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la gaceta del patriota Suscribite a la gaceta enviando un mail a [email protected] Diseño e impresión. Coop. Gráfica del Pueblo 22.07.15 67 la dere- cha con- tra los gobiernos populares de améri- ca latina por Sebastián Avila En una misma semana la derecha mostró sus dientes en los países más importantes -en términos políticos y económicos- de América Latina. En Bra- sil, con la avanzada judicial y la ascen- dente amenaza de juicio político contra Dilma. En Argentina, con la alianza entre los sectores más recalcitrantes de la justicia, la oposición y el poder mediá- tico. Movimiento de pinzas para des- truir una unión histórica que corrió al país hermano, al menos parcialmente, de su lugar tradi- cional como cabecera de playa de políticas neocoloniales y antípoda de las alianzas soberanas de nuestro continente. Con situaciones políticas muy disímiles entre sí, ambos países enfrentan mecanismos de desgaste y desestabi- lización similares. Dilma, en su séptimo mes de un mandato al que accedió con reducida diferencia de votos y con ho- radada imagen, producto de constan- tes y aireadas campañas mediáticas en su contra. Justo en un año de múltiples dificultades económicas, a las que se busca subsanar con recetas ortodoxas, y en el que la destrucción de empleos cataliza un descontento social nada despreciable. En ese contexto, de por sí volátil, co- menzó el ya famoso “Petrolao”. Un caso de corrupción en el que se encuentran procesados e investigados altos diri- gentes del PT y de partidos aliados. Ni el propio Lula escapa a las acusaciones de una justicia claramente operada desde los comandos opositores, que al no poder vencer en las urnas avanza por los senderos constitucionales que históricamente manejan. El personaje de la semana fue, sin dudas, Eduardo Cunha. Presidente de la Cámara de Diputados y uno de los máximos dirigentes del partido PDMB, aliado indis- pensable del PT para el triunfo de la última elección. Cunha fue señalado por uno de los empre- sarios presos en la causa, como

La Gaceta del Patriota N°67

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-La derecha contra los gobiernos populares de América Latina. -Mercosur: pasado y presente -Iran: las tramas del acuerdo -Aldo Ferrer en el Café de los Patriotas

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l a g a c e t adel patriota

Suscribite a la gaceta enviando un mail a i n f o @ c a f e d e l o s p a t r i o t a s . c o m . a rDiseño e impresión. Coop. Gráfica del Pueblo

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la dere-cha con-tra los gobiernos populares de améri-ca latinapor Sebastián AvilaEn una misma semana la derecha mostró sus dientes en los países más

importantes -en términos políticos y económicos- de América Latina. En Bra-sil, con la avanzada judicial y la ascen-dente amenaza de juicio político contra Dilma. En Argentina, con la alianza entre los sectores más recalcitrantes de la justicia, la oposición y el poder mediá-tico.

Movimiento de pinzas para des-truir una unión histórica que corrió al país hermano, al menos parcialmente, de su lugar tradi-cional como cabecera de playa de políticas neocoloniales y antípoda de las alianzas soberanas de nuestro continente. Con situaciones políticas muy disímiles entre sí, ambos países enfrentan mecanismos de desgaste y desestabi-lización similares. Dilma, en su séptimo mes de un mandato al que accedió con reducida diferencia de votos y con ho-radada imagen, producto de constan-tes y aireadas campañas mediáticas en su contra. Justo en un año de múltiples

dificultades económicas, a las que se busca subsanar con recetas ortodoxas, y en el que la destrucción de empleos cataliza un descontento social nada despreciable.

En ese contexto, de por sí volátil, co-menzó el ya famoso “Petrolao”. Un caso de corrupción en el que se encuentran procesados e investigados altos diri-gentes del PT y de partidos aliados. Ni el propio Lula escapa a las acusaciones de una justicia claramente operada desde los comandos opositores, que al no poder vencer en las urnas avanza por los senderos constitucionales que históricamente manejan.

El personaje de la semana fue, sin dudas, Eduardo Cunha. Presidente de la Cámara de Diputados y uno de los máximos dirigentes del partido PDMB, aliado indis-pensable del PT para el triunfo de la última elección. Cunha fue señalado por uno de los empre-sarios presos en la causa, como

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67receptor de una coima de cinco millones de dólares. Acto seguido, el dirigente anunció su ruptura personal con el PT, y comenzó a aprobar medidas contrarias al gobierno, abriendo la puerta para el famoso “impeachment”-juicio político- contra la presi-denta. El sueño de la oposición brasileña, pero también de todas las derechas continentales.

