerca de su casa en Cidade Tiradentes, dice que tiene apenas otros tres pagos pendientes por el refrigerador que compr en el inicio de 2004. Cuando la acabe de pagar, quiere comprar una televisin de 29 pulgadas que ve cada vez que va a la tienda a pagar la mensualidad. En Brasil, la mayora de las tiendas que ofrecen crdito exigen que los clientes vayan a la tienda todos los meses para pagar sus cuentas.

    En una de esas visitas, el vendedor estimul a Slvia a comenzar a financiar su televisin antes de acabar de pagar el refrigerador. Haba una promocin muy buena y te dejaban pagar en 18 meses, slo 100 reales al mes, explica ella. Slvia slo decidi esperar porque pens en financiar la televisin junto con un nuevo librero y un closet, ya que los suyos se estaban cayendo en pedazos, aunque tenan slo seis aos. Los dos fueron comprados mdicas mensualidades en la misma tienda.

    Ese aparente compromiso con el futuro esperar tres meses por la televisin de los sueos en realidad revela una visin de corto plazo que le sale caro a las familias y es bastante frecuente entre la poblacin de bajos recursos. Una tercera parte de las familias entrevistadas estaba endeudada con, por lo menos dos financiadores, y otro 30% con tres o ms. La mayora de los insolventes le deba a tiendas (24%), cuentas de agua (14%), luz (13%) y telfono (11%). Aunque slo 27% de las personas con ms de 16 aos tena una tarjeta de crdito, la mitad en algn momento haba dejado de pagar sus cuentas. Entre los financiadores mencionados con menos frecuencia estn los agiotistas locales, empleadores, financiadores de viviendas y supermercados, y equivalan a menos de 7% de los casos de insolvencia. Esos resultados no incluyen las deudas pagadas a tiempo. Cuando el crdito es pagado normalmente, es descrito como un servicio no como una deuda y es algo por lo cual las familias sienten gratitud y retribuyen con su lealtad como clientes.

    Al evaluar el grado de exposicin al endeudamiento en relacin al ingreso de las familias, constatamos que las familias que se encuentran en los niveles ms bajos que reciben hasta 300 reales al mes, el salario mnimo en Brasil en abril de 2005 presentan un promedio de

    deudas atrasadas equivalentes a cuatro veces el valor de su ingreso. Esta relacin cae a 1.5 entre las familias que ganan entre uno y tres salarios mnimos y a 1 para las que ganan entre tres

    y seis. Para familias que reciben seis salarios mnimos o ms, la proporcin queda entre 0.19 y 0.59.

    La tendencia es que los ms optimistas en relacin al futuro de la familia sean ms insolventes. Les preguntamos a las personas si juzgaban que en 12 meses la situacin econmica de su familia iba a mejorar, empeorar o mantenerse igual. Aquellos que creen que la situacin va a mejorar mucho o poco 71% de los entrevistados presentan el promedio ms alto de endeudamiento: R$ 1,082. Aquellos que creen que la situacin va a empeorar (7%) tienen en promedio una

    Ellos tenan una promocin muy buena y te dejaban

    pagar en 18 meses.

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    deuda de R$ 788. Para los que creen que la situacin no va a cambiar (18%), el promedio de endeudamiento es R$ 804. Una minora (3%), que dice no saber cmo su vida estar en 12 meses, parece ser ms prudente en su uso del crdito, con un promedio de R$ 265 de sus deudas sin pagar.

    El presente estudio tambin mostr que el nivel de escolaridad tiene correlacin parcial con el nivel de endeudamiento, aunque el grupo con el nivel ms bajo de educacin no sea necesariamente el que tiene ms deudas. Aquellos con ms de 12 aos de educacin tenan menores deudas un promedio de R$ 697 , menos que aquellos que tenan entre cinco y 11 aos de educacin R$ 1,067, como promedio. Las personas con menos de cuatro aos de educacin tenan deudas con valores menores: un promedio de R$ 841. Constatamos tambin que los dueos de casa tenan ms deudas que los que alquilaban, estos ltimos tenan deudas sin pagar en un promedio de R$ 668, contra R$ 1,131 de los que eran dueos de su casa. Nos sorprendimos al encontrar una relacin inversa entre el estatus adjudicado a s mismos y el nivel de endeudamiento. Aquellos que se evaluaban como parte del nivel econmico ms alto (entre 7 y 10) tenan las deudas ms bajas (R$674), comparado a un promedio de R$ 932 para los dems. Aquellos que consideraban tener el nivel ms bajo (1) dejaban de pagar en promedio R$ 1,120.

