Lida, Clara E. - Literatura Anarquista y Anarquismo Literario

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  • 7/26/2019 Lida, Clara E. - Literatura Anarquista y Anarquismo Literario

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    LITERATURA ANARQUISTA

    Y ANARQUISMO

    LITERARIO

    El

    movimiento

    anarquista que se

    difunde en

    Espafia a :lca

    ele

    la Revolucin ele

    1868

    desarrolla

    una

    literatura mlitante que

    po

    pulariza los

    principios doctrinales

    del intern;cionalismo.

    Desnuda

    ele pretensiones artsticas, esa literatura

    atena

    la aridez terica y

    facilita la

    vulgarizacin

    de complic;elos

    conceptos

    revolucionarios.

    No es

    raro

    encontrar, entre

    resefas

    ele

    congresos

    obreros

    y noti

    cias

    sobre

    el

    desarrollo

    ele

    la

    Federacin

    espaola,

    poesas

    y

    prosas

    firmadas con

    iniciales

    y

    nombres desconocidos, o

    por un

    trabaja

    dor ,

    un

    jornalero ,

    un

    explotado

    salidos ele la masa de lectores

    anarquistas. En estas composiciones, el obrero

    consciente

    suele

    dirigirse

    a sus

    compaeros para explicarles problemas

    ideolgicm

    de

    difcil comprensin

    o

    para

    insistir en la necesidad de ingresar

    en el movimiento, de leer la prensa

    obrera, de

    educarse:

    Instruirse, compaeros,

    aplicarse a la lectura;

    sealnos nuevas criaturas,

    que son fines verdacleros'.

    La

    literatura militante no

    es,

    desde

    luego,

    patrimonio

    exclusivo

    del movioriento anarquista. Otros

    grupos radicales

    desarrollaban

    tambin

    un

    arte

    social que

    expoua

    los temas y

    preocupaciones

    ms

    candentes. Repu blicanos y federal es lleva

    han

    a la 1

    itera tura

    sus ata

    ques contra

    jas

    quintas.

    la

    monarqua, Jos

    consumos:

    Fuera consumos

    y

    quintas,

    que

    no

    queremos pagar.

    Lo

    que

    ahora deseamos:

    Repblica Fecleral .

    Pero

    mientras

    los' partidos polticos pensaban

    exclusivamente

    en

    1

    10

    AlItonomia

    Sevilla.

    : 2 9 V I I 8 8 ~

    p

    3.

    e Cit. 1'01- JOS

    T E R ~ I E S

    ARDVOL. El

    movimiento orero

    en E jxuia. La

    1'1 i '('1 (I

    Internacional (1864-1881), Barcelona, 1965, pp. :27-28.

    :j() I

    NRFU, XtX

    LlTI:RAflJRA Y ANARQUISI'vjO

    cambios que

    transformasen

    las

    estructuras

    de poder, el

    llIovimientu

    libertario perseguil

    una

    revolucin social y econrnica

    que destru

    yera

    el

    Etado

    y erera una

    socieelad sin

    gobierno

    ni

    clases.

    Por Olfl

    parte,

    si

    las

    manifestaciones literarias

    demcratas

    y

    republican

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    NR}'H,

    XIX

    et AI< A

    E LlDA

    362

    sin

    duda,

    establecerse

    para Espaa si

    se investigara el

    impacto

    de

    la propaganda por el hecho

    e l

    tiranicidio, el atentado terro

    r ista-

    sobre los intelectuales. Fennn Salvochea,

    Paulina

    Pallas,

    Angiolillo tienen algo

    de

    hroes romnticos en un mundo

    en quie

    bra:

    su sacrificio individual, su entrega a una causa, son el ltimo

    desafo a

    una

    sociedad

    indiferente

    y satisfecha.

    En

    realidad, aunque literatos y activistas practicaban la revolu

    cin,

    sus armas y sus mundos estaban muy alejados. Los anarquis

    tas vivan aquello que los poetas slo se atrevan a soar.

    Mientras

    los

    primeros recurran

    al atentado o a

    la

    accin

    sindical para

    alcan

    zar el

    cambio

    social, los

    segundos

    hubieran

    podido hacer

    suya la

    frase de Mallarm: La vraie bombe, c'est le livre '; o la de Baroja:

    Yo crea, y creo,

    que

    la nica arma eficaz revolucionaria es el

    papel impreso .

    Los intelectuales

    tomaron

    del

    anarquismo

    formas y rtulos,

    pero

    el contenido ideolgico apenas les importaba. El poeta

    era

    anar

    quista en

    la

    medida en que expresaba de manera individual y

    nueva

    su

    particular

    visin

    esttica.

    En tanto que

    los desposedos

    buscaban la completa transformacin social y econmica, los escri

    tores se pronunciaban por la libertad artstica. Para ellos, el anar

    quismo era esttico, rara vez poltico; las

    masas

    explotadas no

    fueron

    ms que el tpico literario de una lite intelectual.

    El

    ambiente cultural

    de fin de siglo se complica

    en

    Espaa con

    la entrada de las corrientes de pensamiento individualista y

    nihi

    lista. Los

    intelectuales

    y bohemios

    alternan lecturas

    de Nietzsche,

    Schopenhauer, Tolstoi, Stirner,

    Ibsen,

    Hauptmann,

    Strindberg, con

    las de tericos cratas como

    Bakunin,

    Kropotkin, Malatesta,

    Grave,

    Hamon. En sagaces palabras de un observador poco

    benvolo,

    los

    jvenes anarquizantes se tienen

    por

    furibundos

    anarquistas,

    pro

    claman

    la

    soberana del yo, arremeten contra los viejos moldes,

    tienen en

    sus

    almas de

    creyentes

    rebeldas

    de ateo,

    suean

    con

    Ibsen, repiten las frases profundas de Nietzsche,

    adoran

    a Tols

    toi,

    glorifican

    a

    Wagner

    . . . Los mismos

    literatos

    confirman este

    7

    lisme , Le Motlvemenl

    Social,

    69 (1969), 21-34; JEAN-MARlE GARR,

    Les cri

    vains fran[ais el

    le

    mirage a/lemand 1800-1940), Paris, 1947;

    MICHEL

    DCAUDIN,

    La

    erise des valeurs symbolistes,

    Toulouse, 1960; EUGENIA K.

    HERBERT,

    The

    artist

    and

    social reform: France

    and

    Belgium 1885-1900,

    New

    Haven, 1961;

    CSAR GRAA, Bohemian versus

    Bourgeois: French society

    and

    the French

    man

    of letters in

    the

    nineteenth century, New York, 1964.

    3 Cil. por CAMILLE

    MAUCLAIR,

    Servitude el grandeur littraires, Paris, 1922,

    p. 116. En

    una

    entrevi'sta con

    Jules

    Huret (cho de Patis, 14.III.l891) , Mallar

    m afirma

    que

    el

    poeta

    est en greve devant la sacit .

    o

    Po

    BAROJA, Juventud, ego

    l

    tria (t. 5 de sus Obras compl.), p. 217.

    7

    NICOLS

    SALMERN,

    prl.

    a

    Degeneracin, de

    Max Nordau, Madrid,

    1902,

    p J3

    La

    influencia

    de Nietnche

    en la Peninsula

    ha

    sido

    estudiada

    cuidado

    samente por GONZALO SOllEJANO,

    Nietzsche en

    Espaa, Madrid, 1967. Vase

    NRFH,

    XIX

    LrrERATU RA y ANARQUISMO

    363

    juicio.