Si a todo esto le sumamos que al día de hoy la presidenta y su vice se encuentran investigados por el Tribunal Superior Electoral, quien está en condiciones de hacerles perder su mandato, y por el Tribunal de Cuentas de la Unión, quien podría instar al Congreso a suspender la presidenta, el cua-dro de situación es ya no grave, sino extremo.El final anticipado del mandato de Dilma sería no solo un golpe tremendo contra la democracia brasilera, sino contra todo el esquema de la unidad latinoa-mericana. Es que aún con las diferen-cias que separan algunas políticas y posicionamientos internacionales del PT con respecto a los gobiernos populares de Bolivia, Venezuela o Argentina, nada de lo conseguido hasta ahora podría haber sido posible sin el impulso de Lula y Dilma. Más aún si se compara estos posicionamientos, muchas veces de cuño conservador, con los de otros países de la región -Paraguay, Chile y también digámoslo: Uruguay- tremendamente más proclives a las líneas directrices del imperio. El último intento de golpe

contra Venezuela puso en evidencia este mapa, en el cual aún quienes no se arriesgan pueden parecer absoluta-mente más osados que los que ponen sus fichas del lado del Norte.

No olvidemos que hablamos de un país con peso específico sobre organismos internacionales, en los que ha sido un aliado vital de otros gobiernos latinoa-mericanos. Tampoco, que si Dilma dimi-te, la oposición brasilera no tardará en firmar tratados de libre comercio con la Unión Europea y Estados Unidos, una medida que pondrá en serio riesgo el proceso de integración soberano.

Si miramos la situación desde el plano económico, el diagnóstico es todavía peor. Contar con Brasil en políticas de unidad latinoamericana era sinónimo de sus inmensas -para nosotros y el resto de los países latinoamericanos- reser-vas monetarias. Sueños como el Banco del Sur o las grandes obras de infraes-tructura que imaginaron Néstor, Lula y Chávez se hacen añicos de solo pensar que el país hermano entrará en la égida neocolonial en la que estuvo inmerso la mayor parte de su historia.

En nuestra relación puntual, esto signi-ficará el fin de una discusión que per-vivió, no muy amistosamente pero en forma constante, durante los últimos 12 años. Nos referimos a los términos del intercambio, principalmente en el rubro automotriz, que juegan un papel trascendente en potenciar las desigual-dades entre ambas economías. Hoy, los dos Estados continúan debatiendo el famoso flex, que define el monto en dólares de autos y autopartes que Brasil puede exportar a nuestro país

sin pagar aranceles por cada dólar que Argentina exporta en sentido inverso. De ello depende gran parte del déficit comercial con nuestro principal socio comercial, un 340% más alto en el primer semestre del año, producto de la mayor importación que exportación de autopartes y autos. Hoy nuestro gobierno propone un flex diferenciado entre ambos rubros, que permita una mayor integración nacional de autopar-tes en la industria local, para reducir las desigualdades actuales.

Si se compara este cuadro con el de la coyuntura política y económica ar-gentina, seguramente encontraremos serias diferencias. Ni descubrimos en riesgo la continuidad del mandato po-pular, ni puede darse una crisis política terminal, ni la economía se resquebraja en planes de ajuste. Hablamos de un go-bierno constitucional que por primera vez en la historia avanza hacia el fin de su tercer mandato sin golpes de Estado ni interrupción alguna.

Sin embargo, los enemigos de la voluntad popular muestran abun-dantes semejanzas y accionares parecidos. Observemos primero sus instrumentos y procede-res. Los Bonadíos, no sabemos exactamente su número, que ejecutan allanamientos express violando todo debido proceso bajo la custodia férrea de multime-dios y sus satélites, inspirados -claro está- en el más sincero espíritu republicano. Los Loren-zettis, que protegen accionares antinacionales como el contado con liqui con sendos fallos en los

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que reivindican su posibilidad de no intervención, y que limitan la ley de subrogancias para no perder los poderes oligárquicos del contubernio judicial. Inevitable contar en esta lista a la actual y previa conducción de la DAIA, que no pierde oportunidad para atacar al gobierno nacional, esta vez, usando a la hija del difunto fiscal Nisman. Tiempo más o tiempo menos, estos dirigentes se suman a las filas del PRO, entre las que, paradójicamente, alguna vez estuvo el “Fino” Palacios, quien en breve será juzgado por encubrir a los responsables del atentado a la AMIA. Casualmente, fue el espectacular, manipulador y nefasto tratamiento de la muerte del fiscal que investigaba el caso, lo que dio a la oposición argentina su última posibilidad de convocar masi-vamente una movilización callejera.