    Cmo se explica que la propensin a ahorrar sea tan baja en un pas con tasas de inters tan altas, mientras que el crdito al consumo crece descontroladamente, en un contexto de desempleo y crecimiento econmico mediocre? Slo 12% de las familias entrevistadas tiene algn tipo de ahorro. Por otro lado, las historias

    de trabajo duro y resiliencia que permitieron que las familias de la periferia construyeran y mejoraran sus casas durante las ltimas dcadas demuestran que hubo una capacidad de ahorro que no recibi atencin de los sectores pblico y privado.

    Despus de la abolicin de la esclavitud en Estados Unidos, los negros aceptaban prstamos con tasas de inters de hasta 40% a la semana. Esa prctica abusiva, que se aprovechaba de las necesidades bsicas de subsistencia de trabajadores extremamente vulnerables, fue prohibida en 1916 con la aprobacin de la Uniform Small Sloan Act, que estableca un

    lmite de 3.5% mensuales para las tasas de inters. En el Brasil del siglo XXI, est claro que el crdito al consumidor sin restricciones es insostenible en el largo plazo, dados los niveles crecientes de endeudamiento personal e insolvencia. Por otro lado, la actitud de los consumidores de bajos recursos frente al crdito puede ofrecernos algunas sugerencias para programas pblicos futuros que tengan como meta reducir la vulnerabilidad econmica.

    El deseo de las familias de organizarse y reservar recursos para pagar mensualmente por una televisin de 29 pulgadas puede estar mostrando una potencial disposicin para planear y pagar por servicios de calidad. Una mejor educacin para los hijos ya es un sueo de consumo importante para muchas familias en este estudio. Muchas familias ya estn mandando a sus hijos a escuelas particulares, pagando por cursos de computacin y escuelas preescolares privadas, aunque su calidad no sea necesariamente mejor que la de las escuelas pblicas. Cuando se les pregunt sobre su fidelidad a las tiendas que les cobran tan altos intereses, las familias enfatizaron un punto: Nos tratan bien, nos invitan a sentar y discutir las condiciones de pago. Yo puedo escoger lo que ms me gusta, y ellos nos tratan de manera agradable, explica Slvia, de Cidade Tiradentes.

    Intolerancia con la mala calidad de la educacinEn la periferia, es difcil encontrar una escuela pblica

    en la que haya un lugar en donde sentarse mientras los padres esperan para hablar con un funcionario de la escuela. Lo ms probable es que los padres tengan que hablar con un secretario a travs de una ventana con reja. El horario de las oficinas normalmente es de

    Bete, 44, vive en una choza en Serraria y exige que Sumaia, 14, Jackeline, 8 e Wesley, 9, se dediquen a sus estudios para ser alguien

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    10 a medioda y despus de 2 a 5 de la tarde, horario imposible para padres trabajadores. Las reuniones con los padres tienden a ser discursos unilaterales en los que los funcionarios de la escuela no explican lo bsico: si los nios estn aprendiendo y cmo las familias pueden ayudar, aun cuando los padres tengan menos educacin formal que sus hijos. Los padres tienen que lidiar con la burocracia y con la resistencia de los funcionarios cuando quieren cambiar a sus hijos de escuela, principalmente si no estn satisfechos con la escuela de sus hijos. Las familias de bajos recursos deben volverse consumidores menos tolerantes con la educacin de baja calidad.

