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trata sobre las constituciones existemntes en el siglo XIX
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CONSTITUCIONALISMO PERUANO DEL SIGLO XIX
La Constitución Política del Perú o también llamada "Carta Magna" es la ley fundamental sobre la que se asientan el Derecho, la justicia y las normas de la República del Perú y sobre la base de la que se organiza el Estado del Perú. El constitucionalismo peruano es el estudio de la constitución política –la vigente y las anteriores–, sus principios fundamentales, ideales, implicancias e imperfecciones.
El constitucionalismo del siglo XIX en el Perú está vinculada con el virreinato del Perú, antes de su independencia, con la Constitución española de 1812 (llamada popularmente la "Pepa") y con el nacimiento de la República, en 1821, luego de que José de San Martín decretara la independencia del Perú, han sido creadas doce constituciones en total, si no se toman en cuenta estatutos ni reglamentos provisorios, ni las constituciones de los Estados Nor y Sud peruanos de la Confederación Perú-Boliviana, de las cuales 8 corresponden al siglo XIX.
1. Constitución Española de 1812 “La Pepa”2. Constitución Política de la República Peruana (1823)3. Constitución Vitalicia (1826)4. Constitución Política de la República Peruana (1828)5. Constitución Política de la República Peruana (1834)6. Constitución Política del Perú (1839)7. Constitución de la República Peruana (1856)8. Constitución Política del Perú (1860)9. Constitución Política del Perú (1867)
1) Constitución Española de 1812 “La Pepa”
http://constitucionalrobles.blogspot.pe/2012/10/la-constitucion-de-cadiz-y-su_5665.html
Antecedentes
Después de la derrota que sufren España y Francia en el Combate de Trafalgar (21 de octubre de 1805) contra Inglaterra, Napoleón I, urgido por conseguir los recursos necesarios para reponerse del fiasco y bloquear comercial y militarmente al poderío inglés con dominio absoluto de los mares, pide permiso a Carlos IV, para atravesar España con
dirección a Portugal, aliada pasiva de los ingleses, en virtud del Tratado de Fontainebleau[1]. Al ver el astuto corso un vacío de poder en el gobierno español, se erige en árbitro allí donde Carlos IV (padre) y el príncipe de Asturias, Fernando VII (hijo) se disputaban la corona. El primero abdica y Napoleón decide ayudar al segundo, y en febrero de 1808, Napoleón I, que al parecer no tenía planes de quedarse en España, toma las principales fortalezas militares estratégicas españolas, derrocando a Fernando VII, y designando en su remplazo a José Bonaparte, conocido como Pepe botella.Precisamos que el 17 de marzo de 1808 el pueblo español en repudio al servilismo borbónico y de la aristocracia peninsular ante el invasor francés, se rebeló produciendo el motín de Aranjuez que provocó la caída de Godoy, la abdicación de Carlos IV, quien confiado acudió a Murat para recuperar la Corona, concretándose la ocupación napoleónica.Los madrileños se levantan en rebelión el 2 de mayo de 1808 en defensa de su independencia y rechazo a la traición francesa, que hace imposible la permanencia del rey José I, mientras que en Asturia, Andalucía, Cartagena, Extremadura, Valencia, Lérida y Murcia se organizan en Juntas de Gobierno, los cuales se integran en una Junta Central Gubernativa del Reino en Sevilla, que posteriormente se traslada a Cádiz y convoca a Cortes.En efecto la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino constituida el 25 de setiembre de 1808, fue el órgano que concentró los poderes ejecutivo y legislativo durante la ocupación napoleónica, el último poder reconocido en España y América, y fue la más importante, llegando a actuar hasta el 30 de enero de 1810 en que fue sustituida por el Consejo de Regencia de España e Indias, tras declarar nula la abdicación de Bayona y convocar a los diputados, tanto de España como de Indias para restaurar las Cortes, el 22 de mayo de 1809. Se creó la Comisión de Cortes para preparar la convocatoria y un plan de reformas para su debida aprobación.Remarcamos que es la Junta Suprema Central de Sevilla la que decidió convocar a una Cortes Constituyentes, mediante Real Orden del 25 de mayo de 1809, a las cuales no sólo asistirían los Procuradores de las circunscripciones españolas sino también de las colonias americanas. Entre los considerandos de la convocatoria se precisa el concepto de que
“los vastos y preciosos dominios que España posee en las Indias no son precisamente colonias o factorías, como las de otras naciones, sino una parte esencial e integrante de la Monarquía Española”
Y en consecuencia“los reinos, provincias e islas que forman los referidos dominios, deben tener representación nacional, inmediata a la real persona y constituir parte de la Junta Central Gubernativa del Reino por medio de sus correspondientes diputados.”
