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M.-P. Alonso Fourcade & J.-P. Bronckart (2007). Por un Interactionismo Socio-Discursivo. Historia de una trayectoria. In I. Plazaola & M.-P. Alonso Fourcade (Eds), Testuak, diskurtsoak eta generoak. Euskal testuen azterketa korrentea (pp. 13-61). Donostia : Erein. Primera parte Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una trayectoria

Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

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Page 1: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

M.-P. Alonso Fourcade & J.-P. Bronckart (2007). Por un Interactionismo Socio-Discursivo. Historia de una trayectoria. In I. Plazaola & M.-P. Alonso Fourcade (Eds), Testuak, diskurtsoak eta generoak. Euskal testuen azterketa korrentea (pp. 13-61). Donostia : Erein.

Primera parte

Por un Interaccionismo Socio-Discursivo.

Historia de una trayectoria

Page 2: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

2

0 Introducción ............................................................................................... 3

1 Primer periodo, 1966 – 1976. Cuestionamientos epistemológicos iniciales .............................................................................................................. 9

1.1 La formación en Lieja y la adhesión a la “psicología soviética” .................................. 9 1.2 La formación ginebrina: confrontaciones con el constructivismo y el cognitivismo. . 11 1.3 Cuestionamientos iniciales........................................................................................ 12

2 Segundo periodo, 1977-1985. De la Psicolingüística al funcionamiento de los discursos. ............................................................................................. 16

2.1 Trabajos intermedios................................................................................................. 18 2.2 El modelo de 1985 .................................................................................................... 20

2.2.1 Actividad y contexto............................................................................................. 20 2.2.2 Las operaciones verbales. Texto-contexto ........................................................... 21 2.2.3 Hipótesis, ideas de partida. Relaciones texto-contexto ........................................ 24 2.2.4 Resultados, problemas, límites............................................................................. 25

3 Tercer periodo, 1985-1997. Del primer modelo al segundo ................. 28

3.1 Panorámica del inicio de esta etapa ......................................................................... 28 3.1.1 Tipologias de tipologias de textos/discursos. ....................................................... 28 3.1.2 Bronckart- Adam................................................................................................... 33

3.2 Líneas de investigación que abre el primer modelo de 1985 ................................... 38 3.2.1 En Euskal Herria................................................................................................... 39

3.3 Punto de llegada, 1997. Actividad verbal, textos y discursos. Por un interaccionismo socio-discursivo ..................................................................................................................... 42 3.4 Novedades importantes que introduce el segundo modelo ...................................... 43

3.4.1 Texto empírico, género de texto, tipo discursivo .................................................. 43 3.4.2 Estatus de los tipos discursivos............................................................................ 46 3.4.3 Relaciones texto contexto..................................................................................... 48 3.4.4 La arquitectura interna de los textos empíricos .................................................... 50

3.5 Preguntas que surgen hoy ........................................................................................ 54

4 Cuarto periodo, 1997-2004. Lenguaje, acción, formación.................... 56

4.1 Para continuar. Posicionamiento epistemológico ..................................................... 56 4.2 Una reorganización estructural, administrativa y temática. El GRAFE y el LAF....... 56

4.2.1 La inscripción del LAF en el terreno de la formación de adultos .......................... 57 4.2.2 El futuro inmediato del LAF .................................................................................. 58

Bibliografía....................................................................................................... 60

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3

0 Introducción

Podríamos haber empezado la puesta al día de esta línea de trabajo, que se

define a si misma como “interaccionista socio-discursiva” (ISD), exponiendo sus

tesis epistemológicas más actuales, tal como son resumidas en las tres últimas

hojas de la publicación de Bronckart del año 1997: “Nuestra posición

epistemológica es interaccionista en tanto rechaza ………”, y se califica de

socio-discursiva porque “……….”; sin embargo hemos preferido dejarlo para el

final porque nos ha parecido que la mejor forma de ayudar a entender la

situación actual era reconstruir el camino y planificar esta contribución en forma

de historia, o lo que es lo mismo en forma de “génesis y desarrollo”.

La reconstrucción de este camino no constituye por otro lado sino una micro-

historia de un grupo de trabajo que, como otros grupos o personas individuales,

desde la reflexión filosófica, lingüística, sociológica o didáctica, empezaron al

final de los años 60 a trabajar en el esclarecimiento de los fenómenos

lingüísticos y comunicativos que, no teniendo explicación en el marco de la

gramática tradicional, necesitaban de un nuevo planteamiento que incluyera

como mínimo, entre otras cosas, el contexto de producción y la necesidad de

comenzar a estudiar unidades de comunicación verbal superiores a la frase.

“Fenómeno hauek perpausen mugak gainditu egiten dituzte. Perpausak ezin du,horregatik, askotan zentzu “osoa” beregan izan. Horregatik, hain zuzen, zentzu osotasuna sarritan aipatua izan bada ere gramatiketan perpausa definitzerakoan, bistan da ezin garela horretan oinarritu perpausa definitzeko. Hala ere, perpausa da gramatikak bere azterketarako erabiliko duen unitatea. Perpausa da gramatikak aurkitzen duen muga. Hortik gora nekez abiatuko da.” (Euskaltzaindia, 1990: 5) Esta micro-historia no relata pues un acontecimiento aislado, forma parte de la

“historia” más general de un movimiento intelectual, que frente a las opciones

más clásicas de poner en la frase el limite del estudio de las unidades del

lenguaje, comenzó a abrir camino, a transitar nuevos dominios, a “barrenar” el

túnel desde el otro lado. Sin embargo, relata la evolución de una forma de

hacer camino original en la que se mezclan influencias varias, que van desde el

empirismo metodológico, a la dialéctica marxista, o la epistemología piagetiana,

en un intento de “refundación de la psicología del lenguaje [… ] de acuerdo con

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el camino que Vygotsky dejó trazado” y después de “tomar a Saussure

realmente en serio” (Bronckart,1997:337-339); y todo ello desde la perspectiva

de la didáctica de las lenguas. Un buen cóctel.

En ningún momento se ha tratado de hacer una biografía de J. P. Bronckart

aunque en algún momento pueda parecerlo. Sin embargo, los datos biográficos

constituyen en este caso una buena pista para comprender la mezcla de las

influencias a las que acabamos de hacer alusión sin lo cual es difícil entender

ni la evolución y posiciones finales del interaccionismo socio-discursivo, ni los

trabajos de investigación de los que es origen y consecuencia, ni sus

propuestas didácticas. Como veremos (en el tercer y cuarto periodo) las

preguntas a las que da respuesta la definición más actual del interaccionismo

socio-discursivo con la que hemos empezado esta introducción están

formuladas ya en la publicación con la que hemos cerrado la primera de las

etapas. Es en este sentido que los incluimos.

Tampoco ha sido nuestra intención hacer una versión reducida y condensada

de los aspectos teórico - metodológicos más generales, para los que remitimos

a los cinco libros (Bronckart 1976, 1977,1985, 1997, 2004)1 que jalonan esta

trayectoria y que nos van a servir de referencia temporal para distinguir los

cuatro periodos en los que vamos a organizar esta contribución. Esta

reconstrucción histórica está pensada más bien como una introducción “crítica”

que ayude en la lectura actual de los libros a los que nos acabamos de referir

de por si ya suficientemente densos como para intentar concentrarlos más.

Por introducción a la lectura queremos decir que esta contribución no pretende

ahorrar la lectura de los libros, esperamos más bien que sirva para provocar la

curiosidad y sea, en este sentido, una incitación a la lectura no solamente de

los libros de este autor sino de los de todos los que se irán mencionando. El

adjetivo “crítico” que le hemos añadido quiere expresar que los temas elegidos,

y las lagunas que deja en consecuencia, suponen unos ciertos puntos de vista

personales de uno de los autores (Alonso) sobre el otro (Bronckart); de la

De estos cinco libros, como se puede ver en la bibliografía, dos (1977 y 1997) están traducidos al español

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misma forma que los comentarios introducidos constituyen opiniones

formuladas desde un punto de vista concreto. En ambos casos hablamos del

punto de vista de la complejidad (Alonso Fourcade, 2002; contribución personal

en esta misma publicación) que es el que está detrás de la selección de temas

efectuada y de los comentarios introducidos.

Por un lado, la importancia que este punto de vista otorga a la modelización a

la hora de estudiar fenómenos complejos, como lo son la actividad verbal o los

textos que produce, explica la importancia que le hemos dado a la comparación

de los dos modelos que esta línea de trabajo ha producido (el primero el de

1985 más heurístico, el segundo el de 1997 más “estándar”). El modelo viene a

ser, tal como lo propone De Rosnay (1975), una especie de “macroscopio”,

“tecnología” en constante evolución, que lo mismo que el microscopio ayuda a

estudiar lo infinitamente pequeño y el telescopio lo infinitamente grande, ayuda

en este caso a estudiar lo infinitamente complejo.Por otro lado, a la hora de

comparar estos dos modelos, ha habido que hacer de nuevo una selección

entre los posibles temas a tratar. En este caso hemos elegido aquellos

aspectos que, vistos desde hoy y desde esta óptica, consideramos más

interesantes o importantes por las novedades que introducen, o aquellos que

constituyen las zonas más oscuras o problemas sin solucionar. Esta selección

va en detrimento pues de otros aspectos: los epistemológicos, que

consideramos forman parte de un camino más personal a rehacer por cada

uno; los metodológicos que para ser bien explicados y comprendidos necesitan

bastante más espacio del que disponemos, y de los que los libros y las

publicaciones reseñadas dan buena cuenta; o los aspectos que tienen que ver

con las propuestas didácticas a las que ha dado lugar, que resultan demasiado

específicos y que merecerían por ellos mismos un capitulo entero. Finalmente,

hemos tenido que volver a elegir a la hora de proporcionar algún elemento de

la historia en la que se inscribe este micro-historia. En este sentido la elección

ha estado clara y hemos considerado que el problema de las “tipologías”, al

que le hemos dedicado una especial atención, era el que mejor dejaba ver la

naturaleza de los obstáculos que el trabajo de conceptualizar, delimitar,

clasificar unidades superiores a la frase supone.

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Con estas mimbres, y tomando como punto de origen temporal las fechas

biográficas de lo que se puede considerar la prehistoria o génesis de esta línea

de trabajo, hemos planificado este texto en cuatro partes que se corresponden

a los cuatro periodos o etapas que las fechas de publicación de los libros a los

que nos hemos referido permiten segmentar en esta evolución. La primera etapa, que hemos titulado “Cuestionamientos epistemológicos iniciales”,

comienza en 1966, es la más biográfica y está planificada en tres fases

claramente diferenciadas. La primera (1.1) comienza en Lieja, en el

“Laboratorio de Psicología experimental” creado por Marc Michelle. La segunda

fase (1.2). se desarrolla en el “Centro de Epistemología Genética” fundado por

Jean Piaget en Ginebra y en la “Unidad de Psicolingüística” de la FPSE dirigida

por Hermine Sinclair. Para acabar este periodo hemos elegido 1976, la fecha

de publicación del primero de los libros titulado “Genese et organisation des

formes verbales”, es decir la tesis doctoral de J.P. Bronckart finalizada bajo la

direccion de Sinclair en 1974 (1.3).

Para segmentar el segundo periodo, “De la psicolingüística al funcionamiento de los discursos”, hemos elegido dos fechas: 1977 fecha de

publicación de “Théories du langage. Une introduction critique”, que supone un

trabajo de resumen o síntesis de la etapa anterior, y 1985 que es la fecha de

publicación de “Le fonctionement des discours. Un modèle psychologique et

une methode d’analyse”. Esta publicación colectiva (Bronckart, Bain, Scheuwly,

Davaud & Pasquier) que recoge la síntesis de los trabajos realizados entre

medio nos va a servir, en primer lugar (2.1), como pretexto para situarnos en

relación a los trabajos de investigación de la época, y sobre todo para

explicitar, aunque no sea más que de forma lapidaria las características

metodológicas y los planteamientos didácticos de los trabajos del momento. A

continuación, y a propósito de lo que podríamos llamar primer modelo (2.2),

comentaremos los postulados teóricos sobre el contexto (2.2.1). (actividad-

contexto) y sobre las operaciones (texto- contexto) que lo sustentan, así como

los criterios de clasificación y arquetipos que producen (2.2.2); a continuación

(2.2.3) hablaremos de las hipótesis con las que se trabajaba; y finalizaremos

esta segunda etapa (2.2.4) comentando los resultados de los trabajos y los

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nuevos problemas que aparecen y quedan sin resolver; particularmente el

problema de las tipologías con el que abriremos el tercer periodo.

Tercer periodo, 1985-1997. “Del primer modelo al segundo”, éste es el

titulo que hemos dado a este tercer periodo. El tema de las tipologías (3.1.1.)

que vamos a plantear al inicio nos va a permitir no solo hacernos una idea de

cual era el contexto del momento (3.1), sino también plantear además, a partir

de la comparación de la tipología de Adam y Bronckart (3.1.2.), algunos

problemas metodológicos derivados de la situación un tanto confusa a nivel

teórico; para a continuación centrar la atención en los trabajos de investigación

del momento (3.2), fundamentalmente en Euskalherria (3.2.1). A continuación

la explicitación de los puntos de vista sobre el proceso de humanización en la

publicación de 1997 “Activité langagière,textes et discours. Pour un

interaccionisme socio-discursif” , que hemos elegido como punto de llegada

(3.3), nos va a permitir esbozar las respuestas del interaccionismo socio-

discursivo a las preguntas formuladas en la primera parte sobre el proceso de

humanización, el papel del lenguaje, y sus relaciones con el pensamiento. A

partir de esta misma publicación presentaremos (3.4) el segundo modelo y las

novedades importantes que introduce respecto del primero: en relación al

estatus de las unidades (3.4.1 y 3.4.2), en relación a las relaciones texto-

contexto (3.4.3), y finalmente en relación a la organización o arquitectura

interna de los textos (3.4.4). Como en la etapa anterior acabaremos esta vez

también (3.5) planteando brevemente, en forma de preguntas, algunos

problemas que quedan sin resolver o las zonas oscuras.

La cuarta etapa que aquí se va a considerar (1997-2004), “Lenguaje-Acción-

Formación”, y la última parte de esta contribución, la vamos a comenzar

completando las citas iniciadas al principio de esta introducción; citas que

aparecen en las tres ultimas hojas con las que concluye la publicación del 97,

tituladas “Para continuar”, y termina con la publicación colectiva (Bronckart,

Bulea, Fillietaz, Fristalon, Plazaola Giger, Revaz) de los trabajos del LAF

(Langage-Action-Formation) “Agir et discours en situation de travail” en 2004

que a pesar de que pueda parecer extraña no deja de ser una forma de seguir

desarrollando, de otra forma, la idea ya expresada en el periodo inicial de que

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las conductas o actividades verbales pueden ayudar a comprender el modo de

funcionamiento de la conducta o actividad humana en general.

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1 Primer periodo, 1966 – 1976. Cuestionamientos epistemológicos iniciales

1.1 La formación en Lieja y la adhesión a la “psicología soviética” A la vuelta de Harvard donde había estado trabajado con B. F. Skinner, Marc

Richelle era un behaviorista convencido, experto en metodologías

experimentales clásicas, aunque, contrariamente a muchos de sus colegas,

tenia una fuerte preocupación epistemológica, lo que le llevaba a confrontar

permanentemente las opciones skinnerianas con las de Janet, Piaget o Wallon,

y sobre todo con las de la psicología soviética (Luria y Leontiev) por la que

tenia un gran respeto. Junto con otros estudiantes (entre ellos X. Seron y J.

