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D. J. O’Connor comj). HISTORIA CRITICA I)E LA FIIj OHOFIA OCCIDENTAL VI LA FILOSOFIA EN LA SEGUNDA MTEAD DEL SIGLO XIX

O'Connor, D.J. - Historia Critica de La Filosofia Occidental VI. La Filosofia en La Segunda Mitad Del Siglo XIX

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O'Connor, D.J. - Historia Critica de La Filosofia Occidental VI. La Filosofia en La Segunda Mitad Del Siglo XIX

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  • D. J. OConnorcomj).

    HISTORIA CRITICA I)E LA FIIjOHOFIA OCCIDENTAL

    VILA FILOSOFIA EN

    LA SEGUNDA MTEAD DEL SIGLO XIX

  • Una nueva concepcin de la historia de la filosofa. Los conceptos y teoras de los ms grandes pensadores, expuestos, criticados y evaluados a la luz del conocimiento contemporneo, en una obra notable por su claridad, amplitud y profundidad.En el presente Tomo VI se analizan las doctrinas de John Stuart Mili y Francis Herbert Bradley, el pragmatismo, y la filosofa de la ciencia elaborada duranteel perodo 1850-1910.Tomo I LA FILOSOFIA EN LA ANTIGE

    DADTomo II LA FILOSOFIA EN LA EDAD ME

    DIA Y LOS ORIGENES DEL PENSAMIENTO MODERNO

    Tomo III RACIONALISMO, ILUMINISMO Y MATERIALISMO EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII

    Tomo IV EL EMPIRISMO INGLESTomo V KANT. HEGEL. SCHOPENHAUER.

    NIETZSCHETomo VI EMPIRISMO, IDEALISMO, PRAG

    MATISMO Y FILOSOFIA DE LA CIENCIA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

    Tomo VII LA FILOSOFIA CONTEMPORANEA

    PAIDOS

  • D. J. OConnorcompilador

    HISTORIA CRITICADE LA FILOSOFIA OCCIDENTAL

    VI - Empirismo, idealismo, pragmatismo y filosofa de la ciencia en la segunda mitad del siglo XIX

    edicionesRUDOSBarcelona Buenos Aires

  • Titulo original: A Critical Historv o f Western Philosophy Captulos XIX. XXII. XXIII. XXIV

    Publicado en ingls por The Free Press of Glencoe,The Macmillan Company, Nueva York

    Traduccin de Oscar Nudler. Andrs Pirk, Nstor Mguez

    Cubierta de Julio Vivas

    7.a edicin castellana. 1983

    1964, by The Free Press of Glencoe.A divisin of The Macmillan Company

    de todas las ediciones en castellano, Editorial Paids, SAICF;Defensa, 599; Buenos Aires.

    de esta edicin.Ediciones Paids Ibrica, S. A.; Mariano Cubi, 92; Barcelona-21.

    ISBN: 84-7509-204-7 (tomo VI)ISBN: 84-7509-181-4 (obra completa)

    Depsito legal: B-13.023/1983

    Compuesto en Grafitip;Pallara, 85-91; Barcelona

    Impreso en Romany/Valls;Verdaguer, 1; Capellades (Barcelona)

    Impreso en Espaa - Printed in Spain

  • INDICE

    I. John Stuart Mili 9J. P. DAY

    II. F. H. Bradley 89 P. W. H. WALSH

    III. El pragmatismo 125 H. S. THAYER

    IV. La losofa de la ciencia, 1850-1910 215P. ALEXANDER

  • IJOHN STUART MILL

    Por J. P. Day

    John Stuart Mill naci en Londres el 20 de mayo de 1806. Fue el hijo mayor del filsofo, economista e historiador James Mili. Desde los tres hasta los diecisis aos de edad fue sometido por su padre a una educacin extremadamente intensiva con el propsito de prepararlo para ser el apstol de la segunda generacin de los ben- thamianos. Mill asignaba particular valor a la instruccin que recibiera en lgica y en economa poltica y no ech de menos la completa ausencia de toda educacin religiosa. Hasta la severidad que caracteriz a su padre como maestro no fue del todo mala, pues Mill atribuye la mayor parte de su xito en la vida a la formidable preparacin que alcanz al enfrentarse con ella. Mill cuenta que sus lecturas de Bentham y Hartley fueron puntos cruciales en su desarrollo intelectual; estudi, asimismo, a los filsofos empiristas ingleses. El crculo de James Mill inclua a Bentham, Ricardo, George Grote y John y Charles Austin, de cuyo trato pudo en consecuencia disfrutar John Mili. Su educacin se complet mediante un ao de residencia en Francia como husped del hermano de Jeremy Bentham, sir Samuel Bentham.

    En 1823 Mill ingres en las oficinas del Inspector de la East India Compny, donde estuvo empleado durante los treinta y cinco aos siguientes. Mill considera que la experiencia administrativa que adquiri con ello le fue

  • 10 LA FILOSOFIA EN LA SECUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

    sustancialmente valiosa en sus escritos sobre teora social. Una buena parte de su tiempo libre lo invirti, durante los siguientes dieciocho aos, en la actividad propagandstica en favor de los lsofos radicales, grupo constituido alrededor de su padre que adhera a una mezcla de benthamismo, psicologa asociacionista y economa ricardiana. En 1822 fund la Vtilitarian Society, y entre 1824 y 1828 contribuy extensamente a la Westmins- ter Review, rgano central del radicalismo filosfico. Entre 1825 y 1829 particip activamente tambin en la Lon- don Debating Society, donde conoci a los coleridgeanos Maurice y Sterling, el ltimo de los cuales lleg a ser su ms ntimo amigo. Inici as un perodo de rebelin en contra del benthamismo y del siglo dieciocho, rebelin que se acentu a raz de su lectura de autores como Goethe y Carlyle.

    En 1826 Mili sufri una crisis mental desencadenada probablemente por un exceso de trabajo y una aguda carencia emocional. Debi en parte su recuperacin a la lectura de Wordsworth, y extrajo la leccin de que los sentimientos no tienen menos derecho a ser cultivados que el intelecto. En los afios 1829 y 1830 tom contacto con los sansimonianos y sus ideas, circunstancia que lo condujo hacia nuevas concepciones en economa. Lo ms destacable de este ltimo ao fue el comienzo de su amistad con Mrs. Harriet Taylor, la influencia intelectual dominante de su vida y autora, junto con l, de obras tan importantes como Political Economy y Liberty. Los aos 1834-1840 los emple principalmente en la edicin de la London Review (luego London and Westminster Review]. La medida de su reaccin en contra de los dogmas en que haba sido educado la da la descripcin que hace de su poltica editorial, destinada a librar al radicalismo filosfico del reproche de benthamismo sectario. Su padre, el ltimo representante del siglo xvin, muri en 1836, y el ao siguiente Mili cay bajo otra nueva y poderosa influencia: el positivismo de Comte.

    El perodo final de la vida de Mili, desde 1840 hasta su muerte, se caracteriz por una rectificacin de lo que haba habido de excesivo en su reaccin contra el benthamismo. En parte bajo la influencia de la descripcin que hace Tocqueville del gobierno representativo en los Estados Unidos de Amrica, l y Harriet se volvieron me

  • M I L L II

    nos demcratas de lo que hablan sido, aunque al mismo tiempo ms socialistas, a la manera como Mili entenda este ambiguo vocablo. En 1851 contrajo enlace con Harriet, muerto ya el primer marido de sta dos aos antes. En 1856 fue promovido a jefe de la oficina del Inspector pero se retir dos aos ms tarde. Poco despus de su retiro, Harriet muri inesperadamente en Avignon, lugar donde Mili pas la mayor parte del resto de su vida en compaa de su hijastra, Helen Taylor. De 1865 a 1868 se desempe como representante parlamentario por West- minster e hizo su contribucin ms efectiva en favor de la reforma agraria en Irlanda y, especialmente, del sufragio femenino. Lleg a ser electo tambin rector de la St. An- drews University. Muri en Avignon el 8 de mayo de 1873.

    *

    M il l escribi mucho, y no slo acerca de cuestiones filosficas. Sus principales obras filosficas se dividen en constructivas y crticas. Cada conjunto comprende un tratado y media docena de ensayos, que mencionamos seguidamente por orden de publicacin: (I) Constructivos: On the Definitian of Political Eco- nomy, etc. (Sobre la definicin de la economa poltica) (1836, reimpr. en 1844 en Essays on some Un- settled Questions of Political Economy) (Ensayos sobre algunas cuestiones no resueltas de economa poltica); A System of Logic, etc. (Sistema de lgica) (1843, 8.a ed. definitiva 1872); On Liberty (acerca de la libertad) (1859); Utilitarianism (El utilitarismo) (1861, reimpr. en 1863); Theism (El tesmo) (en Three Essays on Religin [Tres ensayos sobre religin], 1874). (II) Crticos: Bdntham (1838, reimp. en 1859 en Dissertations and Discussions [Disertaciones y discusiones], vol. I); Baitey on Berkeley's Theory of Vision (Bailey y la teora de la visin de Berkeley) (1842, reimpr. en 1859 en Dissertations and Discussions, vol. II); Dr. Whewell on Moral Philosophy (1852, reimpr. en 1859 en Dissertations and Discussions); Auguste Comte and Positivism (Augusto

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    Comte y el positivismo) (1865); Examination of Sir William Hamilton's Philosophy (Examen de la filosofa, de Sir William Hamilton) (1865, 3. ed. definitiva 1867); Berkeley's Life and Writings (Vida y escritos de Berkeley) (1871, reimpr. en 1875 en Disser- tations and Discussions, vol. IV).

    Los escritos constructivos son, naturalmente, los ms valiosos. Mili mismo consideraba con justicia a la Lgica y a su tratado Acerca de la libertad como sus mejores obras. La primera es, de hecho, su contribucin ms importante a la filosofa. Su importancia es sin duda en parte histrica. En primer lugar, como dice Leslie Stephen, el Sistema de Lgica de Mili puede considerarse como el manifiesto ms importante de la filosofa utilitarista. Pero su significacin histrica es todava mayor y le viene del hecho de haber llegado a ocupar la misma especie de posicin dominante en el mapa filosfico que la que correspondiera al Ensayo sobre el entendimiento humano de Locke un siglo y medio antes. Hay por cierto muchos paralelos interesantes entre los dos libros. Por ejemplo, la lucha empirista de Mili en contra del intuicionismo se corresponde con la polmica empirista de Locke en contra de las ideas innatas; ambos filsofos, adems, comparten un profundo inters por las ciencias sociales. Y, por sobre todo, ambas obras son completas y de gran alcance, y prcticamente en todos los numerosos tpicos que abordan tienen algo valioso que decir. Esto no significa que las contribuciones de Mili a tales tpicos sean todas igualmente valiosas. As, mientras su filosofa de las matemticas est en pronunciado desacuerdo con los puntos de vista modernos, en cambio el libro VI de la Lgica brinda lo que todava hoy es una de las mejores introducciones a la filosofa de las ciencias sociales. La importancia de la Lgica, al igual que la del resto de las obras de Mili no es, de ninguna manera, solamente histrica, y buena parte del libro puede ser, y es, an hoy leda con provecho.