La Cortes de Cádiz y el contexto histórico-social[2].
El contexto histórico-político presenta varios factores que nos explican estos hechos: la debilidad del gobierno español y la crisis del Antiguo Régimen encarnado en la monarquía absoluta de Fernando VII, la influencia de las ideas de la Ilustración y el Romanticismo, las proclamas de la Revolución Francesa, los profundos cambios políticos y sociales que se van produciendo en el mundo europeo gracias a la revolución industrial y la rotura del cordón umbilical que la otrora flota española unía a América con España, permitiendo el nacimiento de quienes, imbuidos de nuevas ideas que llegaban, igualmente del norte de América, van a constituir el criollismo que reclama un sitio en el poder político y económico.El Supremo Consejo de Regencia, expidió el 29 de enero de 1810, el Decreto de Convocatoria a Cortes para España y América Virreinal. El 14 de febrero remite a las colonias la proclama en que se invita a elegir nuevamente a los Diputados, reiterándoles que eran parte integrante de la Monarquía Española y que se ampliaba la representación concedida el año anterior a las colonias con un Diputado por cada provincia. Cada Cabildo provincial elegiría a su representante, sorteándose al electo dentro de una terna. En caso de que no se hubieren llevado a cabo las elecciones en esas provincias, entonces los residentes en España provenientes de las colonias procedían a elegir a sus representantes, de preferencia los que residían en Cádiz, sede de la Regencia en ese primer semestre del año.
Desde el 24 de setiembre de 1810 se reúnen en el teatro de la Real Isla de León las Cortes convocadas por la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino. Y al constituirse, sus miembros proclaman el principio de la soberanía nacional:
“Los diputados que comparten este Congreso, y que representan a la Nación española, se declaran legítimamente constituidos en Cortes generales y extraordinarias, y que reside en ellas la soberanía nacional.”
Desde el inicio las Cortes declararon que la soberanía residía en las mismas, y que sus miembros se constituían en representantes legítimos de la Nación española, definiendo su autonomía respecto de cualquier otro poder.
Los representantes peruanos a las Cortes de Cádiz fueron cinco: Vicente Morales y Duárez, doctor en jurisprudencia e intelectual talentoso, perteneció a la sociedad “Amantes del País”, editora del Mercurio Peruano, y de un prestigio en las ciencias que lo llevó a ocupar cargos importantes como el de Oidor de la Audiencia de Lima; Ramón Olaguer Feliú, natural de Chile, radicaba en España, de ideas liberales, destacó en el foro intelectual llegando a desempeñar el cargo de Secretario de las Cortes, fue ejecutado por Fernando VII, cuando éste recuperó el poder; Blás Ostolaza, nacido en Trujillo, tomó el partido de la Monarquía, amigo del Rey Fernando VII, capellán de la corte real, defensor del absolutismo, terminó sus días en prisión; Dionisio Inca Yupanqui, nacido en el Cusco, de profesión militar, siendo joven llegó a España, defendió el derecho de las poblaciones indígenas en las Cortes ; y Antonio Suazo, militar, con grado de brigadier.
Es Vicente Morales y Duárez, quien va a convertirse en Presidente de la Asamblea, el 24 de marzo de 1812.
Se reunieron cerca de 220 diputados, entre ellos 67 americanos, participarían más tarde en las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz. Una tercera parte de los delegados a las Cortes eran hombres del clero, una sexta parte nobles, y el resto eran miembros del tercer estado que habida cuenta de sus profesiones podrían ser llamados de la clase media[3].
Inicialmente en estas Cortes se perfilan dos tendencias: La denominada “serviles” o absolutistas y la tendencia liberal o innovadora, imponiéndose la segunda.