    Ya VIeJO,

    Azorn

    recuerda las lecturas de su generacin en

    los aos 90: Nosotros

    creamos entonces

    representada a Europa,

    principalmente,

    por

    Federico

    Nietzsche

    [

    . . . J

    El nombre de Nietz

    sche hace recordar el de vVagner, otro

    hombre

    europeo. Msica de

    vVagner

    haba

    yo escuchado en Valencia,

    aplaudida

    por doctos e

    indoctos . Y

    Baraja:

    Entre

    los escritores

    que

    hoy

    viven,

    para

    m

    no

    hay

    ms que dos

    verdaderamente

    geniales, el uno

    Ibsen,

    el otro

    Tolstoi o.

    En

    1895,

    el joven

    Jos

    Martnez Ruiz se entusiasma con

    un

    artculo

    de douard

    Rod sobre la renovacin intelectual

    alemana,

    influida por Nietzsche, Stirner, Bakunin, y dice, refirindose a la

    influencia

    de

    este nuevo pensamiento en Espaa:

    La

    idea

    anar

    quista es, ante todo,

    una

    protesta y

    una

    aspiracin; protesta de

    todas estas arbitrarieddes, aspiracin hacia un ideal relativamente

    ms humano. As no tiene programa

    alguno

    formulado, ni se atie

    ne a

    ninguna

    norma [. . . J

    La anarqua

    no da ninguna solucin ni

    pretende reformar de

    un

    da

    para otro la actual sociedad l0. En

    otras pginas, el

    futuro

    Azorn aade a este aspecto tico y huma

    nitario

    la

    dimensin esttica del anarquismo literario: la revolu

    cin

    literaria

    es

    la vanguardia

    de

    la

    revolucin

    poltica:

    el artista

    es profeta l1.

    Martnez

    Ruiz

    comparte estos entusiasmos juveniles con otros

    escritores que se

    iban

    dando a conocer por entonces: Maeztu, Ba

    roja,

    Unamuno.

    En 1901 escribe este ltimo a

    Federico

    Urales:

    mi fondo

    era

    y es,

    ante

    todo, anarquista. Lo que hay es

    que

    detesto

    el sentido sectario y dogmtico

    en que

    se toma esta deno

    minacin [ . . . ]. El

    anarquismo

    de un Ibsen me es simptico, y ms

    tambin

    UDO RUKsER, Nietr.sche in der Hispania. Ein Beitrag zur hispanischen

    Kultur-

    und

    Geistesgeschichte,

    Bern, 1952, y el artculo de

    PAUL

    IUE, Nietzsche

    in

    Spain, 1890-1910 ,

    PMLA,

    79 (1964), 8096. Sobre su

    huella

    en

    Francia,

    GENEVd:VE BIANQUIS,

    Nietzsche en

    France.

    L influence

    de Nietzsche sur

    l

    peno

    se fran[aise,

    Paris, 1929 y, ms recientemente, J.-M.

    GARR, op. cit.

    AzoRN, Madrid, en sus

    Obras compl.,

    1. 6, Madrid, 1952, pp. 245-246. A

    diferencia de Martnez Ruiz,

    FEDERICO URALES

    escribe a la

    muerte

    de Nietzsche

    La

    Revista Blanca,

    Madrid, Suplemento 68, l.lX.1900, p. 1): Nietzsche no

    pudo ser anarquista porque le faltaba el sentimiento de la solidaridad humana .

    9

    Gil. Por H.

    PESEUX-RICHARD,

    Un romancier espagnol: Po Baraja , RHi,

    23 (1910), p. 117. En Juventud,

    egolatria,

    ed. cit., p. 184, Baraja confiesa:

    para m, Tolstoi es un griego: es sereno, claro, sus

    personajes parecen

    dioses .

    10

    Notas sociales,

    en el 1. 1 de sus

    Obras comp/.,

    Madrid, 1959, pp. 196

    204. Algo

    semejante

    dice BAROJA en su discurso de ingreso en la

    Academia

    Espaola

    Rapsodias, Obras campl.,

    1.

    5,

    p. 883): Yo me senta anarquista,

    partidario de

    la

    resistencia pasiva

    recomendada por

    Tolstoi

    y

    de la

    piedad

    como lector de Schopenhauer y como hombre inclinado al budismo. Y

    un

    prrafo

    ms

    abajo:

    Tampoco

    cog

    del

    anarquismo

    su

    pretendida

    parte

    con5-

    tructiva. Me

    bastaba

    su espiritu crtico,

    medio

    literario, medio cristiano.

    11

    Anarquistas literarios, Obras campl., t. 1, p.

    165.

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    564.

    CUI l L UDA

    1\RHI, XIX

    an

    el de Kierkegaard, el poderoso pensador dans de

    quien

    ante

    Lodo se han nutrido Ibsen

    y Tolstoi. Tolstoi ha

    sido una de las

    almZls que ud.s hondamente ha

    sacudido

    la ma; sus obras hall de

    jado

    una

    profunda huella en m"12.

    No slo entre los muy jvenes encontramos estas simpatas.

    Tambin

    Alejandro

    Sawa,

    Joaqun Dicenta, Eduardo ;\Jarquina,

    Francisco

    Villaespesa, i\Januel dcl Palacio, Pedro Barrantes, Eduar

    do

    Zamacois, entre tant.os ms,

    forman parte

    de csa

    generacin

    que

    podramos ilamar, con palabras

    de

    Azorn, la

    de

    los anarquistas

    literarios. El

    auge

    de este movimiento ocurri en los aos inme

    c]jatos al descalabro colonial,

    pero

    S\l

    vida

    fue

    efmera:

    con

    la

    lle

    gada del lluevo siglo, fueron otros los senderos

    literarios

    que se

    ofrecieron a los jvenes. En el noveci en tos, mientras los militantes

    crat

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    366

    CLARA

    E

    LIDA

    NRFH, XIX

    y populares, salpicadas a

    menudo

    de

    vulgarismos

    y de giros

    lin

    g'iisticos regionales, o

    que

    incluso est escrita

    en

    cataln, valencia

    no o galleg0

    2

    . En general, tal vez por la escasa cultura literaria de

    sus autores,

    la

    poesa

    obrerista

    abunda

    en formas populares; sin

    embargo, aunque raras, aparecen

    aqu y

    all parodias

    y glosas

    de

    poetas

    como Espronceda, l3cquer,

    Campoamor

    y

    Silva.

    Un

    autor

    annimo

    ridiculiza

    el

    carlismo en

    estos

    versos:

    Volvern los carlistas incansables

    nuestros bosques

    y

    campos a poblar;

    y

    sin trabajo, la comida hecha

    siempre

    en

    ellos

    tendrn.

    Volvern en campaas admirables

    su fe y su

    religin

    a demostrar,

    apretando

    a correr cuando los busquen,

    y

    cuando

    no, a robar.

    Otra vez en Olot, Cuenca y cien puertos

    al

    mundo asombrarn con su piedad

    afanando violando, asesinando

    y

    despus

    a rezar.