Ni las calles, ni las urnas parecen dar buenas señales a la oposición. De allí que los editoriales de un diario como La Nación busquen desesperadamente en las minori-

tarias protestas rurales, un sig-no de descontento ausente en los centros urbanos. De allí también, la consternación evidente frente a los resultados electorales en los principales centros urbanos -Santa Fe, Córdoba y Ciudad de Buenos Aires- donde sus delfines no fueron bendecidos.Frente a esta situación, concentran todas sus energías en su ya clásico republicanismo de mampostería. Condenar antes que la justicia cuando haya casos de corrupción en los que se encuentren acusados funcionarios del gobierno nacional. Si no existe el caso, inventarlo o deformar causas para lograr un preciado titular. Defender al “periodismo independiente”, como el norteamericano Wilkins, ante supuestos ataques del gobierno, y esconder en el olvido los claros aprietes judiciales contra Víctor Hugo Morales.

Un síntoma de esta falta de estima es el viraje discursivo del más perfecto candidato de la derecha neoliberal. Tras llevarse el susto de su vida, ganando por una ínfima diferencia el único distrito que gobierna, Mauricio Macri abandonó

buena parte de las posiciones que siem-pre defendió. Y dando un salto histórico, en medio de gritos en los que se con-fundían vivas y chiflidos, ahora busca disputar un electorado que prefiere más continuidad que cambio.

Sin embargo, resultaría torpe subestimar el poder de reciclaje de una derecha que en varias oportunidades demostró habili-dad para conquistar electorados disímiles y desgastar gobiernos con altos índices de aprobación. También sería soberbio creer que esta derecha no observa a sus pares brasileros con la infinita esperanza de que hieran la sobe-ranía popular y den un peligroso antecedente en el continente. Como lo hicieron con Lugo en Pa-raguay y Zelaya en Honduras, la derecha oligárquica no descansa hasta alcanzar sus objetivos por las vías -constitucionales o no- que así lo permitan. La democra-cia popular limita su capacidad de daño, pero no la elimina.

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67a los 90 no volvemosLos compañeros que conformamos La Patriada expresamos nuestro apoyo y confianza en la decisión tomada por la com-pañera Presidenta frente a las próximas elecciones presiden-ciales.

Esta decisión tiene relación directa con una lectura histórica de estos 32 años de democracia que comprende los errores del pasado y los aprendizajes para el futuro.

Luego de un tibio intento por tomar el control del Estado a partir de la recuperación de la democracia, el alfonsinismo terminó concediendo al establishment el poder de las deci-siones económicas. Aprovecharon su debilidad política para acortar su mandato e instalar al que “si decía lo que iba a hacer no lo votaba nadie”. Carlos Menem, instauró el más crudo neoliberalismo con su secuela de desindustrialización y empobrecimiento. Su sucesor, Fernando De la Rúa, continuó y potenció esas políticas que terminaron de estallar con la rebe-lión popular de fines de 2001. Luego de la transición duhaldista, el 25 de Mayo de 2003 Néstor Kirchner retoma la senda de un Proyecto de Nación autónoma en sus decisiones políticas y económicas que en poco tiempo generan una década de alto crecimiento, inclusión social, bienestar general y ampliación de derechos.

Este Proyecto Nacional es hoy atacado por los mismos poderes económicos y mediáticos que derrotaron a Alfonsín y encum-braron a Menem. Con el uso de la palabra “cambio” pretenden engañarnos y retrotraernos a la Argentina de los 90. Para ello encontraron un mascarón neoliberal y conservador de cuño propio, que con los restos de la maltrecha estructura de un radicalismo vergonzante, intenta disputar la hegemonía de 12 años del Frente para la Victoria.

Mauricio Macri encarna los intereses de los secto-res oligárquicos representados hoy en el Foro de Convergencia Empresarial, aliados a los buitres que pretenden atarnos de pies y manos. Estos sectores constituyen un conglomerado opositor que expresa la contradicción principal con la que se enfrenta nuestro movimiento popular en esta coyuntura histórica: restauración conservadora neoliberal o profundización del proyecto nacional.