Rondal), desde el tercer año de los estudios de licenciatura en psicología en la

Universidad de Liega, J.P. Bronckart se integra en el laboratorio de psicología

experimental que Richelle dirigía.

En este marco extremadamente privilegiado, Bronckart se forma en primer

lugar en los principios y en los métodos behavioristas, realizando

fundamentalmente estudios sobre el condicionamiento animal, uno de los

cuales seria publicado en 1967 junto con Richelle. Su adhesión “medida”a este

marco, que se ha mantenido siempre, consideraba que en el terreno teórico el

behaviorismo había puesto en evidencia un conjunto de procesos de base de

todo aprendizaje, que debían ciertamente ser completados pero no negados o

rechazados; y consideraba que este enfoque proponía sobre todo una “higiene

metodológica”, que creía era siempre conveniente respetar.

Pero la amplitud de sus intereses había conducido a Richelle a impartir también

enseñanzas sobre la obra de dos autores que había descubierto en su estancia

americana: Chomsky y Vygotsky. Evidentemente, Richelle era radicalmente

opuesto a los principios epistemológicos de Chomsky, pero estaba interesado

por su técnica de análisis sintáctico (en el fondo bastante mecánica); y en

cualquier caso, consideraba que, para “combatir” eficazmente esta corriente,

convenía conocerla bien primero. En este sentido, había invitado a Ruwet, que

volvía del MIT y que había defendido la primera tesis de Gramática Generativa

y Transformacional de la francofonía (publicada en 1966), a impartir un

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seminario sobre el tema; seminario que se desarrollaba en medio de cajas de

Skinner y gracias al cual Bronckart se forma en este enfoque. Richelle tenía

una opinión muy diferente de Vygotsky que había descubierto por la primera

traducción inglesa de “Pensamiento y lenguaje” (1934/1985) libro que había

traído de los US y cuya lectura había decretado “obligatoria”. Consideraba que

el enfoque de Vygotsky constituía un prolongamiento indispensable del

behaviorismo, al que completaba teniendo en cuenta las dimensiones sociales

y verbales que Skinner había descuidado. Y animaba en consecuencia a sus

estudiantes a profundizar las teorías de Vygotsky, lo mismo que las de sus dos

sucesores, Luria y Leontiev.

Es en respuesta a este requerimiento que Bronckart comienza un trabajo de

Memoria de licenciatura inspirado en el marco teórico de Vygotsky, que trataba

más particularmente sobre el tema del “papel regulador del lenguaje”, al que

Luria había dedicado un conjunto de investigaciones experimentales. Luria

sostenía que las producciones verbales constituían elementos organizadores

del comportamiento motor en la infancia, y había intentado demostrar esta tesis

utilizando un dispositivo en el que los niños (desde 18 meses a 5 años) debían

presionar sobre una pera de corcho al mismo tiempo que daban o recibían

estímulos verbales. Según él, los resultados de sus investigaciones

demostraban por un lado que las producciones verbales regulaban el

comportamiento motor por sus aspectos exclusivamente rítmicos primero, para

hacerlo después por los aspectos semánticos; además, por otro lado, que dicha

regulación era producida primero por el lenguaje de los otros, antes de

realizarse por el lenguaje propio del niño (autorregulación transformándose

progresivamente en lenguaje interior). Bronckart reconstruye minuciosamente

en esta época el dispositivo de Luria al que añade algunas experiencias-tests, y

que aplica a sujetos de la misma edad. Los resultados de su estudio

confirmaron la existencia de un papel regulador del ritmo del lenguaje en los

niños pequeños, pero por otro lado invalidaron la tesis relativa a la

transferencia de esta regulación del polo rítmico hacia el polo semántico del

lenguaje. Publicados en1971 y 1973 en dos célebres revistas (Neuropsicología

y Human Development), estos trabajos le valieron una notoriedad precoz a su

autor, pero también le condujeron a una cierta perplejidad en relación a la

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validez de algunas “demostraciones experimentales” de la psicología soviética,

y, en consecuencia, a una “puesta en suspenso” relativa de su adhesión a esta

corriente de ideas.

1.2 La formación ginebrina: confrontaciones con el constructivismo y el cognitivismo.

Durante la defensa de su Memoria (1969), Bronckart, a parte de subrayar los

límites de las demostraciones experimentales de Luria, formulaba además una

crítica radical de las posiciones de Piaget, crítica que, a los ojos de los

miembros de su Jurado, parecía justamente a la vez presuntuosa y excesiva.

Marc Richelle le aconsejó entonces “ir a hacer una estancia de un año a

Ginebra” para tomar conocimiento del interés y la amplitud de los trabajos

piagetianos, y le obtuvo una beca a este efecto.

Desde su llegada en octubre de 1969, Bronckart fue reclutado por Piaget como

asistente en el Centro Internacional de Epistemología Genética (CIEG), con la

tarea de concebir y realizar un estudio experimental sobre el tema teórico

adoptado para el año (en este caso la toma de conciencia), tema que era

además objeto de debates teóricos de los “sabios” invitados al CIEG (Apostel,

Bresson, Grize, Halbwacht, Papert, Prigogine, etc.). Habiendo decidido

mientras tanto quedarse en Ginebra, Bronckart colaboró durante 5 años en

esta institución produciendo otras investigaciones sobre temas como la

contradicción, la abstracción “réfléchissante”, la generalización o las

correspondencias; investigaciones cuyos resultados, como era costumbre,

Piaget reinterpretó y publicó en los “Etudes d’Epistemologie Génétique” (1974a,

1974b, 1977, 1978, 1980). Si evidentemente estas investigaciones estaban

concebidas en el estricto marco piagetiano, Bronckart continuaba sin embargo

manifestando una actitud crítica, principalmente en relación a la subestimación

piagetiana del papel de los factores sociales y del lenguaje, lo que no le impidió

a Piaget pedirle dirigir, con él mismo y con Mounoud, la edición del imponente

volumen “Psychologie” de l’Encyclopédie de la Pléiade (publicado finalmente en

1987).

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12

En el marco de la unidad de Psicolingüística, fue encargado por H. Sinclair para

poner en marcha dos programas de investigación, cuya metodología estaba

claramente inspirada en el método clínico en vigor en la escuela ginebrina. El

primer programa tenía como objetivo identificar los procesos puestos en

marcha por los niños para identificar las funciones semánticas (agente,

paciente, etc.) expresadas en las frases simples del francés. En una primera

fase, esta investigación puso en evidencia una sucesión de estrategias de

interpretación del papel del orden de las palabras, que fue interpretada, de

acuerdo con Sinclair, en términos de puesta en obra de recursos cognitivos que

se derivan de los estadios de desarrollo, tal y como Piaget los había descrito.

Sin embargo, dos prolongaciones de esta misma investigación iban a conducir

a una progresiva modificación de la interpretación de los resultados obtenidos.

La reproducción sobre la lengua vasca (Idiazabal 1983) del núcleo de la

investigación, así como diversos estudios análogos sobre otras lenguas,

demostraron, por un lado, que la naturaleza y el orden de adquisición de las

estrategias de comprensión dependían más de las propiedades especificas de

la lengua concernida que de las etapas (universales) del desarrollo cognitivo

del sujeto. Por otro lado, la adaptación del núcleo de la investigación a

situaciones escolares de resolución de problemas gramaticales mostró que en

un contexto didáctico los niños ponían en marcha estrategias bastante

diferentes de las encontradas en situación experimental. En el segundo de

estos programas se inscribe el trabajo de tesis doctoral de J. P. Bronckart, que

es la que dará lugar a la primera de las publicaciones de las que vamos a

tratar.

1.3 Cuestionamientos iniciales

Vistos desde hoy, los trabajos de Hermine Sinclair y de la corriente ginebrina

constituyen una corriente original dentro de la Psicolingüística [la tercera

escuela de Psicolingüística (Bronckart, 1977)]. La llamada Psicolingüística

genética está influenciada ciertamente por el generativismo en los aspectos

lingüísticos, pero también fuertemente influenciados por la obra psicológica de

Piaget en los aspectos relacionados con los datos obtenidos por él sobre la

adquisición del lenguaje, y sobre todo por la metodología y la epistemología

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piagetiana, lo que le da unas características metodológicas propias: método

genético de estudio de los comportamientos verbales (ontogénesis); estudio de

los datos históricos (filogénesis) y utilización de los modelos lógicos

proporcionados por la lingüística.

En relación a los trabajos de esta época, el trabajo de tesis doctoral sobre la

génesis y organización de las formas verbales en el niño que Bronckart

presenta en la publicación del 76, aunque influenciado por el ambiente general,

empieza a marcar ya diferencias importantes. La primera diferencia tiene que

ver con las relaciones que mantiene en la concepción piagetiana del lenguaje el

sistema de signos lingüísticos con el resto de las conductas semióticas o

sistemas de representación (imágenes, gestos, juegos); es decir con la

naturaleza y especificidad de los signos lingüísticos; pues si, en palabras de

Bronckart de aquella época (1967:11), la función de representación del

lenguaje es evidente no es menos cierto que el lenguaje es un código de

comunicación del que no hay que demostrar tampoco su importancia en los

intercambios sociales, ni su naturaleza especifica.

En este sentido, las conductas verbales, lo mismo que la memoria, la

percepción o la inteligencia, constituyen un medio de estudiar los mecanismos

organizadores del comportamiento del sujeto; más aun, teniendo en cuenta que

las conductas verbales constituyen uno de los comportamientos específicos de

la especie, su estudio puede ayudar a comprender el modo de funcionamiento

de la conducta humana. Además, las conductas verbales permiten plantearse

las relaciones entre pensamiento y lenguaje de una forma diferente, no a

sentido único, Pensamiento (representación) Lenguaje (comunicación), sino

en sus influencias reciprocas. “Entre las conductas representativas, parte

integrante de la inteligencia humana, ¿juega el lenguaje un papel particular en

razón de sus características estructurales especificas? ¿Cual es el impacto

sobre la comunicación social de la aparición en la especie humana de

conductas comunicativas basadas en la representación?” (Bronckart, 1976:13).

Estas preguntas, como hemos anunciado en la introducción, constituyen el

cuestionamiento epistemológico inicial y la génesis de todo el desarrollo y

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evolución posterior. La solución dada finalmente al problema de las relaciones

entre pensamiento y lenguaje por el interaccionismo socio-discursivo se está

prefigurando ya; aunque en esta época los aspectos representativos presentan

un status más claro que posteriormente se va a ir diluyendo. En la base del

sistema de signos que los humanos utilizamos para comunicarnos está la

representación; representación que es contemplada como una característica

del sujeto psicológico individual.

En este trabajo, por otro lado, se empiezan a introducir también diferencias

respecto al modelo lingüístico de referencia, que en este caso es el modelo

enunciativo de Culioli, ajeno a la óptica chomskyana. Bajo la influencia más

epistemológica que lingüística de Saussure y Benveniste, y fundamentalmente

a nivel lingüístico de Culioli y su teoría de la lexis, del que toma ciertos

elementos, se empiezan ya a configurar algunas de las ideas básicas que se

desarrollarán posteriormente: en primer lugar la idea de nociones, funciones,

significaciones expresadas o expresables por toda lengua que constituyen el

nivel profundo, nivel compuesto de unidades no lingüísticas organizadas en

una serie de relaciones primitivas (el universo conceptual del sujeto con

características universales, sociales e individuales); en segundo lugar la idea

de las operaciones (psicológicas) que debe realizar un sujeto para transformar,

para instanciar esas unidades preverbales en una cadena de unidades

lingüísticas, discretas y lineales, y producir un enunciado en una lengua natural

dada; y finalmente el concepto de categoría gramatical como correspondencia

entre una clase de formas y una clase de funciones, a partir del cual explicar

cómo las unidades de la lengua además de vehicular un valor semantico-

designativo primero, como palabra de un léxico, pueden ir subsumiendo otros

valores ”semantico-sintacticos” como categoría gramatical, un valor sintáctico

dentro de la organización de la frase o, a un nivel más englobante, en la

organización del discurso. Así el verbo (en francés) aparte de un primer valor

semántico designativo, como categoría gramatical subsume un significado

temporal, aspectual o modal que se refiere a las relaciones que se establecen

entre los valores semánticas del primer nivel y que se expresan bajo la forma

de modificaciones morfológicas por flexión o por introducción de formas

auxiliares.

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15

Desde el punto de vista metodológico, los trabajos que se recogen en esta

publicación tienen todavía un aire piagetiano. El punto de partida se sitúa en la

constatación de la discrepancia de valores que los verbos transmiten en el niño

y en el adulto. Si en el adulto y en la lengua francesa estándar los verbos

tienen un valor principalmente temporal en detrimento de los valores

aspectuales, sin embargo en las producciones infantiles, a pesar de que las

flexiones verbales sean producidas en abundancia, éstas no son comprendidas

y no tienen un valor temporal claro. Las cuestiones a las que se trata de

responder están en relación al papel que juegan las flexiones en el lenguaje

infantil y tratan de esclarecer las formas que usan los niños para expresar las

nociones deícticas, aspectuales y temporales.

La recogida de datos está organizada en torno a una serie de sesiones en las

que se realizan por medio de juguetes unas acciones controladas según la

duración, espacio transcurrido, presencia o no de un resultado… delante de

cada niño y adulto, a los que se les pide después con plazos de tiempo

diferentes que describan la acción realizada con cada juguete.

Los enunciados así producidos por los niños son analizados cualitativamente,

a fin de determinar las marcas de superficie, las unidades o procedimientos

lingüísticos susceptibles de expresar valores temporales o aspectuales,

fundamentalmente tiempo de verbos, adverbios, y algunos complementos

circunstanciales. Una vez cuantificados por su frecuencia de aparición los datos

son sometidos a un tratamiento estadístico (test de Χ 2) para ver si las

diferencias encontradas en función de las variables controladas son

significativas o no.

Los resultados indican que el niño no copia simplemente los significantes y

significados temporal-aspectuales, sino que los organiza de una manera

autónoma y de forma progresiva en una serie de etapas: en primer lugar con un

significado esencialmente designativo (semántico, nivel 1), designación de la

acción, al que poco a poco va añadiéndole otros valores, dominancia de los

valores aspectuales primero hasta acabar dominando en los adultos los valores

temporales.

Page 16: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

16

2 Segundo periodo, 1977-1985. De la Psicolingüística al funcionamiento de los discursos.

Unos años mas tarde, en el prologo del libro (1985) con el que vamos a cerrar

este segundo periodo que empezamos aquí, Bronckart escribe refiriéndose a

esta época: “En el momento en el que hace justo ahora 10 años

comenzábamos la andadura de la que esta obra constituye el primer resultado,

como la mayor parte de los psicólogos ignorábamos hasta en nombre de

Bakhtine¡ Éramos psicolingüistas realizando investigaciones centradas en la

comprensión y producción de unidades lingüísticas en el marco de frases fuera

de contexto”; y él mismo ironiza sobre el encanto vagamente surrealista de las

secuencias verbales con las que trabajaban y la naturaleza de los problemas

que se planteaban a la hora de la transposición didáctica de los datos

obtenidos en estos trabajos. Estos problemas giraban en torno a las relaciones

entre la reflexión metalingüística sobre los enunciados o sobre el sistema de la

lengua por un lado, y el funcionamiento de la lengua en el marco de la actividad

general por otro. Desde el punto de vista didáctico estaba claro que era el

funcionamiento de la lengua lo que había que estudiar y que urgía pues la

necesidad de considerar, contemplar, estudiar los enunciados como aspectos

del comportamiento verbal; o lo que es lo mismo, que se trataba de estudiar las

producciones verbales reales y que urgía la necesidad de superar el estadio del

estudio de las frases aisladas en el que frase + frase +frase + frase = frase

(compuesta).