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    El tesmo no se examinar aqu. Ello se debe en parte a que Mili no lo revis, pero especialmente a que su valor es en todo caso dudoso. En este ensayo Mili se propone ... considerar qu lugar ocupan las creencias religiosas en una perspectiva cientfica, qu pruebas, aceptables para la ciencia, pueden invocarse en su favor y qu fundamento tienen las doctrinas de la religin consideradas como teoremas cientficos. Pero qu sentido tiene un programa semejante? Cualquiera sea el status lgico de las aserciones religiosas y teolgicas, es seguro que no son teoremas cientficos, de modo que puede extraerse poco provecho de tratarlas como si lo fueran y, en particular, de intentar establecer su verdad mediante las reglas de la lgica inductiva.

    La mayor parte de las obras no filosficas de Mili se refieren a laxiencia econmica y poltica. La principal es Principtes of PoUticaT Economy (Principios de economa poltica) (1848, 7.* ed. definitiva 1871), su libro ms importante despus de su Lgica y de Considerations on Representative Government (Consideraciones sobre el gobierno representativo) (1861) y su principal contribucin a la poltica. Contiene valiosos anlisis de dos tpicos que estn fuera de los lmites de este captulo pero que sin embargo tienen

    . inters filosfico: los argumentos en pro y en contra de la propiedad privada y la democracia, respectivamente. La discusin del ltimo punto se halla en Thoughts on Parliamentary Reform (Ideas sobre la reforma parlamentaria) (1859, reimpr. 1867 en Disertaciones y discusiones, vol. III) y en Gobierno representativo, I-VIII, y la del primero en Economa poltica, II, i, ii, y en Chapters on Socialism (Captulos sobre el socialismo) (1879), materiales para un libro sobre el socialismo en que Mili estaba trabajando cuando muri. Un tercer tpico de cierto inters filosfico es el de los derechos de la mujer, tratado en Enfranchisement of IVornen (Emancipacin de las mujeres) (1851, reimpr. 1859 en Disertaciones y dis

  • cusiones, vol. II) y en Subjection of Women (Sujecin de las mujeres) (1869). Pero las opiniones de Mili sobre este asunto son en realidad slo aplicaciones de la doctrina de la justicia expuesta en El utilitarismo, V.

    El plan de este captulo es el siguiente: las primeras nueve secciones estn dedicadas a la lgica, la filosofa de la ciencia y la metafsica de Mili; se basan principalmente en la Lgica, excepto la seccin novena, basada especialmente en Examen de Hamil- ton. Las ltimas tres secciones estn dedicadas a la moral y la filosofa poltica de Mili, y se basan particularmente en Acerca de la libertad y El utilitarismo. Las restantes obras filosficas mencionadas ms arriba son consideradas en el curso de la exposicin y crtica de estas cuatro.

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    EL SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS Y LAS PROPOSICIONES

    Mili afirma que un anlisis del significado de las palabras es un prerrequisito del anlisis del significado de las proposiciones, y su tratamiento de estos temas muestra que cree adems que analizar el significado de una proposicin es analizar los significados de sus palabras constituyentes. En consecuencia, lo que hay de valioso en su teora del significado reside en su explicacin del significado de las palabras (materia en la que tiene una deuda considerable con los escolsticos y Hobbes), y es poco, en cambio, lo que tiene que decir acerca del significado de las proposiciones.

    Mili alcanza sus mejores logros en su examen de las palabras al tratar los nombres, particularmente al distinguir los nombres connotativos de los no connotativos. No es opinin suya la de que todas las palabras son nombres, y ofrece como ejemplos de palabras que no son nombres las palabras auxilia

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    res o las partes de nombres, como los adverbios. Pero indudablemente interpreta nombres de una manera amplia, incluyendo entre ellos adjetivos y nombres de muchas palabras, como el actual primer ministro de Gran Bretaa.

    Mili sostiene que la distincin entre connotativos y no connotativos es la divisin ms importante que existe entre los nombres, y la explica como sigue. Los nombres no connotativos meramente denotan (es decir, se refieren a) un sujeto o atributo; por ejemplo, Harold Macmillan y blancura. Respecto de los del primer tipo, seala que todos estos nombres propios son no connotativos, distinguindolos as de otros nombres individuales, como el actual primer ministro de Gran Bretaa. Los nombres connotativos, en cambio, a la vez denotan un sujeto y connotan un atributo; poiNejemplo, hombre y blanco, respectivamente. Acerca del primero seala que todos los nombres generales de este tipo son connotativos. Mili aclara que por connotacin de un nombre entiende (todos los) atributo(s) cuya posesin es necesaria y suficiente para dar a una cosa ese nombre; as, hombre connota, implica o entraa vida animal, racionalidad y una forma determinada. Aade que la connotacin de muchos nombres co-

    * mues es indefinida, dado que los nombres de esta clase con frecuencia son vagos. El significado de un nombre contina es su connotacin y no su denotacin. La teora opuesta es rechazada con el argumento de que aunque estrella matutina y estrella vespertina denotan la misma cosa no es correcto decir que significan la misma cosa.

    Mili seala despus que definir una palabra es formular su connotacin, de manera que los nombres no connotativos, como por ejemplo los nombres propios, son indefinibles. Sostiene que lo que se define son siempre palabras y no cosas, como algunos piensan. Sin embargo, hay una distincin genuina correspondiente a esta distincin espuria, y es la de que

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    mientras algunas deniciones simplemente dan la connotacin de unas palabras, otras, adems de ella, arman tambin, tcitamente, la existencia real o posible de las cosas que poseen estos atributos. Las deniciones matemticas, dice Mili, pertenecen a esta ltima clase; ms abajo, en la seccin titulada La naturaleza de la verdad matemtica, pondremos de relieve la significacin de esta tesis. Mili admite que proposicin debe definirse como discurso en que se afirma o se niega algo de algo y, por tanto, que todas las proposiciones son de la forma sujeto-predicado. La divisin ms importante entre las proposiciones es, a su juicio, la que existe entre las proposiciones verbales (o esenciales o analticas) y las reales (o accidentales o sintticas). Las primeras atribuyen meramente al sujeto alguna propiedad connotada por el trmino sujeto, de manera que no son informativas (salvo en lo que concierne al significado de ese trmino). Las segundas, en cambio, atribuyen al sujeto alguna propiedad no connotada de este modo y son por lo tanto tcticamente informativas. La distincin que hace Mili entre proposiciones verbales y reales se apoya, pues, en su doctrina de la connotacin. Nos dice, por ltimo, que todas las proposiciones reales afirman o bien la existencia de cosas o bien relaciones de coexistencia, sucesin, causacin o semejanza entre cosas.

    De acuerdo con las ideas modernas acerca del significado procedentes de Wittgenstein, el principal defecto de la teora de Mili es el de interpretar al revs la relacin entre el significado de las palabras y el significado de las proposiciones y tambin, por consiguiente, la importancia relativa de ambos. Actualmente se sostiene, en efecto, que la ltima nocin es la bsica, puesto que la primera debe explicarse recurriendo a ella. 1 significado de una proposicin no es la suma de los significados de sus palabras constituyentes; el significado de una palabra, ms bien, est dado por los papeles que es capaz de

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    desempear en las proposiciones de las que puede ser parte constituyente. Es evidente, adems, que Mili interpreta el trmino nombres de un modo demasiado amplio. No es correcto llamar nombres a adjetivos como blanco y frases descriptivas como el actual primer ministro de Gran Bretaa, ni tampoco puede llamarse con propiedad partes de nombres a palabras auxiliares como los adverbios del tipo de exactamente. Pero otras opiniones de Mili son correctas e importantes a la vez. Es verdad que los nombres propios no son connotativos y que, en cambio, los nombres comunes s lo son. Tambin est en lo cierto Mili al afirmar que el significado de una palabra es su connotacin y no su denotacin y en la razn que da para rechazar la opinin opuesta. Y est acertado, asimismo, cuando sostiene que muchos, quiz la mayora, de los sustantivos comunes son vagos.

    Por otra parte, no es desde luego cierto que todas las proposiciones sean de, o puedan expresarse en, la forma sujeto-predicado y que se limiten a ser afirmaciones de existencia o de algunas de las pocas relaciones que Mili enumera. Adems, la validez de la distincin entre proposiciones reales o sintticas y verbales o analticas ha sido, recientemente, mate-

    ' ria de discusin. No obstante, me parece que, como resultado de estas discusiones, no surge que la distincin es improcedente sino que, a veces, es ms difcil de lo que Mili supone determinar a qu clase debe adscribirse una proposicin dada.

    LA UTILIDAD DE LA LOGICA FORMAL

    Mili interpreta la diferencia entre deduccin e induccin (ampliatoria) a la luz de su distincin entre inferencia real y aparente. Todas las inferencias deductivas inmediatas, como por ejemplo: Todos los hombres son mortales, por lo tanto ningn hom-

  • bre es inmortal, son aparentes porque la conclusin no afirma ms que la premisa y se limita a parafrasearla. Pero todas las inferencias inductivas, como: Todos los hombres examinados son mortales, por lo tanto todos los hombres son mortales, son reales porque la conclusin afirma ms que la premisa.

    Mili sostiene que todas las inferencias deductivas mediatas son expresables en la forma sujeto-predica- do; todo Euclides, dice, podra expresarse as. En su anlisis toma como paradigma el modo Barbara del silogismo y ser conveniente que lo sigamos en ello. Tradicionalmente, se sostiene que el axioma del silogismo es el dictum de omni et nullo, que asevera (en el caso de Barbara) que todo lo que puede afirmarse de una clase puede afirmarse de todo objeto contenido en la clase. Pero MUI hace la objecin de que no es un axioma sino una mera proposicin de identidad, a saber: Todo lo que es verdadero de ciertos objetos es verdadero de cada uno de estos objetos. El axioma realmente fundamental de los silogismos (afirmativos) tiene dos formas, correspondientes a los aspectos especulativo y prctico de las proposiciones reales. Considerada bajo el primer aspecto, la proposicin: Todos los hombres son mortales significa: Los atributos connotados por hombre estn siempre acompaados por el atributo mortalidad. Pero vista bajo el segundo aspecto, significa Hombre es una marca (o prueba) de mortalidad. Las dos formas correspondientes del axioma fundamental son Las cosas que coexisten con la misma cosa coexisten entre s y Todo lo que tiene alguna marca, tiene aquello de lo que es marca.