    Volvern a

    gritar

    viva don Carlos,

    y el vino y las Samoggi, y a bailar!

    y cuando les pregunten

    -quin

    es se?

    dirn: un bruto ms.

    Volvern a quemar las estaciones

    y los

    rails

    y el

    telgrafo

    a

    cortar,

    y en los postes, la honra de la

    patria

    volvern a colgar.

    Volvern las hipcritas beatas

    corazones de Dios a

    fabricar,

    y a ms de

    cuatro

    tontos de carlistas

    al campo aHojarn.

    Volvern los amables jesuitas

    en Espaia la guerra

    a

    fomentar,

    a fin de que se diga que

    sin

    ellos

    no

    es

    posible la

    paz.

    Volver, si el

    Seor no

    lo remedia,

    todo esto que he contado y mucho ms,

    pero el placer

    de

    darles una tunda

    ay! tambin volver".

    20

    Llama la atencin, en estos aos, la abundancia de una literatura anar-

    quista en cataln, valenciano, etc., a diferencia de lo que ocurre en el siglo xx,

    en el que

    la

    produccin obrera catalana est redactada

    casi

    exclusivamente en

    castellano. Sera interesante saber si el cambio se debe a una creciente inmi-

    gracin a Catalua de obreros castellanos y andaluces O a un rechazo del

    ca

    talanismo reaccionario de Camb

    y

    l

    "LEga".

    21 "Becqueriana", en Los Desheredados Sabadell, 2.XIl.1885, p. 3.

    NRFH, XIX

    UTERATliltA

    NARQUlSMO

    367

    Lo que predomina es la intencin ilustrativa y

    militante.

    Se

    trataba de

    exponer en

    la literatura anarquista los

    mismos

    proble

    mas que se

    planteaban

    en los congresos internacionalistas, y de exi

    gir las

    mismas reivindicaciones que en huelgas

    y manifestaciones.

    La desigualdad social, la

    lucha

    de clases,

    la

    corrupcin de las

    instituciones y del Estado, la injusta distribucin de la riqueza, son

    slo algunos de los

    innumerables

    temas obreros. Lo que el prole

    tariado sostiene y

    reafirma

    a travs de esta poesa es

    el

    rechazo de

    la sociedad presente y la lucha por un

    futuro

    mejor:

    Del fondo de la mina,

    del seno del teITuo,

    venid,

    hijos del pueblo,

    venid,

    regenerad

    la

    estlida,

    decrpita,

    falaz, artificiosa,

    hipcrita,

    egosta

    presente sociedad.

    Mirad

    cmo ya

    tiemblan

    los

    rancios organismos,

    de vuestro influjo viendo

    la marea subir!

    El tiempo a todos Ilegal

    Salud, hijos del pueblo!

    Hermanos

    del trabajo,

    vuestro es el porvenir!"

    Las

    prerrogativas,

    los privilegios basados en la

    explotacin del

    pue

    blo deben ser

    destruidos. Para

    conquistar

    la

    emancipacin y esta-

    blecer

    la

    anarqua,

    el proletariado

    debe realizar

    la Revolucin So-

    cial.

    Slo

    con ella

    acabarn

    la

    esclavitud,

    la

    miseria,

    la injusticia.

    [

    . . .

    ]

    No

    ms

    criminales

    que

    con sed

    impura

    exploten

    del

    hombre

    su fuerza y saber,

    y

    en nombre

    de un Dios y

    una patria

    a su

    hechura

    opriman

    al

    dbil

    debajo sus pies.

    [

    .. .

    ]

    Abajo

    esas clases,

    vilmente

    creadas

    a sombra y abrigo de la explotacin;

    cantemos, obreros, las nuevas jornadas,

    que

    van derramando justicia y

    amor.

    Marchemos con

    amor

    a la Revolucin".

    EMILIO GAI'TE, "Canto

    al

    pueblo. (Himno) , en

    l

    Corsario La Co-

    rua,

    18.XIl.l892,

    p. 3.

    23

    R.

    C.,

    "La Revolucin

    SociaL

    (Himno) , en

    La Revolucin

    Social

    Bar-

    celona, 30.x1.l889, p. 4.

  • 7/26/2019 Lida, Clara E. - Literatura Anarquista y Anarquismo Literario

    6/13

    NRHI, XIX

    CL:\ kA F LILJ:\

    :,68

    absoluto, el

    Para los anzlrquistas,

    imbuidos

    de LHI opLimismo

    un annimo

    xito

    de

    la Revolucin es indefectible. As lo afirma

    obrero valenciano:

    J

    ' ]

    \'indr

    puque te que vimIrc,

    perqlle te

    rah ele

    ser,

    perejll'en f pera l'obre)

    , 'espera arre pre'Vindre,

    tat

    que

    la bullga contin

  • 7/26/2019 Lida, Clara E. - Literatura Anarquista y Anarquismo Literario

    7/13

    370

    CLARA E

    UDA

    l\Rtl-l, XIX

    Qu

    queda de su esplendor?

    Las ilusiones perdidas

    Destruyamos sus guaridas

    sin que quede ni una en pie,

    pues del rbol

    de

    la fe

    son ay hojas desprendidas.

    Que hoy

    no

    acepta

    la

    razn

    los

    dogmas

    desconocidos,

    porque

    son

    frutos

    perdidos

    elel rbol elel

    corazn".

    Las nuevas corrientes del pensamiento europeo -Comte, Dar

    win, Huxley,

    Taine-

    contribuyen a

    intensificar

    los ataques contra

    las doctrinas eclesisticas. Sin embargo, es curioso observar cmo

    el

    anarquismo

    incorpora giros

    religiosos

    al pensamiento laico y

    re

    volucionario.

    Esto

    se manifiesta profusamente en los "credos"

    y

    "evangelios"

    socialistas

    que

    se multiplican por entonces,

    aunque

    sus antecedentes sean

    muy

    anteriores.

    En

    efecto, ya

    en

    1812 circu

    la ba este credo patritico liberal:

    Creo en la

    Junta

    Suprema de Sevilla, una y poderosa, criadora

    de la libertad y de la unin, y en Fernando

    VII

    su hijo, redentor

    nuestro, que

    fue concebido de madre sin cario, padeci debajo

    del

    poder de

    la infamia, fue tiranizado y vilipendiado, descendi del

    trono,

    y

    al

    tercer da

    fue llevado

    a

    Francia,

    y ahora est a la dies

    tra

    de

    sus vasallos.

    Desde all

    ha de

    venir

    a

    juzgar

    a los rebel

    des [

    . . .

    ]29.

    En 1870 apareci

    un "Credo

    republicano" contra

    monrquicos

    y

    reaccionarios:

    Creo en

    el

    pueblo todopoderoso, criador

    de

    la a;ricultura,

    de

    la

    industria y del comercio, y en

    la Repblica,

    su nica

    hija

    y

    prxima

    seora

    nuestra; que fue concebida

    por obra

    del

    Sufragio universal,

    28 MANUEL

    QUIONEI

    DE L

  • 7/26/2019 Lida, Clara E. - Literatura Anarquista y Anarquismo Literario

    8/13

    NRFH, XIX

    CL lt 1 :. U

    372

    1. Creo firmemente

    que todos los

    hombres

    nacen

    libres

    y que

    tienen derecho

    de

    gozar de

    libertad

    toda la vida.