El libro “Théories du langage” (1977), que supone la síntesis de lo adquirido

durante la etapa de formación, constituye el punto de partida de un largo

proceso que se sigue desarrollando en la actualidad; y en el que la publicación

del primer modelo en 1985 marca un primer punto de llegada que nosotros

hemos elegido para marcar el fin de esta segunda etapa: de la Psicolingüística

de la frase, tal y como acabamos de ver, a un primer modelo psicológico y un

método de análisis del funcionamiento de los discursos, como vamos a ver a

continuación

En este primer modelo, desde el punto de vista teórico, se recogen, se

reinterpretan y se articulan aportaciones de origen disciplinario diverso dentro

Page 17: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

17

del marco epistemológico definido por el interaccionismo social de Vygotsky,

Bakhtine y Wallon. Por lo que se refiere al lenguaje este marco es solo

parcialmente compatible con el constructivismo piagetiano y radicalmente

opuesta a los principios chomskyanos. A pesar de que en esta segunda etapa

todavía, la integración o síntesis de las raíces comunicativas y representativas

del lenguaje, y las aportaciones de Vygotsky y Piaget para el esclarecimiento

de las mismas, no alcanza la clarificación y madurez que caracteriza a la

explicación final, la idea central y el espíritu están ya enunciados : “El lenguaje

es ante todo y primero una actividad discursiva, íntimamente ligada a la

actividad humana de la que constituye a la vez el reflejo y el principal

instrumento” (Bronckart, 1985: 8). De los problemas derivados de la naturaleza

del signo lingüístico, más presentes en el comienzo de esta etapa, la atención

se centra ahora en la actividad discursiva y la actividad humana en general; ya

no se habla en términos de conducta verbal sino de acción verbal. Esta nueva

posición es defendida como una “voluntad estratégica de resistencia frente a

los viejos postulados racionalistas, en este caso sobre una concepción del

lenguaje como testimonio o reflejo fiel de una lógica del espíritu humano ella

misma a su vez reflejo de el orden de las cosas” (Bronckart, op.cit.: 10) .

Esta opción epistemológica y esta estrategia de resistencia intelectual que

provoca se manifiestan en la practica de dos formas: en la definición del objeto

de estudio, del estudio de la comprensión producción de frases aisladas a la

actividad verbal como forma especifica de la actividad humana; y en la

infraestructura general que forman la base de conceptos utilizados. Esta

infraestructura conceptual, explicada en esta ocasión en poco más de tres

hojas (en comparación de las 112 de la publicación de 1997), define en este

momento la actividad verbal como forma especifica de la actividad humana

que se realiza bajo la forma de uno o varios discursos o formaciones

discursivas producto de la historia socio cultural de un grupo, y su resultado, las producciones verbales empíricas, que pueden ser analizadas de tres puntos

de vista: como corpus textual de unidades lingüísticas anterior a todo

tratamiento científico; desde un punto de vista interno, como unidad lingüística

de talla superior o texto, unidad teórica construida por los lingüistas a partir de

las unidades de superficie; desde punto de vista externo, en tanto que

Page 18: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

18

discurso como sistema de operaciones subyacentes, aplicadas al contenido y

al contexto, en el marco de una formación discursiva determinada y que

concluyen en un conjunto organizado de unidades lingüísticas que constituye

un texto.

2.1 Trabajos intermedios ¿Que ocurre entre 1977 y 1985? Estos 8 años constituyen un proceso

dialéctico de confrontación colectiva (Bronckart, Bain, Schneuwly, Davaud,

Pasquier) entre la reflexión teórica y los hechos empíricos obtenidos de la

actividad de investigación; proceso del que la publicación de 1985 “Le

fonctionnement des discours. Un modèle psychologique et une méthode

d’analyse” constituye la síntesis.

El programa es ambicioso desde el principio, se trata de establecer los

fundamentos de una descripción explicita del conjunto de elementos,

<contexto, operaciones, unidades lingüísticas>, susceptibles de explicar el

funcionamiento del comportamiento verbal. En este sentido, en una primera

parte del libro se recogen las propuestas teóricas elaboradas al respecto, que

son presentadas en forma de bases para la construcción de un modelo de

producción del discurso.

Aunque no son los únicos, y en mayor o menor medida las diferentes corrientes

enunciativas y pragmáticas dentro de las Ciencias del Lenguaje hace un tiempo

que han comenzado a plantearse como objeto de estudio, de forma inseparable

de su contexto, la actividad de hablar y los testos que produce, sin embargo la

propuesta programática que presentan tiene ciertos rasgos específicos que la

definen. Se trata de una propuesta que surge desde una óptica psicológica,

que plantea una gramática expresada en términos de operaciones psicológicas

que el productor de un texto efectúa a la hora de producirlo, y que tiene como

objetivo la transposición didáctica a la enseñanza de las lenguas.

Si de los tres polos principales del triángulo didáctico (Brousseau, 1996),

alumno, materia-contenidos, enseñante, la Psicolingüística genética se ha

Page 19: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

19

preocupado sobre todo del niño en tanto que sujeto psicológico (etapas de

adquisición, actividad…) a menudo fuera de contexto escolar, en esta etapa y

en la siguiente la atención se centra en la materia-contenido; la lengua,

considerada desde el punto de vista de la actividad comunicativa y de su

enseñanza/aprendizaje a nivel escolar. Esta definición de la lengua como

actividad es la que aconseja introducir actividades auténticas de

comunicación/expresión en los programas o diseños curriculares junto a los

tradicionales ejercicios de gramática. Además, si se trata de actividades

auténticas de comunicación, es evidente que la gramática tradicional o la

gramática generativa no sirven como únicos modelos de referencia a la hora de

organizar los programas de la lengua como materia/contenido de

enseñaza/aprendizaje. La unidad de comunicación no es la frase, los humanos

no nos comunicamos con frases no intercambiamos frases sino textos. La

propuesta y la apuesta didáctica son pues claras a favor de utilizar los géneros

de textos como unidad didáctica. En una cuarta fase, como veremos, a partir de

1997 es la acción del enseñante, su función y su formación, lo que pasa a ser

el elemento central de la investigación.

Por otro lado, se trata de una propuesta basada en el análisis de textos reales,

en un trabajo experimental serio y riguroso (empirismo metodológico) que, con

el objetivo de constituir una clasificación de los tipos de textos en función de

sus características lingüísticas, se organiza alrededor de los trabajos de la grille

de análisis de textos. Desde el punto de vista metodológico, en estos trabajos

se parte de una serie de unidades que por sus características, según una

primera aproximación teórica, son consideradas como una expresión de las

relaciones texto contexto: deícticos, anáforas, tiempos verbales, organizadores

etc., tal y como son teorizados por las corrientes discursivas-textuales de la

época. Los textos son sometidos a un primer análisis cualitativo en el que son

marcadas las ocurrencias de estas unidades y que constituye la base de un

tratamiento estadístico (análisis factorial de correspondencias, análisis

discriminante) en base a la frecuencia media de uso (desviación, margen de

variación). En el diseño experimental la situación de producción o contexto

constituye la variable independiente, siendo los parámetros de la situación de

Page 20: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

20

producción que definen los arquetipos textuales los que son controlados, y la

variable dependiente la configuración de unidades lingüísticas.

2.2 El modelo de 1985

2.2.1 Actividad y contexto Para esta época la influencia del contexto es generalmente más o menos

aceptada, a excepción de los chomskyanos más recalcitrantes que siguen

considerando las estructuras lingüísticas, de la misma forma que los neo-

darwinistas en biología consideran el genoma, como estructuras cerradas al

abrigo de toda influencia del contexto y modificación por el uso. Sin embargo,

existen serias dificultades a la hora de teorizar y modelizar el contexto: entre

una teorización excesivamente amplia que abarca a todo lo que no es lenguaje

y una postura derrotista ante la dificultad de empezar con esta tarea ¿Qué

parámetros aceptar y cómo definirlos?

Benveniste (1966,1974) y Culioli (1976,1990) habían definido la situación de

enunciación en función de una serie de parámetros (locutor, interlocutor,

espacio-tiempo de producción) que tienen en cuenta la situación material de

producción y que constituyen el punto de anclaje de una serie de operaciones y

de unidades. El modelo de 1985 apoyándose en esta definición propone su

propia solución. La actividad verbal se articula al extralenguaje, definido como

el conjunto teóricamente infinito de todo lo que no es lenguaje, y que en si no

tiene ninguna pertinencia comunicativa. Es la actividad verbal la que dota de

una pertinencia bien referencial (capacidad de convertirse en un contenido de

la actividad verbal) bien contextual (capacidad de incidir en el desarrollo de

dicha actividad) a ciertos elementos extraverbales, y la que crea, define,

delimita, ciertas partes o espacios en el mismo: por un lado, el espacio

referencial, conjunto de pre-construcciones sicológicos de Culioli; por otro lado,

el espacio del acto de producción, tal y como es definido por Benveniste y

Culioli según una serie de parámetros físicos; a los que se añade finalmente un

tercer espacio, el espacio de la interacción social compuesto por una serie de

parámetros de naturaleza social. Estos espacios, que no tienen una realidad

Page 21: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

21

fuera del hecho comunicativo y de la actividad verbal, son espacios

representativos.

Sin insistir en la explicación de estos parámetros, que por otro lado han

resistido bastante bien el paso del tiempo, queremos remarcar solamente que,

vista desde hoy, esta posición (y la conceptualización posterior en el segundo

modelo) resulta muy moderna y comienza a apuntar en la dirección hacia la

que confluyen las explicaciones que sobre el contexto se dan actualmente en el

campo de la complejidad, como veremos al hablar del segundo modelo. En

ambos casos estamos hablando de estructuras abiertas que se delimitan

delimitando su contexto y en donde las relaciones de causa efecto entre la

actividad y contexto se plantean en forma de bucle de retroalimentación no

lineal. La actividad crea al contexto que a su vez influencia en la actividad…..,

en un proceso en el que tanto la actividad como el contexto van evolucionando

y cambiando. En el fondo no estamos hablando más que del movimiento

dialéctico en espiral, o de la espiral piagetiana.

2.2.2 Las operaciones verbales. Texto-contexto Las operaciones constituyen el elemento central y original del modelo. Original

no porque ninguno de los aspecto que considera sea novedoso en si

(influencias que hemos visto de Saussure, Culioli, Benveniste, Bathkine,

Vygotsky o Piaget junto a un empirismo metodológico declarado) sino porque

constituye una asimilación original de esta mezcla de influencias. Se trata de

operaciones psicológicas que dan cuenta de la articulación del texto al contexto

(incluido el espacio referencial), es decir del tratamiento de los parámetros

extraverbales y de la expresión del resultado de este tratamiento bajo forma de

unidades lingüísticas organizadas en el texto, que son llamadas por ello

operaciones verbales. Hablamos de operaciones en el sentido piagetiano de

reflexión sobre la acción, en términos de acción intelectual (no en el sentido de

Leontiev, unidad más pequeña en que se divide una acción); operaciones que

necesitan un cierto desarrollo de una serie de instrumentos cognitivos que

dependen de la edad y de una orientación socio-histórica dada. Tres niveles de

operaciones se diferencian en este primer modelo: el de la contextualización-

referenciacion (representación- elección de parámetros del extralenguaje); el

Page 22: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

22

de la estructuración o constitución de la trama del texto, elección de anclaje

discursivo y definición del “sobre” discursivo; y el de la textualización o puesta

en texto, organización discursiva efectiva que pone en juego los aspectos de

conexión, cohesión, y modalización.

Aunque no nos planteamos explicar el conjunto de las operaciones, si nos

parece importante sin embargo subrayar la conceptualización que se realiza en

este momento de las operaciones de anclaje discursivo; operaciones que se

han mantenido a lo largo del tiempo, pasando a ser un componente esencial

del segundo modelo, y que definen lo que entonces se llamaban arquetipos

textuales. Para situar estas operaciones de anclaje discursivo en el contexto

del resto de las operaciones, para situar los llamados en el modelo de 1985

tipos de textos o arquetipos discursivos en el contexto del debate que la

tipologización de unidades textuales-discursivas suscita, y para poder después

compararlo con el nuevo modelo, presentamos en el cuadro 1 del anexo A el

cuadro general de operaciones tal como se presenta en el modelo de 1985

Según este modelo, “la noción de anclaje, tomada de Culioli, designa de

manera general la modalidad de articulación del discurso a la situación

enunciativa en la que se produce. Más precisamente, las operaciones de

anclaje determinan el modo de inserción de las estructuras proposicionales ( de

base referencial) y de los valores sociales en el espacio del acto de producción

en el sentido que lo hemos definido más arriba. El anclaje puede ser definido

como el resultado de dos procedimientos de carácter deíctico: por un lado la

elección entre un mundo discursivo implicado o autónomo, por otra parte, la

elección de una relación con el referente del orden de la conjunción o

disyunción”. (Bronckart, Bain et al., 1985: 43).

Estas cuatro categorías, implicación, autonomía, conjunción, disyunción,

resultan de las diferentes posibilidades de poner en relación los valores de los

tres espacios que conforman el contexto. Por un lado, los valores del acto de

producción (productor P, coproductor CP y el espacio tiempo S/T) con los

valores de la interacción social (objetivo B, el lugar social LS, el destinatario D,

Page 23: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

23

el enunciador E). Por otro, los mismos valores del acto de producción con los

valores de las microestructuras proposicionales (SP) o referente

El símbolo ) de la conjunción y de la implicación indica coincidencia, presencia,

inclusión de valores o parámetros: en el caso de la conjunción, claramente, se

refiere a la inclusión, (pertenencia al mismo conjunto) del contenido en la

situación de producción; en el caso de la implicación, no esta tan claro, aunque

fundamentalmente se refiere a la presencia, coincidencia, inclusión en el mismo

espacio y tiempo de la producción del destinatario y del enunciador de la

interacción social. El símbolo w indica justo lo contrario. Del cruce de estas

posibilidades sale el ya celebre cuadro de los cuatro tipos discursivos

fundamentales, que con diferentes nombres y matices se mantiene hasta hoy.