Las Cortes nombraron una comisión de quince miembros, entre ellos cinco americanos, con el objeto de elaborar un proyecto de Constitución. La prensa de entonces difundió las propuestas y los
debates. Los delegados de América esgrimieron argumentos contundentes que persuadieron a los españoles peninsulares haciendo posible cambios sustanciales en América, como la creación de la institución regional administrativa llamada diputación provincial, aboliéndose los virreinatos, y transformando las audiencias de cuerpos judiciales y cuasi administrativos en tribunales supremo de apelaciones y dividieron al mundo hispánico en provincias que trataban directamente con el gobierno español. Asimismo establecieron una segunda instancia de gobierno local: los ayuntamientos[4].
Éstas declararon nula la abdicación de Fernando VII en Bayona, y que no se aceptaría propuestas de paz mientras hubiera tropas francesas en territorio español.
Los diputados peruanos plantearon ante las Cortes, el 16 de diciembre de 1810, once puntos, los cuales fueron[5]:
Que las colonias tuvieran sus representantes en la misma proporción que las de España;
Que en estas colonias se pudiera cultivar cuanto la naturaleza lo permitiera de acuerdo con sus climas;
Que se difunda el arte y desarrolle su industria manufacturera; Libre exportación de frutos para cualquier país y permiso para toda
internación bajo cualquier bandera; Que los americanos tuviesen igual opción a empleos que los europeos,
incluyéndose a los indios y sus hijos; Que se diesen por turno los empleos en América; mitad a los naturales y
mitad a los españoles europeos; Que se restableciera a los jesuitas americanos; Que se declare libre explotación de las minas de azogue bajo la dirección
del Tribunal de Minería, quedando inhibidos el Virrey y los Intendentes de intervenir en lo administrativo de este ramo;
Que se extinguiese los estancos; Que se establezca libre comercio con Asia, aboliéndose los privilegios; Que se eliminen los tributos y se rehabiliten a los indígenas; entre otros.
Los representantes peruanos defendieron arduamente estas propuestas, infructuosamente.
Las Cortes, el 14 de octubre de 1810, en una declaración histórica afirmaron que los dominios españoles en ambos hemisferios habían de formar una sola Monarquía, una sola Nación y una sola familia, cuyos habitantes de un confín a otro gozarían de iguales derechos que los de la Península.
El 16 de diciembre de 1810 se decreta la igualdad en la representación a las Cortes de americanos y peninsulares.
El 5 de enero de 1811 se prohíbe toda vejación a los indios.
El 18 de abril de 1811 se decreta la libertad de imprenta.
El 19 de marzo de 1812 se promulga la Constitución de Cádiz, llamada también “la Pepa”
El 9 de noviembre de 1812, se abolieron las Mitas y ordenaron el reparto de las tierras comunales a los indios casados o mayores de 25 años; prohibieron a las autoridades e indios comerciar con las reparticiones de tierras; se permitió cultivar la vid, los olivos y la extracción del Azogue en el Continente Americano; sin embargo los poderosos comerciantes de Cádiz se opusieron al libre comercio.
En setiembre de 1813, las Cortes se trasladan de Cádiz a Madrid, libre de la ocupación francesa y se clausuran.
Juntas de Gobierno de América
Es importante mencionar la constitución de las Juntas de Gobierno que se crearon en Hispanoamérica ante la gravedad de la crisis de la monarquía española y la invasión napoleónica en la península. Estas Juntas de Gobierno que surgen como la primera organización colectiva entre 1810 y 1830 van a desempeñar un rol capital en las luchas por la independencia de América que al principio no tuvieron un carácter separatista, proclamando incluso su adhesión al Rey más no a España, pero luego proclaman su soberanía y consecuentemente, su independencia de metrópoli. En este espacio germinal de la independencia de las colonias, se debate sobre el liberalismo económico, pero también se confrontan teorías políticas en torno a dos puntos en discordia:
El profesor Virgilio Roel[6] nos explica didácticamente estas diferencias: Primero, estando el rey en cautiverio ¿sus representantes en América tenían un nombramiento válido? La respuesta por parte de los partidarios de la independencia respondían que no, por la misma razón que los españoles sustituyeron a las antiguas autoridades por las juntas gubernativas peninsulares. Los no alineados en esta posición sostuvieron contrariamente que por ausencia del rey la regencia de Cádiz lo sustituía, y que en consecuencia, todas las autoridades reconocidas o nombradas por la regencia tenían plenos poderes.