    La rpida expansin de vacantes en las escuelas primarias y secundarias est cambiando las expectativas que los padres tienen para sus hijos, las aspiraciones de los jvenes y la movilidad social en la periferia. La construccin masiva de escuelas en los aos ochenta y noventa, hasta en los distritos ms distantes, signific que los padres ya no tenan que hacer fila de madrugada para conseguir inscribir a sus hijos en la nica escuela del barrio. Tambin disminuy el tiempo de traslado de los estudiantes, que antes llegaban a viajar una o dos horas para llegar a la escuela. De 1970 a 1994, el nmero de inscripciones de nios con edades entre siete y 14 aos subi de 67% a 96% de la poblacin. Hoy en da el acceso a la educacin primaria es casi universal en Brasil. Los programas de transferencia de ingreso, como el Bolsa Escola y el reciente Bolsa Familia, han dado incentivos econmicos para que las familias mantengan a sus hijos en la escuela. Con el envejecimiento de la poblacin y la reduccin de la tasa de fertilidad, la demanda por educacin media est creciendo, mientras que el nmero de matrculas del primer al octavo grado est cayendo. Una menor presin por escuelas educacin bsica le da al estado la posibilidad de, en vez de construir ms escuelas, concentrarse en mejorar su calidad.

    A pesar de la baja calidad, las escuelas pblicas todava son vistas por los padres como una promesa de mejor empleo para sus hijos. Beth, 44, vive en Serrarla, Diadema, y exige que sus hijos Jacqueline, 8, Wesley, 9, Mayara, 11, Sumaia, 14 y Washington, 19, vayan a la escuela y saquen buenas calificaciones. Yo siempre les digo: no quiero nada de ustedes no quiero una casa, ni un coche, nada! Slo quiero que ustedes estudien. Si no van a la escuela, no van a ser nadie. Yo no soy nadie, pero no porque as lo quisiera, sino porque mi mam no pudo ayudarme ms. Yo les digo: si yo me muero maana, voy a regresar aqu todos los das para ver si

    ustedes fueron a la escuela. Todos los das! Su vecina Maria, 39, madre de Ccero, 16, y de Alex, 11, trabaja en una empresa de servicios de limpieza. Ella est de acuerdo con Beth y aade que hoy es ms fcil para un joven estudiar. El gobierno ofrece muchas cosas para los nios en las escuelas. Maria dice que comenz a buscar un lugar en una escuela nocturna para su hijo Ccero, que reprob el octavo grado por exceso de faltas. l tena que trabajar en un lugar de lavado de autos en el barrio, explica ella.

    Independientemente de su bajo grado de escolaridad y de su tendencia a gastar relativamente menos en educacin que en otros bienes, los padres de bajos ingresos se estn dando cuenta de la baja calidad de las escuelas pblicas. Esta evaluacin es ms comn entre padres ms jvenes que consiguieron terminar la primaria y por lo menos parte de la secundaria. Ricardo, 29, ha vivido en Cidade Tiradentes desde que era un

    nio, cuando su familia, con siete miembros, fue de las primeras en habitar las casas de inters social. Ricardo termin el bachillerato y actualmente est desempleado, despus de trabajar para una empresa

    de envos por motocicleta. Est insatisfecho con la escuela pblica que frecuenta su hija de 10 aos. Las escuelas en la periferia no tienen profesores, la calidad es terrible, comenta Ricardo. Cuando yo estudiaba, hace diez aos, la calidad ya era mala. Hay profesores que estn hartos o deprimidos. Los estudiantes no tienen que hacer tarea o investigacin. Uno lee la leccin en el pizarrn y, si quieres, aprendes. As que cuando vas al mercado de trabajo, te falta preparacin. Orgulloso de su hermano Mauricio, el primero de la familia con un ttulo universitario, en administracin de empresas, Ricardo tambin suea ir a la universidad. Pero primero necesita un trabajo. Despus, quiere mandar a su hija a una escuela pblica mejor, en otro distrito. Planea pagarle el transporte, casi 40 reales por semana, el equivalente a medio salario mnimo. Para l, vale la pena: El padre que tiene un poco de dinero quiere mandar al hijo a una escuela mejor.