Estos tipos de textos o arquetipos discursivos (polos discursivos) “no designan

en ningún caso textos modelos o textos ideales” constituyen “ensambles flous

Conjunción Disyunción

Modo implicado Discurso en situación

DS

Recitado conversacional

RC

Modo autónomo Discurso teórico

DT Narración

N

Cuadro 3. Modelo del 85. Tipos de textos, arquetipos o polos discursivos

Autónomo (B, LS, D, E) w (P, CP,

S/T)

Valores del acto de producción (P, CP, S/T)

Valores referente (SP)

Valores de la interacción social

(B, LS, D, E)

Conjunto (SP) ) (P, CP, S/T)

Disjunto (SP) w (P, CP, S/T)

Implicado

(B, LS, D, E) ) (P, CP, ES/T)

Cuadro 2. Modelo del 85, relaciones entre los parámetros

Tipos de textos, arquetipos, ppolos discursivos

Page 24: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

24

de textes”, “galaxias” (cada tipo discursivo esta constituido por un conjunto de

textos que presentan ciertas características lingüísticas comunes y ciertos

rasgos propios) o arquetipos (textos que presentan una configuración ideal de

unidades lingüísticas de un tipo dado), o aun, “caricaturas” (Bronckart, op.cit.:

45). Los textos “normales” se distribuyen en clases de textos.

2.2.3 Hipótesis, ideas de partida. Relaciones texto-contexto El texto es lo que podríamos llamar una estructura abierta que no puede ser

entendido ni explicado sino es en relación al contexto en el que es producido.

Las unidades lingüísticas que aparecen en los textos son el resultado de una

serie de operaciones psicológicas que dan cuenta precisamente de la

articulación del texto al contexto. Por lo menos es la única huella que tenemos.

Así pues, según el contexto, o mejor dicho según la combinación de los

parámetros del contexto, así el texto. En este momento éstas son las hipótesis

con las que se trabaja

Como ya hemos mencionado, la teorización del contexto propuesta en este

modelo constituye en nuestra opinión una buena integración de los modelos en

los que se basa (Benveniste, Culioli, Simonin- Grumbach, Longrage y Schmidt)

y una buena aproximación al tema, que permite situar de forma dialéctica las

relaciones entre la actividad verbal y el contexto de dicha actividad. Permite

acotar espacios de pertinencia contextual en base a los cuales restringir de

alguna forma sin negar la diversidad de parámetros del contexto. Permite

además introducir variaciones o modificaciones en los parámetros que lo

delimitan en la medida que el contexto va cambiando y va creando nuevas

posibilidades de acción.

Sin embargo, las relaciones que se plantean en esta fase entre el contexto y el

producto de la actividad, es decir el texto, son aún relaciones de tipo

determinista. En buena lógica, siguiendo con la idea de partida de que las

unidades lingüísticas son el resultado de las operaciones psicológicas

realizadas por los individuos humanos a la hora de poner en relación el texto y

el contexto, se plantea como hipótesis que según el contexto así el texto; la

diversidad de textos intermedios explicándose en la medida en que no es tanto

Page 25: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

25

el contexto sino las relaciones que el productor de la acción establece entre los

parámetros lo que lo determina y lo que explica la diversidad tanto de las

situaciones como de los textos. Si fuésemos capaces de conocer exactamente

el valor de cada parámetro y las relaciones entre ellos en una acción

podríamos “predecir” el texto como ocurre en las cuatro situaciones

arquetípicas o polares. La relación entre texto y contexto es determinista, su

indeterminación es debida a nuestro desconocimiento. Dos textos producidos

en situaciones parecidas darán textos con características lingüísticas

parecidas. Por decirlo de otra manera el texto parece que guarda memoria de

las condiciones iniciales de producción.

2.2.4 Resultados, problemas, límites A pesar de ciertos problemas, asumidos y explicados (Bronckart, 1988), de

circularidad que presenta la metodología los resultados de los llamados

“trabajos de la grille” pusieron de manifiesto que efectivamente existía una

correspondencia entre estos arquetipos de texto y ciertas unidades lingüísticas.

Sin embargo si bien esto ocurría en el caso de estos arquetipos, es decir en el

caso de ejercer un control muy preciso sobre ciertas variables del contexto, los

géneros, tipos, clases intermedias, es decir el llamado texto intermedio aparece

a los autores de este modelo, y utilizando sus propias palabras, como un

espacio que explota. Por el momento esta explosión no afecta, no provoca

cambios en el estatus de los textos en el modelo, tanto los arquetípicos como

los intermedios son considerados unidades del mismo nivel. Como veremos

rápidamente al empezar a hablar del tercer periodo, este problema pone de

manifiesto las dificultades de cualquier intento de tipologización que caracteriza

el inicio de esta tercera etapa.

Efectivamente, el problema de la tipologización es el que mejor permite ver la

naturaleza de los problemas y las dificultades a la hora de definir las unidades

que se empiezan a conceptualizar y discretizar una vez que se abandona el

campo de la frase, en un momento en el que bajo la etiqueta de “genero”,

“clase”, “modo”, “tipo” de “textos” o “discursos” se subsumían significados

diferentes en función de la pluralidad de enfoques (lingüísticos, filosóficos,

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26

psicológicos, sociológico, literario, didáctico) con los que se afrontaba el estudio

de los fenómenos enunciativos.

“Nous ne savons pas de quoi nous parlons lorsque nous posons l’expression “il y a un

discours”” (Sumpf, 1969 : 46)

En estas circunstancias es fácil comprender el problema que suponía

establecer una tipología o clasificación de unidades, que implica en cualquier

disciplina una definición de la naturaleza o esencia de la realidad a clasificar:

¿Qué cambia? ¿Qué permanece estable? ¿Cómo restringir y permitir a la vez

dar cuenta de la multiplicidad de los fenómenos verbales? O dicho de otra

forma más actual ¿Como obtener lo infinito a partir de lo finito? ¿Cómo dar

cuenta del orden y del desorden a la vez? ¿Cómo tratar estos fenómenos que

son siempre parecidos pero nunca iguales? ¿Cómo dar cuenta de la diversidad

sin reducirla o negarla?

Como en el caso del contexto, podemos hablar de dos posturas extremas. O

bien renunciar a todo intento de clasificacion, como es el caso de

Maingueneau para el que “las tipologias son tan inevitables como irrisorias […]

vuelan en pedazos, dejando aparecer un inmenso lazo, y nos enfrentamos a

una tarea insensata cuando intentamos acceder a un poco de generalidad”

(Maingueneau, 1984:16) . O la postura del propio Adam (1987) para el que se

trataría de delimitar cuidadosamente un marco de investigación en el que

establecer una tipología no excesivamente global pero que sin embargo pueda

dar cuenta de la heterogeneidad de los textos. Como en el caso del contexto la

postura de los autores de este modelo no es tampoco tan extrema (a la suiza,

más conciliadora), y es ante todo pragmática: la tipología no es un fin sino un

medio. Sin embargo, es a este problema al que el segundo modelo dará una

bonita solución.

Dejando por el momento de lado los problemas debidos al control de las

variables independientes del contexto, y por referirnos esta vez a los límites

que estos trabajos y este modelo plantean en relación a las variables

dependientes (las unidades lingüísticas), vamos a tomar como ejemplo el caso

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27

de los organizadores textuales. En este modelo de 1985, los llamados

organizadores textuales (texto antolatzaileak) son identificados [elementos de

coordinación (juntagailuak), de subordinación (menderagailuak) adverbios,

locuciones adverbiales (lokailuak)]. Son conceptualizados como las unidades

que marcan los puntos de conexión de un texto. Y son clasificados según su

valor semántico en tres clases: temporales, logico-argumentativos,

argumentativo-textuales. Los resultados empíricos pusieron de manifiesto que

todas las clases aparecen en todos los tipos pero que es su frecuencia de uso

lo que varia, los temporales dominando en la narración y el recitado, y los

logico-argumentativos en el discurso teórico. Sin embargo, en estos trabajos

los organizadores son estudiados como índices de pertenencia de un texto a un

arquetipo no en tanto que marcas que sirven a la organización de un texto. En

lo que concierne a dicha organización el único dato que nos proporciona es el

del color o valor, lógico o temporal, dominante. El segundo modelo de 1997,

como veremos, también introduce cambios importantes a este nivel. Los

organizadores ya no son clasificados según su valor semántico sino según la

función que cumplen en el entramado de la organización textual

independientemente de su valor: segmentación de discursos, señalización de

fases, empaquetamientos de oraciones en el interior de una fase. Además en el

texto aparecen formando series isotópicas.

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3 Tercer periodo, 1985-1997. Del primer modelo al segundo

3.1 Panorámica del inicio de esta etapa Si en 1976, al comienzo de la segunda etapa, Guespin escribe (pag. 9), que

todavía se está en una fase pre-taxonómica en la que “la tipología de los

discursos es una necesidad, pero futura”, diez años más tarde al comienzo de

esta tercera etapa ni la cuestión de la tipología ni la de la terminología

constituyen un asunto zanjado, ni mucho menos. Sin embargo, en este

momento, no es su inexistencia la que puede ser resentida como necesidad

futurible, por el contrario las tipologías proliferan y las propuestas

terminológicas difieren. A modo de ejemplo vale decir que Scheneuwly (1986),

como vamos a ver a continuación y limitándose a las que clasifican textos y no

actos de lenguaje, toma en consideración una cuarentena de proposiciones

diferentes entre las cuales la de Isenberg propone términos como ergotrope,

calogène, copersonnel,… para referirse a tipos de textos junto a los más

conocidos de tipo textual narrativo, descriptivo,… utilizados por Adam.

3.1.1 Tipologias de tipologias de textos/discursos.

Algunos ejemplos pueden servirnos para hacernos una idea de la diversidad de

autores que trabajaban sobre este tema, de los criterios de clasificación de los

textos y de número de tipos de base que se establecen, del tipo de textos que

entran en cada tipo, del nombre de los tipos,… y de las diferentes formas de

clasificar las clasificaciones.

Adam (1984-85) presenta en el texto titulado “Approche des types de textes et

de leur hétérogénéité” un análisis de las tipologías de textos existentes que

clasifica según los criterios siguientes:

1. Según las funciones del lenguaje (Jakobson), entre las que cita la de F.

Vanote y la de L. Lundquist.

2. Según las marcas de superficie (surface), entre las que incluye la de

Simonin-Grumbach y la de Bronckart y su equipo, que como acabamos

de ver en el modelo del 85 proponen 4 tipos o arquetipos de textos.

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29

3. Según los procesos cognitivos que los caracterizan, grupo en el que

sitúa a Werlich que propone 5 tipos: tipo descriptivo, tipo narrativo, tipo

expositivo, tipo argumentativo, tipo instructivo

En cuanto a él mismo, Adam en este texto retoma la tipología de Werlich y sus

5 tipos de textos para abordar a partir de ella “la complejidad que hace de todo

discurso un trazo heterogéneo de secuencias textuales”, y proponer su propia

clasificación de 8 tipos textuales de base relacionados con los grandes tipos de

actos de discurso (asertar, convencer, ordenar, predicar, preguntar):

1. Tipo textual narrativo (reportajes, sucesos, novela, narración corta,

cuentos, relato histórico, la parábola, la publicidad narrativa, relato

político, el cine y los dibujos animados, los testimonios de testigos, los

procesos verbales en caso de accidente)

2. Tipo textual descriptivo (un inventario, una guía turística, un

diccionario)

3. Tipo textual explicativo (el discurso didáctico, científico, político)

4. Tipo textual argumentativo (convencer, hacer creer, persuadir

5. Tipo textual conminatorio (recetas de cocina, instrucciones de montaje,

consignas en general)

6. Tipo textual predictivo (profecía, boletín meteorológico, horóscopo)

7. Tipo textual conversacional (la entrevista, el dialogo (en novelas o en

el teatro))

8. Tipo textual retórico (el poema, la prosa poética, la canción, la oración,

el eslogan, el proverbio, las máximas, el graffiti).

En el final del texto escribe “[…] que no existen discursos reales en los que no

se actualicen, al mismo tiempo, varios tipos textuales”

Schneuwly (1986) en el articulo titulado “Typologie des typologies de textes :

Essai d’un bilan d’un point de vue didactique” distingue, después de haber leído

una cuarentena de propuestas¡2, siete maneras diferentes de proceder, siete

criterios o bases de clasificación:

2 “Je ne pretend pas avoir épuisé toutes les propositions faites, mais je crois avoir lu une bonne partie de ce qui existe en linguistique et psycholinguistique; precisons que je me suis limité aux

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30

1. Las que se basan en criterios internos como Harweg (1968) o Weinrich

(1976)

2. Las que utilizan criterios heterogéneos (internos y externos) como

Sandig (1972) , Gobyn (1981) o Lux (1981)

3. Las que utilizan los procedimientos cognitivos del sujeto, como Morris

(1946), Werlich (1975), Longrage (1976) o Adam (1984).

4. Las que, apoyadas en las proposiciones de Jakobson (función

referencial, emotiva, conativa, fáctica , metalingüística) o de Bühler, se

basan en las funciones del lenguaje, como Schmidt (1979), Isenberg

(1984)

5. Las que se basan en factores extraverbales como la situación de

enunciación, según la relación que se instaura entre el enunciador y la

situación de producción, como Benveniste (1972), Simonin-Grumbach,

(1975), o Bronckart et al. (1985)

6. Las que utilizan la situación de comunicación, como Peytard (1971),

Charaudeau (1973), Hallyday (1977) o Steger (1983)

7. Las que parten del dominio social en el que se producen (literatura,

ciencias, administración), como Havranek (1929), escuela lingüística de

Praga, o la escuela soviética de la estilística funcional.

Un año más tarde, en 1987, el nº 74 de la revista Langue Francaise está

dedicado al problema de la tipología de los discursos y en él se recogen varios

artículos que hacen balance de la situación. Entre ellos, uno de los más

conocidos, el de Chiss “Malaise dans la classification”, plantea los problemas

epistemológicos liados a la clasificación y reaviva temas antiguos en la historia

de las ciencias humanas, como la “visión del mundo” o las “convenciones

semiológicas”, que permiten plantear la problemática de los tipos discursivos

como “actos culturales”, subrayando las relaciones entre lingüística y cultura. El

de Filliolet “La typologie des discours, mythe ou réalité pégagogique” aborda el

problema desde el punto de vista escolar y presenta un tema de gran

actualidad como es el de la formación de los maestros para afrontar los approches qui classifient des textes et non pas les actes de langage”. ( “No pretendo haber agotado todas las proposiciones hechas, pero creo haber leído una buena parte de lo que existe en lingüística y psicolingüística; precisemos que me he limitado a las aproximaciones que clasifican textos y no actos de lenguaje”). (pag. 2)

Page 31: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

31

cambios que se les piden y llevar adelante las propuestas que se les hacen.

Según él (p. 101), “tomar como fundamento teórico clasificaciones como las de

J. Adam o la de J. P. Bronckart exige […] tal extensión del campo consciente

que todo profesor se siente necesariamente aterrorizado delante de la amplitud

de un cambio que no es solamente cuantitativo sino cualitativo”. El de Adam

“Textualité et séquéntialité. L’exemple de la description”, que retomaremos en

el punto siguiente, incide como veremos en los aspectos tratados en el 84: las

bases de tipologización y las tipologías discursivas por un lado; su propia

propuesta sobre los siete tipos de secuencialidad y sus super-estructuras

(cognitivas) más o menos convencionales por otro (de 8 tipos textuales a 7

tipos de secuencialidad). Estos 7 tipos de secuencialidad estarían según él

(pag.53) a la base de la heterogeneidad textual: “los textos son raramente

mono-secuenciales, están estructurados por el contrario de manera completa o

parcial por varias secuencias idénticas o diferentes lo que produce la

heterogeinidad”. O el de Bronckart “Interations, discours, significations” en el

que se defiende el papel del contexto frente a la super-estructura cognitiva de

Adam a la vez que se distingue entre arquetipos discursivos y tipos de

discursos efectivos como forma de conciliar lo típico y lo singular de todo

discurso.