La mayoría de los criollos de los virreinatos de Buenos Aires y Nueva Granada, de las capitanías generales de Chile y Venezuela, y de las presidencias de las audiencias de Quito y Charcas, adoptaron una
posición independentistas, mientras que los criollos aristócratas y ricos del virreinato de Lima, estuvieron en contra de la independencia, a diferencia de los criollos no ricos y provincianos del Perú, sí fueron partidarios de las juntas y de la independencia.
Segundo, ¿el cautiverio del rey convertía automáticamente a los cabildos en los únicos organismos de gobierno válidos, ¿sí o no? La mayoría consideró que los cabildos se formaban por sus representantes, con la excepción de algunos cabildos, como el de Lima, cuyos asientos estaban comprados desde el siglo XVII. Los peninsulares no estaban de acuerdo porque aducían que atribuir el gobierno a los cabildos, con prescindencia de las autoridades centrales, comportaba un desmembramiento de la cohesión imperial y un peligro para el reino.
Son célebres las siguientes Juntas de Gobierno:
Año Día Nombre Ubicación PaísActual
Líderes
1808 5 ago. Junta de México Virreinato de Nueva España
México Franciso Primo de VerdadMelchor de TalamantesJosé de Iturrigaray
1808 21 Set. Junta de Motevideo
Virreinato del Rio de la Plata
Uruguay Franciscio Javier de Elio
1809 25 may. Revolución de Chuquisaca
Virreinato del Rio de la Plata
Bolivia Bernardo de MonteagudoJaime de Zudáñez
1809 16 jul. Junta Tuitiva en la Paz
Virreinato del Rio de la Plata
Bolivia Pedro Murillo
1809 10 ago. Primera Junta de Quito
Virreinato de Nueva Granada
Ecuador Juan Pio Montúfar
1810 11 junio Junta Suprema de Caracas
Capitanía General de Venezuela
Venezuela José de las LLamozasMartín Tovar Ponte
1810 22 may. Junta de Cartagena
Nuevo Reino de Granada
Colombia José María García de Toledo.
1810 25 may. Primera Junta de Buenos Airesnnnnnnnnnn
Virreinato del Rio de la Plata
Argentina Cornelio Saavedra Mariano MorenoManuel Belgrano
1810 3 jul. Junta Extraordinaria de Santiago de Cali
Nuevo Reino de Granada
Colombia Joaquín de Caycedo y Cuero
1810 20 jul. Junta de Santa Fe
Nuevo Reino de Granada
Colombia Francisco José de CaldasCamilo Torres
1810 16 set. Grito de Dolores Virreinato de Nueva España
México Miguel Hidalgo y Costilla
1810 18 set. Primera Junta Nacional de Gobierno de Chile
Capitanía General de Chile
Chile Juan Martínez de RozasMateo de Toro y Zambrano
1811 27 feb. Grito de Asencio Virreinato del Rio de la Plata
Uruguay Pedro José VieraVenancio Benavides
1811 15 may. Junta del Paraguay
Virreinato del Rio de la Plata
Paraguay Pedro Caballero FulgencioYegros Gaspar Rodriguez de Francia
1811 5 set. Primera Junta de San Salvador
Capitanía General de Guatemala
El Salvador José Matías DelgadoManuel José ArcePedro Pablo CastilloJuan Manuel Rodríguez
1814 2 agos. Junta de Gobierno del Cuzco
Virreinato del Perú Perú Mateo PumacahuaDomingo Luis AsteteTomás MoscosoHermanos Angulo
La Constitución de Cádiz de 1812.
Ésta Constitución, promulgada el 19 de marzo de 1812 y derogada, mediante decreto, el 4 de mayo de 1814, fue suscrita por el tirano e “indeseable” Fernando VII, quien restableció el absolutismo, consta de diez títulos y 384 artículos, conceptuó que la Nación española era“la reunión de todos los españoles de ambos
hemisferios; no era ni podía ser el patrimonio de ninguna familia ni persona; la soberanía residía esencialmente en ella y estaba obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas, la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen”.