    2. Creo firmemente

    que

    el

    hombre que se enriquece

    con

    el

    Ira.-

    bajo ajeno

    es ladrn.

    3. Creo firmemente que la miseria no desaparecer

    de la

    tierra

    hasta

    que

    no se haya

    organizado

    el trabajo en comn, hasta que

    no

    se

    obligue

    a

    cada uno

    a

    trabajilr segn su fuerza

    y a

    consumir

    egn sus necesidades.

    1.

    Creo firmemente

    que el hombre

    seguir siendo

    esclavo mien-

    tras

    permita que uno gobierne

    a

    muchos

    y

    que unos

    pocos legislen

    y

    hagan

    leyes

    para

    los ms.

    5. Creo firmemente que

    la

    ignorancia prevalecer

    sobre

    el

    o-

    nocimiento, y la oscuridad

    sobre

    la luz, mientras que los hombres

    no

    se instruyan y

    eduquen con arreglo

    a sus

    capacidades.

    6.

    Creo firmemente que los hombres

    de

    una

    religin

    persegui-

    rn

    a los

    de

    otras, mientras

    existan la miseria

    y

    la

    desgracia, y mien-

    tras est la mayora ele gnero

    humano, corno

    hoy

    sucede, afecta

    de ceguera.

    7.

    Creo firmemente que

    existir

    la

    guelTa

    y los

    hombres mo-

    rirn

    a

    millares en el

    campo

    de

    batalla

    en

    tanto que prevalezca la

    fuerza

    y

    un

    pas

    se

    utilice de la

    ruina

    de otro.

    8.

    Creo firmemente que

    las

    mujeres no sern ms

    que las

    es-

    clavas y

    juguetes de

    los

    hombres, mientras que

    dependan

    de

    ellos

    y no disfruten el producto de su propio trabajo.

    9.

    Creo firmemente

    que

    el trabajo, que es

    el que

    suministra

    lo necesario para satisfacer todas

    las

    necesidades

    del hombre,

    ser

    por todos despreciado

    mientras

    que

    los

    obreros trabajen

    para

    llenar

    la bolsa de

    los que no hacen

    nada.

    10. Creo firmemente que los asesinos, ladrones y

    criminales

    de

    todas

    clases

    no

    desaparecern en tanto los siga engendrando

    la

    mi-

    seria.

    11. Creo firmemente que

    los

    hombres

    se devorarn

    unos

    a

    otros

    hasta que llegue el

    da, ya cercano,

    en que una nueva luz ilumine

    a

    la humanidad

    y los

    trabajadores

    se

    levanten como un

    solo

    hom-

    bre para arrojar el

    yugo

    del

    capital

    y

    confundir

    a los que los

    oprimen.

    12. Creo firmemente que

    las

    inteligencias

    honradas pueden ha-

    cerlo

    todo;

    y

    que el reinado de la razn

    se

    haBa prximo, haciendo

    que

    los

    hombres vivan como hermanos,

    y

    todas

    las

    naciones

    for-

    mando una familia.

    13. Creo firmemente

    que el fin

    de

    lo

    presente vendr pronto

    y

    en nuestros

    das .

    Al igual que los credos,

    los

    evangelios y los catecismos tenan

    una larga t r d i i n ~ Desde principios

    del

    siglo haban sido

    utiliza-

    dos con propsito didctico por

    economistas,

    historiadores

    y escri-

    33

    Un

    credo judo . Los trece artculos de la fe , en

    El

    Socialismo,

    Cdiz.

    I.VIlI.l887,

    p. 8.

    NRFH,

    XIX

    LITER TUR

    A N \ . R Q V l S : ~ l O

    373

    tares

    como Say, en Francia, y Ackermann,

    en

    Inglaterra.

    En 1865

    Bakunin

    haba preparado

    un Catecismo revolucionario

    para sus

    compaeros de la Alianza secreta.

    En

    Espaa,

    el

    bombstico

    escri-

    tor

    y poltico

    republicano Roque Barcia public en 1869 El

    evan-

    gelio del

    pueblo de

    gran

    xito entre sus correligionarios'4. Los

    anarquistas

    adoptan

    la

    misma forma

    y,

    tres aos ms tarde,

    Nicols

    Alonso Marselau,

    uno

    de los internacionalistas andaluces de mayor

    prestigio,

    publica

    desde

    la

    crcel

    de Sevilla

    El

    evangelio del obrero

    (1872),

    El folleto anarquista alcanz amplia

    difusin

    y fue acep-

    tado por

    la

    Comisin de Propaganda

    del

    Consejo

    de

    la

    Federacin

    Sevillana.

    Aos

    despus, La Alarma

    de

    Sevilla, lo reimprimi por

    entregas con igual

    fortuna.

    El propsito primordial de Marselau es mantener vivo

    el

    dog-

    ma

    de

    la anarqua entre los federados espaoles.

    Sus

    palabras

    iniciales remedan el incipit de

    los

    evangelios de San Mateo y de

    San Juan:

    Libro de la generacin del Obrero, hijo del trabajo, de la

    mise-

    ria

    y las

    lgrimas.

    En

    el

    principio era la ignorancia; la ignorancia

    era

    con

    el hombre y el hombre era la ignorancia

    Como Cristo, el

    Obrero

    soporta persecucin e injusticia y sufre

    tentaciones:

    Entonces

    el Obrero

    fue llevado

    a las

    naciones

    para ser

    explo-

    tado por sus

    hermanos.

    y

    habiendo

    ayunado

    infinidad

    de

    siglos,

    despus tuvo

    hambre.

    y

    llegndose

    a l uno de sus hermanos

    explotadores,

    le dijo:

    si

    t

    eres tan

    poderoso,

    si

    en

    ti

    reside la riqueza, puesto que, como

    dices,

    todo lo produces, di que

    estas

    tierras produzcan pan,

    sin

    que

    yo te

    d la simiente,

    sin que te

    d un

    jornal para que te

    alimentes.

    Mas

    el

    Obrero respondi:

    No

    de

    solo

    pan

    vive

    el hombre.

    Yo

    en verdad tengo en

    mis

    manos la

    riqueza, todo lo

    produzco, sin m

    no habra artes, ni ciencias, ni inventos, todo

    lo

    he

    hecho

    yo con

    mi

    trabajo, pero t

    me

    has

    robado los

    instrumentos del

    t;'abajo,

    t

    te

    apoderas del

    producto

    de

    mi

    sudor,

    t

    me

    azotas

    mientras me

    fatigo, y tienes

    atadas mis

    manos

    para

    que no me pueda oponer

    a tus despticos designios. No

    vivo slo de pan,

    necesito

    libertad,

    independencia. Necesito lo

    que

    me

    has robado,

    y

    entonces

    vers

    cmo de

    las

    piedras

    hago panes,

    cmo transformo

    el mundo.

    Entonces el explotador

    lo llev sobre un

    alto monte v le mos-

    4

    Tambin entre

    los

    socialistas

    utOPICOS

    franceses florecieron

    los

    evange.

    Iios . En 1840, por ejemplo, publicaba Alphonse Esquiros

    un vangile du

    )cuple.

    Cf.

    DAVlD

    OWEN

    EVANS,

    Le

    socialisme

    romantique.