Ante el escenario nacional planteado, la decisión de la compañera que lidera el movimiento nacional, Cris-tina Fernández de Kirchner, ha sido la de concentrar todo el potencial electoral de nuestra fuerza política en una sola fórmula presidencial y de convocar a la militancia y al pueblo en su conjunto a ser protago-nistas y garantes de lo conquistado. Sólo la capa-cidad de convocatoria y discusión, pero también de lucha y movilización de nuestro espacio político va a ser la garantía de la profundización del rumbo eman-cipatorio que emprendimos en la década ganada.Por eso, apoyamos y confiamos en la decisión de nuestra com-pañera y conductora. Con lealtad y patriotismo, y sabiendo que sólo el avance y el protagonismo popular permitirán que este proyecto nacional continúe profundizando la justicia so-cial, la independencia económica y la soberanía política.

Por eso, en la Nación A LOS NOVENTA NO VOLVEMOS.

El 9 de agosto votemos a Daniel Scioli y Carlos Zannini.

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merco-surpasado y presentepor Juan OromíEl pasado sábado 17 de Julio, el Estado Plurinacional de Bolivia se convirtió en el sexto miembro del Mercado Común del

Sur (MERCOSUR). Fue durante la cumbre celebrada en Brasilia, y se trata del segundo país en incorporarse al orga-nismo desde 2013, junto con la República Bolivariana de Venezuela. Se trata de dos países que iniciaron su proceso de integración al bloque regional hace casi 10 años, pero el mismo fue interrum-pido varias veces por tensiones entre los miembros originales. De hecho, el ingreso de Venezuela fue precedido de una larga negociación primero con la República Oriental del Uruguay y luego con la República de Paraguay, que había sido expulsada del Mercosur en 2012 luego del Golpe de Estado que derribó

al Gobierno Constitucional de Fernando Lugo. La reincorporación de Paraguay se produjo en conjunto con el ingreso de la República Bolivariana.

El Mercosur fue concebido por los gobiernos de Argentina y Brasil hace 30 años (1985), en negociaciones a las cuales se sumó Uruguay en 1988. Paraguay adhirió en 1991 en la Cumbre de Asunción, donde se firmó el acta que daría nombre al organismo. En 1994 comenzaría a funcionar oficialmente tras el acuerdo de Ouro Preto.

El objetivo fundacional fue contri-buir a la integración económica regional, similar a la que ostenta la Unión Europea (UE). Para el neoliberalismo, modelo imperante durante los años de la fundación del Mercosur, la integración regional es la forma de superar los límites que las soberanías nacionales y los Estados le im-ponen al Capital. En lo concreto, este tipo de integración guiada por el “libre comercio” resulta un sometimiento de las economías más pequeñas con respecto a las potencias regionales. Tal es el caso de la Unión Europea, como se puede comprobar con la muy actual crisis en Grecia. Sin embargo, al cambiar los tiempos políticos de nuestra Patria Grande, la forma de entender el funcionamiento del Mercosur también mutó. En primer lugar, dentro de sus propios objetivos fundacionales: de la noción del “libre comercio” se pasó a las negociaciones en bloque, que iniciaron una serie de

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67tratados comerciales entre el bloque regional y otras potencias del mundo, para beneficiar a las economías más pequeñas integrantes del organismo. Además, el comercio entre los países integrantes se comenzó a regir por sistemas de barreras arancelarias acordadas. Si bien es difícil asegurar que pudieron cumplirse plenamente las metas de integración económica planteadas (el ejemplo del abandono del proyecto del Banco del Sur, una banca común con sede en Caracas, constituye una gran deuda pendiente), sí se avanzó bastante más en ese sentido de lo que se había hecho durante los primeros 10 años de existencia del organismo. Anteriormente, han habido otros pasos hacia la integración que resultaron exitosos, como el Área de Libre Residen-cia establecida en 2002 (que libera el tránsito de individuos entre los países miembros).

De todas formas, la principal diferencia entre el Mercosur hoy y el Mercosur al que dio vida Carlos Menem y Color de Melo (Presidente de Brasil) parte, como siempre, desde la política. Para el neoliberalismo, la integración econó-mica regional escapa a “los políticos” y permite el funcionamiento “libre” de los “mercados”. En los hechos, esto signi-fica tomar decisiones políticas a favor del capital.