Españoles eran todos los nacidos en los dominios de España, en cualquier parte del mundo, sin distinción alguna; la religión católica era la única religión de la Nación, prohibiéndose el ejercicio de otra; su gobierno era el de una Monarquía moderada y hereditaria; la persona del Rey, sagrada e inviolable, pero se le establecía frenos y limitaciones constitucionales; las Cortes y el Rey tenían la potestad de legislar, pero era el Rey quien tenía el derecho del veto; en líneas generales las Cortes tenían una superior autoridad al Rey, quien debía ejecutar las leyes y a los tribunales judiciales su aplicación, delimitando claramente la división de poderes.
En su Título III, se establecía el mecanismo y funcionamiento, atribuciones y competencia del Poder Legislativo, representada por las Cortes, que constaba de una sola Cámara, cuyo receso daba lugar a la Diputación Permanente.
El Título V, normaba sobre la administración de Justicia, con las facultades, jurisdicciones y la inamovilidad de los Jueces; se conservaba el fuero eclesiástico y militar; pero sujeto a leyes y ordenanzas; en materia penal se consideraba que sólo la autoridad competente podía arrestar a una persona; estaba prohibido la confiscación de bienes.
El Título VI, versaba sobre la administración municipal, tanto de España como de las colonias, detallando su organización, atribuciones y competencias de la autoridad municipal: Alcaldes y Regidores, elegidos por los vecinos. El Título VII, se refería al sistema tributario, siendo las Cortes las encargadas de establecerlas.
El Título VIII normaba sobre la fuerza militar.
El Título IX, trataba sobre la Educación, obligando al Estado a crear escuelas en todos los pueblos; y en el artículo 371º establecía el derecho a la libre emisión del pensamiento y a la libertad de imprenta, suprimiendo el Santo Oficio de la Inquisición, creando un régimen de plena tolerancia.
Se afirmó los derechos como el de la propiedad, petición, igualdad en la obtención de los cargos públicos suprimiendo la probanza de noble; el derecho a la inviolabilidad de domicilio y seguridad personal; se abolió la esclavitud, pudiendo los negros optar grados literarios, tomar los hábitos religiosos y profesar la fe católica; se proclamó la libertad de imprenta (libertad para escribir, imprimir y publicar, sin necesidad de licencia, sólo ciñéndose a la Ley).
La composición de las Cortes se dividió entre liberales y absolutistas; y los diputados americanos, que agrupaba al 20 por ciento de los integrantes, votaban unidos en todo aquello que podía beneficiar a los pobladores de las colonias americanas. El estudioso constitucionalista, doctor Vicente Ugarte del Pino, en su Historia de las Constituciones Nacionales, precisó las características de la Constitución de Cádiz, señalando las siguientes:
1. Consagró el principio de la igualdad entre americanos y peninsulares.
2. Proclamó la libertad de pensamiento y expresión.
3. Proclamó la soberanía del pueblo, sustituyendo la soberanía del Rey.
4. La Constitución que se aprobó sin la presencia del Rey, no se hizo contra el Rey, pero tampoco a su favor, proclamándose en nombre de la Nación y del Rey.
5. Estableció la división del Poder, limitando el absolutismo de la monarquía.
6. Derogó todos los símbolos del antiguo vasallaje y proclamó la absoluta igualdad de los hijos de ambos hemisferios españoles.
7. Los representantes de las Cortes no representarían a los viejos estamentos (clero, nobleza y estado llano) sino a la Nación.
8. Otorgó el voto a los analfabetos.9. Se estableció la idea de que la Constitución de Cádiz era el
resultado de la conquista de los pueblos.
La Constitución de Cádiz llegó a Lima en setiembre de 1812, el régimen virreinal presidido por José Fernando de Abascal (1806-1816), muy a su pesar, juró observarla para garantizar la legitimidad de la monarquía imperial y legitimar el régimen, caso contrario hubiera incurrido en desacato y rebeldía contra el Consejo de Regencia y las Cortes, que reemplazaban al rey ausente[7].
Fundamento Ideológico y significado político de la Constitución de Cádiz.