    De todos los jefes de familia en nuestra investigacin, 17% acab el bachillerato, como Ricardo. Pero la escolaridad media an es baja: 48% tiene menos de ocho aos de educacin y slo 18% acab la secundaria. Slo 4.5% de los residentes con ms de 30 aos de edad frecuentaba cualquier tipo de institucin educativa. Dado que el desempeo escolar depende en gran medida de la escolaridad de la madre, puede esperarse que a

    El padre que tiene un poco de dinero quiere mandar al hijo a una

    escuela mejor.

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    largo plazo la expansin de la educacin media ayudar a mejorar el desempeo de los estudiantes, ya que padres mejor educados no slo se sentirn menos intimidados por el sistema burocrtico, sino que tambin tendrn mejores condiciones para identificar y exigir mejor educacin.

    Snia, 47, vecina de Ricardo, tambin se preocupa por la calidad de la educacin que sus hijos estn recibiendo. Su hija Tain, 9, pas a segundo ao en una escuela pblica estatal sin saber leer ni escribir. Snia no se haba dado cuenta hasta que una profesora preocupada la cit para una reunin en la escuela. Por primera vez vino alguien a decirme que Tain no hablaba, no participaba en clase, era analfabeta, Sonia cuenta. Me qued atnita; en casa no para de hablar. Gracias a esa profesora dedicada, Tain tendr la oportunidad de aprender a leer y escribir antes de llegar al cuarto ao, algo que, sorprendentemente, 55% de los estudiantes brasileos no consiguen. Snia decidi transferir a sus hijos a una escuela municipal. Yo estudi en una escuela municipal y por lo tanto s que la educacin ah es mejor que en las estatales, evala. En su antigua escuela, Tain nunca tena tarea.

    En Brasil no hay datos publicados sobre el desempeo de las escuelas pblicas, y por lo tanto las familias no pueden evaluar la calidad de las escuelas de sus hijos. Aunque Brasil realice sofisticados exmenes anuales, nacionales y estatales, los resultados reportados muestran solamente diagnsticos generales y tienen poca utilidad prctica. Las familias pobres an no cuentan con informacin sobre el lugar que ocupan sus escuelas. Con esta informacin, los padres podran comparar el desempeo de las escuelas con base en parmetros mnimos de calidad. Estas seales de mercado seran tiles, conforme demostr el ahora extinto Provo, una evaluacin de la educacin superior. Creada en 1995, esa prueba universitaria estandarizada permiti que el gobierno federal estableciera un ranking de universidades, dndole a los alumnos un mnimo de informacin para apoyar sus decisiones. Para los alumnos pobres, graduados de escuelas pblicas, el Provo tuvo una funcin todava ms importante. Las universidades pblicas y gratuitas tienen exmenes de ingreso muy selectivos, relegando a los alumnos de educacin media a instituciones particulares de calidad variada. El sistema de puntos pblicos que jerarquizaba cada universidad y departamento los ayudaba a tomar decisiones ms informadas. Como el programa estaba vinculado al gobierno anterior, el Partido de los Trabajadores (PT) lo desmont despus de vencer las elecciones de 2002. El Provo, de formato accesible, fue sustituido por

    un sistema que todava no ha publicado informacin concreta para los ciudadanos.

    Publicar informacin sobre la posicin relativa de las escuelas podra causar una conmocin inmediata. Al menos fue lo que ocurri en Nueva York cuando una lista de las peores escuelas pblicas fue publicada, permitiendo que los padres transfirieran a sus hijos a escuelas mejores. En un sistema del tamao del de So Paulo, con ms de seis millones de alumnos, sera de esperarse un tumulto inicial hasta que los lugares en las clases y los recursos escolares fueran redistribuidos. En Nueva York, tambin tuvo inicio un programa para mejorar escuelas con problemas crnicos, con inversiones del sector privado y una alianza entre profesores y administradores municipales. El alcalde tuvo el valor poltico de hacer de la reforma educacional su principal prioridad.

    En So Paulo, aunque los funcionarios de las escuelas tiendan a referirse a padres y alumnos como su clientela, los sistemas de educacin pblica an estn lejos de tratarlos como consumidores con el derecho de elegir y exigir servicios de calidad. Las respuestas a nuestra encuesta cuestionan la creencia comn de que a los padres de familias pobres no les importa la educacin de sus hijos. Si los padres tuvieran acceso a datos de evaluaciones escolares y desempeo estudiantil, los funcionarios de las escuelas tendran que lidiar con una masa de clientes descontentos. Los padres que hablaron con nosotros invariablemente queran saber ms sobre la educacin de sus hijos.