Pero, en los últimos años, el Mer-cosur se ha consolidado como un bloque esencialmente político: no libre de contradicciones (su pre-sidencia actualmente la ostenta el liberal presidente paraguayo Horacio Carlés, luego de las ne-

gociaciones por la entrada de Venezuela), ha permitido forjar posiciones comunes frente a pro-blemas que atañen al conjunto de los países miembro y a la geopolí-tica global en general. Además de la ya mencionada sanción contra el Golpe de Estado en Paraguay, se agregan posicionamientos firmes frente a conflictos como el Israelí-Palestino (aun teniendo acuerdos comerciales con ambas naciones) y se destaca el firme respaldo a la República Argen-tina en su enfrentamiento con los fondos buitres que quieren tumbar la reestructuración de la deuda externa.Los caminos de la integración latinoa-mericana han sido varios, pero en el siglo XXI han vuelto definitivamente a enmarcarse en el proyecto de la Patria Grande que soñaron San Martín y Bolívar.

Durante el siglo XX existieron igualmen-te grandes intentos en este sentido: se destaca el impulso del ABC (Pacto Argentina-Brasil-Chile) conducido por el Gobierno de Juan Domingo Perón en 1951, que cambiaba la forma en la que tradicionalmente se había concebido la relación entre los países del sur del continente (siempre mediada por las grandes potencias). Además del Merco-sur, que está destinado a facilitar la in-tegración a nivel económico y comercial (sus países concentran el 82% del PBI de América del Sur), durante los últi-mos años surgieron muchas iniciativas vigentes para la unidad latinoamericana (y caribeña). La creación de la CELAC

(Comunidad de Estados Latinoamerica-nos y Caribeños) representó, en gran parte por su reivindicación de Cuba, un duro golpe para la OEA (Organización de Estados Americanos) y la visión que los Estados Unidos imponían de América Latina como su “patio trasero”. La UNA-SUR (Unión de Naciones Suramericanas), cuyo primer secretario general fue Néstor Kirchner, constituye también un avance importantísimo en este sentido. Estos nuevos tiempos regionales son los que permitieron sepultar la intención imperialista de garantizar un área de libre comercio en nuestro continente, con la derrota del ALCA en 2005. Otras naciones hermanas como Bolivia, Ve-nezuela y Ecuador han encarado junto a Cuba la construcción de un bloque firmemente político (el ALBA, Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América), lo que les ha permitido alcanzar niveles de integración muy interesantes. Por otro lado, es nece-sario nombrar a la Alianza del Pacífico: formada en 2011 e integrada por Chile, Perú, Colombia y México, se trata de un proyecto de zonas de libre comercio mucho más cercano a las ideas liberales de proyectos como la Unión Europea.

El ingreso de Bolivia al Mercosur revi-taliza un bloque que aún tiene mucho por hacer. Se ha planteado una agenda a futuro, y las posiciones políticas del compañero Evo Morales indican que se profundizará el camino de la unidad regional y la cooperación entre los pueblos.

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irán las tramas del acuerdopor Marcelo AgrassarDespués de largas negociaciones, que soportaron la oposición, tanto del Likud -partido comandado por el premier israelí Benjamín Netanyahu- como de la derecha republicana estadounidense, pudieron firmarse los acuerdos que le permitirán a Irán acceder a los merca-dos internacionales y a los aliados del G5+1, el poder de tutelar el programa nuclear iraní.

El último tramo de esta larga negocia-ción se llevó a cabo en Viena, después de 17 jornadas para terminar de ajustar los últimos detalles. Según miembros de la delegación iraní: “fue como subir una montaña”.

Para entender este acuerdo, es necesario tomar conciencia de cómo impactó el bloqueo en la vida política y económica de la república islámica.La primera reacción frente a las sanciones fue de un fuerte enfrenta-miento con occidente, que llegó a su punto más álgido durante el gobierno de Mahmud Ahmadineyad, quien en 2011 amenazó con bloquear el estrecho de Ormuz si no se levantaban las sanciones contra su país.

Esta política de enfrentamiento fue perdiendo consenso al ritmo del notable

deterioro económico. Con un 30% de inflación, creciente desempleo, y el precio del crudo en baja, no tardaron en aparecer las protestas, que se materializaron en grandes marchas, poniendo en jaque a los sectores más radicales del gobierno.