La elaboración de la Constitución de Cádiz no fue un acto mecanicista ni lineal sino de contradicción dialéctica entre las ideas liberales y conservadoras, entre el pasado y el futuro, entre la tradición y el progreso, entre el discurso y la realidad fáctica, la ilustración y el romanticismo que confluían en esas momentos. Son muchas las variables de carácter nacional e internacional que se entrecruzan para tener un enfoque integral de un proceso de cambio en el mundo que se inicia en el siglo XVIII y detona en el siglo XIX con la independencia de las colonias en América.
Como bien afirma De la Blanca Torres,[8] la Constitución de Cádiz no es el fruto de un acuerdo de voluntades, una especie de consenso en el que juega un papel relevante la capacidad persuasiva de unos u otros, como si fuera éste un documento más o menos eclético. Las Cortes de Cádiz no sólo responden a unanecesidad histórica, en uno de esos momentos claves donde las voluntades se pliegan a las demandas reales que no son satisfechas por el Antiguo Régimen. Esa necesidad histórica expresa el centro de gravedad que supone el momento y que exige una respuesta.
Ese centro de gravedad es la búsqueda de su propia identidad histórica española ahí donde la nación es sujeto de soberanía, con derecho
a existencia propia sobre la base de un constitucionalismo histórico que habían convertido en hombres libres a sus antepasados. No se equivoca el profesor Dalla Vía[9]cuando afirma que“La exaltación de la soberanía nacional condujo a una inocultable exacerbación de la representación popular que subordinaba por obvia consecuencia, a la monarquía en gesto inequívoco de afirmación del principio democrático que inspiró todo el texto y el proceso gaditano.[10]”
En ese contexto se advierte la influencia de la teoría política del liberalismo que procede de diversas fuentes, la noción de origen, soberanía popular y convencional del poder político que viene desde Vittoria y Suárez, los tratadistas del derecho público, los teóricos del liberalismo moderno como John Locke, Rousseau y Montesquieu y Sieyés, la concepción del derecho natural del siglo XVIII, el espíritu de cambio de la revolución francesa y americana.
El doctor Vicente Ugarte del Pino considera que esta Constitución forma parte del constitucionalismo nacional, sosteniendo que
“la inclusión de la Constitución de 1812 se justifica como una Constitución nuestra, por haber sido discutida artículo por artículo y votada por diputados peruanos... y por haber sido jurada y promulgada en Lima y en todos los pueblos del Perú, con las formalidades de la época, incluso haberse efectuado elecciones municipales y nombramientos de autoridades conforme a ella”.
Su promulgación y difusión consolidó el sentimiento liberal, floreciendo un periodismo nutrido y doctrinario que reconocía las bondades de las normas constitucionales, según el historiador jesuita Rubén Vargas Ugarte en su Manual de Estudios Peruanistas, que ilustrativamente comenta el doctor José Pareja Paz Soldán, quien a su vez describe que se produjo una “explosión de libertad”, preparándose la pronta emancipación de las colonias, hasta entonces sufriendo el vejamen de la explotación y discriminación.El espíritu reformista, proclamando principios igualitarios y de libertad inflaman el patriotismo de los americanos. La idea de la independencia prende en el pensamiento de los más ilustres intelectuales del Perú.Luis Alayza Paz Soldán refiere que la Constitución de Cádiz representó el bautismo político para los peruanos y
“no es la primera norma suprema de la nación española, sino de la nación peruana; y como tal merece la consideración de los hombres que estudian y piensan”.
Con esta Constitución se afirmará la conciencia autonomista y separatista.El tribuno José Faustino Sánchez Carrión, la figura más brillante del primer Congreso Constituyente peruano, se inspira y nutre de las concepciones jurídico-políticos de la Constitución de Cádiz, tan es así que el artículo 14º de la Constitución de 1823, que transcribe el amor a la patria y la necesidad de ser justo y benéfico, es calco del artículo 6º de la Constitución de Cádiz.Es consenso, la opinión de distinguidos juristas, políticos e historiadores sobre la enorme influencia de la Constitución de Cádiz en toda América, sin embargo, el profesor Reinaldo Vanossi[11] expresando sus dudas respecto de las virtudes intrínsecas del texto, su importancia, la inserción por primera vez de principios liberales, incluso la participación de los miembros de esas cortes de españoles que no pertenecen a la metrópoli sino a las colonias, los considera datos arcónticos. Vanossi sin considerarse un apologista de la Constitución de 1812 y sin caer en el negativismo que niega todo tipo de influencia, trascendencia o importancia, la considera inferior en comparación a otras conquistas en el proceso del constitucionalismo. Su actitud lo considera ponderada, que bien podría llamársela intermedia.El profesor argentino conceptúa que con una España invadida y sin ningún sector mayoritario los rebeldes lucharon por una monarquía absoluta y no por una monarquía constitucional, hecho que está demostrado en la composición de las Cortes y el por qué la Constitución de Cádiz originalmente no se llama ni lleva el título de Constitución, porque es la historia la que la denomina Constitución de 1812, llamándola “la Pepa” por haberse promulgado el día de San José, el 19 de marzo[12].