    Pierre LerOllx

    el

    ses cOlltemporains, Pars,

    19 18 (o

    la versin ingle , de este mismo libro, Oxford

    eni\ . Press,

    1951).

  • 7/26/2019 Lida, Clara E. - Literatura Anarquista y Anarquismo Literario

    9/13

    CL\RA E LIA

    NRFH,

    XIX

    3H

    tr todos los Teinos del mundo y las glorias de ellos, y le dijo:

    Todo

    esto t dar, si

    cayendo

    me

    adomTes.

    No

    faltan tampoco las

    Bienaventuranzas

    revolucionarias que pre

    dica el

    Obrero:

    Felices vosotros,

    trabajadores

    y pobres

    de esta

    sociedad,

    porque

    cesarn vuestras fatigas el da de la

    Justicia

    que se acerca [

    ].

    Felices vosotros, los que ahora lloris la injusticia social, porque el

    da llega

    en que vuestro llanto se convertir en alegra y la paz

    reinar en vuestras conciencias,

    porque

    no tendris el remordimien

    to del haber robado ni explotado a

    nadie

    [

    J. Felices los que,

    esclavizados, padecis

    por

    la

    tirana

    y la

    arbitrariedad

    de esos

    que

    llaman

    tribunales de justicia. Todas las cadenas

    han de

    ser pulve-

    rizadas, todos los hierros del esclavo han de ser rotos [ J. Felices

    cuando

    os maldijeren y os

    persiguieren;

    gozos y alegTos,

    porque

    sa es una

    prueba

    de que no estis conformes con la explotacin

    exis ten

    te-'5.

    vIs

    de

    un

    militante llama la atencin

    sobre

    el

    tono

    y el voca-

    bulario religiosos que suele adoptar esta literatura poltica:

    la

    caridad cristiana lImase

    hoy solidaridad;

    el amor al prjimo, fra-

    ternidad humana; no faltan

    dioses

    con

    el

    nombre de Libertad,

    Tusticia

    y Verdad,

    ni

    santos que se

    llamen

    AngioEllo, Bresci, Case-

    rio,

    Reclus, etc.,

    siendo

    el Cristo

    Redentor la Revolucin Social,

    el

    demonio causante

    de

    nuestros males, la maldita burguesa, y

    el pas de

    la anarqua

    el pas

    anhelado; murindose hoy, en

    fin,

    por

    la humanidad

    en lugar

    de morir por

    la causa de Dios'[t Algo

    semeiante dice

    el

    peruano Gonzlez Prada

    a

    propsito de

    los pro

    pagandistas por el hecho :

    Acaso yerran;

    y qu importa?

    El m

    rito

    del sacrificio

    no estriba

    en

    la verdad de la conviccin. Los

    que

    de buena

    fe

    siguieron

    un

    error, sacrificndose

    por

    la mentira de

    la

    patria

    o

    por la mentira

    de

    la

    religin,

    forman hoy la plyade

    glo-

    riosa de

    Jos

    hroes

    y

    los santos. Los

    grandes

    vengadores de hoy, mo

    sern los Cristos de

    maana? 37

    Pero

    algunos

    anarquistas manifies

    35

    NICOLS ALONSO JVfARSELA1J El

    evangelio

    del oOTero, Crcel

    de

    Sevilla.

    18.JIT.1872. PP. 3-10. El opsculo

    se

    reimprimi por entregas en l.a A arma.

    Sevilla, 5XU.1889 y sigs.

    36

    A. HERRERO.

    "Barriendo escombros", en

    Anticristo,

    Algeciras, 3I.III.190G.

    pp. 3-4, Y 19.V.I906, pp .

    2-3.

    37 MANUEL GONZLEZ PRADA, Anarqua, Barcelona, 1938, p. 113. (La ma

    varia de estos artculos, apareci en

    Los Parias,

    Lima, entre

    1904 y

    1909).

    Crticos del anarquismo ven con poca simpata esta tendencia reli ,iosa. En

    t i artculo "Sobre el fulanismo",

    de

    1903, comenta

    UNAMUNO (Ensayos,

    Madrid.

    1951.

    t. 1,

    p.

    468): Y

    es

    cosa sim,ular oue mientras

    los

    anarquistas protestan

    de

    ese

    culto rendido a las personas, multiplican

    los

    retratos

    de

    Bakunin,

    de

    Kropotkin

    y de

    otros

    y

    han inventado

    l l l l

    culto. un verdadero culto. a

    sus

    ~ R F H

    XIX LliERATUR..8t. y ANARQUIS:-'l

    37:

    tan claramente su

    irritacin ante

    estas tendencias. Un grupo crata,

    muy influido por Nietzsche,

    repudia con

    energa todos

    Jos Tesabios

    religiosos:

    Hoy

    los

    anarquistas,

    as como los cristianos se

    unen

    por las ideas

    de Dios, Patria, Religin, stos se

    unen

    por otras abstracciones

    no

    menos

    vacas de sentido, como

    Justicia , Verdad , Bienestar

    Co-

    mn ,

    "Sacrificio por

    la Humanidad ,

    resultando

    que

    los fantasmas

    creados por el hombre en la noche de los tiempos no

    han

    hecho

    ms

    que

    cambiar de nombre y lugar [

    J.

    Un viento castrador

    corre

    por

    entre

    los

    anarquistas, segando

    sus

    voluntades

    cual cuchi-

    lla de acero,

    porque

    al misticismo sucumben o sucumbirn todos

    los

    que reemplacen

    a Dios

    por

    la

    humanidad,

    sin

    comprender, sin

    que puedan concebir sus mentes de que al olvidar al individuo por

    sta, al

    abandonar

    sus satisfacciones

    propias por

    las

    de

    los dems,

    es individuo muerto, colndose de

    rondn,

    aunque

    no

    lo pretendan,

    en

    el cristianismo

    anarquista

    s8

    A medida que la literatura

    obrerista

    adquiere palmas y laureles

    en la prensa

    del

    movimiento

    y

    en

    los

    certmenes

    anarquistas,

    apa

    recen

    los primeros

    volmenes de

    poesas

    militantes. En 1885

    se

    publican

    los

    versos socialistas de Francisco Salazar y

    Toms

    Ca

    macho,

    reunidos

    en un tomo titulado A los hijos del p1leblo. El

    libro

    lleva

    prlogo de Ernesto Alvarez y una carta del entonces

    joven

    Alejandro

    Sawa, que termina as:

    Hace

    falta, pues,

    queri

    dos amigos,

    para

    que la

    revolucin

    sea

    popular,

    que sea social [ ].

    El libro A los hijos del pueblo est inspirado

    en

    estas ideas,

    que

    es

    preciso

    que

    contribuyamos

    para generalizarlas ms,

    ms todava,

    a

    que

    se

    disuelvan

    en

    la

    atmsfera

    de

    tal

    modo que

    as

    como no

    hay pulmn que deje de aspirar oxgeno

    [

    J

    no haya tampoco

    un

    cerebro

    que

    deje de

    aspirar socialismo para la

    formacin de la

    voluntad.

    As

    ganaremos

    la batalla

    con

    menos

    bajas

    en

    nuestro

    ejrcito"39.

    La poesa

    de

    Salazar

    y

    Camacho

    exalta

    la lucha del

    pro-

    hroes".