Este descontento fue capitalizado por un ala más moderada de la política iraní, permitiendo la llegada al poder en 2013 de Hassan Rohani y su ministro de relaciones exteriores, Mohamad Yavad Zarif, quien garantizó que la política de acercamiento a occidente no interfería en las relaciones de la república islámica con sus aliados en Siria, Palestina y Yemen, siguiendo los deseos del principal líder religioso del país Ali Jamenei.

Si sumamos el ascenso al poder de Hassan Rohani -con las pre-siones ejercidas por China, que tiene en Irán a su tercer mayor suministrador de crudo, el 12% de su consumo anual; más otro importante actor interesado en normalizar las relaciones de occidente con Irán -el gigante ruso Gazprom, que cuenta con inversiones en infraestructura en la explotación del gas iraní; podemos completar el cuadro que permitió el fin del bloqueo. Los que repudian el acuerdo son los dos socios más importantes de los Estados Unidos en la región: Israel y Arabia Saudita. Ambos ven una amenaza en el reforzamiento de la posición iraní dentro del mapa mundial.

Como era de esperarse el

acuerdo recibió la bendición de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En noventa días, cuando la Agencia de Energía Atómica, que es el órgano de control de la ONU, dé su visto bueno al programa nuclear iraní, se pondrá fin al bloqueo econó-mico. Este detalle no ha sido de importancia para Alemania, el más uno del G5, quien ya envío una importante delegación a Teherán para abrir una rueda de negocios.

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67aldo ferrerpor Sebastián AvilaEn una nueva edición del Ateneo General San Martín, un colmado Café de los Pa-triotas recibió la presencia del maestro Aldo Ferrer. Reconocido economista y defensor de las políticas soberanas de desarrollo nacional, Ferrer demostró, con admirable lucidez, la vigencia del pensamiento heterodoxo en la actual realidad nacional y sudamericana.

La exposición comenzó con un racconto histórico de las trans-formaciones que hoy presencia-mos en las estructuras económi-cas mundiales. De la hegemonía de los países industriales del Atlántico Norte a la actual mul-tipolaridad, Ferrer destacó los cambios sufridos en el esquema clásico centro -periferia, donde los emergentes lograron quebrar el orden tradicional. Sin embargo, antes de que ese fenóme-no fuera posible, el avance del sector financiero sobre el productivo marcó el período de auge neoliberal: “Las activi-dades especulativas fueron ocupando desde la década del 70´, cada vez más

terreno en la economía mundial buscan-do tasas de rentabilidad inéditas en el plano de la producción”.

A nivel nacional, esta situación se reflejó considerablemente en las políticas eco-nómicas de la última dictadura militar que imprimió el neoliberalismo mundial en la estructura productiva local, des-truyendo el tejido productivo, apostan-do a la bicicleta financiera y aumentan-do considerablemente la deuda externa. Para Ferrer, esto también tuvo lugar por la falta de un Estado Nacional:

“Teníamos un Estado Neoliberal, todo era reciclaje, esperando que las soluciones vinieran desde afuera. Recién tuvimos un Estado Nacional conducido por las auto-ridades electas por el pueblo con la llegada de Néstor Kirchner en 2003. Hasta ese momento, nues-tra historia fue conducida por los países del Atlántico Norte que organizaron el Fondo Monetario, la Organización Mundial del Comer-cio, el Banco Mundial, etc. El resto éramos la periferia”.

Este ordenamiento mundial fue par-cialmente modificado con el despegue industrial de una parte de la periferia: “Corea, Taiwán, Singapur. Territorios sin recursos naturales que empezaron a trabajar en el desarrollo industrial y a desarrollar tecnología, participando de lo que había sido hasta entonces el monopolio del Atlántico Norte”. Sin embargo, no sería sino hasta la entrada de China en el esquema pro-ductivo internacional, cuarta parte de la población del planeta, que el mundo cambiaría definitivamente hacia la multipolaridad:

“De allí el BRICS, y también el G20, donde participa Argentina, que sustituye al G7 donde estaban los países más avanzados de Europa occidental. Ahora el mundo es mucho más diverso, con nuevos actores, nuevos mercados, nuevas oportunidades, lo que nos da una oportunidad mayor. Ese mundo más diverso también nos permitió reestructurar nuestra deuda sin pedirle nada a nadie, porque los mecanismos de

ateneo Gral. San Martin

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control y dominación perdieron efectividad en la medida que un país periférico tiene capacidad de organizarse y defender sus intereses”.En este nuevo orden mundial, Ferrer destacó la tarea de los gobiernos kir-chneristas, recuperando la soberanía nacional y la capacidad del Estado para definir sus políticas públicas sin media-ciones externas. Esto abre una enorme posibilidad para resolver problemas heredados de las políticas antinaciona-les y antiindustriales, como por ejemplo, las deficiencias en los sectores de mayor tecnología: “hemos desarrollado nuestra industria automotriz con tras-nacionales importando los componentes con mayor tecnología de las terminales y creando una enorme sangría de dó-lares. A diferencia de los asiáticos que las desarrollaron con firmas nacionales que retuvieron el desarrollo tecnológi-co. Esto nos genera un enorme déficit que se repite en otros sectores como el electrónico, y que debemos resolver. Por ejemplo, con una gran industria nacional automotriz”.

Otro de los problemas que destacó Ferrer es del actual sistema de sus-titución de importaciones: “Tenemos que tener una política para sustituir el futuro, y no solo para el mercado interno, sino para exportar y conseguir divisas. La ciencia y la técnica son el mo-tor del desarrollo, y solo se dan en paí-ses industrializados. Si nos quedamos en sectores de menor densidad tecnológi-ca, vamos a seguir siendo subordinados. Tenemos el impulso innovador latente en la Argentina como lo demostró el INVAP en Bariloche”.

Otra de las cuestiones destacadas por Ferrer fue cómo lograr un régimen económico soberano, que al mismo tiempo genere un escenario propicio para la inversión privada: “Algunos pien-san que el empresario argentino tiene en su ADN un mandato especulativo, la verdad es que el empresario es un sujeto social producto de una sociedad y de un Estado. Si ustedes toman un empresario coreano, que tiene un fuer-te nacionalismo en sus inversiones y lo trasladan a las condiciones históricas de la economía argentina, les aseguro que tendrá las mismas prácticas que los argentinos”.

Por último, Ferrer comentó las cuatro condiciones que encontró en el estudio de los países que lograron salir del subdesarrollo: “Inclusión social, no hay transformación sin educación, protec-ción social, participación, etc. Impronta nacional de los liderazgos, tanto polí-ticos como empresariales. Estabilidad institucional, si el sistema no tiene la capacidad de arbitrar el conflicto en paz, no hay desarrollo. El cuarto paso es lo que estamos haciendo ahora, el pensamiento crítico, la mirada propia desde nuestro lugar periférico que necesita transformarse”.

Una vez abierto el micrófono al público, Ferrer recibió los agradecimientos de los vecinos por ser el referente del pensamiento nacional en economía du-rante la hegemonía del neoliberalismo. Tras esto, las preguntas se direccio-naron hacia los acuerdos económicos que se firman con distintas potencias. “Hay que tener mucho cuidado cuando se hacen acuerdos con países muy desarrollados. Veamos lo que pasa con

el acuerdo de libre comercio entre Es-tados Unidos, Canadá y México, donde se abrieron posibilidades de comercio para las empresas mexicanas pero las condi-ciones sociales son cada vez peor, y las cadenas de valor son cada vez menos integradas”, sostuvo Ferrer.

Otras preguntas se direccionaron hacia la posibilidad de fortalecer la economía sin depender del patrón dólar: “Esta-mos en un régimen mundial donde el tercio de las transacciones se hacen en dólares. Después está el euro, muy gol-peado por la última crisis, y el renminbi chino, que paulatinamente empieza a ocupar un espacio en el comercio mun-dial. Es seguro que con este nuevo mapa mundial van a aparecer nuevas mone-das que van a enriquecer las opciones”.

Por último, Ferrer fue consulta-do por la disputa electoral que enfrentará nuestro país en poco tiempo: “En el debate político, la línea divisoria es la soberanía. La oposición concibe que la Ar-gentina es una pieza del sistema mundial, y que por lo tanto la política consiste en enviar seña-les amistosas al centro del poder mundial, y eso significa volver al Consenso de Washington, nego-ciar con los buitres y todo tipo de entrega”. Con un aplauso casi interminable, el maestro Aldo Ferrer se despidió del Ateneo entre abrazos y saludos del público presente. Sus ideas continuaron rebotando en las mesas del Café, donde vecinos y compañeros siguieron deba-tiendo el futuro de la Patria, del que todos queremos ser protagonistas.

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