Los títulos que hacen referencia al tema de las tipologías siguen apareciendo.

Como ejemplo se puede citar “Sagesse et illusion de la typologie” (Bronckart,

1988), título de profunda inspiración piagetiana (Sagesse et illusion de la

philosophie) en el que se hace una interesante confesión de behaviorismo

metodológico (control de las variables independientes, estudio de las variables

dependientes) y se realiza una auto-crítica del primer modelo, planteando

algunos problemas de fondo y proponiendo una reorientación. O “Les

typologies textuelles” de Petitjean (1989), en el que desde un punto de vista

didáctico se denuncia el estado de confusión existente y se pasa revista de

nuevo a los diferentes tipos de clasificaciones existentes.

Los títulos y las problemáticas de los artículos de este repaso nos muestran un

panorama en el que la diversidad de tipologías y de terminologías producen

una cierta confusión a nivel teórico (¿Qué es un texto?), a nivel experimental

Page 32: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

32

(¿Cómo lo estudiamos?), a nivel didáctico (¿Cómo lo enseñamos). Si como

afirma (Propp 1928/1985) una clasificación exacta es uno de los primeros

pasos en la descripción científica, parece que en esta época se está lejos aún

en este empeño. Sin ser tan contundentes, e independientemente de las

matizaciones que se puedan introducir en esta afirmación, si es cierto que la

clasificación y la comprensión de los fenómenos están relacionadas y que en

este caso toda esta proliferación de proposiciones de tipologías y terminologías

puede ser interpretada como una señal de que todavía la comprensión que

tenemos de nuestro objeto de estudio no es muy grande.

Más allá de esta impresión, y puestos a justificar esta situación, se pueden

utilizar ciertamente argumentos que ayuden por lo menos a explicar esta

disparidad de propuestas. Estos argumentos tienen que ver por un lado con la

propia actividad clasificatoria, y en este caso con la diversidad de criterios de

clasificación válidos que se pueden elegir como base tipológica en función de la

cual diferenciar clases-tipos de textos y clasificar las producciones textuales.

Por otro lado, desde el punto de vista del objeto a clasificar, es decir de las

producciones textuales mismas, se puede añadir también que su carácter

histórico hace que estén sometidas a procesos de cambio (problemas de

diacronía) que no ayudan tampoco a fijar contornos precisos y estables.

Además (en sincronía) las producciones textuales tienen este carácter, que

Barthes en la cita que reproducimos a continuación califica de paradoxal, de

ser en cierta forma siempre diferentes (impredecibles) y siempre parecidas

(una cierta predecibilidad), según como se mire; de donde resulta una dificultad

añadida a la hora de conciliar en una clasificación de estas unidades los

factores que introducen la diversidad, la diferencia, el desorden con los que

introducen la repetición, el estereotipo como factor de un cierto orden.

“ J’ai pensé en effet, dans un premier temps, qu’on devait pouvoir dégager un ou des modèles

á partir des textes ; qu’on pouvait donc remonter vers ces modèles par induction pour

redescendre ensuite vers les œuvres par déduction. C’est cette recherche du modèle

scientifique que poursuivent encore des hommes comme Greimas ou Todorov. Mais la lecture

de Nietzsche, ce qu’il dit de l’indifférence de la science a été très importante pour moi. Et Lacan

comme Derrida m’ont confirmé dans ce paradoxe auquel il faut croire : que chaque texte est

Page 33: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

33

unique dans sa différence, quoiqu’il soit traversé de répetitions et de stéréotypes, de codes

culturels et symboliques.“ (Roland Barthes, 1981, 106: y subrayado por nosotros)

Visto desde hoy en día este tipo de comportamiento resulta menos paradójico y

más familiar. Es una de las características (caos determinista) de un cierto tipo

de comportamiento complejo en el que estos dos aspectos que en principio

parecen excluyentes no aparecen como opuestos sino como complementarios.

Y no es de extrañar que en este momento produzca desconcierto. Saussure en

su época también quedó sorprendido por esta característica.

« En effet tout le système de la langue repose sur le principe irrationnel de l’arbitraire du signe

qui, appliqué sans restriction, aboutirait à la complication suprême ; mais l’esprit réussit à

introduire un principe d’ordre et de régularité dans certaines parties de la masse des signes, et

c’est là le rôle du relativement motivé. Si le mécanisme de la langue était entièrement rationnel,

on pourrait l’étudier en lui-même, mais comme il n’est qu’une correction partielle d’un système

naturellement chaotique, on adopte le point de vue imposé par la nature même de la langue, en

étudiant ce mécanisme comme une limitation de l’arbitraire. » (Saussure, 1978: 183)

Actualmente los ordenadores simulan bien este tipo de comportamiento. Sin ir

más lejos en la mayoría de los salvapantallas de los ordenadores (las tuberías

en tres dimensiones son un buen ejemplo) la iteración en bucle de una sencilla

formula (el resultado de la primera sirve de entrada a la segunda), produce

imágenes y movimientos siempre diferentes y siempre parecidos.

En estas circunstancias se comprenden las posturas, como la de Maingueneau,

de renunciar a todo intento de clasificación o el escepticismo de Barthes

3.1.2 Bronckart- Adam Sin embargo, desde posturas menos escépticas o más pragmáticas, las

propuestas de tipologización como acabamos de ver no faltan.A pesar de que

es desde el terreno didáctico desde donde se denuncia con más fuerza la

situación de confusión que esta proliferación genera a la hora de transponer a

la enseñanza-aprendizaje los resultados de estos trabajos de teorización -

modelización, los propios trabajos de investigación que generan no se libran

tampoco de este estado de confusión teórica ni de los problemas y

Page 34: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

34

disfunciones que aparecen, a la hora de formular las hipótesis, de definir las

variables que hay que tener en cuentas en el dispositivo experimental de

recogida de los datos, o en el momento de su análisis e interpretación, cuando

como ocurre a veces tratamos de hacer coincidir piezas de puzzles diferentes.

En este sentido, el modelo del 85 que acabamos de presentar y la propuesta

de Adam (87) a la que acabamos de referirnos constituyen no solamente dos

de las propuestas más conocidas en nuestra órbita sino también dos puzzles

diferentes cuyas piezas intentamos a menudo intercambiar; y así, por ejemplo,

una forma habitual de proceder en nuestras investigaciones consiste en poner

en relación un tipo de texto (digamos argumentativo), en referencia a la

clasificación de Adam, con las operaciones mecanismos unidades de

textualización, tal como son definidas por Bronckart y su grupo, sin que quede

muy claro dónde, cómo, y porqué se establece este nexo.

Intentar aclarar este aspecto antes de acabar esta panorámica del inicio de la

tercera etapa de nuestra historia nos parece importante porque a nivel teórico

las diferencias de enfoque entre los dos modelos son sin embargo importantes

y su utilización conjunta no es siempre evidente. Como se puede ver en las

clasificaciones que acabamos de mencionar, las tipologías establecidas por

cada uno de estos dos autores siempre están clasificadas en grupos diferentes.

Scheneuwly (1986) sitúa por ejemplo la tipología propuesta por Bronckart y su

grupo en el tipo 5, grupo constituido con aquellas tipologías que toman como

criterio de clasificación de los textos la relación entre el enunciador y la

situación material de producción; y sitúa por otro lado a Adam en el tipo 3, es

decir en el grupo constituido por aquellas tipologías que utilizan como criterio

de clasificación los procedimientos cognitivos puestos en obra (aspecto más

representativo). Petitjean (1989) a su vez sitúa a Adam dentro del grupo de

tipologías lingüística que establecen como criterios de clasificación criterios

homogéneos basados en un modelo abstracto, a menudo deductivo; y a

Bronckart et al. dentro del grupo de tipologías lingüísticas que a la hora de

clasificar los textos utilizan criterios de clasificación heterogéneos que dan

cuenta de las condiciones de producción, y en el subgrupo formado por

Page 35: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

35

aquellas que entienden que la situación de producción es una situación sobre

todo social.

La mejor comparación y diferenciación la establece sin embargo el propio

Adam en el articulo de1987 al que ya nos hemos referido. En este articulo

Adam sitúa la propuesta de Bronckart et al. en el grupo llamado

“funcionamiento de los discursos”, al que caracteriza por el hecho de que sus

criterios de tipologización parten de las practicas discursivas interactivas al uso

en las formaciones sociales (interaccionismo social) y porque a nivel textual se

interesa fundamentalmente por la dimensión configuracional de las unidades

lingüísticas y el anclaje enunciativo del discurso; lo cual, como hemos visto en

la primera parte, es muy cierto. Este modelo en base a la puesta en relación de

ciertas variables (dotadas de una pertinencia contextual por la actividad verbal)

de la situación de producción entre las que se encuentra el contenido, define 4

arquetipos polares caracterizados (empíricamente) por una serie de

configuraciones de unidades lingüísticas; unidades lingüísticas que son

teorizadas como el producto de operaciones psicológicas (individuales-

colectivas) que tienen como función poner en relación el texto con el contexto;

en torno a estos 4 arquetipos se organizan los textos reales en un conjunto no

compacto (discontinuo) de textos intermedios. Entre estos textos intermedios y

los textos polares no hay diferencia de nivel, no hay diferencia cualitativa.

Ambos se refieren a la unidad mayor de comunicación. Cuanto más parecidas

sean las situaciones de producción más semejantes serán los textos

producidos.

Después de criticar (con acierto) que hablar de grandes tipos de textos resulta

muy global y que sin embargo no resuelve el problema de la heterogeneidad,

Adam (pags. 56-57) afina por su parte su propia propuesta, que parte de la

dimensión no configuracional sino secuencial del texto y de la superestructura o

planificación de su contenido. Sus tipos no se caracterizan por una

configuración lingüística que dependa del contexto sino por una organización

secuencial determinada del contenido según el tipo de secuencia empleado.

“Desde un punto de vista lingüístico […] yo postulo, delante de la libertad

potencial de la puesta en texto y de la puesta en discurso –limitados sin

Page 36: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

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embargo por el interdiscurso-, tipos “obligados” de puesta en paquetes (macro-

proposicionales) de proposiciones”. “Las operaciones que llevan a un

lector/auditor a identificar una estructura secuencial […] son esquemas de

reconocimiento de estructuras más o menos convencionales con sus propias

leyes de encadenamiento”. En esta ocasión, Adam propone hablar de tipos de

secuencias (las mismas que los tipos, cambiando algunos nombres) en lugar

de tipos de textos; un numero pequeño de secuencias cuya combinación da

cuenta de la heterogeneidad y diversidad de la puesta en texto.

Dicho esto, que es lo que nos parece fundamental para poder comparar la

propuesta de Adam (87) con la del modelo de Bronckart et al. del 85, no vamos

a insistir en el análisis de estas superestructuras, una para cada tipo

secuencial, de las cuales la narrativa es la más conocida y estudiada con sus

celebres 7 fases de las cuales algunas son facultativas; ni en su esquema de

orden jerárquico. De esta comparación queremos resaltar dos diferencias

teóricas que en nuestra opinión están en el origen de los problemas que a

veces el uso conjunto de estos dos modelos produce. Primera diferencia: para

Adam, a nivel lingüístico, las variables de la situación de producción no son las

que ejercen “presión” al productor del texto sino la existencia de estas

superestructuras secuenciales o formas, más o menos convencionales, de

organizar el contenido en fases según, más o menos, las grandes categorías -

funciones del lenguaje; aunque estas formas y sus fases o unidades no son

unidades de naturaleza lingüísticas. Sin que quede muy claro cual es su

naturaleza ni el estatus de las operaciones de su reconocimiento se trata ante

todo de estructuras cognitivas. Segunda diferencia: para Adam, al contrario que

para Bronckart et al., no se trata de buscar textos intermedios para explicar la

diversidad. El texto y las secuencias son unidades de diferente nivel, la

secuencia es una unidad que forma parte de un texto, de la combinación de las

cuales surge la diversidad textual (los textos son raramente mono-secuenciales

por el contrario están estructurados de manera completa o parcial por varias

secuencias idénticas o diferentes lo que da la heterogeneidad).

En relación a esta situación las cosas cambiaran en adelante y las propuestas

a nivel teórico por lo menos tenderán a madurar, a clarificarse y a diferenciarse

Page 37: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

37

lo suficiente como para poder integrase mejor. Adam (1992) reafirmará por su

parte el carácter no lingüístico de este tipo de unidades, cuyo estudio se va

ampliando hasta niveles más locales y cuya descripción seguirá centrada en el

análisis del contenido, alejándose cada vez más de los problemas de su puesta

en forma lingüística, con lo cual se clarifica y delimita el campo de

investigación. El uso que hace, del término “discurso” en el sentido de Foucault,

coincide bien con la naturaleza de las unidades no lingüísticas con las que

trabaja Adam.

Por su parte, como veremos más adelante (3.3), en el segundo modelo

expuesto en la publicación de 1997 por Bronckart, frente a las tesis más

cognitivistas de Adam, se afianza por un lado el papel del contexto, se definen

mejor las variables y su relación (no mecánica) con el texto. Se reorganizan por

otro lado las operaciones, separando 2 tipos de operaciones verbales: unas, las

de planificación, “producen” unidades comunicativas pero no lingüísticas, como

las unidades de Adam; otras, las de puesta en forma discursiva, “producen”

unidades lingüísticas. A este nivel lingüístico se reafirma el papel del anclaje

discursivo y el papel de los arquetipos como foco de “presión” frente al papel de

las secuencias defendido por Adam. Sin embargo, la solución dada finalmente

al problema de la heterogeneidad y diversidad de las producciones textuales va

más en la línea de Adam. Entre los arquetipos textuales y los textos

intermedios hay diferencia de nivel y, como en el caso de Adam, la diversidad

de los textos surge de la combinación de unidades no solo de otro nivel sino en

este caso de otra naturaleza: los arquetipos de textos del modelo del 85 son

ahora conceptualizados, a diferencia de las secuencias de Adam, como

unidades lingüísticas (forma y función discursiva) y pasan a llamarse tipos de

discursos. Se introduce también una reorganización terminológica que va en

contra de la dominante, lo que para Adam o Foucault, entre otros, es discurso

para Bronckart es texto: texto empírico designa la unidad mayor de

producción real; genero de texto la unidad comunicativa de mayor rango; tipo de discurso como acabamos de ver se reserva para la unidad lingüística de

mayor rango. Pero no adelantemos acontecimientos y veamos primero cuales

son las líneas de investigación que se abren a partir del modelo del 85 y que

llevan a la revisión y publicación del segundo modelo de 1997.

Page 38: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

38

3.2 Líneas de investigación que abre el primer modelo de 1985 Esta primera integración de los datos obtenidos a partir de los trabajos de la

grille, en un modelo formal teórico y un método de experimentación, que

supone la aparición de esta segunda publicación en 1985 con la que hemos

cerrado el segundo periodo, abre a su vez nuevas campos de investigación que

tienen como objetivo resolver los problemas que el texto como unidad de

enseñanza- aprendizaje, como objeto didáctico, plantea. Ya hemos dicho (ver

pag.11), aunque no está de más recordar, que entre las características con las

que hemos definido esta línea de trabajo está el hecho de que su objetivo es

ante todo didáctico. Tampoco está de mas recordar (ver pag.11) que otra de las

características de esta línea de trabajo es que reposa sobre una actividad de

investigación importante en la que los aspectos empíricos y teóricos se

retroalimentan.