    Mili disiente tanto de quienes valoran el silogismo basndose en que por su intermedio probamos la mayor parte de nuestras verdades como de quienes lo consideran carente de valor por ser circular. No obstante, estos ltimos tienen sin duda razn en sostener que el silogismo es circular. Consideremos por ejemplo el razonamiento siguiente: Todos los hom-

    18 LA FILOSOFIA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

  • M I L L 19

    bres son mortales; Churchill es hombre; por lo tanto Churchill es mortal. Su conclusin slo afirma una parte de lo que se afirma en las premisas, de modo que es circular. La inferencia deductiva mediata, no menos que la inmediata, es aparente, no real.

    Podemos distinguir en el razonamiento anterior dos pasos, de los cuales slo el segundo est explcitamente formulado arriba; el primer paso inexpresado es: Todos los hombres examinados son mortales, por lo tanto todos los hombres son mortales. De estos dos pasos slo el primero es una inferencia (real); el segundo es una interpretacin de la generalizacin, o una aplicacin de ella a un caso particular. Sin embado, es igualmente permisible inferir en un nico paso de particulares a particulares, sin pasar a travs de una generalizacin. As: Todos los hombres observados son mortales; Churchill es hombre; por lo tanto Churchill es mortal. Los nios, los animales y las personas sin instruccin razonan siempre as, y las gentes educadas a menudo tambin. La situacin que aqu se presenta en relacin con la generalizacin: Todos los hombres son mortales, es similar a la que Dugald Stewart repetidamente seala con referencia a los axiomas matemticos. Mili considera, en efecto, que la aptitud para razonar dando los dos pasos depende de la facultad de emplear el lenguaje. Las bestias, etctera, no pueden razonar de este modo, porque al carecer de lenguaje no pueden formular o recordar generalizaciones. No obstante, pueden efectuar inferencias inarticuladas de particulares a particulares puesto que en stas el razonamiento se realiza de acuerdo con, y no a partir de, la generalizacin, de manera que no es necesario formularla verbalmente.

    La opinin de Mili acerca de la utilidad de la lgica deductiva o silogstica se sigue de su concepcin del razonamiento silogstico. Sostiene que ste, considerado como un modo de verificar cualquier argumento dado, tiene un triple valor.

  • 20 LA FILOSOFIA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

    En primer lugar, por ser la premisa mayor un registro de las inferencias que podemos efectuar acertadamente en casos futuros (o, vista en su aspecto prctico y no especulativo, una instruccin para efectuarlas), necesitamos reglas para aplicarla a los nuevos casos que se presenten. Nuestra situacin es parecida a la del juez cuyo cometido es interpretar o aplicar las leyes. La utilidad de las reglas de la lgica silogstica estriba en que nos asegura que lo hacemos correctamente; su propsito es el de mantener la coherencia entre lo que recordamos y lo que concluimos.

    En segundo lugar, segn ya hemos visto, toda inferencia de particulares a un particular puede considerarse como una induccin seguida de una deduccin. Una ventaja adicional que surge de razonar dando este largo rodeo es la de que hace menos probable que tomemos por algn otro camino errneo. Si razonamos as no podemos pasar por alto, en efecto, el hecho de que la prueba de que todos los S observados son P slo sirve para establecer que X, que es S, es P, si tambin sirve para establecer que todos los S son P. En cambio, si nuestro razonamiento va de particulares a un particular, es muy probable que no prestemos atencin a esta verdad.

    Una tercera ventaja de este modo de razonar en dos pasos reside en que el trmino medio del silogismo hace explcitas las analogas que se dan en todas las aplicaciones de las generalizaciones a nuevos casos. Comparemos, por ejemplo, la inferencia en dos pasos dada arriba, en que se conclua la mortalidad de Churchill, con este razonamiento: Scrates, Platn, Wellington y Palmerston son mortales; por lo tanto, Churchill, que se parece a ellos, es mortal. El primer razonamiento especifica, cosa que el ltimo no hace, los respectos en que Churchill es similar a tos otros, a saber, los atributos connotados por hombre. La lgica formal nos seala el camino correcto al recordamos que si esta semejanza no

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    se da no se seguir nuestra conclusin pues habremos cometido la falacia de los cuatro trminos.

    Mili presenta el ltimo razonamiento como ejemplo tpico de inferencia analgica, en oposicin a la inferencia inductiva propiamente dicha, ejemplificada mediante el primer razonamiento. La diferencia esencial, aparte de la ya mencionada, reside en que slo en la inferencia inductiva, y no en la inferencia analgica, se demuestra que existe una conjuncin constante entre el o los puntos de analoga (por ejemplo, los atributos connotados por hombre) y el atributo en discusin (mortalidad); establecer una generalizacin como Todos los hombres son mortales es justamente mostrar esto.

    Como resultado de estas consideraciones Mili llega a las siguientes conclusiones respecto del significado del trmino lgica. Identifica la lgica en su conjunto con la lgica de la verdad y considera a la lgica formal o lgica de la coherencia como aquella parte de ese conjunto que trata de la manera en que alcanzamos conclusiones verdaderas en casos nuevos aplicndoles generalizaciones verdaderas. Esto forma el contenido de la explicacin preliminar del estudio que Mili coloca como introduccin a su tratado. Dice all que su objeto es ...intentar un anlisis correcto de los procesos intelectuales conocidos con el nombre de Razonamiento o Inferencia, as como de otras operaciones mentales destinadas a facilitarlos; tambin, fundndose en este anlisis y par passu con l, reunir o estructurar un conjunto de reglas o cnones para determinar la suficiencia de cualquier elemento de juicio dado en prueba de cualquier proposicin dada. Aclara que incluye dentro del razonamiento tanto a la induccin como a la deduccin y que entiende por otras operaciones mentales las de nombrar, definir y clasificar. Pero esta frmula excluye, por supuesto, todo lo que sea establecer proposiciones directamente mediante la observacin, que se opone a establecerlas

  • 2 2 LA FILOSOFIA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

    indirectamente por medio del razonamiento. MH1 identifica tambin la lgica, tal como l la define, con la filosofa de la ciencia, puesto que la ciencia se compone esencialmente, a su juicio, de inferencias a partir de observaciones. Con respecto al problema de si su frmula suministra una definicin correcta del trmino lgica. Mili seala que la cuestin relativa a cul puede ser la definicin correcta es muy debatida entre los lgicos y que, de todos modos, su frmula resume correctamente el contenido de su propia Lgica. Finalmente, en relacin con el valor del estudio segn l lo define, opina que si bien los hombres evaluaron las pruebas, y a menudo correctamente, antes de que la lgica fuera una ciencia, o las evaluaran aunque nunca hubieran podido construir una, no obstante la mayora de ellos necesitan o bien entender la teora de lo que estn haciendo o bien tener reglas formuladas para ellos por quienes han entendido la teora.

    A modo de comentario digamos, para empezar, que es evidentemente un error afirmar que el razonamiento deductivo no es (realmente) un razonamiento. Es correcto y usual llamarlo as y Mili est equivocado cuando dice que esta prctica es un abuso del lenguaje. A veces, como acabamos de ver, l mismo lo admite como tal. Cuando lo niega ello se debe, por supuesto, a que est igualando tcitamente razonamiento con razonamiento ampliatorio, lo que es tan errneo como el hbito mucho ms comn de identificar razonamiento con razonamiento explicativo (o deductivo), Y sus lamentaciones motivadas por el carcter falaz que tiene el razonamiento deductivo a causa de su circularidad, son el reverso de las lamentaciones mucho ms frecuentes relativas al carcter falaz del razonamiento inductivo debido a su no circularidad. La respuesta a ambas lamentaciones es la de que no tiene sentido quejarse de que una cosa sea lo que es y no sea otra cosa.

    Adems, no es cierto que todas las inferencias de-

  • MILL 23

    tactivas mediatas puedan expresarse en silogismos, aunque slo sea por la razn de que tampoco es cierto que (odas las proposiciones puedan expresarse en la forma sujeto-predicado.

    Es verdad que el silogismo es circular, si circular se emplea para significar que la conclusin de un razonamiento est incluida entre las premisas. Supongamos, por ejemplo, que las proposiciones A, E, I y O se interpreten denotativamente, a la manera moderna. En tal caso Todos los hombres son mortales significara: Scrates es mortal y Welling- ton es mortal y Palmerston es mortal..., etctera. Y el razonamiento: Todos los hombres son mortales; Churchill es hombre; por lo tanto Churchill es mortal, sera circular porque Churchill es mortal sera uno de los conjuntos incluidos en el etctera. Sin embargo, esto slo es as si la premisa mayor se interpreta de esta manera. Pero segn el punto de vista de Mili, debe interpretarse connotativamente, de modo que significa: Los atributos connotados por "hombre estn siempre acompaados por el atributo mortalidad. Y en esta interpretacin el razonamiento no es circular. La circularidad del silogismo es, en consecuencia, una cuestin que Mili, si procediera coherentemente, no debera ni siquiera abordar.

    No dejar de advertirse que Mili hace todo su examen del silogismo sobre la base de la aplicacin de una generalizacin a un caso nuevo. Pero ste, naturalmente, es slo un tipo de silogismo. No es necesario que la premisa mayor sea una generalizacin; puede ser una descripcin como: Todos los hombres que estn en esta habitacin son altos, o una proposicin necesaria como: Todos los hombres son animales.

    Un gran problema latente en el anlisis del silogismo hecho por Mili es el del significado o uso de las generalizaciones. Mili parece oscilar entre tres opiniones: 1) la interpretacin intensional (o conno-

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    tativa), que es la nica que formula explcitamente; 2) la interpretacin extensional (o denotativa), que est implcita en su acusacin de circularidad en el silogismo; y 3) la interpretacin como regla de inferencia. Esta ltima se halla implcita en su doctrina de que (a veces) razonamos de acuerdo con, no a partir de, la generalizacin; en efecto, aquello de acuerdo con lo cual se razona slo puede ser una regla, no un enunciado.

    En cuanto a la opinin de Mili de que las bestias razonan, la objecin que formula en contra de la doctrina de que generalizan y por lo tanto deducen (objecin fundada en que carecen de lenguaje) tambin puede aducirse con igual fuerza en contra de su propio punto de vista de que razonan inarticuladamente de particulares a particulares. En efecto, razonar significa dar alguna proposicin como razn de otra y donde no hay lenguaje no hay proposiciones y tampoco, por consiguiente, razonamiento. La tentacin de atribuir razn a los animales y a los nios es fcilmente explicable por las semejanzas entre su conducta manifiesta (alguna parte de ella) y la conducta de los seres genuinamente racionales. Me parece, en cambio, que Mili est en lo cierto cuando afirma que puede considerarse que todas las inferencias inductivas acerca de casos particulares se efectan a travs de una generalizacin; y su descripcin de las ventajas del procedimiento en dos pasos respecto de la inferencia de particulares a particulares es, a mi juicio, a la vez correcta e importante.