    La reputacin de una escuela, basada muchas veces en percepciones informales, circula en los barrios gracias a los rumores, guiando las decisiones de algunos consumidores, como la que tom Sonia al transferir a su hijo de una escuela estatal a una municipal. De cualquier forma, puede ser difcil cambiar a los hijos a una escuela pblica mejor aunque haya lugares disponibles. Si yo acepto a todos los alumnos que quieren estudiar aqu, voy a generar un pleito con los directores de otras escuelas. Se van a enojar conmigo porque eso querr decir que ellos van a perder matrculas y el dinero que viene con ellas, dijo una directora cuya escuela tiene la reputacin de ser tan organizada como una escuela privada. Cada ao ella acepta alumnos que huyen de las otras dos escuelas del barrio, escuelas que tienen problemas crnicos.

    La presin popular por ms escuelas pblicas en comunidades perifricas ha funcionado, pero el fracaso al abordar la cuestin de la calidad ha perpetuado altos niveles de evasin en la educacin media. El hijo de trece aos de Sonia, Junior, camina por la sala de casa con algunas hojas de papel y lpices de color, buscando

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    un lugar silencioso en donde sentarse. No lo encuentra, porque la televisin est prendida en la sala y alguien escucha un estreo en la recmara. Regresa a la cocina, donde nos cuenta que suea hacer diseo grfico para publicidad. Le que hay cursos para eso, aade con entusiasmo. A Junior le gusta su escuela, y el curso de matemticas en particular, pero no el hecho de que a veces no entiendes nada de lo que los maestros estn intentando explicar porque todos hacen ruido. Sonia dice que a veces a Junior lo agarran dibujando durante la clase, pero l alega que slo lo hace cuando los maestros comienzan a escribir un montn de cosas en el pizarrn para que copiemos.

    Junior no ha desistido de estudiar. Aunque las personas jvenes como l sepan que el mercado de trabajo necesita gente cada vez ms calificada, muchos pierden la motivacin cuando la educacin es de baja calidad y las aulas son un desorden. La situacin se agrava por la falta de programas en escuelas pblicas para nios que buscan desafos. Las clases de educacin avanzada todava son un tab en las escuelas pblicas de Brasil, vistas por sus adversarios como poco democrticas. A pesar de las dificultades, es sorprendente que tantos jvenes sigan yendo a la escuela, muchas veces combinando empleos de tiempo completo con clases nocturnas, en la esperanza de que un diploma de educacin media aumente su probabilidad de vencer en la vida. Muchos, sin embargo, han llegado a otras conclusiones.

    Es el caso de Tatiane, 17, hija de Maria Jos, 40, una de las primeras residentes de Cidade Tiradentes. Tatiane explica porqu decidi parar de estudiar en el octavo grado de la educacin bsica: En realidad no se aprende nada en la escuela. Yo iba a la escuela, me sentaba, escuchaba lo que deca la maestra, eso cuando la poda escuchar. Ah slo perda mi tiempo. Cuando Tatiane regresa a su recmara, Maria Jos, que

    suea que su hija vaya a la universidad, dice que trat de convencerla para regresar a la escuela. Yo le dije: Tati, ests cometiendo un error enorme y estpido. No vas a conseguir trabajo. Pero ella me dice que sus maestras son burras y saben menos que ella.

    Apenas 56% de los estudiantes brasileos acaba la secundaria. Del 81% de lo nios entre 15 y 17 aos de edad matriculados en la educacin media, slo siete de cada diez la concluirn. La periferia de la Gran So Paulo sigue esa tendencia. En Cidade Tiradentes, 29% de los nios con edades entre 15 y 17 aos no estn en la escuela y 48% de los jvenes entre 18 y 19 aos no acabaron la primaria. A pesar de las altas tasas de desercin, el nmero creciente de nios que terminan la educacin media presenta un reto y una oportunidad. La entrada de jvenes mal preparados en la universidad

    puede causar problemas, como demuestra el examen nacional (ENEM): la capacidad de lectura de 38% de los alumnos del ltimo ao de bachillerato se encuentra en un nivel crtico o muy crtico y casi 70% se grada sin dominar las operaciones matemticas bsicas.