    "PELDAO",

    en

    El Censor,

    ?\Jadrid,

    17

    ,IX.l90J,

    p. 2.

    ataca a los anar-

    quistas para quienes "Czolgosz, como Casero, como Angiolillo y como tantos

    otros, es desde hoy un nombre ms que ingresa en el santoral del anarquismo

    [

    .. .

    J. Bruto, si no fue anarquista, presinti el anarquismo: la bandera negra

    reclama tambin su nombre: el catecismo

    de

    sangre de los libertarios aspira

    a ser tan extenso como la Biblia".

    38 SALVADOR

    RODRGUEZ, en

    Anticristo,

    AIgeciras,

    9.V.1906, p.

    1.

    39

    ALEJANDRO

    SAWA, "Carta", en

    A los

    hijos

    del

    pueblo,

    Versos socialistas,

    de Francisco Salazar Toms Ca macho, Madrid, 1885, p. 95. -Sawa (1862

    J

    909)

    . uno de los personajes ms interesantes de fin

    de siglo, flle.

    figura

    cen

    tral en la bohemia madrilea

    y

    principal divulgador de

    la

    poesa parnasiana

    francesa. (eL el prlogo de

    RUBN

    DARa a las pstumas

    Iluminaciones en

    la

    somom, Madrid, 1910).

    MARTNEZ

    RUlz,

    en

    1897

    Charimri, en

    Obras

    compl

    t. 1, p. 271), lo ve con poca simpata: "Alejandro Sawa me parece un fat [...J

  • 7/26/2019 Lida, Clara E. - Literatura Anarquista y Anarquismo Literario

    10/13

    CLARA E

    LTD

    NRFH, XIX

    376

    letariado contra "los explotadores", "los autmatas", "la canalla

    aristocrtica",

    "los

    padres

    de la patria", "la propiedad individual",

    en otros tantos

    poemas

    que

    llevan

    esos ttuJos. Segn

    Ernesto

    Al

    varez,

    con ello

    se va cumpliendo

    "un fin

    humano", que es el

    "sepe

    lio" de

    la

    burguesa, "a fin de que de su putrefacto cadver surja

    la nueva y lozana generacin, exenta de toda ambicin, y donde

    reinen por

    modo

    estable

    y

    definitivo la

    Paz,

    la Verdad, la

    Igualdad

    y

    la

    Moral"'o. El libro est dirigido a

    un

    pblico hasta entonces

    olvidado

    por los poetas. En una extensa resea

    publicada

    en

    Ban-

    dera Social

    el comentarista

    seala

    que

    hasta

    entonces los

    escritores

    slo

    haban buscildo los medios

    de "aliilr

    el verso con [

    ]

    la

    posi

    cin sociill

    de

    los que hilbJan de juzgar

    y

    adquirir sus

    produccio

    nes", mientrils Salazar

    y

    Camacho

    se

    han dirigido

    a

    otros

    lectores,

    ill

    pueblo

    "que

    es

    explotado, que vive en

    la

    miseria, que sufre

    un

    continuado

    manirio

    a que nunca

    llegaron

    Jos adeptos de ninguna

    idea

    poltica,

    de

    ninguna

    religin";

    al pueblo que

    "como no puede

    pagar inteligencias,

    como es

    pobre

    no

    slo estaba condenado

    a

    carecer de ilustracin, de

    pan,

    de

    abrigo,

    sino de

    cerebros

    que sa

    lieran

    en

    defensa

    de

    sus

    derechos"".

    stos

    son

    los

    "soldados

    de

    la

    emancipacin, hijos de

    la libertad",

    "poderosa

    falange

    que ha de

    regene-ar

    al

    mundo y libertar

    a

    la humanidad"". Ellos son

    los

    que,

    lanzndose

    a

    la

    lucha, se oponen a

    la

    tirana de los

    privilegiildos:

    La

    revolucin estalla,

    estalla.como

    la hoguera,

    como el mpetu del bravo

    que

    al fin

    rompe

    las cadenas

    con

    que

    su

    opresor

    le arrastra,

    como estalla'

    la tormenta.

    La

    revolucin es talla

    cuando

    el

    tirano

    alardeil

    de su poder, y hace al pueblo

    juguete

    de sus proezas

    y

    ay

    del tirano aquel

    cla

    que

    el

    pueblo

    suelte

    la

    rienda!

    v quiere ser aqu una especie de Jean Moras". Tambin lo critica BARaJA

    Juventud, egolatra ed.

    cit.,

    p.

    210): "Pobre Alejandro. Era en el fondo un

    hombre sano, un meditenneo elocuente. nacido para perorar en un

    pas

    de

    sol. y

    se haba empeado en

    ser

    un producto podrido del Norte". MANUEL

    MACHADO, en cambio, le dedic un lrico "Epitafio": "Jams hombre ms

    nacido ; para

    el

    placer,

    fue

    al dolor /

    ms

    derecho. ; Jams ninguno ha

    cado; con facha de vencedor; tan derecho. y es que l se daba a perder

    como

    muchos a

    .ganar

    ... ; Y

    su

    vida,

    por la falta de querer

    y

    sobra de

    regalar

    fue

    perdida. ;

    Es

    el

    morir

    y

    olvidar ; mejor que amar

    y vivi-. y

    ms

    mrito

    el

    dejar que

    el

    conseguir".

    40 ERNESTO ;\LVAREZ. "P"1or':0", A

    Ir

    hijo) del J/le/J/o. p. x.

    H Bandem

    Social.

    Madrid.

    27.VIII.l886.

    p.

    3.

    42 E. "LVAREZ, "PTlogo"

    ciT..

    p.

    viii.

    :-RFH, XIX

    LlTI:RATVRA

    y ANARQUIS\1 37

    En

    vano

    la tiran

    a

    podr contener la fuena

    de un

    pueblo noble que lucha

    sacudiendo las cadenas

    que

    le oprimen,

    porque

    entonces,

    rompiendo la valla inmensa

    de

    la

    tirana,

    y

    ciego

    de su

    indignacin

    extrema,

    tal vez reduzca a ceniza

    al

    tirano y

    su bandera',1.

    Diez aos despus

    de publicada

    la

    primera edicin

    de

    este vo

    lumen de

    versos

    dirigidos A los

    hijos

    del pueblo una

    militante

    anarquista,

    Ana

    Mara M

    daba

    a conocer sus

    poemas

    feminis

    tas

    A las hijas del fJUeblo .

    Los

    temas

    de la prensa obrera revolucionaria influyen decisiva

    mente en

    la poesa

    social cultivada por los

    anarquistas literarios.

    Escritores

    como Pedro

    Barran

    tes,

    Joaqun

    Dicenta,

    J\Januel del Pa

    lacio, entre muchos otros,

    plantean

    temas

    semejantes

    a los de sus

    colegas proletarios. As, Jos

    Alcal

    Galiana

    critica, en

    "El

    men

    drugo", la

    fal

    ta de caridad

    y

    la indiferencia

    social:

    Roto, sucio, raqutico y hambriento,

    enfermo,

    y

    sin

    trabajo en

    su cojera,

    mirad a ese

    mendigo macilento

    subir con

    gran dolor una

    escalera.

    Llama a una puerta;

    la

    criada

    le da, despus de no

    pequeo

    rato,

    una

    miga de

    pan

    fosilizada

    y un

    mendrugo

    ms

    duro

    que un zapato.