    Tengo que aadir dos observaciones relativas a su concepcin del alcance y valor de la lgica. Aunque hay quienes igualan lgica con lgica formal, la mayora de los lgicos parece compartir el punto de vista de Mili respecto del alcance de su estudio. La mayor parte de los textos de lgica, en efecto, sigue la pauta tripartita que Mili estableci: una parte destinada al lenguaje, una sobre deduccin y una sobre induccin y metodologa. Respecto de la utilidad de

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    la lgica o, en todo caso de su Lgica, es preciso agregar a lo dicho arriba que en su Autobiografa Mili pone nfasis en un aspecto ms prctico. All nos dice que su tratado persegua el propsito de producir un impacto en favor de la escuela progresista de la experiencia y la asociacin, en contra de la escuela conservadora, apriorista e intuicionista, de la cual Whewell y Hamilton eran, en su opinin, los principales representantes en Gran Bretaa.

    LA NATURALEZA DE LA VERDAD MATEMATICA

    Las ltimas observaciones se aplican con especial fuerza a la filosofa de las matemticas de Mili; ste las presenta, en efecto, en deliberada oposicin a la filosofa intuicionista y apriorista de Whewell, basado en la creencia de que el prestigio del intuicionis- mo se funda principalmente en la errnea opinin de que suministra la verdadera teora de las matemticas y la fsica, de modo que expulsarlo de ellas es privarlo de su plaza fuerte. Lo que Whewell quiere significar cuando dice, por ejemplo, que los axiomas de la geometra son conocidos a priori mediante la intuicin, o que son evidentes, es que entender su significado es captar su verdad, de manera que es innecesario, y tambin por cierto imposible, establecer su verdad a posteriori. En lo que sigue har un esbozo de los puntos de vista de Mili, primero de los relativos a la geometra y luego de los referentes a la aritmtica.

    Las proposiciones de la geometra, dice Mili, estn constituidas por 1) principios o premisas, que son o bien a) axiomas o bien b) definiciones, y por 2) teoremas, que son conclusiones deductivas a partir de 1) y, por consiguiente, inferencias aparentes, no reales. Hay tres axiomas: (i) Cosas iguales a la misma cosa son iguales entre s; (ii) Las sumas de iguales son iguales; y (iii) Las lneas, superficies o espacios s-

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    lidos que puedan colocarse de modo que coincidan entre s son iguales. Todos son generalizaciones a partir de la experiencia o inducciones enumerativas o, dicho en otras palabras, todos se establecen por induccin directa a partir de casos observados. Son tambin exactamente verdaderos, siendo la razn de su verdad su alcance universal; as por ejemplo (i), al referirse a todas las cosas, es universal en el sentido de que vale para todas las cosas en todo tiempo y lugar o a travs de toda la naturaleza. Mili da una interpretacin similar del status y de la verdad de los principios de la lgica deductiva (por ejemplo, la ley de contradiccin: Una proposicin afirmativa y la correspondiente proposicin negativa no pueden ser ambas verdaderas) y de la lgica inductiva (por ejemplo, la ley de causalidad: Todo acontecimiento tiene una causa).

    La situacin es significativamente diferente en el caso de las (mal llamadas) definiciones del tipo de Un crculo es una figura limitada por una lnea (la circunferencia) cuyos puntos estn todos a igual distancia de un punto (el centro) interior a aqulla. Aunque stas tambin son generalizaciones a partir de la experiencia, difieren de los axiomas en que no son verdaderas exactamente sino slo aproximadamente. La razn por la cual es incorrecto llamarlas definiciones es la de que, a partir de las definiciones propiamente dichas, slo se siguen proposiciones verbales. Pero en las definiciones geomtricas hay el supuesto tcito de que los objetos que se adecan a ellas existen. Esto, sin embargo, es estrictamente falso puesto que el mundo no contiene crculos ni otras figuras que sean exactamente como las definidas por Euclides.

    La posicin de Mili respecto de la verdad de los teoremas es, por consiguiente, sta: son hipottica o condicionalmente verdaderos (o vlidos, como se dice ahora), entendiendo por ello que deben ser verdaderos si las premisas son verdaderas; y es slo en

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    este sentido que pueden llamarse necesarios. Pero no son realmente (exactamente) verdaderos, porque algunas de las premisas, a saber, las definiciones, no son (exactamente) verdaderas.

    Finalmente, puesto que tanto los axiomas como las definiciones son acerca de la naturaleza, la geometra es estrictamente una ciencia fsica como la mecnica, y sus tres axiomas son leyes de la naturaleza; son, especficamente, leyes de semejanza.

    La explicacin milliana de la aritmtica es muy similar. Las diferencias principales son las siguientes: los axiomas de la aritmtica son dos, a saber, los primeros dos de los tres dados ms arriba para la geometra. Sus (mal llamadas) definiciones son las definiciones de los nmeros como, por ejemplo, 2+1= = 3, que afirma que existen colecciones de objetos (por ejemplo un conjunto de dos guijarros y un conjunto de un guijarro) que pueden reunirse en una coleccin de objetos (a saber, un conjunto de tres guijarros). Son slo aproximadamente verdaderas porque todas suponen que 1=1 o que todos los nmeros son nmeros de las mismas o iguales unidades. Pero esto a veces es falso: 1 libra troy (de 12 onzas) y 1 libra avoirdupois (de 16 onzas) no hacen 2 libras troy, o avoirdupois, o cualquier otro peso. En tanto que los axiomas son leyes naturales de semejanza, las definiciones son leyes naturales de coexistencia y los teoremas, como por ejemplo 79,105 +3,824= 82,929, son afirmaciones acerca de las maneras en que podra formarse determinada coleccin reuniendo otras colecciones (o extrayendo colecciones de colecciones). El enfoque completamente emprico que hace Mili de la aritmtica se pone de manifiesto tambin en su interpretacin del significado de los nombres de los nmeros o numerales. Sostiene, por ejemplo, que 2 denota todos los pares de cosas y connota el modo en que deben reunirse objetos singulares para formar ese tipo particular de coleccin.

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    La filosofa de las matemticas de Mili se considera generalmente como la parte menos aceptable de su lgica y, en verdad, depara a su autor cierto succs de scandale. Es de algn inters hacer notar aqu que presenta una notable semejanza con la filosofa de las matemticas de Hume tal como est formulada en el Tratado, no obstante lo cual sta ha escapado de las crticas que mereci la de* Mili. Pero la teora de Mili tiene al menos el mrito de haber incitado a su ahijado intelectual, Lord Russell, a hacer el intento de elaborar una teora mejor.

    Claramente se advierte que Mili identifica geometra con geometra euclidiana; puede notarse tambin que su descripcin de las tres clases en que se dividen las proposiciones geomtricas es, en lneas generales, correcta, si bien actualmente se sostiene, respecto de los teoremas de la geometra euclidiana, que son derivables especialmente de los axiomas y definiciones de Hilbert, en lugar de los del mismo Euclides; y, respecto de los teoremas de la aritmtica, que se derivan de los axiomas y definiciones de Peano.

    Pero una comparacin de los axiomas de Mili con los de Hilbert y Peano muestra en seguida que los de Mili son completamente inadecuados. Adems, los axiomas no son, como sostiene Mili, generalizaciones empricas. Es distintivo de estas ltimas el poder ser refutadas por excepciones observadas, y a los axiomas de Mili les falta esta caracterstica. Considrese, por ejemplo, su axioma geomtrico Cosas iguales a la misma cosa son iguales entre s. Y supngase que alguien pretendiera que est refutado por los hechos siguientes: al poner una vara junto a otra se advierte que sus extremos coinciden y al poner esta segunda vara junto a una tercera se nota que sus extremos tambin coinciden; pero cuando la primera vara se coloca junto a la tercera sus extremos no coinciden. Sera admitida semejante pretensin? Evidentemente no. Los hechos se explicaran de algn otro modo, por ejemplo aduciendo que la primera vara cambi

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    de longitud cuando fue colocada junto a la tercera. En general, ningn hecho observado sera admitido como prueba en contra del axioma. Se trata realmente de una verdad necesaria y a priori, cuya necesidad deriva del hecho de que la igualdad es una relacin transitiva.

    La interpretacin de Mili de las definiciones geomtricas y aritmticas est expuesta a objeciones similares. No son generalizaciones aproximadamente verdaderas acerca de cosas y acontecimientos. La definicin euclidiana de crculo no se refiere a troncos de rboles, ruedas de coches, etc., aunque esto no implica negar que en geometra fsica o aplicada tales trminos sean susceptibles de interpretaciones fsicas, como ocurre cuando lnea recta se interpreta como la trayectoria de un rayo de luz. Consideraciones similares a las efectuadas ms arriba en relacin con los axiomas ponen de manifiesto que el ejemplo de Mili de definicin aritmtica, 2+1=3, no es una generalizacin emprica sobre la base de la reunin de conjuntos de guijarros, etctera. Ninguna aparente excepcin derivada de la experiencia de contar colecciones de objetos sera admitida jams como prueba en contra de esa proposicin. Mili incurre tambin en un error al creer que 1 = 1 es a veces falsa porque los nmeros no son siempre nmeros de las mismas unidades. Por el contrario, es siempre cierta; la tesis que parece vislumbrar Mili es muy diferente, y es la de que los clculos en aritmtica aplicada no son dignos de confianza a menos que previamente las cosas sean correctamente contadas. Una condicin que debe satisfacerse para ello es la de que todas las cosas sean de la clase que hay que contar. Si uno cuenta una libra troy cuando se supone que est contando libras avoirdupois, o a la inversa, dicha condicin evidentemente no se satisface.

    En cuanto a las consideraciones de Mili acerca de los teoremas, su distincin entre verdades necesarias

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    y consecuencias necesarias es correcta y muy aclaratoria. Tanto las verdades necesarias como las contingentes pueden tener consecuencias necesarias, pero slo las consecuencias necesarias de las verdades necesarias, y no de las contingentes, deben ser a su vez verdades necesarias. Y puesto que Mili sostiene los axiomas matemticos son generalizaciones empricas y que, por lo tanto, son contingentes, es coherente de su parte decir que los teoremas matemticos son necesarios slo en su carcter de consecuencias necesarias. Pero su tesis adicional, la de que los teoremas matemticos son estrictamente falsos (o slo aproximadamente verdaderos) porque algunos principios matemticos las definiciones son estrictamente falsos (o slo aproximadamente verdaderos), est sujeta a una doble objecin. En primer lugar, hemos visto que las definiciones matemticas no son, de hecho, falsedades estrictas o slo verdades aproximadas. Y en segundo lugar, aun si lo fueran, es falaz creer que las conclusiones vlidas obtenidas a partir de premisas (estrictamente) falsas no pueden ser verdaderas.