Desde este punto de vista, el conjunto de los trabajos de investigación, que

constituye el material de base sobre el que el segundo modelo se apoya, está

formado por trabajos diversos realizados con metodologías más o menos

diferentes. No constituyen, en sentido estricto, un trabajo colectivo de síntesis

como el de la grille sino que suponen por el contrario la lógica diferenciación

después de una síntesis en diferentes propuestas, caminos, orientaciones que

se organizan en tres núcleos fundamentales de trabajo. Por un lado, una serie

de trabajos no estrictamente didácticos tienen como objetivo profundizar en el

modelo del 85 y en las características del objeto de enseñanza, el texto. Como

ejemplo se pueden citar los trabajos sobre La organización temporal de los

discursos recogidos en el nº 97 (1993) de la revista Langue Francaise. Se trata

de los trabajos más psicológicos, como el subtitulo del número indica “Une

approche de psychologie du langage” y con mayor trasfondo epistemológico a

nivel de programa: “El objetivo final de los trabajos presentados en este número

es contribuir, a través del análisis de la estructuración de los discursos, a la

comprensión de las determinaciones de la razón práctica” (Bronckart, pag. 5).

Algunos de ellos, como el de Bonnotte, Kaifer, Fayol & Idiazabal y el de

Bronckart & Bourdin, presentan además un carácter comparativo, utilizando los

resultados obtenidos en el marco de un amplio programa de comparación

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39

sistemática de textos producidos por alumnos de lengua alemana, vasca,

catalana, francesa e italiana (Dolz, Plazaola, Rosat, Scheuwly & Trevisi , 1988)

Por otro lado, otra línea de trabajo más psicolingüística trata de profundizar en

la adquisición de las operaciones y el uso de las unidades del sujeto del

aprendizaje. Así por ejemplo los trabajos sobre la ontogénesis de los

organizadores textuales presentados por Schneuwy & Rosat (1986) en el

artículo titulado “Analyse ontogenetique des organisateurs textuels dans deux

textes informatifs ecrits”, o los presentados por Schneuwy, Rosat & Dolz

(1988) en “Les organisateurs textuels dans quatre types de textes ecrits. Etude

chez des eleves de dix, douce et quatorze ans”

Una serie de trabajos estrictamente didácticos forman finalmente la tercera de

las vías de investigación que se abren con la publicación de 1985 y cuyos

trabajos más representativos se centran en la elaboración y evaluación de las

llamadas secuencias didácticas para trabajar a nivel escolar los géneros de

textos. Como ejemplo se puede mencionar los trabajos de Dolz, Rosat &

Schneuwly (1991) presentados en el articulo titulado “Élaboration et évaluation

de deux séquences didactiques relatives á trois types de textes”

3.2.1 En Euskal Herria En Euskal Herria los trabajos sobre el texto vasco y su didáctica (no vamos a

referirnos a otros trabajos que desde esta misma óptica tratan otro tipo de

problemas como la normatividad y estandarización del uso de la lengua)

comienzan fundamentalmente con los trabajos de adaptación al euskera de la

grille de análisis de los textos franceses, trabajos que son publicados en 1990:

por un lado el de Plazaola (“Euskal testuen tipologiaz: Azterketarako galbahea

eta lehenengo analisi estadistikoak”), por otro el de Arano, Idiazabal, Kaifer,

Larringan & Ocio (“Testu azterkertarako ezaugarri galbahea”). Por lo que a

publicaciones se refiere, con anterioridad a esta fecha, aparecen (1988) las

ponencias presentadas en el segundo congreso mundial vasco que constituyen

las primeras presentaciones de los trabajos que se empezaban a realizar:

“Azalpen teorikorako eskola liburuak eta testu ereduak” de Arano, Larringan y

Ocio, “Gainetura narratiboa eta aditz-kategoriaren unitateak haurrek idatzitako

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40

ipuinetan” de Arbilla y Kaifer, “Euskerazko egitura iragangaitzen ulermena.

Psikolinguistikako lan bat” de Idiazabal, o “Trois types de textes en basque” de

Plazaola. A partir de aquí, los años 90 fueron años de abundancia. Tal y como

se puede ver en la recopilación que hace Sainz (2001: 52-54) en sus tres

tablas3, los temas de los trabajos se organizan alrededor de las líneas de

investigación ginebrinas que acabamos de ver: por un lado aquellos que tienen

como objetivo profundizar en la descripción y caracterización de los textos

vascos actuales (como producto de una filogénesis colectiva ); por otro lado

aquellos que se plantean a nivel ontogenético (individual) la evolución en el

niño del uso de estas características; finalmente aquellos que constituyen

proposiciones didácticas (curriculares o/y metodológicas) para una enseñanza-

aprendizaje de la lengua organizada alrededor de los géneros de textos.

A excepción de los trabajos de didáctica de este último grupo, el resto presenta

un esquema bastante similar: se trata de elegir una clase/tipo/género de

texto/discurso y de estudiar algunos de las características textuales estudiadas

en la grille y puestas de manifiesto por el modelo del 85, bien sea en textos

producidos por adultos o por niños. De los 22 trabajos recopilados en los dos

primeros grupos, y en lo que concierne a la columna 3 titulada “clase de texto o

de género” (testu edo genero mota), la narración (narrazioa) es la clase o

género más estudiado, le siguen la argumentación (argudio) y la explicación

(azalpena), a continuación el discurso en situación y el discurso teórico y

finalmente el texto informativo, el pedagógico y el prescriptivo (aginduzkoa) que

no aparecen más que una vez. Por lo que se refiere a los aspectos analizados

(aztertutako alderdiak de la columna 4), los mecanismos operaciones de

cohesión nominal y las unidades anafóricas por un lado, las marcas verbales, la

planificación, y finalmente las operaciones de conexión y los organizadores

textuales son en este orden, y con pocas diferencias entre ellos, los aspectos

estudiados. A distancia en cuanto interés concitado aparecen los aspectos que

tienen que ver con el anclaje (ainguraketa) discursivo.

3 Por el interés que tienen como trabajo de recopilación reproducimos estas tablas en forma de Anexo B

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41

En relación al cuadro de las operaciones generales de 1985, son pues las

operaciones y las unidades de textualización las más estudiadas, a

continuación las de la estructuración donde las sub-operaciones de la

planificación son las más invocadas, seguidas de lejos por las sub-operaciones

de referenciación temporal - discursiva. Si seguimos el orden de las

operaciones del cuadro de abajo arriba vemos que los trabajos se concentran

en la parte de abajo y se van haciendo más escasos conforme se sube en el

nivel operacional.

Por otro lado, un examen más detenido de la columna 3 nos permite apreciar el

uso que se hace de los términos texto y discurso en Euskal Herria que, aunque

con el inevitable desfase temporal, nos permite hacernos una idea de cómo se

reflejaban en las investigaciones la confusión conceptual y terminológica de la

época. En relación al modelo del 85 solo dos de estos trabajos estudian los

arquetipos o polos discursivos clásicos, los dos de la grille (el de Arano et al. y

el de Plazaola), el resto estudia los llamados textos intermedios. Sin embargo,

la terminología utilizada en cada uno de los dos trabajos sobre los arquetipos

es diferente: en un caso (Arano, Idiazabal et al.) se utiliza el termino texto

(“testu girotua”, “testu teorikoa”, “testuen tipologia “), en el otro (Plazaola)

discurso (“diskurtso girotua”, “diskurtso teorikoa”, ”types de discours”). En el

primer caso la coincidencia en el empleo del mismo término “texto” para

denominar estos tres tipos clásicos y el resto de los intermedios estudiados

subraya la idea de que entre estos tipos no hay diferencias de estatus, es lo

mismo hablar de un texto en situación (testu girotua) que de un texto

argumentativo (argudio testua). En el segundo caso, la utilización del termino

“discurso” para referirse a los tipos polares permite establecer una

diferenciación terminológica con el resto que hace pensar más bien en una

diferenciación de estatus. Aquí en Euskal Herria, como en otras partes, detrás

de la confusión terminológica existe una indeterminación conceptual. Como ya

hemos anunciado y vamos a ver a continuación, el nuevo movimiento de

síntesis que supone la aparición del libro de 1997 se inclina por establecer esta

diferencia de estatus.

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42

3.3 Punto de llegada, 1997. Actividad verbal, textos y discursos. Por un interaccionismo socio-discursivo

Si, como hemos dicho, los aspectos epistemológicos en la publicación de 1985

ocupan unas pocas hojas, la cuarta de las publicaciones que cierra este tercer

periodo “Activité verbale, textes et discours. Pour un interacionisme socio-

discursif” (1997) le dedica un capitulo entero en una primera parte dedicada

toda ella a explicitar las posiciones del interacciomismo socio-discursivo en

torno a la problemática del proceso de humanización. Estas posiciones son

defendidas con referencias a Hegel, Marx, Cassirer, Morin, Habermas y

Ricoeur por un lado; a Batjin, Foucault, Wittgenstein y sobre todo a Saussure

por otro lado; además de a una relectura critica de Piaget, y finalmente a

Vygotsky.

La tesis fundamental defiende el papel esencial del lenguaje, o mejor dicho de

la actividad verbal, en este proceso y el carácter social de esta actividad. Si la

teoría piagetiana permite explicar y explica la aparición (primera precipitación)

de la representación preverbal en forma de imágenes mentales individuales y

homogéneas (no discretas), características de lo que se llama el estado

sensorio-motor y de la inteligencia practica, no específicamente humana, que

permiten alcanzar dichas imágenes; esta teoría no permite sin embargo

explicar el paso al pensamiento verbal consciente (segunda precipitación)

característico del ser humano, que resulta difícil de explicar sin hacer intervenir

el medio socio-histórico y las necesidades de entendimiento y comunicación

entre los miembros de los grupos o formaciones sociales que toman parte en

una actividad de trabajo cooperativa. Es en este proceso en el que las

representaciones individuales en forma de imágenes se transforman en

representaciones colectivas discretas, en signos lingüísticos; en el que el

pensamiento individual se verbaliza (se discretiza) y la comunicación social se

representativiza (se formaliza)

A pesar de todas las salvedades, matizaciones y criticas que se puedan hacer

a estas posiciones y a los argumentos que emplean a la hora de defender el

papel del medio social frente al medio físico en el proceso de desarrollo del

pensamiento del individuo biológico/psicológico, sobre todo cuando toman las

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43

formas más extremas desde donde es difícil escapar del peligro de un exceso

de empirismo mecanicista y de un cierto dualismo socio-biológico, una cosa si

parece cierta: el papel del lenguaje verbal, de la comunicación por medio de

signos lingüísticos, en este proceso y su naturaleza arbitraria (representativa)

y convencional (social). La esencia del sistema de comunicación verbal reposa

sobre una convención arbitraria establecida por los miembros de un grupo

entre dos representaciones. La significación es un fenómeno emergente del

grupo no una propiedad de los individuos que la componen. Esta utilización de

la representación con fines comunicativos, y lo que Donnadieu et Karsky (2002)

denominan paso de lo analógico a lo digital que produce, sitúa al individuo y al

grupo en una situación cualitativamente diferente a la anterior.

3.4 Novedades importantes que introduce el segundo modelo

3.4.1 Texto empírico, género de texto, tipo discursivo La primera de las novedades del segundo modelo tiene que ver con la

diferenciación entre texto empírico, género de texto y tipo discursivo que se

introduce en este momento. Esta diferenciación permite dar cuenta de la

heterogeneidad lingüística de los textos, a pesar de sus similitudes, puesta en

evidencia por los trabajos empíricos y constituye, en nuestra opinión, una de

las mejores aportaciones de este modelo a la necesaria clarificación conceptual

y terminológica de este tipo de unidades.

La solución que esta diferenciación permite dar al problema de la

heterogeneidad textual está, como hemos anunciado, en la línea de Adam en el

sentido que establece una diferencia entre el texto, que constituye el todo, y los

segmentos discursivos que se convierten en sus partes constituyentes, de la

misma forma que, a pesar de la terminología utilizada, para Adam un discurso

en su totalidad está casi siempre compuesto por varias secuencias textuales de

tipo diferente. Las diferencias siguen sin embargo existiendo ya que en este

modelo con esta diferenciación se introduce además una diferencia de status

entre el texto (todo), al que se otorga un estatus verbal comunicativo pero no

lingüístico (un texto no puede ser definido en base a criterios lingüísticos), y las

unidades discursivas que lo componen, a las que se considera como unidades

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44

verbales lingüísticas. En el caso de Adam la descripción tanto del texto como

de sus partes se mantiene a un nivel comunicativo, en ambos casos son

formas verbales en el sentido de que son formas de comunicación para ser

puestas en forma lingüística pero que todavía no lo están, es decir que no

pueden ser definidas por criterios lingüísticos.

Esta diferenciación establecida en este segundo modelo introduce, marca y

refuerza pues la diferenciación de estatus entre lo que hemos llamado en el

anterior modelo tipos de textos, arquetipos o polos discursivos y los textos

intermedios. Además, como veremos a continuación, las cosas siguen

dependiendo en este segundo modelo a nivel lingüístico de los tipos

discursivos, es decir de las variables del contexto (aunque de forma distinta

que en el primer modelo), mientras que para Adam dependen de la

organización macro-cognitiva-semántica característica del tipo de secuencia.

Así pues, el texto empírico, en tanto que producto de una acción verbal

llevada a cabo en un contexto de producción dado, por un agente singular, en

el marco de las actividades colectivas de una formación socio-verbal,

constituye la unidad verbal de rango mayor en el intercambio comunicativo.

Teniendo en cuenta la diversidad de combinaciones posibles de los parámetros

que definen el contexto de producción, la situación de este agente es en alguna

forma siempre novedosa, siempre diferente. Esta diversidad conduce al agente

a organizar de manera parcialmente nueva los recursos lingüísticos utilizados

para transformar sus conocimientos anteriores (organizados en estructuras

cognitivas) en contenido temático organizado en la linealidad de texto según la

semántica de una lengua dada. Dicho de otro modo, el texto empírico siendo

como es muy sensible a la situación de comunicación en la que es producido,

la más pequeña de las variaciones de los parámetros de esta situación

introduce variaciones en la organización lingüística del texto, de manera que

cada texto empírico es único y diferente desde el punto de vista de su

organización lingüística, a pesar que siempre se construya según las normas y

formas ritualizadas de comunicación verbal estabilizadas en el curso de la

historia que constituyen los géneros de textos disponibles en el intertexto de

un grupo o formación socio-verbal dada. Una conversación en un ascensor o

Page 45: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

45

una carta normalmente empiezan por un saludo y acaban con una despedida,

el texto escrito de una tesis por su parte empieza con una introducción y acaba

con unas conclusiones, mientras que un cuento empieza por una fase de

orientación y acaba con una moral a modo de conclusión, etc.