    Sin embargo, gracias a la expansin de matrculas en la educacin media, ms, jvenes estn buscando el nivel universitario. Eso ha producido un crecimiento rpido en el nmero de instituciones universitarias, qu ahora son responsables por 86% de todas las inscripciones en ese nivel. En 2003, por primera vez en la historia de la educacin brasilea, el nmero de vacantes para el primer ao en facultades

    y universidades era ms grande que el nmero de alumnos concluyendo el bachillerato. La proliferacin de universidades particulares es una respuesta del mercado a la demanda creciente, principalmente por parte de los alumnos de las escuelas pblicas que no logran aprobar el competitivo examen de admisin a las universidades pblicas. Recientemente, algunas universidades pblicas

    Entrada aun condominio informal en Serraria. El creciente endeudamiento compromete la movilidad social y las inversiones en habitacin y educacin.

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    implementaron cuotas para negros y alumnos de escuelas pblicas.

    Creado en 2005 por el gobierno federal, el Programa Universidad para Todos (PROUNI), fue una respuesta del sector pblico a ese crecimiento en la demanda. A cambio de beneficios fiscales, el Ministerio de Educacin asign 125.000 becas parciales y completas a universidades particulares. Helena, 25, madre de dos hijos, que vive en Cidade Tiradentes, no se inscribi. Ir a la universidad, dice ella, no es una decisin econmica fcil. Creo que ir a la universidad, aunque sea con una beca, tiene un costo alto y a veces no te regresa lo que esperabas al pagar, dice ella. As que yo soy asistente administrativa y es eso lo que me gusta hacer. Pagar una universidad sin saber si vas a recibir algo de regreso es intil. Como tengo dos hijos, ese es un sueo caro.

    Pero otros jvenes no hacen la misma cuenta que Helena antes de inscribirse. La Asociacin Nacional de Universidades Particulares informa que la tasa de insolvencia de los alumnos ha llegado a 27%. Segn el Ministerio de Educacin, el ndice de abandono de los cursos superiores particulares en el Estado de So Paulo llega a 14.5%. An as, jvenes como Edson, 19, que vive en Montanho, hace de todo para conseguir una oportunidad. Al final de 2004, Edson haba hecho dos

    exmenes de admisin para estudiar educacin fsica. En uno de ellos, pas en octavo lugar y recibi una beca de 65% del costo de la colegiatura, lo que significa que todava tendra que pagar 279 reales, al mes, sin incluir los gastos con transporte y libros. Su madre, Rosana, 45, una empleada domstica que estudi slo hasta el cuarto ao y trabaja en un supermercado local en sus das libres, lo interrumpe: Mira, yo ya le dije que primero tiene que trabajar, para que podamos ahorrar algn dinero, y despus puede ir a la universidad. l ya tiene ese dilema: no trabaja, no est estudiando, y para la universidad l tiene la capacidad, pero no el dinero.

    Durante un ao, Edson escap del limbo en el que caen tantos jvenes pobres al terminar el bachillerato. Se inscribi en un programa coordinado por el gobierno municipal de So Bernardo, destinado a jvenes de bajos recursos que se graduaron del bachillerato. Por una beca de R$ 150 mensuales, los participantes trabajan en una de las agencias gubernamentales, en escuelas estaduales y municipales, en parques, bibliotecas y oficinas administrativas, al mismo tiempo que hacen cursos de formacin personal y profesional. Yo podra haber elegido un lugar ms cerca de la casa una clnica de salud o una escuela pblica, nos cont. Pero decid trabajar en el gimnasio de la ciudad. Me preguntaron: `cmo vas a llegar all? Les dije que encontrara alguna solucin, que ira hasta caminando slo por poder trabajar all. En el gimnasio municipal, Edson trabaj como asistente del tcnico de un equipo de voleibol. Ahora espera que lo inviten a trabajar para el equipo. Ese es mi gran sueo, confiesa con una sonrisa de nio, acordndose de un antiguo profesor de educacin fsica de su adolescencia que lo estimulaba a estudiar. Eso fue en una las escuelas ms violentas de Montanho. Cuando yo les gritaba a los otros maestros o sacaba malas calificaciones, l no me dejaba entrenar, recuerda con cario. Cuando Edson sale de la sala, Rosana espera un segundo y dice, l suea y va en bsqueda de su sueo, pobre nio, todava no enfrenta la realidad.