    Al tomarlo, con

    hondo

    desconsuelo

    exclama, y con escptica irona:

    "Padre

    nuestro!

    si

    ests all

    en

    el cielo,

    esto se llama el pan de cada da?"

    45

    43

    F.

    S ~ Z R

    y

    T

    GnlAcHo,

    A los hijos

    del

    pueblo,

    pp. 6263.

    " Otra curiosa coleccin de poesas es la de Jos MARA BL>.ZQUEZ

    DE PE

    DRO Rebeldas cantadns

    (Librera Satans, Madrid, 1905), compuesta desde

    la que l llama "Crcel Modelo? de Madrid" para divulgar "el ideal amado"

    y atacar a los "subhombres que se inferiorzan, deshumanan e injurian a s

    propios

    con

    el mote de autoridades"

    (p.

    16), En

    1889 se

    haba impreso un

    l a ~ o poema antirreligioso de M[IG;El.] R[EY],

    Dnde est Dios?, y

    hacia la

    misma

    poca

    Jos Ll.lJNAS y PUJAU

    public lIna extensa poesa en

    tres

    can

    tos,

    La Revolucin.

    Barcelona, l88._

    ...

    ,

    +5 Jos ALCAL.-\ GALlANO, "El

    mcnrlru,go",

    en La

    Revista Social,

    Barcelona.

  • 7/26/2019 Lida, Clara E. - Literatura Anarquista y Anarquismo Literario

    11/13

    ,

    ;

    NRFH, XJX

    CLAllA E LlDA

    38

    La

    deshurnanizacin de la sociedad es, para todos estos autores,

    responsable de

    que el

    pueblo recurra al robo o al asesinato para

    remediar

    su penuria.

    Los estudios

    sociolgicos y jurdicos de

    boga

    influyen en los jvenes

    inte1ectuales espaoles.

    Martnez Ruiz,

    gTan

    admirador de

    Pedro

    Dorado Montero, traduce Las prisiones,

    de

    Kropotkin,

    y

    publica en

    1899

    un

    extenso

    estudio de

    sociologa

    criminal,

    donde

    traza la historia de las

    diversas

    doctrinas europeas

    sobre

    ese tema'O, polemizando

    con

    Cesare

    Lombroso y Enrico Ferri

    y tomando

    partido

    por Dorado, Gabrid

    Tarde,

    mile Girardin,

    Kropotkin

    y August in Hamon, crimina1istas

    que, en mayor

    o

    me

    nor

    grado, ven en

    la

    sociedad la verdadera causa del delito.

    Estas nociones,

    parte del clima intdectual de la

    poca,

    estan

    implcitas en el soneto

    "Reo

    de muerte", de

    Francisco

    Rodrguez

    Marn.

    El

    malhechor, vctima de sus circunstancias sociales - l a

    miseria y

    la

    soledad-, no podra encontrar esperanza sino

    en

    la muerte:

    En tugurio misrrimo

    naciste,

    engendro de

    vicioso

    maridaje;

    dejronte

    crecer

    como salvaje;

    de

    nadie amor ni amparo

    mereciste.

    Solo, desharrapado, hambrien to Y

    triste

    quem tus

    venas

    el social ultraje,

    y, lanzado a la vida del pillaje,

    crmenes

    espantosos

    cometiste.

    La sociedad

    te asi con mano

    fuerte,

    al fin en ti

    ha pensado,

    y te

    condena

    a la pena mas grave: a

    la

    de muerte.

    19.IV.1878, p. 4. En

    1872

    haba publicado Alcal

    su Estereoscopio social,

    con

    pr610go de Gald6s, y el 27.IV.1895 La Idea Libre de Madrid, reprodujo otro

    de

    sus

    poemas sociales,

    "La

    soire. (Pintura

    al

    petr6 leo) ". De l dice

    RUBN

    DARa,

    Espaa

    contemporneo p. 220: "es otro hijo de su padre. Ha tradu

    cido a Byron en verso. Ignoro si el sacrificio fue antes o despus de entrar

    en la Academia".

    6

    Obras compl. t 1, pp. 441-574 (con pr610go de Francisco Pi y Mar

    gall). "Te6rico y propagandista" del anarquismo lo llama E.

    INMAx

    Fax,

    Martnez Ruiz. Sobre el anarquismo del futuro Azorn", ROce

    12

    (1966). p. 160. [CL tambin, del mismo estudioso, "Una bibliografa anotada

    del periodismo de Jos Martinez Ruiz (Azor n): 1894-1904", RLit

    28

    (1965),

    231-244, Y su "Introducci6n biogrfica y crtica" a La voluntad Madrid,

    1968]. Resulta difcil coincidir plenamente con este modo de ver.

    Ms

    justo

    y equilibrado me parece .considerar al joven Azorn como uno de los varios

    escritores de fin de sigl que

    se

    declararon en rebeli6n contra la sociedad

    burguesa y la esttica anquilosada de la Regencia. Todos ellos tomaron pres

    tados r6tulos y actitudes del anarquismo, subrayando lo

    que

    ste tiene

    de

    individualista, renovador, iconoclasta

    e.

    incluso, humanitario, pero deiando

    de laclo los programas econ6micos y sociales del anarquismo militante. el ni

    co que tiene verdaderas races populares en Espaa.

    'iRFH, XIX

    LITERATUR \ y

    A: \lARQUS?\JO

    379

    ?\1uere,

    muere

    con

    nima

    serena,

    y bendice con

    jbilo

    tu suerte,

    porque

    pena que es ltima no es penal 47

    El desencanto

    con

    la sociedad es comn a

    gran parte de los au

    tores

    de fin de siglo. Sin

    embargo,

    mientras los anarquistas afirman

    que

    el

    cambio

    slo

    puede venir

    de

    la

    Revolucin

    Social, los

    escri

    tores anarquizantes

    piensan

    casi exclusivamente en trminos nihilis

    tas:

    subrayan

    el potencial destructivo del proletariado,

    pero

    hacen

    caso

    omiso de las premisas

    del socialismo,

    orientado

    a

    la creacin

    de

    un mundo

    nuevo.

    Joaqun Dicenta, en "El andamio",

    nos mues

    tra a

    un

    albail

    capaz

    de

    destruir

    no slo la morada del burgus,

    sino todo el edificio

    social:

    r...] Tal vez llegue a pensar que en la morada

    donde dej

    pedazos

    de

    su vida,

    por l, piedra tras piedra levantada,

    por l, golpe tras

    golpe

    construida,

    habitar el burgus, el caballero

    que

    tiene

    por

    insulto y por ultraje

    el que roce la blusa de obrero

    el

    satinado pao de

    su traje.

    Tal vez

    lo

    piensa, y al pensarlo cante

    haciendo del cantar grito

    de

    guerra,

    y queriendo decir con

    arrogante

    voz a los poderosos

    de

    la tierra:

    "Desde esta humilde

    tabla

    os desafio;

    mirac1me bien, vuestro edificio es

    mo;

    mo

    desde e

    remate

    hasta la planta,

    mo porque mi mano lo construye,

    y

    esta mano es la mano que

    levanta,

    pero es tambin la

    mano que destruye

    s

    .