Sin embargo, a pesar de esta singularidad y diversidad, los trabajos empíricos

ponen también de manifiesto que, independientemente de su género, todos los

textos están compuestos de segmentos más pequeños diferenciables los unos

de los otros por presentar una configuración de unidades lingüísticas y unas

formas de organización sintáctica discursiva diferente y propia, los llamados

segmentos discursivos. Segun las palabras del autor (pag.77), “[...] son pues

estos segmentos, y no los géneros en los que se inscriben, los que pueden ser

identificados sobre la base de sus propiedades lingüísticas. [...] a pesar de que

el texto en tanto que unidad comunicativa constituye una muestra de un

género, este género no puede ser jamás completamente definido sobre la base

de criterios lingüísticos; solo los diferentes segmentos que componen un

género pueden ser reconocidos y clasificados sobre la base de tales criterios”.

Dicho de otro modo, frente a la heterogeneidad infinita de los textos empíricos

estos segmentos constituyen islotes de regularidad lingüística o formas

particulares de organización co-textual (relación entre las unidades según

unas reglas de sintaxis (discursiva), puesta en forma discursiva) de los

recursos lingüísticos de una lengua dada.

Si clasificamos estos segmentos en los que todo texto puede ser “segmentado”

según sus propiedades lingüísticas, nos encontramos con cuatro formas o

maneras diferentes de reorganizar en forma discursiva, discreta y lineal, el

contenido de un texto: los cuatro arquetipos del modelo del 85 que pasan a

llamarse ahora tipos discursivos. Como hemos visto en el modelo del 85, o

bien lo exponemos anclado temporalmente a la situación de producción de una

forma conjunta, o bien lo narramos a partir de un anclaje temporal establecido

en el pasado. Además, en cualquiera de los dos casos, la implicación del

receptor o su ausencia (autonomía del productor) permiten dividir en cuatro

este mundo discursivo, que se crea y se destruye en cada acción verbal, cuya

naturaleza “virtual” es teorizada en este modelo y en el anterior como fruto de

Page 46: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

46

una serie de operaciones psicológicas de puesta en relación de los parámetros

del contexto; las unidades lingüísticas que serian su producto serian también la

única huella que tenemos de ellas.

La combinación de estos cuatro tipos (ver cuadro 4, anexo A). permite crear y

dar cuenta de la infinita diversidad lingüística que presentan los textos, a pesar

de que estén siempre construidos bajo el modelo de un género.

3.4.2 Estatus de los tipos discursivos Los mundos discursivos, en este segundo modelo, son considerados como una

construcción teórica que puede ser vista desde dos puntos de vista. En primer

lugar pueden ser considerados como arquetipos psicológicos en tanto que

constituyen el producto de la puesta en relación de operaciones psicológicas

(reflexión sobre las operaciones). Como en el modelo anterior se trata de

operaciones en el sentido piagetiano. A pesar de que se apoyan sobre la

acción verbal y los mundos representados (físico, social, subjetivo) en los que

se desarrolla esta acción (« mundo ordinario »), estas operaciones acaban

creando una estructura autónoma de naturaleza semiótica organizada según

sus propias leyes y coordenadas, un mundo virtual o discursivo. Además, estas

operaciones presentan un caracter extemporaneo en el sentido “ que intentan

conceptualizar y jerarquizar, in abstracto, las elecciones o decisiones de las

que las caracteristicas de un testo dan fé objetivamente, independientemente

de la conciencia que tenga de ello el agente e independientemente del orden

en el que se hagan las cosas” (Bronckart, 1997:112). Sin embargo, las

operaciones discursivas se diferencian de las piagetianas por el hecho de que

si estas últimas son explicadas a partir de la reflexión sobre la acción sensorio-

motriz de un sujeto biológico individual sobre el mundo físico, las primeras se

apoyan sobre la actividad verbal de un sujeto colectivo sobre un medio de

representaciones socio-históricas.

Por otro lado, si nos atenemos al producto de estas operaciones podemos

hablar en este caso de tipos lingüísticos en cuanto que estas operaciones

producen unidades lingüísticas que contribuyen a diferenciar segmentos en el

Page 47: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

47

texto y constituyen pues formas reconocibles por sus características

lingüísticas.

Es decir, estos tipos discursivos presentan la característica doble faz,

significante – significado, de los signos lingüísticos. Por lo que se refiere a su

significado, desde el punto de vista de la organización discursiva del contenido,

los tipos N y RI “significan” que se quiere establecer una relación temporal de

disyunción entre la situación espacio temporal y el contenido temático, que las

imágenes movilizadas a titulo de contenido pertenecen a hechos pasados, a

venir o a hechos posibles que hay que “anclar” y relatar a partir de un origen

espacio-temporal que debe ser explicitado. Por el contrario, los tipos DI y DT,

llamados conjuntos o expositivos, “significan” que el contenido no necesita

anclarse a ningún origen especifico porque va a organizarse en referencia más

o menos directa a las coordenadas de la acción verbal. A su vez,

independientemente de que el contenido sea relatado de forma disjunta o

expuesto de forma conjunta, y por lo que se refiere a las instancias que van a

tomar a su cargo la responsabilidad enunciativa, los tipos interactivos (DI y RI)

“significan” que la puesta en forma discursiva va hacerse de forma implicada

explicitando la relación que las instancias de agentividad discursiva mantienen

con el agente productor y el interlocutor materiales de la acción. Por el contrario

los tipos autónomos (DT y N) “significan” que el agente productor y su

interlocutor no son movilizados a la hora de poner en forma discursiva el

contenido temático del texto.

Por otro lado, como los trabajos sobre los textos polares o tipos discursivos han

ido poniendo en evidencia, en la medida que las unidades que definen estos

tipos discursivos forman configuraciones de unidades lingüísticas o formas

especificas de semiotización que en cada lengua toman una semántica

concreta, estas configuraciones constituyen las formas significantes.

Así pues, llevando al limite este tipo de argumentos, esto quiere decir que los

tipos discursivos en tanto que signos del sistema de la lengua o unidades

lingüísticas, lo mismo que las palabras, son entidades “bifaces” o de doble

cara, significante (tipos lingüísticos) / significado (arquetipos psicológicos), que

Page 48: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

48

expresan una relación arbitraria y convencional establecida, en el curso de una

“negociación colectiva”, entre las representaciones de los parámetros que

constituyen los mundos discursivos (arquetipos psicológicos) por un lado y , por

otro lado, los signos lingüísticos de niveles inferiores utilizados para expresar o

marcar en el texto estas representaciones que resultan asi colectivizadas (tipos

lingüísticos)). Dicho de otro modo, los tipos discursivos tienen una forma

lingüística, una combinación de signos más pequeños, que aunque no están en

contacto como los fonemas de las palabras, constituyen series isótopicas de

unidades relacionadas las unas con las otras de manera co-textual, a larga

distancia (Nicolis & Prigogine, 1987/1994); y tienen también una significación

discursiva puesto que constituyen una representación colectiva en forma de

patrones o arquetipos de las diferentes maneras de relacionar el contenido

temático y las instancias de agentividad de una producción textual con la

situación espacio-temporal de la acción verbal que lo produce.

3.4.3 Relaciones texto contexto Como en el modelo anterior y como acabamos de ver, las operaciones que

producen este tipo de unidades discursivas son operaciones que realiza el

sujeto de una acción verbal a la hora de articular el texto que produce al

contexto en el que se produce. La modelización del contexto no presenta

tampoco grandes cambios respecto del primer modelo, reagrupando en dos

categorías el conjunto de los parámetros contextuales susceptibles de ejercer

una influencia en la organización de un texto: por un lado, el contexto físico

definido por el lugar, el momento, el emisor y el receptor de la producción

verbal; por otro lado el contexto socio-subjetivo descompuesto a su vez en

lugar social, enunciador, destinatario y objetivo de la interacción comunicativa

El contenido referencial, por su parte, se define como el conjunto de

informaciones que son explícitamente presentadas en un texto. Lo mismo que

los parámetros contextuales estas informaciones son de naturaleza

representativa, constituyendo la tercera de las categorías del mundo

representado en el que se desarrolla la actividad verbal (la cuarta y última está

constituida por todos los textos producidos anteriormente o intertexto). Se trata

de los conocimientos anteriores del sujeto, previos al inicio de la actividad

Page 49: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

49

verbal, organizados de manera simultanea en sus estructuras cognitivas antes

de ser semiotizados en el marco de una lengua dada, es decir antes de ser

reestructurados en la linealidad de la cadena de unidades verbales discretas

que constituye un texto según coordenadas y leyes propias.

Si la modelización del contexto no presenta variaciones importantes respecto

del modelo anterior, la forma de plantearse las relaciones texto-contexto

cambia sin embargo profundamente. En este momento las relaciones se

plantean como relaciones de dependencia no mecánica entre la situación de

acción y el texto empírico. Incluso con un conocimiento exhaustivo de la

situación de acción, tal y como es interiorizada por el agente productor, ésta no

permite prever el conjunto de las características lingüísticas del texto empírico

producido. Las representaciones del agente productor sobre el contexto no

constituyen sino la base de partida, una base orientativa a partir de la cual el

productor tiene que tomar una serie de decisiones.

Dos textos producidos en situaciones parecidas no tienen por qué tener

características lingüísticas parecidas. El contexto no incide directa y

mecánicamente en el reformateo discursivo sino en las elecciones que el

agente productor tiene que realizar constantemente a este nivel, y cualquier

pequeño cambio en el contexto puede tener grandes consecuencias en el

texto. Esta forma de concebir las relaciones texto-contexto supone un cambio

importante en la manera de concebir esta relación, más acorde con los hechos

empíricos y más en la línea de las explicaciones dadas desde el punto de vista

de la complejidad a los comportamientos o evoluciones temporales de los

sistemas abiertos que presentan sensibilidad a las condiciones iniciales (Nicolis

& Prigogine, op. cit.). El productor o autor de un texto no esta determinado por

las condiciones del contexto a elegir un determinado tipo de discurso, siempre

tiene opciones entre las que tiene que elegir, en este caso cuatro, sin embargo

si es muy sensible a estas condiciones de forma que cualquier pequeño cambio

puede influir en su elección. Sin embargo, una vez que ha hecho una elección

tiene que someterse a las reglas que rigen la organización del tipo lo que

aportan un elemento de orden y previsibilidad, actuando así a modo de

atractores (Nicolis & Prigogine, op. cit.) de regularidades. Como se puede ver

Page 50: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

50

en el cuadro 5 del anexo A, si en el primer modelo se estaba cerca del modelo

de la dinámica clásica, ahora se esta más cerca del de la termodinámica no

lineal

3.4.4 La arquitectura interna de los textos empíricos .

Según este modelo la estructura del texto es de tipo hojaldrado (le feuilleté

textuel); y la estructura del hojaldre es curiosa. A partir de una masa fina y

compacta de dos dimensiones (largo y ancho) por efecto del calor ésta se va

hinchando y creciendo en altura, no de forma compacta como el bizcocho, sino

formando láminas extrafinas que dejan grandes huecos entre ellas. El resultado

final presenta más que las dos dimensiones de la masa inicial, pero no llega a

ser un volumen compacto como el bizcocho. En términos fractales (Mandelbrot

1975/1996) el hojaldre seria un objeto de dimensión entre dos y tres; más cerca

de dos cuanto más esponjoso esté el hojaldre y más cerca de tres cuanto más

apelmazado.

En cualquier caso, sin insistir sobre la jugosa comparación entre el texto y el

hojaldre, ni sobre la apreciación de la estructura fractal de este último, basta

decir que lo que se quiere poner de manifiesto en esta segunda modelización

con la utilización metafórica, muy adecuada, del término hojaldre es la idea de

capas o niveles superpuestos de forma jerárquica, interconectados unos con

otros, que presenta la arquitectura interna de un texto.

Según esta modelización, que presentamos resumida en forma de cuadros (6 y

7) en el anexo A, detrás de la linealidad (una dimensión) de la cadena de

unidades que componen un texto se esconde una organización en niveles (otra

dimensión) más complicada a la que, no sin dificultad (como ocurre al cortar el

hojaldre), le podemos dar dos cortes y diferenciar tres capas o niveles. Por un

lado, el nivel más profundo corresponde a la infraestructura general del

contenido temático, fruto de las operaciones de planificación que producen

unidades comunicativas pero no lingüísticas. En este nivel nos vamos a

encontrar con unidades del tipo de las descritas por Adam para caracterizar los

géneros de textos, aunque la planificación de los textos reales sea bastante

Page 51: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

51

más complicada que lo que Adam plantea. Sin tener en cuenta los aspectos

comunicativos no verbales (no digitales) que se rigen por otros códigos

(analógicos), estamos hablando en cualquier caso de la primera organización

de las macroestructuras cognitivas en formas verbales (langagières) aunque no

lingüísticas, antes de ser de nuevo reorganizadas de forma discreta y lineal en

el momento de su reformateo lingüístico o puesta en forma discursiva: primero,

segundo,…; introducción,…, conclusiones; saludo,…, despedida. Se trata pues

de una organización del contenido en forma de esquema, anterior pero no

independiente de su puesta en forma lingüística. Es en este nivel donde

podemos hablar de las primeras elecciones del sujeto de la acción verbal

respecto al género que va a usar para vehicular su acción (¿Cómo le comunico

a mi novio la decisión de romper con él? ¿Le escribo una carta, le mando un e-

mail, le llamo por teléfono, espero a estar con él y se lo digo personalmente?),

lo mismo que respecto a los tipos discursivos que va a utilizar (¿Le expongo los

hechos que me han llevado a tomar esta decisión desde un punto de vista

lógico o relato los acontecimientos tal y como han ido ocurriendo

temporalmente? ¿Los mezclo? ¿Cómo? ¿Qué expongo qué narro?

Por otro lado, las otras dos capas o niveles tienen que ver con la

reorganización lingüística del contenido y la puesta en forma discursiva

(textualización y asunción de responsabilidades enunciativas), discreta y lineal,

de esta infraestructura. En este nivel nos vamos a encontrar con una serie de

unidades lingüísticas, que independientemente de su valor designativo e

independientemente de su papel sintáctico a nivel de la frase, asumen una

nueva función a nivel discursivo (conexión, cohesión nominal, cohesión verbal,

modelización, elección de voces). En el primero de estos dos niveles las series

isotópicas de los organizadores y las de las unidades de cohesión discretizan

formas de reorganizar y cohesionar en la linealidad de la cadena verbal este

contenido. Por poner un ejemplo, en una producción textual un nombre, un

adjetivo o un pronombre (Juan, el rubio, él), además de una primera función

designativa como palabras de un léxico y de la función que puedan cumplir en

la sintaxis de la frase (funciones que asumen a título individual), si forman parte

de una serie isotópica o cadena anafórica cumplen también a nivel discursivo la

función de asegurar la cohesión nominal del texto. De la misma forma un

Page 52: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

52

sintagma nominal (al día siguiente) o una frase entera (cuando la noche se hizo

día), además del valor designativo temporal y de la función sintáctica que

cumplan a nivel de la frase (como complemento circunstancial), pueden servir

como organizadores textuales, formar parte de una serie isotópica y contribuir

así a la creación de formas discursivas de organización del contenido del texto.

discretizando segmentos discursivos o señalizando sus fases internas

El segundo de estos dos niveles, y el más superficial de los tres, estaría

formado finalmente por una serie de procedimientos o unidades lingüísticas,

que sin estar organizadas en forma de serie ni tener que ver con la

organización discreta y lineal del contenido, forman configuraciones que sirven

para expresar o marcar las voces que asumen las responsabilidades

enunciativas en el reformateo discursivo y las modalizaciones que introducen.