    Sealemos, por ltimo, que es totalmente falso que la geometra sea una ciencia fsica como la mecnica y que sus axiomas sean una suerte de leyes de la naturaleza. Hay realmente en todo el anlisis de Mili una fatal carencia de distincin entre la aritmtica pura y la aritmtica aplicada propia del contar y el calcular, as como entre la geometra pura y la geometra aplicada de, por ejemplo, la ptica geomtrica.

    LA PRUEBA DE LAS LEYES CAUSALES

    Como el razonamiento deductivo es slo aparente, y nada ms que una interpretacin de inducciones, el problema central de la lgica es el de elucidar la naturaleza de la inferencia inductiva o real y for-

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    mular las condiciones en que resulta correcta. La formulacin de estas condiciones de legitimidad es la tarea de la lgica inductiva, cuya funcin es establecer reglas prcticas que puedan ser para la induccin misma lo que las reglas del silogismo son para la interpretacin de la induccin. Pero debemos ver primero qu es la induccin.

    Mili define induccin como generalizacin a partir de la experiencia, aunque admite que las deducciones a partir de generalizaciones, como la conclusin del razonamiento en dos pasos que afirma la mortalidad de Churchill, tambin se llaman inducciones. Observa despus que la generalizacin es tanto un mtodo de descubrimiento como un mtodo de prueba, si bien el aspecto ms importante es el ltimo. Adems, distingue la induccin de las dos operaciones con las cuales fue confundida, particularmente por Whewell. La primera de ellas es la descripcin. Una de las definiciones de induccin de Whewell es la de coligacin de hechos; Kepler, por ejemplo, efectu una induccin cuando acept la proposicin Todas las posiciones observadas de Marte estn (ms o menos) sobre una elipse. Pero Mili objeta que sta es una descripcin, no una induccin, y que la induccin slo apareci cuando Kepler infiri, a partir de esta proposicin, que Todas las posiciones de Marte estn (ms o menos) sobre una elipse. La otra operacin con que fue confundida la induccin es la que emplea el mtodo hipottico. Otra de las teoras de Whewell relativas a la induccin es la de que sta consiste en elaborar una hiptesis o conjeturar la solucin y luego ver si las consecuencias de la hiptesis se ajustan a los hechos; as sucedi cuando Kepler, despus de numerosos intentos, concibi la idea de que la rbita de Marte es una elipse y estableci que las posiciones observadas realmente estaban ms o menos sobre una curva de este tipo. Pero Mili tambin rechaza esta concepcin de la induccin como deduccin inversa, ba-

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    sndose sobre todo en que la doctrina de Whewell no toma en cuenta el problema de la prueba.

    Mili distingue dos tipos principales de inducciones: las leyes causales y las leyes empricas. Identica las primeras con las uniformidades de sucesin, no con la clase mucho ms pequea de las generalizaciones que afirman explcitamente una causacin; en esta seccin nos ocuparemos de las del primer tipo. Dentro de las del segundo tipo, Mili escoge tres subtipos para analizar, como se ver con ms detalle en la seccin siguiente.

    De acuerdo con Mili, las leyes causales se prueban debidamente mediante la conjuncin de la ley de causacin universal con los mtodos experimentales. La ley de causacin es la proposicin Todo acontecimiento tiene una causa. Por causa, Mili entiende un acontecimiento antecedente inmediato, incondicional e invariable; su nocin es, pues, un desarrollo de las de Hume y Brown.

    Utilizaremos, por ser una notacin conveniente, las letras A, B, C, etctera, para representar los acontecimientos antecedentes y X, Y, Z, etctera, para representar los subsiguientes. La afirmacin de que A es un antecedente incondicional de X significa que cuando ocurre A, luego ocurre X, aparte de las otras cosas que sucedan, o sea, que A es una condicin suficiente de X. De esta manera, no se dice que la noche es la causa del da, pues el da no seguira a la noche si, por ejemplo, el sol se extinguiera.

    Mili enumera cinco mtodos experimentales. Segn el mtodo de la concordancia, probamos que A es la causa de X estableciendo que X (supongamos la prosperidad) est siempre precedida por A (por ejemplo el libre comercio). Segn el mtodo de la diferencia, probamos que A es la causa de X estableciendo: 1) cuando X (por ejemplo la muerte de un hombre) no ocurri, A (por ejemplo el haberle atravesado el corazn una bala) no lo precedi; 2) cuando X ocurri, A lo precedi; y 3) no hubo ninguna otra dife-

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    renda entre las situadones 1) y 2) aparte de la au- senda de X y A en 1) y la presenda de X y A en 2). Segn el mtodo de las variadones concomitantes, probamos que A es la causa de X estableciendo que un aumento (o disminucin) de X (por ejemplo la prosperidad) est siempre precedido por un aumento (o disminucin) de A (por ejemplo el libre comercio). Este mtodo se parece pues al de la concordancia, con la diferencia de que mientras este ltimo se relaciona con la presencia o ausencia de A y X, el primero se relaciona con la variacin en grado de A y X. Es, por otra parte, el mtodo que nos permite establecer leyes numricas, como las de Boyle y Ohm. El mtodo conjunto de la concordancia y diferencia se explica por su denominacin misma, y por lo que antecede, y el mtodo de los residuos puede omitirse.

    La prueba de las leyes causales por medio de la conjuncin de la ley de causacin con los mtodos experimentales tiene dos importantes caractersticas. Se trata, en primer lugar, de un tipo de prueba demostrativa, no emprica. Mili dice en este sentido que Una proposicin general obtenida por via inductiva slo se prueba como verdadera cuando los casos en que se apoya son tales que, si han sido observados correctamente, la falsedad de la generalizacin sera incongruente con la constancia de la causacin. El trmino que he subrayado indica con claridad que Mili est pensando en la prueba deductiva. La segunda caracterstica es la de que el tipo de induccin de que se trata es el eliminatorio, no el enumerativo. Probamos que A es la causa de X no mediante la acumulacin de conjunciones constantes observadas entre A y X sino por medio de la eliminacin de otros posibles candidatos al mismo ttulo, como B, C, etctera. Pero Mili reconoce que slo el mtodo de la diferencia posee ambas caractersticas y, en consecuencia, lo prefiere a los otros mtodos. Lo que resta fuerza probatoria al mtodo

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    de la concordancia es la pluralidad de causas, es decir, las causas alternativas. As, por ejemplo, la muerte es causada por una bala que atraviesa el corazn, o por el cncer, o... etctera. Por consiguiente, si X ocurre sin que lo preceda A, no podemos eliminar a A ya que puede ser cierto que A cause X cuando lo precede. En consecuencia, las leyes causales establecidas mediante el mtodo de la concordancia deben ser probadas de otra manera (vase la seccin siguiente).

    La ley de causalidad, principio mismo de la induccin, est en un pie de igualdad con los principios de la matemtica y la lgica formal; es una induccin enumerativa cierta porque, aunque su alcance es de mxima amplitud (se refiere a todos los acontecimientos), no se le ha descubierto, a pesar de ello, ninguna excepcin. Entre parntesis, Mili concede que las inducciones enumerativas de un alcance ms reducido que el universal son probables en diversos grados pero no verdaderas o ciertas. Resulta de lo anterior que la induccin causal es cientfica e indirecta, no precientfica y directa. Establecemos la proposicin A es la causa de X no por induccin directa, acumulando pruebas de una conjuncin constante entre A y X, sino por induccin indirecta, deducindola de una induccin ms amplia y mejor establecida: la ley de causalidad. Esto es revelador de la deuda de Mili para con la teora de Whewell de la correspondencia entre las inducciones y tambin de su propio concepto acerca de lgica inductiva. Al respecto escribe: Probar una generalizacin mostrando que o bien se sigue de alguna induccin ms fuerte, alguna generalizacin apoyada sobre un basamento emprico ms amplio, o bien est en conflicto con ella, es el principio y fin de la lgica de la induccin.

    La mayor parte de lo que dice Mili acerca del significado del trmino induccin es correcto y tiene la razn de su parte en sus instructivas discusiones

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    con Whewell. Pero el trmino ley causal lo entiende de un modo demasiado inclusivo. Es errneo equiparar las leyes causales con las leyes de sucesin, por ejemplo. En esto Mili sigue presumiblemente a Kant. Adems, es falso que las leyes de dependencia funcional establecidas mediante el mtodo de las variaciones concomitantes sean leyes de sucesin o de causacin, pues se trata de leyes intemporales. Si Mili hubiera advertido estos aspectos no habra exagerado, como lo hizo, la importancia de la causacin en la induccin, y pretendido que la nocin de Causa... es la raz de toda la teora de la Induccin.

    La doctrina mitliana de los mtodos experimentales debe mucho a Bacon, Hume y Herschel. La crtica principal a que est expuesta es la siguiente. Aceptamos que nuestro inters reside en establecer las cau- sas de efectos ms bien que los efectos de causas. Para tal fin, el mtodo de la concordancia no es en absoluto un mtodo eliminatorio, pues los factores que con l eliminamos son candidatos al ttulo de condicin necesaria pero, como hemos visto. Mili entiende por causa una condicin suficiente (A es condicin suficiente de X si cuando ocurre A, luego ocurre X; y A es condicin necesaria de X si cuando A no ocurre, tampoco ocurre X). Este mtodo slo provee elementos de prueba enumerativos acerca de las condiciones suficientes. El mtodo de la diferencia, en cambio, elimina efectivamente candidatos al ttulo de condicin suficiente. Se sigue de esto que Mili est acertado al considerar el mtodo de la diferencia como superior al de la concordancia, pero se equivoca en la razn que invoca para ello. La razn es no tanto la de que el mtodo de la concordancia se frustra por la existencia de causas alternativas (aunque esto es cierto) sino la de que no es en absoluto un mtodo eliminatorio para probar la causacin. Observaciones similares se aplican al mtodo de las variaciones concomitantes en cuanto mtodo de concordancia.