    La capacidad de retencin y el desempeo de los participantes en el PROUNI an deben ser evaluados. Pero sigue sin resolverse un problema crtico en la educacin pblica: no hay esfuerzos ni del gobierno estadual ni del gobierno federal para mejorar la calidad de la educacin bsica ni para expandir la educacin infantil pblica, condiciones necesarias para el aprendizaje exitoso, como demuestra el Programa Internacional de Evaluacin Estudiantil (PISA) de la OECD.

    Hay un dficit en la educacin pre-escolar pblica, principalmente en las regiones con tasas de natalidad altas, como Cidade Tiradentes, donde Aliene, 26, se ve

    Edson, 19, de Montanho, fue admitido por dos universidades con beca pero no pudo dedicarse a los estudios porque los libros y el transporte cuestan caro.

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    forzada a mandar a su hija a una escuela infantil privada que cobra R$ 120 al mes. Las guarderas pblicas son slo para nios muy pobres. Pero ah no aprenden a leer. Es un lugar para dejara los nios mientras sus mams trabajan. Mi hija es muy lista, aprende rpido, se merece algo mejor. Pero Aliene es una minora. De las 530 familias entrevistadas que tenan por lo menos un hijo con menos de 6 aos, slo 37% enva a sus hijos al preescolar. La mayora no tiene otra opcin que pagarle a un vecino o pariente para que cuide a sus hijos o dejarlos en casa, solos o bajo los cuidados de un hermano mayor.

    Tal vez la presin popular por un mayor acceso a la educacin infantil sera mayor si los padres de familia tuvieran conocimiento de las ganancias de aprendizaje que ella proporciona. No slo acelera la capacidad de lectura de los nios, sino que tambin los coloca en ventaja frente a sus colegas en la primaria y la secundaria. Adicionalmente, crece la inconformidad de los padres que trabajan debido a las pocas vacantes en educacin infantil, ya que necesitan encontrar un lugar en donde dejar a sus hijos mientras trabajan. En la Ciudad de So Paulo, 126,000 nios con menos de seis aos no frecuentan la escuela nmero mayor que los 120,000 atendidos por las escuelas existentes.

    Las familias tienen poca capacidad de invertir ms en la educacin de sus hijos, debido parcialmente a su creciente endeudamiento derivado del consumo. En promedio, las familias gastan 4% de sus presupuestos familiares en educacin, la mitad de lo que se gasta en telfono. Pero esto no quiere decir que estn satisfechos con la educacin pblica. La proliferacin de cursos de computacin que cobran R$ 50 por mes, por estudiante, algunas veces con resultados cuestionables, muestra que hay un mercado de personas que quieren mejorar sus habilidades. Si se considera que las familias han vivido en sus comunidades por un promedio de 14 aos, no sorprende que estn desilusionadas con la infraestructura educativa.

    Arriba de un tercio de los residentes entrevistados piensa que la calidad de la educacin no ha sufrido cambios. Otro tercio cree que ha empeorado, mientras el 30% restante cree que ha mejorado.