Vanossi considera que la Constitución de Cádiz es producto de una transacción, no es una Constitución liberal, típica, clásica; pero tampoco es una Constitución totalmente monárquica
absolutista. Por ejemplo, el presidencialismo no viene de Cádiz sino de los exiliados argentinos que vivieron la experiencia del constitucionalismo chileno de 1833; la influencia de la Constitución de Estados Unidos de 1787 complementada en 1791 con el bill of rights de las diez primera Enmiendas que por pedido especialmente de Madison y Jefferson se estimo necesaria agregarle: el modelo del federalismo de clara influencia norteamericana.Perfilando las interesantes observaciones, Vanossi aclara que“Hechas estas apreciaciones iniciales queda en evidencia que mi postura es la tercera dentro de las que he enunciado: no soy ni un fanático ni un denigrador de la Constitución de Cádiz.”
Esa tercera posición singular subraya que la“Constitución de Cádiz, más qué en la letra influyó con el espíritu de Cádiz y esto es lo importante ¿por qué influyó? Porque estaban luchando contra un doble enemigo: el doble enemigo era por un lado el invasor extranjero, pues estaban luchando contra el bonapartismo y tenían que diferenciarse del bonapartismo; y el otro enemigo era interno, era el “fernandismo”, es decir, el absolutismo local que quería volver al poder absoluto… Así y todo evita el absolutismo, trata de evitar el despotismo, trata de evitar el gobierno tiránico: son todas prescripciones válidas y muy meritorias, lógicas en una Constitución que aspiraba a ser liberal. De modo que algo de liberal tenía en cuanto procuraba reemplazar la monarquía absoluta por la monarquía constitucional y eliminar al invasor extranjero, restableciendo la soberanía nacional.”
Pero el significado y trascendencia de la Constitución de Cádiz no es porque se convirtió en el modelo y la prédica de las reivindicaciones de los derechos fundamentales en toda América, sino en un laboratorio de nuevas formas de Estado y de gobierno con presencia soberana del pueblo, con poder constituyente, facultándose la potestad inmanente y autónoma de darse una Constitución legal y legítima que resolviera sus necesidades históricas.
El profesor Asdrúbal Agruiar[13] remarcando este reconocimiento nos dice que“el texto constitucional gaditano es, en suma, si no el único, sí uno de los más importantes paradigmas y fuente indiscutible del constitucionalismo latino e iberoamericano emergente. La tarea constituyente de las Cortes ejerció una influencia esencial en el nacimiento de algunas instituciones y prácticas políticas fundamentales de nuestros países. De modo particular, introdujo la idea del sufragio universal, predicó el carácter nacional de la educación, promovió el trato igualitario del indígena y la reforma agraria, auspició la regionalización de la administración de justicia, consagró el derecho de amparo, apostó por la eliminación de los mayorazgos y buscó fundar un modelo económico basado en el laissez faire.”
Desde entonces la Constitución de Cádiz va a influir de manera decisiva en todas las constituciones del siglo XIX, fundamentalmente, en el concepto de la soberanía de la Nación sobre la soberanía divina de los reyes; la división de los poderes sobre el absolutismo tiránico; la libertad de pensamiento, expresión, igualdad y tolerancia, sobre el abuso, el oscurantismo, la intolerancia, la represión, el despotismo y la discriminación.
http://constitucionalrobles.blogspot.pe/2012/10/la-constitucion-de-cadiz-y-su_5665.html