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    Hay tambin una objecin decisiva a la doctrina milliana del (de los) principio(s) o fundamnteos) de la induccin, y es la de que ste (stos), (mando se lo(s) pone en conjuncin con los datos provistos por los mtodos, no suministra(n) una prueba demostrativa. Corresponde observar, primero, que la ley de causalidad, aunque necesaria, no es suficiente para hacer que las pruebas causales sean formalmente vlidas. Se necesita otra premisa, a la que el profesor von Wright da el nombre de postulado de los casos completamente conocidos y que formula asi: (primero) ciertas categoras de propiedades simples pueden dejarse fuera de consideracin por no ser significativas para el mtodo de la induccin, y... (segundo) en cada caso particular podemos juzgar si la informacin que ha sido tomada en cuenta acerca de los casos representa o no un conocimiento completo de las dems propiedades significativas. Hay seales de que Mili entrevi la necesidad de este segundo principio, como cuando apunta que al establecer las causas de los fenmenos qumicos no tomamos en cuenta las posiciones de los planetas porque consideramos que no vienen al emso.

    Pero aun cuando Mili hubiera adoptado explcitamente este segundo principio no le habra servido de nada porque de ninguno de estos principios puede demostrarse que es verdadero o probable. En el caso de: Todo acontecimiento tiene una eousa la razn es simplemente la de que esta forma lingstica no es de una clase susceptible de ser cierta o probable, es decir, no constituye un enunciado. Que no es una generalizacin, como sostiene Mili, puede ponerse de manifiesto mediante una objecin similar a la hecha a su interpretacin de los axiomas y las definiciones matemticas. Supongamos, en efeefto, que aducimos que algo es una pretendida excepcin, es decir, un acontecimiento sin causa, como el cncer por ejemplo. Sera aceptada nuestra pretensin? Evidentemente no; nos dirn que el cncer no es un

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    acontecimiento sin causa sino un acontecimiento cuya causa o causas todava no se conocen. Y as en general con cualquier pretendida excepcin. Pero esta forma lingstica no slo no es una generaliza* cin sino que tampoco es un enunciado de ninguna clase. Es ms bien, a mi juicio, una regla para investigadores a la que se ha dado una forma gramatical que induce a confusin. Y una regla no puede, por supuesto, ser verdadera o falsa, probable o improbable.

    En cuanto al postulado de los casos completamente conocidos, parece ser bastante obvio que no sabemos, de ninguna de sus clusulas, ni que es verdadera ni que es probable. Es cierto que algunos arguyen en favor de la primera clusula; Keynes, por ejemplo, sostiene que sabemos a priori que el lugar y el tiempo carecen de significacin inductiva, verdad que constituye el principio de uniformidad de la naturaleza. Pero, en lo que a m respecta, no puedo concebir esta proposicin como verdadera o conocida a priori. La segunda clusula es todava ms obviamente falsa. A menudo juzgamos ciertas circunstancias como pertinentes aunque no lo son y (lo que es mucho ms serio) las excluimos de nuestro anlisis por no pertinentes a pesar de serlo. Esto no implica negar la importante verdad de que los juicios previos de pertinencia o no pertinencia son esenciales para efectuar inducciones de todas clases, no slo inducciones causales. Pero s equivale a negar que estos juicios sean infalibles.

    Resta aadir, por ltimo, que la prueba milliana de las leyes causales es circular en el siguiente sentido: por una parte. Mili afirma que la verdad de la ley de causalidad: Todo acontecimiento tiene una causa, se prueba por induccin enumerativa a partir del hecho de la existencia de numerosas leyes causales verdaderas, como La malaria es causada por el anopheles; pero por otra parte, la verdad de estas leyes causales se prueba debidamente mediante el

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    mtodo de la diferencia, es decir, mediante un razonamiento deductivo en que se demuestra que se siguen necesariamente de premisas verdaderas, una de las cuales es la ley de causalidad.

    LA PRUEBA DE LAS LEYES EMPIRICAS

    Mili reconoce que las leyes causales, o uniformidades de sucesin, no son el nico tipo de generalizaciones. Hay tambin leyes empricas, y se detiene a analizar cmo se prueban tres tipos de stas.

    El primer tipo es el de las uniformidades de coexistencia que no dependen de la causacin. Por ley emprica Mili entiende una generalizacin que no ha sido deducida, y por tanto explicada, a partir de una ley de alcance mayor. De acuerdo con esto, distingue las leyes empricas tanto de las leyes derivadas, que han sido explicadas de aquel modo, como de las leyes ltimas, que no son explicables. Todas las uniformidades de sucesin son leyes derivadas porque son deducibles de la ley de causalidad. Pero slo algunas uniformidades de coexistencia son leyes derivadas porque, primero, no hay ninguna ley de coexistencia correspondiente a la ley de causalidad (como seria una que dijera Toda propiedad tiene una propiedad concomitante incondicionada e invariable) y porque, segundo, slo algunas de estas uniformidades caen bajo la ley de causalidad a saber, las que establecen efectos simultneos de la misma causa, como por ejemplo la ocurrencia de pleamar en algn punto de la superficie terrestre y tambin en el punto diametralmente opuesto a l. En consecuencia, algunas uniformidades de coexistencia son ltimas.

    Puesto que no hay ninguna ley de coexistencia, estas uniformidades ltimas no pueden establecerse mediante la induccin eliminatoria y deben establecerse por medio de la induccin enumerativa. El problema que se presenta es el de saber qu grado de

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    probabilidad tienen. Mili toma como ejemplo la generalizacin Todos los cuervos son negros y seala que el grado de su probabilidad es el grado de improbabilidad de la observacin de una excepcin a ella. Hay dos posibilidades. La primera es la de que la negrura sea, entre los cuervos, una propiedad especfica. En este caso, la probabilidad de la generalizacin es la improbabilidad de la existencia de una especie, la de los cuervos no negros. Por especie (natural) Mili entiende una clase que posee un nmero indefinidamente grande de propiedades comunes aparte de las connotadas por su nombre; as, la clase de los diamantes y la de los hombres son especies, mientras que la clase de las cosas blancas y la de los cristianos no. La segunda posibilidad es la de que la negrura de los cuervos no sea una propiedad especfica sino accidental. En este caso, la probabilidad de la generalizacin es la improbabilidad de la existencia de un ejemplar de cuervo no negro. De hecho, tanto la existencia de una especie no negra como la de un individuo no negro es particularmente improbable. Ahora bien, dado que las leyes empricas no son (por definicin) explicadas por ninguna otra ley ms amplia, no son aceptables a menos que su alcance no exceda los lmites de tiempo, lugar y circunstancia correspondientes a los elementos de prueba observados en su avor. Si todos los cuervos negros observados lo han sido en Europa, no podemos generalizar atribuyendo a todos los cuervos, sino slo a todos los cuervos europeos, el ser negros. Sujeto a esta restriccin, el grado de probabilidad de las uniformidades de coexistencia ltimas vara directamente con su alcance. As, mientras que una generalizacin de mximo alcance (2 + 1 = 3), es verdadera o cierta, una de alcance ms reducido (Todos los cuervos son negros) slo es probable en algn grado.

    Un concepto emparentado con el de especie natural es el de clase natural. Mili hace notar que en

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    esta ltima expresin natural significa simplemente bueno; en particular, bueno para el propsito perseguido por la clasificacin cientfica. Este propsito es el de agrupar a los individuos de modo que pueda afirmarse acerca de cada clase el mayor nmero posible de generalizaciones verdaderas. Asi, mientras que animal que vive en tierra es una clase mala o artificial, animal mamfero es una clase buena o natural porque se puede afirmar acerca de sus miembros no slo que todos son mamferos sino tambin que todos son vertebrados, de sangre caliente, etctera. Existe, por lo tanto, una significativa relacin entre induccin y clasificacin.

    El segundo tipo de leyes empricas consideradas por Mili es el de las generalizaciones causales establecidas mediante el mtodo de la concordancia. Hemos visto que Mili cree que la existencia de causas alternativas excluye la posibilidad de que la prueba de las generalizaciones causales por medio de este mtodo sea demostrativa y eliminatoria. Sin duda, el hecho de que las generalizaciones causales asi establecidas no sean deducibles de la ley de causalidad, es precisamente la razn de que tales generalizaciones sean meras leyes empricas.

    No obstante. Mili sostiene que este mtodo permite demostrar que las generalizaciones causales son probables, siempre que los casos examinados sean diversos y numerosos. El efecto conjunto de la variedad y el nmero es el siguiente: si tenemos una gran cantidad de ocurrencias de X que no concuer- dan en ningn antecedente excepto , la posibilidad de causas alternativas est excluida porque o bien A es la causa de X o bien X tiene tantas causas alternativas como ocurrencias observadas, lo cual es muy improbable. El efecto que el nmero produce por si solo, es el de eliminar la posibilidad de que cuando X est constantemente precedido por A no se tenga un caso de causacin sino de coincidencia. Esta manera de razonar es similar a la que empleamos al descu-

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    brir y probar que ciertos dados estn cargados. Si arrojamos 600 veces un dado y cae con el as hacia arriba 400 veces, concluimos que ello se debe casi con certeza a que el dado es falso. Todos los razonamientos de esta clase presuponen, segn Mili, el principio de Laplace de la probabilidad inversa.

    El tercer tipo de leyes empricas que Mili examina es el de las que denomina generalizaciones aproximadas (o proporcionales o estadsticas), como por ejemplo las del subtipo no numrico: La mayor parte de las personas de ojos oscuros tienen el cabello oscuro, y las del subtipo numrico: El 51 % de los nacimientos son de varones.

    Mili sostiene que estas generalizaciones, al igual que las generalizaciones causales establecidas por el mtodo de la concordancia, se prueban tomando una muestra lo suficientemente grande como para eliminar el azar. Supongamos que yo s que un bolso contiene muchas bolitas, unas negras y otras no negras, y que deseo averiguar cul es la proporcin de las negras. Tomo una muestra grande al azar, encuentro que el 80% son negras e infiero que (aproximadamente) el 80 96 de las restantes bolitas del bolso tambin son negras. El azar queda en este aspecto eliminado. Si bien es posible que el resultado observado corresponda a un conjunto cuya composicin es, por ejemplo, en un 80% no negra, y se deba a que mi seleccin de esta muestra tan extremadamente poco representativa es fortuita, ello resulta, no obstante, muy improbable. Sin duda, la hiptesis de que la composicin del conjunto difiere en alguna proporcin del 80 por ciento (aproximadamente) de bolitas negras es ms improbable que la hiptesis de que est en esa proporcin. Nuevamente en este caso el argumento corresponde al razonamiento inverso del clculo de probabilidades, y responde a algn principio de probabilidad inversa, as como algn teorema de los grandes nmeros de dicho clculo.

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    Mili piensa que si bien las generalizaciones proporcionales son tiles para los propsitos de la vida prctica, en la ciencia deben ser consideradas como meramente provisionales y reemplazadas, cuando sea posible por generalizaciones universales. As, por ejemplo, la generalizacin proporcional irrestricta: La mayora de las personas que tienen un poder sin control lo emplean mal, debe reemplazarse por la correspondiente generalizacin universal restringida: Todas las personas que tienen, etctera, lo emplean, etctera, a menos que sean personas de inusual fortaleza de juicio y rectitud de propsitos.