Aunque la diferenciación de estos tres niveles, en especial la diferencia que se

establece entre la naturaleza de los fenómenos que ocurren en el primero y en

los otros dos, o su comparación con los del modelo del 85, dan pie a más de un

comentario, a la hora de cerrar este repaso de los aspectos novedosos o mejor

resueltos de este segundo modelo hemos elegido insistir sobre el concepto de

serie isotópica al que ya hemos hecho referencia en más de una ocasión. Más

en concreto, este último comentario se refiere a su aplicación al caso de las

unidades llamadas organizadores textuales porque son las series isotópicas de

los llamados organizadores textuales las que más directamente están

relacionadas con la estructuración jerárquica del texto. Estamos hablando de

un fenómeno característico del nivel de la textualización, el intermedio de los

tres niveles en este modelo del 97, que en el caso de los organizadores ayuda

a visualizar las formas de reorganizar a nivel discursivo el contenido temático

instanciado o organizado en las frases. En este caso, el término serie isotópica,

tomado de Greimas (1966), puede ser interpretado según los puntos de vista

de la complejidad (Nicolás&Prigogine, op.cit.) como una serie de elementos

relacionados a “larga distancia”, cuyo efecto organizador no puede ser

apreciado a partir del estudio de cada una de las unidades aisladamente sino à

partir de su actividad conjunta: unas segmentando, balizando o discretizando

series, paquetes o secuencias de frases; otras uniendo las frases en el interior

Page 53: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

53

de estas secuencias. Dicho de otra forma, y utilizando esta vez el lenguaje de

la sistemática (Morin, 1977; Atlan, 1979; Le Moigne, 1984; Lerbet, 1993), la

función, el papel estructurante de los organizadores en la cadena textual es

una propiedad emergente de la serie como todo y no de sus partes o unidades.

A diferencia de lo que ocurría en el modelo anterior en el que estas unidades

eran clasificadas según su valor semántico (lógico o temporal) la introducción

del concepto de serie isotópica permite pues explicar la emergencia de las

nuevas funciones y formas que estas unidades toman a nivel discursivo

(“segmentar” el texto en segmentos discursivos, “balizar” las secuencias que

componen estos discursos, “empaquetar” en estas secuencias las diferentes

fases de frases, “unir” las frases de esas fases). Además, permite también

visualizar la re-organización lingüística del contenido en unidades de niveles

jerárquicos distintos, de la frase al texto (>textos > segmentos discursivos >

secuencias > fases > frases> si empezamos a mirar, por un lado del túnel, de

arriba hacia abajo; <fonemas < palabras < frases <, sin empezamos a mirar

de abajo hacia arriba) lo que permite a su vez situar y plantear mucho mejor

que con el modelo anterior el problema del paso “critico” de las frase, de la que

la gramática ha hecho tradicionalmente la unidad lingüística de rango superior y

donde ha puesto los limites de su análisis, y las unidades textuales que

tradicionalmente han sido estudiadas desde el punto de vista comunicativo,

pragmático, o verbal pero no lingüístico.

¿Existe como se admite generalmente ruptura o “frontera neta que separe el

orden de la lengua del orden del discurso, frontera que se sitúa como lo sugería

Benveniste, à la altura de la frase”, o no? (Roulet, Fillietaz & Grobet, 2001: 59).

Nuestra respuesta está claro que se situaría del lado del no. Como nos hemos

esforzado en argumentar, entre la frase y el texto hay estructuras que pueden

ser calificadas de signos lingüísticos en el sentido de que están dotadas de

forma y función. Mas cerca de Coseriu (1977) que de Benveniste, no creemos

que haya que poner las fronteras del estudio morfológico a nivel de las

palabras, ni reducir el estudio sintáctico a la sintaxis de la frase, a todos los

niveles de estructuración de la lengua que podamos identificar siempre

podremos hablar de formas (de una morfología) y de función (de una sintaxis).

Page 54: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

54

En cualquier caso, siempre que nos planteemos niveles jerárquicos, como lo

hacen Roulet, Coseriu, o el modelo que acabamos de presentar, el problema

de la definición, delimitación o discretización de las unidades de cada nivel y el

paso de un nivel al otro constituyen problemas cruciales que no podemos

obviar si queremos progresar en la elaboración de un modelo de la

organización de las producciones textuales.

3.5 Preguntas que surgen hoy Si al hablar de este segundo modelo nos hemos referido hasta ahora a los

aspectos más interesantes o mejor resueltos, para acabar esta tercera etapa

vamos a plantear en forma de preguntas algunos aspectos que, en nuestra

opinión, quedan oscuros o sin resolver. A nivel epistemológico, las relaciones-

diferencias entre la actividad colectiva y la acción individual tal como son

planteadas en este modelo dejan por ejemplo aspectos sin resolver respecto

del estatus del sujeto individual de la acción verbal y del sujeto colectivo de la

actividad verbal ¿Los nuevos trabajos teorico-experimentales sobre la

complejidad y sus aportaciones a la hora de explicar lo individual y colectivo en

otros niveles de organización mas inferiores, biológico e incluso fisico-químico;

la explosión de fenómenos “colectivos” a estos niveles, no tendrían que

hacernos revisar las respuestas al problema de la humanización, e incluso las

preguntas?

Por otro lado, la conceptualización del propio modelo presenta también sus

problemas: ¿El estatus del contenido como parámetro del contexto no tendría

que ser un poco más explicito de forma que se pudiera plantear mejor las

relaciones entre su planificación y su textualización? ¿Las características

lingüísticas de la mayor parte de los segmentos discursivos de los llamados

textos procedurales -caracterizados a nivel de la cohesión temporal por el uso

del imperativo e infinitivo y a nivel de la cohesión verbal por la ausencia de

pronombres personales deícticos de referencia- pueden ser interpretadas como

características propias del discurso interactivo (escrito) o hay que inventar un

nuevo tipo lingüístico que explique esta puesta en forma discursiva un tanto

particular? ¿Los segmentos de una novela escritos en presente deben ser

Page 55: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

55

considerados como segmentos de tipo expositivo o narrativo? ¿Son suficientes

dos ejes para definir los tipos? ¿No merecerían los llamados mecanismos de

asunción de la responsabilidad enunciativa, sobre todo la elección de voces, un

nuevo enfoque que permita apreciar mejor el carácter decisivo y su articulación

con los procesos constitutivos de los tipos discursivos? ¿Cómo responde el

modelo ante la semántica propia de cada lengua? Estas preguntas que quedan

sin contestar constituyen ejemplos de otras que se podrían formular y que en

definitiva nos llevan a plantear otra más general ¿No merecería la pena hacer

unos ajustes, una puesta al día, para mejorar el modelo y construir un

“macroscopio” de tercera generación que nos permita ver mejor la estructura

jerárquica de las unidades del sistema desde los fonemas al texto?

Además, el propio modelo presenta unos ciertos límites ¿Sirve este modelo

para explicar la rapidez y la forma en la que en las producciones verbales

orales se mezclan hasta la fusión los segmentos discursivos mas o menos

reconocibles? ¿Es lo mismo hablar de temporalidad y a-temporalidad a nivel de

la acción que de la operación; en el mundo real, en el mundo ordinario o en el

mundo virtual? ¿En el mundo virtual no se alcanzan cotas de reversibilidad

impensables a otros niveles? ¿Sirve el modelo atemporal de las operaciones

discursivas para estudiar la actividad verbal en su temporalidad? ¿Son

necesarios dos modelos diferentes?

Page 56: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

56

4 Cuarto periodo, 1997-2004. Lenguaje, acción, formación

4.1 Para continuar. Posicionamiento epistemológico “Para continuar” se titulan las dos ultimas hojas de esta publicación de 1997

con la que hemos cerrado esta tercera etapa y con la que vamos a finalizar

prácticamente la historia. La cuarta etapa que empezamos con este “para

continuar” del final de este libro es mas bien un epílogo de la misma forma que

la primera ha sido una especie de prólogo.

En estas últimas dos hojas entre otras cosas podemos leer (pag. 206): “Esta

concepción nuestra de una dialéctica permanente entre las restricciones socio-

histórico-verbales y el espacio de decisión sincrónico de un agente, es lo que

caracteriza de manera más clara el interaccionismo socio-discursivo que

defendemos. Nuestra posición epistemológica es interaccionista en tanto

rechaza todo determinismo exclusivo de las capacidades propias del agente

(tesis que subyace de facto en la posición cognitivista) a la vez que recusa todo

determinismo exclusivo de los pre-constructos socio-verbales (tesis que aflora

sobre todo en ciertos textos de Bakhtine)”. Y es calificada de socio-discursiva

porque “en oposición a esas dos formas de reduccionismo, sostenemos que la

actividad verbal es, a la vez, el lugar y el medio por el que se producen las

interacciones sociales constitutivas de todo conocimiento humano”.

La reproducción de las citas completas con las que hemos empezado la

introducción de esta contribución, son las que hemos elegido para resumir las

posiciones epistemológicas que definen a esta línea de trabajo a la que una

nueva crisis de crecimiento ha separado en dos ramas que muestran las dos

vocaciones del grupo, una más didáctica y la otra más epistemológica.

4.2 Una reorganización estructural, administrativa y temática. El GRAFE y el LAF

A lo largo de los años 1995-1999, mientras que J. P. Bronckart asume el

Decanato de la Facultad, la unidad de didáctica de las lenguas conoce un

importante desarrollo de sus recursos relacionado sobretodo con la integración

de la formación de los maestros de primaria en la Sección de Ciencias de la

Page 57: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

57

Educación. En consecuencia, en el horizonte del 2000, parece necesario

proceder a una reestructuración de esta unidad en dos grupos de investigación

diferentes. Uno llamado GRAFE (Groupe de Recherche pour l’Analyse du

Français Enseigné), dirigido por B. Schneuwly et J. Dolz, se ocupa de lo

esencial de las responsabilidades en materia de formación de maestros, y se

plantea como objetivo prolongar y desarrollar los trabajos de didáctica de las

lenguas en el terreno escolar. El otro, llamado LAF (Langage, Action,

Formation), dirigido por JP Bronckart se plantea como objetivo profundizar en

las dimensiones praxeológicas de los modelos del ISD (estatus de la actividad

y de las acciones ordinarias; estatus de la actividad y de las acciones verbales)

de una parte y, por otra parte, abordar la problemática del papel que pueden

jugar las prácticas verbales de análisis de la actividad en el desarrollo y en la

formación permanente de las personas. Y, en razón de este segundo objetivo,

este grupo se inserta administrativamente en el sector de la Formación de

adultos.

4.2.1 La inscripción del LAF en el terreno de la formación de adultos El sector de Formación de adultos de la Universidad de Ginebra disponía ya en

este momento de una sólido conocimiento de la historia y de las características

de los múltiples dispositivos de formación extra-escolar, y se había vuelto a

centrar recientemente sobre la problemática de la formación por el análisis del

trabajo (o más generalmente de la actividad), explotando a este efecto diversas

técnicas tomadas de la ergonomía o de la psicología del trabajo. Este sector

podía pues proporcionar un marco teórico y empírico adaptado a los proyectos

teóricos y formativos de la nueva entidad LAF.

El LAF concibe y realiza entonces un primer programa de investigación, titulado

“L’analyse des actions et des discours en situation de travail, et son exploitation

dans les démarches de formation”. Los datos de esta investigación fueron

recogidos en tres tipos de situación de trabajo, y consistían en: grabaciones

audio-video de realización de tareas (trabajo real); documentos institucionales

relativos a la naturaleza de las tareas (trabajo prescrito); entrevistas con los

trabajadores sobre la realización de tareas (trabajo representado). Explotando

ampliamente el modelo de la arquitectura textual de 1997, los análisis de estos

Page 58: Por un Interaccionismo Socio-Discursivo. Historia de una

58

datos se centraron sobre las formas de acción y de agentividad que se

construyen en estas situaciones de interpretación del trabajo; intentando

determinar la influencia que tanto el contexto del trabajo como las elecciones

textuales-discursivas de los interpretantes ejercen sobre estas formas

interpretativas. Este trabajo, que continúa en la actualidad, ha permitido poner

en evidencia fundamentalmente dos cosas: que estas formas interpretativas

resultan siempre incompletas y no pueden integrar más que algunos aspectos

del trabajo o de las tareas; y que estas formas dependen claramente de los

tipos de discurso movilizados por los intérpretes, lo que les lleva a la conclusión

según la cual, si las acciones son figuras praxeológicas, son también en una

muy buena medida figuras discursivas.

4.2.2 El futuro inmediato del LAF Simultáneamente a este nuevo despliegue hacia el terreno de la formación de

adultos, iniciativas teóricas procedentes de nuevos colaboradores (Alonso,

2002; Bulea, 2005) han incitado a una reformulación de las construcciones

teóricas del ISD en el marco epistemológico y conceptual del paradigma de los

sistemas dinámicos. Los proyectos del futuro inmediato del LAF pueden

formularse en referencia a este marco.

Actualmente el proyecto de trabajo vuelve a ser ambicioso y tiende a

organizarse tambien alrededor de tres ejes, en este caso: los textos-discursos

como pre-construcciones socio-históricas, las mediaciones formativas y

finalmente el desarrollo de las personas. Por lo que respecta al primero de ellos

se dibujan dos direcciones. Una de ellas está inspirada en una relectura de los

manuscritos de Saussure y está centrada en el análisis de las interacciones

generales entre los cuatros sistemas implicados en los fenómenos verbales: el

sistema de la lengua, el de la actividad social, el del funcionamiento psicológico

y el textual-discursivo. La otra dirección se orienta hacia las interacciones

internas de este último sistema y tiene como objetivo re-analizar las

articulaciones entre los géneros de textos y los tipos de discurso en términos

de relaciones complejas. En este caso, como ocurre en otros fenómenos o

comportamientos complejos, surge un tipo de dinámica propia (caos

determinista) que en el texto empírico combina de forma “constructiva” estos

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59

dos aspectos ( caos y determinismo), en principio irreconciliables, de los que

Saussure y Barthes nos hablan en las citas que hemos reproducido en este

texto, y que trabajos empíricos, como los que hemos visto , han puesto de

manifiesto. El segundo de los ejes, el de las mediaciones colectivas, se plantea como un

re-análisis análogo, esta vez en términos de sistema de interfase activa entre

los sistemas de pre-construcciones colectivas y el sistema de la persona en

desarrollo. Una primera dirección se orientaría hacia el examen detallado de las

características de los múltiples sistemas de formación actuales, dispositivos

escolares, pre-profesionales, de formación continua, de formación de adultos,

etc., desde una perspectiva comparativa. Una segunda dirección estaría

orientada hacia la profundización del análisis del trabajo de los enseñantes

para analizar las diferencias que se manifiesta entre el trabajo prescrito, el

trabajo representado y el trabajo realizado. Finalmente, y por lo que se refiere al desarrollo de las personas, se trataría por

un lado de poner en marcha líneas de trabajo experimentales destinadas a

verificar la tesis sobre el papel determinante de las practicas

textuales/discursivas sobre las modalidades de construcción de los

conocimientos; en particular en la concepción y las formas de razonamiento de

la temporalidad. Por otro lado, en el terreno praxeológico, el programa prevé

analizar la manera en la que las condiciones de la toma de conciencia de

algunos aspectos de la actividad (individual y/o colectiva) pueden conducir a

una reestructuración de la organización psíquica de las personas.

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