    Los polticos brasileos se equivocan al pensar que la tolerancia de los pobres con la mala educacin durar mucho tiempo. La educacin an es un smbolo de movilidad social para las familias de bajos ingresos de la periferia. La cuestin es cundo y cmo la demanda popular por ms informacin y mejores escuelas se volver tan poderosa como lo fue la presin local por ms lugares en las escuelas en los aos ochenta. Las historias y los nmeros aqu presentados muestran que los brasileos pobres estn listos para una nueva ola de transformacin institucional esta vez centrada

    en inversiones en capital humano. Esto no es apenas una cuestin de subsistencia para esas familias; tambin es fundamental para determinar si sus comunidades tendrn la capacidad de generar riqueza y

    contribuir para el desarrollo de Brasil.El crecimiento futuro de Brasil depende de su capacidad

    para invertir en capital humano y explorar el espritu emprendedor que impulsa comunidades como las que estudiamos. Si, por un lado, el crdito sin restricciones est empujando las familias al endeudamiento, por otro lado, en la medida en que sus condiciones materiales mejoran, los parmetros generales de la calidad de vida estn cambiando. El endeudamiento del consumidor es una nube sobre el futuro de esas comunidades. Amenaza destruir ganancias previas y es una fuerza desestabilizadora

    Guilherme, 5, Pablo, 6 y Larissa, 6, en Serraria, pertenecen al 37% de las familias que consiguieron un lugar en el preescolar.

    Los polticos brasileos se equivocan al pensar que la tolerancia de los

    pobres con la mala educacin durar mucho tiempo.

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    que, si no es controlada, podr inclusive llegar a romper el contrato social. La vida en la periferia de la Gran So Paulo ofrece lecciones importantes sobre cmo las personas consiguen desarrollar formas de generacin de ingresos y consolidar sus comunidades. El sector pblico debe aliarse al sector empresarial para crear incentivos para esos emprendedores locales. Paralelamente, sin embargo, los nuevos consumidores deben entender que acumular deudas comprometer su futuro.

    Debemos respetar y creer en la capacidad de la poblacin de mejorar su vida, si hay las inversiones necesarias en educacin. Es por eso que el Instituto Fernand Braudel ha defendido la idea de un consenso poltico para mejorar la educacin pblica en Brasil. Hasta el momento las lites del pas han fracasado en esta tarea, mientras crece la frustracin entre la poblacin pobre d Brasil. Ellos, y sus hijos, ya son los nuevos consumidores

    y electores. Estn exigiendo mejores oportunidades para desarrollar su vida y sus comunidades. Entre los hijos de esas familias trabajadoras surgir una nueva clase de lderes polticos y cvicos, consolidando definitivamente la democracia de Brasil en las prximas dcadas.

    Agradecemos a Nestl et apoyo para esta investigacin. Tambin le agradecemos a los especialistas en estadstica del INPES/IMES. Maria do Carmo Romeiro, Leandro Prearo y Alessandra Justo; y a nuestros investigadores de campo: Maurcio dos Santos, Reni Batista, Sandra Silva, Fabio Ramos, Vanessa Benedito, Andr Silva, Ricardo dos Santos, Alessandra da Costa, Adriana Siviere, Luana Peixoto y Keila Cndido. Fotos: Nilson Vieira Oliveira.

    Traduccin: Alejandra Meraz Velasco

    Periferias invisiblesEduardo Giannetti

    lvaro de Campos, el poeta heternimo de Fernando Pessoa, maneja un auto por la carretera que va de Lisboa a Sintra. En determinado punto del trayecto, tal vez en la periferia de la capital portuguesa, nota una casucha al margen del camino un domicilio annimo y fortuito entre otros tantos. El auto acelera, pero la imagen de la casa lo persigue: impregna su mente y excita la imaginacin del poeta:

    A la izquierda, ya atrs, la casucha modesta, menos que modesta. All la vida debe ser feliz, slo porque no es la ma.

    Si alguien me vio por la ventana soar: ese s que es feliz.

    Para el nio que atisbaba detrs de los cristales de la ventana de arriba tal vez yo haya quedado (con el automvil prestado) como un sueo, como un hado real.

    Para la muchacha que al or el motor mir por la ventana de la cocina, desde el piso de abajo,

    tal vez yo fuese algo as como el prncipe que hay en todo corazn de muchacha,

    y de reojo pegada al cristal me siguiese hasta la curva en que me perd. Dejo los sueos a mi espalda, o ser el automvil el que los deja?

    Los colores de la situacin son particulares, pero la experiencia que retrata es comn. Siempre que cruzo o transito por las calle