    Mi primera crtica de estas doctrinas es la de que no es cierto que el grado de probabilidad de las uniformidades ltimas de coexistencia vara directamente con su alcance. Otros filsofos tambin sostienen, que el alcance de las generalizaciones es un determinante de su probabilidad pero afirman, en abierta oposicin a Mili, que su probabilidad vara inversamente con su alcance. A m me parece que el alcance no afecta de ningn modo la probabilidad inductiva y que la nica conexin entre ambos conceptos es la de que, cuanto mayor es su alcance, ms difcil es establecer una generalizacin con determinado grado de probabilidad. Es ms difcil establecer que muy probablemente la mayor parte de los hombres gustan de la cerveza, que establecer que muy probablemente la mayor parte de los ingleses gustan de ella.

    Pasando a lo que Mili dice acerca de las generalizaciones causales establecidas por el mtodo de la concordancia, hay que sealar, en primer trmino, que est en lo cierto al sostener que el argumento de eliminacin del azar descripto por l se emplea para descubrir y probar la causacin. Un ejemplo interesante de ello es el razonamiento utilizado en parapsicologa experimental1. Pero al afirmar luego

    1 Vase A. G. N, Flew, A New Approach to Psychical Research (Londres, 1953), VIH.

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    que el argumento empleado es el razonamiento inverso que se utiliza en el clculo de probabilidades. Mili se expone a la objecin de que, en tal caso, no puede tratarse de un argumento inductivo, puesto que todo razonamiento dentro del clculo, ya sea directo o inverso, es deductivo.

    La misma objecin se aplica a su interpretacin de la prueba de las generalizaciones proporcionales. Como dice acertadamente el profesor Kneale: Toda induccin ampliatoria puede describirse como la realizacin de inferencias a partir de muestras, pero no toda inferencia a partir de muestras es inductiva. Mili reconoce implcitamente una distincin entre dos sentidos de la palabra probable: el inductivo y el causal. Hemos visto ya que sostiene equivocadamente que el criterio de probabilidad en el primer sentido es el alcance de la generalizacin; afirma acertadamente, en cambio, que el criterio de probabilidad en el segundo sentido es el grado en que el cuantifica* dor de la premisa mayor de un silogismo proporcional se aproxima a la universalidad. Comprense, por ejemplo, las pautas inferenciales: La mayor parte de los S son P, X es S, luego X es probablemente P y: Casi todos los S son P, X es S, luego X es muy probablemente P. Los filsofos contemporneos de la ciencia2 disienten con la tesis de Mili segn la cual las leyes y teoras estadsticas son slo provisionales, y las consideran no menos (ni ms) permanentes que las universales. Mili refleja en esto el prejuicio de su poca. Su ideal de ciencia es la mecnica celeste de Newton, perfeccionada por Laplace, teora de tipo universal o determinista.

    Mi crtica final de la losofia inductiva de Mili en su conjunto es la de que es demasiado complicada y traza distingos donde no hay diferencias. Hemos visto, en efecto, que sostiene que las leyes causales se establecen correctamente con la ayuda del mtodo

    * Vase, v.g., R. B. Braithwaite, Scientific Explanation (Cambridge, 1953).

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    de la diferencia, que demuestra que stas son verdaderas mediante la induccin eliminatoria. Tambin, hemos visto que sostiene que se demuestra la probabilidad de las uniformidades ltimas de coexistencia por medio de la induccin problemtica enumerativa, y que esa probabilidad depende de su alcance; y hemos visto, adems, que tanto las generalizaciones causales establecidas por el mtodo de la concordancia como las generalizaciones proporciona^ les basan su probabilidad en el razonamiento deductivo inverso del clculo de probabilidades, y que sta depende del nmero de casos observados. Pero a mi juicio la verdad es ms simple: todas las generalizaciones del tipo: El saturnismo causa la muerte, Todos los cuervos son negros y La mayor parte de las personas de ojos oscuros tienen el cabello oscuro, se establecen normalmente mediante la induccin enumerativa, y su grado de probabilidad depende de la variedad y nmero de casos observados.

    CIENCIA DEDUCTIVA VERSUS CIENCIA EXPERIMENTAL Y EL METODO CORRECTO DE LA ECONOMIA POLITICA

    La filosofa milliana de las ciencias sociales, en especial la economa poltica y la ciencia poltica, es la culminacin de su Lgica. Pero para entenderla debemos considerar primero las opiniones de Mili acerca de la distincin entre ciencia deductiva y experimental, respecto de las ciencias de la naturaleza humana en general y acerca de los mtodos errneos empleados en las ciencias sociales.

    Mili ensea que la ventaja de la ciencia deductiva sobre la experimental es la de la induccin indirecta sobre la directa: las generalizaciones pueden establecerse con mayor seguridad cuando se conectan deductivamente con generalizaciones ms vastas y mejor comprobadas. Normalmente, una ciencia se vuel-

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    ve deductiva cuando se hace matemtica, cuando sus leyes son leyes numricas que formulan relaciones de dependencia funcional entre magnitudes variables que han sido medidas. Esto es as porque las matemticas representan el razonamiento deductivo en su ms alto grado de desarrollo.

    El hecho de que una ciencia sea deductiva o experimental est tambin ntimamente vinculado con la existencia de causas parciales que actan conjuntamente y de efectos resultantes mezclados. Esto ocurre cuando X es causado por A y B, caso que debe distinguirse, por supuesto, del de las causas alternativas, en que X es causado por A o B. Las causas parciales se unen de dos modos, el mecnico y el qumico. A ttulo de ejemplo tomemos, respectivamente, el caso de dos fuerzas iguales y opuestas que actan sobre un cuerpo y lo mantienen en equilibrio y el caso del hidrgeno y el oxgeno que se combinan para formar agua. La conjuncin de causas segn el primer modo es la regla general, siendo el nombre ms adecuado para ella el de composicin, como en la mecnica. En general, los mtodos experimentales son impotentes para establecer las causas de efectos mezclados. En el ejemplo de la conjuncin quimica, la nica razn por la cual es posible establecer experimentalmente que la combinacin de hidrgeno y oxgeno es la causa de la presencia de agua es que, en ciertas condiciones, estos elementos se reproducen a partir del compuesto. En los casos mecnicos la situacin es ya del todo irremediable. Cmo podra descubrirse por el mtodo de la diferencia, nico mtodo que realmente prueba la causacin, que la causa de la permanencia en reposo de un cuerpo es que sobre l actan dos fuerzas iguales y opuestas? En razn de la composicin no podemos decir, por ejemplo, que los cuerpos pesados caen, o que un aumento en la demanda causa una elevacin de los precios, sino slo que los cuerpos pesados tienden a caer o que ceteris paribus un

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    aumento de la demanda causa una elevacin de los precios. Las ltimas formulaciones reconocen, y no as las primeras, que la accin de una causa puede ser modificada o anulada por la accin de otra. Adems, si nos expresamos del primer modo caemos en el absurdo de admitir que hay excepciones a las leyes de la naturaleza, como lo ejemplificar en nuestro caso el comportamiento de los globos aerostticos. Los fenmenos sociales son los ms refractarios a los mtodos experimentales. Esto no se debe solamente a que la conjuncin de causas se da aqu en gran escala sino tambin a que no hay posibilidad prctica de variar y mantener constantes las condiciones a voluntad, tal como lo requiere el mtodo de la diferencia. En consecuencia, slo nos est permitido emplear el mtodo deductivo.

    En este ltimo mtodo hay tres etapas. En primer trmino, la induccin, mediante los mtodos experimentales, de las leyes de las causas separadas. En segundo trmino, la elaboracin deductiva a partir de estas leyes y la ubicacin de hechos correspondientes a los teoremas o consecuencias; en esta etapa se aaden, en su conjunto, las causas parciales combinadas. Y, en tercer y ltimo trmino, la verificacin de tales consecuencias, que consiste en determinar si se ajustan a los hechos observados. En caso afirmativo, se dice que las leyes explican estos hechos. Un ejemplo clsico es el de la explicacin dada por Newton de las leyes de Kepler del movimiento planetario, por medio de sus leyes del movimiento y la gravitacin. La verificacin es esencial porque pueden haberse omitido las leyes de algunas de las causas separadas, y porque pueden haber ocurrido errores en la deduccin.

    Por ciencias de la naturaleza humana Mili entiende las ciencias del hombre considerado como criatura dotada de una mente, no la fisiologa humana y ciencias por el estilo. Considera que estos estudios slo pueden ser rescatados de su estado emprico, de su

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    atraso, aplicndoles los mtodos de las ciencias avanzadas (fsicas). En consecuencia, su filosofa de las ciencias humanas es un caso especial de su filosofa de la ciencia en general. Mili atiende, en primer lugar, a la objecin de que no puede haber ciencias de la naturaleza humana porque las voluntades de los hombres son libres, lo que hace imposible que haya leyes de la naturaleza humana. Elimina satisfactoriamente la objecin a la manera de Hume: Es posible que seamos libres y, sin embargo, puede estar perfectamente determinado qu uso haremos de nuestra libertad.

    Mili afirma que la ciencia de la naturaleza humana no es una ciencia exacta porque si bien las leyes de los fenmenos principales son conocidas, las de las perturbaciones no lo son; es, pues, una ciencia ms parecida a la mareologa que a la astronoma. Sus leyes son generalizaciones proporcionales que a fin de que la ciencia se establezca realmente, deben deducirse de y explicarse por las leyes universales de la naturaleza humana. Estas son las leyes de la actividad mental, como las leyes de la asociacin, por ejemplo, con lo que se advierte que la concepcin que tiene Mili de la psicologa es idntica a la de su padre y a la de Hartley. Las referidas leyes son bsicas y universales, y constituyen los primeros principios de la naturaleza humana. Pero las leyes empricas de la naturaleza humana no pueden deducirse directamente de estos primeros principios, aunque s de ciertos axiomas intermedios, que constituyen las leyes de la etologa (o ciencia de la formacin del carcter), los que a su vez son derivables de las leyes bsicas. Recordemos, por ltimo, que Mili aprueba la teora segn la cual las leyes de la conducta de los hombres en sociedad se siguen de las leyes de la conducta humana individual.