    47 F. RODRGUEZ

    l'vfARN,

    "Reo de muerte", en La

    Idea

    Libre Madrid,

    6.VII.l895,

    p. 2.

    48

    JOAQUN DICENTA, "El andamio", en Don

    Quijote,

    Madrid, 3.1X.l897,

    y en

    La

    Idea

    Libre.

    Madrid, 3.VI.l899,

    p.

    2, LUIS

    BONAFOUX

    dice en

    su

    "Pr6

    log-o a

    Spoliarum,

    2

    ed., Madrid,

    1891,

    que su autor, Dicenta, "forma en las

    filas de la vanguardia de revolucionarios que son primero nios sublimes

    que

    no

    miran el aver ni se preoeupan del maana; despus, j6venes g-enero

    sos que derrochan el talento como derrochan la vida, y en fin, combatientes

    aguerridos que, polvorientos y sangrando, marchan a

    buen

    paso hacia la

    montaa del ideal, dejando atrs el pasado y diciendo: Muera'" (p. 8). Y

    ANSELMO LORENZO, en

    su

    resea de Juan Jos, en La Idea Libre Madrid,

    30.XI.1895, p. 2: "no es tan

    echaD

    pa'alante.

    como

    exige la crtica anar

    quista".

    UXAMUNO,

    en "Sobre

    la

    tumba de Costa"

    Obras completas,

    t

    3,

    Madrid, 1958, p, 11.%), observa que Dicenta

    "por

    haber escrito su vig-oros

    simo IlIan Ios

    [

    .. .

    ]

    se crey socialista",

  • 7/26/2019 Lida, Clara E. - Literatura Anarquista y Anarquismo Literario

    12/13

    ,'80 CLARA E

    LInA

    NRHI,

    XIX

    El desastre

    de 1898 produjo

    una violenta impresin

    en los

    inte

    lectuales, testigos

    de

    la ruina espaola. Pedro Barrantes,

    abando

    nando el tono religioso de algunas de sus primeras poesas de Tierra

    y cielo (Madrid, 1896),

    publica

    en 1900 un extenso

    poema

    a

    la

    bandera

    roja que

    guiar

    a Espaa a una

    nueva

    vida:

    r ]

    Estandarte de luz

    que

    all en

    el

    alma

    flota gentil de

    la

    ilusin al 'viento

    T solo puedes devolver la calma

    a esta nacin vencida

    y

    sin aliento

    T solo puedes despertar en ella

    las graneles y viriles energas

    que destruyeron con su torpe huella

    las inquisitoriales monarquas

    Bajo tu pabelln inmaculado

    justicia y libertad tienen

    su

    cuna.

    Por eso el corazn te ha consagrado

    pasin ms entusiasta

    que

    ninguna.

    Bandera roja Salve En lontananza,

    serena y bella palpitar

    te

    veo

    al sculo de amor de la esperanza,

    con la

    infinita

    fiebre del deseo [. . . ]49.

    El anarquismo

    literario fue

    el

    resul

    tado

    efmero

    del

    desconten

    to artstico y espiritual de un grupo de escritores de fin de siglo,

    que vean en el rechazo de los viejos moldes estticos y sociales un

    medio eficaz

    para la regeneracin de

    una Espaa y una Europa

    en

    decadencia

    50

    , La anarqua poltica y la

    intelectual fueron

    dos

    aspectos

    del

    mltiple

    descontento

    espaol en los

    aos de la

    Regen

    cia.

    Lo

    que los militantes cratas haban

    logrado

    en el

    plano

    pol

    tico

    lo iban a

    lograr

    los literatos jvenes en su asalto a una esttica

    acartonada.

    Si se echa una rpida ojeada a las revistas

    literarias

    y

    culturales en que publicaban

    los escritores

    disconformes,

    se observa

    de inmediato

    el

    hecho significativo

    de que todas elJas

    comparten

    4

  • 7/26/2019 Lida, Clara E. - Literatura Anarquista y Anarquismo Literario

    13/13

    NOTAS

    UN CASO

    DE LIS

    DATIVO

    La

    presencia

    de lis con i tona como la nica

    forma

    plural del da

    tivo

    en

    una leyenda alfonsina nos ofrece una ficha ms para la investi

    gacin

    diacrnica

    del espaol.

    Se encuentra

    esa forma

    en un

    trozo de

    la

    narracin contenida en los fols. 172v-174v del ms. 431 de la B. N. M.:

    Et fizo lis tomar tinta et papel' et fizo lis luego escriuir

    todo lo

    sobre

    dicho (fol. 1741'). El

    autor

    emplea tambin exclusivamente la

    i tona

    en la

    terminacin verbal del pretrito: comenr;esti, dixisti, desconos

    r;isti

    (fol. 1731'),

    prer;iesty, disti

    (173v),

    lizisti, ouysti

    (1741'). No se

    puede asegurar si tales formas reflejan conocimientos etimolgicos de

    parte

    del

    autor

    o si, como sugiere

    TlLANDER en

    el caso

    de

    Berceo

    RFE, 24, 1937, p. 7), se U'ata de un fenmeno fontico ms bien

    que

    morfolgico. En

    singular

    aparecen le (1731 , v) y

    gelo

    (1741'). No

    hay

    ningn

    caso de apcope de pronombres.

    No

    es

    de sorprender que

    la

    forma lis

    de este

    manuscrito

    haya pro

    vocado conjeturas sobre el origen del autor, ya que los pronombres

    latinos dieron formas claves

    que permiten

    distinguir

    en

    tre

    di

    versas re

    giones

    dialectales.

    Por ejemplo,

    lle es forma gallega, che y ye leonesas

    y le castellana. No sera

    riojano

    como Gonzalo d e ~ e r c e o

    Li

    y lis son

    normales

    en

    las

    obras

    de este poeta: es rarsimo el dativo del plural les

    frente

    a lis" (TILANDER, p. 3) . OELSCHLAGER, A medieval Spanish word

    list, Madison,

    vVise., 1940, seala un documento de

    la

    Rioja

    Alta

    (ao

    1199) que

    contiene

    lis. Y de todas las fuentes cuyo lxico se

    incorpora

    al Tentative dictionary 1 medieval Spanish, Chapel Hill, N. C., 1946

    (las obras

    de

    Berceo, el Libro de Apolonio, el Libro de buen amor, el

    Conde Lucanor), slo los escritos de Berceo ofrecen casos de

    lis,

    aunque

    li se da en el Libro de Apolonio: Menazados nos a que aquell que li

    fablare (466a).

    Otra

    posibilidad

    es

    que

    el autor haya sido navarro o aragons. Lis

    es forma comprobada

    en

    el Fuero de Navarra (siglos XIII,

    XIV)

    estudia

    do

    por FRANCISCO YNDURIN,

    Contribucin al estudio del dialecto nava

    rro-aragons antiguo, Za;agoza, 1945, pp. 72, 104. Y segn VICENTE

    GARcA

    DE

    DIEGO, Manual de dialectologa espalola, Madrid, 1959, lis

    sigue

    siendo hoy

    forma dialectal

    en

    Asturias (p. 164) en algunas

    zonas aragonesas (p.

    254).

    Para redondear

    el

    estudio

    de

    la

    procedencia de

    la leyenda

    alfonsina

    (vanse

    texto

    e

    interpretacin

    histrica en RABi\- , 32. 1915, 120-449,