    Mili critica dos mtodos errneos empleados en las ciencias sociales. El primero es el mtodo experimental, ilustrado en la ciencia poltica por la critica

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    de Macaulay al Essay on Government (Ensayo sobre el gobierno) de James Mili. Acabamos de ver las objeciones a este mtodo, fundadas en que la existencia en los fenmenos sociales de la composicin de causas y la imposibilidad prctica de ejercer control experimental sobre las condiciones, vuelven inaplicable el mtodo de la diferencia. Podemos sin duda emplear la observacin en lugar del experimento, pero la historia no es tan servicial como para presentarnos el tipo de hechos que necesitamos; suponiendo que estuviramos investigando las causas de la prosperidad, por ejemplo, debera ocurrir que dos naciones slo difirieran en que una tiene comercio libre y prosperidad y la otra ninguna de las dos cosas. Quedan los mtodos de la concordancia y de las variaciones concomitantes, pero stos se ven anulados por el predominio en ios fenmenos sociales de causas alternativas y, tambin, de causas conjuntas.

    El otro mtodo defectuoso es el geomtrico, que comete el error de asimilar las ciencias sociales a la geometra, en la que no existe composicin de causas. El ejemplo ms notable es el de la ciencia poltica benthamiana, tal como est expuesta en el Ensayo de James Mili. Los benthamianos intentan explicar los fenmenos polticos deducindolos de un nico principio segn el cual la mayor parte de los componentes de cualquier agrupacin de personas regir el grueso de su conducta por sus intereses personales. Pero con esto se omite la existencia de causas contrarias igualmente importantes; la conducta de los legisladores, por ejemplo, est determinada tanto por el hbito y la tradicin como por el inters.

    Los benthamianos estn en lo cierto, sin embargo, cuando sostienen que el mtodo apropiado para las ciencias sociales es el deductivo y no el experimental. Slo que debe ser el mtodo deductivo fsico, que emplea como premisas varias leyes de causas di-

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    ferentes. Hay dos modos de usar este mtodo, el directo y el inverso, que difieren entre s en lo tocante a la verificacin. Segn el primero, como hemos visto, verificamos nuestras * deducciones (habitualmente enunciados generales y no singulares) observando si se ajustan a los hechos. Segn el segundo, en cambio, verificamos las leyes empricas previamente obtenidas por generalizacin observando si se deducen de los principios de la naturaleza humana. Mili admite que tom este concepto de mtodo inverso de Comte. La existencia en los fenmenos sociales de causas conjuntas y efectos mezclados puede denominarse, usando una metfora fisiolgica, correspondencia simptica entre los hechos sociales.

    El mtodo directo es impracticable cuando las causas conjuntas son muy numerosas, de modo que s'o puede aplicarse a aquellos fenmenos sociales que son principalmente, y de una manera inmediata, efecto de un nmero pequeo de causas. Tal es el caso de los fenmenos econmicos, por ejemplo. Aqu las causas (leyes) principales e inmediatas son muy pocas: la ley psicolgica segn la cual una ganancia mayor es preferida a una menor y los principios en perpetuo conflicto con el deseo de riquezas: la aversin al trabajo y el deseo de goce actual de costosos placeres. Cuando hacemos economa poltica pura razonamos sobre la base de estos principios, con plena conciencia de que ellos, y por consiguiente los teoremas, son estrictamente falsos. Los principios de la economa son, pues, como las definiciones de la geometra; la definicin que da el economista del hombre, como un ser que invariablemente hace aquello que puede suministrarle la mayor cantidad de cosas necesarias, convenientes y placenteras con la menor cantidad de trabajo y sacrificio fsico necesarios para obtenerlas de acuerdo con el estado actual del conocimiento, slo es aproximadamente verdadera referida a los hombres reales, del mismo modo como la definicin euclidiana de crculo slo es

  • aproximadamente verddera referida a troncos de rboles. Pero cuando aplicamos la ciencia pura corregimos nuestras conclusiones tomando en debida consideracin las causas o leyes adicionales; reconocemos, por ejemplo, que la mano de obra puede no trasladarse de un sitio a otro aunque los salarios sean ligeramente superiores en el segundo lugar debido a una adhesin sentimental al primer lugar. La Economa poltica del mismo Mili es, conviene sealarlo aqui, una obra de ciencia pura y aplicada a la vez. El tipo de causas que con mis frecuencia se pasa por alto cuando se aplican las ciencias sociales es el de las relacionadas con las caractersticas nacionales o propias de una poca. As, por ejemplo, los economistas dan por sentado con demasiada facilidad cuando aplican su ciencia que todos los hombres compiten tan apasionadamente entre s como los ingleses y los americanos. Las referidas caractersticas constituyen el tema de un estudio separado, la etologa poltica (rama de la etologa). Slo pueden analizarse debidamente aislndolos de los restantes, aquellos hechos sociales en los que las leyes de la etologa poltica tienen una importancia secundaria. No sucede as en el caso de los hechos polticos, y sta es una de las razones, entre otras, por las cuales no puede haber una ciencia independiente del gobierno, y que hacen que los problemas polticos deban tratarse como problemas de sociologa general.

    Hagamos notar que Mili distingue entre el mtodo deductivo y el hipottico. La diferencia reside en que en el primero las premisas se obtienen por induccin y en el segundo simplemente se dan por supuestas. Pero Mili considera equivocadamente que la inferencia hipottica slo se justifica cuando las premisas supuestas se prueban, y para ello exige que las premisas impliquen y sean implicadas por conclusiones verdaderas. En consecuencia, su ideal de inferencia hipottica, al igual que su ideal de infe-

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    rencia inductiva (causal), es la inferencia deductiva.La tesis de Mili, en cuanto a que el mtodo de la

    diferencia es inaplicable a los fenmenos sociales debido a la composicin de causas y a la imposibilidad prctica de ejercer control sobre las condiciones, por lo cual el mtodo de las ciencias sociales debe ser deductivo, es en general correcta. Sin embargo, algunos piensan de otro modo. En economa, por ejemplo, hay defensores del mtodo experimental, particularmente la escuela histrica alemana del siglo pasado y los institucionalistas contemporneos. Pero Mili habra dicho, acertadamente, que los intentos de estos autores de descubrir, por ejemplo, las leyes de los ciclos econmicos analizando estadsticas y distinguiendo tendencias estn descaminados porque confunden meras leyes o tendencias empricas con leyes genuinas y caen as en la misma falacia en que incurren muchos filsofos de la historia (vase la prxima seccin). Hay que observar, por otra parte, que Mili subestima un tanto los mtodos de la concordancia y de las variaciones concomitantes. El estudio que l mismo hace en su Economa poltica de la produccin (aunque no el de la distribucin y el intercambio), se apoya en estos mtodos.

    Mili ha sido criticado por su individualismo metodolgico y su psicologismo metodolgico. El profesor Britton formula el primero de esta manera: Todo lo que ocurre en la sociedad ha de explicarse mediante las leyes de la naturaleza de los hombres individuales. A continuacin se pregunta si esto es un truismo o es directamente falso, y opta por esta ltima alternativa. El profesor Popper, en cambio, lo considera un truismo, y yo comparto su opinin. Pero rechaza al mismo tiempo el psicologismo metodolgico de Mili, punto sobre el cual habra dos observaciones que hacer. La primera, reconocer que la psicologa asociacionista de Mili es evidentemente inadecuada. Sin embargo, la importancia de esto disminuye cuando se advierte que Mili sostiene en rea-

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    Hdad que los principios de las ciencias sociales no son leyes psicolgicas en tan gran medida como lo son ciertas leyes universalmente aceptadas de la naturaleza humana. Tales principios, y sta es nuestra segunda observacin, incluyen sin duda leyes de la naturaleza no humana tambin. As, por ejemplo, las leyes de la utilidad decreciente y de los rendimientos decrecientes a menudo se consideran comprendidas entre los principios de la economa, pero si bien la primera se reere a la naturaleza humana, la segunda se reere a la tierra y otros recursos naturales.

    Observemos, asimismo, que Mili tiene razn al sostener en contra de Comte que los hechos econmicos en su conjunto pueden y deben estudiarse independientemente de los hechos sociales. Es til aqu la analoga con las ciencias naturales; tampoco las ciencias fsicas estudian los fenmenos naturales en su conjunto. Un fsico que estudia lo que le acontece a un hombre arrojado desde un aeroplano slo toma en cuenta aquellas propiedades del hombre tradicionalmente llamadas primarias. De manera anloga, el economista que estudia la migracin de la mano de obra slo considera a los hombres como individuos que producen, distribuyen e intercambian la riqueza.

    Finalmente, debe darse tambin la razn a Mili cuando sostiene que los principios de la economa son o, mejor dicho, incluyen leyes inductivas de la naturaleza humana aproximadamente verdaderas. Esta es la doctrina general de los economistas clsicos; est implcita en los trabajos econmicos de Ricardo y explcita en los trabajos metodolgicos de Snior, Caimes y Bagehot. Los principios son aproximadamente verdaderos en el mismo sentido en que el principio de Mili el de que una ganancia mayor se prefiere a una menor es estrictamente verdadero; no corresponde por cierto en todos los casos a todos los hombres, como l pretende, sino a la mayora de los hombres en la mayora de las ocasiones. Tampo-

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    co puede dudarse de que los principios econmicos son generalizaciones empricas en lugar de supuestos tericos. Se ha sealado, en efecto, que una diferencia primordial entre las ciencias naturales y las ciencias sociales en general, y no slo la economa, estriba en que los principios de las primeras tienden a ser supuestos tericos que no pueden establecerse directamente mediante la observacin de casos, mientras que los de las segundas son siempre leyes inductivas que pueden establecerse de este modo1.

    EL METODO CORRECTO DE LA SOCIOLOGIA GENERAL Y LA CIENCIA POLITICA

    Mili distingue dos tipos de investigacin sociolgica. Siguiendo el primero, intentamos descubrir las causas, o efectos, de los eventos dentro de un estado de la sociedad. De acuerdo con el segundo, en cambio, investigamos las causas de la sucesin de los estados de la sociedad. Este ltimo es el problema de la sociologa general o la ciencia general de la sociedad, estudio que no debe confundirse con las ciencias sociales particulares, como por ejemplo la economa poltica. Mili sigue a Comte al denominar al primer estudio esttica social y al segundo dinmica social. Un descubrimiento tpico del primero es el de la existencia dentro de cualquier estado de la sociedad de una asociacin entre la forma de gobierno y los dems hechos sociales importantes, hallazgo que tiene mucha relacin con la eterna pregunta acerca de cul es la mejor forma de gobierno. Por un estado de la sociedad ha de entenderse el estado simultneo de todos los hechos sociales mayores, es decir, las condiciones polticas, jurdicas, intelectuales, morales y otras semejantes. Ahora bien, mientras que en esttica social establecemos leyes de coexistencia, en dinmica social establecemos leyes

    * I. M. D. Little, Welfare Economics (Oxford, 1950) pgs. 118 y sigs.

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    de sucesin. Las primeras son leyes derivadas en tanto que las segundas son leyes causales a las cuales se subordinan las anteriores. El problema